Impacto de la agricultura bajo siego sobre la calidad del agua:

caso del valle del Yaqui, Sonora

Óscar Alberto Cámara Durán

Instituto Tecnológico de Sonora

Elpresente estudio trata sobre el desarrollo de losproyectos de irrigacióny d e sus implicaciones

ambientales. Particularmente, se hace referencia delimpacto provocado porla agricultura bajo
riego sobre la calidad de las aguas en el valle del Yaqui, Sonora; tales efectos se refieren a la
fuerte salinidad de los sobrantes de riego, turbiedad, presencia de elementos nutritivos,
plaguicidas y patógenos, entre otros. Al parecer, elalmacenamiento de lasaguas superficiales
en los vasos no menoscaba sensiblemente la calidad del agua del sistema de presas que
compone la cuenca del río Yaqui. Diversos trabajos de investigación efectuados por la
Dirección de Investigación y Estudios d e Posgrado del Instituto Tecnológico de Sonora,
demuestran que las modificaciones en la calidad del agua, que son por mucho las más
importantes, resultan de la irrigación y drenaje de los campos cultivados, y de las recargas
generadas hacia los mantos acuíferos, especialmente en lo que toca al transporte d e sales,
fertilizantes nitrogenados y plaguicidas. Parte de la solución a estos problemas necesita de un
cambio de filosofía en las prácticas agrícolas actuales que ayuden a prevenir el deterioro de
las grandes inversiones en la rehabilitación de los distritos de riego.

Palabras clave: distritos de riego, contaminación difusa, agroquímicos, salinidad, drenaje

agrícola.

Introducción acerca de los impactos eventuales de estas prácticas

Los expertos, desde agrónomos hasta economistas,
están de acuerdo en que el aumento de la producción
agrícola es la única vía para responder al desafío del
crecimiento previstode la poblacióndel planeta. Debido
a que los espacios vírgenes disponibles para la práctica
de una agricultura intensiva bajo riego se encuentran
muy limitados, es más por el incremento de los rendi-
mientos que por la apertura de nuevas tierras de cultivo,
que podría esperarse este aumento en la producción
(Ignazini, 1987).
El usode productos agroquímicoshasido reconocido
como el camino más viable para asegurar más del 50%
de la producción vegetal (Hoagland,l990). Además de
ello, los sistemas actuales de agricultura requieren de
técnicas modernas de producción. Aún con los logros
significativos alcanzados, los gobiernos y especialistas
de los países desarrollados se interrogan cada vez más
sobre el ambiente. El cambio de mentalidad se debe a
que la premisa básica del desarrollo sustentable es el
reconocimiento de que desarrollo y ambiente no son
mutuamente excluyentes el uno del otro, sino más bien
se complementan y en el largo plazo se refuerzan.
Es indudable que las grandes inversiones en proyec-
tos de irrigaciónproducen, bajo condiciones favorables,
importantes beneficios económicos.Sin embargo, en la
década pasada se observó un incremento preocupante
de los efectos indirectos en términos tanto del punto de
vista ambiental como del social. Actualmente, la tenden-
cia es que los grandes proyectos de irrigación sean
modificados de acuerdo al concepto de desarrollo
sustentable. Debido a ello, el papel que juegan las
consideraciones ambientales dentro de los nuevos pro-
yectos empieza a ser reconocido como componente
mayor por parte de las agencias de financiamiento
internacional (Amarasekara,l992).
 Después de más de tres décadas de un uso intenso
de la tierra, del agua y de los productos agroquímicos
(principalmenteplaguicidas yfertilizantes), en las regio-
nes cultivadas bajo riego en el noroeste de México, han
empezado a manifestarse numerosas consecuencias
ambientales. En nuestro país, muy poco se ha estudiado
en cuanto al destino final de los agroquímicos una vez
que estos son liberados al ambiente. De hecho, hay un
gran desconocimiento del comportamiento y degrada-
ción de estos productos sintéticos en el medio agua-
suelo, y esto para cada una de nuestras grandes regio-
nes agrícolas.
Es inquietante la falta de mecanismos adecuados
para hacer cumplir las leyes y reglamentos existentes al
respecto. Estos hechos han generado una preocupa-
ción que cada día aumenta no sólo en los pobladores de
estas regiones sino también en los consumidores de
alimentos riesgosos. Cabe destacar que la agricultura
denominada moderna se practica ampliamente en los
más importantes distritos de riego de México.
Los mexicanos nos interrogamoscontinuamente acer-
ca de la calidad del agua que consumimos y de las
posibles repercusiones sobre la salud en relación a la
degradación de este recurso. Nos cuestionamos sobre
la capacidad del recurso para satisfacer aún por largo
tiempo el incesante consumo doméstico, industrial y,
sobre todo, agrícola; ya que a esta última actividad se
destinan más del 80% del agua disponible.
En contradeloque podríasuponerse, en el sentidode
que la industria y las municipalidades del país son las
que más contaminan y generan una mayor cantidad de
aguas residuales, en conjunto desalojan 184 al
año (Altamirano, 1991), las prácticas de riego represen-
tan una fuente importante de contaminación difusa,
principalmente en lo que se refiere a sales, plaguicidas
y nutrientes. Esto se debe al importante volumen de
agua demandado por laagricultura bajo riego, del orden
de los y después de su uso, el agua residual
generada por los distritos de riego, alrededor de
270 (Altamirano,l991), es descargada al mar sin
ningún tratamiento previo, convirtiéndose la irrigación
en la generadora más importante de aguas residuales.
