Está en la página 1de 179

Economía de

la Tecnología y
de la Innovación
Economía de
la Tecnología y
de la Innovación

Gabriel L. Yoguel

con la colaboración de Graciela E.


Gutman

Carpeta de trabajo
Diseño original de maqueta: Hernán Morfese
Procesamiento didáctico: María Inés Silberberg / Marina Gergich

Primera edición: agosto de 2000

ISBN: 978-987-1782-81-9

© Universidad Virtual de Quilmes, 2000


Roque Sáenz Peña 352, (B1876BXD) Bernal, Buenos Aires
Teléfono: (5411) 4365 7100 | http://www.virtual.unq.edu.ar

La Universidad Virtual de Quilmes de la Universidad Nacional de


Quilmes se reserva la facultad de disponer de esta obra, publicarla,
traducirla, adaptarla o autorizar su traducción y reproducción en
cualquier forma, total o parcialmente, por medios electrónicos o
mecánicos, incluyendo fotocopias, grabación magnetofónica y
cualquier sistema de almacenamiento de información. Por consi-
guiente, nadie tiene facultad de ejercitar los derechos precitados sin
permiso escrito del editor.

Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723


Íconos

Bibliografía obligatoria

Actividades

Leer con atención

Para reflexionar
Índice

Introducción
Aspectos generales del curso .........................................................11
Problemática general del campo ..................................................11
Objetivos del curso .....................................................................11
Organización del curso ...............................................................12
Tecnología e innovación: visión general de la materia....................12

1. Teoría de la firma y del cambio tecnológico. Del modelo neoclásico


a las ideas evolucionistas. La tecnología, la firma y la generación de
conocimiento. Los nuevos abordajes teóricos.......................................21

1.1. La visión neoclásica de la tecnología.........................................21


1.2. Las críticas de Coase al análisis neoclásico. Otros aportes que
parten del mainstream: la tecnología aún ausente ............................24
1.2.1. La difusión del proceso innovador y la explicación neoclásica:
los problemas continúan ...........................................................27
1.3. La réplica de los economistas neorricardianos a las
posiciones neoclásicas....................................................................28
1.4. Schumpeter y su explicación de la actividad innovativa...............29
1.5. Las corrientes neoschumpeterianas ..........................................33
1.6. Las teorías evolucionistas ........................................................34

2. Los sistemas de manufactura: Taylorismo, Fordismo,


Toyotismo. Procesos de trabajo y cambios organizacionales.................39

2.1. Taylor y la llegada del cronómetro al taller: la intensificación


del proceso de trabajo .....................................................................39
2.2. Una mayor intensificación del proceso de trabajo:
la cinta de montaje y el fordismo ....................................................40
2.3. Los nuevos métodos de organización de la
producción: el toyotismo ..................................................................41
2.4. El sistema Toyota. Los nuevos métodos de control.....................43
2.5. Los modelos híbridos: más allá de la antinomia
fordismo- toyotismo .........................................................................54

3. Nuevos paradigmas tecnológicos y competitividad.


La evolución de la teoría y la emergencia de las tecnologías
de la información y de la comunicación................................................59

3.1. Evolución histórica de los paradigmas .......................................59


3.2. Surgimiento y difusión de las innovaciones ................................60
3.3. Características de las tecnologías intensivas en
información: la confluencia de la comunicación y la información ........64

7
3.4. Características estilizadas del nuevo paradigma intensivo
en información ................................................................................67
3.5. La etapa actual del progreso técnológico ...................................68
3.6. Innovaciones organizacionales ..................................................74

4. Conocimiento, aprendizaje y desarrollo de capacidades


tecnológicas .......................................................................................79

4.1 La importancia de los conocimientos codificados y tácitos en


las capacidades tecnológicas de las firmas ......................................79
4.2. El aporte de Nonaka al estudio del aprendizaje
en las organizaciones ......................................................................80
4.3. Procesos de aprendizaje y desarrollo de ventajas
competitivas ...................................................................................87
4.4. Las distintas formas que adoptan los conocimientos
codificados y tácitos ........................................................................88
4.5. Las competencias técnicas y laborales de los agentes:
el conocimiento tácito y el desarrollo de ventajas competitivas ..........90
4.6. El proceso de aprendizaje y los límites de la firma .....................92
4.7. Sistema educativo y desarrollo de conocimientos tácitos............93
4.8. Algunas características del proceso de aprendizaje
en una organización ........................................................................94

5. La innovación y el tamaño de los agentes. Los problemas de


las metodologías tradicionales.............................................................99

5.1. El tamaño y el desarrollo de las capacidades tecnológicas


de los agentes: del fordismo a la producción flexible.........................99
5.2. Los procesos innovativos en las Pymes y en las Grandes
empresas: la relevancia empírica ...................................................101
5.2.1. El caso específico de las Pymes ......................................104
5.3. Los problemas en la medición de las actividades innovativas:
un modelo explicativo. ...................................................................106

6. Una medición alternativa de las actividades innovativas


de los agentes y el testeo de las hipótesis neoschumpeterianas
en sistemas locales .......................................................................113

6.1. Los procesos innovativos en las firmas:


un modelo interpretativo ................................................................113
6.2. La estimación de un indicador de la capacidad innovativa ........117
6.2.1 Los factores asociados al desarrollo
de las competencias .................................................................119
6.2.2. El factor que considera el producto innovativo ..................122
6.2.3. El factor proxy de la circulación de conocimientos.............122
6.3. Las principales hipótesis de la literatura testeadas a partir
de la base empírica .......................................................................125
6.3.1 Las evidencias empíricas .................................................126

8
6.4. El tamaño de los agentes: un elemento condicionante
de la capacidad innovativa .............................................................131
6.4.1. La capacidad innovativa de los agentes,
la inserción externa, el dinamismo en el mercado y la característica
de los productos elaborados.....................................................132
6.4.2. El tamaño de los agentes: un elemento condicionante
de la capacidad innovativa........................................................133

7. El enfoque sistémico de la innovación. Sistemas nacionales,


sistemas regionales, sistemas locales y sistemas sectorIales de
innovación ........................................................................................141

7.1 El sistema nacional de innovación...........................................142


7.2 Sistemas nacionales, sistemas locales, sistemas regionales ...144
7.3 Los diversos abordajes a sistemas locales y sectoriales ..........146
7.3.1. Distritos industriales ......................................................147
7.3.2. Sistemas de empresas ...................................................149
7.3.3. Sistemas sectoriales de innovación .................................149
7.3.4. Tramas productivas.........................................................151
7.3.5. Sistemas territoriales .....................................................153
7.3.6. Los milieu innovativos.....................................................154
7.3.7. Otros enfoques...............................................................154
7.4 El rol de ambiente en el proceso de aprendizaje ......................155
7.5. El grado de replicabilidad de los sistemas locales en
países en desarrollo......................................................................159

8. Desarrollo tecnológico, ventajas comparadas dinámicas


y patrones de comercio .....................................................................167

8.1. La difusión internacional de las TIC’s .....................................168


8.2. Los países en desarrollo. Impactos de las nuevas tecnologías
sobre el crecimiento, los ingresos, el empleo y la competitividad
internacional.................................................................................169
8.3. Las implicaciones para el caso argentino ..............................172

9
10
Introducción

Aspectos generales del curso

Problemática general del campo

La Economía de la tecnología y de la innovación es un campo que ha te-


nido un fuerte auge en los últimos años, tanto en la teoría económica y en
la sociología industrial como entre los estudiosos de la organización indus-
trial. En el marco de los nuevos desafíos de la competitividad de los agen-
tes que se abren en los últimos 15 años a partir de la emergencia y difusión
hacia el conjunto de la sociedad de tecnologías intensivas en información,
esta “re-emergente” disciplina tiene como foco central el estudio del rol de
la tecnología y los procesos de aprendizaje que llevan a cabo las firmas en
la construcción de sus competencias necesarias. Casi las todas posiciones
desde las que se aborda esta problemática dejan de concebir la tecnología
como un elemento exógeno a los agentes económicos, que éstos toman co-
mo dado, para conferirle el rol de elemento endógeno del sistema económi-
co que los agentes construyen con desigual éxito a lo largo de sus trayecto-
rias evolutivas en la lucha competitiva que entablan.
La información y el conocimiento pasan a desempeñar un nuevo y estra-
tégico papel, impulsando rupturas y fuertes diferenciaciones con los patro-
nes tecnológicos precedentes. Se verifican nuevas prácticas de producción,
comercialización y consumo de bienes y servicios, y nuevas formas de coo-
peración y competencia entre las empresas. Las tecnologías de la informa-
ción y el conocimiento (TIC’s) aparecen como centrales en la conformación
de una nueva dinámica tecnoeconómica.

Objetivos del curso

En las direcciones planteadas, el objetivo del curso es efectuar un reco-


rrido del estado del arte para entender cuáles son y de qué dependen los
mecanismos endógenos y exógenos de creación de “competencias” y de
transformación de conocimientos genéricos en específicos, en firmas indivi-
duales, en tramas productivas y en diferentes ambientes locales. Interesa
aproximarse a la forma en que los agentes económicos aprenden, transfor-
man conocimiento genérico en específico, innovan y, fundamentalmente, có-
mo se transforman esos procesos en ventajas competitivas.

El curso se estructura a partir de los siguientes objeti-


vos centrales:

1- Presentar el debate teórico existente sobre tecnología e


innovación, poniendo especial relevancia en la crecien-
te importancia que tienen los llamados “activos intan-
gibles” y los procesos de aprendizaje en el desarrollo de
ventajas competitivas de las firmas, sectores y países.

11
Universidad Virtual de Quilmes

2- Presentar las diferentes alternativas teóricas y metodo-


lógicas existentes para la investigación, el análisis y la
interpretación de la evidencia empírica.

3- Avanzar en la comprensión de estas nuevas formas de


organización tecnoproductivas a partir de un conjunto
de temas e interrogantes que se detallan a continua-
ción:

• ¿Cuál es la vinculación entre las TIC’s y la organiza-


ción del proceso de trabajo, en el interior de la firma y
entre firmas?
• ¿Cuáles son los diversos abordajes teóricos en debate
en la teoría económica, que tratan de interpretar esos
nuevos fenómenos?
• ¿Qué rol juegan el conocimiento y el aprendizaje en el
desarrollo de las TIC’s?
• ¿Cuál es la vinculación entre globalización y TIC’s?
• ¿Qué reconfiguración se produce en la antinomia lo-
cal-global?
• ¿En qué medida las TIC’s influyen en la recreación de
las ventajas comparativas de los países y en el patrón
de comercio internacional?
• ¿Cuáles son las modalidades de surgimiento y difusión
de las tecnologías? ¿Se trata de un modelo lineal y ho-
mogéneo que va desde las universidades y el mundo
científico a las firmas?
• ¿En qué medida las nuevas tecnologías están asocia-
das con un conjunto de factores tales como el tamaño
específico de las firmas, al origen del capital de las em-
presas, al entorno competitivo en el que operan, la es-
tructura de los mercados?
• ¿La actividad innovativa se limita a firmas aisladas o,
por el contrario, requiere de la existencia de redes o
vínculos entre agentes?
• ¿Qué innovaciones se difunden libremente y cuáles
forman parte de las estrategias competitivas de las em-
presas?
• ¿Qué desarrollos metodológicos e indicadores están
asociados a la captación de estos nuevos procesos?
• ¿Cómo es la interacción entre sistemas productivos,
instituciones y procesos de innovación?

Organización del curso

Cada Unidad, organizada a partir de los interrogantes centrales que se


plantean en la literatura reciente en relación con los tópicos analizados, pre-
senta un resumen de los principales debates y posiciones. Al final de cada
una de ellas se encontrará una bibliografía obligatoria y bibliografía comple-
mentaria.

Tecnología e innovación: visión general de la materia

En las últimas dos décadas se han producido importantes transformacio-


nes en el escenario internacional: se ha acentuado la globalización de los

12
Economía de la Tecnología y de la Innovación

mercados, incentivada por la generalización de los procesos de apertura en


casi todo el mundo. Ambas tendencias –apertura y globalización- han sido
posibles por la emergencia de lo que a lo largo del curso denominaremos
“nuevos paradigmas tecno-organizacionales intensivos en información”.
Este nuevo escenario económico viene acompañado por una mayor incer-
tidumbre que se ven obligados a enfrentar los agentes económicos. La mis-
ma se asocia a demandas más volátiles, a mercados mucho más segmen-
tados en función de gustos e ingresos crecientemente heterogéneos, a una
duración (ciclo de vida) de los productos mucho menor que la del período an-
terior, y a la difusión en los mercados internacionales de productos elabora-
dos por firmas localizadas en distintos lugares del mundo, con grandes dife-
rencias en materia de regulaciones, salarios, costos, forma de producción y
funcionamiento de los mercados. A pesar de que, como se verá en las dis-
tintas unidades, las nuevas tecnologías tornan relativamente menos impor-
tantes las escalas en las que se producen los bienes y abren la posibilidad
de producir en forma eficiente pequeñas series de producción, la presión
competitiva que deben enfrentar los agentes económicos ha aumentado.
A los tradicionales factores macroeconómicos y sectoriales que consti-
tuían los elementos clave de la competitividad en el anterior escenario, se
agregan elementos que dependen de las acciones de las empresas y de la
naturaleza del ambiente económico y social en el que actúan. En consecuen-
cia, la competitividad emerge como un fenómeno sistémico, y tanto la con-
ducta de los agentes como el grado de desarrollo del ambiente local adquie-
ren un importante rol en la creación de ventajas competitivas.
En efecto, estas transformaciones han puesto de relieve que la competi-
tividad de las firmas no puede seguir siendo pensada como un fenómeno
que depende sólo de factores ubicados en un plano macroeconómico (tipo
de cambio, salario, tasa de interés) y sectorial (cantidad de agentes, estruc-
tura del mercado, performance). Así, comienza a afirmarse la concepción de
que las ventajas competitivas de los países, regiones y empresas no derivan
necesariamente de su dotación factorial, tal como sugiere la teoría ortodo-
xa. Existen otros elementos clave, entre los que se destaca –como veremos
a lo largo del curso- la tecnología, concebida como algo más complejo que
máquinas y métodos de organización del trabajo.
Siguiendo a autores como Ernst, Lundvall y otros, que serán estudiados
a lo largo de la materia, las ventajas comparadas pueden construirse, razón
por la cual tienen una naturaleza dinámica. En ese tránsito de las ventajas
comparadas estáticas a las ventajas comparadas dinámicas, la tecnología y
el desarrollo de procesos de aprendizaje juegan un rol clave. La capacidad
de aprender, concebida como un proceso interactivo embebido socialmente,
y el desarrollo de “competencias interfirmas” constituyen elementos centra-
les para alcanzar el éxito económico de empresas, regiones y países.
En este nuevo contexto, las respuestas de las firmas dirigidas a idear,
planificar y efectuar desarrollos y mejoras de productos y procesos, realizar
cambios organizacionales y llevar a cabo nuevas formas de vinculación con
el mercado, cobran importancia para la creación de ventajas competitivas.
Es decir, en el proceso de competencia y en la búsqueda de diferenciación,
las empresas tratan de desarrollar lo que Lall llama capacidades tecnológi-
cas o innovativas. La capacidad innovativa es entendida por diferentes estu-
diosos como la potencialidad de las empresas para transformar conocimien-
tos genéricos en conocimientos específicos a partir de sus competencias

13
Universidad Virtual de Quilmes

estáticas y dinámicas derivadas de aprendizajes formales e informales. Las


competencias estáticas pueden ser definidas como el conjunto de conoci-
mientos y habilidades tecnológicos y organizativos -formales e informales-
que las firmas generan para llevar a cabo los desarrollos mencionados. En
ese sentido, no se reducen a información y equipos, sino que incluyen un
conjunto de capacidades organizativas, patrones de conducta y rutinas que
influyen en el proceso de toma de decisiones.
En el nuevo escenario internacional, y en países de distinto nivel de de-
sarrollo, la creación de ventajas competitivas depende del desarrollo de pro-
cesos de aprendizaje, que tienen características sistémicas. Así, en su de-
sarrollo influyen no sólo un conjunto de rasgos individuales de las firmas si-
no además el grado de articulación de los sistemas locales y de las tramas
productivas de las que forman parte. Desde esa perspectiva, la generación
y circulación del conocimiento codificado y tácito, tanto en el interior de las
organizaciones como entre ellas, están fuertemente influidas por la comple-
jidad de los nexos y el grado de cooperación tecnológica formal e informal
entre empresas, por el tipo de vínculos desarrollado entre las universidades,
los centros de investigación y las firmas, por el grado de calificación de los
recursos humanos y la complejidad del sistema educativo y de capacitación
y por el grado de desarrollo de agentes intermediarios (venture capital, ser-
vicios técnicos específicos, asociaciones profesionales, grupos de gradua-
dos, etc.) que actúen además como mensajeros (conectores) en el proceso
de transmisión y generación de información. A su vez, dado que en este nue-
vo escenario la creación y transferencia de conocimiento se desarrolla en
una amplia variedad de formas, se generan áreas informales de innovación
en el interior de las firmas e instituciones que complementan la actividad de
los laboratorios formales de R&D.
Es necesario enfatizar que los procesos mencionados no son consecuen-
cia de una evolución natural y lineal de los sistemas productivos, sino que
requieren un largo proceso evolutivo. En ese sentido, deben ser interpreta-
dos como resultado de un proceso de construcción económico y social com-
plejo que requiere de tiempo y de historia, y sobre el que influyen múltiples
planos. Así, además de los factores formales e informales de naturaleza tec-
nológica y económica influyen otros elementos, entre los que se destacan el
grado de desarrollo de la confianza recíproca entre los agentes, la valoriza-
ción social del rol del empresario y el grado de cumplimiento de los contra-
tos. Se trata de tendencias que, aunque aún embrionarias, tienden a impo-
nerse en los países desarrollados y con mayor rezago en los países de me-
nor desarrollo relativo.
En el caso específico de los países en desarrollo, la generación de apren-
dizajes tecnológicos exitosos requiere la adquisición de elementos codifica-
dos de la tecnología y el desarrollo de elementos tácitos complementarios.
Sin embargo, mientras el logro de la primera condición se enfrenta con la
existencia de fallas en el mercado de tecnología, la segunda requiere una
acumulación de competencias a lo largo de un sendero evolutivo previo, mu-
chas veces inexistente o trunco. En consecuencia, la generación de ventajas
competitivas intensivas en conocimientos y la complejización del perfil de las
estructuras productivas de los países de menor desarrollo relativo constitu-
yen un desafío que va más allá de las conductas de las empresas individua-
les y requiere de tareas que involucran al conjunto de las instituciones públi-
cas y privadas y de los actores sociales. En este sentido, el logro de ese

14
Economía de la Tecnología y de la Innovación

objetivo requiere, entre otras cuestiones: i) la revalorización social del rol de


los procesos de aprendizaje y de la educación; ii) la emergencia de agentes
intermediarios que operen como trasmisores-traductores entre las diversas
partes del sistema, que catalicen los procesos de aprendizaje de las firmas
y que contribuyan a la creación del mercado; iii) el desarrollo de ambientes
locales generadores de economías externas, iv) el pasaje de ventajas com-
petitivas individuales a la construcción de ventajas competitivas de sistemas
de empresas y sistemas locales, y iv) el desarrollo de una vinculación uni-
versidad-empresa efectiva que potencie los procesos de aprendizaje codifi-
cado y tácito. Sin embargo, si bien el perfil de especialización productiva de
la mayor parte de los países latinoamericanos no marcha en la dirección de
incluir los procesos de aprendizaje como argumentos clave para la obtención
de ventajas competitivas dinámicas, una ulterior profundización del modelo
de desarrollo, incluso sustentado en la explotación de recursos naturales, re-
querirá una mayor atención de las cuestiones planteadas a lo largo de este
curso. Así, objetivos de política tales como la fortificación de las cadenas de
valor agregado, el desarrollo de capacidades productivas para la internacio-
nalización, la integración de las PyMES en las tramas y sistemas de empre-
sas y el logro de un mayor equilibrio territorial (Kosacoff et al., 1997) pare-
cen directamente relacionados con el desarrollo de las competencias com-
plejas de los agentes, difíciles de obtener sin un proceso de aprendizaje im-
portante que involucre cuestiones no sólo codificadas sino además tácitas.
Llegados a este punto es necesario hacer una breve referencia a las di-
ferencias conceptualizadas entre ciencia y tecnología. Partiendo de la idea
de Schumpeter de que el progreso técnico es un proceso evolutivo cultural,
Nelson (1990) discute la concepción convencional según la cual la ciencia
está conformada por el cuerpo de conocimientos y la tecnología por el cuer-
po emanado de la práctica. De acuerdo con esta visión, la nueva ciencia es
creada por investigadores universitarios en búsqueda de conocimientos y
con escasa atención a su utilidad práctica, mientras que los tecnólogos in-
dustriales, que usan esos conocimientos para aumentar las ganancias de
sus empresas, prestan atención al avance general del conocimiento.
Sin embargo, la realidad es más compleja. En primer lugar, la tecnología
no se reduce simplemente a un cuerpo de prácticas, sino que también inclu-
ye el cuerpo de conocimientos acerca de cómo funcionan las cosas, varia-
bles clave que afectan los resultados, las oportunidades y restricciones pre-
sentes. Si bien es cierto que en algunos campos tecnológicos, como en el
de diseño y manufactura de semiconductores, buena parte de los conoci-
mientos son científicos, en la mayoría de las tecnologías corrientes una par-
te importante del conocimiento genérico surge de la experiencia de operar
con productos, y con máquinas y sus componentes.
Por otra parte, se han presentado en la literatura corriente diversas taxo-
nomías de las innovaciones, algunas de carácter operativo y otras más con-
ceptuales. Entre ellas, cabe destacar la distinción entre:

• Innovaciones de producto –referidas a la introducción de nuevos pro-


ductos o de cambios en los existentes (cambios en la presentación,
por ejemplo)-, e innovaciones de procesos –referidas a cambios en los
medios de producción, bienes de capital e insumos-.
• Innovaciones tecnológicas –que se refieren a cambios en los procesos
productivos y comerciales, e innovaciones organizacionales –que

15
Universidad Virtual de Quilmes

aluden a nuevas formas de organización de los procesos de trabajo y


de organización de las relaciones interempresariales.
• Innovaciones incrementales e innovaciones radicales.
• Innovaciones incorporadas (en los bienes de capital) e innovaciones de-
sincorporadas.
• Innovaciones genéricas –tecnologías de amplia difusión y vastos alcan-
ces (tal sería el caso, por ejemplo, de la informática)-, e innovaciones
específicas.

Ahora bien, ¿es la tecnología un bien público, en el sentido de amplia y


fácilmente apropiable y a bajo costo o directamente gratuito, o se trata de
un bien privado, apropiable?. Algunos autores han sostenido la primera alter-
nativa, oponiendo el caso de la tecnología -bien público latente una vez que
se generaliza- a los costos de la invención y el descubrimiento propios de la
actividad científica. Por el contrario, autores como Rosenberg (1994) se han
opuesto a estas tesis y han subrayado el carácter fuertemente específico a
la firma de la “tecnología industrial” sosteniendo que muchas de las tecno-
logías prevalecientes son de poca utilidad fuera de las firmas que las em-
plean, ya que involucran un ajuste afinado a sus particulares procesos y pro-
ductos.
Nelson (1990), por su parte, postula que ambas posiciones conservan
parte de la verdad. La noción de que la tecnología es un bien público laten-
te es una primera aproximación razonable si se trata de conocimientos ge-
néricos. No solamente en las universidades se producen conocimientos ge-
néricos. Aun cuando es poco reconocido, el nuevo conocimiento genérico
creado en los laboratorios industriales también es relativamente abierto a
los competidores. Los cientistas e ingenieros de firmas pueden llegar a co-
nocer a través de diversos medios los aspectos genéricos de las nuevas tec-
nologías de sus competidores, a pesar de que los aspectos específicos de
productos y procesos queden fuera de su alcance.
El carácter genérico de una parte de las tecnologías industriales desarro-
lladas en laboratorios privados explica, por lo demás, la práctica de joint ven-
tures tecnológicos entre firmas competidoras que posibilita a las firmas
aprender unas de otras y realizar acuerdos cooperativos.
Asimismo, en una amplia medida, el carácter genérico y público de una
tecnología depende del grado en que las disciplinas científicas e ingenieri-
les han construido su cuerpo general de conocimientos.
Parte importante de las ideas planteadas más arriba será desarrollada
con detenimiento a lo largo de esta materia. En lo que sigue trazaremos los
ejes y preguntas clave de cada una de las ocho unidades que componen es-
te manual.
En la Unidad 1 -“Teoría de la firma y del cambio tecnológico: del modelo
neoclásico a las ideas evolucionistas”- se discuten críticamente dos postu-
lados de la ciencia económica: a) el rol asignado por la ortodoxia económi-
ca al sistema de precios como un mecanismo de coordinación espontáneo
que posibilita que las “conductas racionales” de los agentes se manifiesten
en una asignación óptima de recursos y b) el rol de la tecnología y de los pro-
cesos de aprendizaje en la teoría económica. Se muestra que en el esque-
ma neoclásico convencional la empresa constituye una “caja negra” que op-
timiza su conducta tomando como dado el sistema de precios que constitu-
ye el mecanismo de coordinación de los agentes. Para esta escuela, el

16
Economía de la Tecnología y de la Innovación

conocimiento está incorporado en los precios existentes en el mercado y el


capital es maleable, es decir, se adapta a los cambios de los precios relati-
vos. Veremos a lo largo de esta unidad cómo la “caja” se va abriendo y apa-
recen nuevas cuestiones. Así, por ejemplo, comienzan a plantearse teorías
como el clásico trabajo de Coase (1937), que plantea temas ya desarrolla-
dos previamente en el cuerpo teórico de los economistas clásicos y del mar-
xismo, al destacar que las empresas tienen una coordinación interna que di-
fiere de la del mercado. Se resalta, entonces, que en la coordinación del sis-
tema económico el empresario desempeñaría un papel complementario (y
constituyente) al sistema de precios, aunque casi totalmente inconsciente
del papel que juega en su conjunto, enfrentando la alternativa de organizar
la producción a través del mercado (comprar) o de coordinarla internamente
(producir). Emerge entonces una corriente de economistas que colocan el eje
en la comparación de los “costos de transacción”, derivados de efectuar
transacciones vía el mercado, y los “costos de coordinación”, que se derivan
de la integración de las actividades en la empresa. Se muestra también la
emergencia de teorías que consideran que la firma tiene que tomar decisio-
nes en nuevas condiciones de incertidumbre y que al tomar esas decisiones
de qué y cómo producir y de qué técnica emplear, las firmas parten de una
historia previa, de información imperfecta sobre lo que ocurre en los merca-
dos y fundamentalmente de distintos niveles de racionalidad, la que dista de
ser perfecta, como considera la ortodoxia. Esto implica que frente a un de-
terminado contexto macroeconómico las firmas tengan diversas expectativas
y por lo tanto reaccionen de distinta manera. Estas teorías, que llamaremos
evolucionistas y neoschumpeterianas, tienen diversos postulados que las
asemejan y que las apartan de la ortodoxia. Un principio común es la visión
de la firma como un agente económico evolutivo que no puede ser visto des-
de una perspectiva estática. Otro elemento que comparten es que la tecno-
logía no puede ser asimilada a máquinas y artefactos. La manera en que or-
ganizan el trabajo, en que aprenden, producen adaptaciones y especifican
los conocimientos que incorporan del exterior va modelando la tecnología de
las firmas. Es decir, las diferencias tecnológicas se van “construyendo” a
partir de los desiguales senderos evolutivos que éstas recorren en la lucha
competitiva.
En la Unidad 2 -“Los sistemas de manufactura. Taylorismo, fordismo y to-
yotismo. Procesos de trabajo y cambios organizacionales”- se analizan los
cambios que se producen en el interior de la caja negra al pasar de los mé-
todos de organización del trabajo tayloristas, a lo que se dio en llamar for-
dismo y el predominio de la cadena de montaje, para llegar a lo que se de-
nomina “lean production”, “toyotismo” o “producción flexible”, que sintetiza
las técnicas de organización de la producción predominantes en las fábricas
japonesas. Se trazan los rasgos principales del nuevo paradigma tecnopro-
ductivo que emerge como intersección entre un patrón tecnológico basado
en la microelectrónica y en las tecnologías de la información y el nuevo mo-
delo de gestión del proceso de trabajo centrado en la producción flexible. Sin
embargo, y a pesar de que buena parte de las prácticas productivas y orga-
nizativas de lo que se denomina lean-production están siendo adoptadas por
las firmas como las “mejores practicas”, se ha tendido a esquematizar el pa-
so del fordismo a la producción flexible como si constituyera una forma pu-
ra que debería ser adoptada por todos los agentes. En este sentido, el aná-
lisis predominante nos remite al determinismo neoclásico planteado en la

17
Universidad Virtual de Quilmes

Unidad 1. Por el contrario, desde las posiciones evolucionistas y neoschum-


peterianas, las trayectorias de las firmas y las formas en que se manifiesta
la organización del proceso de trabajo tienen un carácter híbrido. Este proce-
so se ejemplifica considerando como ejemplo la forma que adoptan las in-
versiones de las fábricas automotrices japonesas fuera del Japón y las ame-
ricanas en Europa.
En la Unidad 3 -“ Nuevos paradigmas tecnológicos y competitividad. La
evolución de la teoría y la emergencia de las tecnologías de la información y
de la comunicación”- se presentan los rasgos que caracterizan el nuevo pa-
radigma esbozado en la Unidad anterior, los que condicionan la conducta po-
sible de los agentes. Entre estos factores se destacan los siguientes: i) la
compresión del tiempo y del espacio, ii) el desplazamiento del límite entre el
conocimiento codificado y el tácito, iii) el aumento de la flexibilidad, iv) el con-
siderable aumento del capital intangible, v) el carácter de consumo difundi-
do de los bienes que constituyen el centro del negocio. En esa dirección, se
muestran los elementos clave que identifican un paradigma tecnológico: la
posibilidad de su amplia difusión, la demanda creciente y la disminución ten-
dencial del costo de producción de los productos que constituyen su núcleo.
La emergencia del nuevo paradigma se ejemplifica con el caso de Internet.
Se ilustra la importancia que adquieren las competencias técnicas y labora-
les de los trabajadores, lo que permite alejarse de un determinismo tecnoló-
gico (en el sentido hard) que se critica a lo largo del curso. Estos argumen-
tos refuerzan el postulado de que la tecnología no es sólo máquinas: la for-
ma como se organiza el proceso de trabajo y el tipo de involucramiento de
los trabajadores adquiere un rol central.
En la Unidad 4 -“Conocimiento, aprendizaje y desarrollo de capacidades
tecnológicas”- se realiza una expedición por la “caja negra” para apreciar la
importancia de los conocimientos codificados y tácitos en el desarrollo de
las capacidades tecnológicas de los agentes. Se discute también el rol cla-
ve de los procesos de aprendizaje en el desarrollo de las ventajas competi-
tivas de las firmas. En especial, se analizan los continuos procesos de con-
versión de conocimientos codificados en tácitos y su inversa, la forma como
se especifica en una organización el conocimiento codificado. También se
analiza la combinación de conocimientos codificados y la socialización de los
conocimientos tácitos en una organización. En esta Unidad se profundiza en
la idea de que la innovación está fuertemente determinada por la forma en
que las organizaciones aprenden y realizan en forma continua el proceso de
conversión señalado. La empresa encuentra así un lugar importante en el
proceso de desarrollo del conocimiento fuertemente complementario del sis-
tema educativo, lo cual permite romper con los modelos de innovación lineal,
que suponían que el conocimiento se genera en centros académicos, se
transforma en papers, luego en patentes y finalmente es incorporado por las
empresas que efectúan adaptaciones específicas. Esta unidad desarrolla los
elementos conceptuales para entender que el proceso de aprendizaje, la
transformación de conocimiento en innovación, es claramente bidireccional
y sigue trayectorias no previsibles y no lineales.
En la Unidad 5 -“La innovación y el tamaño de los agentes: los problemas
de las metodologías tradicionales”- se introduce la cuestión de la medición
y se discuten críticamente los indicadores tradicionales. En esa dirección, se
plantea que si el conocimiento es un elemento clave de los desarrollos tec-
nológicos e innovativos y que si los aspectos tácitos adquieren una impor-

18
Economía de la Tecnología y de la Innovación

tancia central, los gastos de investigación y desarrollo y las patentes regis-


tradas en los Estados Unidos no parecen ser indicadores suficientes de la
actividad innovativa. Se discute en qué medida el desarrollo de los procesos
innovativos está asociado a especificaciones de tamaño de las firmas. Co-
mo corolario, se presenta un modelo explicativo del desarrollo de los proce-
sos innovativos que toma en cuenta las cuestiones desarrolladas en las uni-
dades anteriores.
La Unidad 6 -“Una medición alternativa de las actividades innovativas de
los agentes y el testeo de las hipótesis neoschumpeterianas”- es claramen-
te una continuación de la Unidad anterior. Se presenta un modelo interpreta-
tivo del desarrollo de actividades innovativas en las firmas que toma en
cuenta la importancia de los procesos no codificados de aprendizaje discu-
tidos en las unidades anteriores y se testean un conjunto de hipótesis de la
literatura neoschumpeteriana -avanzadas en parte en la Unidad 1- utilizando
como ejemplo algunas bases de datos y trabajos realizados en la Argentina.
Se muestra que el tamaño de las firmas es un elemento condicionante aso-
ciado positivamente con su capacidad innovativa, aunque en las áreas en las
que existe un mayor desarrollo del “ambiente” local, el tamaño de las firmas
es un factor considerablemente menos relevante. Por otro lado, se muestra
que la inserción diferencial de las empresas en el comercio exterior depen-
de del grado de desarrollo de su capacidad innovativa.
La Unidad 7 -“Sistemas de innovación”- retoma la discusión de las unida-
des anteriores y la plantea en términos del “concepto de sistema de innova-
ción y de la emergencia de los sistemas locales de innovación”, lo cual per-
mite redimensionar la innovación como un proceso interactivo, social y acu-
mulativo. En esa línea, la Unidad presenta el concepto de sistema nacional
de innovación y conceptualiza el grado de desarrollo alcanzado por redes de
agentes económicos, junto con las instituciones políticas que influyen sobre
su comportamiento innovativo y su performance en el plano nacional. Mas
allá de las diversas versiones existentes acerca de la operacionabilidad del
concepto, se remarcan las especificidades de los sistemas nacionales de in-
novación y el hecho de que las convenciones y comportamientos prevale-
cientes en una comunidad no se encuentran directamente mediados por el
mercado. Se trata de un concepto que alude a un gradiente de situaciones.
Por lo tanto, en todos los países existirían sistemas nacionales de innova-
ción con desigual grado de desarrollo. Junto con la generalización de este
concepto, comienza a emerger la idea de que en el marco de la globalización
de los mercados, los espacios competitivos locales son más significativos
que los nacionales. A partir de esta comprobación se desarrolla una amplia
literatura que bajo distintas formas (distritos industriales, clusters, sistemas
de empresas, tramas productivas) pone de relieve la existencia de espacios
de valorización del capital y de desarrollo del ciclo cognitivo (combinación e
internalización en el caso del conocimiento codificado y socialización e inter-
nalización de los saberes tácitos) más acotados.
Finalmente, en la Unidad 8 -“Desarrollo tecnológico, ventajas comparadas
dinámicas y patrones de comercio”- se plantea la relevancia que tienen pa-
ra los países –en especial para los de menor grado de desarrollo- los proce-
sos de aprendizaje centrados en la tecnología para lograr una especialización
de mayor complejidad en el comercio exterior, que les permita alcanzar un
crecimiento socialmente más integrado, con mayor incorporación de recur-
sos humanos calificados y que promueva una creciente complejidad en la

19
Universidad Virtual de Quilmes

organización de la sociedad. Así, la incorporación de la tecnología y de la na-


turaleza de los procesos de innovación a la teoría económica permite com-
prender procesos que no pueden ser abarcados desde el pensamiento orto-
doxo, poniendo de relieve el peligro de fuertes aumentos de las brechas ac-
tualmente existentes entre países desarrollados y en vías de desarrollo.
La mayor parte de la literatura que se presenta en esta materia tiene su
origen en países desarrollados y alude en especial a la nueva importancia
que adquieren los procesos de aprendizaje en la creación de ventajas com-
petitivas de distritos industriales, sistemas de empresas (clusters) y en lo
que se denomina la nueva competencia territorial (Poma, 1998). La discu-
sión, sin embargo, es también relevante en el caso latinoamericano. Así, a
pesar de que en los ‘90 se han consolidado en la región las tendencias ha-
cia una creciente primarización en la estructura productiva y en el perfil de
especialización en el comercio, la disminución de las brechas de productivi-
dad respecto de los países de mayor desarrollo relativo, la sustentabilidad
temporal de los modelos implementados y las disminuciones de las desigual-
dades en la distribución del ingreso que se fueron generando requerirán ma-
yores niveles de complejidad y la incorporación de una mayor proporción de
conocimientos codificados y tácitos en los procesos productivos de las fir-
mas. Debe notarse también, como señala Gutman (1999), que en algunas
agroindustrias que han ganado espacio en el nuevo perfil de especialización
industrial el proceso de producción ha alcanzado en los últimos años un cre-
ciente grado de complejidad, que se manifiesta en la importancia que ad-
quieren las tecnologías intensivas en información.

20
1

Teoría de la firma y del cambio tecnológico:


del modelo neoclásico a las ideas evolucionistas.
La tecnología, la firma y la generación
de conocimiento: los nuevos abordajes teóricos

En los últimos quince años la vinculación entre la tecnología y el desarro-


llo de procesos de aprendizaje ha cobrado nuevo énfasis en la teoría econó-
mica y el estado del arte está en continua evolución. Esta evolución ha ge-
nerado una fuerte tensión entre la emergencia de nuevos procesos en la so-
ciedad (globalización, apertura, cambio técnico, nuevo rol de la tecnología,
etc.) y las explicaciones que se derivan del marco teórico predominante: la
teoría económica neoclásica.

En esta Unidad efectuaremos una revisión del rol que


han tenido la tecnología y los procesos de aprendizaje
en la teoría económica, fundamentalmente desde los
neoclásicos hasta los neoschumpeterianos y los evolu-
cionistas. En primer lugar, se plantean las posiciones La no inclusión de
neoclásicas y las evoluciones ulteriores más realistas los clásicos en esta
que discuten por qué no todas las transacciones se or- revisión (fundamentalmen-
te Smith, Ricardo y Marx)
ganizan en el mercado. En la Unidad se discute críti- no significa que en ellos la
camente la idea de que el sistema de precios constitu- tecnología y el cambio téc-
ye un mecanismo espontáneo de coordinación que im- nico carezcan de rol impor-
parte racionalidad y proporciona coherencia al com- tante en la dinámica de la
portamiento de los agentes individuales del mercado. acumulación de capital. Se
trata de comenzar la revi-
En esa dirección, se presenta la dicotomía mercado- sión con las primeras teorías
empresa planteada por Coase, remarcando la idea de que en oposición al pensa-
que en el interior de la empresa los agentes actúan en miento clásico efectúan un
el seno de rúbricas administrativas de procedimientos tratamiento del capital co-
y decisiones y de roles definidos que les han sido asig- mo si fuera una mercancía
indiferenciada y maleable
nados por una estructura de toma de decisiones impe- que de manera automática
rante en la empresa que no pueden ser equiparadas puede cambiar de forma en
con las señales de precio de los mercados. función de los cambios de
En ese conjunto de teorías, en general la tecnología es precios relativos.
equiparada con cualquier mercancía que puede com-
prarse en el mercado o producirse en la empresa. Luego
se plantean las críticas de los economistas neorricardia-
nos a esas teorías, en especial al tratamiento del capital.
Finalmente, se plantean las posiciones que bajo diversos
ángulos (Schumpeter, neoschumpeterianos, evolucio-
nistas) dan un tratamiento diferenciado a la tecnología y
la incorporan como un elemento endógeno del sistema.

1.1. La visión neoclásica

Esta teoría parte de una concepción de la firma según la cual los agentes
económicos son sujetos que actúan con un criterio maximizador de ingresos
o minimizador de costos. Estos agentes toman sus decisiones en un marco

21
Universidad Virtual de Quilmes

de racionalidad e información perfecta y se mueven en un ambiente sin in-


certidumbre, lo que supone que existe un modelo que explica el funciona-
miento del sistema económico conocido por todos los agentes. Por lo tan-
to, siempre pueden predecir lo que va a pasar ante cambios en los pará-
metros del modelo (precios relativos, gustos de los consumidores, estado
de la técnica, etc.). Este rasgo se conoce en economía como “expectati-
vas racionales”. En ese marco, se supone que los agentes pueden elegir
múltiples alternativas de producción en las que se combinan trabajo y lo
que denominan “capital”. A su vez, los consumidores también son agen-
tes con racionalidad perfecta que buscan obtener la máxima utilidad de
los gastos que realizan eligiendo una canasta de consumo óptimo en fun-
ción de sus ingresos, sus utilidades y los precios relativos vigentes en el
mercado. ¿Qué instrumento usan los agentes para tomar sus decisiones
de producción (consumo)? La herramienta clave es lo que denominan fun-
ción de producción (función de utilidad).
Esta función constituye un artefacto analítico que considera a la produc-
ción como un proceso con muchas entradas (inputs) y un solo producto y
que establece la relación existente entre inputs y output. Se supone que
todo proceso de producción es el resultado de transformar materias pri-
mas utilizando energía, trabajo y productos elaborados en un período de
producción anterior (materias primas, bienes de capital, etc.). En forma
muy genérica se supone que un producto genérico q es una función de la
“cantidad” de trabajo (L) y de capital (K) que se pueden combinar de diver-
sas formas en el proceso productivo. En términos analíticos esto se expre-
sa a partir de la siguiente función: q = f (L, K).
Se supone que esta función cumple las siguientes condiciones: i) es
continua, es decir que existen infinitas combinaciones posibles de trabajo
y capital para un output dado, y ii) es diferenciable, es decir que está defi-
nida para cualquier entorno reducido de las variables independientes L y K.
La teoría supone, además, que si se fija un factor (trabajo o capital), a
medida que se aumenta el factor variable el incremento del producto es
cada vez menor, es decir que por cada unidad adicional del factor que se
agrega, el producto aumenta menos que proporcionalmente. Esta idea se
define en la literatura especifica como existencia de rendimientos decre-
cientes. Por último, el modelo supone que si se aumenta cada factor por
un coeficiente fijo, el producto se incrementa por una magnitud similar al
coeficiente considerado. Por ejemplo, si se duplican simultáneamente el
trabajo y el capital, también se duplica el output. Esto se denomina retor-
nos constantes a escala. Es decir, se supone que el mundo de la produc-
ción es continuo, tiene rendimientos decrecientes en cada factor utilizado
en la producción y rendimientos crecientes a escala. A su vez, se supone
que la retribución de los factores considerados (capital y trabajo) equivale
a los productos marginales respectivos, es decir al aumento del producto
que se obtiene con la última unidad de trabajo (productividad marginal del
trabajo) o capital (productividad marginal del capital) que se adiciona. En
consecuencia, el producto alcanzado q es exactamente igual al ingreso de
los asalariados involucrados (cantidad de trabajadores por el producto
marginal correspondiente –salario- ) y al total de capital utilizado multipli-
cado por la productividad marginal del capital.
La forma particular de este “artefacto” (función de producción) posibi-
lita pensar que un mismo nivel de producto qj puede ser obtenido mediante

22
Economía de la Tecnología y de la Innovación

múltiples combinaciones de trabajo y de capital: a medida que se usa más


capital se usa menos trabajo. Esta relación inversa entre ambos factores
y la continuidad existente permite definir un lugar geométrico (qj), denomi-
nado isocuanta, en el que cualquier combinación de factores produce el
mismo nivel de producción. Dado que el empresario es racional y tiene per-
fecta información, toma los precios del mercado (trabajo y capital) como
dados y minimiza costos (maximiza ganancias). Así, para elaborar un cier-
to output (por ejemplo qj) elige la combinación de trabajo y capital para la
cual los costos involucrados (beneficios obtenidos) son menores (mayo-
res). En un punto dado de equilibrio en el que se minimizan los costos exis-
te una particular combinación de trabajo y capital y una relación de precios
salarios-beneficios determinada. Si esta relación de precios cambia, el
empresario debe volver a calcular la combinación que le asegura una si-
tuación óptima, ya que no sería racional que permaneciera en el punto ele-
gido anteriormente. Así, si, por ejemplo, aumentan los salarios con rela-
ción a los beneficios, el empresario tenderá a elegir una combinación más
intensiva en el factor que se hizo relativamente más barato: en este caso
elige una combinación (tecnología) más intensiva en capital. Por el contra-
rio, si disminuye la relación, la minimización de costos requerirá elegir una
combinación con mayor contenido de trabajo. Llamaremos a esto una téc-
nica intensiva en trabajo. ¿Cómo se manifiesta el progreso técnico en es-
ta teoría? Claramente, en la posibilidad de producir qj demandando menos
“cantidad” de alguno o de ambos factores.
Si consideramos que esa isocuanta se puede graficar en un plano de
dos dimensiones, colocando en el eje de las x la cantidad insumida de tra-
bajo y en el eje de las y la cantidad de capital, el progreso técnico se ma-
nifiesta en un acercamiento de la isocuanta hacia el origen, equivalente a
una menor utilización de trabajo y de capital. Como lo planteó Hicks en la
Teoría de los salarios, el efecto del progreso técnico es equivalente al de
la sustitución de un factor por otro ante cambio de los precios relativos.
Lo interesante de estos modelos es el tratamiento que se le da al “ca-
pital” (máquinas, equipos, insumos), concebido como una unidad homogé-
nea y maleable (una jalea) que puede ser infinitamente adaptable cuando
cambian los precios de los factores. Es decir, si aumenta la relación entre
la tasa de salario y la tasa de beneficio los capitalistas pueden optar en
forma instantánea y sin costos adicionales por formas de producir con
más contenido de “capital”, es decir, más capital intensivas. Por el contra-
rio, cuando esa relación baja optan por formas de producir con mayor con-
tenido de trabajo, es decir más trabajo intensivas.
Llegados a este punto es necesario discutir qué se entiende en estos
modelos por tecnología. La tecnología constituye un conocimiento dado,
estático y disponible para los agentes en todo momento. Imaginemos por
ejemplo una biblioteca que contiene el estado del conocimiento acerca de
las técnicas de producción de bienes y servicios disponibles a la que los
agentes tienen acceso libre. En ella podríamos acceder a una descripción
detallada de las infinitas técnicas productivas que pueden ser elegidas y
capturadas plenamente a costo cero por los agentes en función de la re-
lación existente entre la tasa de beneficios y la tasa de salarios. Así, pa-
ra elegir la técnica óptima de producción, los agentes sólo necesitan ingre-
sar a la biblioteca, cerciorarse acerca del estado del arte y tomar en cuen-
ta la relación salario-beneficio vigente. Así, al pasar de relaciones

23
Universidad Virtual de Quilmes

beneficios/salario elevadas a otras más reducidas, los agentes cambian


las técnicas intensivas en trabajo por otras intensivas en capital.
En términos de la teoría neo-
clásica, las fronteras de precio Pero algo más. En ese marco, se supone que las infinitas técnicas pro-
de los factores correspondien- ductivas pueden ser ordenadas en forma continua a medida que se con-
tes a cada técnica elegida se
cortan sólo una vez en el sen-
sideran diversas relaciones entre la tasa de salarios y la tasa de benefi-
tido previsto por una función cios. Ese ordenamiento asegura que una vez que una técnica es elegida
de producción con rendimien- a cierto nivel de salarios, no puede ser elegida cuando el salario sube o
tos decrecientes.
(Samuelson, 1962) baja. Como consecuencia, una técnica trabajo intensiva elegida a un nivel
elevado de la tasa de beneficio no puede ser empleada a una tasa me-
nor. Es importante señalar que tanto la elección de técnicas como su des-
plazamiento ante cambios en las condiciones distributivas se efectúa en
forma instantánea y por lo tanto no requieren procesos de aprendizaje. En
Paul Samuelson reco-
noció en 1966 que “no este marco neoclásico estándar, que sobrevivió al antiguo debate sobre
puede ser universalmente la teoría del capital a pesar del cambio de posición de sus participantes,
válido el cuento sencillo de el progreso técnico se considera independiente de la acumulación de ca-
Jevons, B o h m - B a w e r k ,
Wicksell u otros autores neo- pital. Por lo tanto, la adquisición de conocimiento y el proceso de apren-
clásicos, según el cual a medi- dizaje de los agentes no cumple ninguna función en la determinación de
da que baja la tasa de interés
como consecuencia de la abs- las conductas y en la elección de técnicas de los mismos.
tención del consumo presente A pesar de que algunos modelos han incorporado la idea de que exis-
a favor del consumo futuro, la ten curvas de aprendizaje a las que se les adjudica el desplazamiento de
tecnología debe volverse en
algún sentido más indirecta, la función de producción (progreso técnico desincorporado), este aprendi-
más mecanizada y más pro- zaje es exógeno e independiente de los factores de producción (en espe-
ductiva”. Asimismo, reconoce
que las críticas de Pasinetti, cial del stock de capital) y por lo tanto no influye sobre ellos.
Morishima, Garegnani y otros Finalmente, en el marco de la teoría neoclásica y desde el punto de vis-
merecen nuestra gratitud por ta de la elección racional, también se discuten los elementos que deter-
haber demostrado que la re-
versión es una posibilidad ló- minan el ritmo del cambio tecnológico. En esa dirección, “el problema de
gica en cualquier tecnología. explicar el ritmo de la innovación está estrechamente relacionado con el
En una demostración de ho-
nestidad intelectual poco fre- de la explicación de la proporción de la actividad innovativa”. Así, Puter-
cuente, plantea que “si todo man se pregunta por qué la innovación ocurre en cantidades insignifican-
esto causa dolores de cabeza a tes en las sociedades preindustriales. Y a su vez, “si la acción de inno-
quienes suspiran por las viejas
parábolas de la teoría neoclá- var se explica como una acción racional dentro de un conjunto de opcio-
sica, deberemos recordarles nes, la ausencia de innovaciones se debería a i) ¿la inexistencia de opcio-
que los académicos no han na-
cido para llevar una existencia nes? y/o ii) ¿la inexistencia de motivaciones?. Respondiendo a sus inte-
fácil. Debemos respetar y eva- rrogantes Puterman sostiene que dado que los agentes racionales cono-
luar los hechos de la vida”. cen las funciones de probabilidad de las innovaciones posibles, la menor
tasa de innovación en las economías preindustriales debería ser explica-
Como se verá más
adelante, en las con-
da por la falta de motivaciones económicas.
cepciones neoschumpeteria-
nas y en la práctica efectiva
de los agentes las opciones no
se conocen ex ante y los agen- 1.2. Las críticas de Coase al análisis neoclásico.
tes toman decisiones sobre in- Otros aportes que parten del mainstream: la tecnología aún ausente
novaciones incrementales y
radicales bajo fuertes condi-
ciones de incertidumbre. Existe una fuerte heterogeneidad de posiciones fuera del campo neoclá-
sico convencional. Mas allá de las diferencias existentes entre los autores
que veremos a continuación (Coase, Williamson, North, Clark, Dobb,
Helpmann, etc.), se incorpora una mayor preocupación por las instituciones
y se admiten ciertas imperfecciones del mercado.
En sus trabajos pioneros de la década del ‘30 Coase efectuó importan-
tes consideraciones que limitan la utilidad del análisis neoclásico, dando a
su vez un punto de partida a los enfoques transaccionalistas (Williamson) e
institucionalistas (Nor th). Así, Coase critica que los economistas se

24
Economía de la Tecnología y de la Innovación

dediquen sobre todo a lo que ocurría en los mercados, concentrando los Coase considera co-
estudios en el sistema de precios como factor de coordinación de las ac- mo visión neoclásica
aquella según la cual la em-
tividades económicas, dadas la tecnología y las preferencias de los consu- presa es una unidad indife-
midores y por tanto desechen el rol de las organizaciones y la importancia renciada que interactúa en
el mercado con consumido-
clave de la estructura institucional de la producción. Dado que se ignora res y oferentes de factores
lo que ocurre entre el momento de compra de los factores y de venta de de producción. En ese es-
la producción, la empresa pasa a constituir una caja negra, lo cual resul- quema, la empresa es toma-
dora de precios y el merca-
taba llamativo debido a que el modo como los recursos son empleados de- do y el sistema de precios
pende de cómo las organizaciones manejan sus negocios, es decir de lo se convierten en el único
mecanismo asignativo de
que ocurre dentro de la organización antes de que existan transacciones recursos del sistema.
en el mercado de los productos elaborados. Coase se interroga por lo tan-
to acerca de para qué serviría el empresario como coordinador de activi-
dades si en el modelo neoclásico los precios constituyen el único elemen-
to coordinador del sistema. En su crítica, considera que el mercado no de-
be ser visto sólo como precios y cantidades transadas, sino especialmen-
te como un conjunto de arreglos institucionales. Por otro lado, en el inte-
rior de la empresa los trabajadores se desplazan y ejecutan acciones no
por cambios en el sistema de precios relativos sino porque cumplen órde-
nes estipuladas en los contratos que se establecen. En este sentido, se Éstos establecen las
obligaciones del fac-
pregunta por qué los economistas neoclásicos como Clark, Knight y tor a cambio de la remune-
Robertson introducen la organización como cuarto factor productivo (ade- ración que se les fija, es de-
cir se establecen los límites
más del trabajo, el capital y la tierra) si los coordinadores del sistema son a los que se somete el sumi-
los precios. Y, más aún, ¿por qué la coordinación es función de los pre- nistrador.
cios en un caso y de los empresarios en otro? Con relación al rol coordi-
nador del empresario, Coase coincide con Dobb en que “el empresario de-
sempeña el papel de célula de un gran organismo, casi totalmente incons-
ciente del papel que juega en su conjunto”.
Según Coase, el empleo del mercado y del sistema de precios implica
costos tales como la necesidad de i) descubrir los precios relevantes, ii) es-
tablecer contratos, iii) realizar inspecciones, efectuar acuerdos en caso de
disputas debido a la existencia de incertidumbre y a la necesidad de prede-
cir las necesidades de los consumidores.
Esos “costos de transacción” en las compras-ventas efectuadas a través
del mercado justifican la existencia de la empresa, en especial cuando los
costos internos de coordinación son menores a los costos de transacción. Según Coase, el úni-
co campo de la eco-
Para autores como Williamson, para quien la empresa constituye un con- nomía en el que se empleó
junto de “agentes interactivos, recursos, información y rutinas que aparece desde los inicios el concep-
to de costo de transacción
como un medio de organización de las actividades económicas”, la dicoto- es el relativo a la evolución
mía existente en la organización de las transacciones adquiere la forma de y el uso del dinero. Así, el
una interacción entre jerarquía y mercados. uso del dinero como medio
de cambio tiene su explica-
La distinción entre el mercado como no planificado y la empresa como ción en los elevados costos
planificada necesita especificarse porque puede tender a sobrevalorar la de transacción existentes en
una economía de trueque,
consideración de las empresas como conjuntos jerárquicos en los que los en la que cada agente tiene
subordinados se limitan a poner en práctica las decisiones de la jerarquía. que disponer de tiempo pa-
Así, el contraste entre autonomía de los agentes e igualdad en los mercados ra encontrar un demandante
y un oferente específicos.
por una parte y la subordinación y jerarquía en la empresa por la otra corre
el riesgo de oscurecer la discrecionalidad real del agente y las ambigüeda-
des de las relaciones en el interior de la firma (principal-agente), dado que
la empresa es concebida como una suma de contratos: “una vez concluidos
los contratos la mayor parte de los agentes son requeridos para que actúen
bajo la dirección de sus superiores jerárquicos”. Por lo tanto, no actúan

25
Universidad Virtual de Quilmes

como iguales en función de motivaciones personales y oportunidades recibi-


Desde las posiciones
radicales se sostiene das, sino respondiendo a órdenes y normas.
que la jerarquía sirve a los Con respecto a esa discusión, Puterman señala que los problemas de
intereses del poder más que coordinación de actividades en el interior de la empresa se convierten en
a los de la eficiencia.
problemas de incentivos “cuando la naturaleza discrecional del trabajo se
solapa a la realidad de objetivos individuales divergentes”. Es decir, los
contratos son difíciles de hacer cumplir y los agentes pueden encontrar in-
centivos para obtener ventajas de la cooperación convirtiéndose en bene-
ficiarios gratuitos (free riders) del esfuerzo del equipo. Pero puede resul-
tar más eficiente desviar del mercado las relaciones entre cooperantes,
dejar los contratos sin cerrar en algún punto, proporcionar a los agentes
incentivos para cooperar, desincentivar las actitudes oportunistas e insti-
tucionalizar procedimientos internos para solucionar los agravios.
Debe notarse nuevamente que la discusión se sostiene en la esfera de
la circulación: dados los bienes o las técnicas disponibles y el sistema de
precios, las alternativas son producir internamente (make) o utilizar el
mercado (buy). Así, se colocan en un mismo nivel los bienes (tecnologías)
comprados al mercado o elaborados por la firma.
Volviendo a Coase, éste sostiene que tiene poco sentido discutir el pro-
ceso de intercambio comercial sin especificar el marco institucional en el
que tiene lugar el comercio debido a que al pasar de costos de transac-
ción nulos a positivos aparece la importancia del sistema legal (los dere-
chos de los individuos, sus deberes y sus privilegios). Por lo tanto, en su
esquema los procesos de contratación deben ser estudiados en el con-
texto real y la falta de información sobre contratos y las actividades de las
empresas constituyen los principales obstáculos que se les presentan a
los investigadores. Por lo tanto, si bien Coase intenta abrir la “caja ne-
gra”, centra todo su análisis en los procesos de contratación, dejando sin
explicitar el rol de la tecnología y de los procesos de aprendizaje en el in-
Según Williamson, la utili- terior de las organizaciones.
zación del mercado tiene En ese sentido, en el planteo de Coase la tecnología se ubica en un
costos “de transacción”
asociados con la necesidad mismo nivel que cualquier otra mercancía: se internaliza o se externaliza
de recoger información, en función de los costos de transacción o de coordinación. Asimismo, el
confeccionar contratos y
efectuar un seguimiento de
criterio marginal de la teoría de la firma es aplicado al análisis del tama-
los acuerdos que garantice ño optimo de ésta. A medida que una empresa incrementa su dimensión
su cumplimiento. Por otro puede haber retornos decrecientes para la función empresarial, aumen-
lado, la coordinación inter-
na de las actividades tiene tando los costes de organizar transacciones adicionales en el interior de
“costos de coordinación” la firma. Cuando los costos de organizar una transacción extra en la em-
que en algunas circunstan-
cias son inferiores a los cos-
presa se igualan a los costos de organizarla en el mercado se alcanza un
tos de transacción Así, las punto de equilibrio, más allá de la cual las transacciones adicionales se
firmas se encuentran frente organizan en el mercado. Como bien señala Puterman, mientras los mer-
a la alternativa de organizar
sus actividades en forma je- cados y las empresas pueden presentarse a sí mismos como formas al-
rárquica o a través del mer- ternativas de organización de la actividad económica para unas transac-
cado. La conveniencia de la
jerarquía o del mercado se-
ciones dadas, son parte conjunta de un mecanismo económico más ge-
ría la resultante de cotejar neral cuya comprensión exige entender claramente la naturaleza de am-
los costos de coordinación bas así como su interacción y complementariedad.
y los costos de tran-
sacción. Coase también discute algunas observaciones de Williamson respecto
de que sus teorías fueron poco usadas porque no se presentaban de for-
ma operacional. Según Coase, los economistas, como el resto de los
científicos, son muy conservadores en los métodos analíticos empleados,
lo que explica el hecho de que perduren teorías que no explican fenómenos

26
Economía de la Tecnología y de la Innovación

reales. Su conclusión más fuerte es que se necesita más investigación em- Con respecto al
pírica vinculada con los contratos y sus costos. comentario de
Williamson de que Coase
Golberg (citado por Puterman) sostiene que mientras en el mercado el in- no señalaba los factores de-
tercambio es anónimo, en la empresa –concebida como una institución so- terminantes de la elección
de la empresa por sobre la
cial que ha desarrollado normas específicas (cultura y rutinas) con el paso coordinación del mercado,
del tiempo- es “relacional”. El establecimiento de reglas o normas para go- responde que “las interrela-
bernar la evolución futura apunta a disminuir los riesgos y las incertidumbres ciones que gobiernan la
combinación mercado-je-
asociadas con esa relación. A su vez, Puterman sostiene que el proceso de rarquía son extremadamen-
mercado asegura una asignación óptima de recursos sólo hasta el punto en te complejas”.
el que las características de los insumos son conocidas por todos los que
concurren al mercado. Si, por el contrario, las características de los insumos
pueden ser mejor conocidas a través de su utilización y/o si la información
sobre los mismos se comunica pobremente a través del mercado por racio-
nalidad acotada, información imperfecta, la asignación de recursos por una
organización que los controla durante un período puede conducir a una utili-
zación mas eficiente de los mismos.
La falta de relevancia empírica de la teoría neoclásica para explicar los
cambios producidos en la estructura productiva derivó también en nuevos de-
sarrollos que -en el marco de la nueva teoría del comercio internacional y de
la teoría del crecimiento- cambiaron algunos de los supuestos del modelo
neoclásico estándar. Así, por ejemplo, Grossman y Helpmann (1991) desa-
rrollan una teoría del crecimiento que endogeiniza el progreso técnico en la
función de producción y que muestra que la posibilidad de interacción estra-
tégica entre agentes, las actividades de investigación y desarrollo, la existen-
cia de economías de escala y los procesos de aprendizaje resultan centrales
para la creación de ventajas competitivas y para explicar el patrón de espe-
cialización de los agentes en el comercio exterior. A partir de un esquema de
equilibrio general, consideran que las decisiones de los agentes de invertir
en investigación y desarrollo y los beneficios de las innovaciones asociadas En ese marco teóri-
co, el proceso de ge-
con ellos dependen de las condiciones de funcionamiento del conjunto de neración de conocimientos
mercados. Así, el proceso de acumulación de conocimiento genera endóge- se limita a los desarrollados
en laboratorios de investi-
namente las ganancias de productividad que sostienen el crecimiento. gación y desarrollo forma-
les.

1.2.1. La difusión del proceso innovador y la explicación


neoclásica: los problemas continúan

Según Puterman, “la historia económica y tecnológica conocida desde


1600 permitiría diferenciar cuatro tipos distintos de apropiabilidad y difusión
del proceso de innovación”.
Una conducta posible es un proceso de innovación fundamentalmente pri-
vado en el que el agente innovador (un artesano) guarda los secretos de su
avance técnico y por lo tanto limita socialmente el desarrollo del proceso de
conocimiento. Otra conducta es la derivada de una intervención del Estado
que trata la innovación como un bien publico y desarrolla incentivos al traba-
jo pasado de los innovadores más que a los beneficios futuros. En tercer lu-
gar, el sistema de innovaciones protegidos por patentes en el que el innova-
dor preserva, en parte, los ingresos futuros y permite extender y estabilizar
el monopolio temporario del inventor. Por último, el monopolio permite apro-
piarse de la renta de la innovación. En ese marco analítico, el modelo neo-
clásico parte de la premisa de que las invenciones son exógenas al sistema

27
Universidad Virtual de Quilmes

económico y que dados los precios las empresas se enfrentan a la opción


de invertir o no para transformar inventos en innovaciones. Es interesante
notar que la exogeneidad de los inventos excluye a la empresa de la activi-
dad de creación de nuevo conocimiento original. Su único rol consistiría en
la posibilidad de adaptación de conocimiento ya existente. Así, el enfoque
neoclásico explica la proporción de innovaciones en los agentes en función
del grado de apropiabilidad y de la estructura de mercado que la facilita. Es-
to explica por qué Puterman es bastante escéptico respecto de la capacidad
explicativa de la teoría de la elección racional del proceso innovativo.
A pesar de las diferencias existentes entre las distintas posturas teó-
ricas que no pueden ser clasificadas como neoclásicas ortodoxas y que
se han mostrado interesadas por la naturaleza interna de la empresa, por
la organización de la producción y por el intercambio entre agentes que
hemos presentado precedentemente, buena parte de la discusión que de-
sarrollan gira en torno de los procesos de coordinación y del rol de la em-
presa y del mercado como asignadores de recursos. En ese contexto, la
tecnología – al no tener un tratamiento explícito- es considerada como un
bien que se puede comprar en el mercado, cuando en términos de
Williamson los costos de coordinación internos son mayores que los cos-
tos de transacción, o bien ser elaborada –como cualquier otro producto -
con coordinación interna.
Por otro lado, la mayor parte de las teorías mencionadas consideran que
el cambio técnico es exógeno a la firma, mantenida como una caja negra.
Más allá de si el estímulo del cambio técnico está colocado en la demanda
del mercado, o en los cambios en el sistema de precios, que inducen proce-
sos de innovación hacia el desarrollo de técnicas intensivas en los factores
que se hacen más caros y escasos, una característica común de estas ex-
plicaciones es que “los mecanismos de producción y difusión de nuevos co-
nocimientos no constituyen un objeto de atención relevante para la teoría
económica” (López, 1998).

