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Por: Jeimmy Fernanda Ruíz Ibáñez.

Código: 0902557.
Estudiante del seminario de Política Latinoamericana Comparada.
Orientada y dirigida por John Harold Rozo Rivera.
-FARIES-RIESP-
Universidad Militar Nueva Granada
2020

RESEÑA DEL LIBRO “PROCESO A UN ÁNGEL”

El libro: “Proceso a un ángel” de la autoría de Fernando Soto Aparicio, publicado por la editorial
Panamericana, dirigido por Gabriel Silva Rincón, tiene por objetivo ilustrar la historia de la vida
de una niña residente de un pueblo aislado por el Estado y la sociedad, quien fue perseguida y
asesinada en manos de los habitantes del mismo, gracias al descubrimiento de las mentiras
inspiradas por su hermano mayor como un símbolo de busca de amor por parte de su madre y tras
ello hubo explotación y engaño producido por la misma, en colaboración de su pareja; asimismo,
el autor asiste a uno de tales procesos que presidio a la tragedia de pueblos que han perdido la fe
y la esperanza, es así, que lo relata a través de tres círculos, el primero titulado: “el día del milagro”,
el segundo: “la tarde de un proceso” y el tercer circulo denominado: “la noche del castigo”; no
obstante, la relación encausa en el caso de Dorita, la que todo el país conoció como “la niña de
Piendamó”, pero aquel no es el único caso que se presenta en territorio colombiano, sino que, en
todos los lugares del mundo donde las “apariciones” son reconocidas oficialmente por la iglesia
moviendo millares de personas; por lo anterior, la niña que expresa ternura rayada en llanto
personifica a miles de niños de América Latina, aquellos que carecen de un hogar.

En el primer círculo (el día del milagro) Domingo, con una voz desolada, comienza a describir a
su hermana Angélica, lo callada que era pese a que sus verdugos la encaminaban al dolor, su vida
tras de que era mala, empeoro con el casamiento de su madre con el Custodio. El número de
personas aumentó de tal modo que, le quitaron la única cobija que tenía reemplazándola por un
harapo de ruana que no le cubría la mayor parte de su cuerpo, desde allí, empezó a carraquear
volviéndose más flaca y más pálida a tal punto de llegar hasta los huesos; además de eso, la mamá
no parecía quererla, daba una impresión de que no la consideraba su hija negándole incluso hasta
la educación, puesto que, la consideraba un ser inútil pero inofensivo que iba de un lado a otro sin
hacer algún berrinche y sin pedir algo a cambio, inclusive, Domingo en el transcurso de una noche
(el hermano mayor) le pregunto qué pensaba del casamiento de su madre con el Custodio, ella solo
Por: Jeimmy Fernanda Ruíz Ibáñez.
Código: 0902557.
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Orientada y dirigida por John Harold Rozo Rivera.
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se quedó pasmada, pese a que la madre no le habría brindado ni una caricia, ella le tenía cariño.
Desde ese mismo momento Domingo sintió odio hasta por el mismo.

Tales recuerdos atacan a Domingo, el remordimiento no lo deja vivir en paz, pues frente a los
abruptos maltratos y palabras que denigraban su integridad, Angélica solo paseaba por las orillas
del Mamoré y contemplaba las piedras con nostalgia.

Sin más, este caso iba en manos de Benedicto Calvoche, el corregidor del pueblo, quien tiene por
escrito todo lo ocurrido con Angélica, en eso, decide plasmar letra por letra desde el principio hasta
el final. Empieza con la vida y crianza de ella, sus sufrimientos y pesares iniciando cuando la niña
tenía diez años y unos meses, en sus concurrencias de ir a las orillas del rio Mamoré encontró una
piedra con tallos visibles de la santísima virgen, tal hallazgo impulso a que la niña atestiguara al
frente de diversas personas que oía una voz misteriosa que le encomendaba la misión de sanar a
los enfermos, consolar a los tristes y dar abundancia a los menesterosos, despues de tal episodio,
Custodio junto con la señora Belinda lo usaron para beneficio propio y para atraer creyentes a su
puerta a través de esa piedra y en su defecto Angélica.

