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INTERPRETAR una declaración de voluntad es la determinación del significado que a él

corresponde, fijando su alcance. Nuestros tribunales consideran que interpretar es una


actividad lógica encaminada a buscar y fijar el significado de las manifestaciones de voluntad
con el fin de establecer su contenido.

Objeto de la interpretación: el contrato como acto jurídico que se requiere de una voluntad
que sea declarada. Como regla general se tendrá en cuenta lo que las partes verosímilmente
pudieron entender de la declaración de voluntad, obrando de buena fe y de acuerdo con los
usos del tráfico. El contrato supone que ambas partes están contestes en lo que constituye su
objeto, es decir, que la partes coinciden en lo que ambas quieren al otorgar el contrato; por
ello la primera directa va que da el CCyC es que la interpretación ha de buscar la intención
común (art 1061).

La interpretación persigue la determinación del alcance de lo declarado. En ocasiones lo


declarado es incompleto, pues no se ha declarado todo lo necesario, en ese caso, la laguna
negocial puede completarse de dos manera: por aplicación de las normas legales supletorias,
derivando de la voluntad declarada, lo que presumiblemente hubieran manifestado las partes
sobre el punto de haberlo previsto expresamente.

El art 964 inc. c dispone que el contrato se integra con “los usos y prácticas del lugar de
celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por las
partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que
se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable”.

La interpretación de la ley la denominada intención del legislador es un elemento del cual


puede llegar a prescindirse, mientras que la intención del autor de la declaración de voluntad
tiene gran importancia en la materia de los negocios jurídicos, y en el caso de los negocios
unilaterales- como el testamento- constituye el factor decisivo. Mientras en la interpretación
de la ley las palabras utilizadas deben entenderse en su sentido técnico-jurídico en las
declaraciones de voluntad las palabras deben ser entendidas en el sentido que le da el uso
general, excepto que tengan un significado especifico que surja de la ley, del acuerdo de las
partes o de los usos y prácticas del lugar celebrado (art 1063).

En los contratos rige el principio según el cual la voluntad del declarante se ha de interpretar a
través de su declaración de voluntad, teniendo en cuenta lo que verosímilmente pudieron
entender obrando de buena fe y de acuerdo con los usos del tráfico. Buscando intención
común, esto es aquello en lo cual las partes han coincidido y por ello han celebrado el
contrato.

La interpretación de la declaración de voluntad es indispensable solo cuando las partes no la


han entendido de manera coincidente.

Siempre que haya que aplicar la ley o poner en acto los efectos del contrato, se lo está
interpretando. Se sostiene que, si las palabras del contrato no son ambiguas, no existen
contradicciones y se manifiesta con evidencia cual ha sido la intención de las partes
coincidente con su declaración de voluntad, no es admisible una interpretación que se dirija a
torcer esa evidencia.

Si las partes no han entendido la declaración de manera coincidente, surge entonces la


necesidad de la interpretación. Ha de hacerse, conforme a un módulo normativo y objetivo
constituido por las reglas y medios de interpretación que provee el ordenamiento. Esto
excluye la interpretación hecha según criterios o juicios personales del juzgador ajenos a los
parámetros normativos.

Una de las reglas de interpretación podría ser la buena fe porque no podría celebrarse un
contrato de mala fe, de quien adrede se ha expresado de manera equivoca o pretende
prevalerse de una ambigüedad del idioma.

Los medios de interpretación son los elementos con los cuales trabajará el intérprete para
determinar el resultado de la interpretación, fundamentalmente, los usos del tráfico y la
conducta posterior de las partes. El CCyC llama fuentes (art 1065) a lo que tradicionalmente se
denomina medios de interpretación.

Reglas fundamentales de la interpretación de los Contratos

La intención común: el art 1061 establece que el contrato debe interpretarse conforme a la
intención común de las partes y el principio de buena fe. Para que exista el contrato la
aceptación a la oferta debe ser plena (art 978) y cuando el contrato se concluye por vía de
acuerdos parciales es necesario que las partes hayan expresado su consentimiento sobre los
elementos esenciales particulares (art 982). La primera directiva que da el CCyC es que la
interpretación ha de buscar la intención común (art 1061).

La buena fe: rige el concepto de buena fe lealtad u objetiva, que impone el deber de actuar
como lo hace la gente honesta, con lealtad y rectitud, tanto en las tratativas anteriores al
negocio, cuanto en su celebración, interpretación y ejecución (art 1061). Se atribuye el deber
de actuar de buena fe tanto al declarante como al receptor de la declaración.

El declarante debe manifestarse de la manera más clara y precisa posible, de acuerdo con la
normal diligencia, teniendo en cuenta las posibilidades de compresión de la contraparte. El
receptor de la declaración, no puede limitarse a aprehender la declaración en su sentido
literal, sino que está obligado a averiguar lo que ha pretendido decir el declarante, tomando
en consideración todas las circunstancias que pueda conocer y que puedan resultar relevantes
en el caso.

Efectos: entraña deberes para los contratantes, por lo pronto un deber de honestidad, pero
también un deber de cooperación y un criterio para puntualizar derechos y deberes de las
partes. La buena impone:

- Atender al sentido general del idioma (art 1063). Los jueces o árbitros deben atenerse a lo
escrito (o dicho) por las partes. Se afirma que quien realiza un negocio, siendo ajeno al tráfico,
no goza de ninguna protección especial. El CCyC contiene algunas reglas especiales de
interpretación de los contratos de consumo.

- Atender al significado usual de una expresión en el tráfico; el art 11063 dispone que se puede
prescindir del sentido que a las palabras da el uso general cuando “tengan u significado
especifico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de
celebración conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato”.

