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PROGRAMA DE ÉTICA FILOSÓFICA

1. Justificación

Nos encontramos en una cultura caracterizada por el cambio, donde cada


cual vive según sus conveniencias y circunstancias cayendo fácilmente en un
subjetivismo como pauta de comportamiento.
comportamiento.

Además, se dan una serie de doctrinas éticas, donde proponen un estilo de


comportamiento muy propio enfatizando un aspecto de la vida del ser
humano, en el que se convierte en pauta universal de referencia sobre el bien o
el mal de la acción humana.

Hoy más que nunca, se necesita que el cristiano comprometido tenga una
visión integral de la persona humana como ser que obra de acuerdo a su
naturaleza humana, en relación con los demás, con Dios y consigo mismo, y
de esta manera, tenga una recta conciencia individual y social, y pueda prestar
una ayuda a los que viven a su alrededor en orden a la transformación del
mundo y de la sociedad de acuerdo a los valores humanos y cristianos.

2. Objetivos

Presentar a los estudiantes una visión general de los principales sistemas


éticos, en donde se analizan sus fundamentos filosóficos y sus incoherencias
frente a una visión integral de la persona humana.

Mostrar que la moralidad se funda en la naturaleza de la persona humana y


que ésta se va haciendo en la medida en que obra y actúa de acuerdo a su
propia naturaleza.

Favorecer el análisis crítico partiendo de la problemática actual, en vista a


diseñar algunas pautas de aplicación, inspirados en los principios
fundamentales de la antropología cristiana.

3. Contenido
 

1. Introducción
1)  Definición de los términos.
2)  Es ciencia normativa de los actos humanos.
3)  La relación de la ética con otras ciencias.
4)  La moralidad como fenómeno social.
5)  Fundamentos de la ética.

2. Principales modelos
modelos éticos propuest
propuestos
os a lo largo de la historia

1)  Éticas de virtudes.


2)  Epicureismo.
3)  Estoicismo.
4)  Neoplatonismo.
5)  Ética Spinoziana.
6)  Ética del deber.
7)  Utilitarismo.
8)  Ética del superhombre.
9)  Ética marxista.
10)  Ética axiológica.
11)  Ética de la liberación.
12)  Ética de la responsabilidad o Levinasiana.
L evinasiana.
13)  Ética comunicativa.

3. La vida moral

1)  La actividad moral personalizarte.


2)  Los valores.
3)  La experiencia y el valor moral.
4)  Los valores al servicio de la vida.
5)  La conciencia.
6)  El sentido del deber y la ley.
7)  El fin último del hombre.

4. Ética de la responsabilidad
responsabilidad social

1)  Responsabilidad moral ante los problemas


2)  El sentido de alteridad.
  2
 

3)  Las relaciones sociales a la luz de la alteridad.


4)  La vida en sociedad, el bien común.

4. Bibliografía

AYLLÓN, José Ramón,  Introducción a la ética. Historia y fundamentos,


Editorial Palabra, Manuales de filosofía Nº 11, Madrid 2006.
CASTELLOTE, Salvador, Compendio de ética filosófica e historia de la
ética, EDICEP, Valencia 2002.
CHALMETA Gabriel, Ética Social, Iniciación Filosófica, Editorial Eunsa,
Pamplona 2003.
CORTÉS J. – MARTÍNEZ A.,  Diccionario de filosofía  en CD-ROM,
Editorial Herder S.A., Barcelona 1996.
CORTINA Adela - MARTÍNEZ Emilio, Ética, Ediciones Akal, Madrid
1996.
DE FINANCE Joseph, Ensayo sobre el obrar humano, Editorial Gredos,
Madrid 1966.
DE FINANCE Joseph, Etica Generale, Tipográfica Meridionale, Bari 1994.
FRONDIZI Risieri, ¿Qué son los Valores?,  Breviarios Fondo de Cultura
Económica, México 1986.
GONZÁLEZ Juliana, Ética y libertad , Ediciones Fondo de cultura
económica, México 1997.
GOZÁLEZ ÁLVAREZ, Luis José, Ética, Editorial el Búho, Santa fe de
Bogotá 1998.
LEVINAS Emmanuel, Ética e Infinito, Edición la balsa de la Medusa,
Madrid 20002.
LÓPEZ ARANGUREN José Luis, Ética, Obras completas, Vol. 2, Editorial
Trotta, Madrid 1994.
MONDIN Battista, Ética – Política, Manuale di filosofia sistematica Vol. 6,
Edizioni Studio Dominicano, Bologna 2000.
RODÍGUEZ Ángel, Ética, libros de iniciación filosófica, Editorial EUNSA,
Pamplona 1986.
RODRIGUEZ, Leonardo, Ética, Sapientia Rerum Serie de Manuales de
filosofía Nº 1, B. A. C., Madrid 2001.
VALORI Paolo, L´esperienza morale, Morcelliana, Brescia 19762.
VELEZ, Jaime, Curso de filosofía, Colección Loyola Vol. 2, Bogotá 19724.

I - INTRODUCCIÓN
  3
 

1. Definición de los términos

A menudo se utiliza la palabra ética como sinónimo de moral, es decir, ese


conjunto de principios, normas, preceptos y valores que rigen la vida de los
pueblos y de los individuos1.

La palabra ética procede del griego ethos,  que significaba originalmente


morada, lugar en donde vivimos, pero posteriormente pasó a significar el
carácter, el modo de ser que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de
su vida. El término moral procede del latín mos moris,  que significa
costumbre, luego pasó a significar carácter o modo de ser.

En conclusión, etimológicamente los términos ética y moral, confluyen en


un significado casi idéntico: todo aquello que se refiere al modo de ser o
carácter   adquirido como resultado
2
de poner en práctica unas costumbres o
hábitos considerados buenos .

En un contexto más filosófico podemos distinguir los términos: llamamos


ética a la disciplina filosófica que constituye una reflexión de segundo orden
sobre los problemas morales, de ahí que la ética responde a la pregunta por
qué debemos? Esto quiere decir, que argumentos avalan y sostienen el código
moral que estamos aceptando como guía de conducta. Llamamos moral a ese
conjunto de principios, normas y valores, que cada generación transmite a la
siguiente en la confianza de que se trata de un buen legado de orientaciones
sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa 3.
2. La ética es la ciencia normativa de los actos humanos
1
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, Akal Ediciones, Madrid 1996, 21.
2
  Cf.  Ibidem, 21. De Finance enfatiza aún más: “ética significa costumbre, la manera
habitual de obrar, carácter, y ésta palabra en plural (caracteres) significa residencia
habitual, lugar donde se vive, ya sea del hombre o de los animales. Una primera
aproximación a una definición sería: acción propia, cosa apropiada, hecho apropiado”. En
conclusión, dice De Finance: “la ética o la moral es la ciencia o la filosofía de la acción
humana” (DE FINANCE J., Etica generale, Tipografía Meridionale, Bari 1994, 7). Otro
autor afirma: “la ética es la parte de la filosofía que estudia la moralidad del obrar humano;
es decir, considera los actos humanos en cuanto son buenos o malos” (RODRÍGUEZ A.
Ética, Editorial EUNSA, Pamplona 1986, 17).
3
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 22.
  4
 

La ética es normativa, como la lógica, que trata del recto funcionamiento


del pensamiento, aquí se trata del buen desarrollo de la vida, la recta
orientación de la existencia. Ella es una ciencia práctica, no solamente porque
trata la praxis humana, sino que la dirige. En una palabra, la ética dirige la
acción práctica del hombre.

La ética es un arte de vivir , pero qué clase de vivir? Vivir no solamente


feliz, va más allá, vivir como se debe vivir. Es decir, es la ciencia que le
permite al hombre vivir como hombre, como debe vivir, por todo esto la ética
es normativa.

Finalmente, la ética es la ciencia categóricamente normativa de los actos


humanos, según la luz natural de la razón. No estamos diciendo que proceda
de manera racionalista y laica que ignore el hecho religioso4.

3. Relación de ética con otras ciencias 


 La ética y la psicología del hombre están relacionadas, porque tienen como
objeto material los actos humanos, por ejemplo los actos libres tienen una
entidad psicológica. Pero tienen además, objetos formales diversos, la
psicología estudia la génesis y la naturaleza de los actos libres en cuanto
proceden del alma (proceso de abstracción intelectual), la ética, en cambio,
considera la moralidad de los actos libres. Peligro continuo el psicologismo.

 La ética y la sociología positiva coinciden en parte de su objeto material,


pero difieren en su objeto formal. Considera y ayuda a conocer lo que la gente
hace, los acontecimientos concretos, pero no puede determinar lo que los
hombres deben hacer. Peligro continuo el sociologismo.
mo ral. La ética estudia con las luces de la razón las
 La ética y la teología moral
exigencias morales que se derivan de la naturaleza humana. La elevación al

4
  Cf. DE FINANCE J., Etica generale, 10 – 13. La ética, como las otras disciplinas
filosóficas es llevada en la síntesis de la fe, en cuanto estudia estructuras y exigencias
esenciales del hombre. La filosofía podrá prestar mejores servicios a la fe en cuanto sea
auténticamente racional; pero de la misma manera, el filósofo percibirá mejor las
exigencias profundas de la razón en cuanto que sea un mejor cristiano (Cf. DE FINANCE,
Ética generale, 14).
  5
 

orden sobrenatural hace necesario que el hombre acomode su conducta a las


enseñanzas de la teología moral5.

4. La moralidad como fenómeno social 


moralidad como

El lenguaje cotidiano está lleno de expresiones morales: “eso no está bien…


¿por qué lo hiciste”?, “esa actitud es irresponsable”, “actuó en forma
deshonesta”, “hay que respetar las leyes”, “tenemos deberes y derechos”...
Esto nos indica, que la moral está presente en la vida de todos nosotros y
cualifica las relaciones sociales.

Inicialmente todas las normas se reducen a dos


do s posibilidades: lo permitido y
lo prohibido. Así lo bueno y lo malo dicen relación a diferentes aspectos de la
vida humana, pueden referirse al ámbito: de las costumbres sociales, de la
religión, y de los valores.

A través del lenguaje cotidiano constatamos que la moral es algo vital, algo
existencial, es la vida misma, consciente de sí, autoevaluándose en busca de
la perfección. 

La actitud más común que asumimos frente a la moral es simultáneamente


de aceptación y de rechazo. Por ello, la vida en sociedad necesita una serie de
normas que aseguren la paz y el orden entre los individuos, deforma que los
intereses particulares no atenten contra los intereses comunes.

Acordes con la racionalidad surgen elevados ideales de perfección, que la


sociedad difunde e impone como principios de comportamiento que todos
deben obedecer (respeto de la vida, de los bienes, a la buena fama…).

Pero, a la vez constatamos conductas morales contradictorias; es decir, la


doble moral. Se entiende por ella, un cierto relativismo de los principios o
normas morales difundidos por una sociedad. En otros términos, se tiene una
moral en la Iglesia y otra en la calle, una en la vida pública y otra en la vida
privada, una para los demás y otra para uno mismo.
El fenómeno que venimos describiendo posee un carácter universal. 
Debido a que es algo arraigado en el ser mismo del hombre, como lo es su

5
 Cf. RODRÍGUEZ Á., Ética, 22 – 23.
  6
 

sociabilidad, éste ha sido cualificado por la moralidad desde sus orígenes. Por
ello afirmamos que el hombre en cuanto hombre es un ser moral y que en
todos los pueblos, incluso en los más primitivos, aparezca siempre la
estructura de lo moral6.

5. Fundamentos de la ética

La ética depende de la  Antropología, es tan importante este fundamento que


“sin una antropología previa no puede haber una ética… Toda ética está
basada en una concepción de lo que es la naturaleza humana” 7. Este principio
se verá claramente en el siguiente capítulo donde se desarrollarán los diversos
modelos éticos. “La ética responde a la pregunta: ¿cómo puede el hombre
compaginar la pluralidad y la unidad”8.

Pero además, la ética exige una  fundamentación científica  frente al


neopositivismo lógico. Para esta filosofía lógico analítica “las decisiones
éticas quedan excluidas de todo saber científico y relegadas al mundo de lo9
irracional y subjetivo. La ciencia del ser nada puede decir al deber ser ” .
Adela Cortina ha criticado este
e ste racionalismo lógico en los siguientes términos:
“la auténtica fundamentación de la moralidad será… aquella que intente
ofrecer el conjunto lógicamente conectado de las determinaciones que hacen
posible la moralidad: será fundamentación filosófica de la moral la que
establezca sistemáticamente cuantas determinaciones sean necesarias para
establecer la coherencia del ámbito práctico, porque ella será la que ofrezca la
razón suficiente”10.

6
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, Editorial el Búho, Bogotá 19982, 19 – 24.
7
 CASTELLOTE, S., Compendio de ética filosófica, EDICEP, Valencia 2002, 45.
8
 Ibídem, 46.
 Ibídem
9
 Ibídem, 47.
 Ibídem
10
 Ibídem, 48.
 Ibídem
  7
 

II – MODELOS ÉTICOS

Son numerosos los sistemas éticos elaborados a lo largo de la historia11.


Cada uno de ellos tiene su parte de verdad; hay toda una riqueza de aspectos
implicados en la vivencia moral, de acuerdo a una época, a una cultura; por
esto, no existe una ética verdadera frente a numerosas falsas o equivocadas,
como pretenden algunos dogmáticos, simplistas, y extremistas. Fácilmente, se
olvida que el ser humano es un proyecto siempre abierto a nuevos ideales de
perfección y de progreso12.

Cada teoría ética ofrece una determinada visión del fenómeno de la


moralidad y lo analiza desde una perspectiva diferente. Todas ellas están
construidas prácticamente con los mismos conceptos, por que no es posible
hablar de moral prescindiendo de valores, bienes, deberes, conciencia,
felicidad, fines de la conducta, libertad, virtudes, etc. Las diferencias que
observamos entre las diversas teorías éticas, no vienen por tanto de los
conceptos que manejan, sino del modo como los ordenan en cuanto a su
prioridad y de los métodos filosóficos que emplean13.

Cada uno de los sistemas que vamos a exponer corresponde a una actitud
moral que es destacada sobre las demás. Hay quienes viven pensando en el
placer, otros luchando por el poder, otros consagrados a la práctica de la
virtud, o a la lucha revolucionaria, otros obsesionados por el cumplimiento
estricto de sus deberes.

Lo que pretendemos en este capítulo no es tanto aprender un sistema ético


teórico, sino el reconocimiento a través de ellos de las actitudes morales que
luchan por imponerse unas sobre otras en nuestro interior y en la sociedad14.

11
  Para complementar esta síntesis histórica de la ética se sugiere: AYLLÓN, José
Ramón, Introducción a la ética. Historia y fundamentos , Editorial Palabra, Manuales de
filosofía Nº 11, Madrid 2006, 13 – 117; CASTELLOTE, Salvador, Compendio de ética
historia de la ética, EDICEP, Valencia 2002, 175 – 403.
 filosófica e historia
12
 Cf. GONZÁLEZ Luís José, Ética, 29 – 30.
13
 Cf. CORTINA A. – MARTÍNEZ E., Ética, 21 – 22.
14
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 30.
  8
 

1. Ética de virtudes 

En nuestra sociedad, de tradición occidental y cristiana, está fuertemente


enraizado el modelo ético del hombre virtuoso. La máxima aspiración del
hombre consiste en la felicidad, que no puede encontrarse sino en Dios, fin
último de la vida humana. Y esa felicidad, se alcanza mediante el ejercicio de
las virtudes15. Este sistema ético se conoce también con el nombre de
eudemonismo; viene del griego eudaimonia que significa felicidad. 

A continuación se distinguen, muy sintéticamente los principales filósofos


que promueven la ética de virtudes:

•    Los Sofistas. Se tenían a sí mismos como maestros de la virtud,


concretamente la virtud política. Sus doctrinas defendían posiciones
individualistas y relativistas que conducían al escepticismo16.

•   Sócrates. Argumentos éticos: la excelencia humana se muestra ante


todo en la actitud de búsqueda del verdadero bien, y para ello es
necesario el abandono de actitudes dogmáticas y escépticas, y tomar
una actitud crítica. La verdad habita en el fondo de nosotros mismos y
podemos llegar a ella mediante la introspección y el diálogo; se llega a
ella mediante la mayéutica. Las verdades encontradas por unos pocos
estudiosos pueden valer universalmente, como orientación para todos
los hombres. El objetivo último de la búsqueda de la verdad es la
asimilación de los conocimientos necesarios para obrar bien y así
alcanzar la sabiduría, la felicidad, de tal manera, que nadie que conozca
realmente el verdadero bien puede obrar mal17.

15
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 31. El hombre está orientado por naturaleza hacia
la felicidad. Ésta es el bien supremo y fin último del hombre. La felicidad se alcanza
mediante la práctica de las virtudes, que son el equilibrio en todos lo ámbitos de la vida
humana. La contemplación de la verdad es el ideal superior de vida virtuosa. El bienestar
de toda sociedad es lo que debe orientar las relaciones entre sus miembros. Sabemos bien
que Santo Tomás amplía la visión griega, afirma: “Dios es el fin último del hombre y la
fuente de la felicidad suprema” (Cf.  Ibidem, 31). Para ampliar la doctrina de Santo Tomás
ver: S. Th., II – II, q. 83, a. 9, c.; Summa contra Gentes, lib. III, cap. 17 – 25; S. Th., I – II,
q. 2 – 5.
16
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 54.
17
 Cf. Ibidem, 54 – 55. PLATÓN, Menon, 87c – 89a.
  9
 

•   Platón. La verdadera moral ha de ser un conocimiento que ha de


presidir al mismo tiempo la vida del individuo y de la comunidad; el
conocimiento nos orienta a alcanzar la felicidad. Este diseño utópico lo
expone en la República, en toda ella se vive la virtud de la justicia18.
Miremos como están conformados los estamentos del estado: los
gobernantes, que tienen la función de administrar, están caracterizados
por la virtud de la  prudencia; los guardianes tienen como virtud el
valor ; y los productores tienen como virtud la moderación. En el alma
humana19  Platón distingue tres dimensiones: racional, elemento
superior dotado de autonomía, es con el que el hombre conoce, de ahí
que tenga como virtud propia la sabiduría o prudencia; irascible, es la
sede de la decisión y del coraje, aquí predomina la voluntad, se
fundamenta en una fuerza interior que ponemos en acción cuando se
produce un conflicto entre la razón y los deseos instintivos, le
corresponde la virtud de la  fortaleza  o valor; apetito, parte
concupiscible, nos referimos a los deseos, pasiones e instintos, tiene
como virtud la moderación o templanza. En Platón se resalta la noción
de Bien, como idea suprema20. El Bien es una realidad en sí misma, algo
distinto y separado de las cosas buenas. Es aquello por lo cual son
buenas las cosas, es aquello que empapa de inteligibilidad toda realidad
permitiendo que sea cognoscible para nosotros; pero, solamente
aquellos que tengan la capacidad y la constancia adecuadas llegarán a
encontrarse de lleno con el Bien en sí, de modo que esta experiencia les
proporcionará un conocimiento superior, que los capacita para gobernar
con rectitud y justicia los asuntos de la polis; ellos son los filósofos21.

•    Aristóteles. Es el primer filósofo que elabora un tratado sistemático de

ética, llamado: Ética a Nicómaco. En él se interroga sobre el fin último


18
 Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 57. En Platón la virtud de la justicia  no
tiene asignado un lugar determinado en la ciudad, como no lo tiene tampoco en el alma; se
presenta como virtud que acoge y armoniza a todo el conjunto de la ciudad y todos los
elementos que conforman al individuo (Cf.  Ibidem, 57). Para el concepto de justicia en
Platón Cf.  República Nº 435b – c.; 580 e – d.
19
 Cf. PLATON, Fedro Nº 253d; República Nº 580e; 430d - 432.
20
 Cf. PLATÓN, República Nº 507a - 509b.
21
 Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 55 – 58. Para ampliar la idea de Bien  en
Platón se recomienda: GÓMEZ Antonio, Platón, Editorial Fondo de cultura económica,
México 19933; SÁNCHEZ Salvador, « La idea de Bien en la República», en  Aparte de rey,
Nº 12, Diciembre 2000.
  10
 

de todas las actividades humanas, que no puede ser otro que la


eudaimonía, la vida buena, la vida feliz. La vida feliz según Aristóteles
tendrá que ser un tipo de bien perfecto; esto es, un bien que persigamos
por sí mismo, tendrá que ser autosuficiente; es decir, quien lo posea ya
no desea más. El bien supremo deberá consistir en algún tipo de
actividad que le sea peculiar (conocer)22. Todos tenemos una misión que
cumplir en la propia comunidad y que nuestro deber moral no es otro
que desempeñar bien nuestro papel en ella.  La felicidad   más perfecta
para el ser humano reside en el ejercicio de la inteligencia teórica23; esto
es, en la contemplación o comprensión de los conocimientos. También
se puede acceder a ella mediante otro camino, el ejercicio del
entendimiento práctico, que consiste en dominar las pasiones y
conseguir una relación amable y satisfactoria con el mundo natural y
social en el que estamos integrados. En síntesis hay moral porque los
seres humanos buscan inevitablemente la felicidad, la dicha, y para
alcanzar plenamente este objetivo necesitan de las orientaciones
morales; podemos decir que Aristóteles entendió la vida moral como un
modo de autorrealización, por ello clasifican su ética en el grupo de las
eudemonistas24.

•   Santo Tomás de Aquino continúa la tradición griega al considerar la


felicidad como fin último de la actividad humana: hay moral porque
todos queremos ser felices; también continúa la tradición teológica
iniciada por S. Agustín, sólo en Dios puede hallarse la verdadera meta
que andamos buscando. La felicidad perfecta para el hombre no es
posible en esta vida; mientras llega ese momento la mejor clase de

22
23 Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco , Libro X,prudencia
cap. VIII.. Ella nos permite deliberar
 La principal virtud dianoética o intelectual es la
correctamente, mostrándonos lo más conveniente en cada momento de nuestra vida; nos
facilita el discernimiento en la toma de decisiones, guiándonos hacia el logro de un
equilibrio entre el exceso y el defecto y es la guía de las restantes virtudes. Una persona
virtuosa será, casi con seguridad, una persona feliz, pero necesita para ello vivir en una
sociedad regida por buenas leyes, de ahí que la ética no puede desvincularse de la política
(Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 60).
24
 Cf.  Ibidem, 58 – 62. También ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, libro I y X. Para
ampliar el concepto de Virtud , que es un hábito adquirido, voluntario y que consiste en el
 justo medio entre dos extremos
extremos vicioso
viciosos,
s, Cf. ARISTÓTELES
ARISTÓTELES,, Ética a Nicómaco, libro II, 5
– 6. Encontramos un buen resumen de la ética de Aristóteles en FRAILE Guillermo,
 Historia de la filosofía, vol. 1, Biblioteca de autores cristianos, Madrid 1990 6, 515 – 535.
  11
 

felicidad es la que proporciona la contemplación de la verdad. Además


Dios es el supremo monarca del universo, puesto que El ha establecido
la ley eterna y dentro de ella ha fijado los contenidos de la verdadera
moral como ley natural. Esta ley contiene un primer imperativo “ha de
hacerse el bien y evitarse el mal”. La ley natural nos ordena cosas tales
como conservar la propia vida, satisfacer las necesidades corporales y
atender a las inclinaciones sociales e intelectuales. Estos preceptos
básicos son comprendidos fácilmente por toda persona humana, se
hallan en nosotros naturalmente inculcados, ese hábito de captar los
preceptos naturales se llama sindéresis. La aplicación de tales preceptos
a las circunstancias concretas de cada acción es lo que constituye la
conciencia25. 

