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Interpretar un contrato quiere decir comprobar el significado de aquello que las partes
dispusieron, o sea verificar el contenido sustancial del contrato.
Lo que se busca o pretende con la interpretación es encontrar el significado del contrato que no
es más que la común intención de las partes.
La interpretación no consiste en encontrar la voluntad específica de cada parte, sino que consiste
en comprobar el contenido sustancial del contrato, del acuerdo, del consenso.
“Exigencia de superar el sentido literal del contrato para determinar la común intención de las
partes y acogen como concepto de interpretación del acto la investigación por medio de la
expresión exterior, de la voluntad común de las partes contratantes”
Nuestro Código Civil, establece varias disposiciones para la correcta interpretación de los
contratos, así:
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES:
- EL PRINCIPIO DE LA BUENA FE DEBE ESTAR PRESENTE
Común intención de las partes: El punto de partida está representado por el valor objetivo de
la declaración teniendo en cuenta el conjunto de las circunstancias de las cuales ha sido
emitida.-
DOMAT y POTHIER. Predominio de la interpretación común sobre los tipos del contrato.
Se debe investigar cual ha sido la intención común de las partes contratantes más que el sentido
gramatical de los tipos de contrato.-
Para superar la situación hay que concluir que el contrato es un hecho social, en el que las
partes asumen un compromiso en desarrollo de su relación. El significado normal del acuerdo es
el que se puede presumir, en un ambiente socio-económico determinado, a partir de las
declaraciones y a los comportamientos de los contratantes.
Buena fe: en caso de dudas las partes deben interpretar las cláusulas con un espíritu de
reciprocidad, lealtad.-
C.C. Colombia art. 1603 = “Los contratos deben ejecutarse de Buena fe.-
Para el intérprete, debe adecuar la interpretación del contrato al significado en el que las partes
podían razonablemente confiar, en relación con las circunstancias concretas. En términos
negativos, el intérprete no puede dar interpretaciones capciosas en contraste con la causa del
contrato o con el espíritu del acuerdo.
b. Interpretación literal.
Si bien se dice que no se debe estar a lo literal sino al espíritu, hay que aclarar que la norma se
aplica cuando la intención es clara, no debe apegarse a la letra menuda del contrato.
El intérprete debe necesariamente acudir a la letra del contrato. Así hay que darle a las palabras
el significado usual o técnico, dependiendo del tipo de contrato o si existe una definición
contractual.
Hay que tener en cuenta que las palabras impuestas en el contrato, fija en un momento el querer
de las partes, pero el comportamiento de las partes es el aspecto dinámico de lo acordado. Las
partes empiezan a ejecutar una serie de actos que son consecuencia directa de lo acordado.
Hay que ver también, como fue el comportamiento de las partes en negocios que ellas
celebraron en el pasado. Si el contrato es el mismo, entre las mismas partes, es claro y
presumible que el comportamiento sea similar. Pues de lo contrario, si alguna de las partes
quisiera modificar algún comportamiento, deberá advertirlo con claridad dentro del contrato.
d. Interpretación sistemática.(1622)
Las cláusulas del contrato se deben interpretar unas por medio de las otras, para atribuir a cada
una el sentido que resulta del acto en su conjunto.
Las cláusulas no se pueden interpretar de manera aislada, como si fueran islas, puesto que
todas concurren a formar un todo unitario y encuentran su razón de ser en la reglamentación
coherente del negocio.
En esta fase se deben incluir todos los documentos anexos y demás disposiciones que hacen
viable la contratación.
C.C. “Cláusulas del contrato se interpretaran unas por otras, dándole a cada una el sentido que
mejor convenga al contrato en su totalidad.
e. Interpretación funcional.(1620)
Las expresiones con más de un sentido, se deben entender, en la duda, en el sentido que más
convenga a la naturaleza y al objeto del contrato.
Por su parte, las indicaciones ejemplificativas pone de presente la presunción del carácter no
taxativo de los ejemplos que se dan para explicar un pacto. Así, si se dan ejemplos en el texto
contractual, no con ello se quiere decir que solo a esos ejemplos es que se aplica el contrato,
pues fue la intención de mostrar una que otra circunstancia o hecho al que se le aplica el
contrato (tales como, por ejemplo, entre otros, etc)
Las reglas de interpretación objetiva tienen un orden de aplicación en los que prevalecen:
Los usos y costumbres concurren a determinar el contenido del contrato. Esta regla se basa en
el hecho o consideración de que el contrato se adecúa, normalmente, al significado que en un
determinado ambiente socio-económico se le reconoce.
El predisponente debe hacer las condiciones fácilmente conocibles y entendibles. Debe informar
su existencia y poner a disposición del adherente, y utilizar un lenguaje que sea de fácil
inteligencia pues, de lo contrario, las cláusulas pueden ser interpretadas en su contra.
Esta regla se debe imponer a la regla de interpretar las cláusulas según los usos, pues las
empresas podrían abusar de su posición contractual. El empresario no puede, amparándose en
la falta de claridad del texto contractual, hacer referencia a una práctica o uso local.
d. El principio de equidad
Si la aplicación de los cánones de interpretación, subjetiva y objetiva, no ayudan, el contrato
debe interpretarse en el sentido menos gravoso para el deudor, si se trata de un contrato
gratuito, y en el sentido que mejor desarrolle un equilibrio entre los intereses de las partes, en
caso de ser un contrato oneroso.
La equidad se define como un justo balance de los diferentes intereses, en relación con los fines
y la naturaleza del negocio.
INTEGRACION CONTRACTUAL
Es un proceso diferente, pero complementario al de la interpretación contractual. La integración
consiste en las determinaciones que hacen parte de la relación contractual y que tienen su origen
en la ley o en otras fuentes externas al contrato (fuentes heterónomas)
El contrato obliga a las Partes no sólo a lo que se expresó, sino también a todas las
consecuencias que se derivan de la ley o, a falta de ella, según los usos y la equidad.
La integración puede ser imperativa o supletiva, según la normatividad aplicable. Será
imperativa, aun en contra de la voluntad de las partes; mientras que es supletiva, en el caso de
ausencia de disposición contractual.
a. LA BUENA FE:
La buena fe se presenta como regla de conducta a la que se deben someter las partes.
Así las partes deben obrar correctamente con la otra, y deben actuar de manera que se
preserven los intereses de la otra, con independencia de las obligaciones contractuales
específicas.
Obviamente, este principio no puede ir más allá de un sacrificio apreciable. A las partes les
obliga a salvaguardar la utilidad de la otra dentro de los límites en que ello no signifique un
sacrificio apreciable.
Buena fe no se debe confundir con la diligencia, pues esta última significa el empleo adecuado
de energías y medios idóneos para la realización de un determinado fin. En las relaciones
obligacionales y en la vida de relación, la obligación de diligencia impone el esfuerzo volitivo y
técnico adecuado para satisfacer el interés del acreedor y para no lesionar los derechos ajenos.
La corrección, por el contrario es una norma de conducta que impone a la parte la consideración
del interés que no es objeto de una tutela jurídica específica, pero que, sin embargo, el
contratante debe salvaguardar en virtud de la solidaridad contractual.
b. LA LEY: El contrato es regulado por las normas generales y particulares, tales como son las
normas imperativas y las normas supletivas
Normas supletivas: se aplican y regulan el contrato, salvo que las partes hayan dispuesto
otra cosa.
La costumbre, en materia comercial, tiene fuerza de ley, y como tal se aplica a las
relaciones contractuales.
E. EQUIDAD