- La interpretación contra el predisponente de los contratos por adhesión a clausulas generales


predispuestas (art 987) también se funda en la buena fe, importa una sanción a quien ha
infringido el deber de expresarse con claridad impuesto por el art 985.
- Que nadie puede volver sobre sus propios actos en tanto estos hayan generado confianza en
la contraparte; es la regla del venire contra factum propium (o doctrina de los actos propios) el
CCyC lo consagra en su art 1067.

La buena fe también impone el deber de expresarse cuando sea necesario; de allí que el
silencio frente a una manifestación de la contraparte puede considerarse aquiescencia (art
979).

La interpretación restrictiva: art 1062: “interpretación restrictiva. Cuando por disposición legal
o convencional se establece expresamente una interpretación restrictiva, debe estarse a la
literalidad de los términos utilizados al manifestar la voluntad. Este art no es aplicable a las
obligaciones del predisponente y del proveedor en los contratos por adhesión y en los de
consumo, respectivamente”.

Efectos: la interpretación empieza por las palabras del contrato, conforme al sentido que les
da el uso general, debiendo ponderarse la finalidad económica, la conducta de las partes, etc.
Cuando las partes han pactado expresamente la interpretación restrictiva o ella es impuesta
por la ley, tales fuentes subsidiarias quedan excluidas, y la interpretación se limitará a la
literalidad del contrato.

Contratos a los cuales se aplica: la posibilidad de convenir la interpretación restrictiva opera


solo en los contratos paritarios. Y por ello está excluida en los contratos por adhesión a
condiciones generales y en los contratos de consumo.

Significado de las palabras: art 1063 del CCyC: “las palabras empleadas en el contrato deben
entenderse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado
especifico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de
celebración conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican
iguales reglas a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento
se manifiesta.

Interpretación contextual: art 1064 del CCyC: “las cláusulas del contrato se interpretan las unas
por intermedio de las otras, y atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto”.

Fuentes de la Interpretación: el CCyC alude a ellas en el art 1065 en donde establece: cuando
el significado de las palabras interpretado contextualmente no es suficiente, se deben tomar
en consideración:

a) las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares; b) la


conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración; c) la naturaleza y finalidad del
contrato.

La conducta de las partes: la jurisprudencia ha entendido desde hace mucho que la conducta
de las partes posterior al contrato es la mejor fuente de interpretación, pues revela como ellas
mismas ha entendido el contrato. Es una suerte de interpretación auténtica por lo que de
interpretación auténtica, por lo que es el faro más seguro para conocer la voluntad de donde
mal podría el juez, basándose en otros antecedentes, pretender descubrir una intención
distinta de aquella que las propias partes ha fijado en la práctica.

Extensión: él autoriza la apreciación de todo lo que las partes han hecho en dependencia del
contrato, antes, durante (fase de negociaciones) y después de su formación; y no solamente lo
que en materia de formación del contrato han expresado (de viva voz o por escrito).
Jurisprudencia: constituye un elemento muy valioso al que la ley acuerda singular importancia,
pues tales hechos de los mismos contrayentes son la mejor explicación de la intención de las
partes al tiempo de celebrar el contrato.

El inc. a) del art 1065 alude a las circunstancias del contrato, incluyendo las negociaciones
preliminares. Las circunstancias de tiempo y lugar encuadran la actividad. Se trata de que el
contrato cumpla la finalidad económica perseguida por las partes. Sería inaceptable una
interpretación que frustrara el fin económico perseguido por las partes.

Los usos y las prácticas: ellos son fuente de derecho, cumplen tanto el rol de integradores del
contrato, de derecho aplicable al contrato internacional y de fuentes de interpretación de las
palabras del contrato. El CCyC alude a ellos como medio de interpretación de las palabras del
contrato cuando de tales usos surja un sentido distinto al que le da el uso general.

PRINCIPIO DE CONSERVACION: art 1066 “si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de
alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de
varias interpretaciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al
objeto del contrato”. Este principio, se funda en que los contratos se hacen para cumplirse.
Entre las interpretaciones posibles siempre ha de preferirse aquella que mantiene su eficacia y
no la que lo priva de ella. Idéntico principio rige en materia de nulidades y justicia tanto la
conservación del negocio nulo cuanto su confirmación.

Protección de la Confianza: doctrina de los actos propios. Impide a una parte volver sobre una
conducta anterior que ha creado en la contraparte una razonable confianza de un actuar
coherente.

Art 1967 “Protección de la Confianza” “la interpretación debe proteger la confianza y la lealtad
que las partes se deben recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta
jurídicamente relevante, previa y propia del mismo sujeto”. La remisión a la lealtad indica que
la doctrina del venire contra factum propium nn valet es una derivación del principio general
de buena fe.

El favor debitoris: nuestra doctrina entendió que la regla del favor debitoris solo es justa en los
contratos gratuitos, pero no en los onerosos, en los que debe estarse a la equivalencia de las
prestaciones como criterio rector de la interpretación. Criterio establecido en el art 1068
expresiones oscuras del CCyC cuando las expresiones del contrato son oscuras se ha de
interpretar del modo menos gravoso para el obligado si el contrato es a título gratuito.

Si es a título oneroso ha de serlo en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los


intereses de las partes.

Interpretación de los contratos celebrados por adhesión a clausulas generales predispuestas:


las clausulas generales deben ser comprensibles, autosuficientes y su redacción ha de ser clara,
completa y fácilmente legible (art 985). Esta es una carga del predisponente de tales clausulas,
por lo que en caso de oscuridad se interpretan en contra suya (art 987). La jurisprudencia ha
hecho uso de esta regla en múltiples oportunidades, incluso antes de la entrada en vigencia
del CCyC, con fundamente en el principio de buena fe.