2. El epicureismo

El placer constituye una aspiración generalizada entre los hombres de todos


los tiempos. El epicureismo es una ética hedonista, esto es, una explicación de
la moral en términos de búsqueda de la felicidad entendida como placer, como
25
 Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 67 - 68. Se sugiere complementar leyendo
en DE AQUINO Tomás, S. Th. I-II, q. 2, a. 1, 4-8; q. 5, a. 8; q. 91, a. 2; q. 94, a. 1-6; S. Th.
I, q. 79, a. 12. El término conciencia se estudiará  más adelante; pero, es bueno tener
presente desde ya su significado: “La conciencia también llamada, en lenguaje escolástico,
sindéresis. Actividad de la mente humana por la que se representa la rectitud, o la ausencia
de rectitud, de una decisión, acción u omisión. Es, por tanto, la capacidad humana de juzgar
sobre la bondad o la maldad, la capacidad de realizar juicios morales o la de comprender la
obligación incondicional que impone el deber. Se suele llamar conciencia antecedente a la
que precede a la realización del acto, o a la decisión de actuar o no actuar, y que se percibe
como una sugerencia de la razón a hacer el bien, y conciencia consecuente, a la que es
posterior
razón sobrea laloacción,
hecho, decisión
decididouuomisión,
omitido.yNo
queesconsiste
sino la en una reflexión
misma concienciao humana,
juicio de en
la
cuanto se refiere, no al conocimiento de «objetos», sino al conocimiento de la moralidad de
los «actos» y es, por tanto, lo que se denomina razón práctica y, en cuanto autoconciencia,
coincide con el sujeto personal, libre y responsable. Se considera a la conciencia norma
última de moralidad (última en el sentido de «más próxima»), lo cual implica la
obligatoriedad de atenerse a ella en el terreno práctico. La conciencia es principio de
moralidad justamente porque obliga. No debe, sin embargo, entenderse que se trata de una
obligatoriedad subjetivamente entendida, sino objetivamente fundada por el carácter
eminentemente social de la conciencia. La objeción de conciencia es, a su vez, el rechazo a
aceptar mandatos u órdenes por motivos de conciencia. La conciencia moral se adquiere en
el proceso de socialización” («Conciencia » en CORTÉS J. – MARTÍNEZ A.,  Dicciona Diccionario
rio
de filosofía en CD-ROM , Editorial Herder S.A., Barcelona 1996).
  12
 

satisfacción de carácter sensible. Los cirenaicos defendían que el bien humano


se identifica con el placer sensual e inmediato26.

El máximo representante es Epicuro de Samos (341-270). Para él, el


principio de todo bien se halla en el placer. Algunas de sus afirmaciones se
refieren a un placer grosero, al placer del vientre que producen la comida y la
bebida. El placer que hace verdaderamente dichoso al hombre es un placer
tranquilo, equilibrado. Los placeres corporales cuando no se saben controlar
llevan consigo el sufrimiento. Más aún, todo placer corporal encierra
inquietud y crea mayor ansiedad. De ahí que los verdaderos placeres sean más
bien los del espíritu. Epicuro es materialista y entiende por ellos los placeres
físicos más elevados. El placer puro es el que no lleva mezcla de sufrimiento.
Saber seleccionar los placeres y saber calcular su medida, con el fin de
eliminar lo más posible el sufrimiento, sería la máxima de la actividad moral
que brinda el epicureismo a los hedonistas de todos los tiempos27.

3. Estoicismo
En este modelo ético se agrupan las doctrinas filosóficas de un amplio
conjunto de autores griegos y romanos que vivieron entre los siglos III a. C. -
II d. C. El fundador del estoicismo es Zenón de Cito, luego siguieron:
Posidonio, Séneca, Epícteto, y Marco Aurelio28.

Esta doctrina, que es fundamentalmente de carácter moral, llama la atención


de los primeros pensadores cristianos por sus elevados principios y pronto es
asimilada por el cristianismo. En los cimientos del estoicismo se halla la
comprensión del mundo como un cosmos, un orden universal, regido por leyes
inmutables que gobiernan también la vida humana. El ideal del hombre 
consiste en vivir conforme a la naturaleza. De ese modo se adapta al orden
universal y consigue la felicidad. El camino de la perfección reside en la
apatheia, una actitud de indiferencia positiva frente a los acontecimientos.
Para alcanzarla el hombre debe comenzar por cultivar la ataraxia, es decir, no
dejarse turbar por nada, nos garantiza la tranquilidad de espíritu, en armonía
26
 Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 62.
27
  Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 37. Complementar con «Carta a Meneceo» de
Epicuro en VERNEAUX R. Textos de los grandes filósofos. Edad antigua, Curso de
filosofía tomista, Editorial Herder, Barcelona 19804, 93 – 97.
28
 Cf. COTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 63.
  13
 

total con la naturaleza. Todo lo que nos sucede: éxitos, alegrías, sufrimientos,
muerte, es lo que nos conviene. Aceptarlo sin apego ni resistencia, es alcanzar
la perfección y la felicidad.

A esta actitud se une la conciencia de la dignidad humana, basada en que


todo en el universo es divino. Como seres humanos todos los hombres somos
iguales, todos formamos parte del orden cósmico divino. De este modo el
estoicismo culmina en un humanismo universalista29. “El sabio estoico es el
que consigue asegurarse los bienes internos y despreciar los externos,
d e Séneca, «artífice de la propia vida»”30.
logrando ser, en palabras de

4. Neoplatonismo

La doctrina del neoplatonismo es netamente religiosa y recoge la tendencia


mística del hombre a sumergirse en la divinidad. Plotino desarrolla el esquema
del idealismo platónico; elabora una metafísica religiosa que influirá en la
ascética cristiana hasta mediados del siglo XX y que aún perdura en grupos
religiosos, que siguen colocando la perfección de la vida cristiana en la unión
afectiva del alma con Dios.

El fundamento supremo de toda la realidad es el Uno, que es el ser perfecto,


primero, y absoluto. De él proviene por emanación el  Nous, inteligencia o
espíritu, y de éste el alma. En estas tres realidades existe unidad y perfección.
La imperfección se encuentra en la materia. La búsqueda de perfección
consistirá en una marcha ascendente hacia el Uno, siempre buscando ser
reabsorbidos místicamente por él. Para ello hay que comenzar con la
purificación de toda sensualidad mediante una ascética rigurosa. Así se logra
el dominio del espíritu por la contemplación de las ideas hasta llegar al éxtasis
de la intimidad con Dios, privilegio de las almas más puras y anticipo de la
felicidad que nos espera después de la muerte31.

29
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 40.
30
 CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 65. Complementar con el texto de EPICTETO
 Manual y convers aciones  (selección) en VERNEAUX R. Textos de los grandes filósofos.
conversaciones
Edad antigua, Curso de filosofía tomista, Editorial Herder, Barcelona 1980 4, 99 - 103.
31
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 43. Se sugiere leer Enéada I: sobre las virtudes I,2;
del bien primero y de los otros bienes I, 7; sobre qué son los males y de dónde provienen
I,8 en PLOTINO Enéadas I-II, Editorial Gredos, Madrid 2001 2.
  14
 

5. Ética de Spinoza

El espíritu racionalista de Descartes es llevado al extremo en Spinoza. En su


obra  Ética demostrada según el orden geométrico  constituye un completo
sistema filosófico sirviéndose del método geométrico, en donde enuncia
algunas premisas, proposiciones, para luego hacer rigorosas deducciones
racionales.

La premisa fundamental es la Sustancia, que la define en los siguientes


términos: “Por sustancia entiendo aquello que es en sí y se concibe por sí, es
decir, aquello cuyo concepto no necesita el concepto de otra cosa, por el que
deba ser formado”32. En otros términos, la Sustancia es única y lo abarca todo.
Entre las cosas que comprende la naturaleza se encuentra el hombre, quien al
no poderse identificar con la Sustancia, es necesariamente una de su
modalidad, la cual representa el atributo del pensamiento en la mente y el
c uerpo33.
atributo de la extensión en el cuerpo

Bajo el título ética, en Spinoza, se tiene una metafísica, una antropología, y,


en menor grado, una teoría del conocimiento. No se encuentra una teoría ética
en cuanto tal; sin embargo, se encuentran elementos éticos dispersos,
especialmente en las partes IV y V de su obra principal34.

Según spinoza, la conducta ética ha de dirigirse por los grados superiores


del conocer, especialmente por el intuitivo; ya que de esta manera, se logra
dominar la turbulencia de los afectos o pasiones y, por lo tanto, se llega a
dotar también al espíritu de tranquilidad como ejercicio de la felicidad.

Este sistema filosófico elimina la libertad humana, ya que se enfatiza la


facultad de la razón y no la capacidad de decidir. “El hombre libre, esto es,
aquel que vive según el sólo dictamen de la razón”35. A la vista de esta
libertad racional y necesaria, queda fuera una conciencia moral que decida el

32
  SPINOZA B., Ética, I, Definiciones 3; proposición 10, escolio, Editorial Trotta,
Madrid 2000, 39; 45.
33
  Cf. MONDIN Battista, Ética – Política,  Manuale di filosofia sistematica Vol. 6,
Edizioni Studio Dominicano, Bologna 2000, 24 – 25.
34
 Cf. RABADE Sergio, Spinoza: Razón y felicidad , Editorial Cincel, Madrid 1987, 231.
35
 SPINOZA, B., Ética, IV, prop. 67, demostración
demostración..
  15
 

bien y el mal moral, que proyecte fines, que se arrepienta… La libertad tiene
más que ver con la afirmación y conservación del ser propio36.

Se puede hablar, en Spinoza, de una ética de la virtud; pero, entendida como


conducta rigorosa racional. Así se constata en el siguiente texto: “Actuar
absolutamente por virtud, en nosotros no es otra cosa que actuar, vivir,
conservar su ser (estas tres cosas significan lo mismo) por la guía de la razón,
y esto según el principio de buscar la propia utilidad” 37. En pocas palabras, la
virtud no es la búsqueda de un término medio, ni el ejercicio de una ascética
de sacrificio, sino un ajustarse a la dirección de la razón. Esta es una ética de
la vida y no de la muerte38.

La ética espinoziana tiene sus resonancias estoicas, puesto que el resultado


al que debe conducir la conducta moral racional es la tranquilidad del espíritu.
Esta actitud se constata en el escolio final de la Ética, en donde se afirma:
“frente al ignorante, agitado por múltiples causas externas, a quien su
ignorancia de sí mismo, de Dios y de las cosas, le alejan de la conquista de
esta tranquilidad… el sabio, por el contrario, en cuanto es considerado como
tal, a penas sí se conmueve en su ánimo, sino que, consciente de sí mismo y de
Dios y de las cosas con cierta necesidad eterna, no deja nunca de existir, sino
ve rdadera tranquilidad de ánimo”39.
que goza siempre de la verdadera

En conclusión, la ética de Spinoza es el resultado de “una metafísica de la


necesidad… que ha de ser planteada y dirigida por la parte mejor de nosotros
mismos, que es la inteligencia… Esta ética nos lleva a comprender que no
somos más que una parte de la naturaleza total, cuyo orden tenemos que
seguir… (de ahí que…) la conducta moral es ajustase a ese orden que nuestro
conocer ha de descubrir y la felicidad sólo vendrá de asumir la necesidad con
que estamos integrados en tal orden”40.

36
 Cf. RABADE Sergio, Spinoza: Razón y felicidad , 232.
37
 SPINOZA, B. Ética, IV, prop. 24.
38
 Cf. SPINOZA, Ética, IV, prop. 67. RABADE Sergio, Spinoza: Razón y felicidad , 233.
39
 SPINOZA, B., Ética, V, prop. 42, escolio. Cf. RABADE Sergio, Spinoza: Razón y
 felicidad , 234.
40
 RABADE Sergio, Spinoza: Razón y felicidad , 233.
  16
 

6. Ética kantiana

El interés de Kant consiste en darle a la moral un fundamento autónomo:


que la moralidad misma del hombre constituya el fundamento último y la
no rmas morales41.
fuente original de todas las normas
Kant parte del siguiente hecho de razón: todos los humanos tenemos
conciencia de ciertos mandatos que experimentamos como incondicionados,
como imperativos categóricos; todos somos conscientes del deber de cumplir
algún conjunto de reglas; por esto, el punto de partida de la ética no es el bien
que apetecemos como criaturas naturales, sino el deber que reconocemos
interiormente como criaturas racionales. El bien propio y específico de la
moral no consiste en otra cosa que en el cumplimiento del deber42.

Los imperativos categóricos son aquellos que mandan hacer algo


incondicionalmente, por ejemplo: cumple tus promesas, di la verdad, socorre a
quien esté en peligro… Ellos están al servicio de la preservación y promoción
de las personas. Los imperativos categóricos mandan realizar una acción de
modo universal e incondicionado: simplemente ¡debes o no debes hacer tal
cosa!

La verdadera moralidad supone un verdadero respeto a los valores que están


implícitos en la obediencia a los imperativos categóricos; estos están presentes
en la vida cotidiana, no son un invento de los filósofos. Y para saber si uno de
ellos se puede considerar como “ley moral” ha de reunir los siguientes rasgos
de razón: * la universalidad , será ley moral aquella que comprenda que todos
deberíamos cumplir; * referirse a seres que son  fines en sí mismos, será ley
moral la que obligue a respetar a los seres que tienen un valor absoluto, es
decir a los seres racionales, ya que solo ellos muestran la dignidad de seres
libres; * valer como norma para una legislación universal en un reino de los
 fines, para que una máxima
máxima sea ley m moral,
oral, ha de estar vigen
vigente
te en un reino
reino
futuro en que todos los seres racionales llegarán realmente a tratarse entre sí
como fines y nunca como medios43.

41
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 46.
42
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 71.
43
 Cf. Ibidem, 72 – 73.
  17
 

La clave de los auténticos mandatos morales está en que puedan ser


pensados como si fueran leyes universalmente cumplidas sin que ello implique
ninguna incoherencia. Al obedecer tales mandatos, nos estamos obedeciendo a
nosotros mismos, puesto que no se trata de mandatos impuestos desde fuera,
sino reconocidos en conciencia por uno mismo; esta capacidad de conducirnos
por las normas de nuestra propia conciencia es la que nos da un valor
absoluto, de tal manera que las personas no tienen un precio sino una
dignidad, somos alguien, somos fin, nunca medios para tal cosa…

Teniendo en cuenta el determinismo físico – biológico, Kant afirma la


libertad  como
  como un postulado de razón. Hemos de suponer que realmente todos
somos capaces de decidir por nosotros mismos, siguiendo las directrices de
nuestra propia razón; por ello, la existencia de orientaciones morales nos
conduce al conocimiento de la libertad, mientras la existencia de la libertad es
la razón de ser de las propias orientaciones morales44.

Kant afirma que el bien propio de la moral consiste en llegar a tener una


buena voluntad , es decir una disposición permanente a conducir la propia vida
obedeciendo imperativos categóricos, dado que son los únicos que nos
aseguran una verdadera libertad frente a los propios miedos, a los instintos y a
cualquier otro factor ajeno a la propia autodeterminación por la razón. Buena
voluntad es, por tanto, la de quien desea cumplir con el deber moral por
respeto a su propio compromiso con la dignidad de las personas45.

El bien moral, no reside en la felicidad, sino en conducirse con autonomía,


en construir correctamente la propia vida. Pero el bien moral no es para
nuestro autor el bien supremo, este último solo puede entenderse como la
unión entre el bien moral y la felicidad a la que aspiramos por naturaleza.  
Pero la razón humana no puede ofrecernos ninguna garantía de que alguna vez
podamos alcanzar ese bien supremo, lo único que puede hacer la razón es
remitirnos a la fe religiosa46.

La razón no nos conduce a la incredulidad religiosa, pero tampoco a una


demostración científica de la existencia de Dios, únicamente nos conduce a
44
 Cf. Ibidem, 74.
45
 Cf. Ibidem, 74 – 75.
46
 Se recomienda ampliar en, KANT Immanuel, Crítica de la razón práctica, Ediciones
Sígueme, Salamanca, 1994, Libro 2, Cap. II, numeral 5.
  18
 

afirmar la necesidad de estar abiertos a la esperanza de que Dios exista, esto


es, afirmar la existencia de Dios como otro postulado de razón, y no como una
certeza absoluta. Porque si Dios existe, podrá hacerse realidad
r ealidad el bien supremo
de que las personas buenas alcancen la felicidad que merecen, aunque para
ello sea necesario un tercer postulado: la inmortalidad del alma. Pero mientras
llega la otra vida, ya en esta es posible ir transformando la vida individual y
social en orden a que todos seamos cada vez mejores personas. La ética
kantiana apunta a una progresiva reforma política que ha de llevar a nuestro
mundo a la superación del peor de los males, la guerra, con la justa
instauración de una “paz perpetua” para todos los pueblos de la tierra47.

7. Ética utilitarista

Es sin ninguna duda el modelo ético más seguido en la actualidad. Su


principio fundamental consiste en la búsqueda de felicidad que se consigue
por el placer rechazando toda forma de dolor; de tal modo, que lo bueno es lo
que produce placer y lo malo es lo que produce dolor. En definitiva el criterio
de utilidad es lo que mueve todas las acciones humanas. En una palabra es útil
lo que aumenta el placer y disminuye el dolor.
Uno de los grandes representantes de este modelo es  Bentham, un filántropo
preocupado por la felicidad de la humanidad, a cuyo beneficio elabora una
aritmética moral. La conducta debe regirse solo por el interés. Toda la
sabiduría moral consiste en un frío cálculo de intereses. La virtud es el hábito
de hacer bien las cuentas para lograr mayor placer. La mayor felicidad es
lograr que todos alcancen el placer; a esto lo llama maximación de la
 felicidad . El interés público está por encima del interés particular.

Su discípulo Stuart Mill corrige esta doctrina dándole mayor importancia a


la calidad del placer que a su cantidad; por lo tanto los placeres espirituales, o
intelectuales son más valiosos que los placeres sensuales. Moralmente, las
personas se clasifican de acuerdo al tipo de placer a que aspiran48.

47
  Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 75 – 76. Se recomienda leer: KANT
«Transito del conocimiento moral vulgar de la razón al conocimiento filosófico » en
Fundamentación de la metafísica. Este texto se encuentra también en GONZÁLEZ Luis
José, Ética, 47 – 49.
48
  Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 50. Se puede complementar con el texto de
BENTHMAN J. «El principio de utilidad aplicado a la moral», en GONZÁLEZ, Luis
José, Ética, 51. En pocas palabras «El principio utilitarista» de John Mill consiste en lo
  19
 

En las dos últimas décadas este modelo ético distingue: el utilitarismo del
acto, que demanda juzgar la moralidad de las acciones caso por caso; y el
utilitarismo de la regla, que recomienda más bien ajustar nuestras acciones a
las reglas habituales. Así ahorraríamos energías y aprovecharíamos la
experiencia vivida49.
8. Ética de Nietzsche

Nietzsche encarna la caracterización del siglo XX: crisis de valores en todos


los campos; por ello, su mayor preocupación será el porvenir de la civilización
occidental.

El mundo, según nuestro autor, es un caos de fuerzas animadas por


voluntades de poder, cuya expresión es la vida. El hombre se debate entre dos
actitudes, la lucha por el poder y la defensa de la debilidad. Esto hace
reconocer dos tipos de hombres: los poderosos y los débiles.

 Los hombres débiles  son mediocres, incapaces de vivir por sí mismos,


necesitan vivir en sociedad, con un orden jurídico, una religión y una moral
comunes. Tienen como valores: la igualdad, la caridad y el sacrificio. Estos
conforman la mayoría de la humanidad son despreciables, aunque resultan
necesarios para que hagan ciertas funciones en favor de los poderosos.

 Los hombres poderosos, muy escasos y solitarios constituyen una raza


superior caracterizada por valores opuestos a los anteriores. Tienen como regla
el desarrollo de la propia personalidad en vista al poder y a la grandeza. El que
realiza en su vida el ideal del hombre poderoso se convierte en un
superhombre, que es el valor y la meta suprema de la humanidad. Este hace
todo lo que sirve a sus fines, sin necesidad de justificar nada, ya que está más
allá del bien y del mal. La moral es conveniente para los inferiores50.

siguiente: “el fin último por razón del cual son deseables todas las otras cosas
(indiferentemente de que consideremos nuestro propio bien o el de los demás) es una
existencia exenta de dolor y abundante en goces, en el mayor grado posible, tanto
cuantitativa, como cualitativamente” (MILL John, «Sobre la libertad. El utilitarismo»
citado en CORTÉS J. – MARTINEZ A.,  Diccionario de filosofía  en CD-ROM, Editorial
Herder, Barcelona 1996).
49
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 79.
50
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 52.
  20
 

Con Nietzsche se vuelve a una ética individual y se opone a toda


interpretación teleológica de la actividad práctica
práctica humana. A continuación
continuación sus
argumentos: Nietzsche disuelve el fenómeno de la intencionalidad práctica en
procesos fisiológico – químicos, aunque no negó la realidad de las acciones
humanas, encontrando su última base en la estructura instintiva; rechaza la fe
en la libertad de la voluntad… todo es decidido por los instintos naturales; y
negó la teleología, la praxis humana está impregnada de un misterio
impenetrable, nunca somos señores de nuestras acciones porque el obrar no
depende de fines, ni los motivos deciden sobre el valor… de ahí su
afirmación: “tuve que negar la moral para imponer mi voluntad moral” 51. Sin
menospreciar lo anterior, tengamos presente que el núcleo del pensamiento de
Nietzsche es el “eterno retorno” 52 donde expresa al máximo la fatalidad de
51
 Cf. CORTINA A. – MARTINEZ E., Ética, 86 – 87.
52
 Este tema “lo desarrolla Nietzsche en el capítulo del Zaratustra titulado De la visión y
el enigma… Se trata de su pensamiento «más profundo», y también del más difícil de
captar,
retorno ya
deque el tratamiento
lo mismo» que da alNietzsche
no significa, modo dedelaseste tema escosmologías
antiguas bastante ambiguo. El «eterno
que predicaban la
doctrina del gran año, la repetición de las cosas individuales, aunque en los textos
conocidos como La voluntad de poder formula su tesis como si se tratase de una doctrina
cosmológica… Pero más bien debe entenderse… como doctrina moral: es el sí trágico y
dionisiaco a la vida pronunciado por el propio mundo, unido a la noción del amor fati. Esta
doctrina moral o, mejor, prueba selectiva moral, supone una importante reflexión sobre el
tiempo que Nietzsche expone de forma metafórica. Contra el sentimiento de un tiempo
destructor y aniquilador… de las potencialidades de la voluntad de poder, Nietzsche
reivindica la destrucción del sentido trascendente del tiempo lineal judeo – cristiano… Esto
supone una crítica profunda de la oposición habitual entre pasado y futuro: el instante no es
un simple tránsito desde un pasado hacia el futuro, sino que en él mismo se muestra el
tiempo eterno. Pero esto tampoco supone afirmar la circularidad del tiempo, como acaba
confesando el enano del Zaratustra: «todas las cosas derechas mienten, murmuró con
desprecio el enano.
circularidad, sin más,Toda verdad
implica es curva,
el hastío el tiempoen
y la parálisis, mismo es unencírculo»,
la medida ya que
que tiende a la dicha
plena
determinación (ya que todo cuanto sucede debe volver a suceder). Por ello, Zaratustra
tampoco acepta la mera concepción cíclica del tiempo, que todavía se basa en categorías de
análisis tomadas del transcurso temporal fragmentador. El eterno retorno es el fin de toda
finalidad trascendente: tanto de un fin en sentido escatológico -como el predicado por las
religiones que hablan de un juicio final-, como del fin de una conflagración universal al
final del ciclo del gran año… La repetición de lo mismo, si es realmente de lo mismo es lo
equivalente a afirmar que no se repite, pues en la repetición lo mismo no sería lo mismo.
Por ello significa que cada instante es único, pero eterno, ya que en él se encuentra todo el
sentido de la existencia. Es por esto que la doctrina del eterno retorno no es descriptiva,
sino prescriptiva: el eterno retorno debe instituirse por medio de una decisión humana para
que realmente cada momento posea todo su sentido. El resentimiento contra la vida nace de
  21
 

todo lo que fue y será. Este principio práctico, puede entenderse como
principio supremo de la obligatoriedad de los valores para la voluntad. Su
peculiaridad radica en que no hay ningún principio último al que esté ligada la
voluntad humana, sino que el principio determinante surge de la rotación del
tiempo. El eterno retorno sustituye aquellos tres valores supremos que habían
fijado la valencia de los valores: el concepto de fin último, el concepto de
unidad absoluta y el de verdad absoluta. En su lugar se introducen el grado de
poder, la constelación de poder y una peculiar obligatoriedad desde la
perspectiva del eterno retorno.