1.3. La réplica de los economistas neorricardianos


a las posiciones neoclásicas

La explicación neoclásica del progreso técnico, el rol atribuido a la tec-


nología y la misma existencia de la función agregada de producción fue
ampliamente discutida en los ‘60 a partir de un profundo debate sosteni-
do entre la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y Cambridge en Boston
(Estados Unidos). Los economistas ingleses postulaban que en un esque-
ma en el que se produce más de un producto la construcción de la fun-
ción de producción agregada requiere conocer previamente el sistema de
precios –incluyendo los de los factores-, que la economía neoclásica su-
pone derivados de la función de producción. Los economistas neorricar-
dianos partían de un modelo según el cual los precios relativos se deter-
minaban una vez conocidas las relaciones técnicas de producción y la dis-
tribución del ingreso entre asalariados y capitalistas. En ese sentido,
Sraffa fue uno de los economistas que más claramente modelizó esa re-
lación en su obra Producción de mercancías por medio de mercancías,
que tardó 40 años en escribir y fue publicada en 1960. En su sistema se
producen k bienes, cada mercancía utiliza una técnica de producción y

28
Economía de la Tecnología y de la Innovación

dado el nivel de salarios y uno de los precios se determinan los k-1 pre-
cios y la tasa de beneficio.
Esto le permitió a Sraffa construir un sistema productivo en el que el
tratamiento del capital no sea agregado y en el que se rompe con la linea-
ridad insumo-producto tradicional. La segunda cuestión alude a que dado
que en la producción de mercancías pueden intervenir todas las mercan-
cías, es difícil diferenciar cuáles son insumos y cuáles productos y por lo
tanto se hace difusa la idea de “costo de producción”. La primera cues-
tión implica que en un sistema económico el capital debe pensarse en tér-
minos desagregados y compuesto por mercancías que a su vez requieren
trabajo acumulado en diversos momentos del tiempo y mercancías. Por lo
tanto, cualquier mercancía puede ser descompuesta en cantidades de tra-
bajo que corresponden a fechas distintas. Cada uno de estos términos –el
trabajo correspondiente al período 1, 2, 3, 4, 5, etc. - se capitalizan con
tasas de beneficio acumuladas durante los períodos que correspondan (1,
2, 3, 4 ó 5). En ese sentido, el valor de un determinado bien de capital en
un momento dado del tiempo es la sumatoria de valor del trabajo acumu-
lado (tiempo de trabajo multiplicado por el salario medio), correspondien-
te a distintos períodos, con la tasa de beneficio que corresponda. Por lo
tanto, al aumentar la tasa de beneficio del sistema y por lo tanto disminuir
la tasa de salario, el valor de una mercancía sufrirá tirones en distinta di-
rección: aumentará el valor relativo del trabajo correspondiente a períodos
más antiguos y disminuirá relativamente el valor de los términos corres-
pondiente a trabajos más recientes. Esto explica lo que en la literatura
neorricardiana se denomina recambio de técnicas que se contrapone a la El recambio de téc-
nicas consiste en la
idea neoclásica de un ordenamiento perfecto del conjunto de técnicas de posibilidad de que una téc-
más intensivas en trabajo a más intensivas en capital a medida que el sa- nica intensiva en capital -es
decir, utilizada cuando los
lario se va elevando con relación a la tasa de beneficio. salarios relativos son eleva-
Por lo tanto, el precio relativo entre dos mercancías puede ir cambiando dos- pueda ser nuevamente
continuamente al variar la distribución del ingreso, es decir la relación en- usada cuando los salarios
relativos son bajos. Esto es
tre la tasa de salarios y la tasa de beneficios. De tal forma, al aumentar la posible debido a que el ca-
tasa de beneficio se incrementaría el precio relativo de las mercancías en pital no puede ser concebi-
do como un agregado ho-
las que la relación de medios producción a trabajo sea mayor al promedio mogéneo. Por el contrario,
y disminuirían aquellas en las que esta relación sea inferior a la media. Co- es heterogéneo y su valua-
mo dice Sraffa, si los precios relativos no variaran, existirá déficit en las ción requiere de precios que
a su vez dependen de la dis-
primeras industrias y superávit en las segundas. La única mercancía que tribución del ingreso, o sea
no requeriría aumentos o bajas de precio es aquella que utiliza una relación de la relación entre benefi-
cios y salarios.
equilibradora de trabajo a medios de producción y que esa relación se re-
pitiera en todas las mercancías necesarias para producir las mercancías
necesarias para producir esta mercancía. Como es evidente, esa mercan-
cía no existe y sólo puede tratarse de una construcción teórica.
En suma, si bien estas teorías tienen un tratamiento desagregado de
los bienes de capital, no incluyen en forma explicita el conocimiento y el
desarrollo de procesos de aprendizaje como elementos determinantes del
sistema.

1.4. Schumpeter y su explicación de la actividad innovativa

Schumpeter parte de la idea de que el capitalismo es por su naturale-


za una forma o método de transformación económica evolutivo que

29
Universidad Virtual de Quilmes

nunca puede ser analizado como un fenómeno estacionario. Este carác-


ter evolutivo no se debe ni al hecho de que la vida económica transcurre
en un medio social y natural que se transforma incesantemente, ni al ca-
rácter evolutivo de la población y del capital.
El impulso fundamental que pone en movimiento toda la maquinaria ca-
pitalista proviene del proceso de innovación que lleva a cabo la empresa
capitalista: nuevos bienes de consumo, nuevos métodos de producción,
nuevas formas de organización de los mercados y nuevas formas de orga-
nización industrial que crea la empresa capitalista. Esto se manifiesta me-
diante un proceso de destrucción creativa de naturaleza sistémica, que de-
pende de múltiples factores y planos, y que no se manifiesta en forma ins-
tantánea debido a que su desarrollo requiere un período de tiempo.
“El progreso implica la des- En este proceso de destrucción creadora el proceso de competencia
trucción de valores de capi- no está centrado en precios, como en el esquema de competencia per-
tal en los estratos donde pe-
netra la competencia de la fecta, sino que se manifiesta en la búsqueda continua de la diferencia-
nueva mercancía o del nue- ción, de creación de nuevos productos, de desarrollo de nuevos métodos
vo método de pro-
ducción.” de producción. En ese sentido, “el hombre de negocios se siente coloca-
do en una situación de competencia aun cuando esté solo en su merca-
do” dado que en este proceso se ponen en juego no tanto los beneficios
esperados sino la misma existencia de las empresas. “En el proceso de
destrucción surgen situaciones en las que han de perecer muchas empre-
sas que sin embargo habrían podido resistir una tormenta particular”, por
“Vendedores únicos cuyos
mercados no están abiertos lo cual, según Schumpeter, “las prácticas restrictivas pueden hacer mu-
a la intromisión de produc- cho para enderezar la nave y atenuar las dificultades temporales”. Asimis-
tores potenciales de la mis-
ma mercancía ni de los pro- mo, “en las condiciones creadas por la evolución capitalista la flexibilidad
ductos efectivos de mercan- perfecta y universal de los precios en tiempos de depresión podría ines-
cías similares.” Esta defini- tabilizar más el sistema en lugar de estabilizarlo”. El valor principal que
ción incluye solamente a
aquellos vendedores únicos otorga un monopolio o un acuerdo es no tanto poder fijar el precio sino
que enfrentan curvas de de- una protección contra la desorganización temporal del mercado. En su
manda ya existentes.
versión, los casos puros de monopolio planteados por la ortodoxia sólo
pueden tener lugar rarísima vez. “Por otra parte, los nuevos métodos o
las nuevas mercancías que se introducen no confieren un poder de mo-
nopolio a los agentes que lo introducen debido a que tienen que compe-
En el pensamiento neo-
shumpeteriano, por el con- tir con los viejos métodos y crear su propia curva de demanda que no es-
trario, la capacidad de inno- taba instalada previamente” (véase texto al margen de p. 29).
var está difundida en el sis-
tema, existiendo por lo tan- Para Schumpeter la innovación constituye el motor, la chispa del desa-
to no sólo innovaciones que rrollo económico en una economía capitalista y, por lo tanto, está directa-
significan un salto al vacío mente vinculada con la naturaleza del ciclo económico. El actor clave del
sino también otras de tipo
incremental. A su vez, el proceso de innovación, entendido como una búsqueda de desequilibrios
agente clave no es sólo el (shocks) que permitan obtener cuasi rentas, es el empresario. Sin embar-
empresario sino el conjunto
de agentes que for- go, las capacidades excepcionales que se requieren para innovar están
man la organización. sólo presentes en algunos agentes.
Al introducir la innovación como un elemento clave del desarrollo capi-
talista, no sólo “brinda un análisis del capitalismo como sistema econó-
mico” sino fundamentalmente de la organización política más compatible
para su desarrollo.
Partiendo de una concepción metodológica individualista, Schumpeter
se opone al análisis agregado keynesiano que partía de lo aparente y no
de los elementos que determinan el ciclo: las conductas no rutinarias de
los empresarios. Por otro lado, esta posición abre la posibilidad de

30
Economía de la Tecnología y de la Innovación

desarrollos microeconómicos no convencionales que se apartan del mo-


Schumpeter discute
delo neoclásico. la concepción neo-
En la teoría del desarrollo capitalista su microeconomía de la innovación clásica según la que el pre-
rompe con el método marginal del pensamiento neoclásico. Así, las innova- cio (cantidad) de equilibrio
en el monopolio (intersec-
ciones “desplazan el punto de equilibrio del sistema de tal forma que el nue- ción de las curvas de ingre-
vo equilibrio no puede alcanzarse con cambios infinitesimales desde el pun- so y costo marginal) es ma-
yor (menor) que en compe-
to anterior”. En su análisis dinámico, las conductas racionales no son “ahis- tencia perfecta (precio equi-
tóricas”. Lo que puede parecer una conducta racional en el corto plazo pue- valente al costo marginal).
de ser altamente irracional si al introducirse una innovación que cambia el Plantea que el precio del
monopolio puede llegar a
punto de equilibrio del sistema los agentes siguen teniendo esa misma ra- ser más alto que el de com-
cionalidad. Esta posición de Schumpeter generó críticas en el pensamiento petencia perfecta, porque,
contra lo que supone el mo-
neoclásico contemporáneo, que caracterizó su obra más como una charla de delo neoclásico, los méto-
sobremesa que como una obra de análisis teórico. dos y la organización de la
Desde la posición de Schumpeter, que fue continuada y transformada en producción que se compa-
ran pueden llegar y de he-
la tradición neoschumpeteriana y en el pensamiento evolucionista, la innova- cho son muy diferentes. En
ción incluye i) la introducción de nuevos artículos no conocidos previamente consecuencia, ni los precios
son necesariamente más al-
por los consumidores, ii) la introducción de nuevos métodos de producción tos ni la producción es más
para el mercado, iii) la apertura de nuevos mercados, iv) la conquista de reducida, como plantea la
nuevas fuentes de materias primas o productos semimanufacturados y v) la ortodoxia.
creación de un monopolio que permite la apropiación de las casi rentas im-
plícitas en los nuevos desarrollos.
A diferencia del pensamiento neoclásico, para Schumpeter la innovación
no es la consecuencia de elecciones racionales. Predominan cuestiones sub-
jetivas tales como i) “el sueño de encontrar un reino privado”, ii) la voluntad
de tener éxito más que por los frutos del mismo y iii) por la alegría de que
las cosas se hagan. Tal vez, vinculado a lo que Joan Robinson denominaba
los animal spirits de los capitalistas, para Schumpeter el éxito de las capa-
cidades innovadoras de los empresarios depende de la intuición, de la capa-
cidad anticipatoria y de ver las cosas de un modo que luego resultan, ex
post, verdaderas.
Otro elemento disparador del desarrollo de la capacidad innovativa de los
empresarios es el hecho de que el sistema capitalista “induce expectativas
irreales con respecto al éxito y así logra mucho más esfuerzo del que lograría
en espíritus más sobrios”. En esa dirección, afirma que “los beneficios socia-
les de probabilidades subjetivamente erróneas pueden ser altos incluso cuan-
do el individuo paga un precio alto por el error”. Así, existirían pocos produc-
tos y/o procesos nuevos si los empresarios actuaran en función de su verda-
dera probabilidad de éxito. Las expectativas excesivamente optimistas aumen-
tan la cantidad de participantes en el juego. Como consecuencia, la selección
se efectúa sobre un material significativamente mayor. En esa selección, en
general resultan ganadores aquellos que no eran excesivamente optimistas
acerca de los resultados de los proyectos implementados. En la discusión
acerca de si la conducta de los empresarios es racional o no, Schumpeter re-
salta que más allá del grado de racionalidad de las conductas implementadas
existe una “racionalidad” en la selección. Por eso, es factible pensar –en el
marco de su teoría- que los agentes que toman decisiones de innovación tie-
nen racionalidad acotada, lo cual es retomado por el economista brasileño
Mario Possas, que se opone a hablar de fallas de mercado –ya que precisa-
mente se trata de su forma habitual de funcionamiento- y elige referirse a fa-
llas en los mecanismos de selección de las conductas por parte del mercado.

31
Universidad Virtual de Quilmes

Como se mencionó anteriormente, Schumpeter asocia la actividad innova-


dora de los empresarios con el ciclo económico, en especial porque las inno-
vaciones “no son respuestas a necesidades preexistentes sino que crean la
necesidad misma que satisfacen”. Estaríamos tentados a decir que no son
una respuesta a la demanda sino que contribuyen a su creación, y en espe-
cial, tanto la modificación de la demanda como la impredecibilidad de la ac-
tividad innovadora –sólo un grupo de elegidos triunfa entre muchos proyectos-
contribuyen a generar inestabilidad en el ciclo de negocios. Esta posición de
Schumpeter se diferencia de aquellas que, como la de Marshall-Moore, plan-
tean que las fluctuaciones se producen alrededor de tendencias independien-
tes de factores aleatorios. A diferencia de este esquema, en el marco analí-
tico schumpeteriano el empresario innovador juega un rol clave en el ciclo,
que se manifiesta no de forma suave, continua y predecible, sino en forma
“desequilibrada, discordante y disonante”. Como corolario, “la evolución es
una perturbación de las estructuras existentes y es más parecida a una se-
Como se verá más
adelante, esto tam-
rie de explosiones que a una transformación suave, pero incesante”.
bién constituye una diferen- ¿Cuál es para Schumpeter el efecto de las innovaciones sobre el ciclo?
cia con el pensamiento En primer lugar, el desarrollo de innovaciones en algún sector obliga al res-
neoschumpeteriano.
to de los agentes a adaptarse y/o racionalizar su proceso de producción, ge-
nerando una situación de recesión, más tenue que una depresión. A su vez,
la innovación genera desequilibrios y hace imposible el cálculo racional vigen-
te previo a la modificación. Sin embargo, si los agentes actúan en función de
una racionalidad paramétrica que proyecta la situación pasada, los efectos
pueden ser peores y se alcanza un estado de depresión económica.
Desde la perspectiva de Schumpeter, la estructura oligopólica del merca-
do favorece el proceso innovador, lo cual se manifestaría en el desarrollo del
sistema de patentes, que tiende a perpetuar los beneficios del proceso in-
novativo. Así, si bien no han sido probadas empíricamente, las principales te-
sis sostienen que las empresas de mayor tamaño relativo y aquellas que ac-
Cuando en la Unidad
7 discutamos algu- túan en mercados de competencia imperfecta son las más innovadoras. A
nas tesis neoschumpeteria- su vez, contra la posición del mainstream Schumpeter sostenía que no era
nas a partir del desarrollo de cierto que las prácticas oligopólicas tenían efectos negativos sobre la asig-
la capacidad innovadora en
el caso argentino, se proba- nación estática de recursos, generando un nivel de ocupación inferior al de
rá que si bien el tamaño de competencia perfecta.
los agentes está asociado
con la capacidad innovativa Según Schumpeter, la rutinización de las actividades innovativas genera
de las firmas, su validez es- escalas y produce no sólo un desplazamiento de las empresas de menor ta-
tá condicionada más que a maño relativo, sino del empresario mismo. En tanto la actividad de innovación
la estructura del mercado en
la que actúan, a las caracte- se convierte en una industria, la actividad de las empresas es organizar equi-
rísticas del ambiente en el pos profesionales dedicados a tareas de investigación y desarrollo. Como ve-
que están localizados.
remos en las unidades siguientes, estas ideas deben ser actualizadas con la
emergencia de las tecnologías de la información y la comunicación.
En suma, según Schumpeter, el progreso técnico puede ser explicado
más que por las empresas que operan en “competencia perfecta”, por las
que operan a partir de acuerdos. La gran empresa es el motor más potente
del progreso técnico y del aumento global de la producción. Las tesis de que
la competencia perfecta constituye un ideal de recursos disponibles y de
asignación de los mismos no pueden ser mantenidas. En primer lugar, el
análisis dinámico muestra que una vez que ha sido destruido el equilibrio por
alguna perturbación, no hay ninguna certeza de que el sistema se aproxime
a un nuevo punto de equilibrio. Asimismo, el pleno acceso de todos los agen-
tes a los mercados y la perfecta información para todos iría en contra y

32
Economía de la Tecnología y de la Innovación

sería contradictoria con la propia naturaleza del progreso técnico; es decir,


la plena libertad de acceso podría llegar a implicar que nadie podría desarro-
llar nuevos productos o procesos. Por último, la perfecta flexibilidad de pre-
cios puede causar más catástrofes que ventajas en el proceso de destruc-
ción creativa. Por lo tanto, algún grado de oligopolio es importante para que
no se desorganicen los mercados en el proceso de cambio.

1.5. Las corrientes neoschumpeterianas

El cambio más importante para incorporar el conocimiento en forma explí-


cita en la teoría económica proviene de las diversas corrientes neoschumpe-
terianas y evolucionistas, que se apartan de la teoría del equilibrio general y
que implícitamente aceptan la existencia de transacciones en condiciones
de desequilibrio
En forma muy estilizada, estas teorías parten de una concepción distinta
de la firma y de la tecnología y asignan un rol clave a los procesos de apren-
dizaje, tanto formales como informales, efectuados por los agentes en la ge-
neración de ventajas competitivas. Así, a partir de una teoría de la firma que
considera entre sus argumentos la racionalidad acotada de los agentes, se
sostiene el acceso imperfecto a la información y la incertidumbre no mode-
lable del ambiente en el que actúan. La incertidumbre, que constituye un ele-
mento clave del análisis, es un parámetro que los agentes no pueden expre-
sar en términos probabilísticos: la información incompleta no puede ser com-
pletada y es en ese marco los agentes toman sus decisiones. Esta concep-
ción de la firma se complementa con una teoría sobre la tecnología y el cam-
bio técnico que otorga un rol clave al proceso innovativo entendido como el
proceso de transformación de conocimiento genérico en específico y de me-
tabolismo de conocimiento codificado y tácito. A su vez, como señalan
Dalbo y Kosacoff (1998), el conocimiento no puede ser completamente ex-
plicitado y, en consecuencia, no se puede transformar ni convertir en infor-
mación como un bien transable. Esta característica del conocimiento introdu-
ce fuertes especificidades en la concepción de la tecnología, que es consi-
Este nivel de análisis
derada no sólo como un acervo de máquinas y técnicas de producción sino se asocia con la vi-
fundamentalmente como un sistema complejo de generación y difusión de sión neoclásica según la
conocimiento codificado y tácito (Bell y Pavitt 1995) acumulado por la firma cual la tecnología es el con-
junto de bienes de capital y
(Ernst y Lundvall 1997). procesos de producción in-
En esta concepción el sendero evolutivo de la tecnología está influido por corporados en la maquina-
ria o enteramente transferi-
las trayectorias de aprendizaje, por las externalidades de red derivadas de bles a través de manuales.
un número importante de usuarios y por las economías de escala. Dado que Desde esa concepción, el
la tecnología constituye una construcción que no está dada en el momento cambio tecnológico es el
proceso por el cual las eco-
0, no hay elementos para pensar que en el proceso de competencia entre nomías cambian a lo largo
tecnologías se elija la que es ex ante mejor. Es decir, la elección de la tec- del tiempo con respecto a
los productos que producen
nología no está determinada sólo por factores de eficiencia técnica, sino fun- y los procesos usados para
damentalmente por otros elementos ubicados en un plano institucional, eco- fabricarlos (Mansfield,
nómico y social y sólo se revelan superiores a partir de su difusión. En con- 1961; Arrow, 1962;
Stoneman, 1983).
secuencia, dado que el desarrollo de una tecnología tiene un path dependen-
ce, la tecnología no es elegida porque es más eficiente sino que se hace
más eficiente porque es elegida.
En ese sentido, esta concepción de la tecnología incorpora dos niveles no
incluidos en el análisis neoclásico Metcalfe (1992). Por un lado, se incorpora

33
Universidad Virtual de Quilmes

el análisis de las capacidades de los individuos y las competencias genera-


das en el interior de una organización, entendidas como el conjunto de cono-
cimientos, rutinas, procedimientos, habilidades y know-how de los que ésta
puede disponer. Estas competencias van más allá del stock de conocimien-
tos técnico-ingenieril e incluyen cuestiones organizacionales y de gestión vin-
Según Poma (1998), el nue- culadas con la marcha del proceso productivo (Pavitt, 1984; David, 1985;
vo escenario internacional Arthur, 1989). En este marco, el progreso técnico consiste en un conjunto
está acompañado de un me-
nor grado de control de las sucesivo de innovaciones incrementales -mucho más significativas que en el
incertidumbres por parte de período anterior- que son complementarias de las innovaciones radicales y
los agentes. Así, por ejem-
plo, en el marco del fordis- que en algunos sectores son las más significativas. Estas mejoras hacen po-
mo la incertidumbre se po- sible producir con un monto dado de recursos, un mayor volumen de output,
día controlar tanto desde el cualitativamente superior, o de forma más eficiente. Por otro lado, en esta
lado de la oferta (a partir de
la creación de fases de pro- concepción la capacidad de pensar y el desarrollo de procesos de aprendi-
ducción en línea, automáti- zaje aplicados forman parte de la tecnología. En ese sentido, la literatura que
cas y repetitivas), como
desde el lado de la deman- aborda el tema de trayectorias y paradigmas tecnológicos (Utterback y Aber-
da, a partir de la creación de nathy, 1975; Freeman, 1984; Perez, 1985) considera que el progreso técni-
nuevas necesidades en los co llevado a cabo por la firma toma como punto de partida los equipos, in-
consumidores. En el caso de
los distritos industriales, la puts y capacidades incorporados en los individuos y organizaciones, elemen-
incertidumbre existente en tos que, sumados al uso de lo que se denomina el “sentido común técnico”
las condiciones del mercado
se enfrentaba a través de la (Pérez, 1983), permiten a los agentes efectuar desarrollos incrementales en
certidumbre de los valores la trayectoria de la tecnología vigente o cambios radicales en aquellas ramas
compartidos y del sistema que no hayan alcanzado aún el paradigma tecnológico ideal.
de relaciones personales y
las incertidumbres tecnoló- En consecuencia, la potencialidad de los agentes para transformar cono-
gicas a partir de innovacio- cimientos genéricos en específicos –“el desarrollo de su capacidad innovati-
nes incrementales. Por el
contrario, en el nuevo esce- va” (Lall 1992, Ernst et al., 1992; Yoguel y Boscherini 1996)- influye decisi-
nario “ha aumentado la in- vamente en las posibilidades de generar ventajas competitivas y en parte
certidumbre porque ha au- disminuir las incertidumbres estratégicas existentes en los mercados en los
mentado la compleji-
dad competitiva”. que concurren.
A su vez, la teoría predice hechos nuevos todavía difíciles de captar em-
píricamente, entre los que se destaca que el conocimiento experimental y tá-
En ese sentido, los
distintos elementos
cito resultan clave en el desarrollo de las competencias de los agentes.
del cuerpo teórico neos- En estas teorías se enfatiza que no todos los agentes están en condicio-
chumpeteriano –que rom- nes de llevar a cabo estos procesos de aprendizaje. Existen umbrales míni-
pen con la lógica del análi-
sis neoclásico y en algunos mos de “competencias” (Maskell y Malberg, 1997; Rullani, 1997), que se
casos retoman el análisis hacen menos significativos en los “ambientes” y países en los que se gene-
clásico- podrían converger
hacia un programa de in-
ran externalidades positivas y donde existe un funcionamiento adecuado del
vestigación, en el sentido sistema nacional de innovación.
planteado por Lakatos
(1978). En este marco teóri-
co, las interrelaciones entre
el conocimiento no probado 1. 6. Las teorías evolucionistas
y experimental (doxa) y el
conocimiento probado
(episteme) ocupan un lugar Los autores más representativos de la visión evolucionista son Richard
claramente excluido en la Nelson y Sydney Winter. Sus modelos, que tienen rasgos propios, derivan
mayor parte de la epistemo-
logía pre y pospopperiana. –en parte- de las ideas de Schumpeter y de Simon. Utilizan herramientas
conceptuales diferentes a las empleadas en el modelo neoclásico y recha-
zan –como los neoschumpeterianos- la idea de función de producción como
instrumento que resume el conocimiento técnico y la idea de que las tran-
sacciones se efectúan en equilibrio y de que existe convergencia temporal
hacia el equilibrio. Las preguntas que intentan responder son, entre otras,
las siguientes: i) ¿cual es la importancia de la innovación y de la imitación
en el cambio tecnológico?; ii) ¿tiene la estructura del mercado efecto en la

34
Economía de la Tecnología y de la Innovación

dirección del cambio técnico?; iii) ¿de qué depende la proporción de cambio
técnico?
Uno de los elementos diferenciadores en sus teorías reside en que no es
posible tener acceso al conocimiento técnico existente como si fueran libros
de una biblioteca. Los agentes tienen un conocimiento muy imperfecto so-
bre las técnicas productivas que no utilizan; más aún, si las empresas son
llevadas a cambiar una técnica productiva por otra llevan a cabo un proceso
de búsqueda sin ninguna certeza de poder encontrar una mejor que la utili-
zada. A lo sumo pueden partir de la premisa de que “el mejor modelo proba-
bilístico para la búsqueda se obtiene bajo el supuesto de que la probabilidad
de encontrar una técnica superior depende del tiempo invertido en la bús-
queda”. En los modelos desarrollados por Nelson y Winter, las firmas desa-
rrollan una búsqueda estocástica (probabilística), mientras que el mercado
selecciona conductas, no siempre las mejores. Es decir que no sólo existen
fallas en la búsqueda –que es la manera en que opera normalmente el mer-
cado-, sino también fallas en la selección.
En los modelos desarrollados i) la población de empresas tiene ciertas
variables de estado (cantidad de capital, estado de la técnica utilizada, es-
fuerzos de investigación y desarrollo, etc.), ii) existen ciertos postulados de
conducta relativos a las actividades de investigación y desarrollo y iii) ciertas
condiciones que vinculan los precios de los factores y de los productos con
la demanda de factores y la oferta de producto. Dadas estas condiciones,
las firmas efectúan búsquedas de cambio tecnológico de naturaleza proba-
bilística, incierta e impredecible.
En uno de los modelos desarrollados bajo esas premisas por Winter, se
suponen reglas de transición entre dos períodos que cumplen las siguientes
condiciones: i) las empresas que tienen beneficios se expanden sin cambiar
los métodos de producción, ii) las no rentables se contraen cuando cambian
la técnica y las que tienen ganancia no cambian. Dadas estas reglas, el pro-
ceso converge a ganancia 0 para todos los agentes y a un proceso de estan-
camiento.
En otro modelo, Nelson, Winter y Schuette parten de las siguientes pre-
misas: i) las empresas conservan las técnicas producidas si la tasa de be-
neficio sobre el capital es superior a un nivel considerado adecuado; ii) si la
tasa cae por debajo de ese nivel las empresas buscan nuevas técnicas o imi-
tan a otras empresas; iii) las empresas adoptan una nueva técnica si la ta-
sa de beneficio esperada es superior al nivel medio considerado adecuado;
iv) las empresas invierten sus ganancias netas de reparto de dividendos; v)
existe libre entrada; vi) los salarios son determinados por el modelo, es de-
cir, son endógenos. Sobre la base de estos supuestos, se efectuaron diver-
sas simulaciones en computadoras modificando algunos de los parámetros
iniciales. Las simulaciones se efectúan sin acudir a función de producción al-
guna para los agentes y los cursos de acción alternativos que se simulan de-
penden de las condiciones paramétricas iniciales.
En otros modelos, se supone que la búsqueda de nuevas técnicas no es
el resultado de situaciones adversas sino la consecuencia de prácticas ruti-
narias. En el marco de situaciones iniciales heterogéneas, no necesariamen-
te las mayores inversiones en R&D están asociadas a mejores resultados.
Los resultados de la búsqueda son a lo sumo probabilísticos. Como se verá
en próximas unidades, ésta parece ser una cuestión clave en el desarrollo
de nuevos métodos de medición y evaluación de las actividades innovativas

35
Universidad Virtual de Quilmes

que se apartan de las clásicas medidas centradas en el quantum de gastos


en R&D y en el stock de patentes. En el marco de esos modelos, se permi-
te a los agentes un sendero acumulativo de aprendizaje (path dependence)
y el desarrollo de actividades innovativas a partir de cambios incrementales
y no basándose en nuevos conocimientos generados fuera de la empresa.
En la simulación de esos modelos se consideran distinto número de agen-
tes, conductas de desigual nivel de agresividad y diversos esquemas de es-
tructura del mercado en términos del número de agentes intervinientes.
La posición de la mayor parte de los modelos es schumpeteriana porque
privilegian antes la eficiencia dinámica con competencia restringida que la
eficiencia estática de los modelos de competencia perfecta. Por lo tanto, la
competencia es vista como un proceso dinámico con ganadores y perdedo-
res y con factores aleatorios que inciden en la estructura final del mercado.
A diferencia de Schumpeter, que privilegiaba las innovaciones discontinuas,
en los diversos modelos Nelson y Winter tienen una influencia clave las de
tipo incremental y el sendero evolutivo de los agentes. En ese sentido, es-
tos modelos tienen una influencia biológica importante, en especial por la
existencia de factores aleatorios y probabilísticos en la elección de técnicas
y procesos de selección de tipo determinísticos que pueden producirse en
presencia de fallas. Una diferencia con los modelos biológicos es que el
equilibrio no constituye un punto de llegada. A su vez, en los modelos
Nelson-Winter los procesos de selección no necesariamente implican –como
en los modelos biológicos- la muerte de los agentes no seleccionados: pue-
Este punto puede ex- den disminuir su nivel de actividad sin llegar a desaparecer totalmente. Así,
plicar por qué en el
marco de shocks, como “a diferencia del caso de la selección natural en biología, el medio económi-
consecuencia de los proce- co puede cambiar con demasiada rapidez para que las empresas ineficien-
sos de apertura, las PyMES
pueden llegar a sobrevivir tes sean eliminadas, ya que lo que es eficiente en un momento dado depen-
en condiciones en que em- de en gran parte del medio” (Elster, 1990). En consecuencia, ante shocks
presas de mayor tamaño hu- externos es posible que coexistan empresas eficientes e ineficientes, lo que
bieron salido del mercado.
no sería factible en los modelos biológicos.
Según Ruttan (1997, citado por López, 1998), estos modelos evolucionis-
tas se basan en procesos autoorganizativos. En ellos cambia la posición de
los agentes a lo largo del tiempo, así como los incentivos a adoptar y las ca-
pacidades para hacer un uso eficiente de la innovación. Durante la etapa de
difusión, las firmas tienen diversos comportamientos en un proceso que lle-
va implícita la existencia de perdedores y ganadores y en el que no sólo in-
fluyen los factores tecnológicos sino también el ambiente en el que actúan
los agentes.

36
Referencias Bibliográficas

Elster, J. (1983), Explaining technical change.


López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la economía del cambio tec-
nológico y la innovación: una guía temática”.
Puterman, Louis (1996), La naturaleza económica de la empresa, Alianza
Editorial, Introducción y caps. 1 a 3.
Schumpeter, J. (1983), Capitalismo, socialismo y democracia, Aguilar.
Schumpeter, J. (1983), Capitalismo, socialismo y democracia, Orbis, Aguilar.

37
38
2

Los sistemas de manufactura:


Taylorismo, Fordismo, Toyotismo.
Procesos de trabajo y cambios organizacionales

La actual literatura sobre la organización del proceso de trabajo se centra


en la necesidad de que el conocimiento de los trabajadores circule en el in-
terior de la organización. Si bien este tema se verá con más profundidad en
las próximas unidades, en las que se discutirán los nuevos paradigmas tec-
nológicos, exploraremos en este capítulo su significado con relación a la or-
ganización del proceso de trabajo en las fábricas. Se parte de la premisa de
que los métodos de gestión tayloristas y fordistas –vinculados con la produc-
ción en masa- estaban preocupados en intensificar la jornada de trabajo a
través de la parcelación de los conocimientos de los obreros y de una drás-
tica separación entre concepción, planificación y ejecución de las tareas; en
el nuevo paradigma organizativo, que persigue igualmente una intensifica-
ción de la jornada laboral, se propone involucrar a los trabajadores en el de-
sarrollo de procesos de aprendizaje.
¿Se trata de un taylorismo al revés? En esta unidad haremos un recorri-
do del tránsito de los métodos de trabajo tayloristas y fordistas hacia las
nuevas prácticas denominadas producción flexible, o toyotismo

La pregunta que guía esta unidad gira en torno al rol


del conocimiento en las distintas formas de la organi-
zación de la producción y el proceso de trabajo que se
han estilizado como taylorismo, fordismo y toyotismo.

2.1. Taylor y la llegada del cronómetro al taller:


la intensificación del proceso de trabajo

Taylor se propone explorar los métodos que permitan intensificar al máxi-


mo el tiempo de trabajo. El desarrollo de estos métodos tiende a destruir el
oficio y a limitar el poder de los trabajadores en la fábrica, poder que desde
la tradición artesanal se sustentaba en el monopolio que tenían los trabaja-
dores sobre el conocimiento de los procesos productivos y el control del pro-
ceso de trabajo. El oficio se constituye en el blanco del ataque. Se trata fi-
nalmente de una nueva relación de fuerzas respecto del saber como conse-
cuencia de la introducción del “management científico” en la fábrica. “Des-
componiendo el saber obrero y desmenuzándolo en gestos elementales a
partir de estudios de métodos y tiempos el capital efectúa una transferencia
de poder en todas las cuestiones vinculadas al desarrollo y la marcha de la
fabricación.” “La lucha en el taller para introducir el cronómetro y su ley –el
denominado open shop movement- es inseparable de una lucha más amplia
librada en el terreno social por la libertad de reclutar la fuerza de trabajo fue-
ra de los sindicatos.”

39
Universidad Virtual de Quilmes

Como señala Coriat (véanse El taller y el cronómetro, caps. 2 y 3, y Pen-


sar al revés, caps. 1 y 2), el desarrollo del Taylorismo debe entenderse co-
mo consecuencia del cambio en la composición de la clase obrera america-
na luego de las oleadas inmigratorias de la primera mitad del siglo XIX (1815-
1860) y la comprendida entre fines del siglo XIX y el comienzo de la Primera
Guerra Mundial, que posibilitaron desprenderse del artesano y del trabajador
calificado por la emergencia de una masa de desocupados sin historia sindi-
cal previa.
La distinta composi-
ción de la inmigra- El desarrollo de los métodos de Taylor hace posible la entrada masiva de
ción se manifestaba en que trabajadores no especializados en la producción.
mientras en 1882 cerca del En su intento por desarrollar un método científico para el control de la fá-
90% de los inmigrantes lle-
gaba de Europa del Noroes- brica, Taylor parte de la idea clásica de que la fuente de riqueza la constitu-
te, ya en 1907 casi la mayor ye el trabajo y no el dinero, lo que lleva al estudio de la organización del pro-
parte provenía de Europa
del Sur y del Este, donde la ceso de trabajo, donde se generan las ganancias de productividad de la que
revolución industrial y por depende la acumulación de capital. En esa dirección, desarrolla un conjunto
lo tanto la pérdida de la tie- de técnicas conocidas como la Organización Científica del Trabajo, aportan-
rra por los campesinos se
había producido más de 50 do “los métodos de los tiempos asignados y de los tiempos impuestos, que
años después. Por otro lado, culminan en las técnicas llamadas de “equilibrio de las líneas de produc-
la segunda ola inmigratoria
(15 millones de personas) ción” (véase Coriat a).
es casi tres veces más gran- El desarrollo de nuevas normas de trabajo involucra, entre otros aspec-
de que la primera (véase tos, la sustitución del control obrero de la forma de producir y de los tiem-
Coriat a).
pos involucrados por un conjunto de reglas y métodos concebidos por la di-
rección de la empresa, que se convierte en ley interna en la fábrica. Existen
métodos y tiempos y el cronómetro es el instrumento de control utilizado.
Una de las consecuencias de la introducción de estas técnicas es el acorta-
miento de los tiempos muertos y por lo tanto la prolongación de la parte pro-
ductiva de la jornada de trabajo. Se hace posible, a partir de entonces, la
producción en masa.

2.2. Una mayor intensificación del proceso de trabajo:


la cinta de montaje y el fordismo

Un desarrollo ulterior de los métodos tayloristas, que completa la posi-


bilidad de la producción en gran escala, es la introducción en la fábrica, en
la segunda década del siglo XX, de la cinta de montaje. La filosofía implí-
cita en el transportador de cinta es que las piezas circulen por los pues-
tos de trabajo, lo que posibilita que los obreros permanezcan en sus pues-
tos y evita tiempos muertos de circulación: nunca ningún obrero tiene que
transportar ni levantar nada. El servicio de transporte se ocupa de todas
estas operaciones de las que antes se encargaban los operarios. La cade-
na de montaje introduce una doble ventaja: ahorra el tiempo de manuten-
ción de la línea e impone el ritmo de trabajo, a partir de una cadencia re-
gulada mecánicamente de manera totalmente exterior al obrero (véase
Coriat a). A su vez, la introducción de la cinta de montaje obligó a la estan-
darización del mecanizado de partes y piezas, para que pudieran ser total-
mente intercambiables entre sí, lo que a su vez llevó a la necesidad de que
la fábrica se transformara en una sucesión de talleres en los que se ela-
boran piezas similares, lo que a su vez produce el paso de la máquina uni-
versal a la máquina especializada, que disminuye adicionalmente los re-
querimientos de mano de obra especializada. Como señala Coriat (op.

40
Economía de la Tecnología y de la Innovación

cit.), ha nacido la fábrica racionalizada que permitirá enormes ganancias


de productividad.
La cadena de montaje, el fordismo, lleva hacia los límites la parcelación
de los puestos de trabajo efectuada por el taylorismo, convirtiendo las ta-
reas complejas en una innumerable sucesión de trabajos simples abaste-
cidos por un servicio de transporte. Este proceso se acompañó de un muy
significativo aumento de la mecanización. Como consecuencia, los tiem- Así, por ejemplo, en
la fábrica Renault el
pos implícitos en la capacitación de los trabajadores disminuyen. La sim- número de máquinas más
plificación de las tareas se evidencia en que casi el 80% de los trabajado- que se triplica entre 1905 y
1911 y casi se duplica nue-
res ocupados en la fábrica Ford en la década del ‘20 podían ser capacita- vamente hacia 1914. Como
dos en menos de una semana y algo más del 40% en menos de un día. resultado, el número de má-
Así, la introducción de la línea de montaje posibilita un incremento consi- quinas aumenta casi 6 veces
en el período.
derable del rendimiento del trabajo y la normalización de las tareas, lo que
a su vez requiere la especificación de las normas de calidad y la unificación
de las dimensiones y las tolerancias de las partes y piezas.
La regulación social fordista se basaba en un conjunto de corresponden-
cias: i) el consumo masivo como boca de expendio de la producción masiva;
ii) un compromiso de estilo keynesiano (estado del bienestar) que ha acompa-
ñado y sostenido las condiciones para la acumulación, el equilibrio macroeco-
nómico y el consenso social (véase Mariotti, 2000). Sin embargo, la experien-
cia histórica no autoriza a pensar que estas correspondencias virtuosas cons-
tituyan el resultado de una adaptación automática entre instituciones y tecno-
logías. La modalidad de producción fordista deviene de la combinación entre la
Organización Científica del Trabajo de Taylor y la reorganización y mecanización
de la planificación introducida por Ford, aprovechando las potencialidades de
las nuevas tecnologías. El extraordinario crecimiento en las inversiones y en el
empleo fue favorecido por un modelo coherente de regulación social que pudo
vincular el crecimiento en la productividad, estimulado por las tecnologías de
producción masiva, con el fuerte impulso del consumo masivo de bienes dura-
bles a través de una política de apoyo al consumo de estos bienes. Por un la-
do, el marcado cambio en los niveles de los salarios ha implicado que, por pri-
mera vez en la historia, los productores se convirtieran en los consumidores
En 1908, para conse-
masivos de los bienes que ellos mismos producían. En Occidente, esta condi- guir el sueldo míni-
ción se afirmó a través de una nueva regulación institucional del salario, es de- mo que le permitiera com-
cir, a través del paso de una modalidad de formación de los precios e ingresos prar un coche un obrero te-
nía que trabajar por lo me-
de carácter competitivo, a una de carácter oligopólico, en la que los gremios nos 330 días. En 1916 ya le
adquieren un importante rol institucional para promover la participación de los alcanzaban 58 días, es de-
cir, un lapso casi seis veces
trabajadores en la “distribución de los efectos del progreso tecnológico”, basa- menor. Asímismo, después
da en la correlación con la dinámica creciente de la productividad del trabajo. de introducir la cadena de
Por otro lado, entre las dos guerras mundiales, un conjunto de infraestructu- montaje, en 1913, el tiempo
de producción de un coche
ras y grandes innovaciones de consumo y de mercado estimularon la instaura- se reducía en algo más de
ción de condiciones favorables para la difusión del consumo masivo: redes de siete veces, bajando de 12
horas y ocho minutos a una
comunicación y electricidad, nuevos circuitos para la distribución comercial, hora y treinta y tres minutos
nuevos sistemas de pago, crédito para el consumo y ventas en cuotas, profe- (Hounshell, 1984).
sionalidad en el marketing y en la publicidad, nuevos reglamentos bancarios.

2.3. Los nuevos métodos de organización de la producción: el toyotismo

Existe una amplia literatura que considera que junto con la globalización y
la tercera revolución industrial centrada en las tecnologías de la información

41
Universidad Virtual de Quilmes

y de la comunicación se está configurando un nuevo paradigma tecnoproduc-


tivo (véase Unidad 4). Hay suficiente acuerdo entre los autores en afirmar
que este nuevo paradigma es la intersección entre un nuevo patrón tecnoló-
gico basado en la microelectrónica y en las tecnologías de la información y
un nuevo modelo de gestión del proceso de trabajo basado en las experien-
cias japonesas, alemanas y suecas, que se puede simplificar con un nom-
bre: toyotismo.
Hasta mediados de los ‘70 tanto los patrones tecnológicos como las for-
mas predominantes de gestión de las empresas capitalistas se basaban en
los avances producidos en la conjunción de un tipo de maquinaria en el que
predominan los elementos electromecánicos y un modelo de gestión tayloris-
ta-fordista.
Los principales rasgos de la nueva revolución industrial sintetizados por
Kruger Passos (1999) son los siguientes:

• Desarrollo de un conjunto de innovaciones tecnológicas difundidas en


la mayor parte de los sectores, que provoca una reformulación de los
patrones de consumo de la sociedad. Estas innovaciones se originan
principalmente en las áreas de nuevos materiales, biotecnología y mi-
croelectrónica (informática, telemática, mecatrónica, electrónica de con-
sumo, etcétera).

• Cambios significativos en las antiguas formas de gestión caracterizadas


por organización de puestos de trabajo especializados y fijos por tareas
y la fuerte separación entre actividades de diseño y de ejecución. Los
principales cambios residen en la creciente multiplicación de las tareas
de los trabajadores y el aumento de sus responsabilidades.

• De la automatización rígida de las cadenas fordistas de producción a la


automatización flexible, lo cual permite un control de los procesos en
tiempo real y la posibilidad de ganar eficiencia en series cortas disminu-
yendo los tiempos de preparación y reprogramación de los equipos. Por
primera vez, la combinación de economías de escala y de variedad es po-
sible y por tanto los agentes pueden atender en forma eficiente una de-
manda volátil y segmentada. A su vez, el desarrollo de software específi-
cos en diseño (diseño asistido por computación, CAD) y producción (dise-
ño asistido de producción, CAM) acompaña e impulsa estos procesos.

• Profunda modificación en los procesos organizacionales que apuntan a


reunificar las áreas de diseño y producción e integrar las actividades de
investigación y desarrollo con el conjunto de las áreas de la empresa, en
especial producción, marketing, ingeniería de producción y finanzas. Asi-
mismo, se promueve un ambiente de trabajo colaborativo que reduce la
inseguridad contractual de los puestos y el desarrollo continuo de pro-
gramas de capacitación en todos los perfiles laborales de la empresa.

Este conjunto de características conforma una organización de la pro-


ducción que suele recibir muy diversas denominaciones: ‘lean production’,
producción magra, ohnismo, automatización flexible, toyotismo.
Estas técnicas tuvieron su origen en el Japón de la posguerra. A pesar
de la literatura que centra el desarrollo exitoso de este modelo en facto-

42
Economía de la Tecnología y de la Innovación

res culturales, la explicación más aceptable parece ser otra. El dilema que
enfrentaba el Japón en la posguerra -ausente en la mayor parte de los paí-
ses desarrollados de occidente- era cómo obtener ganancias distintas a
las derivadas de las economías de escala típicas de la producción en ma-
sa cuando la demanda era reducida y con fuertes variaciones en sus es-
pecificaciones. El desafío enfrentado por el Japón residía, por lo tanto, en
cómo otorgar flexibilidad a los puestos de trabajo para que se pudieran
ajustar a las oscilantes condiciones y especificaciones de la demanda.
La flexibilidad buscada llevó, entre otros aspectos, a otorgar una mayor
autonomía de los trabajadores en el proceso de trabajo. Esa autonomía,
por su parte, exige un conocimiento general y amplio de los procesos pro-
ductivos y un involucramiento importante en la minimización de los defec-
tos y en la maximización de las mejoras.
El desarrollo de este proceso requirió, por lo tanto, alejarse del esque-
ma taylorista que limitaba la actividad de los trabajadores a repetir movi-
mientos definidos por otros y dejaba la capacidad de pensar al personal
especializado, y del esquema fayolista, que transformaba cada sección o
departamento en unidades con lógicas propias y aisladas. Este nuevo pa- Fayol concentró su
atención en las fun-
radigma de gestión centrado en la flexibilidad, la polivalencia y la motiva- ciones de la dirección de la
ción de los trabajadores, que comenzó en el Japón de la segunda posgue- empresa y realizó un traba-
jo complementario al de
rra, fue adecuado más adelante al nuevo paradigma tecnológico de la mi- Taylor. Sus estudios se cen-
croelectrónica. tran en la necesidad de pro-
La cooperación asociada a estas nuevas formas de organización de la ducir una separación estric-
ta de funciones y en la ne-
producción y de la gestión es la consecuencia de la aplicación del calculo cesidad de fragmentar las
económico en la fábrica. Es decir, en cada uno de los agentes que inter- tareas, lo que se manifiesta
en una estricta jerarquía.
vienen en un determinado proceso productivo se incorpora la idea de que
sus ingresos dependen de los resultados económicos y del comportamien-
to agregado de la empresa en la que trabajan. Como resultado, en el
Japón de la posguerra, enfrentando la resistencia de los trabajadores, se
eliminan los sindicatos por rama - predominantes en la mayor parte de los
países, cuya actividad influía no en una empresa específica sino de todo
un sector- y se imponen sindicatos por empresa y mercados internos de
trabajo. De esa forma, las heterogeneidades presentes en el interior de
una rama se manifestaron en negociaciones y convenios muy disímiles y
en rotaciones muy reducidas del personal. En ese marco, el involucramien-
to negociado tenía una contrapartida económica para los involucrados.

2.4. El Sistema Toyota. Resumen de sus elementos constituyentes Esta sección se basa
en Coriat (1992),
Pensar al revés, Siglo XXI.
Como hemos visto, en el Japón de los años ‘50/’60 fue objetivo cen-
tral responder al desafío de aumentar la productividad en un contexto de
estancamiento de las cantidades producidas, esto es, cómo producir pe-
queñas cantidades de numerosos modelos de productos. Con posteriori-
dad, a este objetivo se agregó adicionalmente cómo hacer frente a au-
mentos de la demanda sin aumentar al personal empleado.
Una visión abarcativa de las propuestas y transformaciones que consti-
tuyen los métodos japoneses de producción conocidos como Ohnismo (a
partir de la experiencia de Ohno, ingeniero en jefe de la fábrica Toyota,
quien desarrolló e implementó los cambios organizativos), o bien Toyotismo
o Sistema Toyota, debe tomar en cuenta dos instancias complementarias:

43
Universidad Virtual de Quilmes

a) por un lado, las nuevas propuestas organizativas a nivel del taller o fá-
brica, y b) por el otro, las modalidades particulares de vinculación entre fir-
mas, y, muy especialmente, entre las empresas madres y sus empresas
proveedoras y subcontratistas.
De este modo, una de las contribuciones centrales de la escuela japo-
nesa de gestión de la producción reside en que la misma ha sabido com-
binar innovaciones referidas a la organización interna de la producción,
con innovaciones relativas a las relaciones entre las firmas. La innovación
organizacional intrafirma se conjuga con innovaciones organizacionales
en las relaciones interfirmas, reforzando recíprocamente la eficiencia de
cada una (Coriat, op. cit.).
El contexto histórico japonés, en el que se desarrolló el toyotismo, re-
conoce varias fases:

a) en una primera (1947/1950) se importa a la industria automotriz


las innovaciones técnico-organizativas desarrolladas en la industria
textil (autonomización, que consiste en confiar al obrero el manejo y
la administración simultáneos de varias máquinas);

b) la segunda fase, alrededor de los ’50, fue la de aumentar la produc-


ción sin aumentar los efectivos (luego de una huelga y del despido
de unos 1.600 de obreros de Toyota, como consecuencia de la gue-
rra de Corea surgen demandas masivas a la empresa);

c) la tercera fase, en los años ’50, fue la incorporación a la fábrica au-


tomotriz de las técnicas de gestión de las existencias de los super-
mercados estadounidenses, lo que dio origen al Kan Ban (significa
que los cambios en la demanda imponen el ritmo y la frecuencia de
reposición en las estanterías de los supermercados, tratando de lle-
gar a una gestión de stock cero);

d) la cuarta fase fue la extensión del método Kan Ban a los subcontra-
tistas.

Es importante señalar que la consolidación el método toyotista impli-


có la destrucción del movimiento sindical histórico: hacia 1953 el sindica-
to por rama desaparece y se consolida el sindicato de empresa. A cam-
bio de su implicación en la producción, los obreros reciben un conjunto de
contrapartidas explícitas e implícitas.
El ohnismo se sustenta en dos principios que operan simultáneamen-
te: i) la necesidad de producir en el momento preciso y ii) que la produc-
ción tenga mecanismos de autoactivación descentralizados. Como se
mencionó anteriormente, el reto de la organización del trabajo en el Japón
de posguerra era cómo ser eficiente en la producción de pequeñas esca-
las de productos diferenciados. En términos de Ohno, la pregunta era có-
mo aumentar la productividad en condiciones de estancamiento de la pro-
ducción, no prevista para la eficiencia de los métodos tayloristas y fordis-
tas de producción. Como dice Coriat, ante esta pregunta fallan las predic-
ciones del taylorismo y del fordismo: es necesario pensar al revés.
Una visión resumida del “método Toyota” se presenta en el siguiente Box:

44
Economía de la Tecnología y de la Innovación

BOX 2.1. El Método Toyota

a. La fábrica:
• Producción en el momento preciso:
- El método Kan Ban
• Autonomatización y autoactivación de la producción:
- Desespecialización y polivalencia del obrero
- Tiempo compartido

b. Las relaciones empresariales


- Subcontratación
- Renta relacional

Fuente: B. Coriat (1991), Pensar al revés.

Es importante recalcar que estos procesos, que se desarrollaron en el


Japón hace más de cincuenta años, fueron aplicados en los países industria-
lizados de occidente recién en los años ‘80. Incluso podría pensarse que la
pregunta de Ohno de cómo incrementar la productividad en condiciones de
estancamiento de la producción puede asimilarse a partir de los ‘80 a como
organizar la producción cuando la demanda aumenta pero en condiciones de
creciente heterogeneidad.

a. La Fábrica

Los primeros descubrimientos

Las ideas originales con relación a la tranformación del proceso de traba-


jo y de fabricación se resumen en dos conceptos: la “fábrica mínima” y “di-
rigir por los ojos”.

I. La “fábrica mínima”: a partir de la consideración de la existencia de


stocks excesivos se llegó a la constatación de que éstos son una manifes-
tación de disfuncionamientos y sobrecostos que revelan a su vez excesos de
personal y sobreequipamiento en relación con la demanda efectiva. Si bien
el rol tradicional que han jugado las existencias en el proceso de producción
ha sido el de una técnica de protección contra los imprevistos, en el contex-
to japonés de posguerra resultó una técnica costosa, en especial en el caso
de una recesión o disminución de la demanda. Ello llevó a la concepción de
la fábrica reducida a las funciones, equipos y efectivos estrictamente nece-
sarios para satisfacer la demanda diaria o semanal. Esta fábrica mínima de-
be ser una fábrica flexible, capaz de absorber con un personal reducido las
fluctuaciones cuantitativas y cualitativas de la demanda.
En este contexto, el Kan Ban no es un método de gestión de las existen-
cias, sino un método de gestión de los efectivos. El Kan Ban y el método
Ohno son una vía de racionalización del trabajo, en la que el concepto de
“efectivo mínimo” juega un rol central (véase más adelante).

45
Universidad Virtual de Quilmes

II. La dirección por los ojos implica concebir una organización general de
la producción que permite hacer visible todo lo superfluo, todo lo que se pue-
da aligerar: “hace visible el desarrollo del proceso de producción al hacer po-
sible una visualización de cada uno de los acontecimientos susceptibles de
producirse” (exceso o falta de insumos, interrupción o disminución de la ve-
locidad del flujo por problemas de distinto tipo, etcétera).
La dirección con los ojos viene asociada a un conjunto de tableros, infor-
maciones e indicadores que precisan los operarios en cada puesto para to-
mar decisiones, entre ellas pedir ayuda y/o detener la línea de producción.
Ello se materializa en lo que se denomina el Andon, que consiste en un indi-
cador luminoso suspendido sobre la línea. Está en verde si todo marcha
bien; si un trabajador pide ayuda aparece la luz amarilla; y si es necesario
detener la línea, se enciende la luz roja. De esa forma, a lo largo de la fábri-
ca y en las distintas secciones de las líneas, que como veremos son en U,
el Andon muestra diversos colores.
Esta gestión de la calidad en los puestos, a partir de dispositivos auxilia-
res de autonomatizacion (Poka Yoke), que permiten la detención de una má-
quina cuando se presenta el riesgo de un defecto de fabricación, parte de
la hipótesis de que los tiempos de trabajo deben incluir los costos de la no-
calidad. Esta concepción no estaba presente en el taylorismo. Por lo tanto,
esta técnica permite que el trabajador priorice la forma de ejecución de la ta-
rea que asegure mejor calidad, configurando el conjunto de herramientas
que convergen a los sistemas de calidad total.
A través de la combinación de la fábrica mínima y de la dirección por los
ojos se conforma un nuevo tipo de fábrica: la fábrica “delgada”, transparen-
te y flexible; las ganancias de productividad no son extensivas, como en el
método fordiano, sino que se buscan “en el interior”.
A partir de estos elementos iniciales, Coriat plantea lo que ha dado en lla-
marse los dos pilares del ohnismo: 1) la autonomatización y autoactivación,
y 2) el justo a tiempo y el método Kan Ban.

1. Autonomatización y autoactivación

Éste es un principio importado de la industria textil que implica la deses-


pecialización y la polivalencia obrera. El mismo se desarrolla a partir del do-
ble principio conjunto de la “linearización” de la producción y de una concep-
ción de la organización del trabajo en torno de puestos polivalentes. La auto-
nomatización de las tareas se combina con la posibilidad de introducir cam-
bios rápidos de herramientas, lo que contribuye a poder producir justo a tiem-
po las cantidades y calidades demandadas. Esto requirió el desarrollo de má-
quinas herramientas con herramientas modulares anexas de rápido reempla-
zo mediante programas específicos, lo que a su vez permitía combinar volu-
men con diferenciación de productos, en otras palabras, combinar lo que se
denomina economías de escala y economías de variedad. Construir un mode-
lo de organización productiva que permita mantener la eficiencia de las gran-
des series cuando se elabora una gran gama de productos diferenciados.
El principio de la autonomatización, que dota de cierta autonomía a las
máquinas automáticas y a las tareas de los operarios a fin de introducir un
mecanismo de auto detención en caso de funcionamiento defectuoso (a par-
tir de dispositivos mecánicos introducidos en el centro de las máquinas), se

46
Economía de la Tecnología y de la Innovación

complementa con innovaciones en la organización del proceso de trabajo hu-


mano, en especial en las máquinas, denominados procedimientos de au-
toactivación.
Es decir, se arriba a una concepción de la división técnica del trabajo com-
pletamente distinta respecto de las recomendaciones del taylorismo y del
fordismo; la autoactivación consiste en reintegrar la gestión de la calidad en
los actos elementales de ejecución de las operaciones. Significa reintegrar
la función de la calidad a las operaciones elementales. Aún más, significa
que se requiere del trabajador no sólo la fuerza de trabajo sino fundamental-
mente la capacidad de pensar, tomar decisiones en condiciones de incerti-
dumbre y trabajar en equipo. Es decir, se trata de una organización del pro-
ceso de trabajo que apela a los conocimientos de los trabajadores para
transformarlos en operarios multifuncionales.
Este nuevo método de organización del trabajo y de administración de la
producción, en lugar de proceder -como en el taylorismo- a la destrucción de
los conocimientos obreros complejos por descomposición en movimientos
elementales, procede por desespecialización de los profesionales para
transformarlos no en obreros parcelarios sino en pluri operadores, en traba-
jadores multifuncionales, por desespecialización y tiempo compartido.
En resumen, la autonomización consiste en confiar al obrero el manejo y
la administración simultáneos de varias máquinas.
Así, la combinación de la gestión por las existencias y de la dirección por
los ojos fue generando una fábrica en la que las ganancias de productividad
son internas, y en la que existe una fuerte asociación entre flexibilidad, del-
gadez, transparencia y horizontalidad de la información. Como señala Coriat,
a diferencia de la fabrica “fordista”, que alcanza flexibilidad a partir de los
sobrantes (la grasa) y de la velocidad de los operarios, en este tipo de orga-
nización la flexibilidad se logra de otra forma, en especial a partir de una or-
ganización del proceso de trabajo casi opuesta y en la que la innovación es
una consecuencia de la necesidad. Sin embargo, como veremos en la Uni-
dad 5, Nonaka es claro al señalar que para que haya un proceso de creación
de conocimiento –lo que va a denominar la socialización e internalización del
conocimiento tácito– se necesita redundancia –algo de grasa– en especial
en los recursos humanos calificados.
El significado del principio de desespecialización y polivalencia obrera se
pone de manifiesto en el texto de Coriat (1991):

“El movimiento de desespecialización de los obreros profe-


sionales y calificados, para transformarlos en trabajadores mul-
tifuncionales, no es ni más ni menos que un movimiento de ra-
cionalización del trabajo, en el sentido clásico del término. Se
trata, aquí también –como en el vía tayloriana americana- de ata-
car el saber complejo del oficio de los obreros calificados, para
lograr el objetivo de disminuir su poder sobre la producción, y de
aumentar la intensidad del trabajo”.

Y más adelante especifica: en esta búsqueda de intensificación del traba-


jo, en lugar de proceder a través de la parcelización de tareas y de los micro-
tiempos impuestos, como ocurrió en el fordismo, la racionalización se alcan-
za aquí a través de la desespecialización y el “tiempo compartido”.

47
Universidad Virtual de Quilmes

2. El justo a tiempo y el método Kan Ban

Es éste un método importado de innovaciones originadas en el comercio


minorista concentrado de los Estados Unidos que en la industria automotriz
japonesa se traduce en el principio de Kan Ban: “producir justo lo necesario
y hacerlo justo a tiempo”. Entre comienzos de los ‘60 y mediados de los ‘70
se fue extendiendo al conjunto de los subcontratistas. El método sólo se en-
tiende a partir del sendero evolutivo histórico y las necesidades del Japón a
Hasta el año ‘50 la
producción de auto- comienzos de la posguerra.
motores en el Japón era de El Kan Ban consiste en tres innovaciones básicas en la organización y su
alrededor de 30.000 unida- significado es la reconstrucción en la planta de una función general de pro-
des, ya en 1960 se produ-
cían cerca de medio millón ducción. En relación con las innovaciones organizacionales:
de vehículos, y en 1970 5.2
millones.Es muy interesante - el Kan Ban es una revolución en las técnicas de planificación y optimi-
reflexionar en la actualidad zación de la puesta en marcha de las producciones, invirtiendo las re-
desde la posición del presi-
dente del Banco del Japón a glas fordianas: en lugar de que la fabricación se haga en cadena, de
principios de los ’50, que arriba hacia abajo, ésta se realiza a partir de los pedidos dirigidos a la
decía que dada la división fábrica y de los productos ya vendidos, de abajo hacia arriba.
internacional del trabajo y
el poder de la industria au-
tomotriz estadounidense pa- - De este modo, junto con los flujos reales de producción (que van de
recía inútil desarrollar en el arriba hacia abajo), se desarrolló un flujo inverso de información, que
Japón una industria similar. consiste en el pedido de la cantidad y las especificaciones exactas de
las unidades necesarias al puesto de trabajo corriente arriba. En el
puesto corriente arriba sólo se activa la producción para abastecer el
estante si hay productos vendidos. Este método permitió descentrali-
zar una parte de las tareas de planificación que antes hacían los equi-
pos de métodos. Permitió integrar las tareas de control a las tareas de
fabricación, antes centralizadas en un departamento de control de ca-
lidad. De esta forma, se persigue alcanzar al stock cero.

- El sistema de circulación de informaciones y, por lo tanto, de instruc-


ciones implícitas de producción, se lleva a cabo mediante “cajas” en
las que se colocan “carteles” en los cuales estás los pedidos (la tra-
ducción de Kan Ban es “cartel”).

Como puede apreciarse, se trata de innovaciones organizacionales, no


tecnológicas. El Kan Ban produjo una revolución en las técnicas de planifica-
ción y optimización de la puesta en marcha de la fabricación a partir de la in-
versión de las reglas fordistas. Paralelamente con el desarrollo de los flujos
reales de producción de arriba hacia abajo, se establece un flujo de informa-
ción de abajo hacia arriba a partir de una instrucción de cada puesto corrien-
te abajo al puesto corriente arriba inmediatamente anterior: pedido de canti-
dad y especificación de unidades necesarias para poder cumplir su propia or-
den. Estas instrucciones o carteles (Kan Ban) se colocan en cajas. Por lo
tanto, en cualquier momento de la fabricación hay cajas vacías con carteles
que circulan hacia arriba y cajas cargadas de materiales que circulan hacia
abajo y que corresponden a la entrega de las unidades pedidas en las cajas
que circulan hacia arriba.
La desespecialización implica además la reintroducción en las funciones
de los operadores directos de tareas o funciones que estaban específicamen-
te separadas en el taylorismo: funciones de diagnóstico, reparación y mante-
nimiento; funciones de control de calidad en los puestos de fabricación; rea-
sociación de las tareas de programación con las tareas de fabricación.

48
Economía de la Tecnología y de la Innovación

En resumen, el Kan Ban consiste en una serie de principios y recomen-


daciones no taylorianos: requiere una desespecializacion del trabajo de la
empresa. Se agrupan en el puesto las tareas de planificación, de control
y de ejecución. Hay una reestructuración de la división del trabajo entre de-
partamentos (funcional), como en el taller. Los efectos de la desespecia-
lización, estrechamente vinculados, son:

i) polivalencia y pluriespecializacion vs. parcelación y especialización;

ii) tareas de diagnóstico, reparación y mantenimiento en los operado-


res, condiciones necesarias para la autonomatización y la autoacti-
vación;

iii) reintroducción de los puestos de control de calidad en los puestos


de trabajo.

Estos efectos generan importantes procesos de aprendizaje dinámicos.


La linearizacion de la producción es una condición necesaria para el de-
sarrollo del método: movilizar los recursos de métodos y tiempos en orga-
nizaciones no fordistas. Las instalaciones se conciben en forma de U, en
las que las entradas y salidas de la línea se encuentran enfrentadas. En
esta organización se le asignan a un mismo trabajador varias máquinas y
una serie variable de operaciones flexibles.
Según Ohno, este tipo de organización supera los problemas de las
unidades productivas en las que a cada trabajador se le asigna un pues-
to. Se organiza la producción en islas autónomas que colocan a un traba-
jador en el medio de máquinas separadas correspondientes a operaciones
sucesivas. Si bien las islas no generan acumulación de existencias como
en la asignación lineal de puestos, las existencias se acumulan a la sali-
da de la isla. También, según Ohno, la organización en U es superior a la
producción en línea, donde en el caso de variaciones en los pedidos no
hay posibilidad de reasignar las tareas para disminuir la cantidad de traba-
jadores ocupados.
Lo que Ohno propone, entonces, es la organización de la producción a
La cantidad de productos
partir de una combinación de líneas en U: i) los trabajadores deben maxi- elaborados queda determi-
mizar los tiempos de operación, disminuyendo los tiempos de espera, de nada en función de las ho-
almacenamiento y de transferencia; ii) se redefinen y reasignan cuando es ras trabajadas y del tiempo
asignado a cada operación.
necesario las tareas asignadas a los trabajadores; iii) en consecuencia, la Así, una buena parte de la
organización del proceso de trabajo va más allá de la frontera de una línea productividad viene deter-
minada por la oficina de
en U particular, es decir, se borran las fronteras y se favorece la comuni- métodos y tiempos. La ma-
cación informal; iv) la flexibilidad de las tareas facilita la flexibilidad de los yor o menor destreza del
montajes. trabajador en el puesto de
trabajo introduce modifica-
Como señala Coriat (op. cit.) se pasa del tiempo asignado del tayloris- ciones marginales a la pro-
mo a partir de los análisis de tiempos y movimientos estimados en el área ductividad sobre la base
asignada y planeada
de métodos y del tiempo impuesto de la línea de montaje fordista a otra ex ante.
concepción superadora: el tiempo compartido.
En esta concepción el tiempo se asigna a tareas modulares; se trata
de lograr estándares flexibles factibles de obtener por la ruptura de la fron-
tera existente previamente entre puestos e islas de trabajo.
Debe considerarse sin embargo que este conjunto de métodos de orga-
nización de la producción no constituye un cuestionamiento de la autori-
dad de la dirección planteada por Fayol. Lo que cuestiona Ohno es que pa-
ra poder adaptarse a la demanda es necesario romper la rigidez funcional.