Interpretación de los Contratos de Consumo: el CCyC contiene reglas sobre los “contratos de
consumo” (arts. 1092 y ss.), sin perjuicio de la vigencia de la ley 24240 y sus reformas. El CCyC
contiene dos preceptos que se refieren a la interpretación y la prelación normativa de las
relaciones de consumo y a la interpretación del contrato de consumo (art 1094 y 1095).
El art 1094 interpretación y prelación normativa, establece: las normas que regulan las
relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de
protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre la
interpretación de este código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor.

El art 1095 interpretación del contrato de consumo: el contrato se interpreta en el sentido as


favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se
adopta la que sea menos gravosa.

CONTRATO DE CONSUMO. Las relaciones entre los consumidores o usuarios por una parte y
los proveedores de bienes y servicios por la otra, no estaban identificadas o individualizadas,
caían en las regulaciones generales.

Desde la segunda mitad del siglo XX se advirtió que “todos somos consumidores”; y que el
comerciante individual fue sustituido por la empresa. No escapando a la observación menos
cuidadosa que los consumidores tienen una capacidad de negociación casi nula frente a las
empresas, surgió toda una trama de regulaciones tendientes a proteger a los consumidores.

“Consumidor, por definición, nos incluye a todos”. A partir de la revolución industrial y la


producción de mercaderías en grandes cantidades (economía de masas) que la noción de
consumo se revaloriza pues había que generarlo e incentivarlo para que los bienes producidos
en mayor escala fueran absorbidos por el mercado. A la oferta tradicional se le sumó la
herramienta importante que propone la difusión de los productos y fundamentalmente
incentiva su consumo: la publicidad.

Todo este escenario generó una situación de desigualdad económica y de diverso acceso a la
información entre los distintos agentes de la actividad: el usuario o consumidor por un lado y
el empresario o profesional por el otro.

Hoy en día se sostiene que es posible generalizar la aplicación de las normas protectoras del
consumidor a otras personas que actúen en el mercado y que requieran una protección
similar. Se considera que si bien existen sujetos que no son consumidores en el sentido
tradicional, ellos pueden padecer una situación de vulnerabilidad y pueden verse perjudicados
por lo fabricantes, productores o comerciantes que tengan una posición de predominio.

El derecho del consumidor nació para proteger su debilidad jurídica como un microsistema
normativo que fue expandiendo sus efectos a distintas relaciones jurídicas en el marco del
derecho privado, hoy esa protección en el marco contractual, se generaliza al débil frente al
poderoso.

*El 22/9/1993 se sanciona la Ley de Defensa al Consumidor. La reforma constitucional de 1994


incorporó dentro de los derechos de tercera generación: el derecho del consumidor; el actual
art 42 y 43 de la CN.

La Ley 27250 establece que la información debe ser suministrada al consumidor en “soporte
físico”. Solo se podría suplantar la comunicación en soporte físico si el consumidor o usuario
optase de forma expresa por utilizar cualquier medio alternativo de comunicación que el
proveedor ponga a disposición. En su art 10 establece la prohibición de cobro preaviso, mes
adelantado y/o cualquier otro concepto por parte de servicios, incluidos los servicios públicos
domiciliarios, en caso de solicitud de baja de este realizado por el consumidor ya sea en forma
personal, telefónica, electrónica o similar.
La ley 27266 modifico la redacción del art 38 estableciendo que todas las personas físicas o
jurídicas

Relación de consumo: El contrato de consumo es solo una de las fuentes de la relación de


consumo. Pueden existir actos unilaterales de consumo y hechos jurídicos alcanzados por la
normativa.

Definición de relación de consumo: la relación jurídica quedará regida por la ley 24240 y por
las normas del CCyC en relación con los contratos de consumo.

Art 3 de la Ley de Defensa del Consumidor: “relación de consumo es el vínculo jurídico entre el
proveedor y el consumidor o usuario”. Art 1092 del CCyC dice: “Relación de consumo es el
vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor.

Objeto de la Relación de Consumo: el actual art 1 de la LDC determina que pueden ser objeto
de la relación de consumo los bienes y servicios que pueden ser adquiridos de manera onerosa
o gratuita. El “consumo gratuito” es entonces alcanzado por las normas de protección al
consumidor. Las cosas pueden ser nuevas o usadas. Sumado a ello que el proveedor puede
desarrollar su actividad profesional “ocasionalmente”, se amplía notablemente el marco de
aplicación de la normativa; así, la persona individual que vende su propio auto usado podría
ser considerada un proveedor ocasional.

Art 1094 del CCyC “las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser aplicadas e
interpretadas conforme con el principio de protección del consumidor y el de acceso al
consumo sustentable. En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes
especiales, prevalece las más favorable para el consumidor”.

Art 1095: “el contrato se interpreta en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando
existe dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea menos gravosa”.

El art 1093 del CCyC define al Contrato de Consumo: es el celebrado entre un consumidor o
usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con
una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por
objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o
usuarios, para su uso privado, familiar o social”.

Cualquier contrato considerado de consumo debe regirse en el primer término por las normas
de la LDC (art 3) y luego por las normas del CCyC.

Condiciones de la Oferta: en la LDC la oferta es considerada vinculante aun dirigida a persona


indeterminada (art 7). Realizada la oferta al público y aceptada por un consumidor, se
perfecciona el contrato, por lo que el consumidor puede exigir el cumplimiento contractual,
rescindir el contrato o exigir un producto equivalente.

