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Estilo autoritario: Genera en los niños y las niñas sentimientos de impotencia y rabia, ya que no pueden
defenderse u opinar sobre cuestiones que les afectan.
Estilo permisivo: Crea en el niño o la niña una imagen distorsionada de cómo funciona el mundo que le rodea y
le aleja de valores necesarios para convivir en una sociedad justa.
Estilo negligente: El niño o la niña pueden estar expuestos a situaciones peligrosas porque no cuentan con la
supervisión o el apoyo necesario de su padre o madre.
Estilo sobreprotector: Son niños y niñas que pueden presentar muchas dificultades para resolver problemas
por sí mismos.
Crianza sin VIOLENCIA!
La combinación de acontecimientos vitales estresantes y ciertas
ideas sobre la crianza pueden llevar a algunos padres y madres a usar
métodos de corrección que vulneran la integridad física y psicológica de
los niños y las niñas.
Aunque la intención generalmente no sea hacer sufrir al hijo o la
hija y la intensidad de los castigos no sea la misma (un palmazo en la
nalga o un azote con cinturón) provocar dolor físico o emocional
deliberadamente, además de ser ineficaz, vulnera los derechos de los
niños y las niñas3 y puede afectar su desarrollo.
Los niños y las niñas…
• No son propiedad de sus padres y madres. Una relación saludable con
los hijos e hijas conlleva promover su autonomía, respetar sus gustos
y deseos.
• No solo aprenden con castigos o premios. Los límites y las normas son
indispensables para el desarrollo de su autocontrol y para convivir en
armonía con los demás.
Las consecuencias del castigo físico en la
infancia se manifiestan en:
• El desarrollo emocional: Produce sentimientos de tristeza e indefensión
que pueden desembocar en problemas de conducta, ansiedad, depresión y
baja autoestima.