Diario #3 - Una Investigación sobre la Problemática Ética
Experiencia
El semestre pasado tuve la oportunidad de
cursar la materia Comportamiento
Organizacional, la cual estudia distintas
dimensiones, como motivación, liderazgo,
ética, entre muchos otros aspectos, que afectan
el buen funcionamiento de las compañías.
Como parte de una de las actividades para
dicha clase, por grupos se debía realizar una
presentación de un caso de estudio sobre la
ética. En una ocasión, ciertamente la
exposición que me pareció más interesante
durante todo el curso, un grupo expuso el
dilema ético “Cheating is a decision”. Sin
embargo, antes de realizar la presentación del
caso el grupo ideó todo un escenario perfecto
para retratar con nosotros mismos las
conclusiones a las que llegaba el caso. Por
tanto, estos simularon un quiz sorpresa sobre
la lectura asignada para ese día. Nadie sabía
acerca del término que nos estaban
preguntando, la profesora y monitora se
ausentaron por dos minutos de la clase. Una
persona pregunta en voz alta “¿quién sabe la
respuesta? y, sin espera, otra persona da una
posible respuesta a la pregunta del quiz en voz
alta. En consecuencia, 30 de los 30 estudiantes
presentes en la clase escribieron la respuesta
que escucharon sin ni siquiera parar y pensar
por un momento sí la respuesta que nos habían
soplado tenía sentido. En resumen, el término
por el que el quiz preguntó no existe y todos
los estudiantes anotamos ciegamente la
respuesta que escuchamos apostándole a poder
sacarla correctamente. De manera que, las
conclusiones del caso contundentemente
retratan y explican nuestro comportamiento:
“Cheating is contagious, incentives to cheat do
work and people like to cheat in secrete”.
Reflexión
Con la anterior, puedo asociar mi experiencia
con la lectura de Alejandro Sanz de
Santamaría, dado que este ejercicio educativo
permitió, en vez de juzgar para castigar el
comportamiento de los estudiantes, realizar
una discusión constructiva para entender las
decisiones que tomamos en dicha situación.
Además, analizar nuestros incentivos, como
estudiantes, que motivaron el realizar dicha
acción indebida (Escuchar para Comprender).
En la clase no hubo nadie que se salvara de la
prueba de fuego. Todos tuvimos un
comportamiento igual, incluso motivado por
razones similares. Si nos dan el espacio y la
oportunidad para hacer trampa en busca de
obtener una mejor nota en nuestras clases,
somos capaces de incurrir en un acto poco
ético. No obstante, cabe resaltar que la
magnitud de este evento no debía de ser tan
grave tratándose de un quiz, pero esta pequeña
acción en el futuro se puede convertir en una
peor que tenga repercusiones no sólo sobre la
vida profesional de cada individuo, sino
incluso de toda la sociedad. Por tanto, este
hecho permite resaltar la idea y objetivo de los
estudiantes en la universidad: muchas veces se
busca tener buenas notas ante la exigencia y
competitividad del entorno académico, pero
nunca nos cuestionamos si de verdad estamos
aprendiendo. Los pequeños actos son los que
nos diferencian de los demás, por tanto, aún
cuan mínimo sea el evento que le permita
hacer trampa, siempre hay que dirigirse y
recordar los valores y principios que uno
considera correctos. En este caso, era de vital
importancia recordar el valor de la honestidad,
el cual no se puede cambiar buscando obtener
un mejor resultado en una nota de la
universidad.