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Técnicas Proyectivas I
Unidad 4
Frases Incompletas de Rotter
Ésta es definida como una técnica de gran uso tanto en la investigación como en la clíni-
ca. Intenta detectar áreas de conflictos en las personas, consta de 40 palabras o frases
que constituyen el comienzo de una oración que debe completar el examinado y explora
áreas de familia, pasado, perspectiva temporal, estado de ánimo, entre otras. Esta prueba
se encuentra dentro de la categoría de pruebas proyectivas de asociación y complemen-
tación de palabras (Arocha, S/F).
Fue creada por J.B. Rotter en 1949. La interpretación más frecuente de este test es la
cualitativa, a pesar de que el autor creó un sistema cuantitativo en una escala de 7 pintos
para una de las 40 frases que contiene la prueba, de acuerdo a una tabla elaborada para
hombres y mujeres donde aparecen clasificadas las respuestas de tres tipos: positivas,
negativas y neutras (González, 2007).
Encontramos que existen tres versiones o formas de la prueba de Rotter, para bachille-
rato, universidad y para adultos. La universitaria fue la original y la que más es empleada
para investigaciones. Las otras dos son diferentes de acuerdo a unos cuantos troncos o
reactivos. Todas las formas del test de Rotter constan de 40 troncos o frases incompletas.
Los troncos son conformados con sólo dos palabras en general, a veces una y máximo
cuatro o cinco palabras (Hogan, 2015).
El protocolo de aplicación es muy sencillo, sólo se le pide al paciente que exprese sus
“verdaderos sentimientos” al completar cada una de las oraciones. El tiempo de aplicación
es en general entre 20 o 25 minutos. El test de Rotter busca medir la adaptación o des-
adaptación que tiene el paciente en la esfera familiar, en relaciones interpersonales, en
intereses y vocación, en la esfera personal y en el amor y matrimonio. Define adaptación
como una relativa libertad de estados o emociones prolongados de infelicidad o disforia,
la capacidad de afrontar la frustración, iniciar y mantener actividades constructivas y la
habilidad para establecer y mantener relaciones interpersonales satisfactorias (Hogan,
2015).
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Para la calificación de los signos de adaptación o desadaptación, el psicólogo requiere
medir con una escala de 0 a 6 puntos, siendo 6 un puntaje para una grave desadapta-
ción, 3 es una respuesta neutral y 0 una respuesta favorable de adaptación, saludable
y positiva. La suma de general de la puntuación conforma la puntuación de Adaptación
general que puede ser desde 0 (muy bien adaptado) a 240 (sumamente desadaptado).
Generalmente, las personas con una adaptación dentro de un promedio normal, se en-
cuentran en un rango entre 100 y 170 (Hogan, 2015). A pesar de utilizar una medición
cuantitativa, la parte cualitativa se conforma en el trabajo del psicólogo el cual es buscar
a cuál respuesta de la tabla se asemeja más la respuesta del paciente y así, determinar la
calificación. Esta interpretación cualitativa no cuenta con un método específico, depende
de la experiencia, entrenamiento y orientación teórica del psicólogo (González, 2007).
Es importante recordar que las respuestas que se dejan en blanco son indicadores de
conflicto. Cuando existen esas respuestas, para poder obtener el puntaje final se debe
de realizar la siguiente fórmula (González, 2007):
Puntaje alcanzado + [(40 puntos X el total sin responder) / 40 – total sin responder] =
puntaje final.
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4.1 Confiabilidad y validez
● Confiabilidad: es una propiedad de la medida que hace referencia a su potencial
error (o error de medida). A su vez, el error de medida puede proceder de distintas
condiciones de la prueba, por ejemplo, el tiempo en el que se aplica (o fiabilidad
test-retest, estabilidad de la medida), la objetividad del registro u observación (o
fiabilidad entre observadores, entre entrevistadores). Si contamos con una medida
en agregado, la relación que existe entre los elementos que constituyen el test o el
instrumento de medida (consistencia interna), y finalmente, si vamos a utilizarla para
valorar un tratamiento, que sea sensible, es decir, que pueda verse afectada por éste
(Fernández-Ballesteros, 2013). En el caso específico de la prueba de frases incomple-
tas de Rotter, la confiablidad va a depender de la experiencia, conocimientos, entre-
namiento y objetividad del psicólogo evaluador, ya que de ello dependerá el puntaje
que se le asignará a cada una de las frases de acuerdo al nivel de adaptación de su
paciente en las diferentes esferas revisadas.
Dentro de los antecedentes históricos encontramos que el test de Rotter fue validado en
grupos de participantes que no pertenecían al grupo donde se desarrollaron los princi-
pios de calificación o los manuales originales. La calificación se hizo "a ciegas". En otras
palabras, el evaluador desconocía si su evaluado era un sujeto adaptado o desadaptado.
Los datos de validación fueron obtenidos separadamente para los dos sexos ya que los
manuales difieren para ambos sexos. El grupo estaba conformado por 124 hombres y 82
mujeres clasificados como adaptados o desadaptados (es decir, que necesitaban orien-
tación personal o no). Para cada sexo, se tuvo que generar otros dos grupos o subgrupos
ya que la forma para medir la adaptación o desadaptación no fue la misma para todos los
participantes (García, 2007). Los grupos estaban divididos así:
● Grupo I: conformado por hombres y mujeres estudiantes clasificados por sus maes-
tros como adaptados o desadaptados. El maestro instructor debía clasificarlos como uno
u otro de acuerdo a sus juicios que no estaban totalmente definidos.
