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La música y el
canto en el
culto
congregacional
Pastor Sugel Michelén
Medellín, 2015
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Contenido
Introducción ...................................................................... 4
1. LA ADORACIÓN Y LA ALABANZA A DIOS EN EL
CULTO PÚBLICO I ........................................................ 6
2. LA ADORACIÓN Y LA ALABANZA A DIOS EN EL
CULTO PÚBLICO II..................................................... 21
3. La Adoración y la alabanza en el culto público III ....... 39
4. Canto congregacional 1. .............................................. 60
5. Canto congregacional 2 ............................................... 77
6. Canto congregacional 3. .............................................. 97
7. La música en la adoración 1 ...................................... 121
8. La música en la adoración 2 ...................................... 144
9. La música en la adoración 3 ...................................... 169
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Introducción:
A la hora de lidiar con asuntos prácticos
concernientes a la adoración, debemos reconocer
que existe el peligro de extraviarnos por causa de dos
enemigos mortales del Principio regulativo de la
adoración: el Subjetivismo y el Pragmatismo.
El subjetivismo toma al hombre y a sus experiencias
como la base del conocimiento humano; lo que yo
siento, lo que me agrada, lo que me gusta, aquello
para lo cual me inclino, eso es lo que está bien. El
sujeto es la base del conocimiento. En el subjetivismo
no existe autoridad alguna fuera de nosotros mismos,
ni siquiera la voluntad de Dios expresada en su
Palabra. Debemos decir, con tristeza, que el
subjetivismo tiene una influencia cada vez mayor en
la iglesia contemporánea, sobre todo en lo que
respecta en la alabanza a Dios en un culto público.
Cada vez es más ampliamente aceptado el
pensamiento, la idea, de que la música es
moralmente neutra, que lo importante es lo que se
canta, la letra, que la música no tiene importancia
porque la música es moralmente neutra; por lo tanto,
la alabanza en nuestros cultos de adoración
dependerá básicamente de nuestros gustos, o de
nuestras preferencias personales, o de nuestra
cultura alrededor. Por eso, si alguien tiene la osadía
de levantar su voz en contra de cierto tipo de
alabanza en la iglesia, muchas personas cerrarán sus
oídos y no escucharán ninguno de sus argumentos,
porque ya está presuponiendo, de plano, que esta
persona está tratando de imponer sus gustos
personales en el culto de adoración. Esa es su
referencia, yo tengo la mía propia.
Y ciertamente es posible que una persona sea
movida subjetivamente a oponerse a ciertas cosas
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porque simplemente no van de acuerdo con sus
gustos o preferencias personales, eso es posible.
Pero así como debemos cuidarnos de ser subjetivos,
también debemos cuidarnos de acusar a otros
falsamente de subjetividad. No debemos presuponer
sin haber oído y ponderado sus argumentos; no
debemos suponer que si alguien se opone a cierto
tipo de alabanza en la iglesia, por ejemplo, está
descansando subjetivamente en sus gustos o
preferencias culturales. Puede ser que esa persona
tenga alguna razón, pero si partimos de la premisa
que está tratando de meternos en una camisa de
fuerza e imponernos sus gustos, entonces nosotros
ya no vamos a considerar sus argumentos.
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1. LA ADORACIÓN Y LA ALABANZA A
DIOS EN EL CULTO PÚBLICO I
Leamos Hebreos 12:18-24: “Porque no os habéis
acercado al monte que se podía palpar, y que ardía
en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la
tempestad, 19 al sonido de la trompeta, y a la voz que
hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se
les hablase más, 20 porque no podían soportar lo que
se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será
apedreada, o pasada con dardo; 21 y tan terrible era
lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y
temblando; 22 sino que os habéis acercado al monte
de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la
celestial, a la compañía de muchos millares de
ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos
que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de
todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre
rociada que habla mejor que la de Abel”
Concluimos:
1. ¿Qué es entonces la adoración? ¿Cómo
podríamos definirla? La adoración es el homenaje
reverente y gozoso que la criatura admirada rinde a
Dios de corazón al contemplar, por la fe, su santidad,
su grandeza, su majestad, y su valor superlativo en
contraste con la bajeza, pequeñez y pecaminosidad
propias, ahora hechos cercanos por la obra de la
cruz.
