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Moviendo visiones de mundo

Reformando ciencias, políticas y prácticas


para el desarrollo endógeno sustentable
Una visión de mundo holística para una
civilización planetaria
Ervin Laszlo
Club de Budapest,
Neuss, Alemania

Nos estamos acercando a un punto crítico en nuestra evolución colectiva. Nuestro


mundo es insostenible económicamente, social y ecológicamente. Los valores y prác-
ticas de la civilización racionalista, manipuladora de la edad moderna crearán abismos
cada vez más profundos entre los ricos y los pobres; los jóvenes y viejos; informa-
dos y marginados, y entre las sociedades humanas y el medioambiente natural. Para
sobrevivir, debemos crear un mundo mejor adaptado a las condiciones que nosotros
mismos hemos creado.
Un proverbio chino advierte: “Si no cambiamos de dirección, lo más probable es
que lleguemos exactamente a donde estamos yendo”. Si esto se aplica a la humanidad
contemporánea, sería desastroso. Sin un cambio de dirección, estamos encaminados
hacia un mundo de creciente presión poblacional y pobreza; con creciente potencial de
conflicto social y político; creciente amenaza de guerra; cambio climático acelerado;
escasez de alimentos (agua y energía); contaminación (industrial, urbana y agrícola);
mayor destrucción de la capa de ozono; reducción acelerada de la biodiversidad; y
pérdida continuada del oxígeno atmosférico. También corremos el riesgo de mega de-
sastres ocasionados por accidentes nucleares y filtraciones de desperdicios nucleares,
inundaciones devastadoras y tornados ocasionados por el cambio climático, y proble-
mas de salud difundidos ocasionados por catástrofes naturales así como por factores
humanos tales como la acumulación de toxinas en el suelo, aire y el agua.
El lugar hacia donde nos estamos dirigiendo ahora no es el lugar a donde que-
remos ir.

– Existen mayores niveles de frustración y descontento a medida que la riqueza


y el poder se concentran más, y se incrementa la brecha entre quienes tienen la
riqueza y el poder y los sectores pobres y marginados de la población. (80% de
la riqueza pertenece a un billón de personas, y el 20% restante es compartido por
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cinco y medio billones de personas, un desequilibrio que solamente empeorará,


ya que los países pobres están pagando 38 billones de dólares más en intereses
que lo que están recibiendo como ayuda para el desarrollo).
– Aunque más mujeres y niñas reciben educación, en muchas partes del mundo
menos mujeres tienen trabajos y muchas de ellas son obligadas a trabajar en el
“sector informal”.
– En muchas partes del mundo hay mayor propensión a recurrir al terrorismo
y otras formas de violencia para arreglar conflictos, o para llamar la atención
sobre los mismos. Existe una creciente inseguridad tanto en países ricos como
pobres.
– El fundamentalismo islámico se está difundiendo a lo largo del mundo musul-
mán; movimientos neo Nazis y otros movimientos extremistas están surgiendo
en Europa. En todo el mundo aparece el fanatismo religioso.
– A medida que los gobiernos tratan de contener la violencia creada por la guerra
organizada, escalan los conflictos en el Medio Oriente, Asia, Centroamérica y
otras zonas críticas.
– En el 2005, se incrementó el gasto militar mundial por el sexto año consecutivo,
creciendo en 5% (1.04 trillones de dólares). Los Estados Unidos son responsables
de 455 billones de dólares, casi la mitad del presupuesto mundial. Los países
G8, venden más de 12 billones de dólares de armas a los países más pobres.
– Continúa la degradación de los balances vitales, en la atmósfera del mundo, en
los océanos y sistemas de agua fresca y en los suelos productivos.
– Existe un descenso en la autosuficiencia alimenticia en la mayoría de las
economías del mundo, acompañada por la reducción de reservas alimenticias
disponibles internacionalmente.
– También existe una reducción de agua fresca disponible para más de la mitad
de la población mundial.