Sin embargo, nosele hadadolamismaimportanciaalos
efectos que tiene la irrigación sobre la calidad del agua,
en comparación a la importancia otorgada a las aguas
residuales generadas por los grandes centros urbanos,
quizá por tratarse la primera de unacontaminación más
sutil y aparentemente menos visible.
Desarrollo de la irrigación y declive
A principios de siglo se dio en el mundo una prolongada
fase de expansión de la agricultura bajo riego. Ello
produjo que la superficie irrigada se duplicara durante
los primeros cincuenta años, es decir, pasó de 48
millones (1900) a 94 millones de hectáreas (1950).
Posteriormente, la superficie irrigada se incrementó rá-
pidamentehasta alcanzar 250 millones de hectáreas, en
1986. La tendencia ascendente del desarrollo de la
irrigación en las primeras siete décadas, fue el resultado
de la expectativa de alcanzar 400millones de hectáreas
al final de la presente centuria. Sin embargo, la superfi-
cie actual bajo riego se estima en apenas 234 millones
de hectáreas (Barth, 1991; Cuenca, 1989).
En México, la construcción de presas de
almacenamiento se inicia a gran escala en 1926 con la
creación de la Comisión Nacional de Irrigación (CNI),
como respuesta a la urgente necesidad de resolver el
problema de la producción de alimentos. Durante el
periodo de 1927 a 1936 se construyeron 136 presas. En
1947 la CNI se convierte en Secretaría de Recursos
Hidráulicos, SRH, y se construyen 1,040 presas, hasta
1976. Es en este lapso cuando se realizan la mayor parte
de las grandes presas de México. Después, entre los
años ochenta y noventa se presentó una notable
desaceleración caracterizada por la construcción de
pequeñas obras de menor envergadura (CNA, 1991).
Las cifras anteriores explican el por qué la irrigación
ha tenido una gran tradición en nuestra historia (México
ocupa el sexto lugar en el mundo con una superficie de
poco más de 6 millones de hectáreas bajo riego). A
pesar de que el área irrigada representa aproximada-
mente el 30% de la superficie cultivada, ella aporta el
50% de la producción y el 65% de la agricultura de
exportación.
Geográficamente hablando, aproximadamente el 50%
de la superficie total irrigada se concentra entres esta-
dos:
Sinaloa (21%).
Sonora (17%).
Tamaulipas (12%).
Estos estados son considerados como las regiones
más deseables para la expansión de la agricultura de
riego en el país (IPTRID, 1992). Ello queda demostrado
con el proyecto del Sistema Hidrológico lnterconectado
del Noroeste (SHINO) y la construcción de la presa
Huites en la cuenca del río Fuerte, que de concretizarse
abriría cerca de 1 millón de hectáreas más de riego
(Garduño, 1985).
En contraste, durante la última década los distritos de
riego del país han sufrido un notable deterioro en su
infraestructura y en su productividad, lo cual ha motiva-
do una considerable reducción en la producción. La
insuficiente disponibilidad de fondos y recursos
presupuestales no ha permitido su operación eficiente y
productiva. (Espinoza de León y Trava., 1992).
El desinterés de las agencias de financiamiento inter-
nacional por apoyar a los nuevos proyectos de desarro-
llo de zonas bajo riego se inició a partir de los años
setenta. Esto se debió principalmente a la publicación
de reportes donde se evaluaban los resultados de
numerosos proyectos apoyados: fracasos económicos,
deterioro de la infraestructura y alteraciones ecológicas,
entre otras (Barth, 1991). Por ello, no es raro ver en estos
días cómo las agencias de financiamiento manifiestan
ciertodesgano hacia las nuevas propuestas de irrigación,
argumentando que forman parte de un desarrollo enga-
ñoso en el que se pueden presentar efectos colaterales
de debilitamiento de la economía y del ambiente
(Reppeto, 1986; Van Steekelenburg, 1989). Esto ha
provocado que la tasa anual de crecimiento de la super-
ficie irrigada haya disminuido de por encima del 4%
durante 1960-1970, a menos del 1% después de 1980
(Postel, 1989).
Contribución de la modernización agrícola
En las conclusiones del Seminario Internacional sobre
Riego y Drenaje celebrado en Río de Janeiro (Zierold y
Huerta, 1990), se enfatizó que la producción industrial
ha creado un gran número de productos químicos
sintéticos y la agricultura utiliza en mayor medida
agroquímicos que se descargan finalmente hacia cuer-
pos de aguas receptoras. Una de las recomendaciones
del congreso señala que la magnitud de los impactos de
las actividades del riego y drenaje sobre la calidad del
agua sólo puede reducirse mediante un manejo más
eficiente de los sistemas, que invariablemente incluyen
el establecimiento de mejores prácticas en la utilización
de posibles contaminantes, entre otros:
La realización de prácticas de conservación de sue-
los que reduzcan el aporte de sedimentos.
Un uso racional de fertilizantes y plaguicidas, que
minimicen los riesgos de contaminación del agua.
Contar con estudios completos de impacto ambiental
antes de iniciar los proyectos de irrigación.
El desarrollo sustentable y la operación de los sistemas
de riego y drenaje en México requieren de una especial
atención, sobre todo, en lasistematización de las investiga-
ciones necesarias para resolver una serie de restricciones
tecnológicas y ambientales que impide mejorar el desem-
peño de los sistemas. Superar estas limitaciones puede
conducir a una distribución más flexible y realistadel agua,
y a sostener la calidad total del ambiente.