2. LA ADORACIÓN Y LA ALABANZA A
DIOS EN EL CULTO PÚBLICO II
No existe ninguna actividad que nosotros llevemos a
cabo como iglesia que sea más importante que
nuestra adoración pública a Dios. Cada creyente que
se encuentra en el templo fue salvado y creado para
adorar a Dios, y Dios nos ha traído a formar parte de
una Iglesia local con el propósito primario de que
juntos, como un cuerpo, podamos adorarle. Así que la
adoración es nuestra razón de ser como criaturas,
como redimidos y como Iglesia; nada es más
importante que nosotros tributemos a Dios adoración,
ni siquiera el evangelismo o la obra misionera.
El propósito principal del evangelismo, que es
también el propósito final de las misiones, es traer a
pecadores enemistados con Dios a reconciliarse con
Él, por medio de la fe, a través de su Hijo Jesucristo,
de modo que ellos vengan a ser adoradores. El
evangelismo es un medio para lograr un fin, pero la
adoración es un fin es sí misma; adoramos a Dios
no para alcanzar un logro mayor, lo adoramos
simplemente porque Él es digno de ser adorado, y
porque al adorarle cumplimos el propósito de nuestra
existencia, que es GLORIFICAR A DIOS Y GOZAR
DE ÉL POR SIEMPRE. De aquí la importancia de
esta serie de sermones que hemos empezado sobre
la adoración.
Trasfondo histórico:
Para entender este relato debemos saber algo del
trasfondo histórico y religioso de los samaritanos.
Ellos eran el resultado de una raza híbrida, por la
mezcla entre judíos y paganos que poblaron ese
territorio cuando las diez tribus del norte de Israel
cayeron en las manos del rey de Asiria, en el siglo
VIII antes de Cristo; la mayoría de estos judíos fueron
llevados en cautiverio a Asiria, y como la tierra fue
repoblada por habitantes de otras naciones que
también estaban bajo el poder de este reino pagano,
los pocos judíos que se quedaron allí se mezclaron
con las gentes de esta nación, produciendo no solo
una raza híbrida sino también una religión híbrida.
Vamos por un momento al segundo libro de Reyes,
capítulo 17, donde se nos habla de la caída de Israel,
el reino del norte, y de la situación que considerando
aquí; dice el versículo 19: “Pero cada nación se hizo
sus dioses…”.
Ellos decían que temían al Señor, pero
evidentemente eso no era así; éstos eran los
samaritanos, personas que pretendían adorar al Dios
de Israel, pero a través de un sincretismo (mezcla)
religioso, a través de una mezcla de verdad y error.
Más adelante los samaritanos construyeron su propio
templo en lo alto del monte Gerizim, que rivalizaba
con el del templo de Salomón, y ellos aceptaban
como inspirados sólo los cinco primeros libros de la
Biblia, y rechazaban el resto del Antiguo Testamento.
Esto provocó una fuerte enemistad entre judíos y
samaritanos, que se fue agudizando con el tiempo, y
era tal el odio que existía entre estos dos pueblos, en
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los tiempos de Jesucristo, que algunos judíos
preferían cruzar el río Jordán cuando ellos iban de
Jerusalén a Galilea o viceversa, con tal de no pasar
por Samaria, que era el camino más corto. Es por
eso que la mujer samaritana se sorprende cuando
Cristo le pide de beber, ver el versículo 4.
Concluimos:
Dos preguntas a los que reciben hoy este mensaje:
¿Has sido tú conducido a ser un verdadero
adorador?, ¿Has visto la realidad de tu pecado, que
te impide ser adorador y has venido a Cristo pidiendo
perdón y suplicando que te dé esa agua viva que te
salva y te limpia de tu pecado? Si no lo has hecho,
hazlo ahora.
EL SUBJETIVISMO
EL PRAGMATISMO
CONCLUSIONES
Hemos visto, primero, que Dios ha de ser el centro de
nuestra adoración, no nosotros, Dios.
