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UNIVERSIDAD DE SEVILLA
SECRETARIADO DE PUBLICACIONES
Sevilla, 2013
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Imagen de cubierta: Túnica Chi Fu de raso amarillo, segunda mitad del siglo XVIII.
Museo Nacional de Artes Decorativa, Madrid. Número de inventario: DE16377.
A RTÍCULOS
Introducción
8. VILELA, 1598, pp. 120v-121r; FRÓIS, 1984, p. 313; Travels of Peter Mundy, citado por
BOXER, 1990, p. 137.
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11. Existen numerosos biombos chinos y japoneses localizados entre las propiedades
de los ricos novohispanos. Para más información consultar BAENA, 2012; BALLESTEROS,
2008; CURIEL, 1999.
12. A inicios del siglo XVII, el capitán Andrés de Acosta, además de dos biombos, te-
nía un escritorio, un baúl, un escritorillo, un bufete y varias cajas de espejos de Japón, tres
sobrecamas de la India bordadas de oro y seda, o un pabellón de tafetán, un cajoncillo,
quimonos y abanicos de China, e incluso tuvo entre el servicio de su casa a una esclava
china de catorce años, AGN, Civil, 1998, exp. 3, f. 4r.
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situarse al pie de las camas, en frente de las puertas que dan ac-
ceso al balcón del patio principal. Estos muebles servirían, así, no
sólo para evitar las incómodas corrientes de viento, sino también
para ocultar los lechos de las miradas de aquellos visitantes que
pudieran pasear por el corredor que unía los cuartos13.
Por otra parte, la presencia de los biombos en los salones de
estrado fue especialmente significativa, ya que era el lugar en el
que se recibía a las visitas, además de ser el espacio de la casa
donde las mujeres de la familia acostumbraban a pasar la mayor
parte del tiempo. Puesto que los biombos rodeaban el estrado y
llenaban la escena con su apariencia imponente, no es de extrañar
que se destacase su importancia como objetos decorativos. De
esta manera, a pesar de que en la definición del Diccionario de Au-
toridades de la Real Academia Española de 1726 se resaltaba su
función práctica como pantallas móviles que tapaban corrientes
de aire o dividían espacios, al ser inventariados entre los bienes
de difuntos se incluyeron entre las pinturas y su valoración fue
encargada a pintores y no a carpinteros14. En relación a este inte-
rés por la pintura de sus hojas por encima del uso práctico, cabe
preguntarse si alguno de sus dueños pudo tener una motivación
artística al acumular estas piezas foráneas, tomando una actitud
no sólo de consumidor sino también de coleccionista.
Por último, ya que el salón de estrado actuaba como una es-
pecie de escenario con el que se pretendía influir en la impresión
que el invitado recibía de sus anfitriones, el contenido de las pin-
turas de los biombos adquirió una gran relevancia. Por este mo-
tivo, al margen del valor suntuario del mueble, los temas elegidos
por el dueño transmiten una excelente información sobre sus
gustos o inquietudes, que, si bien partían de la tradición occidental
en la que se educaron, fueron expresión de un gusto propiamente
americano o del deseo de mostrar una realidad diferenciada.
taban con un valor un poco más alto que los “achinados”, pero
aún muy lejos del precio de los de origen asiático. De cualquier
manera, el valor de los biombos locales vino determinado por los
materiales y la calidad del acabado, al que solía hacerse referencia
definiéndolos como de pintura “fina” u “ordinaria”.
No obstante, la aparición en un palacio de Lima de un
biombo guatemalteco hecho de concha de perla y carey con “fá-
bulas de la China”, valorado en mil doscientos pesos, nos lleva a
preguntarnos si pudo haber también una producción de biombos
“achinados” de lujo en América mucho más selecta que la refe-
rida25. No podemos olvidar que, por lo menos para el caso de la
Nueva España, se ha demostrado que hubo muebles fabricados
en el virreinato que alcanzaban precios superiores a sus homó-
logos asiáticos, si bien para el caso de los biombos no parece ha-
ber sido esta la norma.
