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Colgajos en patología
anorrectal y perineal
Autores:
Dr. José María Enríquez-Navascués
Jefe de Servicio de Cirugía General y Digestiva.
Hospital Universitario de Donostia. Donostia-San Sebastián.
Dr. Juan García Armengol
Board Europeo en Coloptoctología (EBSQC).
Jefe de la Unidad de Coloproctología.
Servicio de Cirugía General y Digestiva.
Consorcio Hospital General Universitario de Valencia. Valencia.
Dr. Enrique Moncada Iribarren
Facultativo Especialista de Área. Unidad de Coloproctología.
Servicio de Cirugía General y Digestiva.
Complejo Hospitalario Universitario de Vigo. Pontevedra.
Dr. Blas Flor Lorente
Board Europeo en Coloptoctología (EBSQC).
Facultativo especialista del Área. Unidad de Coloproctología.
Servicio de Cirugía General y Digestiva.
Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Valencia.
ABACO 4 · Módulo 2
ÍNDICE
2. Indicaciones y contraindicaciones
5. Resumen
6. Bibliografía
1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS COLGAJOS
Actualmente, el empleo de colgajos en la cirugía anorrectal y perineal es una práctica
común que obliga a los cirujanos colorrectales a una continua actualización tanto en su
técnica quirúrgica como en los cuidados perioperatorios. El cirujano debe mejorar los
diseños de los colgajos para incrementar no sólo su eficacia, sino también la seguridad
de su uso.
A diferencia del injerto libre, el colgajo se extrae de la zona donante,
manteniendo íntegra su irrigación vascular arterial y venosa. Los colgajos se
pueden movilizar de diferentes maneras, fundamentalmente mediante rotaciones,
avances, deslizamientos o transposición. De forma genérica y dependiendo de
los tejidos utilizados en su construcción, podríamos clasificar los colgajos
anorrectales y perineales en: cutáneos, miocutáneos, musculares y mucosos1.
2. INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES
Las indicaciones para los colgajos cutáneos y miocutáneos son múltiples aunque, de
forma general, se debe considerar siempre su empleo en el caso de exéresis amplias
de los tejidos cutáneos superficiales y de los tejidos más profundos como el celular
subcutáneo graso profundo y los planos fasciales y musculares. Como veremos
posteriormente de forma más concreta, en los defectos amplios superficiales se pueden
emplear colgajos cutáneos que incluyan piel y tejido celular subcutáneo, mientras que
para los defectos más profundos se requieren colgajos miocutáneos.
Los colgajos musculares como transposiciones se han indicado para el
tratamiento de la incontinencia anal y como colgajos de interposición para el
tratamiento de las fístulas perineales complejas. También se han indicado para
rellenar cavidades a nivel pélvico tras la realización de resecciones amplias, si bien,
en estos casos, a veces se realizan colgajos miocutáneos con el fin de dar además un
soporte cutáneo a esta área.
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
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3.2. Profilaxis antibiótica: ¿Sí o no?
La cirugía reconstructora anal se considera una cirugía “limpia-contaminada”: es
una cirugía limpia durante el acto quirúrgico, pero tiene altas probabilidades de
contaminarse con las heces en el postoperatorio.
Con carácter general, se recomienda profilaxis antibiótica en todos los
procedimientos de cirugía reconstructora anorrectal. Se deben emplear
antibióticos de amplio espectro que cubran toda la flora local. Aunque la recomendación
de la mayoría de los protocolos suele ser una sola dosis preoperatoria2-4, dado el alto
ratio de dehiscencia de los colgajos tras la infección de la herida, muchos autores
extienden la profilaxis hasta las 48-72 horas después de la cirugía e incluso algunos
mantienen el tratamiento antibiótico hasta el séptimo día del postoperatorio6.
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
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A B C D
A B C D
Figura 2.2. Fístula anal: colgajo de avance dérmico anocutáneo (A, B, C y D).
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
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permanente) y fecal (colostomía o ileostomía). El aumento de la cirugía radical
prostática y de la utilización de la braqui y teleradioterapia para el tratamiento del
cáncer de próstata (con producción de una proctitis rádica secundaria sobre la que se
realizan innecesarias y peligrosas biopsias) ha producido un incremento de la incidencia
de esta devastadora complicación.
Para su reparación definitiva es importante diferenciar las fístulas en las que ha existido
un tratamiento previo con braqui o teleradioterapia de aquellas en las que no ha existido
este tratamiento.
Se han descrito diversos abordajes para el tratamiento quirúrgico de las
fístulas rectouretrales no rádicas:
• El procedimiento más usual es la realización de un colgajo de avance
de pared rectalcompleta en los casos que sea posible el acceso por vía
transanal. Tras identificar, separar y liberar ambos orificios fistulosos, se
cierra el orificio uretral tutorizado con una sonda uretral y el orificio rectal
con el colgajo.