En definitiva Nietzsche disuelve la moral en la estética, configura la vida en


nombre de la libertad individual, desenmascarando los modelos abstractos
universales. Es decir, que proporciona
pr oporciona una justificación estética y no moral del
mundo y la vida. Por otra parte, propone la voluntad de poder 53  como
principio de interpretación del mundo y por ello, todas las morales se reducen
a ella. No le interesa la virtud sino el vigor54.

la incapacidad de asumirla plenamente, y asumirla plenamente es aceptar que todo lo que


fue, fue porque así lo hemos querido, es decir, querer el eterno retorno...” (« Eterno
retorno » en CORTÉS J. – MARTÍNEZ A., Diccionario de filosofía en CD ROM, Editorial
Herder, Barcelona 1996).
53
 Ésta consiste en lo siguiente: “La muerte de Dios como reconocimiento de ausencia de
sentido es la condición para que pueda surgir la presencia del devenir que no ha de
 justificarsee fuera de sí por ningún sentido trascend
 justificars trascendente.
ente. Esta nueva perspec
perspectiva,
tiva, que es la
del superhombre, es la que se expresa como voluntad de poder o esencia de la vida, y como
pluralidad de perspectivas. De ahí que, metafóricamente, Nietzsche defienda al politeísmo,
ya que es expresión de pluralidad contrapuesta al ideal de unidad del monoteísmo… El
impulso vital es expresión de la voluntad de poder, que siempre aspira a más. La vida,
entonces,
concebido esporunNietzsche,
caso particular
a la vez,decomo
este biológico,
vasto impulso que yes-enla lavoluntad
orgánico medida de poder,
en que la
cultura no sea ya reacción contra la vida- expresión de la consumación y superación del
nihilismo. Toda fuerza impulsora es voluntad de poder que, en este sentido, es la esencia
misma del ser, y que, como principio afirmador, está situado más allá del bien y del mal…
La voluntad de poder no consiste en ningún anhelo ni en ningún afán de apoderarse de nada
ni de dominar a nadie, sino que es creación; es el impulso que conduce a hallar la forma
superior de todo lo que existe y afirmar el eterno retorno, que separa las formas superiores,
afirmativas, de las formas inferiores o reactivas…” (« Nietzsche» en CORTÉS J. –
MARTÍNEZ A., Dicciona
 Diccionario
rio de filosofía en CD ROM, Editorial Herder, Barcelona 1996).
filosofía
54
 Cf. CORTINA A. – MARTÍNEZ E., Ética, 87 – 89. Se puede complementar con el
texto de NIETZSCHE, « Bien y mal, bueno y malo» en Genealogía de la moral, citado por
GONZÁLEZ Luis José, Ética, 53 – 55.
  22
 

9. Ética marxista

Como criterio último de verdad, Marx impone la praxis. La acción, la


producción, el trabajo, la eficacia histórica, son los indicadores de la verdad y
por consiguiente de la bondad moral.  La alienación 55 constituye la fuente y la
máxima expresión a la vez de deshumanización. Esta inicialmente de carácter
económico afecta enseguida los ámbitos de la cultura, el derecho, la religión y
la moral. El hombre está moralmente alienado cuando orienta sus aspiraciones
según falsos ideales creados por la clase burguesa para mantener la
explotación de los trabajadores. Los ideales religiosos en general son
alienantes por cuanto predican al trabajador explotado resignación en este
mundo como medio para alcanzar la felicidad eterna en otra vida.

Frente al estado actual de alienación social, manifiesto en el antagonismo de


clases, Marx propone el ideal del hombre nuevo, que será fruto de la sociedad
comunista, sin clases. Sólo mediante la revolución será posible acabar con la
explotación y la división en clases. Las virtudes de esta moral son la lucha, la
solidaridad, el sacrificio por la causa revolucionaria, el trabajo colectivo.

55
  En Marx toda alienación “tiene una base radicalmente (de raíz) económica y social.
No es, pues, una pretendida naturaleza humana la base de la alienación, sino la condición
real en la que el hombre se encuentra como consecuencia de su actividad productiva en
determinadas condiciones históricas. La alienación religiosa no es más que una de las
diversas formas de alienación que el hombre padece. La fundamental es la alienación
económica, la que aparece ligada al trabajo humano hecho bajo determinadas relaciones de
producción: las que se establece entre los que poseen los medios de producción y los que
sólo disponen de su fuerza de trabajo. Tal como se presenta, en los Manuscritos económico-
filosóficos de 1844 (editados en 1932), esta alienación, que también supone una escisión o
descomposición se articula
producto de su trabajo: de la siguiente
el hombre es lo quemanera: a) objetivación
es por medio del trabajador
de su trabajo; pero b) enenesta
el
objetivación se produce una enajenación, o alienación: el producto de su trabajo se le hace
extraño al hombre, no le pertenece; por ello se produce c) el dominio del objeto sobre el
hombre: el hombre se convierte en siervo del objeto que él mismo ha producido. El trabajo
alienado hace que todo el hombre resulte alienado: su «vida» no es, paradójicamente, más
que «un medio para vivir»… De la alienación económicas surgen todas las otras formas: -la
alienación social, que existe en la sociedad en forma de lucha de clases; -la alienación
política, que se manifiesta en la separación entre sociedad civil y Estado; -la alienación
filosófica e ideológica, que consiste en una visión ideológica del mundo o en una falsa
visión de la realidad; -la alienación religiosa, que es la «conciencia subvertida» del mundo
y aparece como el opio del pueblo...” (Cf. « Alienación» en CORTÉS J. – MARTÍNEZ A.,
 Diccionario
 Dicciona rio de filosofía en CD ROM, Editorial Herder, Barcelona 1996).
filosofía
  23
 

Quien haga todo esto será bueno, quien se oponga será malo porque se
desentiende de la revolución56.

10. Ética axiológica

Esta ética se desarrolla en la primera mitad del siglo XX, está preocupada
más por el contenido que por lo formal de la acción humana; desde ya vemos
su oposición a la ética kantiana. Esta ética pone su criterio de moralidad en el
valor; de tal manera, que es bueno aquello que realiza un valor y malo aquello
que lo impide. El valor moral de las personas radica en los valores objetivos,
de carácter positivo o negativo, que encarnan en su conducta. Los valores
plasman ideales de perfección que el hombre capta intuitivamente y frente a
los cuales se siente atraído en orden a una realización o práctica de los
mismos. De la percepción del valor surge el sentido del deber moral.

Se pueden resaltar las siguientes  propiedades de los valores: la objetividad:


los valores valen por sí mismos, son independientes de la apreciación de cada
individuo; la subjetividad: cada persona tiene su propia percepción estimativa
de los valores; la cualidad permite distinguir diversas clases de valores, entre
ellas tenemos: estéticos, morales, religiosos, biológicos…; la polaridad ya que
en todos se da una graduación de perfección entre dos extremos: el positivo
(máximo de valor) y el negativo (carencia o negación de valor); la jerarquía
entre los valores se da un orden de importancia, unos se subordinan a otros; la
historicidad ya que están sometidos a los condicionamientos y cambios
históricos. Esto les confiere un carácter de relatividad, aunque no de
relativismo57.

se Uno de lossuperar
propone autoreselqueplanteamiento
más ha trabajado
éticoloskantiano.
valores es Max Scheler, quien
Según Kant
cometió el mismo error de los empiristas en afirmar la existencia de solo dos
tipos de facultades en el ser humano: la razón y la sensibilidad. Él afirma que
además de estas dos facultades el ser humano está dotado de una intuición
emocional manifestada en actos como: preferir, odiar, estimar, amar…
56
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 56. Se puede complementar con el texto de LENIN
«El criterio de la moral comunista» citado por GONZÁEZ Luis José, Ética, 57 – 59.
57
  Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 60. Se puede complementar con el texto de
GARCIA E., « Bienes y valores de los
l os bienes» tomado de El problema de la objetividad de
los valores, citado por GONZÁEZ Luis José, Ética, 61 - 62.
  24
 

Por otra parte, afirma que no podemos describir la naturaleza de los valores
pues ellos no son, sino que valen o pretenden valer. Ellos no pueden ser
entendidos como cosas o maneras de ser de las cosas; tampoco se pueden
identificar con lo agradable, ni con lo deseable, ni con lo útil, porque algo nos
agrada porque se nos presenta valioso y no al revés. Los valores son
cualidades dotadas de contenidos, independientes tanto de nuestros estados de
ánimo subjetivo como de las cosas.

Scheler afirma una axiología pura, que sustenta tres principios: todos los
valores son positivos o negativos; el valor y el deber están relacionados, pues
la captación de un valor no realizado se acompaña del deber de realizarlo; la
preferencia por un valor antes que por otro se debe a que los valores son
captados por nuestra intuición emocional ya jerarquizados. La voluntad de
realizar un valor moral superior en vez de uno inferior constituye el bien moral
y su contrario es el mal58.

58
 Cf. CORTINA A. – MARTÍNEZ E., Ética, 76 – 78. Se puede complementar con el
siguiente texto de Scheler: “Cuando expresamos con razón un valor no basta nunca querer
derivarlo de notas y propiedades que no pertenecen a la misma esfera de los fenómenos de
valor, sino que el valor tiene que estar dado intuitivamente o reducirse a tal modo de ser
dado. No tendría sentido preguntar por las propiedades comunes a todas las cosas azules o
rojas, pues la única respuesta posible sería decir que son azules o rojas. De igual manera,
carece de sentido preguntar por las propiedades comunes a las acciones o las convicciones
o los hombres… buenos o malos. De esto se desprende que hay auténticas y verdaderas
cualidades de valor, que representan un dominio propio de objetos, los cuales tienen sus
particulares relaciones
altas y más bajas… y conexiones,
Pero, y quepuede
si tal es el caso pueden ser, yahaber
también comoentre
cualidades
ellas undeorden
valor,y más
una
 jerarquía,, independien
 jerarquía independientes
tes de la existencia de un mundo de bienes, en el cual se manifiestan,
y también independientes de las modificaciones y el movimiento que ese mundo de los
bienes sufra a través de la historia. Respecto a la experiencia de ese mundo de los bienes,
los valores son a priori… Todos los valores son cualidades materiales que tienen una
determinada ordenación mutua en el sentido de 'alto' y 'bajo'; y esto acaece con
independencia de la forma de ser en que se las incluya: que, por ejemplo, se nos presenten
como cualidades objetivas puras o como miembros de contenidos valiosos (tal el ser
agradable o el ser bello de algo), o como momentos parciales de los bienes, o como el valor
que «una cosa tiene»” (SCHELER M., « Carácter a priori y objetivo de los valores » en
Sección de textos de CORTÉS J. – MARTÍNEZ A., Dicciona rio de filosofía en CD ROM,
 Diccionario
Editorial Herder, Barcelona 1996).
  25
 

11. Ética de la liberación

El principal exponente de la ética de la liberación es Enrique Dussel. Ella


parte de la conciencia de la situación de opresión en que se encuentra el
pueblo latinoamericano. Esta situación que atenta contra la dignidad de la
persona humana, impide tanto a los individuos como a los pueblos ser sujetos
de su propia historia.

Para la ética de la liberación el bien moral consiste en la práctica de la


 justicia, que es reconocimiento del derecho del oprimido: el otro. Así afirma
Dussel: “el bien ético es el sí al Otro y por lo tanto, es justicia; es cumplir la
 justicia y respetar al otro como
como otro, dejarlo ser”.

Este sentido ético de alteridad, como perspectiva que ilumina la praxis de


liberación, penetra todos los ámbitos de la vida humana: la erótica en la que el
rostro sexuado de la mujer se libera de la dominación del macho; la
 pedagógica reconoce al otro como sujeto de educación: el hijo frente al padre,
el alumno frente al maestro, el pueblo frente al estado; la política, donde se
sustituyen las relaciones de dependencia y opresión por relaciones de
fraternidad y equidad entre naciones ricas y pobres; la económica, que
replantea las relaciones del hombre con la naturaleza, las relaciones de
producción y todas las formas de relación económica, a partir de la actitud de
 justicia con el otro, el pobre y explotado59.

12. Ética de Levinas

La ética levinasiana invierte el orden de la filosofía tradicional que asigna la


prioridad a laético-metafísico
 personalismo metafísica con respecto
  donde a latiene
lo ético ética.la Levinas propone
precedencia un
absoluta
sobre lo metafísico-ontológico. Todo esto ocurre porque la metafísica es
totalizante y, por consiguiente, es incompatible con el totalmente Otro, con la
libertad y con la moral. Para nuestro autor Judío, el único camino seguro y

59
 Cf. GONZÁLEZ Luis José, Ética, 63. Complementar con el texto de Enrique Dussel,
« Nuevo significad
significadoo del bien y del mal», tomado de Ética de la liberación, citado por
GONZÁLEZ Luis José, Ética, 64 – 65.
  26
 

practicable es aquel que va de la ética a la metafísica; así se puede observar en


sus palabras: “el acceso al rostro es de entrada ético”60.

La ética levinasiana es aquella de la responsabilidad construida sobre la


prioridad del Otro sobre el Yo61; ella encuentra su norma suprema no en el
imperativo categórico kantiano, sino en el mandamiento de la Escritura: “No
matarás”62.

Uno de los aspectos más relevantes de la responsabilidad, según Levinas, es


la visión del  prójimo  y de la  proximidad 63. Se trata de una relación
fundamental que liga entre ellos a todos los seres humanos. Ella precede cada
forma de representación, de compromiso, de decisión… hasta el punto de
convertirse en una obsesión. La comunidad con el prójimo se inicia con mi
obligación en sus quehaceres personales. El prójimo es el hermano, hijo del
mismo Dios; fraternidad inevitable e ineludible; es una convocación
irremplazable, me concierne antes de todo compromiso o rechazo. El Otro se
me impone como mi prójimo, revindicando sus propios derechos y
prescribiéndome mis propios deberes, sobre todo, de no matarlo64.
60
 LEVINAS E., Ética e Infinito, Ediciones la balsa de la Medusa, Madrid 20002, 71. En
otra de sus obras afirma nuestro autor: “La ontología que retorna lo Otro al Mismo,
promueve la libertad que es la identificación del Mismo, que no se deja alienar por el
Otro… Un cuestionamiento del Mismo… se efectúa por el Otro. A este cuestionamiento de
mi espontaneidad por la presencia del Otro, se llama ética… La ética que realiza la esencia
crítica del saber… precede al dogmatismo, la metafísica precede a la ontología” (LEVINAS
E., Totalidad e Infinito, Ediciones Sígueme, Salamanca 20006, 66 – 67).
61
  “La ética se estructura como el uno-para-el-Otro; significación más allá del ser; por
cuanto se da, al margen de toda finalidad, en una responsabilidad, que se acrecienta sin
cesar: des-interesamiento en donde el ser se deshace de su ser” (LEVINAS E.,  De Dios que
62 a la idea, Caparrós editores, Madrid 2001, 103 nota 15).
viene
 Ex. 20,13.
63
  Se puede ampliar este tema de la proximidad con la lectura de un texto de filósofo
 judío: « La proximidad » en LEVINAS E.,  De otro modo que ser, o más allá de la esencia,
Ediciones Sígueme, Salamanca 19993, 140 – 162.
64
  “El prójimo me concierne antes de toda asunción, antes de todo compromiso
consentido o rechazado… me ordena antes de ser reconocido… La comunidad con él
comienza en mi obligación a su vista. El prójimo es hermano. Fraternidad que no puede
abrogarse, asignación irrecusable; la proximidad es una imposibilidad de alejarse sin la
torsión de un complejo… El prójimo me emplaza entes de que yo lo designe, lo cual es una
modalidad no del saber, sino de una obsesión y, con relación al conocimiento, un gemido
de lo humano totalmente Otro” (LEVINAS E.,  De otro modo que ser, o más allá de la
esencia, 148.
  27
 

En los conceptos de alteridad y de proximidad se encuentra prácticamente


recogido todo el paradigma ético de Lévinas. Esta vía ética ha aportado los
siguientes elementos positivos al pensamiento actual: la defensa del valor
absoluto de la persona, el compromiso moral del ser humano, la atención
especial por el prójimo, la responsabilidad por y para el Otro, el rescate del
Otro frente a los sistemas totalizantes y representativos… Sin embargo, no es
la única vía ni la más completa para la afirmación del Absoluto65.

13. Ética comunicativa

Esta ética ha sido desarrollada por Apel, Habermas y Adela Cortina, en las
últimas décadas del siglo XX. En general es una ética formal, que hunde sus
raíces en Kant, basada en el diálogo y en la comunicación. Estos autores
preocupados por la justificación y la fundamentación de la ética colocan el
énfasis en el procedimiento para llegar entre todos a una normativa moral
universal.

Según ellos, el diálogo es el único medio que nos queda para saber si los
intereses subjetivos pueden convertirse en normas universales. Esta ética se
fundamenta en la autonomía de la persona, que confiere al ser humano el
carácter de autolegislador y en la igualdad de todas las personas, que les da
derecho a buscar una normativa
n ormativa universal mediante el diálogo.

Para hacer posible la ética dialógica, todos los miembros de la comunidad


se deben reconocer recíprocamente como interlocutores con los mismos
derechos y se deben obligar a seguir las normas básicas de la argumentación.
De este modo es posible llegar a establecer unas normasnormas mínimas
mínimas por
consenso, y las 66
cuales regularán el comportamiento moral en la sociedad
pluralista democrática .
65
  Cf. MONDIN Battista, Etica – Politica, 48 – 49. Se recomienda para una mayor
profundización de la ética levinasiana la lectura de: «El rostro» y « La responsabilidad
responsabilidad para
con el Otro» en LEVINAS E., Ética e Infinito, 71 – 85.
66
  La ética discursiva se esfuerza en descubrir los presupuestos que hacen racional la
argumentación; por ello es necesario tener en cuenta: 1) Que todos los seres capaces de
comunicarse son interlocutores válidos, es decir, personas y cuando se dialoga sobre
normas que les afectan, sus intereses deben ser tenidos en cuenta y defendidos por ellos
mismos. 2) Que no cualquier diálogo nos permite descubrir si una norma es correcta, sino
solo el que se atenga a unas reglas determinadas, que permiten celebrarlo en condiciones de
simetría entre los interlocutores. 3) Para comprobar, tras el discurso, si la norma es correcta,
  28
 

Adela Cortina presenta este modelo ético, como una ética de la


responsabilidad solidaria. Con estas categorías, responsabilidad y solidaridad,
trata de evitar el peligro de quedarse en la pura formalidad del diálogo.
Orientando la dirección del diálogo está la preocupación por el resultado
práctico de las decisiones acordadas así como la búsqueda del bien para todos
los implicados en dichas decisiones67.

habrá de atenerse a dos principios: el de universalización y el de la ética del discurso... por


lo tanto, la norma solo se declarará correcta si todos los afectados por ella están de acuerdo
en darle su consentimiento, porque satisface, no los intereses de un grupo o de un
individuo, sino intereses universales...
universales... (Cf. CORTINA A. - MARTÍNEZ E., Ética, 97). Para
ampliar, se recomienda leer: «Ética del discurso. Notas sobre un programa de
tación» en HABERMAS J., Conciencia moral y acción comunicativa , Ediciones
 fundamentación
 fundamen
Península, Barcelona 1996, 59 – 134.
67
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José., Ética, 66. Se puede complementar con el texto de Adela
Cortina: «Ética dialógica», tomado de  Razón comunicativa
comunicativa y responsab ilidad solidaria.
responsabilidad
Este artículo se encuentra en GONZÁLEZ, Luis José., Ética, 67.
  29
 

III - LA VIDA MORAL

1. La actividad moral personalizante 


moral personalizante

Lo que prueba en nuestra existencia la actividad moral es el hecho, que


ningún ser humano puede negar, de que después de realizar o de omitir
cualquier acción, en nuestro interior “algo” nos dice bien sea: de satisfacción,
de reproche o de complacencia. En conclusión, toda acción del ser humano,
por insignificante que sea, es una acción moral, profundicemos esta gran
verdad.

Entendemos por actividad moral el conjunto de operaciones psíquicas que


valoran nuestra conducta a la luz de algún canon de perfeccionamiento
humano. Cuando hablamos por tanto de vida moral, nos referimos a esa faceta
de nuestra vida que consiste en juzgar sobre la rectitud de nuestra conducta.