Pero las tendencias no constituyen el destino, pueden cambiarse. La crisis


generalizada es tan sólo uno de los futuros posibles. Si nos hacemos conscientes de
la necesidad de enfrentar los peligros y tomamos decisiones para vivir y actuar res-
ponsablemente con un sentido de compromiso hacia los demás y hacia nuestro futuro
compartido, podemos cambiar el futuro.
El elegir la mejor alternativa requiere una nueva forma de pensar. El nuevo
pensamiento es un pensamiento más holístico, que engloba todos los factores relevantes
(ver el bosque y no sólo los árboles). Este tipo de pensamiento se fundamenta en las
más recientes visiones que emergen en la de las ciencias pioneras.
Aunque todavía el conocimiento no se halla muy difundido, las visiones de
mundo basadas en las teorías de Newton, Darwin y Freud fueron reemplazadas por
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descubrimientos nuevos. A la luz de las concepciones emergentes, el universo no es


un agregado sin vida de pedazos inertes de materia, por el contrario, se asemeja a un
organismo viviente. La vida no es un accidente azaroso, y los impulsos básicos de la
psiquis humana incluyen mucho más que los impulsos orientados hacia el sexo y la
autogratificación. La materia, la vida y la mente son elementos consistentes dentro de un
proceso general de gran complejidad pero que posee un diseño coherente y armonioso.
El tiempo y el espacio se unen, constituyendo el trasfondo dinámico del universo obser-
vable. La materia está dejando de ser el rasgo fundamental de la realidad, retrocediendo
ante la energía, y los campos continuos están reemplazando partículas discretas como
los elementos básicos de un universo bañado en energía. El universo es una totalidad
ininterrumpida, que evoluciona a lo largo de eones de tiempo cósmico y produciendo
condiciones donde pueden emerger la vida, luego la mente y la consciencia.
La visión de mundo científica emergente es holística y puede inspirar el holismo
incipiente de las personas en su búsqueda de formas más integrales de vivir, comer, curar
y consumir. La nueva visión de mundo debe orientar las ambiciones básicas, las metas
y prioridades de una sociedad, en la esfera pública así como privada. Esta reorientación
puede ser aprehendida en referencia a un cambio de la forma de crecimiento que es
extensiva hacia una que es intensiva. El crecimiento no es necesariamente malo ni limi-
tado, el futuro depende del tipo de crecimiento en el cual nos estamos embarcando. El
crecimiento ilimitado, puramente cuantitativo en la energía y producción material y el
consumo no es posible en un planeta finito con una biosfera delicadamente equilibrada
–al final, tiene la tendencia de convertirse en un crecimiento de tipo canceroso. Sin
embargo, también existen otras formas de crecimiento. Habremos de distinguir dos tipos
principales: Uno es el “crecimiento extensivo”, el otro es el “crecimiento intensivo”.
El crecimiento extensivo se mueve a lo largo de un plano horizontal sobre
la superficie del planeta: Conquista cada vez más territorios, coloniza cada vez más
gente e impone la voluntad de los estratos dominantes sobre cada vez más estratos de
la población. Por el otro lado, el crecimiento intensivo se centra en el desarrollo de los
individuos y de las comunidades donde viven.
Los fines del crecimiento extensivo e intensivo son radicalmente diferentes. Un
fin básico del crecimiento extensivo es la extensión del poder humano a lo largo de
áreas cada vez más grandes. Tradicionalmente, la conquista ha sido el medio para lograr
este fin: la conquista de la naturaleza y la conquista del otro, más débil o con menos
orientación hacia el poder y la conquista. La conquista exitosa llevó a la colonización
de otras tribus, naciones, ciudades e imperios, subyugándolos a las ambiciones y los
intereses de los conquistadores. A lo largo de la mayor parte de la historia, esto se logró
a fuerza de las armas. Desde la segunda mitad del siglo xx, también se intentó repetir
la conquiesta a través de medios económicos, utilizando el poder de estados y empresas
mundiales para imponer voluntad y valores dominantes sobre amplios estratos de la
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población. Para los estados, la meta del crecimiento extensivo es la soberanía territorial,
que incluye la soberanía sobre los recursos humanos y naturales de los territorios. La
meta correspondiente para las empresas globales es generar demanda para el consumo,
muchas veces con poca consideración para las consecuencias sociales y ambientales.
El fin último del crecimiento extensivo puede sintetizarse en tres “Ces”. Con-
quista, colonización y consumo. Este fin es servido por variedades correspondientes de
medios: Primero, las tecnologías que usan y transforman la materia, las tecnologías de
la producción; segundo, las tecnologías que generan el poder de operar tecnologías que
transforman la materia, tecnologías generadoras de energía; y tercero, las tecnologías
que aguzan el apetito de la gente, crean una demanda artificial y cambian los patrones de