49
Universidad Virtual de Quilmes

b. Las relaciones entre empresas

Las innovaciones en organización en el modelo toyotista, que se detalla-


ron en el punto precedente a nivel del taller, presentan una continuación y
un desarrollo, más allá de la fábrica, en la gestión de las relaciones entre fir-
mas, lo que pone de manifiesto la existencia de particulares procedimientos
contractuales, y lleva a la generación de una renta relacional.

i. Los rasgos esenciales de la relación de subcontratación japonesa

Las relaciones de subcontratación en el caso de las empresas japonesas


presentan rasgos específicos, que las distinguen de las modalidades de con-
tratación que se realizan entre firmas en los Estados Unidos. En primer lugar,
cabe destacar que la importancia de la subcontratación en el Japón es muy
grande: a fines de los ’80, en el caso de Toyota, el 70% de la producción se
subcontrata, mientras que en General Motors ésta alcanza sólo al 30%.
Las principales características del contrato entre las firmas madre y las
subcontratistas en el Japón son (Asanuma, 1985, citado en Coriat, op. cit.):

• Es una relación de largo plazo, en la que su duración está determina-


da por el ciclo de vida de los productos.

• Es una relación institucionalizada y jerárquica, que distingue, a través


de una clasificación explícita, a subcontratistas y proveedores, de es-
tatus netamente diferentes (se distinguen, por ejemplo, los productos
comprados en el mercado, de los productos encargados, y éstos según
que el diseño de producción corresponda al subcontratista y corra por
cuenta de la empresa ensambladora).

• Es una relación contractualizada objeto de procedimientos particulares


(contratos de referencia o referenciamiento, de contenidos generales;
contratos complementarios, con contenidos más detallados y con en-
tregas precisas y periódicas).
• Es una relación que favorece la innovación, estimula la innovación en-
tre los subcontratistas e internaliza la distribución de beneficios y de
riesgos.

ii. La renta relacional como forma de articulación entre empresas

Hacer o comprar (make or buy, faire ou faire faire) , that is the question!
La relación entre firmas en la sociedad japonesa –en todas las etapas y
prácticamente en todas las dimensiones– es una coexistencia particular de
cooperación y competencia (tanto en el momento de selección de socios, co-
mo en el de ejecución de los contratos y en el de renovación de los mismos).
Ello, para la empresa subcontratista, es a la vez el resultado de un conoci-
miento (savoir-faire) técnico necesario para la fabricación de los productos
demandados por la firma madre, y de un savoir-faire organizacional, que le
permite captar las demandas y las señales emitidas por la empresa emiso-
ra de órdenes.
Las dos dimensiones conforman lo que se ha dado en llamar el savoir-fai-
re relacional, específico. La relación es, por lo tanto, “un proceso de apren-
dizajes y de acumulación (que mejora progresivamente su eficacia), y, por lo

50
tanto, no es inmediatamente transferible. Cambiar de subcontratista o de fir-
ma madre significa destruir un capital de savoir-faire acumulado” (Coriat,
1992).
La renta relacional se produce a partir de los beneficios específicos “de
grupo” que surgen como consecuencia de las relaciones de cooperación en-
tre proveedores y empresas dadoras de órdenes. “Se pueden concebir estos
beneficios como derivados de una cuasi-renta relacional, en el sentido en
que está generada por la incomparable eficiencia informacional de las rela-
ciones contractuales formadas en el seno de un grupo de co-contractuantes”
(Aoki, 1988, citado por Coriat, op. cit.). La solución japonesa (subcontrata-
ción de una parte importante de la producción) es más eficiente y menos
costosa en información, sobre todo cuando las firmas deben operar en con-
textos cambiantes. Permite a la vez beneficiarse de las ventajas clásicas de
la integración (contando con una red de proveedores especializados y fácil y
rápidamente adaptables a los cambios en los pedidos), sin tener que sopor-
tar los costos y rigideces propios de la integración. Esta cuasi-integración se
traduce por el hecho de que las empresas contratistas disponen de amplios
márgenes de maniobra en la conducción de sus operaciones, y son fuerte-
mente estimuladas para desarrollar sus propias innovaciones.
Un conjunto de conceptos se concatenan en esta propuesta: la existencia
de un savoir-faire relacional específico; una estructura de subcontratación en
cuasi-árbol; una cuasi-renta relacional. La firma-red que surge a través de la
externalización y la contractualización de partes importantes de su actividad
combina los beneficios de una fuerte centralización y una capacidad de adap-
tación más rápida, descentralizando la iniciativa de las respuestas.
El tema siguiente que surge en esta relaciones es cómo se reparten los
mayores beneficios entre las firmas participantes. En Coriat, op. cit., se pre-
senta una tipología de situaciones de relaciones de fuerza entre la firma ma-
dre y las subcontratistas, y de diversas estrategias dinámicas de comporta-
miento de los agentes, en función de su posición inicial en la negociación
(productos banalizados o no banalizados, concepción del diseño por la firma
madre o por la subcontratista, numero de proveedores).
Volvamos ahora a las mayores ganancias en productividad que se alcan-
zan con los nuevos métodos de organización de la producción, con el así lla-
mado principio de la automatización flexible. Varios temas centrales se de-
baten en torno a la misma:

• ¿Cuáles son las ventajas de la automatización flexible y las ganancias


de variedad, vis a vis la automatización “rígida” característica del for-
dismo y de la producción en masa?

• ¿Es necesaria una escala mínima de producción para que se manifies-


ten las mejoras en la productividad global de los factores?, y si es así,
¿esta escala es mayor o menor que la requerida por los métodos for-
distas?

• ¿Cuál es el origen y la naturaleza de las ganancias de productividad vin-


culables a las innovaciones organizacionales?

• ¿Cuál es la naturaleza de las economías de escala de diferentes tipos


ligadas a la propiedad de la multiproducción?

• En otras palabras, ¿cuál es el contenido económico del concepto

51
“economías de organización” y cuáles son los soportes nuevos de pro-
ductividad en relación con las generaciones anteriores de técnicas de
organización?

• Y en términos dinámicos, ¿es de esperar que el nuevo paradigma orga-


nizativo y las combinaciones flexibles se impongan y destierren las for-
mas anteriores de producción?

En su libro El taller y el Robot Coriat discute éstos y otros interrogantes


alrededor de los alcances y los límites de la automatización flexible.
En principio, los beneficios derivados de la flexibilidad se refieren al he-
cho de que, dentro de ciertos límites, una empresa flexible puede adaptarse
fácilmente a los cambios en la demanda, modificando su mix productivo, mo-
vilizando economías de escala estáticas y economías de variedad.
En este tema es preciso discutir dos tipos de flexibilidades. Por un lado,
la flexibilidad tecnológica asociada con los procedimientos productivos se
presenta como un instrumento que posibilita la disminución de los costos
unitarios medios y marginales, y la reducción del riesgo asociado a la incer-
tidumbre, aunque ello se consiga a costa de aumentar las capacidades ins-
taladas. Como lo señala Coriat, una de las claves esenciales de la mayor efi-
ciencia potencial de la flexibilidad tecnológica es que permite gozar de “eco-
nomías de escala estáticas”, efecto que el autor comentado designa como
“efecto Marshall”.
En relación con las economías de variedad, por otro lado, Coriat cuestio-
na los postulados “a priori” de la mayor eficiencia de las empresas multipro-
ducto sobre las especializadas en economías de escala. De acuerdo con es-
te autor, deben imponerse conclusiones mucho menos generales en este te-
ma. Sin embargo, no desconoce que la flexibilidad-producto hecha posible por
la automatización programable constituye un poderoso soporte de ganancias
de productividad para las empresas que lo han incorporado. Coriat designa
como “efecto Baumol” a las ganancias de productividad asociadas con la fle-
xibilidad producto de que la automatización programable dota a la empresa.
Ahora bien, ¿cómo conjugar ganancias de escala con ganancias de pro-
ductividad? Coriat ejemplifica con las estrategias contrastantes de las em-
presas Ford y General Motors (GM) para mostrar cómo esta última supo con-
ciliar la búsqueda de elevadas productividades con flexibilidad segmentado
la oferta en modelos distintos, mediante la práctica de las economías de la
organización.
Al respecto, es importante subrayar que el dominio de los nuevos siste-
mas técnicos no se logra inmediatamente. Por el contrario, se alcanza a tra-
vés de tiempo y de un proceso de aprendizaje que posibilita el gradual domi-
nio de las nuevas tecnologías y su adaptación a las firmas. A través de es-
te proceso se alcanzan verdaderas ventajas dinámicas basadas en las tec-
nologías flexibles, ya que éstas posibilitan modificaciones conjuntas de la in-
geniería de producto y de proceso.
En resumen, siguiendo a Coriat, se puede afirmar, en relación con los be-
neficios que pueden obtenerse de las tecnologías flexibles, que, en relación
con las normas de producción, se verifican un conjunto de nuevas bases ma-
croeconómicas de productividad; en relación con la diversificación de la ofer-
ta, se desarrollan economías propias de la multiproducción o econcomías de
gama o variedad; y desde una perspectiva dinámica, surgen economías de
aprendizaje.

52
Economía de la Tecnología y de la Innovación

De esta forma, “en el plano microeconómico, el surgimiento de las tec-


nologías flexibles parece capaz, a la vez, de asegurar la producción diferen-
ciada y una renovación del as ganancias de productividad. El fordismo [...]
encuentra así una especie de reestructuración capaz de hacerle enfrentar la
incertidumbre y las nuevas normas de competencia de la época actual”
(Coriat, op. cit.).
Ahora bien, ¿significa esto que el fordismo está definitivamente desterra-
do, que las nuevas formas flexibles de organización de los procesos de tra-
bajo se impondrán en toda la estructura productiva?
Las respuestas a este interrogante son variadas. Algunos autores, entre
ellos Piore y Sabel (1984), postulan el fin del sistema basado en la produc-
ción en serie y la organización de la economía a partir de la especialización
flexible, con el predominio de empresas medianas fuertemente innovativas
en productos. Dicho en otras palabras, estos autores postulan que las estra-
tegias centradas en las economías de gama y variedad se impondrán siem-
pre a las estrategias basadas en las economías de escala. Sigamos los ar-
gumentos de Coriat en relación con esta tesis.
Como vimos anteriormente, el principio de la especialización flexible se
basa en las economías de gama o de variedad, esto es, en la capacidad de
las empresas de fabricar distintos productos respondiendo, en forma casi
instantánea, a los cambios en la demanda. Esta especialización, por lo tan-
to, sólo es posible en productos de ciclos de vida cortos o de rápida obso-
lescencia, ya que de lo contrario se impondrían las ventajas de las econo-
mías de escala sobre las de variedad. En los casos de productos estanda-
rizados –commodities–, la gran empresa basada en economías de escala si-
gue siendo la forma productiva más eficaz. Las hipótesis subyacentes en las
tesis de Piore y Sabel implican que para ningún producto habrá demandas
estables y crecientes que permitan la producción con economías de escala.
Las estrategias basadas en la calidad de los bienes se impondrán sobre
aquéllas basadas en la cantidad. Sólo si se cumplen estas premisas la pro-
ducción flexible se impondrá de forma absoluta. De los contrario, como su-
cede en muchos mercados, las empresas que enfrentan demandas (finales
o intermedias) crecientes basarán sus estrategias en el logro de economías
de escala.
Coriat, por su parte, contrapone al principio de la especialización estáti-
ca subyacente en estas tesis el principio de especialización dinámica, que
considera tanto las condiciones de producción como las características de
los ciclos de vida de los productos, partiendo del objetivo central de poder
realizar cambios rápidos tanto en las tecnologías de producción como en las
tecnologías de producto. “El principio de flexibilidad dinámica descansa cen-
tralmente en las economías de repetición procedimiento-producto, moviliza-
das en estrategias cuyo objetivo es sacar partido de las economías de esca-
la y de dimensión” (Coriat, op. cit.). De este modo, se opera con un horizon-
te temporal de largo plazo, en estrategias que pueden ser de “extensión” o
prolongación del ciclo de vida de los productos, o por “renovación” de los ci-
clos de vida de los productos, estrategia esta última que supone una políti-
ca de investigación y desarrollo más activa.
De esta forma, las estrategias empresariales en búsqueda de una mayor
flexibilidad pueden traducirse en adaptaciones instantáneas al mercado (espe-
cialización flexible), o en estrategias “largas” de grandes volúmenes, apoya-
das en políticas de repeticiones procesos/productos (“flexibilidad dinámica”).

53
Universidad Virtual de Quilmes

2.5. Los modelos híbridos: más allá de la antinomia fordismo-toyotismo

Hasta acá hemos discutido las formas en que se organiza el proceso de


trabajo en el marco del taylorismo, del fordismo y de la producción flexible.
Sin embargo, las formas en que se implementan los nuevos paradigmas tec-
no-organizacionales no son puras. Por el contrario, adoptan formas híbridas
en función de las desiguales condiciones socioeconómicas y de la historia
previa de las firmas, lo cual ha quedado de manifiesto en los últimos años
a partir del desarrollo de estudios internacionales sobre el sector automo-
triz, que han apuntado a evaluar si los trasplantes de terminales automotri-
ces de un país a otro mantienen las formas organizacionales originales o se
manifiestan en cambios que se apartan de los modelos iniciales. En espe-
cial, uno de los disparadores de los estudios de caso efectuados en la dé-
cada del ‘90 fue la investigación internacional efectuada por el MIT
(Massachussets Institute of Technology) en el marco del proyecto internacio-
El proyecto denomi- nal sobre plantas automotrices. Al estudiar las plantas automotrices japone-
nado IMVP (interna-
tional motor vehicle pro- sas y sus trasplantes a otros lugares del mundo, en especial a los Estados
yect) tuvo una duración de Unidos, llegaron a la conclusión de que lo que caracterizaron como lean pro-
tres años en los ‘80 y culmi-
nó en un libro editado a duction (toyotismo) se imponía claramente sobre la producción de masa de-
principios de los ‘90 por bido a los menores defectos, menor uso de trabajo, tiempo, espacio, inven-
Womak, Jones y Ross titu- tarios y a la menor necesidad de retrabajos. En especial, los investigadores
lado The machine that
changed the world: the del proyecto llegaron a la conclusión de que las ganancias de productividad
story of lean production. y flexibilidad del nuevo modelo no dependían de los contextos económicos y
sociales específicos del Japón, sino que constituían un conjunto de princi-
pios y prácticas universales factibles de aplicar en cualquier lugar por cual-
quier agente. Así, la lean production se convertía en la mejor práctica exis-
tente para producir bienes y servicios, la que debería ser adoptada por el
conjunto de las sociedades tan pronto como fuera posible.
Estos resultados dieron lugar a la realización de nuevos estudios que tra-
taron de evaluar los trasplantes de terminales efectuados en distintos lugares
del mundo por terminales automotrices. En especial, se destacan los estudios
trabajos realizados por GERPISA (Groupe d’Etude et de Recherche Permanent
sur l’Industrie et les Salaries de l’Automobile; grupo permanente para el estu-
dio de la industria automotriz y sus empleados) en la década del ‘90.
Las conclusiones de GERPISA se sintetizan en un libro titulado Between
imitation and innovation: the transfer and hybridization of productive models
in the international automobile industry, editado por Robert Boyer y otros in-
vestigadores. En el libro se presentan diversos casos de trasplante que dan
lugar al desarrollo de la idea de que el trasplante de un modelo a otro con-
texto se manifiesta en un híbrido que se separa del modelo original y da lu-
gar a una innovación que tiende a aprovechar la especificidad del contexto
en el que se implanta. Las conclusiones alcanzadas por el proyecto GERPISA
se basaron en diversos estudios de caso tales como: i) la implantación de
la planta de Toyota al norte de California como resultado de un joint venture
con General Motors en 1983 (denominada NUMMI), ii) la transferencia de
Nissan a Gran Bretaña en 1986, iii) la instalación de Mazda cerca de Detroit,
Estados Unidos en 1987, iv) la implantación de Renault en España, v) el joint
venture Mazda-Ford en Hermosilla, México, vi) los trasplantes de VW en la ex
Alemania Oriental (Mosel) a fines de los ‘80, en Martorell (España) a princi-
pios de los ‘90, en Shangai (China) a mediados de los ‘80 y en Resende
(Brasil) a mediados de los ‘90, vii) los trasplantes del joint venture General

54
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Motor-Opel en Eisenach, ex Alemania oriental, a principios de los ‘90 y viii)


el joint venture Toyota-General Motors en Canadá (CAMMI).
Una de las principales conclusiones del proyecto GERPISA es que a pesar
de que las formas tradicionales de producción en masa pueden haber alcan-
zado sus límites, lean production no será la ultima palabra en innovación. El
proceso de competencia puede dar lugar al desarrollo de múltiples modelos
alternativos y no necesariamente a la imitación de modelos exitosos en otros
contextos. Dada la volatilidad y la incertidumbre predominante en los merca-
dos, lo que prevalece es “la capacidad de responder al cambio, o una varie-
dad de capacidades para aprender y responder en forma flexible para enfren-
tar las restricciones y aprovechar las nuevas oportunidades” (Boyer et al.,
1998). Así, sostienen que la probabilidad de un camino hegemónico es pe-
queña al punto que incluso en el interior del Japón no existiría un único mo-
delo de lean production.
En su crítica a las conclusiones del MIT, Boyer (1998) sostiene que “la
historia de la tecnología sugiere que en la mayoría de los casos la superio-
ridad de un modelo existe solamente en relación al contexto en el cual ope-
ra”. Adicionalmente, sostiene que la experiencia muestra que el éxito de una
configuración industrial no deriva de la adopción de las mejores prácticas en
todos los planos, sino de un proceso de optimización condicionada a elemen-
tos contradictorios que devienen de la naturaleza de la firma, definida como
una organización que “depende del talento y aptitud de los managers –nun-
ca universalmente optimizada- de coordinar actividades y organizar su creci-
miento en respuesta al contexto en el que actúan” (Penrose, 1963, citado
por Boyer, 1999). En ese proceso de optimización, la historia de la firma, su
sendero evolutivo de construcción de competencias, influye en la forma en
que las firmas adaptan la estrategia y la organización ante cambios en el
contexto y en la forma como incorporan y transforman las mejores prácticas
productivas y organizativas.
A la vez, critica el determinismo tecnológico implícito en la idea de que
la superioridad de un modelo pueda ser absoluta y no contingente. Así,
por ejemplo, pese a los cambios revolucionarios que el modelo Ford T in-
trodujo en los métodos de producción, fracasó en su “trasplante” a Gran
Bretaña debido a i) diferentes precios relativos, ii) regulaciones laborales
muy desiguales y iii) un producto excesivamente estandarizado para en-
frentar la segmentación de la demanda en la Inglaterra de esa época. Así,
“diferencias en las competencias y en el sistema de precios relativos pue-
den implicar la coexistencia temporal de distintos modelos productivos
más que el dominio absoluto de uno sobre los restantes”. El trasplante
automático de un modelo no toma en cuenta el hecho de que “cada so-
ciedad tiene que descubrir los ingredientes que permiten su implantación,
reproducción y crecimiento” y que frecuentemente una firma que invierte
en el exterior (un trasplante) no puede encontrar las competencias y rela-
ciones laborales que el funcionamiento del modelo a trasplantar requiere
(Boyer, 1998). Por el contrario, puede pasar que la firma trasplantada en-
cuentre mejores competencias que las existentes en el país de origen
dando lugar a una superación del modelo original.
En esa dirección, los estudios de GERPISA concluyen que los modelos hí-
bridos constituyen el caso general y que el modelo invariante es la excep-
ción. Asimismo, permiten extraer una serie de lecciones interesantes sobre
este período de transición tecnológica.

55
Universidad Virtual de Quilmes

En primer lugar, no existe un proceso de convergencia hacia una única


elección tecno- organizativa óptima. Por el contrario, existen diversas trayec-
torias derivadas de continuas experimentaciones, aprendizajes y desarrollo
de híbridos que dan lugar a nuevas ideas y que producen modificaciones en
el modelo original. Esto es la consecuencia de que el trasplante del modelo
puro se debe enfrentar con problemas e incertidumbres estratégicas y de-
be interactuar con formaciones sociales y económicas con rasgos inexisten-
tes en los países de origen. En segundo lugar, el tipo de interacción que se
produce entre los modelos trasplantados y los mercados de trabajo y de pro-
ductos en los que se insertan adopta un rol clave en la generación de un pro-
ceso de aprendizaje que adquiere características globales. Así, los modelos
productivos deben ser constantemente reinventados y suplantados en nue-
vos contextos. Por otro lado, el modelo toyotista no es hegemónico ni siquie-
ra en el Japón, siendo continuamente readaptado y reinventado en su origen.
Los estudios de caso también muestran diversos tipos de hibridización
que se producen porque al trasplantar el modelo original se generan nuevos
rasgos y trayectorias no previsibles en la situación inicial. Así, por ejemplo, la
planta de Opel en la ex Alemania Oriental, y la experiencia de Renault en
España, representan avances importantes respecto de los modelos origina-
les. Asimismo, el proyecto Saturno de General Motors en los Estados Unidos
y los múltiples joint ventures de General Motors con firmas japonesas y ale-
manas (NUMMI, CAMI, Eisenach, Brasil), el condominio industrial de Ford en
el Brasil y la producción modular de Volkswagen en Resende (Brasil) signifi-
can innovaciones que pueden llegar a constituir salidas distintas a la lean pro-
duction. Los estudios ponen también de manifiesto que las experiencias lo-
cales de trasplante se insertan en un marco de competencia global. Más aún,
estas experiencias locales sólo se resignifican si se pueden globalizar y apro-
vechar en otras plantas productivas de los asociados ubicadas en otras loca-
lizaciones. Los aprendizajes también son importantes para empresas como
Toyota, que deben gestionar una logística con proveedores no ubicados cer-
ca de sus plantas (por ejemplo en los Estados Unidos), con distintas formas
de sindicalismo y con formas de pago más simples que en el Japón.
La hibridización constituye un proceso de aprendizaje que no hubiera po-
dido ser entendido hace 20 años y que adquiere un rol clave –en esta etapa
de globalización– en los procesos de aprendizaje y en el desarrollo de las
competencias de los agentes. Este proceso de hibridización va mucho más
allá de los trasplantes y se manifiesta también en acciones de agentes que
operan en espacios nacionales
Esta posición es coherente con el planteo evolutivo presentado en la Uni-
dad anterior: frente a un escenario con fuertes turbulencias, incertidumbres
y diversos grados de racionalidad de los agentes, existen grados de libertad
en la construcción de competencias, lo que configura diversas trayectorias
tecnológicas que concurren en el mercado.

Lecturas obligatorias
Boyer, R. (1998), Hybridization and models of produc-
tion: geography, history and theory, CEPREMAP, CNRS,
E.H.E.S.S., No. 98, diciembre.

Boscherini, F. Poma, L. (2000), “Más allá de los distri-


tos industriales: el nuevo concepto de territorio en el

56
Economía de la Tecnología y de la Innovación

marco de la dimensión global”, en¨: Boscherini y Poma


(eds.), Territorio, conocimiento y competitividad de las
empresas: el rol de las instituciones en el espacio global,
Editorial Miño y Dávila.

Coriat, B. (1991), El taller y el cronómetro, Siglo XXI,


México.

Coriat, B. (1992), El taller y el robot, Siglo XXI.

Coriat, B. (1992), Pensar al revés. Trabajo y organiza-


ción en la empresa japonesa, Siglo XXI, Madrid.

Mariotti (2000), “l fomento al desarrollo espontáneo y


al clustering entre las pymes: un intento de definición
de un marco conceptual para las políticas a partir de
algunas experiencias empíricas”, en: Boscherini y Po-
ma (eds.), Territorio, conocimiento y competitividad de
las empresas: el rol de las instituciones en el espacio
global, Editorial Miño y Dávila.

Lecturas recomendadas
Piore, M. y C. Sabel (1984), The Second Industrial Divi-
de, Basic Books, Nueva York.

57
Referencias bibliográficas

Boyer, R., “Hybridization and models of production: geography, history and


theory”, en: Boyer, R., Charron, E., Jurgens, U. y Tolliday, S. (1998),
Between imitation and innovation: the transfer and hybridization of pro-
ductive models in the international automobile industry, Oxford Univer-
sity Press.
Coriat, B. (1992b), Pensar al revés, Siglo XXI.
Coriat, B. (1992a), El taller y el robot, Siglo XXI.
Kruger Passos, C. (1999), “Novos Modelos de Gestao e as Informacoes”, en:
Lastres y Albagli (eds.), Informaçao e globalizaçao na era do conheci-
mento, Editora Campus, Rio de Janeiro, Brasil.
Mariotti, C. (2000), “Nuevos paradigmas tecnológicos”, en Boscherini y Po-
ma (eds.), El nuevo rol del territorio para la competitividad de las em-
presas en el espacio global: conocimiento, aprendizaje e interacción,
Editorial Minio y Dávila, Buenos Aires.

58
3

Nuevos paradigmas tecnológicos y competitividad:


la evolución de la teoría y la emergencia de las
tecnologías de la información y de la comunicación

El concepto de paradigma tecnológico y la evolución de


estos paradigmas a lo largo de la historia del sistema
capitalista de producción conforman los ejes temáticos
principales de esta Unidad, la que retoma y profundi-
za temas presentados en la Unidad anterior. El cen-
tro de la exposición está dedicado al análisis del mo-
derno paradigma tecnológico, expresado en las nuevas
tecnologías intensivas en información y comunicación
(TICs).
Un conjunto de interrogantes organiza la exposición:
• ¿Cuáles han sido las características centrales de los
sucesivos paradigmas tecnológicos, y cuáles los secto-
res en los que éstos se manifestaron prioritariamente?
• ¿Cuáles son las articulaciones económicas, tecnológi-
cas e institucionales entre surgimiento y difusión de
las innovaciones?
• ¿Cómo se manifiestan las principales características
de las nuevas tecnologías de la información y la comu-
nicación (TICs)?
• ¿Cuáles son sus potencialidades e implicaciones? ¿Se
han expresado en aumentos instantáneos en la pro-
ductividad y la competitividad?
• ¿Cómo afectan las nuevas tecnologías las demandas de
competencias laborales y la estructura del mercado de
trabajo?
• ¿Qué tipo de innovaciones organizacionales acompa-
ñan estos nuevos paradigmas?

El desarrollo de la unidad está centrado en dos rea-


dings recientes sobre el tema: Lastres y Albaglin (eds.),
1999, y Boscherini y Poma, (eds.), 2000.

3.1. Evolución histórica de los paradigmas tecnológicos

Como señalan Lastres y Ferraz (1999), existen tres elementos que carac-
terizan el desarrollo de un nuevo paradigma:
i) amplias posibilidades de aplicación,
ii) demanda creciente, y
iii) disminución creciente del costo unitario de producción.

59
Universidad Virtual de Quilmes

Estas tres características pudieron comprobarse en cada uno de los ele-


mentos que en diversos momentos históricos fueron definiendo los factores
claves que identificaron a cada paradigma.
Para contextuar el desarrollo del paradigma dominado por las tecnologías
intensivas en información o lo que otros autores denominan la economía del
conocimiento, Lastres y Ferraz desarrollan una clasificación histórica muy in-
teresante de las características de los sucesivos paradigmas tecnológicos,
los factores claves y los sectores en los que se desarrollan. Así, consideran
cinco períodos.

1. En el primero de ellos, entre 1770 y 1840 -que coincide con la prime-


ra revolución industrial- el proceso de mecanización tiene como facto-
res clave el algodón y el hierro fundido, mientras que los sectores de
mayor crecimiento fueron textiles y sus equipamientos, fundición y la-
minación de metales ferrosos y energía hidráulica.

2. El segudo período, que llega hasta 1890, se caracterizó por el predo-


minio de la máquina de vapor y el ferrocarril y por el carbón y los trans-
portes como factores clave. En esa época los sectores más dinámicos
fueron las máquinas y naves a vapor, las máquinas herramienta y los
equipamientos ferroviarios.

3. El tercer período se extiende hasta la gran depresión del ‘29. En el mar-


co del predominio de la energía eléctrica y de la ingeniería pesada, el
factor clave es el acero y los sectores dinámicos eran la ingeniería y los
equipamientos eléctricos y pesados.

4. El cuarto período, que se extiende hasta mediados de los ‘70 (princi-


pios de los ‘80) es el que hemos identificado en la Unidad anterior co-
mo el de producción en masa o fordismo. El factor clave es el petróleo
y los sectores dinámicos el complejo automotor, tractores, industria ae-
roespacial, bienes de consumo durable y petroquímica.

5. El último período, que se prolonga hasta la actualidad, corresponde al


paradigma dominado por las tecnologías de la información. Los facto-
res clave en este período son la microelectrónica y las tecnologías di-
gitales; los sectores dinámicos los equipamientos de informática y te-
lecomunicaciones, la robótica, software y servicios intensivos en infor-
mación.

3.2. Surgimiento y difusión de las innovaciones

Es interesante notar que la mera existencia del factor clave no determina


automáticamente la generalización de un paradigma. Mariotti (2000) pone de
manifiesto que la velocidad con la que los inventos se convierten en innova-
ciones y se difunden depende de la sucesión de cambios incrementales que
mejoran la relación costos/performance. Mariotti destaca que las innovacio-
nes pueden permanecer no competitivas durante mucho tiempo, o competi-
tivas sólo en algunas aplicaciones.
Además, la relación entre tasas de mejora de la innovación y tasas de adop-
ción no tiene carácter lineal debido a las discontinuidades que caracterizan la

60
Economía de la Tecnología y de la Innovación

adopción de las nuevas tecnologías. Así, como señala Rosenberg (1994) en


un primer momento, la tasa de adopción no crece, a pesar de la presencia de
fuertes mejoras y de la reducción de los costos. Luego, las mejoras incremen-
tales producen elevados estímulos para la adopción.
Asimismo, la adopción y difusión de una nueva tecnología depende funda-
mentalmente de las expectativas que tengan los agentes, por ejemplo, so-
bre la rentabilidad o sobre los riesgos de obsolescencia tecnológica y econó-
mica de la innovación. A pesar de la superioridad que las nuevas tecnologías
pueden llegar a tener en el largo plazo, la presión competitiva que éstas ge-
neran puede estimular el desarrollo de mejoras en las viejas tecnologías que
detienen y retardan la adopción de las nuevas. Por otra parte, las innovacio-
nes pueden no difundirse y el nuevo paradigma no terminar de imponerse por
conductas monopólicas de los agentes que las generan, tendientes a evitar
las caídas asociadas de precios y a mantener ganancias extraordinarias du-
rante un período mayor.
Entre las innovaciones se establecen vínculos técnicos, tanto en el nivel
de principios científicos y tecnológicos, como en el nivel del desarrollo de las
aplicaciones. La creación de sistemas tecnológicos sumamente vinculados
entre sí en los sectores químico, mecánico y electrónico, constituyeron el
fundamento de clusters que se formaron durante el proceso de difusión de
Entre las grandes in-
la innovación (Freeman et al., 1992). En este caso se desarrollan “conjun- novaciones se pue-
tos de sectores líderes” (Rostow, 1983) y flujos intersectoriales de tecnolo- den individualizar algunas
gías (Scherer, 1982) a partir de los cuales se generan importantes fenóme- interrelaciones sistemáti-
cas, aunque a veces bastan-
nos que influyen en la dinámica agregada del progreso tecnológico de largo te sutiles: el motor a vapor
plazo. En otras palabras, la formación de complementariedades, economías ha sido clave para el desa-
rrollo de la metalurgia; el
de red, cuellos de botella y efectos de umbral, estándares de compatibilidad automóvil ha requerido mu-
e interfase puede producir retrasos y círculos viciosos en la difusión de las cha asistencia por parte de
tecnologías y, por lo tanto, estancamiento económico y también fuertes ace- la industria eléctrica en el
desarrollo de muchos apa-
leraciones y círculos virtuosos a partir del “despegue” de algunas tecnolo- ratos y de la industria quí-
gías clave (Rosenberg y Frischtak, 1984). mica para el refinamiento
de la gasolina y el desarro-
Sin embargo, la acción catalizadora y sincrónica de algunos factores cla- llo de los neumáticos; algu-
ve (carbón, acero, petróleo, microprocesador, según los períodos) y/o de dis- nas mejoras sustantivas de
positivos de propósitos generales (motor a vapor, dínamo, computadora) han los vehículos han llegado
gracias a algunas mejoras
tendido a favorecer –en diversos momentos históricos- la superación de mu- en la metalurgia, que a su
chos obstáculos a la difusión. Estos factores produjeron cambios mayores, vez habían sido estimuladas
por el desarrollo de la in-
rápidos e intensos en la estructura de los costos relativos de los factores dustria ferroviaria; los éxi-
que tuvieron importantes consecuencias: i) su oferta no encontró barreras tos de la industria química
significativas, estimulando inversiones mayores por parte de los agentes están fuertemente vincula-
dos con los bajos costos de
económicos, ii) su extraordinaria difusión permitió crear oportunidades para la energía eléctrica.
ulteriores innovaciones en cascada.
Otro factor que puede desempeñar un rol clave en el proceso de introduc-
ción y difusión del cambio tecnológico radical es la existencia de complemen-
tariedades simultáneas entre las innovaciones organizacionales, los nuevos
métodos de producción, las innovaciones de consumo y de mercado, las in-
fraestructuras, la educación y la capacitación. En términos generales, la
adaptación del sistema social frente a las innovaciones mayores requiere un
período de transición y de inversiones para remplazar las viejas infraestruc-
turas e instituciones. Así, por ejemplo, la difusión del automóvil produjo efec-
tos complementarios tales como el fuerte crecimiento de la productividad, la
drástica reducción de los costos por la introducción de las modalidades de
producción fordista, el desarrollo de la red vial, de las estaciones de

61
Universidad Virtual de Quilmes

servicio que proveen combustible, de los talleres de mantenimiento, etc. La


difusión de la energía eléctrica tuvo como consecuencia la adopción de un
revolucionario sistema para manejar cada máquina operadora y la redefini-
ción del lay-out de los talleres, la creación de una red de producción y distri-
bución difundida por el territorio. Con respecto a las grandes innovaciones
organizacionales, el aprendizaje y la formación de adecuadas competencias
y habilidades han contribuido a marcar los tiempos de adopción de los nue-
vos principios y de las nuevas metodologías organizacionales, y han condi-
cionado fuertemente su eficacia.
Como señala Mariotti, la experiencia histórica comentada permite afir-
mar que la dirección y la intensidad del progreso tecnológico no se pueden
definir de antemano, y la tecnología no requiere necesariamente la afirma-
ción de estructuras institucionales y de mercado específicas. Por el contra-
rio, tecnología, organizaciones y marco institucional evolucionan conjunta-
mente, de acuerdo con leyes parcialmente autónomas y de velocidad dife-
rente (North, 1990), pero que interactúan entre sí de manera sistemática.
Entre ellas se establecen complementariedades estratégicas y su coordina-
ción genera posibles equilibrios múltiples que favorecen el crecimiento agre-
gado y el bienestar colectivo. Ningún automatismo asegura el “sendero óp-
timo”: la exploración de las complementariedades implica el desarrollo de
un proceso de aprendizaje por parte de los agentes económicos; las condi-
ciones de partida y la path dependency condicionan la respuesta adaptati-
va de las instituciones, de las organizaciones y de los sistemas tecnológi-
cos; la coordinación implica un costo y el mercado es el lugar donde se re-
velan los éxitos y fracasos de esta coordinación.
En otras palabras, el retraso de adaptación frente a las innovaciones ra-
dicales y las modalidades de salida de esta etapa crítica dependen fuerte-
mente del nivel de coherencia y coordinación que existe entre los elementos
que integran los conjuntos tecnológicos y organizacionales y entre éstos y
las reglas y estructuras que la red institucional puede generar. De esta ma-
nera, las trayectorias evolutivas del cambio y su conveniencia económica se
definen solamente ex post. Humphrey (1995) problematiza las condiciones
de difusión y adopción, en los países en desarrollo, de los modos de organi-
zación industrial desarrollados en los países industrializados, postulando
desde esta perspectiva el carácter acumulativo, sistémico y desigual de es-
tos procesos, y su fuerte dependencia de las condiciones iniciales de con-
texto (véase Unidad 8).
El cambio de un paradigma a otro, es decir, el cambio del o de los facto-
res clave, produce siempre discontinuidades con las situaciones anteriores,
caracterizadas por los siguientes procesos:

• aparecen sectores inexistentes previamente;

• se desarrollan nuevas tecnologías de proceso y de producto;

• se desarrollan nuevas formas de generar y transmitir conocimientos;

• emergen nuevas formas de comercialización;

• se producen cambios radicales en la organización de las empresas y


las instituciones públicas y privadas.

Para los economistas evolucionistas, sobre los que ya discutimos en la


Unidad 2 (Freeman y Pérez, 1986; Freeman y Soete, 1994), los elementos

62
Economía de la Tecnología y de la Innovación

más relevantes que se encuentran en la historia de los mayores cambios tec-


nológicos radicales son los siguientes:

i) un renovado mix de productos, basado en el uso intensivo de los nue-


vos factores productivos;

ii) nuevas tendencias en la innovación radical e incremental, a partir de las


metodologías científicas y de los criterios de diseño y desarrollo de los
productos vinculados directamente con el nuevo paradigma tecnológico;

iii) inversiones en infraestructuras necesarias para proporcionar las exter-


nalidades que el nuevo régimen tecnológico requiere;

iv) la afirmación de grandes empresas monopólicas en la oferta de los


factores productivos básicos, y la entrada de pequeñas empresas in-
novadoras que crean nuevos sectores productivos y ocupan nichos de
mercado que se internacionalizan rápidamente;

v) una nueva mejor práctica (best practice) en la organización industrial;

vi) nuevas habilidades que influyen sobre la cantidad y calidad de los tra-
bajadores y requieren adaptaciones importantes en las actividades de
capacitación profesional y

vii) nuevas localizaciones internacionales de las inversiones, de acuerdo


con la variación de las ventajas comparativas.

“El nuevo paradigma de la información está basado en un conjunto vincula-


do de innovaciones en computación, electrónica, ingeniería de software, siste-
mas de control, circuitos integrados y telecomunicaciones y difusión de informa-
ción, las que en conjunto reducen drásticamente los costos de almacenamien-
to, procesamiento, comunicación y difusión de información (Freeman y Soete,
1994). El microprocesador, como en otro momento la máquina de vapor y la
energía eléctrica, posee las tres características clave de un nuevo paradigma:
aplicación generalizada, demanda creciente y costo temporalmente decreciente.
A su vez, la introducción del procesador en la fábrica permite disminuir los tiem-
pos muertos, controlar el flujo y procesamiento de informaciones y aumentar la
variedad de los insumos y productos utilizados y producidos. Más aún, el con-
junto de innovaciones organizacionales (planteadas en la Unidad 3) se poten-
cian con la introducción del procesador.
Ahora bien, ¿cuáles han sido los modelos que interpretan el proceso de crea-
ción y difusión de las innovaciones? Presentamos dos visiones contrapuestas:
El así llamado “modelo lineal de innovación” considera que el proceso de
innovación es, básicamente, ciencia aplicada. Se trata de un proceso unidirec-
cional, que comienza por la investigación básica (ciencia), continúa con las
aplicaciones prácticas de la misma (innovación), la producción de bienes y ser-
vicios, y llega finalmente a la comercialización de los mismos (Kline y Rosen-
berg, 1986, citado por A. López). Una derivación de esta interpretación es la dis-
tinción entre invención –considerada como una actividad creativa aislada del
proceso productivo-; innovación –primera introducción exitosa comercial de un
invento- y difusión –procesos de imitación de la innovación introducida–.
En oposición a esta visión, el “modelo en cadena” (chain linkeed) o inte-
ractivo del proceso de innovación postula que este proceso se caracteriza
por continuas interacciones y retroalimentaciones entre sus distintas

63
Universidad Virtual de Quilmes

etapas, las que incluyen la identificación de un mercado potencial o una


oportunidad tecnológica, el diseño analítico (invención), tests, rediseños,
producción, comercialización. A lo largo de este proceso se acude tanto a co-
nocimientos científicos y tecnológicos ya existentes como a investigaciones
nuevas (Kline y Rosenberg, op. cit.).
Mientras que la visión convencional de los procesos de innovación sólo
presta atención a las actividades realizadas en universidades, laboratorios
y centros de innvestigación, la moderna literatura enfatiza el papel central de
los procesos de aprendizaje menos formales: aprendizaje en la práctica (lear-
ning by doing), aprendizaje en el uso (learning by using), aprendizaje interac-
tuando con otros agentes (learning by interacting), aprendiendo a aprender
(learning to learn) (Johnson, 1992).
Por otra parte, la difusión de las tecnologías puede realizarse en forma
“incorporada” (en los bienes de capital y medios de producción) o “desincor-
porada”, a través de licencias, asistencia técnica o bien, en forma no orga-
nizada, por la generación de externalidades (“derrames”, imitaciones) a par-
tir de los procesos de innovación que realizan las firmas.
La difusión no es, por lo tanto, un proceso trivial, ya que las innovaciones
se transforman continuamente a partir de su uso, a través de procesos de
parendizaje por lo general interactivos, a partir de la adaptación de las tec-
nologís a las necesidades de las firmas (OCDE, 1992).

Esta sección se basa en


Nemirovsky y Yoguel
(2000). 3.3. Características de las tecnologías intensivas en
información: la confluencia de la comunicación y la información

A mediados de los ‘60 y a Los drásticos cambios producidos en las tecnologías de la información y de
poco de haberse inventado el la telecomunicación y las vinculaciones entre las mismas constituyen un claro
proceso de producción de
circuitos integrados, Gordon ejemplo de la relevancia adquirida por la economía del conocimiento en el de-
Moore, uno de los fundado- sarrollo de ventajas competitivas de los agentes. En primer lugar, deben des-
res de Intel, propuso la si-
guiente ley empírica (luego tacarse las profundas transformaciones -varios órdenes de magnitud- produci-
conocida como la Ley de das en los tres componentes de las tecnologías de la comunicación: el trans-
Moore): el número de tran- porte (ancho de banda), el procesamiento (capacidad del computar) y el alma-
sistores por procesador, que
se duplica cada 18 meses, da cenamiento (la cantidad de memoria).
una idea aproximada de la Así, por ejemplo, en los últimos tres años se producen cambios significati-
capacidad de procesamiento
y/o almacenamiento de datos vos en las tecnologías de fibra óptica que permiten aumentar en dos órdenes
del chip. Esta ley se ha veni- de magnitud (un factor de 100) la información transportada a través de fibra,
do cumpliendo a lo largo de a partir de la tecnología DWDM (dense wavelength division multiplexing), en la
los últimos 35 años, aunque
más recientemente la dupli- que por cada fibra pueden pasar hasta 100 longitudes de onda. Haciendo un
cación se produce cada 24 paralelismo, esta tecnología sería equivalente a que por una cañería de agua
meses. Por ejemplo, el nú-
mero de transistores de un pudieran circular 100 chorros distintos de líquido en forma independiente ca-
Intel X86, el chip más común si sin modificar la infraestructura existente. Cambios aún mayores se produ-
usado por las PC pasa de 29 cen en los últimos 30 años en la velocidad de procesamiento y en la capaci-
mil en 1978 a 7,5 mi-
llones en 1997. dad de almacenamiento de la información, con incrementos de 10 a 100 ve-
ces superiores a los anteriores y dramáticas reducciones en los precios de
El cociente de precio procesamiento y almacenamiento de datos.
sobre performance pa-
ra microprocesadores y me- En los últimos 4 ó 5 años se produce además un acelerado reemplazo de
morias ha venido mejorando la actual infraestructura de transmisión telefónica (circuit switched networks)
aproximadamente 50% por
año en los últimos 30 años. por la tecnología de Internet (packet-switched).
La emergencia y el vertiginoso crecimiento de Internet en los ‘90 y los
procesos de desregulación de los mercados de telefonía aceleraron

64
Economía de la Tecnología y de la Innovación

significativamente esos cambios y la competencia en el mercado. Debe se- Mientras en la tecno-


ñalarse, sin embargo, que en la misma red telefónica existen desde hace logía circuit-swit-
ched establece una comuni-
muchos años dos métodos para establecer la conexión. En el inband signa- cación exclusiva entre el
ling el cable utilizado para transmitir la voz es el mismo que el empleado pa- emisor y el receptor, en las
tecnologías packet-swit-
ra establecer la comunicación. En cambio, en el outband signaling existe una ched la información trans-
red de paquetes que establece los contactos entre teléfonos. Este método mitida es segmentada en
puede ser asimilado a una especie de packet switched. Por otro lado, en el pequeños paquetes que via-
jan independientemente ha-
caso de Estados Unidos y del SV en particular, las transformaciones produ- cia el receptor. La tecnolo-
cidas en la estructura del mercado estuvieron muy influidas por la desregu- gía de packet-switched es
muchísimo más eficiente
lación establecida por el acta de Comunicaciones de 1996, lo que a nivel glo- para comunicaciones bre-
bal se reforzó por el acuerdo de liberalización de los mercados de telecomu- ves y altamente interactivas
nicaciones decidida en 1997 en el marco de la Organización Mundial de Co- como ofrece la Internet.
mercio (OMC). En el corto plazo, esta desregulación fue creando un entono
sumamente dinámico en el que nuevos competidores y joint ventures tratan
de capturar crecientes proporciones del mercado, mientras que los provee-
dores existentes tratan de entrar en el mercado de los otros. Las principales
tendencias que surgen como consecuencia de la emergencia del cambio téc-
nico mencionado y de la desregulación en el mercado de telecomunicaciones
son la consolidación de proveedores y el desarrollo de alianzas estratégicas
y procesos de fusión de compañías orientadas a ofertar una gama completa Qwest, desde mediados de
de productos (one-stop shopping). los ‘90, está instalando
En especial, la llegada de Internet rompe el equilibrio existente previa- 25.000 km de fibra óptica a
lo largo y ancho de los
mente entre el mercado de telecomunicaciones (liderado por AT&T por casi Estados Unidos, la mayor
100 años y hasta un pasado muy reciente) y el de información (donde IBM parte a lo largo de las vías
de ferrocarril. El mayor
ha sido el líder por cerca de 50 años). A los tradicionales agentes que domi- inversor con más de 80%
naban ambos mercados se agregan nuevos oferentes (Intel, Microsoft, de la compañía es Philip
Cisco, Sun, Oracle, Qwest, etc.) que desarrollan tecnologías que permiten Anschutz, que fue dueño
de Southern Pacific
ofertar bienes en ambos mercados, el de Internet no regulado y el de tele- Railroad, vendida a Union
comunicaciones, sólo parcialmente regulado en los últimos 5-7 años pero al- Pacific en 1996. A partir de
la venta, Philip se quedó
tamente regulado con anterioridad. con el derecho de uso para
En ese marco y manteniendo nuestro foco en el mercado de telecomuni- cableado de las redes de
caciones como ejemplo de lo acontecido en la economía del conocimiento, ambas líneas. Qwest podrá
transmitir 2 billones de bits
a diferencia del modelo tecnológico anterior, en el que la red telefónica era por segundo, 50 veces más
un activo competitivo clave, actualmente se está convirtiendo en un peso. que la totalidad de
la infraestructura
Esto pudo ser aprovechado por compañías emergentes como Qwest, que existente.
pueden desarrollar extensas redes con nuevas tecnologías sin una herencia
previa que condicione su sendero evolutivo. Como consecuencia, caen las
barreras de entrada y se producen importantes reducciones en las escalas
en muchos mercados. En otras palabras, la mayor barrera a la entrada en
estos mercados la constituye la capacidad de desarrollo asociada al conoci-
miento, más que la disponibilidad de capital.
En este contexto se reduce rápidamente el ciclo de vida de productos y No sólo telecomuni-
caciones converge
servicios y se producen interacciones no existentes previamente entre el con información sino que
mercado de telecomunicaciones y el de “información”, las que están gene- esto se produce en un mar-
co muy dinámico donde
rando una “convergencia” de estos sectores. otras industrias como tele-
En cada uno de estos segmentos emergen nuevos actores que van con- visión (cable, cadenas tele-
formando un mercado mucho más extenso y dinámico con una fuerte espe- visivas), entretenimiento
(Walt Disney), financiera
cificidad: la mayor parte de las empresas de alta tecnología no existían dos (bancos) participan activa-
décadas atrás. mente de esta dinámica.
Van apareciendo, a su vez, diversos elementos disruptivos del orden ante-
rior en el marco de tendencias hacia la descentralización y una importancia

65
Universidad Virtual de Quilmes

más significativa del conocimiento y de la información que de la infraestruc-


tura. A su vez, se produce una tremenda aceleración que rompe el proceso
de innovación lineal tradicional: invento, paper, patente, prototipo, modeliza-
A diferencia del mo-
delo lineal, en el que ción. Ahora no hay tiempo de entender lo que se está haciendo (qué está pa-
el “conocimiento” se gene- sando): cuando el producto está en el mercado, el proceso ya pasó. Asimis-
raba en universidades y la- mo, las innovaciones se producen a una gran velocidad: existen desarrollos
boratorios, en la actual fase
de innovación tecnológica que acaban de salir de laboratorios de R&D, y en forma casi simultánea ya
una parte significativa del son superados.
conocimiento se genera
también en la industria, Todo este proceso se produce en el marco de una muy fuerte incertidum-
existiendo flujos de infor- bre en medio de la cual el que acierta el “tiro al blanco” tiene un premio mu-
mación y conocimiento de chísimo mayor que el que conseguía un acierto en el marco de demanda es-
tipo bidireccional.
table y predecible del modelo tecnológico anterior. A su vez, en un contexto
en el que los agentes tienen que tomar decisiones en un marco de raciona-
lidad acotada e imperfecta información, aumentan en forma adicional las
condiciones globales de incertidumbre respecto del éxito posible de los de-
sarrollos que se llevan a cabo.
Como consecuencia de estas transformaciones se están produciendo pro-
fundos cambios en los elementos determinantes de las tarifas telefónicas y
en la rentabilidad del negocio. Mientras en el marco de las tecnologías circuit-
switched las tarifas de larga distancia (locales) se determinaban en función
de la duración, distancia y momento del día (minutos involucrados), en el mar-
co de las tecnologías de Internet la distancia y el momento del día no serán
ya elementos determinantes. Las empresas de telecomunicaciones -indivi-
dualmente o como parte vital de una cadena de proveedores- ofrecerán una
variedad de determinación de precios por el uso de sus infraestructuras ba-
sadas en calidad de servicio, que tendrá como una de sus componentes las
llamadas telefónicas. Adicionalmente, en el marco de costos de comunica-
ción independientes de las distancias, podrán incluir otros servicios, como te-
levisión por cable, televisión interactiva, acceso a Internet, infraestructura pa-
ra comercio electrónico, renta de videos y juegos vía Internet, etcétera.
La aparición cada vez más destacada de la economía de la información
(servicios, software, comunicación, etc.) tiene impactos tecnológicos, sociales
y legales significativos. Por un lado, se podría decir en forma estilizada que se
produce el reemplazo de átomos (hierro, ropa, etc.) por bits, lo que genera di-
versos problemas debido a que aún no existe una infraestructura social, legal,
ni desarrollos metodológicos para medir el “valor agregado” de esos produc-
En esa dirección, na-
die sabe cuanto valen tos, que cada vez más dominan la economía de los Estados Unidos.
las compañías de internet, A su vez, como se discute con más detalle en las próximas secciones, el
ni como medir su valor. En trabajo comienza a estar ligado a proyectos que aparecen/desaparecen, en
realidad, se debate si las co-
tizaciones de muchas com- el marco de una disminución significativa del ciclo de vida de los productos,
pañías están muy “infladas” que en el área de las tecnologías de la información pasaron de 5-7 años ha-
y si en cualquier momento,
algún acontecimiento pro- ce una década a 7-8 meses en la actualidad. En esa dirección, el trabajo
duciría una caída grande en “permanente” ligado a una compañía va desapareciendo. Asímismo, se de-
la Bolsa, o si reflejan el va- sarrollan tendencias hacia la deslocalización geográfica del trabajo. En el
lor actual de la compañía.
En ese sentido, el valor de marco del trabajo por contratos y del predominio de las tecnologías de Inter-
la compañía ya no se calcu- net, pueden existir equipos constituidos en muy diversas localizaciones geo-
la como un porcentaje del
volumen anual de ventas, gráficas que pueden tener una elevada interacción, lo que permite a las com-
de la ganancia anual, sino pañías cubrir necesidades críticas de personal especializado que ahora no
que mide el potencial de necesariamente debe ser local y/o aprovechar las diferencias salariales co-
(acelerado) crecimiento.
rrespondientes a trabajadores con similares competencias. Asímismo, las
nuevas tecnologías de la información ponen de manifiesto el fuerte desajuste

66
Economía de la Tecnología y de la Innovación

del sistema educativo, que no genera una oferta adecuada a las nuevas
“competencias” demandadas y de la organización de la sociedad, que re-
quiere de nuevas regulaciones y de un diseño de políticas que permita con-
trabalancear las tendencias a la creciente desigualdad y heterogeneidad so-
cial (población activa desplazada de sus puestos en las próximas décadas,
creciente asimetría entre las demandas educativas de la población y la ofer-
Como se desarrollará
ta del sector privado, etc.). También se producen cambios radicales en la for- en la próxima sec-
ma en que se desarrollan los procesos de industrialización. Así, hace 100 ción, estas cuestiones cons-
años la industrialización requería una infraestructura física masiva, materia- tituyen una preocupación
para el comité de asesora-
les y equipamientos que eran amortizados en décadas. Actualmente, a par- miento del presidente de los
tir de Internet y la economía de los servicios, el costo de infraestructura tien- Estados Unidos en las tec-
nologías de la información,
de a reducirse dramáticamente, desaparecen las barreras geográficas y la constituido por las empresas
distancia se convierte en un factor irrelevante. Una consecuencia de este más destacadas en el área de
proceso es la externalización (outsourcing), extendida a todo el mundo, ten- estas tecnologías y con un
peso decisivo de las locali-
dencia que es aprovechada por las empresas de Silicon Valley y por ciertos zadas en el SV(PITAC,
países, como la India, Israel, Taiwán e Irlanda, lo que permite desarrollar President Information
Te c h n o l o g y A d v i s i n g
fuertes vinculaciones mutuas. Además, estos países han formado personal Committee, 1999).
altamente capacitado que participa de la dinámica del SV en ciertas áreas -
como software, hardware, comunicaciones-, como contratados o empleados
de compañías locales y/o, a partir de sus propias compañías, como provee-
dores de compañías locales.

3.4. Características estilizadas del nuevo paradigma intensivo


en información

En esta sección, se realizará una estilización de las características espe-


cíficas del nuevo paradigma mencionadas en la sección anterior, sobre la ba-
se de distintos trabajos (Lastres y Ferraz, 1999; Mariotti, 2000).
En primer lugar, el nuevo paradigma viene asociado con una creciente
complejidad de los nuevos conocimientos y tecnologías utilizados por la so-
ciedad, lo cual requiere e induce la aceleración del proceso de generación de
nuevos conocimientos y produce una continua devaluación de los saberes
necesarios para producir productos y servicios y utilizar procesos, reempla-
zados continuamente por la permanente reducción del ciclo de vida de pro-
ductos y procesos.
Debido a la creciente capacidad de codificación del conocimiento y a la
mayor velocidad y confiabilidad y bajo costo de trasmisión, almacenamiento
y procesamiento de información y conocimientos, la nueva economía del co-
nocimiento logra un mayor control y una significativa reducción de dos facto-
res que influían tradicionalmente en el costo y en el valor de todos los bie-
nes y servicios producidos: el tiempo y el espacio físico (Lastres y Feraz,
1999). En ese contexto, la sustitución de los productos y servicios se expli-
ca más por el desgaste físico que por la pérdida de valor de los conocimien-
tos agregados a ellos.
Así, la creciente flexibilidad y la capacidad de control en los procesos de
producción (manufactura asistida por computador CAM; diseño asistido por
computador CAD, sistemas flexibles de manufactura FMS) permiten reducir
tiempos muertos, minimizar los tiempos de preparación de máquinas, dismi-
nuir los errores y fallas y aumentar la variedad del mix de productos elabora-
dos e insumos utilizados. Como consecuencia, en la fábrica flexible es

67
Universidad Virtual de Quilmes

posible obtener no sólo economías de escala sino además economías de ga-


ma (véase Unidad 2).
En este nuevo paradigma, los flujos materiales dependen cada vez más
de los flujos inmateriales de información (Cocco, 1999) y de conocimientos
codificados y tácitos. Como afirman Freeman y Soete (1997), la sociedad es-
tá ante una importante transición hacia una economía directamente vincula-
da con la producción y el conocimiento. Así, “las tecnologías de la informa-
ción dan a la economía basada en el conocimiento una nueva y diferente ba-
se tecnológica que amplía radicalmente las condiciones de producción y dis-
tribución de conocimientos y su interrelación con el sistema productivo”. Es-
to se manifiesta, por ejemplo, en la generación de un “espacio informacio-
nal” caracterizado por las nuevas formas de comunicación entre agentes,
que otorga mayor importancia a los espacios virtuales (telecomercio, tele-
conferencias), a las nuevas formas de organización de los agentes, a la
emergencia y el creciente uso del dinero electrónico y a la difusión del cobro
de servicios ofrecidos vía medios de comunicación.
En lo que Castells (1992, 1993) denomina la nueva economía informacio-
nal, se está ante una revolución informacional que no transfiere a las máqui-
nas la fuerza bruta sino fundamentalmente un conjunto de funciones cere-
brales abstractas.

3.5. La etapa actual del progreso tecnológico

Mientras que las tecnologías sustentadas en la mecanización de procesos


sustituyeron al hombre en la actividad de transformación productiva, las TICs
avanzan un paso más: su rol es clave en el control y en la coordinación de to-
dos los procesos de la actividad humana destinados a la satisfacción de obje-
tivos y a la resolución de problemas. Así, la enorme capacidad de cálculo pre-
sente en el “chip” permite reemplazar al hombre en el control de los procesos,
especialmente el microprocesador, que constituye la herramienta clave de las
TICs, “cumple con objetivos”, procesa símbolos de carácter muy general y pue-
de representar virtualmente cualquier cosa sin comprometer su funcionalidad
ya que siempre resulta más barato, más pequeño y ahorrador de energía.
Las nuevas tecnologías invaden progresivamente los distintos sectores,
desde los intensivos en información hasta las actividades manufactureras
con procesos continuos y discontinuos, desde las funciones administrativas
y contables hasta el diseño y la producción de los bienes, lo que significa
que tienen un carácter tanto “horizontal” como “vertical”.
Las TICs han acentuado su dimensión sistémica a través de un proceso
de convergencia con otras tecnologías. Desde una perspectiva temporal, se
observa que las TICs evolucionan a partir de tres grandes clusters de inno-
vaciones: el primero, en las décadas de los ‘40-‘50, caracterizado por la in-
troducción de la calculadora; el segundo, en los ‘60-‘70, centrado en el mi-
croprocesador; el tercero, en los ‘80-‘90, caracterizado por las grandes con-
vergencias tecnológicas que producen el desarrollo de las tecnologías avan-
zadas de producción y la posibilidad de aplicaciones múltiples de los medios
de comunicación y de la comunicación interactiva.
Las TICs cumplen con las condiciones indicadas por la teoría de los regí-
menes tecnológicos ya que constituyen el factor clave de una gran transición
tecnoeconómica. En esta dirección, las especificidades de fuerte intensidad y

68
Economía de la Tecnología y de la Innovación

persistencia innovativa devienen directamente de una espectacular reducción


en los costos de sus herramientas de propósito general (véase Box 3.1).

BOX 3.1. Las disminuciones de costos en factores claves co-


rrespondientes a distintas tecnologías
(confeccionado sobre la base de Mariotti, 2000)

A diferencia de otras tecnologías claves de paradigmas ante-


riores, las disminuciones de precios en el factor clave de las tec-
nologías de la información es notablemente superior. Así, por
ejemplo, el precio de uso del telégrafo bajó un 50% en un siglo
(1850-1950, -0,7% anual); el de la luz un 85% en el período
1883-1920 (-5% anual). Sin embargo, en este caso, la caída de
los precios se explica sólo parcialmente por la reducción en los
costos del nuevo sistema de generación basado en el invento de
la dínamo, porque la mejora en la eficiencia de la luz justifica
dos tercios de ella. En el caso de las TICs, debido al continuo
proceso de aprendizaje a lo largo de las trayectorias de la mi-
croelectrónica, se producen reducciones de costos de alrededor
del 28% por cada duplicación de la densidad de las funciones de
los circuitos que como se mostró en la primera sección viene
ocurriendo cada 18 meses (ley de Moore). A su vez, el círculo
virtuoso, ilustrado por la ley de Kaldor-Verdoorn, entre oportuni-
dades tecnológicas, crecimiento de la demanda de mercado,
efectos de aprendizaje y productividad, se debe tanto a la ex-
traordinaria evolución de la tecnología, cuanto a la disponibilidad
de insumos, de los que aumenta el ahorro debido a los proce-
sos de miniaturización (Scott Morton, 1991). En consecuencia,
en el mercado americano el precio de una calculadora, conside-
rando una calidad funcional constante, bajó un 19% anual en el
período 1958-1992, frente a una tasa anual de inflación para el
total de los bienes de inversión del 3,7%.

Según la conceptualizacion de Mariotti (2000), los rasgos clave de las


nuevas tecnologías son la comprensión del tiempo y del espacio, la continua
codificación del conocimiento, el aumento de la flexibilidad, la creciente im-
portancia del capital intangible, la importancia de las innovaciones de proce-
sos y de productos y las profundas transformaciones de las estructuras de
la sociedad civil. Veamos brevemente cada uno de estos aspectos.

• En primer lugar, la “compresión del tiempo y del espacio” es la conse-


cuencia del aumento de la velocidad de comunicación, de la ampliación
de la frecuencia de transmisión de voz, datos, imágenes y sonido y de
la integración de algunas fases del ciclo de la información. Así, la velo-
cidad de transmisión de la información mejoró cuatro veces entre los
‘70 y los ‘90, con amplias perspectivas de duplicar en poco tiempo el
nivel alcanzado. En especial, los costos unitarios de comunicación des-
cienden en una proporción de 1.000 a 0,01.
Los recientes desarrollos, planteados en la primera sección de esta

69
Universidad Virtual de Quilmes

Unidad, constituyen las premisas para cerrar la brecha entre potencia


y rentabilidad, presente entre las fases de procesamiento y de transmi-
sión de la información, que hasta el momento han representado un lí-
mite económico al desarrollo de las aplicaciones. Este conjunto de
transformaciones permite reducir los costos de coordinación y control
en las organizaciones y favorece el desarrollo del proceso de globaliza-
ción de los mercados. En particular, las TICs aumentan la posibilidad de
transportar el trabajo y por lo tanto aumenta la elasticidad de la susti-
tución entre trabajadores de distintos países y la relocalización de los
recursos, lo que es aprovechado especialmente por los agentes de in-
versión extranjera directa. Asimismo, en la mayoría de los procesos de
diseño, producción y distribución de bienes y servicios asociados a las
TICs se ahorra tiempo, lo que por otro lado significa un sesgo buscado
en las grandes innovaciones de procesos asociados con los diferentes
paradigmas históricos. Esto se acentúa a partir de las TICs debido a los
ahorros de tiempo asociados con las tecnologías de diseño y produc-
ción asistidas por computadora y con las nuevas técnicas de gestión.

• En segundo lugar, el desarrollo de las TIC desplaza el límite entre el co-


nocimiento tácito y el codificado, porque, como señalan David y Foray
(1995), resulta técnicamente posible y económicamente conveniente
convertir en información estructurada partes del conocimiento que has-
ta el momento tenían carácter tácito. Sin embargo, como se verá con
más detalle en la Unidad 4, el proceso de codificación no reduce la im-
portancia de las competencias y de las calificaciones, que resultan cru-
ciales para seleccionar y usar eficazmente la información codificada.
Asímismo, la codificación estimula aplicaciones prácticas que generan
nuevos conocimientos tácitos. Los nuevos conocimientos codificados
que se generan pueden transportarse a largas distancias y con costos
bajos, lo que tiene enormes implicaciones para la localización de la pro-
ducción, la difusión internacional de la tecnología, la transparencia en
los mercados de los factores y de los bienes, los intercambios de bie-
nes y, en especial, de los servicios que en el pasado se caracterizaban
por tener condiciones de no transables. Los costos de aprendizaje se
reducen, los procesos de imitación resultan facilitados y disminuyen
los tiempos de catching-up.