No desconocemos que cuando se habla de moralidad o de reflexiones


morales o la moral de una persona o de un pueblo, pareciese que estuviéramos
perdiendo el tiempo. Para muchos la moral es una carga inútil que solo cobra
cierto sentido de interés o de temor, cuando aparece conectada con una crisis
social o con la religión. Se ve así como un elemento opresor más bien que
liberador.

Pese a todo este malestar de


d e indiferencia, escepticismo en la actividad moral
del ser humano, seguimos convencidos que la perfección del hombre, como
ideal, es perenne, aunque varíe en cada época la comprensión de esa misma
perfección y los medios para alcanzarla.
El problema surge cuando el conjunto de normas y criterios de bondad que
posee un grupo social se confunden y se identifican con la moral. Este ha sido
un error permanente a lo largo de la historia, apareciendo así textos de moral
como conjunto de definiciones y prescripciones sobre lo bueno y lo malo de
todos los actos que el hombre puede realizar. Todo esto nos lleva a presentar
el verdadero rostro de la moralidad que es personalizante y liberadora.

Para que la actividad moral de una persona sea un apoyo y no un obstáculo


a su realización, debe ser lúcida, debe poseer una estructura dinámica de
  30
 

creatividad y superación, y debe ocupar el punto justo en el conjunto armónico


de la actividad personal. Solo una actividad moral que potencie las virtudes de
cada dimensión de la persona, nos permitirá ser dueños de nosotros mismos y
orientar responsablemente nuestra conducta.  La moral busca la perfección del
hombre y por tanto su realización y su liberación.   No puede existir una
persona realmente liberada si no es gracias a una profunda y constante
actividad moral68.

2. Los Valores

El valor es una de las realidades más familiares en nuestra vida diaria.


Todas nuestras actividades giran en torno a algún valor, sea este: económico,
estético, cultural, religioso, político… Tal vez el valor económico sea el que
más presente tenemos a lo largo del día; pero no es el único. Valoramos
también, a las personas, a los objetos por su belleza, por su perfección, por su
sentido espiritual; por consiguiente, los valores no son sino que valen… el ser
del valor consiste en su valer.

Los valores no son cosas reales, ni tampoco objetos ideales. Éstos son
abstracción de una cualidad común a muchos seres, son elaboraciones
mentales para identificar y expresar las cualidades propias de los seres. Dicho
de otro modo, el valor es una cualidad de posibilidad que el hombre percibe en
algún ser69.

Desde la perspectiva antropológica el valor indica generalmente: las cosas


materiales, las instituciones, las profesiones… en la medida, que permiten
realizar, de alguna manera, al ser humano. Entonces, se encuentran valores
útiles, de agrado,
sino diversos; hayintelectuales,
variedad de sociales,
valores. espirituales… Noson,
Los valores no haypor
valores
tantoúnicos
cosas
sino que las cosas aparecen revestidas de valor. Hay que situar los valores en
la relación cualitativa entre las cosas y la persona humana que tiene que
realizar su existencia. El valor es todo lo que permite dar un significado a la
existencia humana, todo lo que permite ser verdaderamente persona humana.
Los valores, para ser reales, tienen necesidad de un mundo concreto, material
68
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 111 – 114.
69
  Cf.  Ibidem, 114 – 118. Se puede complementar esta teoría sobre los valores en
CASTELLOTE, Salvador, Compendio de ética filosófica e historia de la ética, EDICEP,
Valencia 2002, 58 – 71.
  31
 

y humano, en el que se realizan; es decir, tienen necesidad de ser expresados y


encarnados, no existen sin el ser humano.

El lugar, el escenario de los valores es el hombre que existe con los demás
en el mundo para realizar su existencia. Las cosas adquieren valor en la
medida en que se insertan en el proceso de humanización del hombre y
permiten reconocer y promover a los demás, no son aquellos que permiten
satisfacer una necesidad o un deseo, sino todo lo que le permite al hombre
realizar y darle un significado
significado a la existencia. Los valores no están primaria ni
exclusivamente en la línea del tener y poder, sino en la de dar y reconocer a
los demás. El carácter intersubjetivo del valor encuentra su máxima expresión
expresión
70
en la voluntad de amor .

Según Scheler “los valores no se encuentran en las cosas y no se pueden


conocer por vía racional analizando las propiedades de las cosas. Tampoco
son creados por el hombre... Los valores se intuyen o se descubren… Por eso
los valores no son viejos ni nuevos sino que tienen un alcance absoluto y
trascendente”71.

Se distinguen algunas características de los valores:

•   El valor trasciende el dato. Ningún objeto, ninguna experiencia puede


encarnarlo completamente. Todo lo que podamos decir es muestra de la
trascendencia que nosotros hacemos de las cosas o de los hechos.
Nosotros estamos más allá del mundo, lo trascendemos.
•   El valor nos mueve a realizar el objeto que él aparenta. Esto sucede
con la obra de arte perfecta que nos parece ya justificada por su


perfección,
   Los valores ella merita por
constituyen sí misma
parejas existir.Tenemos por ejemplo: el bien
opuestas.
y el mal, lo bello y lo feo, lo agradable y lo desagradable, amor – odio,
verdad – mentira, sano – enfermo, vida – muerte…
•   En las parejas opuestas prevalece el polo positivo
p ositivo sobre el negativo y se
 justifica por sí mismo. 

70
  Cf. GEVAERT, Joseph, El Problema del Hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca
200514, 184 – 190.
71
 Ibidem, 193.
 Ibidem
  32
 

•   Son heterogéneos; es decir, son de distintos órdenes. No se encuentra un


valor único que se encuentre aquí y en otro lugar en grados diversos de
intensidad.
72
•  
valores es ordenada, jerarquizada . 
 La diversidad de valores
3. Experiencia y Valor
Valor moral

El término experiencia aparece cargado de diversos significados y


acepciones que se pueden utilizar en diferentes sentidos. La experiencia como
hábito  prolongado para realizar cierto trabajo, hasta alcanzar una habilidad
perfecta. La experiencia como síntesis inductiva  de muchos experimentos
científicos. La experiencia como intuición esotérica-participativa  de una
realidad inefable y sobrehumana. Experiencia de la gracia o experiencia
cristiana; en otros términos, experiencia religiosa
r eligiosa de una cierta apertura vivida
73
y orientada a lo sobrenatural . Experiencia como aprehensión de un sujeto, de
una
modorealidad,
de vivir,una
un forma
modo de conocer
ser, un modo de hacer, una manera
algo inmediatamente antes dedetodo
vivir, un
juicio
74
formulado .

72
 Cf. DE FINANCE J., Etica generale, Tipografica meriodinale, Bari 1994, 51 – 53. De
acuerdo con la importancia vital que posea cada valor o grupo de valores, es posible
establecer una jerarquía. “Hay quienes los dividen en lógicos, éticos y estéticos. Otros
diferencian más y añaden a los anteriores los místicos, eróticos y religiosos. Una
clasificación bastante generalizada los agrupa en valores útiles, vitales, lógicos, estéticos,
éticos y religiosos” (GOZÁLEZ, Luis José, Ética, 120). Pero, si se tiene como criterio de
clasificación: todo lo que contribuya al desarrollo integral de la persona se distingue las
siguientes esferas de valores: Valores vitales o corpóreos  son los que responden a las
necesidades corporales. Valores del espíritu  responden a las necesidades o a las
posibilidades del espíritu; por ejemplo el mundo de la cultura. Valores éticos  se refieren
explícitamente al conjunto de la persona; por ejemplo los valores morales. Valores
religiosos se refieren a las relaciones con Dios y a las expresiones culturales y comunitarias
de tales relaciones (Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, 198 - 201). Según Scheler
los valores mantienen una relación jerárquica a priori. La jerarquía reside en la esencia
misma de los valores y se aplica aun a aquellos valores que no conocemos; para jerarquizar
los valores se tiene en cuenta los siguientes criterios: 1. Durabilidad, 2. Divisibilidad, 3.
Fundación, 4. Profundidad, y 5. Relatividad (Cf. FRONDIZI, Risieri, ¿Qué son los
valores?, Breviarios Fondo de Cultura económica, México 1986 6, 131 – 135).
73
 Cf. VALORI
VA LORI Paolo, L’esperie nza morale, Morcelliana, Brescia 19762, 117 – 119.
 L’esperienza
74
  Cf. FERRETER MORA José,  Dicciona rio de filosofía, vol. 2, Editorial Ariel,
 Diccionario
Barcelona 1994, 1181 – 1182.
  33
 

Por otra parte, se distinguen los siguientes elementos o características de la


experiencia: La inmediatez. Ésta constituye la esencia de la experiencia; indica
un contacto
contacto inmediato, intuitivo, vivido, presencial con el objeto sin
mediaciones ni interferencias; es necesario estar presente en carne y hueso, de
frente a la mirada del observador.  La Receptividad . Es necesaria cierta
pasividad en el momento de captar el objeto. El contacto con la realidad ; es
decir, un contacto real con las cosas, para captar su esencia.

La experiencia es “un contacto inmediato y receptivo con la realidad


entendida en su esencia y significado”. Tal experiencia se distingue
substancialmente de la mediación racional que solamente hace relación a un
orden ideal, abstracto, construido por la mente humana.

La definición de experiencia se verifica perfectamente en la acepción de la


moralidad. La experiencia moral se entiende como un contacto inmediato,

presencial,sino
empírica vivida con unaque
esencial, realidad que se nos
dice relación no impone de frente,
a un mundo realidad
factual, no
físico,
75
biológico… sino al significado y dignidad de la conducta humana . En otros
términos, cuando se habla de experiencia moral se refiere al conocimiento de
realidades morales (costumbres, fenómenos espirituales, instituciones…)
alcanzada por la observación externa ya sea directa o a través de la literatura,
historia, educación… Con tal expresión se designa la actividad
a ctividad espontánea con
que la razón práctica dirige las
la s acciones voluntarias desde el punto de vista del
bien absoluto.

Los fenómenos morales, como los juicios éticos o prácticos son el punto de
partida de toda la ética. Se presentan ccomo
omo el nivel más fundamental por el
cual nos El
realizada. sentimos
juicio esobligados
una ciertao toma
culpables moralmente
de posición ante laante una acción
realidad que la
reconoce y ratifica. Es un acto existencial vivido que deriva de las mismas
raíces de la condición humana, en la cual el sujeto en búsqueda de un por qué
y de un sentido para su vida, expresa el valor de aquellas acciones que
constituyen y enriquecen el significado76.

Unido al juicio ético, está la obligación y el sentido del deber . Corresponde


a lo que se debe hacer y a lo que no se debe hacer; es decir, lo mandado y lo
75
 Cf. VALORI
VA LORI Paolo, L’esperie nza morale, 119 – 121.
 L’esperienza
76
 Cf. Ibidem, 124 – 138.
  34
 

prohibido. Es una forma de juicio orientado a la praxis, con un marcado


carácter de urgencia autoritaria, como algo que se le pone al hombre. Debo
cumplir cierta acción porque ella es buena. El bien debe ser realizado. El mal
debe ser evitado
evitado a costa de la propia
propia vida. Posee una dimensión dinámica,
dinámica,
activa, practica, “veo lo que debe o lo que no debe ser hecho”, lo obligatorio o
lo prohibido. El deber no es separable del bien y del amor al que se dirige77.

Haciendo un análisis de la experiencia moral, merece una especial atención


el arrepentimiento y el remordimiento como reflejo subjetivo de la valoración
o estimación moral. Los fenómenos cercanos al arrepentimiento son los
siguientes: el disgusto, el remordimiento, la depresión psíquica y la conciencia
de culpa con el deseo de auto castigo. El disgusto se refiere a la aflicción que
golpea por cualquier advenimiento penoso, por ejemplo: faltar por una
ocasión; en este caso no está implicada de por sí mi responsabilidad, era
inevitable. En cambio, el remordimiento significa una m mordedura
ordedura dolorosa
dolorosa de

la conciencia
pisoteado debido
un valor, a una culpa
la dignidad cometida.
propia La no
del otro… conciencia
encuentraadvierte haber
paz; se siente
78
oprimida hasta llegar a auto castigarse .

La noción de remordimiento  indica algo pasivo, negativo, humillante; un


sentimiento sufrido, soportado, un acto no querido. Nos encontramos con el
disgusto por las consecuencias tristes de nuestros excesos, nada positivo;
mucho más importante es la noción de sentimiento o conciencia de culpa, que
no se diferencia mucho del remordimiento aunque con sus características
propias en el plano inconsciente. Se trata de aquel sentimiento de dolor, que
invade al hombre cuando por primera vez viola las leyes familiar-sociales
encontradas en el super-yo, que le prohíben
prohíben ciertas acciones. El yo tiende a
descargar su agresividad sobre sí mismo.
El arrepentimiento  se distingue de todos los sentimientos e indica una
prueba de la libertad. A través del arrepentimiento yo me verifico capaz de
reprenderme, de romper la cadena de la culpa, aquella especie de fatalidad
con la que yo estaba en complicidad secreta. El yo arrepentido quiere decir
que yo soy el autor de mis acciones. En el arrepentim
arrepentimiento
iento yo vuelvo a mi
mismo, asumo mi responsabilidad, reconozco lo que he hecho y, sobre todo,
quiero cambiar de vida.
77
 Cf. Ibidem, 149 – 154.
78
 Cf. Ibidem, 143 – 145.
  35
 

El arrepentimiento indica actividad de liberación, dilatación del espíritu,


afirmación de mi mismo,
mismo, paz, serenidad y gozo. El arrepentimiento
arrepentimiento no se
refiere solamente al recuerdo de una acción pasada, sino que identifica mi
existencia presente. El arrepentimiento tiene en cuenta el no valor moral, el
mal de nuestra conducta, quita el peso de la culpa que irradia en todas las
direcciones y arrebata al mal aquellas fuerzas que generan un nuevo mal.
mal. En
efecto, en el arrepentimiento no contemplo solamente una acción mal
realizada sino que toca al yyoo en su in
interioridad.
terioridad. En el arrepentimiento
arrepentimiento como
en toda vida moral, no es tanto el acto singular el que tiene importancia,
cuanto la orientación
orientación de nu
nuestra
estra intencionalidad sino la opc
opción
ión fundamental.
fundamental.
Frente al arrepentimiento
arrepentimiento nos encontramos
encontramos frente a un nuevo nivel existencial
existencial
que compromete una persona frente al misterio del destino en el mundo.

El arrepentimiento recoge los aspectos más relevantes y peculiares de la


experiencia moral; se trata de un acto de la libertad,
libertad, es decir, de escogencia,
escogencia,

elección, de autodeterminación
condicionamientos y, al mismo
egoístas, pasionales, tiempo,
utilitarios de liberación
y respeto humano.deEste
los
acto de la libertad está encarnado en un contexto biológico, psicológico… que
constituyen su matriz ccorpórea.
orpórea. El arrepentimiento
arrepentimiento indica relación ccon
on el
 juicio de valoración y con el valor de sí mismo. En otros términos, el valor
moral está presente, en el arrepentimiento, por eso me llama a la conversión, a
romper el círculo de mi encerramiento
e ncerramiento egoísta, para abrirme al amor del Bien.

La experiencia moral  es irreductible a los fenómenos empíricos que la


acompañan; tampoco, se puede reducir a motivaciones únicamente abstractas
y racionales, sino más bien, puede configurarse como la escogencia y elección
existencial vivida de un valor que nos trasciende y, al mismo tiempo, está
presente
conducta79en. nosotros y nos invita a actuarlo para dar un sentido a nuestra

La experiencia moral presenta unas características propias que la hacen


diferente a cualquier otro tipo de experiencia social, estética, religiosa… La
experiencia moral indica una relación de la persona a sí misma, a su
interioridad, su intencionalidad libre, responsabilidad, dignidad… mientras
que la experiencia social indica una relación de la persona con las otras
personas que comulgan o se comunican con ella en la intersubjetividad

79
 Cf. Ibidem, 145 – 149.
  36
 

colectiva. La experiencia
experiencia moral
moral indica
indica una
una relación
relación de conveniencia
conveniencia o
disconveniencia de la conducta humana con el valor del ser humano en sí
mismo, con su dignidad, libertad, personalidad, significado de su existencia;
mientras que la experiencia religiosa indica una relación del hombre no
consigo mismo sino con el todo Otro, con una potencia extraña, totalmente
diversa que se inserta en su vida, indica una realidad que trasciende lo
humano. La experiencia moral indica aprobación no no por lo
lo exterior o bello
sino por lo que es interior y libre conforme a la dignidad de la personal.

La experiencia moral se caracteriza por: 1) La percepción de un valor


propio, el hombre concreto como persona en sí mismo y por sí mismo, en su
relación con otras personas coexistentes en la intersubjetividad y obrando en
conformidad a su dignidad irrepetible e inalienable, según una mayor o menor
fidelidad al sentido auténtico de su vida. 2) Tal valor no es un hecho ya dado,
sino que es la elección libre que tiende dinámicamente a realizarlo a través de
un proyecto.
existencia para Esta
transftarea está enconectada
transformarse
ormarse conec tada con La
obligación. el significado
significad
experiencoia esencial
experiencia moral de la
moral escoge,
decide y propone lo que podrá ser pero pero que tiende a ser. La moral presupone
el poder tomar en las manos nuestro destino, desligándonos de los
determinismos. 3) La experiencia moral aparece entonces como la correlación
perenne e inagotable entre lo íntimo del yo libre y el sentido que se busca dar
a la existencia.
existencia. En la opción el yo se construye a sí mismo y se proyecta
según un ideal axiológico que lo trasciende y que se esfuerza por alcanzar80.

Una vez analizada la fenomenología de la experiencia moral, nos


interrogamos ahora sobre el valor moral.  Ante la pregunta ¿qué es el valor
moral? Respondemos
Respondemos que es exclusivo, propio y único del ser humano.
humano. El
valor moral
libertad. Poresel
elelvalor
que moral
afecta ca
lolificamos
más característico
calificamos y propio
el acto humano. Losdevalores
la persona, su
morales
afectan al sujeto en lo que tiene de más íntimo y personal, afectan el acto libre.
Mide el valor de los actos hum
humanosanos y de la persona. Es bueno, tiene valor lo
que le conviene a su ser. Es aquel que realiza y perfecciona, hace hace bueno al
hombre. Se imponen a la conciencia humana sin que los imaginemos. El
fundamento último
último o norma de la moralidad es la naturaleza humana.
humana. Lo que
constituye un acto libre es su bondad moral, la conveniencia de ese acto a la

80
 Cf. Ibidem. 154 – 163.
  37
 

naturaleza humana. Se trata de buscar la perfección


perfección,, la ascensión a la plenitud
plenitud
81
del ser .

Se pueden distinguir algunas características del valor moral: 1) Como en


todo valor, pero en especial el valor moral presenta un aspecto objetivo y un
aspecto subjetivo, ya que afecta el objeto de la acción: socorrer al prójimo en
desesperación es un bien en sí; despojar del bien ajeno es un mal. 2) El valor
moral se presenta como estimable, amable, deseable por sí mismo. Es por ésto
que se admira y se reconoce a una persona justa, generosa y fiel. 3) Lo que
hace que se distinga el valor moral de los valores espirituales (arte, cultura,
verdad, belleza…) es que el valor moral requiere el sacrificio provisorio de un
valor superior a uno inferior. La moralidad no tiene vacaciones ni se suspende
por algún tiempo o circunstancia. 4) El valor moral aparece como la razón de
ser de la vida humana, ya que es el sentido de la libertad humana, conserva la
rectitud de la voluntad, es el valor personalizante por excelencia. Está en el
orden de la5)caridad.
absoluto. Es concierne
En cuanto el valor propio de la persona,
a la persona el valorpor eso posee
moral un carácter
se presenta como
absolutamente singular, nadie me reemplaza en la realización del valor. Al
mismo tiempo, el valor moral es universal: aquello que es moralmente bueno
o malo para mí, lo es también para todo el mundo en las mismas
circunstancias. 6) El valor moral tiene un carácter obligatorio 82. “No todos
estamos obligados a ser buenos deportistas, pero sí nos obliga a todos ser
hombres buenos, moralmente buenos”83.
81
  Cf. VELEZ, Jaime, Curso de filosofía, Vol. 2, Bogotá 1972 4, 140 – 143. El valor
moral, según el Padre De Finance, “afecta el sujeto en lo más íntimo de sí mismo: el
ejercicio de su libertad. Este valor pertenece al orden práctico y se distingue de lo
especulativo y de lo poiético (arte y técnica). El valor moral concierne a la misma acción
humana… en cuanto tal acción procede de la voluntad libre. Es aquel que mide
verdaderamente el valor de la persona humana” (DE FINANCE, Joseph, Etica generale,
57).
82
 Cf. DE FINANCE, Etica generale, 70 – 75.
83
 VELEZ, Jaime, Curso de filosofía, 145. No olvidemos que el ser humano está hecho
para el bien, para perfeccionar su naturaleza en el perfeccionamiento último
últi mo de su ser. El
bien significa perfección, acabamiento, plenitud, la razón del bien compete propiamente al
perfeccionamientoo último que se adquiere actuando rectamente. En consecuencia el bien
perfeccionamient
del hombre radica en la rectitud de su obrar, en que su conducta se encamine hacia la
perfección humana, en conformidad con la naturaleza humana. El bien adquiere en el
hombre carácter moral porque el hombre es libre, de tal manera que su consecución
depende de su libre autodeterminación. El hombre se gobierna a sí mismo mediante la
inteligencia y la vvoluntad.
oluntad. La persona conoce los fines a los que debe llegar. La bbondad
ondad
  38
 

Para terminar esta presentación sobre la experiencia del valor moral,


detengámonos ahora a considerar algunas teorías filosóficas insuficientes del
hecho moral:

1. El neopositivismo. Éste ha subrayado la importancia del momento


semántico-terminológico de los juicios morales y la necesidad de ubicarlos en
un contexto situacional de orden histórico y psico-sociológico. El
neopositivismo excluye la índole científica de los juicios de valor; defiende el
carácter emocional de los juicios éticos. Su tesis fundamental consiste en que
los juicios de valor no son en sentido literal significantes, sino simples
expresiones de emociones, las cuales no pueden ser ni verdaderas ni falsas.
Según Ayer las proposiciones que describen los fenómenos de la experiencia
moral y su respectiva causa están asignadas a la psicología y a la sociología.
Las exhortaciones a la virtud moral no son propiamente proposiciones sino
aclamaciones y mandatos que tienen como función el empujar al lector a
realizar ciertas
filosofía o de laacciones;
ciencia.por
Losconsiguiente, no pertenecen
juicios de valor expresana un
ninguna
juiciorama
moraldeen
la
relación a un tipo de comportamiento no son analizables, ya que son seudo
ve rificables84.
conceptos, por lo tanto no son verificables

2. El sociologismo estructural. La presión social aparece tan predominante


que no se puede hablar de un valor de la conducta humana independiente de
ella. Durkheim afirma que la sociedad es la fuente y causa de la moral. La
experiencia moral es fruto de una presión inconsciente de la sociedad sobre el
individuo. Según Claude LeviLevi Strauss el método
método de la antropología
antropología social es
el análisis estructural de las formas expresables en esquemas conceptuales,
gracias a los cuales las prácticas características de una sociedad pueden ser
85
ordenadas en sistemas sin perder nada de su diversidad empírica .

moral es la bondad
bondad propia de las acciones lilibres.
bres. Los fines esenciales de la naturaleza
humana son fines morales en cuanto son norma y criterio de la actuación libre del
hombre… (Cf. RODRÍGUEZ Ángel, Ética, EUNSA, 37 – 40).
84
 Cf. VALORI
VA LORI Paolo, L’esperie nza morale, 57 – 68.
 L’esperienza
85
  Cf.  Ibidem, 69 - 84. Este mismo autor critica el sociologismo estructural en los
siguientes términos: “La moral jamás será reducida a puras relaciones formales de modelos
de comportamiento que expresan las leyes naturales. Ella deberá encontrar su raíz en un
valor de conducta personal vivida en la comunión con otras personas…” (VALORI Paolo,
 L’esperienza
 L’esperie moralee, 84).
nza moral
  39
 

3. El psicoanálisis. Para esta doctrina la conciencia moral es la percepción


interna del repudio
repudio de ciertos deseos. La prohibición
prohibición del sentido moral
moral es el
complejo de Edipo en donde la relación libidinal con el padre constituye el
fundamento del sentimiento
sentimiento moral. El padre aparece primero como el
poseedor de la persona que para el el hijo detiene la promesa del gozo. Él
representa el rival y el modelo, aquel que prohíbe pero, al mismo tiempo,
muestra la felicidad. El mal es aquello por lo cual cual una persona se siente
amenazada de la pérdida del amor. El super-yo es una instancia descubierta
por nosotros; la conciencia es una función entre otras que nosotros le
atribuimos y que consiste en vigilar y juzgar los actos e intenciones del yo, y
en el ejercitar una actividad de censura86.
4. Los valores al servicio de la vida
vida

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, la vida humana constituye


nuestro bien máximo, es el valor por excelencia; todos los demás bienes o
valores se subordinan a ella; de aquí surgen dos imperativos universalmente
válidos: “no matar” y “no robar”. Mata no solo quien quita la vida biológica,
sino quien atenta contra la libertad, el amor, la vocación, el trabajo, la
educación, el alimento, ya sea quitando a alguien estos bienes vitales o
impidiéndole disfrutar de ellos. En este sentido el “no robar” expresa la
protección fundamental a los medios del diario vivir; quien roba a alguien los
bienes necesarios para vivir, lo está matando87.

