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Crianza Respetuosa

Un buen trato a la niñez es tarea de todos


¿Qué es la crianza respetuosa?
La Crianza Respetuosa es una forma de abordar el ejercicio
parental que considera al niño como una persona con los mismos
derechos de un adulto y cuyas bases fundamentales son el amor, el
respeto y los límites no punitivos.
Principios básicos de la crianza respetuosa
1. Horizontalidad: Tratar a los niños como a iguales, como nos
gustaría ser tratados.
2. Empatía: ser capaces de sintonizar.
3. Ser responsivos de inmediato y sostenidamente ante las
necesidades, sentires y expresiones del niño.
4. Autorregulación: Respetar el ritmo madurativo del niño sin forzar,
empujar ni retrasar.
5. Límites y disciplina razonable, no punitiva, flexible, democrática,
humanizada, respetuosa de los derechos del niño.
6. Indagación personal: emprender el camino de auto conocimiento.
Estilos de crianza
La forma en la que cada familia educa a sus niños y niñas está ligada a
aspectos muy diversos: creencias; vivencia particular de su propia
crianza; grado de bienestar ligado a la salud; nivel socioeconómico;
habilidades personales de afrontamiento de los problemas; contar con
una red de apoyo social, etc.

“El estilo de crianza condiciona en gran medida el tipo de relación y la


comunicación que se establece entre los progenitores y sus hijos e
hijas, por ello, es importante que los padres y las madres tomen
conciencia de su forma de interactuar, guiar y responder a sus
demandas”.
• Estilo de crianza autoritario: “Las cosas se hacen así porque lo digo yo”,
“hasta que vivas en mi casa, se hace lo que yo digo”.
• Estilo de crianza permisivo: “Déjale, tampoco es para tanto”.
• Estilo de crianza sobreprotector: “Este/a niño/a no puede hacer nada
solo/a, siempre hay que decirle lo que tiene que hacer”.
• Estilo de crianza negligente: “Puede cuidarse solo, desde muy pequeñito
siempre ha sido muy responsable”.
• Estilo de crianza democrático: “Escuchar, dialogar y orientar”.
• Estilo de crianza basado en la parentalidad positiva: “conocer, comprender
y responder adecuadamente a las necesidades del niño o la niña”.
SABIAS QUE? cualquiera de los estilos de crianza que se sitúan en los
extremos de los siguientes parámetros: flexibilidad (autoritario vs.
permisivo) y protección (sobreprotector vs. negligente), impiden el
desarrollo adecuado de los niños y las niñas?

Estas son sus principales consecuencias:

Estilo autoritario: Genera en los niños y las niñas sentimientos de impotencia y rabia, ya que no pueden
defenderse u opinar sobre cuestiones que les afectan.

Estilo permisivo: Crea en el niño o la niña una imagen distorsionada de cómo funciona el mundo que le rodea y
le aleja de valores necesarios para convivir en una sociedad justa.

Estilo negligente: El niño o la niña pueden estar expuestos a situaciones peligrosas porque no cuentan con la
supervisión o el apoyo necesario de su padre o madre.

Estilo sobreprotector: Son niños y niñas que pueden presentar muchas dificultades para resolver problemas
por sí mismos.
Crianza sin VIOLENCIA!
La combinación de acontecimientos vitales estresantes y ciertas
ideas sobre la crianza pueden llevar a algunos padres y madres a usar
métodos de corrección que vulneran la integridad física y psicológica de
los niños y las niñas.
Aunque la intención generalmente no sea hacer sufrir al hijo o la
hija y la intensidad de los castigos no sea la misma (un palmazo en la
nalga o un azote con cinturón) provocar dolor físico o emocional
deliberadamente, además de ser ineficaz, vulnera los derechos de los
niños y las niñas3 y puede afectar su desarrollo.
Los niños y las niñas…
• No son propiedad de sus padres y madres. Una relación saludable con
los hijos e hijas conlleva promover su autonomía, respetar sus gustos
y deseos.

• No son personas inferiores intelectualmente, sin capacidad para


entender normas o consignas.

• No solo aprenden con castigos o premios. Los límites y las normas son
indispensables para el desarrollo de su autocontrol y para convivir en
armonía con los demás.
Las consecuencias del castigo físico en la
infancia se manifiestan en:
• El desarrollo emocional: Produce sentimientos de tristeza e indefensión
que pueden desembocar en problemas de conducta, ansiedad, depresión y
baja autoestima.