La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medio
similares a los empleados para hacerla conocer. La no efectivizarían de la oferta será
considerada negativa o restricción injustificada de venta, posible de las sanciones prevista en
el art 4 de la ley.

Información: la obligación de informar es un reflejo de la buena fe y por ende no es un deber


de conducta exclusivo del derecho de consumo, en este marco tiene un desarrollo significativo,
causado en la relación entre el consumidor y el proveedor.
El art 4 de la LDC establece el deber de los proveedores de bienes y servicios de suministrar al
consumidor información cierta, clara y detallada sobre todo lo relacionado con las
características esenciales de los bienes y servicios que provee pero agregando que se debe
brindar asimismo información acerca de las condiciones de comercialización. La norma se
replica en el art 1100 del CCyC. En materia de cosas usadas hay que indicar su calidad en la
oferta (art 9 de LDC) y se establece detalladamente la información que debe tener el
documento de venta (art 10 LDC).

Las disposiciones mencionadas tienen su fuente en el art 42 de la CN que consagra el derecho


de los consumidores y usuarios a una información adecuada y veraz.

Publicidad: comporta toda actividad destinada a estimular el consumo de bienes y servicios. Su


relación con la información se pone en evidencia en el Código en tanto se las regula en la
misma sección. Se distingue en 3 categorías: engañosa, comparativa y discriminatoria. El CCyC
establece en su art 1101: resulta prohibida toda publicidad que:

a) contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o pueden inducir a error al
consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o servicio. La
publicidad “engañosa” está prohibida; al margen de la verdadera intención del anunciante y
aun cuando no genere un daño concreto, debe ser prohibida si puede inducir a error.

b) Efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a
error al consumidor. Es la llamada publicidad “comparativa” que ha dado lugar a controversia.
El CCyC solo sanciona la publicidad comparativa cuando conduce a error al consumidor;

c) Sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o


peligrosa para su salud o seguridad. La publicidad “discriminatoria o abusiva” tiende a evitar la
degradación por género o la promoción de actividades que sean peligrosas para el consumidor.

Revocación: el art 34 de la ley 24240 amplió de 5 a 10 días el plazo luego de la reforma de


2008, de que dispone el consumidor para ejercer su derecho a revocar la aceptación en los
contratos celebrados fuera del establecimiento comercial y a distancia. Se justificó en que
debe mediar por lo menos un fin de semana para que el consumidor reflexione.

El art 1110 establece el derecho de revocación, aclarando que si a aceptación es posterior a la


entrega del bien, el plazo de 10 días comienza a correr desde que se produce la aceptación y si
vence un día inhábil se prorroga hasta el primer día hábil siguiente. También se impone al
proveedor la obligación de hacer constar este derecho en el documento de la contratación.

CLAUSULAS ABUSIVAS: el art 37 de la LDC las regula teniendo como “no convenidas”. La
finalidad es primar el principio de buena fe y evitar un desequilibrio importante entre los
derechos y obligaciones de las partes en detrimento del consumidor.

Conforme al art 38 de la misma ley, tales cláusulas son vigilables por la autoridad de aplicación
cuando “hayan sido redactadas unilateralmente por el proveedor de la cosa o servicio” y con
relación a ellas, el decreto reglamentario dispone que “la autoridad de aplicación notificará al
proveedor que haya incluido cláusulas de las previstas en el art 37 que las mismas se tienen
por no convenidas y lo emplazará a notificar tal circunstancia al consumidor de manera
fehaciente y en el término que dicha autoridad lo fije. En caso de incumplimiento será pasible
de las sanciones previstas por el art 47 de la LDC”.
El art 39 de la LDC dispone que cuando los contratos de adhesión o en formularios requieran la
aprobación de otra autoridad nacional o provincial, ésta tomara las medidas necesarias para la
modificación del contrato tipo a pedido de la autoridad de aplicación.

Se consideran cláusulas abusivas las que afecten inequitativamente al consumidor o usuario en


el cotejo entre los derechos y obligaciones de ambas partes. Por decreto 53/2003 de la
secretaria de Defensa al Consumidor se las determinó:

 Las que confieran a los proveedores la exclusividad en la interpretación de los


contratos y determinar cuándo una prestación está dada correctamente.
 Las que autoricen a efectuar modificaciones que no están previstas, informadas,
conforme a parámetros contenidos en el contrato y notificadas con suficiente
antelación al consumidor.
 Las que le permitan rescindir sin causa el contrato no mediando incumplimiento del
consumidor.
 Las que vinculen definitivamente al consumidor mientras que el proveedor pueda
unilateralmente rechazar la contratación.
 Las que limiten al consumidor en el ejercicio de derechos o acciones judiciales.
 Las que autoricen a compensar deudas, cuando la legislación especial no lo autoriza y,
en caso de existir norma que lo autorice, deberá ser consignado en el contrato.
 Las que excluyan en forma indebida la responsabilidad del proveedor.
 Las que establezcan que para dar de baja un servicio el consumidor deba,
previamente, cancelar las deudas pendientes.
 Las que faculten al proveedor a suministrar otro producto o servicio no contratado.
 Las que impongan una representación al consumidor para que este ejerza sus
derechos.
 Las que infrinjan normas de protección del medio ambiente.

El CCyC las trata en materia de contratos por adhesión a clausulas generales predispuesta;
también lo hace en capítulo IV del Título III del Libro Tercero dedicado a los contratos de
consumo. El art 1117 aclara que a los contratos de consumo se les aplican las normas de los
contratos por adhesión a clausulas generales predispuestas establecidas en los arts. 985 a 988,
sean impuestas por una de las partes negociadas individualmente o “aprobadas por el
consumidor”.

