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John Piper – Romanos

La mayor realidad del mundo: una visión general de


Romanos 1-7
2 de Septiembre de 2001 | por John Piper | Escritura: Romanos 1–7 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1–7

Hoy finalizaremos nuestra exposición de Romanos 1-7. Mi deseo es aventurarnos hacia lo imposible: Un
resumen de los primeros siete capítulos de Romanos y de 104 sermones que comenzaron en abril de 1998.
Mi oración y mi anhelo es que la estructura de la verdad –la visión de la realidad- en este libro se
convierta en la estructura de su mente y su visión de la realidad. Que puedan pensar acerca de Dios, del
pecado, de Cristo, y de la vida de la manera en que Pablo lo hace, de la manera en que Dios lo hace. Y
que se conviertan en humildes extranjeros y exiliados con corazón de león en Norteamérica, listos para
sacrificar su vida para la gloria de Cristo y la salvación de los pecadores.

Un Resumen de Romanos 1-7

Romanos enseña que el problema más importante en el universo es que las criaturas humanas de Dios
(todos nosotros) han pecado, han sido destituidas de su gloria, y están ahora condenados bajo la
omnipotente ira de Dios. Hay un problema con nuestra condición, ese problema es el pecado. Y hay un
problema con su consecuencia, que es la ira. Otra manera de decirlo es que existe una culpabilidad real en
cada persona a causa del pecado, y hay una condenación real sobre cada persona a causa de que el Juez y
Creador del universo es justo y santo.

La conclusión de Pablo, después de dos capítulos actuando de fiscal acusador es Romanos 3:9:
“¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado
que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito: No hay justo, ni aun uno”.
Romanos 3.22-23: “no hay distinción; por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”. Y aquí
tenemos una buena definición de qué es nuestro pecado, y porqué tiene que ver, fundamentalmente, con
Dios, no con el hombre.

Cuando Pablo describe los pecados de su propio pueblo en Romanos 2: 24, el clímax de su acusación es
este: “el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”. Lo que hace que el
pecado sea pecado, no es que hiera a las personas, sino que blasfema el nombre de Dios. Esta es la mayor
maldad y la mayor atrocidad del universo.

La gloria de Dios no es honrada.


La santidad de Dios no es reverenciada.
La grandeza de Dios no es admirada.
El poder de Dios no es alabado.
La verdad de Dios no es buscada
La sabiduría de Dios no es apreciada.
La belleza de Dios no es atesorada.
La bondad de Dios no es disfrutada.
No se confía en la fidelidad de Dios.
No se descansa en las promesas de Dios.
Los mandamientos de Dios no son obedecidos.
La justicia de Dios no es respetada.
La ira de Dios no es temida.
La gracia de Dios no es valorada.
La presencia de Dios no es apreciada.
La persona de Dios no es amada.

El glorioso e infinito Creador del universo, por quien y para quien todas las cosas existen (Romanos
11:36) – quien sostiene la vida de cada persona al darle la existencia en cada momento (Hechos 17.25) –
es desdeñado, desobedecido, deshonrado y nadie en el mundo cree en él. Esa es la mayor atrocidad del
universo.

¿Por qué las personas pueden indignarse emocional y moralmente ante la pobreza, la explotación, el
prejuicio, y la injusticia del hombre contra el hombre y aun sentir poco o ningún remordimiento o
indignación por el hecho de que Dios sea tan menospreciado? Es por el pecado. Eso es lo que el pecado
es. El pecado es la estimación, valoración, exaltación y disfrute del hombre y su creación por encima de
Dios. Así que aun nuestra ira centrada en el hombre y las heridas del pecado son parte del pecado. Dios es
despreciado en la vida humana. Este es nuestro pecado, nuestra condición.

Y la consecuencia de esta condición es la ira de Dios. Romanos 1:18: “Porque la ira de Dios se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad
[…] Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias”. Fallar en el intento
de hacer que la bondad y la gloria de Dios sean el centro de nuestras vidas, hace que la ira de Dios venga
sobre nosotros.
Romanos 2:5: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para
ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”. En Romanos 2:8: “[Aquellos que] no
obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia [recibirán]: ira e indignación”. Cuando
escuchamos palabras como estas –que estamos todos “bajo pecado” y que los pecadores recibirán “ira e
indignación” de Dios –necesitamos sentarnos y darnos tiempo para aceptarlas. Estas son palabras
terribles. Cuando el Dios omnipotente tiene ira e indignación, no puede concebirse una fuerza peor.
Hablamos de la furia de un huracán que destruye edificios o la furia de un tornado que arranca árboles
como palillos de dientes. Pero estas fuerzas son como nada comparadas con la ira de Dios.

En Apocalipsis 14:10-11, Juan busca un lenguaje para describir la longitud y profundidad del infierno.
Dice que el pecador “beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y
será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo
de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche”. No hay
nada más espantoso en la realidad o la imaginación que la perspectiva de la eterna, infinita, omnipotente e
irreprochablemente justa y correcta ira e indignación divina. Y esa es la consecuencia de nuestro pecado.

A menos que percibamos esto con claridad en nuestras cabezas y poder en nuestras emociones, el amor de
Dios será reducido al sentimentalismo o a una mera asistencia para nuestros planes de autoayuda y
recuperación. Así el amor de Dios no será infinitamente precioso o abrazado con temblor por nosotros
como el Tesoro que realmente es.

El Momento Decisivo: La Ley de Dios no Puede Justificar o Santificar

Ahora viene el momento decisivo más importante en el libro. Cuando Pablo, el fiscal acusador, ha hecho
su trabajo, termina en Romanos 3:19 con las palabras “que toda boca [es cerrada] y todo el mundo [es
hecho responsable] ante Dios”. Entonces añade, en esencia, Ni siquiera pienses que puedes tomar los
mandamientos de Dios (la Ley de Dios) y convertirlos en un medio para justificarte ante Dios. “porque
por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el
conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). Y no solo eso, Ni siquiera comiences a pensar que puedes
tomar los mandamientos de Dios y convertirlos en un medio para convertirte en una nueva persona. No
puedes ser absuelto por la ley, y no puedes ser transformado por la ley. La Ley de Dios no puede
justificarte, ni tampoco santificarte.

Por el contrario, el mensaje de Romanos 3-7 es que Dios envió a su Hijo, Jesucristo, al mundo para vivir,
morir, y levantarse nuevamente para ser la base de nuestra justificación y el poder de nuestra
santificación. Si alguien, en cualquier parte del mundo, va a justificarse con Dios, o llevar fruto para Dios,
será solo a través de Cristo. Y solo Cristo recibirá la gloria. Él es el gran fundamento de nuestra
justificación, y el gran poder de nuestra santificación.

Tomemos estas dos grandes obras de Dios (la justificación y la santificación) una a la vez, y veamos
cómo Cristo es el remedio de Dios para nuestra condenación y cómo Cristo es el remedio de Dios para
nuestra contaminación, cómo escapamos de la ira de Dios hacia su favor, y cómo escapamos del poder del
pecado hacia vidas de santidad y amor.

La Justificación: El Remedio de Dios para Nuestra Condenación

Antes que pueda haber cualquier charla acerca de cómo cambiar la manera en que vivimos –ajustando
nuestra mente, nuestras familias, nuestras iglesias, nuestra sociedad- antes que nada de eso, y como base
indispensable para todo eso, debemos escapar primero de la ira de Dios y ser contados por él como justos.
Antes de que podamos experimentar cualquier transformación que honre a Dios, debe eliminarse la
condenación de Dios. Lo que significa que la justificación debe preceder y proveer el fundamento para
nuestra santificación.

Así que Pablo lidia con esto primero. El texto central en Romanos 3:24-25. Los pecadores culpables y
condenados son “justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo
Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe”. Cada frase
es preciosa para los pecadores culpables que se tambalean ante borde del infierno.

La palabra “justificados” es preciosa porque significa que Dios nos declara justos en su presencia aun
antes de escapar del poder del pecado.

La palabra “gratuitamente” es preciosa porque significa que no podemos ganarnos esto. Es gratis. No la
merecemos. No somos transformados antes de obtenerla justificación. Esta es la base para ser
transformados.

La frase “por su gracia” es preciosa porque significa que detrás de la ira de Dios existe otro impulso
poderoso hacia nosotros en el corazón de Dios, la gracia mueve a Dios en completa libertad, para
salvarnos de su propia ira.

La frase “por medio de la redención” es preciosa porque significa que nuestros pecados son perdonados y
somos liberados, redimidos, de la condenación.

La frase “que es en Cristo Jesús” es preciosa porque significa que Jesús mismo y no nosotros ni la ley, es
el fundamento para nuestra justificación. Él es una roca mucho más sólida para afirmarnos que lo que mi
cumplimiento de la ley pudiera alguna vez ser.

La frase “a quien Dios exhibió públicamente” es preciosa porque ésta gran transacción de redención no
fue hecha en un recóndito rincón, o en alguna fábula mitológica, sino en la historia, bajo el gobernador
romano y ante muchos testigos.

La frase “como propiciación” es preciosa porque significa que la ira de Dios que merecemos, fue quitada.
Cristo la absorbió, y la lanzó lejos. Él se volvió maldición por nosotros y quitó el juicio de Dios. Dios fue
propiciado.

La frase “por su sangre” es preciosa porque significa que Cristo murió por mí. Él derramó su vida y su
sangre en mi lugar e hizo lo que yo nunca podría hacer para salvarme. Solo la muerte del Hijo de Dios
pudo salvar a un pecador como yo.

La frase “a través de la fe” es preciosa porque muestra cómo tú y yo nos volvemos beneficiaros de toda su
gracia. No trabajamos para obtenerla, la recibimos como un regalo por fe. Pablo lo subraya en Romanos
5.17 con las palabras: “mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo […] los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Solo por fe recibiremos el perdón y la justicia imputada
de Jesús.

Así que la justificación es el acto donde Dios nos tiene por justos, aun cuando todavía somos pecadores
solo por gracia, solo por la fe, solo sobre la base de la obra de Cristo, solo para la gloria de Dios. Esta es
la mayor realidad del mundo –conocer a Dios lleno de la gracia y sin su ira, debido a Cristo.

Ese es el remedio de Dios para nuestra condenación y es así como escapamos de la ira de Dios hacia su
favor. Le llamamos justificación.

Ahora, ¿cómo es Cristo el remedio para nuestra contaminación? ¿Cómo escapamos del poder del pecado
hacia vidas de santidad y amor?
La Santificación: El Remedio de Dios para Nuestra Contaminación

La justificación no es un proceso de transformación. Es la declaración de que, ante Dios, estamos bien


parados, absueltos y justificados. Sucede en un abrir y cerrar de ojos, cuando creemos por primera vez en
Cristo. La santificación es un proceso de transformación. Continúa a través de la vida y está
fundamentada en la inconmovible, firme, e inquebrantable tierra de la justificación. Esa es la diferencia
clave

Y Cristo es la clave de las dos, la clave no es guardar la ley. Y la fe en Cristo es el medio para llegar a las
dos. Lo hemos visto en la justificación. Recordémonos ahora lo que hemos visto acerca de la
santificación. Pablo dice en Romanos 6:19; “presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia,
para santificación”. En otras palabras, ofrézcanse a sí mismos a este proceso de cambio. Pero ¿cómo?
¿Cómo pueden ser transformados los pecadores justificados en seguidores de Cristo llenos de fruto?
Romanos 7:4 ha probado ser un verso clave: “Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo
morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de entre
los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”

Nosotros, los que hemos sido justificados, queremos llevar fruto para Dios –queremos llevar fruto de
“amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio” (Gálatas
5:22-23). Queremos convertirnos en humildes extranjeros y exiliados con corazones de león en
Norteamérica, listos para sacrificar su vida para la gloria de Cristo y la salvación de los pecadores.

¿Cómo sucede esto? No preocupándonos con la ley, sino muriendo a la ley y perteneciendo a otro –a
Jesucristo, levantado de la muerte. Abraza a Jesús, agárrate rápido de él, confía en Cristo, aprecia a Jesús,
ten comunión con Jesús, ama a Jesús. Haz que Jesús se convierta en la pasión de tu vida. Eso es lo que
Romanos 7:4 implica: Muere a la obediencia de la ley y entrégate a una unión matrimonial con Cristo.

Así que aquí es donde estamos ahora que llegamos al Gran Ocho. No hay condenación gracias a Cristo. Y
podemos experimentar una profunda transformación debido a Cristo. Una es llamada justificación, la otra
es llamada santificación. Obtenemos diariamente nuestra postura a partir de la suficiente, inconmovible
roca de nuestra Justificación en Cristo. Y entonces nos entregamos diariamente por la fe en la obra
santificadora de Jesús en nuestras vidas. Oh, ven y confía en él. Incrédulo, ven a él y pon tu fe en él, y
recíbele como tu justicia, tu perdón, tu tesoro. Creyente, ven a él una y otra vez, y nuevamente tómalo
como tu tesoro, la roca de tu justicia ante Dios, y el poder de tu amor hacia los hombres.

El poderoso y misericordioso mensaje de Romanos 1-8


22 de Septiembre de 2002 | por John Piper | Escritura: Romanos 1–8 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1-8
Pablo escribe la carta a la iglesia de Roma para motivarles a sustentar su misión a España. En Romanos
15:24 escribe: “cuando vaya a España iré a vosotros. Porque espero veros al pasar y que me ayudéis a
continuar hacia allá”. Él nunca había estado en Roma y nunca había conocido a la mayoría de estos
cristianos. Así que les expone su evangelio en estos 16 capítulos.

¡Cuánto desearía que todos los misioneros conocieran el libro de Romanos y predicaran el libro de
Romanos! ¡Y cuánto desearía que aquellos de nosotros que envían misioneros conocieran el libro de
Romanos y vivieran el libro de Romanos de manera que pudieran enviar misioneros de la misma forma en
que Pablo quería que fueran enviados y sustentados desde Roma hacia España! El poderosos y
misericordioso mensaje de este libro hará que los estadounidenses ricos se despojen de sus lujos y vivan
un estilo de vida como de guerra y derramando sus recursos por la causa del evangelio. Y el poderoso y
misericordioso mensaje de este libro, en las bocas de los misioneros sufrientes, quebrantará los poderes de
las tinieblas y plantará la iglesia de Jesucristo en los lugares más difíciles.

El Aspecto Multicultural Y Global De Esta Carta

Por eso no es sorprendente que cuando usted comienza a leer esta carta, haya en ella un enfoque
multicultural, global. En Romanos 1:5 Pablo nos dice la meta de su apostolado: “Por medio de él, y en
honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe”
[NVI]. Es por eso que él predica, es por eso que va a España. Es por eso que escribe esta carta: para
persuadir a la fe en Jesucristo “entre todas las naciones” y a la obediencia que ésta fe conlleva. Romanos
es un libro que habla de naciones –de los grupos de personas que todavía no creen en Cristo. Quienes no
están justificados y aun todavía no han sido santificados y por tanto no serán glorificados si no son
alcanzados con el evangelio.

Entonces, en el verso 14, él nos dice nuevamente cuál es su obligación apostólica: “Tengo obligación
tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes”.
Y para que no pensemos que se ha olvidado de los judíos, dice en el verso 16: “Porque no me avergüenzo
del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y
también del griego” ¡Judíos, griegos, bárbaros, sabios, ignorantes! En otras palabras, este poderoso y
misericordioso mensaje del libro de Romanos se abre paso a través de las distinciones nacionalistas,
culturales, y educacionales.

En nuestra Era pluralista (un momento muy similar al primer siglo cuando la iglesia de Cristo se esparció
tan rápidamente) es crucial que nos percatemos de este enfoque de Romanos. El cristianismo no es una
religión tribal, sino que llama a la fe y a la obediencia a cada tribu, lengua, pueblo y nación. Jesús no es
un Dios entre muchos, él es el Señor de señores y el Rey de reyes, y no hay otro nombre bajo el cielo en
que todos los hombres puedan ser salvos. El poderoso y misericordioso mensaje de Romanos no es que
hay un camino de salvación entre muchos. Es el único camino de salvación porque Cristo es el único Hijo
de Dios y Salvador.

Este argumento ha sido discutido siempre. Y es especialmente discutido hoy en los Estados Unidos aun
entre los que se profesan cristianos, y por supuesto, entre los musulmanes y los judíos. En la Tribuna
Estrella del Viernes [Friday’s Star Tribune] hubo otro artículo negando la necesidad de la fe en Cristo.
Una Comisión Conjunta de obispos católicos y rabinos estadounidenses escribieron un documento
llamado “Reflexión sobre el Pacto y la Misión”. La idea central, dice el autor, es esta: “Los esfuerzos para
convertir a los judíos ya no son teológicamente aceptables... porque el pueblo judío ya está en pacto con
Dios” (viernes, 20 de septiembre de 2002, p. A23). En otras palabras, hay un camino de salvación para los
judíos que rechazan a Cristo, y hay otro camino de salvación para los cristianos que reciben a Cristo.
Ante la perspectiva de lo que Jesús dijo: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece
al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él” (Juan 3:·36), esta es una declaración
falsa y desgarradora de los obispos cristianos. Es por eso que, en lo concerniente a los gentiles que le
aceptan y a los judíos que le rechazan, Jesús dijo: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán a la mesacon Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 Pero los hijos
del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 8:11-
12).

De modo que es absolutamente esencial que veamos el reclamo universal del poderoso y misericordioso
mensaje de Romanos. No estamos lidiando con simples opiniones humanas, o filosofías humanas, o con
un programa de auto-superación, o con una religión tribal, o con algo parroquial y limitado. Estamos
lidiando con las noticias verdaderas de que el único Dios ha actuado de manera única en la historia para
salvar a las personas al enviar a su único Hijo a morir por los pecadores y resucitar. Rechazar esta noticia
es perecer.

La Tesis De La Carta: Romanos 1:16-17

Así que Pablo declara su idea central en Romanos 1:16-17; y después la explica y amplía en el resto de la
carta: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que
cree; del judío primeramente y también del griego.17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela
por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Primero Pablo dice que este mensaje –su
evangelio- es poderoso y misericordioso para salvar: es el poder de Dios para salvación. Esta salvación es
por fe. El poder del evangelio para salvar penetra en nuestras almas con fe en Jesucristo.

Entonces, en el verso 17, él explica por qué el evangelio tiene este poder: “Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela”. El evangelio tiene el poder para salvar a aquellos que confían en Cristo porque
revela la justicia de Dios ¿Qué significa esto?

Romanos 1:18-3:20: ¿Por Qué Todos Necesitamos Ser Salvados?


Antes de explicar qué es lo que esto significa, Pablo dedica desde Romanos 1:18 hasta el 3:19 para
mostrar por qué todos necesitamos ser salvados. Usted puede ver su resumen en Romanos 3:9: “ya hemos
denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado”. Y el verso 19: “para que toda boca
se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios”. De modo que todos somos pecadores. Todos
estamos bajo la ira de Dios (1:18). No tenemos una justicia que nos pueda encomendar perdonados ante
él, y el 3:20 explica con claridad que nunca podremos salvarnos o justificarnos a nosotros mismos:
“porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él”. Somos pecadores.
Estamos bajo la justa y santa ira de Dios. Y no podemos justificarnos o salvarnos a nosotros mismos por
medio de las obras.

Romanos 3:21-31: La Revelación De La Justicia De Dios Por Fe En Jesús Y Sus Implicaciones

Ahora Pablo vuelve a su idea central de Romanos 1:16-17 y explica qué significa que el evangelio es
poder de Dios para salvar a los creyentes porque revela la justicia de Dios por fe. Él dice en el verso 21-
22: “Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios [aquí retoma la idea de la justicia de Dios que se
revela en el verso 17], ha sido manifestada atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen”.

¿Cuál es entonces la justicia revelada de Dios que da su poder al evangelio y salva a los creyentes? Es “la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo”. Es la justicia de Dios revelada como un regalo a través
de la fe. Es lo que llamamos justificación. Así que Pablo dice en el verso 24 que los pecadores que
confían en Cristo son “justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo
Jesús”. La revelación de la justicia de Dios que hace que el evangelio sea el poder de Dios para salvación
es la demostración y el don de la justicia de Dios a los pecadores que confían en Cristo.

Romanos 3:25 explica cómo Dios puede justificar a los pecadores sin ser injusto: “Dios exhibió
públicamente [a Cristo] como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su
justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”. En otras
palabras, Dios ordenó que su Hijo muriera en nuestro lugar a fin de que la ira del Padre y su maldición
fuera sobre el Hijo y no sobre los que creen. De esta manera él muestra su repulsión por el pecado y su
justicia al enfrentarlo. Así que ahora, como dice el verso 26, él puede ser el “justo y [...] el que justifica al
que tiene fe en Jesús”.

Así que la muerte de Cristo es el fundamento de nuestra justificación. Si creemos en Jesús, Dios nos
cuenta como justos por amor de Jesús. Somos vistos y tratados como justos. Eso es justificación. Y en el
verso 28, Pablo explica con claridad que esta justificación ante Dios no es por obras, sino por fe: “Porque
concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”.

Y en este lugar, justo en este lugar, no pierda de vista la implicación misionera, global, multicultural que
tiene esta enseñanza. Pablo mismo la enfatiza en los versos 29-30: “¿O es Dios el Dios de los judíos
solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles [las naciones]? Sí, también de los gentiles, 30 porque
en verdad Dios es uno, el cual justificaráen virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los
incircuncisos”. La justificación por fe en Cristo es el poderoso y misericordioso mensaje global que
tenemos para todas las naciones, una cruz, una resurrección y una manera de ser justificados ante el único
Dios: habiendo recibido su justicia imputada por fe en Cristo, no por obras.

Romanos 4: La Justificación De Abraham Por Fe Aparte De Las Obras

En el capítulo 4 Pablo explica la justificación por fe aparte de las obras utilizando a Abraham como
ejemplo: “Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (verso 3). Uno de los versos más
valiosos del libro está edificado sobre el ejemplo de Abraham (verso 5): “mas al que no trabaja, pero cree
en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia”. No son las obras quienes justifican, sino la
fe. Y no son los piadosos los que son justificados, sino los impíos. Estas son buenas noticias –este es el
poderoso y misericordioso mensaje de Romanos.

Romanos 5: La Esperanza Y La Seguridad Ante El Sufrimiento Y La Muerte

En el capítulo 5 Pablo resume lo dicho en el verso 1: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y a continuación descubre ante
nuestros ojos la realidad del sufrimiento y la muerte para los justificados –y anticipa el inmenso énfasis al
sufrimiento que hará en el capítulo 8. En el verso 3 nos dice por qué nos podemos regocijar en la
tribulación –porque produce paciencia, un carácter probado, y esperanza.

Luego enfrentando lo que la tribulación conlleva Pablo arguye exactamente lo mismo que dice en el
capítulo 8 –desde lo más grande hasta lo más pequeño- si Dios puede hacer lo difícil, puede hacer
también lo más fácil. Recuerde que en Romanos 8:32 dice: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros [lo difícil], ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?
[Lo más fácil]”. Esto es exactamente lo mismo que argumenta en Romanos 5:9: “Entonces mucho más,
habiendo sido ahora justificados por su sangre [esto es lo difícil], seremos salvos de la ira de Dios por
medio de El [lo más fácil]”. Este es el mismo tipo de argumento que utiliza en el verso 10: “Porque si
cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo [lo difícil], mucho más,
habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida [lo más fácil]”.

La idea es darnos esperanza y seguridad al enfrentar el sufrimiento y la muerte, tal como sucede en
Romanos 8. El cristianismo normal es tribulación. “Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). Nunca olvide que el poderoso y misericordioso mensaje de
Romanos es propuesto en el contexto del sufrimiento que se espera.

La muerte es una realidad masiva en todas las culturas. Si usted tiene un evangelio, debe tener alguna
explicación para la muerte y alguna esperanza para enfrentar la muerte. En esto se ocupa Pablo en
Romanos 5:12-21, y lo hace comparando a Adán, cuya desobediencia trajo pecado y muerte, con Cristo,
cuya desobediencia trajo justicia y vida. El verso 19 declara el contraste con más claridad: “Porque así
como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores, así también
por la obediencia de uno [Cristo] los muchos serán constituidos justos”. El pecado y la condenación de
Adán nos fueron imputados porque estamos unidos a él por nacimiento; así que la obediencia de Cristo y
su exoneración nos fue imputada porque estamos unidos a él por fe.

Entonces Pablo resume el triunfo de la gracia por medio de Cristo en el verso 21: “... para que así como el
pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante
Jesucristo nuestro Señor”

Romanos 6: La Unión Con Cristo Es Muerte Al Pecado Y La Liberación De La Esclavitud

Lo que nos lleva a un problema que tiene que ser resuelto: si realmente somos justificados solo por fe, y
donde el pecado abunda, sobreabunda la gracia, entonces ¿por qué no pecamos para que la gracia
sobreabunde? Y Pablo responde en el capítulo 6 con la enseñanza de que la fe nos une a Cristo de un
modo real a fin de que realmente experimentemos junto a él la muerte al pecado y la liberación de su
esclavitud (6:6, 17-18). Todos los justificados están siendo santificados.

Romanos 7: Muertos A La Ley Para Que Pertenezcamos A Otro

Entonces en el capítulo 7 Pablo argumenta que no somos santificados (o hechos como Jesús) cuando
estamos orientados hacia la obediencia de la ley. No: “Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os
hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de
entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios [...] 6 Pero ahora hemos quedado libres de la ley,
habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo
de la letra” (7:4,6).

La vida cristiana es vivida en el don gratuito y la ardiente búsqueda de una relación con Jesucristo “para
que seáis unidos a otro” (7:4). Él es el poder y la misericordia, el modelo y el precepto de la vida
cristiana.

Romanos 8: Nada Nos Podrá Separar Del Amor De Cristo

Esto nos llevó en estas últimas semanas, hasta Romanos 8, el gran capítulo 8. ¿Quién nos separará del
amor de Dios (verso 35)? ¿Puede ver la relación que tiene este texto y Romanos 7:4? Muertos a la ley
para que podamos pertenecer a otro –al que fue resucitado de entre los muertos, Jesucristo. Esta es la
esencia de la vida y la esencia de la muerte ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Respuesta: Nada.
¿Quién nos separará del amor de Dios en Cristo: Nada?
“Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que
vivamos o que muramos, del Señor somos. 9 Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor
tanto de los muertos como de los vivos” (Romanos 14:8-9). Viva bajo su señorío, muera bajo su señorío.
Y cante siempre al invencible amor de Dios en Cristo.

El autor de la más grandiosa carta


26 de Abril de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:1 | Tópico: Figuras Bíblicas del Nuevo Testamento
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:1
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.

El Tiempo Ha Venido

Durante casi 18 años de predicación aquí en la Iglesia Bautista Belen (Bethlehem Baptist Church), he
esperado el tiempo más adecuado para predicar sobre la carta de Pablo a los Romanos. Lo he considerado
una y otra vez renunciando a la tarea, como el alpinista que observa las nubes alrededor de la cima del
Monte Everest y se vuelve luego hacia alturas menos elevadas. La tarea atemoriza.

Pero en la paciencia y gracia de Dios, he sentido en los meses recientes que ya es el tiempo. Nos
acercamos al final del milenio y me acerco a la segunda mitad de mis treinta años de pastorado en esta
maravillosa iglesia, si Dios quiere. El paso del tiempo parece más rápido ahora, a la edad de 52 años, que
cuando tenía 34 y el evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios (2 Corintios 4.4), me
parece más glorioso ahora que nunca antes. Y no hay mayor exposición del evangelio de Dios que el libro
de los Romanos.

Ahora no siento tanto la presión que la dictadura de lo urgente y la necesidad de responder a cada
concepto de moda que explota a través del mar de culturas que América ejercía sobre mí. Durante casi
media vida he tenido una profunda confianza en que el mejor modo de ser competente por largo tiempo es
parándose sobre la roca sólida, sobre las viejas verdades eternas, antes que saltar de un pragmático partido
triunfador a otro. Romanos es tan sólido, confiable, inconmovible y detallista como la verdad puede llegar
a ser.

Mi Historia con Romanos

Tengo mi propia historia con el libro de Romanos, historia que pudiera seducir a algunos de ustedes a
unirse a mí en la cruzada para encontrar a Dios, conocerle, adorarle, disfrutarle y obedecerle tal como Él
se nos muestra en este libro.

No recuerdo haberme convertido a los 6 años de edad junto a mi madre en Fort Lauderdale, Florida, como
me dice mi padre, solo recuerdo haber creído. Sin embargo, sí recuerdo que fui aprendiendo el significado
de mi conversión, y lo aprendí en el libro de Romanos: “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios” (3.23); y “la paga del pecado es muerte” (6.23); y “Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (5.8); y “si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (10.9). ¿Quién de
nosotros, que haya probado las bondades y la gloria de Dios en su gran evangelio, no estima al libro de
Romanos como precioso más allá de todo cálculo?

Llamado al Ministerio de la Palabra

Fui a la universidad pensando que tal vez sería doctor o veterinario. Entonces, el verano de 1966, en mis
años de joven estudiante, toda la dirección de mi vida cambió por la dolorosa y preciosa providencia de
Dios. Él me llamó al ministerio de la Palabra. Ese otoño yo había acordado convivir con tres amigos en
una habitación-dormitorio, pero a mediados del año supe que necesitaba más intimidad para estudiar y
orar, en la medida que me sentía mas guiado a estudiar. El año y medio siguiente viví solo en otra
habitación-dormitorio. Y allí recuerdo, lo puedo ver y hasta casi oler, leyendo el pequeño libro amarillo
de John Stott sobre Romanos 5-8 llamado ‘Men Made New’ (HOMBRE HECHO NUEVO). El efecto
sobre mí selló el llamado para convertirme en un fiel ministro de la Palabra de Dios. Así Romanos
confirmó mi conversión, y Romanos confirmó mi llamado al ministerio de la Palabra.

Perfilando Teológicamente

Entonces vino el seminario en 1968-1971, con todos los abrumantes descubrimientos de la soberanía de
Dios. Y bajo la dirección de Dios, la fuente de la cual toda aquella nueva luz venia era el libro de
Romanos, primero un curso sobre Romanos 1-8 y después un sobresaliente curso acerca de la Unidad de
la Biblia, diseñado a partir de Romanos 9-11. Estos fueron los días que determinaron la formación
teológica de mí vida. Todo lo que he pensado desde entonces comenzó allí. Por tanto, mi conversión, mi
llamado al ministerio de la palabra y la formación determinante de mí visión de Dios fue sellada por el
libro de Romanos.

Llamado al Pastorado

Entonces, después de 3 años de estudio en Alemania y 6 años de enseñar en Betel, Romanos se convirtió
de nuevo en un decisivo agente de Dios para dejar la enseñanza y convertirme en pastor de esta iglesia en
1980. Yo estuve trabajando en Romanos 9 por años, tratando de entender la maravillosa imagen de Dios
en ese capítulo. En el otoño de 1979, me fue dado un Sabático1 y decidí poner en orden la materia, lo
mejor que yo podía, y escribir un libro sobre eso. Mientras yo me sumergía en Romanos 9 día tras día,
algo completamente inesperado ocurrió. La palabra que escuchaba una y otra vez hablándome era, “Yo, el
Dios de Romanos 9, seré anunciado, y no sólo analizado o explicado”.

El 14 de Octubre de 1979, tarde en la noche después que Noel ya se había ido a la cama, Dios hizo la obra
concluyente para llamarme de la enseñanza en la universidad a la predicación en la iglesia. Esto fue
mientras escribía La justificación de Dios, que era una exposición de Romanos 9. La publicación
comenzaba, “Estoy más cerca esta noche que nunca antes de decidirme a renunciar a Betel y tomar el
pastorado... La presión es casi aplastante y toma esta forma: Estoy cautivado por la realidad de Dios y el
poder de su Palabra para crear personas auténticas”. En pocas semanas un llamado que vino desde Betel
puso en movimiento los eventos que me trajeron a esta iglesia y este púlpito. De nuevo fue Romanos
quien parecía ser la bisagra sobre la que la puerta de mi vida oscilaba.

Afirmando el Ministerio

Y aunque nunca había predicado sobre Romanos, han sido las grandes verdades de Romanos 8.28 y 8.32
las que han afirmado el ministerio aquí durante estos 18 años. Y puedo decir junto a John Stott que he
proclamado los últimos triunfantes versículos de Romanos 8 en incontables funerales y “nunca ha
desaparecido el escalofrío que me producen” (Romans: God’s Good News for the World [Downers
Grove, IL: InterVarsity Press, 1994], p. 10). “por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Así que tengo una historia propia con este libro, al igual que muchas otras personas. Les estaré contando
algunas de sus historias en las semanas y meses, venideros (por ejemplo, Agustín, Martin Lutero, Juan
Wesley, Karl Barth y algunos de ustedes en esta congregación). Por ahora, basta decir que Samuel
Coleridge, hablando por muchos, dijo, “Creo que la epístola a los Romanos es la obra más profunda en
existencia” (Table Talk [Oxford: Oxford University Press, Sin fecha.] P. 232). Y John Knox (No Scot)
dijo que es “incuestionablemente el trabajo teológico más importante nunca escrito” (The Interpreter’s
Bible, Vol. 9 [Nashville: Abingdon Press, 1954.] P. 355).

¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo la más importante obra teológica cristiana escrita vino de un ex-fariseo que
odiaba el cristianismo (Hch 9.1) y colaboró en el asesinato del primer mártir cristiano (Hch 7.58; 8.1), y
persiguió a la iglesia primitiva con pasión (1 Tim 1.13)? ¿Cómo este hombre escribió una carta de 22
páginas y 7100 palabras que “siglo tras siglo... ha sido la llama en la que un líder cristiano tras otro... ha
atizado su propia antorcha para el avivamiento de la iglesia y el enriquecimiento de la cristiandad” (A.M.
Hunter, Introducing the New Testament [Gateshead: SMC Press Ltd., 1972.] P. 94)?

La respuesta comienza en Romanos 1.1, en las primeras tres frases del libro: “Pablo, siervo de Jesucristo,
llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.”. Tómelas una a la vez y medite en sus
significados para este hombre, para su carta y para su Dios. En las tres frases el aspecto crucial no es
quien es Pablo, sino de quién es Pablo. Y esto será, en fin de cuentas, lo que haga su vida significante o
no, no quién usted sea, sino de quién es usted.

Un Siervo de Jesucristo

En primer lugar, Pablo, el escritor de esta carta, dice que es un “siervo de Jesucristo”. Nosotros somos
confrontados inmediatamente con una opción: ¿Es este hombre un maníaco engañado? Jesús, llamado el
Cristo, había muerto por el año 30 a.C. por un gobernador romano llamado Pilato. Tenemos muchos
testimonios históricos seculares del hecho. Él estaba muerto. Ahora, aquí está Pablo diciendo que este
hombre Jesucristo no está muerto, sino que es su maestro y que es esclavo de Jesucristo. ¿Son estos 16
capítulos las galimatías de una falsa ilusión? Usted debe decidir.

La propia afirmación de Pablo no es que él esté engañado sino que él ha sido comprado, pertenece y es
gobernado por su contemporáneo, quien murió y se levantó de entre los muertos, Jesucristo. Yo digo
“comprado y perteneciente”, porque eso es lo que implica ser un siervo. En 1ra a los Corintios 7.23, Pablo
dice, “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” En otras palabras, los
cristianos somos esclavos de Cristo porque él nos compró muriendo por nosotros, y por tanto nos posee.
“no sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo”
(1 Corintios 6.19-20). Pablo es el siervo de Cristo Jesús, porque Cristo le compró y ahora le posee.

Esto también significa que este Cristo viviente le gobierna. En Gálatas 1.10, Pablo dice, “Pues, ¿busco
ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a
los hombres, no sería siervo de Cristo.” En otras palabras, ser un siervo de Cristo implica someterse a lo
que a El le agrada, no a lo que agrada a los hombres.

Entonces Pablo mismo comprende que fue comprado, obtenido y gobernado por Cristo Jesús, un hombre
que fue muerto como criminal quizás unos 25 años antes de que esta carta fuera escrita, y quien, Pablo
dice en el versículo 4, fue levantado de entre los muertos y fue declarado único y absoluto Hijo de Dios
con poder. En otras palabras, aquí en esta carta que hace historia no estamos tratando con un hombre y su
ingenio, sino que estamos tratando con un hombre y su dueño, gobernador y Dios. Esto comienza a
explicar porque la carta no es una carta ordinaria.

Llamado a ser Apóstol

Segundo, Pablo dice que él es “[no solo] siervo de Cristo Jesús, [sino también] llamado a ser apóstol.” Él
no solo es comprado, obtenido y gobernado; también es llamado. Lo trascendente de Pablo no está
primariamente en lo que él ha hecho, sino en lo que ha sido hecho en él: ha sido comprado y obtenido; ha
sido llamado y apartado. Alguien más es el protagonista aquí, no Pablo. No estamos tratando en esta carta
solo con el trabajo de un hombre, sino con el trabajo de Dios en un hombre.

En la mente de Pablo, ser un apóstol era ser una persona que ha visto a Jesús levantado de entre los
muertos de manera que pudiera dar testimonio de primera mano, y quien ha sido comisionado y
autorizado por Cristo para representarle y hablar en su lugar y proveer fundamento para su iglesia a través
de una enseñanza verdadera y autoritativa.

Pablo vio a Jesús en el camino a Damasco. Y allí Jesús le llamó a su ministerio apostólico. Él dijo en 1ra
a los Corintios 15.7-8, “[Jesús] apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8y al último de todos,
como a un abortivo, me apareció a mí.” Allí Jesús le dijo, “para esto he aparecido a ti, para ponerte por
ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti” (Hch 26.16). Con
esta comisión se convirtió en uno de los fundadores del cristianismo como dice en Efesios 2.20, la iglesia
ha sido “edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo”

Si preguntamos hoy ¿dónde está el fundamento de los apóstoles para la iglesia, su vida y ministerio? La
respuesta es: en el grupo de cartas que ellos dejaron atrás. Y entre todos esos escritos apostólicos no hay
ninguno como la Carta a los Romanos. Es simplemente el gran sumario bíblico del gran evangelio y es,
por tanto, preminentemente el fundamento de la Iglesia, con Cristo como piedra angular. Pablo dice que
él es “llamado a ser apóstol” así que la iglesia, nosotros, recibiremos el libro de Romanos como el
mensaje no solo de un hombre, sino de Cristo. Romanos no es grande por la palabra de un genio, sino
porque es la Palabra de Dios (vea 1ra a los Tesalonicenses 2.13; 1ra a los Corintios 2.13). Eso es lo
significativo de ser llamado a apóstol.

Apartado para el Evangelio de Dios.

Finalmente, Pablo dice que él no solo es un “siervo de Jesucristo, [y no solo] llamado a ser apóstol, [sino
que también fue] apartado para el evangelio de Dios.”

¿Cuándo fue apartado para el evangelio de Dios? Gálatas 1.15 dice “Dios... me apartó desde el vientre de
mi madre”. Esto significa que antes que Pablo hubiera sido comprado como siervo, y antes que fuera
llamado en el camino de Damasco, y antes que hubiera nacido, Dios le apartó para el evangelio de Dios.
Lo que significa que Dios no buscó a alguna persona que cumpliera con los requisitos del rol apostólico.
Dios preparó a Pablo desde el vientre de su madre para servir el evangelio. Es inquietante cuando usted
descubre la vereda que le guía desde el vientre hasta el camino de Damasco, entiéndase la incredulidad de
Pablo y su persecución a la iglesia.

Esto significa que en el primer versículo de este gran libro podemos saborear algo de la magnitud de la
sabiduría inescrutable de Dios que Pablo adora en 11.33-36 (“¡Oh profundidad de las riquezas de la
sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”) Dios
no dejó nada a la casualidad en el establecimiento de su iglesia a través de los escritos de sus apóstoles. Él
le separó desde antes de nacer; le compró con la muerte de su Hijo y le llamó de manera impresionante en
el camino a Damasco.

Romanos trata sobre Dios

Entonces el verso uno pudiera aparentar tratar sobre el autor de la carta; pero detrás de cada frase está
Alguien mucho mayor. Dios le compró por la muerte de su Hijo, Dios le llamó a ser apóstol (Gálatas
1.15; 1ra a los Corintios 1.1), Dios le apartó desde antes que naciera. E hizo todo eso “para el evangelio
de Dios”, que veremos la semana que viene. En otras palabras, aun en el primer verso escuchamos a
Romanos 11.36, “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos.
Amén.”

León Morris está en lo correcto cuando dice, “Dios es la palabra más importante en esta epístola.
Romanos es un libro acerca de Dios. Ninguna materia es tratada con tanta frecuencia como Dios. Todo lo
que Pablo toca en su carta tiene que ver con Dios. En lo que nos concierne para entender lo que el apóstol
está diciendo acerca de la justicia, la justificación y el parecido de ambas, no debemos pasar por alto su
tremendo énfasis en Dios. No hay nada como esto en ninguna otra parte (The Epistle to the Romans
[Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1988], p.40).

Ciertamente no hay nada como esto en ninguna otra parte. Es por esto que la epístola ha tenido el efecto
que ha tenido. Es de Dios, a través de Dios y para Dios. Dios escogió el autor antes que naciera. Dios
compró su libertad por la muerte de su Hijo. Dios le llamó a ser apóstol. Y entonces Dios le dio un
evangelio, el evangelio de Dios mismo. Así que Dios está en la base, en la cima y en el medio.

Y como hemos estado enfrascados, como iglesia, a diseminar una pasión para que Dios tenga la
supremacía en todas las cosas, para el gozo de las personas, es tiempo de encontrar a Dios en el libro de
Romanos. Creo que Dios nos ha escogido, nos ha llamado y apartado para esto mismo. Ore conmigo para
que su Palabra corra y triunfe en la salvación de muchos y edifique su iglesia para la gloria de su nombre.

1Se refiere al período de descanso otorgado por algunas Iglesias a sus pastores una vez cada siete años.

Las buenas noticias de Dios concerniente a Su Hijo


3 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:1–4 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:1–4
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había
prometido antes a través de sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, que nació de un descendiente de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad, Jesucristo nuestro Señor...

Vimos en el verso 1 la semana pasada que Pablo es un siervo de Cristo Jesús, que significa que fue
comprado, poseído y gobernado por Cristo. Él vive para complacer a Cristo. Y, a menos que tomemos la
errónea idea de que Cristo de alguna manera está siendo dependiente de la iniciativa y de la labor del
esclavo Pablo, notaremos en Romanos 15.18 que Pablo depende de Cristo para todo lo que el mismo
Pablo hace en el servicio a Cristo: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de
mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras.” En otras palabras Pablo sirve a
Cristo en el poder con que Cristo sirve a Pablo. “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir” (Marcos 10.45; vea también 1ra a los Corintios 15.10; 1ra de Pedro 4.11). Torceríamos todo el
significado de Romanos desde el comienzo si no vemos que Pablo sirve a Cristo en el poder que Cristo
suple, de manera que Cristo recibe la gloria por el servicio de Pablo (vea 1ra de Pedro 4.11).

A este soberano, dador de todo, Cristo, es a quien encontramos en la próxima frase, “llamado a ser
apóstol”. Cristo llamó a Pablo en el camino a Damasco y le comisionó para ser su representante
autoritario en el establecimiento de la iglesia con enseñanzas verdaderas. Entonces vemos al Dios
soberano, todo-planificador pasar a la próxima frase, “apartado para el evangelio de Dios”. Dios separó a
Pablo desde antes que naciera, lo dice Gálatas 1.15. Dios está tan celoso por la venida y revelación de su
evangelio que no deja nada para la casualidad.

Ahora miremos este término “el evangelio de Dios” (1.1) y cómo Pablo lo desglosa en los versos 2-4.

I. “...que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras...”

Lo primero que Pablo dijo sobre esto está exactamente en línea con lo que nosotros acabamos de ver: que
Dios es celoso al demostrar que el evangelio fue planeado mucho tiempo antes de que sucediera.
Versículo 2: “... [Pablo fue] apartado para el evangelio de Dios, que Él [Dios] había prometido antes por
sus profetas en las santas Escrituras”.

Considere estas tres cosas del versículo 2.


1) El evangelio de Dios es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento.

No es una nueva religión. Es el cumplimiento de una vieja religión. El Dios del Antiguo Testamento es el
Dios del Nuevo Testamento. Lo que estuvo preparando y prometiendo entonces, lo cumplió en la venida
de Jesús.

2) Dios mantiene sus promesas.

Cientos de años pasaron. Los judíos se preguntaban si el Mesías alguna vez vendría. Ellos pasaban por
horribles angustias. Entonces Dios actúa y la promesa es cumplida. Eso significa que se puede confiar en
Dios. Esto puede verse como que él ha olvidado sus promesas, pero él no olvida. Por tanto el verso 2 no
es solo una declaración sobre el contenido del evangelio, sino que también es una razón para creerlo. Si
podemos ver que Dios prometió a Cristo siglos antes de que viniera y que en muchos detalles Él cumple
estas promesas, nuestra fe es entonces fortalecida.

3) Estas son Escrituras Santas e inspiradas que deberíamos reverenciar y creer.

Note las tremendamente importantes implicaciones del verso dos para nuestra doctrina de las Escrituras.
Primero está Dios, entonces hay una promesa que Dios desea hacer; entonces están los profetas “a través”
quienes (fíjese bien no por quienes, sino “a través” de quienes, Dios mismo permanece como el que
habla) Él dice su promesa; entonces existen las Escrituras, y estas Escrituras son llamadas Santas. ¿Por
qué son Santas, apartadas de todos los otros escritos y vistas como únicas y preciosas? Porque es Dios
quien habla en ellas. Lea cuidadosamente el verso: Él [Dios] había prometido antes a través de sus
profetas en las Santas Escrituras”. Dios prometió en las Escrituras. Dios está hablando en las Escrituras.
Eso es lo que las hace Santas. Esto es lo que Pablo entiende como Escrituras y es lo que nosotros
debemos entender. Si usted se ha preguntado alguna vez, por qué nuestras Biblias dicen “Santa Biblia” en
la carátula, Romanos 1.2 es la respuesta.
Y para que no perdamos la inmediata relevancia de esto para nuestra exposición de Romanos, recuerde
tres cosas: (1) Pablo se ve a sí mismo en 1.1 como un apóstol de Cristo Jesús, hablando y escribiendo con
autoridad en representación de Cristo como establecedor de la iglesia, en otras palabras, como uno de los
profetas de antaño (Efesios 2.20). (2) Pablo dijo en 1ra a los Corintios 2.13, “hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu”. En otras palabras, Pablo reclama
una inspiración especial para sus enseñanzas. (3) En 2da de Pedro 3.1, Pedro dice que algunos “tuercen
[los escritos de Pablo] como también las otras Escrituras”, así que Pedro pone los escritos de Pablo en la
misma categoría con las Santas Escrituras sobre las que leemos aquí.

Es por esto que predicar es tan importante en nuestra vida juntos. Creemos que la Carta de Pablo a los
Romanos es la Palabra de Dios, no simplemente la palabra de un hombre. El evangelio fue prometido en
Santas Escrituras inspiradas por Dios; y el evangelio es explicado y preservado para nosotros en Santas
Escrituras inspiradas por Dios. Esto es lo que creemos, y esto hace una gran diferencia en la manera que
vemos la verdad y la doctrina y predicamos y adoramos y todo lo demás en el mundo.

Así que lo primero que Pablo dice acerca del evangelio de Dios es que fue planeado y predecido mucho
antes (1.2). Es el evangelio “que él había prometido antes a través de sus profetas en las santas
Escrituras”.

II. “...acerca de su Hijo...”

Lo segundo que dice sobre el evangelio de Dios (1.3) es que es acerca de su Hijo. “... el evangelio de
Dios, que él había prometido antes a través de sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de su Hijo...”.
El evangelio de Dios tiene que ver con el Hijo de Dios. Necesitamos tener dos cosas claras sobre el Hijo
de Dios inmediatamente o podemos irnos por mal camino.

1) El Hijo de Dios existió antes de convertirse en un ser humano

Vea Romanos 8.3, “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado”. Dios le envió a tomar forma humana, así que el
Hijo existió como el Hijo de Dios antes de convertirse en hombre. Esto significa que Cristo es y era el
Hijo de Dios en un modo completamente único, no de la misma manera en que somos hijos de Dios
(Romanos 8.14, 19).

2) Cristo mismo es Dios.

En Romanos 9.5, refiriéndose a los privilegios de Israel, Pablo dice: “... de quienes son los patriarcas, y de
los cuales [esto es Israel], según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por
los siglos. Amén.” Y en Colosenses 2.9 Pablo dice: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad”. Así que cuando Pablo dice que el evangelio de Dios es acerca de su Hijo, quiere decir que
tiene que ver con el Hijo divino y preexistente. El evangelio de Dios no es acerca de Dios organizando los
asuntos humanos de una mejor manera. Es sobre Dios que penetra en los asuntos de los humanos desde
afuera en la persona de su Hijo, quien es la perfecta imagen del Padre y es Dios mismo.

Así que Pablo pone un inmenso peso sobre el “evangelio de Dios” al decir primero, que es prometido –
planificado- por Dios mucho antes de que sucediera, y segundo, que es acerca de su Hijo divino. El
Creador Soberano del universo, ha planeado buenas cosas para el mundo, y en el centro de su plan está su
Hijo.

III. “...que nació de un descendiente de David según la carne...”

Lo tercero que Pablo dice acerca del evangelio de Dios es que este Hijo divino “era del linaje de David
según la carne”. Esto expresa dos cosas de una vez:

1) El Hijo de Dios se convirtió en hombre

Él nació. El trabajo que tenía que hacer –la misión en que estaba- requería que tomara la naturaleza
humana, junto con su naturaleza divina. Dios no escogió a un hombre y le convirtió en su hijo; Él escogió
a su eterno, único y solo Hijo para convertirlo en hombre.

2) Él nació en la línea del Rey David en el Antiguo Testamento


¿Por qué es eso parte del evangelio de Dios? ¿Por qué son esas buenas noticias? La respuesta es que todas
las promesas del Antiguo Testamento dependían de la venida del Mesías –el ungido- quien reinaría como
rey en la línea de David y conquistaría a los enemigos de Dios y traería justicia y paz para siempre. Él
sería el sí para todas las promesas de Dios.

Considere un par de promesas del Antiguo Testamento. Jeremías 23.5: “He aquí que vienen días, dice
Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y
justicia en la tierra.” O Isaías 11.10, “en aquel tiempo que la raíz de Isaí [entiéndase, el Hijo de David, la
raíz de Isaí] la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación
será gloriosa.”

Así que el evangelio de Dios son las buenas noticias de que ahora, después de cientos de años, Dios ha
actuado para cumplir su plan y promesa, que un rey vendría en la línea de David, y, como Isaías 9.6-7
dice: “y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre
Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite”

Así que el “evangelio de Dios” son las buenas noticias de que el tiempo se ha cumplido y que el reino de
Dios está a la mano (Marcos 1.14-15, “Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio.”). La venida del Hijo de Dios a este mundo era la venida del “Hijo de David”, el rey
prometido. Él reinaría sobre las naciones y triunfaría sobre los enemigos de Dios y gobernaría con justicia
y paz y, de acuerdo con Isaías 35.10: “los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y
gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.” Esto es
lo que hace el verso 3, el “evangelio de Dios”. La venida del Hijo de Dios como el Hijo de David
significaría gozo eterno en la presencia de Dios –para todos los redimidos del Señor.

IV. “... que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad... ”

Pero hay una cosa más que Pablo dice acerca de “el evangelio de Dios”. No sólo fue planeado y
prometido antes de que sucediera; no sólo tiene que ver con el Hijo divino y preexistente, no sólo es la
noticia de que este Hijo ha nacido, el Hijo humano de David, para cumplir las esperanzas y sueños de
justicia, paz y gozo del Antiguo Testamento en el reino de Dios. Pero, en el versículo 4, Pablo dice algo
devastador y estimulante. Él dice que el Hijo de Dios “que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el
Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”.

¿Por qué decimos que era devastador? La mayoría de los judíos en los tiempos de Pablo esperaban que el
Mesías vendría con poder y señorío político, que derrotaría a los gobernantes opresores del mundo, los
romanos, y establecería un reino terrenal en Jerusalén en el que viviría por siempre victorioso con su
pueblo. Pero lo que Pablo dice en el versículo 4 implica que entre los versos 3 y 4 el Hijo de David murió.
¡Murió! Aquellos que creían que era el Mesías estaban devastados. Los mesías no mueren, viven para
conquistar y gobernar, no son arrestados, golpeados, escarnecidos y crucificados dejando a su gente
desamparada. Esto era totalmente demoledor. (Lucas 24.21, “Pero nosotros esperábamos que él era el que
había de redimir a Israel”).

Pablo vuelve a hablar de la muerte de Cristo en los capítulos 3, 5 y 8. Pero por ahora va inmediatamente
hacia el estimulante énfasis el triunfo en el evangelio de Dios. Este Mesías muerto, Pablo dice en el verso
4, fue levantado de entre los muertos. Esto es el corazón del evangelio de Dios. Y Pablo dice dos cosas
acerca de esta resurrección:

1) Esta resurrección de entre los muertos era “según el Espíritu de santidad” ¿Qué significa? Dos
cosas al menos.
a. El Espíritu Santo de Dios levantó a Jesús de entre los muertos.

Veo la pista en Romanos 8.11 donde Pablo dice: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a
Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Esto nos enseña que seremos levantados por el Espíritu
de Dios que mora en nosotros, de la misma forma en que Cristo lo fue. Así que el Espíritu estuvo
involucrado en la resurrección de Jesús de entre los muertos.

b. ¿Pero por qué Pablo utiliza esta expresión inusual, “Espíritu de Santidad” (que no se encuentra en
ningún otro lugar del Nuevo Testamento)?
Esta es mi sugerencia. Lidiar con la muerte era un asunto sucio. Cuando el rey Saúl quería ver a la muerte
fue con la adivina de Endor (1 Sam 28.7ss) en un acto secreto e ilícito. Los médium, adivinos y
hechiceros eran abominación en Israel. Cuando los muertos mueren, usted los deja solos y no tiene tratos
con ellos. Las sesiones de espiritismo fueron y son ilegales para los creyentes. Tratar con los muertos no
ha sido un tipo de magia hermosa, limpia o santa, sino negra. Cualquier cosa menos esto. Hablar de un
hombre ejecutado y levantado de entre los muertos debió sonar para muchos oídos absolutamente
horrible, grosero, sucio e inmundo, como la hechicería oscura o la magia negra.

Por encima de esto Pablo pone la tensión exactamente en lo opuesto: Cristo fue levantado de entre los
muertos según el Espíritu de Santidad, no un espíritu oscuro, malo o inmundo, sino por el mismo Espíritu
de Dios quien es conocido sobre todo por su santidad. El Espíritu no fue degenerado al levantar a Jesús,
era Santo. Era bueno, limpio, hermoso y honraba a Dios, no lo humillaba.

2) Por su resurrección Cristo fue “declarado [o, nominado] Hijo de Dios con poder”
La frase clave es “con poder”. Creo que la NASB, la KJV y la RSV1 están en lo correcto al mostrar que
esta frase se refiere a “Hijo de Dios”. El punto no es que Cristo no era el Hijo de Dios antes de la
resurrección. El punto es que en la resurrección, Cristo pasa de ser Hijo de Dios en humildad, limitación
humana y humildad a ser Hijo de Dios con poder. La frase clave es “con poder”.

Esto es lo que Jesús quiso decir después de la resurrección cuando dijo: “Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra” (Mateo 28.18). Es lo que Pablo quiso decir en 1ra a los Corintios 15.25-26 cuando
dijo del Cristo levantado: “preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de
sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”. En otras palabras, Jesús es el rey
Mesiánico. Él reina ahora sobre el mundo. Él está poniendo a sus enemigos debajo de sus pies. Vendrá un
día en que salga de su gobierno invisible con gloria visible y establezca su reino abierta y gloriosamente
en la tierra. Eso es lo que Pablo quiere decir con “Hijo de Dios con Poder”. Él está gobernando ahora. Él
está obrando sus propósitos a través de su Espíritu y su iglesia. Y el día vendrá cuando Cristo derrotará a
cada enemigo, cada rodilla se doblará y confesará que Él es Señor para gloria de Dios el Padre (Filipenses
2.11).

Esa será la consumación del evangelio de Dios. A lo que decimos “Amén, ven Señor Jesús.”

1Versiones de la Biblia en inglés.

Por Su gracia, por Su nombre, a través de la obediencia


a la fe
10 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:1–5 | Tópico: La Gracia de Dios
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:1–5
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había
prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que
era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la
obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.

Esta mañana vamos a enfocarnos en el versículo 5, y en particular estas tres frases: “gracia y
apostolado”, “obediencia de la fe”, y “por amor de su nombre”. Trataremos de ver la naturaleza de la
gracia como una facultad gratis e inmerecida para ministrar, el efecto de gracia en la obediencia de la fe,
y el objetivo principal de gracia en la glorificación del nombre de Jesús entre las naciones.

Gracia- en el Corazón

La gracia es una realidad muy preciosa. Espero poder mostrarles desde el libro de Romanos qué es y por
qué es tan preciosa. La palabra es usada unas 155 veces en el Nuevo Testamento –más de cien de ellas en
las Escrituras de Pablo, y casi la cuarta parte de estas últimas aparecen en el libro de Romanos (24 veces).
Usted no puede comprender este libro si no comprende la gracia. La veremos una y otra vez. Ella es el
corazón del libro, el corazón del evangelio y el corazón de Dios.

Sin embargo, yo no asumo que la palabra comunica ahora la preciosa realidad bíblica para la que fue
escrita. Hoy, yo supondría que las personas comunes dirían que la gracia es como el precioso movimiento
de un patinador de hielo. Luego dirían que la gracia es una corta oración antes de las comidas. Y, por
último, dirían que la gracia es bondad inmerecida.

Pero, ¿cuál es la realidad bíblica de la gracia? Veamos en Romanos 1:5 y sus enlaces. Note que en el
verso uno Pablo comienza presentándose a sí mismo y habla de ser un siervo de Cristo, de su llamamiento
como apóstol y su consagración para el evangelio de Dios.

Entonces en los versículos 2-4, él habla acerca de lo que el evangelio de Dios es: es planificado desde
mucho antes que sucediera, es acerca del Hijo de Dios, es el cumplimiento de las esperanzas del Antiguo
Testamento y la venida del Mesías, el Hijo de David; y es acerca del levantamiento de Cristo quien salió
triunfante de la muerte para Reinar como Hijo de Dios en Poder.

Con esta imagen de un gran Mesías triunfante, reinante y Señor ante nosotros, Pablo puede hablar ahora
acerca de la gracia sobre las bases apropiadas. Él dice en el verso 5, “por quien recibimos la gracia.” En
otras palabras, la gracia de Dios ha venido a Pablo a través del Señor Jesucristo quien había nacido como
Hijo de David y fue levantado como Hijo de Dios en poder. Podríamos decir, según lo que Pablo dice,
que la gracia fue obtenida para nosotros a través de la obediencia y muerte del Mesías encarnado
(Romanos 3.24-25; 5.18-21); y que la gracia es vertida por el Hijo de Dios en poder, resucitado y
reinante. No hay gracia para los pecadores sino a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. El
verso 5 dice simplemente que Dios da a través de Él, refiriéndose a “nuestro Señor Jesucristo” al final del
verso 3.

Así que la gracia es una realidad que viene de Dios; y viene a través de Jesús y su obra por nosotros. No
es algo que tengamos derecho. Jesús la obtuvo por nosotros. Nosotros la obtenemos con confianza por la
obediencia y muerte de otro.

¿Qué es Gracia?

La base de esto está en lo que Pablo dice sobre la relación entre la gracia y el ministerio en los capítulos
12 y 15. Por ejemplo, en el 12:6 Pablo dice, “teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada”.
“Y en el 12:3 dice, “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros...” En
otras palabras, la gracia es Dios habilitando para diversos ministerios a través de dones que él da, y el don
de Pablo incluye hablar como un apóstol. Igualmente en el 15:15 b-16 Pablo dice, “Por la gracia que de
Dios me es dada, para ser ministro de Jesucristo a los gentiles.” Así que concluyo con lo que dice en 1:5,
“y por quien recibimos la gracia y el apostolado”, él quiere decir que Dios no solo lo salvó de sus
pecados, sino que también le dio gracia para ser un portavoz autorizado para el resucitado Hijo de Dios en
poder.

¿Cómo podemos obtener gracia?

¿Y cómo esto da a entender que Él se la dio? ¿Significa esto que Él la dio en respuesta a las buenas
obras? No, Pablo dijo que el había sido apartado para el evangelio desde antes de nacer (Gálatas 1.15; Ro
1.1). La gracia no es la respuesta de Dios a nuestros méritos. La gracia es el regalo gratis de Dios dado
antes que nosotros pudiéramos hacer algo bueno, y nos faculta para hacer cualquier cosa buena. Por
ejemplo, en Romanos 4.4 Pablo dice, “Ahora, aquel que trabaja, su salario no le es abonado de acuerdo a
la gracia, sino a la deuda” (mi traducción). En otras palabras, la gracia no es lo que usted obtiene cuando
trabaja para alguien: eso es lo que se le debe. La gracia nunca es debida o merecida. Es siempre una
bonificación gratis producto del desbordamiento de la bondad.

Por tanto, la gracia es siempre recibida a través de la fe, no ganada por obras. Usted solo puede recibir la
gracia como un regalo y admitir que viene a usted gratis; usted no puede trabajar por ella o ganarla.
Romanos 11.6 declara el principio: “Y si [la elección es] por gracia, ya no es por obras; de otra manera la
gracia ya no es gracia.” La gracia no sería gracia si usted la ganara por sus obras. La recibimos a través de
la fe. Simplemente recibiéndola como un regalo y confiando en ella.
Esta es la razón por la que Romanos 4.16 dice: “Por tanto [ser un heredero de la promesa], es por fe, para
que sea por gracia”. Esta es la manera de Pablo de decir que la gracia es absolutamente gratis y no puede
ser merecida. La gracia viene a usted a través de la fe o no viene.

La gracia tiene su propio poder. Usted no la trabaja. Ella es, de hecho, parte del poder referido en el verso
4, donde Pablo dice que Jesús “fue declarado Hijo de Dios con poder... por la resurrección de entre los
muertos”. La gracia no es solo perdón de nuestro pecado y misericordia en nuestra miseria, es también un
poder divino que viene a través de Jesús totalmente gratis para el bien del ministerio. Pablo dice en
Romanos 5.21: “aunque el pecado reinó en la muerte, aun así la gracia reina por la justicia para vida
eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (mi traducción). La gracia es el poder de un rey: ella “reina” y
guía poderosamente hacia la vida eterna mediante Jesucristo.

Así que hemos visto que la gracia es un poder de Dios para el ministerio (como el apostolado de Pablo).
Es gratis y no puede ser obtenida o merecida. Es recibida como un regalo por medio de la fe, no
alcanzada por obras.

El Resultado de Gracia

Ahora meditemos en las consecuencias de esto por un momento- para Pablo y para ustedes. Mencioné una
de ellas la semana pasada. Cuando Pablo se llama así mismo, en el verso1, un “siervo de Jesucristo” y un
“apóstol”, él quiere decir que él sirve al Cristo resucitado como apóstol. Pero ahora, por el versículo 5,
nosotros conocemos algo absolutamente crucial sobre ese servicio: es dado y permitido por gracia. Él dice
en Romanos 15:18: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí [ese es el
poder de la gracia], para la obediencia de los gentiles” – que es la misma intención del 1:5. Pablo sirve a
Cristo por la gracia con que Cristo sirve a Pablo.
Me detengo aquí porque si ustedes entienden esto rápido, el libro de Romanos se les abrirá como una flor.
Y si no lo comprenden, el libro no tendrá sentido. Y me demoro porque esta es la esencia de cómo Dios
quiere que vivan sus vidas. Dios quiere que lean el versículo 5 y al final, pongan sus llamamientos en el
lugar de la palabra “apostolado”. El “Apostolado” es de Pablo – no es mío ni suyo. Usted pudiera poner,
“por Cristo recibí la gracia y el ministerio de la enseñanza.” O: la gracia y el canto. O: la gracia y los
estudios. O: la gracia y la soltería. O: la gracia y la viudez. O la gracia y maternidad. Y lo que estaría
diciendo es que: “Dios gratuitamente me ha dado el perdón y el poder para desarrollar un llamamiento y
cumplir un rol que acepto por fe.

No existe un rol en la vida, que pueda ser vivido de la manera que Dios desea, lejos de la gracia
facilitadora. Ser una madre piadosa o un apóstol es imposible sin el poder de la gracia. Así que cuando
Pablo dice, en 1ra a los Corintios 15.10, que todo su trabajo apostólico es por gracia, usted inserte su
propio llamamiento: “Por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo,
antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” El poder decisivo,
habilitador para todo ministerio y todo servicio es la gracia de Dios.

Pablo es extraordinariamente celoso para exaltar la gracia en su propia vida y las de ustedes. Deberíamos
unirnos a él en esto. El por qué de esto se vuelve más claro a medida que miramos las próximas dos frases
de Romanos 1.5.

“La obediencia a la fe”

“Por quien [el Hijo de Dios resucitado en poder] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a
la fe”. Así que la gracia no es solo recibida por fe, es dirigida hacia la fe. Dios da dones de gracia de
manera que seamos sus instrumentos en traer “la obediencia a la fe”. Esto es lo que llamo el efecto de la
gracia.

Ahora ¿Qué significa la frase “obediencia de la fe1”? Las dos opciones principales son: “la obediencia
[que viene] de la fe” (NVI), o la obediencia que es la fe, porque el evangelio demanda fe. Como usted
pudiera decir: “obras de valor” –obras que surgen por la valentía o “pedazo de madera” –el pedazo es
madera. Ambas son metas (la fe y la obediencia que viene de la fe) son las verdaderas metas de Pablo en
el ministerio. Y es bien difícil decidir cuál quiso representar para enfocarnos correctamente aquí.

Sin embargo, estoy conmovido por la interrogante de León Morris: Si Pablo solo quiere decir “fe”, ¿por
qué usa dos palabras para expresarla? (La Epístola a los Romanos [Grand Rapids: Eerdmans Publishing
Company, 1998], p. 50). En otras palabras, si solo quiere decir, “recibimos la gracia y el apostolado, para
dar lugar a la obediencia de la fe en todas las naciones”, entonces ¿por qué complicar el asunto y decir “la
obediencia de la fe”? Creo que la respuesta es que él realmente quiere que pensemos no solo en la fe
como obediencia, sino también en la obediencia de amor que la fe produce. (1 Timoteo 1.5) Veremos en
el capítulo 6 que a Pablo le importa mucho el asunto de la obediencia cristiana. Y veremos en Romanos
9.32 que la obediencia es “por fe [no]... como por obras de la ley” Y veremos en el 14.23 que “todo lo
que no proviene de fe, es pecado”. En otras palabras, en la mente de Pablo, toda verdadera obediencia es
fruto de la fe.

Ahora, ¿por qué es esto? ¿Por qué toda verdadera obediencia viene de la fe? Espero que usted pueda ver
la respuesta si compara lo que he dicho hasta ahora acerca de la gracia y la fe. Dios da gracia como el
poder que habilita para el servicio, lo que significa que la gracia es el poder y la habilidad de la
obediencia. Así que toda verdadera obediencia es hecha en el poder de la gracia, no en nuestro propio
poder.

Pero ¿cómo recibimos y confiamos en la gracia? La respuesta es “por fe”. Así usted puede ver porque
toda verdadera obediencia es el fruto de la fe. Es el fruto de la fe porque la gracia de Dios es dada para
habilitar la obediencia, y la fe es la manera en que confiamos en la gracia, y por tanto la obediencia es el
fruto de esa fe.

Así que lo que hemos visto hasta ahora es que Dios quiere ser el dador en esta relación. Dios quiere dar
gracia. Dios quiere ser el manantial y la fuente de nuestro servicio, nuestra obediencia y nuestro
ministerio –sea apóstol, o pastor, o estudiante, o madre o cualquier otro llamado. Dios pretende ser la
fuente de la habilidad, concediendo gracia que sostiene. Nuestro trabajo es confiar en Él y actuar en
confianza con Él. Esta es la esencia de la vida cristiana.

¿Por qué todo depende de la gracia, a través de la fe?

Y la última pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué Dios establece que sea de esta manera –todo dependiendo de
Su gracia a través de nuestra fe? Y la última frase en Romanos 1.5 da la respuesta: “por quien [Cristo]
recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones [= personas] por amor
de su nombre” La meta fundamental de todo lo que Dios hace es que Su nombre (o el nombre de Cristo,
quien es Su imagen) sea conocido, admirado, apreciado y adorado por encima de todas las otras
realidades.

Romanos 9.17 lo expresa así: “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para
mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.” La meta de Dios en la
historia y en todo lo que sucede es que Su nombre sea conocido y adorado. El verso 5 dice que el objetivo
del apostolado de Pablo es “por amor de su nombre” –es decir que el nombre de Jesús (que es su carácter)
pueda ser conocido, amado, atesorado, exaltado y glorificado.

Ahora, es por esto que Dios hace que nuestra salvación y todo nuestro ministerio y toda nuestra
obediencia sean dependientes de Su gracia y hace que toda nuestra salvación, ministerio y obediencia
sean el fruto de la fe en la gracia –porque el dador recibe la gloria. Si nuestro ministerio y toda nuestra
obediencia son por la gracia a través de la fe, entonces Dios recibe toda la gloria y nosotros recibimos la
ayuda. Si Pablo confía en sí mismo para servir como apóstol, y el efecto de su ministerio fuera causar la
obediencia de obras, no la obediencia de fe entre las naciones, entonces el nombre de Cristo no sería
adorado, sino el de Pablo.

El dador del poder, quien posibilita la obediencia, recibe la gloria. Este es el modo, 1ra de Pedro 4.11 lo
dice: “si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado
por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Usted ve cuan
claramente Pedro establece la conexión: Dios recibe la gloria por nuestro servicio si Dios da la gracia para
nuestro servicio, y solo si servimos por fe en esa gracia, en la fuerza de esa gracia y no en la nuestra.

Si Dios Busca Su Propia Gloria ¿Está Amando?

La pregunta decisiva que las personas a menudo hacen acerca de esta enseñanza bíblica es si un Dios que
busca la gloria de su propio nombre es un Dios amante. El libro de Romanos provee dos respuestas a esta
pregunta. Primero, en Romanos 10.13 Pablo dice: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor,
será salvo”. Así que sí, para Dios imponer su propio nombre es amar, porque todo aquel que llama en ese
nombre será salvado. Para Él no propagar y exaltar Su nombre, como nuestra única esperanza, sería ser
un Dios poco amoroso.

Y la segunda respuesta es dada en Romanos 5.2b, cuando Pablo dice que mientras nos afirmamos en la
gracia por la fe “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. En otras palabras la gloria de Dios
es nuestra esperanza, nuestra salvación y nuestra gloria –nuestro gozo. No invocamos el nombre del
Señor simplemente para obtener algo. Invocamos el nombre del Señor para que todo lo que nos separa del
Señor sea vencido por la gracia de Dios y tengamos acceso al Señor mismo. “nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios”. Por tanto, hacer que el nombre de Dios –que es la gloria de Dios- sea el
propósito de toda Su gracia, es amar, porque este es el propósito de todos nuestros anhelos.

¿Es éste –es Él- el propósito de todos sus anhelos? Si lo es, entonces el evangelio de la gracia tendrá
sentido y usted lo abrazará. Si no, clame en el nombre del Señor para que Él abra sus ojos para ver la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, la imagen de Dios (2da a los Corintios 4.4).

1En la versión de la Biblia del inglés usada por el predicador la frase dice “obediencia de la fe”. Lo que
es intercambiable con lo que dice la versión RVR 1960 “obediencia a la fe". Es por eso que el predicador
desarrolla parte de su sermón en base a la preposición “de”.

Los llamados de Cristo y los amados de Dios, parte 1


17 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:6–7 | Tópico: Predestinación
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:6–7
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había
prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que
era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la
obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros,
llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos:
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Lo que Dios ha Hecho de Pablo

Pablo comienza su gran carta a los Romanos identificándose a sí mismo no en términos de lo que ha
logrado, sino en términos de lo que Dios ha obrado en su vida. Él dice en el verso 1 que era un esclavo de
Cristo Jesús, es decir, Cristo le ha comprado y ahora le posee y gobierna (1ra a los Corintios 6.19-20).
Ahora él existe, como dice en el verso 5: “por amor de Su Nombre”. Entonces dice que es llamado a ser
apóstol. Así que, de nuevo, es lo que Cristo le hizo a él, no lo que él hizo lo que es primordial. Él lo
enfatiza de nuevo en el verso 5: “recibimos la gracia y el apostolado”. Así que el llamado de Pablo a ser
apóstol fue enteramente por gracia: fue inmerecido y dado gratuitamente. Cristo tomó la iniciativa en el
camino a Damasco, forzó su entrada a la vida de Pablo, y le derribó deteniéndolo cuando iba en su
camino para aprisionar a los cristianos. Entonces al final del verso 1, Pablo dijo que él es “apartado para
el evangelio de Dios”. De nuevo alguien más, no Pablo, actúa para darle a Pablo su misión e identidad.
Dios obra, como vimos, aun antes de que Pablo ha nacido (Gálatas 1.15).

La comprensión que tiene Pablo de la libertad y soberanía de la gracia está profundamente grabada por su
propia experiencia. Él era, en su propia estimación el primero de los pecadores (1 Timoteo 1.15). Y, por
alguna razón, no en sí mismo, sino solo en la voluntad de Dios, Dios escoge libremente establecer su foco
salvador sobre Pablo y hacerle un cristiano, apóstol y siervo del evangelio.

Así, cuando él finalmente llega a los versos 6-7 para describir a sus lectores en Roma (y por implicación,
¡a todos los cristianos!), no es sorprendente que hable con el mismo énfasis sobre lo que Dios ha hecho,
no lo que hemos hecho. No es lo que lo que hacemos no sea importante: el verso 5 dice que el objetivo
del apostolado de Pablo entre las naciones es la “obediencia a la fe”. Entonces lo que hacemos es
completamente crucial: todo su ministerio falla si no da lugar a la obediencia a la fe en nuestras vidas. (Y
no solo nuestras vidas, sino las vidas de todos los gentiles, quizás mejor, todas las naciones o personas.
¡Oh! ¡Que Dios continúe dándonos carga por las naciones, los pueblos no alcanzados de la tierra! ¡Que Él
continúe levantado misioneros al estilo de Pablo entre nosotros!). Pero cuando describe lo que significa
tener una identidad cristiana en los versos 6-7, Pablo no pone el mayor énfasis en lo que hacemos. Él lo
poner en lo que es hecho a nosotros y para nosotros, tal como hizo al describir su propia identidad como
esclavo, apóstol y siervo del evangelio.

Llamados y amados –La audacia de esta declaración

Él utiliza dos palabras que son muy importantes en este libro de los Romanos y en toda la visión de Pablo
sobre Dios y la salvación –tan importante que voy a ocuparme solo con una de ellas esta mañana.
Necesitamos reflexionar en estas palabras como las llaves para nuestra propia identidad y lo que
significan para ser cristiano. Las palabras son “llamados” y “amados”. Verso 6 “entre las cuales estáis
también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados
a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”

Antes de decir otra palabra acerca del significado de estos términos, siento que debemos pensar en lo
audaz de su declaración. Necesitamos sentir esto, de manera que cuando otros lo expresen no seamos
estremecidos. Aquí estamos en un pequeño cuarto, comparado con toda la ciudad de Minneapolis. Y en
una pequeña ciudad comparada con los Estados Unidos. Y todo nuestro país es solo el 4% de la población
mundial. Y cosas formidables están ocurriendo en el mundo: el cuarto país más grande del mundo,
Indonesa, está cerca de la anarquía. La India, el segundo país más grande, está agitando sus armas
nucleares en el rostro de China, el país más grande del mundo. Israel y los palestinos están al borde de
una contienda explosiva. Numerosos países africanos son barriles de dinamita al rojo vivo por su
intranquilidad. Y contraponiéndome por encima de toda esta inmensa realidad global, estoy aquí esta
mañana, minúsculamente pequeño en comparación, y digo que el Dios quien creó el universo y sostiene a
todos estos países y ejércitos y armas y sistemas en su existencia está obrando en el mundo,
principalmente llamando personas individuales para sí mismo apartándolos de sus pueblos a través de
Jesucristo.

Y usted está entre ese número. Y lo que Dios ha hecho amándole y llamándole para Cristo puede tener un
significado mucho más eterno que quien sea el líder político de Indonesia o si la India tiene armas
atómicas o no. Ahora esto parece completamente audaz. Pero si parece audaz para nosotros, imagine
como debió haber parecido a los cristianos primitivos. Aquí está el gigantesco Imperio Romano y los
desconocidos grupos “bárbaros” más allá, en todas partes. Y Pablo es prácticamente desconocido en este
gran imperio. Nunca antes se había oído hablar de ese Jesús que el predicaba. Él dice a esta pequeña
banda de creyentes en la gigantesca ciudad de Roma que Dios les ha amado, llamado y les ha hecho, a
ellos específicamente, el foco de su obra salvadora. Ellos son los llamados de Cristo y los amados de
Dios. En otras palabras, en todo este gigantesco imperio y en todo este planeta, Dios está ocupándose de
ellos de una manera especial. ¡Que audacia el afirmar esto!

