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DB
AU TO R ES CR ISTIA N O S
D e c l a r a d a de i n t e r é s n a c i o n a l
ESTA COLECCIÓN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA
DIRECCIÓN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Presidente :
MADRID · MCMLXVII
102 bíblica
CAPITULO IV
Naturaleza de la inspiración bíblica
Revelación e inspiración bíblica son, de suyo tomados, dos
conceptos distintos y que, de por si, no se incluyen. Revela
ción es, estrictamente hablando, la manifestación de una ver
dad preferentemente sobrenatural nueva. Pero estando la Es
critura toda ella inspirada, se ve ya que no toda ella está reve
lada en este sentido técnico y estricto. Pues muchísimas de
las cosas que se dicen en la Escritura no son verdades ni nue
vas ni sobrenaturales para el hagiógrafo, sino que eran ele
mentos—conocimientos— de su cultura humana. Sólo en un
sentido lato puede hablarse de estar toda la Escritura revelada,
en el sentido de que, aun esos conocimientos que el hagiógrafo
tiene por vía humana, al ser juzgados con la inspiración bíbli
ca, tienen un nuevo modo de ser en él, son ahora verdades ex
trínsecamente sobrenaturales al ser juzgadas, conocidas y ma
nifestadas «cuín cerlitudine divina» y «modo divino» 1. Es un
modo secundario de revelación.
Pudiendo, pues, la inspiración bíblica ser ajena a la reve
lación estricta, se va a estudiar ahora la naturaleza de la inspi
ración bíblica, dejando para un apartado siguiente el estudio
de la inspiración con revelación.
El hagiógrafo, causa instrumental racional.— A través
de la enseñanza de la Iglesia, lo mismo que de los datos de la
Escritura, se ve que el hagiógrafo fue tomado por Dios, «cau
sa principal» (Benedicto XV), para escribir un libro, como su
«instrumento», pero con la particularidad de que lo tomó como
instrumento vivo y racional. Por tanto, el hombre, como hom-
■ bre, es el que es tomado por Dios como su instrumento para
escribir una obra.
Pero este instrumento humano no va a ser tomado pusira-
mentc, inertemente, sino como ser *vivo y racional», vitalmente.
*Es órgano o instrumento del E. S., con la circunstancia de
ser vivo y dotado de razón» (Pío XII)
Mas este instrumento humano, para escribir una obra, no
es un instrumento simple, como lo es el pincel o la sierra, sino
que es complejo, compuesto: el hombre, para esta obra, es un
haz de facultades. Todas las facultades que intervienen en la
psicología humana para componer un libro van a entrar aquí
en juego para esta obra. Todas ellas— el hombre— van a ser
1 Pk»c:h, Dc ?fLspti־rií)o»t?S\ Stripíiwíí (1906) p.414 n.TO.
2 lili 0.565.
C.4, Naturaleza 103
les esta revelación, como dice Santo Tomás, «por cierto ins
tinto ocultísimo»7.
La misma Escritura muestra también el desconocimiento
que los hagiógrafos tienen de esta acción carismática inspira
dora en ellos. Así, por ejemplo, el autor del segundo libro de
los Macabeos, ya citado, proponiéndose hacer un «resumen»
de la obra de Jasón de Cirene; los autores de los libros de los
Reyes y de los Paralipómenos remitiendo al lector, para varios
datos, a las fuentes que utilizan; San Lucas diciendo el pro
pósito de su evangelio y las «fuentes» en las que se documentó,
o San Juan diciendo que narra lo que vio (Jn 19,35; 1 Jn 1,1-3).
No dicen que Dios Ies haya «hablado® para hacer esto; ni
«revelado» el propósito, ni que se hallen «inspirados». Hablan
sencillamente de un intento aparentemente religioso-humano,
que, sin embargo, estaba todo él iluminado y movido por la
acción carismática de la inspiración bíblica. Eran inconscientes
de ella.
L a preparación «cultural» del hagiógrafo.— Se está es
tudiando la inspiración bíblica en cuanto no incluye revelación
sobrenatural en sentido estricto, Por eso hace falta indicar
esta preparación, previa a la inspiración, que el hagiógrafo ha
de tener, y sobre cuyos elementos, en orden a la composición
del libro, va a recaer la inspiración bíblica.
La finalidad de los Libros Sagrados es una finalidad reli
giosa, más o menos acusada. Incluso aparece esto en el libro
de Rut.