En el segundo circulo (la tarde de un proceso) relata cómo es que el corregidor llegó a investigar
tal caso, comenzando con que la gobernación le encomendó el trabajo, no tenía más que aceptar o
renunciar, y entender que estos delitos deberían ser investigados por la justicia ordinaria. Cargaba
con mucho cuidado en su carpeta los papeles históricos, desde que Trinidad comenzó con 10 casas
hasta llegar a tener sesenta mil y pico de habitantes; tras ello, se creó Desolación, sin embargo, allí
las casas no se han duplicado y es un pueblo olvidado y miserable. No es un secreto que los vecinos
conocían sus vidas y eso facilito la ejecución de tales hechos, además de la facilidad de creencias
encaminadas hacia la brujería, y en su superstición, la iglesia también; ahora bien, es claro que los
rumores se multiplicaban y junto a ellos los supuestos milagros que la niña realizaba, desde sanar
heridas hasta pedir dinero por ello. Las personas que presenciaban los supuestos milagros se
abalanzaban sobre la niña rompiéndole sus prendas y repartiéndoselas como si fuera el mismo
Jesús. No bastándoles, la bañaban delante de los que llamaban fieles, delante de miles de ellos, y
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el consumo de aguardiente de pan y otros comestibles aumentó, ya que estos lo demandaban para
aumentar sus alientos y brindar tributo a la que denominaban la Niña Santa o la Virgencita del
Mamoré.

Como todo, la gente comenzó a darse cuenta de que la niña milagro no hacia milagros, desde que
se empezó a descubrir las capas de la podredumbre que aparentaba santidad, desde que el custodio
se iba a relucir las limosnas ofrecidas en gratitud a la santa, desde que la niña ya no hacía milagros,
lo vieron como un engaño. Custodio después de recibir a miles de seguidores ya solo tenía cien
porque poco a poco la gente perdía la fe…. Si no es más la gente se incomodaba no solo por los
ritos sino porque desnudaban a la niña y aquella estaba creciendo, exponiéndola a que todo mundo
viera su proceso de pubertad, no bastándoles, rezaban a la niña, ella acercaba sus manos a heridas
con mal olor e infectadas, ni le importaba poner sus manos en yagas abiertas. No pasó mucho para
que las personas comenzaran a tachar de brujos a su familia junto a ella, sin embargo, las cosas
empezaron a salirse de control; aquellos que no fueron sanados y gastaron dinero en medicamentos
salieron al descubierto a reclamar esos costos e incluso una mujer decidió acusar a la niña de
haberle quitado al marido, docenas salieron a reunirse para castigarla junto a sus allegados por los
engaños y suplicios que conllevaron, es así como comenzaron a gritar ¡Bruja! ¡Bruja! Tanto que
don Benedicto le tocó poner orden a todos los furiosos que quitaban las ofrendas y demás cosas
que se asentaban en el altar.

Por último, en el círculo tercero (la noche del castigo) comprende el relato que conllevó al
corregidor a investigar más acerca del proceso de crecimiento de fieles a la bruja del Río Mamoré
y a la transformación de los mismos en los verdugos que la ejecutaron producto de los engaños y
abusos de Débora, junto con Custodio, aquellos que se aprovecharon de lo sucedido para
enriquecerse; por supuesto, la historia tiene un enlace, ya que, describe algunos milagros que se
dice que realizó la niña como lo informado con Gabino Cruz, quien prolifero el milagro a cientos
de ellos. Poco a poco los engaños fueron descubiertos, ya no era un secreto que aquella niña
milagro no era más que una niña y que de bruja no tenía ni un santo, como es cierto, los robos
ocasionado por Custodio en complicidad con Débora, los ahorros depositados que fueron para uso
Por: Jeimmy Fernanda Ruíz Ibáñez.
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Orientada y dirigida por John Harold Rozo Rivera.
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de beneficencia propia y que los distintos ritos no eran más que embustes, causo que las personas
se fueron aglomerando gritando a toda voz ¡es bruja, es zorra, es canija, es hechicera, es puta! Y
de todo el palabrerío solo quedo sonando una palabra ¡Bruja!, ¡bruja!, ¡bruja!, don Benedicto la
tenía entre sus brazo y se abalanzaron sobre el tomándola entre sabanas, la llevaron a una hoguera
hecha por diversos troncos, le quitaron la sabana y la dejaron desnudita, cualquiera que oyera esa
palabra diría que suena hasta calentadora, pero se le dice así porque estaba muy hundida de pecho
y de vientre, se le podía contar las costillas a simple vista, aunque su madre pedía que la soltaran
no fue posible, ni si quiera el policía que boleados tiraba, pudo poner orden, pero las llamas
alcanzaron a la bruja de Mamoré, donde los gritos sufragaron todo el pueblo quedando así carbón
y de la equis que le pegaron el cuerpo escurría un hueso y un pedazo de sábana blanca que las
llamas no tomaron. Su muerte carga con las consciencias de muchos, entre ellos, la de su hermano
Domingo quien el día de su muerte la defendió del Custodio, pero era demasiado tarde, ya venían
por ella.

A modo de conclusión, “proceso a un ángel” describe una sociedad sesgada por la religión u otros
procesos ideológicos que conllevaron al abuso, explotación y beneficio propio llevado en manos
de personas corruptas y corrompidas, sin más, la niña no solo representa la situación de muchos
niños en América Latina sino en otros lugares del mundo donde sus territorios han sido aislados
por el Estado y la sociedad, repudiable y con una situación económica precaria.

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