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MARIOLOGIA
PBRO. FRANCISCO JASSO
REPORTE DE LECTURA
LUMEN GENTIUM
CAPITULO VIII
MARIA MADRE DE DIOS EN EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA
El Concilio Vaticano II del año 1962 es el que más ha hablado sobre la Virgen María
(Concilio es la reunión de todos los obispos, arzobispos y cardenales del mundo que se
reúnen con el Papa).
Lumen Gentium es una de las cuatro constituciones promulgadas por el Concilio Vaticano
II.
Entre algunas de las cosas sobre María que enseño el Concilio en el capitulo 8 de Lumen
Gentium encontré lo siguiente:
La Santísima Virgen María esta enriquecida con la dignidad de ser Madre de Dios Hijo, es
la hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo, es madre de los miembros de
Cristo. Fue profetizada en el antiguo testamento como la victoria sobre la serpiente y que
dará a luz a un hijo llamado Emmanuel. Cooperadora de la Salvación por su libre
obediencia, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial y coronada como reina
universal de todo lo creado. Intercede por nosotros con sus gracias y méritos de Cristo. Por
sus dones, virtudes y su unión con Cristo es modelo de Iglesia. Todos los hijos de la Iglesia
deben practicar el culto a la Bienaventurada Virgen María. Es imagen y principio de la
Iglesia.
María presta su cuerpo para traer la vida al mundo, es reconocida y honrada como
verdadera Madre de Dios Redentor, esta enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad
de ser Madre de Dios Hijo y, por tanto, la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu
Santo, como un don que supera a las creaturas celestiales y terrenas. Es madre de los
miembros de Cristo por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles.
Es saludada como miembro preeminente y del todo singular de la iglesia, honrada con filial
afecto de piedad como la Madre amantísima.
María fue en la tierra la excelsa Madre del Divino Redentor y en forma singular la generosa
colaboradora entre todas las creaturas y la humilde esclava del Señor, concibiendo a Cristo,
engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su
Hijo mientras El moría en la cruz, en forma de todo singular por la obediencia, la fe, la
esperanza y la encendida caridad en la restauración de la vida sobre natural de las almas.
Por tal motivo es nuestra Madre en orden de la gracia.
Por todo lo anterior María es imagen y principio de la imagen de la Iglesia, ofrezcan todos
los fieles suplicas incesantes a la Madre de Dios y los hombres, para que interceda entre su
hijo.
Es un capítulo bastante armónico de estilo narrativo, cuyo centro contiene una solemne y
novedosa perspectiva de a mariología.
Se concluye reflexionando sobre el culto a Maria.
Este texto ha sido la base de otros documentos como Redemptius misio (1990) donde se
habla de las posibles “mediaciones participadas” en otras religiones.
Finalmente concluye con una afirmación de marcado talante “Maria es signo de esperanza
y de consuelo para el pueblo en marcha”.
No en vano esta perspectiva permitió a Pablo VI, en el día de la aprobación de la Lumen
Gentium (21-12-1964) proclamar solemnemente a Maria “Madre de la Iglesia”