La Magnificencia del Señor del Universo

Esta es, quizás, la razón por la que Pablo insertó los versos 2-4, algo acerca de este evangelio y algo
acerca de este Cristo. Él es el cumplimiento de las promesas antiguas a Israel de que un gobernante
vendría. Y Él fue levantado de entre los muertos y ordenado Hijo de Dios en Poder. Así que hoy, lo
parezca o no, toda autoridad en los cielos y en la tierra pertenece a Cristo. Y, a menos que conozcamos
esto y lo creamos con todo nuestro corazón, estaremos consternados por la aparente grandeza de todo lo
que sucede en el mundo. Falto de esta verdad, el cristianismo luce descorazonadamente insignificante y
los cristianos parecen locos. Por tanto ponga su mente en la magnificencia de Cristo como Señor del
universo, y en el poder y sabiduría de Dios el Padre quien creó todas las cosas y planea todo esto y está
controlando todo esto, precisamente para la edificación de Su iglesia, Su gente, produciendo la obediencia
a la fe por amor a Su nombre entre todas las naciones.

Ahora volvamos a estas dos palabras esenciales: Pablo describe a los cristianos romanos, y a usted y a mí,
enfocándose no principalmente en lo que hacemos, sino en lo que Él hace: Él dice que somos llamados y
que somos amados. Eso es lo que nos hace cristianos. Eso es lo que deberíamos conocer sobre nosotros
principalmente. Otras cosas son importantes ahora. Pero nada es más importante que esto.
Primero, en el verso 6 él dice que somos “los llamados de Cristo Jesús”. Y entonces, en el verso 7 dice
que somos “llamados a ser santos”. Así que al menos dos veces en estos dos versos, enfatiza que quien
somos como cristianos está basado en la obra de otro, el que nos llamó.

El Llamado de Dios no es una Idea Democrática

Esto no nos va a conmover y llenar con la gratitud, admiración y adoración que debiera mientras
pensemos de la manera que los típicos americanos amantes de la democracia piensan. Los americanos
creen en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Esa no es, probablemente, una mala idea
para humanos gobernando a humanos. Pero cuando la idea se transfiere a la manera en que Dios gobierna
al mundo, es una idea muy mala. Ella produce la impresión de que los derechos humanos y sus privilegios
son el centro del universo, y que la única cosa que debería distinguir a una persona de otra es su propio
esfuerzo, inteligencia o coraje. De otra manera debemos ser tratados todos de igual manera y Dios debe
hacer para todos lo que hace para cualquiera.

Pero ¿qué si el corazón humano es corrupto, duro, rebelde, ciego y prácticamente muerto a la realidad
espiritual (Efesios 4.18)? En ese caso, la única cosa que la auto-confianza puede producir es más muerte.
Y la única cosa que puede salvarnos de nuestra propia corrupción es un llamado divino y sobrenatural de
Dios que nos despierte. Si decimos (en moda democrática) que Dios debe llamar a todos del mismo modo
que llama a cualquiera, todavía no entendemos cuan profundamente pecadores, rebeldes e indignos
somos. Si Dios llama a cualquiera, es por Su gracia, gratis y totalmente inmerecida. Y Él no está obligado
a llamar a todos si llama a alguno, porque Él no llama a nadie sobre la base de los méritos humanos que
nos distinguen. La democracia procede de la base universal de los derechos humanos; pero los humanos,
rebeldes y pecadores no tienen absolutamente ningún derecho en relación con Dios. Toda la condenación
divina es justa, toda salvación divina es por gracia. Como dice Romanos 9.15, “Tendré misericordia del
que yo tenga misericordia”. Y el hecho de que cualquiera es llamado de las tinieblas a la luz es una
maravilla de la gracia.

Ahora, estoy asumiendo muchas cosas aquí que necesito demostrar a partir de las Escrituras,
particularmente, 1) que Dios es quien llama; 2) que Su llamado salvador es un acto especial de la gracia
en la vida de algunos pecadores y no todos y 3) que este llamado es efectivo – produce lo que ordena.

Dios es quien llama

Cuando Pablo dice en el verso 6, “vosotros, llamados a ser de Jesucristo”, probablemente no quiera decir,
“llamados por Cristo Jesús”. Probablemente quiera decir, “llamados por Dios hacia la comunión de Cristo
Jesús”. Digo esto porque esto es lo que Él enseña en otra parte de Romanos y en sus otras cartas. Por
ejemplo, en 1 Corintios 1.9, Pablo dice, “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su
Hijo Jesucristo nuestro Señor”. Así que Dios llama, y el sentido del llamado es ponernos en comunión
con Su Hijo, Jesucristo. Así, en Romanos 1.6, la frase “los llamados de Jesucristo” probablemente
significa “aquellos que son llamados por Dios para pertenecer a Jesucristo y disfrutar comunión con Él”.

Su Llamado es un Acto de Gracia Hacia Algunos Pecadores.

Otra cosa que necesita ser mostrada es que este llamado de Dios a la comunión de Jesús es dado a
algunos, no a todos, y que ninguna injusticia es hecha aquí porque nadie tiene derecho al llamado. Mire
en Romanos 8.28-30, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a
los que conforme a su propósito son llamados.”. Aquí vemos claramente que no todos son llamados.
Todas las cosas no obran juntas para bien de todos, sino para aquellos que son llamados. Entonces en el
verso 30 dice de nuevo: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó”. Así que de nuevo no es a todos. El “llamado” de Dios, como Pablo le llama, es especial y
particular. Bien, ¿qué es entonces? ¿No estamos para predicar el evangelio a todos?

Efectivamente estamos para eso. Jesús esparció la semilla de la Palabra indiscriminadamente en todo tipo
de suelo (Marcos 4.14). Y Pablo hizo exactamente lo mismo: él iría a una ciudad y predicaría el evangelio
a toda sinagoga o en toda la plaza principal. Él “llamaría” a todos al arrepentimiento, sin excepción (Hch
17.30).

Pero ese llamado universal del evangelio (vea Mateo 22.14), que es el mismo para evangelismo y las
misiones, no es el llamado del que Pablo habla en Romanos 1.6-7 y Romanos 8.28, 30 (o Romanos 9.24).
Bien, ¿Qué es este llamado –este llamado a la comunión de Jesús? ¿Cuál es el llamado que permite a
Pablo decir “a los que llamó, a éstos también justificó”? Dios no justifica a todos. Sino que justifica a
todos los “llamados”. ¿Qué es entonces este “llamado”?

Este llamado produce lo que ordena

Esto nos trae a la tercera cosa que estaba asumiendo y necesito demostrar, entiéndase, que el llamado
salvador de Dios a la comunión de Su Hijo es efectivo o eficaz –ejecuta lo que demanda, produce lo que
ordena. El evangelio es una oferta a todos, para que quien vea la gloria de Cristo, y es llevado a Él y le
reciba en Su hermosura como su preciosa porción en la vida, confiando en este Cristo Glorioso sea
salvado. Todo el que escuche el evangelio y crea, sobre la base de ésta única fe, será justificado y
aceptado por Dios.

Pero cuando ese evangelio es predicado, ¿Cuál es la respuesta final a la pregunta de por qué algunos creen
y otros no? Escuchen a Pablo en 1ra a los Corintios 1.23-24: “pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado [es decir predicamos a todos la gloria de un Salvador amante y auto sacrificado], para los
judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.” Pablo predica a todos sin distinción –Dios da a entender que
cada grupo étnico debe ser alcanzado con el evangelio. –“todas las naciones”, como dice Romanos 1.5.
Mientras predicaba a todos y ofrecía salvación a todos, la mayoría de los judíos estimaron al Mesías
crucificado como una piedra de tropiezo y le rechazaron. Y la mayoría de los gentiles estimaron al Señor
crucificado como locura y le rechazaron. Pero en aquellos dos grupos, entre aquellos que oyeron –
saliendo de entre ellos, algunos son llamados (con un “llamado” diferente del llamado universal a todos).
Y el efecto del llamado a ellos es que este Cristo no parece más como una piedra de tropiezo, ni parece
más como locura, sino que se ve como el poder y la sabiduría de Dios. 1ra a los Corintios 1.24 “mas para
los llamados, así judíos como griegos, Cristo [es] poder de Dios, y sabiduría de Dios.”

¿Por qué? Porque el llamado efectivo despierta a los muertos, da vista a la ceguera espiritual, abre los
oídos de los sordos espiritualmente, humilla a los orgullosos, ablanda a los fuertes, y trae fe. Es por esto
que Pablo dice en Romanos 8.30, “a los que llamó, a éstos también justificó” –aunque la justificación es
por fe (Romanos 5.1). El llamado de Dios quita todo obstáculo orgulloso a la fe y hace a Cristo
irresistiblemente atractivo, para que voluntaria y libremente creamos.

“Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos”

Terminemos mirando a este proceso milagroso en acción en 2da a los Corintios 4.4-6. Allí Pablo dice, “en
los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” La rebelión e incredulidad humana son
intensificadas por el diablo quien odia la verdad y la vida. Pero si usted no puede ver la “gloria de Cristo”
en el evangelio a causa de la rebelión, usted no creerá el evangelio. Le parecerá una piedra de tropiezo o
locura.

Entonces ¿qué debe suceder? La predicación de Cristo y el amor a las personas debe continuar (verso 5).
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros
siervos por amor de Jesús.” Ese es el llamado universal del evangelio (no el llamado divino y efectivo).
Pero ¿qué hará la diferencia determinante sobre quién es salvado? Será el llamado sobrenatural de Dios,
exactamente igual que en el principio del mundo cuando su llamado a la luz creó la luz. Verso 6: “Porque
Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones,
para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

En otras palabras, hasta que Dios no nos llame eficazmente como cuando creó a la luz en el principio de
la creación, no veremos “iluminación del conocimiento de la gloria de Dios” en el evangelio. Y si no la
vemos, no amaremos esa luz y no vendremos a ella (Juan 3.19-20). Pero si la vemos, vendremos. Cristo
no será más una piedra de tropiezo o locura. Será para nosotros “poder y sabiduría de Dios”. Y
vendremos a él, nos adheriremos a él, le amaremos y confiaremos en él.

Eso es lo que Pablo quiere decir en Romanos 1.7 cuando dice: “a todos los que estáis en Roma, amados
de Dios”. Dios ha dicho a sus corazones, “Sea la luz”, y ustedes han visto Su gloria, han venido a Él, Él
les ha salvado, perdonado, aceptado y derramado Su amor en sus corazones. Eso es lo que les ha sucedido
cristianos. Aprendan quienes son, aprendan cómo agradecer a su Dios, y vivan en la humilde admiración
de la gracia.

Y digan conmigo a cada incrédulo, en nombre de Cristo, y en el poder de Su Espíritu: “Despiértate, tú que
duermes, Y levántate de los muertos” (Efesios 5:14)

Los llamados de Cristo y los amados de Dios, parte 2


24 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:6–7 | Tópico: Predestinación
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:6–7
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había
prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que
era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la
obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros,
llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos:
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

“Los llamados de Jesucristo”

La semana pasada nos enfocamos en la frase del verso 6, “los llamados de Jesucristo”. Los cristianos en
Roma y todos los cristianos en Minneapolis son “los llamados de Jesucristo”. Sostuve la opinión de que
esto significa que los cristianos son llamados por Dios para pertenecer a Jesucristo (Romanos 8.30; 1ra a
los Corintios 1.9); y que este llamado de Dios no es solo una invitación, sino que es el tipo de llamado
que produce lo que ordena. Cerré el mensaje con una referencia a 2da a los Corintios 4.4-6 donde Pablo
dice que la causa por la que la gente no ve la verdad de Cristo en el evangelio es que “el dios de este siglo
[Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” En otras palabras, la incredulidad humana y la ceguera
espiritual conspiran para hacer que el evangelio luzca como una piedra de tropiezo o como locura (1ra a
los Corintios 1.23).

Entonces ¿cómo es que alguien viene a la fe? Pablo dijo que dos cosas fueron necesarias. En 2da a los
Corintios 4.5 dice: “Porque... predicamos... a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos
por amor de Jesús.” Lo primero que necesitamos es la predicación de Cristo por la vida de un siervo.
Cristo debe ser predicado y mostrado. Nadie puede creer lejos del evangelio. Debemos hablar el
evangelio a las personas y mostrárselo.

Pero Pablo conoce por dolorosa experiencia, y también muchos de ustedes, que las personas que amamos
escuchan el evangelio y ven nuestro servicio, pero no creen para ser salvos. Es por esto que Pablo
prosigue, en 2da a los Corintios 4.6, para mencionar la segunda cosa necesaria para que alguien venga a la
fe. El evangelio no solo debe ser predicado por la vida de un siervo, sino que Dios mismo debe,
sobrenaturalmente, dar luz o visión divina al corazón. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

Esto es lo que Pablo quiere expresar con el llamado de Dios (1ra a los Corintios 1.23-24). Tal como Dios
en el comienzo de la creación trajo la luz con una simple voz de mando: “de las tinieblas resplandeciese la
luz”, ahora, en el corazón incrédulo y demoníacamente cegado, Dios da un llamado divino de luz. Y el
efecto del llamado es que nosotros no vemos más al evangelio como una piedra de tropiezo o como
locura, sino que ahora vemos “iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
En otras palabras, lo que una vez vimos como estúpido, aburrido, sin sentido, irrelevante o raro, ahora lo
vemos hermoso, precioso y deseable, de manera que podemos libremente llegar y abrazarlo.

En otras palabras, cuando Pablo dice en Romanos 1.7 que los cristianos son “los llamados de Jesucristo”,
quiere decir que Dios ha hablado a nuestros corazones tan poderosamente que hemos sido despertados de
la incredulidad, y que nuestros ojos cegados han sido abiertos para ver a Cristo como realmente es, y
nuestra dureza de corazón ha sido llevada, y que hemos sido resucitados de la muerte espiritual –como
Cristo levantó a Lázaro simplemente llamándolo- “Lázaro, ven fuera”. Y el resultado de todo esto es que
ahora vemos la grandeza de Jesús en el evangelio y confiamos en él y le amamos y valoramos el
conocerle más que a todas las cosas. Y por tanto somos “los llamados de Jesucristo”. Vivimos entre las
naciones (como dice el verso 6), pero pertenecemos a Jesús –y no de la manera en que una persona
pertenece al Partido Democrático o a la Unión de Trabajadores o al Club de Minneapolis, sino que
pertenecemos a Jesús por un omnipotente llamado de Dios que establece lo que ordena.

El Llamado Viene del Amor de Dios hacia Ti

Ahora hoy quiero hacer más profunda y dulce la experiencia de su llamado mostrándoles dos cosas: que
sus llamados surgen del amor que Dios tiene específicamente para ustedes; y que éste amor te guía hacia
el reino del amor de Dios que nadie más conoce sino aquellos que lo reciben. La razón por la que escojo
enfatizar esto es simplemente porque la próxima palabra crucial en nuestros textos, es “amados de Dios”.
Verso 7: “a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros,
de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”

“a todos los que estáis en Roma, amados de Dios” Ellos son “los llamados de Jesucristo” y los “amados
de Dios”. ¡Oh cristiano! ¡Conózcase de esta manera! Usted es “el llamado de Jesucristo” y “el amado de
Dios”.

El Amor de Dios para el Mundo

Ahora, ¿Qué significa esto? Quiero acrecentar su visión del amor de Dios. No quiero minimizarla. Quiero
incrementarla. Para muchas personas, el único modo en que han concebido el amor de Dios es que Dios
ama al mundo, y por tanto ama a todos de la misma manera. Y, de hecho, Él ama al mundo. Jesús dijo en
Mateo 5.44-45, “... Amad a vuestros enemigos... para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los
cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” En otras
palabras, el amor de Dios es tan ancho y tan general como el sol que se eleva y la lluvia que cae.

Y Juan 3.16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” En otras palabras, podemos ofrecer vida
eterna a toda persona sobre este planeta que ponga su fe en Jesús, el Hijo de Dios. Fue el amor de Dios
quien envió a Su Hijo para que esa propuesta pudiera ser hecha al mundo.

De manera que al menos de estas dos formas el amor de Dios es amplio y general: Él sostiene al mundo
incrédulo con sol y lluvia, y ofrece vida eterna, al precio de Su propio Hijo, a cualquiera que crea.

El Amor de Dios para sus Llamados

Pero ¿es eso todo lo que Pablo quiere decir en Romanos 1.7 cuando escribe: “a todos los que estáis en
Roma, amados de Dios”? ¿No suena como si estuviera diciendo: “Entre todas las personas que viven en
Roma, escribo a los que son amados por Dios”? En otras palabras, ¿No suena como si dijera que aquellos
llamados por Dios a pertenecer a Jesucristo son amados por Dios de un modo especial? No amados
simplemente, porque cualquiera en Roma es también amado por Dios. Si escribo una carta a Noel y digo:
“Te escribo, mi amada Noel, sé fuerte y anímate por la gracia de Dios”, ¿Diría alguien realmente, que la
razón por la que le llamo “amada” es porque amo a cada mujer de la manera que un cristiano debería y,
como Noel es una mujer, también es amada por el Pastor John, porque él ama a todas las mujeres? No,
nadie diría eso. Más bien, si digo, “A mi amada Noelia”, todos asumirían que tengo un amor especial por
Noelia.

No creo que Pablo quiera que perdamos esta realidad en Romanos 1.7. No creo que él quiera que ustedes,
cristianos, digan “Dios me llama ‘amado’ porque ama a todos igual, y, como soy parte de todos, soy
también amado. Eso no es lo que el verso 7 significa. Pablo dice: yo escribo “a todos los que estáis en
Roma, amados de Dios”. Pero no se refiere a todos en Roma. Él está escribiendo a aquellos que son “los
llamados de Jesucristo”. De manera que el amor que tiene en mente aquí debe ser diferente al amor que
tiene Dios por todos en Roma –tal como yo tendría un amor diferente cuando digo: “a mi amada Noel”.
No quiero decir que en mi corazón no hay amor para otras personas. Quiero decir que tengo un amor
especial por Noel. Tengo un amor pactado con Noel. Yo escojo a Noel para que sea mi esposa. Y hago un
pacto con ella. Y lo sellamos con votos sagrados. Y Dios lo sella en el cielo (Mateo 19.6). Y ahora el
amor entre Noel y yo es totalmente diferente del amor que yo tengo por otra mujer u hombre. Aunque
hubiera otras personas por las que estaría dispuesto a morir.

Dije, quiero acrecentar su visión del amor de Dios. No quiero minimizarla. En otras palabras, si puedo
persuadirles de que Dios ama a “los llamados de Jesucristo” con un amor especial y prometido, no
quisiera que usted terminara pensando que Él es menos amoroso de lo que sería si solo amara al mundo
de manera general y equitativa sin hacer un pacto con su novia, la iglesia. Quiero declarar, a partir de la
Escritura, que Dios mantiene su amor por todo el mundo, pero escoge a su esposa, “los llamados de
Jesucristo”, y le ama (¡a usted cristiano!) con un amor prometido, especial y precioso.

El Amor de Dios que Pone el Temor de Dios en el Corazón

Ahora, creo que esto está implícito en la misma expresión del verso 7: “a todos los que estáis en Roma,
amados de Dios”. Pero usted pudiera no verlo tan claramente aquí. Así que déjeme darle una mejor
imagen bíblica muy brevemente.

En el Antiguo Testamento, Dios prometió que algún día haría lo que llamó un “nuevo pacto” con su
pueblo (Jeremías 31.31), un pacto eterno. Y lo maravilloso de este pacto es que el amor de Dios no solo
ofrece seguridad a las personas, sino que también ofrece promesas para mantenerles a salvo de la
destrucción. Así, en Jeremías 32.40, por ejemplo, Dios promete: “haré con ellos pacto eterno, que no me
volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.”

¿Ve usted qué tipo de amor es este? Esto es más que el amor general de invitación y oferta. Este es un
amor que “pone el temor de Dios en el corazón” (similar a 2da a los Corintios 4.6). Este es el tipo de
amor que funciona poderosamente, “para que no nos apartemos de Dios”. Este no es un amor general para
todos. Es un amor especial que pone el temor de Dios en nuestros corazones y nos protege de alejarnos.
Este es el nuevo pacto.

Ahora, cuando Jesús viene al mundo, él viene para morir y obtener, con su sangre, los privilegios de este
nuevo pacto para nosotros. Así en Lucas 22.20, Jesús dice, en la Última Cena, “Esta copa es el nuevo
pacto en mi sangre, que por vosotros es derramada”. Por tanto, la sangre de Jesús de una manera muy
especial, fue derramada para asegurar las promesas de Jeremías 32.40 –que Dios pondrá Su temor en
nuestros corazones y nos guardará de apartarnos de Él. Este es un amor muy especial y precioso. A éste
usted debería alimentar diariamente. Es dulce y fuerte. Conocer que se es amado de esta manera es el
mismo corazón de la seguridad cristiana. Que Dios me ha llamado, que ha brillado en mi corazón para
darme la luz del evangelio de la gloria de Cristo, y que él obrará omnipotentemente para guardarme para
su gloria eterna –esto es lo que significa ser “los amados de Dios”.

“¿Quién nos separará del amor de Cristo?”

Veamos esto ilustrado en Romanos 8. En el verso 35 Pablo pregunta, “¿Quién nos separará del amor de
Cristo?” En otras palabras, “¿Hay alguna manera de que Jeremías 32.40 y su nuevo pacto sea roto o
anulado en la vida de los “llamados de Jesucristo”? (vea Romanos 8.30) Recuerde, en Jeremías 32.40
Dios prometió que trabajaría en Su gente “para que no se aparten de mí”. Esto es lo que Pablo responde
aquí.

Él pregunta en Romanos 8.35, ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o


espada? [¿Nos separarán del amor de Cristo?] Y responde en el verso 37. “[No, antes] en todas estas
cosas somos más que vencedores”. Note que es lo que nos guarda de ser separados del amor de Cristo:
somos guardados de la separación “por medio de aquel que nos amó.” Entonces el verso 35 pregunta,
“¿Quién nos separará del amor de Cristo?” y el verso 37 responde: ¡Nada nos separará! Y la razón dada es
que nosotros abrumadoramente conquistamos “por medio de aquel que nos amó.” O para ponerlo simple
y a secas: el amor de Dios nos guarda de ser separados del amor de Cristo. ¿Serán los llamados de
Jesucristo separados de de Él? ¡No! ¿Por qué? ¡Porque Dios nos ama! El amor prometido de Dios triunfa
preservando a los suyos.

Entonces, para confirmarlo de nuevo, Romanos 8.38-39 atribuye toda la victoria al poder guardador del
amor de Dios en nuestras vidas: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” En otras palabras, el
amor especial y prometido de Dios para nosotros triunfará sobre cualquier cosa que trate de destruir
nuestra fe y nos aparte de Dios.

Este no es el amor general de Dios que ofrece vida eterna al mundo, ni es el amor sustentador de Dios que
da sol y lluvia aún a sus enemigos. Este es el amor de Dios para su esposa, su pueblo escogido. Él nos
llama de muerte a vida, y nos guarda de apartarnos. Y, como Romanos 8.30 dice, él nos glorifica. “Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a
éstos también glorificó” Este es el nuevo amor prometido de Dios “y pondré mi temor en el corazón de
ellos, para que no se aparten de mí.”

Esto es lo que Pablo quiere decir en Romanos 1.7 cuando dice: “a todos los que estáis en Roma, amados
de Dios” Y es lo que Dios quiere expresar cuando les dice a ustedes cristianos hoy: ustedes son los
llamados de Jesucristo, son mis amados. Los he escogido para mí mismo. Los he llamado, los he
justificado, los he guardado, haré en ustedes lo que es agradable delante de mí. (Hebreos 13.21). Nada los
separará de mí, porque les amo con un amor eterno. Ustedes son mis amados.

Oh, que Dios les concediera conocer este amor. Aférrese a él. Degústelo, descanse en él. Sea liberado y
transformado, tómelo a riesgo. Y consuma el resto de su vida encomendándolo a todos los que usted
conoce. Y si todavía no le conoce, recíbalo ahora. ¿No está Dios ahora mismo hablando a su corazón?
¿No está Él ahora mismo mostrándole la belleza y verdad de Cristo quien murió por los pecadores para
que todo el que crea en Él pueda ser salvo? Créale. Le insto en nombre de Dios, ¡crea en Su Hijo!

Fin

Textos que enlazan el amor de Dios con la elección: Colosenses 3.12, 1ra a los Tesalonicenses 1.3; 2da a
los Tesalonicenses 2.13.

Textos que enlazan el amor de Dios con la gracia soberana en la conversión: Efesios 2.4-5

Gracias Dios por la fe famosa


24 de Noviembre de 2002 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:7–8 | Tópico: Fe
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Romanos 1:7–8
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con
respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.

Me agradaría basar mi mensaje de esta mañana en la carta de Pablo hacia los Romanos, capítulo 1,
versículos 7 al 8. “a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.8Primeramente doy gracias a mi Dios mediante
Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.” Ustedes pueden
ver en el versículo 8 de dónde saqué el titulo para este mensaje: “Gracias Dios por la Fe Famosa.” Pablo
dice que le está agradecido a Dios, porque la fe de ellos “se divulga por el mundo.” En otras palabras, la
fe de los cristianos romanos era famosa y Pablo le estaba agradecido a Dios por ello.

Mi objetivo es ayudarles a participar de esta fe por la que Pablo está tan agradecido. Si usted es creyente
en Cristo esta mañana, mi objetivo es ayudarle a fortalecer su fe, la misma meta que Pablo tenía al
escribirle a la iglesia romana (versículo 12): “para ser mutuamente confortados por la fe que nos es
común a vosotros y a mí.” Y si usted no es creyente esta mañana, mi objetivo es que mediante este
mensaje usted vea a Cristo como a alguien verdadero, confiable, hermoso e indispensable para el perdón
de sus pecados y para la esperanza de la vida eterna.

Pregunta: ¿Por qué Pablo estaba agradecido de que la fe de la iglesia Romana fuera famosa?

De este texto haré solamente una pregunta y daré seis respuestas desde la Biblia y nuestra experiencia
común. La pregunta es simplemente esta: ¿Por qué Pablo estaba agradecido de que la fe de la iglesia
romana fuera famosa? Cuando dijo, “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con
respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo,” ¿Por qué?

Aquí hay un hombre que nunca ha ido a Roma. No estaba diciendo: ‘En verdad me alegro de que su fe
sea tan famosa porque eso significa que mi trabajo no ha sido en vano’. Su fe no era obra de Pablo (¡En
más de una manera!). Nunca había ido a Roma. Puede que algunos de sus conversos hayan viajado allá
(ver capítulo 16). Pero Pablo no había plantado esta iglesia.

De modo que no estaba agradecido porque la fe de ellos reflejaba el éxito de él, o su fruto, sino,
evidentemente, por otras razones. Eso es lo que yo quería averiguar para mí y para ustedes esta mañana.
¿Por qué estaba tan agradecido de que la fe de ellos fuese divulgada por todo el mundo? Y es mi oración
que al responder esta pregunta, esa misma fe pueda ser despertada y fortalecida en nosotros esta mañana.

Veo seis razones por las que Pablo está agradecido de que la fe de los cristianos romanos sea famosa.

Razón # 1. Pablo está agradecido por la famosa fe de la iglesia, porque en el único en quién ellos
tienen fe es en Cristo.

En Romanos 3:21-22 dice, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios [...] la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay
diferencia”. Él dijo esto otra vez. Aun más claramente, en Gálatas 2:16, “sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en
Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de
la ley nadie será justificado.”

De modo que cuando Pablo dice que está agradecido por la famosa fe de los Romanos, se refiere a la fe
en Jesús Cristo, No a una fe vaga en cualquier dios como Alá, o una deidad hindú, o el principio Budista,
o un médium de la nueva era, o una vaga noción del Dios verdadero desconectado de su Hijo, el Salvador
que vino al mundo a salvar a los pecadores. Pablo está agradecido de que la fe en Jesucristo se estaba
volviendo famosa por todo el mundo romano.

Razón # 2. Pablo está agradecido por la famosa fe de la iglesia, porque tenía una pasión y un llamado
a ver el nombre de Cristo exaltado entre las naciones.

Retrocedan en el texto y examinen Romanos 1:4-5, “que [Cristo] fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, 5y por quien recibimos la gracia y
el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.” Noten esa última
frase: “en todas las naciones por amor de su nombre.” ¿El nombre de quién? El nombre de Jesucristo.

El versículo 5 dice que Dios le había dado a Pablo la gracia y el apostolado para predicar, enseñar y
sufrir; para que se difundiera la obediencia a la fe. Y después agrega, “en todas las naciones por amor de
su nombre.” En otras palabras, la suposición de Pablo es que cuando la fe se difunde, el nombre de
Jesucristo es exaltado y honrado. Eso es lo que quiere decir con “por amor de su nombre.”

Aquí, el nombre de Jesús se mantiene en pie por la fama de su verdad, de su sabiduría, de su poder, de su
belleza y su fiabilidad. Pablo ha visto a Jesucristo y lo conoce, lo ama y siente pasión al ver que otros
conocen, aman, y exaltan a Cristo. Y cuando esto ocurre, le agradece. Esto era su vida, su llamado y
misión. Que todo sea hecho por amor del Nombre. Que cada plan que formulemos y cada decisión que
tenemos tenga este objetivo: Engrandecer a Jesucristo. Mostrar que él es la persona y el tesoro más
grandioso del mundo.

Razón #3. Pablo está agradecido por la famosa fe de la iglesia porque la fe cristiana está bien
fundada.

En la mente de Pablo la fe no es un salto al vacío; es la respuesta a la revelación de la luz. Y esta luz no es


meramente subjetiva. Tiene sus raíces en la historia y está mediada a través de la palabra de Dios, es
experimentada. Sino lo fuera, no serviría de nada y carecería de interés para los humanos. Pero esta
famosa fe es infinitamente más que experimental. Las personas tienen toda clase de experiencias que no
tienen una raíz en la realidad histórica y no tienen una garantía en la Palabra de Dios. Pablo no agradece
por esta razón. Pablo no está agradecido porque un mito se está difundiendo por el mundo.

Es importante hacer hincapié en esto hoy porque ello podría ayudar a superar algunos de los motivos por
los que las personas rechazan el evangelio. Por ejemplo, un motivo por el que las personas rechazan el
evangelio es que se necesita ser arrogantes para creerlo y el otro que se necesita ser necios para creerlo.
Estar aún un poco más cerca del centro urbano me ha hecho darme cuenta de ambos. Hay clérigos
cercanos, que quizás estén predicando en este mismo momento, con los que me he encontrado y conozco
de nombre, que creen que somos arrogantes al creer que existe una evidencia histórica fidedigna para la
exclusividad de que Jesucristo como Hijo de Dios es el único Camino al cielo.

Y ayer por la mañana estaba corriendo por el centro y pasé junto a un hombre que estaba leyendo un libro
interesante. Entonces me detuve y le pregunté acerca del libro. Una cosa llevó a la otra y pronto
estuvimos hablando acerca de Cristo. Este hombre se llamaba Jonathan. Lo invité a que viniera y quisiera
que esté aquí escuchando esto. Le dije que iba a narrar esta historia. Dijo que no creía en Cristo y luego,
con cierto estilo, dijo, “cualquiera que pueda creer que un ángel bajó y embarazó a una virgen con el
Creador del universo tiene que estar casi loco”. Entonces empeoré más las cosas al decir, “sí, el Hijo de
Dios, quién creó el universo, nació de una virgen (no de un ángel, sino del Espíritu Santo), y vivió una
vida perfecta, y murió en la cruz para tomar nuestro lugar y perdonar nuestros pecados”. A lo cual dijo,
“no creo en eso: nadie puede morir por otra persona.” Y otra vez más empeoré las cosas. Dije que “Dios
es justo y que está enojado con los pecadores como usted y como yo, pero si creemos en Cristo nos
aceptará y nos dará vida eterna”. Él dijo, “Ustedes tienen tanto miedo, miedo a Dios, miedo a todo.”

Bien, le pedí que dejara un pequeño espacio en su mente para el misterio, y que no nos llamara locos tan
rápidamente. Y que recordara lo que dije porque una de estas noches él despertaría con miedo, y sabría
que como yo, él era culpable ante Dios. Y le dije que hay cosas a las que nosotros, como pecadores
perdidos, debemos temerle y que creer en Cristo elimina ese temor. Y después le rogué que viniera y
desde donde estábamos parados le señalé hacia el ‘Centro de Convenciones’.

Ahora bien, aquí está el punto de esta pequeña historia de ayer por la mañana. Jonathan ha rechazado la
cristiandad porque suena demasiado fantástica y casi demencial e improbable. De hecho, en un momento
hasta dijo, “eso es demasiado bueno para ser verdad” así que permítanme decirle esto a Jonathan y a otros
de entre ustedes que puedan sentir lo mismo. Aunque ahora no puedo dar una lectura acerca de la
credibilidad de la fe cristiana, puedo mostrarles esto: el apóstol Pablo, quien escribió estas palabras, tuvo
la intención de que estuvieran basadas en evidencias históricas reales, especialmente la resurrección de
Jesús de entre los muertos, dijo en 1 Corintios 15:3-8:

Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4y que fue sepultado, y que resucitó al tercer
día, conforme a las Escrituras; 5y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6Después apareció a más de
quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7Después apareció a
Jacobo; después a todos los apóstoles; 8y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

Y mí petición a Jonathan y a todos ustedes no es que vean que esto lo demuestra o lo resuelve, sino que
no se aparten de las buenas noticias de que Cristo murió por nuestros pecados y le busquen en la Biblia y
comprueben los testimonios para que vean si estas cosas son así.

Razón #4. Pablo está agradecido por la famosa fe de la iglesia porque la fe de Cristo muestra que
Cristo es fiable y valioso.

Del versículo 5 aprendimos que Pablo tenía una pasión y un llamado a exaltar el nombre de Cristo entre
todas las naciones. Quería que Cristo se viera genial. Esa era su vida. Dijo, “Para mí, el vivir es Cristo.”
¿Cómo pues, hace usted que Cristo se vea genial? Respuesta: Confíe en él. Cuando usted confía en
alguien, usted está diciendo: ‘él es confiable’. Así que cuando la fe de la iglesia es proclamada por todo el
mundo, lo que se está proclamando es esto: ‘¡Cristo es confiable! Cristo es lo suficientemente fuerte,
sabio y amoroso para salvarme de todos mis pecados y traerme a casa, a Dios’.

Pero eso no es todo lo que demuestra la fe. La fe Cristiana no es solamente creer queCristo salvará, sino
una alegría o satisfacción de que Cristo es la salvación. En otras palabras, no confiamos en Cristo
meramente para obtener algo al lado de Cristo. Nuestra confianza en Cristo significa recibirlo como
nuestro Tesoro. Es por Cristo que confiamos en Cristo. Cuando confiamos en él. Obtenemos lo mejor. Y
lo mejor es Cristo. Por tanto cuando la fe se difunde, lo que se difunde no es solo la confianza en lo que
Cristo puede hacer, sino también el valor y mérito de Cristo por que él está, en sí mismo, para satisfacer
nuestros corazones para siempre.
Razón #5. Pablo está agradecido por la famosa fe de la iglesia porque la fe produce actos visibles de
amor sacrificado.
El propósito de Dios en el mundo no es solo producir una fe invisible en los corazones humanos. Él tiene
el objetivo de que su gloria sea visible. Es por eso que Jesús dijo, “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
(Mateo 5:16). Pablo conoce que estas buenas obras de amor son el fruto de la fe. Recuerden que
retrocediendo en el versículo 5 dijo que Dios le dio “la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe
en todas las naciones por amor de su nombre,” No solo para la fe, sino también para la obediencia a la fe.

Pablo está agradecido de que la fe de la iglesia sea famosa porque esto significa que algo es visible. La fe
debe estar produciendo amor. Y ello estaba ocurriendo en el mismo rostro de la persecución que existía
casi en todas partes. Stephen Neil escribió en su Historia de las Misiones Cristianas, “Todo Cristiano sabía
que más tarde o más temprano tendría que testificar acerca de su fe a costa de su vida” (p.43). Pero esto
no detuvo las conversiones y el crecimiento del cristianismo. En el siglo IV el Emperador Julián escribió
de la iglesia, que el amor era lo que atraía a los conversos.
El ateismo [i.e. fe cristiana] ha avanzado especialmente por los afectuosos servicios prestados a extraños
y mediante el cuidado de ellos por el entierro de los muertos. Es un escándalo que no exista un solo judío
que sea mendigo, y que los impíos galileos [cristianos] no solo cuidan de sus pobres, sino de los nuestros
también; mientras aquellos que nos pertenecen buscan en vano la ayuda que debemos prestarles. [Historia
de las Misiones Cristianas, p.42].

Esto es lo que Pablo quiere decir con obediencia de la fe. “La fe que obra por el amor” (Gálatas 5:6). Es
por esto que estaba tan agradecido de que la fe de ellos fuese famosa en el mundo entero. Estaba
produciendo amor y demostrando que Cristo realmente estaba salvando, fortaleciendo y satisfaciendo los
corazones de su pueblo; liberándolos para amar y mostrar que “el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”
(Filipenses 1:21).

Razón #6. Pablo le esta agradecido a Dios por la famosa fe de la iglesia porque es Dios el único que da
la fe, y es él quien debe recibir toda la gloria y todo el agradecimiento.
Suponga que el pastor Brent Nelson pasa manejando cerca de nuestra casa, y ve a mi esposa trabajando
para cambiar un neumático ponchado y se detiene para ayudarla. Y supongan que más tarde yo me entero
de lo ocurrido y llamo al pastor Rick Gamache y le digo, “Rick, muchas gracias porque mi esposa recibió
ayuda para cambiar la llanta.” Usted pensaría que yo estoy perdiendo el juicio ¿Por qué? Porque usted le
agradece a la persona que ocasionó la buena obra. De modo que cuando Pablo dice en el versículo 8, “doy
gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo
el mundo”, esto quiere decir que Dios ha ocasionado esta famosa fe.

Alguien pudiera decir, ‘no, allí no dice eso, todo lo que dice es que Dios ocasionó la fama de la fe, no la
fe’. De modo que pudiera significar que ellos produjeron la fe por sí solos y después Dios hizo que esta
fuera divulgada por todo el mundo: “doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos
vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo”. Es cierto que Pablo no dice que fue Dios quien
dio la fe. Pero existen otros lugares en donde Pablo lo dice y es por eso que pienso que Pablo aquí le está
agradeciendo a Dios por la fe de ellos y por la fama de la fe.

Por ejemplo, en Filipenses 1:29 dice, “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo [...] que creáis
en él”. En Efesios 2:8 dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios.” En 2 da a Timoteo 2:25 dice, “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si
quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”. En 1ra a los Corintios 4:7 dice, “¿...
qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”
Y finalmente, en 1ra a los Corintios 3:6-7 describe como se planta una iglesia con esta clase de fe
difundida cuando una persona comienza la obra y otra la continua:

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7Así que ni el que planta es algo, ni el que
riega, sino Dios, que da el crecimiento.

Así que podemos estar seguros y regocijarnos de que la fe es un regalo de Dios. Y la razón por la que
digo “regocijarnos” es que ninguno de nosotros aquí hoy creería en Cristo si hubiera dependido solo de
nosotros. Somos rebeldes, auto exaltados y orgullosos. Pero la fe salvadora es sumisa, exalta a Cristo y es
inocente. Así que necesitamos ayuda para creer.

Y es por eso que podemos tener la esperanza cuando terminemos este culto, de que no se irán del culto
endurecidos e incrédulos. Dios los ha traído aquí. Dios les ha dado oídos para oír. Ahora mismo Dios los
está dirigiendo hacía sí. Y yo me uno a él y digo, crean en Cristo. Apártense de la autosuficiencia y diga,
‘Me arrepiento, lo lamento, te recibo Jesús, como mi Señor, mi Salvador, y mi Tesoro’.
El Testimonio de C.S. Lewis

Quizás Dios pueda animarlo a confiar en él al escuchar el testimonio de lo que le ocurrió a C.S. Lewis, el
escritor y universitario de Oxford que murió el mismo día de John Kennedy.

Un joven realmente ateo no puede guardar su fe muy cuidadosamente. Los peligros le asechan a cada
lado…Por primera vez me examiné con un propósito seriamente práctico. Y allí encontré lo que me
horrorizó; un zoológico de lujurias, un alboroto de ambiciones, una guardería de temores, un harén de
odios acariciados. Mi nombre era legión… ¿Cómo podía la iniciativa estar de mi lado?... Si Shakespeare
y Hamlet se hubieran podido encontrar alguna vez, el encuentro tendría que ser iniciado por Shakespeare.
Hamlet no hubiera podido iniciar nada… en el término de la Trinidad de 1929 me di por vencido y admití
que Dios era Dios. Me arrodillé y oré: quizás, esa noche, el más abatido y reacio convertido en
Inglaterra… Por lo menos el hijo pródigo marchó a casa por sus propios pies. ¿Pero quién puede adorar
debidamente a ese amor que abrirá las más elevadas puertas a un pródigo que es traído pataleando,
luchando, resentido, lanzando miradas en todas direcciones buscando una oportunidad de escape?
(Surprised by Joy [New York: Harcourt, Brace and Word], pp. 226-229).
Ese fue el testimonio de Lewis. Quizás el suyo sea similar. Y si lo es, o como sea que Dios le traiga a
casa, habrá acciones de gracias hacia Dios. Amén.

El tesoro de la fe en la vida de la iglesia


31 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:8–15 | Tópico: Dones Espirituales
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:8–15
Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe
se divulga por todo el mundo. Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de
su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora
he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. A
griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a
anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

Declaración de Misión de Pablo

El objetivo de esta carta, que es la más grande de todas, es el mismo objetivo del hombre que la escribió
-o de Dios para quien la escribió. Es algo maravilloso cuando el objetivo de nuestro ministerio es el
mismo que el de nuestra vida. Yo lo considero un privilegio indescriptible, un don otorgado por Dios, que
el objetivo de mi vida y el de la iglesia a la que sirvo, sean el mismo. “Existimos para transmitir una
pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas, para el gozo de todas las personas.” Esa es la misión
de nuestra iglesia y el llamado de mi vida. Estoy muy agradecido de que sean idénticos.

Así sucede con Pablo. Lo vemos de manifiesto en este párrafo, Romanos 1: 8-15. Para verlo, retrocedan
conmigo al versículo 5. Allí Pablo indica el objetivo de Dios para su vida: “Y por quien [O sea,
Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor
de su nombre” Pablo indicaría la misión de su vida así: ‘Yo existo (por la gracia de Dios) para la
obediencia de la fe entre todas las naciones para el bien de la gloria del nombre de Cristo.”

Ahora bien, si esa es la misión de su vida -glorificar el nombre de Cristo al provocar la obediencia de la fe
entre las naciones- entonces esperaríamos que este también fuese el objetivo de esta carta, que es la más
grande de todas, la carta escrita a los Romanos. Y eso es lo que vemos en los versículos 8-15. Vemos a
Pablo exponiendo un argumento a los Romanos, de que aún cuando no ha ido todavía a visitarlos, había
estado, y está ahora, dedicado a edificar la obediencia de la fe en sus vidas y a cumplir su misión en las
vidas de los romanos.
La Devoción de Pablo a Cumplir su Misión en las Vidas de los Romanos.

Él desarrolla su plan en tres pasos. 1) El primero está en el versículo 8 por la forma en que le agradece a
Dios por ellos. 2) El segundo está en los versículos 9-12 por la forma en que pone a Dios por testigo de su
amor por ellos. 3) Y el tercero está en el versículo 13 por el motivo que ha expuesto para venir a ellos.

1. Pablo agradece a Dios

Entonces, ¿cuál es la primera forma en que Pablo muestra que está totalmente dedicado a traer ‘la
obediencia de la fe para la gloria de Dios’ a medida que aplica dicha obediencia a la iglesia en Roma? La
primera forma se ve él cuando agradece a Dios por ellos, el versículo 8 dice, “Primeramente doy gracias a
mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el
mundo.”

Vea Cuatro Cosas en este Versículo de Agradecimiento.


1.

1. Pablo les dice que le está agradecido a Dios por ellos:“Doy gracias a mi Dios mediante
Jesucristo con respecto a todos ustedes”. La fe no existe en lo abstracto. El objetivo de la vida
de Pablo, de provocar la obediencia de la fe, es para forjar un tipo especial de personas:
personas con fe. Personas que obedecen a Dios por fe. La fe no es una mercancía que Pablo
amasa. La fe es el fruto de una clase de persona, de una clase de corazón. Cada vez que
hablemos del “provecho y gozo de la fe” (Filipenses 1:25) nos referimos a personas creciendo
en fe y en gozo.

2. Note que le da gracias a Dios en nombre de estas personas, por la robusta fe de ellos:
“Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos ustedes, de que su fe de
divulga por todo el mundo.” Lo que le alegra de estas personas, es que tienen fe. Así es como
el versículo 8 muestra que Pablo está dedicado a la misión de su vida en relación con los
creyentes Romanos. No estaba allí para producir en ellos una obediencia a la fe, sin embargo,
podía hacer lo mejor que tenía a mano, podía emocionarse y dar gracias a Dios por eso. Así
Pablo les demuestra que está apoyándoles y que está comprometido con lo que Dios está
haciendo en sus vidas al edificar la fe.

3. Tercero, note que la fe que ellos tienen de algún modo se ha vuelto visible, se ha vuelto
reconocible: “Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de
que vuestra fe se divulga por todo el mundo.” Ahora bien, la fe es invisible. Es un acto del
corazón (Romanos 10:9). ¿Cómo puede algo que es invisible tener tan amplia reputación? La
respuesta es que la fe produce algo que sí es visible, es decir, la obediencia de la fe. Se conoce
al árbol por su fruto. Y especialmente por eso es que Pablo está tan agradecido -porque la
misión de su vida no es solamente producir actos de corazón; su objetivo según el versículo 5
“la obediencia a la fe en todas las naciones.” Algo se había visto y reconocido en Roma y la fe
se había esparcido por todas partes. Esto no era algo meramente privado.

4. Número cuatro, note que Pablo le da gracias a Dios por las personas que creen y llevan
el fruto de la obediencia: “Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos
ustedes.” Él no agradece a los romanos por volverse creyentes y llevar como fruto una visible
obediencia, él le agradece a Dios. ¿Cómo se relaciona esto a su declaración de misión en el
versículo 5?
Se relaciona así: La declaración de misión dice que Pablo existe para ocasionar la obediencia de la fe
entre los gentiles “por amor de su nombre” En otras palabras, el objetivo principal del llamado de Pablo
no es la fe, sino la gloria del nombre de Cristo – la gloria de Dios (vea Filipenses 1:11; 2: 11; Pedro 4:11).
La fe glorifica a Dios, al menos en dos maneras. Una esta implícita aquí, o sea, la fe es un regalo de Dios.
El repartidor -el Creador- obtiene la gloria. Es por eso que Pablo le da gracias a Dios por estas personas.
Ellos se convirtieron en lo que son por la gracia de Dios. Se volvieron la clase de creyentes que son, por
la obra de Dios en sus vidas.
Si quiere ver la confirmación de esto en Romanos, examine 6:17: “Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón”. Gracias a Dios -no a ustedes- sino a Dios. ¿Por qué?
¿Porque obedecieron aunque eran esclavos del pecado? ¿Cómo es que usted alguna vez logró liberarse de
la esclavitud al pecado, y de corazónlogró producir la “obediencia de la fe? Respuesta: Dios. Esto es lo
que Pablo quiere decir en Efesios 2: 8-9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.”

Usted no puede gloriarse por ser creyente. Usted solamente puede agradecer. Eso es lo que Pablo hace
aquí. Y al hacer esto, él le da todo el crédito y toda la gloria a Dios -y esta es la relación con la misión de
la vida de Pablo en el versículo 5 -él vive para la obediencia de la fe “por amor de su nombre”. Ese es el
nombre que exalta y glorifica en el versículo 8 al agradecerle a Dios por las personas que tienen esa fe
que produce una obediencia reconocida por todo el mundo.

Sin dudas, debemos aprender que el gran objetivo de nuestro ministerio debe ser el mismo que el de
Pablo - la obediencia de la fe por amor del nombre de Cristo y de la gloria de Dios. Un momento antes
dije que la fe glorifica a Dios en dos maneras al menos. Una, Dios es el dador y el dador recibe la gloria.
La otra, la fe depende de Dios por naturaleza y llama la atención hacia su confiabilidad. Usted puede ver
esto en el capítulo 4, especialmente en los versículos 20-21: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que [Abraham] se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de
que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Cuando usted confía en las promesas
de Dios en medio de una gran adversidad, glorifica la fidelidad y fiabilidad de Dios.

Entonces, si en Bethlehem estamos comprometidos a divulgar la pasión por la supremacía de Dios en


todas las cosas, debemos estar comprometidos a producir la obediencia de la fe en todas las cosas. Porque
la fe glorifica a Dios al venir de él como dador y demostrar su fidelidad y fiabilidad.

2. Pablo Pone a Dios de Testigo de su Añoranza por Ellos

Ahora bien, ¿Cuál es la segunda manera en que Pablo demuestra que está totalmente dedicado a la
obediencia de la fe para la gloria de Dios a medida que aplica dicha obediencia a la iglesia en Roma? La
primera fue en la forma en que le agradece a Dios por ellos. La segunda está en la manera en que pone a
Dios de testigo de su añoranza por ellos en los versículos 9-12: “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo
en mi espíritu en el evangelio de su Hijo [(literalmente: a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de Su
Hijo], de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, 10rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. 11Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; 12esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.”

Mi interpretación del versículo 9 es que Pablo está poniendo a Dios como testigo porque se está refiriendo
a algo que solamente Dios puede ver, esto es, algo ‘en el espíritu de Pablo’. Él esta diciendo, “en mi
espíritu” sirvo al evangelio. Yo no creo que esto signifique “de corazón” (NVI), ni que mi espíritu esté
realmente en la predicación del evangelio (NASB). Yo pienso que él quiere decir que sirve al evangelio
en sus oraciones, donde nadie excepto Dios puede ver. Y así todo lo que puede hacer para insistir en esta
verdad es poner a Dios como testigo, porque nadie puede ver el incesante llanto genuino del apóstol,
excepto Dios. “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que
sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones”.

Pero la pregunta es: ¿Cómo él sirve a Dios en sus oraciones? Su respuesta (en el versículo 9) es que sin
cesar hace mención de los creyentes de Roma: “sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis
oraciones”. ¿Pero qué dice cuando hace mención de ellos? Esa es la pregunta clave. Y la responde en el
versículo 10: “…siempre en mis oraciones, 10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad
de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Lo que hace una y otra vez en sus oraciones, es
mencionarlos con ansias y rogar que Dios vea apropiado en su soberanía -note la frase, “por la voluntad
de Dios”- llevar a Pablo a Roma. Pero ¿por qué? esa es una pregunta clave: ¿Por qué Pablo quiere venir a
Roma?

La respuesta de Pablo nos lleva exactamente hacia del punto que esperaríamos en vista de la misión de su
vida en el versículo 5. En el versículo 11 el dice que la razón por la que quiere venir a Roma es esta:
“deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados”. Y ahora ¿qué
quiere decir con: “a fin de que seáis confirmados”? Quiere decir que la fe de ellos puede ser fortalecida y
hacerse aun más firme y fructífera (esta es la relación, por ejemplo, en 1 Tesalonicense 3:2) de modo que
lo que vemos es, que la manera en que Pablo sirve a Dios en su espíritu en el evangelio (versículo 9) es
orando continuamente para que Dios le dé la posibilidad de ir a Roma y fortalecer la fe de ellos; y es de
eso de lo que se trata toda la misión de la vida de Pablo, la obediencia de la fe entre los gentiles. Puesto
que la obediencia viene de la fe, la fe debe estar creciendo y fortaleciéndose. Así sirve Pablo a Dios -o
sea, busca glorificar a Dios pidiendo la ayuda de Dios (¡Eso es en sí la oración!) para que lo lleve a Roma
por el bien de la fe. La obediencia de la fe es aun el tema. Y el nombre de Dios es magnificado por la
confianza que pone Pablo en Dios, al pedirle en sus oraciones que esto ocurra.

Pero esta no es exactamente la manera en que Pablo quiere decirlo. Él apoya, como si fuera el versículo
12, y deja claro que su deseo cuando ora, no es solamente que sean fortalecidos y estimulados en su fe por
la fe de Pablo y a través de un don espiritual para ellos, sino que también que él mismo sea fortalecido y
estimulado mediante la fe de ellos. Versículo 12: “esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que
nos es común a vosotros y a mí”. Esa es la misión de vida de Pablo: La obediencia de la fe entre los
gentiles. Así es como Pablo sirve a Dios en su espíritu: Ora constantemente para que Dios lo capacite para
ir y fortalecerlos en fe y mediante ellos ser fortalecidos él en su propia fe.

3. Él quiere que la fe de ellos produzca fruto

La tercera manera en que Pablo muestra su compromiso con la misión de su vida que es la obediencia de
la fe, está en el versículo 3. Específicamente, la razón por la que él a menudo ha planeado ir a ellos. “Pero
no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he
sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles”.

¿Qué fruto? Ciertamente, la respuesta es el mismo fruto del que ha estado hablando todo el tiempo: El
fruto de la fe -“la obediencia de la fe”. Así es como utiliza el termino “fruto” en Romanos 6:22, “2Mas
ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna.”

Conclusión: Las maneras en que Pablo demuestra cual es la misión de su vida.

De modo que en tres maneras Pablo enfatiza que está totalmente comprometido con la misión de su vida
entre los cristianos de Roma. Su misión de vida es la obediencia de la fe por el bien de la gloria de Dios
(Versículo 5).

Enfatiza esto en el versículo 8 al agradecerle a Dios por la fe de ellos, porque su fe es vital y se ha vuelto
visible por la obediencia y así la reputación de esa fe se ha esparcido por todas partes. Y aquí es exaltado
el nombre de Dios porque es a él a quien se le está agradeciendo por el tesoro de la fe.

Lo enfatiza en los versículos 9-12 al poner a Dios como testigo de lo que más nadie excepto Dios puede
ver, es decir, el servicio interno de Pablo hacia Dios en el evangelio cuando ora constantemente para que
Dios lo lleve a Roma por el bien del fortalecimiento de la fe de los romanos y la suya propia. Aquí de
nuevo el objetivo es fortalecer la fe y será Dios quien reciba la gloria porque Pablo está dependiendo de
Dios para llegar a ellos y darles el don espiritual que edificará la fe.

Finalmente, Pablo enfatiza su misión de producir la obediencia de la fe para el bien de la gloria de Dios,
al decir en el versículo 13 que la razón por la que ha estado tratando de ir a Roma desde hace tanto
tiempo, era para “algún fruto” entre ellos, como entre los demás gentiles. Lo cual interpreto de nuevo
como que significa el fruto de la fe “la obediencia de la fe”.

La lección para nosotros está manifiesta: Si estamos comprometidos con la supremacía de Dios en todas
las cosas para el gozo de todas las personas, comprometámonos a ocasionar la obediencia de la fe entre
nosotros, entre las personas de nuestro pueblo y entre las naciones.

El tesoro de la fe en la vida de la iglesia


31 de Mayo de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:8–15 | Tópico: Dones Espirituales
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:8–15
Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe
se divulga por todo el mundo. Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de
su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora
he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. A
griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a
anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

Declaración de Misión de Pablo

El objetivo de esta carta, que es la más grande de todas, es el mismo objetivo del hombre que la escribió
-o de Dios para quien la escribió. Es algo maravilloso cuando el objetivo de nuestro ministerio es el
mismo que el de nuestra vida. Yo lo considero un privilegio indescriptible, un don otorgado por Dios, que
el objetivo de mi vida y el de la iglesia a la que sirvo, sean el mismo. “Existimos para transmitir una
pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas, para el gozo de todas las personas.” Esa es la misión
de nuestra iglesia y el llamado de mi vida. Estoy muy agradecido de que sean idénticos.

Así sucede con Pablo. Lo vemos de manifiesto en este párrafo, Romanos 1: 8-15. Para verlo, retrocedan
conmigo al versículo 5. Allí Pablo indica el objetivo de Dios para su vida: “Y por quien [O sea,
Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor
de su nombre” Pablo indicaría la misión de su vida así: ‘Yo existo (por la gracia de Dios) para la
obediencia de la fe entre todas las naciones para el bien de la gloria del nombre de Cristo.”

Ahora bien, si esa es la misión de su vida -glorificar el nombre de Cristo al provocar la obediencia de la fe
entre las naciones- entonces esperaríamos que este también fuese el objetivo de esta carta, que es la más
grande de todas, la carta escrita a los Romanos. Y eso es lo que vemos en los versículos 8-15. Vemos a
Pablo exponiendo un argumento a los Romanos, de que aún cuando no ha ido todavía a visitarlos, había
estado, y está ahora, dedicado a edificar la obediencia de la fe en sus vidas y a cumplir su misión en las
vidas de los romanos.

La Devoción de Pablo a Cumplir su Misión en las Vidas de los Romanos.

Él desarrolla su plan en tres pasos. 1) El primero está en el versículo 8 por la forma en que le agradece a
Dios por ellos. 2) El segundo está en los versículos 9-12 por la forma en que pone a Dios por testigo de su
amor por ellos. 3) Y el tercero está en el versículo 13 por el motivo que ha expuesto para venir a ellos.

1. Pablo agradece a Dios

Entonces, ¿cuál es la primera forma en que Pablo muestra que está totalmente dedicado a traer ‘la
obediencia de la fe para la gloria de Dios’ a medida que aplica dicha obediencia a la iglesia en Roma? La
primera forma se ve él cuando agradece a Dios por ellos, el versículo 8 dice, “Primeramente doy gracias a
mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el
mundo.”

Vea Cuatro Cosas en este Versículo de Agradecimiento.


1.

1. Pablo les dice que le está agradecido a Dios por ellos:“Doy gracias a mi Dios mediante
Jesucristo con respecto a todos ustedes”. La fe no existe en lo abstracto. El objetivo de la vida
de Pablo, de provocar la obediencia de la fe, es para forjar un tipo especial de personas:
personas con fe. Personas que obedecen a Dios por fe. La fe no es una mercancía que Pablo
amasa. La fe es el fruto de una clase de persona, de una clase de corazón. Cada vez que
hablemos del “provecho y gozo de la fe” (Filipenses 1:25) nos referimos a personas creciendo
en fe y en gozo.
2. Note que le da gracias a Dios en nombre de estas personas, por la robusta fe de ellos:
“Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos ustedes, de que su fe de
divulga por todo el mundo.” Lo que le alegra de estas personas, es que tienen fe. Así es como
el versículo 8 muestra que Pablo está dedicado a la misión de su vida en relación con los
creyentes Romanos. No estaba allí para producir en ellos una obediencia a la fe, sin embargo,
podía hacer lo mejor que tenía a mano, podía emocionarse y dar gracias a Dios por eso. Así
Pablo les demuestra que está apoyándoles y que está comprometido con lo que Dios está
haciendo en sus vidas al edificar la fe.

3. Tercero, note que la fe que ellos tienen de algún modo se ha vuelto visible, se ha vuelto
reconocible: “Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de
que vuestra fe se divulga por todo el mundo.” Ahora bien, la fe es invisible. Es un acto del
corazón (Romanos 10:9). ¿Cómo puede algo que es invisible tener tan amplia reputación? La
respuesta es que la fe produce algo que sí es visible, es decir, la obediencia de la fe. Se conoce
al árbol por su fruto. Y especialmente por eso es que Pablo está tan agradecido -porque la
misión de su vida no es solamente producir actos de corazón; su objetivo según el versículo 5
“la obediencia a la fe en todas las naciones.” Algo se había visto y reconocido en Roma y la fe
se había esparcido por todas partes. Esto no era algo meramente privado.

4. Número cuatro, note que Pablo le da gracias a Dios por las personas que creen y llevan
el fruto de la obediencia: “Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos
ustedes.” Él no agradece a los romanos por volverse creyentes y llevar como fruto una visible
obediencia, él le agradece a Dios. ¿Cómo se relaciona esto a su declaración de misión en el
versículo 5?
Se relaciona así: La declaración de misión dice que Pablo existe para ocasionar la obediencia de la fe
entre los gentiles “por amor de su nombre” En otras palabras, el objetivo principal del llamado de Pablo
no es la fe, sino la gloria del nombre de Cristo – la gloria de Dios (vea Filipenses 1:11; 2: 11; Pedro 4:11).
La fe glorifica a Dios, al menos en dos maneras. Una esta implícita aquí, o sea, la fe es un regalo de Dios.
El repartidor -el Creador- obtiene la gloria. Es por eso que Pablo le da gracias a Dios por estas personas.
Ellos se convirtieron en lo que son por la gracia de Dios. Se volvieron la clase de creyentes que son, por
la obra de Dios en sus vidas.
Si quiere ver la confirmación de esto en Romanos, examine 6:17: “Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón”. Gracias a Dios -no a ustedes- sino a Dios. ¿Por qué?
¿Porque obedecieron aunque eran esclavos del pecado? ¿Cómo es que usted alguna vez logró liberarse de
la esclavitud al pecado, y de corazónlogró producir la “obediencia de la fe? Respuesta: Dios. Esto es lo
que Pablo quiere decir en Efesios 2: 8-9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.”

Usted no puede gloriarse por ser creyente. Usted solamente puede agradecer. Eso es lo que Pablo hace
aquí. Y al hacer esto, él le da todo el crédito y toda la gloria a Dios -y esta es la relación con la misión de
la vida de Pablo en el versículo 5 -él vive para la obediencia de la fe “por amor de su nombre”. Ese es el
nombre que exalta y glorifica en el versículo 8 al agradecerle a Dios por las personas que tienen esa fe
que produce una obediencia reconocida por todo el mundo.

Sin dudas, debemos aprender que el gran objetivo de nuestro ministerio debe ser el mismo que el de
Pablo - la obediencia de la fe por amor del nombre de Cristo y de la gloria de Dios. Un momento antes
dije que la fe glorifica a Dios en dos maneras al menos. Una, Dios es el dador y el dador recibe la gloria.
La otra, la fe depende de Dios por naturaleza y llama la atención hacia su confiabilidad. Usted puede ver
esto en el capítulo 4, especialmente en los versículos 20-21: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que [Abraham] se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de
que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Cuando usted confía en las promesas
de Dios en medio de una gran adversidad, glorifica la fidelidad y fiabilidad de Dios.

Entonces, si en Bethlehem estamos comprometidos a divulgar la pasión por la supremacía de Dios en


todas las cosas, debemos estar comprometidos a producir la obediencia de la fe en todas las cosas. Porque
la fe glorifica a Dios al venir de él como dador y demostrar su fidelidad y fiabilidad.

2. Pablo Pone a Dios de Testigo de su Añoranza por Ellos


Ahora bien, ¿Cuál es la segunda manera en que Pablo demuestra que está totalmente dedicado a la
obediencia de la fe para la gloria de Dios a medida que aplica dicha obediencia a la iglesia en Roma? La
primera fue en la forma en que le agradece a Dios por ellos. La segunda está en la manera en que pone a
Dios de testigo de su añoranza por ellos en los versículos 9-12: “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo
en mi espíritu en el evangelio de su Hijo [(literalmente: a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de Su
Hijo], de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, 10rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. 11Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; 12esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.”

Mi interpretación del versículo 9 es que Pablo está poniendo a Dios como testigo porque se está refiriendo
a algo que solamente Dios puede ver, esto es, algo ‘en el espíritu de Pablo’. Él esta diciendo, “en mi
espíritu” sirvo al evangelio. Yo no creo que esto signifique “de corazón” (NVI), ni que mi espíritu esté
realmente en la predicación del evangelio (NASB). Yo pienso que él quiere decir que sirve al evangelio
en sus oraciones, donde nadie excepto Dios puede ver. Y así todo lo que puede hacer para insistir en esta
verdad es poner a Dios como testigo, porque nadie puede ver el incesante llanto genuino del apóstol,
excepto Dios. “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que
sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones”.

Pero la pregunta es: ¿Cómo él sirve a Dios en sus oraciones? Su respuesta (en el versículo 9) es que sin
cesar hace mención de los creyentes de Roma: “sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis
oraciones”. ¿Pero qué dice cuando hace mención de ellos? Esa es la pregunta clave. Y la responde en el
versículo 10: “…siempre en mis oraciones, 10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad
de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Lo que hace una y otra vez en sus oraciones, es
mencionarlos con ansias y rogar que Dios vea apropiado en su soberanía -note la frase, “por la voluntad
de Dios”- llevar a Pablo a Roma. Pero ¿por qué? esa es una pregunta clave: ¿Por qué Pablo quiere venir a
Roma?

La respuesta de Pablo nos lleva exactamente hacia del punto que esperaríamos en vista de la misión de su
vida en el versículo 5. En el versículo 11 el dice que la razón por la que quiere venir a Roma es esta:
“deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados”. Y ahora ¿qué
quiere decir con: “a fin de que seáis confirmados”? Quiere decir que la fe de ellos puede ser fortalecida y
hacerse aun más firme y fructífera (esta es la relación, por ejemplo, en 1 Tesalonicense 3:2) de modo que
lo que vemos es, que la manera en que Pablo sirve a Dios en su espíritu en el evangelio (versículo 9) es
orando continuamente para que Dios le dé la posibilidad de ir a Roma y fortalecer la fe de ellos; y es de
eso de lo que se trata toda la misión de la vida de Pablo, la obediencia de la fe entre los gentiles. Puesto
que la obediencia viene de la fe, la fe debe estar creciendo y fortaleciéndose. Así sirve Pablo a Dios -o
sea, busca glorificar a Dios pidiendo la ayuda de Dios (¡Eso es en sí la oración!) para que lo lleve a Roma
por el bien de la fe. La obediencia de la fe es aun el tema. Y el nombre de Dios es magnificado por la
confianza que pone Pablo en Dios, al pedirle en sus oraciones que esto ocurra.

Pero esta no es exactamente la manera en que Pablo quiere decirlo. Él apoya, como si fuera el versículo
12, y deja claro que su deseo cuando ora, no es solamente que sean fortalecidos y estimulados en su fe por
la fe de Pablo y a través de un don espiritual para ellos, sino que también que él mismo sea fortalecido y
estimulado mediante la fe de ellos. Versículo 12: “esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que
nos es común a vosotros y a mí”. Esa es la misión de vida de Pablo: La obediencia de la fe entre los
gentiles. Así es como Pablo sirve a Dios en su espíritu: Ora constantemente para que Dios lo capacite para
ir y fortalecerlos en fe y mediante ellos ser fortalecidos él en su propia fe.

3. Él quiere que la fe de ellos produzca fruto

La tercera manera en que Pablo muestra su compromiso con la misión de su vida que es la obediencia de
la fe, está en el versículo 3. Específicamente, la razón por la que él a menudo ha planeado ir a ellos. “Pero
no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he
sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles”.

¿Qué fruto? Ciertamente, la respuesta es el mismo fruto del que ha estado hablando todo el tiempo: El
fruto de la fe -“la obediencia de la fe”. Así es como utiliza el termino “fruto” en Romanos 6:22, “2Mas
ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna.”
Conclusión: Las maneras en que Pablo demuestra cual es la misión de su vida.

De modo que en tres maneras Pablo enfatiza que está totalmente comprometido con la misión de su vida
entre los cristianos de Roma. Su misión de vida es la obediencia de la fe por el bien de la gloria de Dios
(Versículo 5).

Enfatiza esto en el versículo 8 al agradecerle a Dios por la fe de ellos, porque su fe es vital y se ha vuelto
visible por la obediencia y así la reputación de esa fe se ha esparcido por todas partes. Y aquí es exaltado
el nombre de Dios porque es a él a quien se le está agradeciendo por el tesoro de la fe.

Lo enfatiza en los versículos 9-12 al poner a Dios como testigo de lo que más nadie excepto Dios puede
ver, es decir, el servicio interno de Pablo hacia Dios en el evangelio cuando ora constantemente para que
Dios lo lleve a Roma por el bien del fortalecimiento de la fe de los romanos y la suya propia. Aquí de
nuevo el objetivo es fortalecer la fe y será Dios quien reciba la gloria porque Pablo está dependiendo de
Dios para llegar a ellos y darles el don espiritual que edificará la fe.

Finalmente, Pablo enfatiza su misión de producir la obediencia de la fe para el bien de la gloria de Dios,
al decir en el versículo 13 que la razón por la que ha estado tratando de ir a Roma desde hace tanto
tiempo, era para “algún fruto” entre ellos, como entre los demás gentiles. Lo cual interpreto de nuevo
como que significa el fruto de la fe “la obediencia de la fe”.

La lección para nosotros está manifiesta: Si estamos comprometidos con la supremacía de Dios en todas
las cosas para el gozo de todas las personas, comprometámonos a ocasionar la obediencia de la fe entre
nosotros, entre las personas de nuestro pueblo y entre las naciones.

El evangelio en la iglesia para la obediencia a la fe a


través de los dones espirituales
7 de Junio de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:8–15 | Tópico: Dones Espirituales
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:8–15
Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe
se divulga por todo el mundo. Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de
su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí. Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que
muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre
vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy
deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en
Roma.

¿Cómo queda usted endeudado?

Enfóquese conmigo por unos minutos en el verso 14: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios
soy deudor.” ¿Cuál es su deuda? El próximo versículo probablemente de la respuesta (verso 15): “Así
que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.” Así
que la deuda parece ser la predicación del evangelio. Esa es su obligación o su deuda.

Ahora, la razón por la que creo que es importante enfocarnos en la palabra “deudor” en el verso 14 (“soy
un deudor a griegos y a no griegos”) es por que nos hace meditar cómo alguien queda endeudado así y
cómo paga su deuda.

Usted pudiera decir, que el verso 1 muestra que Pablo fue “llamado a ser apóstol”, “apartado para el
evangelio de Dios” y el verso 5 dice que Pablo recibió “la gracia y el apostolado para la obediencia a la fe
en todas las naciones”, entonces ¡está bien claro! Él está obligado como un apóstol llamado a predicar el
evangelio a los gentiles para la obediencia de la fe. Es su obligación dada por la orden del Cristo
resucitado. Usted está obligado a hacer lo que le es dicho por su Señor.

Eso es cierto. Pero lo que Pablo enfatiza en su llamado no es que es una orden, sino que es gracia. El
verso 5: “recibimos gracia y apostolado para la obediencia a la fe”. Así que creo que sería de ayuda
preguntarnos si hay algo más profundo aquí que decir simplemente: Cristo dijo que hay que hacerlo,
entonces hazlo: esa es tú obligación, tu deuda.

Por préstamo o robo.

Note cuidadosamente: el verso 14 dice que Pablo es un deudor a otras personas, no a Dios. “A griegos y a
no griegos [...] soy deudor”. Por lo general caemos endeudados porque alguien nos ha prestado algo. Pero
los griegos y bárbaros 1 no habían prestado nada a Pablo. La situación no es que las naciones le hayan
prestado algo a Pablo que deba ser pagado. La situación es que Dios le ha dado gratuitamente algo a
Pablo, entiéndase, gracia (recibimos gracia) – tanto la gracia de la salvación como la gracia del
apostolado. Cuando usted recibe gracia de Dios, usted no se vuelve deudor de Dios. La gracia no puede y
no debe ser pagada como si se debiera. De otra manera la gracia no sería gracia. Si le doy un regalo y
usted trata de pagármelo, usted lo convierte en una meritoria adquisición, no un regalo. Así que la gracia
no produce una deuda en este sentido. De hecho, lo mejor acerca de la gracia es que ella cubre deudas.
Nosotros somos deudores a Dios (“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores.”, Mateo 6.12). La gracia de Dios perdona las deudas. Nosotros somos deudores a
Dios, no porque nos haya dado gracia, sino porque le hemos robado su gloria. Robar también le hace un
deudor. En lugar de ver la gloria de Dios como un tesoro para disfrutar, la sustituimos por otras cosas que
realmente nos gustan más (Ro 1.23; 3.23). Y así la robamos. Esta es la esencia del pecado. Y esa es el tipo
de deuda que tenemos hacia Dios.

Así que cuando la gracia viene a nosotros en el evangelio, viene a pagar nuestras deudas con Dios. La
gracia no nos hace deudores con Dios, sino que nos hace deudores a otros quienes necesitan la gracia tal
como nosotros la necesitábamos. Eso es lo que Pablo enfatiza aquí en el verso 14. “recibí gracia y
apostolado” (verso 5). Por tanto ahora soy deudor a griegos y bárbaros. Lo que les debo es el evangelio de
la gracia. Esa es mi deuda.

La deuda que tenemos es el evangelio de la gracia.

¿Por qué es eso? Respuesta: Cuando usted escucha las buenas noticias de cómo escapar de una miseria
común, usted se vuelve deudor a otros, para contarles las buenas noticias, para que puedan escapar de esa
miseria también. Usted se lo debe a ellos. ¿Por qué? Porque si no da las buenas noticias de la gracia a
otros, como si estuviera calificado para ella y otros no, entonces mostraría que nunca ha conocido la
gracia. La gracia de Dios, que nos llama (verso 6) a salir de las tinieblas y nos ofrece un pacto eterno de
amor (verso 7), produce lo que ordena. Antes de conocerla no éramos dignos de ella.

Así que si usted retiene esta gracia para no dársela a otros como si usted estuviera calificado y ellos no, no
está cumpliendo con el pago de su deuda al mundo y prueba que realmente no conoce la gracia. La gracia
es preciosa más allá de toda expresión. Es nuestra única esperanza como pecadores. No la merecemos de
Dios. Y nadie la merece de nosotros.

Cuando viene a nosotros gratuitamente, quedamos en el deber de darla gratuitamente.

Esa es una de las razones por la que Pablo enfatiza su deuda en el verso 14, “A griegos y a no griegos, a
sabios y a no sabios”. La cultura, la inteligencia y la educación no le califican a usted para el evangelio de
la gracia. Y ser inculto, ignorante e iletrado no le descalifica para el evangelio de la gracia. No hay
requisitos para esta gracia.

Nadie califica para la gracia

Pablo no es un deudor a nadie porque sea digno. Nadie califica para la gracia. Porque entonces la gracia
no sería gracia. Pablo es deudor a griegos y bárbaros precisamente porque ellos tampoco califican, incluso
la gracia vino a él –y continúa viniendo día a día en olas interminables, marcando para siempre su vida (1
Corintios 15.10). Así que no hay nadie que sea más o menos merecedor que él. Y eso le hace deudor de
todos. ¡Oh! ¡Si fuéramos cautivados por la realidad de una gracia radicalmente gratis en nuestras vidas –
en la pasada y la futura! ¡Qué gran diferencia habría! Haga hincapié en esto hoy, ¿lo haría usted?
Pregúntese que significaría para el racismo, los menosprecios étnicos, y todo tipo de auto-justificación,
conflictos matrimoniales. Pregúntese que significaría para la predicación libre que usted hace del
evangelio de la gracia. ¡Oh Señor! ¡Abre nuestros corazones más y más para palpar lo maravilloso de ser
llamados de Cristo y amados de Dios (para siempre)! –no porque hayas encontrado algo especial en
nosotros, sino porque la gracia es absoluta y completamente gratis.

Ahora deténgase y piense por un momento en lo que acabo de hacer. Mientras predicaba el evangelio de
la gracia a creyentes solo tomé el evangelio de la gracia –las buenas noticias de que como Jesús murió en
la cruz por los pecadores y resucitó de entre los muertos (1 Corintios 15.1-4), que es la gracia gratuita que
nos quebranta como las olas del mar- y lo apliqué a ustedes con la convicción de que si lo entendían –si
realmente lo entienden - es decir, si lo creen, si tienen fe en él, si aprecian esta gracia y viven en esta
gracia, eso hará una diferencia inmensa y para siempre en sus vidas, en áreas como el racismo, el orgullo,
la auto-justificación y el matrimonio. Para ponerlo en una palabra, les prediqué el evangelio de la gracia y
mi meta era la obediencia a la fe –la humildad, bondad, el coraje, la paciencia y amor vienen de la fe en la
gracia de Dios. Pero, ¿Por qué es eso tan importante de ver?

Considere el verso 15 y vea si esto no es lo que Pablo quiere hacer en Roma. Él dice en el verso 14 que es
deudor a cada capa de la sociedad gentil, y entonces dice: “Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a
anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.” Él está ansioso por predicar el evangelio
a los creyentes en Roma.

Generalmente no pensamos en predicar el evangelio a creyentes. Predicamos el evangelio a incrédulos.


Pero yo acabo de predicar el evangelio a creyentes. Así espero que ustedes puedan ver que no es extraño
que Pablo diga en el verso 15 –que quiere hacerlo en Roma. La meta de Pablo de acuerdo al vero 5, es la
obediencia a la fe entre los gentiles. También es la mía en Bethlehem. ¿Cómo aparece esta obediencia? A
través de la fe –fe en la gracia gratuita de Dios a través de Cristo. Es por eso que es llamada la
“obediencia a la fe”. Pero ¿cómo surge ese tipo de fe? A través del evangelio. “Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra [el evangelio] de Dios.” (Romanos 10.17).