3. En tercer lugar, el deseo de adaptar la iconografía china y
japonesa al gusto occidental propició una demanda al margen de
los centros de producción originales. Los artistas novohispanos,
siguiendo el modelo de los objetos importados, comenzaron a
producir este tipo de muebles a inicios del siglo XVII. Estos biombos
fueron denominados en las fuentes como “achinados”,“a la moda
de China”,“a la manera del Japón”o“al remedo de China”, y a los
ejemplares que imitaban el estilo de maque oriental, como“lienzo
amacado”,“maqueado”,“de maque fingido”o, de manera más ex-
plícita, de “maque criollo”. Conviene dejar claro que el hecho de
denominar a un mueble“achinado”no tenía por qué significar que
el modelo o la técnica en la que se basase fuera de China. Sabemos
que, en la época, la mayoría de la población no era capaz de dis-
tinguir el origen de un objeto, lo que llevaba a calificar como chinas
muchas obras japonesas o de la India, solamente por haber llegado
por la vía del Galeón de Manila. Por este mismo motivo, es lógico
que en las obras “achinadas” se mezclasen elementos de distintas
25. Archivo General de la Nación de Lima, Protocolos notariales, 83, escribano Oren-
cio Ascarrunz, 1765, ff. 1034r-1035v.
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31. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 1726 [1963], p. 609; REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 1770,
p. 486.
INTERCAMBIOS CULTURALES Y GLOBALIZACIÓN 229
podía ser más clara: la muestra debería ser examinada por el rey
antes de enviar al artesano a San Ildefonso, ya que“no siendo pri-
moroso en su ejercicio no es preciso haga viaje a este sitio por ha-
ber en él al presente dos oficiales charolistas que ejecutan lo que
de su oficio se ofrece para los Reales Palacios”42. Aunque no sa-
bemos el origen e identidad del artesano propuesto, la forma del
encargo evidencia cómo el lenguaje“achinado”había sido plena-
mente asimilado y asumido como propio por la cultura española
de la época, ya que cualquier persona formada podría atreverse a
esbozar un diseño basado en esta iconografía. Asimismo, el hecho
de que ya existiesen en España artesanos dedicados a realizar
muebles de charol, pero que los biombos de la reina fueran
encargados al presidente de la Casa de la Contratación gaditana,
sugiere cómo, en este caso, se valoraban más los objetos veni-
dos de América o Filipinas que los que pudieran producirse en
Europa.
En lo que a la Nueva España se refiere, tenemos una produc-
ción de biombos desde los inicios del siglo XVII que, por un lado,
trataría de desarrollar un lenguaje “achinado” propio, mientras
que, por el otro, incorporaría elementos del repertorio decorativo
oriental a composiciones de estilo y temas europeos:
1. En los biombos hechos “al remedo de la China”, los arte-
sanos novohispanos, influenciados por la importación y el uso
de muebles de origen asiático, pintaron pagodas, puentes, barcas,
aves, plantas o trajes orientales43. No obstante, no se trató de una
mera copia de los modelos que venían de Asia, sino de una apro-
piación consciente y selectiva de su repertorio decorativo con
objeto de darle un nuevo significado acorde con el gusto novo-
hispano. En el biombo “achinado” del Museo Franz Mayer se
puede observar una clara reinterpretación de la iconografía de
moda. Una serie de personajes vestidos a la manera oriental apa-
44. El biombo del Diluvio del Museo Soumaya, hecho en Macao o Manila a finales
del siglo XVII, puede ser tomado como muestra de la ausencia de perspectiva y puntos
de fuga en un biombo chino de exportación.
45. El biombo de la Pelea de gallos se encuentra en la colección familia Alvear Zubiría
(Madrid). MARTÍNEZ DEL RÍO, 1994a, pp. 12-14.
46. Sobre la relación entre identidad criolla y arte, ver CURIEL, 2009; BAENA, 2007.
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Consideraciones finales
La aparición en el siglo XVI de los biombos como una mer-
cancía más de la economía-mundo y su producción en Nueva
España desde los inicios del siglo XVII nos ayuda a comprender
mejor el alcance que tuvo el movimiento de objetos e ideas que
se estableció durante la Edad Moderna. La consolidación por
parte de portugueses y españoles de dos nuevas rutas que unían
Asía con América y Europa puso las bases para un intercambio
comercial y cultural que transformó las sociedades puestas en
contacto y aquellas otras de paso. Fruto de esta situación fue el
desarrollo de una nueva mentalidad moderna que se expresaría
de diferentes maneras. En este sentido, los biombos deben ser
estudiados como una de sus manifestaciones materiales más
Bibliografía