El art 1119 trae una norma general en materia de cláusulas abusivas: “sin perjuicio de lo
dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que, habiendo sido o no negociada
individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los
derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor”.

El art 1120 sanciona la situación jurídica abusiva: “se considera que existe una situación
jurídica abusiva cuando el mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una
pluralidad de actos jurídicos conexos”.

El art 1121 establece cuales son las cláusulas no abusivas: las cláusulas relativas a la relación
entre el precio y el bien o el servicio procurado; y las que reflejan disposiciones vigentes en
tratados internacionales o en normas de carácter imperativo”.

EXTINCION DEL CONTRATO: el art 1078 del CCyC disposiciones generales para la extinción por
declaración de una de las partes, estable: excepto disposición legal o convencional en
contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revocación y a la resolución las siguientes
reglas generales:

a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser


dirigida por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que integran la
otra;

b) la extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez.


La demanda puede iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo
corresponder; en tal situación se aplica el inciso f);

c) la otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante no


ha cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder
ejercer la facultad de extinguir el contrato

d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir la parte que no
la declaró

e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento
y la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión
extintiva

f) la comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno


derecho y posteriormente no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de
cumplir. Pero, en los casos en que es menester un requerimiento previo, si se promueve la
demanda por extinción sin haber intimado, el demandante tiene derecho de cumplir hasta el
vencimiento del plazo de emplazamiento

g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una
pretensión de cumplimiento

h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a
la reparación de daños, a la solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los
derechos y obligaciones de las partes tras la extinción.

La voluntad de extinguir debe ser manifestada, exteriorizada. Esa comunicación puede ser
hecha por cualquier medio previendo el CCyC que puede elegirse una vía extrajudicial, por lo
que se puede hacer por carta documento, telegrama o por correo electrónico; o judicial. La vía
judicial exime al acreedor o acreedores de la prestación incumplida de las intimaciones previas
pero el deudor puede cumplir dentro del plazo legal.

Quien recibe la comunicación de la voluntad de su contraparte de extinguir el contrato puede


rechazar tal pretensión, aceptarla o no decir nada. Si la acepta queda resuelto el contrato de
pleno derecho (primera parte del inc. f del art 1078). Si la rechaza, quien pretende extinguir el
contrato debe ejercerla acción judicial para que se declare resuelto el contrato. Aquel a quien
se ha comunicado la voluntad de extinguir, y la ha rechazado puede promover la acción de
cumplimiento, hipótesis en la cual la contraparte ha de reconvenir para que se declare la
resolución.

Límites: Quien ha cumplido puede demandar el cumplimiento o la extinción del contrato; si


eligió demandar el cumplimiento del contrato, puede variar y reclamar la extinción (art 1078
inc. e); pero si eligió la extinción, extrajudicial o judicial, no puede luego demandar el
cumplimiento.
Conforme al inc. H la extinción del contrato deja subsistentes las disposiciones referidas a las
restituciones, reparación de daños, solución de controversias y cualquier otra que regule los
derechos y obligaciones de las partes después de la extinción.

Art 1088 “la resolución por clausula resolutoria implícita exige:

a) Un incumplimiento en los términos del art 1084. Si es parcial, debe privar sustancialmente
de los que razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato; b) Que el
deudor esté en mora;

c) El acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial


del contrato, a que cumpla en un plazo no menor de 15 días, excepto que de los usos, o de la
índole de la prestación, resulte la procedencia de uno menor. La resolución se produce de
pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho requerimiento no es necesario si ha
vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha manifestado su
decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta imposible. En tales casos, la resolución
total o parcial del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es
recibida por la otra parte”.

Efectos de la extinción del contrato: sea que opere por resolución, revocación o rescisión,
entre tres tipos de cuestiones: qué efectos produce, (restituciones reciprocas, daños y
perjuicios) desde cuándo y a partir de cuándo se producen esos efectos. El CCyC asume varias
situaciones distintas:

 La comunicación efectuada por una de las partes extingue el contrato de pleno


derecho, deben entenderse que ello sucede en la fecha en que la comunicación es
recibida por el destinatario;
 En el caso del pacto comisorio tácito, la extinción del contrato se produce de pleno
derecho desde el vencimiento del plazo de 15 días previsto en el art 1088 inc.
 En el pacto comisorio tácito también; de tratarse de uno de los casos en que no es
necesario dar el plazo de gracia para cumplir, se vuelve a la regla general, esto es, el
contrato se extingue en el momento en que es recibida la comunicación de la parte
cumplidora.

La sentencia no es constitutiva sino meramente declarativa de la extinción producida por la


comunicación de la parte que tenía derecho a extinguir el contrato.

Art 1079. Operatividad de los Efectos de la Extinción: excepto disposición legal en contrario: a)
la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro; b) la resolución
produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título oneroso
por terceros de buena fe”.

Leiva Fernández señala que, si el tercero de buena fe es tutelado frente a la nulidad, con
mayor razón ha de estarlo frente a la resolución del contrato. El art 392 tutela al tercero de
buena fe y a título oneroso. En cambio, el art 1079 no exige que el tercero haya adquirido
derechos a título oneroso, por lo que también quedaría amparado el tercero que los haya
recibido a título gratuito.

