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Una síntesis de las ideas de Raúl Fornet-Betancourt sobre la Filosofía y la Historia de la


filosofía contenidas en Modelos de teoría liberadora en la historia de la filosofía europea1

Fornet-Betandourt plantea su trabajo como un aporte para la reconstrucción alternativa


de la historia de la filosofía europea. El objetivo que se propone es recuperar tradiciones
marginalizadas, ignoradas u omitidas en el canon clásico “normal” (víctimas de procesos de
colonización interna) y contribuir a una lectura de la historia de la filosofía europea que no la
conciba como el desarrollo necesario de una constelación de la razón filosófica absolutamente
determinada sino desde la contingencia de una historia en la que confluyen dialécticamente
diversas tradiciones cuya multiplicidad se pretende restablecer. Como criterio para el trabajo
parte de la exigencia que G. Boehme plantea a la ciencia europea: “el estado del proceso de
autoesclarecimiento de la ciencia europea exige no sólo comprender que el saber científico es
un saber disciplinado y controlado, sino tener también una noción de las oscuridades y
supresiones originadas por ese control, es decir, saber qué representaciones están excluidas
del canon oficial y por qué.”2. Las posiciones alternativas consideradas se presentan, además,
como “planes” para la transformación de la realidad y, como “recuerdo” de posibilidades que
también podrían ser las nuestras, « representan un potencial latente para la transformación de
la historia y la construcción de un nuevo futuro en el que se puedan cancelar las hipotecas
para la liberación que lastran su origen » (Fornet-Betancourt 2002 : 10). Esto equivale a
afirmar que la reconstrucción de “la otra cara” de la filosofía europea no puede reducirse a
mera arqueología; a la manera de W. Benjamin, “(...) debe intentar poner de manifiesto
solidariamente las potencialidades de liberación de la humanidad latentes en esas alternativas
y hacerlas alumbrar el horizonte de planes actuales de transformación”.
Con la expresión filosofía o teoría de la liberación aquí se denomina “(...) aquella
tradición de la filosofía occidental que hace de su compromiso con el conjunto de la razón
humana como fuente e ideal de racionalidad histórico-crítica el punto de gravitación para
comprometerse contra la opresión y la dominación ajena, el engaño y el autoengaño, contra la
cosificación y la destrucción de la humanidad de las personas” (Fornet-Betancourt 2002: 11).
A esta opción subyace una concepción de filosofía particular que se explica más adelante.
Igualmente, tampoco se identifica la historia de la filosofía en Europa con la historia de la
filosofía en general, sino que se la considera la historia de una constelación de la filosofía
más, al lado de otras en África, Asia y América que se han mantenido vivas a pesar del
colonialismo cultural europeo. Según Fornet-Betancourt, reconocer el hecho del sometimiento
colonial interno y externo podría facilitar el diálogo intercultural de los filósofos europeos con
filósofos de otras regiones del mundo, porque “(...) podría asociarse la experiencia del
sometimiento y la marginación a la consciencia de la propia contextualidad”.
La concepción de la filosofía que sostiene Fornet-Betancourt piensa con tradición
contra la tradición. En primer término sostiene que el momento fundacional de las filosofías
europeas –objeto de este estudio-, no sólo se debe a la capacidad de asombrarse teórica y
epistemológicamente, sino que también encuentra sus condiciones de posibilidad “(...) en la
evidencia de que los seres humanos hacen la experiencia de la esclavitud y el racismo, de la
opresión y la represión, del conflicto entre las exigencias humanas legítimas y el orden
político sancionado legalmente” (Fornet-Betancourt 2002 : 16). Por eso, la convicción de que
la filosofía debe practicarse con una finalidad emancipadora forma parte del comienzo de las
tradiciones filosóficas europeas. Esta tradición fundante que piensa a partir del
concernimiento se da en una forma específica tetradimensional que denomina “la figura
1
Modelle befreiender Theorie in der europäischen Philosophiegeschichte. Ein Lehrbuch. Frankfurt a.
M. / London, IKO Verlag, 2002.
2
Gernot Boehme, Alternativen der Wissenschaft [Alternativas de la ciencia], Francfort d.M. 21993, S. 74.
2