• En tercer lugar, el aumento de la flexibilidad de las TICs es la conse-


cuencia de su extraordinaria capacidad para procesar y transmitir infor-
mación en tiempo real, actuar en el control-coordinación de la actividad
y asegurar inteligencia a la gestión de los sistemas que las utilizan. Se-
gún Mariotti, el concepto de flexibilidad hace referencia a: i) la drástica
reducción en los costos de diferenciación de productos/servicios que
tiene lugar fundamentalmente a partir de las economías de gama; ii) la
fuerte reducción en los costos y tiempos de adaptación de los proce-
sos y de los desarrollos de nuevos productos; iii) el incremento de la
velocidad con la que la información circula y se toman las decisiones a
partir de los estímulos ambientales; iv) las posibilidades de que la ofer-
ta se adapte a la demanda de mercado, especialmente frente a pertur-
baciones de corto plazo e incertidumbre posible de controlar; v) la re-
ducción de los vínculos de conexión entre producción y consumo,

70
Economía de la Tecnología y de la Innovación

especialmente en las actividades de servicio y vi) la limitación de los En muchas tipolo-


costos fijos y de los riesgos de costos hundidos a través de la descen- gías de servicio (vin-
culadas con la cultura, el
tralización, el outsourcing y el networking. espectáculo, la educación,
La obtención de este conjunto de prestaciones se asocia con las nue- la actividad comercial, las
finanzas, los seguros, la
vas modalidades de producción y, por consiguiente, con la trama de re- consultoría, etc.) las TICs
laciones que se desarrolla entre innovación tecnológica y organizacio- flexibilizan la relación entre
nal. La relación entre estas dos tipologías de innovación no es lineal ni el momento de la produc-
ción y el del consumo a tra-
tiene un único sentido, como afirman muchos enfoques sobre el “im- vés de la eliminación o re-
pacto” de las nuevas tecnologías (Sestito y Trento, 1997). Más allá de ducción de los vínculos de
proximidad física y de los
consideraciones teóricas, en el caso de las TICs existen razones espe- lapsos de tiempos disponi-
cíficas concernientes a la naturaleza de las tecnologías de coordinación bles para el consumidor, de-
y control para rechazar la rígida causalidad determinista tecnológica. bido a la interposición de
aparatos de almacenamien-
Las empresas adoptan modalidades y sistemas que implican la defini- to y transmisión de las in-
ción de principios de integración informática, que, a su vez, implican la formaciones.
definición de principios de integración informativa vinculados estrecha-
mente con las modalidades de organización y control de las actividades.
Esta flexibilidad permite un abanico de soluciones como consecuencia
de la evolución conjunta de las tecnologías duras y blandas. Así, des-
tacan las inversiones en capital fijo (hardware y software) que incorpo-
ran rutinas diseñadas de antemano para responder a la variedad y va-
riabilidad de los mercados y que brindan apoyo al desarrollo de nuevos
productos y procesos (automación flexible, sistemas CIM, redes tele-
máticas). Otro cambio importante es la disminución de la importancia
relativa que tienen las actividades manuales con respecto a las lógi-
cas, simbólicas, de abstracción y representación mental del proceso
productivo, es decir, el aumento de la base de conocimientos a través
de la expansión de la actividad de investigación, diseño y, más en ge-
neral, de tareas que requieren habilidades intelectuales. Los trabajado-
res requeridos son en general multifuncionales con habilidades espe-
cíficas a la firma –lo que exige un entrenamiento adicional– y con una
visión integral de los procesos para poder encarar la creciente sofisti-
cación de los papeles de control y la mayor importancia de la resolu-
ción de problemas. En este marco, adquiere importancia la capacidad
para aprender, adaptarse, comunicar y trabajar en grupos. Sin embar-
go, en el marco de estas tendencias se agrava la estructura dual en el
mercado laboral, a partir de la persistencia contextual de un amplio
sector de trabajadores de baja calificación y en condiciones laborales
muy precarias, estructura coherente con el aumento de la capacidad de
responder a la variabilidad cuantitativa de los mercados, a través de la
flexibilidad en el uso (en especial numérico) de los trabajadores.
Las soluciones asociadas con la flexibilidad comentada no son sin em-
bargo únicas. Existe una amplia fluctuación y modelos híbridos com-
prendidos entre las soluciones de elevada automación y otras de más
elevada intensidad de trabajo, que en la Unidad anterior se han estili-
zado como especialización flexible, producción delgada, etc. Sin embar-
go, estas diferentes soluciones dependen de los procesos de aprendi-
zaje y experimentación llevados a cabo por las empresas y, en especial,
de un equilibrio dinámico entre las especificidades sectoriales, la estruc-
tura de mercado y las instituciones. A pesar del carácter path dependen-
ce de este proceso, las TICs parecen favorecer más la variedad y la hibri-
dación que el isomorfismo organizacional, lo cual es consecuencia de la

71
Universidad Virtual de Quilmes

combinación de dos fenómenos: “el primero, de corto plazo, vinculado a


lo transitorio y a la inestabilidad de la trayectorias evolutivas de las TICs;
el segundo, de largo plazo, debido a la menor presencia intrínseca en es-
ta tecnología, en comparación con las demás del pasado, de prescripcio-
nes normativas y vínculos fuertes respecto de la estructura organizacio-
nal de la producción” (véase Mariotti, op. cit.)

• En cuarto lugar, las TICs aumentan notablemente la importancia del ca-


pital intangible. Así, no sólo reducen el uso de factores, sino que mo-
difican significativamente la naturaleza de los procesos de sustitución
y complementariedad entre éstos. En este marco, las TICs han acen-
tuado la orientación hacia la profundización del capital intangible, que
ya había sido individualizada como tendencia básica de las innovacio-
nes de este siglo, en contraste con la tradicional orientación hacia la
profundización del capital tangible de las innovaciones del siglo pasa-
do (Abramovitz y David, 1995). La dinámica de las relaciones de com-
plementariedad/sustitución entre factores parece, sin embargo, com-
pleja y abierta a una amplia gama de soluciones. Por un lado, la elas-
ticidad de sustitución entre capital fijo en TICs y trabajo escasamente
calificado se incrementa y produce una acelerada expulsión de trabaja-
dores con perfiles profesionales obsoletos. Al mismo tiempo, aumen-
tan las complementariedades entre capital intangible y un grupo cen-
tral de trabajadores dotados de nuevas profesionalidades y habilida-
des. La posibilidad de sustitución entre trabajadores calificados y poco
calificados disminuye, produciendo una segmentación dual en el mer-
cado y aumentando la elasticidad de sustitución entre trabajadores que
están dentro y fuera del mercado de trabajo, con la consiguiente mayor
inestabilidad de los primeros. Asímismo, aumenta la elasticidad de
sustitución entre trabajadores de países diferentes, en especial en el
segmento masivo de los trabajadores sin calificación.
Sin embargo, los efectos de las nuevas tecnologías no son unívocos y
congruentes, ya que existe un amplio debate aún no saldado. Por un
lado, existirían complementariedades “locales” entre la adopción de
nuevas tecnologías y la demanda de trabajo calificado, a pesar de que
no se puede individualizar bien el nexo causal entre ellas. Sin embar-
go, cuando se consideran las consecuencias sobre el agregado econó-
mico global sin tomar en cuenta los efectos locales, se observa que es-
tas tendencias no implican automáticamente la tendencia general ha-
En el sector industrial cia el aumento de la demanda de trabajadores especializados, porque
(Vickery y Northcott, 1995)
el porcentaje de las unida- éste depende de las relaciones de complementariedad/sustitución que
des productivas que han in- se establecen en el tejido económico, tanto directamente entre traba-
troducido la microelectróni-
ca en los procesos producti- jadores especializados y no especializados como entre productos de
vos alcanza cuatro quintos elevado y bajo contenido de trabajo calificado. Por lo tanto, parece difí-
del total, mientras que las cil determinar el peso relativo en la evolución del mercado laboral que
unidades que la han intro-
ducido en los bienes finales tienen la tecnología y otros factores, tales como el cambio en los flu-
se ubica en un cuarto del to- jos del comercio exterior producidos por la relocalización internacional
tal. La difusión en los servi-
cios ha sido aún más eleva- del trabajo.
da, lo que ha convertido a
este sector en el principal • En quinto lugar, las TICs constituyen el componente fundamental de la
usuario de los arte-
factos informáticos. producción de la mayoría de los bienes y servicios. En ese contexto, las
innovaciones de producto inducida por las TICs resultan menores que

72
Economía de la Tecnología y de la Innovación

las innovaciones de proceso. Se trata básicamente de innovaciones


de naturaleza incremental: i) diferenciación y mejora de la calidad, ii)
mejora en la relación precio-performance de los productos, iii) reduc-
ción del tiempo necesario para colocar los productos en el mercado
y de los costos de diseño y desarrollo. Sin embargo, como resultado
de la digitalización del sonido y de las imágenes, de la integración en-
tre computadora y telecomunicación y de las decisivas mejoras de la
relación costos-performance de la tecnología de comunicación inte-
ractiva, se esperan grandes innovaciones en los productos y en los
servicios y escenarios en los que se produzca una fuerte integración
de múltiples medios de comunicación, como consecuencia de la con-
solidación de un nuevo modelo de consumo: el paso de una etapa
caracterizada por el “transporte masivo personalizado” (libre navega-
ción física de los individuos en automóvil) a la de la “información ma-
siva personalizada” (libre navegación de la mente de los individuos
hacia destinos de trabajo, diversión, desarrollo del conocimiento).
Sin embargo, dicha perspectiva resulta condicionada por un conjunto
de importantes requisitos y compatibilidades que no son automáti-
cos: la alfabetización y la capacitación informática de la población, el
desarrollo de las tecnologías de red y las infraestructuras telemáti-
cas necesarias.

• Por último, las TICs producen importantes transformaciones en la in-


fraestructura de la sociedad civil. Tres tipos de infraestructura cons-
tituyen el fundamento para asegurar la cohesión de una sociedad: i)
los transportes, ii) los sistemas de producción de energía y iii) las co-
municaciones. Las TICs afectan a los tres: directamente en el caso
de las comunicaciones, a través de relaciones de complementarie-
dad/sustitución en los transportes y mediante los posibles ahorros
en la producción de energía. En el largo plazo, el desarrollo tecnoló-
gico produce externalidades negativas que cuestionan la eficiencia
de las infraestructuras y la sustentabilidad del desarrollo. Sin embar-
go, las externalidades de la tecnología tienen un desenvolvimiento di-
námico (Nelson y Winter, 1982). La afirmación del sistema de trans-
porte con vehículos ha eliminado las externalidades negativas produ-
cidas por el sistema basado en la fuerza motriz de origen animal, así
como ha generado a distancia de décadas nuevas y peligrosas exter-
nalidades ambientales negativas (congestión y contaminación). Las
TICs brindan la posibilidad de eliminarlas parcialmente y de aumen-
tar la sustentabilidad del desarrollo, reduciendo su dependencia de
los movimientos y de las interacciones físicas (Freeman y Soete,
1994). A su vez, los progresos en los sistemas y en los medios de
transporte han constituido el requisito básico para el comienzo del
proceso de globalización. En este sentido, las TICs han acelerado la
integración de la comunidad internacional, aumentando su cohesión
y permitiendo la reasignación de los recursos de acuerdo con los ya
mencionados mecanismos de complementariedad/sustitución entre
factores de la producción localizados diferencialmente. El desarrollo
orgánico de las nuevas infraestructuras de comunicación interactiva
podrá brindar las externalidades necesarias para desatar las poten-
cialidades de las TICs en términos de innovaciones de consumo

73
Universidad Virtual de Quilmes

radicales; mientras que las trayectorias de la innovación de produc-


to, limitadas por el estrecho y viejo orden infraestructural, seguirán
generando básicamente un conjunto de innovaciones incrementales.

Ahora bien, ¿qué impacto tienen las nuevas tecnologías sobre la produc-
tividad promedio de la economía?
En efecto, uno de los temas centrales y más debatido en las distintas
escuelas teóricas con relación con el cambio tecnológico es su importancia
para el logro de mayores productividades en la economía. Alrededor de este
tema, uno de los interrogantes actuales reside en lo que ha sido llamado la
“moderna paradoja de la productividad”, esto es, la comprobación de que en
una época como la presente, caracterizada por la introducción masiva de
nuevas tecnologías y por un proceso de rápida e intensa innovación tecnoló-
gica, se verifican simultáneamente reducidas ganancias en productividad.
Analizando esta problemática, P. A. David (1991) subraya la importancia
de mantener un adecuado marco de largo plazo para discutir las vinculacio-
nes entre la revolución informática y el crecimiento de la productividad, to-
mando en consideración la naturaleza contingente y path-dependent del pro-
ceso de transición de un régimen tecnoeconómico a otro. Si se realiza una
analogía entre la introducción del motor eléctrico (la revolución de la dínamo)
en las fábricas norteamericanas a fines del siglo XIX, y las modernas TICa,
ella muestra sus semejanzas con relación a la dinámica de su amplia difu-
sión, sus mejoras incrementales y su confluencia con otras tecnologías com-
plementarias, señalando que entre la introducción de una nueva tecnología
y la verificación de sus efectos económicos plenos media un tiempo de
aprendizaje, y de innovaciones e inversiones complementarias. Por lo de-
más, los efectos sobre la economía dependen de muchas circunstancias, en-
tre ellas del contexto macroeconómico y de la rapidez de cambios institucio-
nales y culturales. David propone el término “presbicia tecnológica” para
connotar la “enfermedad” o desvío de los analistas, que enfocan su atención
en el punto de llegada del proceso y no en el viaje a ese punto de llagada,
perdiendo de vista la complejidad y la contingencia histórica del proceso de
cambio tecnológico, e ignorando que no existe automaticidad en la imple-
mentación de un nuevo paradigma tecnológico.
Desde esta perspectiva histórica, postula David, no hay, en rigor, actual-
mente una paradoja de la productividad. Sin embargo, en esta discusión no
hay que olvidar que en el transcurso del tiempo necesario para el pleno pa-
saje de un paradigma a otro se verifican redistribuciones de beneficios y con-
centraciones de rentas y beneficios en favor de las empresas innovadoras.

3.6. Innovaciones organizacionales

Hemos visto que entre los principales rasgos del nuevo paradigma tec-
noeconómico se encuentran modificaciones profundas en las formas de
organización empresarial, esto es, el desarrollo de innovaciones organiza-
cionales. Éstas se entienden de una forma amplia, incluyendo la imple-
mentación de nuevas formas de gestión empresarial, transformaciones en
la estructura de la firma, nuevas orientaciones estratégicas, nuevas for-
mas de articulación y coordinación intra y extra empresariales. Los siste-
mas de producción just-in-time (JIT), de “gestión de la calidad total” (total

74
Economía de la Tecnología y de la Innovación

quality management, TGM), o la producción “magra”, o lean production,


son ejemplos de ello.
La importancia de las innovaciones organizacionales ha sido reconocida
en númerosos estudios. Según Edquist (1997b, citado por A. López, 1999),
esta importancia radica en que:

• las innovaciones organizacionales y las tecnológicas están íntimamen-


te relacionadas, y muchas veces las primeras constituyen un requisito
para el éxito de las segundas.

• Las innovaciones organizacionales son fuente importante de aumentos


en la productividad y la competitividad, e impactan en el empleo.

• La incorporacion de nuevas tecnologías requiere usualmente de cam-


bios en la organización del trabajo, en los patrones de comunicación in-
tra e inter empresas, en las actividades de capacitaión, etcétera.

En rigor, el tránsito a través de distintas formas de organización de la


producción, que hemos estado reseñando en esta Unidad, remite a una
historia referida más que a cambios en maquinarias y equipos, a innovacio-
nes organizacionales. Más aún, en el interior de una empresa las capaci-
dades tecnológicas no se limitan al plano puramente técnico sino que in-
cluyen el dominio de procedimientos y estructuras organizacionales (OCDE,
1992, citado en A. López) y de la manera como se organizan los esfuerzos
creativos y las conexiones que se establecen entre los los agentes de la
firma (Metcalfe, 1995).
Las innovaciones organizacionales se distitnguen de las tecnológicas (Ed-
quist et al., 1997, citado en A. López, 1999), entre otros aspectos, por:

• constituyen innovaciones “intangibles”, no implican cambios materiales

• no son, por lo general, el resultado de actividades formales de I&D

• su difusión no se realiza a través del mercado sino por copia de las


prácticas de las firmas líderes, aunque a veces se puede acceder a
ellas a través de los servicios de consultoría

La importancia de las innovaciones organizacionales se acrecienta en el


contexto de los cambios tecnológicos contemporáneos vinculados con la
aplicación de la microelectrónica. Varios autores han señalado que la eficien-
cia en la aplicación y difusión de estas nuevas tecnologías descansa en la
adopción simultánea de nuevos sistemas de organización del trabajo, y de
relaciones con los proveedores y usuarios (Coriat, 1992a, El taller y el robot).
Existe algún grado de consenso entre los autores en que estos nuevos mé-
todos organizacionales se identifican con los característicos del “toyotismo”
u “ohnismo”.

Lecturas obligatorias

Coriat, B. (1992), El taller y el robot, Siglo XXI.

Boscherini, F. y Poma, L. (2000), “Más allá de los dis-


tritos industriales: el nuevo concepto de territorio en el
marco de la dimensión global”, en: Boscherini y Poma

75
Universidad Virtual de Quilmes

(eds.), Territorio, conocimiento y competitividad de las


empresas: el rol de las instituciones en el espacio global,
Editorial Miño y Dávila.

Krueger Passos, C. A. (1999), “Novos modelos de ges-


tão e as informações”, en Lastres y Albagli (eds.), Infor-
mação e globalização na era do conhecimento, Editorial
Campus, Río de Janeiro.

Lastres, H.y Albagli, S. (1999), “Chaves para o Tercei-


ro Milênio na Era do Conhecimento”, en: Lastres, H.y
Albagli, S. (eds.), Informação e globalização na era do
conhecimento, Editorial Campus, Río de Janeiro.

Lastres, H. y Ferraz, J. (1999), “Economia da informa-


ção, do conhocimento e do aprendizado”, en: Lastres,
H. y Albagli, S. (eds.), Informação e globalização na era
do conhecimento, Editorial Campus, Río de Janeiro.

López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la econo-


mía del cambio tecnológico y la innovación: una guía
temática”, I&D. Revista de Industria y Desarrollo, Año
1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

Mariotti (2000), “El fomento al desarrollo espontáneo y


al clustering entre las pymes: un intento de definición
de un marco conceptual para las políticas a partir de
algunas experiencias empíricas”,: en Boscherini y Po-
ma (eds.), Territorio, conocimiento y competitividad de
las empresas: el rol de las instituciones en el espacio
global, Editorial Miño y Dávila.

Metcalfe, J. (1995), “Technology systems and techno-


logy policy in an evolutionary framework”, Cambridge
Journal of Economics, Vol. 19, N° 1.

Nemirovsky, A y Yoguel, G. (2000), “La creación de fir-


mas high-tech y el desarrollo de la tecnología de infor-
mación/comunicación en el Silicon Valley. Algunas
lecciones para el caso argentino”, Boletín Informativo
Techint, Nº 301.

Lecturas recomendadas

Bianchi, P. y Miller, L. (2000), “Innovación, acción co-


lectiva y crecimiento endógeno: un ensayo sobre insti-
tuciones y cambio estructural”, en: Boscherini y Poma
(eds.) (2000), op. cit.

David, P. (1991), “Computer and dynamo. The modern


productivy paradox in a not-to-distant mirror”, en: OC-
DE, Technology and productivity. The challenge for eco-
nomic policy, OCDE, París.

Edquist, C. (1997b), “Systems of Innovation Approa-


ches-Their Emergence and Characteristics”, en: C. Ed-
quist (ed.), op. cit.

76
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Edquist, C., L. Hommen y M. McKelvey (1997), “Inno-


vations and Employment in a Systems of Innovation
Perspective”, TEMA-T, Linkoping University, Working
Paper N° 177.

Freeman, C. y C. Pérez (1988), “Structural crises of ad-


justment, business cycle and investment behaviour”,
en: G. Dosi et al. (eds.), op. cit.

Freeman, C. y L. Soete (1997), The Economics of Indus-


trial Innovation, 3ª ed., The MIT Press, Cambridge,
Massachussets.

Johnson, B. (1992), “Institutional learning”, en: B.


Lundvall (ed.), National systems of innovation. Towards
a theory of innovation and interactive learning, Pinter,
Londres.

Kline, S. y N. Rosenberg (1986), “An overview of inno-


vation”, en R. Landau y N. Rosenberg (eds.), The posi-
tive sum strategy. Harnessing technology for economic
growth, National Academy Press, Washington D.C.

North, D. (1990), Institutions, Institutional change and


economic performance, Cambridge University Press.

OCDE (1992), Technology and the Economy. The key re-


lationships, OCDE, París.
Rosenberg, N. (1982), Inside the Black Box: Technology
and Economics, Cambridge University Press, Cambridge.

Rosenberg, N. (1994), Exploring the black box,


Cambridge University Press.

77
Referencias Bibliográficas

Boscherini, F. y Poma, L. (2000), El nuevo rol del territorio para la competiti-


vidad de las empresas en el espacio global, Editorial Miño y Dávila,
Buenos Aires
Freeman, C y Soete (1997).
Lastres, H. y Albagli, S. (1999), Informação e globalização na era do conhe-
cimento, Río de Janeiro (en especial el capítulo 1, de Lastres y
Ferraz).
Mariotti, S. (2000), “Nuevos paradigmas tecnológicos”, en: Boscherini y
Poma (eds.), El nuevo rol del territorio para la competitividad de las
empresas en el espacio global, Editorial Miño y Dávila, Buenos Aires.
Nemirovsky, A y Yoguel, G., (2000)
Coriat, B. (1991), El taller y el cronómetro, Siglo XXI.
Krueger Passos, C. A. (1999), “Novos modelos de gestão e das informa-
ções”, en: Lastres y Albagli (eds.) (1999), Informaçaõ e Globalizaçaõ
na era do Conhecimiento, Río de Janeiro.

78
4

Conocimiento, aprendizaje y desarrollo


de capacidades tecnológicas

Comenzaremos esta Unidad con algunas definiciones básicas de concep-


tos implícitos en la Unidad 1 y utilizados en parte en las unidades 2 y 3 -los
aspectos codificados y tácitos del proceso de conocimiento-, para discutir lue-
go la forma en que se manifiestan los procesos de aprendizaje en firmas in-
dividuales, en conjuntos de empresas y en ambientes territoriales acotados.
Como señala Rullani (2000), el conocimiento constituye un recurso difícil-
mente compatible con la estática del equilibrio de la tradición neoclásica,
que todavía se utiliza como marco de referencia general, y ello se explica de-
bido al carácter intrínsecamente dinámico y relacional que adopta. El carác-
ter dinámico se deriva de que su valor disminuye a lo largo del tiempo y, por
lo tanto, no es significativo en el marco del tiempo virtual de la estática de
largo plazo. Es decir, mantiene su valor sólo si se regenera y se amplía con-
El sentido que el sujeto le
tinuamente a través del aprendizaje. A su vez, el carácter relacional se debe atribuye a la acción se refie-
a que la producción de conocimiento deviene de un trabajo de interpretación re a un conjunto de objetos,
que, ubicando cada fenómeno en una red conceptual de esquemas, expec- factores, acontecimientos,
estructuras y experiencias
tativas, memorias sedimentadas en los individuos y en los sistemas socia- preexistentes que se inte-
les, les asigna un sentido, de acuerdo con las experiencias anteriores, a las gran en la vida personal, lo
que le confiere un
especificidades de sus contextos de acción, a la comunicación que se desa- sentido holístico.
rrolla para socializar dichas experiencias (Bonaccorsi y Pammolli, 1990). No
Por lo tanto, el
es posible comprender el proceso de producción de conocimiento si se to- aprendizaje prima-
man en cuenta los dos enfoques tradicionales sobre las relaciones, el jerár- rio, que alimenta el ciclo
quico y el del mercado. La cuestión acerca de las relaciones no competitivas cognitivo, está integrado
por relaciones que ubican a
entre empresas (Vaccà, 1989) pone en evidencia que la investigación, la in- los sujetos en contextos es-
novación y la organización de la interdependencia requieren modalidades de pecíficos y confieren carác-
ter holístico a los sentidos a
interacción que se basan fuertemente en la confianza y en la inteligencia in- través de los cuales se inter-
terpretativa, es decir, dos recursos que necesariamente se fundamentan en pretan y organizan las expe-
los circuitos cognitivos sociales de carácter complejo (Vaccà, 1993). riencias en la vida de los in-
dividuos. El aprendizaje
primario genera conoci-
mientos contextualizados
que posteriormente –a tra-
4.1. La importancia de los conocimientos codificados y tácitos vés de apropiadas operacio-
en el desarrollo de las capacidades tecnológicas de las firmas nes cognitivas– se pueden
abstraer de los contextos de
experiencia originarios y,
Los conocimientos codificados hacen referencia al conjunto de saberes por lo tanto, también trans-
de tipo tecnológico (incorporados en materiales, máquinas, componentes y ferir de un contexto a otro;
productos finales), organizacionales y transmisibles por interacción comuni- pero al final del ciclo se re-
formulan de manera especí-
cativa (Internet, cursos, etc.) a los que se accede a través del mercado fica de acuerdo con el con-
(Becattini y Rullani, 1997). Por otro lado, el conocimiento tácito involucra: i) texto específico en el que se
deben usar. En este sentido,
los saberes no codificados en manuales sobre la tecnología de proceso apli- la relación conocimiento-
cados al proceso de trabajo; ii) los saberes generales y comportamentales; contexto no representa un
iii) la capacidad de resolución de problemas no codificados; iv) la capacidad elemento complementario,
sino fundamental, del ciclo
para vincular situaciones y para interactuar con otros recursos humanos. En cognitivo.

79
Universidad Virtual de Quilmes

suma, el conocimiento tácito permite efectuar una representación mental


compleja del proceso de trabajo (Novick, 1997. Este tipo de atributos que se
demandan a los trabajadores (que no pueden ser articulados o bien no pue-
den ser formalizados completamente), fuertemente influidos por el contexto
(Mertens, 1997), se adquirien en diversas situaciones, tales como lugares
de trabajo, asociaciones, intercambios informales, etc. (Ducatel, 1998).
Mientras el elemento codificado del proceso de conocimiento es básica-
mente transable, el elemento tácito es específico de la firma, no se puede
comprar en el mercado y constituye un punto clave en las diferencias tecno-
lógicas y en las ventajas competitivas específicas de los agentes (Ernst,
1996; Lall, 1995). Esto es particularmente así debido a que las firmas no
eligen –como supone la ortodoxia económica– la técnica óptima en la biblio-
teca de conocimiento técnico. Por el contrario, los esfuerzos de selección y
adaptación que deben hacer requieren como condición necesaria umbrales
mínimos de conocimientos codificados y en especial tácitos.
Algunos autores, como Poma (1998), introducen la necesidad de un len-
guaje común en el proceso de codificación del conocimiento tácito, al que le
adjudican la categoría de institución. Así, dado que el conocimiento tácito po-
dría ser definido como la sedimentación del conjunto de memorias que inclu-
yen las secuencias de operaciones que permiten alcanzar con éxito distintos
objetivos, el uso de un lenguaje común (formal o informal) resulta necesario
para que el conocimiento pueda circular y difundirse. En ese sentido, “una
parte del conocimiento tácito tiene que colocarse en el marco de algunos pa-
rámetros formales de pensamiento”. Por lo tanto, el lenguaje puede ser in-
terpretado como una “institución” de carácter tanto formal como informal
que puede facilitar o limitar el desarrollo del proceso de aprendizaje (Poma,
Los trabajos de Nonaka so- 1998).
bre estas temáticas se en-
cuentran en varios artícu-
los y libros. En especial
nos interesa destacar el li- 4.2. El aporte de Nonaka al proceso de aprendizaje
bro, en coautoría con Ta- de las organizaciones
keuchi, The knoledwge-
creeating company: how ja-
panneese companies create El estudioso japonés de management Ikujiro Nonaka, de la Hitotsubashi
the dynamics of innovation,
Oxford University University de Tokio, fue uno de los académicos que más aportes hizo a la
Press, 1995. construcción de una teoría innovativa sobre la producción de conocimientos
basada en gran medida en observaciones efectuadas en diversas fábricas e
En el libro citado,
realizaron entrevis- instituciones japonesas.
tas a 20 organizaciones y a En los últimos 50 años las empresas japonesas tuvieron que dar respues-
130 managers de distinto ta a condiciones de incertidumbre. En ese sentido, trabajar en un ambiente
nivel de compañías japone-
sas. en el que la única certidumbre era la incertidumbre les permitió desarrollar
un conjunto de competencias y métodos para potenciar los procesos de
aprendizaje, lo que las hizo más innovativas. Se fue generando así un proce-
so único de fuerte conexión entre las competencias en el interior y en el ex-
terior de las firmas, que a su vez fue generando continuas conversiones de
conocimientos codificados y tácitos que explican el ritmo de desarrollo de
nuevos productos y procesos, nuevas formas organizativas y nuevas formas
de comercialización. Estos procesos constituyen en conjunto la clave para
entender el proceso de innovación y el desarrollo de ventajas competitivas
de los agentes.
La esencia del proceso de innovación reside en cómo recrear el mundo de
acuerdo con una visión particular de la firma. Por lo tanto, crear conocimiento

80
Economía de la Tecnología y de la Innovación

no es sólo aprender de otros (compradores, vendedores, competidores, es-


pecialistas), sino fundamentalmente internalizar y procesar ese conocimien-
to junto con el desarrollado en el interior de la firma, de modo que se ajus-
te a la imagen de la compañía. Para hacer todo esto las organizaciones tam-
bién necesitan “desaprender”, en especial la idea de que el conocimiento se
adquiere fundamentalmente a partir de manuales, libros y lecturas.
Su idea clave es que la teoría económica siempre ha evitado considerar
el conocimiento como un recurso que se puede producir y no solamente dis- “En la teoría económica or-
todoxa, la creación y la uti-
tribuir y que, por lo tanto, no es el resultado de un aprendizaje individual si- lización del conocimiento
no consecuencia de la acción social de las organizaciones. están separadas y las em-
La razón por la que se ha prestado escasa importancia a la organización presas no constituyen una
fuente de creación de cono-
como creadora de conocimiento reside en que tanto desde la teoría econó- cimiento”
mica neoclásica como desde su símil en la teoría de la administración se ha Nonaka, 1993
A partir de esta afirmación,
puesto el énfasis en el rol de la empresa exclusivamente como procesadora Nonaka menciona las insu-
de información. En esas concepciones, se supone que el conocimiento está ficiencias que tiene la teoría
incorporado en el sistema de precios y por lo tanto no se toman en cuenta de la empresa, que, entre
otras, se han acercado bas-
los saberes tácitos y codificados de los agentes económicos, que no se ma- tante al fenómeno del cono-
nifiestan bajo la forma de información del sistema de precios. Por el contra- cimiento (Von Hayek,
Schumpeter, Penrose,
rio, en su teoría sugiere que el tipo de conocimiento expresado en palabras Nelson y Winter). La crítica
y números (de tipo codificado) es sólo el iceberg y que, por el contrario, el a estos enfoques alude a su
conocimiento es fundamentalmente algo no fácilmente visible ni explicitable. incapacidad para dar cuenta
de la complejidad de las
En ese contexto, entender qué significa la compañía, hacia dónde está yen- modalidades a través de las
do, en qué tipo de mundo desea vivir y cómo hacer para que ese mundo se cuales las organizaciones
crean conocimiento, por
convierta en una realidad es mucho más importante que el mero procesa- medio de la inteligencia in-
miento de información. Es a partir de la búsqueda de estas estrategias que dividual de sus miembros,
se desarrolla el proceso de aprendizaje en la organización. ubicada en el contex-
to organizacional.

Nonaka retoma la distinción de Michael Polany entre conocimiento tá-


cito y conocimiento explícito: “Conocemos mucho más de lo que pode-
mos decir” (Polany, 1967). El conocimiento explícito (o codificado) alude
al conocimiento que “se puede transferir a través de un lenguaje formal,
sistemático”. Por otra parte, el conocimiento tácito está “profundamente
arraigado en la acción, en el esfuerzo y en el involucramiento en un con-
texto específico y evoca dos aspectos: una dimensión cognitiva (esque-
mas, paradigmas, modelos mentales, opiniones) y las creencias presentes
en nosotros mismos” (Nonaka, 1993). A partir de esta definición, el con-
cepto de conocimiento tácito incluye todos los conocimientos que de al-
guna manera están radicados en un contexto o en la vida de los agentes.
Como dice Rullani (2000), muchos conocimientos radicados en un con-
texto o en la vida de los agentes no tienen carácter tácito sino que para
ellos son explícitos y explicitables. La imposibilidad de transferirlos de un
contexto a otro depende de la especificidad que tienen los conocimientos
desarrollados en cada contexto y no de su naturaleza tácita, no disponible
para todos los agentes. La naturaleza de no-acceso de los conocimientos
es sólo uno de los casos en que el conocimiento recibe la especificidad del
contexto originario. En muchos otros casos, el conocimiento puede ser es-
pecífico y por lo tanto se necesita un proceso de traducción para transfe-
rirlo de un contexto a otro, sea o no tácito. En este sentido, más apropia-
damente, se puede hablar de un conocimiento contextual que se contrapo-
ne a un conocimiento codificado transferible de un contexto a otro a tra-
vés de lenguajes formales. De acuerdo con la terminología usada por
Nonaka, en esta Unidad se usará la contraposición tácito/explícito, asumien-
do convencionalmente que en realidad significa contextual/codificado.

81
Universidad Virtual de Quilmes

En este sentido, Nonaka sugiere abandonar la estática para analizar el


proceso dinámico de generación de nuevo conocimiento, y el atomismo indi-
vidualista para analizar el conocimiento como fenómeno que involucra relacio-
nes y que está radicado en los sistemas organizados y en los contextos en
que se desarrollan las acciones. También cuestiona el enfoque de Simon del
problem-solving, que convertiría a los hombres en procesadores de informa-
ción que toman decisiones lógico-racionales en condiciones de racionalidad
acotada, a partir de tres consideraciones. Por un lado, considera que en la
mayoría de las experiencias cognitivas, las problemáticas no son “objetiva-
mente” o exógenamente dadas, sino, por el contrario, “descubiertas” o
“construidas” por la creatividad del hombre que define las problemáticas sus-
ceptibles de cálculo racional, e interpreta las situaciones y las posibilidades
abiertas a través del uso de distintos medios de cálculo racional. En segun-
do lugar, el estímulo para innovar, es decir, para crear problemáticas y res-
puestas, no deviene del exterior, sino de una dinámica endógena de las orga-
nizaciones y de los recursos humanos involucrados. En tercer lugar, la res-
puesta posible a las problemáticas complejas no consiste únicamente en una
estrategia de simplificación, que desagrega el problema inicial y asigna sus
fragmentos a componentes especializados de la organización, sino también
en otras dinámicas que utilizan la redundancia de los conocimientos sedimen-
tados en la organización, la ambigüedad y la variedad de problemas, las rela-
ciones comunicativas como medio para construir soluciones practicables.
La naturaleza irreductiblemente compleja que tienen los procesos cogniti-
vos se aprecia si se toma en cuenta el ciclo cognitivo completo (desde la apa-
rición del problema, a su racionalización, a la búsqueda de soluciones, a su
implementacíon y a la generación de nuevos problemas), y no solamente una
fase aislada del ciclo de producción de conocimientos (como en los enfoques
centrados en la resolución de problemas). Esta complejidad requiere dotar al
conocimiento de una nueva base epistemológica centrada en la continua con-
versión de los elementos tácitos en codificados, y viveversa, y una diferente
Los intentos occidentales función cognitiva de la organización, que va generando crecientes niveles de
por superar esa dualidad fue- complejidad al pasar del conocimiento individual al intra-organizacional.
ron desarrollados por Kant Respecto del primer punto, Nonaka critica a la epistemología occidental,
(quien aceptó que la base del
conocimiento es la experien- de naturaleza cartesiana, que separa el sujeto que conoce del objeto que es
cia si bien ella no constituye conocido. Ese dualismo, que ha predominado en los últimos 200 años, no
la única fuente), por Hegel
(la mente y la materia son permite entender la dialéctica existente entre conocimiento tácito y conoci-
derivados del espíritu abso- miento codificado. En ese marco epistemológico, ni las vertientes racionalis-
luto a través de un proceso tas cartesianas –según las cuales el conocimiento podría ser obetenido de-
dialéctico) y por Marx (en la
búsqueda del conocimiento, ductivamente a partir del razonamiento– ni las de tipo inductivista con origen
tanto el sujeto como el obje- en Locke –el conocimiento puede ser obtenido a partir de la experimenta-
to están en un proceso dia-
léctico de continua ción– logran capturar el movimiento dialéctico de los diferentes tipos de co-
adaptación). nocimiento.
Según su teoría, se requiere reconocer la existencia de un dualismo in-
trínseco en la naturaleza del conocimiento, simultáneamente tácito (presen-
te en un contexto específico) y explícito (separado del contexto originario y
explicitado a través de un código). El conocimiento es necesariamente táci-
to porque siempre se genera en contextos específicos de aprendizaje y a
ellos hay que reconducirlo en el momento en que se usa. Las dos dimensio-
nes del conocimiento tácito son la de tipo técnica y la de tipo cognitiva “que
incluye esquemas, modelos mentales, creencias y percepciones tan arraiga-
dos que se los da por sentados”. Sin embargo, el conocimiento tácito se

82
Economía de la Tecnología y de la Innovación

genera a nivel individual. Para que pueda ser aprovechado, socializado y cir-
cular por la organización requiere ser explicitado y transferido mediante un
proceso de conversión, a lo largo del cual se crea el conocimiento de la or-
ganización. Esta reconversión también se produce entre el conocimiento co-
dificado y el tácito.
El eje central de la transformación planteada por Nonaka se asienta en la
contraposición entre conocimiento tácito y codificado, denominado por él
“explícito”. En primer lugar, el conocimiento de los agentes tiene que ser so-
cializado y, sin cambiar de calidad, tiene que ser compartido por muchos
agentes que integran el grupo originario. Entonces, se puede transformar en
codificado (externalización) para que pueda circular también fuera del grupo
originario e integrarse con otros conocimientos del mismo género (combina-
ción). Por último, los conocimientos codificados necesitan ser re-contextuali-
zados, a través de su internalización en los grupos y en los individuos que
deben actuar.
Un punto clave del trabajo de Nonaka es la definición de la dialéctica de
los cuatro procesos de conversión del proceso de conocimiento y la forma
organizacional que la posibilita. Estos cuatro procesos son: i) la conversión
del conocimiento tácito en otro conocimiento tácito denominada fase de “so-
cialización del conocimiento”; ii) la conversión del conocimiento tácito en co-
dificado denominada fase de “externalización del conocimiento”; iii) la fase
de combinación del conocimiento codificado y iv) la fase de conversión del
conocimiento codificado en tácito, denominada “internalización del conoci-
miento”. Junto con el desarrollo de estos procesos (socialización, externali-
zación, combinación e internalización) Nonaka plantea una forma organizati-
va que se aparta tanto de los esquemas jerárquicos top-down, que se basan
sólo en el predominio de conocimientos codificados, como de su opuesto,
bottom-up, que se sustenta sólo en la importancia asignada a los conoci-
mientos tácitos.
La socialización es un proceso mediante el cual se comparten e intercam-
bian experiencias y opiniones y se difunde el conocimiento tácito entre más
individuos, a través de la “observación, imitación y experiencias empíricas”,
operando por medio de equipos y de “espacios de interacción” . En este sen-
tido, apunta a compartir experiencias entre más agentes para que éstos pue-
dan circular su conocimiento tácito e incorporar el de otros. En esta fase se
crea nuevo conocimiento tácito a partir de compartir modelos mentales y ha-
bilidades técnicas. En el proceso de socialización no sólo importa “hacer jun-
tos”, sino también la reflexión acerca de lo que están haciendo y de las di-
námicas sociales y técnicas que rigen las conductas colectivas en un contex-
to específico. La esfera de relaciones en que se desarrolla la socialización
se ubica en los mecanismos de auto-referencia de la organización, entendi-
da como sistema. En este marco se pueden utilizar los trabajos de P. Senge
(Senge, 1990; Senge y Sterman, 1992) sobre el efecto palanca que las es-
tructuras profundas producen en las acciones y performances de un cierto
contexto organizacional. Este proceso de socialización tambien incluye las in-
teracciones informales entre los que desarrollan los productos y los clientes.
La externalización constituye el proceso de conversion del conocimiento
tácito en codificado a partir del reiterado uso de metáforas, analogías, mo-
delos, hipótesis y conceptos que permiten expresar las experiencias empíri-
cas en términos de conceptos abstractos. Esta fase desempeña un rol im-
portante en el proceso de transformación de la naturaleza del conocimiento.

83
Universidad Virtual de Quilmes

Cuando el proceso de externalización excede los límites del grupo pequeño,


requiere el uso de lenguajes formales y de programas de simulación suscep-
tibles de reconducir el caso concreto en el marco de reglas abstractas y de
un proceso de búsqueda orientado a definir nociones generales a partir del
conjunto de nociones que se han desarrollado y aprendido a través de la ex-
periencia.
Esta fase de la conversión del ciclo de conocimiento se puede visuali-
zar a partir del caso del desarrollo de nuevos modelos de Honda en el
Japón durante los ‘80. Ante la necesidad de desarrollar un modelo que
rompiera con las versiones tradicionales de los ’80, la dirección de la com-
pañía planteó la consigna “evolucion del automóvil” a un grupo de desa-
rrollo de la empresa. El grupo arrojó la metáfora “más hombre-menos ma-
china” (man maximum-machine minimum) y de ahí se pasó a la idea de la
esfera como forma que refleja esa metáfora. Luego la idea evolucionó ha-
cia “auto alto”, representado por una esfera: un auto corto pero alto que
sea cómodo para sus ocupantes. El ejemplo presentado por Nonaka y
Takeuchi pone de relieve tres planos necesarios para el desarrollo de co-
nocimiento codificado en la firma a partir de saberes tácitos: a) el uso de
metáforas y analogías, b) la necesidad de pasar de un conocimiento indi-
vidual a un conocimiento organizacional y c) la necesidad de ambigüeda-
des y la existencia de recursos redundantes. El uso de metáforas o analo-
gías hace referencia a la necesidad de un lenguaje figurativo para articu-
lar las intuiciones y creencias e ir avanzando hacia niveles más complejos
de conocimiento, lo cual permite pasar de la idea de “evolución del auto-
móvil” a “lo máximo para el hombre lo mínimo para la máquina”, a “la es-
fera” y finalmente al “auto alto”. La analogía funciona como “un paso in-
termedio entre la imaginación y el pensamiento lógico”. El paso de cono-
cimiento individual a otro de tipo organizacional alude a la necesidad de
que el conocimiento individual pueda ser transformado por la organización
en conocimiento valorizable para el conjunto de la compañía. Para ello se
emplean las técnicas de diálogo, discusión, experiencias compartidas y
observaciones. Los conflictos generados a partir de estos diálogos son los
que permiten cuestionar las rutinas y creencias tradicionales e impulsar
nuevas ideas. Por ultimo, la necesidad de ambigüedades y de recursos re-
dundantes, que va contra las prácticas tradicionales, promueve el diálogo-
conflicto y la generación de nuevas ideas. En el caso de Honda, el grupo
de desarrollo de producto fue dividido en varios subgrupos con el fin de
que desarrollaran en forma independiente la “ambigua” misión lanzada
por la empresa: evolución del auto. Es necesaria la presencia de un líder
en el equipo de desarrollo, capaz de compatibilizar las discrepancias y di-
rigir el desorden y el caos que se generan como producto de las distintas
ideas que van emergiendo para elegir la mejor opción.
La combinación, que constituye el encuentro entre distintos conocimien-
tos explícitos (codificados), se produce a partir del intercambio y el cruce de
conocimientos entre diferentes contextos y se desarrolla a través de la edu-
cación, la investigación, los bancos de datos, las conversaciones telefóni-
cas, los encuentros formales y la comunicación social. Como resultado de
este proceso se va generando una red en la que el conocimiento codificado
no sólo se puede intercambiar sino que se encuentra disponible, constituye
el resultado de este intercambio y también involucra a agentes con los que
no existe contacto directo o con los que no se comparten experiencias.

84
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Por último, la internalización es el proceso por el cual se produce una


transformación de conocimiento codificado en tácito, conversión que se
produce debido a la necesidad de que los agentes o los grupos que ope-
ran en distintos contextos de acción puedan asimilar el saber externaliza-
do. Así, los conocimientos explícitos se re-contextualizan y recuperan su
carácter tácito. Dicho proceso utiliza esencialmente el learning by doing, es
decir, la definición de conocimientos en un contexto de acción, en el cual
la acción experimental a través de la prueba y error desempeña un rol im-
portante. Contextualizar un conocimiento explícito significa usarlo para de-
sarrollar una acción en un contexto específico: la experimentación se de-
senvuelve a través de la construcción de un “espacio de interacción” que
permite compartir el conocimiento explícito y lo difunde entre los miembros
del grupo. Por lo general, las problemáticas generadas por la acción en el
contexto exceden el saber que deviene de los conocimientos externos. Por
lo tanto, se requiere activar un proceso de aprendizaje en acción que im-
pulsa una integración satisfactoria entre los conocimientos externos y las
competencias contextuales que ya han sido desarrolladas. Este proceso de
fusión, que sintetiza el saber codificado que deviene de las redes externas
con las competencias del contexto, que, por el contrario, rigen los proce-
sos que se desarrollan en un contexto específico, desempeña un rol clave
para determinar la performance potencial del conocimiento. La acción sin-
tetizadora, que puede denominarse integración versátil (Becattini y Rullani,
1993), pone en evidencia la necesidad existente de amalgamar conoci-
mientos no homogéneos de una manera plástica, para que se vinculen con
las diferentes especificidades de cada contexto de acción.
En las transformaciones del proceso de conocimiento mencionado se ob-
servan dos características básicas. En primer lugar, el conocimiento no usa
los canales lógico-racionales que han sido enfatizados por la tradición posi-
tivista occidental, sino que utiliza herramientas dialécticas que se caracteri-
zan por tener una marcada ambigüedad semántica. Dichas herramientas re-
quieren metáforas, analogías, contradicciones, lapsos de desorden y de
caos que se pueden convertir en fuente de aprendizaje. En este marco, ca-
be recordar que el “pegamento” que junta los términos contradictorios o caó-
ticos de una situación específica no puede ser el de la lógica racionalista,
que repudia las contradicciones y considera como “ruido” el desorden, sino
el empírico que los agentes consiguen compartiendo un mismo contexto de
experiencias y, por lo tanto, una misma base de conocimientos.
La segunda característica está constituida por el carácter circular y espi-
ralado del ciclo. El conocimiento, originado en el contexto de la acción indi-
vidual, se aleja de ésta para convertirse en colectivo (socialización) y formal
(externalización, combinación), y, finalmente, para “alimentar” nuevamente
el contexto de la acción individual y crear, por consiguiente, las condiciones
para el comienzo de un nuevo ciclo. Después de su transformación, el cono-
cimiento, que vuelve al contexto como input para la acción individual, ya no
es el mismo, pues se ha enriquecido con la experiencia de muchos otros
agentes y se ha integrado con el saber difundido en la organización y en la
sociedad externa. Por lo tanto, no se ha llevado a cabo un círculo, sino una
espiral. El input de conocimiento se renueva en cada ciclo, se amplía y se
torna más consistente. A esta espiral con todos sus pasos elementales No-
naka le atribuye la función de creación de conocimiento, función que por lo
tanto necesita de la cooperación entre muchos componentes, agentes,

85
Universidad Virtual de Quilmes

períodos, y que pone en evidencia la complejidad social que permite el de-


senvolvimiento del proceso de creación de conocimientos.
En el esquema de Nonaka y Takeuchi la dinámica de las cuatro conversio-
nes del proceso de conocimiento va adquiriendo en la organización niveles cre-
cientemente mayores al pasar del terreno del conocimiento individual al gru-
pal, al intraorganizacional y al interorganizacional. El desarrollo de este creci-
miento en espiral del conocimiento en la organización requiere: i) que exista
una vision acerca del tipo de conocimiento que debería desarrollarse; ii) que
esta visión pueda ser operacionalizada; iii) que exista autonomía creativa y
grupos autorrefenciales que crucen horizontalmente la organización y que per-
tenezcan a diferentes áreas, de modo que el conocimiento tácito pueda mani-
festarse en la organizacion; iv) que pueda producirse un caos creativo que es-
timule la interacción entre la organización y el environment externo; v) que
exista redundancia, entendida como información que va más allá de los reque-
rimientos operacionales inmediatos disponibles para distintos agentes, y vi)
que exista una importante variedad de competencias en la organización
A su vez, Nonaka y Takeuchi estilizan cinco fases que incluyen un ciclo
de creación de conocimientos en la empresa. En primer lugar, el proceso de
generación de conocimiento comienza por la posibilidad de compartir en la
organización los de carácter tácito. Por lo tanto, la primera fase corresponde
a lo que hemos denominado socialización en un grupo “horizontal” con alto
grado de autonomía, que comparte experiencias e información y que tiene di-
versas competencias. En ese grupo, se plantea un objetivo (ejemplo Honda)
y se genera lo que se denominó un “caos creativo”. En la segunda fase de
externalización, se desarrollan los conceptos facilitados por el uso de mé-
todos deductivos, inductivos y fundamentalmente de un lenguaje figurativo
(metáforas y analogías). En la tercera fase se justifican los conceptos crea-
dos (ie: auto alto) en términos de costos y beneficios y el grado hasta el cual
el nuevo producto puede contribuir al crecimiento de la firma. Esta fase es-
tá a cargo básicamente de la dirección de la empresa y de los ejecutivos in-
termedios. En la cuarta fase, el concepto ya justificado debe convertirse en
un prototipo a partir de la combinación del concepto justificado con otros co-
nocimientos codificados que posea la empresa, lo cual requiere reunir recur-
sos humanos con diversas competencias (investigación y desarrollo, marke-
ting, producción, calidad, etc.). En esta fase los requisitos de variedad y re-
dundancia son básicos y facilitan el proceso. Por último, en la quinta fase el
conocimiento generado se difunde en el interior de la organización y entre or-
ganizaciones. Como se advierte, ningun grupo o departamento exclusivo es
responsable de generar conocimiento: la creación de nuevo conocimiento es
resultado de la interacción dinámica entre distintos niveles de jerarquía de
la organización.
Por este conjunto de razones Nonaka atribuye a la organización un rol cog-
nitivo clave. En su visión, la ciencia no constituye el único lugar en que se
produce conocimiento porque también la organización de la empresa define
y moldea el ciclo de conversión cognitiva mencionado más arriba y por lo tan-
to también ella produce conocimiento. En este sentido, según Rullani
(2000), la organización no constituye la representación de la propiedad o del
control gerencial (poder de planificación), sino la proyección del circuito cog-
nitivo a través del que se lleva a cabo la producción de conocimiento.
En la visión de Nonaka el rol de los ejecutivos intermedios es clave para
compatibilizar las ideas y visiones estratégicas de los managers superiores

86
Economía de la Tecnología y de la Innovación

y las ideas y el conocimiento tácito que se generan en los grupos específi-


cos de base convocados para los desarrollos mencionados (ie: diseño de un
nuevo automóvil). En ese sentido, Nonaka plantea un estilo de organización
que se diferencia tanto de la jerarquía (top-down) como de su opuesto (bot-
tom-up). Mientras el esquema top-down, que tiene sus raíces en Weber y
Taylor, concibe la creación de conocimiento en la firma desde la perspectiva
del procesamiento de información y bajo la responsabilidad de los “top ma-
nagers”, el esquema bottom-up constituye su simétrico y considera que el
conocimiento se genera en la base de la organización. Por lo tanto, mientras
el esquema jerárquico se mueve en un esquema de conversión de conoci-
miento que involucra las fases de combinación (codificado-codificado) e in-
ternalización (codificado-tácito), el esquema bottom-up sólo consideraría –se-
gún Nonaka– las fases de conversión denominadas socialización (tácito-táci-
to) y externalización (tácito-codificado). El esquema que Nonaka conceptuali-
za es el denominado middle –up-down–. En este esquema, que denomina “hi-
pertexto”, la base del conocimiento está en el medio de la pirámide de la or-
ganización y se centra en los ejecutivos medios que dirigen una task-force
formada ad hoc, cuyos rasgos centrales son ser flexible, adaptable, dinámi-
ca, partipativa y fundamentalmente no burocrática (ie: ejemplo del diseño del
Honda). Esta forma organizativa intermedia que facilita la externalización y
socialización del conocimiento tácito es combinada con una estructura más
jerárquica (top-down), que facilita las otras dos formas de conversión: com-
binación e internalización.
Así, Nonaka define el hiper-texto como una estructura de comunicación-
cooperación que puede combinar, rápida y eficazmente, tres elementos dis-
tintos que actúan paralelamente. Por un lado, la base de conocimiento que
contiene las competencias creadas y guardadas por la organización (task-for-
ce). En segundo lugar, el sistema de business, que incluye las actividades
orientadas a conseguir resultados organizadas jerárquicamente de una ma-
nera bastante tradicional. Por último, el sistema proyectual, que rige la crea-
ción conjunta de conocimiento a través de un conjunto de equipos auto-orga-
nizadores, vinculados entre sí de una manera muy débil. La generación de
conocimiento requiere que se defina un ciclo que cruce estos tres sistemas,
y los oriente hacia los objetivos contingentes a implementar. Es decir, requie-
re que la actividad corriente regenere la base de conocimiento, el sistema
de business y el sistema proyectual, y los alimente con los conocimientos
específicos que sirven en las distintas áreas si bien respetando la autono-
mía y la diversidad de sus formas organizacionales.
En suma, el desarrollo del conocimiento en la firma constituye un proceso
complejo que tiene una dimensión epistemológica (las continuas conversiones
de tácito a codificado y viceversa) y una ontológica (la espiral del conocimien-
to al pasar de una esfera individual a grupal a la de la organización y vicever-
sa), las que dependen de la forma organizativa predominante en la firma.

4.3. Procesos de aprendizaje y desarrollo de ventajas competitivas

Cuando el acceso a los conocimientos codificados está generalizado a to-


dos los agentes, éstos no se convierten en un elemento diferenciador de con-
ductas y de performance. Por el contrario, si no todos los agentes pueden ac-
ceder a los conocimientos codificados -debido a: i) la existencia de imperfecta

87
Universidad Virtual de Quilmes

Dado que casi todos los in- información, ii) no disponer de las competencias mínimas necesarias o iii) no
dicadores de intensidad del tener los conocimientos tácitos mínimos para apropiarse de los conocimien-
conocimiento hacen referen-
cia a la educación formal y a tos codificados-, entonces el desigual acceso a los conocimientos codificados
los esfuerzos de R&D, se ge- también puede constituir un elemento diferenciador de conductas.
nera una imagen sesgada de
la economía de aprendizaje y Este argumento es reforzado por Lall (1995), según el cual la creación de ven-
no se refleja la importancia tajas competitivas no sólo requiere manejar la tecnología en un sentido estático
de los procesos incrementa- –llegar a los niveles fijados por los manuales– sino desarrollar procesos de apren-
les de innovación a lo largo
de la organización. En ese dizaje (con curvas no predecibles), que permiten a las firmas lograr mejoras de
sentido, captar el desarrollo productos y procesos, introducir cambios en la organización y aumentar la com-
del conocimiento codificado
y tácito, no centrado en uni- plejidad de los encadenamientos con el sistema local. La creciente importancia
dades específicas de R&D, del conocimiento tácito es sostenida también por Ernst y Lundvall (1997), según
requiere partir de indicado- los cuales incluso para operacionalizar el conocimiento codificado (interpretación
res alternativos de tipo cuali-
tativo y cuantitativo y de la de manuales de ingeniería y diseño, introducción de conocimiento científico y de
idea de que la capacidad in- management de tipo genérico, especificación de los criterios de aseguramiento
novativa está difundida a lo
largo de la organización de la calidad, etc.), la organización también requiere conocimientos tácitos que
(Lassini, 1992). Un avance se manifiestan en las rutinas organizacionales y en la experiencia colectiva de
en esa dirección se desarro- grupos específicos de la empresa en R&D, gestión, producción y marketing. En
lló en la Argentina en
Boscherini y Yoguel (1996), consecuencia, el desarrollo de competencias tácitas en el interior de la firma con-
Boscherini et al. (1997), forma activos intangibles difíciles de transferir, puede tener un efecto positivo so-
Rearte y Lanari (1997) y
Moori-Koenig y Yo- bre la performance y por lo tanto puede transformarse en una barrera a la entra-
guel (1997). da al mercado para los agentes que no poseen ese tipo de saberes.
Según Nightingale (1996), dado que el desarrollo del conocimiento -embe-
bido en redes sociales- depende de la capacidad incorporada en los indivi-
duos (embodied) para reconocer similaridades, los elementos tácitos adquie-
Como señala Nigh- ren un rol clave. En esa dirección aprender no es acumular más información
tingale, el “conoci-
miento tácito es vital para sino reconocer comportamientos y conexiones entre las memorias, lo que de-
entender el significado de la pende de los conocimientos acumulados con la experiencia y de la capacidad
palabra ‘cortar’ en senten-
cias como a) cortar una tor- automática que los individuos tienen para vincular experiencias a éstos.
ta y b) cortar el pasto. Si En ese marco, algunos autores sugieren que el grado de interrelación que
bien la palabra cortar es alcanzan los conocimientos codificados y tácitos influye decisivamente sobre
usada en la misma forma en
a) y b), lo que se asocia con la eficiencia alcanzada en el proceso de aprendizaje de la firma. A su vez, es-
cortar varía en cada contex- tos procesos de aprendizaje, que se generan en sectores con desigual gra-
to. Así, en cada caso la pa-
labra cortar tiene un signifi- do de desarrollo tecnológico, no sólo involucran actividades de capacitación
cado que depende del cono- e investigación y desarrollo formales, sino que incluyen además un conjunto
cimiento experimental acu- de actividades de capacitación y de desarrollo informales de los cuales los
mulado previamente (táci-
to), que a la vez difiere en- agentes no siempre son conscientes (learning by doing, learning by interac-
tre distintos sujetos. Es de- ting, learning by producing). Estos procesos de aprendizaje de distinto tipo
cir, el significado de cortar
está más asociado al cono- se van acumulando a lo largo del sendero evolutivo de los agentes y se ma-
cimiento tácito previo que nifiestan en la construcción de activos tangibles e intangibles que resultan
al que se desprende de la clave en el proceso de competencia. Sin embargo, estos activos no son eter-
palabra aislada”.
nos, dado que deben ser contrastados en el proceso competitivo. Mientras
algunos se degradan y se “devalúan” por no alcanzar los umbrales mínimos
requeridos en el mercado, otros emergen como ganadores y van configuran-
do los elementos del patrón tecnológico predominante.

4.4. Las distintas formas que adoptan los conocimientos


codificados y tácitos

Para precisar más los distintos tipos de aprendizaje y su influencia en la


competitividad de los agentes, Lundvall (1994) y Lundvall y Johnson (1994)

88
Economía de la Tecnología y de la Innovación

desarrollan una tipología en la que diferencian cuatro tipos de conocimientos


vinculados a su vez con el carácter tácito o codificado de los mismos. El co-
nocimiento que denominan know what puede ser asimilado a lo que normal-
mente se clasifica como hechos –información–, mientras que el conocimien-
to denominado know why es de carácter científico y se refiere a los principios
y leyes de movimiento en la naturaleza. Ambos tipos de conocimiento son bá-
sicamente de carácter codificado y pueden ser adquiridos a través del merca-
do a partir de libros, cursos, bases de datos y otras fuentes. Por el contrario,
los conocimientos que se denominan know-how y know-who son básicamente
de tipo tácito. El primero de ellos hace referencia a las habilidades que se ad-
quieren a partir de la experiencia directa en actividades productivas, de ges-
tión, etc. El segundo se vincula con una clase de conocimiento desarrollado
y mantenido dentro de los límites de la firma individual o en grupos de inves-
tigación. Las firmas pueden tener acceso a este tipo de conocimiento no só-
lo a partir de desarrollos propios sino a través de las actividades de coope-
ración empresarial y de alianzas estratégicas. Especialmente el acceso al
know-who requiere contacto y comunicación directa entre individuos y el de-
sarrollo de relaciones de confianza. Bajo esas consideraciones, debido a que
se aprende en la práctica social, los agentes de mayor desarrollo relativo (ie:
Silicon Valley) se vinculan con redes formales e informales de cientistas que Este tipo de transferencia
de conocimientos se efectúa
llevan a cabo diversos programas de investigación básica susceptibles de a partir de diversos meca-
aplicación específica. Por estas consideraciones, este tipo de conocimiento nismos de vinculación entre
centros universita-
no suele transferirse a partir de los canales formales de información. rios y empresas.
Como sugiere Ducatel (1988), las cuatro formas de conocimiento tienen fuer-
tes interacciones. El desarrollo del conocimiento codificado (know-what y know-
why) y la réplica de resultados experimentales dependen del conocimiento táci-
to y del reconocimiento del know-who en el campo científico y tecnológico.

La mayor utilización de estos saberes requiere una particular forma de


organización de la producción. Se reconoce que en el marco de los nuevos
paradigmas mencionados, la producción viene asociada con la complejidad.
A su vez, ésta hace necesario una fuerte descentralización de los procesos
decisorios, que para ser efectiva requiere también que los trabajadores ten-
gan acceso a información “no redundante” ni parcial. Así, el desarrollo de
métodos de organización just in time y kanban y el flujo de materiales aso-
ciado viene acompañado de un flujo de información que constituye un dual
del proceso de circulación material, lo que permite dar respuesta a las micro
situaciones no planeadas ex ante que se producen en la fábrica. En ese pro-
ceso de trabajo, los trabajadores son crecientemente polivalentes y para lle-
var a cabo sus tareas no sólo parten del conjunto de conocimientos tácitos de
los que disponen sino además de los conocimientos codificados, que requie-
ren en forma complementaria de un aceitado sistema de información. Es de-
cir que la información útil debe estar disponible en cada puesto de trabajo en
el momento y en la cantidad exacta para ser utilizada just in time. Por el con-
trario, cualquier otra información fuera del tiempo requerido tiene un carác-
ter “redundante” y es inductora de ineficiencia. La forma en que circula la
información también constituye una diferencia importante respecto de los
modelos taylorista y fordista, en los que se constituían en una base esencial
para el establecimiento de las jerarquías. En las formas organizativas toyo-
tistas las jerarquías se manifiestan de otra manera y no por el control y acce-
so a la información. La información presente en los puestos de trabajo en las
organizaciones “toyotistas” no es de tipo superflua, sino que constituye un
elemento clave para obtener ganancias de productividad.