Sin embargo, en la modernizaciónde la agricultura de
riego en México se deberá considerar muy seriamente
que uno de los principales problemas planteados por la
agricultura intensiva, es la contaminación provocada
por el uso ineficiente del agua y el creciente empleo de
agroquímicos. Estos Últimos, además de contaminar el
aguay los alimentos, tienen consecuencias en la deses-
tabilización de los agro-ecosistemas, destruyendo la
flora y la fauna junto con las plagas y las malas hierbas.
El ensalitramiento y el anegamiento de los suelos son
otros de los problemas mayores que enfrentan las regio-
nes agrícolas bajo riego en zonas áridas y semiáridas
para alcanzar una agricultura sostenible.
En consecuencia, no obstante que el modelo de
agricultura intensiva ha conducido después cuarenta
años a un incremento considerable de los rendimientos,
también ha contribuido de manera importante a la de-
gradación delos recursos, yaque tratageneralmente de
obtener resultados cercanos al máximo permitido por la
genética, suelo y clima, sin importar la consecuencia de
posibles impactos ambientales.
Como se mencionó con anterioridad, la falta de recur-
sos económicos destinados a la conservación de los
distritos ha venido a agravar aún más el problema. Por
ello, es urgente que además de los apoyos monetarios
para la modernización de la infraestructura,operación y
conservación de los distritos de riego, se consideren la
investigación y el desarrollo de alternativas de agricultu-
ra intensiva,tales como la agricultura integrada, la agri-
cultura biológica, las prácticas de mejor manejo, las
biotecnologías, etcétera.
Caso del valle del Yaqui
El valle del Yaqui, localizado en el noroeste de México,
es ampliamente reconocido como una de las regiones
más modernas en materia de agricultura bajo riego, por
su gran empuje económico y por ser el lugar donde se
originara la famosa revolución verde con las investiga-
ciones del doctor Norman Borlaug. Sin embargo, hoy en
día, la modernización y la elevada producción agrícola
ha traído consigo preocupantes consecuencias am-
bientales.
Esta región ha sido capaz de competir a la par con los
países más desarrollados en materia agrícola, ya que en
ella se emplea tecnología de punta, aunque en los
Últimos años la situación difícil por la que atraviesa la
agricultura nacional a mermado significativamente la
economía de los agricultores. A diferencia de los países
desarrollados, la agricultura bajo riego en nuestro país
se enfrenta a una marcada desigualdad en materia de
aplicación de reglamentos ambientales que aseguren
una eficaz protección de los recursos naturales disponi-
bles y de las alteraciones ecológicas. Ello ha acarreado
como resultado, numerosos problemas de degradación
de la calidad tanto de las aguas superficiales como de
las subterráneas.
En términos generales, el uso ineficiente del agua por
la agricultura genera grandes volúmenes d e
escurrimiento que son desperdiciados (cargados de
sedimentos, agroquímicos, sales, etc.) y que desembo-
can a los sistemas estuarinos junto con aguas residuales
tipo industrial y municipal,sin ningún tratamiento previo.
La ilustración 1, muestra el recorrido del agua desde la
presa de almacenamiento hasta la desembocadura de
las aguas residuales a los sistemas estuarinos y denota
algunos de los problemas ambientales producidos du-
rante su trayecto. Este estudio presenta una
recapitulación de numerosas investigaciones efectua-
das por la Dirección de Investigación y Estudios de
Posgrado del Instituto Tecnológico de Sonora, DIEP-
ITSON, durante más de ocho años, en relación a los
principales efectos ambientales de la agricultura bajo
riego en el valle del Yaqui, yen particular sobre la calidad
del agua.
Salinidad y drenaje
La degradación de los suelos debido a la salinidad y
ausencia de drenaje natural o artificial (abierto o subte-
rráneo), se encuentra asociada principalmente a los
esquemas de irrigación, así como a las prácticas de
riego en las zonas áridas de México (Cámara y Cluis,
1992 c). El problema de la salinidad en el valle del Yaqui
es de gran importanciadebido al áreaqueocupa, yaque
de las 220,000 ha bajo riego, 23,000 presentan afecta-
ción en sus diferentes grados de acuerdo a la clasifica-
ción de Peña, 1982 (Cámara, 1991).
Los estudios realizados por la oficina de Riego y
Drenaje de la Comisión Nacional del Agua han demos-
trado desde 1963 a la fecha, que cuando menos el 80%
de la superficie afectada tiene relación estrecha con un
mantofreático superficial (0-1.5m); lo cual indica que el
problema es el drenaje (Peña, 1979; Peña 1982). Ade-
más, debido a las altas recargassubsuperficiales que se
han venido presentando en los Últimos años (periodo
lluvioso), a la mala conservación de los drenes colecto-
res, a la carencia de drenaje parcelarioy a la falta de un
bombeo eficaz de pozos profundos dentro del Distrito,
se estima que esto ha provocado problemas de mantos
freáticos elevados (0-2m) en aproximadamenteochenta
mil hectáreas y de no solucionarse el problema se
incrementará inevitablemente la superficie afectada por
la salinidad en unos cuantos años. Por otra parte, el
ascenso y descenso continuo de los niveles estáticos
podría provocar la contaminación salina de reservorios
menos profundos con aguas de buena calidad, ya que
se sabe de frentes salinos a cierta profundidad del
acuífero del valle del Yaqui.
Actualmente, de las superficies mencionadas con
problemas, al menos 15 mil hectáreas requieren inme-
diatamente el drenaje de apoyo subterráneo a fin de
abatir los mantos freáticos elevados y poder lograr la
recuperación de estos suelos; ello implica realizar cos-
tosas inversiones que los agricultores no pueden efec-
tuar a corto plazo. De ahí la importancia del ambicioso
proyecto de modernizaciónparcelariade los distritos de
riego en México, ya que ello representa uno de los retos
más importantes en la reactivación económica del sec-
tor agrícola. Sin embargo, estos proyectos deben con-
tar, a diferencia del pasado, con la componente de
impacto ambiental.