Nuestra fe comienza con el evangelio de la gracia, y nuestras vidas cristianas son sustentadas una y otra
vez por esta misma buena noticia de la gracia. Mire a Romanos 15.15-16: “Mas os he escrito, hermanos,
en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser
ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean
ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.”

Para la obediencia a la fe

Lo que Pablo dice aquí es que no está simplemente interesado en obtener profesiones de fe al predicar el
evangelio por primera vez (tan crucial como eso es). Está interesado en traer a Dios una ofrenda de
gentiles santificados –es decir, quiere ocasionar la “obediencia a la fe” en las naciones” (1.5). Y la manera
en que él trabaja para este fin (de acuerdo con Romanos 15.16) es “ministrando el evangelio de Dios”,
aplicando el evangelio de la gracia de Dios. Es el evangelio de la gracia quien convierte y es el evangelio
de la gracia quien santifica. Debemos anunciarles a las personas el evangelio la primera vez; y debemos
‘recordarles’ a las personas una y otra vez el significado y las implicaciones del evangelio de la gracia
gratuita. (15.15).

Así que el evangelio de la gracia (Hechos 20.24) es lo que predicamos a los incrédulos, y el evangelio de
la gracia es lo que predicamos a los creyentes. Eso es lo que Pablo dice en Romanos 1.15. “Así que, en
cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros [a ustedes creyentes] el evangelio también a vosotros que estáis en
Roma”. No para que sean salvados, sino para mantenerles firmes a través de la santificación. Nuestra fe
se nutre de las buenas noticias de la gracia de Dios. Y nuestra obediencia se nutre de la fe. Por tanto, para
producir la obediencia a la fe, debemos escuchar el evangelio de la gracia una y otra vez.

Así que hemos visto dos cosas hasta ahora. 1) Pablo es deudor a los griegos y no griegos porque ha
recibido de manera gratuita la gracia de Dios en el evangelio y su apostolado. Si no paga esta deuda
estaría tratando con el evangelio como si él fuera digno del evangelio y ellos no, lo que significa que
estaría negando que es el evangelio de la gracia. 2) Este evangelio de la gracia debe ser predicado a
creyentes y no creyentes igualmente porque la fe en la gracia salva y la fe en la gracia gratuita santifica.
Las buenas noticias de la gracia gratuita producen fe, y la fe produce obediencia –todo por el amor de la
gloria de Dios (1.5). Porque el dador de la gracia recibe la gloria.

¿Es el predicador el único que habla del evangelio de la gracia?

Una última pregunta: ¿es suficiente para la iglesia que los predicadores prediquen el evangelio de la
gracia? ¿Florecerá la obediencia a la fe como debiera en Bethlehem si John Piper es el único que habla
del evangelio de la gracia? Creo que esta es la pregunta tras los versos 11-12, “Porque deseo veros, para
comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados [entiéndase, en su fe y en la obediencia
a la fe]; 12esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.”

¿Qué está diciendo? Está diciendo: Si, vengo con el evangelio de la gracia de Dios. Por fe me lleno de esa
gracia, y vivo de su poder. Compartiré, por fe, la gracia con ustedes a través de mis dones espirituales de
enseñanza y predicación y, quizás, otros dones. Pero entiendan esto, ustedes se llenan en esa misma
gracia. Y también viven de su poder. Y también tienen dones espirituales –todos ustedes. Por tanto,
compartan la gracia de Dios conmigo y mutuamente de manera que seamos animados unos a otros y
establecidos en la fe; a fin de que la obediencia a la fe florezca en la iglesia y en el mundo.

En otras palabras, la respuesta es No. La predicación del evangelio de la gracia de Dios en la iglesia solo
por el predicador no es suficiente para producir la medida plena de la obediencia a la fe. Es por esto que
hacemos tanto énfasis en los pequeños grupos en Bethlehem. Este es uno de los lugares principales donde
los versos 11 y 12 sucederán. El diseño de Dios para producir la obediencia a la fe en la iglesia (= amor)
es que todos los creyentes aprecien la gracia de Dios y la compartan unos con otros a través de dones
espirituales. De esta manera Pablo, en Romanos 12.6-8, dice: “De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en
servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad;
el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” Los dones espirituales son formas
diferentes de la gracia dados a la iglesia para la edificación del Cuerpo para la obediencia a la fe por amor
de Su Nombre.

Cada Uno Según El Don Que Ha Recibido, Minístrelo a Los Otros

Pedro lo dice así: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.” La gracia de Dios viene a la iglesia en múltiples formas
y maneras –tantas formas como personas hallan. Y esos dones espirituales son el uso de esa gracia para
producir la obediencia a la fe.

Así que no debemos sorprendernos que en el mismo principio de esta, la más grandiosa de todas las cartas
–ésta gran pieza maestra de la teología- Pablo nos llame a pensar y orar con respecto a los dones
espirituales y como todos nosotros somos deudores a los sabios y no sabios a causa de la gracia de Dios,
no solo a los incrédulos fuera de la iglesia, sino que también entre nosotros dentro de la iglesia. “No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros” (Romanos 13.8)

Así que aquí está la conclusión del asunto: la gracia viene a nosotros absolutamente gratuita e
incondicionalmente desde Dios cuando nos llamó a sí, amándonos grandemente (1.6-7). Esta gracia nos
hace deudores a todos los que, como nosotros, necesitan la gracia, porque no compartir la gracia que
hemos recibido implicaría que somos dignos de ella y ellos no, lo que anularía la gracia. Y lo que
compartimos es el evangelio de esta grandiosa gracia gratuita. Así es como pagamos la deuda a otros:
gratuitamente recibimos, gratuitamente damos. Y una de las maneras en que compartimos las buenas
noticias de la gracia de Dios es a través de los dones espirituales. ¡Oh! ¡Cuan importante es la vida
corporal de la iglesia en pequeños grupos donde la gente entiende que cada miembro es un mayordomo de
la gracia para producir la obediencia a la fe por amor de Su Nombre!

1 Los griegos llamaban bárbaros a todos los que no eran griegos en la época del Apóstol Pablo.

El evangelio en la iglesia para la obediencia a la fe a


través de los dones espirituales
7 de Junio de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:8–15 | Tópico: Dones Espirituales
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:8–15
Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe
se divulga por todo el mundo. Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de
su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna
manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros,
para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí. Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que
muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre
vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy
deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en
Roma.

¿Cómo queda usted endeudado?

Enfóquese conmigo por unos minutos en el verso 14: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios
soy deudor.” ¿Cuál es su deuda? El próximo versículo probablemente de la respuesta (verso 15): “Así
que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.” Así
que la deuda parece ser la predicación del evangelio. Esa es su obligación o su deuda.

Ahora, la razón por la que creo que es importante enfocarnos en la palabra “deudor” en el verso 14 (“soy
un deudor a griegos y a no griegos”) es por que nos hace meditar cómo alguien queda endeudado así y
cómo paga su deuda.

Usted pudiera decir, que el verso 1 muestra que Pablo fue “llamado a ser apóstol”, “apartado para el
evangelio de Dios” y el verso 5 dice que Pablo recibió “la gracia y el apostolado para la obediencia a la fe
en todas las naciones”, entonces ¡está bien claro! Él está obligado como un apóstol llamado a predicar el
evangelio a los gentiles para la obediencia de la fe. Es su obligación dada por la orden del Cristo
resucitado. Usted está obligado a hacer lo que le es dicho por su Señor.

Eso es cierto. Pero lo que Pablo enfatiza en su llamado no es que es una orden, sino que es gracia. El
verso 5: “recibimos gracia y apostolado para la obediencia a la fe”. Así que creo que sería de ayuda
preguntarnos si hay algo más profundo aquí que decir simplemente: Cristo dijo que hay que hacerlo,
entonces hazlo: esa es tú obligación, tu deuda.

Por préstamo o robo.

Note cuidadosamente: el verso 14 dice que Pablo es un deudor a otras personas, no a Dios. “A griegos y a
no griegos [...] soy deudor”. Por lo general caemos endeudados porque alguien nos ha prestado algo. Pero
los griegos y bárbaros 1 no habían prestado nada a Pablo. La situación no es que las naciones le hayan
prestado algo a Pablo que deba ser pagado. La situación es que Dios le ha dado gratuitamente algo a
Pablo, entiéndase, gracia (recibimos gracia) – tanto la gracia de la salvación como la gracia del
apostolado. Cuando usted recibe gracia de Dios, usted no se vuelve deudor de Dios. La gracia no puede y
no debe ser pagada como si se debiera. De otra manera la gracia no sería gracia. Si le doy un regalo y
usted trata de pagármelo, usted lo convierte en una meritoria adquisición, no un regalo. Así que la gracia
no produce una deuda en este sentido. De hecho, lo mejor acerca de la gracia es que ella cubre deudas.
Nosotros somos deudores a Dios (“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores.”, Mateo 6.12). La gracia de Dios perdona las deudas. Nosotros somos deudores a
Dios, no porque nos haya dado gracia, sino porque le hemos robado su gloria. Robar también le hace un
deudor. En lugar de ver la gloria de Dios como un tesoro para disfrutar, la sustituimos por otras cosas que
realmente nos gustan más (Ro 1.23; 3.23). Y así la robamos. Esta es la esencia del pecado. Y esa es el tipo
de deuda que tenemos hacia Dios.

Así que cuando la gracia viene a nosotros en el evangelio, viene a pagar nuestras deudas con Dios. La
gracia no nos hace deudores con Dios, sino que nos hace deudores a otros quienes necesitan la gracia tal
como nosotros la necesitábamos. Eso es lo que Pablo enfatiza aquí en el verso 14. “recibí gracia y
apostolado” (verso 5). Por tanto ahora soy deudor a griegos y bárbaros. Lo que les debo es el evangelio de
la gracia. Esa es mi deuda.
La deuda que tenemos es el evangelio de la gracia.

¿Por qué es eso? Respuesta: Cuando usted escucha las buenas noticias de cómo escapar de una miseria
común, usted se vuelve deudor a otros, para contarles las buenas noticias, para que puedan escapar de esa
miseria también. Usted se lo debe a ellos. ¿Por qué? Porque si no da las buenas noticias de la gracia a
otros, como si estuviera calificado para ella y otros no, entonces mostraría que nunca ha conocido la
gracia. La gracia de Dios, que nos llama (verso 6) a salir de las tinieblas y nos ofrece un pacto eterno de
amor (verso 7), produce lo que ordena. Antes de conocerla no éramos dignos de ella.

Así que si usted retiene esta gracia para no dársela a otros como si usted estuviera calificado y ellos no, no
está cumpliendo con el pago de su deuda al mundo y prueba que realmente no conoce la gracia. La gracia
es preciosa más allá de toda expresión. Es nuestra única esperanza como pecadores. No la merecemos de
Dios. Y nadie la merece de nosotros.

Cuando viene a nosotros gratuitamente, quedamos en el deber de darla gratuitamente.

Esa es una de las razones por la que Pablo enfatiza su deuda en el verso 14, “A griegos y a no griegos, a
sabios y a no sabios”. La cultura, la inteligencia y la educación no le califican a usted para el evangelio de
la gracia. Y ser inculto, ignorante e iletrado no le descalifica para el evangelio de la gracia. No hay
requisitos para esta gracia.

Nadie califica para la gracia

Pablo no es un deudor a nadie porque sea digno. Nadie califica para la gracia. Porque entonces la gracia
no sería gracia. Pablo es deudor a griegos y bárbaros precisamente porque ellos tampoco califican, incluso
la gracia vino a él –y continúa viniendo día a día en olas interminables, marcando para siempre su vida (1
Corintios 15.10). Así que no hay nadie que sea más o menos merecedor que él. Y eso le hace deudor de
todos. ¡Oh! ¡Si fuéramos cautivados por la realidad de una gracia radicalmente gratis en nuestras vidas –
en la pasada y la futura! ¡Qué gran diferencia habría! Haga hincapié en esto hoy, ¿lo haría usted?
Pregúntese que significaría para el racismo, los menosprecios étnicos, y todo tipo de auto-justificación,
conflictos matrimoniales. Pregúntese que significaría para la predicación libre que usted hace del
evangelio de la gracia. ¡Oh Señor! ¡Abre nuestros corazones más y más para palpar lo maravilloso de ser
llamados de Cristo y amados de Dios (para siempre)! –no porque hayas encontrado algo especial en
nosotros, sino porque la gracia es absoluta y completamente gratis.

Ahora deténgase y piense por un momento en lo que acabo de hacer. Mientras predicaba el evangelio de
la gracia a creyentes solo tomé el evangelio de la gracia –las buenas noticias de que como Jesús murió en
la cruz por los pecadores y resucitó de entre los muertos (1 Corintios 15.1-4), que es la gracia gratuita que
nos quebranta como las olas del mar- y lo apliqué a ustedes con la convicción de que si lo entendían –si
realmente lo entienden - es decir, si lo creen, si tienen fe en él, si aprecian esta gracia y viven en esta
gracia, eso hará una diferencia inmensa y para siempre en sus vidas, en áreas como el racismo, el orgullo,
la auto-justificación y el matrimonio. Para ponerlo en una palabra, les prediqué el evangelio de la gracia y
mi meta era la obediencia a la fe –la humildad, bondad, el coraje, la paciencia y amor vienen de la fe en la
gracia de Dios. Pero, ¿Por qué es eso tan importante de ver?

Considere el verso 15 y vea si esto no es lo que Pablo quiere hacer en Roma. Él dice en el verso 14 que es
deudor a cada capa de la sociedad gentil, y entonces dice: “Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a
anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.” Él está ansioso por predicar el evangelio
a los creyentes en Roma.

Generalmente no pensamos en predicar el evangelio a creyentes. Predicamos el evangelio a incrédulos.


Pero yo acabo de predicar el evangelio a creyentes. Así espero que ustedes puedan ver que no es extraño
que Pablo diga en el verso 15 –que quiere hacerlo en Roma. La meta de Pablo de acuerdo al vero 5, es la
obediencia a la fe entre los gentiles. También es la mía en Bethlehem. ¿Cómo aparece esta obediencia? A
través de la fe –fe en la gracia gratuita de Dios a través de Cristo. Es por eso que es llamada la
“obediencia a la fe”. Pero ¿cómo surge ese tipo de fe? A través del evangelio. “Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra [el evangelio] de Dios.” (Romanos 10.17).

Nuestra fe comienza con el evangelio de la gracia, y nuestras vidas cristianas son sustentadas una y otra
vez por esta misma buena noticia de la gracia. Mire a Romanos 15.15-16: “Mas os he escrito, hermanos,
en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser
ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean
ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.”

Para la obediencia a la fe

Lo que Pablo dice aquí es que no está simplemente interesado en obtener profesiones de fe al predicar el
evangelio por primera vez (tan crucial como eso es). Está interesado en traer a Dios una ofrenda de
gentiles santificados –es decir, quiere ocasionar la “obediencia a la fe” en las naciones” (1.5). Y la manera
en que él trabaja para este fin (de acuerdo con Romanos 15.16) es “ministrando el evangelio de Dios”,
aplicando el evangelio de la gracia de Dios. Es el evangelio de la gracia quien convierte y es el evangelio
de la gracia quien santifica. Debemos anunciarles a las personas el evangelio la primera vez; y debemos
‘recordarles’ a las personas una y otra vez el significado y las implicaciones del evangelio de la gracia
gratuita. (15.15).

Así que el evangelio de la gracia (Hechos 20.24) es lo que predicamos a los incrédulos, y el evangelio de
la gracia es lo que predicamos a los creyentes. Eso es lo que Pablo dice en Romanos 1.15. “Así que, en
cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros [a ustedes creyentes] el evangelio también a vosotros que estáis en
Roma”. No para que sean salvados, sino para mantenerles firmes a través de la santificación. Nuestra fe
se nutre de las buenas noticias de la gracia de Dios. Y nuestra obediencia se nutre de la fe. Por tanto, para
producir la obediencia a la fe, debemos escuchar el evangelio de la gracia una y otra vez.

Así que hemos visto dos cosas hasta ahora. 1) Pablo es deudor a los griegos y no griegos porque ha
recibido de manera gratuita la gracia de Dios en el evangelio y su apostolado. Si no paga esta deuda
estaría tratando con el evangelio como si él fuera digno del evangelio y ellos no, lo que significa que
estaría negando que es el evangelio de la gracia. 2) Este evangelio de la gracia debe ser predicado a
creyentes y no creyentes igualmente porque la fe en la gracia salva y la fe en la gracia gratuita santifica.
Las buenas noticias de la gracia gratuita producen fe, y la fe produce obediencia –todo por el amor de la
gloria de Dios (1.5). Porque el dador de la gracia recibe la gloria.

¿Es el predicador el único que habla del evangelio de la gracia?

Una última pregunta: ¿es suficiente para la iglesia que los predicadores prediquen el evangelio de la
gracia? ¿Florecerá la obediencia a la fe como debiera en Bethlehem si John Piper es el único que habla
del evangelio de la gracia? Creo que esta es la pregunta tras los versos 11-12, “Porque deseo veros, para
comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados [entiéndase, en su fe y en la obediencia
a la fe]; 12esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.”

¿Qué está diciendo? Está diciendo: Si, vengo con el evangelio de la gracia de Dios. Por fe me lleno de esa
gracia, y vivo de su poder. Compartiré, por fe, la gracia con ustedes a través de mis dones espirituales de
enseñanza y predicación y, quizás, otros dones. Pero entiendan esto, ustedes se llenan en esa misma
gracia. Y también viven de su poder. Y también tienen dones espirituales –todos ustedes. Por tanto,
compartan la gracia de Dios conmigo y mutuamente de manera que seamos animados unos a otros y
establecidos en la fe; a fin de que la obediencia a la fe florezca en la iglesia y en el mundo.

En otras palabras, la respuesta es No. La predicación del evangelio de la gracia de Dios en la iglesia solo
por el predicador no es suficiente para producir la medida plena de la obediencia a la fe. Es por esto que
hacemos tanto énfasis en los pequeños grupos en Bethlehem. Este es uno de los lugares principales donde
los versos 11 y 12 sucederán. El diseño de Dios para producir la obediencia a la fe en la iglesia (= amor)
es que todos los creyentes aprecien la gracia de Dios y la compartan unos con otros a través de dones
espirituales. De esta manera Pablo, en Romanos 12.6-8, dice: “De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en
servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad;
el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” Los dones espirituales son formas
diferentes de la gracia dados a la iglesia para la edificación del Cuerpo para la obediencia a la fe por amor
de Su Nombre.

Cada Uno Según El Don Que Ha Recibido, Minístrelo a Los Otros


Pedro lo dice así: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.” La gracia de Dios viene a la iglesia en múltiples formas
y maneras –tantas formas como personas hallan. Y esos dones espirituales son el uso de esa gracia para
producir la obediencia a la fe.

Así que no debemos sorprendernos que en el mismo principio de esta, la más grandiosa de todas las cartas
–ésta gran pieza maestra de la teología- Pablo nos llame a pensar y orar con respecto a los dones
espirituales y como todos nosotros somos deudores a los sabios y no sabios a causa de la gracia de Dios,
no solo a los incrédulos fuera de la iglesia, sino que también entre nosotros dentro de la iglesia. “No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros” (Romanos 13.8)

Así que aquí está la conclusión del asunto: la gracia viene a nosotros absolutamente gratuita e
incondicionalmente desde Dios cuando nos llamó a sí, amándonos grandemente (1.6-7). Esta gracia nos
hace deudores a todos los que, como nosotros, necesitan la gracia, porque no compartir la gracia que
hemos recibido implicaría que somos dignos de ella y ellos no, lo que anularía la gracia. Y lo que
compartimos es el evangelio de esta grandiosa gracia gratuita. Así es como pagamos la deuda a otros:
gratuitamente recibimos, gratuitamente damos. Y una de las maneras en que compartimos las buenas
noticias de la gracia de Dios es a través de los dones espirituales. ¡Oh! ¡Cuan importante es la vida
corporal de la iglesia en pequeños grupos donde la gente entiende que cada miembro es un mayordomo de
la gracia para producir la obediencia a la fe por amor de Su Nombre!

1 Los griegos llamaban bárbaros a todos los que no eran griegos en la época del Apóstol Pablo.

Las personas orgullosas no agradecen


20 de Noviembre de 1983 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16–23 | Tópico: Gratitud
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Romanos 1:16–23
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que
detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que
se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se
hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Romanos 1:18-23 describe lo que es universalmente cierto de todas las personas que no se han sometido
al poder del evangelio. Ellas han apreciado la verdad acerca de Dios desde la creación, pero sus
inclinaciones naturales van tan fuertemente en contra de esta verdad, que la ocultan (v.18). Las personas
que aman el pecado odian la luz y no vendrán a la luz a menos que sus obras deban ser expuestas (Juan
3:20). Pero la luz de la verdad de Dios sigue resplandeciendo en el evangelio de Jesucristo (2 Corintios 4:
4-6); y resplandece, para aquellos fuera del evangelio, en la obra de la creación.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra
a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría” (Salmos 19: 1-2). “Porque las cosas invisibles de
él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas
por medio de las cosas hechas” (Romanos 1: 20).

Para aquellos que, mediante la gracia de Dios, aman la verdad y no quieren ocultarla, la creación se
vuelve un deslumbrante libro de lecciones en teología. La creación enseña que existe una deidad, un Ser
infinitamente maravilloso, que hizo el mundo. Enseña que este Ser es eterno y que tiene un estupendo
poder. El mundo en su estructura molecular, visible y galáctica; y en su orden, lleva la marca de un
Arquitecto. Y sí él es el Arquitecto de todo lo que existe, no fue creado por nadie y es eterno. Un
eternamente poderoso e infinitamente maravilloso Creador de todas las cosas, se hace evidente en el libro
de lecciones que es la creación. Pero eso no es todo lo que podemos leer en este libro.

Si existe un Dios todopoderoso e infinitamente glorioso que creó todas las cosas. Entonces yo también,
soy su criatura. Y todo lo que tengo es de él. ¿Quién a no ser el Creador, da a los hombres vida, aliento, y
todas las cosas (Hechos 17: 25)? Parándome ante la irresistible lógica del libro de lecciones que es la
creación, tengo que admitir que todo es un regalo. Es inconcebible que el Creador algún día tenga que
deberme algo. ¿Pues cuando podría darle un regalo por el que deba ser recompensado? “Porque de él, y
por él, y para él, son todas las cosas” (Romanos 11: 35-36). Yo no soy mío, le pertenezco a mi Creador.
Mi existencia se debe a él, y por tanto mi existencia tiene que ser para él.

¿Pero que le puedo dar yo a mi Creador? Si él tuviere hambre no me lo diría, porque el mundo y todo lo
que hay en él, es suyo. Las aves del aire, los gusanos en el campo, el ganado en los miles de montes,
pertenecen a él (Salmos 50: 10-12). Todo lo que existe es de Dios. No puedo mejorar a Dios. No puedo
enriquecer ni adicionarle algo a Dios. Siempre seré, completa e ineludiblemente, el recipiente. No “es
honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo” (Hechos 17:25). ¿Cómo, pues, viviré para
él? ¿Cómo le agradaré?

La respuesta a esta pregunta, también está escrita en el libro de lecciones que es la creación reflejada en
nuestra propia conciencia. ¡Debo estarle agradecido a él! Sino puedo añadirle algo a su gloria, entonces
debo honrar su gloria. Si existe un Dios eternamente poderoso e infinitamente maravilloso que creó todo
lo que existe, entonces existe solamente un destino justo para sus criaturas -vivir para la alabanza de su
gloria… unirnos a nuestro Creador en su propósito de hacer que su poder y gloria sean conocidos y
amados entre las naciones. ¿Cómo honrará una mera criatura la gloria de su Creador? Todos conocemos
la respuesta a esa pregunta: Honramos su gloria queriéndola y estando agradecidos. “El que sacrifica
alabanza me honrará” (Salmos 50: 23).
La gratitud honra a Dios. La gratitud es el eco de la gracia cuando repercute a través de los recovecos del
corazón humano. Gratitud es aceptar un regalo gratuito sin sentir vergüenza y declarar de todo corazón
que lo que queremos no lo podemos comprar. Por tanto la gratitud glorifica a la gracia gratuita de Dios y
representa la humildad de un necesitado y receptivo corazón.

Es realmente asombroso cuánto podemos conocer acerca de Dios y nuestro deber, al solo ponderar
honestamente la lección del libro de la creación: que existe un Ser infinitamente maravilloso quien hizo
todas las cosas, tiene un poder eterno, a quien debemos la vida, el aliento y todo lo demás; a quien, por
tanto, debemos glorificar y agradecer desde el fondo de nuestros corazones día y noche. Ninguno que
comprenda la realidad en que vive necesita la Biblia para saber que debe glorificar y dar gracias a Dios.
Está escrito en el cielo y en el corazón humano –sin embargo, nadie obedece.

“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (Romanos1:21).
“...por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). “Profesando ser
sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de…
(Romanos 1: 22-23).
Lo que Pablo quiere decir en (Romanos 3:23) con ‘todos los hombres están destituidos de la gloria de
Dios’, está explicado en Romanos 1:23 -todos cambiaron la gloria de Dios por imágenes. Así que el
significado del pecado está claro: el pecado es tomar el diamante que es la gloria de Dios, llevarlo a la
casa de empeños del orgullo, y empeñarlo por el mármol quebrado de la autosuficiencia. Note el versículo
22: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de…” Toda la creación da testimonio de que somos las criaturas de un Creador
eternamente poderoso e infinitamente glorioso, y que debemos querer su gloria por encima de todas las
cosas, que debemos agradecerle de todo corazón día y noche. Pero por alguna misteriosa razón el corazón
humano repudia esa verdad y la oculta (v.18), o como dice el versículo 25, nosotros cambiamos la verdad
acerca de Dios por una mentira. ¿Por qué? Porque queremos que piensen que somos sabios. “Profesando
ser sabios […] cambiaron la gloria de Dios.”
La razón por la que el corazón humano repudia la verdad que enseña la creación, es que ésta es
demasiado humilde. Desde el profundo mar hasta el brillante cielo, la creación grita que Diostiene poder
eterno, que Dios es un Ser infinitamente maravilloso, que Dioses el Creador de todo lo que existe, y que
somos totalmente dependientes de su absoluta libertad de decisiones para crear y sostener nuestra vida o
no. Y, por lo tanto, debemos glorificarle a él y no a nosotros, y darle las gracias a él y no tomarnos el
crédito para nosotros. ‘Pero las personas orgullosas no agradecen’ La gratitud es el eco de la gracia
cuando repercute a través de los recovecos del corazón humano. Pero las personas orgullosas no necesitan
la gracia. No creen que sus corazones estén vacíos sin Dios. ¡Están llenos de sabiduría! Y, “Profesando
ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de....”
Las personas orgullosas no agradecen. Con los labios apretados toman el diamante, que es la gloria de
Dios, entran a la casa de empeños del orgullo, y lo empeñan a cambio del mármol quebrado de la
autosuficiencia. Después se llevan este pequeño ídolo a casa, lo ponen en el manto de sus mentes, y se
postran ante él en cientos de formas diferentes cada día. “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos [...] Profesando ser
sabios...”. Las personas orgullosas no dan las gracias.
Ahora bien, aquí debemos evitar señalar con el dedo en vano, como si Madalyn Murray O’Hair, o Hugo
Heggner, o alguna tribupagana fueran los únicos acusados en este caso. Nosotros, que conocemos bien a
Dios, también estamos señalados en este texto. Hay una prueba que usualmente uso para humillarme a mí
mismo frente al Señor. Se la recomiendo. Considere la espontaneidad y la intensidad de la ira, cuando
alguien levanta falso testimonio contra usted, o interrumpe su concentración, o se cuela delante de usted
en la tienda de comestibles Country Club; compare esas emociones con la intensidad y la espontaneidad
de la indignación cuando alguien levanta una calumnia acerca de Dios, y cuando sus mandamientos son
quebrantados y las personas se ponen por delante de él. O considere la emoción sincera que experimenta
cuando consigue un ascenso, o una inesperada ventaja fiscal, o un reconocimiento de su superior; y
compare esta sincera emoción con la sinceridad y la intensidad de la emoción que siente cuando
contempla el carácter de Cristo y la gloria de Dios. Un momento de reflexión nos humillará, virtualmente,
a todos. Nuestros corazones están vivos, son rápidos, son sensibles, son receptivos y están llenos de
emociones hacia las cosas que conciernen a nuestros placeres materiales y nuestro ego. Pero Oh, ¡cuan
lentos y que aburridos y que indiferentes y que lacónicos somos intelectualmente hacia la realidad de
Dios! Por tanto, no señalemos con nuestro dedo a otros que empeñan la gloria de Dios a cambio del
mármol quebrado de la autosuficiencia. Existe suficiente evidencia en nuestra propia vida emocional, para
probar que nosotros también, hemos apenas comenzando a inclinar, nuestros sentimientos hacia el
diamante de la gloria de Dios.
Tenemos una profunda necesidad de contribución y arrepentimiento. La razón por la que recalco esto en
el domingo que precede a una de las vacaciones más felices del año, es porque quiero que el
jueves1 experimenten la mayor cantidad de gozo, proveniente de corazones con profunda gratitud. Las
personas orgullosas no agradecen, y nosotros padecemos profundamente de orgullo. Si no comenzamos
nuestra Festividad con un arrepentimiento, simplemente nos estaremos uniendo al mundo en el irónico
ejercicio de la Festividad tratando de mostrar un genuino sentimiento de gratitud a cambio del quebrado
mármol de la autosuficiencia.

Sé que pudiera unirme al popular coro de escritores y predicadores que constantemente nos dicen cuan
hermosos somos. Pudiera pulirle su mármol. Pudiera ponerlo en un lugar seguro, detrás de las caricaturas
de calvinísticos predicadores que apalean el pecado y niegan el gozo. Yo pudiera ponerlo bajo el foco de
un eslogan como, ‘Si va a ser, depende de mi.’ Y quizás unos pocos de ustedes, cuyo conocimiento de la
Biblia y de su propio corazón es poco profundo, dirían, ‘Ah, dulces palabras. Oigan como ama a su
pueblo, los hace sentir enteros en lugar de rotos.’ Pero Dios me reprendería con las palabras de Jeremías
6:14, “Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.”.

Es como si yo fuera un médico y usted viniera a mí con una profunda herida en la planta de su pie,
ocasionada por un trozo de vidrio que se hallaba escondido en el fango. Sus amigos están de pie y
observan como, cuidadosamente, limpio con un algodón la piel alrededor de la herida, y la saturo. Ellos
se maravillan de lo compasivo que parezco y de lo tiernamente que manipulo el área sensible, y de lo
expertamente que realizo la sutura, y de lo bien que se encuentra la piel. Pero mi médico jefe, muy
ecuánime, se aproxima después y dice, ‘Tienes una buena actitud ante el paciente, Piper; hiciste una
sutura; creo que se fueron felices, pero el fondo de esa herida estaba llena de fango cuando la cerraste. Y
para el Día de Acción de Gracias ese pié va a estar infectado’. ‘Curan la herida de mi pueblo con
liviandad, diciendo: ‘Paz, paz,’ cuando lo que hay es orgullo, orgullo’ Raspen el fango para sacarlo de la
herida. Es posible que hoy duela, pero para el jueves saltarán como los corderos del establo.

Mi deseo para ustedes es que su gratitud hacia Dios, este agradecimiento, sea muy profundo, muy
auténtico y muy alegre. La razón por la que esto puede ser posible es que Dios da gracia a las personas
que odian su orgullo y que están quebrantadas debido a su pecado. David saboreó esta gracia y dijo, “Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado, no despreciaras tú, Oh
Dios” (Salmos 51:17). Y Dios mismo da testimonio de su gracia con palabras similares en Isaías 57: 15,
“Yo habito en la altura y en la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”
Para el verdadero hijo de Dios el repetido descubrimiento de su propio pecado trae consigo un dolor
piadoso que produce arrepentimiento, lleva a la salvación y no deja remordimiento (2 Corintios 7: 10). No
soy capaz de comprender a las personas que dicen que no debemos abogar por la contrición y la pobreza
de espíritu de aquellos cuyos pecados han sido perdonados y están siendo renovados en el Cristo que
mora en su interior. Es precisamente porque Cristo me ama tanto que la frialdad de mi celo en la oración,
en la meditación, en la adoración y en el testimonio, me aflige tan profundamente. ¿Acaso debemos tomar
el desgano de nuestra devoción a la ligera porque él es tan amable? ¿Nunca le han hecho llorar de
remordimiento, precisamente porque le han perdonado?

Le ruego a Dios que exista un gran agradecimiento de corazón, hacia Dios, en cada uno de sus hogares
esta semana. Le pido que algunos de ustedes se encuentren a sí mismos cantándoles al Señor, que algunos
de ustedes escriban una oración de alabanza en su diario, que algunos compongan poemas de
agradecimiento, que algunos hagan una larga lista de bendiciones, que algunos pasen un tiempo especial a
solas con Cristo y que algunos le digan a su esposa, esposo, o amigo, “Le doy gracias a Dios por tenerte a
ti.”

Pero las personas orgullosas no agradecen. Y así, he presentado delante de ustedes, tres verdades muy
humildes para mejorar su agradecimiento. La primera verdad: La naturaleza nos enseña que un Ser
infinitamente maravilloso y eternamente poderoso nos creó a y a todo lo que tenemos. Por tanto, somos
sus criaturas. Él es nuestro dueño. Nuestra vida, nuestro aliento, y todo lo que tenemos es un regalo.
Nuestro deber es, simplemente, estarle agradecidos de corazón y apreciar profundamente su gloria.
La segunda humilde verdad es que todos estamos lejos de cumplir este deber. No hemos apreciado
consistentemente el diamante de la gloria de Dios con un afecto que llegue siquiera cerca de su valor real,
sino que lo hemos cambiado una y otra vez por mármoles quebrados, que en nuestra gran ‘sabiduría’
hemos determinado como más valiosos. La tercera humilde verdad es que Dios, en su gran misericordia,
envió a su hijo a sufrir el juicio de los que están quebrantados y contritos en espíritu y confían en él.

Las personas orgullosas no agradecen. Pero los que creen estas tres verdades, lo hacen desde lo profundo
de sus corazones. La verdad de que somos criaturas totalmente dependientes, la verdad de que somos
pecadores depravados y la verdad de que estamos redimidos y completamente perdonados a través de la
fe contrita. Si estas tres verdades penetran a su corazón esta mañana, le vaciaran de orgullo y llenaran con
agradecimiento hacia Dios.

1El mensaje es predicado el 20 de Noviembre de 1983 (Víspera del día Acción de Gracias de ese año, a
celebrarse el jueves 24).

No me avergüenzo del evangelio


14 de Junio de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16 | Tópico: Evangelismo
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.

Hoy tomaremos el “evangelio de Dios” y nuestras alabanzas a Dios e iremos a las calles. Caminaremos,
cantaremos, oraremos y proclamaremos nuestra fe y amor a todos los que escuchen. Lo que hará que
muchos se pregunten: ¿Me avergüenzo de hacer esto? Así que el Señor parece haber organizado el orden
de nuestra serie de mensajes de Romanos, de manera que el texto de hoy es Romanos 1.16, y en particular
las palabras de inicio “no me avergüenzo del evangelio”. Este verso y el siguiente son el corazón mismo
del libro de Romanos – una especie de declaración base del libro. Así que estaremos al menos tres
semanas en el verso 16.

¿Qué hace que una persona sienta vergüenza?

Hoy nos enfocaremos en las palabras: “Porque no me avergüenzo del evangelio”. Usted ve el vínculo en
el versículo 15. La razón por la que está ansioso de predicar es porque no está avergonzado del evangelio.
Comencemos con la pregunta general: ¿Qué hace que una persona se sienta avergonzada? Consideremos
algunos ejemplos.
1) Suponga que un muchacho se jacta con sus amigos de que puede aventajar al delgado niño que llegó
nuevo al barrio. Así que el niño prepara una carrera, digamos a la manzana. Los dos niños revisan y ven
donde están todos los obstáculos y donde se debe girar. Entonces se alinean. Los muchachos del barrio
están todos mirando. Alguien dice, “¡En sus marcas, listos, fuera!” y el muchacho que se jactaba es
dejado comiendo polvo. El delgado muchacho nuevo del barrio termina unos 50 metros por delante del
que se jactaba. Entonces lo que sucede muy probablemente es que el jactancioso se siente avergonzado.
Siente que ha hecho el ridículo de su persona.

2) O suponga que alguien que a usted no le agrada en la escuela tiene un padre que está en la cárcel. Y
suponga que usted se burla de él por esto y le pone sobrenombres, recordándole a las personas que el
padre de esa persona es un bandido. Y usted se jacta de que su padre es un exitoso empleado en un banco
importante. Entonces un día llegan a su casa las terribles noticias de que su padre ha sido arrestado y
acusado de malversar cientos de miles de dólares. Al día siguiente ni siquiera quiere ir a la escuela por
que está muy avergonzado, tanto de su padre como de usted mismo.

3) O suponga que pone mucho empeño en como luce su cabello y sus ropas. Usted es invitado a una fiesta
y consulta con personas que cree de confianza sobre que ropa usar y como lucir. Pero cuando usted llega
allí se da cuenta que está vestido de manera completamente inadecuada. Se siente tan avergonzado que no
quiere entrar a la habitación.

4) Finalmente, suponga que tiene que representar un personaje en una obra, quizás un pequeño rol, porque
usted es nervioso y no es muy bueno en la actuación. Tal vez tiene que decir solo dos frases en algún
punto importante de la obra. Usted memoriza las frases. La obra comienza. Su corazón quiere salirse de
su pecho. Hay mucho público. Todos lo están haciendo maravillosamente y mostrando un gran nivel. Su
momento se está acercando. Y en el momento exacto, se congela. Trata de decir las dos frases. Todos le
están mirando. Pero no las puede decir. Alguien le susurra el guión, sin ningún beneficio. De alguna
forma se acercan a usted. Usted corre fuera del escenario, y quiere correr fuera del planeta, se siente
avergonzado.

Todos Sabemos lo que es estar Avergonzado.

¿Qué le protegería de sentirse avergonzado en situaciones como esas? Bien, una respuesta pudiera ser que
si tuviera piernas más fuertes no hubiera perdido la carrera, ni hubiera sido avergonzado por el más
delgado. Un padre más honesto no habría malversado, de manera que usted no se avergonzara de él. Y
con mejor consejo de sus amigos usted no se habría vestido erróneamente para la fiesta. Y mejores
nervios frente a un grupo, le habrían permitido recordar las frases y expresarlas con excelencia. En otras
palabras, pudo haber evitado sentirse avergonzado si usted, su familia y sus amigos pudieran siempre
darles lo mejor y nunca permitir que otros sientan cosas negativas acerca de usted.

El Evangelio Produce Vergüenza y da liberación de Ella.

Ahora cuando Pablo dice en Romanos 1.16 que él “no se avergüenza del evangelio”, ¿Es esto lo que le
protege de sentirse avergonzado? ¿Escapa él de la vergüenza porque se da lo mejor a sí mismo? No. Todo
lo contrario. Creer y predicar el evangelio constantemente pone a Pablo en una mala posición. Este
constantemente seduce a otras personas para que avergüencen a Pablo. Él nos da una lista de maneras en
que fue avergonzado en el ministerio del evangelio. (En 2da a los Corintios 11.23-26): “..¿Son servidores
de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio.) Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más
cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de
los judíos treinta y nueve azotes . Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres
veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con frecuencia en viajes, en peligros de
ríos, peligros de salteadores, peligros demis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad,
peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos” (LBLA).

En otras palabras, la manera de Pablo de evitar avergonzarse del evangelio no era mantenerse en la mejor
posición o tener suficiente sabiduría para gustarle siempre a la gente y que ellos aprobaran lo que el hacía.
Mira atrás en Romanos 1.14, “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor”. Cuando Pablo
vio el inmenso mundo de incredulidad de su tiempo se sintió deudor a todos. El no miró con menosprecio
a los paganos de su tiempo ¡Cuidado con hacer esto! Nuestro estilo de vida conservador ha sido tan
politizado en los Estados Unidos que nos deslizamos fácilmente hacia sentimientos de menosprecio en
lugar de deuda hacia el pueblo incrédulo. No es así con Pablo, aunque odiaba el pecado. Más bien él se
sentía tan abrumado con la gracia inmerecida que se sabía a sí mismo deudor de todos. Griegos y no
griegos, sabios y no sabios.

Pero ¿Querían ellos que él les pagara su deuda? ¿Quieren los vecinos incrédulos y colegas alrededor suyo
lo que usted tiene para dar? No muchos. En 1ra a los Corintios 1.22-23 dice, “Porque los judíos piden
señales, y los griegos buscan sabiduría; 23pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos
ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura”. Pablo tenía una deuda que pagar a los judíos, griegos
y bárbaros 1, pero la mayoría de ellos –como hoy- no querían su mensaje de amor, gracia y esperanza. Era
locura y piedra de tropiezo.

Entonces, antes que podamos ver en Romanos 1.16 que el evangelio es el fundamento de la liberación de
la vergüenza en Pablo, vemos que este fue primero el fundamento de su vergüenza.

El evangelio hace dos cosas: produce una actitud vergonzosa en aquellos que no creerán. Y libera de la
vergüenza a aquellos que sí creen en él.

Pablo sabía ambas cosas. Él era como Jesús. Jesús fue abandonado por sus amigos, falsamente acusado de
blasfemia, golpeado con varas, ridiculizado y vituperado, despojado de sus vestiduras, azotado con un
látigo, torturado en público y hecho lucir como un loco mientras las personas le gritaban en la cruz: “Tú
que salvaste a otros, sálvate a ti mismo”.

¿Qué Hicieron Jesús y Pablo con la Vergüenza Vertida Sobre Ellos?

¿Qué hizo Jesús con toda esa vergüenza (esta conducta vergonzosa)? ¿Qué haría usted con ella? Hebreos
12.2 nos dice lo que hizo con ella: “Por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Jesús menospreció la vergüenza. ¿Qué significa eso?
Significa que cuando la vergüenza amenazó su corazón tentándole para que abandonara su posición de
obediente testigo de Dios y del evangelio, le dijo a la vergüenza: “Vergüenza, te menosprecio. No me
rendiré a ti. No te daré ninguna satisfacción. Podrás hacer conmigo lo que quieras –por un corto tiempo-
pero no te obedeceré, ni te seguiré, ni cederé ante ti. Te desprecio, vergüenza, y no te dejaré gobernarme.”

¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo puede usted hacerlo? Hebreos 12.2 dice que Él lo hizo: “Por el gozo
puesto delante de él”. La vergüenza estaba quitándole cada sostén terrenal que Jesús tenía: sus amigos
cedieron en un vergonzoso abandono; su reputación cedió en una vergonzosa calumnia; su decencia cedió
en vergonzosa desnudez; su comodidad cedió en vergonzosa tortura. Así que si sus sustentos fueron todos
quitados en vergonzosa persecución, ¿cómo él mismo no capituló ante tal vergüenza? Hebreos 12.2 dice,
él no puso su corazón en su apoyo presente, sino en el gozo del futuro, donde muy pronto se sentaría “a la
diestra del trono de Dios”.

Aunque estaba siendo avergonzado, Jesús no se avergonzó de Su Dios y Padre. ¿Por qué? Porque Dios
tenía poder para salvarle de la muerte y darle gloria a Su diestra para siempre.

Ahora bien, Pablo experimentó la misma actitud que Jesus. ¿Qué dijo en Romanos 1.16? “No me
avergüenzo” –a pesar de todos los civilizados griegos quienes se burlaban de mí como si hablara locura y
todos los judíos incrédulos quienes me ridiculizaban como si predicara un falso Cristo –No me
avergüenzo de este evangelio-- ¿Por qué? “Porque es poder de Dios para salvación”. En otras palabras,
este mensaje de Cristo crucificado por amor de los pecadores, del Cristo resucitado de la muerte como el
Hijo de Dios en Poder (1.4), de gracia dada libremente a aquellos que confiaran en Jesús –este mensaje
traerá a todos los que confíen en él a la salvación eterna--.

Avergonzado, Pero Sin Sentir Vergüenza

Entonces ¿cómo vence usted los sentimientos de vergüenza cuando siente vergüenza por creer y
compartir el evangelio? Respuesta: Piense en el poder del evangelio para traer a pecadores perdonados a
un gozo eterno. Nada en el mundo puede hacer esto sino el evangelio de Jesucristo. El Judaísmo (que se
detiene cerca de Jesús), el Budismo, el Hinduismo, el Islamismo –no tienen un salvador que pueda
resolver el problema de la separación a causa del pecado del Dios santo y ofrezca esperanza a los
pecadores por la gracia a través de la fe y no de las obras-. Solo un mensaje salva a los pecadores y les
trae con toda seguridad a la presencia de Dios: el evangelio de Jesucristo, ese es el poder de Dios para
salvación.
Por tanto, Pablo podría decir –Jesús mismo diría- sufre, sí. Sea malentendido, sí. Sea avergonzado, sí.
Pero no sienta vergüenza. Ustedes serán avergonzados, pero necesitan apartar la vergüenza porque el
mensaje de la obra salvadora de Dios en Cristo es el único mensaje que triunfará al final del mundo. El
dolor a corto plazo, la ganancia a largo plazo por el gozo (¡de la salvación!) delante de usted. Tome su
cruz, siga a Jesús, sea avergonzado y menosprecie la vergüenza.

Para concluir, permítame poner un punto en esto por lo que queda de los ‘90s. ¿Cómo le hace
avergonzarse por creer y compartir el evangelio? No es de la misma manera en que lo hicieron en los
‘60s. Yo oí a Alistair Begg decir recientemente que sus amigos incrédulos le criticaron en los ‘60s porque
no creían que el evangelio fuera cierto. En los ‘90s le critican por clamar que existe la verdad. En otras
palabras, hoy la vergüenza no es decir que esta equivocado, sino decir que es arrogante si cree que otros
están equivocados. No que usted tenga un mal pensamiento, sino que tiene una mala actitud. No que su
visión del mundo es defectuosa sino que es intolerante. La mayor arma para avergonzar a alguien hoy en
el mundo de los reclamos religiosos es la acusación de que usted es intolerante y por tanto mal enfocado y
egoísta.

A eso debemos determinantemente responder: La mayor actitud de amor del mundo es decir la verdad
acerca de la salvación. Si Jesús ha dicho: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí.” (Juan 14.6), entonces por causa del amor debemos pagar nuestra deuda al mundo y
menospreciar la vergüenza de la ‘tolerante’ década de los ‘90s y decirles: “en ningún otro hay salvación;
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4.12).
Solo el evangelio de Cristo es poder de Dios para salvación.

1En el tiempo de Pablo todos los que no eran griegos eran llamados ‘bárbaros’.

El evangelio es poder de Dios para salvación


21 de Junio de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.

Sea vituperado, pero no avergonzado

La semana pasada me enfoqué en las primeras palabras de Romanos 1.16, “Porque no me avergüenzo del
evangelio”. Traté de dejar en claro que existe una diferencia entre sentirse avergonzado del evangelio y
ser avergonzado por el evangelio. Si usted es un cristiano fiel, será avergonzado por el evangelio. Es
decir, será el blanco del oprobio. Pero hay una buena razón por la que usted no debe avergonzarse cuando
eso suceda.

Comparaba la razón de Pablo para no avergonzarse con la de Jesús cuando ambos fueron avergonzados
por el evangelio. Hebreos 12.2 dice, “por el gozo puesto delante de él [Jesús] sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio”. El oprobio desarrollado contra Jesús era tan desagradable, cruel y
humillante como pudo llegar a serlo. Sin embargo, en lugar de dejarse dominar por el oprobio, de sentirse
avergonzado o de convertirse en alguien tan débil y desagradable como sus avergonzadores, Él enfocó su
corazón en el gozo puesto ante Él. En otras palabras, aseguró el triunfo de su muerte y resurrección para
salvar a los pecadores al fijar su mente en la vindicación de su rectitud y su vuelta a casa, para que Dios le
guardara de ser avergonzado o desobediente. Cuando fue tentado o avergonzado, se enfocó en el gozo
puesto ante sí. Resistió el dolor a corto plazo para garantizar la ganancia a largo plazo.

Y Pablo actuó de manera similar. Dijo, “no me avergüenzo del evangelio”, - no me avergüenzo del
mensaje de la realidad del Cristo crucificado por los pecadores, levantado con poder y que salva a todo
aquel que cree en él. ¿Por qué? Porque “[el evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree”. Esta es la misma manera en que Jesús se sobrepuso a los sentimientos de vergüenza cuando fue
insultado por el evangelio. Jesús miró el triunfo gozoso de su cruz y resurrección. Pablo miró el gozoso
triunfo del evangelio en salvación eterna.

No evitamos los sentimientos de vergüenza alterando el evangelio para hacerlo popular e inofensivo (vea
1ra a los Corintios 1.18). Evitamos los sentimientos de vergüenza recordando que el evangelio será
vindicado al final. Nos recordamos a nosotros mismos que solo el evangelio trae a los pecadores a un
gozo supremo y eterno. Nada en el mundo puede hacer esto sino el evangelio de Jesucristo. El Judaísmo,
el Budismo, el Hinduismo, el Islamismo –ninguno tiene un salvador que pueda resolver el problema de la
separación del Dios Santo por el pecado y traer esperanza a los pecadores por gracia y no por obras. Solo
un mensaje salva a los pecadores y los trae a salvo a la presencia de Dios: El evangelio de Jesucristo. Solo
este evangelio es poder de Dios para salvación.

Por tanto, Pablo nos diría –Jesús mismo nos diría- sufran, sí. Sean malentendidos, sí. Sean vituperados, sí.
Pero no se avergüencen. Porque el mensaje de la obra salvadora de Dios en Cristo es el único mensaje
triunfante e importante en el mundo. Un breve dolor, una eterna ganancia. Por el gozo puesto delante de
ustedes, por la salvación que solo el evangelio puede lograr, tomen su cruz, sigan a Jesús y desprecien la
vergüenza.

El evangelio es poder de Dios para Salvación

Ahora, hoy quiero establecerme sobre las palabras, “porque [el evangelio] es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree”. Y voy a ocuparme de una sola pregunta: ¿Cuál es esta salvación que el
evangelio tan poderosamente nos provee? A medida que respondemos esto veremos como nuestra fe está
relacionada al evangelio para traernos a salvación.

Tenemos otras preguntas cruciales, especialmente la pregunta de cómo el evangelio se convierte en el


poder para salvar. Pero eso es un punto del verso 17 que pensamos tocar el 9 de Agosto. “El evangelio...
es poder de Dios para salvación... porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe” –Es por eso
que el evangelio es poder de Dios para salvación.

Así que la pregunta hoy es: ¿Cuál es esta salvación que el evangelio tan poderosamente nos provee? “El
evangelio es poder de Dios para salvación” ¿Significa esto que: “El evangelio es poder de Dios para ganar
convertidos”? Yo creo que sí, pero no creo que eso sea lo que esta declaración significa.

La razón por la que creo que es cierto que el evangelio convierte a las personas –los trae a la fe del
arrepentimiento- es que Romanos 10.17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
Y 1ra de Pedro 1.23-25 dice: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios [...] Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”. Así que es cierto que
somos nacidos y convertidos a Dios por escuchar la poderosa Palabra de Dios, el evangelio.

Y es cierto que esta conversión es llamada, en el Nuevo Testamento, “salvación”. Por ejemplo, Efesios
2.8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no
por obras, para que nadie se gloríe.” Por tanto la conversión a Cristo por fe es llamada “ser salvado” o
“ser salvo”. Si usted es un creyente en Cristo esta mañana, usted ha “sido salvado”. El libro de Romanos
le debería ser precioso aun más allá de las palabras, porque como ningún otro libro en la Biblia, él le
descubre lo que ya ha sucedido en la salvación de Dios para usted –su elección, su predestinación, su
llamado, su justificación, su santificación y la obediencia de la fe. Estas son todas partes de una salvación
que ya es real en usted a través de la fe.

El triunfo supremo del evangelio

Pero ¿cuál es la salvación que Pablo tiene en mente en Romanos 1.16 cuando dice “porque [el evangelio]
es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”? Creo que él no piensa de primera instancia en el
primer evento de la conversión, sino en el triunfo supremo del evangelio al traer a los creyentes a la
seguridad y gozo eterno en la presencia de un Dios Santo y Glorioso. Hay cuatro razones por las que creo
que esto es lo que quiere decir. Examinar estas razones es la mejor manera de desglosar el significado del
verso.

1. El poder del evangelio es lo que nos libera de sentir vergüenza del evangelio.
La primera razón, es que el poder del evangelio para traer la salvación es lo que nos libera de sentir
vergüenza del evangelio. “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación”.
Pero si esto significa solo que el evangelio tiene el poder para ganar convertidos, ¿por qué resolvería eso
el problema de la vergüenza? Muchas religiones lo hacen. Muchas religiones y movimientos seculares
diferentes ganan a las personas para su fe. Cuando Pablo dijo que el evangelio tiene un efecto tan
poderoso que elimina la vergüenza que usted siente por él, ¿quiso solo decir que el evangelio hace lo
mismo que otras religiones: ganar conversos? No lo creo.

Jesús triunfó sobre la vergüenza mirando el gozo puesto futuro puesto delante de él mientras moría. Creo
que esto es lo que Pablo, también, tiene en mente en Romanos 1.16. Usted no tiene que avergonzarse del
evangelio porque éste no solo gana convertidos sino porque literalmente los salva. El evangelio los trae a
la seguridad suprema y el gozo que siempre aumentará en la presencia de un Dios Glorioso y Santo por
siempre y siempre. Esto es lo que nos hace atrevidos con el evangelio, no solo que pueda ganar
convertidos.; cualquier religión lo hace, sino que es la única verdad en el mundo que puede realmente
salvar a las personas para siempre y traerles a un gozo eterno con Dios.

2. La “Salvación” es orientada hacia el futuro en todos los escritos de Pablo y el Nuevo


Testamento

La segunda razón por la que creo que la “salvación” en el verso 16 se refiere al triunfo supremo del
evangelio al traer a los creyentes a una seguridad y gozo eternos en la presencia de un Dios Santo y
Glorioso, es que la frase “para salvación” o “hacia salvación” tiene esta misma orientación al futuro en
cualquier lugar de los escritos de Pablo o de otros escritores del Nuevo Testamento.
Por ejemplo, en 2da a los Tesalonicenses 2.13 Pablo dice: “Dios os haya escogido desde el principio para
salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad”. Entonces, aquí la salvación no es
solo lo que sucede en la conversión y lo que nos lleva ala santificación, sino lo que viene después
“mediante la santificación”, y esto es futuro. En otras palabras, la salvación es el triunfo futuro que trae a
los santos a la presencia de Dios con gozo eterno.
O en 2da a los Corintios 7.10, Pablo habla a los cristianos que ya han sido convertidos y salvados, pero
necesitan arrepentimiento fresco por sus pecados: “la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce
muerte”. De nuevo, la frase “para salvación” aquí no se refiere a la conversión, sino al estado supremo y
futuro de seguridad y gozo en la presencia de Dios (vea también 2da a Timoteo 3.15).

De manera similar, Hebreos 9.28 dice, “Cristo [...] aparecerá por segunda vez [...] para salvar a los que le
esperan”. Esta salvación suprema y completa sucede en la segunda venida. 1ra de Pedro 1.5 dice que los
creyentes son “guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está
preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” Esta salvación esta “preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero”. No es conversión, es la última gran obra de Dios para rescatarnos y
traernos a la seguridad y el gozo en su presencia por siempre.

En Romanos 5.9-10, Pablo habla acerca de esta salvación futura como rescatados de la ira final de Dios:
“Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre [¡esa es la realidad presente de la salvación!],
por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo [¡de nuevo vemos aquí la realidad presente de la salvación!], mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida.” En otras palabras, la experiencia completa de la salvación en
el pensamiento de Pablo, es todavía futura. Romanos 13.11: “ahora está más cerca de nosotros nuestra
salvación que cuando creímos”

Así que cuando Pablo dice en Romanos 1.16 que “[el evangelio] es poder de Dios para salvación” pienso
que quiere decir que el evangelio es el único mensaje en el mundo que poderosamente puede traer a una
persona no solo hacia la conversión, sino al gozo y seguridad eterna en la presencia de un Dios Santo y
Glorioso.

3. La fe continua es la condición para esta salvación.

La tercera razón por la que creo que “salvación” en Romanos 1.16 es el supremo triunfo del evangelio al
traer a los creyentes a la seguridad y gozo eternos en la presencia de un Dios Santo y Glorioso, es que la fe
continua es la condición para esta salvación. Note que el vero 16 no dice, “El evangelio... es poder de
Dios para traer la fe y la salvación.” Dice, “el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree [tiempo presente en el griego, que significa una acción continua]”. En otras palabras, el punto de
Pablo aquí no es que el poder del evangelio produce fe, sino que para aquellos que tienen fe, el evangelio
trae la salvación. Así que el punto no es que el evangelio es poder para conversión a la fe; el punto es que
el evangelio es poder para traer la salvación futura a través de una vida de fe.
El tiempo del verbo “cree” es crucial. Denota una acción continua, no solo el primer acto de fe cuando
usted se convirtió.: “el evangelio... es poder de Dios para salvación a todo aquel que está creyendo” –
quien continúa creyendo. Lo mismo pasa en 1ra a los Corintios 15.1-2 donde Pablo dice: “el evangelio
que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2por el cual asimismo, si
retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.” La fe que no persevera es una
fe vana y vacía- la que Santiago llama ‘fe muerta’ (Santiago 2.17, 26).

Entonces el punto en Romanos 1.16 es que usted no tiene que sentir vergüenza del evangelio, porque es la
única verdad en el mundo en que, si usted se mantiene confiando día a día, triunfará sobre cada obstáculo
y le llevará a la seguridad y gozo eternos en la presencia de un Dios Glorioso y Santo.

4. Pablo dice que el evangelio es para creyentes, no solo para incrédulos.

La última razón por la que creo que esto es lo que “salvación” significa en el verso 16 es que el verso es
dado como la razón por la que Pablo quiere predicar el evangelio a creyentes (no solo a incrédulos).
Hemos visto esto, pero veámoslo de nuevo. En el verso 15 Pablo dice, “pronto estoy a anunciaros el
evangelio también a vosotros que estáis en Roma”. Él está pronto a predicar el evangelio a ‘vosotros’ –
creyentes- no solo a incrédulos. Entonces explica porqué: “Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al
griego.”

Así que concluyo que la razón por la que Pablo no se avergüenza del evangelio es que esta es la única
verdad en todo el mundo que no le decepcionará cuando le entregue su vida por la fe. Ésa le llevará por
todo el viaje a través de la tentación, persecución, muerte y juicio hacia la seguridad eterna y el gozo
inmensurable en la presencia de un Dios Santo y Glorioso. Los otros ‘evangelios’ en el mundo que ganan
tantos convertidos a la larga le fallarán. Solo uno salva de la ira de Dios y guía hacia la plenitud de gozo
en su presencia y delicias a su diestra para siempre. Por tanto, no hay necesidad de avergonzarse de él, no
importa lo que otros digan o hagan. ¡Con cuánta prontitud deberíamos hablar de este evangelio a
creyentes y no creyentes!

¿Cómo alimentar el evangelio día a día?

Cierro con una inmensa implicación de lo que he dicho. ¿Alimenta usted su fe día a día con las promesas
de este evangelio triunfante? ¿Va usted, como creyente, al evangelio día a día y se deleita en su poder en
versos como Romanos 8.32, “el que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? El evangelio es la buena noticia de que Dios
nos dio a su Hijo, de manera que obtuviera para nosotros todo lo que fuera bueno. Por tanto el evangelio
es el poder que nos da victoria sobre la tentación, la desesperanza, el orgullo, la avaricia y la lujuria. Solo
el evangelio puede triunfar sobre cada obstáculo y traernos el gozo eterno. No importa cuanto cueste,
manténgalo, créalo, aliméntelo, deléitese en él, téngalo como más precioso que la plata y el oro.

Amo contar la historia; para aquellos que la conocen mejor


Parecen hambrientos y sedientos de escucharla, como todos.
Y entonces, en escenas de gloria, canto la nueva, nueva canción,
Hasta que sea la vieja, vieja historia que tanto he amado.
Amo contar la historia,
Hasta que sea mi tema en la gloria
Contar la vieja, vieja historia
De Jesús y su amor

Al judío primeramente, y también al griego


5 de Julio de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.

¡Todo Aquel!

Ya Pablo había usado esas magníficas palabras “todo aquel” en Romanos 1.16, “[El evangelio] es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Oh, ¡qué palabra tan llena de gozo para aquellos de
nosotros en esta habitación que sentimos que hay algo cerca de nosotros que nos deja sin posibilidades!
La familia equivocada, el ambiente equivocado, la educación errónea, el idioma errado, la raza
equivocada, la cultura equivocada, la preferencia sexual equivocada, el registro moral equivocado. Y
entonces escuchar las palabras “para todo aquel que cree”. ¡Todo aquel! Algo puede dejarle sin
posibilidades: la incredulidad. No confiar en Jesús. Pero nada más tiene por que. Las Buenas Noticias de
que Cristo murió por nuestros pecados y que se levantó de la muerte a la libertad de la vida eterna, de que
la salvación es por gracia a través de la fe, son para todo aquel que cree. No solo para los judíos o los
gentiles o para alguna raza, clase social o cultura, sino para todo aquel que cree.

Entonces, ¿de qué forma tienen los judíos prioridad?

Entonces ¿por qué utilizar esta frase llena de gozo “todo aquel” junto a una palabra que parece dar
prioridad a los judíos? “[el evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío
primeramente, y también al griego”. ¿Qué quiere decir, “al judío primeramente”? ¿Qué tipo de prioridad
tienen? ¿Por qué dice esto? ¿Qué efecto quiere que esto tenga en nosotros? Para responder esto
permítanme sugerir seis maneras en las que los judíos son los primeros en experimentar la salvación de
Dios. Y entonces veremos unas pocas maneras en que no son primeros. Finalmente, veremos los efectos
que esto debería tener en nosotros hoy.

Primero, entonces ¿cómo son los judíos los ‘primeros’?

1. Los judíos tienen una prioridad sobre los gentiles por ser históricamente el pueblo escogido de Dios.

¿Cómo tienen ellos prioridad sobre los gentiles? En Génesis 12, Dios escoge a Abraham y a sus
descendientes de entre todos los pueblos del mundo para bendecirles con su pacto y promesa. Nehemías
9.7 dice: “... Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos”. Entonces Deuteronomio 14.2
dice acerca del pueblo judío: “Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los
pueblos que están sobre la tierra”. Y Amós 3.2 dice: “A vosotros solamente he conocido de todas las
familias de la tierra”. Y aquí en Romanos 11.28-29, Pablo dice: “Así que en cuanto al evangelio, [los
judíos] son enemigos por causa de vosotros [los gentiles]; pero en cuanto a la elección, son amados por
causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”.

Los judíos tienen prioridad sobre los griegos (es decir, por implicación sobre todos los gentiles) debido a
su papel especial como pueblo escogido por Dios. Él estableció su favor sobre ellos y les apartó de entre
todas las naciones. ¡Por su propia voluntad! No debido a alguna virtud o valor especial en ellos, sino
simplemente sobre la base de su libre elección: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha
querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por
cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres” [Deuteronomio 7.7-8;
vea The Pleasures of God, pp. 128-133].

2. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles como los guardianes de la revelación especial de Dios, las
Escrituras del Antiguo Testamento.

En Romanos 3.1, Pablo se hace nuestra pregunta: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué
aprovecha la circuncisión?” y responde en el verso 2: “Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente,
que les ha sido confiada la palabra de Dios”. En otras palabras, Dios dio su revelación y promesas
especiales a Israel a través de Moisés y sus profetas. Romanos 9.4 lo expresa así: “de los cuales [los
israelitas] son [...] el pacto, la promulgación de la ley [...] y las promesas.” Todas las grandes expresiones
y presagios del evangelio de salvación fueron dadas a los judíos en la Palabra de Dios, el Antiguo
Testamento, así que los judíos tienen prioridad al tener las Escrituras.
3. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles pues el Mesías mismo, Jesucristo, vino primero como
judío a los judíos.

En Romanos 9.5, Pablo trae su lista de privilegios al clímax con estas palabras: “de quienes son los
patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por
los siglos. Amén”. El Mesías, Jesús, fue un judío, un hijo de David (Romanos 1.3). Y enfocó su
ministerio terrenal en los judíos. Ellos tenían prioridad en su trabajo. En Mateo 10.5-6, Jesús dijo a los
doce apóstoles mientras les enviaba: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no
entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Y en Mateo 15.24, dijo: “No soy enviado
sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Así que durante su vida terrenal, Jesús se enfocó en los
judíos. Ellos tenían prioridad en su ministerio.

4. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles en que esa salvación viene de los judíos.

Estas son las mismas palabras de Jesús en Juan 4.22. Jesús dice a la mujer samaritana en el pozo:
“vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos”. Esto se suma simplemente a todo lo que hemos visto hasta ahora. Ellos son la nación escogida, la
nación con la revelación especial de Dios y la nación con el Mesías, el Salvador. Así que claramente, la
salvación “viene de los judíos”.

Otra manera de comprender que la salvación viene de los judíos se puede ver en Romanos 11.17-24
donde Pablo compara la nación judía a un árbol de olivo. Él dice que las ramas naturales son desgajadas y
otras han sido injertadas, queriendo decir que los judíos de nacimiento no creían y por tanto fueron
desgajados del pacto de la promesa; y los gentiles que creían fueron injertados y salvados por el pacto de
la promesa. Los versos 17 y 18 son cruciales para nosotros: “Pues si algunas de las ramas fueron
desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante
de la raíz y de la rica savia del olivo, [entonces] no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no
sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti”. En otras palabras, la salvación viene a nosotros, los gentiles, desde
la raíz del pacto de Dios con los judíos. Somos simplemente insertados como las ramas de olivo y que no
tienen el argumento histórico de ser el Pueblo de Dios. Dios nos salvó al reconocernos hijos de Abraham
por la fe, como Pablo dice en Gálatas 3.7: “los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.”

Así que los judíos tienen prioridad porque la “salvación viene de los judíos” ¡Toda salvación viene a
través del pacto de Dios con Abraham!

5. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles ya que Pablo evangelizó a los judíos primeramente
cuando llevaba el evangelio a un nuevo lugar.

Por ejemplo, en Hechos 13.46, Pablo y Bernabé están predicando en Antioquía de Pisidia y los judíos no
quisieron escuchar el evangelio, así que dijeron: “A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí,
nos volvemos a los gentiles”. En otras palabras, tal como Dios escogió a Israel, se les reveló y les envió al
Mesías Salvador, así la salvación viene de Israel. Era acomodándose a esto que Pablo les predicaba del
Mesías y de las buenas de salvación primero a los judíos cuando llegaba a nuevos lugares. Así que los
judíos tienen prioridad en el orden de las misiones fronterizas cuando el evangelio llega a un nuevo lugar.

6. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles en el Juicio Final y la bendición suprema.

En Romanos 2.9-10, Pablo dice sorprendentemente que habrá: “tribulación y angustia sobre todo ser
humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo
el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”. En otras palabras, la prioridad que los
judíos tienen, si es rechazada y desperdiciada resultará en una prioridad en juicio. Y si son agradecidos
por su prioridad y confían en la misericordia de su Mesías, entonces serán los primeros en la bendición
suprema de Dios. Existen peligros infinitos al tener esta prioridad. “a todo aquel a quien se haya dado
mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12.48).

Así, cuando Pablo dice en Romanos 1.16, que el evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree, al judío primeramente y también al griego”, traería a su mente estas seis maneras en las que los
judíos tienen prioridad sobre los gentiles:

Son históricamente el pueblo escogido de Dios.

Son los guardianes de la revelación especial de Dios, las Escrituras del Antiguo Testamento.
El Mesías y Salvador, Jesús, vino al mundo como judío a los judíos.

La salvación viene de los judíos, como todo aquel que es salvado es salvado en conexión con el pacto con
Abraham por la fe.

Los judíos deben ser evangelizados primero cuando el evangelio penetra una región.

Los judíos entrarán primeros al Juicio Final y a la Bendición Final.

¿En qué senderos los judíos no tienen prioridad?

Ahora, antes de que preguntemos por qué Pablo dice esto y qué efecto debería tener en nosotros,
asegurémonos de ver muchas maneras en las que los judíos no tienen prioridad. Esto es extremadamente
importante.

1. Los judíos no tienen prioridad en justicia o mérito.

Tampoco los gentiles. Todos estamos sobre el mismo fundamento. Ese es uno de los puntos principales
de los primeros dos capítulos de Romanos. Pablo concluye en Romanos 3.9-10: “¿Qué, pues? ¿Somos
nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos
están bajo pecado. Como está escrito: NO HAY JUSTO, NI AUN UNO”. Él enfatiza el mismo punto en
Romanos 3.22-23, “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios”.

2. Los judíos no tienen prioridad en la manera en que son salvados.

Son salvados exactamente como lo son los gentiles. Esto es claro por Romanos 3.29-30: “¿Es Dios
solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles
[...] él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión”. Es
también cierto por Romanos 10.12-13: “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque TODO AQUEL QUE INVOCARE
EL NOMBRE DEL SEÑOR, SERÁ SALVO”.

3. Los judíos no tienen prioridad en la participación con el pacto de bendiciones de Dios.

El misterio del evangelio que Pablo predica es, según él, que los gentiles son ahora socios con todos los
derechos en la salvación judía. Escuche a Efesios 2.12-13 y 18-19: “En aquel tiempo [gentiles] estabais
sin Cristo [el Mesías], alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo [...] porque por medio de él los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. De nuevo en Efesios 3.4-6: “leyendo lo
cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo [...] que los gentiles son
coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús [Jesús el Mesías]
por medio del evangelio”.

Así que los judíos no tienen prioridad en la participación en el pacto de bendiciones de Dios. Los gentiles
son asociados con todos los derechos y herederos de todas las promesas de Dios.

¿Por qué Pablo mencionó la prioridad de los judíos?

Así que llegamos a una conclusión con la pregunta: ¿Por qué Pablo mencionó esta prioridad de los judíos
en Romanos 1.16: “[El evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío
primeramente y también al griego”? ¿Qué efecto debiera esto tener?

Al ser influenciado por Romanos 11.17-32 creo que la respuesta es que Pablo quiere humillar tanto a
judíos como a griegos y hacerles profundamente conscientes de que dependen enteramente de la
misericordia, no de sí mismos, ni sus tradiciones o conexiones étnicas. A los gentiles dice, en esencia, que
la salvación es de los judíos. Ustedes no están siendo salvados debido a su cultura griega –o cualquier
otra. Están siendo salvados por una salvación que viene a través del despreciado pueblo semítico llamado
‘los judíos’. “No sustentas tú a la raíz [del pacto Abráhamico], sino la raíz a ti”; Así que “no te jactes
contra las ramas” (Romanos 11.18). Nosotros los gentiles somos salvos al convertirnos en judíos
espirituales (Romanos 2.28-29). Esto debería humillarnos y desnudarnos de cualquier arrogancia y
jactancia en alguna supuesta superioridad étnica. Esto también debería triunfar sobre el antisemitismo y
llenarnos con celo por el evangelismo a los judíos.

De manera similar, Pablo dice a los judíos: ‘la salvación no les pertenece, es de Dios y él la da a quien
quiere. Él “puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras [aún de las piedras gentiles]” (Mateo
3.9). Las palabras “también al griego” en Romanos 1.16 debieron ser tan ofensivas a los judíos como las
palabras “al judío primeramente” lo fueron para los gentiles. Lo que ellos pensaron que eran los
privilegios de los judíos, eran, de hecho, compartidas por los más viles gentiles que creían. Ambos somos
humillados. Los gentiles debemos humillarnos al ser salvados a través de un Mesías y un pacto judío. Los
judíos deben humillarse al recibir a los gentiles inmundos a la absoluta afiliación al pacto y compartir con
ellos todas las bendiciones de la promesa de Abraham.

El punto es que Dios es quien tiene misericordia, la ascendencia étnica no es decisiva aquí, no hay mérito
que le conmueva, todos somos pecadores, así que el verdadero énfasis vuelve a caer sobre esas
maravillosas palabras con las que empezamos “todo aquel”: “[el evangelio] es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree”. Así que tanto los judíos como gentiles, ¡debemos creer! Y debemos
recibir el poder de Dios para salvarnos de nuestros pecados, culpa, muerte, juicio e infierno, y traernos al
hogar de gozo inmensurable en la presencia de Dios por siempre y siempre.

¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? parte 1


9 de Agosto de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16–17 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16–17
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree;
del judío primeramente y también del griego. 17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por
fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

El versículo 16 nos dice que el evangelio es “el poder de Dios para salvación de todo aquel que cree”. El
pasado 21 de junio les decía que el verdadero significado de este versículo no es que el evangelio sea el
poder de Dios para llevar a los inconversos a la fe en Jesucristo (aunque esto es una profunda verdad),
sino para llevar a los que ya han creído a la sublime y eterna seguridad de la presencia de Dios.

Nuestro Gran Problema: La Ira De Dios

Uno de los puntos que no explicábamos en aquel sermón era por qué necesitamos la salvación ¿Salvos de
qué? ¿Cuál es el problema? La respuesta de la carta a los Romanos es rotunda: necesitamos ser salvos de
la ira de Dios. En Romanos 1:18 leemos: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad”. Esta es la razón por la que
necesitamos ser salvos. Dios se llena de ira ante nuestra injusticia y por el modo en que distorsionamos y
anulamos la verdad, para justificarnos a nosotros mismos.

Basta solo con echar un vistazo al siguiente capítulo, Romanos 2:8, para darnos cuenta de esta verdad.
Pablo dice que solo hay “pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia[note nuevamente la repetición de dos palabras al igual que sucede en Romanos 1:18: la
“verdad” es rechazada y la “injusticia” es abrazada] [Dios dará]: ira e indignación”. Este es nuestro
problema: Dios se indigna y enciende en ira al ver nuestra injusticia y falsedad.

Solo tres versículos antes, en Romanos 2:5, se nos dice: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón
no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”.

He aquí la principal razón por la que necesitamos ser salvos. Este es nuestro mayor problema: la ira
postrera de Dios que nos separa de él y nos envía directo al infierno. Si usted le preguntara al libro de
Romanos de qué necesitamos ser salvos, la respuesta saltaría a la vista: del pecado, de la culpa, de la
desunión y las malas relaciones, de malas costumbres y hábitos destructivos; pero la respuesta
fundamental sería: necesitamos ser salvos de la ira de Dios. Nuestro gran problema, aunque solo unos
pocos de nuestra década puedan reconocerlo, es que somos pecadores en manos de un Dios infinito,
Omnipotente y enojado.

Evangelio: Dios Nos Ha Rescatado De Su Propia Ira

El evangelio es, en síntesis, la buena noticia de que Dios mismo nos ha rescatado de su propia ira. No
solo de nosotros mismos o del desastre en que podemos convertir nuestras vidas, sino también de su
propia cólera y justo juicio. El evangelio es poder de Dios para salvación de su ira, el poder que nos trae
al gozo y la seguridad eterna en la misma presencia de Dios.

Quizás donde más se evidencia esta verdad es en Romanos 5:9: “mucho más, habiendo sido ahora
justificados por su sangre [es decir la sangre de Jesús], seremos salvos de la ira de Dios por medio de El”.
En resumen, lo más importante es escapar de ira de Dios o alejarla, de manera tal que él pueda llegar a ser
nuestro Rey y no nuestro enemigo.
Por tanto, al leer en el versículo 16 que el evangelio “es poder de Dios para salvación”,entendemos que el
evangelio no es más que el poder de Dios para rescatar a los creyentes de la ira de Dios, o de su justo
juicio (2:5)

¿Cómo Puede El Evangelio Salvar A Los Creyentes?

Ahora bien, la pregunta del día es: ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? ¿En qué manera
puede ser el evangelio poderoso para salvar a quienes ya tienen al Señor? La respuesta la encontramos en
el versículo 17. Quizás podamos sentir mejor la fuerza de este versículo si lo traducimos incorrectamente,
si le hacemos decir lo que nosotros quisiéramos que dijera, y entonces, lo leemos correctamente.
Leámoslo primero incorrectamente. Comenzando en el versículo 16, “Porque no me avergüenzo del
evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y
también del griego. 17Porque en el evangelio [el amor] de Dios se revela por fe y para fe”.

Es evidente que no es eso lo que dice, sin embargo, para muchos de nosotros es esa la parte más
importante cuando pensamos en el Evangelio. Generalmente decimos que el evangelio es la grandiosa y
sublime noticia a través de la cual el amor de Dios se ha revelado, y sin lugar a dudas es cierto. Romanos
5:8 dice, “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros”. Eso también es el evangelio. El evangelio de Jesucristo es la demostración y revelación del
amor de Dios por los pecadores. Pero eso no es lo que dice el versículo 17.