4. Canto congregacional 1.
Una de las cosas que nosotros hacemos cada
domingo como parte de nuestra adoración corporativa
es cantar alabanzas a Dios. Esa es una práctica que
es común a casi todas las iglesias de Jesucristo
alrededor del mundo, a no ser en aquellos lugares
donde el cristianismo está prohibido y donde los
creyentes deben reunirse en secreto. Casi todas las
iglesias cristianas del mundo tienen esta práctica en
común, la alabanza a Dios expresada en el canto.
Alguien dijo una vez que ser bíblico es: “Hablar donde
la Biblia habla y callar donde la Biblia calla”. Y
nosotros debemos asegurarnos de que no nos
estamos extralimitando en nuestro ministerio de
enseñanza imponiendo nuestras opiniones y
preferencias personales por encima de las Sagradas
Escrituras. Pero, al mismo tiempo debemos
asegurarnos de que no nos estamos quedando cortos
al traspasar ese estándar divino, de manera que
nosotros podamos decir con una limpia conciencia,
como dice el apóstol Pablo en Hechos 20:27:
“…porque no he rehuido anunciaros todo el consejo
de Dios”.
Y, como esperamos poder demostrar, a partir de
ahora, en ese consejo divino revelado en Las
Sagradas Escrituras, encontramos mucha
información acerca del tipo de adoración que
debemos tributar a Dios como creyentes y como
iglesia; y aún acerca de la forma como esa alabanza
debe ser presentada.
CONCLUSIÓN
5. Canto congregacional 2
¿Por qué cantamos?, ¿Por qué existe esta práctica
entre nosotros? Esa pregunta la respondimos en el
anterior sermón, pero veamos hoy algo más sobre
esto, veamos Salmos 22.
Este es un reconocido salmo mesiánico, escrito unos
mil años antes del nacimiento de Cristo, en el cual
David describe, proféticamente, no sólo los
padecimientos de Cristo, el Mesías, en la cruz del
Calvario, sino algunos de sus pensamientos más
íntimos durante la crucifixión. Como es sabido por
muchos, este salmo comienza con estas conocidas
palabras del Señor Jesucristo: "Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has desamparado?", para luego
describir con asombrosos detalles sobre algunas de
las circunstancias que rodearon la muerte del Señor;
la burla y el escarnio de los que estaban al pie de la
cruz, versículos 6 al 8; sus padecimientos físicos y su
sed, versículos 14 y 15, sus manos y pies horadados,
versículo 16; el hecho de que serían repartidos sus
vestidos, versículo 18.
Pero, a partir del versículo 22 el tono del salmo
cambia drásticamente, en vez de concluir con una
nota de derrota termina con una nota de victoria,
dando a entender que la muerte de Mesías en la cruz
no habría de ser el final de la historia: "Anunciaré tu
nombre a mis hermanos; En medio de la
congregación te alabaré. 23 Los que teméis a
Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de
Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de
Israel", versículos 22 y 23. "De ti será mi alabanza en
la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los
que le temen. 26 Comerán los humildes, y serán
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saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá
vuestro corazón para siempre", versículos 25 y 26;
"Comerán y adorarán todos los poderosos de la
tierra; Se postrarán delante de él todos los que
descienden al polvo, Aún el que no puede conservar
la vida a su propia alma. 30 La posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta la postrera
generación. 31 Vendrán, y anunciarán su justicia; A
pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto",
versículos 29 a 31.
ASPECTOS NEGATIVOS
Debido a la confusión reinante con respecto a este
asunto, primero enfoquémoslo desde una perspectiva
negativa, he aquí algunos propósitos que no
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deseamos alcanzar con nuestros cantos
congregacionales:
ASPECTOS POSITIVOS
Pasando al aspecto positivo, y si no cantamos para
entretener y tampoco para evangelizar, ¿Entonces,
para qué cantamos?, ¿Cuáles son los propósitos que
si debemos alcanzar con nuestros himnos? En cierto
modo ya hemos respondido esa pregunta; hay dos
propósitos básicos que queremos alcanzar con
nuestros cantos:
APLICACIONES
1. Es evidente por las cosas que hemos dicho que no
todos los himnos son apropiados para el culto
público. A quienes dirigen himnos, es algo bien serio
cuando hay que planificar delante de Dios los himnos
que vamos a cantar, así como es serio predicar la
Palabra de Dios. Esto es algo que no podemos hacer
con ligereza, nosotros no podemos montarnos sin
pensarlo en el tren del evangelicalismo moderno;
nosotros tenemos que considerar seriamente lo que
vamos a cantar en los cultos de adoración, de tal
manera que Dios sea glorificado y que nuestros
hermanos sean edificados.