Por ejemplo, la instalación de drenes subterráneos en
las parcelas podría tener efectos negativos sobre la
calidad del agua superficial. Para ello, deberá estable-
cerse un programa de monitoreo principalmente de las
concentraciones de sales, nitratos y plaguicidas en las
aguas de drenaje a fin de no contribuir con un problema
mayor de contaminaciónal ser descargadas a las aguas
de drenaje superficialy posteriormente a los esteros. Por
otra parte, el drenaje subterráneo podría presentar cier-
tas ventajas, ya que el eliminar los excesos de agua de
las parcelas ayuda a no recargar el acuífero con aguas
posiblemente contaminadas, siendo éstas más difíciles
de tratar en comparación con las aguas de superficie.
De cualquier forma, la aminoración de la contaminación
agrícola no- puntual (difusa) puede lograrse, en gran
medida, implantando prácticas de mejor manejo, PMM,
tal como se vienen promoviendo en países desarrolla-
dos como los Estados Unidos de América.
La zona semiárida del sur de Sonora presenta, desde
su origen, una acumulación natural de sales en el perfil
del suelo, debido al déficit de lluvia y a las altas evapo-
raciones., La irrigación de estos suelos provoca, en
ausencia de un drenaje efectivo, una aceleración en la
acumulación de sales en el perfil del suelo. Después de
más de cuatro décadas de irrigación intensivaen el valle
del Yaqui, el problema ha sido controlado parcialmente
con la construcción de drenes colectores a cielo abierto,
sin embargo, no en todos los casos funcionan propia-
mente como drenes subterráneos. En la actualidad, tal
medida necesita ser reforzada con drenaje entubado
parcelario.
El balance de sales es uno de los métodos utilizados
para conocer los aportes de la irrigación en la acelera-
ción o disminución del problema, dependiendo de las
medidas que hayan sido tomadas para su control. El
balance se efectúa con el fin de estimar las cantidades
de sales que se encuentran en movimiento en el aguade
riego (entradas) y las cantidades de sales arrojadas por
los drenes colectores (salidas). La escala del balance
puede establecerse tanto para el distrito de riego como
para la parcela. Báez (1986), realizó un balance en el
distrito de desarrollo rural, DDR, 148 Cajeme (220,000
ha) durante el ciclo agrícola 1983-1984. Los muestreos
de lacalidad del agua se efectuaron mensualmente. Las
entradas consideradas de sales provienen de dos fuen-
tes:
De los dos canales principales alto y bajo.
Del bombeo de las aguas subterráneas de los setenta
pozos profundos ubicados dentro del Distrito.
Las salidas se forman con las aguas descargadas por
la red de 11 drenes colectores principales que se
encuentran en el valle. Las ilustraciones 2 y 3, muestran
en forma gráfica los resultados de entradas y salidas
obtenidas para el volumen de agua y sales. El balance
global en cuanto a sales indica que las salidas fueron
muy superiores a las entradas, esto podría deberse a
dos razones:
A que el ciclo agrícola estudiado presentó lluvias
considerables, provocando un lavado natural de sue-
los.
A que el periodo de muestreo mensual es demasiado
largo, especialmente de cada uno de los drenes que
componen la red de colectores, pudiendo jugar un
papel muy importante en la falta de precisión de los
resultados, ya que los riegos son irregulares y
discontinuos en el tiempo.
En cuanto a la segunda forma de efectuar el balance
de sales, es decir, en la parcela, ésta podría ser más
indicativa del problema de acumulación de sales. En un
caso hipotético, suponiendo condiciones de estado
permanente, donde es la lámina
de riego, es la lámina de agua drenada, es la
concentración de sales en el agua de riego, es la
concentración de sales en el agua drenada, Sc es la
extracción de sales por los cultivos y es el cambio de
almacenamiento de sales (Oster, 1984)
Bajo este criterio, un agua de riego de buena calidad en
el valle del Yaqui contiene entre 150-250 ppm de sales, por
lo que aporta aproximadamente 3,000kg de sal/ha/año,
considerando una lámina anual promedio de riego de 150
cm. A esta cantidad de sal se le agregan alrededor de 300
kg que provienen de los fertilizantes. Suponiendo que hay
una reducida lixiviación de sales hacia estratos profundos
o una entrada de sales debido al ascenso de niveles
freáticos, entonces la Única salida sería a través de los
cultivos, pudiendo remover alrededor de 600kg sal/ha/año
en promedio. De ahí que la diferencia de 2,700 kg de sal
permanece y se acumula año con año en el terreno agra-
vando el problema de salinidad (ver ilustración 4). En este
caso, el drenaje subterráneo podría ser la solución para
remover del suelo el exceso de sales.
Contaminación de agua superficial y subterránea
Presa de almacenamiento
Desafortunadamente la biología, la física y la química de
los reservorios es bastante compleja y nuestro conoci-
miento de las interrelaciones entre ellas es reducido, por
lo que no es posible predecir con certeza todas las
influencias del confinamiento sobre la calidad del agua
(Hotes y Pearson, 1976).