89
Universidad Virtual de Quilmes

Así, dada la racionalidad acotada de los agentes, en condiciones de incer-


tidumbre (respecto del futuro del mercado, de la homogeneidad de los insu-
mos, etc.), frecuentemente la condición necesaria para el desarrollo y la in-
corporación de conocimiento codificado es la existencia de elementos táci-
tos previos no fácilmente codificables. Por otro lado, el conocimiento tácito,
que tiene su origen en la complejidad y en las variaciones de calidad y que
prevalece en situaciones de incertidumbre en las que es necesario usar si-
multáneamente diferentes sentidos humanos y relacionar diversos paráme-
tros, requiere también de conocimientos codificados previos mínimos. En
ese marco, la globalización y las tecnologías de la información, al aumentar
las incertidumbres estratégicas de los agentes, si bien abaratan y facilitan
el acceso a opciones codificadas vía Internet, también refuerzan las razones
para el desarrollo del conocimiento tácito.
La importancia que adquieren los elementos tácitos del conocimiento en
el nuevo contexto para el éxito de largo plazo de los agentes que se mani-
fiesta en la capacidad de adaptarse al cambio (flexibilidad) y en la capacidad
de imponer cambios (innovación) contrasta con la ausencia de ellos en la
A la vez, la creciente
importancia adquiri-
función de producción explicitada por el mainstream.
da por los aspectos tácitos Así, en un marco analítico en el que la empresa tiene información y racio-
del proceso de aprendizaje nalidad imperfecta, enfrenta un escenario con incertidumbre que no puede
ha puesto en crisis los méto-
dos tradicionales de medi- anticipar y en el que la tecnología no se reduce a la compra de máquinas
ción, centrados en variables acompañadas de información codificada, los factores cognitivos y el desarro-
proxy de los aspectos for-
males del aprendizaje de las
llo de procesos de aprendizaje formales e informales cobran un rol clave en
organizaciones (laborato- el desarrollo de la capacidad innovativa y –por lo tanto– en la competitividad
rios de Investigación y De- de los agentes.
sarrollo, patentes, etc.;
Malerba, 1993; Archibugi y Este creciente rol de los procesos cognitivos en la construcción de acti-
Evangelista, 1993; Acs y vos tangibles e intangibles se manifiesta entonces no sólo en el interior de
Audrescht, 1988; Lassini,
1992; Malerba y Orsenigo,
las organizaciones (organizaciones inteligentes -Bessant, 1991-) sino tam-
1993; Boscherini y Yoguel, bién en los ambientes en los que las firmas actúan (regiones inteligentes).
1996, etcétera). En el interior de las organizaciones comienza a desarrollarse la idea de em-
presa calificante y a manifestarse el pasaje de la demanda de calificaciones
típicas de la organización fordista a la demanda de competencias, que se ma-
Los autores neos-
chumpeterianos co- nifiesta como una nueva tendencia que coexiste con modalidades anteriores.
mentados en esta sección
consideran que en el desa-
rrollo de procesos de apren-
dizaje, los agentes econó- 4.5. Las competencias técnicas y laborales de los agentes:
micos combinan conoci- el conocimiento tácito y el desarrollo de ventajas competitivas
miento “científico” codifi-
cado con otro tipo de cono-
cimiento que puede incluir El desarrollo de los saberes técnicos en la firma y la posibilidad de que
diversos elementos, tanto ésta se apropie de conocimiento codificado y tácito -en un contexto en el que
racionales como irraciona-
les con fuerte contenido in- prevalecen la racionalidad acotada de los agentes, la imperfecta informa-
ductivo. Se alejan, por lo ción, la incertidumbre sobre la situación del mercado y la velocidad del cam-
tanto, desde el punto de vis-
ta epistemólogico, del falsa- bio técnico- está fuertemente influido por el particular perfil de competen-
cionismo popperiano. A su cias laborales de los recursos humanos. Consideradas como el conjunto de
vez, a lo largo de su sende- saberes de diverso origen y naturaleza que poseen los trabajadores de una
ro de aprendizaje, se consi-
dera que los agentes evolu- organización, las competencias laborales tienen un conjunto de propiedades
cionan en el sentido plan- que deben ser validadas en el mercado y que operan en situación de incer-
teado por Lamarck (pueden
corregir sus trayectorias) tidumbre (Gallart, 1995). Estas propiedades hacen referencia a la capacidad
más que por un proceso de de resolución de problemas, de aprender y de difundir conocimientos a la
selección natural darwinia- organización a partir de ciertas calificaciones básicas (Cariola y Quiroz,
no (Gómez, 1995).
1997), de gestionar recursos e información, de desarrollar relaciones inter-

90
Economía de la Tecnología y de la Innovación

personales, de tener dominio sobre la tecnología (Scans, 1992, citado por La gestión de infor-
Mertens, 1996) de diagnosticar y de seleccionar opciones entre un conjunto mación alude a la ca-
pacidad de los recursos hu-
disponible de alternativas. A diferencia de las tradicionales calificaciones de manos para buscar, evaluar,
los recursos humanos, que podían validarse a partir de la certificación de la procesar, interpretar y co-
municar información; la
formación, las competencias sólo pueden ser validadas en situaciones labo- comprensión sistémica ha-
rales específicas (Novick et al., 1998). ce referencia a la capacidad
Como señala Mertens (op. cit.), se demanda del trabajador una compleja de comprender interpela-
ciones complejas, entender
estructura de atributos, entre los que destacan la capacidad para asumir ma- y diseñar sistemas; el domi-
yores responsabilidades, la posibilidad de comunicar y de resolver proble- nio tecnológico se mani-
fiesta en la capacidad para
mas, la disponibilidad de habilidades mentales y manuales, y la capacidad de seleccionar y adaptar tecno-
aprender, entre las cuales esta última es un elemento clave debido a la ma- logías, y las relaciones in-
yor complejidad de los sistemas de innovación. En esa dirección, Ducatel terpersonales a la capacidad
para poder interactuar con
(1998) sostiene que las “competencias” requeridas en el proceso de trabajo recursos humanos dentro y
incluyen: i) la capacidad para manipular modelos mentalmente; ii) la compren- fuera de la organización,
trabajar en equipo, enseñar
sión del funcionamiento y de la interacción existente entre las máquinas; iii) y aprender.
la posibilidad de deducción estadística, iv) la comunicación oral y visual; v) la
responsabilidad individual del proceso de trabajo y del producto; vi) la habili-
dad para efectuar juicios, y vii) la habilidad para combinar cuestiones técni-
cas y de negocios. En lo que este autor denomina el triángulo del proceso de
aprendizaje interactúan el conocimiento académico, el vocacional y el experi-
mental, lo que requiere una fuerte vinculación entre el proceso de trabajo y
el sistema educativo, proceso en general poco frecuente. Es decir, en un es-
cenario en el que el trabajo se ha tornado cada vez menos observable y que
en gran parte ocurre en la cabeza del trabajador (Hanser, 1995, citado por
Novick et al., 1997), las competencias laborales integran nuevos saberes bá-
sicos, técnicos, comportamentales e intelectuales (Novick et al., 1997). Es interesante notar
que en el caso lati-
En el proceso de desarrollo de competencias, la firma puede apropiarse noamericano existen dos
y/o generar conocimientos tácitos a partir de mecanismos de cooperación tendencias que van en la di-
rección contraria a la plan-
que contribuyen a su circulación, y/o por una organización particular del pro- teada. Por un lado, la pri-
ceso de trabajo que permite y estimula la circulación, apropiación y genera- marización de la estructura
ción de conocimiento tácito. Entonces, la capacidad de las firmas para dar productiva está asociada
con una menor demanda de
respuesta al aumento de las presiones competitivas depende de la combina- recursos humanos califica-
ción de los conocimientos codificados y tácitos que se procesan en su inte- dos. Por otro, la flexibilidad
externa del mercado de tra-
rior. Por lo tanto, la potencialidad para desarrollar ese proceso depende de bajo conspira contra el de-
las competencias iniciales de la firma y de su trayectoria previa, de los gra- sarrollo de competencias en
dos de libertad de patrones tecnológicos, del ambiente local, de su perte- el sentido planteado.
nencia a networks en los que estos procesos ocurran y de la forma en que
organiza el proceso de trabajo y la producción
Sin embargo, el aprendizaje que la firma realiza a partir de los conoci-
mientos codificados y tácitos puede arrojar resultados positivos o negativos, Las fallas en la selección
generándose un proceso de destrucción creativa en el que algunas firmas de conductas constituyen
generan respuestas que le permiten mantenerse en el mercado, otras desa- un elemento clave que
suele ser tenido en cuenta
parecen y también puede ocurrir que se creen nuevas firmas. En un contex- en la formulación de polí-
to de multiplicidad de respuestas y existencia de grados de libertad, el mer- ticas que apunten a la crea-
ción de los mecanismos
cado selecciona conductas de manera imperfecta, y por lo tanto no siempre necesarios que las
sobreviven los mejores (Nelson, 1991). minimicen.
La generación y circulación de conocimientos en el interior de la firma
constituye un proceso complejo cuya intensidad depende de: i) la necesidad
de resolver problemas concretos en situación de incertidumbre, lo que esti-
mula la demanda de soluciones no codificables; ii) del grado de complejidad
técnica de los equipos de trabajo; iii) del tipo de competencias básicas de

91
Universidad Virtual de Quilmes

los agentes; iv) la capacidad de relacionarse y de trabajar en forma grupal, y


Grado de flexibilidad, tipo de v) el grado de aprovechamiento de los saberes técnicos y organizacionales
jerarquía, existencia de célu- de los trabajadores de la firma.
las, grado de vinculación de En particular, la generación y la difusión del conocimiento tácito estarían
salarios individuales con la
performance del gru- positivamente asociadas con las características del capital humano de la fir-
po al que pertenece. ma, con la forma en que se organiza el proceso de trabajo y con el grado de
importancia que tiene para la firma la interpretación y adaptación del conoci-
Apunta a evaluar
cuál es el desarrollo miento codificado externo. En el caso especial de la difusión de conocimiento
adicional que la firma hace tácito en el interior del ambiente, el factor clave está constituido por la exis-
a partir de los bienes y ser- tencia de redes y de distintos tipos de vinculaciones entre agentes. Es impor-
vicios que compra u obtiene
codificados y de los recur- tante señalar que el desarrollo del conocimiento tácito en el interior de las fir-
sos humanos que contrata, mas tiene un carácter sinérgico que, en buena medida, determina que los sa-
que los convierte en algo
distinto, particular, específi- beres de los individuos que forman parte de la organización sólo pueden ser
co, no apropiable por otro valorizados en su interior y “devaluados” fuera de ella. Es decir, los saberes
agente (ie: cambios en el tácitos individuales se articulan entre sí para conformar ventajas competitivas
lay-out, adaptación de tec-
nologías blandas, adapta- de la organización y pierden parte de sus atributos fuera de ella.
ción de información para Hasta que el conocimiento tácito se difunde y se logra codificarlo, la per-
desarrollo de productos y
procesos. tenencia de elementos tácitos en las firmas constituye parte de sus compe-
tencias, y se convierte en una ventaja competitiva. En ese sentido, para el
agente h la ventaja competitiva depende de la posesión de los conocimien-
tos tácitos 1,2.... m. A su vez, para el agente g, la ventaja competitiva de-
penderá de los conocimientos tácitos n.... n+j.
Así, dados dos agentes h y j, cuyas ventajas competitivas pueden expre-
sarse de la siguiente forma:

Ventaja competitiva h = F (t1, t2, t3... tm)


Ventaja competitiva j = G (tn... tn+j)

la ventaja competitiva de h es mayor que la de j si los elementos tácitos (1,2,


3... m) que tiene el agente h tardan más tiempo en codificarse que los ele-
mentos n, n+1... n+j que tiene el agente i. En ese caso decimos que el agen-
te h puede apropiarsse de ventajas competitivas durante un tiempo mayor.
Es interesante señalar que el conocimiento puede ser identificado como un
factor de producción con algunas peculiaridades que lo alejan claramente del
análisis neoclásico. En primer lugar, la generación de conocimiento (su pro-
ducción) aumenta con su consumo, diferenciándose claramente de los “fac-
tores” de producción convencionales. En segundo lugar, las sinergias gene-
radas a partir de la generación y difusión de conocimiento pueden implicar
la existencia de rendimientos crecientes en los casos de vinculaciones vir-
tuosas entre agentes públicos y privados.

4.6. El proceso de aprendizaje y los límites de la firma

Las nuevas tecnologías producen importantes transformaciones en lo


que se consideran los límites de las firmas: el pasaje de la firma individual
a la trama productiva para maximizar los flujos de información y conocimien-
tos, que antes estaban circunscriptos a la integración vertical o a la subcon-
tratación. Ese nuevo concepto de firma no es fijo. Por el contrario, adquiere
características dinámicas y fluctuantes (Yoguel et al., 2000). A partir de dis-
tintos arreglos institucionales las redes de empresas, en especial las redes

92
Economía de la Tecnología y de la Innovación

de innovación, procuran acceder a información y conocimiento no sólo codifi-


cado sino también tácito. En la profundización del proceso de búsqueda, co-
dificación y recontextualización del conocimiento, los procesos de capacita-
ción cumplen un rol clave. La idea de aprendizaje continuo va más allá de las
firmas y las instituciones e involucra todos los aspectos de la organización
social, lo que se sustenta en la importancia clave de la innovación y por lo
tanto la necesidad de promover procesos que estimulen “el aprendizaje, la
capacitación y la acumulación continua de conocimientos” (Lastres y Feraz,
1999). Este proceso de aprendizaje es entendido por Bessant et al. (1999,
citado por Lastres y Feraz, 1999) como un proceso que combina: i) experien-
cia, ii) reflexión, iii) formación de conceptos y iv) experimentación. La expe-
riencia depende de las competencias centrales de los agentes, que constitu-
yen uno de los elementos más importantes de diferenciación en la búsqueda
de ventajas competitivas. La reflexión que los agentes hacen a través del pro-
ceso de aprendizaje es la consecuencia de los rasgos continuos y acumulati-
vos del mismo. La formación de conceptos deriva del carácter idiosincrásico
del proceso de aprendizaje, difícilmente replicables en otros contextos. El
aprendizaje adquiere así rasgos contextuales, interactivos y localizados
(Rullani, 2000). Esta nueva visión del proceso de aprendizaje derivó en un
fuerte énfasis en el concepto de organización que aprende y que provee el
contexto para que ese proceso de aprendizaje tenga lugar. Es especialmente
clave el aprendizaje de las organizaciones para evitar los riesgos de la hiperin-
formación o, como lo denomina Virilo (1996), la “contaminación informativa”.
Bessant sostiene, además, que: i) el aprendizaje no es automático; es ne-
cesaria una inversión explícita para aprender; ii) envuelve componentes tan-
to formales como tácitos; iii) está generalizado, desde las tareas más sim-
ples a las más complejas y tiene como consecuencia una redefinición del
proceso de trabajo.
Para poder aprender y codificar y decodificar la información son necesa-
rios ciertos umbrales mínimos iniciales de conocimientos y lo que se deno-
mina una capacidad de aprendizaje. En ese sentido, los diferenciales exis-
tentes actualmente en la capacidad de aprender de los agentes, regiones y
países pueden convertirse en un nuevo elemento de acentuar (achicar) las
actuales diferencias existentes entre países con desiguales grados de desa-
rrollo. A la vez, como dice Freeman (1995, citado por Lastres y Feraz, 1999)
una sociedad “intensiva en información pero sin capacidad de aprender se-
ría caótica e ingobernable”.
Esto significa un fuerte desafío para el desarrollo de la cohesión social.
Así, Lundvall pone mucho énfasis en que el desarrollo de capacitación y com-
petencias y de la capacidad de aprender son elementos fundamentales en
cualquier estrategia de desarrollo que apunte a modelos de desarrollo sin ex-
clusión social.

4.7. Sistema educativo y desarrollo de conocimientos tácitos

Según Ducatel (1998), la importancia adquirida por el conocimiento táci-


to pone de relieve la insuficiencia del sistema educativo convencional para
el desarrollo de las competencias de los agentes. En ese sentido, la educa-
ción formal necesita ser complementada por la experiencia para que los
agentes adquieran know-how. Como consecuencia, aumenta la importancia

93
Universidad Virtual de Quilmes

de los aspectos interpersonales de las habilidades, “el costado know-who


del proceso de conocimiento”. Mertens (1996) efectúa un análisis pormeno-
rizado acerca de los elementos que deberían estar presentes en el sistema
educativo formal para que sea funcional a la construcción de las competen-
cias requeridas en el sistema productivo. En este sentido, sostiene que en
el actual contexto “no se necesita una memorización sin sentido de asigna-
turas paralelas ni la adquisición de habilidades relativamente mecánicas si-
no saberes transversales susceptibles de ser actualizados en la vida cotidia-
na, que se manifiestan en la capacidad de resolución de problemas diferen-
Esto constituye un tes a los presentados en el aula escolar”. En la misma dirección, Wolff
desafío importante
para el sistema educacional, (1995) señala que las habilidades constituyen un concepto multidimensio-
que funciona en general ba- nal, que requieren capacidades físicas (coordinación, destreza, fuerza), cog-
jo la idea de certificación de
calificaciones más que co- nitivas (razonamiento analítico y sintético, habilidades numéricas y verbales)
mo un generador de compe- e interpersonales (trabajo en equipo, comunicación, liderazgo), que si bien
tencias. por lo general no son ofertadas por el sistema educativo formal, requieren
como condición necesaria de su adecuado desarrollo. Partiendo de la idea
de que el desarrollo del proceso de conocimiento constituye un proceso so-
cial, los puntos clave desde la perspectiva de la competitividad residen tan-
to en las relaciones que se desarrollan en el interior de la firma como en la
dinámica entre ésta y el resto de los agentes.

4.8. Algunas características del proceso de aprendizaje


en una organización

Por las consideraciones efectuadas anteriormente es posible afirmar que


el aprendizaje de una organización va más allá del desarrollo de procesos de
entrenamiento y capacitación de tipo convencional. En esa dirección, Nonaka
(citado por Ducatel, 1991) sostiene que “una organización que aprende es
aquella en la que inventar nuevo conocimiento no es una actividad especia-
lizada reducida a un grupo particular sino una forma de comportamiento ge-
neralizada en la que cualquiera es un trabajador con conocimiento”. Por lo
tanto, lo que requiere una organización que aprende es un amplio rango de
sistemas y procedimientos para capturar y movilizar el know-how, know-who,
know-what y know-why de sus componentes. El objetivo de esos sistemas es
involucrar a los trabajadores en las prácticas de aprendizaje y en la articula-
ción y aplicación del conocimiento, lo cual requiere la organización del traba-
jo en equipo, procesos de capacitación formales e informales a medida in-
cluidos en una perspectiva de largo plazo y el desarrollo de estrategias prác-
ticas orientadas a que los trabajadores adquieran nuevas habilidades para
que puedan desarrollar nuevas tareas y participar en rotaciones planificadas
de puestos.
Para Ducatel (1988) las organizaciones que aprenden pueden caracterizar-
se por un conjunto de rasgos. El primero de ellos es la capacidad para encon-
trar solución sistemática a los problemas. En esa dirección, ese tipo de agen-
tes suelen partir de un plan previo que chequean en forma continua para con-
solidar experiencias, tienen un tipo de gestión que amplía la masa crítica de
ideas en la empresa a partir de fomentar un cuestionamiento de las decisio-
nes y alientan el uso de técnicas estadísticas y el desarrollo de un pensa-
miento interno guiado por la exactitud, la disciplina y la precisión. El segundo
rasgo es la capacidad para experimentar con nuevas aproximaciones, lo que

94
Economía de la Tecnología y de la Innovación

se manifiesta en el aliento de la experimentación sistemática para testear


nuevos conocimientos en programas en funcionamiento y en proyectos y en
premiar la toma de riesgos. Ello les permite asegurarse de que las lecciones
sean efectivamente transferidas a lo largo de la organización y aprender a
transformar el conocimiento tácito (know how) en un know why codificado y
transferible en el interior de la organización y/o a otros agentes. Otro rasgo
de estos agentes es poder aprender de la experiencia, lo que se evidencia
en el estudio de los errores pasados y en el registro sistemático de los re-
sultados, de modo que sean accesibles para todos los miembros de la orga-
nización. El cuarto rasgo de este tipo de agentes es su capacidad para po-
der aprender de los demás. Para ello, están abiertos, escuchan atentamen-
te, analizan sistemáticamente los resultados, realizan un análisis continuo
de las mejores prácticas, efectúan visitas y entrevistas planificadas, sacan
ideas de los clientes sobre productos, competidores, cambios en las prefe-
rencias, observan a los clientes en acción y pueden efectuar una transferen-
cia de conocimiento rápida y eficiente a partir de la elaboración de informes
escritos, visuales y orales. Este conjunto de rasgos tienen fuertes especifi-
cidades en la forma en que se manifiesta el proceso de aprendizaje de agen-
tes ubicados en sistemas locales y/o que forman parte de sistemas de em-
presas.

Lecturas obligatorias
Cocco, G. (1999), “A nova qualidade do trabalho na era
da informacao”, en Lastres y Albagli (eds.), Informaçao e
globalizaçao na era do conhecimento, Editorial Campus.

Ducatel, K. (1998), Learning and skills in the knowled-


ge economy, DRUID Working Paper Nº 98-2;
www. business.auc.dk.druid.

Ernst, D. y Lundvall, B. (1997), Information tecnology


in the learning economy: challenges for developing coun-
tries, DRUID, Working Paper Nº 97-12,
www.business.auc.dk.druid.

López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la econo-


mía del cambio tecnológico y la innovación: una guía
temática”, I&D. Revista de Industria y Desarrollo, Año
1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

Moori-Koenig, V. y Yoguel, G. (1998), “Capacidades in-


novadoras en un medio de escaso desarrollo del siste-
ma local de innovación”, en: Revista Comercio Exterior,
Vol. 48, Nº 8, México, y Documento de Trabajo Nº 9,
Instituto de Industria, Universidad Nacional de Gene-
ral Sarmiento, San Miguel.

Nightingale, P. (1996), A cognitive model of innovation


electronic, Documento de trabajo Nº 11, SPRU. Science
Policy Research Unit, Sussex,
www.sussex.ac.uk/spru.

Poma, L. (2000), “La producción de conocimiento. Nue-


vas dinámicas competitivas para el territorio”, en :

95
Universidad Virtual de Quilmes

Boscherini y Poma (eds.), Territorio, conocimiento y


competitividad de las empresas: el rol de las institucio-
nes en el espacio global, Editorial Miño y Dávila.

Rearte, A., Lanari, E. y Alegre, P. (1997), Sistemas de


innovación y el desarrollo de la capacidad innovativa de
las firmas: el caso de Mar del Plata, Universidad Nacio-
nal de Mar del Plata (UNMdP), Mar del Plata.

Rullani, E. (2000), “El valor del conocimiento”, en


Boscherini y Poma (eds.), Territorio, conocimiento y
competitividad de las empresas: el rol de las institucio-
nes en el espacio global, Editorial Miño y Dávila.

Yoguel, G. y Boscherini, F. (1996), La capacidad inno-


vativa y el fortalecimiento de la competitividad de las fir-
mas: El caso de las Pymes exportadoras argentinas,
CEPAL, Documento de Trabajo Nº 71.

Yoguel, G. y Boscherini, F. (2000), “Aprendizaje y compe-


tencia como factores competitivos en el nuevo escenario:
algunas reflexiones desde la perspectiva de la empresa”,
en: Boscherini y Poma (eds.), Territorio, conocimiento y
competitividad de las empresas: el rol de las instituciones
en el espacio global, Editorial Miño y Dávila.

Lecturas recomendadas
Acs, Z. y Audretsch, D. (1988), “Innovation in large
and small firms: an empirical analysis”, American Eco-
nomic Review, Vol. 78, N° 4, septiembre.

Becattini, G. y Rullani, E. (1993), “Sistema locale e


mercato globale”, en Economia e politica industriale, Nº
80, pp. 25-48.

Bessant, J. (1991), Managing advanced manufacturing


technology, NCC Blackwell, Manchester.

Bianchi, P. y Miller, L. (2000), Innovación, acción colec-


tiva y crecimiento endógeno, op. cit.

Bonaccorsi, A. y Pammolli, F. (1990), Interpretazione:


una proposta di ricerca sui rapporti dell’impresa con
l’ambiente, Ponencia presentada en el Convenio Anual
de la AIDEA, 11-12 de octubre, Pisa.

Cariola, M. y Quiroz, A. (1998), “Competencias genera-


les, competencias laborales y currículum”, Cinterfor.

Gallart, S. (1998), Competitividad, redes productivas y


competencias laborales, OIT-Cinterfor.

Gómez, R. (1995), Neoliberalismo y seudociencia, Ed.


Lugar.

Johnson, B. y B. Lundvall (1994), “Sistemas naciona-


les de innovación y aprendizaje institucional”, Comer-
cio Exterior, Vol. 44, N° 8.

96
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Lall, S. (1992), “Technological Capabilities and Indus-


trialization”, World Development, Vol. 20, No 2.

Lassini, A. (1992), “Il ruolo dell’attività di R&S per lo


sviluppo della competitività delle PMI”, en Onida, F.,
Viesti, G. y Falzoni, A. M. (eds.), I distretti industriali:
crisi o evoluzione?, Egea.

Lundvall, B. (1994), “Innovation policy in the learning


economy”, presentado ante el Seminario Internacional
Policies for Technological Development, CIDE, México,
enero.

Malerba, F. (1993), “National System of Innovation:


The case of Italy”, en Nelson, R. (ed.), National Innova-
tion System, Oxford.

Malerba, F. y Orsenigo, L (1993), “L’accumulazione de-


lle capacita’tecnologiche nell’industria italiana (1969-
1984)”, en Filippini (ed.), Innovazione tecnologica e ser-
vizi alle imprese, Franco Angeli.

Mertens, L, (1996), Competencia laboral: sistemas, sur-


gimiento y modelos, OIT, Polform-Cinterfor.

Nonaka y Takeuchi (1995), The knowledge creating


company: how japannesse companies create the dyna-
mics of innovation, Oxford University Press.

Novick, M., Bartolomé, M., Buceta, M., Miravalles, M.


y Senen González, C. (1998), Nuevos puestos de traba-
jo y competencias laborales, Papeles de la oficina técni-
ca, Nº 6, CINTERFOR-OIT.

Senge, P. (1990), The Fifth Discipline. The Art and


Practice of Learning Organization, Doubleday, Nueva
York.

Vaccá, S. (1989), Scienza e tecnologia nell’economia in-


dustriale, Franco Angeli, Milán.

Vaccá, S. (1993), “Grande impresa e concorrenza: tra


passato e futuro”, en Economia e politica industriale, Nº
80, pp. 7-24.

97
Referencias Biblográficas

Ducatel, K (1998), “Learning and skills in the knowledge economy”, DRUID


Working Paper Nº 98-2; www.business.auc.dk.druid
Ernst, D. y Lundvall, B. (1997), “Information tecnology in the learning eco-
nomy: challenges for developing countries”, DRUID Working Paper Nº
97-12, www.business.auc.dk.druid
Rullani, E. (2000), “El valor del conocimiento”, en: Boscherini y Poma (eds.),
El nuevo rol del territorio para la competitividad de las empresas en
el espacio global: Conocimiento, aprendizaje e interacción; Editorial
Miño y Dávila.
Poma, L. (2000), “La producción de conocimiento. Nuevas dinámicas com-
petitivas para el territorio”, en: Boscherini y Poma (eds.), El nuevo rol
del territorio para la competitividad de las empresas en el espacio
global: Conocimiento, aprendizaje e interacción, Editorial Miño y Dávi-
la.
Yoguel, G. y Boscherini, F., “Aprendizaje y competencia como factores com-
petitivos en el nuevo escenario: algunas reflexiones desde la pers-
pectiva de la empresa”, en: Boscherini y Poma (eds.), El nuevo rol del
territorio para la competitividad de las empresas en el espacio global:
conocimiento, aprendizaje e interacción; Editorial Miño y Dávila.

98
5

La innovación y el tamaño de los agentes:


los problemas de las metodologías tradicionales

Introducción

Existe una larga controversia sobre si los procesos de innovación se vinculan


con el tamaño de los agentes y con la estructura de los mercados. Desde la
emergencia de las nuevas tecnologías intensivas en información, a este deba-
te, de larga data, se suma la discusión acerca de los métodos de medición de
las actividades innovativas, especialmente las de tipo incremental, que comien-
zan a ser crecientemente importantes. Hoy estas dos controversias se vinculan
debido a que estos procesos incrementales suelen ser característicos de las pe-
queñas y medianas empresas, aunque también se manifiestan en los agentes
grandes. Asímismo, este debate puso en cuestión la efectividad de los gastos
en Investigación y Desarrollo y el número de patentes como indicadores proxy del
proceso innovativo desarrollado por los agentes.
En esta unidad pasaremos revista a este conjunto de cuestiones y analizare-
mos la forma en qye las refleja la literatura internacional, finalizando con la dis-
cusión de los métodos de estimación de las actividades innovativas y las princi-
pales críticas.

5.1. El tamaño de los agentes y el desarrollo de las capacidades


tecnológicas de los agentes: del fordismo a la producción flexible

Hasta la crisis de los ‘70, la visión predominante en la teoría económica sos-


tenía que la gran empresa era el agente clave en el proceso de innovación
(Schumpeter, 1942 y Galbraith, 1957). Las actividades innovativas se centraban Esta concepción se
correspondía con el
fundamentalmente en la creación de nuevos productos y procesos, efectuados modelo de producción for-
en laboratorios de investigación y desarrollo, que requerían, como condición de dista, caracterizado por la
estandarización de la pro-
eficiencia, la presencia de economías de escala en la producción. La innovación ducción, los procesos de
era concebida como una actividad que se desarrollaba en áreas específicas, con automatización rígida, la
responsabilidades claras y objetivos predeterminados ex ante. Esta estructura relevancia de las economías
de escala y el predominio
de funcionamiento del proceso innovativo era funcional al modelo de demanda de la firma grande.
que favorecía la estandarización de la producción. El proceso innovativo era de-
sarrollado predominantemente por firmas que tenían un dominio oligopólico del
mercado a partir del cual obtenían ganancias extraordinarias con las que finan-
ciaban las actividades de I&D. En ese marco, el rol de las PyMES en el proceso
innovativo se limitaba a cubrir los nichos de mercado dejados por las grandes
empresas.
La crisis del modelo industrial de posguerra y el estancamiento de la deman-
da, junto con la globalización y la emergencia de nuevos paradigmas intensivos
en información, fueron produciendo importantes transformaciones en la organi-
zación de la producción y han inducido a las firmas a aumentar el rol asignado a
los procesos innovativos, tantos formales como informales, en la búsqueda de

99
Universidad Virtual de Quilmes

Como consecuencia, la competitividad (Bianchi, y Miller, 1994; Coriat, 1993). En efecto, la creciente
las estrategias de di- importancia que comienzan a asumir los factores “no precio” de la competitivi-
ferenciación de producto,
de segmentación de la de- dad (calidad, servicios de venta, adaptación al cliente, capacidad de diseño,
manda, de mejoras incre- etc.), la segmentación de los mercados y el acortamiento del ciclo de vida de los
mentales de productos y
procesos, de desarrollo de productos replantea el proceso innovativo e involucra nuevos agentes y modali-
nuevas modalidades de or- dades operativas. La formación de redes, la cooperación empresarial y el conjun-
ganización, de vinculación to de interfases que se van formando entre los agentes e instituciones involucra-
con el mercado y de bús-
queda integral de calidad dos (universidades, centros de servicio empresarial, centros de investigación,
adquieren un rol clave para etc.) adquieren una creciente importancia para el desarrollo de procesos inno-
las firmas.
vativos.
En este contexto, además de la creación de nuevos productos y procesos, las
actividades innovativas involucran acciones de naturaleza más amplia y también
incluyen las actividades orientadas al desarrollo de la calidad y las mejoras y de-
sarrollos acumulativos de tipo incremental que, en el curso del tiempo, son in-
corporados a los productos, a los procesos productivos, a las modalidades de
organización y de comercialización. A su vez, los conocimientos firm-specific y los
procesos informales de aprendizaje e interacción (learning by doing, by using, by
interacting, by producing) en el interior de la firma comienzan a ser considerados
fuentes relevantes en el desarrollo de las actividades innovativas. Por lo tanto,
se revalorizan en los mercados los resultados de las actividades innovativas rea-
lizadas por las PyMES y se pone en discusión el rol central de las empresas gran-
des en la producción de innovaciones. Además, en ese marco, se complejizan
los contenidos de las actividades innovativas, aumenta la importancia de los as-
pectos informales e incrementales y, por tanto, se pone en discusión la eficacia
de las formas tradicionales de medición de los procesos innovativos. En este
sentido, en los últimos años se viene desarrollando una polémica acerca de las
limitaciones de los indicadores tradicionales (gastos en I&D, número de paten-
tes, etc.) para medir los rasgos informales e incrementales que crecientemente
caracterizan el proceso de innovación de las firmas.
En ese marco, el debate acerca de los métodos de medición y la relevancia del
tamaño de los agentes en el desarrollo de las actividades innovativas se ve afec-
tado por fuertes ambigüedades que aluden tanto a la definición del tamaño de los
agentes como a las teorías explicativas y por tanto a los métodos utilizados para
dar cuenta de la relevancia del fenómeno. Esta situación se remonta a más de 40
años, cuando Kustnetz (1962) señalaba que la mayor dificultad para llevar a cabo
un debate residía en la falta de mediciones de insumos y productos del proceso de
innovación. Si bien actualmente existen múltiples bases de datos sobre gastos en
I&D y número de patentes correspondientes a diversos sectores productivos, los
datos se manejan a nivel muy agregado, lo cual, como se sostendrá en esta uni-
dad, dificulta el testeo de hipótesis de diferenciación de conductas de los agentes,
implícitas en las conceptualizaciones neoschumpeterianas discutidas en la Unidad
1. Como se recordará, según estas tesis, los agentes económicos –que tienen ra-
cionalidad acotada, actúan y toman decisiones con información imperfecta y se
mueven en un escenario con incertidumbre no modelable– reaccionan de distinta
forma frente a shocks exógenos y se diferencian en forma continua del resto de los
agentes que concurren en los mercados en los que actúan a partir de la construc-
ción de activos tecnológicos derivados de procesos de aprendizaje, tanto formales
como informales. Desde esta perspectiva teórica, es de esperar importantes dife-
rencias en las capacidades tecnológicas de los agentes, tanto de diferentes secto-
res como intrasectoriales. Por lo tanto, la aplicación de los indicadores habituales
a datos sectoriales dificulta la medición de las hipótesis neoschumpeterianas.

100
Economía de la Tecnología y de la Innovación

5.2. Los procesos innovativos en las PyMES y en las grandes


empresas: la relevancia empírica

Diversos autores han esquematizado las ventajas y desventajas de PyMES y


grandes empresas en el desarrollo de las actividades innovativas. Entre las ven-
tajas de las empresas grandes suelen mencionarse: i) el elevado costo fijo de
las actividades innovadoras; ii) el carácter de inversión de riesgo que tienen los
gastos en I&D; iii) la posibilidad de que existiendo economías de escala en la
producción (lo que se vincula a las grandes empresas) se puedan generar eco-
nomías de variedad en las actividades de investigación y desarrollo. Por el con-
trario, los argumentos que suelen plantearse para sostener las ventajas de las
empresas pequeñas y medianas residen en: i) que son menos burocráticas y que
no tienen las barreras características de las más grandes; ii) este rasgo facilita
la vinculación entre los desafíos, el involucramiento del personal y los beneficios
potenciales; iii) las características de incrementalidad asociada con el proceso
innovativo que las hace de poco interés para las empresas de mayor porte, en
especial por la magnitud de los beneficios asociados.
Si bien la literatura de la innovación estuvo orientada al estudio de grandes
firmas, en los últimos años existe una creciente corriente de opinión que revalo-
riza las iniciativas innovativas realizadas en las PyMES. Así, los cambios en las
formas y en los contenidos del proceso de innovación comienzan a poner en dis-
cusión la exclusividad de la gran empresa en el desarrollo de estas actividades
(Archibugi y Evangelista, 1993). A pesar de que en algunos sectores que requie-
ren inversiones relevantes e inversiones complejas (aeronáutica, energía, quími-
ca básica, telecomunicaciones, automotriz) el rol de las firmas grandes continúa
siendo central (Rosenberg, 1982; Nelson, 1993), emergen nuevas posibilidades
para las PyMES bajo modalidades que incluyen desde formas individuales de in-
novación, hasta la cooperación empresarial y/o la participación en redes con fir-
mas de mayor tamaño.
Sin embargo, existe una multiplicidad de argumentos diversos que van desde
los que siguen sosteniendo que la actividad innovativa es efectuada predominan-
temente por firmas grandes (Scherer, 1982; Grossmann y Helpmann, 1992) has-
ta los que sostienen que a partir de los nuevos paradigmas tecno-organizaciona-
les la actividad innovativa de las PyMES es más eficiente que la desarrollada por
las grandes empresas (Acs y Audrescht, 1995). En esa dirección, Freeman sos-
tenía a principios de los ‘70 que la actividad innovativa en las PyMES era más
eficiente que en las grandes porque su peso en I&D era muy inferior al que te-
nían en el resultado del proceso de innovación.
Entre ambos extremos, existe un conjunto de posiciones intermedias que tien-
den a subrayar el carácter más complejo del proceso innovativo. Entre éstas, des-
tacan los que resaltan el carácter complementario del proceso innovativo, en el
cual la interacción de las PyMES con las firmas grandes es central (Kleinknecht,
1987; Rothwell y Dodgson, 1994 y Malerba, 1993). Así, por ejemplo, Malerba
(1993) evaluó las interrelaciones existentes entre PyMES y grandes empresas en
la realización de actividades innovativas en un contexto en el cual coexisten dos
sistemas de innovación que difieren en términos de capacidades, organización y
eficiencia. Por un lado, el network de las PyMES integrado por un grupo amplio de
firmas -en algunos casos ubicadas en distritos industriales- que interactúan a ni-
vel local. Por otro lado, el núcleo básico del sistema de I&D constituido por
un complejo sistema organizacional integrado por grandes empresas que tienen
laboratorios industriales, pequeñas empresas de elevado nivel tecnológico,

101
Universidad Virtual de Quilmes

universidades, grandes instituciones públicas de investigación y el gobierno nacional.


Lassini (1986) y Rothwell y Dodgson (1994) sostienen que las actividades in-
novativas no están necesariamente asociadas con el tamaño de las firmas.
Mientras las firmas grandes tienen ventajas materiales por disponer de mayores
recursos tecnológicos y financieros, las PyMES tienen ventajas de comporta-
miento que se sustentan en su dinamismo empresarial, la flexibilidad interna y
la velocidad de respuesta frente a cambios externos, es decir, una cultura orga-
nizacional que transforma más eficientemente las competencias y aprendizajes
en procesos innovativos. En esa dirección, algunos autores concluyen que en las
grandes firmas existen deseconomías de escala para producir innovaciones por
la mayor burocracia de sus organizaciones y por la menor velocidad con que se
pueden lanzar al mercado las innovaciones concretadas (Link y Ress, 1990).
En la misma línea, Acs y Audrestch, en diversos trabajos a nivel de rama
(1995 y 1998), realizaron un exhaustivo análisis de las condiciones bajo las cua-
les el tamaño de las firmas constituye un elemento diferenciador de las activida-
La base de datos utilizada en des innovativas de los agentes. Así, sugieren que en ciertas industrias las
la investigación consiste en
8.074 innovaciones introdu-
PyMES tienen ventajas en el proceso de innovación respecto de las grandes, ven-
cidas en el mercado en 1982. tajas que se centran en las diferentes estructuras gerenciales de las PyMES y de
De acuerdo con la Small las firmas grandes, más burocrática y rígida en las segundas. Las PyMES com-
Business Administration, la
innovación se define como pensan la ausencia de laboratorios de I&D aprovechando las empresas instala-
el proceso que comienza con das por científicos e investigadores que efectúan descubrimientos y/o desarro-
un invento, continúa con el
desarrollo de ese invento y
llos innovativos no valorados por las firmas grandes en las que trabajan (spin-
culmina con la introducción offs) y la existencia de conocimientos producidos por laboratorios universitarios
de un nuevo producto, pro- y centros de investigaciones públicos (spill-over). En el segundo de los trabajos
ceso o servicio en el
mercado. mencionados –desarrollado sobre una amplia base de datos llegan a la conclu-
sión que el tipo de industrias en las que las PyMES tienen ventajas son muy di-
ferentes a aquellas en las que las ventajas se centran en las grandes empresas.

Actividades en las que prevalecen las


innovaciones de las grandes empresas
y las pequeñas y medianas en los Estados Unidos

Grandes empresas
Neumáticos
Agroquímicos
Maquinaria general
Maquinaria para alimentos
Aceites
Lácteos
Molienda de maíz
Acumuladores
PyMES
Escalas y balanzas
Equipos electrónicos de computación
Caucho sintético
Instrumentos de control
Productos químicos derivados de la madera y de la goma
Cobre primario
Controles industriales

Fuente: Acs y Audretsch

102
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Utilizando una clasificación de 448 industrias correspondientes a 20 sec-


tores agregados en los Estados Unidos, Acs y Audrestch determinan en cua-
les de ellas las diferencias en el índice de innovación –entendido como el nú-
mero de innovaciones por ocupado– dependen del tamaño de los agentes.
Así, en 156 (122) industrias el índice de innovación de PyMES (grandes) es
superior al de las grandes (PyMES). Finalmente, en 170 industrias no hay di-
ferencias significativas. En especial, en 42 industrias pertenecientes a los
sectores Alimentos, Papel, Caucho y Equipos de transporte prevalecen las
actividades innovativas de grandes empresas. Por el contrario, en 91 indus-
trias correspondientes a Productos químicos, Productos metálicos, Maquina-
ria no eléctrica, Equipos eléctricos e Instrumentos de medición prevalecen
las actividades innovativas de PyMES. En los 11 sectores restantes no pre-
valece tamaño alguno. La interesante conclusión de los autores –comparti-
da por Sherer– es que “no hay un único tamaño de empresa que sea propi-
cio para el progreso tecnológico: hay lugar para empresas de todo tamaño”.
En el estudio se concluye también que las empresas grandes (PyMES)
son más innovadoras en las industrias de alta (baja) concentración. Asímis-
mo, las grandes empresas tienden a tener un alto índice de innovación en
las industrias altamente sindicalizadas, mientras que entre las PyMES se ob-
serva el fenómeno contrario. Una cuestión interesante es que el índice de in-
novación de las PyMES –respecto del promedio del estrato– es mayor en las
industrias dominadas por grandes empresas. Este resultado permitiría pen-
sar que pueden existir complementaciones en el proceso de innovación en-
tre grandes empresas y PyMES. El estudio también arroja una sorprendente
conclusión: la calificación de la mano de obra –entendida como la proporción
de calificados en la ocupacion industrial– no constituye un elemento diferen-
ciador de la actividad innovativa de las firmas. Sin embargo, las empresas
más pequeñas tienden a ser más innovadoras en las actividades en las que
es mayor la proporción de trabajo calificado. Como señalan los autores, es-
to se podría explicar por el sesgo calificado-intensivo de la mayor parte de
las industrias relevadas. Sin embargo, también podría ser la consecuencia
de los problemas asociados con la medición de la calificación de los recur- Esto se refiere a las
ambigüedades del
sos humanos involucrados. indicador mano de obra ca-
Otro resultado interesante es que entre las industrias muy innovadoras, lificada cuando es la resul-
tante de la agregación de
las ventajas relativas de las Pymes respecto de las grandes empresas au- respuestas de los agentes
menta cuando crece el índice de innovación total de la industria. Así, “las con muy desiguales grados
ventajas innovadoras de las PyMES sobre las grandes empresas es más pro- de racionalidad y concep-
tualización de lo que eso
nunciada en las industrias más innovadoras”. significa. Así, es posible
Según el estudio mencionado, un elemento que constituye una barrera pa- que determinados recursos
humanos sean vistos como
ra el desarrollo innovativo de las PyMES reside en la menor intensidad publi- calificados por agentes per-
citaria de estos agentes (gastos en publicidad sobre ventas). Asímismo, tenecientes a sectores de re-
otros estudios señalan que las PyMES innovadoras tendrían una ventaja ducido desarrollo tecnoló-
gico y no calificados por
competitiva en las primeras fases del ciclo de producto, es decir, cuando la otros que elaboran bienes
especialización en la dedicación de los recursos y la consecuente mayor ca- de elevada complejidad.
lidad son los factores competitivos clave y el producto aún no ha sido estan-
darizado en el mercado. Sin embargo, en un segundo momento, cuando au-
menta la relevancia de las economías de escala y la necesidad de estanda-
rizar la producción, las innovaciones incrementales de las PyMES no serían
suficientes para compensar las ventajas de escala de las firmas grandes
(Abernathy y Uterback, 1978; Lassini, 1985). Estos rasgos diferenciales de
ambos tipos de firma en el proceso innovativo delimitan los ámbitos en los

103
Universidad Virtual de Quilmes

cuales cada uno de ellos tiene mayor eficiencia y aquellos en los que puede
predominar la interacción y/o la presencia simultánea de ambos. En ese sen-
tido, estudios efectuados en los Estados Unidos (Rothwell y Dosdgson,
1994) muestran que en la industria de semiconductores y de sistemas CAD
los inventos iniciales y la actividad innovativa se llevan a cabo en firmas gran-
des, mientras que los aparatos que utilizan semiconductores y los sistemas
CAD fueron difundidos por nuevas firmas pequeñas y medianas de base tec-
nológica, creadas específicamente para cumplir ese rol. Por el contrario, en
la industrias de biotecnología el grueso de las ideas y de la actividad innova-
tiva correspondió a las nuevas firmas PyMES de base tecnológica, mientras
que la comercialización de los nuevos productos fue realizada básicamente
por firmas grandes.
Como bien señalan Acs y Audrestch (1998), estas conclusiones se deri-
van de estudios que utilizan indicadores proxy de las actividades innovativas
desarrolladas por las firmas, centrados en general en la medición de inputs,
como los gastos de investigación y desarrollo, o en instancias intermedias,
como la obtención de patentes de fabricación o el producto innovativo, en el
que se basan las conclusiones de su estudio.

5.2.1. El caso específico de las Pymes

Algunos autores señalan que las actividades innovativas conllevan más


riesgo para una PyME que para una empresa grande debido a que los eleva-
dos costos involucrados y la incertidumbre sobre la evolución de los nego-
cios y sobre el grado de éxito de la innovación impactan mayor sobre la es-
tructura de la empresa. La presencia de un mayor riesgo e incertidumbre po-
tencia el desarrollo de actividades de innovación informales de tipo incre-
Las características
de bien no público de
mental. Para compensar estos inconvenientes, las PyMES tratan de conse-
las innovaciones incremen- guir el mayor output innovativo, utilizando recursos humanos, organizaciona-
tales evitan la apropiabili- les y productivos ya acumulados y presentes en su estructura. Estos elemen-
dad de los resultados por
parte de los competidores. tos integran el set de costos variables que la empresa usa para llevar a ca-
bo otras funciones y que, a diferencia del caso de equipamientos y laborato-
rios específicos de I&D, no aumentan el costo fijo total (Lassini, 1992). Es
decir, a diferencia de las innovaciones que requieren de importantes inver-
siones tangibles y que están asociadas con elevados costos hundidos mate-
riales, en las empresas PyMES predomina el uso de activos intangibles y de
recursos dedicados también a otras tareas. De esta forma, las firmas logran
compensar, en parte, el mayor impacto que tienen sobre su estructura los
riesgos y las incertidumbres asociadas con las actividades innovativas.
Por lo tanto, el proceso de innovación en las PyMES se caracteriza por su
naturaleza adaptativa y localizada y por la relevancia de los procesos dinámi-
cos de aprendizaje, a partir de los cuales substituyen y/o complementan las
actividades de I&D formales con los conocimientos incorporados a lo largo
de la experiencia productiva de la firma (Bellandi, 1989; Archibugi y
Evangelista, 1993). Este tipo de conocimientos, que se acumulan en las em-
presas, permiten aprendizajes específicos que constituyen un estímulo para
la realización de actividades innovativas de tipo informal.
En las PyMES esta informalidad se explica fundamentalmente porque no
cuentan con una estructura específica destinada al desarrollo de actividades
innovativas. En ese sentido, el personal involucrado en estas actividades

104
Economía de la Tecnología y de la Innovación

desempeña otras funciones en la empresa, lo que no permite distinguir


exactamente cuál es la parte de trabajo dedicada a las actividades de in-
novación y desarrollo y cuál la que se dedica a las tareas normales, pro-
ductivas y de gestión (Santarelli y Sterlacchini, 1990). Así, las innovaciones
se efectúan en los distintos departamentos de diseño, producción y ventas
de las empresas en lugar de realizarse en laboratorios o áreas administra-
tivas específicas de I&D. Debido a esa modalidad y a sus rasgos idiosin-
crásicos, las PyMES tienen dificultades para formalizar y difundir en el inte-
rior de su estructura organizacional los conocimientos tecnológicos adqui-
ridos a partir del desarrollo de actividades innovativas. Esta modalidad de
funcionamiento limita tanto la productividad y eficiencia de las actividades
innovativas, que son desarrolladas con insuficientes procedimientos forma-
lizados, como el planeamiento ex ante mediante una programación total del
conjunto de los aspectos relevantes, rasgo que se potencia por la natura-
leza incremental de la innovación que hace que algunos aspectos no pue-
dan ser planeados y previstos ex ante. En particular, en algunos sectores, La intensidad de las activi-
dades innovativas tiene un
como es el caso del metalmecánico, es de fundamental importancia la co- carácter pro-cíclico: mien-
laboración e interacción entre operarios y técnicos para solucionar proble- tras que en los períodos de
mas que aparecen sólo en el momento en el que deben ser elaborados los auge las firmas aumentan
los recursos dedicados a las
productos desarrollados. actividades innovativas y
A su vez, las limitaciones estratégicas asociadas con la estructura orga- profundizan los contenidos
de las realizadas previa-
nizacional de las PyMES y las dificultades para prever la evolución de su ca- mente, en las fases de con-
pacidad competitiva y poder de mercado en el mediano y largo plazo, tam- tracción disminuyen los re-
bién modelan las características del proceso de innovación que desarrollan. cursos destinados a
ellas.
Si bien no se excluye la presencia de espacios de informalidad en los
procesos innovativos realizados por empresas grandes (Sterlacchini y
Santarelli, 1993), las características y la estructura de las PyMES favore-
cen la presencia de amplios procesos innovativos informales, que permi-
ten la acumulación de recursos de alto nivel bajo esa modalidad (Acs y
Audrestch, 1988).
En este sentido, es preciso destacar que las actividades innovativas in-
formales se ven favorecidas por: i) la interacción y la colaboración entre el
personal involucrado, lo que permite aprovechar las competencias que re-
Es importante subra-
sultan de procesos de aprendizaje dinámicos y de know-how no-codificados yar el carácter diná-
y firm-specific (Lassini, 1992; Levin et al,. 1987, y Malerba, 1988); ii) por mico de este proceso de
la presencia de firmas PyMES especializadas, en las que son relevantes las aprendizaje dado que las
PyMES que a lo largo del
relaciones con los clientes y la posibilidad de segmentar el mercado con tiempo innovaron con cierta
productos específicos; iii) por la homogeneidad cultural entre los agentes continuidad, aprovechan es-
ta experiencia a través de
involucrados en el proceso de innovación, y iv) por la existencia de márge- “economías de scope de tipo
nes de discrecionalidad decisional y de autonomía económica que permi- dinámico” construidas a
ten orientar la realización de actividades innovativas (Bellandi, 1989). partir de las experiencias y
el know-how previamente
En suma, el proceso de innovación en las PyMES no es el resultado de acumulados (Lassini, 1986).
actividades formales de I&D efectuadas en laboratorios específicos, sino
de aprendizajes informales acumulativos que se manifiestan en el desarro-
llo de competencias que les permiten asimilar, adaptar y mejorar las nue-
vas tecnologías y acercar la producción de la empresa a demandas especí-
ficas del mercado (Malerba, 1993). Por lo tanto, la medición de las activi-
dades innovativas a partir de los gastos en investigación y desarrollo y en
patentes subestima la relevancia de la actividad innovativa –al no incluir
las actividades incrementales– y produce sesgos a favor del peso de las
grandes empresas en el proceso innovativo.

105
Universidad Virtual de Quilmes

5.3. Los problemas en la medición de las actividades innovativas:


un modelo explicativo

Las distintas formas que asumen los procesos de innovación, el carácter


crecientemente informal e incremental que tienen y los nuevos agentes que
intervienen, cuestionan los indicadores tradicionalmente usados (I&D y el nú-
mero de patentes) para estimar los procesos innovativos en las firmas de
distinto tamaño.
Una de las primeras críticas a los indicadores utilizados tradicionalmente
hace referencia a su insuficiencia para explicar la adecuada performance de
empresas y países que con reducidos gastos en I&D tuvieron un crecimien-
to industrial significativo y mejoraron su situación competitiva en la econo-
mía internacional en los últimos 15 años sin efectuar un gran esfuerzo inno-
vativo formal (Malerba, 1993; Archibugi y Evangelista, 1993). En esos casos,
se mostró que el uso de un indicador de gastos en I&D subestimaba la per-
formance innovadora de las empresas (Kleinknecht, 1987; Acs y Audrestch,
1988; Malerba, 1988, 1993; Cohen y Levin, 1989; Lassini, 1992).
Incluso los autores que siguen utilizando los indicadores tradicionales
(Baldwin, 1995; Malerba y Orsenigo, 1993) para medir las actividades inno-
vativas, los consideran parciales y sesgados cuando se intenta medir las de
tipo incremental. Así, según Malerba y Orsenigo (1993) los gastos en I&D no
miden las actividades informales tales como los esfuerzos ingenieriles y el
desarrollo de procesos de aprendizaje en el interior de la firma (learning by
doing, by using, by producing, by interacting), a partir de los cuales se gene-
ran numerosas innovaciones incrementales en muchas industrias. A su vez,
la utilización de los gastos de I&D también ha sido criticada porque no esti-
ma adecuadamente el stock de capacidad tecnológica-organizacional que la
empresa va acumulando a través del tiempo y que le permite efectuar inno-
vaciones. Se trata, entonces, de un indicador que sólo mide el flujo de recur-
sos dedicados a actividades innovativas, pero que no da cuenta del stock de
capacidades acumuladas que resulta central para el desarrollo de activida-
des innovativas.
En esa dirección, Acs y Audrestch (1995) argumentan que no todos los
recursos destinados a laboratorios y/o estructuras de I&D producen innova-
ciones. Así, el uso de los gastos en I&D como indicador indirecto de la acti-
vidad innovativa sólo reflejaría los recursos dedicados, pero no suministra in-
formación sobre los resultados y la eficiencia del gasto, ni sobre la función
de transformación de inputs innovativos en outputs. En rigor, el uso de un in-
dicador de input sería adecuado sólo si dicha función fuera similar para to-
das las empresas y si no existieran otros elementos centrales para explicar
la forma en que las empresas efectúan la transformación.
Tampoco el número de patentes es visualizado como un indicador adecua-
do para medir las actividades innovativas efectuadas por las firmas (Edwards
y Gordon, 1984; Grilches, 1990; Malerba y Orsenigo, 1993). En efecto, la de-
bilidad de este indicador radica en que no necesariamente un invento se tra-
duce en una innovación efectiva, es decir, en la introducción de algún pro-
ducto, proceso y/o servicio en el mercado. Además, las patentes no tienen
en cuenta los conocimientos que las empresas adquieren “privadamente”
por otros medios (conocimiento tácito, aprendizaje, imitaciones, etc.) y por
lo tanto subvalúan las actividades de innovación de tipo informal que, por las
consideraciones anteriores, comienzan a tener una importancia significativa

106
Economía de la Tecnología y de la Innovación

en los últimos años (Santarelli y Sterlacchini, 1990). Según Acs y Audrestch,


que utilizan la base de datos de innovadores construida por la Small Busi-
ness Administration, en el caso de las Pymes el grado de asociación entre
el número de innovaciones y el número de patentes es significativamente
menor (coeficiente de correlación del 38%.) que entre las firmas grandes
(74%), lo que puede explicarse por el mayor peso que tienen las actividades
innovativas formales en las firmas grandes. En esta misma dirección,
Shepherd (1979) sostiene que la mayor parte de las patentes que se regis-
tran anualmente en los Estados Unidos no son usadas o bien se utilizan pa-
ra bloquear el proceso competitivo. Por lo tanto, este indicador no reflejaría
adecuadamente las actividades innovativas de las firmas.
El reconocimiento de la insuficiencia de los indicadores tradicionales pa-
ra estimar los procesos innovativos, en particular los de tipo incremental, fue
aumentando el consenso acerca de la necesidad de acompañar los indica-
dores tradicionales con otros que sinteticen el conjunto de los elementos
que intervienen en el desarrollo de las actividades innovativas. Esta necesi-
dad fue abordada con diferentes metodologías mediante la utilización de di-
versos indicadores. En ese sentido, la medición se fue centrando en el pro-
ducto innovativo (Meyer-Krahmer, 1984; Hansen, 1992, etc.), en una exten- El trabajo de Acs y
Audretsch (1998)
sión del input (Lassini, 1992; Baldwin, 1995, etc.), en una combinación de comentado reiteradamente
los dos anteriores (Pfirmann, 1994; Acs y Audrestcht, 1993, etc.) y/o en la en esta Unidad es un ejem-
plo de indicador de innova-
incorporación de elementos cualitativos (Nomisma, 1993). ción centrado en el produc-
Las limitaciones de las mediciones del proceso innovativo centradas to innovativo.
en los gastos en I&D, patentes y número de innovaciones efectuadas se
derivan del supuesto de homogeneidad de las unidades de medida. Esto
es, se supone que cualquier unidad monetaria gastada en I&D, ya sea en
una empresa o en diferentes empresas, arroja similares resultados en
términos de productos innovativos. AsÍmismo, no todos los productos o
los procesos patentados tienen igual valor en términos de su potenciali-
dad para generar innovaciones. Finalmente, los resultados de las activida-
des innovativas no pueden ser sumados sin incurrir en algunas falacias
de agregación (Acs y Audrestch, 1995).
En esa dirección, la elección de los indicadores que se usan para me-
dir el proceso innovativo se deriva en mayor medida de la disponibilidad
de información que de una reflexión metodológica acerca de la verosimili-
tud de las variables explicativas consideradas (Malerba y Orsenigo,
1993). Así, por ejemplo, se suele usar los gastos en I&D y las patentes
registradas en los Estados Unidos debido a que se dispone de estas in-
formaciones durante lapsos de tiempo suficientemente largos que permi-
ten efectuar comparaciones entre países y períodos distintos y testear hi-
pótesis.
Finalmente, el reconocimiento de las distintas formas que asume el
proceso de innovación, el carácter crecientemente informal bajo el que se
manifiesta y el rol de las competencias en su desarrollo, cuestionan, en-
tonces, las aproximaciones tradicionales a la medición de la actividad in-
novativa. Como se desprende del modelo presentado anteriormente, las
actividades innovativas son el resultado del stock de competencias acu-
mulado, del proceso de aprendizaje, de la cultura organizacional y del am-
biente en el que la firma opera.
Como corolario, los indicadores que complementan los de tipo tradicio-
nal deben apuntar también a la medición de estos aspectos. El desarrollo

107
Universidad Virtual de Quilmes

de actividades innovativas informales e incrementales comienza a adquirir


una creciente importancia también para las grandes empresas, si bien los
gastos de I&D y el número de patentes son aún más significativos debido
a la mayor formalidad de los procesos innovativos (Santarelli y Sterlacchi-
ni, 1990). Sin embargo, en el caso de las actividades innovativas realiza-
das por las PyMES, los indicadores tradicionales no son significativos debi-
do al predominio de las actividades innovativas de tipo informal e incremen-
tal (Kleinknecht, 1987; Santarelli, y Sterlacchini, 1990; Malerba, 1991; Ar-
chibugi y Evangelista, 1993).
A continuación, se presenta un indicador que apunta a medir la capa-
cidad innovativa de las firmas, entendida como la potencialidad de reali-
zar innovaciones transformando conocimientos generales en específicos,
a partir del desarrollo de competencias y procesos de aprendizaje. La dis-
cusión sobre los métodos de medición se refleja en la evolución de los
principales manuales, como el Frascati (1963 y 1993) y el de Oslo (1997)
-y los intentos de adaptación a países de menor desarrollo relativo (Jara-
millo, Albornoz, 1997; López y Lugones, 1997-, que apuntan a generar
comparaciones internacionales. El primero de ellos corresponde a una
etapa en la que predominaba el modelo lineal de innovación y en la que
los gastos de investigación y desarrollo se asociaban en forma directa
con el desarrollo de las actividades innovativas.
A partir de la crisis de los métodos de estimación, la OCDE sugiere que
es necesario avanzar en la definición de indicadores sobre los siguientes
temas: insumos para la creación de conocimiento, stocks de conocimien-
to, impacto de la producción de nuevo conocimiento, formación e impac-
to de los networks de conocimiento, procesos de aprendizaje y flujos de
conocimiento que circulan entre los distintos agentes, organizaciones e
instituciones (López, 1998).
Otros autores, como David y Foray (1992), sostienen que es necesario
evaluar el efecto del uso del conocimiento que se desarrolla y/o compra
en lugar de insistir en medidas de insumos (gastos de R&D) o de produc-
to (peso de nuevos productos, patentes).

Lecturas obligatorias

Acs, Z y Audrescht, D. (1998), “Innovación, tamaño


de mercado y estructura de la empresa”, en: Kantis
(ed.), Desarrollo y gestión de Pymes, aportes para un
debate necesario, Universidad Nacional de General
Sarmiento.

Coriat, B. (1992), Pensar al revés. Trabajo y organi-


zación en la empresa japonesa, Siglo XXI, Madrid.

Levre La Rovere, R. (1999), “As pequenhas e medias


empresas na economia do conhecimento: implica-
çoes para politica de innovaçao”, en Lastres, H.y Al-
bagli, S. (eds.), op. cit.

López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la eco-


nomía del cambio tecnológico y la innovación: una
guía temática”, I&D. Revista de Industria y Desarro-
llo, Año 1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

108
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Yoguel, G. y Boscherini, F. (1996), La capacidad in-


novativa y el fortalecimiento de la competitividad de
las firmas: El caso de las Pymes exportadoras argen-
tinas, CEPAL, Documento de Trabajo Nº 71.

Yoguel, G. y Boscherini, F. (1999), “El desarrollo de


las capacidades innovativas de las firmas y el rol del
ambiente: el caso de firmas industriales argentinas
pertenecientes a distintos sistemas locales”, en refe-
rato en: Revista Desarrollo Económico, Buenos Aires,
y en DRUID, Dinamarca.

Lecturas recomendadas

Abernathy, W. J. y Uterback, J. M. (1978), “Patterns


of industrial innovation”, en Technology Review, ju-
nio-julio.

Cohen, W. y R. Levin (1989), “Empirical Studies of


Innovation and Market Structure”, en R. Schmalen-
see y R. Willig (eds.), Handbook of industrial organi-
zation, vol. 2, North-Holland, Amsterdam

David, P. y D. Foray (1995), “Accessing and Expan-


ding the Science and Technology Knowledge Base”,
STI Review, N° 16.

Grossman, G. y E. Helpman (1991), Innovation and


growth in the global economy, The MIT Press,
Cambridge, Massachussets.

Kleinekncht, A. (1987), “Measuring R&D in small


firms: how much are we missing”, Journal of Indus-
trial Economics.

Lassini, A. (1992), “Il ruolo dell’attività di R&S per lo


sviluppo della competitività delle PMI”, en Onida, F.,
Viesti, G. y Falzoni, A. M. (eds.), I distretti industria-
li: crisi o evoluzione?, Egea.
Levin, R., A. Klevorick, R. Nelson y S. Winter (1987),
“Appropriating the returns from industrial research
and velopment”, Brooking Papers on Economic Acti-
vity, vol. 3.

Malerba, F. (1993), “National System of Innovation:


The case of Italy”, en Nelson, R. (ed.), National Inno-
vation System, Oxford.

Malerba, F. y Orsenigo, L (1993), “L’accumulazione


delle capacita’tecnologiche nell’industria italiana
(1969-1984)”, en Filippini (ed.), Innovazione tecnolo-
gica e servizi alle imprese, Franco Angeli.

Meyer-Krahmer, F. (1984), Measuring innovations


output, Research policy.

109
Universidad Virtual de Quilmes

Rothwell, R. y Dogson ,M (1994), “Innovation an size


of firms”, en: Rothwell y Dodgson (eds.), The hand-
book of industrial innovation, Londres.

Rosenberg, N. (1982), Inside the Black Box: Techno-


logy and Economics, Cambridge University Press,
Cambridge.

Scherer, F. (1992), “Schumpeter and the plausible


capitalism”, Journal of Economic Literature, vol. 30,
septiembre.

110
Referencias Bibliográficas

Acs, Z. y Ausdrestch, D. (1998), “Innovación, estructura del mercado y tama-


ño de empresa”, en: Kantis (ed.), Desarrollo y gestión de PyMES:
aportes para un debate necesario, Universidad Nacional de General
Sarmiento.

Boscherini, F. y Yoguel, G. (1996), “Algunas consideraciones sobre la medi-


ción de los procesos innovativos: la relevancia de los rasgos informa-
les e incrementales”, Revista REDES, Universidad de Quilmes.

Lebre La Rovere, R. (1999), “As pequenas e Medias empresas na economia


do conhecimento: implicaçoes para política de innovaçao”, en:
Lastres y Albagli (eds.), Informaçao e globalizaçao na era do conheci-
mento, Editora Campues, Río de Janeiro.

111
112
6

Una medición alternativa de las actividades


innovativas de los agentes y el testeo de las
hipótesis neoschumpeterianas en sistemas locales

Como discutimos en la Unidad 5, la estimación de las actividades innova-


tivas de los agentes requiere ir más allá de los indicadores utilizados tradi-
cionalmente debido al creciente peso de los procesos de innovación de tipo
incremental. Es por eso que en esta Unidad se presenta un indicador alter-
nativo de la capacidad innovativa de los agentes utilizado para testear un
conjunto de hipótesis presentes en la literatura neoschumpeteriana a partir
de distintas bases de datos sobre firmas argentinas. En primer lugar, se dis-
cute un modelo para interpretar los procesos innovativos en las firmas que
se desprende de diversos trabajos recientes realizados en la Argentina
(Rearte et al., Boscherini y Yoguel, 1996, 1999, Mori-Koenig y Yoguel, etc.).
Luego se presentan los elementos centrales de un indicador alternativo y fi-
nalmente se discuten algunas hipótesis básicas de la literatura planteadas
El panel de datos de
en esos trabajos utilizando diversas bases de datos. 245 firmas constituye
la agregación de subpaneles
correspondientes a cuatro
estudios recientes efectua-
6.1. Los procesos innovativos en las firmas: dos en firmas localizadas en
un modelo interpretativo “ambientes” con desigual
grado de desarrollo: i) 119
firmas del municipio de
El concepto de innovación que utilizan esos trabajos para efectuar una Tres de Febrero en el Gran
Buenos Aires, un área que
aproximación cuantitativa al fenómeno incluye el conjunto de los cambios in- forma parte de un aglomera-
terconectados que se realizan en las distintas áreas de una empresa y que do urbano mayor donde lo
apuntan a mejorar su competitividad y eficiencia económica. Desde esta local y el sistema innovativo
trascienden el ámbito muni-
perspectiva, la innovación no se reduce sólo a las actividades aisladas orien- cipal y donde las institucio-
tadas a desarrollar nuevos productos y procesos, sino que también involucra nes no facilitan el nexo de
las firmas con el sistema de
el conjunto de desarrollos y mejoras incrementales realizadas en las distin- innovación (Moori-Koenig y
tas áreas (organización, comercialización, producción, etc.) y las actividades Yoguel, 1998); ii) dos áreas
de mayor desarrollo relativo
destinadas al desarrollo de la calidad. del ambiente: Rafaela
Se parte de la idea de que más allá de las actividades de desarrollo pla- (Boscherini et al., 1998;
neadas ex ante, las innovaciones también se generan a partir de distintas Yoguel y López, 1999) y
Mar del Plata (Rearte et al.,
actividades rutinarias efectuadas en la firma, que no necesariamente están 1997) en las que están loca-
vinculadas con el área productiva. La interacción del personal de la empre- lizados dos de los tres cen-
tros de desarrollo empresa-
sa, el intercambio continuo de opiniones para resolver problemas o para en- rial que el BID financia en
frentar nuevas situaciones y las respuestas que surgen y que se utilizan pa- la Argentina, y en las que
fueron entrevistadas 33 y 41
ra que la empresa funcione y mejore su eficiencia económica, constituyen firmas, respectivamente, y
una fuente relevante de inputs para el desarrollo de actividades innovativas. iii) un panel de 52 firmas
Por lo tanto, aumentan los espacios de las actividades innovativas y su difu- medianas localizadas en el
Polo Metropolitano que
sión en la estructura de la empresa. Las actividades innovativas tienen un comparten la característica
impacto en el conjunto de áreas operativas de la firma, lo que genera un de orientar una proporción
considerable de su produc-
feed-back continuo entre su sendero madurativo y los resultados que produ- ción al exterior (Yoguel y
cen. En este marco, destaca la búsqueda continua de técnicas eficientes de Boscherini, 1996).