• El desarrollo cognitivo: Experimentar un estado de estrés y miedo


persistente en etapas de evolutivas tempranas afecta al desarrollo del
cerebro.

• El desarrollo moral: Puede afectar negativamente a la interiorización de los


valores morales y a la relación con sus padres. Asumir que el amor y la
violencia van unidos, genera modelos de relación nocivos que se
manifestarán en otras esferas afectivas, como con la pareja o los propios
hijos e hijas en un futuro.
Vínculos afectivos
Los seres humanos al nacer cuentan con un mecanismo de
supervivencia esencial que consiste en “apegarse” o desarrollar apego
hacia una figura que procure seguridad, protección y cuidados, tanto
físicos, como emocionales. De hecho, el afecto juega un papel
determinante en el desarrollo de los niños y las niñas, al mismo nivel
que la alimentación, los cuidados médicos o la protección frente a
peligros.
¿Cómo se logra un apego seguro?
• Disponibilidad y constancia
• Cuidados y protección
• Interés y estimulación
• Expresión del afecto
• Orientación
Comunicación interpersonal y resolución de
conflictos
La comunicación interpersonal es esencial para intercambiar
información, ideas, emociones y sentimientos en la convivencia
cotidiana. También para reforzar los vínculos afectivos y abordar los
conflictos de manera no violenta. Sin embargo, la comunicación puede
estar plagada de fallos e interferencias que dificultan las relaciones
interpersonales.
El conflicto es inevitable en las relaciones humanas y supone una gran
oportunidad para conocer otros puntos de vista y explorar los
sentimientos propios y ajenos.

Algunos consejos para resolver conflictos de manera pacífica y dialogante son:

1. Calmarse antes de abordar el conflicto.


2. Desterrar cualquier expresión de violencia, verbal o conductual de la comunicación.
3. Nunca ridiculizar las opiniones de los demás.
4. No criticar a la persona, sino no su conducta.
5. Empatizar.
6. Admitir los errores.
7. No interrumpir a la otra persona cuando esté hablando.
8. Expresar las ideas de forma clara y precisa.
9. Comprobar que se ha entendido al otro, formulando preguntas de distintas maneras, por ejemplo.
10. Asegurarse de que la otra persona ha comprendido también nuestros mensajes.
Asertividad
La asertividad es la capacidad para defender de manera firme, pero
amable, la valía de las propias opiniones y derechos. Los adultos, los
niños y las niñas que aprenden a defender sus derechos y sus ideas con
respeto hacia los demás albergan sentimientos de satisfacción y
confianza hacia sí mismos, lo cual redunda en el desarrollo de una
autoestima sana.
Para fomentar la asertividad es necesario:
1. Estar abierto a recibir críticas constructivas.
2. Aceptar las propias limitaciones para mejorar, sin actitudes derrotistas.
3. Ser capaz de reconocer los errores y admitirlos.
4. Expresar las propias ideas y sentimientos con honestidad y claridad.
5. Decir “no” cuando no se desea hacer algo, sin sentirse culpable.
6. Perseguir las metas personales respetando los derechos de los demás.
7. Expresar y recibir afecto de los demás sin pudor o vergüenza.
8. Tener derecho a cambiar de opinión.
9. Pedir ayuda cuando se necesita, sin sentir que se es poco válido.
Normas y limites
Poner límites quiere decir guiar y educar al niño para enseñarle qué
está bien y qué está mal hacer porque su vida está en riesgo o porque
lo que hace no es una forma adecuada para relacionarse sanamente
con otras personas.

La crianza respetuosa va más allá de establecer una serie de reglas que


los niños han de seguir porque los padres decimos. Implica una
enseñanza profunda y consciente para que ellos puedan comprender y
asimilar de forma interna el porqué de las cosas.
¿Cómo podemos poner límites a los niños con
respeto y empatía?
1. Hacer al niño partícipe de los límites
2. Poner límites proporcionados y justos
3. Respeto mutuo y cooperación
4. Actuar con amabilidad, no permisividad
5. Hacer que el niño reflexione acerca de su conducta
6. Involucrar al niño en la búsqueda de una solución
7. Ayudarle a reparar lo que ha hecho

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