6. Canto congregacional 3.
¿Cuál es el tipo de himnos que nosotros deberíamos
cantar en nuestros cultos de adoración?, ¿Qué
características indispensables deben tener esos
himnos?
En la serie de sermones sobre el canto
congregacional hemos respondido las preguntas
¿Por qué? Y ¿Para qué cantamos en el culto de
adoración? Hoy vamos a concentrarnos en el Qué.
¿Qué debemos cantar?, ¿Cuáles son las
características indispensables que deben tener
nuestros himnos de modo que cumplan los propósitos
por los cuales cantamos? Ya vimos que no cantamos
en la iglesia para entretener ni tampoco para
evangelizar; nosotros cantamos para la gloria de Dios
y para la gloria de nuestros hermanos en la fe. La
pregunta que queremos responder en esta tarde es:
¿Cuáles son los himnos que cumplen mejor ambos
propósitos?, ¿Cuáles son los criterios que debemos
usar en la selección de nuestros himnos
congregacionales, de tal manera que nuestro Dios
sea más glorificado y nuestros hermanos sean más
glorificados?
Leamos Efesios 5:18 al 19: "No os embriaguéis con
vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos
del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos,
con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones"; y
Colosenses 3:16: "La palabra de Cristo more en
abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
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con salmos e himnos y cánticos espirituales".
A la luz de estos textos, de acuerdo con estos dos
pasajes de Las Escrituras, si nosotros queremos
glorificar a Dios y edificarnos mutuamente, debemos
comunicarnos unos con otros a través de salmos,
himnos y cánticos espirituales. Pero, ¿Qué significan
estos términos?, ¿Qué tipos de composiciones caben
en esas tres categorías?, ¿O qué diferencia hay entre
un salmo, un himno, o un cántico espiritual?
Se han dado varias respuestas a estas preguntas
pero algunas de ellas, lamentablemente, han
exportado hacia la Biblia algunas definiciones
modernas que, más bien, oscurecen el sentido del
texto. Una de las reglas que debemos aplicar en
nuestro estudio de la Biblia es que la Biblia se
interpreta a sí misma. Y aunque estos datos que
vamos a dar ahora pueden resultar un poco técnicos
para algunos, son indispensables para determinar
qué tipo de cánticos son los que Dios quiere en su
iglesia, de acuerdo con la enseñanzas de Pablo en
estos dos pasajes que hemos citado.
La palabra "salmos" que usa Pablo en estos dos
textos significa simplemente "canción de alabanza", y
aparece 87 veces en La Septuaginta -versión griega
del Antiguo Testamento que tanto Cristo como los
apóstoles usaron en sus días- que Pablo usa en
Efesios 5 y en Colosenses 3; 68 de esas veces la
palabra "salmos" aparece en el libro de Los Salmo, y
de esas 68, 67 veces aparece en los títulos de Los
Salmos. Esta palabra aparece 7 veces en el Nuevo
Testamento, en tres ocasiones citando directamente
el libro de Los Salmos, del Antiguo Testamento.
Entonces, de las 87 veces en el total que aparece
esta palabra en la Septuaginta, y de las siete que
aparece en el Nuevo Testamento, por lo menos 70
veces la palabra "salmos" se usa como referencia
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directa a los salmos inspirados del salterio; y en los
otros pasajes en que esta palabra es usada, la
mayoría de las veces aparece en textos donde
exhorta a cantar salmos o donde alguien expresa su
determinación de cantar salmos.
Así que no cabe ninguna duda de que esa palabra se
refiere primariamente, aunque no únicamente, a los
salmos inspirados que encontramos en Las Sagradas
Escrituras.