113
Universidad Virtual de Quilmes

gestión, orientadas a la mejora y a la racionalización del funcionamiento de


las distintas áreas de la empresa, es decir, la implementación del concepto
de calidad. Estos trabajos parten de la idea de Azzone y Cainarca (1993) de
que las actividades de búsqueda de la calidad deben ser consideradas inno-
vaciones. Estos autores diferencian la “calidad interna” (a nivel de proceso)
de la “calidad externa” (a nivel de producto). La primera alude a la habilidad
para minimizar las tareas que no generan valor agregado (desperdicios, re-
trabajo, tiempo de espera, colas, scraps, etc.). La calidad externa apunta a
que los productos se adapten a las especificaciones de diseño y que satis-
fagan a los consumidores en términos de seguridad y performance.
En la estructura organizativa de la empresa, el desarrollo de innovacio-
nes y la forma en que se aprovechan sus resultados va constituyendo un
patrimonio específico (firm-specific) de tipo dinámico, fuertemente influido
por la capacidad de gestión y planeamiento estratégico. En este sentido,
el desarrollo de actividades innovativas constituye una condición necesa-
ria pero no suficiente para garantizar un buen comportamiento económico,
lo que requiere que las elecciones estratégicas realizadas por el manage-
ment guarden relación con los avances innovativos de la empresa, es de-
cir que es necesario verificar un continuo y sincrónico intercambio entre el
proceso estratégico/decisional y el proceso de innovación.
Desde esta perspectiva, los autores mencionados consideran que existen
fuertes interacciones y vínculos entre el proceso decisional y las actividades
de innovación, lo que significa que las actividades innovativas constituyen
una premisa para cualquier decisión estratégica vinculada con la gestión de
la firma y tienen impactos y consecuencias sobre el conjunto de actividades
desarrolladas en la empresa. Sin embargo, el aprovechamiento integral de
los resultados de las actividades innovativas depende básicamente de las
capacidades de la empresa para elaborar y llevar a cabo estrategias compe-
titivas coherentes.
Diversos estudiosos parten de la idea de que en el proceso de innovación
confluyen distintos conocimientos y capacidades que están presentes en las
diferentes áreas de la empresa, cuyo aprovechamiento depende de la cultu-
ra organizacional de la firma. A lo largo del tiempo, la interacción entre este
conjunto de factores va generando un patrimonio de competencias, en mu-
chos casos intangibles y específicas a las firmas (Dierickx y Cool, 1990;
Prahalad y Hamel, 1990), que determinan y condicionan su capacidad inno-
vativa. En este proceso, las características y las capacidades de los recur-
sos humanos que trabajan en la empresa son de fundamental relevancia. Por
lo tanto, los rasgos específicos de la gestión y del estilo de conducción cons-
tituyen elementos centrales para la formación de competencias.
La producción y el desarrollo de conocimientos en el interior de la firma
es un proceso dinámico, continuo y acumulativo, que modifica y recrea las
competencias organizacionales y tecnológicas estáticas. En este proceso, el
aprendizaje, tanto individual como colectivo, juega un rol central y determina
que las competencias sean recursos dinámicos, moldeables de acuerdo con
la visión estratégica de la empresa.
A los efectos de la estimación del indicador que se presenta en esta Uni-
dad, la “capacidad innovativa” de las firmas es conceptualizada como la po-
tencialidad de idear, planificar y realizar innovaciones a partir del uso de los
conocimientos tecnológicos y organizativos formales e informales para cubrir
las necesidades específicas de la firma, aprovechando las competencias

114
Economía de la Tecnología y de la Innovación

desarrolladas a lo largo de su sendero madurativo. Los elementos determi-


nantes de la capacidad innovativa a nivel de la firma son por consiguiente
las competencias iniciales y su proceso de acumulación dinámica a través
del aprendizaje, tanto formal como informal. La capacidad innovativa de las
firmas puede asociarse con lo que Lall (1992) denomina “technological ca-
pabilities” para explicar la diferente capacidad de las empresas para utilizar,
incorporar y modificar la tecnología. Otros autores (Ernst et al., 1995; Mitel-
ka, 1993; Katz, 1987; Pietrobelli, 1995), que consideran que “la innovación
es un proceso mediante el cual las firmas aprenden y desarrollan bienes y
servicios nuevos para ellos aunque no necesariamente nuevos para los com-
petidores”, también utilizan un concepto similar.
Sin embargo, la actividad innovativa se desarrolla en un ambiente econó-
mico con diversos tipos de incertidumbres, que son decodificadas de distinta
manera por las firmas en función de su cultura organizacional y del grado de
desarrollo de sus competencias. Estas competencias acumuladas permiten
decodificar de forma distinta el conjunto de informaciones y señales del am-
biente en términos de conocimientos específicos vinculados con sus particu-
laridades. Este conjunto de códigos, que son desarrollados en forma desigual
por las firmas y que, por lo tanto, asumen rasgos firm-specific, condicionan la
calificación de los recursos humanos presentes en la firma y por tanto sus
competencias y el grado de complejidad de las innovaciones realizadas.
En esta dirección, se observa que el proceso innovativo en las empresas
adquiere un carácter multidimensional, lo que permite diferenciar dos planos
que influyen no sólo en la importancia que tienen las actividades innovativas,
sino también en las diferentes modalidades y respuestas bajo las cuales se
manifiestan. En primer lugar, destaca el conjunto de elementos ubicados a
nivel micro y, en segundo lugar, el ambiente, es decir el entorno socioinstitu-
cional y su influencia en el proceso de construcción de competencias. Am-
bos planos están vinculados a partir del conjunto de interacciones entre los
agentes que intervienen.
Entre los elementos ubicados a nivel micro que influyen sobre el proceso
innovativo a partir de formación de competencias deben señalarse principal-
mente: i) las modalidades de gestión; ii) las características personales, edu-
cativas, emprendedoras y risk-taking de los empresarios; iii) la historia pre-
via de las firmas en términos de acumulación de activos competitivos tangi-
bles e intangibles; iv) los procesos de aprendizaje, y v) la capacidad de dise-
ño de estrategias. Estos elementos se manifiestan en cada empresa en di-
ferentes rutinas, normas y reglas desarrolladas a lo largo de su sendero ma-
durativo, que influyen sobre la capacidad de acumular competencias y que
condicionan, a su vez, las modalidades bajo las que se manifiesta el proce-
so de aprendizaje y las capacidades de interacción con otros agentes.
En segundo lugar, el ambiente, constituido por el conjunto de institucio-
nes, agentes y relaciones existentes entre ellos, influye de manera decisiva
en el grado de desarrollo de actividades innovativas, concebido como un pro-
ceso social e interactivo en un entorno específico y sistémico (Johnson y
Lundvall, 1994). El grado de importancia de las actividades de innovación de-
sarrolladas por instituciones, su difusión y la decodificación de los resulta-
dos por parte de las firmas modela el ambiente en el cual se realizan estas
actividades. El ambiente puede tener un amplio gradiente de variación y su
influencia sobre las firmas no siempre es positiva. Así, por ejemplo, en algu-
nos ambientes las instituciones y los agentes están escasamente vinculados

115
Universidad Virtual de Quilmes

y no existe una adecuada difusión de la información innovativa, ni mecanis-


mos que favorezcan el intercambio de los avances de los procesos innovati-
vos entre los agentes involucrados. En general, este tipo de ambiente pro-
mueve desarrollos individuales introvertidos. Estas características, muchas
veces influidas por cuestiones técnicas y de escalas mínimas, determinan
una performance innovativa insuficiente para sustentar la competitividad de
Se puede encontrar una las firmas y para llevar a cabo desarrollos futuros. En particular, estos ras-
concepción similar en la li-
teratura francesa (Coriat, gos se potencian en situaciones de fuerte presión competitiva producto de
1993; Callon, 1991), en la la velocidad del cambio tecnológico, de la apertura de los mercados y de la
que se denominan “Redes
Técnico-económicas” al globalización, situación que se contrapone con los desarrollos innovativos
conjunto coordinado de ac- producidos en ambientes en los que existen instituciones articuladas y fuer-
tores heterogéneos (labora- te interacción entre todos los agentes involucrados. El conjunto de interac-
torios públicos, centros de
investigación técnica, em- ciones favorece la difusión de los avances y de los conocimientos, lo que per-
presas, organismos finan- mite aumentar de manera significativa las posibilidades que las empresas
cieros, usuarios y poderes
públicos) que participan tienen para utilizarlos y por lo tanto optimizar la eficiencia de sus actividades
colectivamente en la con- innovativas (Lassini, 1992; Malerba, 1993; Nelson, 1993). Este último con-
cepción, elaboración, dis- junto de elementos, que influyen sobre la capacidad innovativa de las firmas
tribución y difusión de
procedimientos de produc- y sobre la diferenciación de conductas empresariales, depende del grado de
ción y de bienes y servi- desarrollo de lo que en la literatura neoschumpeteriana se denomina el “Sis-
cios, algunos de los cuales
dan lugar a una tran- tema Nacional de Innovación” (Lundvall, 1993; Nelson, 1993), que será tra-
sacción mercantil. tado en profundidad en la próxima sección.
Según Johnson y Lundvall (1994), pueden identificarse dos dimensiones
de los Sistemas Nacionales de Innovación. En un primer nivel, ubican la es-
tructura de la producción, en la cual tienen lugar los procesos de interacción
y aprendizaje de tipo acumulativo, que refuerzan las tendencias a la especia-
Según Bianchi y
Miller (1994), inte-
lización del sistema. La condición necesaria para lograr un aprendizaje inte-
ractuando y aprendiendo ractivo es la existencia de un sistema de comunicación entre los agentes que
los agentes económicos se genere un conocimiento recíproco orientado a aumentar la confianza y desa-
especializan y aprovechan
sus competencias específi- rrollar relaciones de cooperación. En un segundo nivel, identifican la organi-
cas, logrando en conjunto zación institucional, que definen como el conjunto de rutinas, normas, reglas
un aumento de la eficiencia
del sistema.
y leyes que rigen el comportamiento de los agentes y determinan la forma
en que se realiza el aprendizaje interactivo y el ritmo y la dirección de la in-
novación.
Por lo tanto, el proceso de innovación en las firmas puede ser visto como
el resultado de la interacción dinámica de las competencias desarrolladas a
lo largo del tiempo, el aprendizaje que se va generando y la cultura organiza-
cional. Sobre este conjunto de variables influye decisivamente el ambiente,
que actúa como un operador distinto del mercado, que puede disminuir las in-
certidumbres estáticas y dinámicas asociadas con los procesos de innova-
ción. Es decir, cuando el ambiente tiene un comportamiento positivo en térmi-
nos de generación de externalidades, actúa como un operador de cuasi-mer-
cado que disminuye las incertidumbres dinámicas, contrarresta las debilida-
des de la cultura organizacional, potencia los procesos de aprendizaje, sumi-
nistra las competencias faltantes a los agentes y contribuye al proceso de di-
fusión de conocimiento codificado y tácito (Camagni, 1991). De esta manera,
en los ambientes positivos se va generando un “capital social” construido a
partir de vinculaciones complejas que derivan en el desarrollo de confianzas
recíprocas entre los agentes (Morgan, 1995) y que facilitan la reducción de las
incertidumbres y la circulación de conocimientos codificados y tácitos (Put-
nam, 1993). Sin embargo, si bien un “ambiente positivo” tiende a ecualizar
las conductas de los agentes, la captación de las externalidades generadas

116
requiere de umbrales mínimos de competencias que no todos los agentes lo-
cales poseen y que no es posible adquirir sin el desarrollo de un proceso evo-
lutivo de creación y destrucción de rutinas y convenciones (Gregersen y John-
son, 1996).
Finalmente, la interconexión de estos elementos se manifiesta en que
el proceso innovativo requiere generar conocimientos específicos como re-
sultado de un proceso de aprendizaje que involucra aspectos formales e
informales. A su vez, el aprendizaje depende de las competencias inicia-
les de las firmas aunque también influye sobre ellas, dado que las compe-
tencias no son recursos estáticos sino dinámicos, que tienen capacidad
de aprendizaje y de continuo feed-back. Además, el carácter idiosincrásico
(firm-specific) de las competencias se explica por su dependencia de la es-
tructura organizacional heredada. Por último, en el sentido mencionado an-
teriormente, el ambiente puede actuar como un homogeneizador de con-
ductas y en cierto sentido puede socializar las capacidades y las culturas
organizacionales, modelando la amplitud de la franja de opciones disponi-
bles para las empresas.
Desde esta perspectiva teórica, y partiendo de la idea de que los agentes
económicos toman sus decisiones con racionalidad acotada, imperfecta infor-
mación e incertidumbre no modelable, dados los elementos micro y el ambien-
te, es de esperar que existan diferencias significativas en las capacidades y
en los comportamientos innovativos de las empresas. Por lo tanto, esta pers-
pectiva analítica requiere una base empírica que pueda ser testeada a nivel
de firma. En consecuencia, muchos de los estudios planteados en la unidad
anterior, que evalúan las diferencias innovativas a nivel sectorial, agregan lo
que desde la perspectiva neoschumpeteriana debería estar desagregado.

6. 2. La estimación de un indicador de la capacidad innovativa


de los agentes susceptible de testeo empírico

En la construcción del indicador de la capacidad innovativa de los agen-


tes que se presenta en esta Unidad -y que corresponde a los trabajos efec-
tuados en la Argentina ya citados- se parte de la idea de que la generación
y circulación de conocimientos tanto interna a la firma como la existente en-
tre firmas constituye un proceso complejo cuya intensidad depende de: i) la
necesidad de resolver problemas concretos en situación de incertidumbre;
ii) la demanda de soluciones no codificables; iii) el grado de complejidad téc-
nica de los equipos de trabajo; iv) el tipo de competencias básicas de los
agentes; v) la capacidad de relacionarse y de trabajar en forma grupal, y v)
el grado de aprovechamiento de los saberes técnicos y organizacionales de
los trabajadores de la firma.
En particular, la generación y difusión del conocimiento codificado y táci-
to estaría positivamente asociado con las características del capital humano
de la firma, con la forma en que se organiza el proceso de trabajo, y con el Grado de flexibili-
dad, tipo de jerar-
grado de importancia que tienen para la firma la interpretación y la adapta- quía, existencia de células,
ción del conocimiento codificado externo. Es decir, se apunta a evaluar cuál grado de vinculación de sa-
larios individuales con la
es el desarrollo adicional que la firma hace a partir de los bienes y servicios performance del grupo al
que compra u obtiene codificados y de los recursos humanos que contrata. que pertenece.
Este conjunto de factores convierten los saberes tácitos en elementos par-
ticulares, específicos y no apropiables por otros agentes (ie: cambios en el

117
Universidad Virtual de Quilmes

lay-out, adaptación de tecnologías blandas, adaptación de información para


desarrollo de productos y procesos).
En el caso especial de la difusión de conocimiento tácito en el interior del
ambiente, el factor clave esta constituido por la existencia de redes y distin-
tos tipos de vinculaciones entre agentes. Por lo tanto, dada la conceptuali-
zación efectuada de la capacidad innovativa de los agentes en el diseño del
indicador, se apunta a estimar: i) el desarrollo de las competencias de los
agentes, y ii) el grado de circulación del conocimiento a partir de vínculos for-
males e informales desarrollados con otros agentes e instituciones.
Dado que los trabajos parten de la idea de que los agentes tienen raciona-
lidad acotada –lo que también es considerado al evaluar las respuestas– y de
que en la mayoría de las PyMES concentran la dirección y la propiedad en la
figura de una sola persona –el dueño– se considera que la precisión de las
mediciones que se sustentan en variables cuantitativas no continuas es signi-
ficativamente mayor que la que resulta de utilizar variables continuas. Es de-
cir, se asume que los empresarios tienen una idea global acerca de las cues-
tiones abordadas que es mucho más precisa al evaluar el intervalo en el que
cae una cierta variable (horas de capacitación, número de personas involucra-
das en cursos de capacitación, ventas, peso de los nuevos productos en la
Esta consideración
va mucho mas allá facturación, etc.) que cuando se intenta conocer el valor exacto de la misma.
de cuestiones vinculadas Como corolario, en la construcción de los factores que integran el indica-
con el secreto de la infor- dor que se describirá se asumió que era preferible utilizar variables cuantita-
mación. En ese sentido, los
estudios mencionados efec- tivas no continuas. Se trata entonces de transformar datos cualitativos en
tuaron pruebas en distintos cuantitativos no continuos a los efectos de: i) disminuir el error no muestral
relevamientos en un con-
junto de firmas entrevista- presente en las observaciones, y ii) poder testear hipótesis de trabajo usan-
das en distintos momentos do técnicas econométricas.
del tiempo respecto de di- Se considera también que por las características que asume el proceso de
versas cuestiones vincula-
das con su funcionamiento. innovación las firmas pueden identificar un núcleo de recursos humanos difun-
En la mayor parte de los ca- dido en la organización que tiene a su cargo la mayor parte de los desarrollos
sos las ventas de un mismo
año caían en un mismo in- de tipo incremental. Si bien la importancia cuantitativa y cualitativa de este nú-
tervalo de confianza pero cleo, así como el grado de calificación de los recursos humanos, es clave, tam-
diferían en el valor absoluto bién influyen en el tipo de desarrollos llevados a cabo por la firma los proce-
informado.
sos de aseguramiento de la calidad, el grado de difusión que tienen los proce-
sos de capacitación y las posibilidades de especificar conocimiento codificado
proveniente de la participación de la firma en diversas redes de agentes.
En este sentido, un indicador de la capacidad innovativa de las firmas de-
bería incluir una evaluación de la influencia y de las externalidades produci-
das por el ambiente económico, social e institucional en el que las empre-
sas desarrollan sus actividades. Así, la inclusión de variables, mencionadas
en los próximos párrafos concernientes a la cooperación que la empresa de-
sarrolla con los otros agentes de su ambiente económico, constituye una va-
riable proxy del “funcionamiento” del ambiente.
El indicador de capacidad innovativa de los agentes representa un prome-
dio ponderado de seis factores. Por un lado se estiman cuatro factores aso-
ciados con el desarrollo de competencias: aseguramiento de la calidad, es-
fuerzos de capacitación, alcance de actividades de desarrollo, participación
de ingenieros y técnicos en el equipo de desarrollo. Se considera adicional-
mente un factor que apunta a medir el producto innovativo, estimado a par-
tir del peso de los nuevos productos introducidos por la firma en la factura-
ción. Por último, se incluye una variable proxy del grado de circulación de co-
nocimiento codificado y tácito y del grado de desarrollo de confianza

118
Economía de la Tecnología y de la Innovación

recíproca entre los agentes (instituciones públicas y privadas, empresas,


universidades, centros tecnológicos, etc.) Este factor estima el grado de ar-
ticulación de los agentes a través de procesos de cooperación tecnológica
Este indicador fue
formal e informal, lo que constituye una evaluación de la “calidad” y “positi- utilizado en diversas
vidad/negatividad” del ambiente en el que actúa la empresa. investigaciones previas,
que en general comparten
Así, el indicador de capacidad innovativa del agente j (ICIj) puede expre- criterios comunes de com-
sarse de la siguiente forma: parabilidad: Boscherini,
López y Yoguel, 1998;
Boscherini y Yoguel, 1996;
ICIj= S ai*Fij Rearte, Lanari y Alegre,
1997; Moori-Koenig y
Yoguel, 1997.
donde ai son las ponderaciones asignadas a cada uno de los factores
(Fi), que adoptan los valores presentados en el Box 6.1. La elevada ponde-
ración agregada asignada a los cuatro factores asociados con el desarrollo
de las competencias de los agentes se desprende en forma directa del mar-
co teórico explicitado en la sección anterior. Asímismo, pudo comprobarse
que el ordenamiento de las firmas según capacidad innovativa no se modifi-
ca significativamente ante cambios en los pesos asignados a los factores
(Yoguel y Boscherini, 1996).

BOX 6.1. Ponderaciones de los factores del índice


de capacidad innovativa

Factor Ponderación

Esfuerzos de capacitación del personal ...........................0.25


Aseguramiento de la calidad ...........................................0.25
Alcance de las actividades de desarrollo .........................0.20
Peso de ingenieros en equipos de desarrollo...................0.07
Peso de nuevos productos en la facturación ....................0.08
Cooperación tecnológica formal e informal.......................0.15

Así, cada uno de los factores -del cuadro anterior- que componen el índi-
ce de capacidad innovativa se estima en términos absolutos utilizando una
variable cuantitativa no continua cuyo recorrido –determinado exógenamen-
te– está comprendido entre un nivel mínimo (1) y un nivel máximo que en la
mayor parte de los casos equivale a 5. En el apéndice metodológico se ex-
plicita la forma de construcción de cada uno de los seis factores y las pre-
guntas efectuadas en el trabajo de campo.
A continuación se explicita la forma de construcción de cada uno de los
factores componentes del indicador de capacidad innovativa, diferenciando
entre aquellos asociados con el desarrollo de competencias, el producto in-
novativo y la circulación del conocimiento codificado y tácito.

6.2.1 Los factores asociados al desarrollo de las competencias

El factor esfuerzos de capacitación del personal efectuados por las firmas


y orientados al desarrollo de “competencias” técnicas evalúa la proporción
del personal involucrado en cursos orientados al aseguramiento de la calidad
y a la búsqueda de nuevos desarrollos. Los valores asignados al indicador
son los siguientes:

119
Universidad Virtual de Quilmes

4. más del 50% de los ocupados en la empresa estuvieron involucra-


dos en cursos orientados al desarrollo de la calidad e hicieron cur-
sos para llevar a cabo actividades de desarrollo en el último trienio;

3. entre el 21 y el 49% de los ocupados en la empresa estuvieron in-


volucrados en cursos orientados al desarrollo de la calidad e hicie-
ron cursos para llevar a cabo actividades de desarrollo;

2. entre el 21 y el 49% de los ocupados en la empresa estuvieron in-


volucrados en cursos orientados al desarrollo de la calidad pero no
hicieron cursos para llevar a cabo actividades de desarrollo;

1. menos del 20% de los ocupados en la empresa estuvieron involucra-


dos en cursos orientados al desarrollo de la calidad.

La evaluación del proceso de capacitación de las firmas se comple-


menta con el análisis de la intensidad que éste alcanza, en términos de
las horas involucradas en él, la existencia de personal externo contratado
y las áreas temáticas principales. A efectos de estimar la proporción de
ocupados involucrados en actividades de capacitación se estima el co-
ciente entre el promedio de los recursos humanos que efectúan esas ac-
tividades para el aseguramiento de la calidad y los que las efectúan para
realizar desarrollos de distinto tipo en relación con el total de ocupados
de la firma.
El factor grado de aseguramiento de la calidad alcanzado por las firmas
se evalúa a partir de un conjunto de elementos secuenciales que hacen
referencia a la existencia de controles de calidad a lo largo del proceso
de producción, la utilización de instrumentos de control de calidad en los
productos en elaboración, el empleo de formularios de control en los pun-
tos de control y la complejidad de los “estadísticos” que estiman (pregun-
tas 1 a 4 del Box 2). A partir de esto se define el siguiente gradiente de
situaciones:

4. Elevado nivel de aseguramiento de la calidad. Las firmas efectúan


control de calidad con instrumentos a lo largo del proceso de pro-
ducción, tienen puntos de control en la línea de producción y llevan
registros de control usando formularios con los que estiman distin-
tos estadísticos (ie. histogramas, diagramas de causa y efecto, con-
trol estadístico de atributos, etcétera).

3. Intermedio nivel de aseguramiento de la calidad. Las firmas efec-


túan control de calidad con instrumentos a lo largo del proceso de
producción, tienen puntos de control en la línea de producción y lle-
van registros de control usando formularios con los que estiman al-
guno de los siguientes estadísticos: histogramas, diagramas de cau-
sa y efecto, control estadístico de atributos, etcétera.

2. Reducido nivel de aseguramiento de la calidad. Las firmas efectúan


control de calidad con instrumentos a lo largo del proceso de pro-
ducción pero no utilizan formularios de control en los puntos de con-
trol o bien no tienen puntos de control.

120
Economía de la Tecnología y de la Innovación

1. Ausencia de aseguramiento de la calidad. Las firmas no efectúan


control de calidad de productos en proceso o bien realizan controles
de calidad de productos en proceso pero no utilizan instrumentos de
medición.

En forma complementaria, los trabajos mencionados efectúan un con-


junto de preguntas de control que permiten chequear el grado de confia-
bilidad de las respuestas.

Según los autores mencionados, este método de estimación del grado


de aseguramiento de la calidad parece ser más efectivo que el utilizado
cuando se pregunta en forma directa a las firmas el grado de utilización de
indicadores de desempeño productivo (porcentaje de desperdicios en la
producción, porcentaje de tiempo de retrabajo de productos terminados y
en proceso en el total del tiempo de producción, porcentaje de productos
finales descartados por no cumplir con estándares mínimos, plazo medio
de entrega, rotación de stocks, evolución de productos en proceso y evo-
lución temporal de la productividad) y de técnicas de organización de la
producción muchas veces influidas por la moda (herramientas de análisis
de problemas, gráficos de control, técnicas de muestreo, diagramas de Pa-
reto, control estadístico de procesos (CEP), círculos de calidad, manteni-
miento preventivo, ISO 9000, Kanban, Just in time, análisis de modo y
efecto de falla, producción por celdas, etcétera).

El grado de importancia de los ingenieros y técnicos en el grupo dedicado a


desarrollos, tanto formales como informales, constituye un factor de la califica-
ción del “team” de desarrollos y de la complejidad de las tareas en las que
En todos los casos
puede estar involucrado. En ese sentido, se construye un gradiente de situa- las firmas pudieron
ciones que va desde la inexistencia de este tipo de calificaciones a los casos identificar un grupo infor-
en los que dan cuenta de una proporción significativa del team de desarrollos: mal –con desigual impor-
tancia relativa- dedicado a
desarrollos y a resolución
5. Elevada proporción de profesionales y personal técnico en el grupo de de problemas. Una caracte-
rística de este grupo es que
desarrollo (superior al 58%). no estaba concentrado en
un área específica de la fir-
4. Mediana proporción de personal técnico (superior al 29%). ma sino difundido a lo largo
de la organización. Esta ve-
3. Mediana-baja proporción (superior al 11%). rificación empírica coinci-
de con lo que en la literatu-
2. Reducida proporción (superior al 4%). ra se denomina procesos de
innovación difundida
1. Muy reducida proporción (hasta el 4%). (Lassini, 1992).

En esa dirección se estima el cociente entre el número de ingenieros y


técnicos dedicados a tareas de calidad y a desarrollos en la ocupación to-
tal de los equipos formales o informales dedicados a esas tareas en la fir-
ma. Las alternativas considera-
das son el desarrollo (mejo-
El grado de alcance de las actividades de desarrollo apunta a evaluar ra) de productos y procesos,
el número de áreas en las que la empresa realiza desarrollos, la cantidad los cambios organizaciona-
de técnicos y profesionales técnicos (ingenieros, químicos, físicos, etc.) in- les (JIT interno, Kanban,
etc.), las nuevas formas de
volucrados y el grado de exclusividad del personal dedicado a desarrollos. vinculación con el mercado
En ese sentido, constituye un indicador compuesto por el producto del: i) y los avances en el asegura-
miento de la calidad.
número de áreas en las que las firmas realizan innovaciones, y ii) el peso
de ingenieros y técnicos en el total del personal involucrado en actividades

121
Universidad Virtual de Quilmes

de desarrollo y un factor de corrección que considera el grado de exclusi-


En ese sentido, cuan-
do no existe personal vidad del personal involucrado. De esta manera se apunta a asignar mayor
exclusivo en actividades in- relevancia a las firmas en las que el equipo estable involucrado en activida-
novativas, el factor equivale des innovativas tiende a ser exclusivo. Cuando el producto de los tres facto-
a un cuarto, y adopta un va-
lor equivalente a la unidad res (número de áreas, porcentaje de ingenieros y técnicos en el grupo de de-
cuando la totalidad del per- sarrollo y grado de exclusividad del mismo) es 0, el indicador equivale a 1, lo
sonal es full-time. En los ca-
sos intermedios se adopta el que significa casi inexistencia de actividades de desarrollo. Por el contrario,
siguiente criterio: el factor cuando es superior a 3 se considera que las empresas tienen el máximo al-
es un tercio cuando la pro- cance de las actividades innovativas. Dado que esta variable se compone en
porción es inferior al 30%,
un medio cuando están com- parte por la variable “peso de los ingenieros y técnicos en el equipo de desa-
prendidos entre el 31 y el rrollo”, las competencias de los recursos humanos incluidos en actividades in-
50%, dos tercios entre el 51
y 80% y tres cuartos cuando novativas tienen una ponderación superior a la que se explicita. Como variable
la proporción está compren- de control se evalúa la existencia de registros y tabulaciones de las activida-
dida entre 81 y 99%. des desarrolladas. Los niveles absolutos que adopta el indicador son los si-
guientes:

5. Máximo alcance (producto superior a 3)

4. Intermedio (entre 1.5 y 3)

3. Reducido (entre 0.4 y 1.5)

2. Mínimo alcance (inferior a 0.4)

1. Inexistencia de actividades innovativas (producto igual a cero)

6.2.2. El factor que considera el producto innovativo

El peso de los nuevos productos en la facturación constituye una aproxi-


mación de lo que se denomina en la literatura el producto innovativo (Meyer-
Krahmer, 1984; Acs y Audretsch, 1998). Este factor apunta a evaluar la im-
portancia alcanzada por la introducción de productos que contienen mejoras
técnicas y/o son nuevos para la firma. En esa dirección, se estima la parti-
cipación de los productos introducidos durante un período de tiempo en la
facturación de la firma. En el caso particular de la Argentina se evalúa el pe-
so de los nuevos productos introducidos por la firma desde la apertura en la
facturación del último año. En consecuencia, cada empresa es clasificada en
alguno de los siguientes grupos:

5. Elevada participación (mayor al 75%).

4. Media, entre 50 y 75%.

3. Baja, entre 25 y 50%.

2. Mínima participación de nuevos productos, menor a 25%.

1. Inexistente.

6.2.3. El factor proxy de la circulación de conocimientos

El grado de cooperación tecnológica, factor clave en la estimación del ICI,


expresa en qué medida los elementos que permiten definir distintos

122
Economía de la Tecnología y de la Innovación

“ambientes” contribuyen a la circulación de conocimiento codificado y tá- La secuencia de preguntas


cito y posibilitan el desarrollo de competencias y de la capacidad innova- que utilizan los estudios de
tiva de las firmas. Dado que una parte significativa de los conocimientos caso para evaluar la existen-
cia de cooperación informal
requeridos para llevar a cabo las actividades de desarrollo tienen un com- fue la siguiente: en primer lu-
ponente tácito importante, su circulación y su internalización por parte de gar se planteó a las firmas si
mantenían conversaciones y/o
los agentes necesita un soporte de vinculaciones formales e informales charlas informales con otros
El desarrollo de estas vinculaciones, que contribuyen al cambio de ruti- colegas para discutir distintas
nas, a la circulación de conocimiento informal y al desarrollo de compe- cuestiones vinculadas con la
marcha de la actividad econó-
tencias, puede ser visto como un proceso evolutivo que requiere como mica en general y el funciona-
punto de partida la existencia y/o el desarrollo de confianza recíproca en- miento de las empresas en
particular. En caso de res-
tre los agentes que facilite este tipo de difusión. En esa dirección, el indi- puesta positiva se analizó la
cador de cooperación tecnológica constituye una variable proxy que inten- cantidad de agentes con los
ta medir el grado de desarrollo de las interacciones de los agentes loca- que interactúa y la frecuencia
y estabilidad de la interac-
les orientadas a la generación de competencias tecnológicas, empresaria- ción. Adicionalmente, se eva-
les y de aprendizaje (Morgan, 1997). luó si existía alguna institu-
ción que coordinara estas ac-
Así, resultan indicadores proxy del funcionamiento del ambiente tanto tividades y se analizó la com-
los vínculos formales como los informales que efectúan las firmas con plejidad temática de este tipo
otros agentes (empresas, consultoras, instituciones públicas y privadas, de vinculaciones. En ese sen-
tido, las temáticas de conver-
universidades, etc.) para: i) desarrollar y mejorar productos y procesos; ii) sación analizadas fueron las
realizar cambios en la organización en la gestión de la empresa; iii) modi- siguientes: situación general
del país, situación de la pro-
ficar los canales de distribución; iv) mejorar y desarrollar la gestión de ca- vincia, canales de comerciali-
lidad. Así, los factores que conforman el indicador de cooperación adqui- zación internos, dificultades
rirían distintos valores en ambientes con desigual grado de generación de en los trámites aduaneros, re-
laciones con los bancos, posi-
externalidades. Por ejemplo, pueden diferenciarse en un extremo los am- bilidades de financiamiento,
bientes negativos, en los que los agentes tienen escasos vínculos, de ba- dificultades con la fuerza de
trabajo, búsqueda de merca-
ja complejidad, discontinuos, y en los que no se desarrollan relaciones in- dos internos, temas, proble-
formales entre los agentes que apuntan a la búsqueda de actividades mas, etc., vinculados con la
conjuntas; y en el otro extremo los ambientes positivos caracterizados por cámara empresarial, mejoras
de los productos, negocios en
la existencia de un número importante de interacciones, en general com- el MERCOSUR, búsqueda de
plejas y regulares, y por el desarrollo de relaciones informales de coope- mercados externos, canales
de comercialización externos,
ración que pueden dar lugar a procesos dinámicos de desarrollos de com- racionalización del proceso
petencias. Entre estos extremos ideales, existe una amplia gama de alter- productivo, de la organiza-
nativas a las que apuntan los factores que se describen a continuación. ción/gestión de la empresa,
posibilidades de desarrollar
Así, el indicador de cooperación tecnológica es un promedio pondera- negocios conjuntos, proble-
do entre el índice de cooperación formal (80%) y 2) el índice de coopera- mas vinculados con la gestión
de calidad, búsqueda de so-
ción informal (20%). cios para realizar acuerdos.
El índice de cooperación informal realizada por las empresas es un pro- Por último, se evaluó el efec-
medio ponderado de los siguientes variables: i) frecuencia de los vínculos to de esas conversa-
ciones sobre la firma.
informales (30% de ponderación); ii) complejidad de las áreas temáticas en
las que mantiene vínculos informales (50%); iii) número de agentes con los
que mantiene este tipo de vínculos (10%), y iv) estabilidad de los vínculos in-
formales (10%). .
En relación con la “frecuencia de los vínculos”, se asigna un Nivel 4 cuan-
do el vínculo informal mencionado es diario, Nivel 3 cuando es semanal, Ni-
vel 2 cuando es mensual y trimestral, Nivel 1 cuando es esporádico.
Para evaluar el “grado de complejidad” de los temas en los que las em-
presas desarrollan vínculos con otros agentes se consideran 19 alternativas,
en que se combinan temáticas simples con otras más complejas. Por lo tan-
to, se evalúan las frecuencias relativas de las 8 alternativas más complejas:
problemas vinculados con la cámara empresarial, mejoras de productos,
negocios en el MERCOSUR, búsqueda de mercados externos, canales de

123
Universidad Virtual de Quilmes

comercialización externos, posibilidad de desarrollar negocios conjuntos,


problemas vinculados con la gestión de calidad, búsqueda de socios para
realizar acuerdos. Si esas alternativas figuran en más del 70% de las res-
puestas, se le asigna Nivel 4; Nivel 3 entre 50 y 69%; Nivel 2 entre 30 y 49%
y Nivel 1 menos del 30% de las alternativas. En relación con el “número de
agentes”, se asigna Nivel 4 a los casos en los que este tipo de vínculos in-
formales se mantienen con muchos agentes, Nivel 2 con algunos y Nivel 1
con 1 o 2 agentes.
Por último, en relación con “la estabilidad de los vínculos” se considera una
estructura dicotómica: Nivel 4 conversaciones estables y Nivel 1 inestables.
Desde la perspectiva de la cooperación formal, se considera el número
de objetivos por los que los agentes se vinculan (desarrollo y mejora de pro-
ductos y procesos, cambios en la organización, cambios en la vinculación
con el mercado, etc.), la complejidad de los mismos (el tipo de instituciones
y agentes con los que se vinculan), el número de agentes con los que inte-
ractúan y la frecuencia de los vínculos. Así, el índice de cooperación formal
es la resultante del promedio ponderado de las siguientes variables: i) núme-
ro de agentes con los que las firmas interactúan (35%), complejidad de la in-
teracción (30%), frecuencia de la interacción (25%) y vínculos (10%).
La variable número de agentes con los que interactúa la firma considera
un máximo de 21 alternativas. En ese sentido, se clasifica a las firmas en-
tre 1 y 4 de acuerdo con los siguientes criterios: Nivel 4 más de 10 agentes;
Nivel 3 entre 8 y 10 agentes; Nivel 2 entre 5 y 7 y Nivel 1 menos de 5.
En relación con la “complejidad de la interacción” se considera un pro-
medio ponderado de las áreas en las que las firmas interactúan, asignando
un peso más reducido a las que desde la perspectiva del desarrollo de ac-
tividades innovativas resultan menos relevantes: i) mejora y/o desarrollo de
gestión de calidad (0.25); ii) desarrollo de productos y procesos (0.25); iii)
cambios organizacionales (0.20); iv) mejoras de productos y procesos
(0.10); v) cambios en los canales de distribución (0.08); vi) cuestiones es-
pecíficas (0.06), y vii) intercambio de información (0.06). En consecuencia,
el factor tiene un Nivel 4 si el promedio ponderado es superior a 0.80; Ni-
vel 3 cuando se ubica entre 0.50 y 0.80; Nivel 2 entre 0.25 y 0.50 y Nivel
1 menos de 0.25.
La variable frecuencia de la intervención considera el promedio pondera-
do de vínculos, asignando un peso distinto a cada frecuencia: diario 0.30;
semanal 0.25; mensual 0.20; trimestral y esporádica, 0.10%. En ese senti-
do, las firmas que tienen un promedio ponderado superior al 50% del valor
máximo (7) pertenecen al Nivel 4, a las que tienen un promedio ponderado
de entre 40 y 49% se les asigna Nivel 3; entre el 26 y el 39%, Nivel 2 e in-
ferior a 25% Nivel 1.
La variable vínculos refleja el nivel alcanzado en los siete objetivos poten-
ciales explicitados por las firmas en sus interacciones con otros agentes: de-
sarrollo y mejora de productos y procesos, cambios organizacionales, nuevas
formas de vinculación con el mercado y mejoras en la calidad. Así, a las fir-
mas que tienen más de 3 se lez asigna Nivel 4; cuando el número de víncu-
los es 3 le corresponde Nivel 3; 2 vínculos Nivel 2 y hasta un vínculo Nivel 1.
Dado que los intervalos de confianza asociados con cada valor del factor
corresponden a distintas alternativas contempladas ex ante, los resultados
del indicador pueden ser comparados en los diversos paneles utilizados y
con paneles estimados en otras investigaciones.

124
Economía de la Tecnología y de la Innovación

A cada firma se le asigna un nivel de capacidad innovativa que resulta Como se apreciará, en algu-
nos casos la variable adopta
equivalente al promedio ponderado de cada uno de los 6 factores conside- valores comprendidos entre
rados. Este indicador agregado tiene un rango de variación comprendido en- 1 y 4, lo que determina que
tre 1 (valor mínimo) y 4.5 (valor máximo), Finalmente, a efectos de construir el nivel máximo po-
sible sea inferior a 5.
una taxonomía de firmas de desigual capacidad innovativa se construyeron
5 clases a partir de los valores extremos de la distribución y un intervalo es-
timado como la diferencia entre los extremos dividida por cinco. El indicador de capa-
cidad innovativa fue
En suma, a cada firma se le atribuye algún valor comprendido entre 1 y 5 estratificado en 5 grupos.
para cada uno de los 6 factores considerados, lo que da como resultado una Sin embargo, en los cuadros
presentados en la próxima
variable continua. Para distribuir las firmas del panel por nivel de capacidad sección y a efectos de estili-
innovativa se seleccionaron 5 grupos, considerando como intervalos de cla- zar el análisis se considera
se la diferencia entre el valor máximo y el mínimo dividido cinco. Este proce- el nivel 5 como de máxima
capacidad innovativa, los
dimiento tiene importantes implicaciones en la determinación de los grupos niveles 3 y 4 como interme-
de capacidad innovativa estimados. De esta manera, a diferencia de las de- dios y los niveles 1 y 2 co-
mo de capacidad innovativa
terminaciones exógenas que surgen de considerar intervalos fijados como reducida.
proporción de la distribución (ie: el 20% de las firmas de mayor y de menor
capacidad), las proporciones están en función de la amplitud de las diferen-
cias existentes entre las firmas de mayor y menor capacidad innovativa. En
ese sentido, la construcción de los estratos es independiente de la forma
que adopta la distribución del indicador.
Debe señalarse por último que en el diseño de los indicadores los traba-
jos citados parten de la idea de que los datos relevados son mucho más con-
fiables cuando se analizan intervalos de clase en lugar de variables de tipo
continua, lo que se explicaría por dos razones. Por un lado, en las firmas me-
dianas y pequeñas la conducción y la propiedad están en general unificadas
en la figura del dueño, por lo que el empresario-propietario maneja un volu-
men de información muy superior al de los directivos de empresas mas gran-
des, que tienen una mayor delegación de funciones. A ello se suma el hecho
de que los agentes operen con racionalidad acotada e imperfecta informa-
ción y que por lo tanto sus ideas sobre las variables fundamentales que com-
ponen cada uno de los 6 factores son aproximadas.

6.3. Las principales hipótesis de la literatura testeadas


a partir de la base empírica

El indicador de capacidad innovativa presentado en la sección anterior


permite testear algunas hipótesis que se discuten habitualmente en la lite-
ratura con la utilización de un conjunto de variables auxiliares (Meyer-
Krahmer, 1984; Santarelli y Sterlacchini, 1990; Lassini, 1992; Malerba,
1993; Acs y Audrescht, 1995; Rothwell y Dodgson, 1994; etc.). Así, a par-
tir de las definiciones teóricas presentadas en las secciones anteriores, en
lo que sigue se desarrollan algunas hipótesis específicas testeadas por los
trabajos empíricos realizados en la Argentina. Como se apreciará, algunas de
estas hipótesis han sido discutidas desde el punto de vista teórico en unida-
des anteriores de la materia.

Hipótesis 1. El tamaño de las firmas (evaluado como el nivel de factura-


ción) y su dinamismo en el mercado (evaluado a través de la variación de
las ventas desde la apertura) son características que están positivamen-
te asociadas con el desarrollo de la capacidad innovativa de los agentes.

125
Universidad Virtual de Quilmes

Hipótesis 2. A pesar de que en el nuevo escenario económico la presión


competitiva aumenta tanto para los agentes que orientan su producción
al mercado interno como para los que tienen algún tipo de inserción ex-
terna, estos últimos disponen menores recursos arancelarios y paraaran-
celarios para proteger su producción. Por lo tanto, se ven obligados a
efectuar mayores desarrollos innovativos que los restantes. En conse-
cuencia, su capacidad innovativa es superior a la de los primeros.

Hipótesis 3. Sin embargo, también el grado de desarrollo del sistema lo-


cal es decisivo para explicar las diferencias existentes en la capacidad in-
novativa de los agentes. Así, se postula que las firmas localizadas en las
áreas de mayor desarrollo del sistema local tienen en promedio niveles
de capacidad innovativa superiores a las localizadas en las áreas de me-
nor nivel de desarrollo.

Hipótesis 4. El tamaño de las firmas constituye una variable que está po-
sitivamente asociada al desarrollo de la capacidad innovativa de las fir-
mas sólo en los ambientes en los que las externalidades son menores,
lo que implica que cuando el sistema local tiene un mayor grado de desa-
rrollo la facturación no determina el nivel de capacidad innovativa de las
firmas. Sin embargo, hay que enfatizar que a pesar de que el ambiente
local puede, en los casos positivos, favorecer el desarrollo de las capaci-
dades innovativas de los agentes, las diferencias en el sendero evolutivo
tienen importancia. Por lo tanto, es de esperar que incluso en las áreas
más virtuosas existan fuertes diferencias en el desarrollo de las capaci-
dades innovativas de los agentes.
Hipótesis 5. El dinamismo de las firmas es relevante para determinar su
capacidad innovativa en los ambientes con mayor grado de desarrollo y
no es determinante es los sistemas locales menos desarrollados.

Hipótesis 6. En un escenario en el que aumentan las incertidumbres es-


tratégicas de los agentes, los factores de diferenciación microeconómica
son más significativos que los sectoriales.

6.3.1 Las evidencias empíricas

Las hipótesis planteadas fueron tesetadas en un panel (véase rasgos me-


dios en el Box 6.2.) que, a semejanza del universo industrial (Yoguel y
Rabetino, 1998) se caracteriza por un reducido nivel de capacidad innovativa.

BOX 6.2. Principales rasgos del panel utilizado para


testear las hipótesis

En promedio, las firmas del panel tienen ventas por em-


presa equivalentes a 4.3 millones de pesos anuales, con
participación proporcional al universo de firmas pequeñas
(ventas inferiores a un millón de pesos anuales), media-
nas (entre 1 y 7 millones) y en menor medida grandes. Ca-
si la mitad de las firmas elaboran productos tradicionales,

126
Economía de la Tecnología y de la Innovación

un quinto bienes difusores de progreso técnico, y en pro-


porciones relativamente similares bienes agroalimenta-
rios y autopartes. Las firmas del panel realizan exportacio-
nes equivalentes al 12% de las ventas, lo que constituye
un nivel superior al promedio de las PyMES argentinas y
cercano a la media industrial. La mitad de las firmas efec-
túan exportaciones, si bien su nivel difiere en los diversos
sistemas locales considerados. Así, mientras las firmas
de Tres de Febrero tienen el menor coeficiente de exporta-
ción (6.3%), las de panel exportador y las localizadas en
Rafaela tienen el mayor nivel relativo (16.8 y 12.5%, res-
pectivamente). Existen a la vez fuertes diferencias de ta-
maño entre las distintas áreas consideradas: las firmas
de Tres de Febrero son las de menor tamaño relativo y las
de Mar del Plata y Rafaela las más grandes.
Existen importantes diferencias en la capacidad innovati-
va de los agentes ubicados en diversos sistemas locales:
las firmas de Rafaela y Mar del Plata superan al promedio
del panel en más del 25%, las exportadoras alcanzan el
nivel medio y las localizadas en Tres de febrero registran
un nivel 12% inferior a la media del panel.

Así, sólo el 2.5% de las firmas pueden ser caracterizadas como de eleva-
da capacidad innovativa, y su proporción es más elevada en las áreas de ma-
yor desarrollo relativo -Mar del Plata y Rafaela- (véase Rearte et al., 1998, y
Boscherini et al., 1998) que en las pertenecientes al área de menor desa-
rrollo relativo (Tres de Febrero) y al panel de exportadores PyMES localizado
en el Polo Metropolitano. Asímismo, el 58.7% de las firmas del panel tienen
capacidades innovativas reducidas. En ese grupo mayoritario de agentes el
aseguramiento de la calidad, el desarrollo de los procesos de capacitación,
los grupos informales de desarrollo y la presencia de ingenieros y profesio-
nales técnicos, el desarrollo de nuevos productos y la cooperación tecnoló-
gica formal e informal con otros agentes adquieren una importancia mínima.
Esta proporción de firmas de reducida capacidad innovativa es significativa-
mente mayor en los ambientes de menor desarrollo relativo, alcanzando a
casi tres de cada cuatro firmas en Tres de Febrero.
Esta escasa proporción de firmas de mayores capacidades endógenas no es
el resultado del tipo de indicador utilizado. Así, un trabajo reciente cuyo ob-
jetivo era la evaluación de la conducta tecnológica de las firmas desde el co-
mienzo de la apertura llega a un resultado similar trabajando con distintos
indicadores para un panel de 1.531 firmas (Yoguel y Rabetino, 1998).

Este indicador considera 11 factores –considerados clave para el desa-


rrollo de las competencias de las firmas–, de tipo cuantitativo, cualitativo
y cuali-cuantitativos. Los factores cuantitativos considerados son: i) el
porcentaje de personal ocupado en R&D y un conjunto de “ratios” estima-
dos con relación a las ventas de las firmas; ii) los gastos en consultoría; iii)
los gastos en actividades de desarrollo; iv) la adquisición de licencias, y v)
los gastos en bienes de capital utilizados en innovación de productos y
procesos. Entre los factores cualitativos, que son transformados en varia-

127
Universidad Virtual de Quilmes

bles cuantitativas, se consideró; i) el grado de formalidad de las activida-


des de desarrollo; ii) las técnicas de organización industrial utilizadas; iii)
el grado de importancia de las mejoras en productos y procesos; iv) la uti-
lización de tecnología informática con relación aconproveedores y clien-
tes, y v) la importancia de las fuentes tácitas y codificadas de la informa-
ción. Por último, como factor cuali-cuantitativo se estimó un índice de ca-
pacitación. A cada uno de los factores se le asignó un valor comprendido
entre 1 (mínimo nivel) y 5 (máximo nivel). Estos factores reciben una
ponderación que combinan pesos fijos en el interior del grupo al que per-
tenece el factor y cambios en los pesos de cada uno de los agregados (cua-
litativos, cuantitativos y cuali-cuantitativos). Para evaluar el efecto del
cambio en las ponderaciones sobre el ordenamiento de las firmas por ca-
pacidad tecnológica, se estimaron 5 indicadores que van desde aquellos
con mayor peso relativo de variables cualitativas a otros en los que predo-
minan las variables cuantitativas. Estos resultados no alteraban el ranking
en que se ubicaban las firmas.

Se pone de manifiesto, entonces, el reducido número de agentes que


pueden ser considerados más cercanos al estado del arte y a la frontera téc-
nica internacional. En el otro extremo, el 64% de las firmas industriales ar-
gentinas pueden ser caracterizadas como de reducida capacidad tecnológi-
ca, proporción que en el caso de las PyMES alcanza al 82%.
También es interesante destacar que incluso en los ambientes en los que
la creación de externalidades es más importante la proporción de firmas de
baja capacidad innovativa es muy elevada, lo que refleja la relevancia de con-
siderar la heterogeneidad de la conducta de los agentes en el análisis. Esto
permite afirmar también la idea de que para aprovechar las externalidades
generadas en el sistema local en el que actúan son necesarios ciertos um-
brales mínimos de “competencias”. En forma aún embrionaria, estos datos
también brindan elementos para la validación de la segunda hipótesis, que
será examinada en profundidad en la próxima sección: la capacidad innova-
tiva de los agentes depende positivamente del grado de desarrollo del am-
biente local.
En consecuencia, mientras las firmas de Rafaela y de Mar del Plata alcan-
zan, en promedio, un nivel de capacidad innovativa equivalente al 60% del
máximo nivel posible, las firmas exportadoras y las localizadas en Tres de
Febrero alcanzan un nivel equivalente al 50% y 46%, respectivamente, del
máximo teórico. Sin embargo, los mayores niveles relativos de Rafaela y Mar
del Plata no se manifiestan de la misma forma en cada uno de los 6 facto-
res que componen el índice de capacidad innovativa, denotando diferencias
importantes entre ambas áreas.
Debe mencionarse sin embargo que en el interior de cada uno de estos
“ambientes” existe una fuerte heterogeneidad de situaciones, que resultan
clave para entender la menor importancia que tienen en el caso argentino
las externalidades para explicar las diferencias existentes en la capacidad in-
novativa de los agentes. En primer lugar, para el total del panel no menos
del 45% de las firmas pertenecen al grupo más reducido en cada uno de los
seis factores que determinan el índice de capacidad innovativa. Sin embar-
go, esta conducta se manifiesta de distinta forma en cada una de las locali-
zaciones consideradas, tal como se aprecia en los cuatro estudios comenta-
dos (véanse Box 3, 4, 5 y 6).

128
Economía de la Tecnología y de la Innovación

BOX 6.3. El caso de Rafaela

Las firmas de Rafaela destacan respecto de los restantes


paneles en el grado de aseguramiento de la calidad, en el
desarrollo de nuevos productos y en especial en el grado
de cooperación tecnológica alcanzado, lo que constituye
una característica distintiva del funcionamiento del área
(Ascua et al., 1989; Boscherini et al., 1998). Una propor-
ción significativa de las firmas de Rafaela llevan a cabo
vinculaciones informales diarias y semanales con otros
agentes en temáticas de complejidad elevada y media,
con cierta estabilidad y con un número elevado de agen-
tes. A pesar de la importancia de la cooperación informal,
este indicador no presenta asociación con la capacidad in-
novativa de los agentes ni con ninguno de los 6 factores
que la determinan. Sin embargo, desde una perspectiva
dinámica estos elementos pueden convertirse en factores
claves para la difusión de conocimientos tácitos locales y
para el desarrollo del sistema local de innovación. Por otro
lado, la menor significatividad del factor de cooperación in-
formal puede estar revelando también que incluso en las
áreas de mayor desarrollo relativo del ambiente, éste es
aún bastante distante de los clusters y sistemas locales
más avanzados en los que las vinculaciones informales
entre agentes son centrales (ie: Silicon Valley), aunque
muy superiores a los registrados en otras áreas de la
Argentina (Yoguel et al, 1999, libro de FUNDES). El caso
de Rafaela ilustra el rol de los empresarios innovadores
en actividades que ex ante pueden ser calificadas como
maduras, lo que constituye un rasgo compartido con algu-
nos clusters italianos que alcanzan una elevada posición
competitiva elaborando bienes tradicionales.

BOX 6.4. El caso de Mar del Plata

En las firmas de Mar del Plata los factores diferenciadores


de la capacidad innovativa de los agentes son los esfuer-
zos de capacitación y la proporción de ingenieros en los
equipos de desarrollo (lo que se explica por el elevado nú-
mero de graduados en Ingeniería) y el grado de alcance de
las actividades de desarrollo. Por el contrario, los elemen-
tos que aparecen como diferenciadores en el caso de
Rafaela, en especial la cooperación tecnológica, tienen una
importancia significativamente menor Los elevados niveles
de los tres factores mencionados junto con la escasa coo-
peración tecnológica pone de manifiesto que los procesos
de innovación se sustentan fundamentalmente en esfuer-
zos individuales de los agentes. Sin embargo, a pesar de la
escasa cooperación entre agentes existe una intervención

129
Universidad Virtual de Quilmes

importante de las instituciones locales que contribuyen al


desarrollo de las competencias de las firmas locales. En
los últimos años se ha creado un número importante de
instituciones educativas, tecnológicas, empresariales, es-
pecíficas de fomento o de asistencia a las actividades pro-
ductivas; y se han producido cambios en las políticas de
gran parte de las ya existentes, lo que permite pensar en
un entorno institucional potencialmente apto para impulsar
y facilitar a las empresas locales un crecimiento competiti-
vo sobre la base del desarrollo de procesos innovadores¨
(Rearte el al., 1998). En el reducido número de firmas que
efectúan actividades de cooperación empresarial, estas
vinculaciones tuvieron un impacto medio/alto sobre el de-
sarrollo de las actividades innovativas de las firmas.

BOX 6.5. El caso de las firmas de Tres de Febrero

En el caso de las firmas localizadas en Tres de Febrero,


los valores más reducidos de los factores corresponden a
los “esfuerzos de capacitación”, el “aseguramiento de la
calidad” y la “cooperación tecnológica”. En el primer caso,
en casi el 60% de las firmas menos del 5% de los recur-
sos humanos estuvieron involucrados en cursos destina-
dos a la gestión de calidad y a desarrollos. Adicionalmen-
te, una proporción similar de firmas o bien no efectúa con-
troles de calidad o bien efectúan controles de productos
en proceso pero no utilizan instrumentos de medición en el
desarrollo de los mismos. Respecto del factor de coopera-
ción tecnológica, las firmas localizadas en Tres de Febrero
destacan por el fuerte grado de aislamiento respecto de
otras firmas e instituciones. Si se considera en el indica-
dor de cooperación tecnológica solamente los vínculos de
las firmas con universidades, centros de servicio, consul-
tores e instituciones tecnológicas la situación es peor aún:
casi el 80% de las firmas carecen de interacciones con es-
tos agentes, lo que estaría reflejando además la escasa
llegada que tiene la amplia gama de oferta de servicios de
apoyo tecnológico existente en el Polo Metropolitano, en
especial teniendo en cuenta que en un radio de 15 km des-
de la ciudad cabecera del partido (Caseros) se encuentran
ubicados importantes componentes del sistema tecnológi-
co nacional e instituciones vinculadas con la formación de
competencias (Moori Koenig y Yoguel, 1998).

BOX 6.6. El caso de las firmas exportadoras

El panel de exportadores pone de manifiesto la débil aso-


ciación existente entre la capacidad innovativa de los
130
Economía de la Tecnología y de la Innovación

agentes y el coeficiente de exportación, lo que arroja du-


das sobre la evolución futura de las exportaciones PyMES
(Yoguel y Boscherini, 1996). Esto se explicaría por dos fe-
nómenos que apuntan en la misma dirección. Por un lado,
entre las firmas con muy baja capacidad innovativa exis-
ten casos de elevada inserción externa, en general contra-
cíclica. Por otro lado, entre las firmas de menor coeficien-
te de exportación se puede identificar un grupo de eleva-
da capacidad innovativa. La mayor parte de las firmas tie-
ne una visión parcial acerca de la complejidad del proce-
so innovativo: no perciben que el desarrollo de competen-
cias y de procesos de aprendizaje dinámicos son condicio-
nes necesarias para lograr capacidades innovativas que
permitan transformar conocimientos generales en especí-
ficos y tácitos. Así, el nivel de los factores de “capacita-
ción” y calidad equivalen a apenas algo más de la mitad
del máximo teórico y el correspondiente al “alcance de las
actividades de desarrollo” a sólo el 40% del máximo teó-
rico. El estudio de caso específico revela además que las
firmas tampoco parecen apreciar y comprender la relevan-
cia de un ambiente favorable que facilite la realización de
actividades innovativas y disminuya el riesgo de las mis-
mas, favoreciendo la interacción sistémica con otros
agentes económicos. En esa dirección, el factor de coope-
ración tecnológica es notablemente inferior al de las fir-
mas de Rafaela. “A diferencia de lo que sucede en Rafae-
la, las firmas con mayor capacidad para innovar no son las
que producen bienes tradicionales (textiles en este caso),
sino las difusoras de progreso técnico (químicas y metal-
mecánicas en el sector del diseño y fabricación de máqui-
nas y equipos de alta tecnología) y en menor medida las
de commodities agroindustriales (pesca)”.

6.4. El tamaño de los agentes: un elemento condicionante


de la capacidad innovativa

Además del grado de desarrollo diferencial del ambiente, el tamaño de


los agentes juega un importante rol en el desarrollo de su capacidad innova-
tiva. Así, por ejemplo, las firmas con ventas superiores a los 18 millones de
pesos anuales representan apenas el 5.3% del panel y dan cuenta en forma
agregada del 37.5% del grupo de elevada capacidad innovativa y de sólo el
1.4% de las firmas de reducido nivel. Por el contrario, las firmas con ventas
inferiores a 1 millón de pesos anuales, que representan el 41% del total, dan
cuenta del 55% del grupo de capacidad innovativa reducida y de sólo el
12.5% del grupo de mayor nivel. A su vez, las firmas con facturación com-
prendida entre los grupos extremos considerados tiene una sobrerrepresen-
tación entre las firmas de capacidad innovativa media, una participación si-
milar a su peso en el panel entre las firmas de reducida capacidad innovati-
va y una subrepresentación entre las firmas de elevada capacidad innovativa.

131
Universidad Virtual de Quilmes

Estos resultados son coherentes con la primera hipótesis del trabajo: la ca-
pacidad innovativa esta asociada con el tamaño de los agentes.
Sin embargo, en el interior de cada uno de los grupos de tamaños consi-
derados existe una fuerte heterogeneidad de capacidades innovativas, lo
que pone de manifiesto que la asociación entre ambas variables está media-
da por otros factores. Así, a pesar de que entre las firmas de mayor tamaño
predominan las de capacidad innovativa más elevada, también existen casos
ubicados en los niveles medio y bajo: casi dos tercios de las firmas de ma-
yor tamaño pertenecen al grupo de capacidad innovativa media mientras que
alrededor del 15% pueden ser caracterizadas como de capacidad innovativa
reducida. A su vez, si bien más del 70% de los agentes con ventas inferio-
res a 1 millón de pesos anuales pertenecen al grupo de capacidad innovati-
va reducida, alrededor de un quinto son de capacidad innovativa media.
Debe notarse además que la asociación existente entre tamaño y capaci-
dad innovativa no se manifiesta de igual forma en los 6 factores que la de-
terminan. Así, por ejemplo, entre las firmas más grandes del panel los fac-
tores con mayor proporción de agentes en los niveles más elevados son la
capacitación y los esfuerzos de aseguramiento de la calidad. Por el contra-
rio, en los factores que evalúan el peso de los nuevos productos en la fac-
turación, el grado de alcance de las actividades de desarrollo y el grado de
cooperación tecnológica, la mayor parte de las firmas alcanza el nivel más
reducido.
En el caso de las firmas con menor nivel de facturación anual, la mayor
parte de los agentes se concentra en los niveles más reducidos de cada fac-
tor. En el otro extremo, la proporción más elevada de firmas que pertenecen
a las categorías de mayor nivel corresponden a los factores “peso de inge-
nieros en el equipo de desarrollo” y “capacitación”.

6.4.1. La capacidad innovativa de los agentes,


la inserción externa, el dinamismo en el mercado
y la característica de los productos elaborados

Alrededor del 37% de las firmas del panel tuvieron una performance posi-
tiva desde el comienzo de la convertibilidad, lo que se manifestó en un au-
mento de las ventas no sólo en la etapa expansiva del plan (1991-1994), si-
no además en el período que incluye la crisis de la economía mexicana en
1995. Por el contrario, alrededor del 34% de las firmas tuvieron caídas en sus
ventas durante el período. En ese contexto, la performance de las firmas de
mayor capacidad innovativa es claramente superior a la de las que se encuen-
tran en una situación opuesta, lo cual se evidencia en que la totalidad de las
firmas de elevada capacidad innovativa registraron aumentos en ambas fases
del plan de convertibilidad y sólo un cuarto de las firmas de reducida capaci-
dad innovativa tuvieron una dinámica positiva. Esta situación se aprecia cla-
ramente cuando se evalúa la proporción de firmas de distinto grado de dina-
mismo que pertenece a los tres grupos de capacidad innovativa. Así, el 83%
de las firmas que tuvieron la performance más negativa pertenecen al grupo
de reducida capacidad innovativa y cerca de la mitad de las firmas de mejor
dinamismo pertenecen a los grupos de capacidad innovativa media o eleva-
da. Por último, el 58% de las firmas que tuvieron una conducta procíclica tam-
bién pueden ser categorizadas como de capacidad innovativa reducida.

132
Economía de la Tecnología y de la Innovación

El grado de capacidad innovativa alcanzado por las firmas también guar-


da alguna relación con el nivel de inserción externa alcanzado. Así, mientras
el 71% de los agentes que o bien no efectúan exportaciones o realizan des-
pachos externos por un quantum inferior al 4% de sus ventas tienen una ca-
pacidad innovativa reducida, el 44% de los que registran exportaciones su-
periores a ese nivel integran ese grupo. Por el contrario, alrededor del 56%
de las firmas “exportadoras” alcanzan una capacidad innovativa media o ele-
vada contra menos del 30% en el caso de las firmas con muy limitada o nu-
la capacidad exportadora..
Por último, debe señalarse que el tipo de producto elaborado no parece
ser muy determinante cuando se evalúa la capacidad innovativa de los agen-
tes del panel. En ese marco, la proporción de agentes que producen bienes
difusores de progreso técnico y agroalimentos que pueden ser considerados
de elevada capacidad innovativa es superior a los que elaboran bienes tradi-
cionales y autopartes.
Es decir que los productores de alimentos y de productos difusores de
progreso técnico se encuentran sobrerrepresentados en el grupo de elevada
capacidad innovativa, mientras que los que elaboran autopartes y en espe-
cial productos tradicionales están subrepresentados.