Para esta finalidad religiosa el hagiógrafo pone a contribu
ción sus elementos culturales y religiosos. Estos conocimientos
pueden ser:
a) Naturales: historia, costumbres, geografía, etc.
b) Religiosos: no sólo la especulación filosófica que uno
pudiera alcanzar sobre Dios y la moral— Teodicea y Etica— ,
sino que son muchas veces sobrenaturales, pero no revelados
por Dios a él, sino que es la revelación hecha a otros, v.gr.,
profetas, y que viene ahora por vía humana a recogerla el
hagiógrafo, y a su luz, influido por sus principios y conse
cuencias, va a componer un libro sagrado.
Cabe que para determinarse a la composición del mismo
haya podido haber incluso iluminaciones o mociones sobre
naturales previas, incluso con mandatos, como se lee en la
misma Escritura, v.gr., cuando se lee que Dios ordenó a
Moisés «poner por escrito» la victoria sobre los amalecitas
7 H - I I q . 1 7 , a-S.
106 Inspiración bíblica
no es a c e p ta b le es q u e , si so la m e n te la in sp ira c ió n b íb lic a se
diese p a ra s o b re n a tu ra liz a r el «juicio práctico», re su lta b a q u e
las ideas, los p e n sa m ie n to s d el hagiógrafo, se ría n ex clu siv a
m en te humanos. E ra D io s q u e h acía v er s o b re n a tu ra lm e n te al
h agiógrafo la c o n v en ien cia d e tra n s m itir su s p ro p io s p e n sa
m ien to s h u m a n o s. Y la E sc ritu ra , a p a rte d e lo q u e tie n e d e
co n ten id o revelado, es p a la b ra y verdad, n o d e l h o m b re , sin o
de D ios.
I n s p ir a c ió n d e l ju ic io p r á c tic o c o m o « m o d o » d e r e a
liz a c ió n .— D io s, q u e in sp ira el ju ic io práctico co m o JiecJio,
es d ecir, com o c o n v en ien cia d e tra n sm isió n d e p en sam ien to s,
ha d e in sp ira r ta m b ié n el «juicio p rá c tic o )׳e n lo q u e tie n e d e
modo c o n c re to d e realización.
L o s p en sa m ie n to s d el h ag iógrafo q u e, in sp ira d a m e n te , va
a tra n s m itir, exigen, p a ra esc rib irse , encarnarse e n u n a fo rm a
o «modo» co n creto . N o es u n a sim p le co n cep ció n aco m p añ ad a
de u n v ago ju ic io so b re la co n v en ien cia d e p o n e r p o r escrito
tales p e n sa m ie n to s. L a in sp ira c ió n m u ev e al «juicio práctico»
eficazm ente p a ra q u e esos p e n sa m ie n to s sean p u e sto s p o r es
crito. E sto hace q u e el «juicio práctico», a fectad o p o r la in s p i
ració n b íblica, se e x tie n d a a v e r el p la n o g én ero lite ra rio g e
neral m ás co n v en ien te p a ra e n c a rn a r ese p e n sa m ie n to fu n d a
m en tal, o esas ideas-eje, e s tru c tu ra d o r d el lib ro , a u n q u e luego,
e n la c o n fecció n y so b re la m a rc h a , se vay a ju z g a n d o la c o n
v en ien cia d e los d etalles d e co m posición, d e estilo, d e léxico.
El «juicio práctico» q u e D io s in s p ira es para p o n e r p o r escrito
esos p e n sa m ie n to s d e l «juicio teórico». «Pues el lib ro , sin d e
te rm in a d a fo rm a e x te rn a , n o existe; p re c isa m e n te es esto lo
q ue h ace q u e te n g a el ser lib ro y n o sea u n a m e ra c o n sid e ra
ció n in tern a» 20.
P o r o tra p a rte , la elección de u n a co n v en ien cia es u n acto
d e la v o lu n ta d 21, p e ro el v e r y juzgar la conveniencia m ism a
de u n p la n general p a ra esa idea o g ru p o fu n d a m e n ta l d e id eas
a d e sa rro lla r, esto p e rte n e c e fo rm a lm e n te al « en ten d im ien to
práctico», ya q u e es juzgar de u n modo d e realizar algo. Y esta
exig en cia está en c o n so n an cia c o n lo q u e dice L e ó n X III, en
la .Providerctissimus Deus, so b re la fu n c ió n d e D io s inspirador
d e los hagiógrafos. P u e s d ice q u e D ios:
22E B n .iio .
23 A . B e a , De Scripturae Sacras inspira tiune (iQ 3 5 ) p .5 4 - 5 5 .
C.4. Naturalez¿t 115