Ahora, existen dos razones muy simples por las que digo lo que digo y que explican por qué comencé esta
exposición leyendo una traducción incorrecta. En primer lugar, quiero dejar en claro que el amor de Dios
no eliminó toda injusticia humana y la ira de Dios como quien oculta la suciedad de la casa debajo de la
alfombra y luego finge que todo está limpio.

El amor de Dios tuvo que lidiar de igual manera con la maldad de hombre y con la ira de Dios. El amor
de Dios no es algo puramente sentimental que dice, “me caes bien y por tanto te voy a favorecer”. Si eso
fuera cierto, la carta a los Romanos sería más corta de lo que es. De hecho, creo que toda la Biblia sería
mucho más corta si pudiera obviar la sangrienta historiade la muerte del Hijo de Dios.

El amor de Dios está lleno de sabiduría, de justicia y de verdad. Es un amor que en lugar de opacarlos,
resalta los demás los atributos de Dios. El amor de Dios es sabio, transparente, justo y verdadero; sin
secretos ni insinuaciones. Habiendo tomado en cuenta nuestra injusticia y la ira de Dios, provee una
solución grandiosa a través de la muerte y la resurrección de Jesús. Cómo lo hace es el tema fundamental
de este libro. La otra razón por la que comienzo mencionando lo que Pablo omite es que quiero enfatizar
el deseo de Pablo de que los cristianos comprendan cómo pueden ser salvos de la ira de Dios. Su interés
va más allá que tengamos solo conocimiento acerca del amor de Dios y del sacrificio de Cristo por
nuestros pecados ¡Medite en esto! ¡Todo es tan simple y claro! Sin lugar a dudas, tanto al mismo Señor
Jesucristo como a Pablo, su apóstol inspirado, les interesa que los cristianos sepan cómo el evangelio es
poder de Dios para salvación. Pablo nos lo dice en el versículo 17 y durante los 16 capítulos restantes.

Una Sólida Comprensión Del Evangelio


Usted se preguntará por qué he hecho tanto énfasis en este sentido. Permítame responderle: es
evidentemente anti bíblico que tantos cristianos de nuestros días tengamos una apreciación tan débil de
quienes somos sin la gracia divina, de cómo Dios planeó nuestra redención, de lo que él mismo hizo en
Cristo para salvarnos, de cómo el Espíritu Santo obró durante nuestra conversión, y de cómo Dios sigue
obrando (a través del evangelio) al sostenernos, purificarnos y prepararnos para el cielo. Esto es lo que el
Nuevo Testamento, y en especial Romanos, se esfuerza por enseñarnos. Sin embargo, resulta
verdaderamente asombroso ver cómo a tantos cristianos simplemente no les interesa saber estas cosas y
por tanto no las conocen.

Es por eso que insisto en resaltar que el versículo 17, lejos de decir que, “todo lo que necesitamos saber es
que Dios nos salvó por amor”, Pablo comienza por explicarnos cómo puede el evangelio salvar a los
creyentes, no solo dice que el evangelio nos muestra el amor de Dios; Pablo se adentra en ese amor y nos
muestra cómo Dios enfrenta los verdaderos problemas de la humanidad. Es entonces que comenzamos a
entender cuáles son estos problemas, y comprendemos que son más complejos de lo que creemos, no es el
bombardeo a las embajadas de Nairobi y Dar es Salaam, es más profundo que esto. Hay enemistad contra
Dios, la verdad es suprimida y hay una profunda injusticia en el alma y tenemos además la ira
todopoderosa de Dios, ante todas estas cosas solo hay un poder en el universo que puede vencer: el
evangelio de Jesucristo.

Comenzando en el versículo 17, Pablo se adentra en el amor de Dios y en el evangelio para confirmarnos
esta verdad, y lo hace porque como cristianos necesitamos conocer estas cosas. No les estoy pidiendo que
tomen un curso en Teología. Les estoy exhortando que presten atención a la revelación de Dios en
Romanos 1:17. Cristo envió a su apóstol para enseñarnos cómo el evangelio salva a los creyentes y los
conduce hasta el cielo.

Esto es lo que usted querrá saber cuando el doctor le diga:

Hemos hecho todo lo posible.

Y usted le pregunte:

-¿Cuánto tiempo de vida me queda?

Y él le responda:

-Una semana, quizás dos.

Es entonces se encontrará cara a cara, frente a frente con el Creador y Juez de todo el universo, infinito en
santidad e inmutable en justicia. Oh mi amada Bethlehem, esto es lo que querrás saber ¿Cómo podré
persuadirte para que te ocupes en las cosas más importantes del mundo?

La Tranquilidad Y El Privilegio De Entender Cómo Dios Obra.

Les ruego que tomen con seriedad todo lo que concierne su crecimiento en el conocimiento de Dios
(Colosenses 1:10) y de cómo salva a los pecadores. Si Dios inspiró a Pablo para decirnos estas cosas,
entonces debemos desear conocerlas. Ciertamente este es un enorme privilegio que trae tranquilidad y
gozo a nuestras vidas. Esta serie de estudios de la carta a los Romanos es una oportunidad preciosa, es
como una ventana en el tiempo. Estoy haciendo este análisis sin apresurarme, para que usted tenga el
tiempo necesario para leer, pensar, estudiar, revisar, verificar cada aspecto y orar por todo lo que está
oyendo. Esta serie de estudios tiene la capacidad y el potencial de llevarlo justo al centro del corazón y la
mente de Dios, si es eso lo que está buscando. Por favor, le ruego que no adopte una actitud pasiva, no se
deje llevar. Aprópiese de la esencia de esta carta y establezca sus pensamientos y sentimientos sobre sus
sólidos fundamentos.

Por tanto, en esta mañana podemos preguntarnos: ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes?
¿Cómo puede el poder del evangelio traernos gozo y seguridad eterna en la presencia misma de Dios,
cuando lo que en verdad merecemos es la ira de Dios, que según el versículo 18 se revela desde el cielo?
¿Cómo podrá el evangelio, durante esas dos últimas semanas de vida, rescatarlo a usted del terror y la
desesperación y llevarlo triunfante hacia al cielo con Dios?

He aquí la respuesta que nos da el versículo 17, el evangelio es “poder de Dios para la salvación de todo
el que cree […] Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fey para fe”.
Sin embargo, esto pudiera parecernos contradictorio. ¿Cómo podemos llamar a esto buenas noticias
cuando la justicia de Dios es nuestro problema? Dios es justo y yo soy injusto, ese es el gran problema.
Según el versículo 18, su ira se revela contra toda injusticia de los hombres. Martín Lutero decía odiar
Romanos 1:17 antes de verlo de esta manera. Él mismo escribió:

“Yo... había sido cautivado con una extraordinaria curiosidad por entender a Pablo en la carta a los
Romanos. Pero...una expresión en el capítulo 1, [v. 17], en el evangelio la justicia de Dios se revela, se
interponía en mi camino, porque yo detestaba esa expresión: la justicia de Dios. Era la misma justicia con
la cual, según me habían enseñado, Dios castiga a los injustos”. (John Dillenberger, ed. Martín Lutero:
Selecciones de sus Escritos[Martin Luther: Selections from His Writings], [Garden City, New York:
Doubleday and Co., 1961], p. 11)

Dios Nos Da Aquello Que Demanda De Nosotros

Por tanto, ¿cómo puede esta verdad llegar a convertirse en buenas nuevas para nosotros? He aquí la
respuesta: Dios demanda de nosotros una justicia que no tenemos, por tanto, nuestra única esperanza es
que él mismo nos dé esa justicia. Esa sí sería una buena noticia. Eso el evangelio. Y así es como Dios
obra. Lo que se revela en el evangelio no es más que esto: la justicia de Dios hacia nosotros es la misma
que demanda de nosotros. El evangelio es poder de Dios para salvación porque salva a los creyentes a
través de una verdad: en el evangelio Dios revela la justicia que demanda de nosotros. Lo que nos faltaba
y que no podíamos crear, proveer o brindar, Dios nos lo da de manera gratuita; a saber, propia justicia, la
justicia de Dios.

Es así como el evangelio nos salva de la ira de Dios. En el versículo 18 podemos ver que “la ira de Dios
se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres”. Entonces, ¿cuál es la solución?
¿Cuál es nuestra esperanza de escapar de esta ira cuando somos impíos e injustos? La respuesta sería que
Dios interviniera y nos otorgara una justicia que no es nuestra. Si Dios lo hiciera, su ira sería apartada, y
sería posible reconciliarnos con él. Esto es, de hecho, lo que Dios hizo. Esto es el evangelio. Es así como
nos salva.

El evangelio “es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree”, porque en el evangelio nos
otorga aquello que demanda de nosotros, esto es, su propia justicia. Él muestra en Cristo el regalo que
antes era una demanda. Así es como nos salva: en el evangelio de la muerte y resurrección de Cristo Dios
nos otorga la justicia que demanda de nosotros.

Creo que tendremos que dedicar los próximos dos domingos a analizar las buenas nuevas de este
versículo. El próximo domingo nos estaremos preguntando en qué consiste la dádiva de la justicia de
Dios.

1. ¿Es acaso la vindicación de su propia justicia al caer el castigo sobre Jesús, nuestro substituto?

2. ¿Es nuestra condición de pecadores perdonados, justificados y sin culpa en la misma presencia
de Dios?

3. ¿O es la transformación moral que ocurre en nosotros, que de hecho, cambia nuestra naturaleza,
convirtiéndonos en hijos obedientes y justos delante de Dios?

4. ¿O es sencillamente la suma de estas tres razones?

El domingo que sigue, estaremos analizando el papel de la fe en esta la revelación salvadora de la justicia
de Dios, el significado de la frase “por fe y para fe” (v. 17), y veremos cómo la cita de Habacuc 2:4 nos
ayuda a abrazar esta gran verdad por fe.

Para concluir en el día de hoy, quisiera volver a citar a Martín Lutero. Tal vez Dios quiera usar su
testimonio para que muchos pasen de ser meros oidores a gente que ama y vive según esta realidad del
evangelio: Dios nos ha regalado su propia justicia. Recordemos que Lutero decía cuánto odiaba Romanos
1:17, pues él mismo explica cómo batallaba contra su propia culpa y temor ante la justicia de Dios.

“De tal manera luchaba yo con mi rebelde y atribulada conciencia. Una y otra vez volvía a estas palabras
de Pablo [Romanos 1:17], deseando con todo el ardor de mi alma saber lo que él quería decir. Al fin, por
la misericordia de Dios y tras meditar día y noche, pude entender el contexto de estas palabras, “en el
evangelio la justicia de Dios se revela por fe ypara fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
Fue entonces que comencé a entender que la justicia de Dios es [...] la justicia con que el Dios de toda
misericordia nos justifica por la fe [...] En este punto sentí que había nacido de nuevo y que había entrado
al mismo paraíso con las puertas abiertas”. (Martín Lutero: Selecciones [Martin Luther: Selections], pp.
11-12).

¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? parte 2


16 de Agosto de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16–17 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16–17
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree;
del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por
fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

El Evangelio Salva A Los Creyentes

Me parece pertinente resaltar que nuestra interrogante es: ¿cómo puede el evangelio salvar a los
creyentes?, y no: ¿cómo puede el evangelio convertir a alguien en creyente? Es cierto que cuando el
evangelio se comparte con poder del Espíritu Santo, este tiene la capacidad de abrir los ojos de la gente,
de cambiar el corazón, de atraerlos a la fe y de salvarles. De hecho, eso es lo que ha estado sucediendo
cada noche de martes y miércoles durante todo este verano. Son tan grandes el poder y la belleza del
evangelio que las personas se sienten atraídas naturalmente hacia Cristo a través de él. Sin embargo, es mi
interés resaltar lo dice Pablo en los versículos 16 y 17, que el evangelio“es poder de Dios para salvación
de todo aquel que cree”. Los creyentes necesitan ser salvos y el evangelio no es más que el instrumento
que Dios usa con tal propósito. Por tanto, necesitamos saber de qué forma el evangelionos salva como
creyentes, para así poder usarlo correctamente.
Nótese la relación que existe entre los versículos 15 y 16: “Así que, por mi parte, ansioso estoy de
anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma”. ¿A quiénes se refiere Pablo con vosotros?
Los versículos 6 y 7 nos dicen: “...entre los cuales estáis también vosotros, llamados de Jesucristo; 7a
todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos”. Así que Pablo dice en el versículo
15 que él está “pronto a anunciar el evangelio” a estos llamados a ser santos y amados, cuya “fe se
divulga por todo el mundo” (v. 8). ¿Por qué? Versículo 16: “Porque no me avergüenzo del evangelio,
pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree [literalmente: aquel que está creyendo; o
sea, vosotros]”. Esto quiere decir: vosotros, creyentes de Roma.

Ahora quisiera decirlo junto a Pablo: «Yo, John Piper, estoy pronto a anunciaros el evangelio a los
creyentes (específicamente a vosotros) porque este evangelio tan cuidadosamente explicado en la carta a
los Romanos, es poder de Dios para vuestra salvación. Vosotros como creyentes necesitáis oír el
evangelio para ser salvos». Y es entonces que Pablo, con toda humildad y misericordia, se esfuerza por
explicarnos en 16 capítulos, la esencia del evangelio y cómo salva a los creyentes.

Los Creyentes Se Encuentran En Una Dependencia Diaria Del Evangelio

Yo creo de todo corazón que la razón por la que Pablo siente tal deseo es porque sabe que cuando todos
los creyentes seamos capaces de conocer, amar y vivir la esencia del evangelio, seremos de tal manera
llenos, moldeados, dependientes, dirigidos, esperanzados y gozosos en y por el evangelio, que nadie
tendrá que decirnos por qué o cómo debemos compartirlo. Sólo entonces seremos inundados por un
profundo agradecimiento a Dios. Sólo entonces podremos vivir una vida tan llena de una dependencia
diaria del evangelio como nuestra esperanza de vida eterna, para nuestra propia sanidad y estabilidad, ya
sea que seamos casados o solteros. Dependeremos tanto del evangelio que nos será imposible no saber
que por qué la gente necesita del evangelio y cómo satisface sus grandes necesidades; precisamente
porque sabremos que lo necesitamos y por qué, y sabremos cómo satisface nuestras más grandes
necesidades día a día.

Una de las grandes razones por las que Pablo, al igual que yo, está tan deseoso de predicar el evangelio a
los creyentes ( v.15), es porque si crecemos diariamente en el evangelio y éste se convierte en el
instrumento que Dios usa cada día y cada minuto de nuestras vidas para salvarnos, entonces la manera en
que testificaremos a nuestra familia, amigos y a otras personas dejará de ser un esquema artificial para
convertirse en el latido profundo de un corazón que piensa, ama y siente lo que predica, un corazón que
pelea la batalla de la fe de todos los días.

Pablo estaba totalmente convencido, y nosotros debemos estarlo también, de que predicar el evangelio a
los creyentes trae sus frutos. Volvamos al versículo 13: “Y no quiero que ignoréis, hermanos, que con
frecuencia he hecho planes para ir a visitaros (y hasta ahora me he visto impedido) a fin de obtener algún
fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles” Cuando el evangelio es predicado entre
los creyentes sí hay frutos. Todo tipo de frutos: justicia, paz y gozo (Romanos 14:17), y convierte el
corazón de todo aquel que escucha y ve el evangelio en la vida de los hijos de Dios.

¿Cómo Puede El Evangelio Salvar A Los Creyentes?

He estado haciendo énfasis en el versículo 17 por tres semanas porque responde a la pregunta de: ¿Cómo
puede el evangelio salvar a los creyentes? Si los creyentes deseamos vivir el evangelio, así es como
debemos actuar: una vez que aprendemos en la Palabra de Dios cómo nos salva el evangelio, podremos
creerlo, sentirlo y rendirnos a él. Entonces podremos seguir cada día el plan de Dios para salvarnos de
todo lo que puede destruirnos, en especial del “justo juicio de Dios” (Romanos 2:5) y de la ira venidera
(Romanos 5:9). En esencia, esto es a lo que se refiere la “salvación” del versículo 16: el evangelio “es
poder de Dios para salvación de todo aquel que cree”. Todo aquel que cree continuamente, año tras año,
será salvo de la ira por el poder de dios en el evangelio (ver Marcos 13:13).

Por tanto, la pregunta es: ¿cómo?, ¿cómo puede el evangelio salvar a los creyentes de la ira venidera y
llevarnos salvos al gozo de Dios (Mateo 25:21,23)?

El versículo 17 nos lo describe: “no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la
salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela”. La semana pasada veíamos cómo Martín Lutero odiaba en principio este
versículo porque pensaba que la revelación de la justicia de Dios no era sino malas noticias. Es la justicia
de Dios lo que nos trae problemas: nosotros somos injustos y detenemos la verdad (Romanos 1:18). Por
tanto somos condenados por la justicia de Dios.

Dios nos demanda justicia. Esa es su naturaleza y lo que rige sus estatutos. Él es justo. Pero nosotros no
tenemos ninguna justicia que brindar. Por eso somos culpables y estamos condenados a perecer lejos de
Dios y sin esperanza posible en el mundo. Por tanto, ¿cuál es la buena noticia? ¿De qué trata el
evangelio? La buena noticia es que Dios nos regala la misma justicia que demanda de nosotros. Ese era el
mensaje más importante de la semana pasada. Esa es la interpretación del versículo 17: el evangelio es el
poder de Dios para salvar a los creyentes porque cada día de nuestra vida vemos revelado en el evangelio
el regalo de la justicia divina, la justicia de la muerte y la resurrección de Cristo, la misma que Dios
demanda de nosotros.

¿Qué Entendemos Por “Justicia De Dios”?

Cuando preguntaba al final del sermón de la semana pasada qué quería decir justicia de Dios, les
mencioné tres posibles respuestas, según mi parecer. Por tanto, hoy quiero mostrarles a cuál de estas se
ajusta Pablo y porqué.
Entendemos por justicia de Dios
1. ¿La vindicación o demostración de su propia justicia al perdonar al pecado porque ya condenó al
pecado en nuestro sustituto, Jesús?

2. ¿O nuestra justificación ante Dios como pecadores perdonados y absueltos en su presencia, sin
culpa?

3. O ¿se refiere al cambio moral que ocurre en nosotros y nos vuelve hijos justos y obedientes de
Dios?

Ahora bien, vamos a ver que todas estas son, de hecho, auténticas definiciones de la justicia de Dios en
Romanos, y de los evangelios, los tres son la dádiva que obtenemos a través de la muerte de Jesús en
nuestro lugar. Es posible que Pablo las haya tenido en mente al escribir el versículo 17: la justicia de Dios
(de las tres maneras) se revela por fe en el evangelio, y es por eso que es poder de Dios para la salvación
de los creyentes Es cierto que cada día vemos en el evangelio, todo lo que es necesario para que
Dios sea justo, y para que nos declare justos, y para volvernos progresivamente en individuos justos. Eso
es lo que el evangelio nos revela cada día. De esto nos sostenemos por la fe. Esto es lo que nos mantiene
creyendo y nos ayuda a pelear la batalla de la fe y perseverar para al fin ser salvos.

Nuestra Justa Condición Delante De Dios

Pero existen varias razones por las que creo que la intención principal de Pablo en el versículo 17 es
reflejar “la justicia de Dios” desde nuestra posición de justificados ante él, como pecadores perdonados y
absueltos, sin culpa. En otras palabras: somos justificados o declarados justos porque la justicia de Dios
nos ha sido imputada. Es en Cristo que ahora tenemos una justa condición delante de Dios. Dios nos
imputa su propia justicia cuando todavía somos indignos, él da por sentado que ya tenemos su justicia.
Creo que es eso lo que nos da a entender el versículo 17. Es esto lo que se revela en el evangelio.

Estas Son Mis Razones:

1. Dios confiere su justicia al hombre


Véase la conexión que existe entre la primera parte del versículo 17 y la última, que es una cita de
Habacuc 2:4: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. Entonces viene una
frase del Antiguo Testamento introducida por un “como está escrito”. En otras palabras: lo que acaba de
decir acerca de la justicia de Dios revelada en el evangelio es exactamente lo que está a punto de citar de
Habacuc 2:4: “mas el justo por la fe vivirá”.
¿Ha podido usted notar lo que sucedió con la palabra “justicia” (o “rectitud”, que es lo mismo en griego)?
En la primera parte del versículo, se nos habla de la justicia de Dios (“la justicia de Dios revelada”),
mientras que la segunda se refiere a la justicia del hombre (“mas el justo por la fe vivirá”) ¿Cómo es
posible que Pablo cite el Antiguo Testamento para ilustrarnos lo que quiere decir cuando existe una
diferencia tan grande en el uso de las palabras que quiere comparar? La respuesta es que no existe una
gran diferencia. Esta cita del AT nos muestra que lo que Pablo tiene en mente al decir que el evangelio
revela “la justicia de Dios” no es esencialmente que Dios es justo, sino que Él imputa o confiere su
justicia al hombre para que este pueda ser llamado “justo” o “recto”. “El justo”, dice Pablo (quien ahora
es justo por el regalo de la justicia de Dios) “por la fe vivirá.”

Por tanto, en el versículo 17 Pablo nos quiere decir que en el evangelio, la justicia de Dios se revela en el
sentido de que esta es dada a los pecadores de modo que podamos ser justificados, o sea, que podamos
tener una condición justa delante de Dios. Él nos imputa lo que no podemos obtener por nosotros mismos,
para que seamos perdonados, absueltos y justificados en su presencia. Ahora, existe otra razón para esta
interpretación del versículo 17. Así que debemos añadir a esta la siguiente.

2. La justicia de Dios se manifiesta a través de la fe

Esta es la segunda razón que tengo para pensar que esto es lo que Pablo tiene en mente en el versículo 17.
Volvamos a Romanos 3:20. El paralelo entre estos versículos y Romanos 1:17 es tan evidente que no
puedo evitar que dirijan la manera en que interpreto Romanos 1:17.

Romanos 3:20: “porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por
medio de la ley viene el conocimiento del pecado.” Observemos que el énfasis aquí está en cómo los
pecadores son “justificados.” ¿Cómo podremos entonces alcanzar una posición justa delante de Dios,
cuando no tenemos ninguna justicia que ofrecer? ¿Cómo es que podremos salir absueltos en la corte
cuando somos pecadores y por tanto culpables? Es entonces que Pablo explica en Romanos 3:21, con
unas palabras muy similares a las de Romanos 1:17: “Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios (note
la misma frase de Romanos 1:17) ha sido manifestada (muy similar a la palabra “revelado” en 1:17) ,
atestiguada por la ley y los profetas”. Así que Pablo dice que lajustificación (v.20) es una manifestación
de la justicia de Dios (v.21). Y continua diciéndolo en los versículos del 22 al 24, lo que contribuye a traer
luz sobre la revelación de la justicia de Dios de Romanos 1:17.

Pablo dice (por favor, tratemos de ver los versículos 22-24 como un conjunto) que esta justicia que se ha
manifestado es “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no
hay distinción; 23por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, 24siendo justificados
gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”. Según el pensamiento de
Pablo, la frase “siendo justificadosgratuitamente por su gracia” del versículo 24 es la confirmación y
explicación de lo que quiso decir en el 22: “la justicia de Dios por medio de la fe”. Por tanto, el mismo
acto divino de justificar a los pecadores lo vemos repetido en los versículos 20 y 24, alternando con dos
referencias a la manifestación de su justicia a través de la fe (20,22).

Por eso creo que es esto lo que Pablo quiere decir: En la muerte de Jesús (24-25), Dios ha manifestado su
propia justicia, manifestándola y confiriéndola a los pecadores, declarándolos justos con su propia
justicia. A esto llamamos justificación. Esta idea de haber manifestado su justicia aparte de la ley (21-22)
es tan similar a la revelación de la justicia de Dios en Romanos 1:17, que me parecen lo mismo.

Y esta es la segunda razón por la que digo que Romanos 1:17 se refiere a la justicia de Dios entregada al
hombre en la justificación o el acto de declarar justos a los pecadores a través de la fe en Jesucristo.

Sin Separaciones Artificiales

No es mi interés forzar ninguna separación artificial entre estas dos maneras de ver la justicia de Dios.

El evangelio sí revela que Dios demuestra su atributo de justicia al justificar a los pecadores que confían
en Jesús (Romanos 3:25-26); es por eso que Jesús tenía que morir, para demostrar que el pecado fue
tratado de manera justa, para mostrar que Dios es ambas cosas: “a fin de que El sea justo y sea el que
justifica al que tiene fe en Jesús” (3:26).
tambiénrevela que a través de la muerte de Jesús alcanzamos, no sólo la declaración de nuestra justicia
delante de Dios, sino también el desarrollo de una correcta manera de viviren su presencia. Romanos 8:3-
4 dice: “Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el
pecado, condenó al pecado en la carne [y es eso lo que sucedió en la cruz: el pecado fue castigado,
ejecutado. Veamos ahora el propósito que la persigue] 4para que el requisito de la ley se cumpliera en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Ahora tenemos el poder y la
libertad para cumplir el modelo moral de Dios por el poder del espíritu Santo, porque nuestros pecados
han sido condenados de una vez y para siempre en la muerte de Jesucristo. Charles Wesley escribió: “Él
rompe el poder del pecado cancelado” [“Con lenguas mil”; “O For a Thousand Tongues”].

El Evangelio Nos Revela La Obra De Dios Por Nosotros

Pero por todo esto, que estaremos viendo más profundamente en las próximas semanas, disfrute de la
gloria del mensaje central del versículo 17. ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? ¿Cómo lo
salva a usted el evangelio? El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree (Romanos
1:16), porque en él está siendo revelada, para nuestro aliento y permanencia en la fe, la preciosa verdad
que Dios da y a la vez exige de nosotros: su propia justicia. Él nos ve como justos en una justicia perfecta,
o sea, la suya. Él nos perdona, absuelve y justifica a través de nuestra fe.

Es así como el evangelio nos salva, revelándonos estas verdades para que podamos verlas y creer. Lo que
necesitamos diariamente, para trazar nuestro camino hacia el cielo, es ver, recibir y alimentarnos de este
regalo de justicia imputada. Es así como Dios salva a los creyentes. Y los niños pueden y deben entender
esto. En otras palabras, todos hacemos lo malo y somos malos porque nuestras malas obras provienen de
una maldad enraizada profundamente en nosotros. Lo malo que hacemos viene de nuestros malos
corazones. Pero Dios dice que debemos ser buenos, de otra manera le sería imposible aceptarnos porque
nuestra maldad arruinaría su santidad. Por tanto, lo que necesitamos es que Dios tome nuestra maldad y la
condene en la muerte de Jesús, y entonces tome la santidad de Jesús, la suya propia, y la haga nuestra.

Aliméntese A Diario Del Evangelio

Encuentre diariamente esta verdad en el evangelio. Que sea ella quien lo anime y alivie, le dé coraje y le
imparta cada día poder a su vida. Usted está viviendo por una justicia que es sobrenatural. No por lo que
haya hecho, sino por lo que Dios ha hecho. Es por este evangelio que vivimos y por él compartiremos
durante esta semana con nuestra familia y amigos. Y este es el evangelio que nos salvará y llevará
gozosos al hogar eterno junto a Dios.
¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? parte 3
23 de Agosto de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:16–17 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:16–17
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree;
del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por
fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Dos preocupaciones fundamentales en la vida

Existen solamente dos preocupaciones fundamentales en la vida. Una es como reflejar a Dios en nuestras
vidas. La otra es como estar por siempre feliz en Dios. Estas son las grandes preocupaciones en le mundo
para todas las personas y para todos los grupos de personas, ya sea que estemos consciente de ello o no.
¿Cómo debe una persona pensar, sentir, y actuar para poder reflejar la gloria de Dios? ¿Y qué debemos
pensar, sentir, y hacer, para estar totalmente contentos en Dios para toda la eternidad? Y no solo nosotros
sino todas las personas.

Romanos 1:16-17 aborda estas dos grandes preocupaciones—como también lo hace todo el libro. El
versículo 16 trata acerca del poder de Dios para salvarnos. Este versículo lidia con la preocupación
numero dos: nuestras ansias de ser felices en Dios por siempre. “No me avergüenzo del evangelio, pues es
el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.” El
poder de Dios para la salvación—significa, al menos, el poder de Dios para hacernos felices en él por
siempre. Romanos 14:17 dice, “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo
en el Espíritu Santo.” Esa es una de las cosas que incluye la salvación. Entonces el evangelio es el poder
de Dios para traer a los creyentes hacia la eterna experiencia de “la justicia, la paz, y el gozo”.

El versículo 17 trata sobre la revelación de la justicia de Dios en el evangelio. Así que este versículo lidia
con nuestra primera gran preocupación: Como reflejar la gloria de Dios en nuestras vidas. El versículo 17
explica cono el evangelio—la buena nueva acerca de la muerte y resurrección de Jesucristo—salva a los
creyentes. El evangelio es el poder de Dios para darle a los creyentes el gozo eterno, el versículo dice,
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por
la fe vivirá”. Lo que sobresale aquí es que el evangelio tiene poder para salvarnos porque en el se revela
algo de Dios. Y esa es la primera gran preocupación en el universo: la revelación o aparición de Dios.

Entonces, el versículo 16 lidia con la gran preocupación de nuestro gozo eterno (llamada “salvación”) y el
versículo 17 con el tema de la manifestación de Dios (en particular, su justicia). Las cosas no van más allá
de esto. No son más importantes que esto. Si cree que tiene asuntos más grandes que éste, con los que
lidiar en su vida, entonces no está viendo la realidad. Si cree que los escándalos de Clinton son más
grandes, o que las represalias con misiles son más grandes, entonces necesita apagar la televisión y
reflexionar un momento. Henry VIII hiso que Clinton se viera como un puritano, y está muero, no es más
que un punto luminoso en la pantalla de la historia (murió en 1547), donde Bill Clinton estará muy
pronto. Y el Terrorismo de Genghis Khan, aniquilando a todas las poblaciones, hace que los asaltos
terroristas de hoy parezcan treguas; pero Genghis Khan murió, ¿Y quién siquiera conoce en que siglo
vivió (1162-1227 DC)?

Lo que ahora parece grande y muy importante, de hecho, puede ser muy pequeño. Pero el que Dios sea
revelado y conocido, y e que usted tenga o no gozo eterno—estas son preocupaciones realmente grandes
y definitivas. Y estoy orándole a Dios fervientemente para que abra vuestros ojos y les de una pasión por
el evangelio, que es el poder de Dios para salvar a los creyentes; y para que la justicia de Dios sea
revelada, que es la vía por medio de la cual el evangelio trae a los creyentes a la vida eterna y al gozo.

“Seremos Salvados de la Ira de Dios”

Este es nuestro sexto mensaje desde estos dos versículos. Y el tema principal que he estado enfocando es
que estos versículos no tratan de cómo las personas se vuelven creyentes, sino de cómo los creyentes
somos salvados—de cómo al final de este tiempo escapamos a la ira de Dios y entramos a la vida eterna y
al gozo. El versículo 16 dice que el evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes. Y el
versículo 17 dice que esto funciona porque en el evangelio la justicia de Dios se revela. Tanto el creer en
el versículo 16 como el revelar en el versículo 17 son acciones expresadas en el tiempo presente
continuado (en griego). “El evangelio es poder de Dios para la salvación de todo el que continua
creyendo, porque en el evangelio la justicia de Dios se sigue revelando”.

Desde nuestro punto de vista, la clave para salvarnos de la ira venidera, es seguir creyendo y confiando en
Dios. La clave, desde el punto de vista de Dios, para ser salvos, es que él siga revelándonos su justicia en
el evangelio, mes tras mes y año tras año.

Al asunto a tomar en cuenta en esos versículos es como Dios salva a los creyentes de su juicio final, y
como los trae a salvo hacia la justicia, la paz, y el gozo eterno. Romanos 13:11 dice, “ahora la salvación
está más cerca de nosotros que cuando creímos [por primera vez]”. La salvación total y final es futura.
Romanos 5:9 dice, “habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por
medio de El”. Eso es lo que está en juego en estos versículos. ¿Cómo Dios conduce al creyente por la
vida para que al final el creyente se salve de la ira y tenga vida eterna y gozo eterno?
De hecho, Romanos 5:9 es una reafirmación exacta de Romanos 1:16-17 con el orden de pensamiento a la
inversa. Invirtamos el orden de las dos mitades del versículo 5:9 para que encajen con el orden de
Romanos 16-17. En lugar de “[a] habiendo sido ahora justificados por su sangre, [b] seremos salvos de la
ira de Dios por medio de El”. Pongámoslo al revés y digamos, “[b] seremos salvos de la ira de Dios por
medio de Cristo, [a] porque hemos sido justificados por su sangre”. Esa es exactamente la estructura de
Romanos 1:16-17.

La Justificación es la Base de la Glorificación

El evangelio es el poder de Dios para la salvación porque en el la justicia de Dios se revela, o sea, Dios
revela la justicia como un regalo gratuito que nosotros necesitamos pero no tenemos. Ya vimos que ese,
es el significado de los versículos 16 y 17: nuestra salvación final (versículo 6) está basada en que Dios
nos de la justicia que el mismo demanda de nosotros (versículo 17). La forma en que Pablo lo expresa en
Romanos 8:30 es: “y a los que justificó, a ésos también glorificó”. Justificación (la justicia de Dios
imputada por completo a nosotros) es la base para la glorificación (la justicia de Dios impartida por
completo a nosotros).

O para ver el mismo orden de salvación en diferentes términos, vean Romanos 8:32: “El que no eximió ni
a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas
las cosas?”. En otras palabras, los cimientos para toda nuestra esperanza de vida futura, gozo, y salvación
se basan en que Dios entregó a su Hijo a la muerte como sustituto por nosotros, a fin de que nuestros
pecados pudieran morir con él, y su justicia pudiera ser imputada a nosotros. Es el mismo patrón de
salvación en Romanos 8:30, 32 y Romanos 5:9 y Romanos 1:16-17. Este es el gran tema y la gran
estructura de este libro.

Nuestra Esperanza para la Salvación

Todas nuestras esperanzas para la salvación (versículo 16) penden del observar y creer en la revelación de
la justicia de Dios como un regalo para nosotros (versículo 17). El libro de Romanos va a exigir muchas
cosas de nosotros como creyentes, pero no vamos a hacer ninguna de esas cosas que demanda este libro
para librarnos de la culpa, o para que se nos perdonen nuestros pecados, o para conseguir el regalo de la
justicia. Dios cumplió con todo eso de una vez por todas al hacer que Jesucristo muriese en lugar nuestro;
y nos lo dio gratuitamente por medio de la fe desde el mismo momento en que creímos de verdad. Es por
eso que la justificación es tratada como un evento pasado en nuestras vidas y que es la base y lo que
asegura todo lo demás: “habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios”.
(5:9). La gracia pasada de la justificación asegura la gracia futura de la salvación.

El poder que traerá a los creyentes a esa salvación es la revelación de esa justificación. Ese es el
significado de la conexión entre Romanos 1:16 y 17. Para cumplir todo lo que se demanda de nosotros
para entrar al cielo, debemos verlo una y otra vez—la constante revelación en el evangelio de que la
justicia de Dios nos es dada gratuitamente por medio de la fe. Si no nos reconocemos como absueltos,
perdonados, y considerados como justos ahora, no seremos capaces de andar el sendero que lleva a la
vida. Ya sea que nos desesperemos y nos volvamos a la mundanería; o que tratemos de ganar nuestro
camino hacia el favor de Dios con comportamientos morales y religiosos.
Todo lo que Dios nos exige como creyentes asume que ya estamos justificados, aceptados, perdonados,
absueltos, y considerados como justos con su justicia, no con la nuestra. Desde esa segura posición
debemos combatir el pecado y la incredulidad. Y el que así pelee—como pecador justificado—vivirá.

“El Justo por la Fe Vivirá”

Ahora Bien, eso es exactamente lo que creo que significa la segunda mitad del versículo 17. Veamos esta
cita de Habacuc 2:4. “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. En el contexto del libro de Habacuc el significado de esta oración es
justo el mismo que aquí. Las naciones injustas están en gran peligro ante el juicio de Dios. Por ejemplo,
Habacuc 1:5-6:
Mirad entre las naciones, observad, asombraos, admiraos; porque haré una obra en vuestros días que no
creeríais si se os contara. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, pueblo feroz e impetuoso, que marcha
por la anchura de la tierra para apoderarse de moradas ajenas.

Mas la misma Judah no está exenta de juicio. La maldad y la idolatría de algunos están a punto de ser
juzgadas por la ira de la invasión del imperio babilónico. La pregunta crucial aquí es: ¿Cómo puede
salvarse alguien? ¿Cómo pueden salvar sus vidas y no ser destruidos en el juicio de Dios? Esa es la
misma pregunta abordada por Romanos 1:16—¿Quién se salvará de la ira de Dios?

Dos Verdades Cruciales

La respuesta del libro de Habacuc se da en 2:4: “He aquí el orgulloso: en él, su alma no es recta, mas el
justo por su fe vivirá”. En este versículo hay dos verdades cruciales que son relevantes para el argumento
de Pablo.

1. El rescate depende de la fe.

Una es que ser rescatados de la ira de Dios depende de la fe. Eso es lo que promete Habacuc 2:4: “el justo
por su fe vivirá”. Esto es, es por fe que usted gana su vida. Es por fe que no será arrasado por completo en
el juicio de Dios. Y eso es tremendamente importante para el objetivo de Pablo en el versículo 16. En el
Pablo dice, “la salvación [es] de todo el que cree”. El rescate d la ira de Dios y el regalo de la vida eterna
son concedidos gratuitamente a aquellos que confían en Dios. Luego Pablo ve esta misma verdad en
Habacuc 2:4 y la cita para darle apoyo adicional a esa parte de su afirmación. Las palabras, “por la fe
vivirá” en el versículo 17b corresponden a “salvación para todo aquel que cree” en el versículo 16. Somos
salvados de la ira u heredamos la vida al confiar en Dios. (Vea Habacuc 2:18 y 3:16,18-19 para que vea a
que se parece la “fe” de 2:4. Y vea Habacuc 3:13 para la palabra “salvación” como referencia a la
promesa de vida).

Esa es una verdad en Habacuc 2:4 que es relevante para el argumento de Pablo.

2. La vida es ganada por fe.


La otra es que es el justo el que gana su vida por fe. “El justo por su fe [ganará su vida y se salvara de la
ira de Dios] vivirá”. Ahora bien esto es crucial para los que Pablo está diciendo de la justicia de Dios.
Habacuc 2:4 no dice muy claramente que es por fe que obtenemos la justicia de Dios, que es lo que Pablo
enseña en este libro y en Romanos 1:17. Pero Habacuc si vincula al justo con la fe. Lo menos que
podemos decir—y quizás debamos decir más—es que la cualidad de los justos que los trae a la vida y a la
salvación, es su fe. Entonces es un paso muy pequeño decir: Bueno, entonces, la fe es lo esencial para ser
justos ante Dios. De hecho, si es por fe que escapamos al juicio de Dios, y si, como Habacuc 1:13 dice,
“[Dios] Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión” entonces de
algún modo la fe tiene que ser considerada por Dios como justicia, porque de no ser así nunca pudiéramos
ser rescatados ni devueltos a la vida por él, porque nosotros todos somos pecadores y nunca pudiéramos
hallar favor ante los ojos de Dios. Así que si Dios no puede mira ninguna clase de mal con aprobación
(Habacuc 1:13) y aún así salvarnos y darnos la vida por medio de nuestra fe (Habacuc 2:4), entonces
nuestra justicia, que tiene una posición ante este santo Dios, debe ser una justicia concedida por la fe y un
regalo de él. Y esa es la otra razón por la que este texto es tan crucial para el argumento de Pablo.

Entonces resumiendo, en Romanos 1:16-17 vemos dos cosas que están confirmadas en citas del Antiguo
Testamento. 1) una (versículo 16) es que el evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes. Si
tenemos fe en Dios viviremos y no pereceremos. 2) La otra es que la forma en que Dios salva a los
creyentes es revelando (en ese evangelio) su justicia como un regalo “por fe y para fe”. La justicia que el
demanda de nosotros (Habacuc 1:13) él nos la entrega gratuitamente. Esto es lo que Dios revela “por fe y
para fe”.

“Por fe y para fe”

Lo último que quiero preguntar desde estos versículos es, ¿Qué significa “Por fe y para fe en el versículo
17”? Hay dos o tres claves para esta pregunta.

1) El único paralelo real para esta frase en el Nuevo Testamento se encuentra en 2 de Corintios 2:15-16.
(Pero vean también el salmo 84:7 y Jeremías 9:3). Pablo dice, “Porque fragante aroma de Cristo somos
para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para
otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado?” “de muerte para muerte” y “de
vida para vida” son idénticas en redacción a “por fe y para fe”. La interpretación más natural parece ser:
Cuando el mensaje y el sufrimiento de Pablo se encuentran con la muerte en el alma, eso lleva a la muerte
definitiva del alma. Y cuando el mensaje y el sufrimiento de Pablo se encuentran con la vida espiritual,
conllevan a la vida definitiva. La muerte es insensible al evangelio y es confirmada en su mortandad por
siempre. La vida espiritual es sensible al evangelio y es confirmada y preservada para vida eterna.

De modo que aquí en Romanos 1:17 dice, “la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. Es decir, cuando
la revelación del regalo que es la justicia se encuentra con la fe, ello conlleva a fe futura. La fe es la
ventana inicial del alma que permite que la luz de la revelación de la justicia entre. Y cuando la luz de la
justicia de Dios entra mediante la fe, obra poderosamente para despertar, sostener, y engendrar más y más
fe para los años venideros.

2. La otra clave para entender “por fe y para fe” es ver cuan bien este versículo satisface las necesidades
del versículo 16. El versículo 16 dice que el evangelio es el poder de Dios para salvación de todo aquel
que continua creyendo—acción en presente continuado. En primera a los Corintios 15:1-2, Pablo dice,
“Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual
también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que
hayáis creído en vano”. De modo que si abandonamos nuestra fe y la desechamos, estaremos
demostrando que nuestra fe es vana, vacía, y muerta.

El Evangelio Mantiene a los Creyentes Creyendo

Lo que salva es la perseverancia en la fe (Marcos 13:13; Colosenses 1:23). Si eso es cierto, entonces si
tiene sentido el porqué el versículo 17 explica como Dios salva a los creyentes, diciendo que en el
evangelio revela una justicia para nosotros que es primeramente percibida y abrazada por medio de la fe,
y después causa el despertar de toda la fe futura necesaria para ser salvos. El evangelio salva a los
creyentes porque el evangelio hace que los creyentes sigan creyendo. (Ver 1 Pedro 1:5).

En Romanos 8:13 Pablo dice, “porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Pero el problema es, que todos sabemos que en
nuestra lucha contra el pecado no ganamos lo suficientemente seguido como para tener paz en nuestras
conciencias. Así que si nuestras vidas dependen de una perfecta victoria en la guerra contra el pecado,
vamos a desesperarnos y no perseveraremos hasta el fin. Simplemente nos rendiremos, porque no
veremos provecho en seguir tratando.

¿Qué pues, nos mantendrá avanzando y luchando a fin de que vivamos? Romanos 1:16,17 responde: El
evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes, porque en el evangelio podemos ver como se
revela, cada día, que nuestra posición ante Dios no está basada en nuestra propia justicia, sino en la de
Dios que él nos entrega gratuitamente por medio de la fe. Y cuando logramos ver eso en el evangelio (una
y otra vez, día tras día, durante toda la vida), nuestra fe es renovada y sostenida, y perseveramos en la
lucha. Nuestra confianza en que Dios nos ayudará en la vida, y nos salvará de la ira venidera, está basada
en nuestra constantemente renovada seguridad de que nuestra aceptación para con él se basa en el regalo
de su propia justicia, no la nuestra.

Así que cada vez que la Biblia te exija que hagas algo, no pienses, “Tengo que hacerlo para remover mi
culpa, o para obtener el perdón, o para alcanzar una buena posición ante Dios”. Más bien piense, “Lo haré
porque mi culpa ya fue eliminada, porque ya estoy perdonado, porque ya tengo el regalo de la justicia de
Dios, y así se que Dios es para mí y que me ayudará. Así que confiaré en Dios y le obedeceré, y reflejare
(por medio de mi radical aceptación del riesgo) la gloria de la gracia de Dios. Y me acercaré más y más a
él en la comunión de sus sufrimientos, y en el gozo de su compañía.

La ira de Dios contra la impiedad e injusticia


30 de Agosto de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:18 | Tópico: La Ira de Dios
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:18
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que
detienen con injusticia la verdad

“No Hay Justo”

Hoy damos un giro mayor en la carta de Pablo a los Romanos. Romanos 1:16-17 es el tema de la carta: el
evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes de la ira venidera. Y este evangelio, estas buenas
nuevas acerca de la muerte y resurrección de Jesús, tienen ese poder para salvar a los creyentes de la ira
de Dios, porque en el evangelio, día tras día, semana tras semana, año tras año, Dios sigue revelando su
justicia como un regalo que se recibe por la fe y para la fe, para que los que tienen como justicia la
justicia de Dios (y no la de ellos mismos) no perezcan, más tengan vida eterna.

Ahora bien, habiendo descrito la grandeza de este tema, al que retornará y desempacará en formas
maravillosas y profundas en los capítulos futuros, Pablo se adentra en una descripción del pecado humano
y la ira de Dios, en Romanos 1:18-3:19. En Romanos 1:18-32 Pablo habla de la condición del mundo de
los gentiles que se encuentran apartados del evangelio y de la gracia salvadora. Luego en Romanos 2:1-
3:8 trata, más o menos directamente, con la condición de los judíos. Después en Romanos 3:9-10
establece la conclusión de su resumen, así: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros [los judíos] mejores que ellos?
En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está
escrito: No hay justo, ni aun uno”. Ese es el objetivo de Romanos 1:18-3:10. Entonces Pablo acumula
Escritura sobre Escritura, en Romanos 3:10-19, para apoyar su punto de que existe un pecado, una culpa y
una rebelión de carácter universal, en todo corazón humano.

Él pone punto final a la sección con este resumen en Romanos 3:19, “Pero sabemos que todo lo que la ley
[La palabra de Dios en el Antiguo Testamento] dice, lo dice a los que están bajo la ley [los judíos], para
que toda boca [todas las naciones, todos los gentiles] se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de
Dios”. Más adelante en esta serie hablaremos acerca de por qué Dios escogió, para silenciar al mundo,
tratar principalmente con los judíos. Pero esta es la verdad, Pablo parece suponer que si los judíos, con
todas sus ventajas de revelación divina, no han sido considerados justos ante Dios, sino solo pecadores y
culpables. (3:9), ¡cuánto menos capacitados estarán los gentiles para abrir sus bocas y protestar diciendo
que han sido justos ante Dios!

Después en el versículo 20 Pablo explica que no importa cuán beneficiosa haya debido ser la ley de Dios,
si se le da un uso incorrecto, como hicieron muchos en Israel, solo empeora el problema del pecado. Él
dice, “[Los judíos y todo el mundo están silenciados en su culpa, porque] por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” Ni
la ley de los judíos ni la idolatría de los gentiles hace que alguien sea considerado justo delante de Dios.

Luego, en Romanos 3:21 Pablo regresa al tema del 1:17, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado
la justicia de Dios”. Vean cuán similar es esto a Romanos 1:17, “en el evangelio la justicia de Dios se
revela por fe y para fe”. Y de aquí en adelante Pablo está desarrollando la grandeza del evangelio del
regalo que es la justicia de Dios.

De modo que lo que tenemos en Romanos 1:18 al 3:20 es una demostración de la culpa y el pecado en el
corazón y vida de todo ser humano, tanto judío como gentil. El comienzo de esa sección es lo que
estamos retomando esta mañana en Romanos 1:18.

¿Por qué Varios Sermones Sobre el Pecado?


Ahora bien, ¿Qué debería responder yo si alguien dijera, ‘!oh no! ¿Vamos a estar caminando
penosamente a través de la culpa y el pecado durante meses?, esto va a ser realmente agobiante’ A esa
persona yo quiero decirle tres cosas:

1. Los diagnósticos superficiales llevan a remedios falsos.

Los diagnósticos superficiales llevan a remedios falsos y no curan. Si quiere encontrar remedios
verdaderos para una enfermedad y quiere conseguir una cura duradera para la persona que padece la
enfermedad, entonces usted necesita más que un mero conocimiento de la enfermedad en sí misma.
Aquellos a quienes más les preocupa descubrir una cura para el SIDA o el cáncer, pasan casi todo su
tiempo estudiando la enfermedad.

2. Entender el pecado y la ira le hará más sabio.

Un profundo entendimiento de lo que es el pecado y de la ira de Dios le hará una persona mucho más
sabia con respecto a la naturaleza humana, a sí mismo y a otros. Y si usted es más sabio acerca de la
naturaleza del alma humana, será capaz de luchar contra su propio pecado más exitosamente, y de
bendecir a otros más profundamente con su perspicacia y consejo. Yo he debatido con mujeres y hombres
en esta iglesia, en los meses recientes, que lo que necesitamos alimentar y cultivar aquí en Bethlehem
durante las próximas décadas es la sabiduría, hombres y mujeres que maduren y se vuelvan personas
profundamente sagaces, sabios, entendidos, penetrantes, profundos amantes de las personas y profundos
conocedores de la naturaleza humana y de Dios, que puedan ver profundamente dentro de la maraña del
pecado y lo sagrado que deja perplejo a los santos y amenaza con deshacernos. Si usted huye del estudio
de la pecaminosa naturaleza humana, si dice: ‘a mi no me gusta meditar acerca del pecado’, entonces está
huyendo de sí mismo y está huyendo de la sabiduría; y lo peor de todo, está huyendo de las más
profundas clases de amor.

3. Conocer la naturaleza del pecado y de la ira causará que usted ame al evangelio.

Probablemente lo más importante que diría y que estaría más firmemente basado en Romanos 1:18, es
que conocer la verdadera condición del corazón, la naturaleza del pecado, la magnitud y la justicia de la
ira de Dios le permitirá entender el poderoso evangelio, amarlo, quererlo, recrearse en él y compartirlo
como nunca antes. Y esto es crucial porque es así como el evangelio salva a los creyentes. Si usted no
entiende el evangelio, si usted no lo aprecia, mira hacia él y se alimenta de él día tras día, el evangelio no
lo salvará (vea 1ra a los Corintios 15:1-3; Col 1: 23). Conocer el pecado y la ira le ayudará a hacer eso.

“Porque…”

Es lo que ahora nos lleva al comienzo de Romanos 1:18. Observe la relación entre los versículos 17-18
(lo que la NVI omite inexcusablemente), “porque” verso 17: “[en el evangelio] la justicia de Dios se
revela por fe y para fe; como está escrito: mas el justo por la fe vivirá”; verso 18 “Porque la ira de Dios se
revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad.” ¿Por qué Pablo introduce el versículo 18 con la palabra “porque”?

Hace esto para mostrar que todo lo que va a decir acerca del pecado tiene la intención de apoyar el
evangelio del versículo 17. No menciona el evangelio por el bien del pecado, trata con el pecado por el
bien del evangelio. Comprender el pecado es la base que apoya la preciosidad del evangelio y no
viceversa. Su objetivo principal no es llevarnos del evangelio al pecado, sino del pecado al evangelio. Si
usted ha sido atrapado cometiendo un crimen y está enfrentando juicio, y yo le digo, ‘Aquí tengo una
carta del Tribunal de Justicia del Condado Hennepin, dice que han retirado los cargos contra usted,
porque usted era culpable y propenso a un castigo severo’ ¿Cuál es el punto? El objetivo de decir que
usted era culpable era para ayudarle a entender y apreciar las buenas nuevas de que los cargos fueron
retirados. Ese es el objetivo del “porque” al comienzo del versículo 18.

Y la manera en que espero lidiar con todo el pecado en Romanos 1:18-3:20 buscará permitir que éste nos
haga señalar una y otra vez a la preciosidad, gloria, necesidad, libertad y gozo del evangelio del regalo de
la justicia de Dios. Mi oración es para que escapemos de los diagnósticos superficiales y cultivemos un
profundo entendimiento de la caída naturaleza humana (con la que todos lidiamos) para que regresemos
una y otra vez a la necesidad, belleza y frescura del evangelio de la justificación que se obtiene solo
mediante la fe. Si estas tres cosas pueden ocurrir, no creo que nuestro tiempo en estos capítulos sea
agobiante, sino más bien exaltador del evangelio, esperanzador, y que produzca amor a medida que
crecemos para conocernos a nosotros mismos, a nuestro Dios y a nuestro evangelio más y más
profundamente.

Necesitamos el Evangelio porque la Ira de Dios se está Revelando.

Ahora bien, ¿cómo comienza Pablo esta sección en el versículo 18? La comienza dando la razón por la
que el evangelio y el regalo de la justicia de Dios son necesarios. Son necesarios “Porque la ira de Dios se
revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad.” Necesitamos el evangelio de Romanos 1:16-17, necesitamos el regalo de la justicia de Dios,
porque ahora mismo la ira de Dios está siendo derramada sobre todo el mundo de impiedad e injusticia.
Note el doble uso de la palabra “injusticia” en el versículo 18. La ira de Dios se revela contra la
“injusticia” y la verdad esta siendo detenida con “injusticia”. Seguramente Pablo tiene la intención de que
veamos eso en relación con la revelación de la justicia en el versículo 17.

En otras palabras, la razón por la que necesitamos que Dios nos revele su justicia en el evangelio y que
nos la dé como regalo mediante la fe, es que somos injustos y nos resistimos a la verdad con injusticia y
por tanto, la ira de Dios está contra nosotros. Necesitamos justicia, no la tenemos. La ira de Dios está
siendo derramada sobre nosotros debido a nuestra injusticia. ¿Hay alguna esperanza? Sí, el evangelio es el
poder de Dios para salvar porque en él la justicia de Dios es revelada por la fe y para fe. Podemos tener
una justicia que no es la nuestra, es decir, la de Dios.

Tres Maneras en las que se Revela la Ira de Dios

Ahora debemos preguntar, ‘¿Cómo está siendo revelada la Ira de Dios?’ Lo primero que hay que notar es
que las palabras “se revela” son las mismas palabras y están en el mismo tiempo que las del versículo 17.
En aquel: “la justicia de Dios se revela”; En este: “La ira de Dios se revela”. En ambos casos es una
acción en tiempo presente. En otras palabras, está ocurriendo ahora, no solo en el futuro. Existe un día en
el que viene la ira (Romanos 2:5, 8-9; 5: 9). Pero con antelación a ese derramamiento final de ira, la ira de
Dios está también en el presente.

¿Cómo? Al menos en tres maneras, de las cuales podemos aprender en Romanos:

1. La muerte humana universal está revelando la ira de Dios.

Desde Romanos 5 vemos que la muerte humana universal es una revelación o manifestación de la ira de
Dios. La muerte es el juicio de Dios sobre la impiedad y la injusticia de la raza humana que tiene sus
raíces en Adán. En medio de Romanos 5:15 leemos, “por la transgresión de aquel uno [o sea, Adán]
murieron los muchos.” Luego en el medio del versículo 16 la muerte es llamada juicio y condenación:
“porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación.” De modo que pueden
ver que la muerte es vista como juicio y condenación, o sea, como expresión de la ira de Dios contra el
pecado. Después, en el medio del versículo 18 lo pueden ver otra vez: “por la transgresión de uno vino la
condenación a todos los hombres”. Así que la primera respuesta es que la ira de Dios está siendo revelada
contra el pecado humano en la muerte humana universal.

2. La futilidad y miseria universal son una evidencia de la ira de Dios.

De Romanos 8 entendemos que la futilidad y miseria universal son evidencia de la ira de Dios contra el
pecado humano. Comienza en Romanos 8:18: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19Porque el
anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20Porque la creación
fue sujetada a vanidad.” Deténganse ahí y consideren qué quiere decir esto, antes de que sigamos leyendo.

Pienso que quiere decir que el sufrimiento del que habla en el versículo 18 es inevitable en este mundo
caído. Y específicamente significa, que usted puede planear bien su retiro, y justo el año antes al que
planeó disfrutar del retiro a usted le da un derrame cerebral y todo lo que planeó parece vano. Trabaja con
sus propias manos durante años para construir una casa sencilla y la semana antes de mudarse a ella, un
rayo la impacta, y quema hasta los cimientos. Labora durante toda la primavera para plantar sus cultivos y
justo cuando los granos están a punto de brotar, una inundación se los lleva. La creación fue sujetada a
vanidad. En el versículo 21 se le llama “esclavitud de corrupción”.
Ahora sigan leyendo en Romanos 8:20 para ver de donde viene esa subyugación a la vanidad: “la
creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza”.
Esto quiere decir que Dios sujetó a la creación a vanidad, Satanás y Adán no pudieron ser quienes
hicieron esto, porque Pablo dijo que fue hecho “en esperanza”. Ni Satanás ni Adán en el Jardín del Edén
tenían planes para la esperanza de la raza humana. Ellos simplemente pecaron. Pero Dios mostró su ira
contra el pecado y sujetó la creación a vanidad, no como su última palabra, sino en esperanza. Vendría un
día en el que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15). Pero la miseria y
la vanidad del mundo en que vivimos se deben a que Dios sujetó a la creación a vanidad y este es un
testimonio de su ira contra el pecado.

3. La creciente degradación del comportamiento humano revela la ira de Dios.

Entonces, la primera manera en que se revela la ira de Dios contra la impiedad y la injusticia es en la
muerte humana universal. La segunda manera es la futilidad, miseria, y sufrimiento de la creación. La
tercera es la que más salta a la vista en la mente de Pablo, específicamente en Romanos 1, son la
degradación del pensamiento y el comportamiento humano. Esto pueden verlo tres veces en Romanos
1:24-28.

Después de describir la impiedad e injusticia del hombre en Romanos 1:19-23, Pablo dice en el versículo
24, “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de
modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos.” En otras palabras, Dios revela su ira contra el
pecado entregando a las personas a sus concupiscencias para que sean más pecadoras. De nuevo en el
versículo 26: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas.” Y de nuevo en el versículo 28: “Y
como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas
que no convienen.”

De modo que éstas son tres de las maneras en que está siendo revelada la ira de Dios, ahora en esta era,
contra la impiedad e injusticia universal (3:9) del hombre. Dios lo ha consignado todo a muerte, lo ha
sujetado todo a vanidad y ha entregado a muchos a la degradación de sus mentes y corazones.

Ira Mezclada con Misericordia.

Quizás quede tiempo para una pregunta candente: ¿Es esa la única repuesta de Dios a la impiedad y a la
injusticia de los hombres? La respuesta a esa pregunta es NO, ni en el caso de los incrédulos ni en el de
los que creen.

Tomen el caso de los que no creen. La ira está siempre mezclada con misericordia en esta era de
esperanza. Examinen Romanos 2:4-5. Aquí él habla a los que están ignorando esta gran verdad: “¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te
guía al arrepentimiento? 5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira
para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.”

Sí, existe una benignidad en la nube de la ira. Dios está siempre haciendo más de una cosa. Jesús dijo,
“hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45). Pablo
dijo a los paganos en Listra, “[Dios] no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos
lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones” (Hechos 14:
17). Él dijo esto a personas que estaban muriendo, sufriendo y pecando bajo la ira de Dios.

Dios nos advierte con su ira y nos atrae con su benignidad. Habla ambos lenguajes: la severidad y la
ternura. ¿Recuerdan como Jesús interpretó la llegada de Juan el Bautista como la de un profeta severo,
vestido de pieles, que no comía, que vivía en el desierto, y que condenaba el adulterio; y por otro lado
interpretó su propia llegada, como la de uno que va a fiestas, hace vino, sana a niños y que es Salvador
que perdona el pecado? Él dijo, “tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis”. En
lugar de eso dijeron, ‘Juan esta endemoniado y Jesús es comilón’ (Mateo 11: 17). El evangelio vino con
ambos lenguajes, pero ellos no lo escucharon.

Oh, incrédulos, Dios les está hablando en sus sufrimientos para advertirles, y Dios les está hablando en
sus deleites para atraerles. No menosprecien la voz de Dios.

La Muerte, el Sufrimiento y el Pecado en la Vida de un Creyente


Y para los creyentes, ¿cuál es nuestro caso? Según Romanos 1:17 tenemos el regalo de la justicia de Dios
que por la fe. El castigo de Dios que era para nosotros, fue derramado sobre Jesús, quien murió en nuestro
lugar (Romanos 8:3). Romanos 8:1 dice, “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús.”

1ra a los Tesalonicenses 5:9 dice, “no nos ha puesto Dios para ira.” Entonces, ¿qué son nuestra muerte,
sufrimiento y pecado? ¿Siguen siendo ellos la ira de Dios contra nosotros? De no ser así, ¿Entonces que
son?

La respuesta es que la muerte, el sufrimiento y el pecado no son la ira, condenación y castigo de nuestro
Padre Celestial. Cada una de estas calamidades está alterada por el evangelio de Cristo crucificado en
lugar de nosotros.

1. La muerte es la vida de entrada al paraíso.

Para los creyentes, el aguijón y la victoria de la muerte han sido eliminados. “¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del
pecado, la ley. 57Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo” (1 Corintios 15: 55-57). Para los creyentes la muerte no es ira de Dios hacia ellos; es el último
grito de un enemigo derrotado que involuntariamente abre las puertas al paraíso.

2. La futilidad y el sufrimiento son senderos a la santidad.

Para los creyentes, la vanidad está apartada del sufrimiento. Para los que aman a Dios y son llamados de
acuerdo con su propósito “todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8: 28). El castigo se transforma en
purificación. Las fuerzas destructivas se vuelven fuerzas disciplinarias. Y el aparente caos y la aparente
vanidad de las calamidades de la vida se transforman en la severa, pero amorosa, mano de nuestro Padre
que está en el cielo, como aprendimos el año pasado en Hebreos 12.

3. El poder del pecado es reemplazado por el amor de la justicia.

Finalmente, el aguijón de la muerte no solamente es reemplazado por la esperanza; y la vanidad del


sufrimiento reemplazada por el significado; sino que el dominio y el poder degradador del pecado son
reemplazados por el amor de la justicia (el meollo de Romanos 6). Dios no nos entrega a una mente
depravada, nos da el regalo del Espíritu Santo.

Por lo tanto, despertemos a la verdad de Romanos 1:18, la ira de Dios se está revelando en el presente
contra la impiedad e injusticia del hombre. No podemos comprender el mundo o el evangelio sin esa
verdad. Despertemos también a la verdad de que Dios está revelando al mismo tiempo algo más. Está
revelando el regalo de su justicia para todos los que crean en Cristo. Y con esa justicia no existe ya más
ira o condenación sobre nosotros. Para usted, ¡quien quiera que sea!, que cree, la muerte se vuelve una vía
de entrada al paraíso; el sufrimiento se vuelve un sendero hacia la santidad; y el pecado se vuelve un
enemigo derrotado al que vencemos mediante el poder del Espíritu de Dios.

Así que huyamos de la ira de Dios, y refugiémonos en el precioso poder del evangelio de Dios. Amén.

La ira de Dios contra los que restringen la verdad


13 de Septiembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:18 | Tópico: La Ira de Dios | Traducido por: Julio
Garcia
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:18
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree;
del judío primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad; porque lo que se
conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación
del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo
entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le
honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio
corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Análisis actualizado - los maestros de la manipulación

La última vez que estuvimos juntos llegamos a una sección de la carta de Pablo a los Romanos que es tan
actual en su análisis de la condición humana que casi nos deja sin aliento. En las próximas semanas lo
veremos, a medida que esto se relacione con las teorías de la evolución naturalista, y con el tema de la
homosexualidad y de ciertas enfermedades de transmisión sexual; y veremos cómo se relaciona con la
insolencia y la arrogancia y la falta de respeto de muchos jóvenes hacia sus padres y otros en autoridad.

Hoy lo veremos en el tema importante e inmediato del fenómeno contemporáneo de los "maestros de la
manipulación", las personas cuyo trabajo es poner su dedo sobre el viento de la opinión pública y decidir
cómo inclinar los hechos para hacerlos sonar atractivos, con poco o ninguna consideración a la verdad.
Las personas que viven mediante sondeos, no por principios. De eso trata el texto de hoy.

Pero para que no nos justifiquemos a nosotros mismos, (como Romanos 2:1 tan poderosamente nos
advierte: "No tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti
mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas"), debemos saber esto: cada uno de
nosotros es, por naturaleza, un maestro de la manipulación. Cada uno de nosotros se siente impulsado a
exponer sus propios fracasos con la iluminación más provechosa, y los fracasos de sus adversarios con la
peor iluminación. Suavizamos nuestros propios pecados con palabras dulces, y ensartamos a otros con
palabras fuertes. O peor, vemos los pecados de los demás y somos ciegos a los nuestros. Y cuando la
verdad nos caza y arrincona, la esquivaremos y distorsionaremos y evitaremos y desorientaremos y
equivocaremos y mentiremos. Y cuando no funciona la supresión de la verdad, cambiaremos para culpar
y acusar y desviar, cualquier cosa para impedir que la verdad caiga con todo su peso sobre nuestras vidas.
De esto trata Romanos 1:18b. Es tan importante que nos deja sin aliento.

Todos nosotros, no solo los políticos

Sin embargo, aquí no estamos hablando de políticos. Estamos hablando de los seres humanos en general.
Es como soy, sin la obra de la gracia soberana en mi vida. Es como usted es, sin la misericordia de Dios.
Sería necio jugar esta mañana a convertir este texto en un comentario sobre cómo el gobierno destripa la
verdad. Esa aplicación sería muy pequeña y nos dejaría a todos fuera de peligro - que no es el propósito
de las Escrituras o la predicación. El problema en esta mañana es el corazón de usted y el mío, y cómo
suprimimos la verdad con injusticia. Este texto no tiene que ver solo con un grupo de políticos o un de
personas especialmente malos. Es sobre la humanidad. La conclusión viene en Romanos 3:9-10:
"¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado
que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito: No hay justo, ni aun uno". Y el
versículo 13 añade: "Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su lengua".

Así que el problema en esta mañana es cómo las personas como nosotros, que de nacimiento se sienten
inclinadas a distorsionar y suprimir la verdad, pueden ser liberadas de esta esclavitud y ser salvas. Todo
apunta de vuelta a Romanos 1:17 - hay un regalo gratuito de justicia, que proviene de Dios y es para todos
los que confían en Jesucristo.

Este es el texto (Romanos 1:18): "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad".

Ahí está: las personas impías, los injustos (como todos estamos sin la gracia) restringen la verdad con
injusticia. Ahora, ¿cómo funciona eso? ¿Cómo es eso en la experiencia actual? ¿Y cuál es el remedio?

Así que tenemos muchas preguntas delante de nosotros. Comencemos con estas: ¿Qué verdad se está
restringiendo? ¿Y qué significa que la restringimos con "injusticia"?

¿Cuál es la verdad que restringimos?


¿Cuál es la verdad que restringimos? La respuesta está en los siguientes versículos. Lean conmigo los
versículos 19 y siguientes.

[Restringimos la verdad con injusticia], porque lo que se conoce acerca de Dios [primera pista: la verdad
que se restringe es algo conocido acerca de Dios] es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo
evidente. (20) Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles [ahora es específico; esta es la
verdad conocida acerca de Dios conocida debido a Su mundo creado], su eterno poder y divinidad, se han
visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. [Ésa
es la verdad objetiva de Dios que restringimos - Su eterno poder y deidad- pero ahora nos dice que hay
otra verdad objetiva, es decir: la respuesta que se supone que debemos dar a esta verdad sobre Dios]. (21)
Pues aunque conocían a Dios, no le honraron [literalmente: glorificaron] como a Dios ni le dieron gracias,

Esa es la verdad: debemos glorificar y agradecer a Dios.

Así que aquí está la verdad que restringimos sin la gracia de Dios en nuestras vidas. Hay un Dios. Él es el
Creador de todas las cosas y por tanto, no es un dios, sino el Dios. Él es poderoso, más poderoso que todo
lo demás, porque Él hizo todo lo demás. Él es eterno, porque nada fuera de Él podía darle origen. Por
tanto, debemos existir para mostrar su gloria y no competir con Él por gloria. Y debemos existir en
dependencia absoluta de Él. Nosotros no le suplimos a Él, Él nos suple a nosotros. Y por tanto debemos
vivir en constante gratitud.

Esa es la verdad que restringimos con injusticia. Está confirmada en los versículos 25 y 28. Versículo 25:
"Porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira [note, la verdad que está siendo cambiada,
despojada, restringida, es la verdad acerca de Dios], y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del
Creador, que es bendito por los siglos. Amén". Que es lo mismo que decir: "ellos no glorificaron a Dios o
le dieron gracias, sino que glorificaron a la criatura y tomaron crédito por lo que pertenecía solo a Dios".
Ellos intercambiaron la adoración a Dios por la adoración de sí mismos. Restringieron la verdad de que
Dios es infinitamente glorioso y que nosotros somos totalmente dependientes de Él.

O considere el versículo 28: Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios [literalmente: ellos no
aprobaron a Dios en su conocimiento], Dios los entregó a una mente depravada”. No aprobar a Dios en su
conocimiento es lo mismo que "restringen la verdad". Dios es veraz, pero nosotros no le queremos en
nuestro conocimiento, así que restringiremos esta verdad. La cambiaremos. La distorsionaremos. La
ocultaremos. Huiremos de ella. Y finalmente, nos volveremos ciegos a ella.

Esa ceguera es la idea central de Romanso 1:21ss. "Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a
Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue
entenebrecido”. En otras palabras, parte de nuestra condición al restringir la verdad sobre Dios, es que nos
entenebrecemos. Usted no solo la restringe porque la ve y no le gusta, sino porque incluso no la ve más.
Es por esto que tantos de nosotros dicen: "Yo no restrinjo la verdad de Dios, no creo que haya verdad de
Dios que restringir". Pablo diría: "La única explicación para tomar una posición semejante en este mundo
que Dios ha hecho, es un corazón entenebrecido, es ceguera a la realidad divina".

Resumamos entonces cuál es la verdad que restringimos. La verdad es que Dios existe. Él es eterno e
infinitamente poderoso. Él nos suple con todo lo que tenemos. Por tanto, él es gloriosamente
autosuficiente sin necesidades que podamos satisfacer. La verdad es que nuestra razón de ser es
agradecerle por lo que nos ha dado y mostrar Su gloria en la forma en que pensamos, sentimos, y
actuamos (vea el Salmo 50:23).

Nosotros recibimos la bendición y Él recibe la gloria

En otras palabras, la verdad es que el universo está, radicalmente, centrado en Dios: de Él proviene, y
existe para mostrar Su gloria. Y la vida humana debe estar radicalmente centrada en Dios - no mediante
obras para Dios como si fuera una deidad necesitada, sino mediante nuestro agradecimiento a Él y nuestro
regocijo en su gracia tanto bien nos da, incluso en medio de algún terrible sufrimiento.

No pierda de vista lo que aquí queda implícito, porque se relaciona muy profundamente con la verdad que
atesoramos en Bethlehem. Esta es la verdad: hay dos grandes demandas de Dios sobre las vidas de todos
los seres humanos - 1) que nos gloriemos en generosidad de Dios con nosotros (eso es agradecimiento), y
2) que reflejemos o mostremos Su gloria. No lo olvide. Está justo ahí, en el versículo 21: "Pues aunque
conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias". Significa que Dios ha creado un
universo donde nosotros obtenemos las bendiciones, y Él obtiene la gloria. Y Dios recibe la gloria al
gloriarnos nosotros en Él como el Dador autosuficiente de todas las cosas.

Quizás usted pregunte: ¿Por qué es que Pablo no enfatizó aquí que el fracaso de la humanidad es el
fracaso en glorificar a Dios y confiar en Él? ¿Por qué el énfasis en la gratitud y no en la fe? Creo que la
razón es que la confianza, o fe, se relaciona con cómo Dios lidiará con nosotros en el futuro. Pero la
revelación natural, lo que podemos aprender de Dios por la naturaleza, no comunica claramente las
promesas de Dios. Las promesas de Dios vienen mediante la revelación especial de las Escrituras, es por
esto que la confianza o fe en las promesas de Dios se vuelve tan esencial en la forma en que glorificamos
a Dios según las Escrituras (vea Romanos 4:20).

Así que esta es la verdad: Dios existe. Dios es eterno e infinitamente poderoso. Dios es el dador da cada
buena dádiva. Y por tanto, nuestra razón de ser, nuestro deber principal, el propósito por el cuál fuimos
creados, y el mandamiento escrito en cada corazón, es mostrar, cada día, la gloria de este gran Dios, cada
hora, mientras vivimos en el regocijo por su bondad con nosotros.

Esa es la verdad que odiamos y restringimos con injusticia.

". . . que con injusticia restringen la verdad"

¿Por qué lo hacemos? La clave está en las palabras "con injusticia". Versículo 18b: ". . . que con injusticia
restringen la verdad"

¿Por qué Pablo no dijo en el versículo 18b: ". . . que con impiedad restringen la verdad"? La respuesta es
que la verdad restringida es la piedad. De éso hemos estado hablando: de piedad. Glorificar a Dios y
agradecer a Dios - esto es piedad. No significaría mucho decir: ". . . que con impiedad restringen la
piedad".

. . . que con injusticia restringen la verdad" La injusticia es la vida orientada hacia la impiedad - con el
rechazo de la verdad de la gloria de Dios como centro de nuestra vida. Entonces, ¿cómo funciona esto?

Hay muchos lugares donde lo vemos funcionar. Veamos uno en la segunda carta de Pablo a los
tesalonicenses, y otro en las enseñanzas de Jesús.

En 2da a los Tesalonicenses 2, Pablo describe el final de la época de la gran apostasía y engaño que
vendrá sobre el mundo en esos días. Dice que inicuo vendrá (versículo 10), "con todo engaño de
iniquidad [adikia=injusticia, la misma palabra que en Romanos 1:18] para los que se pierden”. Por favor
note que la iniquidad, o injusticia, engaña; restringe la verdad. Él continúa diciendo que ellos están
pereciendo "porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos". Los que son engañados en
injusticia no reciben el amor de la verdad. Restringen la verdad y la evaden. No la aman. ¿Por qué? Él
continúa en los versículos 11-12: "Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la
mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la
iniquidad [injusticia]".

¿Por qué rechazaron la verdad y restringieron la verdad y no amaron la verdad? Porque "se complacieron
en la iniquidad". Cuando usted ama el pecado, no puede amar la verdad. La verdad es tan amenazadora.
Amenaza con quitar los placeres ilícitos. Yo me aventuraría a decir que casi toda la falsedad proviene de
esto: de un afecto mayor por los placeres del pecado. Ésto es la injusticia. Amar al pecado más que a Dios
y a Su verdad.

Así que usted puede ver que el problema de la verdad es un problema del corazón antes que un problema
de la cabeza. Cuando el corazón está enamorado de la auto-exaltación y la independencia y los placeres
del pecado, entonces la mente, inevitablemente, distorsionará o restringirá la verdad, a fin de proteger los
ídolos del corazón. No son solo nuevas ideas lo que se necesita, sino un nuevo corazón. Y un nuevo
conjunto de pasiones y deseos y placeres.

Mire nuevamente este tema en Juan 3:19-21. Usted escuchará el mismo análisis de nuestros corazones
pecaminosos y de por qué restringimos la verdad de Dios. Jesús dijo: "Y este es el juicio: que la luz vino
al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas". Note: es un
problema de amor-y-odio. La gente ama las tinieblas. ¿Por qué? Jesús dijo que porque sus obras son
malas. Es decir, son inicuos, o injustos. La luz y la verdad los expondrían. Las tinieblas los encubren. Por
tanto, suprimimos la verdad y por eso protegemos, con tinieblas, la fealdad de nuestros deseos.
Jesús continúa en el versículo 20: "Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para
que sus acciones no sean expuestas". Ahí está. ¿Por qué no venimos a la Luz, a la Verdad? Por la
injusticia. Aborrecemos la Luz. Si podemos la evadimos. Y si no podemos, entonces la torcemos y
distorsionamos y le damos un giro auto-justificador. Y en todo esto, la restringimos.

No es una deficiencia mental, sino moral

Así que esta es la gran lección que debemos aprender: la mente evade, distorsiona, tuerce, manipula, y
restringe la verdad no, principalmente, porque sea intelectualmente deficiente, sino porque es moralmente
deficiente. Restringimos la Luz de la gloria y el poder de Dios porque amamos las tinieblas de nuestra
propia independencia. Amamos nuestros pecados, nuestra auto-determinación, y por ello restringimos la
Verdad de que Dios es Dios y de que debemos depender de Él y vivir para Su gloria.

Y por esto, dice Pablo en Romanos 1:18, es que la ira de Dios está siendo derramada. Esta restricción de
la verdad de Su gloria y Su poder y Su deidad y Su bondad, debido nuestro amorío con la iniquidad, le
enfurece. Y debiéramos temblar.

¿Hay alguna esperanza para nosotros? La esperanza está en los versículos 16-17. "[El] evangelio, pues es
el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la
fe vivirá En otras palabras, como somos injustos, y en nuestra injusticia restringimos la verdad, nuestra
única esperanza es que la justicia que Dios demanda de nosotros nos sea dada gratuitamente, es decir, la
misma justicia de Dios, recibida por fe. ¡Que usted la pueda tener esta mañana por la muerte y
resurrección de Jesús, quien pagó la deuda, para que todo el que cree en él pueda ser salvo!