● Grupos II: conformado por mujeres clasificadas como estudiantes clínicos adapta-
dos o desadaptados.
● Grupo III: conformado por hombres de los cuales 46 fueron remitidos para trata-
miento psicológico por orientadores vocacionales y todos considerados desadaptados.
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El criterio de validez se considera el punto más débil del test, esto se debe a la diferencia
entre número de casos de desadaptación entre los grupos, la falta de criterios estable-
cidos para seleccionar quienes eran los adaptados y desadaptados y que el evaluador
no contaba con un conocimiento adecuado para calificar correctamente (García, 2007).
Por otra parte, respecto a la confiabilidad Rotter dividió los troncos en dos mitades con-
sideradas tan equivalentes como era posible. Con ello, logró que sus puntajes de confia-
bilidad fueran altos Los resultados obtenidos para la validez y la confiabilidad se dieron
por la calificación semi-objetiva de las respuestas, por lo que el autor siempre reiteró que
este factor era fundamental en la aplicación de la técnica (García, 2007).
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En esta fase de la evaluación de la prueba de frases incompletas de Rotter encontramos
que hay dos momentos básicos (Fernández – Ballesteros, 2013):
En resumen, los resultados obtenidos a través de esta técnica conforman la o las hipótesis
que deben de ser verificadas posteriormente con otras baterías de pruebas psicológicas,
la entrevista clínica, manual de diagnóstico de trastornos mentales y otras fuentes de
información (González, 2007).
Sin embargo, aunque la estructura de personalidad del paciente sea estable, para que
se pueda tener una adecuada interpretación, es necesario que el evaluador analice las
respuestas del evaluado de una manera objetiva y también estable. Esta objetividad y
estabilidad es lo que le dará validez y confiabilidad a la interpretación de las respuestas
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del evaluado, ya que, aunque contamos con una escala para medir la adaptación o desa-
daptación, la asignación de los puntajes dependerá del entrenamiento, conocimientos y
práctica del psicólogo evaluador y por supuesto, de su perspectiva ante dichos criterios.
Para poder entonces encontrar una estabilidad en la interpretación de los resultados,
es importante que el psicólogo se respalde de otras técnicas que le pueden ayudar. Tal
es el caso de la observación de ciertas conductas que pueda tener el paciente mientras
trabaja (Martínez, 2013):
1. Expresiones emocionales.
2. Reflexiones acerca de la tarea.
3. Dificultades para completar las frases.
4. Nivel de tensión o relajamiento en la tarea.
5. Conductas que reflejen contenidos presentes o ausentes de la regulación induc-
tora.
6. Posición activa o pasiva en la ejecución de la tarea.
7. Esfuerzos volitivos para realizarla.
8. Manifestaciones temperamentales.
9. Concentración de la atención.
10. Todo lo que pueda ser útil para procesar e interpretar los resultados y caracterizar
la regulación inductora de la personalidad.
Finalmente, debe de existir una integración y establecimiento de relaciones entre los indi-
cadores del procesamiento. Identificación de necesidades, motivos, formaciones motiva-
cionales, vivencias afectivas, manifestaciones volitivas, posibles problemas, frustraciones
y conflictos. Deben integrarse y contrastarse los resultados obtenidos con los de los otros
métodos y tests aplicados y así es como podremos encontrar una mayor estabilidad para
la evaluación o diagnóstico (Martínez, 2013).
Sin embargo, usar el test de frases incompletas de Rotter servirá para medir el nivel de
adaptación o desadaptación del paciente en diferentes esferas de su vida, tales como la
esfera familiar, en relaciones interpersonales, en intereses y vocación, en la esfera per-
sonal y en el amor y matrimonio.
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Por otra parte, Rotter indicó que su instrumento es factible y útil para diversos fines, tales
como el estudio de actitudes sociales y como herramienta para la selección de personal
para diferentes niveles organizacionales y tipos de empresa. Entonces, indica que es
posible la modificación de los reactivos de acuerdo al propósito u objetivo de la evalua-
ción, pero recomienda que dichas modificaciones sean validados para así poder realizar
la creación de nuevos manuales (García, 2009).
Ahora bien, ¿cómo podemos realizar un ajuste a la herramienta? Una vez seleccionadas
las medidas que nos van a servir para valorar las hipótesis, se requiere proceder a estable-
cer en qué medida las puntuaciones obtenidas por el sujeto en la prueba han de cambiar
una vez administrado éste. En otras palabras, cómo las nuevas preguntas y respuestas
van a influir en la interpretación de las mismas.
Tres características generales deben reunir los criterios de ajuste formulados (Fernán-
dez-Ballesteros, 2013):
1. Que estén en armonía con las necesidades y demanda del cliente/sujeto y hayan
sido discutidos con él. ¿Qué es lo que se requiere medir?
3. Que estén debidamente temporalizados (en el sentido de cuándo pueden ser al-
canzados y en qué orden).
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