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María no es un ángel del cielo sino un ser concreto de salvación.

Todos los privilegios que


adornan a la Virgen María tienen su origen en que Ella fue elegida por Dios para ser
madre de Jesús.

María es el instrumento al que Dios interpela para llevar a cabo su proyecto. Ella no es
utilizada pasivamente por Dios, al contrario, su “sí” es una respuesta libre y consciente.
Dios no impone nunca, la decisión de María fue asumida con fe y Ella fue fiel a esa
decisión hasta las últimas consecuencias.

Sólo tiene un deseo; obedecer a Dios, hacer su voluntad y ayudar a la salvación de su


pueblo.

María no entiende todo, hace preguntas: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación
con ningún hombre?”, pero obedece con su corazón. La fe no se apoya en razones
humanas sino en Dios. Y esa fe le da ánimo para responder con toda confianza: “Yo soy
la sierva del Señor, que se haga en mí lo que has dicho”

María no es sólo la madre física de Jesús, Ella es mucho más, ya que aceptó con todo su
ser, el plan salvador de Dios; aceptó colaborar en la obra de la salvación.

Privilegios que Dios tuvo con María:

A) María, Madre de la Iglesia: María es el lazo de unión entre Jesucristo y la humanidad.


María fortaleció la fe incipiente de los primeros discípulos y la Iglesia la mira como
ejemplo y modelo a seguir.

B) María, Madre nuestra: La maternidad de María llega a su plenitud en el momento en


que Jesús la llama “mujer” y la constituye la madre de los creyentes.

C) María Corredentora: Su “sí” glorioso, es el más transcendente de la historia de la


humanidad, pues por esto se ha hecho posible nuestra redención.

D) Medianera de todas las gracias: Nadie tiene tanto interés como ella. En el perdón de
los pecados, por lo que vio a su hijo morir en la cruz. María no gobierna, sino que
intercede por cada uno de nosotros.

E) María Reina del Cielo: Sentada a la diestra de Jesús, participa de su hijo en la realeza
universal. Pero como verdadera reina se pone al servicio de la humanidad, dando a cada
una de nuestras almas las gracias que necesita para enfrentar los acontecimientos de la
vida.

El culto que la iglesia propone hacía María es de veneración y amor, de invocación e


imitación. Además exhorta a todos sus hijos a que lo fomenten, distinguiéndolo
perfectamente de la adoración la cual se debe sólo a Dios.

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