Las manifestaciones de Dios eliminan la excusa por


haber dejado de adorar
27 de Septiembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:19–21 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:19–21
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que
detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que
se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

La Grandeza y Seriedad de la Biblia

Una de las cosas que hace de la Biblia un libro incomparable es que ella trata muy continuamente con los
más grandes asuntos de la realidad. Por supuesto, Dios el Creador de todo lo que existe es la mayor de las
realidades. El universo completo, con su vasta extensión de espacio entre las estrellas y su vasta extensión
de espacio entre los electrones, es nada comparado con Dios. Y la Biblia en su enfoque está
implacablemente dirigida hacía Dios. Tiene que ver con Dios y con todo lo que se relaciona a Dios.
Proviene de Dios y habla con la autoridad de Dios. Y así existe una atmósfera de grandeza y seriedad en
este libro que difiere de cualquier otra cosa.

Esta semana nos encontramos en unos de esos lugares en nuestro enfrentamiento con Romanos donde la
intensidad de la grandeza y la seriedad que son de la mayor importancia para la clase humana alcanzan
una tremenda magnitud. En el versículo 18, hemos visto que el evangelio del regalo gratuito de la justicia
de Dios (versículo 16-27) nos es necesario a los pecadores porque la ira de Dios ya “se revela desde el
cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Hace dos
semanas tratamos este versículo increíblemente actual (hasta políticamente) y profundizamos en cómo la
supresión de la verdad en el corazón humano que enciende la ira de Dios.
¿Qué Hay Acerca de las Personas Que No Han Sido Alcanzadas por el Evangelio?

Ahora bien, hoy vemos al apóstol Pablo responder una objeción. La objeción es ésta: ‘Dices, Pablo, que la
ira de Dios se revela en la historia contra la clase humana porque la verdad de Dios esta siendo detenida
por el corazón humano. Bien, ¿Qué pasa con aquellos que no tienen la verdad de Dios? ¿No tienen una
excusa legítima para protestar contra la ira de Dios? ¿Cómo puede ser justo para Dios estar enojado y
castigar a personas por ocultar una verdad que nunca han tenido?’ Esta es la objeción que Pablo esta
respondiendo aquí, en los versículos 19-21.

Es una pregunta que muchos de ustedes han hecho. ¿Qué hay con las personas que no han sido alcanzadas
todavía por el evangelio de Cristo? ¿Cómo quedaron bajo el juicio de Dios? Pablo lidiará con esta
pregunta de nuevo en el capítulo dos (versículos 11-16). Por ejemplo, en Romanos 2:11-12 dice, “porque
no hay acepción de personas para con Dios.12Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también
perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados.” Pueden ver que esta es la
misma pregunta que está respondiendo en el capítulo 1: ¿cómo trata Dios con las personas que tienen
diferentes niveles de exposición a la verdad divina?

En Romanos 1:19-21, hay cuatro pasos en el argumento de Pablo. Podemos lo mismo empezar en su
conclusión y labrar nuestro camino hacia su razonamiento; o comenzar con su razonamiento y labrar
nuestro camino hacia delante hacia su conclusión. Creo que sería bueno hacerlo de ambas maneras para
asegurarnos de ver el argumento claramente. Entonces permítanme comenzar primero con su conclusión
y trabajar hacia atrás con ustedes, en los otros tres pasos, y luego daremos un giro, y nos moveremos en
otra dirección con una muy especial y relevante aplicación.

Conclusión: no tienen excusa…

La conclusión de Pablo se encuentra al final del versículo 20: “…de modo que no tienen excusa.” En
otras palabras, su respuesta definitiva a la objeción es que no es válida. A los que dicen, ‘Dios está siendo
injusto al revelar su ira contra todas las personas por detener la verdad’ Pablo les responde, ‘No, ellos no
tienen excusa’. Ese es el asunto: ¿existen personas en el mundo que tengan una excusa o justificación
para protestar contra la ira de Dios que se derrama sobre ellos? Y ésta es la respuesta de Pablo: ‘No.
Ninguno tiene una excusa’. Todo el mundo es culpable y merece la ira de Dios.

…Porque no Glorificaron a Dios…


Ahora bien, ¿Cómo él aboga por esa conclusión? Hay tres pasos que llevan a esta conclusión. Nos
movemos hacia atrás desde la conclusión. Entonces si la conclusión de Pablo es el paso cuatro en el
argumento, el paso tres se encuentra al final del versículo 21: “Pues…no le glorificaron como a Dios, ni
le dieron gracias.” No tienen excusa y de hecho, merecen la ira de Dios, porque no glorificaron a Dios ni
le dieron gracias. En ninguna parte del mundo Dios recibe la gloria o gratitud que los corazones justos de
verdad, le rendirían. La suma de su divina gloria y la medida en que dependemos de su poder son
ocultadas por todas partes. Así que todos los hombres de todas partes son culpables y no tienen excusa.

…Pues Habiendo Conocido a Dios…


Pero esto sugiere otro paso en el argumento. ¿Tenían ellos esta verdad de Dios? ¿Eran responsables de
confesar lo que no conocían? Aún seguimos trabajando hacia atrás desde la conclusión y el próximo paso
es que todas las personas en todas partes conocen la verdad de Dios. Este paso del argumento lo pueden
ver expresado en el comienzo de los versículos 20 y 21. Versículo 19a (NVI): “lo que se puede conocer
acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. [O mejor: “entre ellos”. Vean la
redacción griega similar en 1 Corintios 11: 29]” Versículo 20a: “Porque las cosas invisibles de él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo.” Versículo 21a: “Pues
habiendo conocido a Dios…”

Entonces Pablo dice que ellos conocen a Dios. Lo que se conoce de Dios les es manifiesto.
Específicamente, el poder eterno de Dios y la deidad de Dios son conocidas por todos. De modo que
ahora tenemos tres pasos:

Paso cuatro: La conclusión: Todos carecen de excusa y merecen la ira de Dios. Paso tres: Esto es porque
no glorificaron a Dios ni le dieron gracias. Paso dos: Esta falta de adoración no es debida a una inocente
ignorancia acerca de Dios, sino a pesar de un conocimiento suficiente acerca de Dios.
…Porque lo que de Dios se Conoce les es Manifiesto.
Ahora esto nos lleva a un último paso en el argumento que es la base de todo, específicamente, la
profunda declaración al final del versículo 19 y la explicación de la misma en medio del versículo 20. Al
final del versículo 19, Pablo dice que la razón por la que el poder y la deidad de Dios son evidentes entre
ellos es que “Dios se los manifestó”; “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó.”

¿Cómo lo hizo? Esto está explicado en medio del versículo 20 en las palabras: “siendo entendidas por
medio de las cosas hechas”. El poder eterno de Dios y su divinidad, los que pueden ser conocidos de
Dios, han sido siempre, desde el principio de la creación del hombre, “entendidas por medio de las cosas
hechas.” Cuando el versículo 19b dice, “Dios se lo manifestó [su poder y deidad].” Significa que Dios
hizo algo para darse a conocer. El conocimiento acerca de Dios no tuvo lugar casualmente. Dios lo
previó.

La Creación es el Poiema de Dios, su Obra de Arte

¿Qué hizo para hacerse evidente? Hizo el mundo. Lo creó -como un alfarero, o un escultor, o un poeta-, a
diferencia que él lo creó desde la nada. En el versículo 20, cuando se dice lo que se conoce acerca de Dios
que es “por medio de las cosas hechas,” las palabras, “las cosas hechas” se presentan en una sola palabra
griega (que todos ustedes reconocerán), la palabra Poiema. Es la palabra de la que obtenemos “Poema”.
El universo y todo lo que en él existe es la obra de arte de Dios. ¿Cuál es el objetivo de esta palabra? El
punto es que en este poema está manifestado el designio, la intención, la sabiduría y el poder. El viento
podría crear una letra en la arena, pero no un poema. Ese es el punto. Dios actuó. Dios planeó. Dios
diseñó. Dios labró. Él creó e hizo. Y al hacer eso, dice Pablo en el versículo 19 que se manifestó a toda la
clase humana. El universo es un poema acerca de Dios.

Ahora, esto también es extremadamente relevante para nuestro presente. Justo como vimos que el
versículo 18 era políticamente relevante, este texto es científicamente relevante. La evolución naturalista
es tratada como un hecho en nuestra cultura, la creencia de que el universo y la vida en particular
evolucionan por las verdaderas fuerzas de la materia, el tiempo y la casualidad. Con tiempo suficiente y a
alguna materia con la qué trabajar, la casualidad ha ocasionado lo que vemos hoy en el universo y en
especies humanas. Dios como Creador y Diseñador está simplemente descartado, y se piensa que es una
hipótesis innecesaria.

Peor cada vez más en nuestros días, es la suposición de una evolución naturalista, está demostrado que es
un perjuicio filosófico en vez de una conclusión científica basada en evidencias. Phillip Johnson marcha a
la cabeza en este movimiento, con sus dos libros,Darwin o Trial y Defeating by Openning Minds [El
Darwinismo Enjuiciado y Derrotando al abrir las mentes]. En 1996, Michael Behe, un bioquímico que
estudiaba las maravillas del microcosmo de la creación, en lugar de las del macrocosmo,
escribió Darwin’s Black Box. [La caja negra del Darwinismo], y argumentó que una sencilla y diminuta
célula es “irreduciblemente compleja”, y por tanto el resultado de un diseño inteligente, no casual.
“Complejidadirreducible” significa que la inmensamente compleja célula tiene un amplio número de
partes que trabajan todas juntas, de un modo tal que la ausencia de una sola parte, detiene la función de la
célula completa, lo que significa que el sistema de funcionamiento de la célula no pudo ser creado por
pequeños pasos evolutivos, en el cual las partes se fueron acumulando gradualmente.

Por ejemplo, Behe considera el flagelo bacterial:

El flagelo es un látigo, como un motor rotativo que capacita a la bacteria para navegar por su medio
ambiente. El flagelo incluye un motor rotatorio energizado por ácido, un estator, cilindros, pistones y un
eje. La complicada maquinaria de este motor molecular requiere aproximadamente cincuenta proteínas. Y
aún así, la ausencia de cualquiera de estas proteínas trae como resultado el cese total de las funciones del
motor. La irreducible complejidad de tal sistema bioquímico no puede ser explicada por el mecanismo
Darwinista, es más, ni por el mecanismo naturalista evolucionario propuesto hasta la fecha. [William
Dembski, “Science and Design,”, ‘Ciencia y Diseño’; First Things, ‘Las Primeras Cosas’, Octubre 1998,
No. 86, p.25.]

La Verdad Científicamente Ocultada.


Lo más reciente que William Dembski ha escrito es la The Design Inference [La inferencia del diseño;
Cambridge University Press].Él hace notar que muchos bien reconocidos científicos, tienen que ocultar
constantemente la sospecha de que existe un designio (Poiema) en el universo. Por ejemplo, cita
a Richard Dawkins, un “Darwiniano mayor” que dice, “La Biología es el estudio de cosas complicadas,
que dan la apariencia de haber sido diseñadas con un propósito.” Y cita también Francis Crick, el co-
descubridor del ADN, que dice, “Los Biólogos deben recordar constantemente que lo que ven no fue
diseñado, sino más bien evolucionado” (Ibid. p.21).

En otras palabras, para utilizar las palabras del apóstol Pablo, la verdad manifiesta del poiema de Dios, las
“cosas hechas” por Dios, deben ser suprimidas constantemente, no sea que los científicos se encuentren
cara a cara con su creador y tengan que glorificarle como a Dios y darle gracias como criaturas
dependientes que son.

El Argumento de Pablo Aplicado al Ministerio Urbano

Entonces permítanme ahora, a modo de resumen, trazar esta vez el argumento de Pablo de abajo hacia
arriba. Él está respondiendo a la objeción de si científicos no creyentes en laboratorios universitarios o
grupos de personas triviales que no han sido alcanzados con el evangelio tienen o no, una excusa para
protestar contra la ira de Dios que se derrama sobre ellos.

Pero, a medida que resumo el argumento de Pablo, quiero darle una aplicación inusual: No para
científicos Darwinianos, tampoco para los distantes grupos de personas triviales, sino para Kenny Stokes y
para nuestro ministro en el marco urbano de Minneapolis. Esto no es difícil de hacer, porque cada uno de
los cuatros pasos de Pablo tiene una relación directa con el ministerio, justo aquí, cuando Kenny comienza
su labor entre nosotros.

1. El Poder y la Deidad del Creador son Evidentes

Paso uno: Dios es el Creador y ha actuado para manifestar la verdad de su eterno poder y deidad a todos
(versículos 19b, 20, Poiema), esto quiere decir, Kenny, que usted y todas las personas que conocerá en
esta ciudad son producto de la creación de Dios y están diseñadas con un propósito, específicamente,
comunicar a Dios. Usted es Poiema de Dios y también ellos. Dios ha obrado en Phillips y en Elliot Park,
y en el lado norte; como el Creador de todas las cosas, y como el Comunicador de sí mismo. Ha ido antes
que usted. Usted cosechará donde otros han sembrado, específicamente Dios, el Creador.

2. Todos Conocen a Dios

Paso dos: Todos los hombres, mujeres y jóvenes en el centro urbano de Minneapolis conocen a Dios.
Versículo 21a: “habiendo conocido a Dios”. Existe un común denominador entre usted y cualquiera que
haya conocido en esta ciudad. Sí, la verdad es ocultada, pero está allí, enterrada y distorsionada. Dios no
ha dejado de manifestarse a todas las mentes y a todos los corazones. Usted no hablará a los árboles,
hablará a personas que miran a los árboles y ven la gloria de Dios, su eterno poder y deidad.

3. Pero Detuvieron este Conocimiento

Paso tres: Sin embargo, detienen este conocimiento y no glorifican a Dios ni le dan gracias (versículo
21b). Al menos esto quiere decir que, ya que usted ama la gloria de Dios, y quiere que reciba la adoración
que se le debe; laborará con todas sus fuerzas en el poder del Espíritu de Dios para abrir sus corazones y
difundir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de todas las personas.

4. Así que Todos Carecen de Excusa ante Dios

Paso cuatro: Todos; en Minneapolis y en San Paulo, y de hecho todas las personas en este planeta, “no
tienen excusa” bajo la ira de Dios. En este asunto, nadie puede presentar una protesta legítima en contra
de la justicia de Dios. Esto quiere decir, Kenny, que la gran tragedia urbana no son las drogas, o el sexo
ilícito, o los asesinatos, o los robos, o la pobreza, o la homosexualidad, o el abuso. La gran tragedia
urbana es que las personas están pereciendo bajo la ira de Dios sin apelación y sin esperanza. No tienen
excusa.

La Vía de Escape
Y usted y yo, y todos los cristianos en esta habitación tenemos el remedio y la vía de escape, es decir, el
evangelio “es el poder de Dios para salvación [¡de la ira!] a todo aquel que cree; al judío primeramente, y
también al griego [y al rico y al pobre, al culto y al inculto, al rojo, al amarillo, al blanco y al negro],
porque en el evangelio la justicia de Dios [no su ira] se revela por la fe y para fe”.

El regalo gratuito de la justicia es el modo de escapar de la ira de Dios en la ciudad. Usted tiene en su
corazón y en sus labios, la estrategia urbana más poderosa del mundo: El evangelio de Jesucristo. Todos
lo tenemos.

Oh Señor, ven y dale a Kenny una unción para movilizarnos en esta gran obra de salvación.

El primer intercambio oscuro: idolatría


4 de Octubre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:21–23 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:21–23
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se
hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Intercambiando la Gloria de Dios por Imágenes

Durante tres semanas a partir de ahora, estaremos estudiando dos intercambios oscuros que caracterizan a
un pecador caído, apartado de la gracia de Dios. El primer intercambio oscuro es la sustitución de la
gloria de Dios por la gloria de imágenes de hombres y animales. Llámela idolatría. Hablaremos acerca de
ella está mañana. El segundo intercambio oscuro es la sustitución de las relaciones sexuales con el sexo
opuesto, por las relaciones sexuales con el mismo sexo. A esto llamamos homosexualidad. Es acerca de
eso de lo que estaremos hablando durante las próximas dos semanas, desde los versículos 24-27 (A los
padres que tengan hijos pequeños, utilicen su sabiduría al decidir si quieren hacer de esto un tiempo de
enseñanza para ellos, sobre el tema de la homosexualidad. Los textos y los temas son dolorosos y
contundentes).

Hoy nuestro enfoque está sobre los versículos 21-23 y en el primer intercambio oscuro que caracteriza a
la cultura humana caída, idolatría. Recuerde el contexto: “La ira de Dios se revela (de acuerdo con el
versículo 18) contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.” La
verdad que ellos suprimen es una verdad revelada universalmente –una verdad revelada en lo que Dios ha
hecho, o sea, la verdad de su “su eterno poder y deidad” (versículo 20). Al retener la verdad, versículo
21a dice, ellos “no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias.” Por lo tanto, sin excusa alguna,
están ante a la ira de Dios. La ira de Dios ha venido justamente porque ellos tienen el conocimiento y no
lo viven, lo suprimen.

O, para ponerlo de un modo diferente, basado en el texto de hoy: Las personas contemplan y conocen la
gloria que Dios les ofrece para que gocen y confíen, y la cambian por imágenes. Esto es lo mismo que
suprimir la verdad y dejar de glorificarle y agradecer; que fue lo que vimos en los dos últimos mensajes
de este párrafo.

De modo que lo que quiero hacer hoy es concentrar nuestra atención en esta sustitución oscura, para ver
lo que Pablo dice acerca de ella. Y estoy seguro de que la razón por la que dice esto, no es excitar nuestro
interés intelectual; sino impulsarnos a huir de esto con todas nuestras fuerzas y que hagamos todo lo que
podamos para ayudar a escapar a otros que estén atrapados en esta terrible oscuridad que es la idolatría
-La que impregna tanto la cultura primitiva como las más avanzadas culturas tecnológicas del mundo
moderno.

Cambiando a Dios por Deplorables Sustitutos


Tengo al menos cuatro observaciones a este texto, que creo debemos compartir. Pero primero permítanme
asegurarme de que vean la sustitución en el versículo 23, “[ellos] cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.”
Percátese bien en la sustitución de la gloria de Dios por un deplorable sustituto.

Ahora bien, esto necesita ser acentuado. Nosotros hablamos mucho acerca de la gloria de Dios en
Bethlehem. Este es nuestro tema favorito. Creemos que esta es la gran realidad unificadora de la Biblia y
el universo. Todo proviene y fluye, desde y hacia, la gloria de Dios. Todo lo que existe es para la gloria
de Dios. Lo más valioso en el universo es la gloria de Dios, no es el alma del hombre. Es importante, pues
para una iglesia como la nuestra, ver textos como este muy claramente para darnos cuenta de que este
tema, este énfasis, este valor, no está siendo apoyado por la Biblia. Este tema viene de la Biblia.
Lo que vemos aquí es que en dos ocasiones Pablo dice que la realidad básica de la raíz del problema con
la raza humana tiene que ver con lo que hagamos con la gloria de Dios. En el versículo 21 Pablo dice,
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios”. Ese es el problema básico con la raza
humana. No reconocemos, no valoramos, no atesoramos, no saboreamos, no honramos o no nos parece
gran cosa lo más valioso en el universo, la gloria de Dios. Esa es nuestra debilidad, nuestra enfermedad,
nuestro gran motín contra Dios.

Y luego en el versículo 23 Pablo lo expresa de otra manera: “cambiaron la gloria del Dios incorruptible
en semejanza de imagen de...” Así que el gran problema del universo tiene que ver con lo que los
hombres están pensando de la gloria de Dios. Este es el sentido de su vida, de esta cultura, de este país, de
este siglo, de todos los siglos y el sentido de existencia para todas las naciones del mundo. Cuando Pablo
llega a describir la profundidad de la condición pecaminosa del hombre bajo la ira de Dios; no lidia
primero con los pecados sexuales de los versículos 24-27, o con la lista de 21 pecados en los versículos
29-31. Primero enfrenta el problema básico: ¿Qué hacemos nosotros con la gloria de Dios? ¿La
magnificamos atesorándola por encima de todas las cosas? ¿O la menospreciamos al preferir otras cosas y
cambiándola por cosas creadas?

Comentarios Acerca de esta Oscura Sustitución

Este es un tema muy amplio y ruego que mientras hacemos estas cuatro observaciones acerca de esta
oscura sustitución, Dios despierte en nosotros un nuevo amor y una nueva reverencia para su gloria.

1. Esta sustitución de la gloria de Dios por imágenes esta acompañado por


razonamientos superficiales.
Versículo 21: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino
que se envanecieron en sus razonamientos.” Envanecerse, aquí significa vacío, fútil, inútil. Dios le dio a
los seres humanos mentes con la capacidad de razonar, imaginar, razonar, pensar, considerar, meditar, etc.
¿Para qué? Para que pudiéramos utilizarlas para conocer a Dios, pensar en Él, hablar de Él, alabarlo a Él e
inventar cosas en el mundo que lo honren a Él.

Vemos esto vívidamente en la historia de Nabucodonosor en Daniel 4. Él utiliza su mente y su poder para
construir Babilonia, entonces dice, “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la
fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?” (4:30). Dios se disgustó tanto con el orgullo de
Nabucodonosor y porque él no había usado su intelecto para conocer a Dios que “fue echado de entre los
hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo
creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.” (4:33).

Después vienen las palabras claves: “al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo [es decir,
a Dios], y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre.”
Cuando sus ojos se dirigen a Dios, la razón le es devuelta. ¿Por qué? Porque su mente fue hecha para
Dios. Y cuando le es devuelto el razonamiento a Nabucodonosor, lo utiliza como Dios quería: “bendije al
Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre.”

Es por esto que Pablo dice que todas las reflexiones y razonamientos son en vano cuando no se glorifica y
se agradece a Dios, cambiándose a Dios por imágenes. Vano significa vacío, fútil, inútil- y es en eso en lo
que se convierte la mente cuando ya no se usa para conocer, amar, atesorar y honrar a Dios. Sin importar
si usted es el más brillante científico, artista, o ingeniero, todo lo que usted haga con su mente, pero sin
Dios, es fútil, vacío, y vano. 1 Corintios 3:20: “El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son
vanos.”
No sustituyan a Dios por otras cosas. Todos sus razonamientos se volverán futiles, vacíos, vanos y no
tendrán una significancia duradera.

2. La sustitución de la gloria de Dios está acompañado de un


entenebrecimiento de corazón.
Versículo 21b: “se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.” ¿Por qué
se entenebrece el corazón cuando las personas sustituyen la gloria de Dios por otras cosas? La respuesta
es que la única luz en el universo que puede iluminar el corazón, es la gloria de Dios.

Compare la luz física con la espiritual, que es lo que hizo Jesús en Mateo 6:22. Ahí Jesús dice, “La
lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz”. En otras
palabras, no existe ningún elemento que produzca luz en el cuerpo; toda la luz viene de afuera; el ojo
debe ser bueno si algo de esta luz va a entrar en el cuerpo y permitirle ver.

Así ocurre también con el corazón y la luz espiritual que Dios diseñó para llenarlo. En el corazón no
existe ningún elemento que produzca luz. Toda luz viene de afuera, específicamente de la gloria de Dios.
(No del sol -no estamos hablando de luz física, sino espiritual) Jesús es la luz espiritual del mundo (Juan
14:6) Porque él es la “gloria como del unigénito del Padre” (Juan 1:14). Pablo ora para que “los ojos de
nuestros corazones sean alumbrados” porque sólo Dios, que escucha las oraciones, puede alumbrar el
corazón (Efesios1:19). Y en 2 Corintios 4:6 Pablo dice, “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.

La única luz en el universo que puede traer luz al corazón es la gloria de Dios. Si la cambiamos por otras
cosas, viviremos en tinieblas, sin importar cuan brillante seamos, o cuantas fogatas podamos construir, o
cuantas velas podamos encender.

3. Para aquellos que sustituyen a Dios por otras cosas, esto es algo sabio.
Versículo 22: “Profesando ser sabios, se hicieron necios.” Para el hombre natural, que está apartado de la
gracia de Dios y cuyo corazón está entenebrecido, nada parece más obvio que el hecho de que es más
sabio diseñarse un dios propio, en vez de tomar el que se le ha dado. ‘¿Obviamente, que podría ser más
sabio –dice- que hacerte tu propio dios?’ Las ventajas abundan: Esto demuestra que usted está lleno de
recursos, que es creativo, y que es inteligente. Claramente todo eso hace que su ego se sienta bien. Pero lo
mejor de todo, hacerse su propio dios le hace independiente y eres usted quien tiene el control. Usted
mueve las cuerdas. En otras palabras, hacerse su propio dios le permite ser dios. ¿Y que podría ser más
sabio que la decisión de ser dios?

Satanás le dijo a Eva en el jardín, “sino que sabe Dios que el día que comáis de él [el fruto prohibido],
serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol
era [...] codiciable para alcanzar la sabiduría (Ro 1.22); y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su
marido, el cual comió así” (Génesis 3:5-6). Así fue desde el comienzo, y así es aún. Si usted quiere
asumir el papel de Dios al gobernar su vida, usted apreciará esta oscura sustitución –que es idolatría-
como lo más sabio del mundo.

4. Como quiera que sea, Pablo dice, al final del versículo 22, “Profesando ser
sabios, se hicieron necios”-La oscura sustitución es necia, aunque
parezca sabio.
Esa es la cuarta observación acerca de la oscura sustitución de la gloria de Dios por otras cosas. Es necio
cambiar a Dios por imágenes. En necio crear su propio dios o ser su propio Dios. Es necio inclinarse
hacia especulaciones fútiles y andar en tinieblas.

¿Por qué? ¿Por qué esta sustitución de Dios por imágenes es algo tan necio? Pablo da al menos tres
respuestas en el versículo 23, concluiremos examinando dos de ellas (en el versículo 23) y guardaremos la
otra para la próxima semana (en los versículos 24-27). Mi oración es, que esto les seduzca los ánimos
para luchar contra esta oscura sustitución en sus propios corazones y que ayuden a otros a hacer lo mismo
(que de eso es de lo que se trata el evangelismo y los pequeños grupos).
4.1. Primero, Pablo demuestra que la sustitución es necia, al enfatizar la infinita diferencia de valor entre
lo que usted entrega y lo que recibe a cambio. La gloria de Dios tiene un valor infinito y lo que usted
obtiene en la sustitución es infinitesimalmente pequeño en comparación.

Observe como demuestra esto. Versículo 23: En su envanecimiento ellos “cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible.” Percátese ahora de esto: El hombre ya es
en sí mismo, según Génesis 1:27, imagen de Dios y no Dios. Pero no es eso lo que se obtiene con la
sustitución de Dios, no, ni siquiera eso, sino más bien una imagen de hombre. No, ni siquiera eso. “una
semejanza de una imagen de hombre” que ya es en sí mismo una imagen.

¿Ven ustedes lo que Pablo está haciendo al apilar las palabras así? Está enfatizando la infinita diferencia
de valor entre el verdadero y la copia. Y lo hace al decir: Cuando usted hace esta sustitución -aunque sea
por la mejor de las cosas en la que usted pueda pensar, o sea, el hombre -usted mismo- (¡para no
mencionar los animales!) usted está cambiando a Dios por la imagen de la imagen de la imagen de una
imagen. Usted esta vendiendo la pieza maestra original por una copia de una copia de la copia.

Vivimos en una cultura enferma y agonizante donde escuchará y leerá la jactanciosa -o la vergonzosa
confesión- de que “la imagen lo es todo”. Bueno, de nuevo en contra de eso, la Biblia dice, que la gloria
de Dios lo es todo y cambiarlo por cualquier otra cosa es perder el más grandioso tesoro que hay en el
mundo, por la imagen de la imagen de una imagen. Eso es algo necio, fútil y vano. Huya de ello. Rescate
a personas de ello. No tenga miedo de decirlo.

4.2. La segunda manera en la que Dios demuestra que esta oscura sustitución es vana es al hacer la
observación de que la gloria de Dios es incorruptible y el hombre es corruptible. Versículo 23:
“cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible.”

Corruptible significa perecedero. Dios dura para siempre. ¿Pero y el hombre? Isaías dice, “ciertamente
como hierba es el pueblo. 8Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro
permanece para siempre” (Isaías 40: 7-8).

Si usted valora otras cosas más que a Dios, si su vida realmente es movida por otros valores, entonces
usted intercambia lo imperecedero por lo perecedero. Usted está cambiando el diamante por un melocotón
olvidado en el fondo del refrigerador. Está cambiando el rubí por una banana que está al sol. Usted está
cambiando un lingote de oro por un pestillo que se oxida bajo la lluvia.

Hagamos lo contrario junto con el apóstol Pablo. Consideremos todo lo demás como basura, de modo que
podamos ganar a Cristo. Que el mundo lo llame tontería. No lo es. Seamos como el Secretario de Estado
William Saward en 1867 que ayudó a América a comprar a Alaska a los Rusos por $ 7 200 000. Oh, el
ridículo del pueblo: “Sewards el tonto”, le llamaban. ¡Cambiando siete millones de dólares por hielo!

Bien, en los últimos 130 años Alaska le ha proporcionado billones y billones de dólares en recursos a
América. Las cosas no son lo que parecen. Yo imploro con ustedes. Abran sus ojos. Y no cambien a Dios
por nada. Cámbienlo todo por él.

El otro intercambio oscuro: la homosexualidad, parte 1


11 de Octubre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:24–28 | Tópico: Homosexualidad
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:24–28
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo
que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por
esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es
contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se
encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen
Relevancia Asombrosa

En nuestra aplicación de la carta de Pablo a los Romanos, llegamos a esta asombrosamente relevante
sección en 1:24 al 28 donde Pablo menciona la realidad de la homosexualidad. Esta sección es relevante
por muchas razones. Por ejemplo, ayer hubo una conferencia llamada ‘Aquí permanezco’ para abordar el
asunto de los clérigos homosexuales activos en el ELCA (Star Tribune, 10/10/98). En la portada del
periódico Star Tribune, estaba la historia de lo que aparentaba ser un crimen de advertencia, contra un
estudiante homosexual, en la universidad de Wyoming, el estudiante estuvo en críticas condiciones
después de ser atado a una valla y golpeado. En agosto, seiscientos cuarenta y un obispos anglicanos de
todas partes del mundo se reunieron para la conferencia deLambeth en Canterbury,Inglaterra yaprobaron
por una mayoría aplastante que la práctica homosexual es ‘incompatible con las Escrituras’.
Recientemente salieron artículos completos en el USA Today, en el New York Time y en el Washington
Post mostrando unos 850 antiguos homosexuales que se reunieron el verano pasado en la conferencia de
Éxodo, quienes declararon que en Cristo existe poder para cambiar. Aquí en Minnesota, constantemente
surgen casos legales sobre la custodia y adopción de niños por homosexuales. Y más cercano que todo,
aquí en nuestra iglesia existen personas que tienen deseos homosexuales, y existen muchas más entre
nosotros que tienen en sus familias, a personas que aman mucho, que se consideran homosexuales. En la
actualidad no se puede ignorar la realidad de la homosexualidad. Esto no sería una sorpresa para el
apóstol Pablo, por tanto no debe serlo para nosotros.
Una de las cosas que hace que el asunto sea poco usual hoy en día, es el esfuerzo de parte de algunas
personas para defender la legitimidad de la conducta homosexual desde la Biblia. Más común, por
ejemplo, es la reclamación de que todas las denuncias de homosexualidades el Nuevo Testamento no se
refieren a homosexuales comprometidos que mantienen una relación de largo término, lo que estas
personas dicen que es legítimo. Para usar las palabras de un erudito ‘El Nuevo Testamento está en contra
de algo significativamente diferente de la orientación homosexual. Más bien, trata de la perversión
sexual” [interpretación de Paul Jewett, Abril, 1985, p. 210].

¿Denunciando sencillamente a Heterosexuales ocupados en la Homosexualidad?

Con respecto a nuestro texto de esta mañana, algunos argumentarán que lo que Pablo está denunciando en
1: 26b-27 es a personas heterosexuales que abandonan lo que es natural para ellas y se entregan a
relaciones homosexuales promiscuas, lo que no es natural. Pablo escribe, “sus mujeres cambiaron el uso
natural por el que es contra naturaleza, 27y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de
la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con
hombres”. Así se entiende el argumento, no es contra naturaleza cuando una persona homosexual tiene
relaciones homosexuales, solamente es contra naturaleza cuando personas heterosexuales tienen
relaciones homosexuales y (por implicación), cuando homosexuales tienen relaciones heterosexuales.

Existen al menos tres problemas mayores con esta manera de interpretar estos versículos. Las mencionaré
porque la última nos llevará a la exposición en general de esta sección de Romanos. El primer problema
es que en el versículo 27 Pablo dice, “Los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en
su lascivia unos con otros.” Ahora bien, si estos fuesen hombres que por naturaleza eran heterosexuales, y
que estaban yendo en contra de sus deseos naturales, entonces ¿qué quiere decir “se encendieron en su
lascivia unos con otros”? Es un término muy fuerte. ¿Acaso un heterosexual se enciende con lujuria por
otro hombre? De no ser así, es muy poco probable que Pablo esté tratando aquí con el asunto de
heterosexuales que caen en la homosexualidad.

Existe algo así como un bisexual, personas que parecen desear tanto a hombres como a mujeres. Pero si
eso estuviera en la mente de Pablo, la interpretación de que estamos hablando tampoco serviría, entonces
que un hombre se encienda en su lascivia, tanto por un hombre como por una mujer, sería natural (de
acuerdo con esta interpretación), y Pablo estaría siendo injusto al denunciar cualquiera de los dos casos.
Pero él denuncia esta lascivia contra naturaleza y los hechos que le siguen. Así que ese argumento no
sirve, Pablo solamente esta denunciando los actos homosexuales realizados por personas heterosexuales.

La segunda razón por la que el argumento no es válido es que cuando Pablo dice en el versículo 27b, “sus
mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza” la frase griega para “el que es contra
naturaleza” (ten para phusin) es un cliché en la literatura étnica griega de la época, para la conducta
homosexual en sí, no para actos homosexuales entre personas heterosexuales, como si fuera eso lo que lo
hiciera un acto innatural. Así que es muy poco probable que Pablo esté argumentando que lo que está mal
y es contra naturaleza en estas personas, es que por naturaleza son heterosexuales actuando
contrariamente a su naturaleza, al cometer actos homosexuales, “contra naturaleza” en este texto. Como
en la mayoría de la literatura helenística de la época, esto significaba en sí: conducta homosexual. Es eso
lo que Pablo considera como contra natural.

El tercer argumento en contra esta clase de interpretación es el más significante, porque nos lleva a una
interpretación más profunda del texto. Pero antes de desarrollarlo, permítanme explicar donde hacia
donde vamos en estas dos semanas. Hoy mi objetivo es que obtengamos una exposición de Romanos
1:24-28 lo más sólida y fiel que yo pueda dársela. Lo que me dejará poco tiempo para la aplicación. Es
por eso que planeo continuar con este mensaje la próxima semana. Necesitaremos ampliar nuestra base
Bíblica y abordar algunos asuntos prácticos la próxima semana.

Oración en Pos de un Balance Bíblico

Mi oración para ambas semanas es que nosotros, como iglesia; y yo en particular como predicador,
encontremos un balance bíblico entre una convicción clara acerca de la pecaminosidad de la conducta
homosexual, por un lado; y una compasión paciente para acercarnos a aquellos de ustedes que tengan
deseos homosexuales, y a sus amigos y parientes, por otro lado; y buscar el bien de ellos. Mi deseo no es
expulsar a los homosexuales. Por el contrario, me gustaría ser capaz de decir de nuestra congregación lo
que Pablo dijo de la iglesia en Corintos: después de mencionar “fornicarios, idólatras, adúlteros,
afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes, estafadores,” dice en 6: 11, “Y esto
erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”

Quisiera que fuésemos una iglesia como esa, pecadores justificados batallando juntos para caminar en la
pureza, con todas nuestras diferencias genéticas y hormonales; con todos nuestros desordenes medios
ambientales que nos inclinan a cada uno de nosotros, de diversas maneras, a cometer pecados.
Hablaremos más acerca de eso la próxima semana. Es un tema muy importante. Pero por ahora el punto
es simplemente este: queremos ser una iglesia en la que las personas homosexuales puedan lo mismo
vencer su desorden sexual, o encontrar la fe, el coraje, la ayuda, el amor, el poder, para vivir con su
desorden una vida de celibato triunfante y llena de gozo.

Repetición Triple de Una secuencia Triple de Pensamiento.

Ahora volvemos a la tercera razón para rechazar la interpretación de Romanos 1: 26-27 que dice que
Pablo no está denunciando a los homosexuales que actúan ‘naturalmente’, sino que está denunciando a
los heterosexuales promiscuos que actúan de modo contra natural al realizar actos homosexuales. La
razón es que el argumento general del pasaje asume otro punto de vista.

Examinémosla. Tres veces en este pasaje Pablo repite una triple secuencia de pensamiento. La triple
secuencia de pensamiento dice así:

Paso 1. Los seres humanos cambian a Dios por lo que Dios ha creado; preferimos a la criatura en lugar de
al Creador. Paso 2. Dios nos entregó a lo que preferimos. Paso 3.Representamos externa y
fisiológicamente en nuestras relaciones sexuales una dramatización de la condición interna y espiritual del
alma humana caída, es decir, el horrendo cambio de Dios por el hombre y las imágenes de nuestro poder.

Vayan conmigo a través del texto. Les mostraré las tres ocasiones en que Pablo nos da esta secuencia de
pensamiento.

Primera vez a través de la triple secuencia, versículos 23-24


Paso 1 - “cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…”
(Versículo 23).

Paso 2 - “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones...” (Versículo 24).

Paso 3 - “…de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos” (final del versículo 24). En respuesta
al rechazo de la gloria de Dios como el tesoro de ellos, Dios tiene la voluntad de hacer que exista un
desorden en la vida fisiológica de ellos y cometan actos vergonzosos. Los entrega a inmundicia “de modo
que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. El desorden sexual de la raza humana es un veredicto de
Dios hacia nosotros, por haberlo sustituido a él por las criaturas.

Segunda vez a través de los mismos pasos, 25-27


Paso 1 - “... cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén” (versículo 25). Este se asemeja al versículo 23:
Cambiaron la gloria de Dios por imágenes. La “verdad de Dios” es que él es glorioso y debe ser deseado
por encima de todas las cosas. La “mentira” preferida por nosotros los humanos, es que la criatura es más
deseable que Dios.

Paso 2 - “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas” (versículo 26). Eso se asemeja al versículo
24: “Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones.”

Paso 3 - “…pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27y de igual
modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con
otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” (versículos 26-27). Eso se corresponde con
el versículo 24b: “…de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. Entonces, la deshonra del
cuerpo que Pablo tiene en mente en el versículo 24 es específicamente la conducta homosexual. Y noten
cuidadosamente, ahora podemos decir específicamente que en la primera secuencia de pensamiento: el
desorden sexual de la raza humana, específicamente la homosexualidad (aunque no solo la
homosexualidad) es un veredicto de Dios hacia nosotros, por haber cambiado la verdad de Dios por una
mentira.

Tercera vez a Través de la Misma Secuencia Triple, versículo 28.


Paso 1 - “... no aprobaron tener en cuenta a Dios” (versículo 28). Eso se corresponde con el versículo 23 y
el 25 donde cambiaron la gloria de Dios por imágenes y la verdad de Dios por mentira. Aquí ellos
simplemente ya no quieren tener en cuenta a Dios.

Paso 2 - “Dios los entregó a una mente reprobada” (versículo 28b). Eso se corresponde con el versículo
24, “Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones,” y con el versículo 26,
“Dios los entregó a pasiones vergonzosas”. Esta fue la respuesta de Dios al cambio universal que se ha
hecho de Dios por las criaturas.

Paso 3 - “… Dios los entregó […] para hacer cosas que no convienen” (versículo 28c). Eso se
corresponde al versículo 24b: “…de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,” y a los
versículos 26-27, donde las mujeres y los hombres están buscando relaciones homosexuales. Así que la
conducta se asemeja a deshonrar el cuerpo y hacer lo que no es conveniente.

Conclusiones

Ahora permítanme concluir con cuatro breves declaraciones a modo de conclusión.

1. El problema más serio de nuestras vidas, seamos heterosexuales u homosexuales es el horrendo cambio
de Dios por las imágenes (versículo 23). El cambio de la verdad de Dios por una mentira (versículo 25).
El no aprobar tener en cuenta a Dios (versículo 28). Haber dejado de adorar es nuestro peor desorden.
Esto está por debajo de todas las maldades del mundo. Reparar esto, y no primero nuestra desordenada
sexualidad, es nuestro principal asunto en la vida.

2. El desorden sexual de nuestras vidas, visto más vívidamente en la homosexualidad (aunque no


solamente allí), es el veredicto de Dios sobre la raza humana porque hemos cambiado la gloria de Dios
por otras cosas. A veces las personas preguntan, ‘¿Es el SIDA una sentencia de Dios sobre la
homosexualidad?’ Desde este texto la respuesta es: La homosexualidad en sí misma, un fallo sobre la raza
humana, porque hemos cambiado la gloria de Dios por las criaturas, y así también el SIDA, el cáncer, la
artritis, el Mal de Alzheimer, cualquier otra enfermedad, y cualquier otra futilidad y miseria en el mundo,
incluyendo la muerte. Ese es el punto de Romanos 5:15-18 y de Romanos 8:20-23, el cual vimos cuando
hablamos de Romanos 1:18.

Y lo que vimos allí fue que aquellos que creen en Jesucristo, que por la fe son justificados, y se vuelven
hijos de Dios, no son sacados de este mundo de desdicha, sino que se les da gracia para experimentar el
mismo juicio de Dios, no como un castigo al pecado y vía al infierno, sino más bien como una
misericordiosa vía de entrada a la santidad y al cielo.

3. La razón por la que Pablo se enfoca en la homosexualidad en estos versículos, es porque ella es la más
vívida dramatización de la más profunda relación entre el desorden en la adoración y el desorden de
nuestras vidas sexuales. Trataré de decirlo simplemente, aunque está mucho más allá de las palabras.

Aprendemos de Pablo en Efesios 5: 31-32 que, desde el principio, el hombre y la mujer existían para
representar la relación de Dios con su pueblo y después la relación de Cristo con su novia, la iglesia. En
este drama, el hombre representa a Dios o a Cristo y está destinado a amar a su esposa como Cristo amó a
la iglesia. La mujer representa el pueblo de Dios o la iglesia. Y la unión sexual en el pacto del matrimonio
representa una adoración de corazón. Intensa, pura, e inmaculada. Es decir, Dios quiere que la belleza de
la adoración sea dramatizada en el orden correcto de nuestras vidas sexuales.

Pero en lugar de esto, hemos cambiado la gloria de Dios por imágenes, específicamente imágenes de
nosotros mismos. La belleza de la adoración de corazón ha sido destruida. Por tanto, en su juicio, Dios
decreta que este desorden en nuestra relación hacia él, sea representado en el desorden de nuestras
relaciones sexuales, y ya que el orden correcto en nuestra relación hacia Dios, en una adoración genuina y
de corazón, era representado por la unión heterosexual en el pacto del matrimonio, el desorden de nuestra
relación hacia Dios es dramatizado por la ruptura de esa unión heterosexual.

La homosexualidad es la más vívida forma de esa ruptura. Dios y el hombre en el pacto de adoración
están representados por el sexo masculino y femenino en el pacto de la unión sexual. Por lo tanto, cuando
el hombre se aparta de Dios y prefiere las imágenes de sí mismo, Dios nos entrega a lo que hemos
escogido, y lo representa cuando los sexos masculino y femenino se vuelven hacia sus propias imágenes,
es decir, sus mismos sexos. La homosexualidad es el veredicto de Dios representando el cambio de la
gloria de Dios por nuestras propias imágenes. (Vea el uso similar de “cambiaron” en los versículos 25-
26).

4. Lo que nos lleva a una última palabra: La cura del alma homosexual, como de cualquier otra alma, será
el retorno de la gloria de Dios a su lugar correcto en nuestros corazones.

El otro intercambio oscuro: la homosexualidad, parte 2


18 de Octubre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:24–28 | Tópico: Homosexualidad
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:24–28
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo
que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por
esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es
contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se
encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.

Viendo a Dios Como el Centro

Confieso que mi objetivo principal en estos dos mensajes no es persuadirlos de que la conducta
homosexual sea incorrecta. Ella es incorrecta. Pero usted puede estar de acuerdo y no ser un cristiano. ¿Y
en qué le es esto provechoso a un hombre, si a pesar de saber que esto está mal, pierde su alma? Mi
objetivo es mucho más elevado que persuadirlos de que hay muchos desordenes sexuales en el mundo
tanto homosexuales como heterosexuales. Mi objetivo es transformar la forma en que usted ve la realidad
y poner la gloria de Dios de vuelta al centro, como el sol del sistema solar de la sexualidad (de la
sexualidad y de todo lo demás) que mantiene a todos los planetas de nuestras pasiones en su debido
orden. Cuando usted cambia al sol por un satélite hecho por el hombre, todos los planetas pierden su
órbita y caen en el olvido.

El asesinato de Matthew Shepard en Laramie, Wyoming, fue cometido por hombres que habían cambiado
el monitoreo centralizado de la gloria de Dios por el satélite de la autoexaltación. Y la autoexaltación o
autodeterminación por encima y en contra de Dios no pueden mantener a los planetas de la pasión en su
órbita. Esto lo aprendí de los versículos 28 y 29. Examínenlos conmigo. Romanos 1:28-29 a: “Y como
ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que
no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de
envidia, homicidios…”

Ahí esta, ¿De dónde viene el asesinato? Viene de esto: “Ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios”. O
como dice el versículo 23 ellos cambiaron “la gloria de Dios” por imágenes, en este caso por dinero y un
detestable poder. Como dice el versículo 25: “cambiaron la verdad de Dios por la mentira.”

La Raíz de Todos Nuestros Desórdenes y del Juicio de Dios

Esto lo vimos en el texto de la semana pasada. La raíz de todos nuestros desordenes, sean sexuales,
físicos o emocionales, es el cambio de la gloria de Dios por otras cosas. El sistema solar de nuestra alma y
de nuestra sociedad fue creado para girar alrededor de la gloria de Dios como su sol. Y toda la raza
humana ha cambiado la gloria de Dios, por ingrávidos satélites sustitutos que no tienen gravedad y no
pueden mantener nada en su debida órbita. Por tanto, el mundo entero está desordenado, decayendo y
avanzando hacia la destrucción.

Sin embargo, la semana pasada vimos de este mismo texto algo aún más asombroso. Este desorden y esta
decadencia en nuestras vidas, en nuestra sociedad y en nuestro universo, es el juicio de Dios, y él tiene la
intención de que sea visto como la terrible representación del horrible mal espiritual subyacente. Esto lo
vimos tres veces. Después de cada declaración de que hemos cambiado a Dios por otras cosas (versículos
23, 25, 28), dice: ‘por lo tanto Dios nos entregó a nuestra depravación para que nuestra alma y nuestra
sociedad se desintegren en toda suerte de malas obras, enfermedades espantosas, muerte y destrucción’.

Por ejemplo, el versículo 24: “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. El versículo
26: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas”. Y aquí en los versículos 26-27 describe la
conducta homosexual como un producto de estos desórdenes vergonzosos. Luego el versículo 28b: “Dios
los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Y aquí en los tres versículos
siguientes (29-31), describe otros 21 productos que son resultado de una mente depravada. Nadie se
escapa, sean homosexuales o heterosexuales, hombres o mujeres, ancianos o jóvenes, religiosos o no
religiosos; todos nosotros estamos bajo el dominio de una mente depravada. Como dice Romanos 3: 9-10:
“hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito: No hay justo, ni
aun uno”.

La raíz de todos nuestros problemas en este mundo es que la raza humana ha cambiado la gloria de Dios
por otras cosas y que Dios nos ha entregado a llevar el fruto de este cambio con diez mil penalidades,
todo lo cual debe llamarnos al arrepentimiento y a la adoración, en lugar de a la rebelión y al ateísmo. Y
cuando digo todas nuestras penalidades, me refiero realmente a todas. La semana pasada mencioné que
aún nuestras enfermedades físicas y calamidades naturales se deben al juicio de Dios sobre la creación
por nuestro intercambio de su gloria por otras cosas.

¿Que tal Si Hubieren Causas Genéticas Para el Desorden Sexual?

Esto es crucial para tratar con las causas de la homosexualidad. No creo que alguien tenga la seguridad de
conocer cuáles son los componentes físicos de la homosexualidad. ¿Pero que sucedería si se encontraran
causas genéticas? ¿Que implicaría esto sobre la inmoralidad y el desenvolvimiento de ese
comportamiento? Muy poco, si la misma naturaleza está desordenada y necesita redención. Entonces
veamos más de cerca este asunto esta mañana.

Consideren Romanos 8: 20-23, “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad,
sino por causa del que la sujetó en esperanza”. Note que toda la creación ha sido sujetada a vanidad: Las
cosas no funcionan como originalmente, de acuerdo a como su diseño debían funcionar. Los vientos,
lluvias, ríos, volcanes, bacterias, virus, instalación eléctrica del jet suizo, el revestimiento de los frenos, el
infarto del anciano de 86 años conduciendo, al pasar por un cruce peatonal mientras un estudiante ciego
cruzaba la calle, los salvajes glóbulos blancos en la sangre, la trisomía del cromosoma 21 y decenas de
miles de infartos de un mundo caído; la creación fue sujetada a vanidad.

¿Por quién? versículos 20 dice: “por causa del que la sujetó en esperanza.” Ese no es el hombre ni
Satanás, sino Dios. Dios sujetó el mundo a vanidad “en esperanza”. Toda la vanidad de este mundo tiene
la intención de despertarnos a los horrores de haber cambiado la gloria de Dios por otras cosas y hacernos
depender, no de nosotros mismos, sino de Dios quien resucita a los muertos (2 Corintios 1: 8-9) y restaura
la gloria (Romanos 8: 18-19).

Sigan leyendo. Versículos 21 y 22: “…porque también la creación misma será libertada de la esclavitud
de corrupción [i.e., vanidad] a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22Porque sabemos que toda la
creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Pablo ilustra las miserias, vanidades
y los dolores de la creación; como dolores de parto antes de la resurrección, cuando todo el dolor de
nuestros desordenados cuerpos y sexualidad, será reemplazado por la gloria de Dios entre su pueblo.

Pablo incluso aborda la acusante pregunta que planteamos la semana pasada: Ciertamente, si toda esta
miseria, todo este desorden y toda esta disfunción es debida a que fuimos sentenciados por Dios a que
Dios nos haya entregado al producto de nuestra impiedad, ¿Entonces no quitaría él la miseria, el
desorden, la disfunción y el dolor de sus hijos que están arrepentidos y creen en el evangelio? En el
versículo 23 da su respuesta: “y no solo ella [es decir, no solamente “toda la creación gime”], sino que
también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de
nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”

La respuesta es: ‘No, Dios no libra a su pueblo de una vez por todas de la vanidad de esta caída y
sentenciada creación’. Él cambia los efectos de su juicio en instrumentos de gracia para su pueblo
(Romanos 8:28). Y nos salva por etapas. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él
seremos salvos de la ira” (Romanos 5: 9-10). Ahora tenemos perdón para el pecado; después seremos
liberados de todos los pecados. Ahora tenemos reconciliación con Dios; después tendremos una completa
intimidad. Ahora tenemos las primicias y la entrega del Espíritu Santo; después tendremos la cosecha
completa de su poder y su presencia. Ahora se nos sana algo (de nuestros desórdenes sexuales); después
tendremos una total sanidad. Ahora vemos su belleza oscuramente a través de un cristal; después veremos
cara a cara. Ahora tenemos paz con Dios; después tendremos perfección. Ese es el significado de
Romanos 8:23.

¿Qué es “natural”? El punto de todo esto es que, sean los orígenes del desorden homosexual en nuestra
sexualidad físicos, sociales o personales, nada lo definirá como “bueno”, “natural” o “normal”. En un
mundo donde Dios es el Creador y Diseñador de la Vida, “natural” significa en sincronía con los
propósitos y diseños de Dios, no solo algo que tiene origen físico. El hecho de que algo tenga raíces
físicas no lo hace correcto. Las tendencias agresivas que son ocasionadas por desórdenes físicos pueden
llevar a un comportamiento violento, pero no las justificamos. Las tendencias apáticas ocasionadas por
problemas físicos pueden llevar a la holgazanería y la negligencia, pero no las justificamos. Las
tendencias frenéticas pueden llevar a la alteración y a obsesión con el trabajo. Una inclinación a la
melancolía puede llevar a pensamientos de suicidio. Una inclinación a la ansiedad puede llevar a la
paranoia. Las tendencias adictivas pueden llevar al alcoholismo, a enviciarse con el juego o al mortífero
cigarro. Una leve desesperación en el umbral puede llevar a un arranque de ira. Fuertes deseos sexuales
pueden llevar a la lujuria, o a la pornografía, o a la fornicación, o al adulterio, o a la poligamia.

En otras palabras, en un mundo donde los efectos del pecado contaminan las raíces de la naturaleza y
desordenan todas las áreas de la vida, no podemos definir como bueno y natural a algo que tenga raíces
físicas. Debe existir una norma más elevada que la que establece esta naturaleza caída. Existen muchas
anomalías en este mundo que son ocasionadas por problemas físicos. Por tanto, el hecho de que algo
tenga una base u origen físico, no es motivo suficiente para justificarlo y definirlo como natural o bueno.

¿Cómo pues viviremos y amaremos en este mundo desordenado? A riesgo de simplificar y excesiva y
selectivamente, permítanme tratar de darles algunos breves consejos bíblicos en cuanto a la dimensiones
personales, familiares y sociales de la homosexualidad.

Consejos Bíblicos para quien Tenga deseos Homosexuales

Primero, unas cuantas palabras a aquellos de entre nosotros que tengan deseos homosexuales.
1. Reconozcan la presencia y el dolor de una sexualidad desordenada, teniendo en cuenta la ambigüedad
de sus causas, tal como a los otros desórdenes y discapacidades. No defina la personalidad que Dios le ha
dado, por su sexualidad desordenada.

2. Ponga su fe solo en Cristo, para que le sean perdonados todos sus pecados, para que reciba el regalo de
la justicia de Dios, y para que Dios cumpla sobre usted todas las promesas que ha hecho (Romanos 1: 16-
17). El único pecador que puede luchar exitosamente contra sus pecados, es en que está justificado. En
otras palabras, usted lucha contra sus pecados sexuales desde su relación con Cristo y no para alcanzar
una relación con Cristo.

3. Comience a reordenar su vida completa en torno a la centralidad de la gloria de Dios como su más alto
tesoro. El pecado de la homosexualidad, como todos los otros pecados, es un resultado del cambio de la
gloria de Dios por otras cosas. Así que vuelva a poner el sol que es la gloria de Dios en su lugar, en el
centro de su alma y todos los planetas de sus deseos comenzarán a retornar a la órbita que Dios les dio.

4. Decida vivir una vida casta, en el celibato si es necesario, por el poder del Espíritu de Dios, con la
confianza de que si Dios no le sana ahora, lo hará en la era venidera; y toda la paciencia en pos de esta
pureza valdrá la pena (Romanos 8:18). Quisiera que Dios le conceda a todas las personas solteras (y
casadas) en Bethlehem, una pasión por la pureza.

5. Busque amistades sanas con ambos sexos, especialmente en grupos. Aquí la carga descansa
completamente sobre la iglesia para que sea un lugar donde esto pueda ocurrir. No estamos haciéndolo
muy bien y por eso estoy instando -especialmente a las familias- a salirnos de nuestras costumbres e
invitar a personas (especialmente personas solteras) a cenas y a otras reuniones. Mientras más hagamos
las cosas en grupos, en lugar de en parejas, más oportunidades creamos para relaciones no sexuales sanas.

6. Probablemente no necesito decirles que hay ministros que son como baluartes en nuestras ciudades,
que tienen una perspicacia, experiencia, apoyo y consejos bíblicos de una profundidad para la conciencia
que va más allá de lo que la mayoría de nosotros puede aportar. Esto puede ser algo que Dios utilizaría en
sus vidas.

7. Tome una posición audaz y compasiva a favor de la verdad, como hizo Joe Hallett,mantenga en pie los
propósitos de Dios para la sexualidad humana, es decir, como expresión del amor de Cristo por la iglesia
representada en el pacto de amor del matrimonio entre un hombre y una mujer.

Consejo Bíblico a los Padres

Permítanme ahora decir unas cuantas palabras a los padres.

1. Para los padres cristianos, los hijos rebeldes son más dolorosos que la muerte de un hijo. Porque
usualmente la muerte no es intensificada por sentimientos de culpa, fracaso o vergüenza. Es imposible
conocer a ciencia cierta cuántos de los sentimientos experimentados en estas situaciones son legítimos. La
única esperanza para los padres es el evangelio, que cualquier cosa que hayamos hecho con mediocridad
se nos perdona al confiar en Cristo, por una justicia que no es nuestra (Romanos 1: 16-17).

2. Si conocemos nuestros defectos, debemos confesarlos a nuestros hijos y buscar que nos perdonen.

3. Si tenemos hijos adultos con deseos homosexuales, debemos amarlos, orar por ellos y decirles verdades
bíblicas cuando estén aptos para oírla.

4. En el compañerismo de la iglesia, escudriñen las Escrituras y busquen consejos en relación al problema


increíblemente complejo y doloroso de la relación con los hijos, si éstos siguen viviendo en el pasado.

5. Si sus hijos son todavía pequeños o están por nacer, percátense de que, en gran medida, la salud de la
sexualidad de ellos depende de la salud con que ustedes los atiendan, los enseñen, estén en contacto con
ellos y los amen. Esto se los digo especialmente a ustedes, padres. Tanto para niños como para niñas, el
desarrollo de una sexualidad saludable depende más de la fuerte, amorosa y piadosa figura masculina en
sus vidas (más que la figura femenina) aunque ambas son muy importantes. Se puede demostrar bíblica,
experimental y psicológicamente que el papel del padre (o de algún hombre importante) es primordial
para el normal desarrollo sexual de chicos y chicas.
Si usted se pregunta cuál es la sexualidad normal y saludable, qué significa para un niño crecer para
volverse hombre y no mujer y qué significa para una niña crecer para volverse mujer y no hombre; si se
pregunta esto, le ruego que piense en ello. He hecho lo mejor para responder ésta pregunta en ‘What’s the
Difference: Manhood and Womanhood Defined According to the Bible’, [Crossway, 1990]. Además, le
pediría que leyera el capítulo 17 escrito por George Rekers, en ‘Recovering Biblical Manhood and
Womanhood’, [Crossway 1991].

Hablen la Verdad con Amor

Finalmente, unas breves palabras acerca de los temas sociales que rodean esta controversia de la
homosexualidad, entiéndase: el matrimonio, los compañeros de cuarto, la vivienda, el empleo, la
paternidad, la adopción, la educación, la diversidad de entrenamiento y el multiculturalismo. Cada uno de
estos asuntos requiere una reflexión seria. No pienso que las respuestas sean fáciles. Y los exhorto a
reflexionar, estudiar, orar y debatir. ¿Cómo una sociedad democrática, que está constitucionalmente
gobernada y determina sus valores moldeando sus leyes alrededor de esos valores, preserva los derechos
inalienables de “vida, libertad y búsqueda de la felicidad” mientras limita los comportamientos
destructivos y protege a las minorías de las hostilidades de las mayorías? Estas no son preguntas fáciles y
exigen lo mejor de nuestro razonamiento, no frases lapidarias o anuncios estridentes.

Ofreceré una directriz y una declaración a modo de conclusión. La directriz es ésta: normalizar el mal
comportamiento, respaldar el mal comportamiento y entorpecer “el repliegue reflexivo” ante la mala
conducta es, a largo plazo, dañino para las personas y destructivo para la sociedad. Un ejemplo:
normalizar y respaldar el comportamiento homosexual debilitará profundamente la frágil norma del
matrimonio heterosexual comprometido por largo tiempo y la crianza de niños, que son unidades
esenciales para la supervivencia social.

Mi declaración a modo de conclusión es ésta: Dios no nos ha llamado a ganar las elecciones, sino a ganar
almas, corazones y mentes; no nos ha llamado a controlar el Congreso, sino a predicar el evangelio; no
nos ha llamado a ser prudentes, sino a decir la verdad; no nos ha llamado a evitar el conflicto, sino a amar
a todos (1ra a los Tesalonicenses 3:12). Así que, hablemos la verdad con amor, confiándole nuestra causa
a Dios y manteniendo la gloria de Dios en el centro de nuestras almas, para que todos los planetas de
nuestras pasiones sean empujados hacia sus respectivas órbitas.

Juicio final: vida eterna vs. ira y enojo


Eternal Life vs. Wrath and Fury
31 de Agosto de 1980 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:28–2:11 | Tópico: El Cielo y el Infierno
Serie: Verdad Esencial para la Vida Cristiana
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Romanos 1:28–2:11
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen; 29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia,
maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30 murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los
padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32 quienes habiendo
entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen,
sino que también se complacen con los que las practican. 1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre,
quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que
juzgas haces lo mismo. 2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según
verdad. 3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú
escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad,
ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5 Pero por tu dureza y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el
cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan
gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad,
sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el
judío primeramente y también el griego, 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío
primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios.

La verdad Bíblica que quiero que entendamos, creamos y vivamos hoy es esta: se acerca el tiempo en el
que toda persona responsable, basándose en sus acciones y actitudes, se encontrará con el juicio final de
Dios, ya sea para vida eterna o para ira y enojo. Con esta oración estoy tratando de responder tres
preguntas acerca del juicio final:

1. ¿Quiénes serán juzgados?

2. ¿Basándose en qué serán juzgados?

3. ¿Cuáles son las alternativas que pueden sobrevenir?

Algunos harían otra pregunta primero, específicamente, ¿por qué hablar acerca del juicio? ¿Qué bien hace
eso? ¿No hace esto que la vida se oscurezca y lanza una sombra por encima del brillante campo del amor
de Dios? Mi respuesta tiene tres partes.

La primera razón es que predico acerca del juicio porque este es un tema muy prominente en las
Escrituras, y yo como maestro y pastor tengo la responsabilidad de revelar todo el consejo de Dios.
Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo
de vuestros pies. 15De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de
Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad (Mateo 10:14,15).

[Dios] ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó,
dando fe a todos con haberle levantado de los muertos (Hechos 17:31).

Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio
(Hebreos 9:27).

...si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, 27sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de
devorar a los adversarios (Hebreos 10: 26,27).

No veo la manera en que un pastor pueda negar este tema en las Escrituras y mantener su conciencia
limpia.

La segunda razón por la que predico acerca de este tema es que para algunas personas el temor al juicio
puede ser la única motivación para considerar confiar en Cristo como su Salvador. Ahora bien, para que
estén seguros, existen mejores razones para venir a Dios que la de escapar del infierno. Pero si el temor es
lo único que conmoverá a una persona para zafarse de la esclavitud al pecado y hacer que confíe en
Cristo, entonces, por el bien del amor de Cristo, que así sea. Hay mejores razones para que un niño
obedezca a su padre, que el temor de una nalgada. Pero si ese temor es lo único que lo mantendrá lejos de
la calle, que así sea, por el la causa del amor. No soy tan vacilante como algunos a la hora de permitir que
las personas sientan miedo. Porque en mis oídos están zumbando las palabras de Jesús:
No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. 5Pero os enseñaré a quién debéis
temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os
digo, a éste temed (Lucas 12: 4,5).

La tercera razón por la que predico acerca del juicio de Dios es que este revela parte del carácter de Dios
y así nos ayuda amarle por quien Dios es. Si oír acerca del juicio de Dios hace que nos sea más difícil
amar a Dios, entonces probablemente el Dios que amamos es un producto de nuestra imaginación y no el
real y verdadero Dios. Si vamos a amar al Dios verdadero debemos conocer al Dios verdadero. Algo anda
mal con nuestra fe si no podemos cantar alabanzas a Dios, no solo como nuestro Padre amoroso sino
también como el justo Juez de toda la tierra. Hoy mientras me preparaba para nuestro servicio de
adoración, revisé dos himnarios buscando un himno que celebrara la gloria del justo juicio de Dios, y nos
llamara a temer como deberíamos, y no pude encontrar uno. Esa es una mala señal de una teología
deficiente y de una relación con Dios atrofiada. Debemos cantar alabanzas por todo lo que Dios es, en
lugar de insinuar con nuestro silencio que, si juzga, él no es completamente admirable.

Por estas tres razones, considero esencial predicar sobre un texto cuyo tema sea el juicio de Dios. El texto
que he seleccionado es Romanos 1:28-2:11 y la primera pregunta que debemos tratar de responder en este
texto en cuanto al juicio final es, ¿quiénes serán juzgados? Pablo da la respuesta en los versículos 5 y 6,
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la
revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”. La respuesta simple
es: todos serán juzgados.

Pablo se desvive para hacer entender este punto porque en su época había al menos un grupo de personas,
algunas de las cuales pensaban que no estarían sujetas a juicio, específicamente los judíos. Fíjense como
Pablo aborda el problema. En Romanos 1:20,21 muestra que el gentil típico de su época, que no
glorificaba a Dios, no tenía excusa y estaba sujeto a juicio. Dice,

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias.

En otras palabras, a pesar de que hay suficiente conocimiento adecuado que muestra que Dios es digno de
honor y gratitud, todavía las personas no le honran, ni le agradecen. Sin excusa alguna están destinados a
la ira.

Luego en la última parte del primer capítulo Pablo describe la clase de cosas en las que cae una persona
que no reconoce a Dios. Versículos 28-32:

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen; 29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia,
maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30 murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los
padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32 quienes habiendo
entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen,
sino que también se complacen con los que las practican..

Estas eran las clases de cosas que Pablo veía cuando miraba en derredor en la sociedad, la familia y los
negocios de la vida gentil de su época.

Pero en esa sociedad pagana existía un pequeño enclave de personas que miraban al mundo de los
gentiles con desdén, y al juzgar a los gentiles reafirmaban su propio sentido de seguridad ante el juicio.
Sin embargo, según el apóstol no solo los gentiles carecen de excusa y están sujetos a juicio, sino también
los judíos, Este es el punto del capítulo 2, versículos 1-3:

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. 2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra
los que practican tales cosas es según verdad. 3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?

Eso es Precisamente lo que Algunos en Israel Suponían.

¿Recuerdan ustedes como al principio Juan el Bautista les predicó a los incrédulos de Israel: “¡Generación
de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
9y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que
Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras”? Hubo muchos en Israel que tenían la
desacertada noción de que al pertenecer al pueblo elegido y ser judíos tenían un pase libre en el día del
juicio. De modo que Juan el Bautista, Jesús y Pablo lucharon para hacer entender que aquellos que
rechazaran a Jesús y vivieran en el pecado, serían condenados en el día del juicio fueran judíos o gentiles.
Fue a las ciudades Judías de Corazín y de Betsaida a las que Jesús dijo, “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti,
Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón [ciudades gentiles] se hubieran hecho los milagros que han sido
hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. 22Por tanto os digo que
en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras.” (Mateo 11:21,
22). Jesús cambia la falsa noción que tenían en sus cabezas: En el día del juicio será peor para los judíos,
no mejor, porque su privilegio es mayor.

Y es esto precisamente lo que Pablo nos dice en Romanos 2: 9-11:

...tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el
griego, 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al
griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios
A quienes mucho les es dado mucho se les exigirá. Por tanto, los judíos están primero al recibir la
bendición y van primero hacia el juicio. Ningún hombre es salvo por su raza, su patrimonio, o su forma
externa de religión. Dios no hace distinciones en estas cosas. Él mira el corazón y a sus desbordamientos
en la vida diaria.

El resumen del asunto es dado en Romanos 3:9 y 22-23: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que
ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado…
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios.” Y para nosotros esto significa que en esta habitación, todo el que no ha huido para
refugiarse en Cristo y buscar misericordia y perdón, está bajo la ira de Dios y va camino al infierno.
También nos muestra que no hay grupos de personas de nuestra sociedad que estén excluidos del juicio.
Desde lo más alto del I.D.S. hasta los antros de la Hennepin Avenue. Tanto los presidentes empresariales
como los chóferes de taxi, los congresistas y los custodios, las amas de casa y las prostitutas, los
marineros y las secretarias, los proxenetas y los pastores, todos estaremos delante de la barra, en la
‘última bifurcación del camino de la vida. Y todo el dinero, las posesiones, estatus, el poder y los
atractivos en los cuales nuestras almas han pensado refugiarse, pesarán para la justicia de Dios tanto como
el polvo que será sacudido antes de que el juicio pueda comenzar, antes que los asuntos verdaderamente
reales de la vida puedan ser pesados.

Esto nos lleva a nuestra segunda pregunta: ¿Sobre que bases se hará el juicio final? ¿Cuáles son los
asuntos verdaderamente reales de la vida? Pablo lo resume en Romanos 2:6, “[Dios] pagará a cada uno
conforme a sus obras.” Los versículos 9 y 10 son más precisos en cuanto a qué clase de obras:
“tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo [...] 10pero gloria y honra y paz a todo el
que hace lo bueno”. Lo verdaderamente real de la vida no es la raza, o el oficio, o el estatus, o el salario, o
el atractivo, o la religión de formas y reglas. El asunto es si uno hace bien o hace mal.

Pero espérense un minuto. ¿Es esta la manera en la que el cristianismo se expresa? ¿Qué hay con la
promesa: “cree en el señor Jesús Cristo y serás salvo”? ¿Qué hay con la gracia, la misericordia y la
justificación de los impíos? ¿No dijo Pablo en Tito 3:5 que Dios “nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo”? Y en Efesios 2:8, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe”. ¿Cómo puede ser que
seamos salvos por la gracia, por medio de la fe, no por obras, y sin embargo ser juzgados conforme a
nuestras obras en el juicio final?

Algunas personas resuelven esta aparente contradicción diciendo que Romanos 2 describe un juicio en el
cual las personas de Dios no tienen parte. Es solamente para los incrédulos. Yo creo que esa solución es
lo contrario de la intención de Pablo y de la enseñanza de Jesús. Pablo dijo, “[Dios] pagará a cada uno
conforme a sus obras”, no sólo a los incrédulos. Está claro como el sol que Pablo cree que existe un estilo
de vida que lo excluye puede excluirnos del Reino de Dios y por ende los cristianos no viven así. Por
ejemplo, en Gálatas 5:19-21 previene a los cristianos de las obras de la carne los pleitos, celos,
contiendas, herejías, envidias, borracheras, etc., porque “los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios” (similar a 1ra a los Corintios 6:9-10 y Efesios 5: 5). El juicio final será conforme a
nuestras obras.

El mismo Jesús fue aún más fuerte enfatizando que definitivamente usted no puede pasar el día del juicio
si su vida no ha sido cambiada al guardar los mandamientos de Dios. Por ejemplo, Mateo 6:14,15:
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.
Consideren la parábola de los dos cimientos, Mateo 7:24-27. “Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25Descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. 26Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un
hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. Ésta es una imagen del
juicio y la cuestión es: ¿Has actuado conforme a las palabras de Jesús?

Tomemos otro ejemplo de Jesús, porque éste ofrece la pista para resolver nuestro problema de ¿cómo
podemos ser salvos por la gracia por la fe y sin embargo todavía el juicio final será conforme a las obras?
En Mateo 12:34-37 Jesús dice a los fariseos
¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del
corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre
malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los
hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus
palabras serás condenado.

Aquí está la pista crucial: en el día del juicio seremos juzgados conforme a nuestras obras, incluyendo los
actos de nuestra lengua, porque los actos son el reflejo infalible de lo que abunda en el corazón. “porque
de la abundancia del corazón habla la boca”. Se puede juzgar un árbol por sus frutos y juzgar un corazón
por sus obras. En verdad el asunto no es si somos salvos por la fe en Cristo o por las buenas obras; el
asunto es: en el día del juicio ¿cómo mostrará Dios que su juicio es justo? Y la respuesta es, él certificará
ante el mundo que tenemos una fe salvadora al llamar a nuestras obras a testificar acerca de la veracidad
de esa fe.

En el tribunal del juicio del reino de Dios todo el mundo estará reunido frente al Juez justo, y todos serán
culpables de agravio capital. Sin embargo algunos serán declarados inocentes y serán otros condenados.
La razón más profunda para esta separación es que un grupo ha sido perdonado debido a su identificación
con Cristo mediante la fe, y el otro no. Pero lo que Pablo está enseñando en Romanos 2:7-10 es que en
ese tribunal un testigo será llamado a testificar de la veracidad de nuestra fe o de su ausencia. Y ese
testigo será ‘nuestras obras’, como podemos apreciar en Romanos 1:28-32 que incluye tanto las obras de
la mente como las del cuerpo, las actitudes como las acciones.

Es por gracia que somos salvos mediante la fe; y esta no es nuestra, sino que es regalo de Dios. Pero el
corazón que está lleno de fe se desbordará en actitudes y acciones muy diferentes de las que se desbordan
del corazón incrédulo. Por tanto, nuestras obras testificarán, sinceramente, acerca de la autenticidad o
ausencia de la fe, y no es incongruente para Dios juzgarnos conforme a nuestras obras. Debemos entender
que este juicio conforme a nuestras obras, no quiere decir que nos ganamos nuestra salvación. Nuestras
obras no ganan, ellas exhiben nuestra salvación. Nuestras obras no son el mérito de nuestra justicia, sino
la señal de nuestra nueva vida en Cristo. Nuestras obras no son suficientes para hacernos merecedores del
favor de Dios, pero demuestran nuestra fe. Por favor mantengan esta distinción clara en sus mentes,
respecto a nuestras actitudes y nuestras acciones: Ellas no ganan, ellas exhiben; ellas no ameritan, ellas
señalan; ellas no nos hacen merecedores, ellas demuestran. Y por tanto, “[Dios] pagará a cada uno
conforme a sus obras,” Incluyendo a los cristianos.

Nuestra tercera y última pregunta, muy brevemente: ¿Cuáles son las alternativas en el juicio? Pablo
responde en los versículos 7 y 8:

vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo
a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.

Vida eterna o ira y enojo de Dios, éstas son las dos alternativas. En 2da a los Tesalonicenses 1: 9 Pablo
habló de aquellos que no obedecen el evangelio y dice, “os cuales sufrirán pena de eterna perdición”.
Jesús concluye la parábola del gran juicio final, en Mateo 25: 46, con estas palabras: “E irán éstos al
castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”

El infierno es la realidad más espantosa que podemos imaginar. Ningún horror o sufrimiento en la historia
puede ser comparado con lo que Juan llama el “lago de fuego” y donde Jesús dice que “el gusano de ellos
no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:48). Andar por la vida desconfiando y desobedeciendo al
Dios infinito, es un pecado infinito, y será castigado con tormento eterno.

Pero si el infierno es infinitamente horrible para poder imaginarlo, la vida eterna en la presencia de Jesús
Cristo es infinitamente hermosa para contemplarla en nuestras mentes. La felicidad que los santos tendrán
en la Era venidera será más satisfactoria que todos los momentos de gozo experimentados por todos los
hombres en la historia. ¿Ha existido alguna vez un momento en el que usted haya pensado que reventaría
porque estaba demasiado feliz? Multiplíquelo por mil veces y que aumente continuamente por toda la
eternidad, y tendrá alguna noción de lo que la vida eterna con Cristo significará.

Concluyo con un resumen de las respuestas a nuestras tres preguntas.

1. Todas las personas sin excepción pasarán por el juicio final de Dios.
2. El juicio será conforme a las actitudes y acciones, que son una señal segura de la autenticidad o
ausencia de fe en Cristo.

3. Las alternativas en el camino llevan o hacia la vida eterna o hacia la ira y el enojo.

Si todavía no lo ha hecho, ¡decídase por la vida! ¿Por qué perecer? Confíe en Cristo y haga Su voluntad.
Y para los que ya aman a Cristo, deléitense en la más gloriosa esperanza que puedan imaginar, y todo lo
que hagan que provenga de la fe.

Los riesgos de no aprobar tener en cuenta a Dios


8 de Noviembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:28–32 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:28–32
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio
de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican.

La enseñanza de Pablo sobre el por qué una sociedad se degenera en males desenfrenados, depravados y
destructivos difiere de cualquier análisis que usted pueda leer en la actualidad. Una de las razones es que
cuando una sociedad se está hundiendo en la decadencia moral, una de las características de esa
decadencia es la incapacidad para ver lo que está ocurriendo. La mente social se vuelve tan defectuosa en
la decadencia moral, que no tiene las categorías o marcos sociales para reconocer el mal por lo que
realmente es.

