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Qué es la Parentalidad

Positiva?
““Padres”: se refiere a las personas con autoridad o responsabilidad parental; “Ejercicio
de la parentalidad”: se refiere a todas las funciones propias de los padres/madres
relacionadas con el cuidado y la educación de los hijos. (…) se centra en la interacción
padres-hijos y comporta derechos y obligaciones para el desarrollo y realización del
niño;

Uno de los derechos clave de los niños y las niñas es el derecho a la protección y el
resguardo en un entorno seguro y libre de violencia que permita su sano crecimiento.

Es una manera de entender la crianza y la


educación.
Está basada en el respeto a las necesidades de los niños y niñas y en la
puesta en marcha de acciones que favorezcan su desarrollo, como pueden
ser el fortalecimiento del apego, la interacción a través del juego, la
comunicación sin exposición al conflicto..., teniendo en cuenta el entorno de
cada familia y las habilidades de los padres y/o madres.

Un padre positivo (Rodrigo et al., 2010) es el que atiende, potencia, guía y reconoce a
sus hijos como personas con pleno derecho. La parentalidad positiva no es permisiva y
requiere de la implementación de los límites necesarios para que los niños puedan
desarrollarse plenamente.

La parentalidad positiva ofrece una guía y apoyo a las familias, pero no


pretende imponer un modelo único o rígido. Es una hoja de ruta, a partir de
la cual cada padre y cada madre ha de encontrar su propio modelo. Y como
la vida es un constante aprendizaje, este modelo irá cambiando a lo largo del
tiempo

Rodrigo et al., (2010), plantean algunos principios en forma de guía y orientación,


entre esos se encuentran:
1. Vínculos afectivos cálidos: Funcionan como barrera de protección, de ser
duraderos, generan aceptación y sentimientos positivos. En este sentido se
podría promover el fortalecimiento de los vínculos afectivos en la familia a lo
largo de su desarrollo.
2. Entorno estructurado: Aporta guía y orientación para el aprendizaje de normas
y valores.Esto promueve la instalación de hábitos y rutinas con el fi n de
organizar las actividades diarias. Se ofrece al niño un sentimiento de seguridad
a través de una rutina predecible y del establecimiento de los límites
necesarios.
3. Estimulación y apoyo: Para el aprendizaje a nivel familiar y educativo formal
con el fi n de lograr una alta motivación y el desarrollo de sus capacidades. Esto
supone conocer características y habilidades de sus hijos. Es importante
compartir tiempo de calidad con ellos.
4. Reconocimiento: De sus relaciones, actividades y experiencias, del valor que
ellos tienen,sobre sus preocupaciones y necesidades. Es vital nuestra
comprensión y tener en cuenta sus puntos de vista. Sería importante
escucharlos y valorarlos como sujetos con pleno derecho.
5. Capacitación: Apunta a potenciar el valor de los hijos e hijas, a que se sientan
protagonistas, competentes, capaces de producir cambios e infl uir con su
opinión o accionar a los demás.
6. Educación sin violencia: Descartar toda forma de castigo físico o psicológico.
Eliminando de esta manera la posibilidad de que imiten modelos de interacción
inadecuados, degradantes y violatorios de los derechos humanos.

10 CONSEJOS PARA UNA EDUCACIÓN LIBRE DE


CASTIGO FÍSICO:
1. LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN DERECHO AL CUIDADO Y
GUÍA APROPIADOS
2. LA PARENTALIDAD POSITIVA SE BASA EN: CONOCER,
PROTEGER Y DIALOGAR
3. EL VÍNCULO AFECTIVO ES DETERMINANTE
4. EL AFECTO DEBE DEMOSTRARSE ABIERTAMENTE PARA QUE
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SE SIENTAN QUERIDOS
5. LAS NORMAS Y LÍMITES SON IMPORTANTES: LES DAN
SEGURIDAD
6. LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DEBEN PARTICIPAR EN EL PROCESO
DE TOMAR DECISIONES Y SENTIRSE RESPONSABLES
7. SE LES PUEDE SANCIONAR CUANDO SE PORTAN MAL, PERO
NO DE CUALQUIER FORMA
8. EL CACHETE, EL INSULTO, LA AMENAZA O LOS GRITOS NO
SON EFICACES NI ADECUADOS PARA EDUCAR A LOS NIÑOS Y
LAS NIÑAS
9. LOS CONFLICTOS PUEDEN RESOLVERSE SIN VIOLENCIA
10. PARA QUE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS ESTÉN BIEN, LOS
PADRES TIENEN QUE ESTAR BIEN
La complejidad de la tarea de ser padres y madres requiere desarrollar en las personas
que están a cargo del cuidado y educación de los hijos e hijas una serie de capacidades o
competencias que comprenden, además de las propiamente educativas, las que reflejan
el modo en que dichas personas perciben y viven su rol parental, su capacidad de buscar
apoyos que les capaciten para un funcionamiento familiar lo más autónomo posible y
las competencias que van asociadas a una buena madurez personal y a capacidades
resilientes, tanto a nivel familiar como personal, que permitan gestionar sus vidas aún
en situaciones adversas

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