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población. Para los estados, la meta del crecimiento extensivo es la soberanía territorial,
que incluye la soberanía sobre los recursos humanos y naturales de los territorios. La
meta correspondiente para las empresas globales es generar demanda para el consumo,
muchas veces con poca consideración para las consecuencias sociales y ambientales.
El fin último del crecimiento extensivo puede sintetizarse en tres “Ces”. Con-
quista, colonización y consumo. Este fin es servido por variedades correspondientes de
medios: Primero, las tecnologías que usan y transforman la materia, las tecnologías de
la producción; segundo, las tecnologías que generan el poder de operar tecnologías que
transforman la materia, tecnologías generadoras de energía; y tercero, las tecnologías
que aguzan el apetito de la gente, crean una demanda artificial y cambian los patrones de
consumo, las tecnologías de la propaganda, rrpp y publicidad. El primero de estos tipos
de tecnologías construyó entornos con redes de transporte y comunicación, y estructuras de
producción cada vez más poderosas para una creciente variedad de productos. El segundo
encauzó las fuerzas de la naturaleza para impulsar estas tecnologías. La tercera produjo
las imágenes que provocan demanda y los medios sutiles, o no tan sutiles, mediante los
cuales los productores de los productos y servicios imponen su voluntad sobre clientes.
En el crecimiento, el fin es muy distinto. Puede encapsulares en otras tres “Ces”:
Conexión, comunicación y consciencia.
Primero enfoquémonos en conexión. Uno de los grandes mitos de la Era Indus-
trial ha sido la separación entre los individuos y la disyunción de sus intereses de los
intereses de los otros. El aspecto previo de este mito ha sido legitimado por la visión de
mundo que se basa en la física clásica. Como los puntos de masa de Newton, los humanos
son pedazos de materia autocontenidos, mutuamente independientes, que poseen sólo
una relación externa entre sí y con su entorno. La economía clásica reforzó este mito,
considerando al individuo como un actor económico auto-centrado, que perseguía sus
propios intereses, armonizado, en el mejor de los casos, con los intereses de otros a
través del funcionamiento del mercado. Las ciencias contemporáneas ya no apoyan esta
visión. Ahora, se sabe que cada quantum se halla sutilmente conectado con los demás
quantums, y cada organismo se conecta con otros organismos en el ecosistema. A su
vez, los economistas saben que existe una conexión decisiva entre los intereses de los
individuos, los estados individuales y las empresas individuales, y el funcionamiento
del sistema internacional globalizado. En nuestro mundo, estas conexiones están evo-
lucionando rápidamente, y uno de los fines del crecimiento intensivo es ordenarlos,
creando una estructura coherente en vez de la proliferación azarosa.
La segunda meta del crecimiento intensivo se vincula directamente con la
primera. Profundiza el nivel de comunicación y eleva el nivel de la consciencia de los
comunicadores.
La comunicación se desenvuelve en múltiples niveles. En primer lugar, necesita-
mos comunicarnos con nosotros mismos, cuidando y desarrollando nuestra consciencia y
una visión de mundo holística 135
personalidad. Las personas que están “en contacto con sí mismas” son más equilibradas
y más capaces de comunicarse con el mundo a su alrededor. También necesitamos estar
en comunicación con quienes crean el contexto inmediato de nuestras vidas-familia,
comunidad y trabajo o profesión. Niveles de comunicación aún más amplios son
igualmente de necesarios: La comunicación con otras personas, estén cerca o lejos, en
nuestra propia comunidad y en otras comunidades, países y culturas.
La comunicación requiere de conexión, pero en el plano humano, se requiere
más que una simple conexión: La comunicación también involucra la consciencia. Los
potenciales plenos de la comunicación humana se desenvuelven cuando los comunica-
dores aprehenden los hilos de conexión mediante los cuales se comunican. Un elevado
nivel de comunicación requiere de un elevado nivel de consciencia que permita que la
gente haga uso de muchos, a veces sutiles, hilos de conexión que los unen entre sí y con
el medioambiente. La consciencia de estas conexiones eleva al pensamiento humano
del anticuado nivel egocéntrico, llevándolo hacia la tan necesaria dimensión centrada
en la comunidad, ecología y planeta.
Einstein dijo que no podemos resolver los problemas significantes que enfren-
tamos en el mismo nivel de pensamiento en el que estábamos cuando creamos esos
problemas. Él tenía razón: Los problemas que ahora enfrentamos no pueden resolverse
en el nivel de pensamiento que los hizo surgir. Precisamos un pensamiento nuevo –una
evolución de nuestras ideas, sentimientos, valores y percepciones: Una evolución de
nuestra consciencia. Al dirigirse a una sesión conjunta del congreso norteamericano en
febrero de 1991, Václav Havel, el entonces presidente de Checoslovaquia, dijo: “Sin
una revolución global en la esfera de la consciencia humana, nada cambiará para
mejor: Y la catástrofe hacia la cual se dirige el mundo –la descomposición ecológica,
social, demográfica o general de la civilización– será inevitable.
El punto de Havel se entiende muy bien, pero no es un motivo para desesperarse:
Se puede evitar la descomposición de la civilización. La consciencia humana puede
evolucionar. En los márgenes innovadores de la sociedad, en las culturas alternativas,
están emergiendo estilos de vida más sencillos y formas más responsables de consu-
mir. Se está formando una visión de mundo holística, una que percibe al ser humano
como un todo orgánico, imbricado en la esfera sociocultural, que se halla a su vez
imbricada en la totalidad de la biosfera. La tarea de cada persona moral y responsable
es impulsar el cambio hacia un crecimiento más intensivo evolucionando su visión de
mundo y consciencia.