Vivimos en esos días. La incapacidad para hacer juicios morales sensatos es evidente en casi todas las
partes que se mire, lo que hace que este pasaje de las Escrituras sea uno de los textos más relevantes y
necesarios en toda la Biblia para nuestros días, precisamente porque parece algo tan extraño. Hoy, si algo
no parece espiritual ni moralmente extraño, probablemente forme parte de la ciega y decadente atmósfera
que respiramos, y por ende carece de uso real para nosotros, sin importar cuánto bien nos haga sentir.
Necesitamos una Palabra de Dios. Y sin lugar a dudas podemos esperar que esa palabra sea muy extraña,
porque nos hemos vuelto extraños a la realidad de Dios en una época muy ensimismada.

En el texto de hoy tenemos una lista de veintiuna maneras de pecar o veintiún tipos de males. Y lo que
pienso que debemos hacer es percatarnos, primeramente, del por qué Pablo nos da esta lista y de dónde
viene la misma. Luego debemos examinar la lista en sí, y preguntarnos ¿por qué está aquí? Después
debemos preguntar ¿Cuál es la solución a esta clase de cosas?

¿De Donde vienen Estos Males que Aparecen en los Versículos 29-31?

Primeramente, ¿de dónde vienen esos males enumerados en los versículos 29-31? Todo comienza unos
versículos antes, en el 18, donde Pablo explica la razón por la que el evangelio del regalo de la justicia de
Dios es tan desesperadamente necesario. Ustedes recuerdan que él dijo en el versículo 16 que el evangelio
es “poder de Dios para salvación para todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego.”
¿Por qué? versículo 17: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: más el justo por la fe vivirá”. En otras palabras, el evangelio es poder de Dios para salvar a los
creyentes, porque en él Dios nos da lo que necesitamos y que nunca podríamos producir por nosotros
mismos, específicamente, su propia justicia. La justicia que él demanda de nosotros nos la entrega
gratuitamente, si confiamos en él. Esta es la gran verdad Bíblica de la justificación mediante la fe.

Después, en el versículo 18, Pablo nos explica que este evangelio del regalo de la justicia de Dios es tan
desesperadamente necesario: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.” Necesitamos la justicia de Dios porque es
la única cosa que nos puede proteger de la ira de Dios. Y necesitamos estar protegidos de la ira de Dios,
porque por naturaleza somos injustos y retenemos con injusticia la verdad de Dios. Por naturaleza, no nos
gusta Dios y no lo queremos en nuestras vidas. De solo decirlo tiemblo.

Los Efectos de Detener la Verdad de Dios


De modo que lo que Pablo hace en los siguientes versículos es describirnos los efectos de detener con
injusticia la verdad de Dios. Quiere que veamos todos los males del mundo como un río que se deriva de
este mismo manantial. Rechazar a Dios, detener a Dios, distorsionar a Dios, re-crear a Dios en nuestra
imagen para nuestro propio gusto, son todas las causas que ocasionan un efecto peor de lo que esperamos.
Y lo que es peor de lo que esperamos es que Dios, como si estuviera en contra suya, nos entrega a los
devastadores efectos de nuestra propia rebelión contra él.

Hemos visto esto en tres ocasiones. En el versículo 23, cambiamos la gloria de Dios por imágenes, el
versículo 24 dice, “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones”. En el versículo 25, cambiamos verdad de Dios por la mentira, y el 26 dice, “Por esto Dios los
entregó a pasiones vergonzosas.” Y hoy lo vemos otra vez en el versículo 28: “Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios, [por tanto] Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen.”

Esto es lo que Pablo quiere decir cuando dice que la ira de Dios se revela (versículo 18): ‘La ira de Dios
se revela contra el mundo, cuando los seres humanos por todo el mundo, estiman a otras cosas más que a
Dios’. La respuesta inmediata de Dios a esta deslealtad mundial y a esta traición en contra de nuestro
Creador, no es enviarnos al infierno, sino encargarse de que nos hundamos en el pantano que hemos
escogido. Es a esto a lo que me estaba refiriendo en el comienzo, cuando dije que la enseñanza de Pablo
acerca de por qué una sociedad se degenera en males desenfrenados, depravados y destructivos; era
diferente a cualquier análisis que usted pudiera leer en la actualidad. Hoy usted podría oír a alguien decir:
‘Esta bien, Norteamérica, has construido tu cama de inmoralidad y relativismo secular menospreciador de
Dios, así que ahora duerme en ella’. Pero eso no es lo que Pablo dice aquí.

Él dice algo mucho más horripilante acerca de la ira de Dios. Él nos da en cuatro pasos, su análisis de
nuestra situación. Solo tomen el versículo 28 del texto de hoy para que vean los cuatro pasos.

Primero, dice que la raíz del problema es que no nos gusta aprobar tener en cuenta a Dios. “Ellos no
aprobaron tener en cuenta a Dios.” Ese es el problema fundamental en el mundo. Esa es la esencia de la
condición humana. No queremos a Dios. Queremos la autodeterminación y autoexaltación. Ese fue el
primer pecado en el jardín en Edén. Y esa es la raíz de todos los males de hoy. No queremos conocer a
Dios o tenerlo en nuestras vidas.

Lo más profundo de nuestro pecado es resultado del Juicio Divino.


El segundo paso del análisis de Pablo, es que Dios, en un acto de juicio (recuerden la revelación de la
“ira” en el versículo 18), elimina las restricciones al pecado y nos entrega para que nos hundamos en el
pantano que hemos escogido. Esto es lo que usted no escuchará en ningún análisis social de la actualidad.
¿Quién tiene hoy ese realismo centrado en Dios como para decir: ‘La gravedad de nuestro pecado no solo
merece el juicio divino, sino que es juicio divino’? Eso es lo que Pablo dice. Hoy no se puede comprender
a Norteamérica (o cualquier otro país) sin esta verdad revelada. Aún si tratáremos de jactarnos ante Dios,
porque al menos ejercemos nuestro libre albedrío al rebelarnos en su contra, Dios respondería: ¿Eso
crees? Piénsalo de nuevo.
El tercer paso en el análisis de Pablo (en el versículo 28) nos explica que el resultado de que Dios nos
entregara y eliminara las restricciones del pecado (ver Génesis 20:6) es que quedamos hechos prisioneros
de una “mente reprobada”. “Dios los entregó a una mente reprobada”. Nuestras mentes se vuelven más
defectuosas en el pecado. No solo las utilizamos para pecar, sino que eventualmente ni siguiera podremos
discernir claramente lo que es el pecado. No podemos reconocerlo. Es como si nos apartásemos de Dios y
nos enamorásemos de la Mosca Negra Africana, portadora de la lombriz intestinal que produce la ceguera
del río, y entonces Dios nos entregase a esa mosca, a esa lombriz y a esa ceguera; y todo lo que podemos
hacer ahora es acariciar la mosca (¡del pecado!) y seguir tratando de convencernos a nosotros mismos de
que es un precioso mechón de terciopelo.
El cuarto paso del análisis (en el versículo 28) explica que nuestra mente defectuosa produce toda clase
de males. Pablo enumera veintiún males como ejemplos.
Así, ahora tenemos nuestra respuesta a la primera pregunta, o sea, ¿De dónde vienen esos males? Vienen
de: 1) nuestro deseo de no aprobar tener en cuanta a Dios; 2) del juicio de Dios sobre la especie humana
al entregarnos para que nos hundamos en el pantano que amamos; y 3) de la mente depravada o
defectuosa en que nos hundimos.

¿Qué es esta lista y por qué está aquí?

Y ahora podemos preguntar: ¿Qué es esta lista de males? ¿Qué vamos a hacer con ella y por qué está
aquí?

Leámosla de nuevo. Versículos 28b-31: “Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de
envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de
Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales,
sin afecto natural, implacables, sin misericordia”.

Por supuesto, una persona podría plantear una objeción contra Pablo: No todos los incrédulos son así.
Algunos son personas muy concientes, respetuosos con la ley, generosos, corteses y decentes. Sí, eso es
cierto, y Pablo sabía que era cierto. Él estaba consciente, por ejemplo, de los estoicos de su época,
personas como Séneca y Epictetus y Marcos Aurelio, un poco más tarde, que se enorgullecían de no
pertenecer a esta lista de males, y sin embargo, no eran cristianos.

No, el objetivo de esta lista no es decir que toda sociedad que se rehúse a amar al Dios verdadero se verá
así. Sabemos esto porque, en los versículos 26-27, Pablo dice que el deseo homosexual es el resultado de
no amar a Dios por encima de todas las cosas, y de ser entregados por él al pecado, y sin embargo, Pablo
claramente no piensa que todos los incrédulos tienen deseos homosexuales. De manera similar, en los
versículos 28-31, cuando dice que todos estos pecados son el resultado de rehusarse a reconocer a Dios,
no quiere indicar que todos los incrédulos, o grupos de incrédulos, tengan todos estos pecados o los
tengan en la misma medida. Estos son, más bien, ejemplos. Ellas son la clase de cosas que provienen de
rechazar a Dios, y mientras más entregue Dios a un pueblo a su propia depravación desenfrenada, en
mayor y mayor medida tendrá la sociedad este pecado.

Toda Forma De Pecado Viene De No Querer Conocer A Dios


¿Entonces cuál es el objetivo de enumerar todos estos pecados? El objetivo, pienso yo, es darnos
suficientes ejemplos para mostrar que, virtualmente, todos los males tienen que ver con Dios y provienen
de no reconocerlo, de no aprobarlo, y de no amarlo por encima de todas las cosas. En otras palabras,
Pablo nos da un despliegue general de males, para despertarnos al hecho de que la ruina en cualquier área
de la vida, se debe al abandono de Dios. Versículo 28: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios...” y entonces comienza su lista de males.

En otras palabras: el objetivo de la lista es relacionar a Dios con todo el pecado que existe en el mundo. Y
hemos visto que la relación es doble: todo el pecado se origina en el hecho de que preferimos otras cosas
antes que a Dios; y cada pecado se empeora a medida que Dios elimina sus restricciones y nos entrega
para que nos hundamos en el pantano que hemos escogido.

Si Norteamérica tiene la más elevada tasa de asesinato del mundo occidental, ello tiene que ver con Dios.
Si nuestros ejecutivos son glotones, ello tiene que ver con Dios. Si nuestros políticos son engañosos, ello
tiene que ver con Dios. Si chismorreamos unos de otros por la espalda, ello tiene que ver con Dios. Si
nuestros programas televisivos son insolentes y jactanciosos, ello tiene que ver con Dios. Si nuestros hijos
son desobedientes a los padres, ello tiene que ver con Dios. Si somos poco fiables y no guardamos las
promesas del matrimonio, ello tiene que ver con Dios. Si estamos ciegos a los males evidentes, somos
desagradables y no somos misericordiosos, ello tiene que ver con Dios. Ese es el objetivo de esta lista. En
cualquier pecado que nos estemos hundiendo, es debido a que hemos saltado de la Roca de la gloria de
Dios.

¿Cómo Debemos Luchar Contra estos Males Destructivos?

Lo que finalmente nos trae a la tercera y última pregunta: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo debemos ripostar
contra estos males destructivos en nuestras vidas y en nuestra cultura?
Precisamente, todo el libro de Romanos trata acerca de la respuesta. Pero concluyamos viendo tres
grandes cambios: 1) Necesitamos cambiar la ira de Dios contra nuestra injusticia. 2) Necesitamos cambiar
la decisión de Dios de entregarnos a una mente reprobada. 3) Necesitamos cambiar la decadencia moral
de nuestras mentes, para que puedan ser renovadas y utilizadas correcta y apropiadamente al servicio de
Dios.

La buena noticia es que Dios ha proporcionado estos cambios. Usted no se hundirá más de lo que ya está
si abraza a Dios y a su provisión. Aquí esta el versículo clave para cada uno de estos cambios.

El versículo clave para el cambio de la ira de Dios contra nosotros es Romanos 1:17: En el evangelio de
Cristo, “la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. En
otras palabras, la justicia que Dios demanda de nosotros, nos la da gratuitamente si nos volvemos hacia él
y confiamos en él para que sea nuestro más grandioso Dios. Y si usted tiene la justicia de Dios, ya no está
más bajo la ira de Dios. ¡Un cambio muy favorable!

El versículo clave para cambiar de la decisión de Dios de entregarnos a una mente reprobada es Romanos
6: 17. “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados [las mismas palabras de Romanos 1:28]”. Esta es el cambio
exacto del ‘entregó’ de Romanos 1:28. Aquí hay una forma de doctrina que es verdadera y santa, no falsa
e inmunda. Y note que es Dios quien lo hace. “Pero gracias a Dios”. Pablo dice que ellos se volvieron
obedientes a esta doctrina. Dios nos entregó a la verdad y a la justicia, como mismo una vez nos entregó
al pecado.

Finalmente, el versículo clave para cambiar nuestras mentes defectuosas es Romanos 12:2. “No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Cuando Dios nos ha dado su justicia mediante la fe en Jesús, y nos ha entregado a una nueva doctrina de
la verdad, y ha comenzado a hacernos obedecerla; somos transformados poco a poco por la renovación de
nuestro entendimiento y la larga lista de pecados de Romanos 1:29-31 se vuelve más corta y más débil
ante la gloria de Dios.

Esta es la clave para la vida. Este es el mensaje que llevamos a los barrios y naciones. Yo les hago un
llamado y los exhorto a recibir estos tres cambios de la mano de Dios mediante la fe: 1) El cambio de la
ira de Dios a través del regalo de la justicia de Dios. 2) El cambio de la depravación a que fuimos
entregados a través de la verdad a que seremos entregados. Y 3) El cambio de una mente depravada a
través de la transformación de una mente renovada.

Los riesgos de no aprobar tener en cuenta a Dios


8 de Noviembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:28–32 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:28–32
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio
de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican.

La enseñanza de Pablo sobre el por qué una sociedad se degenera en males desenfrenados, depravados y
destructivos difiere de cualquier análisis que usted pueda leer en la actualidad. Una de las razones es que
cuando una sociedad se está hundiendo en la decadencia moral, una de las características de esa
decadencia es la incapacidad para ver lo que está ocurriendo. La mente social se vuelve tan defectuosa en
la decadencia moral, que no tiene las categorías o marcos sociales para reconocer el mal por lo que
realmente es.
Vivimos en esos días. La incapacidad para hacer juicios morales sensatos es evidente en casi todas las
partes que se mire, lo que hace que este pasaje de las Escrituras sea uno de los textos más relevantes y
necesarios en toda la Biblia para nuestros días, precisamente porque parece algo tan extraño. Hoy, si algo
no parece espiritual ni moralmente extraño, probablemente forme parte de la ciega y decadente atmósfera
que respiramos, y por ende carece de uso real para nosotros, sin importar cuánto bien nos haga sentir.
Necesitamos una Palabra de Dios. Y sin lugar a dudas podemos esperar que esa palabra sea muy extraña,
porque nos hemos vuelto extraños a la realidad de Dios en una época muy ensimismada.

En el texto de hoy tenemos una lista de veintiuna maneras de pecar o veintiún tipos de males. Y lo que
pienso que debemos hacer es percatarnos, primeramente, del por qué Pablo nos da esta lista y de dónde
viene la misma. Luego debemos examinar la lista en sí, y preguntarnos ¿por qué está aquí? Después
debemos preguntar ¿Cuál es la solución a esta clase de cosas?

¿De Donde vienen Estos Males que Aparecen en los Versículos 29-31?

Primeramente, ¿de dónde vienen esos males enumerados en los versículos 29-31? Todo comienza unos
versículos antes, en el 18, donde Pablo explica la razón por la que el evangelio del regalo de la justicia de
Dios es tan desesperadamente necesario. Ustedes recuerdan que él dijo en el versículo 16 que el evangelio
es “poder de Dios para salvación para todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego.”
¿Por qué? versículo 17: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: más el justo por la fe vivirá”. En otras palabras, el evangelio es poder de Dios para salvar a los
creyentes, porque en él Dios nos da lo que necesitamos y que nunca podríamos producir por nosotros
mismos, específicamente, su propia justicia. La justicia que él demanda de nosotros nos la entrega
gratuitamente, si confiamos en él. Esta es la gran verdad Bíblica de la justificación mediante la fe.

Después, en el versículo 18, Pablo nos explica que este evangelio del regalo de la justicia de Dios es tan
desesperadamente necesario: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.” Necesitamos la justicia de Dios porque es
la única cosa que nos puede proteger de la ira de Dios. Y necesitamos estar protegidos de la ira de Dios,
porque por naturaleza somos injustos y retenemos con injusticia la verdad de Dios. Por naturaleza, no nos
gusta Dios y no lo queremos en nuestras vidas. De solo decirlo tiemblo.

Los Efectos de Detener la Verdad de Dios


De modo que lo que Pablo hace en los siguientes versículos es describirnos los efectos de detener con
injusticia la verdad de Dios. Quiere que veamos todos los males del mundo como un río que se deriva de
este mismo manantial. Rechazar a Dios, detener a Dios, distorsionar a Dios, re-crear a Dios en nuestra
imagen para nuestro propio gusto, son todas las causas que ocasionan un efecto peor de lo que esperamos.
Y lo que es peor de lo que esperamos es que Dios, como si estuviera en contra suya, nos entrega a los
devastadores efectos de nuestra propia rebelión contra él.

Hemos visto esto en tres ocasiones. En el versículo 23, cambiamos la gloria de Dios por imágenes, el
versículo 24 dice, “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones”. En el versículo 25, cambiamos verdad de Dios por la mentira, y el 26 dice, “Por esto Dios los
entregó a pasiones vergonzosas.” Y hoy lo vemos otra vez en el versículo 28: “Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios, [por tanto] Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen.”

Esto es lo que Pablo quiere decir cuando dice que la ira de Dios se revela (versículo 18): ‘La ira de Dios
se revela contra el mundo, cuando los seres humanos por todo el mundo, estiman a otras cosas más que a
Dios’. La respuesta inmediata de Dios a esta deslealtad mundial y a esta traición en contra de nuestro
Creador, no es enviarnos al infierno, sino encargarse de que nos hundamos en el pantano que hemos
escogido. Es a esto a lo que me estaba refiriendo en el comienzo, cuando dije que la enseñanza de Pablo
acerca de por qué una sociedad se degenera en males desenfrenados, depravados y destructivos; era
diferente a cualquier análisis que usted pudiera leer en la actualidad. Hoy usted podría oír a alguien decir:
‘Esta bien, Norteamérica, has construido tu cama de inmoralidad y relativismo secular menospreciador de
Dios, así que ahora duerme en ella’. Pero eso no es lo que Pablo dice aquí.

Él dice algo mucho más horripilante acerca de la ira de Dios. Él nos da en cuatro pasos, su análisis de
nuestra situación. Solo tomen el versículo 28 del texto de hoy para que vean los cuatro pasos.
Primero, dice que la raíz del problema es que no nos gusta aprobar tener en cuenta a Dios. “Ellos no
aprobaron tener en cuenta a Dios.” Ese es el problema fundamental en el mundo. Esa es la esencia de la
condición humana. No queremos a Dios. Queremos la autodeterminación y autoexaltación. Ese fue el
primer pecado en el jardín en Edén. Y esa es la raíz de todos los males de hoy. No queremos conocer a
Dios o tenerlo en nuestras vidas.

Lo más profundo de nuestro pecado es resultado del Juicio Divino.


El segundo paso del análisis de Pablo, es que Dios, en un acto de juicio (recuerden la revelación de la
“ira” en el versículo 18), elimina las restricciones al pecado y nos entrega para que nos hundamos en el
pantano que hemos escogido. Esto es lo que usted no escuchará en ningún análisis social de la actualidad.
¿Quién tiene hoy ese realismo centrado en Dios como para decir: ‘La gravedad de nuestro pecado no solo
merece el juicio divino, sino que es juicio divino’? Eso es lo que Pablo dice. Hoy no se puede comprender
a Norteamérica (o cualquier otro país) sin esta verdad revelada. Aún si tratáremos de jactarnos ante Dios,
porque al menos ejercemos nuestro libre albedrío al rebelarnos en su contra, Dios respondería: ¿Eso
crees? Piénsalo de nuevo.
El tercer paso en el análisis de Pablo (en el versículo 28) nos explica que el resultado de que Dios nos
entregara y eliminara las restricciones del pecado (ver Génesis 20:6) es que quedamos hechos prisioneros
de una “mente reprobada”. “Dios los entregó a una mente reprobada”. Nuestras mentes se vuelven más
defectuosas en el pecado. No solo las utilizamos para pecar, sino que eventualmente ni siguiera podremos
discernir claramente lo que es el pecado. No podemos reconocerlo. Es como si nos apartásemos de Dios y
nos enamorásemos de la Mosca Negra Africana, portadora de la lombriz intestinal que produce la ceguera
del río, y entonces Dios nos entregase a esa mosca, a esa lombriz y a esa ceguera; y todo lo que podemos
hacer ahora es acariciar la mosca (¡del pecado!) y seguir tratando de convencernos a nosotros mismos de
que es un precioso mechón de terciopelo.
El cuarto paso del análisis (en el versículo 28) explica que nuestra mente defectuosa produce toda clase
de males. Pablo enumera veintiún males como ejemplos.

Así, ahora tenemos nuestra respuesta a la primera pregunta, o sea, ¿De dónde vienen esos males? Vienen
de: 1) nuestro deseo de no aprobar tener en cuanta a Dios; 2) del juicio de Dios sobre la especie humana
al entregarnos para que nos hundamos en el pantano que amamos; y 3) de la mente depravada o
defectuosa en que nos hundimos.

¿Qué es esta lista y por qué está aquí?

Y ahora podemos preguntar: ¿Qué es esta lista de males? ¿Qué vamos a hacer con ella y por qué está
aquí?

Leámosla de nuevo. Versículos 28b-31: “Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de
envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de
Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales,
sin afecto natural, implacables, sin misericordia”.

Por supuesto, una persona podría plantear una objeción contra Pablo: No todos los incrédulos son así.
Algunos son personas muy concientes, respetuosos con la ley, generosos, corteses y decentes. Sí, eso es
cierto, y Pablo sabía que era cierto. Él estaba consciente, por ejemplo, de los estoicos de su época,
personas como Séneca y Epictetus y Marcos Aurelio, un poco más tarde, que se enorgullecían de no
pertenecer a esta lista de males, y sin embargo, no eran cristianos.

No, el objetivo de esta lista no es decir que toda sociedad que se rehúse a amar al Dios verdadero se verá
así. Sabemos esto porque, en los versículos 26-27, Pablo dice que el deseo homosexual es el resultado de
no amar a Dios por encima de todas las cosas, y de ser entregados por él al pecado, y sin embargo, Pablo
claramente no piensa que todos los incrédulos tienen deseos homosexuales. De manera similar, en los
versículos 28-31, cuando dice que todos estos pecados son el resultado de rehusarse a reconocer a Dios,
no quiere indicar que todos los incrédulos, o grupos de incrédulos, tengan todos estos pecados o los
tengan en la misma medida. Estos son, más bien, ejemplos. Ellas son la clase de cosas que provienen de
rechazar a Dios, y mientras más entregue Dios a un pueblo a su propia depravación desenfrenada, en
mayor y mayor medida tendrá la sociedad este pecado.

Toda Forma De Pecado Viene De No Querer Conocer A Dios


¿Entonces cuál es el objetivo de enumerar todos estos pecados? El objetivo, pienso yo, es darnos
suficientes ejemplos para mostrar que, virtualmente, todos los males tienen que ver con Dios y provienen
de no reconocerlo, de no aprobarlo, y de no amarlo por encima de todas las cosas. En otras palabras,
Pablo nos da un despliegue general de males, para despertarnos al hecho de que la ruina en cualquier área
de la vida, se debe al abandono de Dios. Versículo 28: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios...” y entonces comienza su lista de males.

En otras palabras: el objetivo de la lista es relacionar a Dios con todo el pecado que existe en el mundo. Y
hemos visto que la relación es doble: todo el pecado se origina en el hecho de que preferimos otras cosas
antes que a Dios; y cada pecado se empeora a medida que Dios elimina sus restricciones y nos entrega
para que nos hundamos en el pantano que hemos escogido.

Si Norteamérica tiene la más elevada tasa de asesinato del mundo occidental, ello tiene que ver con Dios.
Si nuestros ejecutivos son glotones, ello tiene que ver con Dios. Si nuestros políticos son engañosos, ello
tiene que ver con Dios. Si chismorreamos unos de otros por la espalda, ello tiene que ver con Dios. Si
nuestros programas televisivos son insolentes y jactanciosos, ello tiene que ver con Dios. Si nuestros hijos
son desobedientes a los padres, ello tiene que ver con Dios. Si somos poco fiables y no guardamos las
promesas del matrimonio, ello tiene que ver con Dios. Si estamos ciegos a los males evidentes, somos
desagradables y no somos misericordiosos, ello tiene que ver con Dios. Ese es el objetivo de esta lista. En
cualquier pecado que nos estemos hundiendo, es debido a que hemos saltado de la Roca de la gloria de
Dios.

¿Cómo Debemos Luchar Contra estos Males Destructivos?

Lo que finalmente nos trae a la tercera y última pregunta: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo debemos ripostar
contra estos males destructivos en nuestras vidas y en nuestra cultura?

Precisamente, todo el libro de Romanos trata acerca de la respuesta. Pero concluyamos viendo tres
grandes cambios: 1) Necesitamos cambiar la ira de Dios contra nuestra injusticia. 2) Necesitamos cambiar
la decisión de Dios de entregarnos a una mente reprobada. 3) Necesitamos cambiar la decadencia moral
de nuestras mentes, para que puedan ser renovadas y utilizadas correcta y apropiadamente al servicio de
Dios.

La buena noticia es que Dios ha proporcionado estos cambios. Usted no se hundirá más de lo que ya está
si abraza a Dios y a su provisión. Aquí esta el versículo clave para cada uno de estos cambios.

El versículo clave para el cambio de la ira de Dios contra nosotros es Romanos 1:17: En el evangelio de
Cristo, “la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. En
otras palabras, la justicia que Dios demanda de nosotros, nos la da gratuitamente si nos volvemos hacia él
y confiamos en él para que sea nuestro más grandioso Dios. Y si usted tiene la justicia de Dios, ya no está
más bajo la ira de Dios. ¡Un cambio muy favorable!

El versículo clave para cambiar de la decisión de Dios de entregarnos a una mente reprobada es Romanos
6: 17. “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados [las mismas palabras de Romanos 1:28]”. Esta es el cambio
exacto del ‘entregó’ de Romanos 1:28. Aquí hay una forma de doctrina que es verdadera y santa, no falsa
e inmunda. Y note que es Dios quien lo hace. “Pero gracias a Dios”. Pablo dice que ellos se volvieron
obedientes a esta doctrina. Dios nos entregó a la verdad y a la justicia, como mismo una vez nos entregó
al pecado.

Finalmente, el versículo clave para cambiar nuestras mentes defectuosas es Romanos 12:2. “No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Cuando Dios nos ha dado su justicia mediante la fe en Jesús, y nos ha entregado a una nueva doctrina de
la verdad, y ha comenzado a hacernos obedecerla; somos transformados poco a poco por la renovación de
nuestro entendimiento y la larga lista de pecados de Romanos 1:29-31 se vuelve más corta y más débil
ante la gloria de Dios.

Esta es la clave para la vida. Este es el mensaje que llevamos a los barrios y naciones. Yo les hago un
llamado y los exhorto a recibir estos tres cambios de la mano de Dios mediante la fe: 1) El cambio de la
ira de Dios a través del regalo de la justicia de Dios. 2) El cambio de la depravación a que fuimos
entregados a través de la verdad a que seremos entregados. Y 3) El cambio de una mente depravada a
través de la transformación de una mente renovada.

Haciendo y apoyando el mal


15 de Noviembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 1:28–32 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 1:28–32
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer
cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio
de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican.

Cometer Suicidio Espiritual y Llevarse a Otros Consigo

En cierto sentido, el versículo 32 pone fin al capítulo uno con una opinión bastante desoladora de la
naturaleza humana. El objetivo de la segunda mitad del versículo es mostrar que muchas personas no solo
hacen cosas que saben son dignas de muerte, sino que también incitan a otros a hacerlas, y les dan su
aprobación cuando las hacen. “Quienes habiendo conocido el juicio de Dios, que los que practican tales
cosas son dignos de muerte, no solo las hacen sino que también se complacen con los que las practican.”
En otras palabras, el clímax de la depravación no es solo el asunto de la suicida aventura amorosa con el
pecado, sino el deseo de llevar a otros consigo hacia la destrucción. No es solo que las personas escojan
para ellas mismas, en su pasión por el pecado, la muerte; sino que se convierten a nivel espiritual en
el Dr. Kevorkians y asisten a otros en su autodestrucción eterna al aprobar su pecado.

Usted puede pensar en muchas maneras en las que esto está ocurriendo en la actualidad. Yo les daré una
ilustración. Jesús dijo, “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28Pero yo os digo que cualquiera
que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29Por tanto, si tu ojo derecho te
es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que
todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mateo 5: 27-29). En otras palabras, podemos conocer que
renunciar a la batalla por la pureza y entregarse a una vida de lujuria, al final, destruye nuestras almas
(vea 1 Pedro 2:11).

De modo que una persona que vive en la lujuria está espiritual y eternamente cometiendo suicidio. Según
Jesús, merecen la sentencia de la muerte eterna. ¿Cómo interpretamos entonces eso de que, en nuestros
días no solo millones de personas viven de este modo, sino que decenas de miles de personas instan a
otros a que vivan así, y a que dediquen todas sus energías a proveer los medios, a través de los cuales,
millones de personas firman su garantía de muerte eterna.

El U.S. News and World Report del año pasado (10 de Febrero de 1997) publicó un artículo de Eric
Scholosser quien reportaba que la pornografía se había vuelto tan exitosa comercialmente, que tenía al
menos una publicación comercial llamada Noticias de Videos de Adultos. Las Noticias afirman que el
número de los alquileres de videos ‘fuertes’ aumentó de 75 millones en 1985 a 665 millones en l996. En
ese año, fueron gastados 8 billones de dólares en material pornográfico en América. Scholsser dijoque si
usted suma lo que nuestro país gasta en las producciones de Broadway, y en los teatros regionales y en los
que no tienen fines lucrativos, e incluye todos los ingresos provenientes de las presentaciones de ópera,
valet, jazz, y música clásica, usted obtiene menos ingresos que solo los Club de striptease (pp. 43-44).

Así que, según lo que Jesús dice acerca del peligro eterno por vivir en la lujuria, esto equivale a que no
solo millones existen de personas cometiendo suicidio espiritual, sino también a que decenas de miles de
personas están haciendo que sus vidas atraigan a otros a la destrucción y los ayudan a beber la pócima que
los matará. Esto es lo que Pablo dice que es la raíz de la espiral de la depravación, no solo hacer lo que
merece la muerte, sino aprobar de corazón a otros que hacen las mismas cosas e incluso ayudarlos en su
autodestrucción.
Comencé diciendo que en un sentido, el versículo 32 pone fin al capítulo uno con una opinión muy
desoladora de la naturaleza humana. No solo pecamos y escogemos la muerte; aprobamos el pecado,
reclutamos para el pecado, dejamos de indignarnos ante el pecado, creamos un clima propicio para que
florezca el pecado, y llevamos a otros con nosotros hacia la muerte. Sin embargo, existe otro sentido en el
cual este versículo está, en mi opinión, lleno de esperanza para aquellos de nosotros que amamos la
verdad, amamos ver a las personas encontrar esta verdad y creerla, para ser salvos por confiar en Jesús,
quien es la verdad. Y, lo que quiero es hacer tres observaciones acerca de lo que este versículo enseña, y
después, basándome en estas observaciones, mostrarles una de las esperanzadoras implicaciones de este
versículo.

Todos Conocen a Dios y a Algunas de sus Demandas Morales

1.La primera observación es que el versículo 32 nos lleva de vuelta a los versículos 18-19, y nos enseña
que no solo todos conocen a Dios, sino que además conocen algunas de las exigencias morales de Dios y
el castigo por desobedecer.

Retrocedan y observen los versículos 18-19: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19porque lo que de Dios se
conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó”. De estos versículos podemos ver que en todo ser
humano existe un conocimiento de Dios. El versículo 18 dice que somos culpables por detener esta
verdad, y que la ira de Dios se revela sobre nosotros por hacerlo. Pero el conocimiento está ahí.

Ahora, en el versículo 32 aprendemos que este conocimiento de Dios incluye un conocimiento de su ley
moral: “quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de
muerte”. Pablo está aquí hablando de personas que generalmente no tienen acceso a la Biblia o a alguna
revelación especial. Esta es una afirmación asombrosa acerca de la naturaleza humana. Todos tienen
conocimiento de Dios y de la ley moral de Dios, sea que hayan leído la Biblia o no, sea que vivan en
Norteamérica o en un grupo desconocido de personas de Irian Jaya.

Las Personas no Tienen Excusa Ante Dios

2. La segunda observación es que este conocimiento explica que las personas no tienen excusa ante Dios,
no solo por la forma en que tratan a Dios, sino también por la forma en que se tratan unos a otros.

En los versículos 20b y 21 vimos que las personas no tenían excusa, porque, aunque conocían a Dios, no
le glorificaron ni le dieron gracias: “de modo que no tienen excusa. 21Pues habiendo conocido a Dios, no
le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias”. Tener el conocimiento de lo que usted debe hacer,
elimina la excusa para no hacerlo. Ahora bien, vemos que este mismo principio se aplica, no solo al cómo
las personas tratan a Dios, sino al cómo se tratan unos a otros. Versículo 32: “quienes habiendo entendido
el juicio de Dios [igual al versículo 21b], que los que practican tales cosas son dignos de muerte [igual
que “no tienen excusa” en el versículo 20b], no sólo las hacen [igual que el versículo 21b], sino que
también se complacen con los que las practican”. Ustedes pueden ver el paralelismo. En los versículos 20
y 21 no tienen excusa porque conocen a Dios, pero no lo tratan de la manera que deben hacerlo. Y en el
versículo 32 ellos no tienen excusa porque conocen la ley moral de Dios, pero no tratan a las personas
como deben tratarlas.

Y hay otro asunto importante a señalar acerca de esta responsabilidad. Somos moralmente responsables
por nuestros pecados (es decir, no tenemos excusa) aún cuando nuestro pecado puede ser peor porque
Dios nos ha entregado al poder de una mente reprobada. Recuerden el versículo 28: “Dios los entregó a
una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. El objetivo del versículo 32 es decir que
‘practicar tales cosas’ (las mismas cosas a las que Dios nos entregó) merecen la muerte, aun cuando
hemos sido entregados por Dios a hacer tales cosas. En otras palabras, la sentencia de Dios sobre el
pecado, que hace que éste se vuelva peor y peor, no disminuye la culpabilidad del pecador. Por el
contrario, el versículo 32 dice que ‘hemos entendido’ que por las cosas que hacemos cuando Dios nos
entregó a nuestra depravación somos “dignos de muerte.”

Existe un Conocimiento Real que Está más Profundo que la Conciencia

3. La tercera observación en el versículo 32 es que existe un conocimiento real de las cosas morales que
está más profundo que la conciencia.
Digo esto porque no hay dudas de que muchas personas dirían que no creen en las normas establecidas
por Dios, especialmente si dicen que no creen en Dios. Pero el versículo 32 dice, “quienes habiendo
entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte.” Note la frase, “juicio
[decreto] de Dios”. Pablo nos enseña que aun si las personas no piensan que conocen los decretos de
Dios, ellas, de hecho, conocen al menos uno, específicamente, que hacer las cosas enumeradas en los
versículos 29-31 merecen la muerte. Esto pues, tiene que significar que existe un conocimiento más
profundo que la conciencia.

Esto lo vimos en el versículo 18: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Existe una manera de “restringir” la
verdad sobre Dios y su ley. Esta puede suceder con una inmediatez tal, y con una desaprobación natural
tal que ni siquiera la vemos ocurrir. Conocemos que ciertas cosas están contra la ley de Dios, pero no
experimentamos ese conocimiento como algo consciente.

Ahora, tomando como base estas tres observaciones, consideren las implicaciones que esto tiene con
relación a la manera en que compartimos el evangelio con los no-creyentes. Consideren lo que esto
significa para las apologetas –los que demuestran la fe - y para las misiones es decir, entre los
musulmanes o judíos.

Lo que el versículo 32, junto a los versículos 18-21, nos enseñan es que todas las personas que
conocemos, y todas las con las que alguna vez hablaremos, en el fondo, ya conocen a Dios y su ley. Esa
es una verdad asombrosa para todo el que quiera comunicar el evangelio. Piensen en ello concretamente
por un momento.

Los versículos 18-21 enseñan que todos conocemos a Dios, en el sentido de que todos conocen que Dios
existe y que es “eterno”y “poderoso” y “glorioso” y “benéfico”. Al menos eso dice Pablo, que Dios es
dado a conocer por medio de las cosas hechas en la naturaleza, y que está enterrado en alguna parte del
subconsciente de cada persona, en algunos en el fondo, y en otros justo más cerca de la superficie.
Podemos detener la verdad, pero la conocemos. Está ahí, y tiene efectos sobre nuestras vidas.

Después, el versículo 32 agrega que todos conocen, no solo que Dios existe y que es eterno, poderoso,
glorioso y benéfico; sino también que Dios tiene un ‘decreto justo’,” que los pecados de los versículos 29-
31 merecen el castigo de la muerte. Todos, dice Pablo, saben esto. Charles Hodge lo explica así: “El
pecador más tunante lleva consigo un conocimiento de su justa exposición a la ira de Dios” (Romanos,
Edinburgh: The Banner of Truh Trust, 1972, p.45)

¿Qué Significado Tiene Esto Para el Evangelismo?

No quiere decir que todos a los que usted hable, necesariamente admitirán que conocen esto. Sino que
usted llega a ellos con la tremenda confianza (bíblica) de que no está comenzando por tratar de establecer
la verdad en sus almas. Estas personas no son lápidas en blanco. Pueden haberlas enterrado,
distorsionado, ocultado, endrogado; pueden haber huido de ella, pero usted sabe que la verdad está ahí.

¿Qué hace usted? Usted no asume que ellos no necesitan escuchar esa verdad. No dirá, ‘Bueno, la verdad
acerca de Dios y de su ley moral está en sus corazones, así que no les contaré acerca de la gloria de Dios,
ni de su poder, ni de sus justas demandas’. Más bien, hablará la verdad con la confianza de que ésta
realidad que está describiendo, no les es del todo ajena. Les hablará con la confianza de que lo que está
diciendo puede sonar verdadero en relación con algo que se esconde en lo profundo del interior de ellos.

A la Persona que Dice, “No estoy Seguro de que Existe un Dios”

¿Qué tal si dicen? ‘¿Cómo sé yo que lo que me está diciendo es verdad? ¿Como sé yo que existe un Dios,
y que es glorioso y benéfico? ¿Qué hay con el huracán Mitch y Honduras? Quizás a Dios en lugar de darle
las gracias se le debería maldecir. Quizás merece la muerte por romper mi ley, en vez de ser yo quien
merezca la muerte por romper su ley.”

Ahora bien, existen muchas respuestas posibles a esta clase de preguntas. 1) Una sería llevarlos a Lucas
13:1-5 y decirles, ‘Los que mueren en catástrofes naturales, no necesariamente, son pecadores peores que
el resto de nosotros. A menos que nos arrepintamos, todos pereceremos’. 2) Pudiera llevarnos al libro de
Job y mostrarle como Satanás está involucrado en algunas catástrofes naturales, pero que Dios mantiene
el control definitivo, y hace que todos los eventos del mundo sirvan a sus buenos propósitos globales. 3)
O pudiera llevarlos directamente a la cruz de Cristo, y mostrarle que, cualquier miseria que tengamos que
sufrir aquí, Dios la compartió en aras de salvarnos del juicio final sobre el pecado y llevarnos al gozo
eterno.

Pero Romanos 1:32 sugiere otra posible respuesta. Usted podría decir. ‘Yo sé que usted duda de la
realidad de Dios, de su gloria, de su bondad, de su ley moral y de su propia culpabilidad por
desobedecerle. Eso lo sé. Pero la Biblia enseña que usted realmente, en lo profundo de su corazón, conoce
estas cosas. Lo que quiere decir que si usted se humillara y le pidiera a Dios que lo libere de los efectos
cegadores del pecado, estas cosas pudieran convertirse en una evidencia autoritativa para usted. No
dependería de mí o de nadie más. Conocería la verdad porque Dios se la ha revelado en la naturaleza y la
ha escrito en su corazón.

Después pudiera decir, ‘De hecho, si lo desea, me agradaría decirle el remedio de Dios para su culpa.
Cuando usted ve que de cierto existe un Dios que es grandioso, glorioso y bueno; y ve que tiene una ley
moral que hemos quebrantado, y que todos merecemos la muerte, entienda esto: Él envió a su Hijo
Jesucristo para salvar a los pecadores. Quien vivió una vida perfecta y murió para tomar nuestro lugar,
para que todo aquel que en él crea sea perdonado, y considerado justo delante de Dios por la virtud de
Jesús. Mi oración para usted es que Dios estimule el conocimiento que ya ha puesto en su corazón, de
modo que pueda ver la relación perfecta que existe entre el evangelio de Cristo y su propia necesidad’.

¡Oh, reflexione sobre estas cosas estas cosas para sí mismo y para las personas que quiera alcanzar con el
evangelio salvador de Jesús! Reflexione sobre ellas en relación con los judíos, por ejemplo, y los
musulmanes. Romanos 1:32 dice que cada uno conoce que ha quebrantado la ley de Dios, y merece la
muerte. Pero ni el judaísmo, ni el islamismo tienen una forma satisfactoria de lidiar con esta clase de
culpa para ponerse a bien con Dios. Por lo que, si Dios se deleitara, en contestar nuestras oraciones, este
conocimiento innato pudiera hacer que ellos estuvieran listos para el evangelio. Las buenas nuevas de que
debido a la muerte de Jesús por nuestros pecados, Dios declara justo a todo aquel que simplemente cree
en Jesús.

Si usted no es cristiano esta mañana, anímese a abrir sus ojos a la verdad de Dios que dice que ya está en
usted, y luego permita que el evangelio del Jesús crucificado sea el remedio perfecto para lo que usted ve.

Y si usted en esta mañana es cristiano, permita que Romanos 1:32 lo haga más audaz con los incrédulos,
más confiado en que Dios ha ido antes que usted para hacer una gran labor de preparación. El evangelio
de Jesucristo es el perfecto y único remedio para lo que las personas ya saben en lo profundo de su ser.
Háblenlo con amor y oren para que Dios les dé la gracia necesaria para que no detengan más la verdad.

Romanos 2

La respuesta de Dios a la hipocresía: benignidad


y justicia
22 de Noviembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:1–5 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:1–5
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Más sabemos que el juicio de Dios contra
llos que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hhacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su
bbenignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por
tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios

Este mensaje es mi sermón XXIII sobre la carta de San Pablo a los Romanos, y con él comenzamos el
capítulo dos. Algunos de ustedes pudieran preguntarse, “¿Por qué una atención así, tan larga y detallada, a
un libro de la Biblia? ¿Por qué a este? ¿Y por qué no a otro? ¿Cómo puede saber uno si ese libro es
verdadero, y si lo es, por que tanto tiempo con un libro?” Permítanme darle siete razones. Son bien cortas,
pero tienen más sentido que sus explicaciones completas. Existen más, pero no tenemos tiempo para más.

¿Por qué Tanta Atención a Este Libro de la Biblia?

1. Romanos es el mejor resumen del evangelio cristiano en toda la Biblia. Martín Lutero lo llamó “la
parte realmente más importante del Nuevo Testamento, y…ciertamente el evangelio más puro”. Juan
Calvino dijo, “Si hemos adquirido una verdadera comprensión de esta Epístola, tenemos una puerta
abierta hacia los más profundos tesoros de las Escrituras”. En otras palabras, si usted entiende Romanos
usted entiende el cristianismo.

2. El autor, el apóstol Pablo, vio a Cristo después que este resucitó de los muertos y Cristo le encargó que
fuera su portavoz autorizado (1ra a los Corintios 15:8-10). La palabra “apóstol” significa alguien, que ha
sido enviado por otro como su representante autorizado. En otras palabras, si esto es cierto, Romanos no
es solo la palabra de un hombre, sino la Palabra de Cristo que reveló a Pablo, y a través suyo a nosotros.
¿Pero, es cierto?

3. Pablo sabe que esto será puesto en duda, y entonces señala a las personas cuán radicalmente se opuso al
cristianismo como fariseo antes que Cristo se le apareciera en el camino a Damasco. La persecución a los
cristianos llevada a cabo por Pablo fue ampliamente conocida. Después argumenta que la mejor
explicación a su conversión de perseguidor a defensor de esta misma fe es que Cristo se la apareció
(Gálatas 1:12-16) y le hizo su apóstol. Dice estas cosas a personas hostiles que necesitan verificar esto.

4. El llamado y la posición de Pablo como apóstol, está reafirmado por otros testigos visuales de la
resurrección, de modo que él no es un mero renegado haciendo afirmaciones infundadas acerca de sus
experiencias privadas. Él se presentó a sí mismo y a su mensaje a los otros apóstoles. Especialmente a
Pedro, Jacobo, y Juan; quienes le dieron la diestra en señal de compañerismo, cuando vieron las
evidencias del apostolado de Cristo en su vida (Galatas 2:7-9).

5. Además de todo esto, Pablo pasa el resto de su vida sufriendo una extraordinaria persecución y miseria
por la verdad que una vez, trató de aniquilar (2 Corintios 11:23-28). En otras palabras, no había sido
motivado a cambiar de opinión porque hubiera ventajas en su vida. En una ocasión dijo, “Si en esta vida
solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.” (1ra a los
Corintios 15:19). Él veía sus sufrimientos y las cicatrices en su espalda como las “marcas del Señor
Jesús” (Gálatas 6:17), y alegaba su autenticidad mediante los sufrimientos de amor que estaba dispuesto a
soportar.

6. Esta carta de Pablo, junto con las otras cartas que escribió (otras 12 en el Nuevo Testamento) durante
2000 años han probado, para millones de personas, tener más sentido de la realidad (y tienen mucho más
sentido de la realidad) que cualquier otra forma de ver a Dios a nivel mundial. En otras palabras, existe
una clase de poder auto evidente, que tienen estas Escrituras inspiradas, por la cantidad de luz que
derraman sobre los más grandes temas de la vida: Dios, la personalidad humana, de donde vinimos, por
qué estamos aquí, qué depara el futuro, qué son el mal y el pecado, qué ha hecho Dios con nuestro pecado
en la muerte de Cristo, qué es la felicidad verdadera, y cómo debe ser ordenada la vida en la tierra, para
que la sociedad florezca en lugar de colapsarse y sumirse en el caos. Durante 2000 años las personas han
abrazado este libro verdadero, porque el mismo respondía las más grandes, importantes, y difíciles
cuestiones de manera que ayudaba a que toda la realidad tuviese sentido.

7. Finalmente, el impacto de esta carta, en la iglesia y en el mundo, sencillamente no ha tenido paralelos.


Fue una cita de esta carta la que Dios utilizó en el 386 para convertir a San Agustín, quien se volvió el
profesor más influyente de la historia de la iglesia. Fue Romanos 1:17 quien convirtió a Martín Lutero y
desató en el siglo XVI, lo que hoy conocemos como la Reforma Protestante. Fue la exposición de esta
carta en 1738 fue lo que despertó a Juan Wesley y desató lo que llegó a conocerse como El Gran
Despertar en Inglaterra y en América, con todas sus asombrosas transformaciones para el bien de los dos
países, y, para tomar un ejemplo del siglo 20, un estudiante griego ortodoxo no
converso, Dumitru Cornilescu, comenzó a traducir el Nuevo Testamento, en Bucarest en 1916. En
Romanos fue vencido por la realidad de las grandes verdades del evangelio de Cristo y se convirtió.
Publicó su traducción en 1921 y la misma se volvió la traducción estándar de Romanos, pero fue exiliado
por el Patriarca Ortodoxo en 1923, y murió unos años más tarde en Suiza.
Aquí en Bethlehem, estamos entre los millones de Cristianos que han sido ganados mediante la verdad y
el penetrante poder de la Biblia, y particularmente mediante la carta a los Romanos, quizás el libro más
grandioso de la Biblia. Entonces pongamos el texto de hoy en el contexto de la carta completa, y veamos
después lo que la misma tiene que decirnos acerca de Dios y de nosotros en esta mañana.

La Esencia de las Buenas Nuevas

Pablo da la esencia y el mismísimo centro de las buenas nuevas del cristianismo en Romanos 1:16-17.
Nuestras vidas dependen de esto. Es la mejor noticia en el mundo para los que como nosotros, conocen
que son pecadores, y quieren estar a bien con Dios, ser compañeros de Dios y tener vida eterna. Dice,
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;
al judío primeramente, y también al griego. 17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.

En otras palabras, Dios tiene un gran deseo de salvar a las personas del pecado, de la muerte, y del juicio.
Y así actúa en la historia para proveer un evangelio -buenas nuevas- en el que, si alguien cree, será salvo.
Pablo explica más adelante, en el capítulo 3:24-26, lo que Dios ha hecho en la historia, es decir: envió a
su propio Hijo, Jesucristo, al mundo a vivir una vida perfecta y justa y a morir en lugar de los pecadores,
para que a todo el que crea en él le sean perdonados sus pecados, puedan tener el regalo de la justicia de
Dios, y puedan ser liberados del temor a la muerte, y el juicio. De modo que cuando Pablo resume su
evangelio en Romanos 1:16-17 y dice que el evangelio es el poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree; es así como lo explica (en el versículo 17): “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela
por fe y para fe”, lo que quiere decir que en el evangelio -en la vida, muerte y resurrección de Jesús- hay
una justicia que Dios mismo ha cumplido para nosotros, para que podamos tener un regalo si confiamos
en Cristo. La justicia que demanda de nosotros, nos la da gratuitamente, no sobre las bases de nuestras
obras, sino basándose en nuestra fe. Es por esto que el cristianismo es una buena noticia. Es Dios
proporcionando para nosotros, en Cristo, lo que nosotros nunca podremos proporcionarnos, es decir, una
justicia lo suficientemente buena como para tener el favor de Dios. Dios nos la da gratuitamente si
dejamos de depender de nosotros mismos y comenzamos a confiar en Él.

Todos Necesitamos Este Evangelio

Luego, todo Romanos desde 1:18 hasta 3:20 es un esfuerzo de Pablo por demostrarnos que todos
necesitamos este evangelio gratuito. Llega a su conclusión en 3:9, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros [judíos]
mejores que ellos [gentiles]? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos
están bajo pecado”. En otras palabras, el objetivo de Pablo desde 1:18 al 3:9 es mostrar que los judíos,
que tenían el privilegio de la atención de Dios en la historia de la redención; y el resto del mundo que
estaba apartado de los tratos especiales de Dios con Israel en el Antiguo Testamento, están bajo el poder
del pecado y son culpables a los ojos de Dios.

¿Por qué una sección tan larga para persuadirnos de que somos pecadores? ¿Realmente dudamos que
seamos pecadores? Bueno, sí, lo dudamos. Detenemos la verdad porque es muy incómoda. Podemos
hacer algunas concesiones para admitir que, en general, no somos perfectos, porque nadie es perfecto.
Pero no muchos desean admitir en lo profundo de su interior, que son imperfectos, orgullosos, egoístas y
rebeldes, y por tanto están separados de Dios y necesitan lo que la Biblia llama salvación.

Prediqué en el parque este verano, y cuando llegué al asunto de cuan pecadores somos, una de nuestras
mujeres me contó que una persona que estaba cerca de ella dijo, ‘¿Usted realmente no cree eso, o sí?’. Era
viernes, yo estaba en Orlando para dar un mensaje, y escuché al que predicaba antes de mí decir: ‘es una
gran ironía que el siglo XX sea el siglo más sangriento de la historia, no sólo a causa de los holocaustos,
sino a causa de los millones asesinados bajo el dominio de Stalin en Ucrania, y los millones asesinados
enChina bajo el dominio de Mao, y quizás el 20% de la población de Cambodia ejecutada porPol Pot, y
800,000 Tutsis asesinados en Ruanda, 30 millones muertos por aborto en Norteamérica. Es una gran
ironía que al final del siglo más sangriento en la historia, existan personas que nieguen la existencia del
mal, y existan personasque aun piensan que los seres humanos son básicamente buenos, y que solo
necesitan educación, no salvación. Si algo enseña nuestro siglo, es que la falta de educación no tiene que
ver con la depravación’.

Sin embargo, muy pocos tenemos deseos de aplicar todo eso a nosotros, y sentir la desesperada necesidad
que tenemos de que Dios haga algo extraordinario para salvarnos de nuestra corrupción y nuestro pecado.
Pero la Biblia es asombrosa y dolorosamente realista, y no nos sacará del apuro. En Romanos 1:18-32
Pablo expone sus argumentos de que todos los gentiles paganos son pecadores y necesitan la salvación
que Dios ha proporcionado en Cristo. Ahora bien, en el texto de hoy comienza con su tratamiento de los
moralistas y de aquellos que tenían una estricta ley moral, especialmente los judíos. Aquí puede ser donde
muchos de nosotros encajemos. Así que necesitamos leer el texto cuidadosamente.

Pero para entenderlo tenemos que tener en mente los versículos anteriores. En Romanos 1:29-32, Pablo
dio una lista de las clases de cosas que tienden a florecer donde Dios es rechazado. Dice que las personas
tienden a “estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de
eenvidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de
Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales,
D
sin afecto natural, implacables, sin misericordia”. Y luego hace una poderosa afirmación al final del
capítulo uno (versículo 32) que “quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales
cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.

Hipócritas que le Dan a la Cristianismo una Mala Fama

Casi se pueden ver a los religiosos, por ahí en la esquina, cuando leemos esto, sintiéndose muy engreídos
y santurrones, pensando: ‘No odiamos a Dios; no estamos atestados de asesinatos, contiendas, engaños y
malignidades”. Es esta la clase de persona que a veces le da al cristianismo una mala fama. Muchos van a
las iglesias cristianas y no son verdaderos cristianos. Seré muy honesto esta mañana. Mi oración, a
medida que predico es que, si alguna vez usted ha culpado al cristianismo por esa clase de hipocresía,
pueda ver en estos versículos cual es la respuesta de Dios a la hipocresía, y que se decida por Dios y
Cristo y su Camino de salvación, no principalmente basándose en algunos religiosos, sino basándose en
como Dios es.

Dos Respuestas a la Hipocresía

Aquí está lo que Pablo dice acerca de estas personas señaladas que están engreídas en su propio sentido
de la justicia (Romanos 2:1-5). De todas las cosas en que pudiéramos enfocarnos, quiero que veamos dos
cosas principales: Dos respuestas de Dios a la hipocresía. Quisiera que las subrayaran en la medida que
avanzamos.

“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a
otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. [Subrayen “inexcusable” y “te
condenas a ti mismo”] 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según
verdad. [Subrayen “juicio de Dios”] 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y
haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? [Subrayen “juicio de Dios”). 4¿O menosprecias las
riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al
arrepentimiento? [Subrayen “riquezas de su benignidad” y “paciencia” y “longanimidad”y “la benignidad
de Dios te guía al arrepentimiento”] 5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti
mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios [Subrayen “día de la ira” y “justo
juicio de Dios.”].

Ahora bien, todas esas frases que hemos marcado nos dicen dos cosas acerca de Dios. Nos dicen que Dios
es bondadoso, y que es justo. Miremos solo por un minuto a cada uno de estos dos atributos de Dios.

Dios es Justo
Dios es justo. Cuando Pablo les dice a los hipócritas en el primer versículo, “eres inexcusable”, muestra la
preocupación de Dios por la justicia. Si estas personas tuvieran una excusa legítima, para sus pecados de
juzgar con ligereza e hipocresía, Dios estaría siendo injusto al juzgarlas. Pero el objetivo de todo este
pasaje es hacer lo que vimos hacer a Pablo en Romanos 1:20 y 32 con respecto a los gentiles. Quiere
demostrar que son inexcusables. En otras palabras, cuando el juicio de Dios viene a causa del pecado, éste
no será injusto. Nadie será capaz de levantar una legítima objeción.

Así que lo primero que debemos aprender acerca de Dios y su respuesta a la hipocresía, es que Dios es
justo, y que su justo juicio caerá no solo sobre los tan llamados paganos que viven en el pecado, sino
también sobre las personas morales y religiosas que desprecian a los paganos, mientras hacen muchas
cosas que muestran que ellos no confían en Dios ni lo aman. Aquella lista en 1:29-31 incluye cosas como
‘codicia’, ‘envidia’, ‘murmuraciones’, ‘falta de afecto natural’, ‘falta de misericordia’. ¿Ha sido alguno de
nosotros tan misericordioso y amoroso hacia los demás como debiera haber sido?
Dios es Bondadoso
Lo segundo que este texto nos dice acerca de Dios y su respuesta a los hipócritas, es que Dios es
bondadoso. De hecho, notarán en el versículo 4 que Pablo habla de “las riquezas de su benignidad”. Eso
quiere decir que él no es solo un poco bondadoso, sino que tiene un inmenso recurso de bondad para
derramar sobre nosotros. De hecho lo está derramando sobre todos nosotros ahora mismo.

¿No es esa la implicación de las otras dos palabras que Pablo utiliza para describir la benignidad de Dios?
Usa las palabras “longanimidad” y “paciencia”. En otras palabras, la justicia de Dios no demanda que nos
castigue por nuestros pecados inmediatamente. Sino que su benignidad lo lleva a tolerar y a ser paciente
con nosotros. Esa palabra “paciencia”en el griego original (el idioma en que Pablo escribió) es justo como
la palabra en español para “sufrir”. Esto significa que Dios puede soportar meses, años y décadas de
nuestra dureza de corazón y nuestra resistencia al arrepentimiento.

El mismo hecho de que alguno de nosotros esté vivo hoy, se debe a esta gran benignidad de Dios. Pudo
haber acabado con nosotros hace muchos años y habernos sometido a juicio. Pero aquí estamos. Y esto
debería asombrarnos. El jueves es el día de acción de gracias. Y ésta es una Celebración de Acción de
Gracias. Y, ¡Oh! Cuán agradecidos deberíamos estar por las riquezas de la benignidad de Dios, por su
tolerancia y paciencia. ¡Estamos vivos! Estamos presentes bajo la proclamación de su evangelio. Y
tenemos esta palabra clara de Romanos 2:4, “su benignidad te guía al arrepentimiento.”

Esa es mí oración en esta mañana. Que cada uno de los aquí presentes esté seguro de que se ha
arrepentido y que está confiando ahora en Jesucristo para ser perdonado, y recibir el regalo de la justicia
de Dios. No importa si es un profano irreligioso o un moralista que critica a otros. La vida eterna de cada
uno de los que aquí se encuentran, depende de la benignidad de Dios, no de nuestra bondad. Y no se trata
de si usted ha sido bautizado, o si pertenece a una iglesia, o si ha caminado un pasillo, o si ha hecho una
oración, o si ha firmado una tarjeta. Ninguna de esas cosas salva.

Dios le guía al arrepentimiento, lo que quiere decir que usted experimentará un profundo cambio de
mente y corazón, de un modo tal, que aborrecerá el pecado y la hipocresía, y se volverá hacia Jesús con
humildad y con fe diciendo “Tú eres mi única esperanza”. Y confiará en Él para alcanzar todas las
promesas de perdón, de ayuda, de vida, que compró para nosotros cuando murió. Ellas pertenecen
gratuitamente a cualquiera que crea en Él.

La última encrucijada: vida eterna o ira eterna, parte 2


6 de Diciembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:6–10 | Tópico: El Cielo y el Infierno
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:6–10
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra
los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por
tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre
todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a
todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego.

El Juicio de Dios es Imparcial

En Romanos 1:18-3:19, Pablo se está esforzando para demostrar que tanto los judíos como los gentiles
están bajo el poder del pecado, y que si no reciben el regalo de la justicia de Dios mediante la fe en
Cristo, no tendrán excusa en el día del juicio. Romanos 3:9 es el verso fundamental para resumirlo:
“¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y
a gentiles, que todos están bajo pecado”. De acuerdo a Romanos 3:19, el objetivo es: “que toda boca se
cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”.

De modo que en Romanos 1:18-32 Pablo trata con los gentiles y muestra que el mundo completo carece
de excusa ante Dios porque la verdad está disponible y es conocida, pero es detenida y desobedecida.
Luego en Romanos 2:1-5, Pablo muestra que aquellos que tienen acceso a una revelación especial y
pueden juzgar a los paganos inmorales están en el mismo problema, porque juzgan a otros pero hacen lo
mismo.

Ahora llega a los versículos del 6 al 10 y describe el futuro juicio que todos, judíos y gentiles,
afrontaremos. Y en lo que hace hincapié es que el juicio no será conforme a orígenes étnicos, religiosos o
al conocimiento. Porque entonces Dios tendría que ser parcial. Pero el versículo 11 dice, “Porque no hay
acepción de personas para con Dios.” En lugar de ello dice que el juicio para la vida o la ira eterna es
“conforme a obras.” Leamos la exposición del versículo 6 en los dos pares que están en los versículos 7-
10.

“[Dios] el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien
hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad [pagará con vida eterna], 8pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia [pagará con ]; 9tribulación y
angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero
gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”.

De modo que el punto principal es que tanto los judíos como los griegos (es decir, “gentiles”) tendrán
“vida eterna” (versículo 7), o “ira y enojo” (versículo 8) no atendiendo a si son judíos o no, ni a sus
características hereditarias; sino “conforme a sus obras”. Puede que sean los judíos los primeros en ir al
cielo y los primeros en ir al infierno, pero ya sea que vayan a un lado o a otro, será decidido de la misma
forma para ellos que para cualquier otro. Ese es el punto principal del texto.

“Conforme a Obras”, Lo que No Está en Duda

Pero aquí hay una pregunta urgente. ¿Cómo es que recibir la vida eterna o la ira eterna “conforme sus
obras” tiene relación con recibir la vida eterna mediante la fe en Jesucristo sobre las bases de la justicia de
Dios, y no de la nuestra? En general hay dos respuestas posibles a esta pregunta. Pero antes de dárselas
permítanme asegurarme de que vean qué es lo que está en duda y lo que no.

Esto es lo que no esta en duda. No estamos cuestionando si somos justificados, considerados justos ante
Dios y asegurados eternamente, no sobre las bases de nuestras obras, sino sobre las bases de la propia
justicia de Dios que nos es imputada solo mediante nuestra fe en Cristo.

Así, por ejemplo, Romanos 3:28 dice, “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley.” La fe es el lazo que une a una persona con Cristo, quien es él mismo la base de la
justificación.

La clave de la fe está aún más clara en Romanos 4:5, “mas al que no obra, sino cree [o sea “confía” “tiene
fe”] en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Así que la fe sirve para unirnos a
Cristo antes de que tengamos las buenas obras de la piedad, y esta fe es tratada como si fuera nuestra
justicia porque nos une a la justicia de Dios.

Una vez más en Romanos 5:1 dice, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo.” Así que la justificación -estar en buenas con Dios- es mediante la fe, no
mediante obras.

Y finalmente, Romanos 8:33-34 muestra que lo que está en juego y es ciertamente, el juicio final y la vida
eterna, como en Romanos 2.7: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? [Tiempo futuro, es decir, ¡en el
día del juicio!] Dios es el que justifica”. En otras palabras, nadie va a ser capaz de anular el juicio de Dios
que declarará a sus elegidos como inocentes por la muerte de Cristo en su lugar. Después Pablo expone
esa base en el versículo 34, “¿Quién es el que condenará? [Implícito: ¡nadie! ¿Por qué? Porque…] Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros”. De modo que la muerte de Cristo en lugar de la nuestra, y la justificación (la
justicia que Dios imputa) es la base del regalo de la vida eterna, no de nuestras obras. Esto es lo que no
está en duda.
“Conforme a Obras”- Lo que Está en Duda

Lo que está en duda es: ¿cómo el juicio “conforme a sus obras”, en Romanos 2:6-10, se relaciona con
eso? Dije que en general, hay dos posibles respuestas a esta pregunta. Una dice que la vida eterna se
basaría en una perfecta obediencia si alguien la tuviera, pero nadie la tiene, y así la única vía hacía la vida
eterna es mediante la fe en Cristo. La otra vía dice que Dios nunca prometió vida eterna basándose en las
buenas obras, sino que siempre hace que las buenas obras sean la evidencia de la fe que nos une a Dios en
Cristo, quien es la base de la vida eterna.

Permítanme decirlo en otra manera, utilizando el versículo 7 en particular. El versículo 7 dice, “[Dios
dará] vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.” ¿Qué
quiere decir esto?

La primera respuesta diría: significa que Dios dará vida eterna basándose en una perfecta obediencia si
alguien la tuviera. Pero nadie la tiene, y de ese modo el objetivo del versículo es simplemente acentuar la
desesperanza del hombre sin el evangelio de la gracia.

La otra respuesta diría: significa que de cierto Dios da vida eterna a los que perseveran en la obediencia,
no porque esta obediencia sea perfecta o porque sea la base o mérito para la vida eterna, sino porque la fe
salvadora siempre cambia nuestras vidas en el poder del Espíritu Santo para que los verdaderos creyentes
perseveren en hacer el bien. En otras palabras, una vida cambiada, dirigida hacia la obediencia de la
verdad de Dios (versículo 8) no es la base de la vida eterna, sino la evidencia de una auténtica fe, que nos
une a Cristo, y es la base de la vida eterna.

Ahora bien, pienso que la segunda manera de ver estos versículos es correcta. Es por esto que el versículo
6 dice, “[Dios] pagará a cada uno conforme a sus obras,” no “basándose en sus obras” o “debido al mérito
de sus obras”. La vida eterna siempre está basada en Jesucristo y es mediante nuestra fe. Pero ya que la fe,
mediante el Espíritu Santo, siempre nos santifica y nos cambia a imagen de Cristo (un grado a la vez, 2
Corintios 3:18), habrán obras que “estén de acuerdo con” esta fe salvadora. De modo que si bien la vida
eterna será concebida solamente para los creyentes, será concebida “de acuerdo con” (habrá un de
acuerdo con) sus obras. Habrá un modo de vida que Dios pueda exponer para demostrarle al mundo que
la fe de estas personas era real.

Esa es la forma en que yo interpreté estos versículos. Permítanme darles algunas razones para esta
interpretación.

No es Ganada por Obras.

1. La primera razón es simplemente que los versículos no parecen ser hipotéticos. No suenan así. Se
expresan clara y directamente a los efectos de que Dios da vida eterna, no de que daría, sino de que la da,
a los que tienen “perseverancia en las buenas obras”. Esta parece la forma más natural de entender los
versículos.

2. En los 4b y 5 hay una pista de que Pablo, en estos versículos, no tiene en mente una obediencia
perfecta como el sendero hacia la vida eterna. “…ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira… ”.
Note la importancia del arrepentimiento.

Es porque tienen corazones no arrepentidos que están atesorando ira para el día del juicio. Así que si
tuvieran corazones arrepentidos, no atesorarían ira para el día del juicio. Este es un indicador del hecho de
que Pablo no está pensando en una vía de todo o nada acerca de la justicia. Está pensando que Dios es
bondadoso y misericordioso, y que tiene la voluntad de perdonarles los pecados a las personas si ellas se
arrepienten y se vuelven hacia él buscando misericordia. Todavía no hace hincapié en que la base de esa
misericordia está en la muerte de Cristo, sino que demuestra que “perseverar en hacer el bien” incluye un
corazón arrepentido que depende de la misericordia para que le sean perdonados sus pecados. Ese es el
sendero a la vida eterna.

3. Consideren Romanos 6:22. Allí describe la vida cristiana y como la misma se relaciona con la santidad
y con la vida eterna. dice, “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
tenéis por vuestro fruto la santificación [o santidad], y como fin [la meta, telos], la vida eterna.” Note
ahora como se relaciona la vida eterna con la vida de un creyente. Es la meta o el “fin”. ¿De qué? de ser
siervos de Dios (mediante la fe, argumentaría yo) lo cual trae como resultado el fruto de la santidad.

Esto se acerca mucho a lo que Romanos 2:7 dice. Allí se dice que Dios dará vida eterna a los que
perseveran en hacer el bien. Aquí se dice que la vida eterna es el resultado de la santidad que viene de
haber sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios.

4. Consideren Romanos 8:12-13. “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos
conforme a la carne; 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir
las obras de la carne, viviréis.” ¿Qué está en juego aquí? Lo que está en juego es la muerte y la vida, y el
significado es claramente espiritual y eterno, no temporal (porque sobre unas bases muy diferentes a las
que dicen estos versículos, las personas viven y mueren temporalmente). Así que estos versículos están
describiendo el sendero que lleva a la vida eterna.

¿Y qué es esto? Versículo 13: “Si vivís [este comportamiento actual que se está teniendo en cuenta]
conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne [percátense de que
el asunto es una batalla práctica contra el pecado en nuestras vidas carnales], viviréis”. Así que de nuevo
el objetivo es el mismo que en Romanos 2:7. Allí se dice que Dios dará vida eterna a los que perseveren
en hacer lo bueno; aquí se dice que Dios dará vida eterna a los que hagan morir las obras de la carne. Es
así como perseveramos en hacer lo bueno. Vivimos por el Espíritu mediante la fe. Las buenas obras no
conceden vida eterna. Ellas son el fruto de depender del poder del Espíritu en la fe.

5. Finalmente, consideren Gálatas 6:8-9. Gálatas es el libro más cercano a Romanos atendiendo al
argumento que desarrolla acerca de la justificación mediante la fe. Así que estamos en la misma esfera de
pensamiento. A medida que leo esos dos versículos observen como llega a los cristianos la vida eterna.
Pablo le está hablando a la iglesia: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción [lo
opuesto a inmortalidad], mas el que siembra para el Espíritu, [ver Romanos 8:13] del Espíritu segará vida
eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos [vida eterna] si no
desmayamos.”

Esto es, en razonamiento, idéntico a Romanos 2:7. Allí Dios le da vida eterna a los que perseveran en
hacer el bien. Aquí, en el versículo 9, si no “nos cansamos de hacer el bien” (que es lo mismo que
“perseverar en hacer el bien”) segaremos. ¿Qué segaremos? Versículo 8: “El que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna”.

Ahora bien, en ninguno de estos textos se dice que la vida eterna es ganada, merecida, o basada en las
buenas obras. Simplemente dicen, de hecho, que el veredicto final será conforme a las buenas obras. Van
juntas, y la razón por la que van juntas no es que las obras han reemplazado a la fe, o que el mérito ha
reemplazado a la gracia, sino porque el evangelio de la justificación mediante la fe es poder de Dios para
salvación. No es algo débil. El evangelio no entra a una vida y la deja bajo el dominio del pecado. El
evangelio viene en el poder del Espíritu Santo. Y donde es creído, donde se confía en él y se le ama,
produce lo que Pablo llama “la obediencia de la fe” (Romanos 1:5; 16:26). Y la vida eterna siempre es de
acuerdo con eso.

Confíe en Cristo Para que le Lleve al Padre

Lo que esto implica es claro: ¡Tiemblen ante la magnitud de lo que está en juego en sus vidas! ¡Y confíe
en Cristo para que lo lleve al Padre! ¿Ven ustedes lo que esto implica?

1. Una de las razones por la que existe una falsa fe es que algunas personas piensan que están confiados
en Cristo para que los lleve al Padre, cuando ni siguiera quieren al Padre. Ellos quieren que sus pecados
les sean perdonados y quieren librarse del infierno, pero no quieren a Dios. No lo aman. La misma noción
de conocerle, y de amarle, y de quererle por encima de todas las cosas les es extraña. Y pueden decir que
están confiando en Cristo para que los lleve hacia el Padre, pero, en verdad, están tratando de usar a
Cristo para conseguir el regalo de Dios. No hagan eso. Amen a Dios. Quieran a Dios. Atesoren a Dios.
Deléitense en Dios. Dios mismo es el contenido y la meta de la fe salvadora.

2. Finalmente, cuando usted confía en Cristo para que lo lleve hacia el Padre, confía en él para que lo
capacite en lo que sea necesario para llegar al Padre. Si hay buenas obras que se necesiten hacer, no se
apartará de la fe para ir hacia las obras. Se apoyará lo más que pueda en Cristo, quien obrará en usted lo
que sea placentero a los ojos de Dios. Cuando Cristo murió por usted, no solo compró la justificación,
sino la santificación. Si se necesita santidad, la santidad será otorgada a los que en él confíen.
Confíen en Él.

La última encrucijada: vida eterna o ira eterna, parte 2


6 de Diciembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:6–10 | Tópico: El Cielo y el Infierno
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:6–10
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra
los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por
tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre
todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a
todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego.

El Juicio de Dios es Imparcial

En Romanos 1:18-3:19, Pablo se está esforzando para demostrar que tanto los judíos como los gentiles
están bajo el poder del pecado, y que si no reciben el regalo de la justicia de Dios mediante la fe en
Cristo, no tendrán excusa en el día del juicio. Romanos 3:9 es el verso fundamental para resumirlo:
“¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y
a gentiles, que todos están bajo pecado”. De acuerdo a Romanos 3:19, el objetivo es: “que toda boca se
cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”.

De modo que en Romanos 1:18-32 Pablo trata con los gentiles y muestra que el mundo completo carece
de excusa ante Dios porque la verdad está disponible y es conocida, pero es detenida y desobedecida.
Luego en Romanos 2:1-5, Pablo muestra que aquellos que tienen acceso a una revelación especial y
pueden juzgar a los paganos inmorales están en el mismo problema, porque juzgan a otros pero hacen lo
mismo.

Ahora llega a los versículos del 6 al 10 y describe el futuro juicio que todos, judíos y gentiles,
afrontaremos. Y en lo que hace hincapié es que el juicio no será conforme a orígenes étnicos, religiosos o
al conocimiento. Porque entonces Dios tendría que ser parcial. Pero el versículo 11 dice, “Porque no hay
acepción de personas para con Dios.” En lugar de ello dice que el juicio para la vida o la ira eterna es
“conforme a obras.” Leamos la exposición del versículo 6 en los dos pares que están en los versículos 7-
10.

“[Dios] el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien
hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad [pagará con vida eterna], 8pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia [pagará con ]; 9tribulación y
angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero
gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”.

De modo que el punto principal es que tanto los judíos como los griegos (es decir, “gentiles”) tendrán
“vida eterna” (versículo 7), o “ira y enojo” (versículo 8) no atendiendo a si son judíos o no, ni a sus
características hereditarias; sino “conforme a sus obras”. Puede que sean los judíos los primeros en ir al
cielo y los primeros en ir al infierno, pero ya sea que vayan a un lado o a otro, será decidido de la misma
forma para ellos que para cualquier otro. Ese es el punto principal del texto.

“Conforme a Obras”, Lo que No Está en Duda


Pero aquí hay una pregunta urgente. ¿Cómo es que recibir la vida eterna o la ira eterna “conforme sus
obras” tiene relación con recibir la vida eterna mediante la fe en Jesucristo sobre las bases de la justicia de
Dios, y no de la nuestra? En general hay dos respuestas posibles a esta pregunta. Pero antes de dárselas
permítanme asegurarme de que vean qué es lo que está en duda y lo que no.

Esto es lo que no esta en duda. No estamos cuestionando si somos justificados, considerados justos ante
Dios y asegurados eternamente, no sobre las bases de nuestras obras, sino sobre las bases de la propia
justicia de Dios que nos es imputada solo mediante nuestra fe en Cristo.

Así, por ejemplo, Romanos 3:28 dice, “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley.” La fe es el lazo que une a una persona con Cristo, quien es él mismo la base de la
justificación.

La clave de la fe está aún más clara en Romanos 4:5, “mas al que no obra, sino cree [o sea “confía” “tiene
fe”] en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Así que la fe sirve para unirnos a
Cristo antes de que tengamos las buenas obras de la piedad, y esta fe es tratada como si fuera nuestra
justicia porque nos une a la justicia de Dios.

Una vez más en Romanos 5:1 dice, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo.” Así que la justificación -estar en buenas con Dios- es mediante la fe, no
mediante obras.

Y finalmente, Romanos 8:33-34 muestra que lo que está en juego y es ciertamente, el juicio final y la vida
eterna, como en Romanos 2.7: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? [Tiempo futuro, es decir, ¡en el
día del juicio!] Dios es el que justifica”. En otras palabras, nadie va a ser capaz de anular el juicio de Dios
que declarará a sus elegidos como inocentes por la muerte de Cristo en su lugar. Después Pablo expone
esa base en el versículo 34, “¿Quién es el que condenará? [Implícito: ¡nadie! ¿Por qué? Porque…] Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros”. De modo que la muerte de Cristo en lugar de la nuestra, y la justificación (la
justicia que Dios imputa) es la base del regalo de la vida eterna, no de nuestras obras. Esto es lo que no
está en duda.

“Conforme a Obras”- Lo que Está en Duda

Lo que está en duda es: ¿cómo el juicio “conforme a sus obras”, en Romanos 2:6-10, se relaciona con
eso? Dije que en general, hay dos posibles respuestas a esta pregunta. Una dice que la vida eterna se
basaría en una perfecta obediencia si alguien la tuviera, pero nadie la tiene, y así la única vía hacía la vida
eterna es mediante la fe en Cristo. La otra vía dice que Dios nunca prometió vida eterna basándose en las
buenas obras, sino que siempre hace que las buenas obras sean la evidencia de la fe que nos une a Dios en
Cristo, quien es la base de la vida eterna.

