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Semejanzas: Relación Entre La Ética Y La Moral
Semejanzas: Relación Entre La Ética Y La Moral
Por consiguiente, la relación se establece teniendo en cuenta las semejanzas y luego las
diferencias a partir de los siguientes aspectos: definición, fuero, carácter, polaridad, contexto,
esencia y dimensiones
SEMEJANZAS
DIFERENCIAS
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RUÍZ AMAYA, Dukeiro de Jesús. Guía de Moral Fundamental. USTA. Bogotá. 2010.
SITUACIÓN MORAL HOY
- Crisis moral
Para M. Vidal2, la crisis moral nace de la “crisis de sentido”, es decir, que “la crisis moral se
identifica con la pérdida de sentido”, producto de la valoración o forma de estimar la
moralidad en situaciones concretas. La crisis en la forma de estimar se manifiesta en cuatro
aspectos: autonomía, sospecha, objetividad y racionalidad.
Crisis de autonomía.
El hombre postmoderno está ávido de autonomía, desde el más pequeño hasta el adulto
mayor la reclaman, aunque no todos reconocen que “la autonomía es una condición
imprescindible de la moral”, pero, la reafirmación unidimensional de la misma ha conducido
de hecho unas veces al oscurecimiento y otras a la negación de la moral: se vive sin ningún
límite o parámetro, da lo mismo actuar de una u otra manera, se ponen medios ilícitos para
conseguir los fines o las metas, lo cual desvirtúa el ser de la moral.
“a) Genera una moral sin “límites”, es decir, sin la contrapartida de los factores que la
superan: la “gracia” y el “pecado”
b) Origina inevitablemente una moral prometeica, insensible a la “gratuidad” del don y
de la promesa
c) Propicia una moral “hipotética”, es decir, sin referencias absolutas” 3
Crisis de sospecha
“La crisis moral actual es una crisis de credibilidad”, generalmente las personas se
comprometen, utilizando diversos medios y mediaciones, pero no son fieles respecto del
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VIDAL, Marciano. La ética civil y la moral cristiana. San Pablo. Madrid. 1995.
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Ibíd. p. 31
cumplimiento de dichos compromisos: se dice sí, pero cualquier disculpa se da por no
cumplir, se prometen cosas pero nunca llegan o se reciben, se promete entrega total, amor
eterno y fidelidad y se debe mendigar el amor, se tiene “un amor en cada esquina”, o “un
amor en cada puerto”...por ende, el sujeto humano es falsificador de la moral.
Los productos de la conciencia del hombre de hoy, se interpretan “desde los tres maestros
de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud, haciendo jucios desde una conciencia falsa. En
consecuencia, al realizar una lectura o hermenéutica a los productos de la moral,
“Se llega a la sospecha de que la ética es una proyección enfermiza del individuo
(Freud), un falseamiento ideológico de la clase social (Marx), una justificación
resentida de la debilidad humana (Nietzsche). Tales sospechas no han sido todavía
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levantadas. Siguen pesando sobre los productos de la estimativa moral”
Esta crisis de sospecha conduce a dudar del otro sea persona o institución, porque se pone
en tela de juicio la misma facultad estimativa del hombre: “será que dice la verdad o estará
mintiendo”?, “Le creo o no le creo”? ¿“Es justa la justicia o es para los de ruana”?, ¿”Es
verdad que todo tienen un precio”?
Crisis de objetividad.
La ética tiene una doble dimensión: subjetiva y objetiva, las cuales constituyen la totalidad de
la dimensión moral. El hombre actual frente a ésta doble dimensión ha originado una crisis al
tender hacia los dos polos: “frente a un exagerado objetivismo anterior, ha resaltado la
importancia de la subjetividad”, tendencia que se constata en:
Crisis de racionalidad.
Los cambios respecto de la nueva cosmovisión que tiene el hombre postmoderno en los
comienzos del siglo XXI, han llevado a la sobrevaloración de la racionalidad, de la ciencia
positiva, de la tecnificación, al “desencantamiento del universo” (M. Weber), es decir, tanto al
imperio de la razón instrumental como de la ciencia positiva, donde los saberes no
científicos, como las humanidades y dentro de ellas la ética, no cuenta, pues M. Weber ha
dicho que “la investigación ha de prescindir de los valores”, entre cuyos efectos está el que
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Ibíd. p. 31
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Ibíd. p. 32
“muchos creyeron que el problema ético de la fundamentación de los juicios morales
debía quedar definitivamente excluido del ámbito de las ciencias. Se lo relegó a las
zonas de lo irracional, de lo emotivo, de lo mítico”
La crisis moral actual es, por tanto, crisis de la pretendida criticidad ética. ...el discurso
ético ha sufrido una permanente crisis al pretender validad públicamente su carácter
crítico. La afirmación de Shopenhauer es especialmente cierta en relación con el
momento actual “en todos los tiempos se ha pretendido mucha y buena moral; pero la
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fundamentación de la misma ha sido siempre difícil” .