Los efectos que produce la extinción del contrato son: las restituciones reciprocas y la
indemnización de los daños y perjuicios.
Restituciones: art 1080: “si el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión
unilateral, por revocación o por resolución, las partes deben restituirse, en la medida que
corresponda, lo que han recibido debido al contrato, o su valor, conforme a las reglas de las
obligaciones de dar para restituir”. El art 1081 contiene las siguientes reglas:

“a) la restitución debe ser recíproca y simultanea b) las prestaciones cumplidas quedan firmes
y producen sus efectos en cuanto resulten equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas
sin reserva respecto del efecto cancelatorio de la obligación; c) para estimar el valor de las
restituciones del acreedor se toman en cuenta las ventajas que resulten o puedan resultar de
no haber efectuado la propia prestación, su utilidad frustrada y, en su caso, otros daños”.

Se aplican a la rescisión bilateral (distracto) cabe a las partes determinar cómo se efectuarán
las restituciones reciprocas. Estas reglas son supletorias de la voluntad de las partes, las que las
pueden desplazar por los que ellas acuerden. Al extinguirse el contrato quien tiene una cosa
habida por su causa debe restituirla pues se ha extinguido el título en función del cual la había
adquirido.

Las restituciones deben ser simultaneas, si una de las partes no está en condiciones de restituir
lo recibido, la otra puede suspender el cumplimiento de su obligación de restituir hasta el
momento en que la otra parte pueda hacerlo. Si una de las partes está integrada por más de
una persona, la obligación de restituir se cumple entregando a cualquiera de ellas con citación
de las demás.

Si la cosa ha sido restituida a un tercero de buena fe, o si por cualquier otra causa no puede ser
restituida se debe su valor.

El inc. b del art 1081 dice que, si las prestaciones son divisibles y han sido recibidas sin reserva
de su eficacia cancelatorio, los efectos propios del pago quedan firmes y producen sus efectos
hasta el valor de la prestación de menor valor.

Reparación de Daños: no es un efecto necesario de la extinción del contrato, sino que requiere
que se den los presupuestos de la responsabilidad civil: la existencia de un daño no justificado,
atribuible en función de un factor de atribución y que guarde un adecuado nexo de causalidad
con la conducta desplegada por aquél a quien se pretende atribuir esa responsabilidad. Donde
aparece la responsabilidad por daños es en el ámbito de la resolución del contrato por
incumplimiento de una de las partes.

El inc. B del art 1982 “la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de
los gastos generados por la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan gravado”. El
inc. C agrega que también procede la aplicación de las reglas sobre la cláusula penal si ella se
hubiese pactado.

OTRAS CAUSAS DE EXTINCION DEL CONTRATO: la transacción es un contrato que extingue el


contrato precedente en tanto extingue obligaciones litigiosas o dudosas; también se extinguen
por cumplimiento de un plazo cuando tratándose de contratos de duración se cumple el
termino de vigencia convenido o legalmente impuesto. El contrato de opción se extingue al
año previsto como máximo en el art 994; la renovación a su vencimiento implica la celebración
de un nuevo contrato. El contrato de locación de cosas se extingue por el cumplimiento del
plazo convenido.
El contrato puede extinguirse cuando el acreedor recibe satisfacción por una vía distinta al
cumplimiento del obligado; tal sucede en el pago por tercero, cuando el acreedor se ha
procurado lo debido de un tercero o ha recibido la indemnización correspondiente.

RESOLUCION. RESCISION. REVOCACION.

Resolución: es un modo de ineficacia de los negocios jurídicos y por ende de los contratos, que
se da debido a la producción de un hecho sobreviniente a la constitución del negocio. Ese
hecho puede ser imputable a una de las partes: el incumplimiento que habilita a la otra parte a
resolver el contrato. O ser ajeno ellas, como puede ser que acaezca un hecho futuro e incierto
al cual se sujetó la permanencia del contrato. Puede operar por la declaración de voluntad de
la parte interesada puede operar automáticamente con el advenimiento del hecho previsto en
el mismo acto y sin necesidad de una nueva declaración de voluntad que produzca la
ineficiencia.

Efectos: la resolución tiene efectos retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico (art
1079 inc. b). La retroactividad obliga a las partes a restituirse lo recibido debido al negocio o su
valor (art 1080 y 1081), además la parte incumplidora deberá la indemnización por daños y
perjuicios. El efecto retroactivo no afecta a terceros de buena fe y a título oneroso (art 1079 b).

Resolución por Incumplimiento. Pacto comisorio: autoriza a la parte cumplidora de un contrato


a pretender la resolución del vínculo contractual cuando la otra parte no cumple.

Art 1083: una parte tiene a facultad de resolver total o parcialmente el contrato si la otra parte
lo incumple.

Pacto comisorio Expreso y Tácito: las partes pueden pactar expresamente que el
incumplimiento de cualquiera de ellas causa el derecho de la otra a resolver el contrato. En su
contrato pueden identificar incumplimientos genéricos o específicos que autoricen la
resolución (art 1086).

Puede suceder que las partes no prevean nada sobre el punto. La cláusula resolutoria por
incumplimiento se considera incluida en todo contrato bilateral (art 1087). Solo la parte que no
ha caído en incumplimiento puede pretender resolver el contrato.

Resolución Total o Parcial: para que proceda la resolución total “el acreedor solo puede
resolver íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial” (art
1083). La parte que no ha incurrido en incumplimiento puede demandar la resolución total o
parcial del contrato; efectuada la opción por una u otra alternativa es definitiva.

Revocación: es la retractación de la voluntad que deja sin efecto la relación jurídica. Opera
solo en los casos que la ley o el contrato autorizan a hacerlo al autor de la manifestación de
voluntad en los actos unilaterales, o una de las partes en los actos bilaterales, y en tal caso la
relación jurídica queda sin efectos hacia el futuro. Opera en los actos unilaterales, como el
testamento (arts. 2511 y ss.); también pueden revocarse ciertos contratos como el mandato
(art 1329 inc. c) y la donación (art 1569). Caracteres: 1) Acto unilateral: basta la voluntad del
autor (si es un testamento) o de una sola de las partes si el acto que se revoca es bilateral.