La cuenca alta del ríoYaqui (superficie total de 71,452
km2)no cuenta con actividades industriales,agrícolas o
pecuarias importantes que degraden significativamente
la calidad del agua, tal como sucede con otras cuencas
hidrográficas. Porello, cuandoel ríodescargasusaguas
(escurrimiento medio anual de 650 millones de metros
cúbicos) en el vaso de la presa Áivaro Obregón (capa-
cidad total de almacenamiento de 3,200 millones de
metros cúbicos) es de esperarse que los principales
cambios en la calidad del agua sean el aporte de
sedimentos y turbiedad. Si el almacenamiento de la
presa disminuye considerablemente, entonces es posi-
ble que se presente un incremento en el crecimiento de
algas o de otros organismos.
Otro de los fenómenos que ocurren en presas profun-
das y que alteran considerablemente la calidad del
agua, es la estratificación de zonas de almacenamiento.
El estrato de agua más densa, fría y que tiende a
estancarse en el fondo del reservorio se le conoce como
hipolimnion, mientras que el estrato en la superficie y
que circula con mayor velocidad se le denomina
epilimnion. La zona de transición que separaa estos dos
estratos se le conoce como mesolimnion, en la cual la
temperatura y el contenido de oxígeno disuelto cambia
rápidamente(condiciones ambientales indeseables para
los peces en el hipolimnion) (Hotes y Pearson, 1976).
La elevada evaporación de la presa (2,400 mm/año)
y la evapotranspiración de plantas freatofitas incrementa
laconcentración mineral del agua. En general, lacalidad
química del agua para propósito doméstico e industrial
puede llegar a deteriorarse con la edad. Sin embargo, la
calidad bacteriológica mejora con el almacenamiento.
La calidad para fines de irrigación podría no cambiar
significativamente con el tiempo, aunque temperaturas
muy frías de aguas profundas puede reducir el rendi-
miento de los cultivos (Sylvey, 1968).
lbarra (1991), realizó un estudio sobre la caracteriza-
ción de algunos parámetros físicos, químicos y biológi-
cos del agua de la presa Álvaro Obregón, para ello se
muestrearon mensualmente siete estaciones durante
mayo de 1989 a abril de 1990. El cuadro 1 muestra
algunos de los resultados de las variables medidas de
mayor interés.
La transparencia disminuye considerablemente con
el aporte de sedimentos durante las avenidas más
importantes del río. Las variables nutrimentales indican
que son aguas ligeramente productivas. En cuanto a
patógenos, no hay contaminación de tipo fecal. Otras de
las variables medidas fueron metales pesados y
plaguicidas. Los metales pesados no rebasaron las
normas establecidas de calidad de agua. Sin embargo,
en el caso de plaguicidas se detectaron tres: un isómero
del DDT que es el pp'DDE en una concentración de
mg/l; endrín en concentraciones de
mg/l en el mes de octubre, y en septiembre se detectó
paratión metílico en una concentración de mg/
I. rebasando esta Última la norma establecida
mg/l) por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología
(1989).
Aguas subterráneas
La evaluación de la vulnerabilidad de las fuentes de
agua por la lixiviación de nitratos y plaguicidas en los
mantos acuíferos son una seria preocupación desde el
punto de vista de las políticas de salud, economía y
conservación de los recursos (Cámara et al., 1992 a).
Las actividades agrícolas, tales como las constantes
aplicaciones de plaguicidas y fertilizantes en los cam-
pos de cultivo, han sido ampliamente reconocidas como
fuentes de contaminación no-puntual de las aguas su-
perficiales y subterráneas. La contaminación de las
aguas subterráneas aparece cuando las sustancias
químicas sintéticas fabricadas por el hombre se disuel-
ven en el agua que alimenta a las reservas del subsuelo.
Este problema se agrava en las regiones áridas del país,
ya que su suministro en agua depende en forma casi
exclusiva de las reservas subterráneas (Cartwright etal.,
1991).
En el valle del Yaqui el intenso uso de productos
agroquímicos ha causado que sean dos los contaminan-
tes que más preocupen:
Los nitratos que provienen de los fertilizantes
nitrogenados utilizados para la nutrición vegetal.
Los plaguicidas para el control de plagas y enferme-
dades.
Los nitratos en concentraciones elevadas pueden
provocar, sobre todo en infantes, metahemoglobinemia,
una enfermedad que actúa dificultando el transporte de
oxígeno en la sangre (Moinet, 1990). En el caso de los
plaguicidas, es bien sabido que estos son productos
tóxicos y que algunos pueden ocasionar en el hombre
problemas cancerígenos, reproductivos, hereditarios, y
otros (Scully et al., 1992).
La aplicación irresponsable de plaguicidas altamente
solubles en el agua y las inadecuadas prácticas agríco-
las, son algunas de las causas que más contribuyen a la
presencia de agroquímicos en los mantos acuíferos del
valle del Yaqui. Muñoz y Remy (1986), reportan que tan
sólo en el sur de Sonora fueron 163 los diferentes tipos
de plaguicidas expendidos por las casas distribuidoras
de estos productos, sumando un total de 1,500 tonela-
das de ingrediente activo.