• El cierre directo del orificio rectal sin colgajo, o procedimiento de Latzko,
también realizado por vía transanal pero sin seccionar la fístula, se utiliza
muy poco hoy en día.
• Otra técnica que también se utiliza con buenos resultados es el abordaje
retroanaltransesfinteriano de York-Masson, que permite la identificación
y la visualización óptima de las estructuras comprometidas, facilitando
la liberación de los orificios y su cierre e incluso posibilitando la
interposición de un parche biológico entre los orificios.
El punto débil de estas tres técnicas es que abordan el lado rectal de la fístula
y, contrariamente a lo que ocurre con la fístula, la zona de alta presión en las
fístulas rectouretrales es la vesical-uretral. Para contrarrestar esta debilidad, se
puede interponer entre ambas estructuras tejido viable, como un colgajo del músculo
dartos o uno del recto interno o gracilis, este último es lo obligado en los casos de
tejidos irradiados.
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
Figura 2.3. Fístula rectouretral: colgajo del músculo dartos (A, B, C, D y E).
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Colgajo muscular de gracilis
El colgajo muscular de gracilis16 (Figura 2.4) o de recto interno es más conocido y
empleado para esta patología por el cirujano colorrectal, ya que está más familiarizado
con su disección y uso en otros casos, como en el tratamiento de la incontinencia fecal
(utilizándolo como neoesfinter, con o sin electroestimulación) y en el de las heridas
crónicas perineales abiertas postproctectomía (ver más adelante).
Colgajo de Martius
Martius describió en 1928 la utilización del músculo bulbocavernoso, con su grasa
labial mayor suprayacente, en el tratamiento de las fístulas vesicovaginales
(Figura 2.6). En 1990, Elkins demostró que este músculo no necesitaba ser incorporado
al colgajo, ya que la grasa del tejido labial es lo suficientemente robusta y bien irrigada
13
como para aportar firmeza y consistencia al colgajo, disminuyendo así la morbilidad,
tanto funcional como estética, de la utilización del músculo vaginal.
La interposición de la grasa del labio mayor entre el recto y la vagina (colgajo Martius
modificado) está especialmente indicada para los casos de defectos grandes, tejidos
irradiados o fístulas recurrentes18. Esta reparación se puede hacer por vía transvaginal
exclusivamente o combinarla con un abordaje perineal.
recto. La experiencia con este tipo de colgajo es menor que con el Martius modificado,
aunque se le atribuye una menor morbilidad en la zona donante.
15
heridas granulomatosas persistentes, siguiendo los principios quirúrgicos que se
mencionan a continuación21:
• Escisión asimétrica.
• Elevar o aplanar el pliegue o hendidura interglútea o media (también
denominado surco natal o “natal cleft”) mediante la utilización de un
colgajo cutáneo local simple, dérmico o fasciocutáneo, de avance o de
traslación.
• Lateralización de la herida quirúrgica resultante.
• Evitar las suturas en la hendidura media.
Entre los colgajos locales más empleados en el tratamiento quirúrgico del sinus pilonidal
que cumplen estos principios, se encuentran los conocidos por sus epónimos Karydakis,
Bascom, Limberg y Dufourmentel.
Colgajo de Karydakis
Karydakis, en 1973, propuso realizar una escisión oval asimétrica de las lesiones,
lateralizando el cierre primario del defecto cutáneo tras elevar un colgajo de piel y grasa
que se desplaza contralateralmente (Figura 2.8), en un intento de disminuir la tasa de
recurrencia del cierre primario que atribuyó a la presencia de la herida quirúrgica o de
su cicatriz en el fondo de la hendidura media. Kitchen, en 1996, describe este tipo de
colgajo pero movilizando una menor cantidad de grasa subcutánea, siendo hoy en día la
modificación del Karydakis más empleada22.
Colgajo de Bascom
Bascom, en 1987, tras la escisión radical en bloque, describe una intervención pensada
para tratar las heridas medias persistentes con un tejido de granulación exuberante,
haciendo énfasis en el beneficio de “conservar” la grasa interglútea de alrededor
(Figura 2.9). Tras una escisión asimétrica de la lesión, diseñada previamente, se cierra
mediante un colgajo de avance cutáneo (sin movilización del tejido subcutáneo o con
una movilización mínima) tallado de forma asimétrica y empleando una incisión curva
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
Figura 2.8. Sinus pilonidal: colgajo de Karydakis: A) Las tres figuras superiores. Incisión elíptica centrada
a 2 cm. lateralmente a la línea media (línea a); si la elipse es incompleta, la herida resultante (línea b) que
demasiado cerca del pliegue interglúteo. B) Las tres figuras inferiores. El colgajo dérmico es parcial, sin llegar
a la fascia glútea, y la herida resultante sebe ser asimétrica.