responsiva del pensar filosófico”: 1) pensar que se constituye como palabra o discurso que
responde a algo o a alguien; 2) “(...) la re-flexión que se da en el proceso de la palabra o
discurso a modo de respuesta entiende ese pensar responsivo como órgano del contra-decir
[sic] y no como vehículo del corresponder y/o del silenciamiento” (Fornet-Betancourt 2002:
17); 3) se trata de un pensar orientado a la réplica y a deconstruir la supuesta necesidad
metafísica de las articulaciones vigentes de la realidad y la historia apuntando a un modo
alternativo de combinar la realidad y la historia como una dimensión histórica posible; 4) este
pensar percibe la historia como componente central del proceso de reflexión filosófica.
Ubicados en esta idea de la filosofía, no puede concebírsela como mera crítica de textos del
pasado, sino que la filosofía se forma y configura en la confrontación crítica con la realidad y
la historia.
Los textos filosóficos son reacciones a contextos y las tradiciones teóricas escritas de
la filosofía surgen de la dialéctica entre contextos y textos que representan construcciones
críticas e interpretaciones: “La consecuencia de este hecho es evidente: quien quiera reducir la
filosofía a crítica de textos y al hacerlo sólo haga una exégesis de los textos buscando la
comprensión de su pura textualidad, pierde de vista la otra dimensión de los textos filosóficos
y reduce el sentido de la filosofía” (...). “Quien trabaje filosóficamente con textos filosóficos
tiene que encararse entonces con construcciones críticas de la realidad que lo motivan menos
a la hermenéutica de textos que a la reflexión autónoma, a filosofar. O sea que lo animan a
realizar una reflexión crítica independiente” (Fornet-Betancourt 2002: 19). Si los textos
filosóficos son teorías que deben ser interpretadas, lo decisivo es que no se trata de teorías
autoreferenciales, sino que tanto su posible referencialidad teórica intratextual como su
potencial estructura interdiscursiva, deben ponerse de relieve mediante el trabajo sobre el
objeto en los contextos y situaciones. Esta idea sobre los textos filosóficos y sobre la filosofía
no debe entenderse como reduccionismo sociopolítico: cuando aquí se habla de contextos
históricos y de situaciones que proporcionan a la filosofía lo que ella tiene que examinar y a lo
que tiene que reaccionar de un modo crítico y reflexivo, no se trata de una contextualidad
socio-política en el sentido estricto del término, sino de la totalidad de la estructura contextual
formada por las situaciones más diversas en las que puede encontrarse la vida humana y en las
que ésta tiene que procurar despliegue según el plan de vida de cada uno. Vale decir que la
filosofía, considerada como una tradición específica de la crítica de su época, “siempre se
desarrolla como confrontación con cuestiones de la historicidad, sociabilidad e individualidad
de seres humanos que quieren llegar a ser cabalmente humanos” (Fornet-Betancourt 2002:
21).
Para Fornet-Betancourt resulta esencial la orientación crítico-práctica de la reflexión
filosófica y considera que la filosofía debe ser crítica activa y efectiva de la situación
existente: “la filosofía debe convertirse en un elemento del proceso de transformación del
mundo y de la historia participando de manera crítica y constructiva en el curso real de la
misma, acompañando y promoviendo las opciones resultantes para lo humano” (Fornet-
Betancourt 2002:22). Esta posición resulta diametralmente opuesta a la idea hegeliana de la
filosofía. Concebir la filosofía como crítica de su época significa que la misma no aparezca
puramente como “la idea del mundo”, que de la misma no pueda decirse que “…así es … que
la filosofía es su época resumida en ideas”. Al contrario, la filosofía pertenece a la formación
histórica de la época, « (…) pero simultáneamente es la tradición crítica en la que se condensa
el recuerdo de las opciones oprimidas y de las esperanzas insatisfechas en la formación
predominante de la época » (Fornet-Betancourt 2002: 24). Emprender esa tarea supone que la
filosofía, en el sentido sugerido más arriba, no sólo supere críticamente el pasado, sino que
además entienda algo sobre las posibilidades de un futuro humano. Debe poder formular
“juicios sobre el futuro”3: “La crítica filosófica, o sea la filosofía como crítica de su tiempo,
3
Arturo A. Roig, Rostro y filosofía de América Latina, Mendoza 1993, S. 111 ff.
3

debe contribuir así a la configuración de la filosofía como función de un tipo de pensamiento


que no espera el crepúsculo, sino más bien prepara el alba. Hablando con Nietzsche, se trata
entonces de la configuración de ‘la filosofía de la mañana’4. Para mí esto quiere decir que el
desafío implícito en el tercer aspecto esencial de mi concepción de filosofía en realidad no es
otro que continuar y seguir ampliando la tradición que recurriendo a Marx iniciaron
‘pensadores de la aurora’5, como Ernst Bloch, José Carlos Mariátegui o Sartre, para nombrar
sólo a algunos” (Fornet-Betancourt 2002: 25).
La filosofía, además, al criticar su época también critica el contexto. En razón de ello,
no puede saltar sobre las condiciones espaciales del mismo y aparecer en escena con la
pretensión de ser filosofía “universal”: “Su reflexión crítica es contextual, es una perspectiva
localizada que sólo por complejas mediaciones, con intención comunicativa y en
confrontación con otras perspectivas, puede comprobar su posible universalidad” (Fornet-
Betancourt 2002: 25).
“Emancipar la reflexión filosófica de la historia de la filosofía sancionada en la
asignatura homónima no significa deslastrar al filosofar sobre la actualidad de las tradiciones
de la filosofía. Para la teoría de la historia de la filosofía aquí supuesta la emancipación
implica más bien un programa de tratamiento alternativo de las tradiciones filosóficas. El
presente de cada filosofía, a partir del cual se esboza la teoría de la historia de la filosofía, no
se exime de explicar el ‘pasado filosófico’, pero lo hace dialogando críticamente con el
mismo, o sea tomando las tradiciones filosóficas como estaciones del pensar y no lugares de
revelaciones absolutas de las que hacer profesión de fe y hacia las que no cabe más que
conducirse interpretativa o reproductivamente. Se trata de poner las tradiciones bajo una
nueva perspectiva al iniciarse un determinado presente de la filosofía que representa,
precisamente, el único horizonte ante el que sacar a luz las posibilidades latentes en las
mismas” (Fornet-Betancourt 2002 :28) .

Nota: síntesis y revisión de la traducción, Alcira Bonilla. Se mantiene la paginación del


original.

4
Friedrich Nietzsche, Menschliches, Allzumenschliches, in: Sämtliche Werke in zwölf Bänden , Band III,
Stuttgart 1964, S. 357. Hervorhebung im Original [Destacado en el original].
5
Beat Dietschy, „Die Inkorporation der Häresie ins Dogma. José Carlos Mariátegui und Ernst Bloch“
[« La incorporación de la herejía en el dogma »], in: Concordia 11 (1987) S. 24.

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