2) Negocio entre vivos: tiene efecto inmediato.

3) Voluntaria: opera solo en los casos autorizados por la ley, pero debe ser puesta en ejercicio
por la voluntad del sujeto legitimado.
Efectos: opera, salvo disposición legal en contrario, hacia el futuro (art 1079 inc. a).

Rescisión: es una causal de ineficiencia, por la cual, un acto jurídico valido queda sin efecto
para el futuro debido al acuerdo de las partes, o de la voluntad de una sola de ellas, autorizada
por la ley o por la propia convención. Clases de rescisión: puede ser unilateral o bilateral.

La rescisión por voluntad bilateral se da en el distracto al que se refiere el art 1076 “el contrato
puede ser extinguido por rescisión bilateral. Esta extinción, excepto estipulación en contrario,
solo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros”.

La rescisión es unilateral cuando proviene de la voluntad de una de las partes del acto jurídico,
ya sea porque ellas acordaron expresamente esa facultad o bien porque la ley lo autoriza.
Prevista en el art 1077. Caracteres:

1) Funciona en los contratos de duración y en aquellos cuyos efectos no han empezado aun a
producirse; 2) Es voluntaria y de uso discrecional, alcanzando esta condición, en principio a las
materias regidas por leyes supletorias, no a las sujetas a normas imperativas; 3) Es aplicable
solo a los negocios bilaterales.

Efectos: opera ex nunc, solamente para el futuro y a partir del momento que la manifestación
de la voluntad se presentó (art 1079 inc. a). En los supuestos de distracto dependerán de lo
que las partes estipulen, pudiendo convenirse que el contrato originario quede sin efecto
retroactivamente, con la obligación consiguiente de las partes de restituirse lo obtenido en
virtud de él, con el límite de no poder perjudicar los derechos adquiridos por los terceros a
causa del contrato originario.

Rescisión bilateral o Distracto: es formal o informal según el contrato que se extingue sea
formal o informal. Solo es formal cuando el contrato que se pretende extinguido está sometido
a una solemnidad. Leiva Fernández admite que también es admisible la forma tácita mediante
la celebración de un contrato posterior e incompatible con el que se resuelve.

Rescisión unilateral: puede ser contractualmente prevista o legal.

EL INCUMPLIMIENTO. Configuración. Art 1084 “Configuración del Incumplimiento”: “a los fines


de la resolución, el incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se
considera que es esencial cuando:

a) El cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;


b) El cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés
del acreedor; c) El incumplimiento priva a la parte perjudicada de los que sustancialmente
tiene derecho a esperar; d) El incumplimiento es intencional; e) El incumplimiento ha sido
anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor”.

RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL – CONTRACTUAL - POSCONTRACTUAL- a) Principios


generales de la responsabilidad civil: Mosset Iturraspe define de modo descriptivo a la
responsabilidad civil como el conjunto de normas que, como sanción, obligan a reparar las
consecuencias dañosas emergentes de un comportamiento antijurídico, física o moralmente, a
una persona. La responsabilidad civil es la obligación que tiene toda persona de no dañar, y en
caso de hacerlo volver las cosas al estado anterior o una indemnización en dinero.

El CCyC unificado consagra en su art. 1708 la función bipartita de la responsabilidad civil:


Prevenir y reparar. En el trámite parlamentario se eliminó la regulación sistemática de la
función punitiva; y solo en el ámbito del derecho del consumidor ésta se encuentra
contemplada (art. 52 bis de la ley 24240). En la función preventiva de la responsabilidad civil, la
acción se promueve antes de que el daño se produzca: El art. 1710 define los alcances del
deber de prevención, estableciendo que toda persona tiene el deber, en cuanto de ella
dependa, de evitar un daño no justificado; adoptar, de buena fe y conforme a las
circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o disminuir su
magnitud; y de no agravar el daño, si este ya se produjo.

Además, el art. 1711 reconoce la posibilidad de invocar una acción preventiva, la cual procede
cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su
continuación o agravamiento. El código también se encarga de regular la función resarcitoria,
estableciendo en el art. 1716 el deber de reparar que surge de la violación del deber de no
dañar a otro o del incumplimiento de una obligación. La responsabilidad civil se sustenta en
cuatro presupuestos o elementos esenciales: La antijuridicidad, que consiste en la violación del
deber de no dañar al otro o en el incumplimiento de una obligación; los factores de atribución
que son las razones o el fundamento para adjudicar el deber de afrontar el daño; el daño
consiste en la lesión a un derecho o a un interés lícito; y la relación de causalidad, que vincula
jurídicamente el hecho con el resultado.

B-Tendencias modernas de unificación de la responsabilidad contractual y extracontractual:


el nuevo CCyC recepta la unificación de los ámbitos de responsabilidad contractual (la nacida
del incumplimiento de una obligación); y extracontractual (la nacida de la violación del deber
general de no dañar a otro). En el código derogado la responsabilidad contractual y la
responsabilidad extracontractual eran tratadas en diferentes títulos y secciones, y las
disposiciones que las regulaban a una eran inaplicables a la otra. Existían al menos tres
diferencias de importancia entre ellas:

- En la responsabilidad extracontractual, el resarcimiento se extendía a las


consecuencias inmediatas y mediatas y podía llegar a comprender a las casuales;
mientras que en la responsabilidad contractual solo se debían indemnizar las
consecuencias inmediatas, y las mediatas solo en caso de incumplimiento malicioso.
- En la responsabilidad extracontractual la acción para reclamar el resarcimiento
prescribía a los dos años; mientras que en la contractual prescribía a los diez.
- En la responsabilidad extracontractual la mora se producía de pleno derecho se
producía de pleno derecho desde el momento en que se sufría el daño; en la
contractual era preciso interpelar al deudor.