6.4.2. El uso de modelos econométricos

Todas las hipótesis planteadas también pudieron ser confirmadas a par-


tir de diversos modelos econométricos estimados a partir de la base empíri-
ca discutida. Entre ellas destaca la asociación positiva existente entre el de-
sarrollo de la capacidad innovativa de los agentes y el tamaño de los mis-
mos. Asímismo, los modelos estimados muestran que en los ambientes po-
sitivos (ie: Rafaela, Mar del Plata) ambas variables no están vinculadas y
existen a la vez menores diferencias en el desarrollo de competencia de
agentes de distinto tamaño. Es decir, en esos sistemas locales las externa-
lidades positivas que se generan contrarrestan las ventajas competitivas
asociadas al tamaño. Por el contrario, en los ambientes caracterizados co-
mo negativos, el tamaño de los agentes juega un rol clave en la dispersión
de su conducta.
Sin embargo, la existencia de ambientes positivos no anula las diferen-
cias evolutivas de los agentes. Así, si bien en promedio el índice de capaci-
dad innovativa de los ambientes positivos es superior al de los negativos,
existen factores microeconómicos que explican las diferencias de capacidad
innovativa entre agentes de un mismo ambiente. Estos resultados son con-
sistentes con la posición evolucionista adoptada en los estudios menciona-
dos, según la cual es de esperar que los agentes reaccionen en forma desi-
gual a lo largo de su historia frente a shocks exógenos. A su vez, es consis-
tente con el planteo teórico general, que otorga un importante rol al ambien-
te en el desarrollo de procesos de aprendizaje de los agentes. Así, para apro-
vechar las externalidades generadas en un ambiente “local” se requieren
ciertas competencias mínimas sin las cuales es imposible complementar las
conocimientos faltantes, disminuir las incertidumbres dinámicas, potenciar
los procesos de aprendizaje y contrarrestar las debilidades de la cultura orga-
nizacional. Sin embargo, este umbral “mínimo” va aumentando al pasar de los
ambientes con externalidades positivas a los que destacan por el predominio

133
Universidad Virtual de Quilmes

de externalidades negativas. Así, en los ambientes negativos los factores mi-


croeconómicos tienden a prevalecer sobre el desarrollo de economías exter-
nas en el proceso de diferenciación de los agentes. En ellos, el territorio no
juega ningún rol en el desarrollo de las ventajas competitivas de los agentes
localizadas en él. En esos ambientes, la ausencia de “agentes” que sirvan
de nexo entre las firmas y las instituciones científico-tecnológicas eleva los
umbrales mínimos necesarios para que los agentes puedan acceder a los
servicios tecnológicos ofertados. A su vez, su ausencia constituye una limi-
tante para que puedan expresar sus demandas en el mercado y para que se
desarrolle una oferta apropiada a las necesidades de los agentes locales.
Es decir, su ausencia limita la construcción del mercado.
Sin embargo, si bien - en promedio - las capacidades innovativas de las
firmas localizadas en los “ambientes positivos” son mayores que las desa-
rrolladas en los ambientes negativos, existen fuertes diferencias en el inte-
rior de cada uno de ellos que se explican por los distintos senderos microe-
conómicos de los agentes. Es decir, ni la localización ni el tamaño de los
agentes constituyen condiciones suficientes para poder explicar las diferen-
cias existentes entre firmas de distinta capacidad innovativa. Por lo tanto,
las diferencias microeconómicas entre los agentes son relevantes y aun más
importantes que los factores de ambiente.
Especialmente en los ambientes negativos la presencia de clusters de fir-
mas resulta decisiva y puede ser la expresión de un menor desarrollo del sis-
tema local (Moori-Koenig y Yoguel, 1998b). En general, estos clusters de fir-
mas se diferencian en el interior de los sistemas locales, entre otros rasgos,
por la importancia alcanzada por el grado de aseguramiento de la calidad,
por los esfuerzos de capacitación, por el alcance de las actividades de de-
sarrollo, por la proporción de ingenieros y técnicos en el team de desarro-
llos, por el desarrollo de nuevos productos y por el grado de cooperación tec-
nológica formal e informal
En ese sentido, los trabajos discutidos en esta Unidad han puesto de re-
lieve que en los ambientes en los que prevalecen las externalidades positi-
vas, el desarrollo institucional parece ser un determinante importante del ni-
vel de capacidad innovativa alcanzado por los agentes. En estos ambientes,
el sendero evolutivo de las instituciones constituye un elemento básico para
la generación de un espacio público que permite impulsar los factores que
posibilitan procesos de desarrollo endógeno de la región. En el caso de las
firmas localizadas en Rafaela y en Mar del Plata, el desarrollo institucional
ha desembocado en la creación de 2 de los 3 centros de desarrollo empre-
sarial del BID instalados en la Argentina. En estas áreas, la circulación del
conocimiento (codificado y tácito) a partir de prácticas informales de coope-
ración entre agentes e instituciones contribuye a la generación de competen-
cias. Debido a las externalidades generadas en estas áreas, las competen-
cias mínimas necesarias para acceder a los servicios tecnológicos son me-
nores, por lo que existe una utilización más difundida de servicios, al mar-
gen de la capacidad innovativa alcanzada por los agentes.
Además, en estos “ambientes” la proporción de firmas de elevada capa-
cidad innovativa es significativamente superior al promedio del panel, y se
verifican menores diferencias relativas entre los agentes ubicados en los ni-
veles extremos. En este caso, los factores que son determinantes para po-
der diferenciar distintos niveles de capacidad innovativa son la cooperación
tecnológica, el aseguramiento de la calidad y los esfuerzos de capacitación.

134
Economía de la Tecnología y de la Innovación

En el caso específico de la cooperación tecnológica, se aprecian valores ele-


vados incluso en los agentes de media y baja capacidad innovativa. En este
caso, la cooperación tecnológica formal y en especial informal puede consti-
tuir un mecanismo de compensación de competencias faltantes que facilita
la circulación de conocimiento tácito y codificado y el desarrollo de confian-
za recíproca entre agentes.
En los “ambientes” que han sido considerados en los trabajos comenta-
dos como más negativos (Tres de Febrero y el panel de PyMES exportadoras
del Polo Metropolitano), los factores microeconómicos tienden a prevalecer
sobre los del entorno en el desarrollo de las competencias de los agentes.
En estas áreas existe una proporción muy reducida de firmas de elevada ca-
pacidad innovativa cuyos rasgos distintivos son el mayor tamaño y dinamis-
mo en el mercado y el aprovechamiento de acuerdos de cooperación empre-
sarial y de las instituciones cercanas que ofrecen distintos programas de
apoyo tecnológico dirigido a PyMES. A diferencia de las áreas con externali-
dades positivas, el menor desarrollo institucional aumenta los umbrales mí-
nimos necesarios para acceder a la oferta de servicios tecnológicos. A su
vez, la cooperación tecnológica –tanto de carácter formal como informal- tie-
ne una significatividad muy reducida.
Así, en los ambientes negativos el tamaño de las firmas se torna un fac-
tor decisivo para entender las diferencias de performance y de desarrollo de
las capacidades innovativas. En ese sentido, dado que en los ambientes
más favorables el tamaño no constituye una variable diferenciadora de con-
ductas, la existencia o no de asociación entre el tamaño de los agentes y el
desarrollo de la capacidad innovativa podría ser pensada como una variable
proxy del desarrollo del ambiente local.

En síntesis, los resultados más relevantes que se alcan-


zan en los estudios comentados son que el tamaño de las
firmas está asociado positivamente con la capacidad in-
novativa de los agentes sólo si los agentes están localiza-
dos en el área de Tres de Febrero. Por el contrario, en el
caso de las firmas localizadas en Rafaela, Mar del Plata o
en el panel de exportadores, el tamaño no tiene ninguna
vinculación con el grado de capacidad innovativa alcan-
zada. A su vez, desde la perspectiva del grado de desarro-
llo del ambiente, los modelos presentados ilustran que
pertenecer a las áreas de Mar del Plata o de Rafaela –y en
menor medida al panel de exportadores– implica una di-
ferencia de capacidad innovativa importante respecto de
las firmas de Tres de Febrero cuando los restantes facto-
res no se tienen en cuenta. Por último, el dinamismo de
las firmas desde la apertura sólo estaría asociado con el
desarrollo alcanzado por la capacidad innovativa de los
agentes si éstos están localizados en Rafaela, Mar del
Plata o pertenecen al panel de firmas exportadoras.

Lecturas obligatorias

Acs, Z. y Audrescht, D. (1998), “Innovación, tamaño de


mercado y estructura de la empresa”, en: Kantis (ed.),
Desarrollo y gestión de Pymes, aportes para un debate
necesario, Universidad Nacional de General Sarmiento.

135
Universidad Virtual de Quilmes

Boscherini, F. y Yoguel, G. (1996), “Algunas considera-


ciones sobre la medición de los procesos innovativos:
la relevancia de los rasgos informales e incrementales”,
en: Revista REDES, Universidad Nacional de Quilmes.

Boscherini, F., López, M. y Yoguel, G. (1998), “Sistemas


locales de innovación y el desarrollo de la capacidad in-
novativa de las firmas: un instrumento de captación
aplicado al caso de Rafaela”, Universidad de General
Sarmiento, Documento de Trabajo Nº 10.

López, A. y Lugones, G. (1997), “El proceso de innova-


ción tecnológica en América Latina en los años noven-
ta. Criterios para la definición de indicadores”, en: RE-
DES, Universidad Nacional de Quilmes, vol. 4, N° 9.

López, A. y Lugones, G. (1998), “Los sistemas locales


en el escenario de la globalización” , en: Cassiolato, J.
y Lastres, H., Globalização & Inovação Localizada, Bra-
silia, 1999, pp. 72-108

López, A., (1998), “La reciente literatura sobre la eco-


nomía del cambio tecnológico y la innovación: una guía
temática”, I&D. Revista de Industria y Desarrollo, Año
1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

Moori-Koenig, V. y Yoguel, G., (1998), “Capacidades in-


novadoras en un medio de escaso desarrollo del siste-
ma local de innovación”, en: Revista Comercio Exterior,
vol. 48, Nº 8, México, y Documento de Trabajo Nº 9,
Instituto de Industria, Universidad Nacional de Gene-
ral Sarmiento, San Miguel.

Rearte, A., Lanari, E. y Alegre, P. (1997), Sistemas de


innovación y el desarrollo de la capacidad innovativa de
las firmas: el caso de Mar del Plata, Universidad Nacio-
nal de Mar del Plata (UNMdP), Mar del Plata, op. cit.
Unidad 5.

Yoguel G. y Boscherini F., (1999), “El desarrollo de las


capacidades innovativas de las firmas y el rol del am-
biente: el caso de firmas industriales argentinas perte-
necientes a distintos sistemas locales” en referato en:
Revista Desarrollo Económico, Buenos Aires y en
DRUID, Dinamarca.

Lecturas recomendadas

Ascua, R., Gatto, F., Ferraro, C. y Quintar, A. (1989),


“Rafaela, un cuasi distrito industrial argentino a la ita-
liana”, Programa CFI-CEPAL, Documento de Trabajo
Nro. 28.

Bianchi, P. y Miller, L. (2000), “Innovación, acción co-


lectiva y crecimiento endógeno: un ensayo sobre insti-
tuciones y cambio estructural”, en: Boscherini y Poma
(2000), op cit.

136
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Camagni, R. (1991), Innovation Networks; Spatial Pers-


pectives, Belhaven Press, Londres.

Gregersen, B., Johnson, B. (1996), “Learning econo-


mies, innovation systems and European Integration”,
en: Regional Studies, vol. 31.

Johnson, B. y B. Lundvall (1994), “Sistemas naciona-


les de innovación y aprendizaje institucional”, Comer-
cio Exterior, vol. 44, N° 8.

Katz, J. (1987), Technology Generation in Latin Ameri-


can Manufacturing Industries, MacMillan, Londres.

Lall, S. (1992), “Technological Capabilities and Indus-


trialization”, World Development, vol. 20, No 2.

Lassini, A. (1992), “Il ruolo dell’attività di R&S per lo


sviluppo della competitività delle PMI”, en: Onida, F.,
Viesti, G. y Falzoni, A. M. (eds.), I distretti industriali:
crisi o evoluzione?, Egea.

Lundvall, B. (ed.) (1992), National systems of innova-


tion. Towards a theory of innovation and interactive
learning, Pinter, Londres.

Lundvall, B. (1994), “Innovation policy in the learning


economy”, presentado ante el Seminario Internacional
Policies for Technological Development, CIDE, México,
enero.

Malerba, F. (1993), “National System of Innovation:


The case of Italy”, en: Nelson, R. (ed.), National Innova-
tion System, Oxford.

Malerba, F. y Orsenigo, L. (1993), “L’accumulazione de-


lle capacita’tecnologiche nell’industria italiana (1969-
1984)”, en: Filippini (ed.), Innovazione tecnologica e ser-
vizi alle imprese, Franco Angeli.

Meyer-Krahmer, F. (1984), “Measuring innovations


output”, Research policy.

Morgan, K. (1995), The Learning Region: Institutions,


Innovation and Regional Renewal, University of Wales
Cardiff.

Mytelka, L. (1997), “Learning, Innovation, and Indus-


trial Policy: Some lessons from Korea”, en M. Storper,
L. Tsipouri et al (eds.), Industrial Policy for Latecomers,
Routledge, Londres.

Mytelka, L. (1999), “Local systems of innovation in a


globalised world economy”, mimeo.

Pietrobelli, C. (1996), “Technological Cooperation


among Unequal Partners: Trends and Conceptual As-
pects of Technology Partnerships”, en: UNCTAD, Ex-
changing Experiences of Technology Partnership. The

137
Universidad Virtual de Quilmes

Helsinki Meeting of Experts, United Nations, Nueva


York.

Prahalad, C. K. y Hamel, G. (1990), “The core compe-


tencies of the corporation”, en: Harvard Business Re-
view, mayo-junio.

Rothwell, R. y Dogson, M. (1994), “Innovation an size


of firms”, en: Rothwell y Dodgson (eds.), The handbook
of industrial innovation, Londres.

Yoguel, G. y Rabetino, R. (1999), “Algunas considera-


ciones sobre la incorporación de tecnología en la in-
dustria manufacturera argentina en la década del no-
venta: las evidencias recientes”, Instituto de Industria,
Universidad Nacional de General Sarmiento, Docu-
mento de trabajo Nº 15.

138
Referencias Bibliográficas

Ascua, R., Gatto, F. y Quintar, A. (1989), Rafaela, un cuasi distrito industrial


argentino a la italiana, Programa CFI-CEPAL, Documento de Trabajo Nº
28.

Boscherini, F., López, M. y Yoguel, G. (1998), “Sistemas locales de innova-


ción y el desarrollo de la capacidad innovativa de las firmas: un ins-
trumento de captación aplicado al caso de Rafaela”, Universidad Na-
cional de General Sarmiento, Documento de Trabajo Nº 10, 1998.

Ernst, D. y Lundvall, A. (1997), Information technology in the learning eco-


nomy, challenges for developing countries, Danish Research Unit for
Industrial Dynamics (DRUID), Working Paper Nº 97’12.

Moori-Koenig, V. y Yoguel, G. (1998), “El desarrollo de capacidades innovati-


vas de las firmas en un medio de escaso desarrollo del sistema lo-
cal de innovación”, Instituto de Industria, Documento de Trabajo Nº
9, Universidad Nacional de General Sarmiento.

Rearte, A., Lanari, E. y Alegre, P. (1997), “Sistemas de innovación y el desa-


rrollo de la capacidad innovativa de las firmas: el caso de Mar del Pla-
ta”, Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Mar del Plata.

Yoguel, G. y Boscherini, F. (1999), “El desarrollo de las capacidades innova-


tivas de las firmas y el rol del ambiente: el caso de firmas industria-
les argentinas pertenecientes a distintos sistemas locales”, Informe
de investigación, Instituto de Industria, UNGS.

Yoguel, G. y Rabetino, R. (1999), “Algunas consideraciones sobre la incorpo-


ración de tecnología en la industria manufacturera argentina en la dé-
cada del noventa: las evidencias recientes”, Instituto de Industria,
Universidad Nacional de General Sarmiento, Documento de Trabajo
Nº 15.

Yoguel, G. y Boscherini, F. (1996), “La capacidad innovativa y el fortaleci-


miento de la competitividad de las firmas: el caso de las Pymes ex-
portadoras argentinas”, CEPAL, Documento de Trabajo Nº 71.

139
140
7

El enfoque sistémico de la innovación:


sistemas nacionales, sistemas regionales,
sistemas locales, sistemas sectoriales de innovación

Como hemos visto en unidades anteriores, la innovación no es una acti-


vidad aislada de la firma sino que es un proceso interactivo y social, y acu-
mulativo. En el desarrollo de sus estrategias innovativas, las empresas en-
tablan relaciones con otras firmas -ya sea de cooperación y alianza o de com-
petencia- y con organismos y agentes públicos y privados, conformando dis-
tintas estructuras organizativas: tramas productivas, clusters, sistemas loca-
les o sectoriales de innovación, sistemas nacionales. A su vez, estas orga-
nizaciones están fuertemente condicionadas por el contexto regulatorio e
institucional en el que están inmersas.
Por otra parte, la innovación es un proceso acumulativo, no sólo porque
se asienta en conocimientso ya desarrollados, transformándolos y recombi-
Este proceso alude a
nándolos, sino también porque la innovación se introduce en la economía las cuatro transfor-
por etapas; “[...] es la difusión de la innovación entre los usuarios que van maciones del proceso cogni-
a la vanguardia y la retroalimentación que ello implica lo que hace posible tivo planteadas en la Unidad
3 a partir del pensamiento
depurar la innovación original e incrementar la población de usuarios” de Nonaka: socialización e
(Johnson y Lundvall, 1994). internalización del conoci-
miento tácito y combinación
Simultáneamente con el desarrollo del concepto de Sistema Nacional de e internalización del conoci-
Innovación, se fue generando una amplia literatura internacional que pasó de miento codificado.
la perspectiva de la firma individual a la consideración de unidades de aná-
lisis que incluyeran un conjunto de agentes interrelacionados, proceso éste
que se vio reflejado en la utilización de distintos conceptos, entre otros: “in-
dustrial governance”, “clusters”, “sistemas locales” o “local milieu”, sub-
contratación avanzada, tramas productivas y sistemas de empresas.
El abordaje del estudio de las formas de articulación entre agentes puede
ser realizado desde distintas perspectivas analíticas. A continuación se presen-
tan algunas de las preguntas relevantes articuladoras de los posibles análisis:

• ¿Cuáles son las variables y dimensiones que deben tenerse en cuenta


cuando se analiza un conjunto de firmas e instituciones interconecta-
das para definir una trama productiva, un cluster, un distrito industrial
o un sistema nacional de innovación? ¿Se trata de conceptos que aso-
ciados cona ciertas características de los elementos que la definen o,
por el contrario, involucran un gradiente de alternativas?

• ¿Cuáles son las externalidades, si es que existen, que obtienen los


agentes por pertenecer a esos sistemas nacionales y/o locales? ¿En
qué medida las externalidades dependen del grado de homogeneidad
de la conducta de los agentes?

141
Universidad Virtual de Quilmes

• ¿Cómo se manifiestan en el interior de estos sistemas los procesos de


circulación de conocimientos?

• ¿Cuál es la relación entre el comportamiento tecnológico de las firmas


y su contraparte organizacional? ¿Cómo se vinculan los procesos de
aprendizaje de las firmas y los sistemas de capacitación en las mis-
mas?

• ¿Tiene la peculiar organización del trabajo algún rol diferencial en el


proceso de aprendizaje y desarrollo de las competencias?

• ¿Qué indicadores son útiles para identificar empíricamente las diversas


formas de manifestación de la trama, de acuerdo con la perspectiva
teórica adoptada? ¿Cómo articular estos indicadores para facilitar la
elaboración de tipologías que permitan identificar modelos “híbridos”?

• ¿Cómo construir un indicador complejo que dé cuenta de los diversos


gradientes de circulación de activos intangibles, de desarrollo de pro-
cesos de aprendizaje y de organización del proceso de trabajo?

En las direcciones señaladas, el objetivo de esta unidad


es presentar y discutir los contenidos y alcances de estas
formas organizativas en las que se entretejen intereses
comunes entre los participantes, y revisar los intrumentos
analíticos diseñados para su estudio.

7.1. El Sistema Nacional de Innovación

De acuerdo con Freeman (1995), el concepto de Sistema Nacional de In-


novación (SNI) fue usado por primera vez por Lundvall, quien editó en 1992
el libro pionero sobre estos temas. Sin embargo, advierte Freeman, este
concepto se remonta a mediados del siglo XIX, cuando Friedrich List introdu-
jo el concepto de Sistema Nacional de Economía Política, que bien puede asi-
milarse al de SNI
El concepto de SNI ha recibido diversas interpretaciones en el cuerpo ana-
lítico contemporáneo, y sus alcances, en los distitntos casos, no son simi-
lares. De acuerdo con Freeman, los estudios de diversos procesos naciona-
les de innovación en las décadas de los ‘70 y los ‘80 revelaron que el éxi-
to de las innovaciones, su tasa de difusión y su impacto sobre la productivi-
dad de las economías dependían de un conjunto de influencias que no se re-
ducen a las actividades formales de I&D de las empresas. No sólo eran im-
portantes las relaciones interfirmas, sino también los nexos que éstas te-
nían con las instituciones científicas y tecnológicas. Más aún, las diferencias
institucionales en las formas de importar, mejorar, desarrollar y difundir nue-
vas tecnologías jugaron un papel central en las tasas de crecimiento fuerte-
mente contrastantes que los países industrales registraron en la década de
los ‘80.
¿Cuáles son los límites institucionales de los SNI? Al respecto, hay diver-
sas definiciones.

142
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Para Nelson (1993a), por ejemplo, el SNI se centra en las organizacio-


nes e instituciones dedicadas a actividades de ciencia y tecnología. Según
Mytelka (1999), un sistema de innovación consiste en una red de agentes
económicos junto con las instituciones y políticas que influyen sobre su com-
portamiento innovativo y su performance. “Como marco conceptual se refie-
re a una nueva comprensión de la innovación como un proceso interactivo en
el cual las empresas, en interacción recíproca y enmarcadas por institucio-
nes y organizaciones tales como asociaciones industriales, I&D, centros de
innovación y productividad, instituciones promulgadoras de estándares, uni-
versidades y centros de formación vocacional, servicios de información, ban-
cos y otras instituciones financieras, juegan un rol clave en el desrrollo de
nuevos productos, nuevos procesos y nuevas formas de organización.”
Los autores vinculados al grupo IKE de la Universidad de Aalborg,
Dinamarca, entre ellos Lundvall (1992 ); Johnson y Lundvall (1994), presen-
tan una definición más amplia del SNI, enfatizando la interacción entre sis-
temas productivos y procesos de innovación, e incluyen en sus análisis los
procesos menos formales de aprendizaje. Estos autores definen el SNI a par-
tir la estructura de la producción y del marco institucional de un país. Por lo
tanto, comprende “todos los elementos que contribuyen al desarrollo, intro-
ducción, difusión y uso de innovaciones, incluyendo no sólo a universidades,
institutos técnicos y laboratorios de investigación y desarrollo, sino también
elementos y relaciones aparentemente lejanos de la ciencia y la tecnología.
Por ejemplo el nivel general de educación y destreza, la organización laboral
y las relaciones industriales, tienen crucial importancia en las innovaciones
de productos, al igual que los bancos y otras instituciones financieras”
(Johnson y Lundvall, op. cit.). Para esta escuela, la estructura productiva de-
termina las relaciones entre sectores y empresas, así como las rutinas pre-
valecientes en la producción, la distribución y el consumo. El aprendizaje,
fuertemente relacionado con estas rutinas y relaciones, refuerza la estructu-
ra de producción vigente; es por ello que según estos autores, los sistemas
de innovación tienden a especializarse más que a diversificarse. El entorno
institucional no se reduce a las instituciones formalmente constituidas, sino
que abarca la estructura de rutinas, normas, reglas y leyes que rigen el com-
portamiento y determinan las relaciones personales, las convenciones y los
comportamientos prevalecientes en una comunidad, que no se encuentran
directamente mediados por el mercado. Es por estos elementos constituti-
vos que cada SNI tiene sus propias modalidades y especificidades. Para es-
tos autores, los sistemas nacionales de innovación deben entenderse como
entidades tecnoeconómicas y socioculturales (Johnson y Lundvall, op. cit.).
En algun sentido, el SNI podría ser caracterizado como un gradiente que
adopta distintas características en función de la importancia alcanzada por
las rasgos fundamentales que lo determinan.
A pesar de las diferencias y matices entre los autores que estudian este
campo, los enfoques basados en el concepto de SNI presentan un conjunto
de características comunes. De acuerdo con Edquist (1997) , éstas pueden
resumirse en las siguientes:

• los procesos de innovación y aprendizaje constituyen los temas centra-


les de análisis;

• adoptan un enfoque holístico e interdisciplinario;

143
Universidad Virtual de Quilmes

• parten de una perspectiva histórica;

• enfatizan las diferencias entre sistemas, organizaciones e institucio-


nes, entre los diversos países, en lugar de referirse a los sistemas en
forma abstracta, o de definir un sistema “óptimo”;

• ponen el énfasis en las interdependencias y la no-linearidad;

• incluyen en el concepto tanto las tecnologías productivas como las in-


novaciones organizacionales;

• enfatizan el rol de las instituciones;

• son aproximaciones conceptualmente difusas;

• se trata más bien de marcos conceptuales que de teorías formales.

Estas características, sumado a la complejidad del tema, tornan dificil


medir y comparar performances de distintos SNI. Por lo demás, como se ha
señalado, los límites de los SNI son difusos y difíciles de precisar, lo que di-
ficulta adicionalmente los análisis comparativos.
Dos derivaciones importantes del enfoque de SNI se encuentran en la li-
teratura reciente sobre el tema (A. López, op. cit.):

a) las que acentúan el carácter de “enraizado” (embedded) en la estruc-


tura social e institucional de cada país o región de las capacidades de
innovación y aprendizaje, estructuras que juegan un rol clave en rela-
ción con las divergencias nacionales (locales y regionales) en los patro-
nes de crecimiento y desarrollo (Dosi et al., 1994b),

b) las que ponen el énfasis en que las diversas combinaciones producti-


vas a nivel nacional implican diferentes oportunidades y capacidades
tecnológicas en el futuro. De acuerdo con este enfoque, la especializa-
ción productiva actual de un país afectará su potencial de dinamismo
tecnológico. La dirección entre procesos de innovación y estructura pro-
ductiva es bidireccional.

7.2. Sistemas nacionales, sistemas locales, sistemas sectoriales

En años recientes, el estatus teórico y empírico de la dimensión nacional


de los sistemas de innovación ha comenzado a ser cuestionado desde una
doble perspectiva: tanto por los impactos del proceso de globalización, que
llevarían, según algunos autores, a internacionalizar los procesos de innova-
ción, como, en segundo lugar, por el surgimiento de sistemas de innovación
que tienen otras connotaciones espaciales. En efecto, otros conceptos enfa-
tizan la dimensión espacial de los procesos innovativos: el de Sistema Re-
gional de Innovación (SRI) (Cooke, 1996), en el que se conjugan los estudios
de los “distritos industriales” y los de experiencias exitosas de desarrollos
locales como el Sillicon Valley (véase Unidad 3); el de Sistema Sectorial de
Innovación (SSI), propuesto por Breschi y Malerba (1997), o el de Sistemas
Supranacionales de Innovación (SSNI), como en el caso de la Unidad
Europea, conceptos éstos a los que volveremos más adelante.
Para algunos analistas recientes la expansión de las grandes corporacio-
nes transnacionales TCNs, fuerzas motoras del proceso de globalización,

144
Economía de la Tecnología y de la Innovación

pone en tela de juicio a los SNI, en un proceso que erosiona las especifici-
dades nacionales y conduce en el largo plazo a convergencias de estructu-
ras, culturas e instituciones. Los estudios llevados a cabo por autores como
Freeman, Johnson y Lundvall, Porter y otros se oponen a estas visiones.
Porter (1990) sostiene que el rol de los estados nacionales sigue hoy tan
fuerte como en el pasado y que es esencial para estimular e impusar las ven-
tajas competitivas. En efecto, más allá de algunos productos y procesos que
pueden considerarse ampliamnete globalizados, estos autores sostienen
que son muchos más los productos y servicios para los que las diferencias
nacionales de gustos, cultura, clima, regulaciones, son importantes.
Por lo demás, y a pesar de los avances de la “globalizacion” y de la ma-
yor internacionalización de las actividades innovativas, algunos autores sos-
tienen que las actividades tecnológicas de las firmas siguen, en general,
concentradas en sus respectivos países de origen (Archibugi y Michie, 1995;
Patel, 1995).
Reforzando estos argumentos, Freeman (op. cit.) sostiene que los estados
nacionales, las economías nacionales y los sistemas nacionales de innova-
ción son aún dominios esenciales para el análisis económico y político, muy
en particular en los casos de los PED (países en desarrollo), en los que las
trayectorias para alcanzar los desarrollos tecnológicos de los países industria-
lizados requieren de un fuerte contexto regulatorio e institucional nacional.
Lundvall (1992b), uno de los autores que tempranamente desarrollaron
el tema, señala, sin embargo, que la focalización en el ámbito nacional co-
mo eje de los sistemas de innovación puede ser cuestionada desde varias
perspectivas: algunos países no son homogéneos desde el punto de vista
cultural, social y de distribución espacial de los recursos; el grado de cen-
tralización o descentralización política varía entre distintos países, con lo que
la importancia relativa de las economías regionales o locales dentro de ca-
da país es diferente. De esta forma, en países “multinacionales” -como
Bélgica, Canadá o Suiza-, o federales -como Alemania, los Estados Unidos, el
Brasil o la Argentina- podría llegar a ser cuestionable hablar de un sistema
“nacional” de innovación si los marcos institucionales, sociales, y culturales
difieren significativamente entre regiones. Por otro lado, el peso aparente-
mente creciente de los “sistemas regionales de innovación” (SRI), distritos
industriales, clusters y otras formas de sistemas locales también contribuye
al debilitamiento de lo “nacional” como eje analítico y espacial privilegiado.
El fenómeno de la globalización, sin embargo, cuestiona la entidad na-
cional de los sistemas de innovación. Este proceso se expresa en el rol cre-
ciente de las empresas transnacionales (ET) en la producción y el comercio
internacionales, en las redes (networks) que se entablan entre empresas de
distintos países –que pueden debilitar las articulaciones del sistema nacio-
nal de innovación con empresas nacionales–, y en la mayor apertura de las
economías nacionales a los flujos globales de mercancías, capitales y tecno-
logía. Aunque los implicaciones de este fenómeno recién comienzan a mani-
festarse, tanto en los países desarrollados como en los países en desarro-
llo, es importante el debate acerca del papel de las ET en el futuro sende-
ro de desarrollo de las economías y sobre el margen de maniobra y los ins-
trumentos más adecuados de política tecnológica en el nuevo escenario.
Al respecto, en un reciente estudio en el que analizan las actividades in-
novativas de las grandes corporaciones en los países de la OCDE, Patel y
Pavitt (1998) llaman la atención sobre las crecientes tensiones que están

145
Universidad Virtual de Quilmes

sufriendo los SNI debido al aumento de los desequilibrios entre las deman-
das de los sistemas tecnológicos y lo que la ciencia puede ofrecer. Según es-
tos autores, esos desequilibrios resultan del efecto combinado de: i) la libe-
ralización del comercio internacional; ii) las desiguales tasas de desarrollo
tecnológico de los distintos países; iii) las crecientes presiones competitivas,
y iv) el aumento de la variedad de campos de conocimiento tecnológico po-
tencialmente útil. Estos desequilibrios, que históricamente afectaban a las
grandes empresas de los países pequeños, comienzan a sentirse, bajo diver-
sas formas, en Alemania, el Japón y el Reino Unido. En El Reino Unido, por
ejemplo, los tradicionales lazos que existían entre la base científica y las em-
presas nacionales en la industria de la electrónica virtualmente han desapa-
recido para ser reemplazados por lazos más complejos con firmas extranje-
ras. En rigor, señalan Patel y Pavitt, no puede hablarse de globalización de
las actividades tecnológicas de las grandes corporaciones sino de “triadiza-
ción”, aludiendo a Europa, los Estados Unidos y el Japón. Reforzando argu-
mentos presentados anteriormente, estos autores subrayan -a partir de la ex-
periencia de países con fuerte desarrollo tecnológico- que el cambio tecno-
lógico en países atrasados (catching up countries) requiere algo más que la
transferencia de equipos de producción y habilidades productivas: requiere
asímismo la realización de inversiones deliberadas en las actividades de ge-
neración y mejora de tecnologías, tales como control de calidad, entrenamien-
to, ingeniería de producción y desarrollo de actividades de I&D. En efecto, co-
mo destacan estos autores, es creciente el reconocimiento de académicos y
de funcionarios de que los principales beneficios económicos de la investiga-
ción básica no residen en el conocimiento codificado sino en el desarrollo de
habilidades de investigación, de técnicas de resolución de problemas y en la
pertenencia a redes internacionales de investigación. En esas redes se exter-
naliza el conocimiento tácito, se producen efectos de socializacion y se espe-
cifica (internaliza) el conocimiento codificado. Esto, que es particularmente
aplicable a los PED, está siendo altamente cuestionado por las fuerzas que
impulsan las nuevas condiciones regulatorias: liberalización, desregulación,
privatizaciones y achicamiento del Estado, crecimiento de la competencia. Co-
mo conclusión de su estudio, y refiriéndose a los paises de la OCDE, Patel y
Pavitt señalan que: i) los sistemas nacionales de innovación van a incluir cre-
cientemente relaciones entre la base científica local y firmas extranjeras, y ii)
que el crecimiento relativo de los lazos corporativos con centros extranjeros
científicos y tecnológicos de excelencia puede explicar los crecientemente es-
pecializados patrones de actividades tecnológicas nacionales.

7.3. Los diversos abordajes a los sistemas locales y


sectoriales de innovación

Ahora bien, ¿cómo abordar el estudio sistémico del proceso innovativo?


Las posiciones resumidas en el punto anterior evidencian las diferencias que
existen en relación con esta cuestión. A pesar de que buena parte de los en-
foques sobre sistemas de innovación han privilegiado el nivel nacional de
análisis, existe una amplia literatura dedicada al estudio de la importancia
de los procesos regionales y locales para el desarrollo del proceso innovati-
vo y el logro de mayores competitividades por parte de las firmas, en la que
se presentan distintas aproximaciones para el análisis de estos procesos:

146
Economía de la Tecnología y de la Innovación

distritos industriales, clusters, sistemas sectoriales de innovación, sistemas


de empresas, sistemas territoriales.
Un conjunto de interrogantes se abren en relación con la articulación en-
tre los sistemas innovativos de distinto alcance espacial y con las especifi-
cidades o diferencias en su conformación y alcances: Entre ellos:
¿Reduce la importancia del nivel nacional para el abordaje de estos pro-
blemas la presencia y desarrollo de distintos sistemas locales de innovación
en un país?
¿Hay diferentes modelos de articulación entre los sistemas nacionales y
los sistemas locales de innovación (especificidades nacionales)?
¿Es el SNI la mera adición de los sistemas locales? ¿Son éstos últimos
la expresión, a un nivel territorial más reducido, de los SNI?
¿Cómo incide la “globalización” sobre las instituciones y las organizacio-
nes locales?
¿Cuáles son los lazos entre lo “global” y lo “local” en el nuevo escenario
competitivo de comienzos de siglo?
Cabe destacar que, al igual que en el caso del concepto de Sistema Nacio-
nal de Innovación, los diversos conceptos que se proponen captar el fenóme-
no local no tienen el estatus de teorías claramente establecidas, con un cuer-
po claro de conceptos y categorías y una adecuada verificación empírica. Tam-
poco hay “modelos ideales”, que indiquen una o más tipologías de sistemas exi-
tosos a los cuales, en la práctica, deberían ajustarse, tendencialmente, las re-
giones/naciones en proceso de desarrollo. Se trata, por el momento, de un
“marco conceptual” que sugiere algunas ideas y argumentos y señala las “dife-
rencias” más relevantes entre los casos empíricos. A su vez, pese a sus caren-
cias, actualmente este enfoque tiene más éxito relativo en el plano “explicati-
vo” que en el “normativo” o “prescriptivo”, ya que las recomendaciones de po-
lítica que podemos derivar de él son aún muy difusas (López y Lugones, 1999).
Debido al carácter sistémico de la competitividad y a la naturaleza interac-
tiva de la innovación -concebida como un proceso de aprendizaje en el que se
introducen nuevos conocimientos o se combinan conocimientos existentes pa-
ra generar nuevas “competencias” (Lundvall, 1994; Gregersen y Johnson,
1996)-, en las últimas dos décadas se ha venido produciendo una resignifica-
ción de la función del “ambiente local” y de sus instituciones en el desarrollo
de las capacidades innovativas de las firmas. Así, han surgido numerosos tra-
bajos que focalizan su atención en los procesos locales de producción e inno-
vación, abordando las temáticas desde las categorías de distritos industriales,
milieux innovativos, tramas productivas, y enfocando los análisis en aspectos
de externalidades “locales”, economías externas y de aglomeración, “atmósfe-
ras” industriales, aprendizaje colectivo, rol de las instituciones locales.
Veamos a continación el alcance de algunos de estos conceptos.

7.3.1. Distritos industriales

El estudio de los distritos industriales (DI) cobró auge como consecuen-


cia de las exitosas experiencias europeas que emergieron luego de la crisis
de los ‘70. El DI fue visualizado como un modo de organización local basa-
do en PyMES industriales y de servicios con fuertes articulaciones entre sí
y con las instituciones y organizaciones locales, altamente eficiente y capaz
de insertarse competitivamente en los mercados internacionales.

147
Universidad Virtual de Quilmes

Los desarrollos en torno a los “distritos industriales” (Becattini, 1990;


Brusco, 1990; Sabel, 1992) postulan que la competitividad de las empre-
sas depende en buena medida de su pertenencia a ámbitos particulares ca-
racterizados por complejos mecanismos de coordinación. “Esta literatura se
concentra en transacciones entre firmas que operan en etapas secuenciales
de la cadena de valor y en fenómenos tales como el uso compartido de equi-
pos y maquinarias, el acceso común a pools de recursos humanos, el inter-
cambio de información técnica, las relaciones de subcontratación (incluso
con competidores), entre otros. A su vez, dentro de este enfoque se puede
distinguir entre quienes ponen el énfasis la importancia de las “economías
externas” (economías de escala externas a una firma pero internas al distri-
to) y aquellos que enfatizan la llamada “atmósfera industrial” (convenciones,
reglas, etc.)” (López y Lugones, op. cit).
De acuerdo con Poma (2000), “El distrito industrial se contrapone al es-
tudio de la empresa como organización individual ya que considera las rela-
ciones entre las empresas y su ambiente productivo (atmósfera industrial)
entendido como el conjunto de las relaciones tangibles e intangibles con las
demas unidades productivas e instituciones”. En este análisis, la atmósfera
industrial es percibida como una externalidad estática, es decir dada.
Una clasificaión de los DI tomando en cuenta su génesis permite distin-
guir entre: i) DI de nacimiento espontáneo, ii) DI organizados a partir de la
descentralización de una gran empresa, y iii) DI que se desarrollan por una
combinación de las alternativas anteriores.
Los rasgos distintivos de los distritos son:

a) especialización productiva entre empresas,

b) elevada división del trabajo,

c) muchos agentes de una misma actividad,

d) la presencia de un sistema de información fluido y eficiente,

e) vinculaciones informales difundidas entre agentes y

f) presencia de competencias profesionales en la mayor parte de los


agentes.

La “atmosfera industrial”, sustentada en las ideas de Alfred Marshall, in-


fluye sobre el desarrollo de largo plazo de la empresa y del sistema de em-
presas en su conjunto: genera dinámica interna, innovación, competencia po-
sitiva, espíritu empresarial y difusión de conocimientos. En general, Marshall
aludía a sistemas de empresas que se dedican a la misma actividad. Según
Poma (op. cit.) la especialización en la misma actividad implica usar el mis-
mo lenguaje simbólico, compartir la misma terminología técnica y la creación
de un producto especifico. Sin embargo, la atmósfera industrial “circunscri-
be y envuelve al distrito industrial, asignándole dinamsmo y movilidad inter-
na pero estática externa”.
La atmósfera industrial es previa a la formación del distrito: se sustenta
en valores sedimentados compartidos en una comunidad; estos valores
compartidos generan reglas e instituciones que posibilitan la creación de un
ambiente productivo y un distrito industrial.
La discusión de las características, alcances y grado de replicabilidad de
los distritos industriales italianos, en particular, ha sido objeto de numerosos

148
Economía de la Tecnología y de la Innovación

estudios en países europeos y, más recientemente, en países en desarrollo


(Nadvi y Schmitz, 1994; Schmith, 1998).
El interés por este tipo de desarrollos locales llevó incluso a que algunos
autores -Piore y Sabel (1984)- postularan el surgimiento y la superioridad de
un nuevo paradigma tecnoorganizativo basado en el principio de la especia-
lización flexible, que iba a imponerse sobre el modelo fordista de producción
(véase la discusión presentada en la Unidad 3).

7.3.2. Sistemas de empresas

A partir de la crisis de los distritos industriales producida en los ‘80, co-


mo consecuencia de la apertura de los mercados y del proceso de globali-
zación, se inicia una segunda etapa en los análisis sobre los sistemas loca-
les: los trabajos derivaron hacia el estudio de los sistemas de empresas y
apuntaron a entender la dinámica de las externalidades distritales de las em-
presas; es decir, cómo y porqué se crea la atmósfera industrial y bajo qué
condiciones se puede reproducir. Este enfoque parte de una crítica a los DI:
debido a su relación estrecha con los componentes sociales y culturales del
territorio, el distrito no puede ajustarse a los cambios dinámicos y a la ve-
locidad que éstos requieren.
El sistema de empresas se basa en una división del trabajo de agentes
que no necesariamente comparten la misma atmósfera industrial. Ésta es,
en parte, la consecuencia de que el sistema distrital se abre, intenta trans-
formar los conocimientos difundidos en conocimientos codificados y en este
proceso pierde parte de su identidad y de su atmósfera industrial.
El enfoque basado en los sistemas de empresas rescata muchos de los
elementos característicos de los distritos, como la idea de economías exter-
nas, pero se inclina a separar el lugar productivo de su subjetividad y su his-
toria. No se trata de una evolución desde los distritos industriales hacia los
sistemas de empresas. Ambos son distintos; los sistemas de empresas
muestran alto dinamismo pero no una elevada cohesión social distrital.
Luego de una primera etapa del proceso de apertura, caracterizado por la
estandarización, generalización de los productos y homogeneización de las
diversidades, en un segundo momento de este proceso la diversidad se con-
vierte en el nuevo factor clave para la competencia: se requiere encontrar
una modalidad a través de la cual integrar las diversidades.

7.3.3. Sistemas sectoriales de innovación

Existen importantes diferencias en cuanto al modo de desarrollo y adqui-


sición de los conocimientos tecnológicos entre los distintos sectores produc-
tivos. Las diferencias en las oportunidades tecnológicas, los distintos regí-
menes de apropiabilidad y los patrones de demanda contribuyen a determi-
nar las diferencias intersectoriales en el ritmo de la innovación y, juntamen-
te con la naturaleza específica del conocimiento en que se basan las inno-
vaciones, definen las formas organizacionales características para el desa-
rrollo de las actividades innovativas en cada sector (Dosi, 1988a y b). Así-
mismo, el contexto regulatorio específico en cada sector, así como las reglas
y normas e instituciones sectoriales y las formas de competencia imperantes

149
Universidad Virtual de Quilmes

en los respectivos mercados, inciden en el sendero de innovación tecnológi-


ca en cada uno de los sectores.
La taxonomía de Pavitt intenta captar estas especificidades (Pavitt,
1984). En su opinión, las industrias se pueden clasificar en 4 grupos:

• Basados en la ciencia: en estas industrias las actividades de I&D son


estratégicas.

• Intensivos en escala: se trata de industrias oligopólicas con elevadas


economías de escala y alta complejidad técnica y empresarial, las ca-
pacidades de innovación se basan en el desarrollo y adopción de equi-
pos innovadores, en el diseño de productos complejos, en la explota-
ción de ciertas economías de escala y en la capacidad para dominar or-
ganizaciones complejas.

• Proveedores especializados: las industrias comprendidas en este gru-


po se caracterizan por una alta diversificación de la oferta y su capaci-
dad para desarrollar procesos innovativos, suministran equipos e ins-
trumentos para el sistema industrial, apoyando sus actividades innova-
doras en el conocimiento formal y tácito basado en la relación usuario-
productores.

• Dominado por proveedores: engloba a las industrias más tradicionales,


cuyos procesos de innovación provienen de otros sectores a través de
la compra de materiales y de bienes de capital. El aprendizaje se rela-
ciona principalmente con habilidades para adoptar y producir (Cimoli y
Dosi, 1994).

El concepto de Sistema Sectorial de Innovación (SSI) propuesto por Bres-


chi y Malerba (1997) engloba un conjunto de firmas que participan en los
procesos de diseño y fabricación de los productos de un determinado sec-
tor, así como en la generación y empleo de las tecnologías dominantes de
ese sector. Las firmas pueden relacionarse a través de procesos de interac-
ción y cooperación en el desarrollo tecnológico, y/o mediante procesos de
competencia y selección a partir de sus competencias innovativas, producti-
vas y comerciales.
Desde esta perspectiva, los límites geográficos de los SSI son endógenos
ya que emergen de las condiciones específicas de desarrollo y de los regí-
menes tecnológicos dominantes en cada actividad. De esta forma, industrias
distintas pueden tener contextos competitivos, interativos y organizacionales
diferentes: firmas en ciertas industrias pueden competir globalmente y tener
una base organizativa e interactiva local; otras pueden tender un ámbito de
competencia regional pero con provisión de insumos y equipos del exterior.
De igual forma, la cantidad de innovadores y el grado de concentración/dis-
persión geográfica también dependerá de las características de los SSI. De
acuerdo con este enfoque, hay diferentes límites espaciales en relación con
las actividades innovativas de las firmas: cuando predominan las formas tá-
citas de conocimiento, en que la interacción entre usuarios y proveedores es
fuerte, la proximidad geográfica jugará un rol relevante para facilitar el cono-
cimiento entre los agentes y los sistemas innovativos tendrán un carácter
predominantemente “local”. Por el contrario, en los casos en los que la ba-
se del conocimiento es más codificable y las fuentes de la innovación se

150
Economía de la Tecnología y de la Innovación

asocian con avances científicos, genéricos, los límites espaciales de la in-


novación serán nacionales, internacionales o globales.
Anderson (1992), citado en A. López) argumenta que existen importantes
diferencias en las posibilidades de aprendizaje y de innovaciones, mayores
y menores, en diferentes tipos de industrias, lo cual afecta el patrón de es-
pecialización de un país e influye sobre su competitividad a largo plazo.
Un concepto análogo al de SSI es el de sistema tecnológico, que se defi-
ne como “un network de agentes que interactúan en un área tecnológica es-
pecífica, bajo una infraestructura institucional determinada, con el propósito
de generar, difundir y utilizar tecnología (Carlsson y Stankiewiz, 1991). Esta
vinculación entre lo “espacial” y lo “sectorial” tiene fuertes evidencias empí-
ricas, como hemos visto al discutir los distritos industriales. A pesar de que la misma di-
námica de la globalización
dificulta el establecimiento
de los límites y alcances pre-
7.3.4. Tramas productivas cisos de la configuración de
la trama que suele presentar-
se, se circunscribe a los
En algunos trabajos se define una “trama productiva” como un concepto agentes locales y, de manera
ubicado en un plano “meso” que va más allá de la suma de los atributos de complementaria, al comer-
cio intrafirma de la
las firmas individuales que la integran (Yoguel et al., 2000; Gutman, 1999). firma coordinadora.
Una condición necesaria, pero no suficiente, para que una trama productiva
-de distinto tipo- pueda ser definida es la existencia de un conjunto de agen-
tes que establecen relaciones económicas “continuas” entre ellos a lo lar-
go del tiempo y puede o no estar determinada por agentes que operan como
coordinadores.
Así, la trama está integrada por agentes ubicados en un plano “micro” y
por el conjunto de relaciones tangibles e intangibles de distinto grado de pro-
fundidad que entablan. A su vez, los rasgos específicos de la trama también Un elemento clave es el
grado de desarrollo de las
están influidos por el grado de desarrollo de competencias técnicas y orga- competencias de las institu-
nizacionales de las firmas, por la complejidad alcanzada en la vinculación en- ciones que influyen en el
entorno en el que ac-
tre ellas, por la sinergia de los ambientes (sistemas locales) en los que ope- túan los agentes.
ran los agentes y por el marco regulatorio macrosectorial y macroeconómico.
Sin embargo, una trama no puede ser conceptualizada como un conjunto de Una aplicación del concep-
agentes que tienen igual peso en las relaciones económicas que entablan, to de trama productiva al
estudio de las producciones
al estilo de los agentes “walrasianos” tradicionales o de agentes que se re- agroalimentarias, a partir
lacionan a partir de vínculos sociales, afinidades de desigual tipo, sin que del concepto de Subsiste-
medie algún tipo de jerarquía. La conceptualización aquí elegida de “trama” mas Agroalimentarios se
encuentra en
incluye la presencia de jerarquías y relaciones desiguales entre las firmas. Gutman G. (1999)
El concepto de trama productiva alude a un gradiente de situaciones carac-
terizadas por la existencia de muy desiguales flujos de relaciones “precio” y
“no precio” entre los agentes que la componen. Esto significa que las relacio- Desde la perspectiva neo-
nes de compraventa entre los agentes, si bien constituyen una condición ne- clásica, la trama no tiene un
espacio teórico debido a
cesaria, no son los elementos constitutivos más importantes, como en la re- que se considera que las fir-
lación insumo-producto tradicional. Existe un flujo de bienes “intangibles” que mas tienen perfecta infor-
se manifiesta en múltiples relaciones formales e informales que incluyen tam- mación, acceden a la biblio-
teca de conocimiento técni-
bién transferencia de información, conocimientos y tecnología en un sentido co sin costos adicionales,
amplio. Esto implica la existencia de funciones de codificación, especificación, no están influidos ni influ-
yen en las decisiones de los
traducción, el desarrollo de un lenguaje mínimo común y la generación y circu- otros agentes y maximizan
lación de conocimientos, tanto codificados como tácitos, que pueden ser su beneficio partiendo de
apropiables -de manera diferenciada- por los agentes que integran la trama. funciones de producción si-
milares a las del res-
Se trata de un concepto que, a diferencia de la teoría tradicional, parte to de las firmas.
de la idea de que los agentes no actúan en forma aislada, tienen diversos

151
Universidad Virtual de Quilmes

grados de racionalidad, influyen en las decisiones de los otros y no son to-


madores de precios en un mercado que está fuera de los límites de la fir-
ma.
Dado que el enfoque conceptualiza que la principal función de la firma
es procesar y generar conocimiento, se diferencia de la teoría de los cos-
tos de transacción, según la cual existe un amplio gradiente de formas de
organización de las firmas entre las alternativas de mercado y jerarquía,
pero que jerarquiza las funciones de procesador de información de la fir-
ma (Amin y Cohendet, 1999). Por lo tanto, en la trama las relaciones-no
precio, que son clave para identificar el grado de desarrollo de la “trama”,
son más aquellas que apuntan al desarrollo de las competencias de las
firmas integrantes que las vinculadas con la circulación de información y
con la asignación estática de recursos. Desde una perspectiva comple-
mentaria, podría sostenerse que la trama permite a los agentes intregran-
La importancia alcanzada
por los elementos tácitos
tes, a partir de las relaciones de cooperación, bajos costos de transac-
desarrollados en los distin- ción y generación de economías externas, el desarrollo de procesos de
tos eslabones de la trama eficiencia colectiva (Schmitz, 1995).
productiva se relacionan
con el intercambio de expe- Este concepto de trama se inscribe en un marco que deja de conside-
riencias y de trabajos con- rar al mercado como un determinante exclusivamente exógeno de las con-
juntos con el network exter-
no, con el grado de impor-
ductas de las firmas e incluye la posibilidad de que, a partir del desarro-
tancia alcanzado por el tra- llo de sus estrategias y de sus conductas, las mismas “construyan” o
bajo en células como meca- “transformen” la estructura del mercado en el que operan. La trama cons-
nismo de horizontalización
de la información y de los tituye una instancia de coordinación que permite, en los casos más avan-
saberes y con la circulación zados, contrabalancear las incertidumbres del mercado, desarrollar com-
de la información en cada
uno de los compo-
petencias faltantes y contribuir al desarrollo de los procesos de circula-
nentes de la trama. ción y generación de conocimientos codificados y tácitos.
En esta línea, el desarrollo de un lenguaje común adquiere una rele-
Adicionalmente, los
elementos tácitos vancia clave para que el conocimiento pueda circular. La intensidad del
pueden adquirir una impor- proceso de aprendizaje -individual de la firma y colectivo- tiene influencia
tancia aún mayor que en las sobre las ventajas competitivas. Sobre este proceso actúan tanto la jerar-
firmas a nivel aislado debi-
do a que existe una impor- quía existente en la trama como la dinámica particular de cada empresa.
tante cantidad de transac- Los elementos descriptos corresponden a conceptualizaciones teóri-
ciones que se producen
“fuera” del mercado. cas sobre la figura de la trama y de los factores que la determinan, y no
responden necesariamente a la forma en que se manifiestan las vincula-
ciones interfirmas en la realidad, en particular en los países latinoameri-
canos, cuyos senderos de desarrollo “idiosincrásicos” recorren estrate-
gias particulares. Así, se identifican situaciones de tipo mixto y de carác-
ter muy diferente, partiendo de un gradiente de situaciones que permite
ubicar en un extremo lo que se denomina “trama débil”, caracterizada por
la escasa relación entre los agentes y circunscripta fundamentalmente
por transacciones de mercado (compraventa), con escasa importancia del
factor recursos humanos y de sus mecanismos de capacitación y de
aprendizaje. En el otro extremo se destacarían relaciones de subcontrata-
ción avanzada caracterizadas por el predominio de flujos intangibles de
conocimientos, tecnología, información, etc. En estos casos, se generan
procesos de aprendizaje colectivos que van más allá de los de tipo indivi-
dual, enriqueciendo procesos de trabajo y mejorando las competencias de
los trabajadores. Es lo que podemos denominar una “trama virtuosa”. En-
tre ambos extremos, existe una amplia gama de situaciones caracteriza-
das por una amplia gama de combinaciones diferenciales de los factores
mencionados.

152
Economía de la Tecnología y de la Innovación

7.3.5. Sistemas territoriales

Nuevos enfoques de los procesos locales contemporáneos ponen el acen-


to en estudiar el sistema institucional territorial y la producción de conoci-
miento (Poma, op. cit.). En esa dinámica, se pasa del rol del ambiente con-
siderado como externalidad generada por la atmósfera industrial (distritos in-
dustriales), al rol de la dinámica del ambiente externo a las empresas (sis-
temas de empresas) y al rol de los agentes locales como agentes directos y
sistémicos del desarrollo del tejido productivo y del conocimiento.
Un sistema territorial puede alcanzar un equilibrio dinámico apropiado en-
tre los elementos que definen su identidad y su dinámica: los elementos cla-
ve que logra interpretar mejor que los distritos y los sistemas de empresas
son la incertidumbre, el conocimiento y la confianza.
La incertidumbre es el rasgo clave de la sociedad capitalista, en particu-
lar en la nueva fase posindustrial. Esta incertidumbre se ha incrementado
debido a la mayor complejidad competitiva: el conocimiento difundido y la
creación continua de nuevo conocimiento constituyen los elementos compe-
titivos clave de la nueva competencia territorial
El tejido productivo se ha esforzado por estabilizar la incertidumbre a tra-
vés de diversos caminos, entre ellos el fordismo y los distritos industriales.
En el primer caso se creaban fases de producción en línea automáticas y re-
petitivas y se internalizaban los conflictos en el marco de un manejo de la
demanda por parte de las grandes empresas. En el caso de los distritos, la
incertidumbre de la producción se enfrenta con la certidumbre de los valo-
res compartidos y del sistema de relaciones personales y de las innovacio-
nes incrementales. A partir de la crisis y de la apertura de los mercados, el
fordismo no puede controlar la disminución del ciclo de vida de los produc-
tos y la velocidad del cambio técnico de las nuevas tecnologías de la infor-
mación y la comunicación. A su vez, el saber de los distritos, su fundamen-
to social y económico, se hace obsoleto. Resulta difícil responder a las in-
certidumbres del mercado con la certidumbre de los valores compartidos.
La atmósfera industrial de los distritos constituye un aspecto de una si-
tuación caracterizada por expectativas compartidas que genera un ambiente
difundido de confianza tácita: éste a su vez permite la sedimentación de un
lenguaje informal que consiente el aprendizaje de conocimiento tácito y po-
tencia las relaciones entre agentes.
La ruptura del proceso descripto se manifiesta cuando la mutación resul-
ta tan general y rápida que el sistema cognitivo de los valores necesarios pa-
ra interpretar la realidad no puede ajustarse a la misma velocidad que tiene
el cambio: entonces es necesario desarrollar un nuevo lenguaje y renovar las
reglas del aprendizaje.
El territorio desarrolla una función interna y externa al tejido productivo:
la fase interpretativa, la de producción de conocimientos, se convierte en el
elemento clave de la dinámica del territorio. La atmósfera industrial tiene
que ampliarse hasta convertirse en atmósfera institucional. En la competen-
cia global, la empresa individual ya no es el agente clave, sino el mismo te-
rritorio, que utiliza la fuerza dinámica e innovativa que deviene de su tejido
productivo e institucional. La competencia se incrementa y de competencia
entre empresas se convierte en competencia entre sistemas instituciona-
les. La innovación del sistema territorial se convierte en el factor clave. El
proceso continuo de ruptura entre reglas formales y reglas informales y de

153
Universidad Virtual de Quilmes

codificación del conocimiento tácito se produce más fácilmente cuanto más


multiplicidad y diferencia exista en los agentes que actuan en un territorio.
La diversidad actúa de dos maneras: permite individualizar los elementos co-
munes; sedimenta y consolida los valores similares. En segundo lugar, desa-
rrolla la función dinamica de ruptura y genera innovación.
El lenguaje, la confianza, el aprendizaje, las categorías cognitivas, la arti-
culación de la inteligencia, la comunicación, las relaciones entre agentes e
instituciones, la tradición y los valores constituyen instituciones, así como
las empresas, los bancos, las universidades y las cámaras empresariales.
La innovación y la dinámica constituyen un proceso de ruptura entre viejas y
nuevas instituciones.
La nueva competencia territorial se conceptualiza a través de un proceso
de síntesis institucional entre dos dimensiones: el tejido productivo y el te-
rritorio. Mientras la competencia se basaba en la disminución de los costos
de producción, el territorio fue considerado una externalidad para las empre-
sas. La mayor complejidad e incertidumbre impulsan el abandono del con-
cepto de territorio como externalidad para considerarlo una necesidad com-
petitiva.
En la nueva competencia territorial, la producción constituye el momento
clave, aunque se trata de una producción distinta a la tradicional: se refiere
a la producción y a la difusión de innovación, tanto tácita como codificada.
En ese contexto, cada agente territorial (empresas, universidades, institucio-
nes locales, bancos), contribuye al proceso de conversión de ese patrimonio
de conocimiento e innovación en la producción de bienes y servicios.

7.3.6. Los milieu innovativos

Otro importante enfoque para el estudio sistémico a nivel local es el pro-


puesto por el grupo GREMI (Groupe de Recherche Européen sur les Milieux
Innovateurs), a través de los estudios de Camagni, 1991 y Aydalot, 1986,
entre otros. El eje analítico es aquí el concepto de milieu (medio o ambien-
“Un milieu innovati-
vo puede ser defini-
te) y su importancia para promover las actividades innovativas de las firmas
do como un conjunto o un que pertenecen al mismo, tomando en consideración las relaciones de ca-
complejo network de rela- rácter informal que se establecen entre las firmas. Camagni distingue entre
ciones sociales informales
en un área geográfica deli- aproximaciones “estáticas” y “dinámicas” a la interpretación del espacio
mitada, que generalmente económico. Las primeras hacen eje en los costos de transacción y en las
determina una ‘imagen’ ex-
terna específica, una ‘repre-
economías externas marshallianas; las segundas enfatizan la capacidad del
sentación’ interna específi- ambiente para facilitar el aprendizaje colectivo y reducir la incertidumbre di-
ca y un sentido de pertenen- námica a partir de un sistema de relaciones en el cual hay un conocimiento
cia, lo que incrementa la ca-
pacidad innovativa local a común que resulta de convenciones y lenguajes compartidos, y mecanismos
través de un proceso de colectivos de recolección, monitoreo y decodificación de la información.
aprendizaje colectivo y si-
nérgico” (Camagni, 1991).

7.3.7. Otros enfoques

Lawson (citado por A. López, op. cit.) distingue la escuela “californiana” -


cuyos principales representantes son Scott (1988) y Storper (1989)-, en la
que se pasa de la concepción de la región como un nexo de interdependen-
cias comerciales (traded interdependences) -en el que la aglomeración tiene
como objetivo la reducción de costos de transacción- a otro, donde se

154
Economía de la Tecnología y de la Innovación

enfatizan las interdependencias no comerciales (untraded interdependen-


ces), que no pueden ser reducidas a relaciones insumo producto o contrac-
tuales, y que incluyen los “derrames” (spillovers) tecnológicos y las conven-
ciones, reglas y lenguajes necesarios para desarrollar, comunicar e interpre-
tar el conocimiento. Otros autores no pertenecientes a esta escuela, como
Dosi (1988a), también destacan el papel de las untraded interdependences,
“interdependencias entre firmas, sectores y tecnologías, [...] que represen-
tan un conjunto estructurado de externalidades que pueden ser activos co-
lectivos de grupos de firmas o industrias dentro de países o regiones o es-
tar internalizados en compañías individuales” (Dosi, op. cit.). Estas interde-
pendencias son, en algunos casos, la consecuencia no intencional de proce-
sos descentralizados de organización espacial (el ejemplo aquí es el Sillicon
Valley), mientras que en otros son el resultado de estrategias explícitas im-
plementadas por organizaciones públicas o privadas.

7.4. El rol del ambiente en el proceso de aprendizaje

El “ambiente local”, como hemos visto, es entendido como el conjunto de


instituciones y agentes locales y sus interrelaciones. Las características que
asumen estos contextos locales son decisivas para el desarrollo de la capa-
cidad innovativa de las firmas. Los ambientes locales pueden ser considera-
dos como un “espacio público” que, en el extremo positivo, pueden dar lu-
gar a procesos de eficiencia colectiva definidos como las ventajas competi-
tivas derivadas de economías externas y de la acción conjunta de los agen-
tes (Camagni, 1991; Bianchi y Miller, 2000).

En Boscherini, Quintar y Yoguel (1997) se define un gradiente de am-


bientes locales teóricos con desigual externalidad en función de las carac-
terísticas de los agentes, la lógica del sistema y las estrategias de los agen-
tes y el grado de vinculación interno y externo de todos los elementos
componentes. En esa dirección, los ambientes en los que se generan las
máximas externalidades positivas son los que presentan las mejores carac-
terísticas en los tres planos señalados. En ellos predominan muchos agen-
tes (elevado número de eslabones y/o sectores y de firmas) con modalida-
des productivas heterogéneas y con escasa integración vertical, lo que fa-
vorece la cooperación empresarial y el desarrollo de distintas formas de
externalización. A su vez, el grado de cobertura de las instituciones (edu-
cativas, informativas y de servicios) es elevado, lo que resulta potenciado
por una adecuada complementariedad. En este tipo de ambientes teóricos
se puede identificar una lógica única consistente en conservar el ¨core¨ del
negocio y estrategias empresariales tendientes a la globalización, a la des-
centralización y en algunos casos a la reintegración vertical de las fases
críticas. Los agentes del área se “autoorganizan” sin coordinación visible
y constituyen un espacio público avanzado. Cooperan en actividades pro-
ductivas, comerciales, de servicios y en la resolución de problemas. Las
instituciones educativas llevan a cabo trabajos de investigación y desarro-
llo conjunto con las firmas y los servicios ofertados están ajustados a las
necesidades de los agentes, en el marco de una fuerte interacción. Por úl-
timo, las relaciones con el exterior del ambiente involucran vínculos entre
grupos de instituciones y empresas del área con similares agregados locali-
zados fuera del sistema local. En el otro extremo teórico, el ambiente nega-
tivo genera las mayores externalidades negativas posibles a las firmas. Se
caracteriza por la presencia de pocos agentes con conductas homogéneas

155
Universidad Virtual de Quilmes

que operan con elevada integración vertical en el marco de un sistema ins-


titucional ubicado por debajo de los requerimientos mínimos necesarios
para el desarrollo de las competencias individuales y colectivas. El siste-
ma no opera ni con una lógica ni con estrategias predominantes. En el
marco de ausencia de agentes coordinadores, las firmas no se autoorgani-
zan como en el caso anterior. Por último, los agentes no tienen relaciones
con el exterior del sistema local.