A B C
D E
17
en el extremo inferior de la herida para evitar las “dog ears” y otra alargada en el
extremo superior para evitar la línea media. Senapati, en 2011, publica los resultados
de una adaptación de la operación de Bascom para los sinus pilonidales primarios (no
recurrentes/persistentes)23.
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
heterogénea en cuanto a su
extensión y su severidad clínica A
y se caracteriza por su cronicidad
intermitente, con episodios de
activación e inactividad.
Su patogenia es poco clara,
aceptándose hoy en día que la
enfermedad se origina por la
inflamación de los folículos pilosos B
(“acné inversa”), más que en las
glándulas apocrinas.
Los pacientes con enfermedad
extensa (estadio III) precisan
cirugía. La incisión y el drenaje
no es eficaz y son frecuentes las
recurrencias. El destechamiento
amplio, con o sin marsupialización,
aunque tiene un menor índice de Figura 2.11. Sinus pilonidal: colgajos de Karydakis (A) y de
recurrencia deja heridas difíciles Limberg (B).
de manejar aún con la realización
de injertos de la piel, síncronos
o retardados. La técnica más indicada es la escisión amplia de los tejidos afectos y el
cierre primario de la herida quirúrgica utilizando colgajos de traslación o transferencia25.
El colgajo que mejor se adapta a la hidrosadenitis limitada al área perianal es el
fasciocutáneo de transferencia glútea en V-Y (Figura 2.13), irrigado por las
arterias perforantes que provienen de los vasos glúteos superior e inferior. Se movilizan
bilateralmente dos islas fasciocutáneas de forma triangular desde los trocánteres hasta
la línea media, sin disección del músculo glúteo mayor subyacente.
En el área inguinal, puede ser de utilidad el uso del colgajo fasciocutáneo pudendo19
de rotación o transferencia.
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A B
Figura 2.12. Sinus pilonidal: colgajos de Dufourmentel (A) y Limberg (B). Resultado final.
A B
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Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
Colgajo de avance
El principal es el colgajo Y-V, en el cual la incisión inicial es la vertical de la Y a lo
largo del área fibrosa, sin sección amplia de la base, por lo que la irrigación subdérmica
queda intacta y puede ampliarse según se precise. El vértice del colgajo resultante, la V,
se sutura al extremo inicial de la incisión vertical. El problema de este colgajo es que el
vértice de la V es estrecho, por lo que puede no ser suficiente para mantener ampliada
el área de la estenosis liberada y puedensurgir problemas de irrigación en su punta26.
21
A B
C D
Figura 2.14. Estenosis anal: colgajos dérmicos flap Y-V (A), flap V-Y (B), “houseflap” (C), flap en “U” (D).
Colgajo de transferencia
El colgajo V-Y fue desarrollado inicialmente por Rosen (1986) para tratar el ectropión.
La incisión se realiza con la base de la V orientada hacia el ano (es decir, con el vértice
hacia el exterior); posteriormente se secciona a su alrededor el plexo subdérmico,
quedando como un auténtico injerto en isla. Es necesario conservar y cuidar el tejido
subcutáneo durante la movilización para mantener su viabilidad y poder reemplazar
el anodermo y el canal anal, liberado del tejido cicatricial. La zona donante se cierra
creando una configuración en Y26.
Colgajo en “domicilio”
El colgajo en “domicilio” (“house flap”) descrito por Christensen (1992), es una
variante del colgajo V-Y en el que la parte proximal del flap se confecciona en forma
triangular, centrado sobre la incisión de liberación de la estenosis y el “techo”
del domicilio distalmente. El defecto de la zona donante se cierra primariamente
aproximando los bordes. Tanto este tipo de colgajo como el V-Y se pueden utilizar para
las estenosis altas y, también, bilateralmente, para las estenosis circulares26.
22
Módulo 2. Colgajos en patología anorrectal y perineal
Colgajo en “diamante”
El colgajo en “diamante” (Figura 2.15), descrito por Caplin y Kodner (1986), es similar
a los anteriores pero más apropiado para las estenosis medias, aunque si se realiza
bilateralmente también es adecuado para las estenosis circulares. Este tipo de colgajo
se ha utilizado también para cubrir el defecto ulceroso del canal anal26 con excelente
resultado en los casos de fisuras anales crónicas sintomáticas que no se acompañan de
hipertonía esfinteriana.
Figura 2.15. Estenosis anal: flap en “diamante” (A); aplicación del flap en diamante para una fisura anal
crónica sin hipertonía anal (B).