Las instituciones sociales, políticas, jurídicas, y culturales de un pueblo no


pretenden otra cosa
cosa que asegurar la vida, en su mayor
mayor perfección de toda
toda la
colectividad. Los valores son expresiones de las diferentes posibilidades y

aspiraciones
cada que el deseo
valor depende de vivir con
de su relación suscita en lasLos
la vida. personas.
valores La
no importancia
son fines en de

mismos, sino mediaciones de la vida. Sólo la vida es fin.

Se dan dos orientaciones extremas, que se tienen que evitar: 1. La


absolutización de los valores. Esta es propia de los hombres de todos los
tiempos; es decir, que los convierte en ídolos y los adora, sacrificando incluso
la vida humana, a favor del imperio, de la raza, de la técnica, de la
revolución… El valor convertido en fetiche se vuelve el absoluto. Por eso,
86
 Cf. Ibidem, 86 – 93.
87
 Cf. GOZÁLEZ, Luis José, Ética, 125.
  40
 

sostenemos siempre que no hay valores absolutos, y que son valores


precisamente porque dicen relación con la vida, es decir, en cuanto están a su
servicio. 2. El relativismo axiológico. Este se da cuando se afirma que los
valores dependen de cada individuo, que no se posee un valor universal o que
cada individuo puede entender el amor, la justicia o la verdad como a él le
parezca. En esta posición el absoluto es el individuo, que le confiere valor a lo
que quiere y a quien quiere, y que mata y roba a todos los que carecen de valor
a sus ojos.

En conclusión, los valores no son relativos en el sentido que acabamos de


enunciar sino que están por encima de las apreciaciones subjetivas o
particulares; pero también, entendamos que los valores son relativos a la vida,
el máximo valor. En la muerte no hay valores; éstos sólo existen en la vida y
para la vida88.

5. La Conciencia
¿Qué entendemos por conciencia? La conciencia es una realidad muy
compleja. Su complejidad
complejidad se manifiesta desde los márgenes con que se alude
a ella. “Voz de Dios” que
que nos habla en nuestro interior, “gusano”
“gusano” que muerde
y remuerde, “voz del alma”: cumple las funciones de “acusador”, “testigo” y
“juez”89.

Para Santo Tomás, la conciencia se puede considerar como acto, por el cual
aplicamos algo de nuestro conocimiento a las cosas que hacemos; o bien se
puede considerar como hábito, y en este sentido se puede llamar sindéresis,
dando el nombre del efecto a su causa. Sin embargo, nuestro filósofo, hace
una objecióny importante:
transeúntes la conciencialaesconciencia no puede
p ermanente;
permanente; ser acto
ni tampoco porque
puede los actos
ser hábito son
porque
la conciencia entonces no sería una, sino varias, según los diversos hábitos
operativos… Entonces, se concluye que la conciencia es una potencia90.

La conciencia corresponde a una actividad profunda, propia y exclusiva del


sujeto humano. Emite juicios sobre la bondad o maldad del comportamiento
88
 Cf. Ibidem, 125 – 126.
89
 Cf. Ibidem, 133.
90
 Cf. CASTELLOTE, Salvador, Compendio de ética filosófica e historia de la ética, 73.
DE AQUINO, Tomás, S. Th. I, q. 79, a. 12 y 13.
  41
 

 justificándolo o reprobándolo91. Esto significa que el hombre


hombre es un ser moral
por su índole racional, que puede captar el sentido de sus actos libres. El
hombre es un ser que se está haciendo permanentemente, la historia de la
humanidad es autorrealización. El hombre inventa nuevas y mejores
condiciones de vida que manifiestan su creatividad y libertad. Deseoso de
vivir mejor, descubre su limitación, pero al mismo tiempo, descubre que
puede trascender sus límites comprendiéndose a sí mismo como ser abierto al
futuro. A medida que se desarrolla como individuo,
individuo, toma conciencia de su
su
92
perfección que aún no posee, pero a la que puede aspirar .

El hombre es un ser conciente, es decir, que posee conocimiento de sí


mismo como
como sujeto responsable de sus propios actos. El hombre vive como
sujeto y objeto de sí mismo, tiene conciencia de algo; por consiguiente, los
actos que realiza el ser humano son exclusivamente de él. La conciencia hace
posible la afirmación del yo como centro unificante y dueño de sus diferentes
93

actos. La conciencia
es decir, el hombre moral  establece
comprende una valoración
el sentido de sus de la conducta
actos humana;
que buscan una
perfección cada vez mayor según los valores asumidos. La conciencia no es
algo dede la persona humana
humana o añadido a ella. ella. Es la misma persona
expresándose en su dinam
dinamismo
ismo esencial hacia la plenitud de su ser. La
conciencia no es la voz de Dios, sino la voz de mi ser profundo que se hace
eco de algún principio humano o divino aceptándolo
aceptándolo como valor de
94
perfección .

Por otra parte, nos preguntamos:


p reguntamos: ¿Cuándo y cómo surge la conciencia moral
en cada sujeto humano? La respuesta es sencilla: Ella aparece con el uso de la
razón. Ella coincide con la aparición de la personalidad en
en cada individuo.
individuo. La
conciencia
ahora?, ¿Porse qué
ejerce con la
y para quépregunta: ¿qué debo hacer?,
hago determinada acción?¿Qué es bueno aquí
La conciencia moraly
91
 Cf. GOZÁLEZ, Luís José, Ética, 134.
92
 Cf. Ibidem, 75 – 76.
93
  Para complementar sobre la conciencia moral se puede leer: RODRÍGUEZ, Ángel,
Ética, 99 – 105. La conciencia moral es un darse cuenta de lo que sé, pero con carácter de
 juicio sobre lo bueno y lo malo; es un juicio práctico
práctico.. Hay que evitar confund
confundir
ir la
conciencia moral con otras metáforas sobre la conciencia como: el remordimiento, el
gusano de la conciencia, la voz de Dios… Estas metáforas se refieren más a las
consecuencias psicológicas de la acción moral y no tanto al juicio… (Cf. CASTELLOTE,
Salvador, Compendio de ética filosófica e historia de la ética, 74).
94
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 134 – 135.
  42
 

como capacidad valorativa aparece cuando el sujeto es capaz de valorar su


conducta95.

Gracias a la conciencia comprendemos el sentido de nuestros actos, el valor


que poseen frente a las posibilidades y deseos de perfección. La dimensión
que valora la conducta humana es la moralidad o categoría apreciativa de la
conducta humana conforme a determinados valores o principios.

La conciencia es fuente o generador


generador de vida mmoral.
oral. Se tiene conciencia
conciencia de
algo, pero lo que realmente existen son los contenidos, que actúan como
norma de moralidad. El juicio de la conciencia
conciencia consiste en una
una confrontación
entre todos los contenidos que tienen relación con una determinada acción o
situación. La conciencia cumple
cumple el papel de norma
norma interior. No
No basta la le
leyy
96
moral   para determinar la moralidad de unun acto humano.
humano. Es preciso que la
ley se aplique
aplique concientemente
concientemente a cada caso concreto. Esta es la labor de la la
97

conciencia
acto, . “Ladeconciencia
es el hecho cuenta esdeelque
caer en la moral conocimiento del valorbajo
ejecuta la voluntad moral dedel
la luz un
entendimiento… La conciencia moral es la facultad que juzga sobre la
moralidad de un acto particular y concreto”98. Por tanto, la conciencia moral
es el juicio del intelecto práctico, que a partir ded e la ley moral, dictamina acerca
de la bondad o malicia de un acto concreto. Es el juicio práctico de la
moralidad de los actos99.

95
 Cf. Ibidem, 136.
96
  Se entiende por ley moral: La “norma práctica de conducta que el hombre que actúa
racionalmente se siente interiormente obligado a aceptar. La ley moral se percibe como
universalmente obligatoria, en el orden interno, para todas las personas y para todos los
casos -principio objetivo del obrar-, y no meramente como la razón de actuar -principio
subjetivo- de una persona concreta en una determinada situación. Más que una ley
particular concreta o más que un conjunto de leyes, es el hecho de reconocerse, en cuanto
ser libre y racional, sometido al orden moral. Para Kant, es la ley que se da a sí misma la
voluntad, que consiste en «la necesidad de obrar por respeto a la ley»… que se determina
de forma más precisa con el imperativo categórico” («ley moral» en CORTES, Jordi –
MARTÍNEZ, Antoni,  Diccionario de filosofía en CD-ROM , Editorial Herder, 1996). En
pocas palabras “la ley moral es la norma que regula y mide los actos humanos en orden al
 fin último” (RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 82).
97
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 140.
98
 VELEZ Jaime, Curso de filosofía, vol. 2, 195 – 196.
99
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 99.
  43
 

El juicio de la conciencia no es autón


autónomo.
omo. Se coloca en tela de juicio la
conformidad del acto con la ley moral; la conciencia no crea la norma sino que
la aplica, cumple una función normativa; es decir, obliga y compromete a la
persona humana. La conciencia es pues, norma de moralidad, porque es una
regla con que distinguimos si una cosa es moralmente buena o no100.

El hecho de aplicar el a priori ético, formulado por Santo Tomás: “hay que
obrar el bien y evitar el mal”, al obrar en situación puede darse antes de la
acción, en el mismo acto y después del acto, que constituyen las modalidades
de la conciencia. Antes de la acción se trata de decidir un juicio
juicio práctico: ¿qué
debo hacer? La conciencia dice que eso sería honesto o malo, manda, prohíbe,
permite: conciencia antecedente. En el mismo acto, la conciencia dice al
sujeto aquí y ahora si está obrando bien o mal: conciencia concomitante.
Después de la acción se trata de juzgar si he actuado rectamente, aprueba o
desaprueba: conciencia consecuente. El valor moral
moral de una acción depende en
exclusiva de ladeconciencia
mala, si antes realizarla precedente. Una respectivamente
la he enjuiciado acción es moralmente
como buena o
mala. La conciencia
conciencia subsiguiente
subsiguiente me
me reprocha la acción
acción m
mala
ala cometida
cometida
(remordimiento de conciencia), refrenda la acción realizada (buena
conciencia) y obliga a mantener de manera responsable las consecuencias de
la acción101.

Para que la conciencia actúe como norma de moralidad debe reunir las
siguientes condiciones: rectitud, verdad y certeza. La conciencia es recta 
cuando actúa con autenticidad; es decir, se ajusta a los principios y valores de
la persona y los actos se realizan en conformidad a la ley moral. Lo contrario
sería la conciencia
conciencia errónea, que está enen desacuerdo concon la ley moral. La
conciencia yeslosverdadera
situaciones principioscuando conoce aceptados.
universalmente
universalmente y comprende la realidadesde
La conciencia las 
cierta
cuando se procede con seguridad en el juicio moral102.

100
 Cf. Ibidem, 99 – 100.
101
 Cf. DE FINANCE, Joseph, Etica generale, 355; VELEZ Jaime, Curso de filosofía,
vol. 2, 197 – 198; RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 100 – 101.
102
  Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 142 – 143. La conciencia, en razón de su
conformidad con la ley moral, puede ser: verdadera o recta y errónea o falsa. También, la
conciencia, atendiendo al grado de seguridad con que se emite el juicio, puede ser: cierta,
probable y dudosa (Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 101 – 102).
  44
 

Para que la conciencia sea norma de moralidad tiene que tener presente los
siguientes principios: 1. Sólo la conciencia cierta es regla moral; 2. Además de
cierta, la conciencia debe ser verdadera; 3. La conciencia errónea no es regla
103

de moralidad; 4. No es lícito actuar con conciencia dudosa .


En este contexto de las exigencias y distinciones de la conciencia moral es
necesario detenernos, por unos instantes, a considerar la ética de situación.
Esta ética se inspira en gran parte del existencialismo que enfatiza la libertad
humana y conduce a un relativismo e individualismo moral. “Para los
situacionistas, lo que determina la moralidad de una acción no es una ley
rígida, sino el adaptarse a las circunstancias del momento con toda sinceridad.
Por ejemplo, se puede apostatar de la fe si la situación lo pide; se puede mentir
en este momento “si se hace con sinceridad”. En todo caso, esta moral no
admite norma universal e inmutable”104.

“La ética de
fundamentarse la leyes
sobre situación afirma que
universalmente la conducta
válidas... moral
sino sobre no puede
las condiciones
o circunstancias concretas en que se realiza cada acción. Esta situación es
única e irrepetible para cada individuo y para cada momento de su vida, y no
puede entenderse o clasificarse bajo una categoría universal. En cada caso, la
conciencia ha de decidir creando así una propia moralidad individual y
concreta… La ética de la situación olvida que la misma inteligencia que
formula el juicio actual de conciencia conoce también verdades y principios
morales de naturaleza general y valederos para toda situación. No puede
 justificarse que haya que hacer caso a la razón que dictamina sobre la
moralidad de un acto concreto y no a la razón que conoce la moralidad general
y universal del homicidio, del robo…”105.

Finalicemos esta reflexión sobre la conciencia analizando la educación de


la misma. Es necesario formar, educar la conciencia de acuerdo a la ley
natural. Para ello se requiere un esfuerzo por conocer la ley moral,
instruyéndose oportunamente. El despertar de la conciencia es un proceso
lento en la historia de la humanidad que coincide con el despertar del sentido
de libertad, dignidad humana y autonom
autonomía
ía moral. La educación se logra:
mediante la identificación de todos a las motivaciones, hábitos, costumbres,
103
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 102 – 103).
104
 VELEZ Jaime, Curso de filosofía, vol. 2, 197.
105
 RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 103 – 104.
  45
 

leyes… acumulados en la conciencia desde la infancia; descubrir el valor


moral en cada uno de los anteriores elementos; Optar por los valores morales
y religiosos; practicar las virtudes y luchar contra los vicios.

Por otra parte, la conciencia puede estar habitualmente deformada cuando


se descuidan los medios para su formación que contrarrestan el influjo de las
pasiones, de los pecados personales y el influjo del medio ambiente. Los
principales estados de deformación de la conciencia son los siguientes:  La
conciencia laxa, que sin fundamento quita la razón de pecado o de pecado
grave. Esta conciencia puede ser cauterizada  si por la frecuencia de un
determinado pecado no se le advierte de su gravedad; o puede ser también
 farisaica  cuando hace a la persona sensible a algunos actos exteriores, pero
que permite pecar sin escrúpulo alguno en materias de gran importancia.
También, se puede dar la conciencia escrupulosa. Es aquella que sin motivos
fundados teme haber cometido algún pecado y causa ansiedad
106

desproporcionada .
No olvidemos que el hombre nunca alcanza una conciencia moral perfecta y
acabada porque nunca se cierran sus posibilidades de perfección, ni la
comprensión de la plenitud
plenitud del ser humano. La formación de de la conciencia
conciencia
moral está sometida a un largo
l argo proceso como la vida humana.

6. Sentido del deber y de la ley

Todo ser humano experimenta dentro de sí el sentimiento del deber, el


gusto de haber hecho bien las cosas, de ser responsable de sus actos y de estar
en concordia con su conciencia. Pero a la vez somos conscientes que el
hombre contemporáneo
leyes morales. tiende cada
Son muchos los día
que con más fuerza
pretenden a desentenderse
constituir de las
la conciencia
individual en única norma de moralidad, desconociendo la normatividad
exterior y objetiva de la ley107.

El deber surge de la aspiración hacia un valor, hacia una realidad valiosa. El


deber consiste en una fuerza imperiosa u ordenativa. Dicha fuerza se
desprende de la conexión necesaria o conveniente entre el bien supremo del
hombre, su perfección y determinada conducta. Cuando Yo descubro por
106
 Cf. Ibidem, 104 – 105.
107
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 155.
  46
 

ejemplo, que el trabajo es necesario para alcanzar mi perfección humana como


sujeto social, siento el deber de trabajar. Resulta natural, por tanto, ese
sentimiento que experimentamos con frecuencia consistente en que nuestro

organismo nuestros
recuerdan se subleva frenteAlgunos
deberes? al deber. ¿Cómo
puede reaccionamos
que no acepten ese cuando nos
deber como
suyo, más bien es impuesto; para otros, puede que aceptemos nuestro deber,
pero nos puede faltar voluntad para cumplirlo; otras veces nos vemos
atrapados en un conflicto de deberes, sobre los que no tenemos claridad para
definir el más imperioso.

El deber nace de un valor que me impone una conducta. El deber existe


cuando existe un bien supremo o bienes mediadores que debemos alcanzar. Su
fuerza imperativa depende del grado de valor que posea el bien apetecido. Al
igual que los valores, los deberes están sujetos a jerarquía: mis deberes
principales son aquellos que dependen del valor o del bien más sublime en mi
108

vida .
Cuando los deberes son sentidos como tales por una colectividad y
convertidos en norma obligatoria para todos, surgen las leyes. Ésta no es otra
cosa que la expresión formal de un deber con carácter general, permanente y
obligatorio.

Tomamos el concepto de ley en su sentido amplio; por eso no establecemos


ninguna diferencia entre: ley, norma, principio, precepto, o mandamiento. El
hombre tiene necesidad de encontrar principios claros y absolutos que orientan
su conducta en sociedad. Estos principios, una vez que son aceptados por la
colectividad, garantizan el orden social y confieren seguridad a los individuos
en su obrar.
El valor de la ley no reside en sí misma. Ella tiene una finalidad, busca un
bien o un valor. La ley puede tener un valor moral o carecer de bien, según
esté o no al servicio de algún valor moral.

Con relación al juicio moral, la ley cumple una función complementaria de


la conciencia. Como lo afirmamos antes, la conciencia es norma interior o
subjetiva de moralidad porque ella nos dice lo que es bueno o malo para cada

108
 Cf. Ibidem, 156 – 157.
  47
 

uno y en cada caso. La ley es la norma exterior u objetiva de moralidad: ella


nos indica lo que es bueno o malo en general, prescindiendo de los casos
particulares; por consiguiente, sin normas o leyes generales no se podrían
establecer juicios universales sobre la conducta.
En síntesis, la ley se me impone con fuerza; ella sale al paso como un juez
inflexible cuyos dictados y sentencias debo acatar. Se me introduce en mi
conciencia como un contenido preciso con el que debo contar,
independientemente de mis gustos o conveniencias. Y del mismo modo, se
impone a los demás; nos sirve
s irve a todos como norma.

Frente a la ley se dan posturas extremas: 1. Tomar la ley como norma


absoluta; este caso es propio de los legalistas, se obedece ciegamente la ley; se
sacrifican algunos valores, aun la vida misma de las personas por el
cumplimiento literal de la ley. 2. Privar la ley de todo valor como norma
moral  para reservarlo
subjetivismo moral queúnicamente a la conciencia.
lleva al extremo Este caso,
los postulados de esla propio
moral del
de
situación y la valoración del individuo. En definitiva,
d efinitiva, la conciencia es norma y
la ley es norma. Ambas obligan y deben conjugarse para hallar la moralidad
de cada conducta concreta. Ciertamente que la ley tiene un carácter secundario
con relación a la conciencia, puesto que, en último término, es la conciencia la
que emite el juicio moral sobre una conducta.

Hoy preferimos una moral indicativa, abierta, integrada por preceptos


positivos, menos prohibitivas y negativas, también fastidia hoy día la
casuística. La ley moral debe tender a prescribir sólo los deberes más
generales o universales; no debe ser detallista. Debe dejar abierto un amplio
campo
rechazara las
la conciencia de las personas.
leyes. No olvidemos Deeslolacontrario
que la ley expresiónéstas terminarán
del deber por
que brota
de un valor moral. Ella ilumina el seguimiento de los valores y nos invita con
exigencia a practicarlos. La observancia de la ley debe nacer del interior de la
persona. En la letra de la ley hay que descubrir y cumplir siempre el espíritu
de la ley109.

109
 Cf. Ibidem, 157 – 159.
  48
 

Es necesario distinguir la siguiente división110  de la ley. Partimos del


fundamento de la obligación moral, que se encuentra en Dios; en Él se da la ley
eterna. Ésta se le participa al hombre mediante la ley natural. Profundicemos en
esta
ser adistinción: ley, en el sentido
 Ladeterminado
obrar en un modo.más amplio,
Existen esfísicas
leyes toda norma queinclinaciones
, que son empuja a un
inscritas en la naturaleza de las cosas, incluso inanimadas, a obrar
necesariamente en un modo determinado. Tenemos luego, las leyes técnicas o
artísticas, que se refieren a sujetos libres que los empujan a obrar de un cierto
modo, pero sin obligarlos; son reglas que se pueden observar o transgredir sin
que por esto sean buenas o malas. Tenemos, finalmente las leyes morales, que
no solamente empujan al sujeto psicológicamente libre a obrar en un
determinado modo, sino que también lo obligan moralmente111.