Permítanme decirlo en otra manera, utilizando el versículo 7 en particular. El versículo 7 dice, “[Dios
dará] vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.” ¿Qué
quiere decir esto?

La primera respuesta diría: significa que Dios dará vida eterna basándose en una perfecta obediencia si
alguien la tuviera. Pero nadie la tiene, y de ese modo el objetivo del versículo es simplemente acentuar la
desesperanza del hombre sin el evangelio de la gracia.

La otra respuesta diría: significa que de cierto Dios da vida eterna a los que perseveran en la obediencia,
no porque esta obediencia sea perfecta o porque sea la base o mérito para la vida eterna, sino porque la fe
salvadora siempre cambia nuestras vidas en el poder del Espíritu Santo para que los verdaderos creyentes
perseveren en hacer el bien. En otras palabras, una vida cambiada, dirigida hacia la obediencia de la
verdad de Dios (versículo 8) no es la base de la vida eterna, sino la evidencia de una auténtica fe, que nos
une a Cristo, y es la base de la vida eterna.

Ahora bien, pienso que la segunda manera de ver estos versículos es correcta. Es por esto que el versículo
6 dice, “[Dios] pagará a cada uno conforme a sus obras,” no “basándose en sus obras” o “debido al mérito
de sus obras”. La vida eterna siempre está basada en Jesucristo y es mediante nuestra fe. Pero ya que la fe,
mediante el Espíritu Santo, siempre nos santifica y nos cambia a imagen de Cristo (un grado a la vez, 2
Corintios 3:18), habrán obras que “estén de acuerdo con” esta fe salvadora. De modo que si bien la vida
eterna será concebida solamente para los creyentes, será concebida “de acuerdo con” (habrá un de
acuerdo con) sus obras. Habrá un modo de vida que Dios pueda exponer para demostrarle al mundo que
la fe de estas personas era real.

Esa es la forma en que yo interpreté estos versículos. Permítanme darles algunas razones para esta
interpretación.

No es Ganada por Obras.

1. La primera razón es simplemente que los versículos no parecen ser hipotéticos. No suenan así. Se
expresan clara y directamente a los efectos de que Dios da vida eterna, no de que daría, sino de que la da,
a los que tienen “perseverancia en las buenas obras”. Esta parece la forma más natural de entender los
versículos.

2. En los 4b y 5 hay una pista de que Pablo, en estos versículos, no tiene en mente una obediencia
perfecta como el sendero hacia la vida eterna. “…ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira… ”.
Note la importancia del arrepentimiento.

Es porque tienen corazones no arrepentidos que están atesorando ira para el día del juicio. Así que si
tuvieran corazones arrepentidos, no atesorarían ira para el día del juicio. Este es un indicador del hecho de
que Pablo no está pensando en una vía de todo o nada acerca de la justicia. Está pensando que Dios es
bondadoso y misericordioso, y que tiene la voluntad de perdonarles los pecados a las personas si ellas se
arrepienten y se vuelven hacia él buscando misericordia. Todavía no hace hincapié en que la base de esa
misericordia está en la muerte de Cristo, sino que demuestra que “perseverar en hacer el bien” incluye un
corazón arrepentido que depende de la misericordia para que le sean perdonados sus pecados. Ese es el
sendero a la vida eterna.

3. Consideren Romanos 6:22. Allí describe la vida cristiana y como la misma se relaciona con la santidad
y con la vida eterna. dice, “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
tenéis por vuestro fruto la santificación [o santidad], y como fin [la meta, telos], la vida eterna.” Note
ahora como se relaciona la vida eterna con la vida de un creyente. Es la meta o el “fin”. ¿De qué? de ser
siervos de Dios (mediante la fe, argumentaría yo) lo cual trae como resultado el fruto de la santidad.

Esto se acerca mucho a lo que Romanos 2:7 dice. Allí se dice que Dios dará vida eterna a los que
perseveran en hacer el bien. Aquí se dice que la vida eterna es el resultado de la santidad que viene de
haber sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios.

4. Consideren Romanos 8:12-13. “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos
conforme a la carne; 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir
las obras de la carne, viviréis.” ¿Qué está en juego aquí? Lo que está en juego es la muerte y la vida, y el
significado es claramente espiritual y eterno, no temporal (porque sobre unas bases muy diferentes a las
que dicen estos versículos, las personas viven y mueren temporalmente). Así que estos versículos están
describiendo el sendero que lleva a la vida eterna.

¿Y qué es esto? Versículo 13: “Si vivís [este comportamiento actual que se está teniendo en cuenta]
conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne [percátense de que
el asunto es una batalla práctica contra el pecado en nuestras vidas carnales], viviréis”. Así que de nuevo
el objetivo es el mismo que en Romanos 2:7. Allí se dice que Dios dará vida eterna a los que perseveren
en hacer lo bueno; aquí se dice que Dios dará vida eterna a los que hagan morir las obras de la carne. Es
así como perseveramos en hacer lo bueno. Vivimos por el Espíritu mediante la fe. Las buenas obras no
conceden vida eterna. Ellas son el fruto de depender del poder del Espíritu en la fe.

5. Finalmente, consideren Gálatas 6:8-9. Gálatas es el libro más cercano a Romanos atendiendo al
argumento que desarrolla acerca de la justificación mediante la fe. Así que estamos en la misma esfera de
pensamiento. A medida que leo esos dos versículos observen como llega a los cristianos la vida eterna.
Pablo le está hablando a la iglesia: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción [lo
opuesto a inmortalidad], mas el que siembra para el Espíritu, [ver Romanos 8:13] del Espíritu segará vida
eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos [vida eterna] si no
desmayamos.”

Esto es, en razonamiento, idéntico a Romanos 2:7. Allí Dios le da vida eterna a los que perseveran en
hacer el bien. Aquí, en el versículo 9, si no “nos cansamos de hacer el bien” (que es lo mismo que
“perseverar en hacer el bien”) segaremos. ¿Qué segaremos? Versículo 8: “El que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna”.

Ahora bien, en ninguno de estos textos se dice que la vida eterna es ganada, merecida, o basada en las
buenas obras. Simplemente dicen, de hecho, que el veredicto final será conforme a las buenas obras. Van
juntas, y la razón por la que van juntas no es que las obras han reemplazado a la fe, o que el mérito ha
reemplazado a la gracia, sino porque el evangelio de la justificación mediante la fe es poder de Dios para
salvación. No es algo débil. El evangelio no entra a una vida y la deja bajo el dominio del pecado. El
evangelio viene en el poder del Espíritu Santo. Y donde es creído, donde se confía en él y se le ama,
produce lo que Pablo llama “la obediencia de la fe” (Romanos 1:5; 16:26). Y la vida eterna siempre es de
acuerdo con eso.

Confíe en Cristo Para que le Lleve al Padre

Lo que esto implica es claro: ¡Tiemblen ante la magnitud de lo que está en juego en sus vidas! ¡Y confíe
en Cristo para que lo lleve al Padre! ¿Ven ustedes lo que esto implica?

1. Una de las razones por la que existe una falsa fe es que algunas personas piensan que están confiados
en Cristo para que los lleve al Padre, cuando ni siguiera quieren al Padre. Ellos quieren que sus pecados
les sean perdonados y quieren librarse del infierno, pero no quieren a Dios. No lo aman. La misma noción
de conocerle, y de amarle, y de quererle por encima de todas las cosas les es extraña. Y pueden decir que
están confiando en Cristo para que los lleve hacia el Padre, pero, en verdad, están tratando de usar a
Cristo para conseguir el regalo de Dios. No hagan eso. Amen a Dios. Quieran a Dios. Atesoren a Dios.
Deléitense en Dios. Dios mismo es el contenido y la meta de la fe salvadora.

2. Finalmente, cuando usted confía en Cristo para que lo lleve hacia el Padre, confía en él para que lo
capacite en lo que sea necesario para llegar al Padre. Si hay buenas obras que se necesiten hacer, no se
apartará de la fe para ir hacia las obras. Se apoyará lo más que pueda en Cristo, quien obrará en usted lo
que sea placentero a los ojos de Dios. Cuando Cristo murió por usted, no solo compró la justificación,
sino la santificación. Si se necesita santidad, la santidad será otorgada a los que en él confíen.

Confíen en Él.

La última encrucijada: vida eterna o ira eterna, parte 3


13 de Diciembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:6–10 | Tópico: El Cielo y el Infierno
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:6–10
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra
los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal
hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por
tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son
contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre
todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a
todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego.

Buscando Gloria y Honra e Inmortalidad

No podía permitirme dejar este pasaje atrás habiendo dicho tan poco acerca de una de las afirmaciones
centrales, o sea, que la vida eterna es otorgada a los que “buscan gloria y honra e inmortalidad.” Note los
versículos 6-7: “[Dios] pagará a cada uno conforme a sus obras: [Él dará] vida eterna, a los que
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.” Abreviándolo a esto: “A todos los que
buscan gloria y honra e inmortalidad Dios les dará vida eterna”.

Ahora aclaremos lo que hablamos la semana pasada, para que no existan malas interpretaciones.

1. Si, aquí se explicaba que la gloria y la honra y la inmortalidad se buscan de un modo determinado,
específicamente “perseverando en hacer el bien.” O literalmente, “perseverando en bien hacer”. De modo
que usted no puede ponerse a buscar gloria y honra e inmortalidad en la forma que quiera. La forma
importa. El juicio será “conforme a sus obras”, como dice el versículo 6. Así que debemos buscar la
gloria de la vida eterna “perseverando en bien hacer” Esa es la primera aclaración.

2. Lo segundo que queremos aclarar es que este juicio conforme a obras no es un juicio basado en el
mérito de las buenas obras. Es decir, las obras no conceden vida eterna. Más bien, la base de nuestra vida
eterna y nuestra justificación con Dios es la muerte de Cristo, quien expió todos nuestros pecados; y la
justicia de Cristo que cumplió toda nuestra obediencia incumplida. Romanos 3: 24-25 dice: “[Somos]
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios
puso como propiciación por medio de la fe en su sangre”. Así que la muerte de Cristo que absorbe la ira
de Dios contra nuestros pecados, es la base de nuestra justificación con Dios.

Pablo también lo expresa en sentido contrario. Cristo no solo toma nuestro pecado y absorbe el castigo
del mismo; nosotros, además, adquirimos su justicia y recibimos la recompensa de la misma. 2da a los
Corintios 5:21 dice, “Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él”. En Filipenses 3:9 dice: “y ser hallado en él, no teniendo mi
propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”.

Conforme a Nuestras Obras

Aquí el punto es este: La vida eterna no es ganada por el mérito de nuestras buenas obras. Nos es
concedida por la muerte de Cristo, y está basada en la justicia que tenemos a través de la fe en él. Cuando
el versículo 6 dice que habrá un juicio “conforme a sus obras” y el versículo 7 dice que la vida eterna es
dada a los que perseveran en las buenas obras, el significado es que la fe que justifica siempre santifica.
Una vida cambiada (no una vida perfecta) es siempre el fruto de estar unido a Cristo. De modo que una
vida transformada es una condición para la vida eterna, pero ni nos concede ni nos hace merecedores de la
vida eterna.

O, como dijo Jesús en Mateo 7:16-17, “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos, o higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malo”. La aparición del fruto no convierte a un árbol en árbol frutal; solo muestra que es un árbol frutal.
Así, una vida transformada no convierte a una persona en cristiana, una vida transformada muestra que
una persona es cristiana.

Entonces, resumiendo: En el último Día habrá un juicio. Éste decidirá final y públicamente, quién entra a
la vida eterna y quién no. En este Juicio el veredicto, ‘inocente’ se basará en la obra de Cristo en la Cruz.
Jesús llevó en sí la culpa de todos los creyentes verdaderos: “Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros” (Isaías 53:6). Pero ese veredicto será ‘conforme a nuestras obras’, nuestras vidas diarias darán
evidencia de que confiamos en Cristo más que en el dinero y que lo amamos a él más que a los elogios de
los hombres.

Busquen Gloria Honra e Inmortalidad

Ahora, cuando se han hecho todas las aclaraciones, debemos regresar atrás y no perder la fuerza de estas
palabras en el versículo 7 Dios dará vida eterna a los que “buscan gloria y honra e inmortalidad”. Si,
búsquenla perseverando en las buenas obras. Y sí, estas buenas obras son el fruto de estar justificados por
la fe en Cristo. Sí y Amén, y Alaben al Señor por eso. Pero no pierdan el sentido de lo que se está
diciendo: Hay una búsqueda de gloria y de honra y de inmortalidad.

Hago hincapié en ello por tres razones:


1) Muchas personas piensan que este es un motivo bajo y poco cristiano. Los cristianos no buscan gloria y
honra e inmortalidad. Eso sería egoísmo. Fue contra eso que C. S. Lewisreaccionó tan vigorosamente
en The Weight of Glory.
El Nuevo Testamento tiene mucho que decir acerca de la abnegación, pero no acerca de la abnegación
como un fin en sí misma. Se nos dice que nos neguemos a nosotros mismos y tomemos nuestras cruces
para poder seguir a Cristo; y casi cada descripción de lo que encontraremos finalmente si obramos así
incluye un llamamiento al deseo.
Si al acecho en las mentes más modernas está la noción de que desear nuestro propio bien y seriamente
esperar disfrutar de él, es algo malo, yo digo que esta idea se ha colado de Kant y los estoicos, y no es
parte de la fe cristiana. De hecho, si consideramos la claridad de las promesas y la asombrosa naturaleza
de las recompensas prometidas en el evangelio, parecería que nuestro Señor no encuentra nuestros
anhelos demasiado fuertes, sino demasiado débiles. Somos criaturas desganadas, que estamos perdiendo
el tiempo con la bebida, el sexo, y la ambición, mientras un gozo infinito nos está siendo ofrecido; como
un niño ignorante que quiere seguir haciendo tortas de barro en un tugurio porque no puede imaginar lo
que significa la oferta de unas vacaciones en el mar. Estamos lejos de ser fácilmente satisfechos.

2) La segunda razón por la que hago hincapié en esto es que muchas personas no buscan nada con
entusiasmo, especialmente una vida espiritual; deambulan, flotan, caminan sin avanzar, están
espiritualmente desanimadas, son prisioneras de la apatía espiritual. ¿Recuerdan aquella palabra rara que
les enseñe hace ya más de un año cuando estábamos en el libro de Hebreos? Asedia. Significa
aburrimiento o apatía. Esto es mortal porque Pablo dice que la vida eterna le es dada a quienes buscan, no
quienes pierden el tiempo. En 1ra a Timoteo 6:12 dice, “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la
vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado”.

3) La tercera razón por la que me enfoco en este asunto es que el significado de “buscar gloria y honra e
inmortalidad” necesita ser explicado. Y a esto vamos ahora.

Busque, Quiera, Persiga, Ansíe, Ame

El punto esta mañana es que es bueno, de hecho necesario, “buscar gloria y honra e inmortalidad.”
Búsquela, quiérala, persígala, ansíela, ámela. Deséela más de lo que desea cualquier otra cosa terrenal.
Este es el punto. No sea desanimado, apático o inactivo cuando se trata de cosas espirituales. Y si es así,
entonces intensifique sus oraciones para que Dios encienda su corazón con el sentido del valor
inapreciable de la gloria, el honor y la inmortalidad.

¿Está fascinado por el proceso criminal de la audiencia pública? Entonces pídale a Dios que le ayude a
sustituir esa fascinación por gloria, honra e inmortalidad. ¿Está ansioso por tener a los niños en casa para
las navidades? Entonces pídale a Dios que le ayude a sustituir esa ansiedad por ansias de gloria, honra e
inmortalidad. ¿Observa usted el mercado de la bolsa para ver como van sus inversiones? Entonces pídale
a Dios que le ayude a sustituir esas ansias de dinero en ansias por la gloria, la honra, y la inmortalidad.

Este es el punto: Buscarla. La vida eterna es dada a los que buscan gloria y honra e inmortalidad. No a los
indiferentes espiritualmente. Pero ¿qué significa eso?

Definiendo Gloria, Honra, e Inmortalidad.

Permítanme llegar a esto con tres “E”, uso estas tres “E” para definir gloria y honra e inmortalidad por
que pienso que la gloria es el objeto principal a buscar, y que la honra y la inmortalidad son simplemente
aspectos de ella. Las tres “E” son Excelencia, Eco, y Extensión. Voy a definir “Gloria” como una clase de
Excelencia divina. Pienso que la “honra” es el Eco de esa excelencia en presencia de Dios, los ángeles y
los santos; e “inmortalidad” es la Extensión de esa excelencia por siempre, en el futuro.

Entonces, imagínese a una persona grandiosa y Excelente avanzando sin muerte hacia la eternidad. La
Extensión de este movimiento por los siglos de los siglos, sin que exista muerte, decadencia, corrupción o
decrecimiento es su inmortalidad. Y a medida que se mueve por la eternidad por los siglos de los siglos,
su Excelencia es vista por otras personas excelentes y rebota hacia ella en forma de honra y alabanza. Así,
lo que espero que puedan ver es que la excelencia en sí misma es lo principal, que la inmortalidad es
simplemente que esta Excelencia dura para siempre y que la honra es simplemente que esta Excelencia es
reconocida y aprobada por lo que es especialmente, en la mente y corazones de otras personas: Dios.

De modo que quiero centrarme en el significado de “buscar gloria.” Esto es lo central. Pero hay algo
acerca de “buscar honor” que ruega ser comentado antes de continuar con “buscar gloria.”
Buscar Honra

¿De quién debemos estar buscando la aprobación, estima y alabanza? La respuesta está dada en dos
lugares: Romanos 2:29 y 1ra a los Corintios 4:5. En Romanos 2:29 Pablo dice: “sino que es judío el que
lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no
viene de los hombres, sino de Dios”. Un cristiano genuino no busca la alabanza que viene de los hombres,
sino la que viene de Dios. Esa es la honra que quiere. En 1ra a los Corintios 4:5, Pablo dice que en el
juicio, Dios “el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los
corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”.

Ahora, esto da pie a la pregunta de ¿qué alabaría Dios en el hombre? ¿Es esto idolatría de parte de Dios?
¿Está poniendo al hombre por encima de su propia gloria? ¿Está insinuando que existe un valor, belleza o
virtud que no venga de sí que le obligue (como si lo estuviera) a alabar algo acerca del hombre? La
respuesta descansa en el significado de gloria que buscamos.

Buscar Gloria

Eso nos lleva al último y principal argumento: ¿Qué significa para nosotros “buscar gloria”? ¿La gloria de
quién? Y si decimos, la gloria de Dios, ¿queremos decir que estamos buscando verla? ¿O queremos decir
que estamos buscando participar en ella? Y si decimos, “verla y participar en ella,” ¿Queremos decir
participar en ella del mismo modo que Satanás quiso que Eva participara en ella en Génesis 3:5? (“sino
que sabe Dios que el día que comáis de [ese árbol], serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios”. ¿Es
esa la forma en que debemos querer participar en la gloria de Dios? Absolutamente no. Así que aquí
tenemos que tener cuidado. Enormes cosas están en juego según como pensemos en esto y según
busquemos la gloria.

Pienso que las respuestas de Pablo a nuestras preguntas son: Existimos para buscar la gloria de Dios y
buscarla en el sentido, primero, de querer verla y disfrutarla por lo que es como la vemos reflejada en el
mundo de Dios y su obra. Romanos 1:23 dice que lo necio de la impiedad es que las personas “cambiaron
la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen…”. Esto es no buscar la gloria de Dios.
Existimos para buscarla como nuestro más elevado tesoro, para adorarle, admirarle, deleitarnos en ella,
reverenciarla y no cambiarla por nada.

Romanos 5:2 dice “Por quien [Cristo] también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” Y el versículo 11 lo resume según la esencia
absoluta de nuestro deseo: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios”. No en la gloria de
Dios que podamos en mayor grado compartir, sino en Dios mismo y punto. Esa es la esencia de nuestra
búsqueda. Anhelamos a Dios. O lo que es lo mismo, a Dios en su gloria o a Dios en su excelencia.

De modo que sí. Buscar la gloria de Dios significa buscar conocerla y disfrutarla como está en Dios. Pero,
teniendo en cuenta lo que Pablo dice en Romanos 8, eso no es todo lo que aquí se quiere decir. Examinen
Romanos 8:17. “Y si [somos] hijos [de Dios, entonces somos], también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.” De modo que aquí nuestra búsqueda no es solo para ver la gloria de Dios, sino para
participar de la gloria de Dios.

Sigan leyendo en Romanos 8

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera
que en nosotros ha de manifestarse [Sí, en nosotros ha de manifestarse la gloria, pero Romanos continúa
para decir que esto también nos transformará y hará gloriosos con la misma gloria] Porque el anhelo
ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20Porque la creación fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21porque
también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos
de Dios”.

Esto es lo que quiere decir Pablo en Romanos 8:30 cuando dice, “Y a los que [Dios] justificó, a estos
también glorificó”. Así que buscar gloria, significa varias cosas, buscar, verla, y participar de ella.
Y eso nos deja con las preguntas: Si existimos para participar de la misma gloria de Dios y buscarla como
parte de la vida eterna, ¿qué es lo que esto significa? y ¿cómo podemos evitar ser lo que Satanás quiso
que Eva fuera al tratar de ser como Dios?

Yo lo expresaría así: “Ser glorificados o participar de la gloria de Dios, y aun así no ser Dios, es estar de
acuerdos con Dios en cuerpo, mente y alma, para poder entonces conocer su gloria y disfrutarla; y
reflejarla así con su misma energía”. Esto lo hace mantener el significado de la glorificación, centrado
radicalmente en Dios. Aún cuando estamos siendo glorificados, cada aspecto de nuestra participación en
su gloria, es debido a que estuvimos de acuerdos con Dios para conocer, disfrutar, o reflejar su gloria. Lo
que es lo mismo que decir: nuestra gloria es para conocer su gloria. Nuestra gloria es para disfrutar su
gloria. Es para hacer todo esto, no con nuestra propia fuerza, sino con la fuerza que el mismo Dios
suministra haciendo que nuestro gozo pueda ser completo y su gloria plenamente mostrada.

Entonces, yo les exhorto y animo a buscar gloria y honra e inmortalidad. Busquen la Excelencia de Dios
(para verla y participar de ella) para conocerla, disfrutarla, y reflejarla. Busquen el Eco de esa excelencia
en la alabanza que viene de Dios. Y busquen la Extensión eterna de esa excelencia por toda la eternidad.

¿Cómo Busco Gloria y Honra e Inmortalidad?

Y si preguntan cómo, los dejo con dos instrucciones:

Mirar Hacia Cristo


Una es: miren hacia Cristo y a la Gloria de su obra completada en la cruz, por los pecadores. Esto es lo
que enfatizamos en el comienzo. La justificación y la vida eterna no se ganan con obras. Son entregadas
gratuitamente a los que miran hacia Cristo en fe. De modo que si vamos a obtener la gloria de Dios y a ser
glorificados, tenemos que confiar en Cristo. Somos justificados mediante la fe (Romanos 5:1) y aquellos
que son justificados, serán glorificados (Romanos 8:30). Por tanto, la fe es la primera e indispensable
clave para buscar la gloria de Dios.

Pero no le den a Cristo o a la fe menos valor del que tienen. Cuando yo digo “miren hacia Cristo” quiero
decir miren firmemente la gloria de Cristo como su mayor tesoro. Me refiero a lo que Pablo dice en 2da a
los Corintios 4:4 y en el 3:18. En 2da a los Corintios 4:4, Pablo dice que el evangelio de Cristo es
“evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” Así que mirar a Cristo para alcanzar la
justificación, es buscar la gloria de Dios en Cristo. No es algo que está separado. Esto es lo que la fe hace,
recibe a Cristo en el evangelio como la gloria de Dios. De esto es de lo que se nutre la fe en el evangelio.

Cuatro versículos antes, en 2da a los Corintios 3:18, Pablo dice, “nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma
imagen, como por el Espíritu del Señor” En otras palabras, mirar hacia Cristo en el evangelio es
contemplar la gloria del Señor, que de un nivel de gloria al otro, nos transforma en su imagen.

Es aquí donde vienen las buenas obras, Nuestras buenas obras son parte de nuestra semejanza con Cristo.
Y esta semejanza con Cristo viene por ver y saborear su gloria en el evangelio. Es por esto que Pablo dice
en Romanos 2:7 que los que buscan gloria perseverando en “bien hacer” recibirán vida eterna. La
semejanza con Cristo es evidencia de que ahora mismo ya estamos siendo “glorificados”, no por obras,
sino por mirar hacia Cristo en el evangelio. Ver es convertirse. Mirar es asemejarse.

El Sufrimiento Descansa en el Sendero Hacia la Gloria


La segunda instrucción que daría en respuesta a la pregunta de cómo buscamos la gloria de Dios, viene al
percatarnos de que hay muchos sufrimientos en el sendero que lleva a la gloria. ¿Cómo responderemos a
ello? ¿Y como nos ayudarán ellos con la gloria que buscamos?

La respuesta de 2da a los Corintios 4:16-18 es esta: “no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre
exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación
momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando
nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las
que no se ven son eternas.”

Aquí nuevamente la clave es ¿Hacia dónde estamos mirando? Debemos mirar hacia las cosas eternas, que
son ganancia; no a las temporales, que son pérdidas (filipenses 1:21). Éste es el sendero hacia “un cada
vez más excelente y eterno peso de gloria”. El sufrimiento no es accidental en nuestra búsqueda de la
gloria. El sufrimiento es una parte esencial de la búsqueda. Y sufrimiento no solo el ocasionado por la
persecución, también es “la decadencia” de nuestros cuerpos. Romanos 8:17-18 dice lo mismo (aun más
enérgicamente) como una de las aristas de nuestra búsqueda de la gloria: “Y si [somos] hijos [de Dios],
también [somos] herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente
con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”

Ese sufrimiento incluye el gemir del versículo 23 mientras esperamos la redención de nuestros cuerpos.
No es solo el sufrimiento que viene de la persecución, sino el que viene por todas las futilidades y
miserias de esta vida. Si dentro de estas futilidades y miserias miramos hacia Cristo, y sufrimos con él y
no contra él, entonces el versículo 17 dice que seremos glorificados con él; ahora y para siempre.

Entonces mi respuesta a la pregunta de ¿cómo buscamos la gloria y la honra, y la inmortalidad de Dios?


es: Miren a Cristo. Miren hacia él por la gloria que él es en el evangelio de su muerte y resurrección.
Véanlo y deléitense en él como la imagen de la gloria de Dios. Miren hacia las cosas que son eternas.
Miren hacia Cristo. Miren hacia la gloria de Dios. Pruébenla. Confíen el él. Sean transformados por él.

No hay acepción de personas para con Dios, parte 1


27 de Diciembre de 1998 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:11–16 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:11–16
Porque no hay acepción de personas para con Dios. 12Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley
también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13porque no son los
oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque cuando los
gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley
para sí mismos, 15mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Creo que sería bueno para nosotros, finalizando el año, ver una gran verdad acerca de Dios y una gran
verdad acerca del hombre; y ver como estas dos verdades aportarán algo al mundo en el 1999, si las ve y
las abraza como lo que son. No traigo dos verdades a este texto, ellas llegaron a mí a través del texto.
Entonces, leamos y tratemos de seguir la línea de pensamiento de Pablo en Romanos 2:11-16.

Entrando en la Mente de un Escritor Inspirado

Y digo, ‘línea de pensamiento’ porque así es. Su pensamiento no se mueve en círculos, sino que es una
línea desde una premisa hasta la próxima para establecer su punto principal. Solo cuando usted reflexiona
sobre este argumento, y acerca de cómo lo elabora, ve las dos verdades (una acerca de Dios, y otra acerca
del hombre). Tratemos entonces de seguir el razonamiento de Pablo. Razonemos junto a él.

Hacer esto es apasionante: ser capaces de razonar junto a un escritor inspirado. Algunos han descubierto
cuan excitante puede ser razonar junto a un gran escritor, digamos,Agustín,
o Anselmo, Aquino, Calvino, Descartes, Lutero, Pascal, Locke, Kant, Milton, oShakespeare. Sentir que de
verdad se ha entrado en el mundo de sus pensamientos, y se ha visto lo que el escritor vio, y que se ha
apropiado de eso a través de la asombrosa acción de entender. Pero todos pueden experimentar algo aun
más apasionante, y es entrar al mundo del pensamiento, no de un gran escritor, sino de un escritor
divinamente inspirado, que no está escribiendo a partir de un mero don natural, sino de una revelación
sobrenatural. Entrar a esa clase de mente, y seguir esos pensamientos, y ver aquella realidad es una
emoción que no tiene paralelo en la lectura de toda la literatura, ni en el visionado de toda la televisión, o
de todos los videos y películas. Yo anhelo eso para todos ustedes.

Entonces acompáñenme. Revisen solo por un momento lo que Pablo está haciendo aquí en Romanos 2.
En los versículos del 1-5 hizo notar que las personas de su tiempo con altas normas de moral,
especialmente muchos parientes suyos, los judíos, eran culpables de hipocresía. Ellos señalan con el dedo
a los inmorales gentiles mencionados en el capítulo uno, pero haciendo eso, dice Pablo, se acusan a sí
mismos, porque hacen la misma serie de cosas.

Luego el explica en los versículos 6-10 que el juicio sobre los judíos y los gentiles va a ser “conforme a
sus obras”, no conforme a sus etnias o ventajas religiosas. Los judíos y los gentiles recibirán o no la vida
eterna sobre las mismas bases. ¿Corroboran sus obras su fe?

No Hay Acepción de Personas para con Dios

Ahora, en el versículo11 Pablo expone el principio de la verdad acerca de Dios, subrayando este
contundente argumento: “porque no hay acepción de personas para con Dios”. Es por esto que Dios no
juzgará a los judíos y los gentiles conforme a su experiencia, circunstancias, cultura, o ventajas religiosas,
sino conforme a algo más íntimo. Esto es fundamental acerca de Dios, la imparcialidad. Ésta es una de las
dos verdades que quiero que comprendan en esta mañana, así que necesitamos abundar en ella. De hecho,
el resto de este texto se basa en ella y la enlaza a una segunda gran verdad acerca del hombre.

Ésta es una verdad tan importante acerca de Dios que el Nuevo Testamento parece haber inventado, no
una palabra para ella, sino varias. Antes del Nuevo Testamento no aparece el uso de la palabra utilizada
aquí para “parcialidad”o “acepción de personas”. La idea estaba allá, en el Antiguo Testamento: Dios no
“recibe-rostros”, dirían ellos, o sea, es “imparcial”; no es conmovido por las irrelevantes apariencias
externas. Ve a través de ellas y va al corazón del asunto. No es parcial con las apariencias o
circunstancias. Nadie rompe las reglas y se sale con la suya, no importa cuan poderoso, hábil, rico, o
trabajador pueda ser. Todos son juzgados con la misma medida.

En el Nuevo Testamento era tan importante aclarar esto, que los escritores tomaron estas dos palabras,
“recibe rostros” y la combinaron para formar un nuevo verbo en Santiago 2:9: “ser-unos-recibe-rostros”
(prosopolempteo) y dos nuevos sustantivos- “recibe-rostros” (prosopolemtes, Hechos 10:34) y
“recepción-de-rostros” (propolempsia, Romanos 2:11; Efesios 6:9; Colosenses 3:25, Santiago 2:1) Pablo
dice que no hay “recepción-de-rostros” con Dios.

¿Cómo Puede Dios ser imparcial si solo los judíos habían recibido la ley?

Aquí hay un problema, una objeción que tiene que ser respondida. Por eso Pablo avanza otro paso en su
argumento. Esta es la objeción: Dice usted Pablo, que Dios va a juzgar a todas las personas conforme a
sus obras, y por ende imparcialmente; pero de hecho, Dios le dio la ley de Moisés solo a los judíos, y solo
ellos tienen acceso a lo que la ley demanda, mientras que el resto del mundo no. Entonces ¿cómo puede
usted decir que Dios es imparcial al juzgar conforme a las obras, cuando solo le ha dicho a un grupo de
personas cuáles son las obras que deben hacer?

Esta es la primera parte de su respuesta, desde el versículo 12: Dios es imparcial “Porque todos los que
sin ley han pecado [es decir, las naciones que no tienen la ley del Antiguo Testamento de Moisés] sin ley
también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado [los judíos que tienen la ley de Moisés] por la
ley serán juzgados.” Pueden ver que ésta es la respuesta directa a la objeción: ¡No tienen igual acceso a
aquello por lo que tendrán que responsabilizarse!

Esta es una objeción que surge mucho cuando se defiende al cristianismo de sus críticos: ¿Y qué hay con
las personas que no tienen el mismo acceso a la Biblia que ustedes? ¿Cuál es la respuesta de Pablo? Dice:
‘usted tiene razón: diferentes grupos de personas tienen diferentes ventajas cuando se mide la cantidad de
verdad que Dios ha revelado’; pero después añade: ‘en su juicio, Dios no hará acepción de personas con
los que tenían mayor acceso a la verdad, el juicio de Dios será conforme a la verdad que estas personas
tengan’. Entonces, en el versículo 12: “todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y
todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados”. No se acudirá a la ley de Moisés para
condenar a aquellos que pecaron sin tener acceso a la ley de Moisés. Solo será utilizada para juzgar a
aquellos que tuvieron acceso a ella.

No Tener la Ley no es el Principio Fundamental del Juicio

Cuando perece alguien que nunca ha escuchado la ley de Moisés, no es porque nunca haya escuchado la
ley. No escuchar la ley de Moisés no condenará a alguien. Y escucharla no le salvará tampoco. Eso es lo
que Pablo dice en el versículo 13, “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados” En otras palabras, tener acceso a la ley moral de Moisés,
escucharla y conocerla no es una ventaja en el día del juicio final. En el juicio, la cuestión no será:
¿Cuánto de la ley poseía, escuchó y conoció usted? Sino: ¿Cómo respondió en su corazón y con sus
acciones a la ley que conocía?

En pocas semanas regresaremos a la frase del versículo 13, “los hacedores de la ley serán justificados”
para explicar como concuerda esto con la justificación que es por la fe. Mientras, percátese de tres cosas:
1) Obedecer la ley podría incluir confiar en la gracia de Dios para la salvación, si la ley ordena que
debemos confiar en Dios de ese modo; 2) No dice que la justificación se basa en hacer la ley, sino
solamente que los hacedores serán justificados; no se dice si el “hacer” o alguna otra cosa es la base de la
justificación; 3) Percátese de que la justificación es futura: “los hacedores de la ley serán justificados”
Esto probablemente hace referencia al juicio final, como también en los versículos 7-10. Así que por
ahora, les sugiero interpretar “los hacedores de la ley serán justificados”, porque es la misma enseñanza
que aparece en el versículo 7, la vida eterna se les dará a los que perseveran en bien hacer.

No pierdan aquí el punto principal de este argumento: Tener o no la ley no es la el principio fundamental
sobre el que se establece el juicio en el último día. El principio es hacerla.

¿Cómo Puede Usted Hacer La Ley Si No La Ha Leído?

Todo esto da inmediatamente origen a otro problema al que Pablo tiene que responder ahora. Alguien va
decir: ‘¿Cómo puede alguien hacer lo que exige la ley, si no tiene una copia de la ley para leer y seguir?
Pablo, usted dice que hacer (y no escuchar) es lo que cuenta, pero aun aquellos que tienen la ley tienen
una ventaja, porque ellos saben lo que tienen que hacer.

Los versículos 14 y 15 son la respuesta de Pablo. “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen
por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la
obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles
sus razonamientos.”

Así que la respuesta de Pablo a la pregunta: ¿Cómo puede Dios ser imparcial al juzgarnos conforme a
nuestras obras, si los judíos tienen la ley y los gentiles no? Es que los gentiles tienen la ley, la ley moral
de Dios escrita en sus corazones, lo dice el versículo 15. O como dice el versículo 14, “son ley para sí
mismos.” Luego en el versículo 15b él nos muestra como evidencia que todas las personas alrededor del
mundo sienten una obligación moral correcta, y sus conciencias confirman esto con el conflicto de auto-
defensa y auto acusación que siempre se origina.

Ahora bien, entendemos toda la línea de pensamientos que tenemos delante nuestro, desde el versículo 11
en adelante. Primero Pablo dice que “no hay acepción de personas para con Dios” (versículo 11). Luego
lo defiende en el versículo 12 diciendo que el juicio de Dios será conforme al cómo respondemos a la
cantidad de verdad a que tengamos acceso. Después explica (versículo 13) que el mero escuchar de la ley
no es una ventaja para los judíos en el día del juicio, y que el no haberla escuchado no es una desventaja
para los gentiles, porque la cuestión no es escucharla sino hacerla. Después explica (versículos 14 y 15)
que en realidad la ley sí está disponible para aquellos que no tienen copia de la ley de Moisés, porque
Dios la ha escrito en nuestros corazones y nos ha dado una conciencia para despertarnos a este
conocimiento moral en nuestros corazones.

Todos Tienen la Ley de Dios en sus Corazones

Ahora aquí está la segunda gran verdad que quiero que vean en esta mañana; la verdad acerca del hombre.
Todo ser humano tiene la ley moral de Dios estampada en su corazón. Pablo está enseñando algo
inmensamente importante acerca de la naturaleza humana. Note la redacción del versículo 14: “cuando
los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son
ley para sí mismos” En otras palabras, Pablo nos está diciendo algo fundamental sobre la naturaleza
humana. Esto es lo que significa ser humano, tener la ley de Dios impresa, o estampada, escrita en
nuestros corazones.

Ya hemos visto ésta enseñanza anteriormente en el verso 1:32 (“quienes habiendo entendido el juicio de
Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte”), el 1:26 (“sus mujeres cambiaron el uso
natural por el que es contra naturaleza”) y el 1:21 (“habiendo conocido a Dios”). El objetivo de todo esto
es acentuar que todo ser humano es culpable ante Dios porque todos (1:18) detienen la verdad y ninguno
está contento ni siguiera con las demandas de su propia conciencia, mucho menos con todas las demandas
que Dios le ha dado a conocer. A pesar de esto, todos son responsables para Dios y estarán sin excusa en
el día del juicio. Todos los judíos y todos los gentiles son responsables para Dios, son culpables y están
bajo el poder del pecado.

Ahora estamos en una posición que nos permite ver claramente las dos grandes verdades que mencioné en
el comienzo: una acerca de Dios y otra acerca del hombre.

La verdad acerca de Dios es que él no hace acepciones de personas. Lo que significa que no juzga en base
a la suposición de que todos tenemos acceso a la misma cantidad de verdad, sino de que todos tenemos la
verdad que necesitamos para ser considerados responsables, y seremos juzgados por nuestra respuesta a la
cantidad de verdad que poseemos, no a la que no tenemos. Dios está tan comprometido con esta
dimensión de su justicia, que la asegura creando a cada ser humano con su ley moral inscrita, y con la
capacidad de reconocer su gloria revelada en la naturaleza. Él es imparcial, no solo con lo que encuentra
en el mundo; además Él ve el mundo algo que se ajusta a su imparcialidad.

Y la segunda gran verdad (acerca del hombre) está elaborada sobre la primera (acerca de Dios), o sea,
todo ser humano tiene la ley moral de Dios estampada en su corazón. Toda alma humana, a medida que
adquiere conciencia, sabe que está creada por Dios, que depende de Dios y debe honrar y darle gracias a
Dios (1:20-21). Debe, además, hacer las cosas que están escritas en su corazón (2:14-15) y dejar de ser
dignos de muerte (1:32).

El Impacto De Estas Dos Grandes Verdades

Ahora bien, estas son grandes verdades que debemos conocer y tendrán un impacto en su vida si las
abraza como lo que son: Aquí están tres ejemplos de la clase de diferencias que esto podría causar en su
vida: si sabe que usted es así, que sus hijos son así y que los demás son así.

1. Considere una consecuencia de saber que usted es así. Si Dios es imparcial y juzga a través de normas
fijadas que ha revelado, y si usted en lo profundo de su naturaleza humana como imagen de Dios, tiene la
ley moral de Dios estampada en su ser, entonces saber y abrazar esto le dará una tremenda seriedad,
solidez y estabilidad a sus convicciones acerca de Dios y la verdad, de lo correcto e incorrecto. Porque
usted claramente ve que existen normas morales y verdades establecidas que no surgen de usted. No son
meras opiniones humanas, vienen de Dios, sin nuestra influencia. La vida no es una cafetería de igualdad
de opiniones de entre las cuales puede escoger. La vida viene con profundas dádivas. Dios existe. Dios es
imparcial. Dios es y conoce la verdad. Dios la ha impreso en los corazones humanos. Esta verdad es
reconocible. Seremos juzgados por ella. Por tanto la vida no es trivial. Y nuestras convicciones acerca de
Dios y la moralidad ganan seriedad, solidez y estabilidad.

2. Considere una consecuencia de saber que sus hijos son así. Mire a sus hijos como a seres cuyas almas
Dios creó a su imagen, con la ley moral de Dios inscrita. Mire a ellos como a seres dotados, como a
ninguna otra criatura, con la capacidad de conocer a Dios. De hecho, conocerán a Dios lo suficiente como
para perecer o vivir gracias a ese conocimiento. Reflexione, mientras mira a su hijo, en que ahí está una
persona que ha sido preparada especialmente para vivir de acuerdo con la bondad y la verdad. Ahí está un
ser que debes apreciar debidamente, un ser que hay que respetar, que no debe ser abandonado, cuyo
propósito principal en el universo ha sido establecido por Dios: que él o ella conozca a Dios y haga su
voluntad. Saber que su hijo es así le hará tomar más en serio su paternidad y el glorioso privilegio y
responsabilidad de unirse a la labor interna de Dios para traer a este niño a Cristo y hacer que conozca a
Dios y le ame.

3. Finalmente, considere dos consecuencias de saber que los demás son así. Todas las personas que
conoce en el trabajo, la escuela, o el barrio tienen escrita la ley de Dios en sus corazones. Todas las
personas que conoce, conocen al Dios imparcial. Sea que ‘detengan’ o no la verdad, el hecho es que la
tienen. En lo profundo de su ser conocen a su Creador. Dios ha tratado profundamente con ellos antes que
usted ni siguiera entrara en escena. Dios se ha adelantado a usted preparándolos para sí mismo y para que
hagan su voluntad.

Entonces aquí esta la primera consecuencia: No pierdan la esperanza cuando hagan evangelismo en 1999,
no minimicen el poder segador del pecado, pero tampoco se desesperen pensando que no existe conexión
entre Dios y la persona con que trata. Existe una conexión, más profunda de lo que jamás haya soñado.
Hablen la verdad con amor y a Dios puede que le agrade establecer la conexión entre lo que ellos conocen
por naturaleza, y lo que les está diciendo de la palabra de Dios.

Y la última consecuencia es esta: ¡cuidado con despreciar a alguien! Cada vez que desaprueba a alguien:
un político, colega, miembro de la iglesia, líder, o persona de otra raza o cultura, recuerde que Dios ha
escrito su ley en el corazón de esa persona y le ha dado el conocimiento de Dios. Esto es para
maravillarnos y asombrarnos, no para despreciar a nadie. La naturaleza humana a la imagen de Dios,
caída y depravada como está, a pesar de todo, debe esparcir el aroma de la santidad y reverencia por
encima de toda repugnancia y desacuerdo. Existe una honra que pertenece al hombre, como imagen de
Dios que es, y es que Dios escribe su ley en todos nuestros corazones.

No hay acepción de personas para con Dios, parte 2


31 de Enero de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:11–16 | Tópico: Justificación
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:11–16
Porque no hay acepción de personas para con Dios. 12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley
también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13 porque no son los
oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14 Porque cuando los
gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley
para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

El 27 de Diciembre prediqué a partir de este texto. Delineé el argumento principal desde el versículo 11
con la declaración de que “no hay acepción de personas para con Dios” hasta el versículo 16. Y traté de
mostrar como Pablo respondía a la objeción por la que parece que Dios está siendo parcial, debido a que
juzga a las personas “conforme a sus obras” (2:6), y a que los judíos tienen la ventaja de poseer la ley
para que les diga las obras que deben hacer, pero otras naciones no. De modo que parece como si Dios
estuviera siendo parcial con los judíos, parece que tendrán la ventaja en el juicio.

Pablo responde a esta objeción en dos pasos.

1. Él dice que no es tener o escuchar la ley lo que demostrará que usted está justificado en el juicio,
sino hacer la ley (versículo 13).

2. Los gentiles, de hecho, tienen la ley (versículo15 a). Las obras de la ley están escritas en sus
corazones, y sus propias conductas y conciencias muestran que esto es así (versículo15b).

El Ponderable Peso Que Debemos Sentir

No analizaré nuevamente el mismo pasaje con el mismo detalle, pero regresaré, como les prometí, a la
declaración del versículo 13b: “los hacedores de la ley serán justificados”. Esta afirmación da lugar a
preguntas tremendamente importantes. La frase “serán justificados” lleva un tremendo peso que ninguno
sentimos como debiéramos.

La frase “serán justificados” expresa ‘estar a bien con Dios’. La magnitud de esto es mucho mayor de lo
que cualquiera de nosotros siente. No hay casi nada en nuestra cultura

-dentro o fuera de la iglesia- que nos prepare para sentir el peso de esta afirmación. El Siglo Veinte ha
sido el siglo del Ego, y del cuidado del Ego, llamado terapia. Hasta los cristianos están completamente
saturados con la atmósfera de que Dios y la salvación tienen que ver con su presente bienestar mental. Si
Dios no me da buenas experiencias, al menos me dará la capacidad de hacerle frente a las malas
experiencias. Así es como nos sentimos acerca de la salvación. Así, Dios es más o menos tan grave como
la más grande crisis emocional o de salud que podamos pensar, digamos, una depresión, o un cáncer.
Allí puede sentirse un peso tremendo, pero comparado con de lo que realmente trata el evangelio, no lo
es. Para ver de qué se trata realmente, vea el versículo 16:”… en el día en que Dios juzgará por Jesucristo
los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. ¿De qué trata el evangelio? Se trata de un juicio
futuro. Pablo dice que ‘conforme a su evangelio’, no conforme a la ley o conforme a algún rejuego
teológico, sino conforme al evangelio. Dios juzgará a todos los secretos del corazón suyo por medio de
Jesucristo, su Hijo. El evangelio es principalmente el mensaje acerca de cómo estar a bien con Dios en el
día del juicio. El evangelio no trata acerca de las buenas experiencias aquí, sino acerca de la seguridad en
el día del juicio y de la gloria más allá del juicio.

Beneficios o Pérdidas Eternas

¿El juicio de quién? El juicio de Dios. Conforme al evangelio de Pablo, “Dios juzgará” Si Dios hace un
juicio negativo en contra nuestra, iremos para el infierno y sufriremos eternos tormentos. Y si Dios hace
un juicio positivo a nuestro favor, tendremos vida eterna y un gozo que se incrementará para siempre en
la presencia de Dios. Todos los beneficios y pérdidas en esta vida son nada comparados con la
importancia de este juicio. Nuestro estado físico y mental en estos pocos años es como polvo en una pesa,
comparado con el Monte Everest en cuanto a la significancía del juicio de Dios.

Note con cuidado en el versículo 16 lo que hemos estado diciendo: quien habla aquí del juicio es el
evangelio juicio. Esto quiere decir que usted no puede sentir la gloriosa seriedad del evangelio de
Jesucristo a menos que sepa que es un evangelio sobre un juicio futuro. El evangelio es glorioso, no solo
llegando al límite de resolver nuestros problemas con la depresión y el cáncer, sino al extremo de hacer
que la ira de Dios contra nosotros sea retirada en el juicio final, llevándonos al gozo eterno.

Juan Bunyan, el autor del ‘Progreso del Peregrino’, experimentó en su alma las tinieblas a medida que
luchaba por asegurar su salvación, estaba horrorizado con lo que veía entre los cristianos de su época
quienes no eran muy diferentes de los nuestros, en cuanto a esto.

Vi personas de avanzada edad persiguiendo las cosas de esta vida como si debieran vivir aquí por
siempre… [y] encontré [a algunos llamados cristianos] muy angustiados y abatidos cuando se
encontraban con las pérdidas externas como, de un esposo, esposa, hijo, etc. ‘Señor’ -pensé yo- ‘¿Cuál es
el alboroto que hay con cosas tan pequeñas con estas? ¡Qué manera de ir algunas personas tras las cosas
carnales!, y ¡cuánta aflicción existe en otros por sus pérdidas! Si ponen tanto empeño y derraman tantas
lágrimas por las cosas de esta vida presente, ¿Cuánto tendré que lamentarme y orar por ellos?’. Mi alma
está muriendo, mi alma está condenada. Si mi alma estuviera en buenas condiciones y si yo estuviera
seguro de ello, ah ¡cuan rico debería considerarme, aunque fuese bendecido no más que con pan y agua!
Debería considerar esas cosas como a pequeñas aflicciones y debería soportarlas como a pequeñas cargas.
[Juan Bunyan, Grace Abounding to the Cief of Sinners (Hertfordshire, England: Evangelical Press, 1978)
p. 36].

También lo digo. Esta frase en el versículo 13, “los hacedores de la ley serán justificados” lleva un peso,
una seriedad, una grandeza y una gloria que nosotros no sentimos como debiéramos. Pero que Dios nos
ayude. Que Dios nos justifique. Que Dios nos dé una sentencia positiva en el día del juicio es más
grandioso que todo nuestro bienestar mental y nuestra salud física durante toda nuestra vida sobre la faz
de la tierra.

¿Qué quiere decir Pablo con esto en el Versículo 13?

¿Hipotéticamente “Hacedores de la Ley”?


¿Quiere Pablo decir que esta es una declaración hipotética? “Los hacedores de la ley serán justificados si
realmente hicieran lo que demanda la ley, pero nadie lo hace. Esta es, tal vez, la interpretación más
común. John Stott dice, “Esta es una declaración teórica o hipotética, por supuesto, ya que nunca ningún
ser humano ha obedecido completamente la ley” (cf. 3:20)” [Romanos: God’s Good News for the World
(Downer’s Grove: Inter. Varsity Press, 1994) p.86]. Su argumento principal viene de Romanos 3:20 donde
Pablo dice, “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificados delante de él; porque por
medio de la ley es el conocimiento del pecado”.

¿Acaso no resuelve eso el asunto? ¿Pudiera estar más claro? “Por las obras de la ley ningún humano será
justificado.” Entonces Romanos 2:13b, “los hacedores de la ley serán justificados,” debe significar: Esto
es un principio, no una realidad: Los cumplidores de la ley, perfectos, y sin pecados serían justificados,
pero no existen. Así que todos, tanto gentiles como judíos, están bajo juicio y necesitan el evangelio de
perdón mediante Jesucristo, para poder ser salvos.

Ahora bien, hay algunas cosas profundamente correctas acerca de esa interpretación.

1. Es cierto que además de Jesús, no existen cumplidores de la ley perfectos y sin pecado
(Romanos 3:9, 23).

2. Es cierto que todos, judíos y gentiles en todas las partes del mundo, necesitan conocer el
evangelio del perdón para poder ser salvos (Romanos 3:21-24).

¿Pero es Romanos 2:13b una declaración hipotética? Cuando Pablo dice, “porque no son los oidores de la
ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” ¿se refiere a que ‘Ellos serían
justificados si hubiera alguno, pero no hay ningún hacedor de la ley’. O diciéndolo de otra manera,
¿“hacedores de la ley”se refiere a personas perfectas que cumplen la ley y que no tienen pecado? ¿Podría
Pablo llamar ‘hacedor de la ley’a una persona que peca, pero ama a Dios y a la ley, y aborrece sus propios
pecados y los confiesa, y se remite a la misericordia de Dios revelada en la ley misma?

Yo creo que sí pudiera, y creo que lo hace, creo que el versículo 13 quiere decir: ‘No son los oidores de la
ley los justos ante Dios, sino que serán absueltos serán aquellos que:1) aman la ley de Dios, 2) despenden
de su ayuda para vivir conforme a la verdad que tienen, y 3) y confían en la misericordia de Dios cuando
tropiezan.

Escuchar el Evangelio es Esencial Para la Salvación.

Pero escuchen ahora cuidadosamente, no sea que malinterpreten: A no ser por la predicación del
evangelio y la labor del Espíritu Santo quien nos despierta y lleva a la fe en Cristo, hoy en día nadie se
salva así. Esa es la intención de Pablo en estos dos capítulos y medio de Romanos. La razón por la que
nadie es salvo en esta manera, a no ser escuchando el evangelio de Cristo es que todo aquel que no tiene a
Cristo “detiene con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). Todos endurecen su corazón contra el
arrepentimiento (Romanos 2:5).

En otras palabras, podrían preguntarme (como han hecho algunos de ustedes), ‘¿Teóricamente, pudieran
hoy salvarse personas que no hayan escuchado acerca de Cristo, si fueren “hacedores de la ley” en la
forma que usted lo describió (es decir, personas que 1) aman la ley de Dios, 2) dependen de la ayuda de
Dios para vivir conforme a la verdad que tienen, y 3) cuando tropiezan confían en la misericordia de
Dios)?’ Y yo les respondería, ‘Sí, teóricamente se salvarían’ (Y Dios cubriría sus pecados con la sangre
de Cristo, similar a como hizo con los Santos en el Antiguo Testamento), pero nunca ocurre. La razón por
la que necesitamos una evangelización enérgica y afectuosa entre todas las personas del mundo, es que las
personas en todas partes detienen la verdad y no cederán ante Dios a no ser por la soberana labor del
Espíritu Santo en sus vidas (Romanos 1:18), y este Espíritu obra salvadoramente, solo a través del
evangelio del Cristo crucificado y resucitado. Dios ha sujetado a todos en desobediencia (Romanos
11:32) para que su Hijo, Jesucristo, sea el objeto consciente de fe entre todas las personas (vea Hechos
4:12; Romanos 10:13-15). Vea el soporte adicional en Let the Nations Be Glad ‘Permita a las naciones
gozarse’ de John Piper [Grand Rapids: Bakeer Book House, 1993, pp.131-166].
Pero alguien puede preguntar ahora, ¿Pero no expresa usted exactamente lo que John Stott y muchos
otros? Ellos dicen que la declaración: “los hacedores de la ley serán justificados” es hipotética, porque
significa que usted tiene que ser impecablemente perfecto para ser justificado sin Cristo y no existe nadie
así. Usted dice que ser un hacedor de la ley significa que usted ama la ley de Dios, depende de la ayuda
de Dios para vivir conforme a la verdad que tiene y cuando tropieza confía en la misericordia de Dios,
pero nadie hace eso sin el Espíritu Santo y sin tener fe en Cristo. ¿No es eso lo mismo?
“Hacedores de la Ley” No Quiere Decir ‘Perfección Impecable’

No. Existe una diferencia. Yo creo que cuando Pablo dice, “Los hacedores de la ley serán justificados”, se
refiere a que realmente existen personas así, y no son solo personas que serán absueltas en el juicio. Esta
es una declaración de un hecho verdadero y experimentado. Cuando Cristo llega a la vida de una persona
por el poder del Espíritu Santo mediante la fe en el evangelio, esa persona se vuelve un “hacedor de la
ley”. No uno que guarda la ley perfecto e implacable, sino uno que ama la ley de Dios (es decir, la ley de
Cristo), depende de la ayuda de Dios para vivir conforme a la verdad (que incluye ahora la cruz de Cristo
y la obra del Espíritu) y cuando tropieza confía en la misericordia de Dios (conforme a 1 Juan 1:9).
¿Por qué pienso esto? ¿Cuáles son las razones para interpretarlo así? Mencionaré cuatro.

1. Los Hacedores de la Ley Serán Justificados

Romanos 2:13b dice, “los hacedores de la ley serán justificados.” No dice, “Haciendo las obras de la ley
serás justificado”. Simplemente dice que los que serán justificados son los que también son hacedores de
la ley. No hay relación casual afirmada. De modo que el versículo no es una contradicción a Romanos
3:20 que dice, “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado”. No hay nada en Romanos
2:13b que nos impida creer en la justificación que es solo mediante la fe. La ley demanda fe, y la fe es la
única vía de unión con Cristo cuya justicia nos justificará en el juicio. Toda otra obediencia que viene de
la fe es el fruto de esa unión. No la vía para llegar a ella. Así que Romanos 2:13b no es una contradicción
a la enseñanza de Pablo de que la justificación es solo mediante la fe.

2. No Suena Hipotético

La declaración, “los hacedores de la ley serán justificados”, no suena hipotética. No dice, “Los hacedores
de la ley -si hubiera alguno- serían justificados”. Suena como un hecho. Y si la declaración puede
mantenerse en el razonamiento de Pablo, yo quiero que esté allí.

3. Ejemplo de Verdaderos: “Hacedores de la Ley”


Existen verdaderos “hacedores de la ley” en el Nuevo Testamento. No es solo una categoría hipotética.
Por ejemplo, Lucas 1:5-6 dice, “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado
Zacarías, de la clase de Abías;1 su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. 6Ambos eran
justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”.
Aquí tenemos una pareja real, no hipotética. Y Lucas dice de ellos que eran hacedores de la ley. No dice
que tuvieron en algún momento un mal pensamiento, o mala actitud u otro pecado; sino que ellos se
aprovechaban continuamente de los medios que Dios proporcionó en la ley, para obtener perdón y
limpieza.

No solamente esto, que en 1ra a los Corintios 7:19 Pablo mismo dice: “La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios”. En Gálatas 5:6 dice: “porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” De modo
que para Pablo, la fe justificadora “obra por el amor” y esto es “guardar los mandamientos”, o sea, hacer
la ley. De esta manera, los que confían en Cristo son hacedores de la ley.”

Es lo mismo que Pablo dice en Romanos 8:3-4, “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Eso somos como cristianos: cuando andamos conforme
al Espíritu, ‘cumplimos la justicia de la ley’, somos “hacedores de la ley”, no guardadores de la ley
impecablemente perfectos, sino personas radicalmente transformadas que aman la ley de Cristo y confían
en Cristo para que les ayude a vivir de esa nueva forma.

De modo que Romanos 2:13 no tiene verse hipotéticamente. Los cristianos somos precisamente eso:
“Hacedores de la ley”.

4. Armonía con el Resto del Pasaje

Finalmente, el fluir del razonamiento en Romanos 2:6-13 recomienda esta interpretación de “hacedores
de la ley”. El versículo 13 es parte de la defensa de Pablo acerca de la imparcialidad de Dios, que él
afirmó en el versículo 11: “Porque no hay acepción de personas para con Dios”. Pero el versículo11 es
una defensa por la forma en que Pablo habló sobre el juicio de Dios conforme a las obras en 6-10. Por eso
es necesario que exista una armonía entre “hacer la ley”en el versículo 13b y el “hacer el bien” en los
versículos 7 y 10.

¿Qué quiere decir esto? El versículo 7 dice que en el juicio, aquellos que “vida eterna [recibirán…] los
que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. De modo que el mismo contexto,
Pablo está enseñando que la vida eterna (que es esencialmente lo mismo que ser justificados o absueltos
en el juicio final) es dada solo a aquellos que han sido tan transformados por la fe, que “perseveran en
hacer el bien” [vean el sermón de Romanos 2:6-11, 7 de Diciembre, 1998, “La Última Encrucijada,
Segunda Parte”]. Pero si esta fue su enseñanza en los versículos 6-10 (con la que, curiosamente,John
Stott concuerda, [Romanos, p.84]. Entonces probablemente sea esa su enseñanza en el versículo 13.
Por todas estas razones tomé a Romanos 2:13 como la sencilla declaración de algo real, “los hacedores de
la ley serán justificados”.

El Único que Perdona y Capacita

Ahora bien, consideren esto muy seriamente cuando se vayan hoy. Se acerca el día del juicio final. Todos
daremos cuenta a Dios. La fe en Cristo como nuestra justicia será nuestra única esperanza para que Dios
nos acepte (Romanos 1:16-17; 3:20-26). Esta es la esencia y el corazón del evangelio. Cristo vivió por
nosotros, Cristo murió por nosotros, Cristo resucitó por nosotros, Cristo Reina para nosotros, Cristo
intercede por nosotros, Cristo vendrá por nosotros, y Cristo, nuestro defensor, será nuestro juez en el
juicio final. La fe en él es la clave para la seguridad y la vida. Pero cuidado: La fe que no produce
esperanza (Colosenses 1:23), la fe que no produce amor (Galatas 5:6), la fe que no produce obediencia
(Romanos 1:5) no es una fe salvadora. Abracen hoy a Cristo como al único que perdona nuestros pecados
y como al único que capacita nuestra obediencia.

1 a 1.5: 1 Cr. 24.10.

El efecto de la hipocresía, parte 1


Deshonrando a Dios
7 de Febrero de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:17–24 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:17–24
17He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces su
voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los
que están en tinieblas, 20instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la
ciencia y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no
se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los
ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?
24Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.

Advertencia Contra el Antisemitismo

Esta mañana quiero comenzar con una advertencia. El antisemitismo ha sido un gran pecado en el mundo,
realizado por cristianos y no cristianos durante siglos. Con esto quiero decir que ha habido un terrible
maltrato hacía los judíos por la sencilla razón de ser judíos. Solo un horrible vistazo desde 1919, durante
la Revolución Bolchevique en Rusia: Habían grupos de bandidos Ucranianos.El grupo más temido estaba
bajo el mando de un anarquista y antisemita llamado Makhno. Los hombres de Makhno se deleitaban en
“secar el arengue”, como llamaban ellos al proceso de colgar a los judíos. Suspendían a varios entre
postes, de una cuerda floja; a medida que la soga se apretaba, las victimas en su agonía de muerte,
trataban de trepar unas por encima de otras. La banda de Makhnovtsi se sentaban alrededor, riendo
bebiendo, y apostando a quien sobreviviría más. [D.M. Thomas,Alexander Solzhenitsyn: A Century in His
life (New York: St. Martin’s Press, 1998) p.31].
En la Inglaterra Cristiana, los judíos fueron exiliados de la isla en 1290 y no se les permitió entrar a
Inglaterra de nuevo durante 365 años, hasta que Oliver Cromwell otorgó la libertad de religión a los
puritanos y a otros no conformistas en 1655. La historia del antisemitismo es terrible, y la menciono como
advertencia.

Es cierto que Dios Reina sobre cosas tan terribles, y en ocasiones hasta las utiliza para provocar sus
propios juicios (como el profeta deja bien claro, Deuteronomio 28:20-68; Jeremías 9:16; 24:10; 25:16;
Ezequiel 5:17), pero eso nunca hace que el odio o la persecución sea menos pecaminosa. Recuerden la
palabra de Jesús en Mateo 18:7, “… porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre
por quien viene el tropiezo!” En otras palabras, aún si hay juicio en el mundo sobre los judíos y gentiles,
ay de los cristianos (o cualquier otro) que se tome la libertad de usurpar la venganza del Señor (Romanos
12:19-20).

Hablo del peligro del antisemitismo porque Pablo está ahora, en este texto, continuando su acusación a
los judíos como pecadores. Versículo 17: “He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío… ” y así sigue.
Cuán fácil sería convertir este pasaje en un agravio étnico. No es eso. El mismo Pablo era judío, todos los
apóstoles lo eran, Jesús era judío. En Romanos 9:3, Pablo estaba dispuesto a ser acusado por sus parientes
judíos no creyentes. En Romanos 10:1 dijo, “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi
oración a Dios por Israel, es para salvación.” Pablo amaba a sus parientes judíos que no eran cristianos y
arriesgó su vida una y otra vez por la salvación de ellos.

Ambos, Judíos y Gentiles Necesitan el Evangelio

El punto de estos versículos no es un agravio étnico, sino un argumento de que los judíos, como todos los
gentiles, son pecadores y necesitan el evangelio a pesar de tener tantas ventajas en la ley. Recuerden
desde donde Pablo viene y hacia donde va en este libro. Él parte de la gran declaración del evangelio de
Romanos 1:16-17, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. En otras palabras, la justicia que Dios
demanda de nosotros, pero que no tenemos y no podemos producir en nuestra depravación, ahora está
disponible mediante la fe en Cristo (ver Romanos 3:21-24).

Luego, en Romanos 1:18, Pablo comienza su explicación del por qué el evangelio es tan
desesperadamente necesario para ambos, judíos y no judíos. Primero, trata el moralmente corrupto mundo
de los gentiles en Romanos 1:19-32; y después, trata el mundo más moral de las personas con normas
más elevadas, para mostrar que ellos también son pecadores, y los judíos están entre aquellos con las
normas más elevadas de todas en el antiguo mundo pagano. De modo que tiene que mostrar que aun ellos
necesitan el evangelio de Cristo para la salvación. Está señalando a Romanos 3:9, “¿Qué, pues? ¿Somos
nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos
están bajo pecado”.

Entonces el punto no es sitiar a los judíos como los únicos equivocados. Sino señalar que hasta sus más
elevadas normas de moralidad, incluso el hecho de que posean la ley de Dios, no los excluye de la
necesidad de escuchar y creer en el evangelio de Cristo. Están bajo el poder del pecado, justo como lo
está el resto del mundo. Pablo busca mostrar que todos, no solo ellos, sino todos nosotros, somos
pecadores y necesitamos la salvación que viene solo mediante el evangelio de Cristo. Esto es un acto de
amor hacia judíos y gentiles, aun cuando es interpretado como arrogante o degradante.

“¿Deshonras a Dios?”

¿Cuál, entonces, es el sentido fundamental del texto de hoy, Romanos 2:17-24? El punto principal se
encuentra en el versículo 23: “Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?”. La
respuesta a esa pregunta es: ‘sí’. Sabemos esto porque el versículo 24 asume un “sí” como respuesta.
Pablo lo pone en forma de pregunta para ayudar a sus lectores a ser honestos con ellos mismos: Usted se
pregunta y responde, busca en su propio corazón. ¿No es así?

Así que el versículo 23 realmente significa: ‘Tú que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras
a Dios’. El punto fundamental de este pasaje es que los judíos, junto con el mundo entero, deshonran a
Dios. Digo, “con el mundo entero”, debido a que anteriormente, en Romanos 1:21 vimos que todos los
gentiles eran culpables de las mismas cosas: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a
Dios”

Los judíos y gentiles temerosos de Dios pueden haber escuchado esto y haber dicho, ‘Eso es correcto,
esos impíos, e irreligiosos paganos deshonran a Dios’. Pero Pablo se ha esforzado desde Romanos 2:1, de
decir, ‘que no hay ninguno mejor entre las personas con altas normas morales, incluso los judíos, también
deshonran a Dios’.

De modo que el gran tema en estos capítulos es la honra [de la gloria] de Dios. Es crucial ver esto. Si
queremos pensar bíblicamente, pensar como los apóstoles pensaron y como piensa Dios. No hablamos
meramente señalando a todo el mundo pecador; nos volvemos más específicos todavía y preguntamos,
‘¿Qué es el pecado? ¿Cuál es el meollo de nuestra corrupción y nuestra depravación como seres
humanos? ¿Qué es lo que anda mal en nosotros? ¿Por qué existe tanto mal en el mundo y cual es la
esencia de esto?’

La Esencia del Mal: Deshonrar a Dios

Dado lo que hemos visto en Romanos 1:21 (los paganos deshonran a Dios) y Romanos 2:23 (los judíos
deshonran a Dios), obtenemos el mensaje de que la esencia del mal está en deshonrar a Dios. El mal es el
sentimiento, el pensamiento, y la acción que trata a Dios como a alguien menos que infinitamente valioso
y gratificante. Luego, cuando llegamos a Romanos 3:22b-23 y Pablo da su propia definición de pecado,
esto es lo que dice: “Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios”. La esencia del pecado es estar destituidos de la gloria de Dios, es decir, no tratar a la
gloria de Dios como lo que realmente es, la realidad más valuable y el tesoro más gratificante en el
universo.

Es por esto que necesitamos ser salvos. Es por eso que necesitamos el regalo de una justicia que no sea la
nuestra. Estamos destituidos de la gloria de Dios. O, como Romanos 1:21 dice, no le hemos glorificados
ni le dimos gracias como a Dios. O, como Romanos 2:23 dice, con infracción de la ley deshonramos a
Dios.

Oh, cuánto necesitamos escuchar esto hoy, porque casi todas las fuerzas que nos rodean nos instan a
pensar en el pecado, si acaso, como una ofensa contra el hombre, no contra Dios. Pensamos que se hace
mal cuando el hombre es herido, no cuando Dios es deshonrado. Existe mal cuando se abusa de mí, no
cuando Dios es deshonrado. Existe mal cuando soy traicionado, no cuando Dios es deshonrado.
Necesitamos escuchar el implacable testimonio de Pablo de la comprensión del pecado y de la justicia
con Dios en el centro. Solo esto nos preparará para comprender y recibir el evangelio del regalo de la
justicia de Dios. Y esa es la meta de Pablo en estos capítulos: preparar a los judíos y a los gentiles para
recibir el evangelio.

Preguntemos ahora, ¿Cómo fue deshonrado Dios entre los judíos? La próxima semana responderemos esa
pregunta desde los versículos 17 al 22. Preguntaremos, ¿Cómo puede Pablo realmente afirmar que los
judíos eran ladrones, adúlteros, y saqueadores de templo, cuando esa no era su principal reputación?
Regresaremos a eso.

Arruinando la Reputación de Dios

Hoy preguntamos: ¿Cómo fue deshonrado Dios según Romanos 2:24? Aquí Pablo cita a un profeta del
Antiguo Testamento parta explicar y apoyar su declaración en el versículo 23 de que los judíos
‘deshonran a Dios’. Dice, “Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque
como está escrito [y aquí cita a Isaías 52:5], el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa
de vosotros”. En otras palabras, el deshonor que Pablo tiene en mente es que la reputación de Dios entre
las naciones está contaminada. Las naciones miran al pueblo de Dios y menosprecian su Dios. La cita de
Isaías se remitía a la burla que hacían las naciones sobre el pueblo de Israel cuando este cayó en la
esclavitud. Sabemos que fue el pecado de Israel lo que trajo la esclavitud sobre ellos. Así, en su infringir
de la ley, como dice el versículo 23, ellos deshonraron a Dios. Ellos trajeron el menosprecio sobre el
nombre de Dios.

Esto es exactamente lo opuesto al por qué Dios había escogido a Israel. “hice juntar a mí toda la casa de
Israel […] dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra” (Jeremías
13.11). Ellos fueron creados (Isaías 43:7) y escogidos para la honra de Dios, para mostrar su valía, su
belleza, su grandeza, su fiabilidad, y su excelencia que lo satisface todo. Pero en lugar de eso, vivían
como si su Dios no tuviera valor y fuera el mundo lo valioso. Por tanto, Dios los entregó a sus enemigos.
El resultado es que Dios fue ridiculizado y su reputación menospreciada.

La esencia de todo esto es que el pecado es estar “destituidos de la gloria de Dios” (3:23), y que tanto los
judíos, como los gentiles, están bajo el poder del pecado (3:9). Ambos, todos, deshonramos a Dios. Esa es
nuestra situación. Ese es el peligro al que estamos expuestos y nuestra responsabilidad. Esa es nuestra
maldición, nuestra culpa, y nuestra esclavitud. No amamos la gloria de Dios. O, como dice Romanos
1:23, cambiamos la gloria del Dios incorruptible por imágenes.

Las Buenas Nuevas


El evangelio es la buena nueva de que Dios ha enviado a su Hijo, Jesús, al mundo a corregir esta
condición, de tres maneras:

1. Jesús vino a vindicar la dignidad de la gloria de Dios, viviendo para ella con todas sus fuerzas
(Juan 17:4) y muriendo para mostrar que es digna del sacrificio más grande que sea posible (Juan
12:27-28; Romanos 3:25-26).

2. Jesús vino a rescatarnos de la ira de Dios que se revela contra todo el que deshonra su gloria.
Hizo esto muriendo en nuestro lugar y volviéndose, para nosotros, una justicia que nunca
pudiéramos haber logrado por nosotros mismos (Romanos 3:24; Filipenses 3:9; 2 Corintios 5:21), la
justicia que tenemos junto a Cristo al confiar en él (Romanos 3:21).

3. Cristo vino para transformarnos en la clase de personas que valoran la gloria de Dios por encima
de todas las cosas y viven para mostrar su valía (Mateo5:16; 1 Corintios 10:31; 1 Pedro 4:11).

Por ejemplo, diríjanse conmigo a Romanos 15:8-9. ¿Por qué vino Cristo? ¿Por qué existe un evangelio
cristiano? ¿Por qué un libro de Romanos? ¿Por qué una iglesia Bautista Bethlehem? ¿Por qué la salvación
de su alma? Aquí está la respuesta de Pablo, y es una respuesta directa al problema de la deshonra de Dios
en el mundo y nuestras vidas: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión [i.e. los
judíos] para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9y para que los
gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia”

De modo que menciona un propósito de la venida de Cristo en relación con los judíos y un propósito de la
venida de Cristo en relación con los gentiles. Para los judíos, es confirmar la fiabilidad de Dios. Para
justificar la verdad de Dios. En otras palabras, a confirmar y restaurar la honra e integridad de Dios. Y
para los gentiles, el versículo 9 dice que vino para que puedan glorificar a Dios por su misericordia. En
otras palabras, Cristo vino a reestablecer la honra de Dios (la gloria de Dios) para judíos y gentiles, es
decir, a reparar lo que Romanos 1:19-3:20 dice que estaba arruinado.

Todos Estamos Destituidos

Es aquí donde estamos en esta mañana. Ninguno de los aquí presente ama la gloria de Dios como debiera.
Todos hemos sido destituidos. Hemos deshonrado a Dios. Hemos cambiado su gloria por imágenes. Él no
está siendo querido, atesorado, admirado y amado con una fracción del fervor que merece. Y hemos sido
destituidos. Estamos bajo el poder del pecado. Y somos culpables ante Dios.

Nuestra única esperanza es Cristo quien vino a cambiar esto, a vindicar al Dios que nosotros hemos
menospreciado. A ceñirnos con una justicia que no podemos proveer por nosotros mismos. Y a
transformarnos en la clase de personas que se deleita en la gloria y honra de Dios por encima de todas las
cosas.

Por eso quiero que terminemos con un tiempo de oración pidiéndole a Dios que venga y nos salve de los
incrédulos que hacen que otras cosas parezcan más atractivas que Dios.

El efecto de la hipocresía, parte 2


Deshonrando a Dios
14 de Febrero de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:17–24 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:17–24
He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces su
voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los
que están en tinieblas, 20instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la
ciencia y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no
se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los
ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?
24Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.

¿Por qué Vivir en el Pecado?

Nos puede resultar extraño que Pablo dedique varios capítulos a demostrar la pecaminosidad de todos los
hombres. Podríamos pensar que él debiera ir directo a las buenas nuevas y establecerse allí. Ayudar a las
personas a ver las buenas nuevas como realmente buenas. Eso se sentiría más positivo que persistir como
lo hace, en hablar de la pecaminosidad de judíos y gentiles, o sea, de todos nosotros.

Sin embargo, probablemente existen razones muy profundas para esta persistencia en hablar sobre la
pecaminosidad de gentiles y judíos. Pienso por lo menos en dos. Una es que el evangelio de la
justificación que solo es por gracia y mediante la fe, no se posará sobre nosotros como las irrefutables
buenas nuevas, hasta que tengamos un sentido más profundo de nuestra pecaminosidad y desesperanza
ante Dios. La otra razón por la que es posible que Pablo se extienda en su demostración de nuestra
pecaminosidad, es que somos demasiados resistentes a verla y a sentirla.

Creo que esto lo podemos percibir oculto en el texto de hoy. Permítanme ilustrar el punto, a partir de un
artículo que leí esta semana, acerca de la imprudente mezcla de los puntos de vista bíblicos y los
terapéuticos. Una diferencia entre estos puntos de vista es que uno asume que nuestros problemas deben
enmarcarse principalmente en términos de salud mental y tratamiento terapéutico, mientras que el otro
asume que nuestros problemas deben enmarcarse principalmente en términos de pecado, justicia, y
redención a través de la fe en Cristo y su Palabra. El nombre del artículo es “Fe y Terapia” y fue escrito
porWilliam Kilpatrick, un profesor del Departamento de Educación de la Universidad de Bostón. Él
escribió:

Una de las consecuencias más destructivas de mezclar negligentemente la terapia con la fe, es una
disminución de la sensación de pecado. La mejor evidencia de que esto ya ha ocurrido en la Iglesia
Católica es la tremenda disminución en la práctica de la confesión en los últimos treinta años. Cuando
juntamos esto con el casi 100 por ciento de la asistencia a la comunión en la mayoría de las parroquias,
tenemos que concluir que la mayoría de los parroquianos no tienen una conciencia muy fuerte acerca del
pecado. Parecen estar tan instruidos en el evangelio de la auto-aceptación que no pueden pensar en algún
pecado que tengan que confesar.