En los últimos años, la DIEP-ITSON ha efectuado
diversos estudios de monitoreo de la contaminación por
agroquímicos tanto en pozos de agua subterránea como
en aguafreática. En relación a los plaguicidas, González
(199l)detectólindano, dieldrín y endríncon susisómeros
respectivos, en seis de los ocho pozos que fueron
monitoreados en el valle del Yaqui, los cuales suminis-
tran el agua potable de comunidades rurales (ver ilustra-
ción 5). El cuadro 2, muestra como la mayoría de los
pozos en los que se detectaron plaguicidas presentan
concentraciones que rebasan las normas mexicanas de
calidad del agua para consumo humano. El periodo de
muestreo correspondió de enero a julio de 1990. Cabe
subrayar el caso del Ejido 19 de Noviembre, donde
consumir agua representa un grave peligro paralasalud
por la presencia notable de endrín y DDT. Por otra parte,
la cloración de las aguas de bombeo con el propósito de
evitar contaminación por patógenos podría aumentar
peligrosamente la toxicidad de algunos plaguicidas
organoclorados. Esto se debe a que reacciona ya
seacon lamateriaorgánica presente en elsueloforman-
do nuevos compuestos organoclorados o incorporán-
dose a los metabolitos de los plaguicidas organoclorados
que son por naturaleza persistentes a la biodegradación
(González, 1991).
Un gran número de investigaciones realizadas en
diferentes países europeos y norteamericanos, han con-
firmado que la irrigación es responsable del aumento en
las concentraciones de nitratos en las aguas subterrá-
neas (Power y Schepers, 1989; Strebel et al., 1989). En
el valle del Yaqui se monitoreó la concentración de
nitratos en 22 pozos localizados en ocho comunidades
rurales del valle. En la mayor parte de estas localidades
se consideraron tres tipos de pozos, según su uso: agua
potable, irrigación y pozo de observación. El cuadro 3,
muestra que en dos de las comunidades rurales se
encontraron concentraciones de nitratos superiores a la
norma mexicana (22.1 mg/l) y una superior a las normas
de IaOrganización Mundialde laSalud(45mg/l) (Burgos,
1992; Canales etal., 1991) (ver cuadro 3).
 Al parecer, la actividad agrícola de la región está
ocasionando un aumento en la concentración de nitratos
y plaguicidas en los acuíferos, originando zonas con
agua de mala calidad y, de acuerdo a la vulnerabilidad
de los acuíferos, han alcanzado las fuentes de abaste-
cimiento de agua potable y de riego. La ilustración 6,
muestra los perfiles de los pozos de observación ITSON
con las concentraciones de nitratos presentes en fun-
ción de la profundidad. Es importante señalar cómo las
altas concentraciones en los primeros metros de suelo
rebasan por mucho las normas establecidasa causa de,
principalmente, los grandes volúmenes de fertilizantes
nitrogenados aplicados en los campos agrícolas.
Aguas residuales
En el valle del Yaqui, el DDR 148 Cajeme, cuenta con una
red de drenes colectores conformado de 18 emisores
que varían en importanciay superficie drenada, pero en
conjunto desalojan un volumen promedio (observacio-
nes de 1979-1986) que asciende a 492 millones de
metros cúbicos anuales de agua cruda que va a parar a
los sistemas estuarinos sin ningún tratamiento previo
(Cámara, 1991). El agua residual representa un 18% de
la disponibilidad total de aguas (volumen promedio de
agua disponible de la presa más bombeo de pozos
profundos). La actividad agrícola contribuye en un 94%
de las aguas de desecho, no obstante que aproximada-
mente 39 poblados y ejidos, y una ciudad descargansus
aguas urbanas e industriales al mismo sistema de dre-
naje, ocasionando con ello una mayor contaminación y
riesgos en la salud.
En esta área, la DIEP-ITSONha realizado, en cerca de
diez años, numerosas investigaciones sobre:
La caracterización física, química y biológica de las
aguas de los principales drenes colectores, especial-
mente del colector principal número 1 (agua residual
Cámara, O.: Impacto d e la agricultura bajo riego sobre la calidad del agua: caso del Valle del Yaqui.,
 Cámara, O.: l m p a c t o d e la agricultura bajo riego sobre la calidad del agua: caso d e l Valle del Yaqui ...

agrícola),colector principal número 2 (agua industrial residuales agrícolas. En cuanto a la contaminación por
y agrícola) Y colector principal número 3 (agua do- patógenos, los niveles de coliformes totales y fecales
méstica y agrícola). son muy elevados en todos los colectores y en las
El tratamiento de las aguas. diferentes fechas de muestreo, encontrándose muy por
Su posible reúso en actividades agrícolas y acuícolas. encima de los niveles permisibles. En otra investigación
del colector principal número 1 (ITSON-DIFOIN, 1987)
Los cuadros 4 Y 5 ilustran la caracterización de se reporta la identificación de microorganismos de los
valores típicos de algunos d e los parámetros géneros Enterobacter, Klebsiella, Salmonella, Arizona,
monitoreadosen los tres colectores principalesde aguas Shigella, Providencia, Proteus, Edwardsiella y Pseudo-
residuales en el valle del Yaqui. Estos datos fueron monas, confirmándose la peligrosidad que representan
obtenidos de un estudio recientemente realizado por estas aguas para la salud.
Gortáres etal. (1993), en el que fueron analizados cerca
de 55 parámetros en nueve sitios de muestreo localiza-
dos a lo largo de cada uno de los drenes colectores
(aproximadamente entre 50 y 60 km hasta la desembo-
cadura a los esteros), durante febrero aoctubre de 1992.
Los valores elevados de conductividad eléctrica(CE),
en los tres colectores, se debe al acarreo de las sales
solubles presentes en el suelo al paso del agua de riego.
La CE se incrementa a medida que la distancia de
recorrido de los drenes es mayor, ya que los aportes de
agua y el área drenada también se va incrementando.
Los niveles de oxígeno disuelto (OD), son muy bajos en
casi todas las fechas de muestreo, lo que indica que la
contaminación orgánica proviene de centros urbanos y
rurales. Los valores de OD se van incrementando a
medida que el agua residual avanza en su recorrido.