consumo, las tecnologías de la propaganda, rrpp y publicidad. El primero de estos tipos
de tecnologías construyó entornos con redes de transporte y comunicación, y estructuras de
producción cada vez más poderosas para una creciente variedad de productos. El segundo
encauzó las fuerzas de la naturaleza para impulsar estas tecnologías. La tercera produjo
las imágenes que provocan demanda y los medios sutiles, o no tan sutiles, mediante los
cuales los productores de los productos y servicios imponen su voluntad sobre clientes.
En el crecimiento, el fin es muy distinto. Puede encapsulares en otras tres “Ces”:
Conexión, comunicación y consciencia.
Primero enfoquémonos en conexión. Uno de los grandes mitos de la Era Indus-
trial ha sido la separación entre los individuos y la disyunción de sus intereses de los
intereses de los otros. El aspecto previo de este mito ha sido legitimado por la visión de
mundo que se basa en la física clásica. Como los puntos de masa de Newton, los humanos
son pedazos de materia autocontenidos, mutuamente independientes, que poseen sólo
una relación externa entre sí y con su entorno. La economía clásica reforzó este mito,
considerando al individuo como un actor económico auto-centrado, que perseguía sus
propios intereses, armonizado, en el mejor de los casos, con los intereses de otros a
través del funcionamiento del mercado. Las ciencias contemporáneas ya no apoyan esta
visión. Ahora, se sabe que cada quantum se halla sutilmente conectado con los demás
quantums, y cada organismo se conecta con otros organismos en el ecosistema. A su
vez, los economistas saben que existe una conexión decisiva entre los intereses de los
individuos, los estados individuales y las empresas individuales, y el funcionamiento
del sistema internacional globalizado. En nuestro mundo, estas conexiones están evo-
lucionando rápidamente, y uno de los fines del crecimiento intensivo es ordenarlos,
creando una estructura coherente en vez de la proliferación azarosa.
La segunda meta del crecimiento intensivo se vincula directamente con la
primera. Profundiza el nivel de comunicación y eleva el nivel de la consciencia de los
comunicadores.
La comunicación se desenvuelve en múltiples niveles. En primer lugar, necesita-
mos comunicarnos con nosotros mismos, cuidando y desarrollando nuestra consciencia y
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personalidad. Las personas que están “en contacto con sí mismas” son más equilibradas
y más capaces de comunicarse con el mundo a su alrededor. También necesitamos estar
en comunicación con quienes crean el contexto inmediato de nuestras vidas-familia,
comunidad y trabajo o profesión. Niveles de comunicación aún más amplios son
igualmente de necesarios: La comunicación con otras personas, estén cerca o lejos, en
nuestra propia comunidad y en otras comunidades, países y culturas.
La comunicación requiere de conexión, pero en el plano humano, se requiere
más que una simple conexión: La comunicación también involucra la consciencia. Los
potenciales plenos de la comunicación humana se desenvuelven cuando los comunica-
dores aprehenden los hilos de conexión mediante los cuales se comunican. Un elevado
nivel de comunicación requiere de un elevado nivel de consciencia que permita que la
gente haga uso de muchos, a veces sutiles, hilos de conexión que los unen entre sí y con
el medioambiente. La consciencia de estas conexiones eleva al pensamiento humano
del anticuado nivel egocéntrico, llevándolo hacia la tan necesaria dimensión centrada
en la comunidad, ecología y planeta.
Einstein dijo que no podemos resolver los problemas significantes que enfren-
tamos en el mismo nivel de pensamiento en el que estábamos cuando creamos esos
problemas. Él tenía razón: Los problemas que ahora enfrentamos no pueden resolverse
en el nivel de pensamiento que los hizo surgir. Precisamos un pensamiento nuevo –una
evolución de nuestras ideas, sentimientos, valores y percepciones: Una evolución de
nuestra consciencia. Al dirigirse a una sesión conjunta del congreso norteamericano en
febrero de 1991, Václav Havel, el entonces presidente de Checoslovaquia, dijo: “Sin
una revolución global en la esfera de la consciencia humana, nada cambiará para
mejor: Y la catástrofe hacia la cual se dirige el mundo –la descomposición ecológica,
social, demográfica o general de la civilización– será inevitable.
El punto de Havel se entiende muy bien, pero no es un motivo para desesperarse:
Se puede evitar la descomposición de la civilización. La consciencia humana puede
evolucionar. En los márgenes innovadores de la sociedad, en las culturas alternativas,
están emergiendo estilos de vida más sencillos y formas más responsables de consu-
mir. Se está formando una visión de mundo holística, una que percibe al ser humano
como un todo orgánico, imbricado en la esfera sociocultural, que se halla a su vez
imbricada en la totalidad de la biosfera. La tarea de cada persona moral y responsable
es impulsar el cambio hacia un crecimiento más intensivo evolucionando su visión de
mundo y consciencia.

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