En efecto, la crisis moral es un hecho, en cuanto no se sabe con seguridad, hoy, cuáles son
las bases que justifican las costumbres, tradiciones, escala jerárquica de valores y culturas,
por ello se someten a serios cuestionamientos y exámenes no sólo principios, doctrinas, sino
personas e instituciones, entre otras: la autoridad del Romano Pontífice, la Iglesia Católica y
su tarea, el pecado, el derecho a la guerra, la vida, la ética, la moral.
Todo esto porque se relativizan los principios según las culturas, la situación de hoy es
diferente, dentro de una misma nación, las subculturas readaptan las leyes haciendo que
dentro de sus pueblos o comunidades no rijan “las normas únicas e inmutables”, los actos
son juzgados con criterios distintos e incluso subjetivos y parcializados, que van desde la
injusticia hasta cualquier tipo de discriminación, se vive en la inseguridad, en la sospecha, en
la incertidumbre. ¿Qué hacer para no llegar a tocar fondo?
Causas de la crisis moral
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Ibíd. p. 33
Factores generales
Se destacan principalmente los siguientes, sin pretender dar una mirada “universal” y
definitiva propiamente dicha, dada la complejidad del fenómeno de la moralidad
* El existencialismo: Para Sartre “el hombre es lo que hace de sí: la existencia precede a la
esencia”, es “el ser en sí”, por ende, la existencia es el único apoyo de que dispone el ser
humano para la realización de “su propia vida o esencia” y aunque en el fondo “el hombre es
una nada, sólo por momentos puede hacer algo, cuando libremente se emplea en algo, es
“el ser para sí” y en consecuencia “la existencia humana puede estar abocada a la nada o a
la trascendencia”7
Es éste contexto surgen dos tendencias o corrientes: una atea, otra, teísta.
** En la corriente atea, la libertad humana tiene un poder absoluto, ilimitado, por lo cual “el
hombre está condenado a la libertad”8, de tal manera que los actos que realice, los valores,
que determinan la conducta moral son fruto del ejercicio de la libertad, nada le puede cohibir,
y “de buena fe” se asume incondicionalmente la propia subjetividad libre y responsable.
Según estas dos corrientes existencialistas el hombre nunca está seguro de nada, ni siquiera
de su existencia, está ansioso, no encuentra ni orden ni armonía, siempre está en continua
búsqueda, es un ser insatisfecho.
En el caso de la reproducción humana asistida o “fecundación invitro” sea con esperma del
mismo esposo o de una tercera persona, de la “producción en serie de células madres” a
partir de embriones humanos; las multinacionales de las comunicaciones, de la virtualidad,
7
Cf. FISCHL, Johann. Manual de Historia de la filosofía. Heder. Barcelona. 1984. p.512 y Varios. Diccionario
de Filosofía. El Búho. Bogotá.1986.
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Diccionario de ka Real Academia de la Lengua
de la tecnología e investigación de punta, las grandes sumas de dinero invertidas en la
guerra sin cuartel, en espionaje, en capacitación para ser profesional de las masacres y
desapariciones y retenciones ilegales, o para ser “sanguinario” y en el menor tiempo lograr
eliminar al rival de turno, se ve que es una carrera contra reloj y hacia la muerte, -pues se
habla que el hombre mismo da pasos de gigante hacia su autodestrucción- es necesario
“hacer un pare y en seco –definitivo, puntual y transparente, sincero- para plantear algunos
interrogantes, independientemente del credo o religión de las personas llámense científicos
como individuo y personas concretas con nombres propios, o como Estado y gobernantes:
¿No tiene límite “alguno” el ejercicio de la inteligencia humana? Si es así, “lo descubierto, la
innovación, debe ser utilizado con qué finalidad o se puede hacer a partir del libre albedrío?
¿De los avances en tecnología, medicinas, comunicaciones, psicología, psiquiatría, genoma
humano, etc., solo se pueden beneficiar las personas pudientes? Y en ese contexto, ¿qué
sucede con la calidad de vida de las personas de países tercermundistas?