Esto podría representar que el fenómeno de
autopurificaciónestá presente. Murrieta (1990), mencio-
naque el dren colector Nº2sufre unaautopurificaciónde
aproximadamente 80% en los primeros 10 km de reco-
rrido, sin embargo, Gortáres etal. (1993) sostienen que
más que autopurificación se trata de un efecto de
dilución al ir incrementando los aportes de aguas
 En el mismo estudio, de los 18 plaguicidas
organofosforados y organoclorados analizados,
sistemáticamente fueron detectados algunos de ellos
tanto en agua como en sedimento no obstante que se
prohibe su uso en la agricultura. Además, en numerosos
casos sobrepasaron las normas establecidas, la mayo-
ría de ellos son de tipo organoclorado: metabolitos del
lindano 4,4-DDE y
heptacloro. La concentración de plaguicidas es mayor
de diciembre amarzo, es decir, en el periodo de máxima
superficie cultivada en el Distrito. Por otra parte, como
sería de esperarse, los plaguicidas en los sedimentos se
encuentran en concentraciones superiores a las del
agua.
Otras de las amplias investigaciones que se han
llevado a cabo, es sobre la posibilidad de reusar las
aguas de desecho en actividades agrícolas y acuícolas.
En agricultura, el reúso podría ocasionar bajo condicio-
nes normales efectos severos sobre la planta debido a
las altas concentraciones salinas, efectos ligeros a mo-
derados sobre la permeabilidad de los suelos y residen-
cia temporal de patógenos en el suelo. Sin embargo, el
reúso queda condicionado si se consideran los siguien-
tes elementos: cultivos en que van a emplearse (toleran-
tes a sales y no hortalizas); suelos en que va emplearse
(de preferencia en suelos afectados por sales), y prác-
ticas de manejo integral (Cámara, 1991).
La adaptación de cultivos en suelos marginados por
sales y la adaptación de la microalga Spirulina sp. (rica
en proteínas) con las aguas residuales del colector
principal Nº 1, y la producción de trigo con aguas del
colector principal Nº 2, se encuentra reportada en diver-
sas citas (Cámara et al., 1992 b; Chaira, 1991, Murrieta,
1990). En relación al reúso en acuacultura, Leyva et al.
(1990), efectuaronel cultivo de camarón blanco(Penaeus
vannamei) en estanques experimentales con agua
residual del colector Nº 1. En este caso, los contaminan-
tes de mayor riesgo son la elevada cantidad de
microorganismos patógenos y los plaguicidas
organoclorados detectados. Mediante un sistema de
tratamiento primario fue posible abatir significativamente
la contaminación bacteriana, sin embargo, algunos
plaguicidas persistentes presentan niveles que exce-
den las normas para el cultivo de este crustáceo, por lo
que es necesario aplicar sistemas de tratamiento de
aguas residuales agrícolas más sofisticados.
Contaminación de sistemas estuarinos
Desde 1983, el ITSON inició estudios modestos para
evaluar el impacto de las aguas residuales en los estua-
rios del sur de Sonora, esto surgió ante el planteamiento
de la problemática de extraer peces y crustáceos con-
taminados con elementos tóxicos y microorganismos
patógenos y que posteriormente serían consumidos por
el humano. Sin embargo, no fue sino hasta 1986 que con
el apoyo financiero de un proyecto magno denominado
Alternativas de reúso del agua residual del colector
principal Nº1 y evaluación del impacto ecológico,
pesquero y social en el sistema ectuarino La Atanasia-
Sto. Domingo, cuando se iniciaron estudios sistemáticos
sobre la calidad del agua en los esteros y su impacto en
los ecosistemas estuarinos.
A partir de esa fecha, se llevan a cabo, con especial
interés, observaciones periódicas de los niveles de
contaminación por plaguicidas organoclorados y
organofosforados, metales pesados, carga orgánica y
patógenos detectados en agua, sedimentos y produc-
tos marinos de importancia económica, como el cama-
rón (Penaeus stylirostris y P. vannamei), lisa (Mugil
cephallus), pata de mula (Anadara grandis y A.
multicostata), almeja china (Chione gnidia), ostión man-
gle (Crassostrea corteziensis) y callo de hacha (Atrina
sp.).
En muestreos de plaguicidas efectuados entre 1986
y 1987 en aguas del estero La Atanasia-Santo Domingo
se encontraron al igual que en las aguas residuales,
contenidos de aldrín, DDT, dieldrín, endrín ylindano, que
sobrepasan los límites establecidos por la Agencia de
Protección del Ambiente de los Estados Unidos de
América (USEPA por sus siglas en inglés). La acumula-
ción de estos compuestos puede ocasionar problemas
a los ecosistemas estuarinos, ya que la mayor parte de
ellos son organoclorados cuya persistencia ha sido bien
comprobada. En los sedimentos, las concentraciones
de plaguicidas fueron de 400 a 14,000 veces superiores
a las obtenidas en agua, de tal manera que los residuos
se han ido acumulando en los sedimentos del fondo
(ITSON-DIFOIN, 1987).Sainz (1989), detectó la presen-
cia de isómeros de lindano (0.0324-0.0604 mg/l), DDT
(0.0068-0.0462 mg/l) y endrín (0.0279 mg/l), en tejidos
de algunas especies de moluscos bivalvos.