Como bien mencionamos, en el nuevo código, cualquiera sea la fuente del deber de reparar el
daño, la responsabilidad se rige, en principio, por las mismas reglas. En materia de prescripción
liberatoria, se estableció un plazo común de tres años; y en cuanto a la extensión del
resarcimiento, se establecieron resarcibles las consecuencias inmediatas y las mediatas
previsibles, tanto para la responsabilidad extracontractual como para la derivada por el
incumplimiento de obligaciones. Finalmente, en materia de mora, se estableció para ambas
clases que el curso de los intereses comienza desde que se produce cada perjuicio.

C-Responsabilidad precontractual: En el período de formación del contrato con motivo de la


gestación del mismo, cualquiera de los tratantes puede incurrir en responsabilidad civil: El
ordenamiento jurídico exige sancionar la responsabilidad civil de quien, en el curso de las
tratativas contractuales, perjudica los intereses de la otra parte, en consideración a una
conducta que vicia la voluntad del otro, o que provoca una abusiva extinción de esa fase
preliminar, o de quien prolonga maliciosamente las negociaciones, luego de haber creado en la
otra parte confianza acerca de la segura conclusión del contrato.

En este sentido, el art. 991 establece que, durante las tratativas preliminares, y aunque no se
haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el
daño que sufra el afectado de haber confiado, sin culpa, en la celebración del contrato.

• La tesis de Ihering: En 1860 publicó una monografía sobre la culpa in contrahendo. Hasta ese
entonces, la responsabilidad civil originada en el período de formación del consentimiento no
había sido tratada por la doctrina. Dado que la responsabilidad que nace durante ese lapso no
se encuadra en las reglas que rigen la materia contractual, considera como razón del deber de
resarcir la culpa de una de las partes, causante del daño. Esa culpa que in contrahendo
consiste en la violación de la obligación de diligencia que las partes deben observar no solo en
el cumplimiento del contrato, sino también en el transcurso de las relaciones anteriores al
mismo. Respecto a la extensión del resarcimiento, Ihering considera que la parte perjudicada
tiene derecho a una indemnización cuya cantidad estará dada por lo que denomina interés
negativo o de confianza, consistente en el daño sufrido a raíz de haber creído en la validez del
negocio, y que no hubiera padecido de haber sabido que no era válido. El llamado interés
negativo comprende el daño emergente y el lucro cesante. Los puntos más importantes de su
teoría pueden resumirse en que: La culpa in contrahendo es de naturaleza contractual; el
deber de diligencia es el mismo tanto en la formación del contrato como en su ejecución; y
para que haya culpa in contrahendo tiene que haber existido oferta, pues para el jurista
alemán el periodo previo a la formación del lazo contractual comienza con la oferta, a la que
considera el primer paso hacia el contrato, naciendo los deberes de diligencia con ella.

• La tesis de Faggella: Este jurista italiano rechaza en su totalidad la tesis de la culpa in


contrahendo como fundamento de la responsabilidad precontractual. Para Faggellla, el
período precontractual se divide en dos etapas: El primero abarca las tratativas realizadas
antes de la oferta, y la segunda comienza con la emisión de la oferta y termina con el
perfeccionamiento del contrato, cuando se forma el consentimiento, o bien cuando cesan
definitivamente las negociaciones por desacuerdo. A diferencia del alemán, considera que la
conducta de las partes en ambas etapas, la anterior y la posterior a la oferta, pueden generar
responsabilidad, variando solamente la intensidad del vínculo que los une, por lo que la
responsabilidad sería mayor en la segunda etapa. Según Fagella, el fundamento de la
responsabilidad precontractual no se encuentra en la culpa, como sostenía Ihering, sino en la
violación del acuerdo concluido expresa o tácitamente entre las partes para entablar
negociaciones. Y esto puede suceder sin que haya culpa o dolo, basta una separación arbitraria
para que la violación se produzca. Respecto a la extensión del resarcimiento, para el italiano el
precontratante sólo tiene derecho a que se le indemnicen los gastos reales efectuados con
motivo de las negociaciones, o sea, el daño emergente. De este modo, excluye del
resarcimiento por responsabilidad precontractual al lucro cesante.

D- Responsabilidad postcontractual: Se sostiene que, cuando el contrato se extingue, deja de


producir efectos. Sin embargo, es problemático determinar que alcances tiene la idea de
extinción, que puede resultar por vía principal, ya sea por rescisión, revocación o resolución, o
por vía de consecuencia, cuando se produce el agotamiento del contrato por el cumplimiento
de las prestaciones contenidas en él. En ciertos contratos hay garantías legales, como la
evicción o los vicios ocultos, que rigen luego de que ha sido cumplida la prestación principal.
Otros contratos están sujetos a deberes de lealtad que subsisten después de la conclusión de
este; y también hay contratos que generan obligaciones de seguridad perdurables en el
tiempo. Lo postcontractual, por lo tanto, sólo denota a lo que es posterior al cumplimiento de
las obligaciones principales del contrato, pero las obligaciones accesorias o secundarias que
subsisten para las partes no pueden ser consideradas extrañas al mismo. Como sabemos, el
contrato no obliga solo a cumplir aquellas obligaciones principales, sino también a todo lo que
las partes verosímilmente entendieron o pudieron entender obrando con previsión y cuidado

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