 La ley moral  puede ser ubicada en la naturaleza misma de las cosas o
depender de la libre disposición del legislador. En el primer caso, tenemos la
ley natural
infinita , que esy participación
sabiduría bondad quieredeque
la ley criaturasella
las eterna; estáobren
libres en Dios, quien
según por su
su propia
naturaleza, participación e imitación de la naturaleza divina y, de este modo,
alcancen su fin y su felicidad112.

110
  También se habla de jerarquía de las leyes, por ejemplo: eterna, natural o física,
moral natural, positiva divina, humana… (Cf. SPEC, Compromiso moral del cristiano,
Bogotá 1985, Nº 218 – 226).
111
 Cf. DEZZA, Paolo, Filosofìa, Editrice Pontificia Università Gregoriana, Roma 1993,
Capítulo XXIX, Nº 193. La ley moral es la norma que regula y mide los actos humanos en
orden al fin último. Ésta posee las siguientes características: 1. La ley moral es una
ordenación de la razón; ordenar es disponer los diversos actos en función de un fin. 2. Es
dirigida al bien común: como el hombre hace parte de la sociedad y del universo, y ha de
dirigirse a Dios, en estrecha vinculación con los demás hombres, la ley moral le ordena
respecto al bien común. 3. Es promulgada por quien tiene a su cargo la comunidad: el
hombre puede establecer el orden a los fines que están bajo su potestad y lo mismo lo hace
la sociedad. Pero la ordenación
ordenación a Dios es algo natural, por eso tiene a Dios como autor de la
ley moral; Él es el creador y el gobernador de los hombres y del universo entero, otorgando
a cada ente su naturaleza y su fin propio (Cf. RODRÍGUEZ Ángel, Ética, 82 – 83).
112
  Cf. DEZZA, Paolo, Filosofia, Capitulo XXIX, Nº 194. Esta distinción de la ley se
puede ampliar en DE AQUINO Tomás, S. Th., I – II, q. 91, a. 2 - 3. Ley eterna: S. Th., I–II,
q. 93. Ley natural: S. Th., I-II, q. 94. Ley humana: S. Th., q. 95 – 97.
  49
 

natural113  ha sido constantemente reconocida y afirmada desde los


 La ley natural
tiempos más antiguos; los sabios griegos proclamaban más allá y por encima de
la ciudad (polis) la existencia de las leyes "no escritas", pero impresas en el
corazón de cada hombre,
lugares. Recientemente griego osebárbaro,
en cambio, independiente
ha ido acentuando de los tiempos
un movimiento contra-y
rio a la ley natural debido a la dificultad para admitir una naturaleza humana
determinada y permanente, que pueda ser su fundamento. Se nota que los
cambios profundos y rápidos de nuestra época influyen también en el hombre;
por eso, se afirma la historicidad e inmutabilidad de su ser y se niega una ley
natural constante e inmutable, y a la ética fundada sobre la ley natural se le
quiere cambiar por una ética de situación, que en su forma más radical descarga
todo el juicios sobre las moralidades de los actos a todo aquello que está en
capacidad el sujeto de juzgar en su situación concreta.

Frente a la realidad actual, constatamos que ciertamente muchas cosas


cambian
cosas queennoelcambian,
mundo yentre
en elellas
hombre; pero bajo
la naturaleza dicho cambio
humana, existen
en sus notas muchas
esenciales,
y es sobre éstas que se funda la ley natural.

No puede hablarse de cambios de la ley natural, los cambios en nuestro


conocimiento de la ley natural (porque nosotros podemos progresar, y de hecho
progresamos en un conocimiento más profundo y exacto), ni los cambios en la
aplicación de la ley natural (que como toda ley, debe ser aplicada a los casos
particulares; y en la diversidad de las cosas, puede haber diversas aplicaciones
aunque permanezca la misma, inmutable y válida).

Las siguientes son las características de la ley natural: 1. La universalidad ,


por
paraestar
todossituada en la naturaleza
los hombres, misma del hombre
si no es universalmente la ley natural
observada, tiene
conserva su valor
valor
universal. 2. La inmutabilidad , al estar situada en la naturaleza humana es
inmutable como la naturaleza humana que substancialmente no cambia. 3. La
cognoscibilidad , puede ser conocida por parte de todos los hombres, que han
llegado al uso de la razón, por sus preceptos primarios y fundamentales; y

113
  “La ley natural contiene todos los bienes y fines esenciales que el hombre debe
conseguir y respetar para lograr su perfeccionamiento integral y alcanzar su finalidad
última…” (RODRÍGUEZ Ángel, Ética, 90).
  50
 

luego, gradualmente por los preceptos más particulares que en sus últimas
determinaciones pueden para muchos permanecer inciertos y oscuros 114.

La ley
sobre natural se de
la naturaleza distingue de la
las cosas, positiva  no de
leydependiente
sino necesariamente fundada
la libre voluntad del
legislador.
legisl ador. Según la diversidad del legislador, la ley positiva se divide en
divina y humana, y ésta a su vez en eclesiástica y civil.

La  ley positiva divina  es aquella establecida libremente por Dios, no


arbitraria sino sabiamente para el mayor bien de los hombres; como son tantas
normas contenidas en la Revelación Cristiana.

La ley positiva humana es aquella establecida para el bien común, por una
autoridad humana, (pero con autoridad recibida de Dios, quien queriendo una
sociedad, comunica cuando ella exige, también la autoridad, sin la cual no
podría obligar moralmente).
Esta autoridad humana puede ser la Iglesia o el Estado y se tienen entonces la
ley eclesiástica y la ley civil. También la ley civil obliga moralmente porque
proviene de una autoridad legítima y el objeto de la ley es algo honesto y útil
para el bien común.

La ley positiva para obligar debe ser promulgada, es necesario pues que la
voluntad del legislador se dé a conocer a la comunidad, mientras la ley natural
es promulgada mediante la ley natural misma y la ley positiva divina mediante
la Revelación Cristiana, las leyes eclesiásticas y civiles deben ser promulgadas
según los modos propios de cada sociedad, generalmente mediante la
publicación
sociedad115. en determinados organismos oficiales que existen en cada

7. El fin último del hombre

Obrar es siempre tender hacia un fin y todo ser naturalmente tiende a su


desarrollo y al perfeccionamiento de su propia naturaleza y en esto encuentra su
realización y su bienestar. El fin al cual tiende el hombre, como ser dotado de
114
 Cf. Cf. DEZZA, Paolo, Filosofia, Capitulo XXIX, Nº 194.
115
 Cf.  Ibidem, Nº 195. Para profundizar la relación entre ley natural y ley positiva Cf.
CASTELLOTE, S., Compendio de ética filosófica e historia de la ética, 57 – 58).
  51
 

inteligencia y voluntad es el pleno conocimiento de la verdad y el pleno amor de


la voluntad; y dado que Dios es la infinita verdad y la infinita bondad, el hombre
naturalmente tiende a Él, constituyéndose en su fin último, en cuya posesión
puede encontrar la plena satisfacción de sus aspiraciones espirituales, e incluso
materiales.

Todas las otras cosas fuera de Dios, siendo finitas y caducas no pueden ser el
fin del hombre, que naturalmente tiende al infinito y a lo eterno; y si
ocasionalmente le ofrecen momentos de felicidad, por su misma naturaleza
limitada y temporal son incapaces de satisfacer plenamente sus aspiraciones y
con la insatisfacción que le dejan, lo invitan a buscar más elevadamente la
verdadera y perfecta felicidad116.

El objeto de la felicidad humana es Dios , por lo tanto, la felicidad perfecta


no se da en esta vida. Para que esta sea definitiva y colme todos los anhelos
del hombre, esde preciso
interminables, modo que un noconocimiento
quede nada yporamor de yDios
desear que elperfectos
temor dee
perderlos no ensombrezca la dicha de su posesión. Esta situación no se da en
la vida presente. Se da el caso, que muchos que viven a espaldas de Dios
tienen “mayor fortuna” y dicha que los buenos, sin embargo, cabe en esta vida
una felicidad imperfecta, porque aquí ya podemos conocer y amar a Dios. Esa
felicidad será tanto mayor cuanto más pleno y continuado sea nuestro
conocimiento y amor de Dios. La contemplación de Dios nos acerca a la
eternidad ya en esta vida y eleva nuestro espíritu por encima de la fatiga
propia del tiempo, da una serenidad y gozo interior que los sucesos de la
fortuna no pueden dar ni quitar.

es El hombre ha sido
la consecución del destinado
fin últimogratuitamente
sobrenatural, aeluna
cualfelicidad
consistesobrenatural, que
en una posesión
espiritual perfectísima de Dios, a la que sigue una amor y un gozo que
aquietan totalmente la voluntad, muy por encima de las exigencias naturales.
Esto es lo que se llama en teología la visión beatífica.

Por la elevación al orden sobrenatural, el hombre tiene de hecho un único


fin efectivo, que es la felicidad sobrenatural. Sin embargo, es inexacto decir
que la felicidad natural sea irreal e inexistente, pues es real la ordenación de la

116
 Cf. Cf. DEZZA, Paolo, Filosofia, Capitulo XXIX, Nº 189.
  52
 

naturaleza humana a su fin propio y adecuado, asequible a sus fuerzas, aunque


de hecho esté asumido en la felicidad sobrenatural. Se entiende así que el
orden de la gracia es verdaderamente sobrenatural y gratuito, pues se asienta
sobre un orden natural completo en todas sus exigencias.
En síntesis, el hombre quiere por naturaleza ser feliz; pero la naturaleza no
le dice en qué consiste concretamente su felicidad. El conocimiento y el amor
de la verdadera felicidad son ya una tarea puramente moral y no una
u na necesidad
natural. Para quien llega a un conocimiento exacto del objeto de la felicidad
humana, es evidente que sólo podrá alcanzarla amando a Dios como sumo
bien y fin último117.

117
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 73 – 77. Ante la pregunta ¿cuál es el fin último del
hombre?  Se da una respuesta muy clara: el amor . Éste es el destino terminal de toda
persona humana. Así lo afirma San Juan de la Cruz: “para este fin de amor somos creados”.
Además, Juan Pablo II lo ratifica: “Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza:
llamándolo a la existencia  por amor , lo ha llamado al mismo tiempo al amor … Por lo
tanto, el amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano” (Cf. MELENDO,
Tomás,  Las dimension es de las personas, Biblioteca Palabra Nº 9, Ediciones Palabra,
dimensiones
2
Madrid 1999 , 153).
  53
 

IV – ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL

Teniendo en cuenta las dos dimensiones fundamentales de la persona


humana: su individualidad, que estaría desarrollada en todo lo que hemos
dicho anteriormente la vida moral, nos compete ahora ofrecer los elementos
indispensables de la ética social, aunque sean escasos, pero serán los
fundamentales, de tal manera que presentamos la unidad indisoluble de la
realidad del ser humano en su comportamiento personal, responsable 118  y
también, de su responsabilidad social. Profundicemos la ética social
analizando los siguientes aspectos:

1. Responsabilidad moral ante los problemas 

Partimos preguntándonos: Yo ¿qué tengo que ver con los problemas de mi


familia, de mi
humanidad?, ¿Porcomunidad, de mi región,
qué soy responsable de algodepartamento, nación oy dedeuna
que no he cometido la
problemática que viene desde hace mucho tiempo? Es verdad, que no tenemos
grandes respuestas, ni soluciones, pero en la medida en que reflexionemos al
respecto iremos encontrando algunas respuestas.

Porque vivimos en sociedad, la felicidad a la que aspiramos se halla


condicionada por las limitaciones y deficiencias de las estructuras sociales de
convivencia; así por ejemplo, en una sociedad donde predomina la armonía,
en las relaciones entre los ciudadanos, donde se respetan los derechos de cada
118
  Responsabilidad   viene “del latín respondere, que referido a actos significa que se
 Responsabilidad 
asumen como autor. En sentido amplio significa: madurez psicológica de una persona que
la hace apta para realizar adecuadamente una tarea determinada y capaz de tomar las
decisiones pertinentes. El derecho distingue entre responsabilidad civil, por la que se
atribuye a alguien como a su autor la obligación de reparar por las consecuencias dañosas
que se deriven de su acción; y responsabilidad penal, por la que se imputa a alguien la
autoría de una acción delictiva, por la que es obligado a recibir una pena. La
responsabilidad moral  obliga a uno a reconocerse autor de sus actos, ante la propia
conciencia y ante la sociedad. Tradicionalmente se vincula la existencia de responsabilidad
moral a la afirmación de libertad, de modo que ésta es condición necesaria de aquella. Una
persona es moralmente responsable de lo que ha hecho sólo si hubiera podido actuar de
forma distinta a como lo ha hecho, y podría haber actuado de forma distinta, si los motivos
que la movieron a actuar no la indujeron de forma determinista…” (« Responsabi lidad » en
 Responsabilidad 
CORTÉS, J. – MARTINEZ A.,  Dicciona rio de Filosofía en C D ROM, Editorial Herder,
 Diccionario
1996).
  54
 

persona y las estructuras aseguran a todos los medios para alcanzar un mínimo
de bienestar… sus miembros disfrutan de condiciones que les permiten
acercarse más fácilmente a la felicidad. Pero allí, donde predomina el

bienes  necesarios
conflicto, lalosviolencia
asegurados en las relaciones y la mayoríalanifelicidad
para la supervivencia, siquieraparece
tiene
estar lejos de las aspiraciones cotidianas119.

Tengamos presente, que aquí no estamos haciendo un análisis profundo de


la problemática social latinoamericana, ni tampoco estudiamos sus causas, ni
 juzgamos a otros echándoles la culpa de todo lo que sucede; aquí trataremos
de partir de una realidad que nosotros bien conocemos y que influye en
nuestro comportamiento personal y social, y descubriremos algunos elementos
de reflexión filosófica que nos lleve a tomar más conciencia de nuestra
dimensión comunitaria.

Entre los generalizadas


situaciones múltiples fenómenos que manifiestan
de injusticia encontramoslos
la desajustes sociales y las
excesiva desigualdad de
recursos y oportunidades que se da entre unos grupos y otros. En síntesis, un
gran sector de la población padece una situación de pobreza grave ( sector
marginal)120, mientras un pequeño sector (hegemónico)121 vive en la riqueza
disfrutando de todos bienes y servicios. La realidad del hombre marginado
frente al sector hegemónico la podemos sintetizar en el siguiente aforismo: un
hombre pobre es un pobre hombre . Es decir, que es un ser expulsado de los
beneficios de la sociedad, ha sido condenado a ella, imposibilitado de ser. Se
convierte en “otro hombre” dentro de la misma sociedad, con una escala de

119 Cf. GOZÁLEZ, Luis José, Ética, 187.


120
  “El sector marginal  está integrado por campesinos, indígenas, obreros no
especializados, desempleados y subempleados. Los ingresos cuando los tienen no les
permite satisfacer adecuadamente sus necesidades básicas, personales y familiares. Padecen
hambre, carecen de vivienda propia y confortable, no tienen seguridad social, ni atención
médica, algunos apenas reciben educación primaria y muchos aún son analfabetas”
( Ibidem
 Ibidem, 188).
121
  “El sector hegemónico  está conformado por pequeños grupos que poseen el poder
económico y político, donde se encuentra la propiedad de las mejores tierras y de las
grandes empresas. Entorno a ellos giran otros grupos, profesionales, ejecutivos,
funcionarios públicos, técnicos especializados que con esfuerzo y ahorro logran alcanzar un
nivel de vida confortable. Este sector es el que toma las decisiones sobre la marcha de la
sociedad y el que se beneficia de ella” ( Ibidem, 188).
  55
 

valores distinta. La marginalidad corroe hasta lo medular de la persona, hasta


el impulso de superación y capacidad de cambio122.

Nuestra
Todos situación social
reconocemos es calificada
c alificada
explícita habitualmente
e implícitamente queconnuestra
términos negativos.
sociedad es
inmoral. Miremos ¿por qué? : Nuestra sociedad se caracteriza por la opresión
de la persona, innumerables ejemplos se dan en e n el sector económico y laboral.
La miseria en que vive gran parte de nuestro pueblo, porque la sociedad le
niega la posibilidad de conseguir lo fundamental para satisfacer las
necesidades básicas. La irresponsabilidad del sistema, donde nadie es
responsable de lo que pasa. El engaño institucionalizado, como se constata en
los medios de comunicación, en el gobierno, en la economía, en la educación,
en la religión, en el deporte y en la diversión…

Nos preguntamos: ¿quién o quiénes son los responsables de esta situación


social? Encogernos
estructuras de son
sociales, no hombros o acusar
respuestas al sistema
aceptables. Si eldesergobierno
humano ycrea
a las
un
estado de cosas, él es el responsable. Ciertamente nadie es responsable de
aquellos acontecimientos causados por fenómenos naturales (un terremoto)
independientes de nuestra voluntad. A nivel colectivo un pueblo puede que no
sea responsable de las acciones de otros pueblos. Sin embargo, fuera de los
acontecimientos que se nos imponen, existen muchos otros que dependen de
nuestras decisiones. El campo de la responsabilidad individual o colectiva es
tan amplio como el campo de la libertad.

Todos somos responsables de nuestra situación social. La responsabilidad


de cada uno es mayor o menor según el grado de participación en la vida
social. Como personas
poder, mayor o menor, inteligentes que somos
para transformar todosTodos
el medio. tenemos un grado de
participamos de
algún modo en la marcha del país. Participamos por acción o por omisión, de
tal manera que la desidia, el conformismo, la resignación, el
desentendimiento, el silencio… Son actitudes tan inmorales como el soborno,
el crimen, la estafa, el serrucho, la usura…

Es verdad, que no somos responsables del pasado, pero sí lo somos del


presente y del futuro. Yo soy responsable del presente y del futuro, de la

122
 Cf. Ibidem, 188 – 189.
  56
 

situación de mi pueblo hoy y mañana. Nuestra situación es inmoral. ¿Qué


puedo hacer por disminuir su inmoralidad?, siempre hay “un algo” que hacer,
un algo que es posible, del cual Yo soy responsable de ese “algo que hacer”123.

2. El sentido de alteridad

Uno de los valores que más promueve la sociedad contemporánea frente al


neoliberalismo económico es la solidaridad . Ésta consiste en acompañar al
que sufre en su búsqueda de solución, asumir como propio su problema.

El valor de la solidaridad se basa en el sentido de alteridad . Ésta significa:


sentido del otro, conciencia del “otro”; se contrapone a mismidad, yoidad,
totalidad. Este pensamiento individualista e inmanentista se acrecienta a partir
de Descartes. En este caso, la moralidad está al servicio de los más poderosos,
de los sistemas totalitarios. Todo esto exige una reacción, un cambio, que lo
podemos vislumbrar en la ética de la alteridad.
Para la ética de la alteridad obrar el bien tiene un significado muy preciso:
permitir la vida del otro. El bien moral es “el sí al otro”, entendido como
o primido124.
práctica de la justicia en favor de la vida del débil, del oprimido

123
  Cf.  Ibidem, 189 – 172. En nuestra sociedad siempre ha habido iniciativas, por
ejemplo: el mensaje final de la LXXII asamblea plenaria extraordinaria de la Conferencia
Episcopal Colombiana: “ Diez principios para caminar hacia la paz”, Bogotá, 8 de Marzo
del 2002; los Planes de Pastoral Social de las Diócesis; labores humanitarias de O. N. G.;
Comités de emergencia; Cáritas internacional, Cruz Roja… La responsabilidad, en el
pensamiento de Emmanuel Levinas, es la esencia de la subjetividad, así lo afirma en el
siguiente texto: “La responsabilidad es lo que, de manera exclusiva me incumbe y que,
humanamente, no puedo rechazar… soy yo en la sola medida en que soy responsable. Yo
puedo sustituir a todos, pero nadie puede sustituirme a mí. Tal es mi identidad inalienable
de sujeto” (LEVINAS E., Ética e Infinito, 85).
124
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 197 – 199. Tengamos presente algunos elementos
de la filosofía de la alteridad de Martín Buber y Emmanuel Levinas.  Buber  nos
  nos ofrece una
visión interpersonal existencial, en donde la relación con el otro se caracteriza por la
inmediatez. No hay intermediarios en el encuentro. Esto supone para Buber, la exclusión de
todo dominio del Yo sobre el Tu y del Tu frente al Yo. El encuentro permite autenticidad
mutua, reciprocidad. El Tu no es objeto, es “Alguien”, es relación, es misterio, no es
posesión, conlleva a la relación con Dios.  Levinas  nos habla de la primacía del Otro,
“epifanía del rostro”. Esto último significa: presencia inmediata del otro como otro, que se
me impone con su propia fuerza. El reconocimiento del otro no puede disociarse de la
dimensión ética. El otro es aquel que mira desde arriba, que exige y tiene derecho a exigir.
  57
 

 La alteridad significa negación de toda totalidad cerrada.  Cuando


hablamos del mundo como categoría metafísica, nos referimos a una totalidad
de sentido que el hombre confiere a la realidad, desde él explica los
fenómenos, juzga
posibilidades. la perfección
Este mundo de las cosas,
como posibilidad estructura
de sentido puedeelser
horizonte
cerrado, de
es
decir, vive sobre su propia mismidad, aquí llega la acción de la alteridad como
ruptura contra la mismidad. Para ello, supone aceptar la existencia de “lo otro”
frente a “lo mismo”, supone aceptar que existen diversos mundos como
totalidades de sentido, que Yo no poseo la verdad absoluta, ni la raíz del
derecho.

La persona en su unicidad irrepetible opta por la vida, no solamente


personal sino social, es decir, que opta también por la vida del otro, por cada
hombre concreto distinto de mí. En otros términos, es una opción por la
desintegración de la totalidad totalizante y de la mismidad. Es una opción por
la
porcomunicación,
la apertura quepor
sonlatodas
acción,
laspor la libertad,depor
dimensiones el cambio,
la vida por125la. vocación,
personal

 La alteridad como búsqueda de “lo otro”, como posibilitación.  Significa


para nosotros negación de “lo mismo” como horizonte de proyección. El
hombre es un ser histórico: vive en la historia y hace historia 126. Frente a ella
se dan dos actitudes: dejarnos llevar por los acontecimientos, sin tomar
posición, convirtiéndonos en objetos  de la historia, ella es la que marca
nuestro destino; o también, enfrentarnos a la historia, como algo que podemos
orientar y transformar, es decir darle sentido a los acontecimientos,
convirtiéndonos en sujetos de la historia. Esta última visión es la que sostiene
la alteridad como búsqueda, como opción, significa decidirnos a buscar “lo
otro”, lo nuevo,
alternativas, lo eldiferente;
a romper horizonteadeimaginar nuevas posibilidades,
lo ya experimentado; a destruir elnuevas
hábito

La exigencia del otro, su presencia soberana, es algo trascendental y absoluto. La


dimensión divina se abre a partir del rostro humano… (Cf. GEVAERT, Joseph., El
 problema del hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca 200514, 37 – 43). También:
LEVINAS, Emmanuel, Totalidad e Infinito, Ediciones Sígueme, Salamanca 20026, 59 – 64;
esencia, Ediciones Sígueme, Salamanca 19993, 150 - 156.
207 – 214. IDEM, Más allá de la esencia
IDEM, Ética e Infinito, Ediciones Antonio Machados libros, Madrid 2000, 79 – 85.
BUBER, Martín, Yo y Tu, Caparrós Editores, Madrid 1992, 18 – 23.
125
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 199 – 200.
126
 Recomendamos leer: «El sentido de la historia» en GEVAERT, Joseph, El problema
del hombre, Ediciones sígueme, Salamanca 200514, 244 – 254.
  58
 

de la repetición, y de añorar el pasado como “lo mejor”. No olvidemos que el


hombre trasciende los determinismos del medio, el hombre es acción de
nuevas posibilidades127.