Algunos plaguicidas contienen metales en su estruc-
tura química. Pérez (1991), muestreó algunos metales
pesados en agua y sedimento, entre octubre y diciem-
bre de 1989, siendo seleccionados de acuerdo a su
importancia ambiental (Cd, Cu, Mn, Ni, Pb y Zn). No se
encontraron variaciones significativas en la concentra-
ción de metales entre los muestreos y, en algunos casos,
se detectaron concentraciones que rebasan hasta en
400 veces las normas de SEDUE (1989), sin embargo,
debido al número reducido de la toma de muestras
efectuadas no es posible afirmar que existe contamina-
ción por estos elementos. Por su parte, Valenzuela
(1991), evaluó la disponibilidad de metales pesados
traza en tejidos de camarón, encontrando que única-
mente la concentración de cobre (9-29 mg/l) en el
abdomen rebasa los máximos permisibles para este
crustáceo.
La contaminación microbiana en los esteros se ha
convertido en un importante problema de orden econó-
mico y ecológico. García (1989), analizó 114 muestras
de agua procedentes de cuatro puntos de muestreo del
estero La Atanasia. De ellas, se aislaron cerca de 593
microorganismos y, se detectó la presencia de colifarmes
fecales y enteropatógenos de los géneros Shigella,
Salmonella, Arizona y Pseudomonas, lo cual indica con-
taminación de origen fecal provenientes de la descarga
del colector principal Nº1. El porcentaje demuestras que
superaron la norma establecida por el Servicio de Salud
Públicadelos Estados Unidos de Américaparacoliformes
totales, tomando en cuenta las cuatro estaciones, varió
entre 46 y 92 por ciento.
Conclusiones
Cuando las evidencias anteriores son consideradas, no
hay más que admitir que el mal uso del agua y de los
agroquímicos en la agricultura bajo riego tiene efectos
significativos sobre la calidad del agua. Si bien la mayor
parte de los efectos son frecuentemente adversos, de-
pendiendo de las circunstancias de cada caso, la mag-
nitud de estos problemas nose perciben inmediatamen-
te. Porotra parte, amedidaque la irrigaciónse incrementa
en una región (por ejemplo el caso del noroeste de
México), la importanciade los efectos adversos también
aumenta. Los resultados presentados indican solamen-
te algunos de los impactos adversos de la agricultura
bajo riego sobre la calidad del agua en el valle del Yaqui,
sin embargo, es de esperarse que hechos similares se
presenten en toda la región agrícola del noroeste de
México y otras regiones similares a ésta.
La solución a estos problemas no es una tarea fácil,
sin embargo, la falta de acciones concretas únicamente
puede incrementar la dificultad y el costo de la solución
final. Las soluciones deben enmarcarse dentro de la
justa medida de organización y cooperación, que sean
acordes a las condiciones socio-políticas y socio-cultu-
rales del país y de sus regiones agrícolas. Frecuente-
mente, los aspectos técnicos y económicos dominan en
los proyectos, mientras que los tópicos sociales y am-
bientales son considerados de menor importancia.
Es un hechoque las investigaciones efectuadas hasta
la fecha nos proporcionan parte de la información nece-
saria para paliar las repercusiones ambientales. En este
sentido, todo indica que es urgente un cambio de
filosofía con respecto a la práctica de una agricultura
más respetuosa del ambiente. La prevención y disminu-
ción de la contaminación de las aguas tanto superficia-
les como subterráneas solamente será posible mediante
la implementación de prácticas de mejor manejo, PMM,
en los campos de cultivo.
En cuanto a las aguas subterráneas que presentan
problemas de contaminación, deberá implantarse un
programa permanente de monitoreo de residuos
agroquímicos, investigar más sobre el establecimiento
de perímetros de protección en zonas vulnerables y,
hacer una selección de las mejores tecnologías de
tratamiento, MTT, de aguas en áreas rurales que se
aprovisionan exclusivamente de los mantos acuíferos.
En el caso de las aguas residuales superficiales
agrícolas, es importante continuar efectuando investiga-
ciones sobre su tratamiento y reúso. En relación al
destino final de las aguas residuales, muy poco se ha
hecho sobre el comportamiento y transporte de los
contaminantes en los sistemas estuarinos por lo que
deberá dársele en el futuro una especial atención. Final-
mente, deberá estudiarse más sobre el concepto de
gasto ecológico, es decir, asegurar la descarga de un
porcentaje del caudal de escurrimiento de agua libre de
contaminación proveniente de los ríos hacia los siste-
mas estuarinos, tal como se viene practicando en la
actualidad en algunos países europeos como España y
Francia.
Recibido: febrero, 1994
Aceptado: mayo, 1994
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Abstract

Cámara, O.A. “lmpactof irrigatedagriculture on waterqualityin the Yaqui Valley, Sonora”. Hydraulic Engineering
in Mexico (in Spanish). Vol. IXNum. 3, pages 57-71, September-December, 1994.
This study deals with the development of irrigated agricultural projects and their environmentalimplications
in the Yaqui Valley, Sonora, Mexico.‘ Water quality was affected by the presence of high salinity, turbidity,
nutrients, insecticides, pathogens and other elements in the irrigation run-off. It seems that fhe storage of
groundwaterin the dams in the YaquiRiver watershaddoesnotsignificantlyreduce waterquality. Otherresearch
carried out by the Dirección de Investigación y Estudios de Posgrado of thelnstituto Tecnológico de Sonora
indicates that the changes in water quality, which are significant, result from drainage of irrigated cropped fields
and the resulting recharge to the aquifers, especially with respect to the transport of salts, nitrogenous fertilizers
and insecticides. A partial solution to these problems requires a change in the philosophy of current agricultura1
practices towards one that will protect the investments in irrigation district rehabilitation.

Key words: lrrigation districts, non-point pollution, agrochemicals,salinity, agricultural drainage.