Así, la presencia de un ambiente favorable puede manifestarse en accio-


nes de los agentes que componen la sociedad civil, los que a partir de la
cooperación, competencia y la presión mutua generan una tensión colectiva
que favorece el desarrollo de estrategias innovadoras y minimiza las diferen-
cias entre agentes.
La experiencia internacional sugiere que cuando estos ambientes tienen
un comportamiento positivo actúan como un operador de cuasi-mercado que
disminuye las incertidumbres dinámicas, contrarresta las debilidades de la
cultura organizacional, potencia los procesos de aprendizaje, suministra las
competencias faltantes a los agentes, contribuye al proceso de difusión de
conocimiento codificado y tácito y tiende a disminuir la desigualdad social
(Camagni, 1991). De esta manera, en los ambientes positivos se va gene-
rando un “capital social” construido a partir de vinculaciones complejas que
derivan en el desarrollo de confianzas recíprocas entre los agentes, que fa-
cilitan la reducción de las incertidumbres y la circulación de conocimientos
codificados y tácitos (Morgan, 1997; Putnam, 1993).
Ahora bien, ¿a través de qué mecanismos se potencian y retroalimentan
los procesos de aprendizaje de las firmas en estos ambientes locales? Este
tipo de ambientes es la resultante de procesos de aprendizaje individuales
y colectivos Sin embargo, si bien un “ambiente positivo” tiende a ecualizar
las conductas de los agentes, la presencia de este espacio público no impli-
ca un beneficio automático para todos los agentes. Así, para poder apropiar-
se de las externalidades del ambiente las firmas necesitan umbrales míni-
mos de competencias y mecanismos endógenos de generación y transmi-
sión, sin los cuales el proceso de aprendizaje y de transformación de cono-
cimiento no tiene lugar.
A su vez, la generación de estas competencias en el interior de los am-
bientes locales es también la consecuencia de un proceso evolutivo de crea-
ción y destrucción de rutinas y convenciones (Gregersen y Johnson, 1996).
En consecuencia, aprender también requiere desaprender. En ese proceso,
las firmas modifican el ambiente a partir de la transformación interna del co-
nocimiento y de la forma en que se vinculan con otros agentes. El desarro-
llo de procesos de aprendizaje en ambientes locales depende del sendero
evolutivo de los agentes, del patrón tecnológico del sector en el que concu-
rren y del grado de desarrollo del ambiente (Camagni, 1991).
Para valorizar sus especificidades (saberes, capacidades), los espacios
locales y nacionales requieren ser cotejados a escala mundial. Autores co-
mo Rullani y Becattini (Rullani, 1997; Becattini y Rullani, 1997) han plantea-
do claramente la interacción existente entre los rasgos codificados y tácitos
del proceso de generación de conocimiento, en especial cuando se conside-
ra el rol del ambiente. Así, dado que los elementos tácitos tienen un fuerte
componente contextual y experiencial, en el actual contexto de globalización

156
Economía de la Tecnología y de la Innovación

la dimensión territorial tiene un lugar destacado en la generación de conoci-


mientos (Rullani, 1997). A su vez, el carácter contextual, experimental y evo-
lutivo del conocimiento conduce no sólo a la generación de saberes tácitos
sino también a su codificación para poder transformarlo y eventualmente
transferirlo. De esta manera, el conocimiento puede circular de un contexto
a otro asumiendo una forma “desterritorializada”.
Sin embargo, para poder ser aplicado efectivamente en otro contexto par-
ticular el conocimiento debe ser recontextualizado. Entonces, desde el pun-
to de vista territorial hay dos polos en el circuito cognitivo: i) la dimensión
global, que abarca el proceso de producción, transferencia y uso del conoci-
miento descontextualizado (¿codificado?), y ii) la dimensión local, que inclu-
ye el proceso de aprendizaje y sedimentación, cuando el conocimiento se en-
raíza en el territorio. Según Rullani, op. cit., la generación del conocimiento
de los agentes económicos se produce en un contexto local y específico. La
descontextualización y transferencia del conocimiento requiere una codifica-
ción previa. En esa etapa el conocimiento adquiere un carácter global y abs-
tracto. Sin embargo, para ser útil ese conocimiento abstracto requiere una
recontextualización y un proceso de adaptación que hacen posible, a su vez,
la emergencia del conocimiento tácito.
Este proceso de codificación y decodificación del conocimiento que vincu-
la lo local y lo global es un producto de lo que Becattini y Rullani (1997) de-
nominan integración versátil. Como señalan, la “efectividad de las diversas
formas de integración (tecnológicas, organizacionales y comunicacionales)
no sólo depende de la eficiencia de los códigos empleados por los distintos
agentes, sino fundamentalmente de capacidades y habilidades adquiridas
por experiencias directas que no pueden ser expresadas en códigos estan-
darizados”.
Un aspecto que adquiere una importancia clave en el proceso de genera-
ción y circulación del conocimiento tácito en los ambientes locales es la for-
ma en que se articula el lenguaje formal e informal entre los agentes. Así,
dado que mientras el conocimiento codificado se aprende en forma idéntica,
el conocimiento tácito experimenta un proceso de interpretación desarrolla-
do por el que aprende y por lo tanto difiere del conocimiento del agente que
lo ha transferido: esta discordancia entre transmitir/hacer circular y apren-
der le agrega algo al conocimiento, lo innova y también innova al lenguaje
(Poma, 1998).
Los aspectos discutidos con relación al proceso de generación y circula-
ción del conocimiento en el interior de un ambiente dado se reproducen en
los sistemas de empresas con la especificidad derivada del predominio de
relaciones input-output verticales y relaciones horizontales entre los agentes
que forman parte de las mismas. En particular dado que en el interior de es-
tas “tramas productivas” que hemos definido existe una importante cantidad
de transacciones que se producen fuera del mercado, los elementos tácitos
pueden adquirir una importancia aún mayor.
Sin embargo, la intensidad que adquiere el proceso de aprendizaje en los
sistemas de empresas depende de la jerarquía existente tanto en el interior
de cada sistema como entre etapas y agentes que la integran y del grado de
autoorganización. A su vez, la importancia alcanzada por los elementos táci-
tos desarrollados en los distintos eslabones de la trama productiva depen-
de de varios factores, entre elllos de la profundidad del intercambio de expe-
riencias y de trabajos conjuntos en el network externo, del grado de

157
Universidad Virtual de Quilmes

importancia alcanzado por el trabajo en células, de la circulación de la infor-


mación en cada uno de los componentes de la trama, de las interacciones
efectuadas con el ambiente local.
Una singularidad de las tramas productivas es el carácter sinérgico que
puede adquirir el proceso de aprendizaje, lo que se puede manifestar en la
generación de una mayor cantidad y complejidad de elementos tácitos, que
se constituyen en barreras de entrada para los agentes que no pertenecen
a la trama.
Así, si dos agentes h y j pertenecen a la trama Ti, la ventaja competitiva
agregada de la trama será mayor a la suma de las funciones de los agentes
que la integran, generándose ganancias de eficiencia, que se pueden asimi-
lar a las economías de escala, y de variedad, consideradas en forma simul-
tánea.
Junto con el desarrollo conjunto de conocimientos de tipo tácito, en los
sistemas de empresas se produce su codificación para que puedan circular
Según Poma, esto
elimina las disconti-
a través de lenguajes formales (Poma, 1998)
nuidades características de El desarrollo de los procesos de aprendizaje en el interior de sistemas de
la interpretación subjetiva empresa no sólo introduce cambios en las actividades de capacitación re-
del conocimiento tácito y
reduce a su interior las in- queridas, sino además en la forma en que se formulan los contratos y en los
novaciones incrementales, incentivos implícitos. En las relaciones formales e informales que se desa-
produciendo procesos de
ruptura que posibilitan el
rrollan en el interior de una trama productiva, los contratos y la fijación de
desarrollo de innovaciones precios implícitos en los intercambios van adquiriendo mayor precisión a par-
de tipo radical. tir de las sinergias generadas en el proceso de aprendizaje conjunto.
En ese sentido, mientras las exigencias mínimas de los contratos (preci-
sión) estarían positivamente asociadas con el nivel alcanzado en el proceso
de aprendizaje, la tasa de incentivos mostraría una relación inversa con el ni-
vel de aprendizaje: cuanto mayor conocimiento se alcanza, menores son los
incentivos necesarios para que los contratos funcionen. El sendero evolutivo
de los contratos trae aparejado que los agentes no sólo aprenden sino que
realizan avances (ie: cambios de rutinas, introducción de nuevas prácticas
productivas), que no tienen retroceso y determinan las posiciones iniciales
de los nuevos contratos En suma, mientras la tasa de riesgo tiene una re-
lación inversa con el desarrollo de procesos de aprendizaje, la complejidad
alcanzada por los contratos tiene una relación directa. Por lo tanto, dado que
la “tasa de incentivos” necesaria para la formulación de los contratos depen-
de del nivel de riesgo de los mismos, el desarrollo de procesos de aprendi-
zaje juega un rol clave -en el interior de la trama- para disminuir el quantum
de incentivos necesarios para que el sistema de contratos funcione.

El caso del grupo de mejora continua de Volkswagen constituye un


ejemplo interesante de un modelo de asistencia técnica y capacitación de
carácter informal que apunta al desarrollo de competencias a partir de los
saberes tácitos específicos de los agentes intervinientes, lo que permite su
movilización, su codificación y su valorización por los agentes de la tra-
ma productiva. Esto genera nuevas competencias y conocimientos que
permiten reiniciar desde un lugar superior el proceso de desarrollo del co-
nocimiento. En el proceso de capacitación y asistencia técnica que llevan
a cabo, operan como un intermediario (ie: consejero tecnológico) que per-
mite aumentar la velocidad con que se produce la difusión del conoci-
miento. Debido a que se parte de la idea de que el que sabe es el “otro”,
se genera una integración de saberes bidireccional. En ese sentido, la ca-
pacitación consiste en un direccionamiento de los saberes de diferente

158
Economía de la Tecnología y de la Innovación

tipo y nivel, que integran –a partir de un proceso sistémico- saberes técni-


cos de mayor nivel con los saberes de las bases que trabajan en forma di-
recta a lo largo del proceso productivo. En el proceso de mejora continua,
el proceso de capacitación consiste en generar una sinergia de saberes de
distinto tipo que posibilitan el desarrollo de economías externas; así, la si-
nergia es mayor que los saberes que aporta cada uno de los integrantes de
la trama. El Programa de Consejerías tecnológicas, implementado en la
Argentina por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológi-
ca (Secretaría de Ciencia y Tecnología), orientado hacia empresas peque-
ñas y medianas, tiene una concepción relativamente similar. Los conseje-
ros tecnológicos de grupos de empresas parten de las competencias de los
agentes e intervienen juntamente con los agentes en el desarrollo de su
gestión tecnológica. Se parte de la idea de que debido a las fallas existen-
tes en el mercado de tecnología, la demanda de las firmas no está dirigida
tanto a una consultoría técnica particular sino a identificar las cuestiones
clave que se requieren para el desarrollo de las competencias y de la capa-
cidad innovativa de las firmas (véase Plan Plurianual de Ciencia y Tecno-
logía 1998-2000, Documento Nº 1, 1997).

Un concepto análogo al de SSI es el de sistema tecnológico, que se defi-


ne como “un network de agentes que interactúan en un área tecnológica es-
pecífica, bajo una infraestructura institucional determinada, con el propósito
de generar, difundir y utilizar tecnología (Carlsson y Stankiewiz, 1991).

7.5. El grado de replicabilidad de los modelos locales/sectoriales.


Lecciones para los países en desarrollo

Más allá de las diferencias entre los distintos enfoques, el conjunto de


trabajos y análisis de casos en los que se basdan los autores ha ilustrado
varias experiencias exitosas de desarrollo local o regional en Italia y en otros
países europeos. Sin embargo, persisten dudas acerca del grado de repica-
bilidad de estas experiencias. En efecto, algunas han podido desarrollarse
espontáneamente (tal sería, para algunos autores, el caso de Silicon Valley);
mientras que en otros casos se ha acudido al apoyo y estímulo deliberado
de políticas públicas. También hay diferencias que se originan en los contex-
tos económicos, institucionales y regulatorios de los diversos países. En es-
te sentido, por ejemplo, Humphrey y Schmitz (1996) distinguen entre casos
de desarrollo “low road” (basados en salarios bajos) y “high-road” (fundados
en un sendero de aprendizaje y acumulación colectiva de conocimientos).
La amplia literatura sobre distritos industriales, milieux innovadores y
otros sistemas regionales pone el acento en la particular mezcla de relacio-
nes de competencia y cooperación que se entablan entre las firmas que for-
man parte de los mismos. Sin embargo, como señalan López y Lugones, op.
cit., no están explicitados los mecanismos y procesos que promueven la ac-
tividad innovadora con más éxito en ciertas regiones que en otras En efec-
to, las formas de articulación entre empresas pueden adoptar diferentes mo-
dalidades: modelos más o menos jerárquicos de relaciones, diversas formas
cooperativas, modalidades diferentes de articulación de estos espacios lo-
cales con los espacios nacionales e internacionales (grado de integración a
la economía mundial), etc. Las condiciones institucionales, sociales, históri-
cas, culturales, económicas que enmarcan el desarrollo de relaciones de

159
Universidad Virtual de Quilmes

cooperación entre empresas tampoco han sido suficientemente especifica-


das. Las mismas dudas emergen con relación a los comportamientos hete-
rogéneos que se detectan al interior de los distintos “ambientes”; en mu-
chos casos, parece que se eligen las “historias exitosas” dentro de cada re-
gión o cluster, olvidando los “fracasos” (López y Lugones, op. cit.).
Poco se ha investigado, asímismo, acerca de las capacidades de adapta-
ción de los ambientes locales ante cambios en las condiciones externas (o,
como algunos autores lo denominan, la flexibilidad de adaptación frente a
shocks externos), ya que estos impactos pueden, según los casos, estimu-
lar el desarrollo de las firmas locales -respuestas activas frente a las nue-
vas condiciones de competencia-, mientras que en otros pueden constituir-
se en obstáculos para el desarrollo empresarial (como ha sido el caso, para
muchas empresas en los PED, frente al aumento de la acompetencia empre-
sarial resultante de los procesos de apertura comercial, privatizaciones y
desregulación de los mercados).
Ahora bien, ¿en qué medida la proximidad geográfica de las firmas es un
requisito para la conformación de estos sistemas locales? Humphrey y
Schmitz (1996) proponen al respecto una interesante distinción entre clus-
ters, distritos industriales y networks. Para estos autores, el aprendizaje mu-
tuo y la innovación colectiva pueden existir en clusters definidos como con-
centraciones sectoriales o geográficas de empresas, o por el networking de
PyMEs que no se encuentran necesariamente en el mismo sector o locali-
dad. En este contexto, un cluster se define por la concentración sectorial y
geográfica de firmas, la cual debería estimular la generación de economías
externas, pero no implica el desarrollo de relaciones de especialización y
cooperación entre agentes locales. Un distrito industrial emerge cuando un
cluster desarrolla no sólo patrones de especialización interfirma, sino tam-
bién formas implícitas y explícitas de colaboración entre agentes económi-
cos locales y fuertes asociaciones sectoriales. Finalmente, un network no im-
plica necesariamente la proximidad geográfica de las PyMEs, ya que la coo-
peración entre firmas y el aprendizaje colectivo puede existir aun entre em-
presas que no están en la misma localidad.
Volvamos ahora al tema de las mutuas determinaciones entre las instancias
globales y locales. Algunos autores, como hemos visto, argumentan que las
tendencias globales se imponen, afirmando que el desarrollo es crecientemen-
te un juego de inserción en networks internacionales. Dunning (1997) (citado
en López y Lugones, op. cit.) habla del nacimiento de un “nuevo capitalismo”
(al que denomina “collective”, “relational” o “alliance capitalism”) y argumen-
ta que si bien pueden sobrevivir algunos distritos industriales basados princi-
palmente en PyMEs, estas últimas, en general, sólo jugarán un rol importante
en el alliance capitalism en la medida en que formen parte de redes domina-
das por firmas grandes, las que son generalmente empresas transnacionales.
Por otro lado, autores como Camagni (1991) postulan que las dos tenden-
cias (global y local) son mutuamente reforzantes, y que la globalización y la
especialización internacional se basan en el fortalecimiento de distritos y
networks regionales. Para Camagni, por ejemplo, los milieu locales y las re-
des (networks) transterritoriales son complementarios, y mutuamente refor-
zantes, en particular en lo que hace a la reducción de la incertidumbre y a
la mejora de la eficiencia dinámicas.
En este nuevo escenario internacional, el “ambiente local” y la economía
global no son términos opuestos o antagónicos, como en el paradigma

160
Economía de la Tecnología y de la Innovación

precedente. Así, la globalización debe su fuerza a la complejidad del conoci-


miento y de la sinergia que se produce a partir de la confrontación competi-
tiva de diferentes variantes territoriales y de redes de agentes. La interconexión de
los mercados finan-
En cualquier caso, como lo señalan López y Lugones (op. cit.) la irrupción cieros internacionales aso-
de lo “global”, como mínimo, condiciona y transforma la evolución de los sis- ciada con el proceso de glo-
balización cataliza esos
temas “locales” y “regionales”. En este contexto, podemos encontrar el sur- procesos.
gimiento de diferentes dinámicas, específicas al tipo de industria en cues-
tión, las estrategias de los agentes dominantes, el sendero evolutivo previo,
el contexto regulatorio específico, las formas de competencia.
El proceso de globalización se expresa en las diversas estrategias de las
empresas transnacionales ET. Dunning (1991) señala que las ET son “por ex-
celencia” una red (network) de actividades interrelacionadas, que les posibi-
lita apropiarse de las ganancias provenientes del common governance de di-
chas actividades. En algunos casos, las mayores ganancias se obtienen en
actividades aglomeradas en una misma localización (i.e., formación de “clus-
ters jerárquicos” alrededor de la ET); en otros, ello ocurre cuando aquéllas
se dispersan en diferentes lugares.
Estudios recientes ponen en evidencia que las estrategias de localización
de las ET se han desplazado desde la búsqueda de materias primas o la pro-
ducción para mercados locales, hacia estrategias de inversión que se inte-
gran más estrechamente con las operaciones de la corporación a nivel glo-
bal, a través de formas “simples” -en general vía relaciones de externaliza-
ción de actividades- o “complejas” -en las cuales las filiales no sólo toman
a cargo operaciones productivas, sino que asumen tareas de I&D, planifica-
ción estratégica, marketing y comercialización internacional-. En muchos ca-
sos las ET estarían implementado estrategias de “strategic asset seeking”,
en que los activos estratégicos que buscan pueden comprender desde capa-
cidades de innovación y estructuras organizacionales, hasta el acceso a ca-
nales de distribución o el logro de un mejor conocimiento de las necesida-
des de los consumidores en mercados con los cuales no están familiariza-
das. Las formas de integración complejas o las estrategias de tipo strategic
asset seeking implicarán, en principio, una mayor valoración de los tejidos
locales que las estrategias de explotación del mercado interno, de recursos
naturales o de mano de obra con bajos salarios. De esta forma, Dunning
(1991), citado por López y Lugones (op. cit.) argumenta que la influencia de
las ET sobre los clusters locales depende del tipo de actividades que reali-
zan las filiales y de la extensión de sus vínculos con proveedores y clientes
domésticos. Así, si las ET reemplazan a firmas domésticas preexistentes y
transfieren las actividades innovativas que aquéllas realizaban hacia su país
de origen (o a otras filiales), se reducirán las economías de aglomeración
que surgían de la existencia de esas actividades innovativas. Si, por otro la-
do, las filiales mejoran la dotación de recursos y la calidad de las produccio-
nes que realiza el país receptor, a través de sus demandas de mano de obra,
insumos, equipos, etc., ello podría llevar a un incremento (o al surgimiento)
de nuevas formas de economías de networking en el medio local.
Ahora bien, ¿pueden estos sistemas locales transformarse en centros de
expansión productiva y comercial hacia los mercados mundiales, imperativo
sine qua non del crecimiento para los PED en el contexto de mercados cada
vez más abiertos y desregulados? Una muy interesante evidencia acerca de
estas alternativas, y de los impactos en la producción, ganancias y exporta-
ciones de firmas que cooperan en clusters en economías en desarrollo se

161
Universidad Virtual de Quilmes

encuentra en la investigación de Schmitz (1998), acerca de evolución de las


empresas PyMEs del calzado que conformaron un cluster exportador en el
Valle Sinos, Brasil. Básicamente, Schmith postula que la cooperación entre
empresas en mercados locales se ve crecientemente dificultada por las fuer-
zas centrífugas de la globalización. El autor muestra que si bien a lo largo del
período estudiado se produjo un importante aumento de la cooperación ver-
tical entre las firmas del cluster de calzados, lo que mejoró notablemente la
calidad de los productos, la flexibilidad de las empresas y la rapidez de res-
puesta frente a cambios en la demanda, el cluster no logró aumentar las ex-
portaciones ni las ganancias de las firmas. A pesar de que se concentraron
esfuerzos en programas de cooperación multilaterales para mejorar otros as-
pectos, tales como marketing, diseño e imagen de los productos, la expe-
riencia fracasó básicamente por dos razones: i) algunas de las empreas líde-
res del cluster privilegiaron sus alianzas con grandes compradores globales
de sus productos, en lugar de reforzar la cooperación en los mercados loca-
les, y ii) el Estado no cumplió su rol de mediador en áreas y momentos crí-
ticos de conflictos de intereses entre asociaciones de negocios y alianzas
empresariales.
Estas evidencias se suman a otros estudios recientes realizados en América
Latina que señalan la creciente “des-clusterización” de clusters o tramas
productivas a partir de la apertura comercial y la irrupción de insumos y bie-
nes de capital importados, que colocan en condiciones desventajosas a las
producciones locales de esos bienes, llevando a la desaparición no sólo de
empresas sino de sectores o ramas productivas (Dirven, 1999),
Mytelka (1999), por su parte, llama la atención acerca del bias estático
que introducen habitualmente los estudios sobre clusters y que dificultan los
análisis de sectores industriales en épocas como la presente, de rápidos y
profundos cambios, difusión de nuevas tecnologías y entrada de nuevos
competidores, que transforman el contexto en el que operan las firmas. Si
las firmas no captan las nuevas condiciones globales de competencia, difí-
cilmente los sistemas locales puedan impulsar los procesos innovativos.
Desde una perspectiva dinámica, es necesario, dice la autora, reconceptua-
lizar los sectores industriales como amplios y cambiantes sistemas basados
en clusters de tecnologías y soluciones. En algunos clusters, ya sean espon-
táneos o construidos, la interacción puede llegar a ser mínima y el aprendi-
zaje y la innovación muy reducidos. Para transformar estos clusters espacia-
les y sectoriales en sistemas dinámicos de innovación, deben cambiar los
hábitos y las prácticas de los actores y la naturaleza de sus interacciones.
Muchos de los supuestos en los que se basan los enfoques de sistemas na-
cionales de innovación -tales como que las firmas están más vinculadas con
agentes domésticos, y que tienen las hábitos y las competencias necesarias
para la conformación del lazos y redes para los procesos de aprendizaje e
innovación- se transforman en verdaderos desafíos en los PED, donde los
nexos con el contexto internacional pueden ser más fuertes que con el con-
texto local. Pero a pesar de estas limitaciones, el enfoque de sistemas de
innovación puede potencialmente convertirse en una poderosa herramienta
para la formulación de políticas a nivel nacional y local, particularmente im-
portante para diseñar políticas de apoyo a la innovación en las industrias tra-
dicionales y en el sector de las PyMEs.
Desde una perspectiva opuesta, aunque no necesariamente contradictoria,
otros autores subrayan que el creciente peso que en el aparato productivo

162
Economía de la Tecnología y de la Innovación

moderno tienen las tecnologías de carácter science-based, puede disminuir


la importancia que antes jugaba el medio local como soporte de los proce-
sos innovativos. Desde esta perspectiva, algunos trabajos (Nelson y Wright,
1992; Nelson, 1993) destacan la creciente importancia del conocimiento de
tipo genérico y codificado vis a vis el conocimiento tácito o específico. En es-
te sentido, se postula que la tecnología adquiere un carácter crecientemen-
te “internacional”.
En el mismo sentido, la drástica disminución de los costos de transpor-
te, comunicaciones y procesamiento de la información tenderían a facilitar
los procesos innovativos a escala global y la realización de actividades con-
juntas de I&D en diferentes localizaciones.

Lecturas obligatorias

Archibugi, D. y J. Michie, (1995), “The globalisation of


technology: a new taxonomy”, Cambridge Journal of
Economics, vol. 19, N° 1.

Cimoli, M. y G. Dosi, (1994), “De los paradigmas tec-


nológicos a los sistemas nacionales de producción e in-
novación”, Comercio Exterior, vol. 44, No 8.

Freeman, C. (1995), “The national system of innovation


in historical perspective”, Cambridge Journal of Econo-
mics, vol. 19, N° 1.

López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la econo-


mía del cambio tecnológico y la innovación: una guía
temática”, I&D. Revista de Industria y Desarrollo, Año
1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

López, A. y Lugones, G. (1997), “El proceso de innova-


ción tecnológica en América Latina en los años noven-
ta. Criterios para la definición de indicadores”, REDES.
Revista de Estudios Sociales de la Ciencia, vol. 4, N° 9.

López, A. y Lugones, G. (1998), “Los sistemas locales


en el escenario de la globalización”, en Cassiolato, J. y
Lastres, H., Globalização & Inovação Localizada, Brasi-
lia, 1999, pp. 72-108.

Metcalfe, J. (1995), “Technology systems and techno-


logy policy in an evolutionary framework”, Cambridge
Journal of Economics, vol. 19, N° 1.

Patel, P. (1995), “Localised production of technology for


global markets”, Cambridge Journal of Economics, vol.
19, N° 1.

Pattel, P. y Pavitt, K. (1998), “National System of inno-


vation under strain: the internationalization of corpo-
rate R&D”, www.sussex.ac.uk/spru

Pavitt, K. (1984), “Sectorial patterns of technical

163
Universidad Virtual de Quilmes

change: towards a taxonomy and a theory”, Research


Policy, diciembre.

Poma, L. (2000), “La producción de conocimiento. Nue-


vas dinámicas competitivas para el territorio”, en: Bos-
cherini y Poma (eds.), Territorio, conocimiento y compe-
titividad de las empresas: el rol de las instituciones en
el espacio global, Editorial Miño y Dávila.

Rullani, E. (2000), “El valor del conocimiento”, en: Bos-


cherini y Poma (eds.), Territorio, conocimiento y compe-
titividad de las empresas: el rol de las instituciones en
el espacio global, Editorial Miño y Dávila.

Schmitz, H. (1995), Small Shoemakers and Fordist


Giants: tale of a Spupercluster, World Development, vol.
23, Nº 1, pp. 9-28.

Rabellotti, R. (1995), “Is There an ‘Industrial District


Model’? Footwear Districts in Italy and Mexico Compa-
red”, World Development, vol. 23 Nº 1, pp. 29-41.

Lecturas recomendadas

Aydalot, P. (ed.) (1986), Milleux innovateurs en Europe,


Gremi, París.

Becattini, G. (ed.) (1989), Modelli locali di sviluppo, Il


Mulino, Boloña.

Becattini, G. y Rullani, E. (1993), “Sistema locale e


mercato globale”, en Economia e politica industriale, Nº
80, pp. 25-48.

Bianchi, P. y Miller, L. (2000), “Innovación, acción co-


lectiva y crecimiento endógeno: un ensayo sobre insti-
tuciones y cambio estructural”, en: Boscherini y Poma
(2000), op. cit.

Breschi, S. y F. Malerba (1997), ”Sectorial Innovation


Systems: Technological Regimes, Schumpeterian Dy-
namics, and Spatial Boundaries”, en: C. Edquist (ed.),
Systems of Innovation: Technologies, Institutions and
Organizations, Pinter, Londres.

Brusco, S. (1989), Piccola impresa e distretti industria-


li, Rosenberg e Sellier, Turín.

Carlsson, B. (ed.) (1995), Technological Systems and


Economic Performance: The Case of Factory Automa-
tion, Kluwer, Dordrecht.

Cooke, P. (1996), “Regional Innovation Systems: an


evolutionary approach”, en H. Baraczyk, P. Cooke y R.
Heidenreich (eds.), Regional Innovation Systems, Uni-
versity of London Press, Londres.

164
Economía de la Tecnología y de la Innovación

Dirven, M. (1999), “Clustering and declustering effects


of globalization: based on case studies of the milk sec-
tor in Chile, Colombia, Uruguay, Argentina, and the
Netherlands”, International Food and Agribusiness Ma-
nagement Review, Forthcoming.

Dosi, G., C. Freeman, R. Nelson, G. Silverberg y L.


Soete (eds.) (1988), Technical Change and Economic
Theory, Pinter, Londres.

Dosi, G., C. Freeman y S. Fabiani (1994), “The process


of economic development. Introducing some stylized
facts and theories on technologies, firms and institu-
tions”, Industrial and Corporate Change, vol. 3, No 1.

Dosi, G. y L. Soete (1988), “Technical change and in-


ternational trade”, en G. Dosi et al (eds.) (1988), op. cit.

Edquist, C. (ed.) (1997a), Systems of Innovation: Tech-


nologies, Institutions and Organizations, Pinter,
Londres.

Gregersen, B., Johnson ,B. (1996), “Learning econo-


mies, innovation systems and European Integration”,
en: Regional Studies, vol. 31.

Johnson, B. y B. Lundvall (1994), “Sistemas naciona-


les de innovación y aprendizaje institucional”, Comer-
cio Exterior, vol. 44, N° 8.

Lundvall, B. (ed.) (1992), National systems of innova-


tion. Towards a theory of innovation and interactive
learning, Pinter, Londres.

Lundvall, B. (1994), “Innovation policy in the learning


economy”, presentado ante el Seminario Internacional
Policies for Technological Development, CIDE, México,
enero.

Morgan, K. (1995), The Learning Region: Institutions,


Innovation and Regional Renewal, University of Wales
Cardiff.

Mytelka, L. (1999), “Local systems of innovation in a


globalised world economy”, mimeo.

Piore, M. y C. Sabel (1984), The Second Industrial Divi-


de, Basic Books, Nueva York.

Porter, M (1990), The competitive advantedge of na-


tions, Free Press, Mac Millan, Nueva York.

Yoguel, G., Novick, M., y Marin, A., (2000), “Tramas


productivas, estilos de vinculación, capacidad innova-
tiva y tecnologías de gestión social. Un análisis meto-
dológico aplicado al caso de Volkswagen”, Argentina,
Universidad Nacional de General Sarmiento, mimeo.

165
8

Desarrollo tecnológico, crecimiento,


competitividad y patrones de comercio

Introducción

En las unidades anteriores se puso de manifiesto el


creciente peso de la tecnología y de los procesos de
aprendizaje en la creación de ventajas competitivas por
parte de las firmas. En esta Unidad se retoman algu-
nas de estas consideraciones y se discute la vincula-
ción existente entre desarrollo tecnológico, aprendiza-
je, crecimiento y patrones de comercio.
Los interrogantes que organizan la exposición son los
siguientes:

1. ¿En qué medida los modelos de organización indus-


trial desarrollados en el mundo industrializado se ex-
panden y reproducen en los países en desarrollo
(PED)?
2. ¿Cuál es la aplicabilidad de los nuevos enfoques pro-
ductivos en los PED, y en la Argentina en particular?
3. ¿Es el mercado un buen asignador en materia de in-
novaciones tecnológicas y organizacionales o hace falta
la intervención del Estado para estimular, impulsar y
democratizar el proceso de cambio tecnológico, frente a
las tendencias a la concentración del mercado y a las
discrepancias entre retornos individuales y sociales?
4. ¿Es posible una convergencia de los niveles tecnoló-
gicos e innovativos entre distintos países? En caso afir-
mativo, ¿es esta convergencia suficiente para nivelar
internacionalmente rentas y salarios?

En la siguiente sección pasaremos revista a las diferentes respuestas


que se encuentran en la literatura reciente acerca del impacto de las TIC’s y
de los nuevos modelos tecnológicos en los países en desarrollo.
En el último punto de la Unidad se presentan algunos rasgos estructura-
les de la industria manufacturera argentina donde se pone de manifiesto la
ausencia de muchas de las cuestiones aquí planteadas. Se trata de respon-
der algunas de las siguientes preguntas: i) ¿en qué medida las condiciones
del nuevo escenario que abre la crisis del modelo sustitutivo y la apertura
económica en los ‘90 (en particular, el aumento de la inversión extranjera di-
recta, el peso de las empresas grandes en las distintas actividades y la com-
plejidad tecnológica de los productos elaborados) constituyen elementos clave
para entender la diversidad de respuestas de las firmas y el grado de sensibi-
lidad frente a la competencia de productos importados sustitutos?; ii) ) ¿se
mantienen en los ‘90 las ventajas competitivas de los sectores intensivos en

167
Universidad Virtual de Quilmes

mano de obra calificada que prevalecían en los ‘70?; iii) ¿cuál es el papel
del Sistema Nacional de Innovación y de los Sistemas Locales en el nuevo
contexto?

8.1. La difusión internacional de las TIC’s

Retomemos los dos primeros interrogantes planteados. En un análisis sobre


los condicionantes de la reorganización industrial en los países en desarrollo,
Humphrey (1995) propone una visión crítica de las posibilidades de reproducción
mecánica de los nuevos paradigmas productivo/innovativos en estos países.
Partiendo de la consideración de dos de estas posibles trayectorias -los
modelos de especialización flexible o lean production, y los distritos o clusters
industriales- Humphrey llega a la conclusión de que en buena medida estos
modelos son prescriptivos, particularmente en el caso de de la producción fle-
xible, es decir, pretenden ser válidos para cualquier empresa en cualquier
país, sin tomar en cuenta las condiciones sociales de implantación y los dife-
rentes contextos económicos y sociales vigentes en los diferentes países. De
allí las limitaciones que surgen cuando se pretende definir modelos y luego
usarlos como un blueprint para análisis y políticas en otros contextos.
En relación con la producción flexible y su difusión en los PED, Humphrey
señala las siguientes cuestiones:

• La adopción de los sistemas de “fábrica mínima” o “producción magra”


plantea más exigencias que la adopción de técnicas espcíficas o la pro-
ducción celular. Puede implicar la reorganización de la estructuras ge-
renciales para romper con los límites departamentales y reducir las je-
rarquías, cambiar las tareas de los trabajadores y los sistemas de in-
centivos y controles.

• Las evidencias empíricas en los PED muestran un alto grado de diver-


sidad en el uso de estas técnicas. La mayor o menor adopción de las
mismas dependerá de un conjunto de factores, entre ellos, de las pre-
siones competitivas (impulsadas por la liberalización comercial y la glo-
balización), de las condiciones del entorno, de las relaciones interfir-
ma, del carácter sistémico de estas técnicas, de los costos para adqui-
rir las competencias necesarias para operar estos modelos, la necesa-
ria acumulación de competencias gerenciales para aprender a compe-
tir sobre la base de la calidad y la entrega a tiempo.

• El camino más probable es el de la adpción desigual de estas téncicas,


debido a una serie de consideraciones. En primer lugar, no todos los
productos requieren de la producción flexible para ser competitivos, ya
que no en todos los mercados la competencia es por calidad y rapidez
de entrega. En segundo lugar, el carácter sistémico de las técnicas in-
volucradas en la producción flexible es bajo en los PED, por lo que mu-
chas firmas podrán adoptar elementos limitados de estas técnicas y
los que adopten un enfoque sistémicos serán menos. En el límite, se-
rá necesario un fuerte apoyo institucional para impulsar su difusión.

• La capacidad de las firmas para responder a las cambiantes condiciones


competitivas también puede limitar la difusión del nuevo paradigma de

168
Economía de la Tecnología y de la Innovación

producción flexible. Las respuestas serán distintas según se trate de


firmas grandes o de PyMES, de firmas tecnológicamente desarrolladas
o de empresas atrasadas, etc. Dependiendo entonces de las capacida-
des de las firmas, del ambiente general en el que operan y de las es-
tructuras de los mercados, la competencia en ciertos sectores puede
evolucionar lentamente hacia las nuevas formas.

• En cuanto a los distritos industriales, una revisión de las evidencias re-


cientes en los PED lleva a Humphrey a argumentar que los clusters exi-
tosos en los PED se diferencian considerablemete de los rasgos estili-
zados del modelo del distrito industrial italiano, y ello por varias razo-
nes: el análisis de los DI enfatiza el contexto en el que operan las
PyMES y sus relaciones, sin prestar demasiada atención a la estructu-
ra interna de las firmas (sus capacidades y competencias); el modelo
de DI minimiza el rol de los factores externos al distrito, cuando en los
PED los factores externos parecen tener una importante influencia so-
bre el desarrollo de los clusters; es común la presencia de grandes em-
presas en los DI y en estos casos el patrón de relaciones entre firmas
se modifica: las grandes firmas tienden a volverse más integradas ver-
ticalmente y a disminuir sus lazos con otras firmas del cluster.

8.2. Los países en desarrollo.


Impactos de las nuevas tecnologías sobre el crecimiento,
los ingresos, el empleo y la competitividad internacional

En las últimas décadas se registraron cambios tecnológicos importantes


en muchos países en desarrollo, que se tradujeron en significativos aumen-
tos de productividad en varios sectores de la economía. En buena medida,
estos procesos se basaron en tecnologías importadas y, en algunos casos,
en procesos de adaptación de las mismas a las condiciones locales. Fue-
ron escasas, si embargo, sus repercusiones en el aumento de las capacida-
des innovativas domésticas. En la mayoría de los casos fueron procesos ais-
lados y con preeminencia de acciones individuales de los agentes, tendien-
do a aumentar la heterogeneidad estructural previa. Evidencias recientes
muestran que sólo un grupo reducido de empresas ha avanzado hacia el de-
sarrollo de capacidades significativas de innovación , y en la mayoría de los
casos se trata de grades empresas y de filiales de firmas extranjeras.
De las cuestiones planteadas hasta ahora surge un conjunto de interrogan-
tes que actualmente están siendo analizados en diversas líneas de investiga-
ción que presentamos en unidades anteriores. Entre ellos podemos señalar:

• ¿Cuáles son los elementos endógenos y exógenos que condicionan las


capacidades innovativas de las firmas? ¿Qué importancia tiene la his-
toria previa, el tamaño, el origen del capital, el grado de desarrollo del
ambiente y otros atributos?

• ¿Cuáles son los impactos de la IED sobre la capacitación de recursos


humanos, la difusión de nuevas tecnologías, el desarrollo de proveedo-
res locales?

• ¿Cuál es la importancia relativa de otras formas de transferencia de


tecnología (licencia, patentes, importación de bienes de capital), y en

169
Universidad Virtual de Quilmes

qué medida permiten la inorporación de los conocimientos generados


en los senderos evolutivos previos?

A la luz de estos interrogantes, se discute cual será la inserción de los


PED en el nuevo escenario de competencia internacional globalizada. Algu-
nos autores postulan que este nuevo paradigma tecnológico abre ventanas
de oportunidades para los PED (Pérez, 1989; Pérez y Soete, 1988); otros,
por el contrario, opinan que se agrandan las brechas tecnológicas. Varios au-
tores subrayan que estos procesos no son automáticos y que es necesaria
la intervención estatal para hacer frente a distintas problemáticas: corregir
las imperfecciones del mercado, garantizar el retorno social de las innova-
ciones, impulsar las políticas educativas y de capacitación exigidas por el
nuevo paradigma tecnológico, integrar firmas de menor capacidad tecnológi-
ca previa, proveer un marco institucional propicio para el desarrollo de las
capacidades innovativas. Metcalfe (1995) llama la atención, sin embargo,
acerca del grado de eficacia de la intervención pública en el campo de la in-
novación, ya que pueden existir fallas derivadas de la falta de información
detallada a nivel micro y de la falta de articulación público/privada.
Otra cuestión relevante es la existencia o no de convergencias de los nive-
les tecnológicos e innovativos de países industralizados y países en desarro-
llo. En respuesta a esta pregunta, algunos autores de la corriente neoschum-
peteriana (Cimoli y Dosi, 1994; Andersen, 1992) señalan que los patrones de
especialización actual de un país, resultado de su evolución pasada, afecta-
rán su potencial dinamismo tecnológico, ya que existen importantes diferen-
cias en las posibilidades de aprendizaje y de innovaciones mayores y menores
entre diferentes industrias. Además, dado el carácter “local” y tácito del cono-
cimiento tecnológico se hace muy difícil su transferencia entre países.
Como vimos en la Unidad 3, el desarrollo es un proceso “multifacético” en
el cual el cambio tecnológico, las características de las firmas y sus compor-
tamientos y las instituciones son factores que modelan patrones de desarro-
llo específicos. La estructura productiva de cada país, la forma en que se ge-
neran y difunden las innovaciones, la estructura de incentivos que enfrentan
los agentes, la organización de las firmas, sus competencias y estrategias, las
instituciones, juegan un rol central tanto en la coordinación microeconómica
como en el cambio macroeconómico (Nelson, 1994; Dosi et al., 1994b).
¿Cuáles son las condiciones necesarias para poner en marcha los proce-
sos de catching up o de disminución de la brecha tecnológica? Si bien estos
procesos se alimentan y dependen de fuentes tecnológicas externas, requie-
ren, para su reproducción, de un conjunto de factores en los PED, entre ellos,
del desarrollo de capacidades sociales de absorción, que implican recursos
humanos calificados, capacidades organizacionales de las firmas, mercados
de capitales eficientes y marcos institucionales adecuados (López, 1998).
A su vez, en un contexto de creciente apertura de las economías de los
PED, las asimetrías en las capacidades tecnológicas y en los procesos de in-
novación de los países influyen fuertemente en los flujos de comercio inter-
nacional y la competitividad a largo plazo de los mismos. La influencia del
perfil de especialización en el sendero tecnológico potencial futuro se expre-
sa asímismo en la formas de inserción internacional.
La competencia internacional tiene especificidades sectoriales determi-
nadas por la tecnología y por el proceso de innovación. En este sentido, las

170
Economía de la Tecnología y de la Innovación

ventajas en el comercio son explicadas por la capacidad de las firmas pa-


ra crear y sostener diferencias tecnológicas a lo largo del tiempo. En con-
secuencia, la distribución internacional de las capacidades tecnológicas
influye decisivamente en el patrón de especialización del comercio de ca-
da país y determina una jerarquía de las economías nacionales en el co-
mercio internacional (Dosi y Soete, 1988; Yoguel, 1996).
Pueden identificarse dos procesos de ajuste entre y dentro de los paí-
ses: i) las diferencias intersectoriales a nivel nacional en materia de avan-
ce tecnológico generan patrones de especialización en sectores con ven-
tajas absolutas; ii) las brechas tecnológicas intrasectoriales entre países
llevan a ajustes en la participación de cada país en el comercio internacio-
nal (Dosi y Soete, 1988).
Otro tema de relevante importancia en el caso de los PED es la rela-
ción entre nuevas tecnologías y empleo. En un contexto de elevadas tasas
de desempleo, tanto en los países en vías de desarrollo como en los paí-
ses industrializados, las relaciones entre innovación tecnológica y la crea-
ción/destrucción de empleos se transforman en un tema central de la po-
lítica económica.
Un conjunto de preguntas se plantean en este terreno: ¿Cuál es el im-
pacto de las nuevas tecnologías sobre el nivel global de empleo de un
país? ¿Cuál es su impacto en la ocupación de las diversas actividades eco-
nómicas? ¿Y cuál es su impacto sobre las diversas categorías de empleo?
Las respuestas de los autores no son coincidentes. Edquist (1997)
distingue, para este análisis, entre tecnologías de proceso y de producto,
señalando que el impacto de las innovaciones sobre el nivel de empleo
será diferente según se trate de uno u otro tipo de innovaciones: las in-
novaciones en procesos, por lo general, son ahorradoras de mano de obra
y tienen un efecto neto de reducción del empleo; las innovaciones de pro-
ducto, por el contrario, pueden traducirse en creación de empleos. Por
otra parte, y de acuerdo con el mismo autor, en las diferentes industrias
y servicios predominan uno u otro tipo de innovaciones, con lo cual dife-
rentes trayectorias de especialización a nivel nacional generarán distintas
consecuencias sobre la evolución del empleo en términos cuantitativos y
cualitativos.
Cabe preguntarse sin embargo hasta dónde es posible considerar las
tecnologías de producto y de proceso como claramente separadas, igno-
rando la existencia de fuertes interrelaciones e interdependencias entre
ellas. Es posible que esta distinción haya sido de utilidad para analizar la
evolución del empleo en etapas anteriores del sistema capitalista. La di-
námica actual de los flujos tecnológicos y comerciales requiere de enfo-
ques integradores para poder evaluar el impacto en el empleo.
Por lo demás, el contexto macroeconómico es central, y constituye un
elemento determinante del nivel de empleo, más allá de las cuestiones
tecnológicas.
En resumen, el impacto de las nuevas tecnologías sobre el empleo no
es direccional: existen efectos cuantitativos (nivel del empleo) y cualitati-
vos (composición del empleo); influyen en esta dinámica la estructura pro-
ductiva de un país, el momento del ciclo económico por el que atraviesa,
su perfil de especialización, el contexto macroeconómico, el grado de
densidad de las relaciones intrasectoriales, el marco institucional y orga-
nizativo.

171
Universidad Virtual de Quilmes

Bisang et al. (1999a 8.3. Las implicaciones para el caso argentino


y b); Chudnovsky y
López (1998), Chudnovsky
et al. (1996); Gatto y La evolución de la industria manufacturera argentina en las últimas deca-
Yoguel (1993); Kosacoff das y el nuevo escenario que se abre con la crisis del modelo sustitutivo a
(1993); Kosacoff y Porta
(1997); Kosacoff y Gómez fines de los ‘70 y la apertura económica en los ‘90 ponen de manifiesto la
(2000); Yoguel (2000). debilidad de muchas de las cuestiones planteadas en esta Unidad.
Una resumida presentación de la dinámica industrial de las últimas déca-
das permitirá apreciar las limitaciones existentes en el desarrollo de proce-
sos de aprendizaje y de tecnología que integren en tramas innovativas a los
agentes locales.
Desde la crisis del modelo sustitutivo en la década del setenta y en es-
pecial desde la apertura de los ’90 las fuerzas motrices de la dinámica in-
dustrial han sido:

• la globalización de los mercados y de las estrategias empresariales;


• el cambio en el contexto macroeconómico (apertura, estabilidad ma-
croeconómica, privatizaciones, desregulación, convertibilidad);
• la profundización del proceso de integración del MERCOSUR;
• el desarrollo de nuevas pautas competitivas centradas en factores mi-
croeconómicos tales como la emergencia de nuevas formas de organi-
zación de la producción, las nuevas formas de vinculación con el mer-
cado y la importancia creciente de la logística y del aseguramiento de
la calidad.

En ese contexto, entre las transformaciones que condicionan la importan-


cia de los procesos de aprendizaje locales para el desarrollo de ventajas
competitivas de las firmas se destacan las siguientes:

i) el peso decisivo de la inversión extranjera directa y de las empresas


grandes en las distintas actividades, asociado con procesos de moder-
nización pensados desde una lógica global con escasos encadena-
mientos internos y fuerte dependencia de las actividades innovativas
desarrolladas en las casas matrices;
ii) la menor complejidad de los productos elaborados desde la perspecti-
va de los spill-overs generados, esto es, una tendencia hacia la “com-
moditización” de los principales productos elaborados;
iii) un aumento significativo de las importaciones, tanto de los productos
finales como en el consumo intermedio de las firmas locales;
iv) la escasa generación de empleo (junto con la destrucción de empleo)
de la industria manufacturera, derivada de una tasa de creación de fir-
mas inferior a la tasa de mortalidad, en el marco de políticas de ajus-
te de las firmas sobrevivientes;
v) impacto muy fuerte de la apertura sobre las firmas del complejo me-
talmecánico, que habían recorrido un sendero tecnológico idiosincrási-
co, que deja de ser funcional a las restricciones que aparecen en una
economía abierta;
vi) pérdida de las ventajas competitivas de los sectores intensivos en ma-
no de obra calificada de la década de los ‘70, en los que el proceso
de aprendizaje tácito era relevante;
vii) La reaparición en la década de los noventa de un balance comercial
negativo.
Como consecuencia de estos cambios, se rompe el sendero evolutivo

172
Economía de la Tecnología y de la Innovación

previo a la apertura fallida de fines de los años setenta, caracterizado por un


entramado industrial con mayor participación de empresas locales, en el que
la generación y circulación de conocimientos era significativa, pero se produ-
cía en el marco de una economía semi-cerrada, con escasas ventajas com-
petitivas en los mercados internacionales, consolidando un tendencia que se
perfila desde esos años.
Junto con estos rasgos, la dinámica industrial argentina en las últimas
dos décadas se manifiesta como un fenómeno complejo y heterogéneo, que
no permite una estilización simple, ya que conjuga a la vez agentes aisla-
dos y/o subsectores con procesos de aprendizaje importantes y fuertes au-
mentos en la productrividad, junto con desestructuración de bloques produc-
tivos y una fuerte expulsión de empresas y de recursos humanos, con la con-
siguiente pérdida de capacidades tecnológicas acumuladas.
Así, si hacemos un análisis estilizado, dentro de la estructura industrial
del país se pueden identificar dos grupos de empresas con dinámicas clara-
mente diferentes en términos de los cambios de participación en la produc-
ción industrial y la absorción de empleo:

a) un grupo de actividades “ganadoras”, que pasan de algo menos de un


cuarto de la producción industrial en 1973 al 43% a mediados de los
‘90. Se trata de productoras de commodities y de actividades intensi-
vas en recursos naturales (aceites, jugos, petroquímica, siderurgia, pa-
pel, pesca, etc.), y se caracterizan por el mayor peso relativo de empre-
sas con inversión extranjera directa, firmas grandes y ocupados con
mayor nivel de calificación relativa;

b) actividades de performance negativa, que en 1973 daban cuenta de al-


go más de un tercio de la producción, y hacia 1993 sólo representaban
el 17% del total. Estas actividades, entre las que predomina el comple-
jo metalmecánico (con exclusión del complejo automotriz), se destacan
por el predominio de empresas pequeñas y medianas y por un menor
peso de inversión extranjera directa. Este gurpo fue el más afectado
por la apertura comercial.

Es interesante resaltar el efecto de la apertura y los cambios en las bre-


chas de productividad entre ambos grupos de actividades. Las actividades
ganadoras en la década del noventa presentan niveles de productividad 60%
superiores a las perdedoras, mientras que 20 años atrás estas mismas ac-
tividades mostraban una productividad un 10% por debajo de las actualmen-
te perdedoras. Por otro lado, las actividades ganadoras presentan un saldo
comercial relativamente equilibrado, mientras que las perdedoras registran
un déficit comercial equivalente a un cuarto de la producción.
En este nuevo escenario, el peso decisivo de las commodities -con predo-
minio de agentes IED y de tamaño grande y técnicas intensivas en capital-
y la generalización de conductas de modernización y racionalización en las
empresas sobrevivientes explican parcialmente el considerable aumento de
la tasa abierta de desempleo. Así, como consecuencia de la crisis y del pro-
ceso de reestructuración, el sector industrial expulsó 300.000 puestos ne-
tos en dos décadas –en todos los estratos de tamaño-, y a mediados de los
‘90 sólo alcanza un millón de ocupados.
La menor complejidad del aparato industrial argentino y el menor peso de
la generación y circulación de conocimientos en el desarrollo de ventajas

173
Universidad Virtual de Quilmes

competitivas también se evidencia en que los productos tradicionales expli-


can en los ‘90 casi la mitad de la producción y el 60% del empleo. Se trata
de ramas menos afectadas por la apertura y que registraron las menores caí-
das relativas del empleo.
Si bien el agregado de actividades que tradicionalmente se clasifican co-
mo difusoras de progreso técnico ha aumentado su peso en la producción y
en el empleo industrial en las dos últimas décadas, se trata de ramas clara-
mente diferentes a las que integraban ese agregado en los ‘70 (complejo
metalmecánico y en especial ramas productoras de bienes de capital). Por el
contrario, en este grupo destacan en los ‘90 la producción de medicamen-
tos, los equipos de telefonía -como consecuencia de la demanda de partes
y subensambles luego de la privatización de la telefonía local- y la maquina-
ria agrícola y plaguicidas -asociadas con el importante crecimiento del sec-
tor agropecuario. En estas actividades son decisivas las importaciones de
productos finales e intermedios y por lo tanto tienen un escaso factor multi-
plicador sobre el resto de la estructura industrial.
Las actividades en las que predominan las grandes empresas han aumen-
tado su participación en la producción industrial pero han disminuido su peso
en el valor agregado, debido a su menor nivel de integración vertical, generan-
do menores encadenamientos y menores efectos de difusión de conocimien-
tos. En el otro extremo, las actividades en las que las PyMES son dominantes
o comparten mercados con las firmas de mayor tamaño han aumentado su
participación en el valor agregado industrial y su grado de integración vertical.
Si bien en estas actividades ha disminuido la brecha de productividad respec-
to de las de mayor tamaño relativo, han sido las más afectadas por la apertu-
ra. Adicionalmente, existen evidencias de que la menor integración vertical de
las plantas de mayor tamaño estaría asociada con un mayor peso de partes y
subensambles importados, disminuyendo por lo tanto los multiplicadores lo-
cales de empleo y el valor agregado generado por ellas.
En consecuencia, la desverticalización de las firmas de mayor tamaño re-
lativo se refleja en una desarticulación del tejido productivo local. Esto se
manifiesta en el predominio de un débil entramado, que limita la circulación
de aprendizajes generados en las cadenas productivas y contrasta con la im-
portancia que adquieren estas nuevas formas en la organización de la pro-
ducción a nivel internacional.
El peso diferencial de la inversión extranjera directa por rama constituye
un elemento clave para entender las desiguales dinámicas sectoriales en los
últimos 20 años. Las actividades en las que están presentes estas empre-
sas han aumentado no sólo su peso en la producción y en el valor agrega-
do, sino también en el empleo industrial. En general, las firmas de estos sec-
tores, intensivas en capital y con niveles de salarios y productividad signifi-
cativamente superiores al promedio, presentan una mayor externalización y
aprovisionamiento de partes, materias primas y subensambles del exterior.
Sin embargo, su saldo comercial se ha mantenido relativamente equilibrado
durante el período.
¿Qué implicaciones tienen estos cambios en la dinámica productiva sobre
los procesos de innovación y cambio técnico, y cómo se ve, a su vez, afecta-
da la dináamica industrial por el perfil tecnológico que se va consolidando?
Por un lado, si bien las ramas “ganadoras” han tenido procesos significa-
tivos de modernización tecnológica, no han logrado generar una complejiza-
ción del proceso productivo y un efecto “derrame” sobre el resto de los

174
Economía de la Tecnología y de la Innovación

sectores articulados con ellas en relaciones de clientes/proveedores, debi-


do, entre otras razones, a que:

i) o bien son actividades de la primera transformacón industrial (aceites,


lácteos, siderurgia, petroquímica, papel) con escasos encadenamien-
tos hacia adelante;

ii) o bien se trata de actividades de ensamble con un elevado contenido


importado (electrónica, automotriz).

En ambos casos, las tecnologías de procesos son predominantemente


importadas.
Un rasgo de dualidad interesante es que si bien existen sectores que emer-
gen como ganadores y otros como perdedores, las heterogeneidades de con-
ductas intrasectoriales se profundizan más que en otros períodos previos. En
ese marco, aumenta la debilidad relativa de las firmas de menor tamaño.
Un ejemplo de las situaciones duales que tienden a prevalecer puede vi-
sualizarse en las transformaciones ocurridas en el complejo automotriz, don-
de se produce una modernización de las tecnologías de producto y de proce-
so y un desarrollo de procesos de aprendizaje que tienen un escaso derra-
me sobre el resto de la estructura productiva y la sociedad.
El significativo crecimiento del complejo automotor se sustenta en nuevas
estrategias de las terminales -pasan de una fase de especialización “autopar-
tista” en los ‘80 a la instalación (reconversión) de fábricas de ensamble mo-
dernas- beneficiadas por las regulaciones del régimen automotor, la confor-
mación del MERCOSUR y el crecimiento de la demanda regional, luego de la
implementación del plan de convertibilidad en la Argentina y el plan Real en
el Brasil. Debido al mayor contenido de partes y subensambles importadas,
el aumento de la producción automotriz no se trasladó de la misma forma a
los autopartistas locales, los que en una buena proporción fueron reemplaza-
dos por proveedores internacionales y por la instalación de nuevos autopar-
tistas globales que comienzan a operar cerca de las nuevas terminales.
En consecuencia, los cambios producidos en el complejo automotriz desde
mediados de los ‘80 y en especial desde 1995 -que se manifiestan en proce-
sos de desintegración vertical, desarrollo de un nuevo modelo de organización
industrial y acercamiento a la frontera técnica- no pueden ser extrapolados al
resto de los sectores productores de bienes encadenados por relaciones “teó-
ricas de compra-venta”, como ocurrió durante la fase de instalación de las ter-
minales automotrices a fines de los ‘50. El impacto de la modernización y el
desarrollo de procesos de aprendizaje en el sector automotriz sobre el resto de
la actividad productiva es sustancialmente inferior al de la fase de instalación
durante el período de sustitución de importaciones con inversión extranjera.
Otro complejo productivo fuertemente exportador en el que se registraron
importantes procesos de modernización tecnológica con escasos impactos
locales es el complejo oleaginoso. En estas actividades, tanto en la etapa
primaria como en la de industrialización y en las estratégicas etapas comer-
ciales y logísticas, se producen cambios técnicos significativos con importan-
tes aumentos de la productividad. La introducción de un nuevo paquete tec-
nológico en la producción primaria (semillas transgénicas, agroquímicos y
fertilizantes, nuevas maquinarias) fue realizada por grandes firmas transna-
cionales -cuyos centros de innovación se localizan fuera del país- que despla-
zaron a firmas locales y a agencias estatales de desarrollo. En la etapa de

175
Universidad Virtual de Quilmes

industrialización (trituración o crushing) la modernización tecnológica se pro-


dujo vía importación de máquinas de última generación y fue acompañada
por la concentración y transnacionalización de las firmas.
Por el contrario, muchas de la actividades perdedoras, como el complejo
de bienes de capital, habían venido desarrollando procesos innovativos idio-
sincrásicos con mayor efecto sobre el resto del tejido industrial. Muchas de
estas industrias fueron desplazadas por la importación generalizada de bie-
nes de capital en la mayor parte de los sectores (alimentos, textiles, enva-
ses, bienes de capital para el agro, máquinas herramientas). En estos ca-
sos, los procesos adaptativos han sido menores y ha predominado la idea
de que la tecnología consiste básicamente en un paquete “cerrado” de ma-
quinarias, dejando de lado aspectos centrales del proceso innovativo asocia-
dos con la generación y circulación de conocimientos de las firmas vincula-
das por relaciones de compra-venta y los recursos humanos involucrados.
Por último, otro indicio de la menor relevancia de los procesos de aprendi-
zaje en la estructura industrial promedio es que las ventajas competitivas de
las actividades intensivas en trabajo calificado que existían en los ‘70 desapa-
recen en los ‘90, lo que se expresa en que la relación entre productividad y sa-
lario de este tipo de actividades pasa de ser un 20% inferior al promedio indus-
trial en los ’70, a ser igual a la media en los ‘90. Entre las actividades intensi-
vas en trabajo calificado que perdieron peso en los últimos 20 años destaca
en primer lugar el complejo metalmecánico -con exclusión del automotriz- en el
que el desarrollo de procesos de aprendizaje idiosincrásicos era relevante.

Esta Unidad ha puesto de manifiesto que en el caso ar-


gentino existen fuertes evidencias de que, a contrama-
no de las tendencias internacionales, el desarrollo de
procesos de aprendizaje locales como factor competiti-
vo clave ha sido mucho menos importantes que a nivel
internacional. En suma, la estructura industrial perdió
complejidad: se rompieron encadenamientos, no au-
mentó la subcontratación y por lo tanto se debilitó la
trama interempresarial y la posibilidad de producción
de sinergias a partir de la generación y circulación de
conocimiento entre los agentes.

En este contexto, se abre un conjunto de interrogantes sobre el tipo de


especialización internacional futura del país y acerca de las formas de orga-
nización social asociadas.
¿Existen salidas alternativas, que permitan mayores encadenamientos
productivos, un mayor nivel de empleo y mayor impacto global de la especia-
lización externa? Si bien la presencia de sistemas locales y nacionales de
innvación supone condiciones necesarias para el desarrollo de spill-overs y
para una mejor circulación del conocimiento asociado con una menor con-
centración del mismo, ¿cuáles son los grados de libertad posibles y las difi-
cultades para conformar sistemas locales y nacionales de innovación ante el
creciente peso de los jugadores globales? Estudios recientes sobre la evolu-
ción de los complejos agroalimentarios en el país han puesto en evidencia
el debilitamiento del Estado frente al avance de las grandes empresas trans-
nacionales, que ocupan un lugar estratégico tanto en la oferta de tecnología
como en los servicios asociados (Bisang et al., 1999). Este proceso se re-
plica también en otros sectores productivos y se traduce en la creciente

176
Economía de la Tecnología y de la Innovación

dificultad para la construcción de sistemas innovativos.


A los factores señalados en el párrafo anterior se agrega la desarticula-
ción de la infraestrucutura científico-tecnológica, el peso creciente de jugado-
res globales con fuerte dependencia de sus casas matrices y encadenamien-
tos locales aún escasos, el escaso desarrollo tecnológico local, asociado no
sólo con el debilitamiento del Estado sino con el menor peso e incluso la de-
saparición de proveedores locales, especialmente por lo que respecta a los
bienes cuya producción depende de la presencia de economías de escala.
En la Argentina y en otros países en desarrollo el desafio reside en la
construcción de las competencias necesarias que permitan generar cadenas
productivas con incorporación de mayores complejidadades tecnológicas y
organizacionales, lo cual, sin embargo, no constituye un proceso automático
que resulta de la evolución natural de la actual configuración productiva, si-
no que requiere un tipo distinto de regulación macro y microeconómica, una
reingeniería institucional, la emergencia de una mayor interacción público-pri-
vada y el diseño de acciones que apunten más que a agentes individuales al
desarrollo de procesos de interacción entre los mismos.
Al respecto, se han construido tanto escenarios pesimistas como optimis-
tas. Los primeros enfatizan la imposibilidad de construcción de senderos al-
ternativos por la presencia de jugadores globales que tienen creciente peso
en las economías nacionales. Los optimistas, por el contrario, creen que en
el nuevo escenario se abren alternativas interesantes para países emergen-
tes que logren llevar a cabo transformaciones importantes en la estructura
productiva y educativa en un contexto democrático y participativo. Es decir,
una condicion necesaria para la búsqueda de una salida sería el desarrollo
de una estrategia de largo plazo que permita un cambio en las prioridades
educativas y la generación de un proceso acumulativo de creación de com-
petencias. Una condición necesaria para el desarrollo posible de estos pro-
cesos es cambiar el eje del debate, muy centrado actualmente en los aspec-
tos macroeconómicos y de corto plazo.

Lecturas obligatorias
Gutman, G. (1999), “Trayectorias y demandas tecnoló-
gicas de las cadenas agroindustriales en el Mercosur
ampliado: oleaginosas”, Resumen ejecutivo Nº 3
www.procisur.org.uy/proglobal.htm

Humphrey, J. y Schmitz (1996), “The triple C Approach to


local industrial policy”, World Development, vol. 24, Nº 12.

Lall, S. (1995), “The creation of comparative advanta-


ge: the rol of industrial policy”, en: Irfan Ul Haque (ed.),
Trade, Technology and International competitiviness,
Economic Development Institute, Banco Mundial.

López, A. (1998), “La reciente literatura sobre la econo-


mía del cambio tecnológico y la innovación: una guía
temática”, I&D. Revista de Industria y Desarrollo, Año
1, N° 3, Buenos Aires, septiembre.

Metcalfe, J. (1995), “Technology systems and techno-


logy policy in an evolutionary framework”, Cambridge
Journal of Economics, vol. 19, N° 1.

177
Universidad Virtual de Quilmes

Pavitt, K. (1984), “Sectorial patterns of technical chan-


ge: towards a taxonomy and a theory”, Research Policy,
diciembre.

Lecturas Recomendada

Bisang, R. et al. (1999), “La oferta tecnológica de las


principales cadenas agroindustriales en el Mercosur
ampliado”, Procisur, Resumen ejecutivo Nº 12,
www.procisur.org.uy/proglobal.htm

Chudnovsky, D. et al. (1996), Los límites de la apertu-


ra, liberalización, reestructuración industrial y medio
ambiente, Alianza Editorial-Cenit, Buenos Aires.

Chudnovsky, D. y López, A. (1998), “Las estrategias de


las empresas trasnacionales en Argentina y Brasil,
¿qué hay de nuevo en los noventa?”, Desarrollo Ecóno-
mico, número especial, otoño.

Dosi, G., C. Freeman y S. Fabiani (1994), “The process


of economic development. Introducing some stylized
facts and theories on technologies, firms and institu-
tions”, Industrial and Corporate Change, vol. 3, No 1.

Dosi, G. y L. Soete (1988), “Technical change and in-


ternational trade”, en G. Dosi et al. (eds.) (1988), op. cit.

Edquist, C. (ed.) (1997a), Systems of Innovation: Techno-


logies, Institutions and Organizations, Pinter, Londres.

Kosacoff, B. (1993), El desafío de la competitividad,


Alianza Editorial.

Kosacoff, B. et al. (1997), Estrategia de desarrollo em-


presarial, CEPAL-BID.

Kosacoff, B. y Porta, F. (1997), “La inversión extranje-


ra directa en la industria manufacturera”, Documento
CEP Nº 13, CEPAL.

Kosacoff, B. (ed.), Yoguel, G., Bonvechi, C. y Ramos, A.


(2000), El desempeño industrial argentino. Más allá de
la sustitución de importaciones, Ediciones Cepal,
Buenos Aires.

Pérez, C. y L. Soete (1988), “Catching up in Techno-


logy: Entry Barriers and Windows of Opportunity”, en:
G. Dosi et al. (1988), op. cit.

Yoguel, G. (1996), “Comercio internacional, competiti-


vidad y estrategias empresariales. El sendero evolutivo
de la teoría”, Universidad Nacional de General Sar-
miento, Instituto de Industria, Documento de Trabajo
N° 4, Buenos Aires.

Yoguel, G. y Moori Koenig, V. (1999), Los problemas del


entorno de negocios. El desarrollo competitivo de las
Pymes argentinas, Editorial Miño y Dávila, Buenos Aires.

178
Referencias Bibliográficas

Bisang, R. Gutman, G., Roig, C. y Rabetino, R. (1999a), “La oferta tecnológi-


ca de las principales cadenas agroindustriales en el Mercosur amplia-
do”, PROCISUR-BID, Proyecto global, Serie Resúmenes ejecutivos Nº
12 (buscar en www.procisur.uy/proglobal.htm).
Bisang, R., Gutman, G., Roig, C. y Rabetino, R. (1999b), “Los sistemas na-
cionales de innovación agropecuaria y agroindustrial del Conosur:
transformaciones y desafíos”, PROCISUR-BID, Proyecto global, Serie
Resúmenes ejecutivos, Nº 14 (buscar en:
www.procisur.uy/proglobal.htm).
Chudnovsky, D. y Lópezm A. (1998), “Las estrategias de las empresas trans-
nacionales en la Argentina y Brasil, ¿qué hay de nuevo en los noven-
ta?, Desarrollo Económico, número especial.
Chudnovsky, D., López, A., Porta, F. y Chidiak, M. (1996), Los límites de la
apertura, Editorial Alianza.
Gatto, F. y Yoguel, G. (1993), Las Pymes argentinas en una etapa de transi-
ción productiva y tecnológica, en Kosacoff, B. (ed.), El desafio de la
competitividad, Alianza Editorial.
Humphrey, J. (1995), “Industrial Reorganization in Developing Countries:
From Models to Trajectories”, World Development, vol. 23, Nº 1.
Kosacoff, B. (1993), “La industria argentina: un proceso de reestructuración
desarticulada”, en: Kosacoff, B. (ed.), El desafio de la competitivi-
dad, Alianza Editorial.
Kosacoff, B. y Porta, F. (1997), “La inversión extranjera directa en la indus-
tria manufacturera”, Documento CEP, Nº 3, CEPAL.
Kosacoff, B. y Gómez, G. (2000), “Industrialización en un contexto de esta-
bilización y apertura externa. El caso argentino en los noventa”, en:
Kosacoff, B. (ed), El desempeño industrial argentino. Más allá de la
sustitución de importaciones, CEPAL, Buenos Aires.
Yoguel, G. (2000), “El tránsito de la sustitución de importaciones a la eco-
nomía abierta: Los principales cambios en la estructura industrial ar-
gentina entre los ‘70s y los ‘90s”, en: Kosacoff, B. (ed), El desempe-
ño industrial argentino. Más allá de la sustitución de importaciones,
CEPAL, Buenos Aires.

179

También podría gustarte