Factores internos.
* Una enseñanza separada del dogma: la moral se imponía y las verdades de fe se repetían,
incluso de memoria, pero no se entendían y por ende no llevan a ninguna práctica, se
enseñaban dando por su puesta la gracia y la fe por el mero hecho de ser bautizados, pero
sin establecer la relación entre lo que se cree y lo que se vive, pues se peca y no siempre se
acude a la recuperación de la gracia a través de la praxis sacramental, no se experimenta el
ser salvado en la cotidianidad.
* Formación moral legalista: el cristianismo posee una moral específica, que se denomina
hoy como “moral de máximos”, cuyo referente y meta es la utopía del ser perfectos como el
Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48), y aunque se tenga conocimiento de la misma, e
incluso se repita de memoria, el comportamiento de los cristianos no es el mismo que se
pide, porque como se dijo antes se enseñó desde la restricción: no haga, no diga, no vaya,
no... tal como se ve en el decálogo: Dt 5, 6-21; Ex 20, 1-17.
En estas condiciones, no hay claridad de conciencia en las actos, porque se tienen como
referentes lo que “todos hacen o dicen”, e incluso aunque vaya abiertamente en contra de las
enseñanzas y de la moral: por ejemplo, el aborto provocado, que aunque no es un método
de planificación, los creyentes lo practican como tal y ahora con la despenalización parcial,
en Colombia, el asunto de agrava, o en el caso de la infidelidad, que reconociendo los
riesgos de la promiscuidad, de alguna manera las parejas “ponen los cuernos”, por los
motivos que sea; pero también, el celebrar los sacramentos como el de la confesión sin
ninguna preparación y propósito de enmienda o de corrección para alcanzar la perfección, el
comulgar cuando se está en pecado mortal porque se vive en unión libre, etc.
En efecto, las actitudes y la manera de vivir la moral determina un enfoque particular de los
criterios y valoraciones morales, apuntando al simple cumplimiento de la norma, cuando se
pueda, y cuando no se queda así, porque al decir de muchos: “no tienen ganas...”, “no me
nace...”, “la manera como se celebra es aburridora, monótona, desesperante”, “voy a...
cuando quiero...” etc.
En conclusión la enseñanza de la moral dada especialmente en los templos, los
confesionarios, la catequesis, las escuelas y algunas veces en los hogares se limitó a dar
normas que prohibían, que restringían, que no estimularon ni el compromiso como
bautizados ni menos la opción por otros que son “nuestro prójimo” y con quienes cada quien
debe buscar y ayudar a instaurar el Reino de Dios en la tierra en el aquí, el ahora, el ya.
Resurgimiento de la moral
Frente a la crisis moral, algunos autores como Vidal afirman que “la ética es una realidad
“socialmente desvalida” en cuanto vive a la intemperie y se realiza al margen de instituciones
y de estructuras de poder”, pero otros afirman que no es cierto, puesto que la misma
sociedad consciente de la inversión de valores, quiere retomar algunas instancias, entre ellas
la moral y la axiología, para hacer una relectura, resignificarlas y reconstruir los cimientos
sobre los cuales descansarán las grandes transformaciones que exigen los retos que el
presente siglo trae consigo y a los cuales la humanidad debe enfrentar.
La esperanza: una persona que no tenga “sueños” e ideales, que no tenga motivos para
vivir ha perdido toda esperanza, pero frente a la moral y a la ética, éstas no se acaban por
estar en crisis, es decir que
“la crisis moral presente no significa fin o muerte de la moral. Por una parte estamos asistiendo al crepúsculo u oscurecimiento
de un sistema de moral vigente; y por otra vislumbramos el nacimiento de una nueva moral. En esta noche cercana a ser día, “al
par de los levantes de la aurora”, como diría San Juan de la Cruz, nos preguntamos por el sentido de la crisis moral y por los
rasgos de la nueva moral que buscamos.
En consonancia con esa apreciación de algunos años, creo que la crisis moral actual se orienta hacia una resolución de signo
positivo”9
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Op. cit. VIDAL Ética civil y moral cristiana. p. 43
argumentación de la ética, gracias a la capacidad moralizadora del hombre y a la
búsqueda de trascendencia.
Se han hecho nuevas propuestas como la de una “ética civil de mínimos”, como
es el caso de Adela Cortina, donde pese a los pocos principios concordados, éstos
sean como la base o fundamento que permita llegar a un consenso universal, sin
ningún tipo de discriminación.