23
Colgajo en “U”
El colgajo en “U”, descrito por Pearl (1990), es similar a los anteriores pero permite
una mayor movilidad y ascenso dentro del canal anal (estenosis altas) y, además,
permite seccionar un área mayor de estenosis, ectropión u otro tipo de tejido. El defecto
del área donante se deja abierto para que cierre por segunda intención.
A B C D
Figura 2.18. Áreas donantes para la reconstrucción de defectos pelviperineales: colgajo de recto anterior
(abdomen) (A); colgajo del glúteo (glúteo) (B); colgajo de glúteo (muslo) (C); colgajo de muslo (gracilis) (D).
27
Colgajos de abdomen
El colgajo miocutáneo de recto anterior del abdomen31 (Figuras 2.20, 2.21, 2.22
y 2.23) es el más frecuentemente descrito en la literatura en estas situaciones. Está
irrigado por las arterias perforantes periumbilicales derivadas de la arteria epigástrica
inferior.
A B
Figura 2.20. Esquema anatómico del colgajo miocutáneo de recto anterior del abdomen (A). Variantes basadas
en las perforantes de la arteria epigástrica inferior (preservación defascia, músculo, etc.) (B).
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A B
C D
Figura 2.22. Elaboración del colgajo miocutáneo de recto anterior del abdomen (A, B, C y D).
A B C
Figura 2.23. Reconstrucción perineal y vaginal tras amputación abdominoperineal mediante un colgajo
miocutáneo de recto anterior del abdomen (A, B, y C).
29
En la forma de realización más frecuente, la longitud y la anchura de la isla cutánea
se tallan en función del defecto perineo-vaginal (en el “flap” de Taylor −que es el más
utilizado− se orienta oblicuamente con respecto al músculo recto abdominal, pero
también se puede orientar verticalmente a lo largo del músculo recto abdominal).
Posteriormente, se selecciona el músculo a nivel del margen costal, ligando los vasos
epigástricos superiores, y se moviliza preservando los vasos epigástricos inferiores que
yacen en su superficie profunda; finalmente se rota sobre su pedículo, transfiriéndose
al periné a través de la pelvis. En los casos de la reconstrucción de la pared vaginal
posterior, el labio anterior del colgajo se sutura al resto de la pared vaginal residual.
La principal desventaja de este tipo de colgajo es la debilidad que ocasiona a
la pared abdominal, con la posibilidad de desarrollar una hernia incisional.
Se han descrito diversas alternativas al flap miocutáneo completo basadas en
el desarrollo del concepto“colgajo dependiente de vasos perforantes”, es decir,
colgajos en los que ni la fascia ni el músculo en sí constituyen el soporte vascular
de la vascularización del flap. Entre estas alternativas se encuentran: los colgajos
miocutáneos del recto anterior del abdomen con preservación de la fascia y
los colgajos preservadores de músculo, que al requerir una menor disección en el
primero o una menor extirpación de la fascia y el músculo en el segundo, disminuyen la
aparición de hernias y la debilidad de la pared abdominal.
Colgajos de glúteos
Con el desarrollo de la cirugía laparoscópica para la realización de la AAP, la utilización
de los colgajos glúteos se ha potenciado ya que evitan tener que realizar una
laparotomía para obtener un colgajo miocutáneo de recto anterior.
Existen al menos 4 tipos de colgajos glúteos:
• Colgajo dérmico glúteo por deslizamiento V-Y (ver Figura 2.13). Este
tipo de colgajo, cuya utilización ya hemos visto en los tumores de margen
anal o en la hidrosadenitis, es también aplicable a la herida perineal de
la AAP32. Su vascularización proviene de las ramas perforantes de las
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inferior del musculo y del pliegue glúteo; y la otra, oblicuamente, desde
el borde sacro-coccígeo.
Este colgajo se ha utilizado para los defectos perineales y como
alternativa al empleo del colgajo miocutáneo de recto interno, ya que
su masa muscular es mayor, oblitera más espacio y su isla cutánea es
mejor34.
A B
C D
Figura 2.25. Colgajo miocutáneo (horizontal) de glúteo mayor basado en la arteria glúteainferior para
reconstrucción perineal tras amputación abdominoperineal cilíndrica en posición prono (A, B, C y D).
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A B
Figura 2.26. Colgajo de glúteo-muslo. Reparación de defectos pelviperineales, trocanterianos, inguinales, etc.
(A y B).
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A C
Figura 2.27. Recurrencia perineal post amputación abdominoperineal: resección y colocación de gracilis en la
herida/cavidad resultante (A, B y C).
A B C
Figura 2.28. Reconstrucción del defecto perineal (recurrencia perineal). Colgajo miocutáneo de recto interno
(gracilis) (A, B y C).
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RESUMEN
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Colgajos en patología anorrectal y perineal
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