Está en la página 1de 2

La economía desarrollista de Frondizi

cronista.com/columnistas/La-economia-desarrollista-de-Frondizi-20150504-0009.html

El debate político-económico hizo un importante avance en la última década al asumirse


ampliamente que crecimiento no es lo mismo que desarrollo. Podríamos considerar este
hecho como una tardía victoria conceptual del desarrollismo argentino cuya base
filosófica ​dicho sea de paso​ es más amplia que la del modelo cepaliano, cuyo mentor fue
Raúl Prebisch. En efecto, el mero incremento de ciertos índices de producción, en una
estructura económica determinada, no arroja necesariamente mayor nivel de empleo o
una mejora en la distribución del ingreso, como lo prueba la historia reciente.

Esto es lo que tuvieron en cuenta Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio ya en 1958, cuando
se propusieron cambiar una estructura agroimportadora por otra que estableciese
fecundos intercambios con el exterior sobre la base de agregar valor a las exportaciones
y generar fronteras adentro los insumos básicos cuya adquisición comprometía
severamente la balanza de pagos, provocando recurrentes crisis del sector externo.

El ​modelo sustitutivo de importaciones​, como se lo denominó académicamente, gozó de


muy poco prestigio en las escuelas de ciencia económica más gravitantes. Inicialmente
fue resistido por pretender presuntamente una economía ​cerrada​ y luego, en los
noventa, se determinó que había pasado de moda y ya no respondía a las necesidades
de países como el nuestro, endémicamente deficitarios y endeudados, con enormes
dificultades para financiar su expansión. Ese fue, como decía un tango del que solía
burlarse Roberto Goyeneche, "un amor no correspondido que al final fue
traicionado".

La gestión Frondizi, interrumpida por un golpe cívico-militar, dejó importantes


experiencias que no pueden repetirse idénticamente. En más de medio siglo cambió el
país y sobre todo se transformó el mundo en que aquél programa se llevó a cabo. Pero
es posible sin embargo recuperar la esencia metodológica que inspiró un gobierno con
notables realizaciones a pesar del acoso golpista que padeció.

La enorme inversión en infraestructura de transportes, energía y tecnificación agraria


favoreció que se radicaran en el país fábricas automotrices y autopartistas,
siderometalúrgicas, petroquímicas, y que se expandieran otras ramas productivas ya
existentes.

El país dio en solo cuatro años un verdadero salto de cultura industrial y mejoró
sustancialmente el balance comercial y de pagos. Una audaz reforma abrió la
universidad a la iniciativa privada y la Argentina se proyectó al mundo con un proyecto
muy coherente, al que por supuesto se oponían con malas artes todos los negocios que
se terminaban en un país que iniciaba un proceso acelerado de desarrollo.

Esos esos logros han sido reconocidos con el paso del tiempo y los aportes de Frondizi y
de Frigerio son altamente valorados hoy. Es increíble que se los acusara
1/2
simultáneamente de ser agentes del imperialismo o del Vaticano, o ateos comunistas
solapados. Todo eso quedó atrás y es posible efectuar un análisis crítico que deje
algunas lecciones útiles.

En primer lugar, que la mera espontaneidad de la economía, aún con reglas claras, no es
suficiente. Tienen que determinarse prioridades de inversión para potenciar el conjunto.
Y que esto implica la decisión política de convocar a todos a participar del esfuerzo y
compartir los resultados desde el minuto inicial del proyecto. Exige, además, asumir el
enorme desafío de combatir la indigencia con políticas integradoras y no meramente
clientelísticas o en el mejor de los casos, sólo compasivas.

2/2

También podría gustarte