En cuanto a la palabra "himnos" ocurre 17 veces en
la Septuaginta, 13 de ellas en el libro de Los Salmos,
y de esas 13 hay 6 como parte del título de algunos
salmos. Mientras que en el Nuevo Testamento la
palabra "himnos" aparece sólo dos veces, en los
pasajes que estamos considerando de Efesios 5 y
Colosenses 3. Aunque es interesante notar que esta
palabra griega que Pablo usa se encuentra en varias
ocasiones en la Septuaginta para traducir la palabra
hebrea "tegila", que es la que usaban los hebreos
para designar el libro de Los Salmos.
La tercera palabra que Pablo usa es "cánticos ",
"…hablando entre vosotros con salmos, con himnos y
cánticos espirituales"; esta palabra es usada 80
veces en la Septuaginta, 45 de ellas en el libro de Los
Salmos, y de esas 45 se encuentran 36 veces en el
título de algunos de Los Salmos. Mientras que en el
Nuevo Testamento esta palabra aparece en los dos
pasajes de Efesios 5 y Colosenses 3, así como cuatro
veces más en el libro de Apocalipsis.
De manera que los tres términos que Pablo usa, se
encuentran en la Septuaginta y en el Nuevo
Testamento para designar composiciones inspiradas
que nosotros encontramos en el salterio. Algunas de
ellas son señaladas como salmos, como himnos y
otras como cánticos. Y aún tenemos e caso de que
algunos de los salmos parecen encajar en más de
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una categoría a la vez, ya que algunos salmos son
designados en sus títulos como salmos y como
cánticos al mismo tiempo; o sea que una composición
puede ser un salmo, puede ser un himno o un cántico
al mismo tiempo.
Es por eso que, particularmente, yo no me siento
preparado para definir con precisión el significado de
cada una de estas palabras y cómo se diferencian o
se distinguen entre sí. De lo que no tenemos ninguna
duda es que estos términos que aparecen en Efesios
5 y en Colosenses 3 son usados en Las Escrituras
para designar las condiciones poéticas que
encontramos en el libro de Los Salmos.
También es por eso que muy buenos creyentes,
apegados al principio regulativo de la adoración, que
Dios regula su adoración en la Biblia y no ha dejado
eso en manos de cualquiera porque es su adoración,
y Él como rey del universo tiene derecho a establecer
su protocolo, entienden que la iglesia no tiene
ninguna garantía bíblica para cantar otra cosa en sus
cultos excepto los salmos inspirados por el Espíritu
de Dios.
Es indudable que siempre será mucho más edificante
cantar solamente salmos que entonar algunas de las
canciones que hoy se cantan en muchas iglesias; sin
embargo, nuestra convicción es que la iglesia de
Cristo no tiene que limitarse a cantar salmos en sus
cultos, y eso por varias razones; por un lado, la Biblia
misma no parece limitar las alabanzas de ese modo,
ni en el Antiguo Testamento, ni en el Nuevo
Testamento. Nosotros encontramos algunas
canciones de alabanza que son anteriores a los
salmos y que no fueron incorporadas luego en el libro
de Los Salmos, como es el caso de Éxodo 15, Jueces
5, o Deuteronomio 32; y cuando llegamos al Nuevo
Testamento encontramos algunos textos poéticos que
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muchos estudiosos de Las Escrituras entienden que
son fragmentos de himnos nuevotestamentarios,
compuestos en la época del Nuevo Testamento. En
nuestra traducción al español no se ve, pero cuando
uno lee la Biblia en el idioma original, en el griego, se
da cuenta que estos pasajes están escritos como
poesía, no como prosa; este es el caso de Juan 1:1 al
5, Filipenses 2:5 al 11 y Colosenses 1:15 al 20.
