Las personas tenemos diferentes tipos de desiertos. Algunos son desiertos reales. El pueblo de Israel
transitó un desierto por 40 años para finalmente llegar a una tierra prometida. Jesús pasó 40 días en un
desierto. Mateo 4:1 revela que “Jesús fue llevado por el Espíritu a desierto, para ser tentado por el diablo”.
Esto sucede nada más y nada menos luego de su bautizo y luego que en Mateo 3:17 la presencia del
Espíritu Santo desciende en forma de paloma declarando que Jesús es el Hijo en quien Dios tiene
complacencia. La entrada de Jesús al desierto es después de estos eventos gloriosos.
Veremos la historia de tres mujeres que entraron a sus desiertos y lo que allí encontraron:
Resultado: Hagar huye de su Resultado: Lea tiene hijos como Resultado: La samaritana no
casa con su hijo pequeño y entra una forma de atraer el amor de tenía honor en su cultura porque
al desierto. su esposo, aunque no era tan no estaba casada. Tenía sed
efectivo. física y existencial.
¿Qué halla Hagar en su desierto? ¿Qué halla Lea en su desierto? ¿Qué halla la Samaritana en su
desierto?
v. 7 Hagar es hallada por el v. 32 Jehová ve su aflicción v. 3-14 un agua para no tener
Ángel de Jehová v. 33 Jehová oye su menosprecio sed jamás, una fuente de agua
v. 10 Hagar recibe una promesa v. 35 “Esta vez, alabaré a viva
de una gran descendencia Jehová” v.15 dame de esa agua
v. 11 Hagar recibe un nombre v.29 ¿no será este el Cristo?
para su hijo v. 39 La Samaritana conoce a un
v. 12 Hagar recibe una bendición profeta “me dijo todo lo que he
v. 14 Hagar halla agua y vive hecho”
junto a su hijo v. 42 La samaritana es un
v. 13 “Tú eres el Dios que me ve” testimonio para muchos:
“Sabemos que verdaderamente
este es el Salvador del mundo, el
Cristo”
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Muchas personas tuvieron que entrar en el desierto de la enfermedad, la soledad, la pobreza, la ansiedad,
la tristeza, la depresión crónica, la ansiedad sin límites, la pobreza material, el tedio, la pérdida del gozo y
tantos otros desiertos.
Las experiencias de Jesús, Hagar, Lea y la mujer Samaritana sugieren que Dios mismo permite esos
“desiertos” en nuestras vidas, lo hace porque tiene un propósito para nuestro crecimiento, revelación,
edificación, aprendizaje pero también para que lleguemos al oasis.
El oasis de nuestros desiertos es a solas y a los pies de Dios. Es a sus pies donde aprendemos a depender
de Él, le conocemos en otras facetas porque se nos revela como el Dios que nos ve, nos da victoria sobre
la tentación y entonces le alabamos por ser nuestra fuente integral de satisfacción y gozo; a sus pies le
conocemos como Mesías, Profeta y Salvador del mundo, desarrollamos sensibilidad a su voz y dirección,
aprendemos las disciplinas espirituales, tenemos paz y confianza.
El salmo 107 es una alabanza a Jehová por la liberación de la aflicción de muchos desiertos de la vida:
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