 La alteridad como apertura “al otro”, como fraternización. Aquí entra en


escena la dimensión más sublima de la persona humana, su capacidad de
amar, hecho por el amor y para el amor. No nos referimos al amor como
simpatía o como afecto, cargado o no de erotismo. Nos referimos al amor
como opción trascendental, el amor entendido como generador de fraternidad.
Optar por la vida significa aceptar por principio que todos participamos en
igual forma de la misma fuente del ser; que el ser de cada individuo humano
se halla al mismo nivel, en cuanto al ser, que el mío. Significa también que Yo
opto por asegurar la vida de los demás, antes que por la propia, sabiendo que
viviré en la medida en que logre impulsar la vida de todos. El amor no es
respeto; éste hace parte del amor, por él se empieza a amar; pero el amor va
128
más lejos, se inmiscuye en la vida del otro poniéndose a su disposición .
 La alteridad como conciencia de “nuestro ser otro”, como identificación.
La opción por la alteridad es una opción por nuestra propia alteridad.
Poseemos una identidad personal y comunitaria. No tenemos por qué vivir
imitando. La autenticidad es un valor fundamental de la persona. Quien no
vive con autenticidad su propia vida, no tiene conciencia del valor de la
persona humana. Optar por la vida como alteridad consiste primeramente en
optar por la alteridad del propio ser personal. Esta opción se manifiesta en el
o rgullo personal, y la confianza en sí mismo129.
sentido de la dignidad, en el orgullo

3. Las relaciones
relaciones sociales
sociales a la luz de la alteridad

Vamos a indicar brevemente algunas características de las nuevas formas


de relación interpersonal analizadas desde la alteridad:

127
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 200 – 201.
128
 Cf. Ibidem, 201 – 202.
129
 Cf. Ibidem, 202 – 203.
  59
 

1. Alteridad económica

No es exagerado afirmar que en nuestra sociedad el eje en torno al cual gira


la
es actividad
medio y nodefin
lasdepersonas es el humana.
la existencia dinero. Olvidamos fácilmente que el dinero

La economía dice relación a la obtención y el mantenimiento de los bienes


necesarios para llevar una vida agradable, individual, familiar y social. Ésta se
mueve en el ámbito del tener; pero recordemos siempre, que el tener está al
servicio del ser. La verdadera alteridad del ser ha sido suplantada por la
alteridad del tener. Nuestras relaciones económicas son egocéntricas, no de
solidaridad. No están orienta
orientadas
das por la búsqueda
búsqueda del desarrollo integral de las
personas y de los pueblos, sino por el deseo de enriquecimiento para tener
poder.

Ante esta
panorama realidad,
se ve ¿qué pero
muy difícil, podemos hacer desde
no imposible. la auténtica
Solamente alteridad?
sugerimos El
algunos
criterios desde el nivel teorético: respeto absoluto a los derechos económicos
del otro; orientación de las actividades económicas hacia la realización de
todas y cada una de las personas; primacía del trabajo sobre el capital;
igualdad de oportunidades para todos frente al trabajo; respeto a la libre
asociación de los trabajadores y de los pueblos; eliminación de cualquier
forma de explotación humana; distribución equitativa de los beneficios en la
sociedad; ayuda efectiva a los marginados, que les posibilite cambiar de
situación; control del estado sobre los artículos de primera necesidad, los
servicios de salud y educación; igualdad de oportunidades para la
capacitación técnica y científica; reducción de la cadena de intermediarios;
control de nacional;
producción precios yprimacía
distribución equitativa
del bien común…de130 impuestos; fomento de la

2. Alteridad política

La política tiene como objetivo la organización y el gobierno de la sociedad


en orden a la obtención del bien común. Es la reguladora de las relaciones
interpersonales que desbordan la esfera de lo familiar. El hombre cuando se

130
 Cf. Ibidem, 227 – 229.
  60
 

reúne en sociedad pretende la obtención del máximo bien para todos, mediante
la ayuda mutua y el intercambio de servicios.

La auténtica
representados los democracia sólo los
intereses de todos existe cuando pero
ciudadanos; en en
el lagobierno están
práctica no es
así. Al final terminan representados los intereses de los más ricos y los más
astutos. Los intereses del sistema son los de un grupo, así negamos la
auténtica alteridad.

Para lograr un verdadero sentido de la actividad política es necesario


comenzar por orientarla al bien común; es decir, preocuparse de la situación
de injusticia en que vive la población marginada, de tal manera que haya
igualdad de oportunidades para todos. Todo ésto es posible mediante: la
participación de todos los ciudadanos organizados en asociaciones y
movimientos; que la democracia sea realmente participativa; y que en los
131
organismos políticos tengan cabida los pobres, marginados y oprimidos .
3. Alteridad erótica

Fuera de la dimensión subjetiva, el ser humano posee la dimensión social


que constituye el fundamento de sus relaciones interpersonales. Es en ella
donde expresa y consolida su personalidad, y de manera particular, su
sexualidad; sin embargo, es en este terreno donde más se niega la alteridad.
Por ejemplo: nuestra sociedad de tipo machista desconoce, a veces, la
igualdad de la mujer, como el “otro sexuado”; es decir, que ella deja de ser
“otro” como persona, para convertirse en cosa apetecible. El varón se vuelve
conquistador, y cuando ya no lo logra, se vuelve comprador. En definitiva, la
alteridad
deseo del del
otro.varón, como la de la mujer se pierde cuando se somete uno al

La auténtica liberación se logra cuando se reconoce la propia alteridad del


otro. En el caso de la mujer, cuando se le reconoce su personeidad, feminidad,
y la maternidad. Desde esta conciencia de alteridad femenina se podrá lograr
la transformación del varón mostrando su auténtica personeidad, virilidad, y
paternidad. Ambos (varón y mujer) vivirán la alteridad mediante el respeto y

131
 Cf. Ibidem, 229 – 230.
  61
 

el cariño mutuo, mediante la fructificación en el “otro-hijo” y mediante la


apertura a los “otros ciudadanos” en el compromiso social132.

4. Alteridad pedagógica 
En esta oportunidad denominamos “pedagógica” al ámbito de la vida
humana donde prima la actividad del aprendizaje, costumbres y valores a
partir de instituciones y personas que ya los poseen. Esta relación se expresa
de la siguiente manera: padres-hijos, educador-educando, Estado-pueblo.

La alteridad pedagógica se funda en la palabra del “otro”. El niño, el joven,


el pueblo, tienen su palabra propia que deben expresar. El educador, padre,
estado no sólo debe respetar la voz del “otro”, sino que debe estimularla. Es
necesario fomentar el sentido crítico, la creatividad, la responsabilidad en el
educando. Es necesario impulsar el desarrollo
d esarrollo de la cultura popular, estudiarla,
proporcionarle medios educativo
expresión. El proceso económicos debepara su desarrollo
tender a construiry lacanales para su
exterioridad al
sistema dominante. En pocas palabras, la pedagogía personalizante y
liberadora busca suscitar sujetos críticos, creadores, dotados de conciencia de
su propia alteridad y respeto por la alteridad de los demás, rebeldes a la
domesticación y a la tradición, alérgicos a la masificación y al engaño133.

5. Alteridad religiosa

En su esencia la religión se expresa como alteridad, ya que concierne a las


relaciones del hombre con Dios, como el totalmente Otro; sin embargo en este
campo, también se dan los más grandes abusos porque algunos sistemas,
algunos
de gobiernos
su mismidad o líderes
(guerras comunitarios
religiosas, guerra lasanta,
han la
convertido en personal
inmolación pieza y sostén
por el
estado, o por una raza).

Olvidamos fácilmente, que el amor de justicia predicado por los profetas y


elevado a la categoría de mandamiento por Jesucristo, es la mejor expresión
histórica de la alteridad. La Iglesia de Jesús de Nazaret debe volver a ser la
Iglesia de los pobres: la Iglesia de los “otros”, los marginados, los
inconformes, los que no se ajustan al sistema porque carecen de bienes, de
132
 Cf. Ibidem, 231 – 233.
133
 Cf. Ibidem, 233 – 235.
  62
 

cultura, de títulos, porque no se venden, ni engañan, ni ponen su corazón en


las mercancías de esta sociedad. La jerarquía tendrá que abandonar el papel de
“dictadora” de los deberes del pueblo creyente y tendrá que convertirse en
“líder” deylaplenificadora
servidora liberación del
depueblo, defensora134de
sus aspiraciones . la dignidad de los humildes,

6. Alteridad lúdica

La vida humana no se termina en el trabajo, ni es toda ella seriedad; es


también, descanso, distracción, juego, diversión… sin desconocer que se
puede caer en el peligro
p eligro de la alineación.

Debemos devolver al juego la fuerza de alteridad que le pertenece. Éste me


abre, me enfrenta al “otro”, como distinto de mí, con quien puedo competir en
orden a una superación mutua. Los juegos de azar por ejemplo: loterías,
cartas,sólo
ellos apuestas
apuestas,, riñas,
se busca maquinitas,
la oportunidad casinos…
de un beneficioson juegos egocéntricos;
personal. egocéntricos; en

Otra forma de alteridad lúdica la encontramos en el pasatiempo creativo o


hobby. Esta clase de actividades no son remuneradas, ni laborales, pero
permiten la distracción y el empleo útil del tiempo libre; sin embargo, por la
mentalidad de una sociedad consumista, este campo también, se ha convertido
en alienante y soñador.

En el ámbito de las distracciones o de la sana recreación es posible


introducir el auténtico sentido de la alteridad; por ejemplo: motivación de la
lectura complementaria, despertar el sentido del cine arte, cine-foros, análisis
del contenido
las danzas, de las canciones,
el paseo, crítica
el encuentro, a la publicidad,
las tertulias, organización
los encuentros, del baile,
que favorezcan
la comunicación, la afectividad, la alegría, siempre respetando al otro en su
dignidad de persona. En una palabra, desarrollar nuevas formas de distracción
y descanso que nos ayuden a mejorar la calidad de vida135.

134
 Cf. Ibidem, 235 – 237.
135
 Cf. Ibidem, 237 – 238.
  63
 

4. La vida en sociedad, el bien común

En esta oportunidad nos preguntamos por nuestra responsabilidad frente al


todo social.deEsto
individuos una nos está indicando
sociedad, ya que éstaque
es no
másbasta
que lael suma
bienestar demiembros.
de sus todos los
Aunque se proponga lograr el bienestar de todos y cada uno de sus integrantes,
ella, como conjunto estructural, posee una realidad distinta a la realidad de sus
miembros. ¿Qué es entonces la sociedad136, lo social?

No es fácil definir con precisión los siguientes conceptos: lo social, la


sociedad o la sociabilidad; pero es claro que comprenden al menos tres rasgos
característicos: 1)  La pluralidad  porque
  porque un individuo no forma una sociedad
consigo mismo; 2)  La unión  porque tampoco una pluralidad de individuos
independientes da lugar a una sociedad; y 3)  La convivencia  porque no
cualquier tipo de relación es social. La sociedad requiere una comunidad de
137
vida, dede
esencia intereses
la vida yhumana.
de objetivos ; por consiguiente lo social hace parte de la

136
 El término sociedad  proviene
  proviene “del latín societas, asociación, comunidad, derivado de
socius, socio, compañero. En sentido general significa agrupación de individuos que
establecen vínculos y relaciones recíprocos e interacciones estables. En este sentido amplio,
la definición se aplica tanto a sociedades animales, como a sociedades humanas. En sentido
restringido, sociedad es la agrupación constituida (naturalmente, según Aristóteles) sobre
un territorio-nación por individuos humanos, que, participando de una misma cultura y de
unas mismas instituciones sociales, interaccionan entre sí para el desarrollo de sus intereses
comunes y la consecución de sus fines. Entre las instituciones sociales que se comparten, el
Estado es la más esencial, o una de las más esenciales, aunque los sociólogos también
admiten sociedades-naciones que no son Estados. Cuando coinciden nación y Estado, la
sociedad adopta la forma moderna de nación-Estado, en la que los límites de ambos
coinciden: la comunidad étnica, que comparte una misma lengua y una misma cultura,
comparte también la misma forma de Estado asentada sobre límites geográficos bien
definidos… La sociedad moderna nace con la era y la revolución industriales, cuando se
produce la gran modificación de la formación social debido a la organización del trabajo:
mediante el trabajo y la producción se transforman las relaciones sociales y se convierten
en relaciones de interdependencia, que hacen de la sociedad no una suma de individuos,
sino un conjunto de seres humanos que interaccionan. Estas interacciones son consideradas
por la teoría de la acción social como la expresión de «lo social», cuyo sujeto es la
sociedad. Lo social se entiende básicamente como acción social (Weber) o como hecho
social (Durkheim)…” («Sociedad » en CORTÉS, Jordi – MARTÍNEZ, Antonio,
 Diccionario
 Dicciona rio de filoso
filosofía
fía en CD-RO
CD-ROM M , 1996).
137
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 147.
  64
 

El ser humano: vive, trabaja, descansa, fomenta la cultura y los valores del
espíritu en estrecha unión con sus semejantes. Esta dimensión social de la
persona está presente en Aristóteles: el individuo que permanece
intencionalmente fuera de la más
hombre138. Preguntémonos, sociedad, es un
a fondo, ser qué
¿por degradado; es decir,esnoun
el ser humano es ser
un
social? Las posibles respuestas se sintetizan en las siguientes teorías:

1. Teoría del contrato social. Esta teoría es promulgada


p romulgada por: Hobbes, Locke
y Rousseau; afirma, en términos generales que el origen esencial de la
sociedad humana está en el libre acuerdo entre los individuos, que dicen hacer
un pacto o contrato social en el que tienen su origen y su fundamento las
sociedades humanas. Para  Hobbes  el hombre es por naturaleza egoísta y
antisocial. Este estado antisocial dura hasta que el egoísmo enseñe a los
hombres la imposibilidad de permanecer así, entonces cediendo al interés
personal mediante un pacto surge el estado social del hombre; en cambio,
 Rousseau   supone
decide formar que el para
la sociedad estado prim
primitivo
lograr itivo
un del hombre
mayor hom bre era asocial.139El
perfeccionamiento . hombre

2. Teoría naturalista. Esta teoría afirma que la sociedad es la última fase


conocida de un proceso evolutivo de la realidad (la materia o el espíritu), que
se rige por las leyes inflexibles del determinismo universal. Sostienen esta
teoría: Savigy, quien piensa que las leyes y las instituciones sociales son el
fruto de la evolución natural.  Hegel, por su parte enseña que el Estado (él se
refería al estado germánico) es la última fase de la evolución dialéctica de la
Idea universal, del espíritu Absoluto o divino. También, Comte y Spencer  
conciben la sociedad como un organismo natural, con su evolución y sus
leyes, que han de ser estudiadas por una especie de física social. En síntesis, la
teoría naturalista
primacía absolutaparte
sobredela la sociedad
persona como todo
individual 140 orgánico, concediéndole una
.

3. Teoría del derecho natural. Esta teoría  consiste en mantener que la


sociedad tiene su fundamento inmediato en la naturaleza humana – que es
social, además, de individual – y su fundamento mediato en Dios, autor de la
138
 “El que no puede vivir en comunidad, o bien no la necesita en absoluto por bastarse
así mismo… es una bestia o un Dios” (ARISTÓTELES, Política, Libro IV, Cap. 2, 1253 a
27 ss).
139
 RODRIGUEZ, Ángel, Ética, 148 – 149.
140
 Cf. Ibidem, 149 – 150.
  65
 

naturaleza.  Aristóteles, pero en especial Santo Tomás, enseña que el ser


humano es social por naturaleza; es decir, la sociabilidad es una de las
exigencias esenciales postuladas por el perfeccionamiento moral de la persona
humana. Estaendimensión
constatación: social
todos los seres del hombre
hohay
humanos mbreuna se expresaa laenunión
tendencia la siguiente
con sus
semejantes y una natural dependencia recíproca de las personas en la
consecución de sus finalidades específicas141.

Retomando algunos elementos de las teorías anteriores, afirmamos que la


sociedad humana es una institución natural, fundamentada en la naturaleza
humana y, en último término, en su autor, que es Dios. Pero tengamos muy
bien presente que la naturaleza no constituye directamente esta o aquella
sociedad, con sus características peculiares. La naturaleza explica la
sociabilidad, la exigencia necesaria de la sociedad por parte del hombre. Si
consideramos la sociedad en concreto, tenemos que tener en cuenta otros
factores que el
geográficos, simplemente
culturales… La natural,
sociedadcomo
surgeson
a lahistóricos, la libre convención,
vez por naturaleza y por libre
acuerdo.  Por naturaleza, el hombre tiende a formar voluntariamente alguna
sociedad; por mutuo acuerdo, los individuos fundan esta o aquella comunidad
determinadas, con sus caracteres singulares142.

En definitiva, no existe una oposición entre el carácter natural de la


sociedad y el papel de la libertad en su formación, sino más bien, una
complementariedad; veámosla concretamente: 1. El hecho social no tiene su
razón última en el libre arbitrio de los individuos, ni en los motivos de índole
exclusivamente biológica, social, geográfica… Tiene su fundamento en la
naturaleza humana y en Dios. 2.  Los fines y la organización de la sociedad
141
 Cf. Ibidem, 150.
142
  Cf.  Ibidem, 152. El Padre Jaime VÉLEZ CORREA, nos presenta los siguientes
argumentos que expresan que el hombre es un ser social por naturaleza: 1. En el hombre es
tan fuerte y natural el instinto de sociabilidad que cuando un individuo busca
persistentemente la soledad, muestra síntomas de desequilibrio mental. 2. El lenguaje es
una manifestación típica y exclusiva del hombre; está hecho para comunicarse con los otros
seres humanos. 3. No se basta a sí mismo, necesita de los demás para sobrevivir en lo
biológico, intelectual, cultural, religioso y moral. 4. El hombre tiene un sublime instinto de
formar familia. 5. La historia lo confirma que el hombre se ha unido en sociedad para
defender sus derechos y satisfacer sus necesidades. 6. Por su ser racional que exige una
excelencia actividad sexual, cultural, artística y religiosa… (Cf. VÉLEZ Jaime, Curso de
 filosofía, vol. 2, 253 – 254).
  66
 

tienen un amplio margen de variabilidad, que queda a la libre decisión de los


ciudadanos o de sus representantes. La función principal de la sociedad es
servir de ayuda para que todos puedan lograr los fines esenciales que Dios ha
confiado
ley moralanatural,
la responsabilidad
deben ser lasmoral
líneasdel hombre.deEsos
maestras todofines, contenidos
ordenamiento en la
jurídico
y político, y el primer criterio para discernir su moralidad. 3.  La autoridad
civil  depende en gran medida del libre parecer de los ciudadanos, o puede
responder a razones históricas
históricas o a la idiosincrasia de un pueblo; pero
pero tiene su
origen último, y la determinación de sus competencias esenciales, en la
naturaleza y, a través de ella, en Dios. 4. Estos principios ponen de manifiesto
la naturaleza moral del orden social; según ella, la sociedad es una realidad
naturalmente ligada a la consecución de la plenitud moral del hombre. La vida
social –como la vida de cada persona- es propiamente moral, con fines y leyes
morales143.

En conclusión,
sociedades los hombres
para obtener a lo largo
los fines de la historia
y bienes siempre
necesarios parahan
susconstituido
vidas. La
variedad de estas agrupaciones responde a la diversidad de bienes exigidos por
la plenitud de la existencia humana. Entre los principales tipos de sociedades
humanas tenemos los siguientes: el Estado, la familia, las sociedades
recreativas, culturales, comerciales… En términos generales la sociedad se
define como la unión de varios seres humanos que cooperan de una manera
estable para la consecución de un bien común 144. Nosotros aquí por motivos
de tiempo desarrollamos únicamente el Estado o sociedad civil.

 La sociedad civil es la agrupación de personas y de familias que pueden


alcanzar suficientemente los bienes que el ser humano necesita, y cuyas
autoridades
el supremas
orden natural porquenosedependen
ordena alde otras.
bien Es lanatural
común comunidad más perfecta
del hombre; en
y a la vez
tiene todos los medios para lograrlo, a diferencia de las familias. También, es
sociedad natural, pues su fin responde a una inclinación natural del hombre:
por eso se da siempre, bajo diversas formas (tribus, pueblos, imperios,
ciudades, regiones, países, estados…).

La sociedad civil contiene distintas asociaciones particulares, que buscan


un bien común más particular. Así los hombres pueden unirse para conseguir
143
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 153 – 154.
144
 Cf. Ibidem, 155.
  67
 

con mayor eficacia diversos fines: algunos pertenecen a un club deportivo, a


una universidad, a una agrupación cultural o a una empresa... Estas
agrupaciones son más o menos contingentes porque sus fines no son
absolutamente necesarios. Éstas están subordinadas a la sociedad civil.
Las sociedades civiles establecen relaciones mutuas,  formando el orden
internacional, que se rige habitualmente por pactos o convenios entre Estados.
Se llama derecho internacional a ese conjunto de reglas establecidas de mutuo
acuerdo por los países. Esas normas –como toda ley positiva- deben estar en
conformidad con el Derecho Natural. Su determinación deberá hacerse, por
tanto, a partir del verdadero fin del hombre, y de las rectas relaciones entre
individuos y grupos sociales. Todo esto conlleva: solidaridad y ayuda a los
demás, comunicación de bienes, respeto de la libertad y de la propiedad ajena,
legítima defensa en caso de agresión injusta…

queEldebe
rectoconjugarse
amor a la propia
con elsociedad, a lalas
aprecio por patria,
demáses la virtud del
naciones. patriotismo,
El patriotismo
conduce al esfuerzo generoso a favor de las necesidades del propio país. Debe
ir unido al amor por la familia de que cada uno es responsable, y a la estima
del resto de las naciones, evitando el nacionalismo145.