Ahora, aún si alguien argumentara que no podemos
decir con seguridad que esos pasajes sean
fragmentos de himnos que se cantaban en la iglesia
primitiva, encontramos en el libro de Apocalipsis al
pueblo de Dios glorificado en los cielos cantando
himnos de alabanza que no se encuentran en Los
Salmos; es el caso de Apocalipsis 5:9 en adelante, o
Apocalipsis 15:3 al 4. Por otra parte, a través de la
historia de la redención vemos que la alabanza a Dios
no ha sido estática sino que ha ido progresando junto
con el progreso de la revelación. Cuando Dios libró al
pueblo de Israel del ejército de faraón en su paso a
través del Mar Rojo, ¿Qué hicieron ellos? Celebraron
cantando un himno alusivo al evento, Éxodo 15. Lo
mismo vemos en Números 21:17, cuando Dios le dio
al pueblo de Israel agua en el desierto, ellos cantaron
de ese pozo; o en Jueces 5 cuando fueron librados
de Jabín, rey de Canaán, en tiempos de Débora y
Balac; lo vemos en el "Magnificat" de María, Lucas
1:46 en adelante. En cada nueva etapa surge un
nuevo canto. La pregunta es, ¿No deberíamos
nosotros conocer en nuestras alabanzas el progreso
de nuestra revelación divina y la etapa de la historia
de la redención en que nos encontramos en este
momento?, ¿No deberían aludir nuestros cantos a
esa gran obra de salvación que Dios llevó a cabo a
través de la encarnación, muerte y resurrección de
nuestro Señor Jesucristo?
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Algunos dirán que los salmos testifican del Mesías; si,
nosotros podemos cantar en la iglesia acerca de la
obra de salvación sólo cantando salmos, y es verdad,
nosotros vemos claramente en el Nuevo Testamento
que varios de los salmos hablan de Cristo y de su
obra redentora proféticamente; esos salmos se
encuentran en ese período de sombra, como dice
Pablo en Colosenses 2:16 al 17, "Por tanto, nadie os
juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de
fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es
sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo"; los salmos se 4encuentran en ese período de
sombra que anticipaba lo que habría de venir pero
que no había llegado. De hecho, nunca
mencionaríamos el nombre de Jesús en nuestras
alabanzas si nos limitáramos a cantar literalmente los
salmos del salterio.
Alguien ha dicho al respecto, "La consumación de la
redención en Cristo requiere todo un nuevo lenguaje
de alabanza acerca de Jesús, el Dios hombre, su
expiación definitiva, su resurrección por nuestra
justificación y nuestra unión con Él por la fe, como el
pueblo de Dios".
Nosotros somos creyentes del nuevo pacto, tenemos
en nuestras manos una revelación completa ahora,
somos los beneficiarios de una obra de redención que
ya fue consumada, una vez y para siempre en la cruz
de El Calvario. Si a través de nuestros cantos hemos
de instruirnos unos a otros en sabiduría, de modo que
la Palabra de Cristo more en abundancia en nosotros,
de ninguna manera deberíamos obviar en nuestros
himnos de alabanza esa realidad de la que ahora
somos partícipes.
Un detalle interesante en esta discusión es que los
que abogan por el uso exclusivo del salterio en sus
cultos se ven obligados a adaptar la letra de los
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salmos, tanto en su rima como en su métrica, de
modo que podamos cantarlos en nuestro propio
idioma. Por ejemplo, en nuestro himnario bautista el
himno 267 en donde tenemos una versión métrica del
salmo 67, y noten cómo dice: "Oh Dios, ten
misericordia, pedimos bendición; has que
resplandezca tu rostro sobre Sion; que en todas las
naciones y en todo corazón sea conocido el gran
camino de tu salvación"; nosotros podemos cantar
ese himno con esta métrica y con esta rima: no sería
lo mismo si tratamos de cantar la letra exactamente
como aparece en el salmo 67. Yo no estoy diciendo
que tengamos problemas con este tipo de
adaptación, todo lo contrario; nosotros damos
muchas gracias al Señor por el trabajo de muchos
hombres y mujeres capaces que han hecho posible
que hoy nosotros podamos cantar algunos de los
salmos en nuestro idioma, con una rima y una métrica
apropiada.
Pero, no podemos perder de perspectiva que lo que
estamos cantando ya no son los salmos, tal como
fueron inspirados. Lo que estamos cantando es una
traducción y una adaptación del contenido de los
salmos. La pregunta es, ¿Cuál es el problema
entonces si nosotros adaptamos el contenido de otros
pasajes de Las Escrituras?, ¿No podemos hacer lo
mismo?
Un ejemplo lo encontramos en el himno 376, ¿Qué
tenemos allí? Algunas de las verdades de Romanos
8: "Del amor divino ¿Quién me apartará?, escondido
en Cristo, ¿Quién me tocará?, si Dios justifica,
¿Quién condenará?, Cristo por mi aboga, ¿Quién me
acusará?, A los que a Dios aman todo ayuda a bien,
esto es mi consuelo, esto es mi sostén".
Por otra parte, ya hemos visto en la iglesia que el
canto es un medio de instrucción, como lo es también
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la predicación. A través de la predicación nosotros
usamos nuestras propias palabras para proclamar y
enseñar las doctrinas de La Biblia, la pregunta es, ¿Y
por qué no podemos hacer lo mismo con nuestros
cantos?, ¿Por qué tenemos que limitarnos a la letra
de los salmos?
Lo que hace un buen compositor de himnos no es
más que plasmar poéticamente, y en sus propias
palabras, el mensaje de Las Escrituras, si es un buen
compositor de himnos. Él está plasmando con sus
propias palabras, en forma poética, el contenido de la
Palabra de Dios, la pregunta es, ¿Por qué eso es
lícito para el predicador y no para el compositor? El
punto no es que cantemos exclusivamente la letra de
los salmos, pero a la luz de las palabras que Pablo
usa en Efesios 5:19 y en Colosenses 3:16, es
indudable que hay una estrecha relación entre los
himnos que debemos cantar en la iglesia y los salmo
que el Espíritu Santo inspiró. Nosotros no podemos
traer o exportar el significado moderno que algunos le
dan a las palabras "salmos", "himnos" y "cánticos" y
exportarlo a La Biblia.
Nosotros tenemos que interpretar La Biblia con La
Biblia misma; y ya nosotros hemos visto que las
palabras "salmos", "himnos" y "cánticos espirituales",
hacen una referencia a los salmos del Antiguo
Testamento. Eso es un mandato bíblico, nosotros
debemos cantar salmos, pero debemos procurar
también que nuestros himnos reflejen en la mayor
medida posible ese modelo bíblico, de lo contrario ya
no son salmos, himnos y cánticos espirituales como
Pablo tenía en mente. El mismo Espíritu Santo que
nos mueve a cantar es el mismo Espíritu que inspiró
los salmos de la Biblia. En la misma medida en que
nosotros sigamos ese modelo bíblico, en esa misma
medida estaremos caminando sobre un terreno
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seguro, si queremos realmente glorificar a Dios y
edificarnos unos a otros.
Como dice Peter Master, el actual pastor del
Tabernáculo Metropolitano, la famosa iglesia que
Spurgeon pastoreó por 37 años, "El primer estándar
de un himno que sea digno de ese nombre es que
refleje el ejemplo y la metodología de los salmos". Y
otro autor cristiano, Ferry Jonson, escribe: ¿Qué es lo
que hace que una canción de adoración cristiana
luzca como tal? La respuesta es: "Que se parezca a
un salmo". Y más adelante añade, "…los salmos
proveen un modelo para la himnodia cristiana".
7. La música en la adoración 1
Dos de los libros que más han impactado al mundo
evangélico en años recientes han sido “Una vida con
propósito” y “Una iglesia con propósito”, del Pastor
Rick Warren, dos obras que han sido traducidas a
decenas de idiomas y que han vendido millones de
copias. Warren fue catalogado en el año 2005 como
uno de los 25 evangélicos más influyentes del
evangelicalismo norteamericano. Y en ese mismo año
la revista Time lo colocó entre las cien personas más
influyentes del mundo; eso quiere decir que su
teología y práctica ministerial han sido ampliamente
difundidas en el mundo entero, influenciando a
cientos de miles que han abrazado sus enseñanzas.
La intención en este sermón es hacer alusión a
algunas declaraciones suyas sobre el uso de la
música en la iglesia, las cuales sospecho que
representan la mentalidad de muchos de los
evangélicos en el día de hoy.
En su libro “Una iglesia con propósito” el Pastor
Warren dice: “La música cristiana no existe como tal,
sólo hay música con letra cristiana. Lo que convierte
una canción en sagrada son las palabras, no la
melodía; no hay melodías espirituales”. Y en otro
lugar añadió: “Dios ama todos los estilos musicales
porque Él los inventó, los movidos y los lentos, los
fuertes y los suaves, los clásicos y los nuevos,
pueden no gustarle a usted todos, pero a Dios sí. Los
cristianos suelen no ponerse de acuerdo con el estilo
de música a usarse en la adoración, y defienden con
pasión su estilo preferido como el más bíblico o digno
para Dios, pero no existe un estilo bíblico”.