Detengámonos ahora a tratar qué tipo de realidad y de unidad   tiene la


sociedad civil. Las teorías individualistas (contractualismo, liberalismo)
niegan que la sociedad tenga una entidad propia: su ser dependería totalmente
de sus miembros, que podrían configurarla de cualquier manera. Las doctrinas
colectivistas (teoría naturalista, marxismo) le asignan, por el contrario, un ser
casi sustancial, originario y autónomo, de forma que cada hombre solo tendría
sentido como parte de la sociedad y estaría completamente subordinado a ella.
La entidad de la sociedad es de tipo accidental. Sólo las personas son
individuos subsistentes. La sociedad no es sino un conjunto de individuos
ordenados de una determinada manera a un fin: su existencia y su realidad se
basan en la de las personas que la componen. Que sea accidental no significa
que tenga poca importancia. En una palabra, la sociedad tiene una realidad
accidental, pero necesaria. Además, la sociedad tiene una consistencia propia,
aunque dependiente de la naturaleza humana. Proporciona al hombre el

145
 Cf. Ibidem, 156 – 157.

  68
 

complemento que necesita por naturaleza para alcanzar sus fines, y que es
hecho posible por la cooperación de todos.

La unidadendelalaunidad
fundamenta sociedad
de puede definirse
naturaleza comoEsunidad
y de fin. de orden
decir, los . Ésta
hombres se
están
ordenados entre sí en cuanto por naturaleza poseen una tarea común:
conseguir un régimen de convivencia que les facilite el logro de los fines
esenciales de su naturaleza. Según Santo Tomás: “Dios ha instituido un doble
orden en el universo: uno principal, por el que los hombres se ordenan a Él; y
otro secundario, por el que se ayudan entre sí para llegar a Dios”146.

La unidad de la sociedad civil es, además, una unidad orgánica. La


sociedad no es una mera suma de individuos, sino más bien una sociedad de
sociedades. La diversidad de bienes que integran la plenitud humana se
manifiesta en la pluralidad de organismos y funciones sociales debidamente
ordenados.
profesionales,Estos cuerpos
clubes, grupos,sociales (familias,
etc.) tienen instituciones,
su propio asociacionesy
ámbito de autonomía
responsabilidad, cuya violación implicaría una lesión del orden social en su
conjunto: la consecución del bien total requiere la realización de los bienes
parciales que lo componen147.

Para lograr la armonía, la unidad y el orden en la sociedad civil se necesita


la autoridad . Detengámonos a reflexionar sobre su sentido y su importancia.
Toda agrupación de hombres que persiguen una misma finalidad necesita una
autoridad que dirija los actos de cada miembro hacia ese objetivo común: la
unidad del fin exige la autoridad que aúne los esfuerzos de todos. En un
sentido amplio se entiende por autoridad la estima de que alguien goza por sus
cualidades
trata de unaintelectuales o morales,
especie de dignidad por su poder
o dominio físico En
espiritual. o suuninflujo
sentidosocial. Se,
estricto
la autoridad es el derecho a regular la conducta de los miembros de la
sociedad en orden al bien común de ésta. Ella hace posible una cooperación
social correctamente enfocada, y garantiza el orden imprescindible para
conseguir el bien común. Sin esa labor directriz, cada uno tendería a ocuparse
de sus propios asuntos. Y, aunque todos se propusieran decididamente
contribuir a la tarea común, la misma diversidad humana haría imposible la
146
 DE AQUINO Tomás,  II Sent .,., d. 1, q. 2, a. 3; citado por RODRÍGUEZ Ángel, Ética,
158.
147
 RODRIGUEZ, Ángel, Ética, 157 – 158.

  69
 

coordinación espontánea de los esfuerzos individuales. Una sociedad sin


autoridad se disgregaría en tantas facciones cuantas opiniones puede haber
sobre el bien común148.

 La autoridad ha de ser unitaria, como puede deducirse de su función


principal: encaminar la multiforme actividad de los ciudadanos hacia un
mismo objetivo, el bien de todos. No estamos diciendo con todo esto que el
sujeto de la autoridad sea siempre una sola persona, pueden ejercerla varios,
incluso organismos, con tal que canalicen su actuación en una dirección
unitaria.

El derecho de la autoridad tiene su fundamento  en la misma naturaleza


social del hombre y, de modo mediato, en Dios, que es el Autor de la
naturaleza. Tanto la existencia de la autoridad como la obligación de
obedecerla son exigidas por la naturaleza del ser humano. Es más, la
naturaleza
dirigir todasocial
la vidadelsocial
hombre
haciamuestra
el bienlacomún,
función
quegeneral depor
se erige lostanto en regla:
gobernantes
primordial del ejercicio de la autoridad. Pero son los ciudadanos quienes
deberán concretar el modo de designar a los que detentan el poder, la
estructura y competencias de los diferentes órganos del gobierno149.

148
  Cf.  Ibidem, 159. Autoridad proviene “del latín auctoritas, garantía, prestigio,
influencia, que a su vez procede de augere, aumentar, enriquecer. Concepto que procede del
ámbito del derecho romano, en donde se refería primero al derecho de posesión sobre algo,
garantía de quien impone confianza o responsabilidad de un tutor, y luego a la dignidad, al
prestigio o a la influencia de una persona sobre las demás… Se distinguía, por tanto, del
poder real o político y, si coincidía, se valoraba más la auctoritas del gobernante, que era su
capacidad personal para mandar, que la potestas, que consistía simplemente en el ejercicio
del oficio. En parecidos términos, se distingue en la actualidad una autoridad personal o
subjetiva, también llamada «interna», basada en las cualidades propias de una persona, y la
autoridad objetiva u oficial, también llamada «externa», basada en el cargo oficial que
desempeña una persona, y que normalmente se identifica con el poder… Se puede definir,
por consiguiente, como una relación que se establece entre aquella persona que es
competente y posee prestigio o bien ocupa un cargo al que va anexo poder, y las personas
que reconocen aquellas cualidades personales o están obligadas a acatar las decisiones del
poder. Condición necesaria para el reconocimiento de la autoridad personal, es la existencia
de una comunidad de valores intersubjetivamente reconocidos, y para el acatamiento de la
segunda, que se trate de un poder legalmente reconocido y se pueda ejercer sobre él un
control democrático…” (« Autoridad » en CORTÉS, Jordi – MARTINEZ, Antoni,
 Diccionario
 Dicciona rio de filoso
filosofía
fía en CD-RO M , Editorial Herder, 1996).
CD-ROM 
149
 Cf. RODRÍGUEZ, Ángel, Ética, 160.

  70
 

Se hace indispensable en esta función de la autoridad civil buscar un criterio


que concilie con justicia las exigencias de interés individual y las del interés
de la sociedad. Analicemos primero los extremos y luego si veamos el criterio
150
de armonía presentado por filosofía cristiana
c ristiana .
 La tendencia totalitaria  exagera el valor de la sociedad en contra del
individuo, diciendo que el todo es superior a la parte y que, por consiguiente,
la persona es una mera pieza de la colectividad; así, cuando en el organismo
un miembro perjudica al todo, se le elimina.

 La tendencia individualista, basándose en la teoría de que los intereses y


actuaciones de los individuos se armonizan naturalmente con los intereses de
la colectividad, la autoridad civil no tiene que legislar para conciliar esos
intereses, sino solamente vigilar para que se respeten los derechos y contratos
individuales libremente pactados; en este caso la función del Estado es la de
ser policía.
 La tendencia de la filosofía cristiana  se coloca en medio de las dos
anteriores y enseña que ni se deben conculcar los derechos del individuo con
un exagerado poder (contra el totalitarismo), ni se debe perjudicar a la
sociedad exagerando las libertades y derechos del individuo (contra el
individualismo). Las relaciones entre el individuo y la sociedad se
compendian en dos principios: solidaridad y subsidiaridad, los cuales expresan
todo lo que la sociedad puede reclamar
r eclamar de sus miembros y lo que éstos pueden
reclamar a la sociedad. Veámoslos en sus detalles:

El principio de solidaridad  enseña
 enseña que el individuo está ordenado al bien de
la sociedad (es
colectividad, porsolidario); es decir,
eso debe pagar que (impuestos),
tributos éste debe contribuir
y prestarallosbien de la
servicios
que exige el bien común (servicio militar,
militar, voluntariados). Pero no de manera
manera
total y absoluta, y la sociedad, a su vez, está ordenada al bien de sus
miembros; por ello, la sociedad no le puede exigir cosas contra la dignidad de
la persona humana; de tal manera, que el bien de la sociedad es el bien de los
individuos. La sociedad no tiene razón de ser sino porque ofrece a los
individuos el auxilio y ambiente requerido para una vida humana.

150
 Cf. VELEZ, Jaime, Curso de filosofía, vol. 2, 297.

  71
 

El principio de subsidiaridad  enseña
  enseña que la autoridad no debe quitar a los
individuos las actividades que ellos pueden realizar por sí mismos para
asumirlas el estado, ni tampoco, debe entregar a sociedades superiores lo que
puede hacer una
complementaria a las sociedad
personas ymenor; debe
sociedades prestarcuando
inferiores asistencia
éstas oyaquéllas
ayuda
no pueden realizar, por sus propios medios, las tareas que les correspondan.
En otros términos, el Estado debe intervenir en la actividad privada de las
personas o asociaciones, solamente siempre y tanto, cuanto fuera necesario
para el bien común. El Estado por ejemplo, no debe intervenir en la educación
de los hijos, tampoco puede suprimir la autonomía de asociaciones
intermedias...151.

Nos quedaría por reflexionar: el bien común. Para tener una visión completa
de su significado es necesario tener en cuenta “ la declaración universal de los
derechos humanos”. Esta declaración se presenta como el ideal común por el
que todos los
individuos pueblos
como y naciones promuevan
las instituciones deben esforzarse, a fina de
el respeto quederechos
estos tanto losy
libertades y aseguren su reconocimiento y aplicación. Se trata de un ideal
común que se constituirá en bien disfrutado por todos; es decir, común, en la
r econozca y aplique universalmente con efectividad152.
medida en que se reconozca

151
  Cf.  Ibidem, 297 – 299. A continuación algunos “principios éticos sobre la
intervención del poder político: 1. La misión del Estado es coordinar –no reemplazar- la
actividad libre de los ciudadanos, de las familias, y de los grupos sociales, para que
contribuyan al bien común y al perfeccionamiento integral de todos los miembros de la
sociedad. 2. El Estado debe respetar y promover la iniciativa privada. 3. El Estado puede y
debe suprimir las deficiencias de la iniciativa privada, interviniendo en asuntos que los
particulares todavía no están en condiciones de asumir. 4. El Estado debe tener una actitud
de vigilancia y custodia del bien común… En definitiva, lo que se trata de obtener no es el
bienestar de todos como fin en sí mismo, sino el bienestar general que es parte del bien
común, y que por tanto ha de ir unido a la libertad, a la justa distribución de competencias y
responsabilidades en la sociedad, a un orden moral de convivencia…” (RODRÍGUEZ,
Ángel, Ética, 209 – 210).
152
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 244 – 245. Bien Común proviene del latín “bonum
commune, utilizada sobre todo por Tomás de Aquino, con la que se designaba la
orientación u objetivo social de toda ley. El concepto, no obstante, proviene de la filosofía
de Platón y Aristóteles, y especialmente la de Cicerón. Tanto Platón como Aristóteles
subordinan el bien privado al bien común y publico, y este último autor pone en el bien
común la característica definitoria del «buen gobierno» o de la forma correcta de gobierno.
Los autores de la Edad Media se referían también a la utilidad pública, con expresión
tomada de la utilitas rei publicae, de Cicerón. En todos estos casos, el «bien común», el
  72
 

El bien común lo podemos entender desde un sentido teleológico, ideal o


desde un sentido instrumental. En cuanto al sentido teleológico: el bien común
aparece cuando se entiende la sociedad como una agrupación de personas, con
carácter
hablamosduradero y eficaz,del
por ejemplo en orden a realizar
destino de ununpueblo.
fin o valor común,
Desde el cuando
sentido
instrumental: el bien común surge cuando se piensa en la sociedad como
organización de recursos e instituciones que al funcionar bien permite que
cada persona logre por sus propias fuerzas el fin a que aspira. Éste es así un
medio del que todos disponen.

Teniendo en cuenta los dos sentidos anteriores podríamos definir el bien


común como el bienestar a que aspira una colectividad, fruto de la armonía y
mutua colaboración en el ejercicio de los derechos y deberes que permiten la
realización personal a todos sus miembros153. El bienestar de todos, sólo es

«interés común» o la «utilidad pública» no se identifican con la suma de los bienes


particulares de los individuos, sino que, siempre y en todo caso, el bien común de la
sociedad es superior y a él ha de subordinarse el bien particular de los individuos, y ambos
se presentan en una especie de difícil equilibrio que el gobierno justo debe proponerse
como finalidad y objetivo… El bien común se ordena, de algún modo, al bien de los
individuos particulares, puesto que no puede existir sin el bien de las personas individuales.
Pero, en la forma concreta de definir esta relación entre bien común y bien de las personas,
entran en consideración las circunstancias históricas del desarrollo de la cultura y de la
sociedad. Hasta la Edad Media, domina una perspectiva que puede denominarse holista de
la sociedad, con predominio del todo sobre las partes. A partir de la filosofía moderna y, en
concreto, del liberalismo político que se inicia con el empirismo inglés, se mantiene el
concepto de bien común, pero se destacan ya los aspectos económicos del mismo, fundados
en el derecho «natural» a la propiedad privada; se habla entonces, preferentemente, de
«interés general», noción más ligada al contexto socioeconómico de la época, que de bien
común, con mayor contexto ético y metafísico… La convicción creciente desde la época
moderna de que los derechos del hombre son inalienables e inviolables ha hecho que, en el
momento actual, no pueda defenderse una idea de bien común… que no tenga en cuenta
determinados derechos individuales de la persona, como la justicia y la libertad, y debe
decirse que el bien común sólo puede prevalecer sobre el bien particular en determinados
aspectos y que aquél, en general, ha de tender a promover éste” («bien común» en
CORTÉS, Jordi – MARTÍNEZ, Antoni,  Diccionari
 Diccionarioo de filosofía en CD-RO
CD-ROM,M, Editorial
Herder, 1996).
153
  Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 246. “En toda sociedad humana puede
distinguirse un bien común trascendente o externo, un bien común intrínseco o interno, y
los bienes particulares de los individuos. El bien común trascendente es la finalidad última
buscada por una sociedad… La estructura de cada sociedad y sus normas reguladoras,
vienen determinadas por esa finalidad; como sucede por ejemplo: con el ejército, la
  73
 

posible cuando existe armonía o buen entendimiento entre todos y cuando


todos sienten que pueden realizar sus aspiraciones porque disfrutan del
ejercicio de los derechos personales. También, se puede definir el bien común
como el conjunto
una sociedad de condiciones
puedan lograr susociales
propiorequeridas paracomo
desarrollo que lospersonas;
miembrospor
de
consiguiente, la búsqueda del bien común consiste, en el esfuerzo de todos por
organizar una sociedad de tales características que asegure el mayor grado de
bienestar posible para todos154.

Por otra parte, el bien común en cuanto aspiración colectiva es norma del
obrar social, como lo es el valor moral a nivel personal. Esto significa que los
miembros de una sociedad tienen que obrar de acuerdo a las exigencias del
bien común. El bien común como normatividad tiene que evitar dos extremos:
uno individualista y otro colectivista. Veamos los detalles:

 La concepción
particulares. individualista
Éste se  lo reduce
va alcanzando a un conjunto
en la medida o suma
en que más de individuos
y más los bienes
se sientan satisfechos de sus logros individuales. Esta característica es propia
del capitalismo. El bien común se justifica y se determina a partir de los
intereses particulares.

 La concepción colectivista entiende el bien común como un bien distinto e


independiente del bien de los particulares. Es el bien de un “todo”, que puede
consistir en la nación, el partido, la raza o un grupo determinado. Los
individuos participan del bien del “todo” y deben acomodar a él sus
aspiraciones particulares. Esta característica es propia del sistema comunista y
de todos los regímenes totalitarios.

Lo que evitará caer en los extremos (individualismo y colectivismo) es


tener en cuenta el principio, que tantas veces se ha nombrado: “el supremo

universidad. Se llama bien común intrínseco a la adecuada ordenación entre las partes, que
permite alcanzar el fin trascendente o externo… En este sentido se habla de un buen
ejército, de una buena universidad… Cuando esas agrupaciones poseen la oportuna
organización que las hace eficaces… Bien particular o propio es el que corresponde a cada
uno de los individuos que componen la sociedad. Se trata de un bien que aprovecha a un
solo hombre, a título exclusivo y personal; por ejemplo el bien de cada soldado, el bien de
cada estudiante o profesor de tal universidad…” (RODRÍGUEZ Ángel, Ética, 163).
154
 Cf. GONZÁLEZ, Luis José, Ética, 247.
  74
 

valor de la vida de los seres humanos”; de tal manera, que el bien común es el
bien de todas y cada una de las personas que integran la sociedad, en cuanto la
sociedad es la expresión de una comunidad de personas abiertas y unidas entre
sí para la
común norealización de un
es una tregua proyecto
entre que beneficia
individuos rivales, esa todos. Por lo tanto,
una voluntad comúnelentre
bien
personas solidarias. Esta forma de considerar el bien común nos permite
entender su normatividad. Se presenta de dos maneras:  A partir de una
doctrina predefinida, como por ejemplo: la doctrina social de la Iglesia. En
ésta el bien común se define a partir del orden universal impreso por Dios en
la creación. La sociedad está orientada a la perfección material y espiritual de
los ciudadanos.  A partir del establecimiento de normas por consenso. El bien
común es determinado por los ciudadanos, quienes imponen la norma de
moralidad social. Esta visión responde al carácter laico y pluralista de la
sociedad actual. En pocas palabras, las exigencias del bien común resultarán
de las condiciones sociales de vida que aseguren el máximo estado de
bienestar en. el que las personas en forma solidaria puedan realizar su propia
vocación155

Otro de los aspectos, que hay que tener en cuenta en el bien común es el
aspecto económico. En nuestra visión integral de la persona humana habíamos
enfatizado al valor de la vida humana como el máximo bien, pero no se puede
entender únicamente como un bien personal, individual; es necesario
reconocerla como un bien comunitario, social. Por ello la sociedad tiene que
velar no solamente por la supervivencia de sus miembros, sino también tiene
que asegurar la organización, la paz, la suficiencia de bienes, la autonomía, el
trabajo, la educación… Es aquí donde la economía de una sociedad juega un
papel fundamental, ya que se orienta hacia la organización sistemática de los
bienes materiales
y colectivas de laque se requieren
sociedad. para satisfacer
La economía las necesidades
se preocupa individualeso
por la producción
consecución de bienes, su conservación, transformación, intercambio y
distribución.

Pero la realidad de las economías de nuestros países a la luz del bien común
están orientadas más en función de los intereses particulares que en función
del bien común, como se puede observar en los intereses económicos de los
capitales extranjeros que buscan utilidades sustanciosas a través de la

155
 Cf. Ibidem, 247 – 249.
  75
 

inversión, el préstamo, o el comercio; trayéndonos enormes consecuencias


como: la dependencia económica, el subdesarrollo, fuga de capitales, deuda
externa… También, se observa el interés personal en las oligarquías; es decir,
los grandes capitales
multinacionales. en manos
Todo esto de agrupos
nos lleva afirmarminoritarios; por ejemplo
con todo realismo las
que el bien
común es sistemáticamente negado en nuestros pueblos latinoamericanos.

Partiendo de la defensa de la vida y de la dignidad de cada uno  de los


miembros de una sociedad, veamos ahora los principios fundamentales de la
exigencia del bien común para la organización económica de una sociedad:

1. El bien común asegura la satisfacción de las necesidades básicas para


todos.  Es necesario ir más allá del simple hecho de dar a comer a cada
miembro de la sociedad. En este plano se quedan la mayoría de fundaciones
caritativas bien sean nacionales o internacionales. En consecuencia, el hombre
no recibe
la da a sí lamismo
subsistencia
a travésendel
gracia a la benevolencia
trabajo. El bien comúndecomienza
los demás,por
sino que se
exigir la
oportunidad de trabajar para todos los miembros de la sociedad, y ésta debe
organizar su economía de forma que se asegure dicha oportunidad del trabajo.

2.  La primacía de la persona humana sobre el capital.  Este principio es


contrario al dinamismo del sistema capitalista, que hace de las economías de
nuestros países inmorales, ya que son inhumanas como se observa en neo-
capitalismo, porque niegan la posibilidad de vivir dignamente a una gran parte
de nuestra población.

3.  Los bienes de la naturaleza son comunes y su aprobación particular sólo


es moralmente lícita en función de la satisfacción de las necesidades humanas.
Esto significa que el derecho de la propiedad privada está supeditada a la
satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas.

 La inequitativa dependencia económica  de nuestros países con relación a


las grandes potencias, definidas como neocolonialismo, es inmoral a la luz del
bien común, ya que contribuye a enriquecer más a las metrópolis a costa del
empobrecimiento en aumento de los pueblos dependientes.

  76
 

En síntesis, el bien común es el valor social que representa la conciencia de


que las personas que conforman una sociedad tienen un derecho común a la
satisfacción de sus necesidades y al bienestar social156.

Y por último, veamos los aspectos políticos del bien común.   Tengamos
presente que el bien común constituye el fin y la justificación de la política. La
actividad política no tiene otro objeto que la organización de la sociedad a
favor de obtener un estado de paz y de bienestar para todos los ciudadanos; es
decir en orden al bien común. El poder es el medio para lograr eficazmente el
orden entre todas las voluntades. El poder pertenece a los ciudadanos y éstos
los entregan al gobierno para que éste sea capaz de mantener el orden y
desarrollar los programas sociales propuestos.

La razón de ser del Estado, del gobierno, de la política es la sociedad; de ahí


que no confundamos la sociedad con el Estado. El Estado no es la norma
última de la sociedad
la sociedad. Por ello, ni la fuente
está delprincipio
sujeto al derecho. constitutivo
El Estado esysólo una parte
normativo de de
la
sociedad misma, que es el bien común.

El intérprete del bien común no es el gobierno como se quiso mostrar con


los totalitarios y teocráticos, sino el pueblo mismo. Éste cuenta con varias
instancias para la interpretación y verificación por ejemplo: los gobernantes,
grupos políticos, agremiaciones de obreros, empleados y campesinos, los
profesionales de las ciencias sociales, las iglesias…

Esta labor de intérprete que tiene el pueblo no puede desconocer dos


problemas fundamentales: las excesivas desigualdades sociales de la
población y el pluralismo sociocultural. Si tenemos en cuenta esos dos
problemas reconoceremos que la acción política, que centra su objetivo en el
bien común, es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos. Todos
estamos obligados a colaborar en la búsqueda del bien común. Tan
responsables como son los gobernantes de las injusticias y del desorden en la
vida social, lo somos los ciudadanos que o bien nos desentendemos de la vida
política o bien buscamos en ella la consecución de intereses particulares157.

156
 Cf. Ibidem, 250 – 254.
157
 Cf. Ibidem, 255 – 258.
  77
 

  78

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