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En uno de sus seminarios sobre estrategia de
crecimiento Rick Warren explica cómo llegó a la
conclusión de que debían cambiar el estilo de música
que usaban en sus cultos, y cito una vez más: “Pasé
una tarjeta de 3 por 5 centímetros a todos en la
iglesia y dije: -Escriban las iniciales de la estación de
radio que escuchan-; ni siquiera les estaba
preguntando a no creyentes, sino que le estaba
preguntando a gente de la iglesia qué tipo de música
escucha. Cuando recogí las tarjetas ninguna persona
me dijo que escuchaba música de órgano, ni una, no
hubo ni siquiera una persona que dijera: -Escucho
grandes coros en la radio-, ni una. De hecho, e
resultado señaló de un 96 a un 97 por ciento de
música pop contemporánea de la que se escucha en
la calle. Así que tomamos una decisión estratégica, la
de ser una iglesia con música contemporánea”.
Ahora fíjense, esa no fue una decisión basada en
principios bíblicos, esa fue una decisión tomada por
consenso, porque se asume que la Biblia no nos
provee ninguna información que nos ayude a
discriminar entre estilos musicales; más aún, se
asume que Dios ama todos los estilos de música
porque se supone que Él es el inventor de todos y
cada uno de ellos.
Pero me pregunto, ¿Es esto realmente así?, ¿La
Biblia enseña que Dios es el creador de todos los
estilos musicales?, ¿Y que todos son agradables para
Él y apropiados para la adoración? Si no es así,
¿Cómo trazamos la línea que separa un estilo
musical aceptable de uno que no lo es?, ¿Este
asunto depende enteramente del gusto o preferencia
de cada cual o de la cultura a nuestro alrededor?, ¿O
tenemos parámetros objetivos de evaluación que nos
sirvan de guía para decidir tal cosa?
Este es el asunto que queremos considerar hoy, en
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esta serie que llevamos sobre la adoración y la
alabanza. Vamos a establecer algunas enseñanzas
fundamentales de la Biblia con respecto a la música
en general para luego pasar a considerar algunos
principios bíblicos que nos ayude a evaluar, de
manera particular, la música de la adoración. Lo más
fundamental de todo es:
8. La música en la adoración 2
Hemos considerado antes el tema de la música en
general para aplicar este conocimiento al tema de la
música en la adoración corporativa, de manera
particular. Algunos de los fundamentos que hemos
visto nos ayudarán a determinar qué tipo de música
es la apropiada para adorar en la iglesia.
La música de la adoración se ha convertido en un
verdadero campo de batalla en muchas iglesias hoy
día y, aunque no deseo sobre simplificar un problema
complejo, creo que el meollo del asunto se encuentra
en la definición que asumamos tanto de la adoración
como de la música.
ESENCIA DE LA ADORACIÓN
9. La música en la adoración 3
En la serie sobre la adoración y la alabanza a Dios en
el culto público llegamos al último aspecto que vamos
a tratar: Los instrumentos musicales en la adoración.
Luego de considerar algunos aspectos fundamentales
sobre el papel que juega la música en el culto, ahora
nos preguntamos, ¿Nos provee la Biblia alguna
instrucción que nos sirva de guía en el uso de los
instrumentos musicales en la adoración?, ¿Debemos
asumir que todos los instrumentos son igualmente
adecuados para este fin? Después de todo en Las
Escrituras se mencionan una variedad de
instrumentos musicales asociados con la alabanza a
Dios. ¿No debería ser eso suficiente para que
tengamos en la iglesia una banda de música,
tomando en cuenta que nuestro Dios es el mismo
ayer, hoy y por los siglos?, ¿O cuál es el problema de
que integremos en los cultos algunos instrumentos
más contemporáneos, como la batería, por ejemplo, o
más autóctonos como la güira, la tambora y el
acordeón?, ¿O será que el piano y el órgano son
instrumentos más santos que los demás?