Un colega en la Universidad de Boston me contó una historia que refuerza este punto. En una ocasión él
les pidió a los miembros de su clase de filosofía que escribieran un ensayo anónimo de una lucha personal
acerca de lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. La mayoría de los estudiantes, no obstante, no
fueron capaces de terminar la tarea. “¿Por qué?”, preguntó. “Bueno -dijeron y aparentemente esto fue
dicho sin ironía- nosotros no hemos hecho nada incorrecto”. Aquí podemos ver mucha autoestima, pero
poca conciencia, la ausencia de una sensación de pecado parece extraña cuando consideramos que la
mayoría de estos estudiantes han tenido años de instrucción católica. [First Things, Feb. 1999, No.90,
p.23].

No se precipiten a la conclusión de que esto es un fenómeno católico aislado. El artículo documenta las
clases de enseñanzas tanto en los programas para niños y jóvenes católicos como protestantes
evangélicos, que hacen esta clase de trabajos.

Nos Resistimos a Reconocer Nuestro Pecado

Mi punto es simplemente este: Una de las razones por las que Pablo persiste en demostrar la
pecaminosidad en Romanos 1:3 es que somos demasiados resistentes a verla y a sentirla. Encontramos
vías para evadir el asunto, suavizar las acusaciones y escapar de las evidencias de nuestra pecaminosidad.
Y existen, al parecer, innumerables maneras de admitir un poquito de nuestra pecaminosidad, mientras no
seamos quebrantados y humillados por ella. Sin embargo, el quebrantamiento y la humildad son la puerta
al paraíso, de hecho, son el camino al paraíso. En esta vida, jamás dejaremos de necesitar nuevas
experiencias de quebrantamiento y humildad debido a nuestra pecaminosidad.

Ahora bien, Pablo se percata de la resistencia y los obstáculos que se le oponen en Romanos a medida que
trata de ayudar a sus lectores a ver la profundidad y universalidad del pecado. Recuerden, él está
señalando a Romanos 3:9, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros [los judíos] mejores que ellos [los gentiles]? En
ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”. Este ha sido
su objetivo en los capítulos 1 y 2, mostrar que tanto judíos como gentiles están “bajo el pecado”. Es decir,
bajo el dominio del pecado, sujetos al poder del pecado, apartados del evangelio de Cristo. Su objetivo en
todo este doloroso diagnóstico de la enfermedad del pecado, es hacer que el mundo se percate de que
necesita el evangelio de la justificación que es por la gracia y mediante la fe; que se percate de la hermosa
manera en que éste se ajusta a nuestra condición y satisface nuestra necesidad de perdón y justicia.

En el texto de hoy, Pablo se enfrenta a una forma de resistencia que es común entre aquellos que somos
religiosos, creemos en la Biblia como Palabra de Dios e incluso tenemos responsabilidades de predicar o
enseñar. La resistencia es la suposición de que, teniendo tanta revelación, tanto conocimiento, y tanta
verdad, nuestro ministerio es corregir a otros en lugar de arrepentirnos nosotros mismos. Este es un
peligro enorme.

¿Corregir a Otros o Arrepentirse?

Pongámoslo ante nosotros como lo hace Pablo. En Romanos 2:17-24, esboza la imagen de los
extraordinarios privilegios de la nación judía por tener la ley de Dios en sus Escrituras. No creo que aquí
Pablo sea completamente negativo. Él es judío y considera que este es un tremendo privilegio. Se puede
ver esto en Romanos 3:1-2, “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?
2Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la Palabra de Dios”. Esta es
una gran ventaja, si los judíos comprenden la Palabra, la aplican a sus vidas, confían en el Dios que les
fue dado a conocer, y hacen de ella lo que Dios quiso que se hiciera. Así que cuando leemos Romanos
2:17, no debemos pensar que aquí todas son características negativas.

Percátese que después de decir que ellos tienen el sobrenombre de “judíos” nos da dos listas de cuatro
afirmaciones que los judíos hacen, y muestra después de cada una de estas, que ambas tienen sus raíces en
la ley. Aquí está la primera lista de cuatro: 17b-18, (1) “tú […] te apoyas en la ley… (2)… te glorías en
Dios… (3)… conoces su voluntad (4)… apruebas lo mejor…”.

Pablo ofrece las bases de estas cuatro afirmaciones que ellos hacían (versículo 18b) “instruido por la ley.”
En otras palabras, ya que fueron instruidos en la ley, hacen estas cuatro cosas: (1) se apoyan en la ley, (2)
se glorían en Dios, (3) conocen su voluntad, (4) aprueban lo mejor. Todas estas cosas se remontan al
privilegio de ‘estar instruido por la ley’.

Estos judíos son personas del Libro. Y Pablo está de acuerdo con eso. Pero evidentemente hay algo
incorrecto. Y nosotros, que somos cristianos del Libro, debemos ser todo oído y desde nuestros asientos
descubrir que era lo que andaba mal, no sea que cometamos el mismo error. No hay nada mal, con que se
apoyen en la fiabilidad de la ley de Dios, o gloriarse en Dios, conocer su voluntad, o aprobar lo mejor. Sin
embargo, indiscutiblemente hay un modo en que todo eso puede ir mal. Todo ese buen uso de la ley
puede mostrar que una persona es pecadora.

Vean la próxima unidad de cuatro afirmaciones. Versículos 19-20, (1) “eres guía de los ciegos, (2) luz de
los que están en tinieblas, (3) instructor de los indoctos, (4) maestro de niños”. Después, Pablo nombra
nuevamente las bases de estas cuatro afirmaciones, específicamente, “tienes en la ley la forma de la
ciencia y de la verdad”. En otras palabras, ‘Como tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad
[con lo que pienso que Pablo estaría de acuerdo], afirmas ser (1) guía de los ciegos, (2) luz en la
oscuridad, (3) instructor de los indoctos, (4) maestros de niños’. Todo esto es posible, dice Pablo, porque
“tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad”.

Note la diferencia entre estos dos grupos de cuatro afirmaciones. El primer grupo en los versículos 17-18
simplemente describe las propias experiencias de los judíos con la ley, no como ello afectaba la forma en
que se relacionaban con los demás. Ellos se apoyan en ella, y se glorían en Dios, conocen su voluntad,
reconocen las excelencias. Pero en el segundo grupo (versículos 19-20), el enfoque cae totalmente sobre
lo que los judíos hacen con todo esto en relación con los demás: Ellos guían, alumbran, instruyen y
enseñan. De modo que el segundo grupo va más allá que el primero: El primero dice que tenemos la luz;
el segundo dice que alumbramos con esa luz.

Tú que Enseñas a Otros, ¿No te Enseñas a Ti Mismo?

Ahora bien, esto por sí sólo, no es malo. Si usted tiene la luz, debe alumbrar con esa luz. Y la ley era un
precioso regalo de Dios para Israel, y debía alumbrar con la luz de esta ley a las naciones. Si Pablo
estuviere criticando eso, alguien pudiera decir, ‘Bueno, Pablo, usted está haciendo lo mismo. Usted está
afirmando que conoce a Dios y que tiene la Palabra y se la predica a otros para que vean y crean’. No es
pecado tener la Palabra de Dios y estar alumbrado por la Palabra de Dios y enseñar la Palabra de Dios.

¿Entonces cuál es el problema? El problema aparece en el versículo 21a, “Tú, pues, que enseñas a otro,
¿no te enseñas a ti mismo?” El “pues”significa, creo yo, ‘Pudiera suponerse que por todas esas ventajas
que tiene en la ley de Dios, usted se enseña a sí mismo. Pero no lo hace’. Su pregunta espera una
respuesta negativa. Eso lo sabemos por los versículos 23 y 24. ‘Usted tiene toda esta revelación, toda esta
luz, todo este conocimiento, y toda esta verdad y no la comprende. La enseña a otros de una forma pero
no va al corazón de la misma, a la raíz. Usted no comprende el verdadero contenido de la ley.

Yo creo que eso es lo que Pablo quiere decir en el versículo 21a: “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te
enseñas a ti mismo?” Y el resultado de esto es que la ley se convierte en una vía de jactancia, no en una
vía de amor. El amor utiliza la verdad para bendecir a otros; pero el pecado utiliza la verdad para
exaltarse a sí mismo. Ambos utilizan la verdad, ambos pueden utilizar la Biblia. Pero solamente uno es
enseñado por la verdad y por la Biblia.

Ahora Pablo ilustra esta falla como realmente es enseñada por la ley. En los versículos 21b-22, nos da tres
ejemplos, basados en la misma ley, de cómo dejaron de enseñarse a sí mismos: “Tú que predicas que no
se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los
ídolos, ¿cometes sacrilegio?” Ahora bien, ¿qué respondería Pablo si sus lectores judíos no cristianos le
dijeran: ‘No, nosotros no robamos, ni adulteramos, ni cometemos sacrilegio, nunca lo hemos hecho, ni lo
haremos’?

Pero Pablo, ¡Nosotros No Hacemos esa Clase de Cosas!

Yo creo que Pablo respondería, o pudiera responder, en tres niveles.

Primero, pienso que podría decir, ‘Yo se que no todos los judíos hacen estos actos externamente. Pero
algunos sí, aun cuando tienen la ley y todas las ventajas enumeradas. Así que lo que estoy diciendo es que
el solo hecho de tener la ley y ser instructor de otros, no te librará del juicio de Dios, sino estás a la altura
de la ley que enseñas y tienes. Tu jactancia de tener y enseñar la ley no es suficiente. Tiene que existir un
cumplimiento de la ley’.
Segundo, pienso que pudiera decir, ‘Sí, sé que no todos los judíos hacen estos actos externamente, ¿Pero
no hacen algo parecido? Esto es solo una parte de todo lo que la ley demanda. ¿Cumplen con toda la ley?
¿No tienen pecado? ¿Acaso su pecado, aunque sea diferente de estos, no les pone en necesidad de un
Salvador? ¿No están ustedes bajo el poder del pecado, aun cuando tienen la ley y enseñan a otros?
Tercero, y más importante, pienso que Pablo pudiera decir, ‘Sí, ustedes ciertamente roban, adulteran, y
cometen sacrilegio’. ‘¿Cómo es eso?’- preguntan, porque no comprenden lo más esencial que exige la ley,
que es la fe. Fe en Dios por su amable regalo del perdón, y de una buena posición con él, y de la
capacidad de obedecer sus mandamientos. En lugar de esto, ustedes utilizan la ley para establecer su
propia justicia, y así le roban a Dios lo más básico que exige: la humilde confianza en él por su
misericordia. ¿Y qué es esto sino adulterio, cuando entregan su corazón y confianza a otros (cuando
pertenecen solo a Dios)? ¿Y qué es este adulterio espiritual sino tomar los mismos ídolos del mundo y
hacerlos suyos propios, como cometer sacrilegio porque Dios no es lo suficientemente bueno para
ustedes? ¿Y no blasfeman las naciones el Nombre de Dios, si ustedes toman sus valores, pero se llaman a
sí mismos el pueblo de Dios?

¿De dónde viene esta interpretación? Primero, de Romanos 9:30-32, “¿Qué, pues, diremos? Que los
gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31mas
Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino
como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo”. ¿Qué enseña esto? Enseña que Israel,
mientras tenía en la ley la forma de la ciencia y de la verdad, y mientras enseñaba a otros, no se enseñó a
sí misma lo que realmente significaba la ley. No llegaron al corazón de la esencia de la ley. La ley
enseñaba fe y una vida de fe, obras hechas por fe. Pero no se enseñaba a sí misma estas cosas. Se
quedaron en el nivel de la justicia externa y no comprendieron que todos los mandamientos eran un
llamado a vivir por la fe en la toda suficiente gracia de Dios.

Robándole a Dios
Así, le robaron a Dios una de las principales cosas que exigía la ley, la fe. Lo único que honra y glorifica
a Dios (Romanos 4:20), lo guardaron para ellos. Parecían tener conocimiento de la ley a un nivel, pero no
tenían conocimiento de la ley al nivel esencial. Esto se vuelve a ver en Romanos 10:1-3, “Hermanos,
ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. 2Porque yo les doy
testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. 3Porque ignorando la justicia de Dios,
y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios”.

De modo que conocían la ley de justicia a un nivel, pero no a otro. Tomaron los mandamientos y los
volvieron una vía para procurar establecer su propia justicia, en lugar de verlos como una descripción de
una vida de fe. Así, le robaron a Dios la fe y la confianza que exige; y al robarle a Dios, cometieron
adulterio por entregarles sus corazones y su fe a otras cosas (sea a sí mismos, o a los rituales religiosos, o
a los esfuerzos morales, o a los elogios de los hombres). Al hacer eso, abrazaron a los mismos ídolos que
el mundo abraza y saqueaban los templos del mundo.

Ahora, aquí está la advertencia e invitación del evangelio, principalmente para mí, pero también para
ustedes. Seamos cuidadosos, vigilantes y cautelosos, todos los que somos amantes de la Biblia. Tengamos
cuidado de descansar en la Palabra, gloriarnos en Dios, conocer su voluntad, aprobar lo mejor, guiar al
ciego, instruir a los indoctos, y enseñar a los niños, pero olvidar enseñarnos a nosotros mismos.
Tengamos cuidado, no sea que la Palabra se convierta en algo formal. Algo externo.

Si la ley no nos quebranta, no nos humilla, no nos guía hacia una dulce e ingenua confianza en la gracia
gratuita, es decir, si no nos lleva al evangelio de la justificación por la gracia, mediante la fe en Cristo,
entonces todavía no estamos siendo instruidos por la Palabra de Dios, y no estamos aptos para enseñar a
otros. Ay de mí y de otros profesores y predicadores, amantes del Libro, que tengamos en la Palabra de
Dios la forma de la ciencia y de la verdad, pero que solo conozcamos la letra de la ley y no el Espíritu,
que solo conozcamos la forma de la justicia y no la justicia que viene por medio de la fe.

¡Ah, que todos los aquí presentes sean instruidos, incluso ahora, por el Espíritu, acerca de la diferencia
entre establecer nuestra propia justicia y recibir la justicia como regalo por medio de la fe en Cristo!

Quién es un verdadero judío? parte 1


21 de Febrero de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:25–29 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:25–29
Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu
circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no
será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda
perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de
la ley. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en
la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no
en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Cómo un Gentil se Convierte en Judío

La principal observación que quiero hacer de este texto en esta mañana, es que Dios le considerará como
a un judío (es decir, le contará, aunque sea gentil, como miembro de su pueblo elegido) si guarda las
ordenanzas de la ley, o sea, si cumple la ley. Esto lo baso principalmente en el versículo 26: “Si, pues, el
incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?” En
otras palabras, un gentil (eso es lo que se entiende por “incircunciso”) cumple las ordenanzas de la ley,
será contado como un verdadero judío -un verdadero miembro del pueblo escogido de Dios, Israel.

Ahora bien, hay al menos tres preguntas urgentes que usted puede hacer acerca de esta
observación principal.
1. Una sería: Yo pensaba que el objetivo de esta unidad (Romanos 2) era mostrar que los judíos
estaban bajo el poder del pecado y que necesitaban el evangelio de la justificación que es mediante
la fe (Romanos 3:9). ¿Por qué Pablo hace una observación acerca de los gentiles volviéndose
judíos? Parece algo fuera de lugar. ¿Cómo se ajusta esto al propósito que tiene de mostrar, por
encima de todo, que todos estamos bajo el poder del pecado?

2. Otra pregunta que usted puede hacer sería: ¿Cómo es que la promesa de que los gentiles seremos
considerados como verdaderos judíos, si guardamos las ordenanzas de la ley, se ajusta a la promesa
de que somos justificados, no por las obras de la ley, sino por fe (Romanos 3:28)? ¿De veras esta
promesa en Romanos 2:26 se hace realidad para cualquiera? ¿O es hipotética? ¿Es esto realmente
una experiencia cristiana –cumplir las ordenanzas de la ley y así ser contado como un verdadero
judío?

3. Por último, usted pudiera preguntar: ¿Por qué es importante si soy contado como judío o no? Yo
no me levanto por las mañanas deseando ser un judío. ¿Por qué, siquiera, piensa usted en predicar
de un sermón que tiene una idea tan extraña como su punto principal?

Ahora bien, esa es la manera en que quiero elaborar este mensaje, respondiendo esas tres preguntas, una a
la vez.

Preguntas - Posibles Objeciones

1. En primer lugar, si el objetivo de Romanos 2 es mostrar que los judíos están bajo el poder del pecado y
necesitan el evangelio (Romanos 3:9), ¿Por qué Pablo hace una observación en el versículo 26 sobre
gentiles convirtiéndose en judíos? Parece fuera de lugar. ¿Cómo se ajusta esto a su propósito principal de
mostrar que todos están bajo el pecado?

Fíjense en el versículo 25 y en su relación con el 26. “Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si


guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión”. Ahora, eso es
lo que esperamos en esta sección: una palabra a los judíos. ¿Cuál es el meollo del versículo 25? El punto
es que las marcas externas de selección y privilegio (las señales externas de ser un judío) en realidad
carecen de valor, si la persona que tiene esas marcas vive una vida en trasgresión de la ley. En otras
palabras, si usted rechaza el verdadero mensaje de la ley de Dios y tiene un corazón rebelde contra Dios,
entonces los rituales externos, tales como la circuncisión, no le reportaran ningún beneficio. No estará a
bien con Dios.

Así Pablo está respaldando la observación de los versículos 17-24 de que el pueblo judío en general, en
esa época, no se estaba enseñando a sí mismo el verdadero significado de la ley (versículo 21), y estaban
trasgrediendo la ley en su corazón. Y que tener las marcas externas del pacto, como la circuncisión, no
tenía valor alguno para protegerlos del juicio. Ellos están bajo pecado y necesitan el regalo de la justicia
de Dios, tanto como nosotros, los gentiles.

Ahora, en relación con el versículo 26, Pablo establece una enseñanza para los gentiles: “Si [=por tanto],
pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como
circuncisión?”. En otras palabras, si el hecho de que usted no cumpla la ley significa que su circuncisión
carece de valor (versículo 25), entonces lo crucial no es lo externo, como la circuncisión, sino la
verdadera comprensión de lo que realmente enseña la ley acerca del corazón, la fe, y la obediencia que
viene por la fe (vea el mensaje de la semana pasada). Y si esto es lo que verdaderamente importante,
entonces los gentiles (los incircuncisos) que comprenden el verdadero significado de la ley, y tienen sus
corazones cambiados por el Espíritu, y viven en la obediencia que produce la fe (ver 1:5; 16:26), ellos, en
realidad, serán judíos verdaderos.

Conversiones De Gentiles Que Producen La Conversión De Los Judíos

¿Por qué hacer esta observación? Porque la misma subraya al menos dos cosas que Pablo quiere decir a
sus parientes judíos, para ayudarles a prepararse para el evangelio.

1) Si extraños, como los gentiles, realmente están heredando las promesas hechas a los judíos mientras
que los judíos no, esto demuestra cuan mal los judíos malinterpretaban su propia ley. Como dice el
versículo 21, no se enseñaban a sí mismos, trastabillaban con el verdadero mensaje de fe, y convirtieron
la ley en un catálogo de comportamientos externos. Si los gentiles pueden volverse judíos y heredar las
promesas, entonces los judíos realmente no las entendían. Pusieron realidades externas, como la
circuncisión, donde realidades internas, como la fe, debían haber estado (cf. Romanos 9:32).

2) Si extraños, como los gentiles, están realmente tomando el lugar en el Reino de Dios de los israelitas
naturales, entonces, esto muestra cuan urgentemente el pueblo judío necesita ser salvado. No solo parecen
estar perdidos, porque todos los demás lo están; su pérdida es aun más clara, porque aquellos candidatos
que son menos apropiados, se están salvando, y están tomando el mismísimo lugar de los judíos en la
mesa de la salvación, mientras los judíos lo están perdiendo.

Así que mi respuesta a la pregunta es: Pablo saca a colación el asunto de los gentiles convirtiéndose en
judíos, para ayudar a los judíos a ver que realmente han malinterpretado sus Biblias, y realmente
necesitan la salvación que es por la gracia mediante la fe, lo mismo que los gentiles que están heredando
las mismas promesas que pensaron, pertenecían solo a los judíos.

2. La segunda pregunta pudiera ser: Si su observación principal es que Dios considerará a los gentiles, si
guardan las ordenanzas de la ley, como judíos, ¿Cómo se ajusta eso a la promesa de que somos
justificados, no por obras de la ley, sino por fe (Romanos 3:28)? ¿Realmente esta promesa en el versículo
26 se hace realidad para cualquiera, o es hipotética? ¿Es esto realmente una experiencia cristiana, cumplir
las ordenanzas de la ley y así ser contado como un verdadero judío?

Mantengan en mente el versículo en que nos estamos enfocando, versículo 26: “Si, pues, el incircunciso
guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”. Entiendo que
esto significa que si usted guarda la ley como realmente debiera ser guardada, entonces, aun si es gentil,
será considerado por Dios como miembro real de su pueblo escogido (lo que implicaría heredar la vida
eterna). Es decir, entrará a la vida eterna si cumple la verdadera esencia de la ley (ver 2:7).

Ahora permítanme dar dos respuestas a la pregunta de si es una experiencia cristiana y cómo se ajusta
esto a la justificación que es solo mediante la fe. Comencemos con el texto inmediato, y vayamos luego a
Romanos 8.

En el versículo 27, Pablo repite la verdad de que aquel que “físicamente es incircunciso” estará en
posición de juzgar, no en posición de ser juzgado, en el último día, “guarda [literalmente: cumple]
perfectamente la ley”. Después, el versículo 28 comienza con la palabra “Pues” para mostrar que Pablo
está dando un respaldo a lo que ha acabado de decir, específicamente, que los gentiles que guardan la ley
serán contados como verdaderos judíos, y estarán en posición de jueces, en el día final.

Y lo que dice como apoyo, específicamente en el versículo 29, es muy útil para comprender cómo es que
los gentiles serán contados como judíos si guardan el verdadero significado de la ley. Versículos 28-29:
“Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;
29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en
letra…”

El punto, en el versículo 29, es que el Espíritu Santo es el único que transforma a gentiles incircuncisos
en judíos circuncisos: circuncidando, específicamente, sus corazones. La circuncisión, dice Pablo, es en
esencia, un cambio interno del corazón, no un cambio externo del órgano sexual. Cuando contrasta,
“letra” con “Espíritu” (verso 29), quiere decir que los judíos habían estado experimentando la ley a un
nivel externo (“letra”). Pero, de hecho, la ley hacía un llamado a un cambio interno producido por el
Espíritu, aún cuando la misma ley no podía producir ese cambio (cf. Romanos 8:3s).

Bien, todo esto demuestra que Pablo tiene a los cristianos en mente. Porque esta es la forma en la que
habla acerca de la conversión cristiana. Por ejemplo, en 2da a los Corintios 3:5-6, dice, “no que seamos
competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no
de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”

La Letra De La Ley - El Espíritu De La Ley

En otras palabras, detrás de este lenguaje de “letra” y “Espíritu” está la interpretación completa de Pablo
acerca de la vida cristiana como expresión del “nuevo pacto”. En las promesas del nuevo pacto, que Jesús
compró con su propia sangre (Lucas 22:20), Dios promete quitar de nuestra carne el corazón de piedra,
darnos un nuevo corazón, poner su Espíritu dentro de nosotros, y hacernos andar en su ley. Escuchen a
Ezequiel 36:27b: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra” (ver también Ezequiel 11:19-20).

Esta promesa muestra que guardar y cumplir la ley es algo que Dios prometió cuando le dio el Espíritu
Santo a su pueblo en la medida más completa del nuevo pacto. De modo que cuando el versículo 26 dice,
“Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como
circuncisión?”, debemos entender que se refiere al gentil cristiano a quien se ha dado el “Espíritu” y ha
dejado de tratar la ley como la “letra” muerta que mata, y ahora la ley se ha convertido en la expresión de
la buena voluntad moral de Dios para la vida, que crece como fruto del corazón de fe, que el Espíritu
Santo ha producido. En otras palabras, guardar las ordenanzas de la ley es un regalo gratuito del Espíritu.

Esto no es legalismo. No es ganarse la salvación. Es la obediencia de la fe, que Pablo, en Romanos 1:5,
dijo era la meta de su ministerio: “por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe
en todas las naciones por amor de su nombre”. Guardar las ordenanzas de la ley significa descubrir que la
ley realmente nos enseña a confiar en la gracia de Dios y después a vivir de manera que muestre la
realidad de esa confianza mediante el poder del “Espíritu” de Dios, no mediante la “letra” muerta que
carece de poder.

La segunda respuesta que tengo para la pregunta (¿Realmente el guardar la ley para ser considerado un
verdadero judío es una experiencia cristiana?) es examinar Romanos 8:3-4: “Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y
a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros
[la misma idea que en Romanos 2:26-27], que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu”

Esto deja claro que la idea de cumplir la ley es una experiencia cristiana, y que realmente ocurre en la
vida de aquellos que caminan conforme al Espíritu. Cristo murió por nosotros, compró para nosotros las
bendiciones del Espíritu en el nuevo pacto, y ahora el Espíritu obra en nuestra vida capacitándonos para
vivir, no perfectamente, sino lo suficientemente bien como para mostrar que confiamos en Él -conforme a
la ley moral de Dios.

Ahora regresemos a Romanos 2:26, “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será
tenida su incircuncisión como circuncisión?”. Lo que esto quiere decir es que Cristo ha muerto por
nosotros, y ha comprado para nosotros el don y poder del Espíritu Santo, como lo prometió el nuevo
pacto. El Espíritu dentro de nosotros nos liberó de la ley como “letra” muerta (Romanos 7:6), y nos ha
mostrado que la ley es en realidad un llamado a confiar en el misericordioso y bondadoso Dios por el don
gratuito del perdón y la justicia, para después permitir que su voluntad moral guíe en nuestras vidas la
forma en que expresamos nuestra fe.

Así que, aun cuando somos gentiles y puede que físicamente no estemos circuncidados, cumplimos la ley,
somos considerados por Dios como verdaderos judíos basándose en nuestra fe, lo que se confirma
mediante nuestra obediencia a la ley moral de Dios. Y sabemos que está hablando de la ley moral de Dios
y no de la ceremonial, porque la circuncisión no está incluida. Y sabemos que está hablando de una
obediencia sincera, y no una obediencia sin pecado, porque en el mismo corazón del nuevo pacto está la
sangre de Cristo, que cubre todos nuestros pecados (Lucas 22:20; Hebreos 8:12), la que no la
necesitaríamos si hubiéramos quedado sin pecado en la conversión.

3. Finalmente, alguien podría preguntar, ¿Por qué importa si soy o no considerado como un judío? Yo no
me levanto en las mañanas deseando haber sido un judío. ¿Por qué, si quiera, usted piensa en predicar un
sermón que tiene una idea tan extraña como punto principal? ¿De todas maneras, quién quiere ser un
judío? ¿Y por qué querría serlo?

Ya que nuestro tiempo se acaba, y tengo la intención de continuar a partir de aquí en la próxima semana,
me contentaré con dos breves y muy importantes razones.

Una es que Dios se toma la molestia de explicarle que usted es un judío verdadero. Esta es la Palabra de
Dios dirigida hacia usted acerca de su identidad, si es creyente. Decir que no está interesado en ser un
judío es como decir que usted no está interesado en conocer su verdadera identidad. Desde la caída,
somos como personas que hemos atravesado un horrible calvario y hemos perdido nuestra memoria.
Todos estamos llenos de amnesia. Y nos estamos preguntando al respecto, en el mundo, tratando de
averiguar quiénes somos.
Una persona sabe quienes somos. Dios. Él nos hizo. Él nos define. Si alguna vez vamos a saber quienes
somos en esencia, lo aprenderemos de Dios, no de otra persona, no en lo absoluto. Por tanto, es un gran
obsequio para nosotros, que Él nos diga que una parte esencial de nuestra identidad es que somos
verdaderamente judíos si cumplimos la obediencia de la fe. No rechace el buen regalo de Dios porque no
puede ver los beneficios de ser un verdadero judío. Eso es lo primero que diría: Dios le está informando
quién es usted. Preste atención. Reciba el regalo. No presuma que conoce algo mejor, que lo que Dios
dice que usted es.

Y por último, diría, usted debe querer ser un judío verdadero porque “la salvación viene de los judíos”
(Juan 4:22). Y, si usted en un verdadero judío, todas las promesas de Dios son suyas (cf. Romanos 11:17-
18). ¡Que grandioso es ser capaz de ir a la Biblia completa, Antiguo y Nuevo Testamento, y saber que
‘este es mi libro’, soy un judío, estas son mis promesas, esta es mi historia, este en mi Mesías, este es mi
Dios (Jeremías 31:33)! Usted puede decir eso hoy –sea judío o gentil- si confiara en la total y satisfactoria
misericordia de Dios en Cristo Jesús y se arrepintiera de sus pecados.

Aquí es donde lo retomaré la próxima semana. Quiero que se regocijen en esto. Todo lo que he sido capaz
de hacer hoy, es sentar algunas bases. La próxima semana retrocederemos y tendremos una mayor idea de
por qué es tan emocionante ser un verdadero judío.

¿Quién es un verdadero judío? parte 2


28 de Febrero de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 2:25–29 | Tópico: El Evangelio
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 2:25–29
Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu
circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no
será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda
perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de
la ley. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en
la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no
en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios

Los Gentiles Pueden Volverse Judíos

El propósito de Pablo en este capítulo es subrayar la necesidad que tiene el pueblo judío (junto con el
resto del mundo) del don de la justicia, que Dios entrega gratuitamente a aquellos que confían en Cristo
(Romanos 3:20-28; 1:16-17).Tanto los gentiles como los judíos están bajo el dominio del pecado (3:9), y
necesitan una salvación que Dios está dispuesto a dar a todos aquellos que pongan su confianza en su
Hijo.

Ahora, en estos versículos (2:25-29) la forma en que Pablo subraya la necesidad que el pueblo judío tiene
es para mostrar que los gentiles en realidad se están convirtiendo en los verdaderos judíos, y estarán aún
por encima de los judíos en el día del juicio. Este era un pensamiento asombroso para Pablo y sus
parientes judíos: los gentiles piden ser considerados como judíos heredan las promesas que Dios hizo a
Israel, mientras que los judíos naturales son juzgados y perecen.

¿Cómo Puede ser Esto?

¿Cómo podía ser esto?

Bien, el argumento de Pablo es extraordinario y está lleno de ricas verdades para nosotros en el día de
hoy. En este texto hay implicaciones para nosotros que son realmente impresionantes. Entremos
rápidamente en el hilo de pensamiento de Pablo y después ampliemos nuestros horizontes hacia otro
pasaje de Las Escrituras que nos ayudará a comprender aun mejor.

Asombrosamente, dice en el versículo 26 que el incircunciso (el gentil) será considerado por Dios como
un circunciso (un verdadero judío) si “guardare las ordenanzas de la ley”. “Si, pues, el incircunciso
guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”. De modo que no
es la circuncisión lo que hace que usted sea un judío verdadero, sino, guardar las ordenanzas de la ley, es
decir, comprender acerca de qué trata la ley realmente, ser transformado en el corazón y realizar el
propósito de Dios para el hombre que en ella se enseña (ver 1ra a los Corintios 7:19).

Después, en el versículo 27, aun más asombrosamente, Pablo dice que los gentiles serán una denuncia
viva para los judíos desobedientes en el día del juicio, si el gentil “guarda perfectamente la ley”. “Y el
que físicamente es incircunciso [= gentil], pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la
letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley”.

Así, en los dos versículos, 26 y 27, Pablo retrata a algunos gentiles como quienes realmente forman parte
del pueblo de Dios y son salvados del juicio, mientras que algunos judíos naturales son juzgados y
perecen en el día del juicio. Esto subraya la necesidad que tienen los judíos de no presumir por su
posición de privilegiada, son pecadores como todos los demás y están sujetos a juicio.

¿Cómo Pueden Algunos Judíos No Ser Judíos?

Ahora de nuevo, ¿cómo puede ser esto? ¿Cómo puede Pablo decir que los judíos naturales pueden no ser
verdaderos judíos y que los gentiles, aun sin estar circuncidados, pueden ser verdaderos judíos? Porque si
esto es cierto, entonces ustedes y yo, en la actualidad, podríamos convertirnos en verdaderos judíos y
formar parte del pueblo escogido de Dios con todos los privilegios prometidos a los hijos de Abraham.

Pablo sabe que este es un pensamiento insólito para los judíos y gentiles de sus días y por eso da una
explicación de apoyo en los versículos 28-29.

Pero antes de mostrarles su argumento, quiero asegurarme de que me siguen y vean esta verdad en al
menos otro lugar en el Nuevo Testamento. Quiero decir, que vean la verdad de que los gentiles realmente
se convierten en parte del pueblo escogido de Dios, Israel.

El lugar más claro para ver esto es Efesios 2:11ss.

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados
incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne [¡Note! Los judíos son los
“llamados circuncisión”- esta es la misma observación que en Romanos 2:25ss: ellos son judíos, pero no
judíos verdaderos]. 12En aquel tiempo estabais sin Cristo [el Mesías judío], alejados de la ciudadanía de
Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13Pero ahora en Cristo
Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo […]
19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la
familia de Dios”

Así que pueden ver como Pablo piensa en este sentido. En relación a Cristo, los gentiles realmente se
convierten en parte de la comunidad de Israel (versículo 12). Se vuelven verdaderos judíos.

Pero ¿cómo lo explica y defiende Pablo en Romanos 2:28-29? Lo que hace que estos dos versículos sean
tan excepcionales es que son la explicación de cómo los gentiles se vuelven verdaderos judíos al ‘guardar
las ordenanzas de la ley’ (versículo 26, “cumple” en otra versión, NVI) y ‘guardar perfectamente la ley’
(versículo 27). El versículo 26 dice que un gentil incircunciso será considerado como verdaderamente
circunciso “si guardaré las ordenanzas de la ley”. Y el versículo 27 dice que el gentil incircunciso juzgará
a los trasgresores de la ley si “guarda perfectamente la ley”.

Después se explica cómo “guardar la ley” convierte a una persona en judía. Él responde en los versículos
28-29: “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en
la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no
en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”.

Esto es asombroso. La razón por la que es asombroso es que Pablo está tratando de mostrar cómo el
guardar la ley -cumplir la ley- produce un verdadero judío, y toda su respuesta trata acerca de cambios
internos, no de actividad externa. Dice, en esencia, que guardar o cumplir la ley hace de usted un
verdadero judío precisamente porque no es algo fundamentalmente externo, sino interno. Tiene que ver
principalmente con un sentir del corazón, y no con conocer la letra. Tiene que ver, principalmente, con
una alabanza que viene de Dios en secreto, no con la alabanza que viene de los hombres en público (cf.
Mateo 6:4, 6,18). Es acerca de esto que trata realmente toda la ley. De otra manera, el argumento no
funciona.
El argumento dice al gentil:

- Verdaderamente, puedes ser circunciso para Dios y permanecer ante Él como un verdadero judío, ¡si
guardas la ley!

- ¿De verdad? - dice el gentil -¿Y cómo?

Y Pablo responde:

- Porque ser circunciso verdaderamente y ser judío verdadero es una cuestión del corazón, y ocurre por el
Espíritu.

Ahora bien, esa respuesta solo tiene sentido si “cumplir la ley” significa experimentar este cambio de
corazón por el Espíritu, y después vivir en sincronía con ese cambio interno.

Entonces el punto es que una persona es verdaderamente judía -una parte real del pueblo redimido de
Dios- si cumple la ley, es decir, si su corazón está circuncidado por el Espíritu para amar a Dios.
Deuteronomio 30:6, “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que
ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”. Es acerca de esto de lo
que Pablo está hablando aquí, y no tienes que ser un judío natural, dice, para que ello te ocurra.

Pero esto no estaba ocurriendo en muchos judíos y si en algunos gentiles. ¿Por qué?

Dibujemos un Cuadro

Permítanme intentar explicarlo con una imagen para ver si puedo dejar esto claro para los niños, y
después quizás los adultos lo entenderán también.

En la parte superior de la escena está Dios. No pueden ver a Dios, así que solo escribiremos la palabra D-
i-o-s. En la parte inferior del cuadro hay un corazón (nuestro corazón). En el medio, entre Dios y nosotros
esta la ley -imaginen un libro, la Biblia. Ahora bien, el objetivo supremo de la ley es acercar nuestros
corazones a Dios en una relación personal de amor, confianza, y obediencia; no solo una relación como la
que usted pudiera tener con el dependiente de una tienda o el cartero. Sino relación una profunda y
personal de amor y compañerismo.

Pero esto no estaba ocurriendo para todas las personas del libro. La mayoría de los judíos estaban leyendo
la ley, aprendiéndosela y resumiéndola en listas de regulaciones para cumplir la mayoría de ellas. Y en
todo esto, Pablo ha dicho, que estaban trasgrediendo la ley, que su circuncisión era inútil y no los ayudaba
en nada (versículo 25).

¿Por qué? Porque en el cuadro falta algo. ¿Qué falta? Díganmelo ustedes basándose solo en el versículo
29. “sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en
letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios” Lo que falta es el Espíritu.

¿Cómo dibujaremos el Espíritu? Él es invisible. Utilicemos flechas. Dibujen una flecha desde la ley, que
se encuentra en el medio, hacia abajo, hasta el corazón. El Espíritu toma la ley y la escribe en el corazón
(Jeremías 31:33; Ezequiel 11:19-20; 36:27) a fin de que la amemos y se vuelva parte de nosotros, en lugar
de ser meramente una presión externa.

Después, dibujen otra flecha desde el corazón hacia arriba, cruzando la ley, hasta Dios. El Espíritu no
solamente toma la ley y la hace pasar a través de nuestros ojos hacia nuestros corazones; también nos
toma y nos lleva a través de la ley hacia Dios. Y esa es la meta suprema de la ley: Una relación personal
de amor con el Dios viviente, a través de su Palabra.

Escribiendo Ecuaciones

Sin el Espíritu, rechazamos la ley de Dios que no podemos controlar, o la cambiamos por algo que
podemos manejar. En cualquiera de estos casos perdemos, y la ley nos condena: usted puede convertirse
en un transgresor de la ley al rechazarla o intentar guardarla con sus propias fuerzas. Pablo llama a la ley
sin Espíritu: “letra”. Y dice en otro lugar, “la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2da a los Corintios 3:6).

Entonces pongamos dos ecuaciones resumen en la esquina de nuestro cuadro.


Ley - Espíritu =

1. Ritual religioso externo (como la circuncisión).

2. La necesidad de la alabanza de los hombres para mantenernos avanzando.

3. Muerte, porque la ley se vuelve mera “letra”, y eso mata.

Ley + Espíritu =

1. Circuncisión interna del corazón

2. Satisfacción en la alabanza de Dios, aún si ningún hombre nos aprueba.

3. Vida, porque el Espíritu nos une a Dios en amor.

Ahora bien, ¿cuál es el punto de todo esto? Lo principal que quiero que comprendan en esta mañana, es
esto: Debemos buscar y apreciar la obra del Espíritu de Dios en nuestras vidas para que haga de nosotros
verdaderos judíos. Nuestra salvación depende de esto –de la obra del Espíritu.

1. Circuncidando nuestro corazón para amar al Señor (Deuteronomio 30:6).

2. Escribiendo la ley de Dios en nuestros corazón (Jeremías 31:33).

3. Liberándonos de la necesidad de recibir alabanzas de los hombres (Romanos 2:29).

Todo esto es lo que Cristo obtuvo para nosotros cuando derramó su sangre para sellar el Nuevo Pacto
(Lucas 20:22; Hebreos 13:20).

Pero aún alguien puede decir, ‘¿Es realmente importante que pensemos de este modo acerca de nuestra
salvación?’ ¿No puedo solo ser un simple cristiano, y no preocuparme por ser judío, descendiente de
Abraham, o circunciso de corazón?

Ramas Silvestres Injertadas en el Olivo

Pienso que responderé la pregunta llevándolos a Romanos 11 y examinando sencillamente un texto más
junto a ustedes; y les dejaré decidir cuan importantes creen que esto sea. En Romanos 11:17-25, Pablo
compara a la verdadera Israel con un Olivo cultivado con sus ramas naturales, y al mundo gentil con un
Olivo silvestre, con sus ramas silvestres. Haré algunos comentarios a medida que leemos, comenzando
por el versículo 17.

“Pues si algunas de las ramas [judíos de nacimiento] fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre
[gentil], has sido injertado en lugar de ellas [hecho un verdadero judío, o la verdadera circuncisión, como
dice Pablo en Romanos 2.26-29], y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo [la
savia del Olivo es el pacto que Dios hizo con Abraham y sus verdaderos descendientes, ser participante
de esta savia, es ser beneficiario de esta salvación, de la promesa hecha a Abraham y sus descendientes de
que Dios sería su dios y ellos sería su pueblo; si usted es injertado, se vuelve parte del Pueblo de Israel y
esto le pertenece],

18no te jactes [gentil] contra las ramas [judíos de nacimiento]; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la
raíz, sino la raíz a ti [oh, cuan fácilmente invertimos el sentido de esta declaración, pensamos que el
cristianismo es la madre y el judaísmo es la hija dependiente, cuando en realidad, el judaísmo es la madre
y el cristianismo es la hija dependiente. Nuestra vida, nuestra esperanza, y nuestra salvación están
sustentadas solo por el compromiso de Dios con el pacto que ha hecho con Israel –la raíz nos sustenta, no
al revés].

19Pues las ramas, dirás [gentil], fueron desgajadas [de modo que vemos que la fe es lo que le hace judío o
no; así, teniendo en cuenta 2.26-27, esto es la esencia de la ley, guardarla con fe] para que yo fuese
injertado.
20Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie [usted tiene una parte en la
rica savia de la promesa de Dios, él será su Dios si usted cree en el Mesías, Jesucristo, como dijo Pablo en
Gálatas 3.7: “los que son de fe, éstos son hijos de Abraham”; solo por la fe usted está en pie, esta es la
esencia de ser un verdadero judío y formar parte del Israel de Dios]. No te ensoberbezcas, sino teme.

21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales [los judíos que han sido desgajados y condenados por
su incredulidad], a ti tampoco te perdonará [usted puede ser engañado, como lo fueron ellos, sobre la
esencia de ser un verdadero judío al tratar de aferrarse a este árbol sin que el Espíritu le haya cambiado el
corazón].

22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron [los
judíos que no eran verdaderos judíos pues eran incircuncisos de corazón], pero la bondad para contigo
[los gentiles que tienen el Espíritu de Dios y fe en Cristo], si permaneces en esa bondad; pues de otra
manera tú también serás cortado [oh, cuantos que dicen ser cristianos existen y su único agarre del árbol
de la vida es externo y ritualista, sin la obra del Espíritu circuncidando su corazón para que amen a Dios].

23Y aun ellos [los judíos, las ramas desgajadas], si no permanecieren en incredulidad, serán injertados,
pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.

24Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado
en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

25Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a
vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud
de los gentiles; 26y luego [de esta manera] todo Israel será salvo”.

¿Es importante para ser verdaderos judíos? Todas las bendiciones de la salvación de Dios vienen al
mundo a través de la rica savia del olivo, el pacto que hizo con Abraham, Isaac, y Jacob de ser su Dios.
No hay salvación fuera de Israel. Pablo escribió estas cosas a la iglesia de los gentiles en Roma por una
razón; y yo se las predico a ustedes por una razón. Quiero que sean injertados en el buen olivo, y que
mediante la fe permanezcan firmes, y beban de la rica savia de las promesas de Dios y sean salvos.

Así que consideren la bondad y severidad de Dios (Romanos 11:20) y permanezcan en su bondad.

Otros Textos Relevantes a Ser Estudiados

“E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26En el mismo día
fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo”.

Génesis 17.25-26

“Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron
contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición, 41yo también habré andado en contra de
ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón
incircunciso, y reconocerán su pecado. 42Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de
mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra”.

Levítico 26.40-43

“He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en
ella. 15Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de
ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. 16Circuncidad, pues, el prepucio de
vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. 17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y
Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho”.

Deuteronomio 10.14-17

“Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de


Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de
vuestras obras”.

Jeremías 4.4
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se
alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que
yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
25He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 26a
Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón,
los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es
incircuncisa de corazón”.

Jeremías 9.23-26

“Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado
tanta fe. 11Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac
y Jacob en el reino de los cielos; 12mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será
el lloro y el crujir de dientes”.

Mateo 8.10-12

“Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de
David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23Pero Jesús no le
respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces
tras nosotros. 24El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26Respondiendo él, dijo: No está
bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,
grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

Mateo 15.22-28

“No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 7ni
por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 8Esto es:
No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son
contados como descendientes”.

Romanos 9.6-8

“La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios”

(1ra a los Corintios 7.19).

“…porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el
amor”

Gálatas 5.6

“1Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y
para vosotros es seguro. 2Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los
mutiladores del cuerpo. 3Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”.

Filipenses 3.1-3

“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo
pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”.

Colosenses 2.11

“He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten;
he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado”

Apocalipsis 3.9

“Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen
ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás”.
Apocalipsis 2.9

Romanos 3

Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso


7 de Marzo de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:1–8 | Tópico: La Ira de Dios
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 3:1–8
1¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas maneras.
Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido
incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes bien sea
Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y
venzas cuando fueres juzgado. 5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos?
¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo
juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún
soy juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya
condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?”

Su Condenación es Justa

El texto termina, “cuya condenación es justa.” ¿La condenación de quién, es justa? Bien, veremos. Y no
solo veremos quien, sino que también veremos por qué es justa. Porque esto es muy relevante tanto para
ustedes como para mí. Se está acercando un juicio de Dios sobre el mundo, es mencionado en el versículo
6: “En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”. Dios va a juzgar al mundo. Y
algunos serán condenados, y su condenación será justa. ¿Quiénes son? ¿Y qué hay en estos ocho
versículos que desencadenó esta terrible sentencia del apóstol inspirado? Espero que escuchen y aprendan
como no tratar a Dios y a su Palabra.

Cuando Romanos 3 comienza, Pablo había acabado de argumentar en 2:25 que si un judío no sigue la ley
de Dios, entonces su “circuncisión” viene a ser “incircuncisión”. Es decir, no sería diferente de un gentil.
No solo eso, dijo en 2:27 que los gentiles que siguen la ley de Dios, estarán en el último día (en el juicio)
por encima de los judíos que han tratado a la ley como a simple letra, en lugar de dejarla tener su efecto
transformador interno mediante el Espíritu Santo. Pablo dice todo esto para dejar en claro que tanto los
judíos como los gentiles, están bajo el poder del pecado y necesitan el gran evangelio de vida, el mismo
evangelio que Pablo predica acerca del don de la justicia de Dios (1:16-17). O sea, no importa cuanto
pecado usted trajo a esta habitación hoy (judío o gentil), puede tener una posición correcta ante Dios,
debido a la muerte y resurrección de Cristo, si pusiera su confianza en Él. Este ha sido el mensaje hasta
aquí en Romanos: judíos y gentiles, necesitan igualmente el evangelio y Dios da su propia justicia
gratuitamente a aquellos que confían en su Hijo.

Pero ahora Pablo ha dado una especie de giro en Romanos 3:1-8. Ha dicho algo que es muy provocador y
no pasará sin ser cuestionado. Dijo específicamente, que algunos judíos no son realmente judíos y que
algunos gentiles pueden ser verdaderos judíos, aun sin estar circuncidados. El problema está en que esto
parece cuestionar la posición especial de Israel como pueblo escogido de Dios. Y esto quiere decir que
cuestionaría todo el Antiguo Testamento. Y si el evangelio de Pablo hace eso, no se mantendrá.

¿Qué Ventajas Tiene Pues, El Judío?

Entonces Pablo pregunta -o permite que un oponente imaginario pregunte en el versículo 1: “¿Qué
ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?”. ¿Ven lo que ocurre? Ha dicho que los
judíos pueden ser juzgados por los gentiles y perecer, y que los gentiles pueden volverse judíos
verdaderos mediante un cambio de corazón por la fe en el Mesías. Entonces ¿qué ventaja hay en ser
judío? ¿No está él llamando a cuestionar la estructura completa del Antiguo Testamento basado en los
judíos, siendo el pueblo escogido por Dios, quienes tienen tremendas ventajas?
Pablo responde en el versículo 2 que existe un gran beneficio en ser un judío. “Mucho, en todas maneras”.
Luego el comienza una lista de ventajas (versículo 2b), pero solo menciona una cosa: “Primero,
ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. Pablo se detiene aquí porque tiene la intención
de finalizar esta lista más adelante (en 9:4-5). De hecho, todo este problema de si Dios está siendo fiel a
su pacto con Israel en la obra de Cristo, será retomado en Romanos 9:11, de modo que Romanos 3:1-8 es
un breve giro para distraer la atención de los críticos hasta que llegue al capítulo 9. Allí él concluye la
lista así.: “…que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la
ley, el culto y las promesas; 5de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el
cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (9:4-5).

Pero aquí solo menciona una ventaja: tienen la Palabra de Dios -les ha sido confiada la Palabra de Dios en
los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Entonces se detiene, y le permite a su oponente
imaginario plantear un problema, al cual responderá: ‘Esta bien, Pablo, usted dice que Israel tiene
reservado un lugar especial en el plan de Dios, pero también dice que los judíos están pereciendo por la
incredulidad y que incluso están siendo juzgados por los gentiles. Suena confuso: ¿Qué tienen? ¿La
seguridad en el pacto como judíos o la incredulidad y juicio? ¿Tienen seguridad o juicio? Su oponente
imaginario suponía que tenía que ser o una o la otra.

Dios No Es Falso o Infiel

Pablo responde en el versículo 3, “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad
habrá hecho nula la fidelidad de Dios? En otras palabras, rechaza la suposición de que si algunos judíos
son incrédulos y están pereciendo, Dios es infiel. Versículo 4: “De ninguna manera” la infidelidad de
Dios es impensable. De hecho, no es solo impensable si solo “algunos” son incrédulos (como dice el
versículo 3), sino que aun si todos los hombres prueban ser falsos para Dios, Dios no estaría siendo
desleal a su gloria y pacto si los juzgara a todos. Versículo 4: “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre
mentiroso” (¡Más sobre esto la próxima semana! ¡Qué declaración tan extraordinaria acerca de la
centralidad y la supremacía de Dios en el universo!)

Después para apoyar esta declaración de que Dios no es falso o infiel, aunque juzgue a los judíos como a
todos los demás pecadores, Pablo cita el Salmo 51:4. Ahora bien, recuerden que el Salmo 51 es el Salmo
de la confesión del Rey David después de su adulterio con Betsabé. He aquí lo que David dijo en el
contexto del Salmo. Le dice a Dios, “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de
tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio” (51:4). En otras
palabras, David dice que la razón por la que Dios sería justo al juzgarlo, es que su pecado fue contra la
divinidad. El pecado de David hace que el juicio de Dios sobre David sea justo -esto es cierto para la
naturaleza de Dios, es cierto para su gloria. Así ésta justicia es fidelidad a su pacto.

Ahora bien, Pablo cita este Salmo para apoyar su afirmación de que Dios no es infiel o desleal aunque
algunos judíos o todos los hombres sean incrédulos y falsos para con Dios. Entonces va así. Versículo 3:
La incredulidad de algunos judíos no hace nula la fidelidad de Dios; y versículo 4: aun si todos los
hombres fueran falsos y estuviesen bajo el juicio de Dios, Dios aun será fiel y verdadero. ¿Por qué?
porque el mismo David dijo que Dios tenía el derecho de juzgarlo por su pecado. No afirmó que por ser
judío libraría. “He pecado,” dijo David (y ahora Pablo lo cita en el versículo 4b. “He pecado…”) “…Para
que seas justificado [Dios] en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado”.

La respuesta de Pablo hasta aquí es: Sí, los judíos tienen ventajas, como que les ha sido confiada la
Palabra de Dios. Pero si son incrédulos, serán juzgados. Esto no cuestiona la fidelidad de Dios o su
justicia. Más bien, el pecado de aquellos que Dios juzga (como el pecado de David) vindica a Dios en su
juicio. El pecado de Israel es lo mismo que magnifica la justicia de Dios en el juicio.

Ahora usted pudiera pensar: ‘Pablo, este es un buen lugar para detener tu giro. Ya te has hecho entender.
Ahora regresa al camino principal y continúa con el versículo 9: todos son pecadores y necesitan el
evangelio. Estas empezando a perderme. Esta carreta está realmente pesada. ¿Has olvidado que hay niños
en la audiencia de Roma, y algunos cristianos simples que la están pasando mal siguiendo este rodeo?’

Evidentemente, Pablo no es persuadido por estas consideraciones. (¡Quiero hablar acerca de eso la
próxima semana!) Él presionó para responder a estos oponentes. Había tenido tantos debates acerca de
estas cosas con los judíos y gentiles, que sabe lo que dicen en este punto, y quiere dar al menos una breve
respuesta. Una de las cosas que dicen -y esto es extraordinario- es que, si Pablo tiene la razón, ahora Dios
se ha complicado en una colosal contradicción. Va a sonar indignante, pero solo llegarán hasta ahí cuando
se percaten de que algunas de sus más antiguas creencias se están desmoronando.

Haciéndole un Favor a Dios Mediante el Pecado

Ellos dicen, en efecto, (¡ahora entiendan esto!), si nuestro pecado (como el pecado de David), o injusticia,
muestra o magnífica la justicia de Dios cuando nos juzga, entonces en verdad, no somos los instrumentos
del pecado, somos los instrumentos de la gloria de Dios para resaltar su justicia. Entonces el sería injusto
al condenarnos. Él nos estaría condenando por lo mismo que resalta la gloria de su justicia en el juicio.
Ahora, si esto suena como un juego de palabras, lo es. Esta es la forma en que comienza a usar el
lenguaje, cuando ha perdido el contacto con la realidad. Helo aquí en el versículo 5, cuando Pablo expresa
su objeción a lo que ha dicho: “Y si nuestra injusticia [como la de David] hace resaltar la justicia de Dios
[cuando nos juzga], ¿qué diremos? [pregunta Pablo] ¿Será injusto Dios que da castigo? [Esto es lo que
ellos decían que sería el caso si Pablo tenía razón, por eso Pablo agrega con cierto embarazo por hablar
así] (Hablo como hombre)

[Y responde en el versículo 6:] En ninguna manera”. Por supuesto que no. Dios no es injusto por infringir
castigo aun cuando nuestro pecado resalta la justicia de Dios cuando nos juzga. Están muy equivocados.

De hecho, al argumentar de esta manera (Pablo pudiera decir), ustedes mismos se enredan en tres
contradicciones con sus propias creencias. Aquí están:

Primera, Dios no es injusto por juzgar a aquellos cuyo juicio resalta su gloria, Pablo dice (versículo 6b),
“de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”. En otras palabras, una de las creencias que albergaban
es que Dios juzgará al mundo, creen eso. Pero no podría juzgar al mundo, si esa cantidad de palabras
fuera cierta: que no puede condenar a las personas cuya condenación resalte su justicia. Ustedes conocen
bien que Dios juzgará al mundo, y que su justicia será resaltada en ese juicio. Esta es su primera
contradicción.

Segunda, tómenme a mí, por ejemplo, dice Pablo. Piensan que estoy diciendo mentiras cuando hablo.
Estoy pecando, piensan, ¿Qué tal si Dios me juzga ahora? ¿Sería justo? ¿O mi mentira acerca de la verdad
glorificaría tanto a Dios cuando me condene, que sería injusto condenarme? Este es el punto del versículo
7a: “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como
pecador?”. Esta es la segunda trampa en la que han caído con su juego de palabras. Verdaderamente
piensan que soy un pecador y que Dios sería justo al juzgarme aún cuando mi pecado resaltaría a su gloria
en mi juicio. Así que realmente no se mantienen en su posición.

Finalmente, basándome en su posición -que Dios no puede juzgar a aquellos cuyo pecado resalta su
justicia cuando- sobre esta insensata posición, todos podemos seguir pecando. Porque su conclusión es
que nuestro pecado glorifica la justicia de Dios en el juicio, y así en verdad no somos pecadores sino
glorificadores de Dios, y por ende escapamos de su ira. Versículo 8: “¿Y por qué no decir (como se nos
calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males
para que vengan bienes?”. Y a esa clase de uso enrevesado y evasivo del lenguaje y de la teología, Pablo
le dice: “cuya condenación es justa”.

Cuando la Palabra de Dios Parece Auto Contradecirse

Existe una condenación para judíos y gentiles, y existe justicia. Y estas dos cosas no se contradicen. Fue
aquí donde comenzamos. ¿Quiénes son aquellos cuya condenación es justa? Aquellos que juegan con la
Palabra de Dios. Más específicamente es este caso: Aquellos que ven dos cosas verdaderas en la Palabra
de Dios que no pueden conciliar y niegan que pueda ser. Para ellos es la condenación. De un lado, Dios es
fiel, Dios es justo, y Dios es verdadero para con su gloria; y, por otro lado, Dios juzga al pueblo judío
escogido por él, y los condena junto a los gentiles. Dos verdades, irreconciliables para ellos. ¿Qué ventaja
tiene, pues, el judío? De modo que intentan rechazar una de estas verdades. Y el resultado es palabrería y
razonamientos tramposos, juegos de palabras. Hoy podríamos llamarlo dar vueltas. Y Pablo le dice que,
“cuya condenación es justa”.

Entonces. Mi exhortación para concluir es: No jueguen con la Biblia, sean tan cuidadosos como puedan al
manejar la Palabra de Dios. Y cuando no puedan reconciliar una verdad con otra. Esperen, oren, estudien,
y busquen al Señor. A su debido tiempo, comprenderán
¿Por qué inspiró Dios textos difíciles?
14 de Marzo de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:1–8 | Tópico: Textos Difíciles
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 3:1–8
1¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas maneras.
Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido
incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes bien sea
Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y
venzas cuando fueres juzgado. 5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos?
¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo
juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún
soy juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya
condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?

La semana pasada traté de guiarnos -a ustedes y a mí- a través de este texto y del argumento de Pablo.
Tratamos de entrar en su mente y comprender sus razonamientos después de él. Escuchamos detrás de sus
propias palabras las palabras de sus oponentes y como les respondió. Tratamos de ver como este párrafo
se ajustaba al propósito principal de su carta. Así que no voy a repetir todo eso aquí en esta mañana.

En vez de eso, quiero hacer algo que no he hecho antes, en los once meses que llevamos trabajando a
través de esta carta. Quiero dar un paso atrás y preguntar: ¿Cuáles son algunas de las implicaciones (para
la vida, la cultura, la historia, y para la adoración) del hecho real de que Dios le ha dado al cristianismo un
libro y un texto como éste, que ha edificado a la iglesia?

El Cristianismo se Declara a través de un Libro, a través de Palabras

Es decir, ¿qué se desencadenó en el mundo por el hecho de que el cristianismo no solo declara la
salvación de los pecados mediante la fe en Cristo, sino que también construye su mensaje, su ministerio, y
misión basándose en un libro, la Biblia, y en libros de la Biblia como la carta a los Romanos, y el párrafos
como Romanos 3:1-8? ¿Qué impulsos personales, culturales, e históricos se desencadenaron en el mundo
cuando Dios inspiró a Pablo a escribir un párrafo como Romanos 3:1-8 en la forma en que lo hizo?

Ahora usted pude preguntar, ¿Por qué hace esta pregunta aquí? ¿No podía usted hacerla en cualquier otro
párrafo del libro, o de la Biblia? ¿Qué le impulsa a hacer esa pregunta aquí? Existen al menos dos
respuestas. Una es esta: encuentro este pasaje más o menos como el párrafo más difícil de lidiar de
cualquiera de los existentes en esta carta. La dificultad para seguir los pensamientos en este párrafo es
enorme. Acabo de escuchar un sermón sobre este texto escrito por Martín Lloyd-Jones hace cuarenta años
en Londres. Él comentaba al principio que este es uno de los párrafos más difíciles no solo de Romanos,
sino también de toda la Biblia.

Luché tan duro tratando de entender cómo funcionaba el argumento de Pablo aquí, y oré tan
fervientemente para que Dios me diera luz y me protegiera de cometer un error, que me sentí forzado a
preguntar, “Dios, ¿Qué significa esto, que hayas inspirado un párrafo así tan difícil en su Palabra? ¿Qué
voy a aprender de esto?”. Alguien podría decir, la dificultad es problema de nosotros, no de Dios; si
fuésemos más espirituales, y más dóciles, no encontraríamos la Palabra de Dios tan difícil (lo cual es
cierto hasta un punto). Deben recordar, no obstante, que el apóstol Pedro dijo en su segunda carta,
“nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada [no a nivel de conocimiento
intelectual, ¡sino en sabiduría dada por Dios!], os ha escrito, 16casi en todas sus epístolas […] entre las
cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las
otras Escrituras, para su propia perdición” (2da de Pedro 3:15-16).

Note cuatro verdades simples y obvias:

1) Pablo escribió con sabiduría “que le fue dada”- y Pedro se refiere a sabiduría dada por Dios (como dice
1ra a los Corintios 2:13).
2) Por tanto, Pedro dice que las Escrituras de Pablo están en la categoría de las “otras Escrituras”, las
escrituras de los apóstoles están en la misma categoría que las Escrituras inspiradas del Antiguo
Testamento.

3) Sin embargo, algunas cosas de las que escribió eran “difíciles de entender”. Dios, el comunicador
perfecto (porque es perfecto en todos los sentidos), no hace que todo sea fácil cuando guía a un escritor en
qué escribir.

4) Este es un apóstol el que está hablando, no John Piper. Así que me siento en buena compañía cuando
digo que Romanos 3:1-8 es un párrafo difícil de comprender.

Entonces, mi primera razón para retroceder y preguntar ¿qué desencadenó en el mundo un texto como
este?, es que lo encontré muy difícil y que me sentí impulsado a preguntar qué podría estar tramando Dios
al inspirar una línea de pensamientos tan difíciles.

Mi segunda razón para hacer esta pregunta aquí, es que existe una especie de justificación para ello en los
versículos 1-2: “1¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en
todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. Si se detienen y
reflexionan sobre esto, el versículo 2 nos insta a considerar cuál es el beneficio de que a alguien se le
confíe la Palabra de Dios(¡la misma que nos fue confiada!). De modo que aquí, en el comienzo de una de
las más difíciles “Palabras de Dios” en la Biblia, Dios nos recuerda que el que se nos haya confiado la
Palabra de Dios en un libro (como lo fue con los judíos en el Antiguo Testamento) es algo grandioso.
Tanto así que hasta el propio contexto me incita a preguntar: ¿Qué significa que Dios hable de esta
manera? ¿Qué significa que Dios deba inspirar párrafos como este en su libro? ¿Qué desencadenó Dios en
el mundo al edificar su iglesia sobre el fundamento de una Escritura como ésta (Efesio 2:20)?

Lo que Desencadenó Dios con una Palabra Como Cimiento

Permítanme mencionar cuatro resultados y luego balancearlos con el lado menos complejo del evangelio.
Los cuatro resultados: desesperación, súplica, meditación, y educación.

1. Desesperación (Una sensación de total dependencia del permiso de Dios).

Veo esto en 1ra a los Corintios 2:14, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. El
hombre natural (todos nosotros sin el Espíritu obrando en sus vidas) debemos sentir desesperación ante la
revelación de Dios. El hombre natural necesita la ayuda de Dios. Bien, lo mismo también es cierto para
las personas espirituales (pero finitas, falibles, y pecadoras) como yo, cuando me encuentro con textos
difíciles acerca de la palabra de Dios. Debo sentir desesperación (una desesperada dependencia de la
ayuda de Dios). Eso es lo que Dios quiere que sintamos. Eso es algo que ha desencadenado al inspirar
textos difíciles.

2. Súplica (una oración a Dios por ayuda).

Esto se deduce de la desesperación. Si depende de la ayuda de Dios para que le ayude a ver el significado
de un texto, entonces clamará pidiéndole ayuda. Esto lo veo en el Salmo 119:18, “Abre mis ojos, y miraré
las maravillas de tu ley”. Siete veces en el Salmo el cantor ora, “Enséñame tus estatutos” (119:12,26, 64,
68, 124, 135, 171). O, como dice el Salmo 25:5, “Encamíname en tu verdad, y enséñame”. Al inspirar
algo difícil de entender, Dios ha desencadenado en el mundo desesperación, que produce súplica (un
clamor a Dios pidiéndole ayuda).

3. Meditación (un razonamiento profundo acerca de los textos Bíblicos).


Usted podría pensar, ‘No, no, usted está confundido, Pastor John. Acaba de decir que Dios quiere que
oremos pidiéndole su ayuda para entender, no que pensemos a nuestra manera para llegar a una solución’.
Pero la respuesta a esa preocupación es: orar y razonar no son alternativas. Esto lo aprendí
específicamente de 2da a Timoteo 2:7, donde Pablo le dice a Timoteo: “Considera lo que digo, y el Señor
te dé entendimiento en todo”. Si, es el Señor quien da entendimiento. Pero lo hace a través del raciocinio
que nos ha dado y el esfuerzo que hacemos, con la oración, para razonar profundamente acerca de lo que
la Biblia dice. De modo que cuando Dios inspiró textos como Romanos 3:1-8, produjo en el mundo un
impulso razonar profundamente. Junto a la desesperación y la súplica está la meditación. Lo que
finalmente lleva a…
4. Educación (un entrenamiento a jóvenes y a adultos para que oren seriamente, lean bien, y razonen
profundamente).

Si Dios ha inspirado un libro como cimiento de la fe cristiana, entonces, existe un impulso masivo
desencadenado en el mundo para enseñar a las personas a leer. Y si Dios ordenó que algunos de esos
preciosos y sagrados libros inspirados por Dios sean difíciles de entender, entonces no solo desencadenó
en el mundo el impulso a enseñar a leer, sino también a pensar acerca de lo que leen -cómo leer cosas
difíciles y entenderlas, y cómo utilizar la mente de forma rigurosa.

Pablo dijo a Timoteo en 2da a Timoteo 2:2, “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a
hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. Impártele entendimiento a otros, de forma
tal que los capacite para enseñar a otros. En otras palabras, Las Escrituras de los apóstoles, especialmente
las difíciles, desencadenan cadenas de educación. La educación está ayudando a las personas a entender
algo que anteriormente no entendían. O más exactamente, la educación está ayudando a personas (jóvenes
o ancianas) a aprender cómo adquirir un entendimiento que anteriormente no tenían. La educación está
cultivando la vida de la mente para que sepa cómo crecer en un verdadero entendimiento. Ese impulso fue
desencadenado por Dios al haber inspirado un libro con párrafos complejos y exigentes.

Impacto Práctico de la Palabra como Cimiento

El impacto personal, cultural e histórico de estos impulsos ha sido enorme durante los últimos 2000 años.
En todos los lugares del mundo donde el cristianismo se ha difundido, se ha difundido la Biblia, y con
ella, el impulso a traducirla a otros idiomas (con todas las disciplinas intelectuales que van con una
traducción efectiva). Y junto a esto viene el impulso a cultivar un pueblo culto que pueda leer la nueva
traducción. Con cada nueva generación, surge el impulso constante de enseñar a los jóvenes a leer, para
que tengan acceso directo a la Palabra de Dios. Y con esto el impulso a fundar tanto escuelas como
iglesias. Y con el tiempo, ya que traducir y leer la Biblia implica razonar profundamente acerca de
muchos temas, surge la necesidad de un mayor aprendizaje, y las escuelas y universidades siguen en el
despertar de una cultura que se fundamenta en conocer a Dios a través de su Palabra en un libro. Y en
todo esto está presente el impulso a escribir análisis de estos textos difíciles, y así emerge el deseo a la
erudición. Y con el tiempo surge el impulso a preservar estos valiosos análisis, y así emergen las
bibliotecas y varios medios para copiar e imprimir. Y ya que la exactitud importa tanto al manejar textos
sagrados y trasmitir preciosos análisis, una disciplina de exactitud y cuidado se desencadena en el
cristianismo por los siglos. Y así continúa la cadena de enseñanza y educación.

Esto es algo de lo que Dios desencadenó en el mundo al inspirar una Biblia con pasajes difíciles, como
Romanos 3:1-8.

Equilibrada por Simplicidad

Ahora bien, anteriormente dije que quería equilibrar esto con otra clase de impulsos provenientes de la
Biblia, que se derivan del lado menos complejo del evangelio. ¿Cómo haremos esto? Quizás ayude
hacerlo así: considere que Dios es amor (1 Juan 4:8, 16), y que Dios es Dios (Isaías 45:22; 46:9). En la
verdad de que Dios es Dios está implicado el hecho de que es quien es en todos sus gloriosos atributos y
autosuficiencia. Pero en la verdad de que Dios es amor está implicado el hecho de que toda esta gloria
está transformando nuestro camino para nuestro eterno disfrute.

Ahora bien, estas dos verdades desencadenan mediante la Biblia impulsos muy diferentes. Y veremos que
aquí se introduce un equilibrio, para que no hagamos del cristianismo un asunto elitista, que
definitivamente no es.

• Que Dios es amor desencadena el impulso de la simplicidad, y que Dios es Dios desencadena el
impulso de la complejidad.
• Que Dios es amor desencadena el impulso de la accesibilidad, y que Dios es Dios desencadena el
impulso de la profundidad.
• Que Dios es amor estimula un enfoque en las bases, y que Dios es Dios estimula un enfoque en
la comprensión. Una dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). La otra
dice, “No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27).
• Que Dios es amor nos impulsa a estar seguros de que la verdad llega a todas las personas, y que
Dios es Dios nos impulsa a estar seguros de que lo que llega a todas las personas es la verdad.
• Que Dios es amor desencadena el impulso hacia el compañerismo, y que Dios es Dios
desencadena el impulso hacia la erudición.
• Que Dios es amor tiende a crear extrovertidos y evangelistas, y que Dios es Dios tiende a crear
introvertidos y místicos.
• Que Dios es amor ayuda a fomentar las culturas folclóricas, y que Dios es Dios ayuda a fomentar
culturas finas. Unas ideas que se revelan en la intimidad de Dios y cantan suavemente,
Señor, tú eres más precioso que la plata.
Señor, tú eres mas costoso que el oro.
Señor, tú eres más hermoso que los diamantes,
Nada de lo que yo desee se compara contigo.
Más precioso que la Plata

("More Precious than Silver," Lynn DeShazo, 1982, Integrity’s Hosanna! Music.)

Otras culturas se muestran en la trascendente majestad de Dios y cantan con profunda exaltación,

Por encima, muy encima de tu pensamiento aparecerá su consejo,


Cuando haya culminado totalmente la obra.
Que originó tu innecesario temor.
Deja a su soberana voluntad
Decidir y mandar:
Porque lleno de asombro, reconocerás
Cuan sabia, y fuerte Su mano es.
‘Echa a los vientos el temor’

("Give to the Winds Thy Fears," Paul Gerhardt, 1653.)

¿Pero por qué Separar la Complejidad y Simplicidad de Dios?

Si alguno de se está diciendo, no me gusta esta separación entre Dios es amor y Dios es Dios, entre la
cultura folclórica y la fina, entre los evangelistas y los místicos, entre el compañerismo y la erudición,
entre la accesibilidad y la profundidad, entre la simplicidad y la complejidad, bien, ¡BUENO!

Porque en mi mente cada una de estas cosas son preciosas, y ambos lados de estos pares son
indispensable en el ministerio y misión de Cristo en el mundo.

Mi oración para este sermón es esta: Primero, oro para que viendo estos diferentes impulsos en el
cristianismo (y particularmente en la inspiración de una Biblia con cosas difíciles y sencillas) sea usted
capaz de abrazar ambos impulsos. Si se inclina hacia uno de los lados (todos lo hacemos), oro para que
sea respetuoso y afirmativo para con aquellos que se inclinan hacia el otro lado, de manera que se puedan
ayudar mutuamente a abrazar todo lo que Dios quiere desencadenar con su Palabra en el mundo.

Y finalmente, a aquellos de entre ustedes que vinieron sin amor a Cristo en sus corazones, mi oración es
que lo que hayan visto, tal vez elimine algunas de las caricaturas y estereotipos del cristianismo y la
Biblia, y abran el camino para que puedan ver todo lo que Dios es en Cristo para ustedes, y crean en él.

Tanto judíos como griegos están todos bajo pecado


21 de Marzo de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:9–18 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 3:9–18
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado
que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; 10 como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no
hay quien entienda, hay quien busque a Dios; todos se han desviado, a una se hicieron inutiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su
lengua, veneno de serpientes hay bajo sus labios; llena esta su boca de maldicion y amargura; sus pies son
veloces para derramar sangre; y miseria hay en sus caminos, y la senda de paz no han conocido. No hay
temor de Dios delante de sus ojos.

“Todos Están Bajo Pecado”

Estamos llegando al final de esta acusación de la raza humana, que comenzó en Romanos 1:18. Toda la
sección de la carta hasta este texto busca mostrar que todas las personas en todas partes están bajo el
poder del pecado, y no pueden estar a bien con Dios, por estar separados del don de la justicia que Dios
da mediante la fe en Jesús Cristo (Romanos 1:16-17). Esto lo vemos aquí en la declaración resumen de
Romanos 3:9b: “ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado” (BLA).
“…judíos como griegos” (BLA) significa “todos” (porque los griegos representaban, según muchos, lo
mejor entre los no-judíos). Todos ellos (todas las personas) están “bajo pecado”. Bajo el poder del
pecado. No solo pecando ocasionalmente, sino cautivos en el pecado.

Esta es una de las más profundas verdades que el cristianismo debe mantener en pie en el mundo
moderno. En 1ra a Timoteo 3:15, Pablo llama a la iglesia del Dios viviente “columna y baluarte de la
verdad”. Esta es una de esas verdades que la iglesia tiene que mantener en pie como una columna sostiene
un edificio. A lo largo de toda la historia ha habido presiones constantes sobre las personas, las
instituciones, y las culturas para edificar la vida alrededor de ideas erróneas. Dios ha designado a la
iglesia de su Hijo Jesús para que sea una poderosa defensora de la verdad en el mundo.

Una de las verdades más importantes a mantener en pie en el mundo es que todos los seres humanos, aun
cuando fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), están corrompidos por el poder del pecado. Por
naturaleza no somos moralmente buenos, somos moralmente malos. En Efesios 2:3, Pablo dice que todos
somos “por naturaleza hijos de ira”. Las actitudes, pensamientos y las acciones que merecen la ira de
Dios, surgen en nosotros por naturaleza. En Colosenses 3:6, somos llamados “hijos de desobediencia”.
Estamos tan dispuestos a desobedecer a Dios que es como si la “desobediencia” fuera nuestro padre.
Somos lascas del antiguo bloque de desobediencia. No solo pecamos, somos pecadores. Estamos “bajo
pecado” como dice el versículo 9. El pecado como amo o un rey, reina sobre y dentro de nosotros. No es
que el mismo nos coaccione para que hagamos lo que no queremos hacer, sino que nos hace querer hacer
lo que no debemos hacer. No somos victimas inocentes del pecado. Somos conspiradores junto al pecado
en contra de Dios.

Un Diagnóstico Mortal y su Remedio

Este no es un mensaje popular. Comprensiblemente, no es más popular que las palabras del doctor: ‘Su
tumor es maligno’. Sino que es mucho más esperanzador. Puede que: ‘su tumor es maligno’, sea o no una
noticia esperanzadora, porque el doctor puede tener o no una cura para su cáncer. Pero la noticia de que
‘usted está bajo el poder del pecado y es un hijo de ira’, viene siempre con la cura. Es acerca de eso de lo
que trata el libro de Romanos, el cristianismo y la Biblia.

Realmente quiero que este mensaje acerca del pecado y nuestra condición de pecadores sea esperanzador
y vivificador. ¿No existe algo profundamente gratificante en alguien que conoce tus defectos hasta el
nivel más profundo de nuestro ser -conoce nuestra peor condición- y dice: ‘Te amo, y conozco una
manera en la que puedes estar a bien con Dios y los demás?’. ¿No es mucho más esperanzador que
alguien que habla de cosas sin importancia y da pequeños placeres para hacernos sentir bien, cuando en lo
profundo sabemos que las cosas no andan bien? Ello puede sonar más amable, gentil, y amoroso que
escuchar que somos pecadores y estamos enfermos de muerte, pero es una bondad mortal (la bondad de
un doctor que no le dirá la verdad acerca de su cáncer mientras esté en una fase curable), porque no quiere
que usted se sienta desanimado o asustado.

Así que, mientras examinamos el diagnóstico resumen de Pablo, manténgase pensando: esto es bueno.
Porque para todas estas malas noticias acerca de nuestra verdadera condición, existe un remedio. Y la
única razón para decirme esas malas noticias es que yo comprenda el remedio y lo tome (entiéndase: la
justicia de Dios dada gratuitamente a aquellos que realmente confían en Cristo).
Hay dos preguntas principales que quiero tratar de responder en los versículos 9-18. Una es: ¿Cómo
respalda Pablo el versículo 9 y la pecaminosidad de todos los hombres basándose en el Antiguo
Testamento y en todas estas citas de los versículos 10-18? Y la otra es: ¿Cómo describe él el estado de
estar “bajo pecado” en estos versículos? O: ¿Qué podemos aprender acerca del pecado, de nosotros
mismos, y del Evangelio por la forma en que Pablo habla acerca del pecado en estos versículos?

No hay justo

Primeramente, ¿Cómo respalda Pablo el versículo 9 y la pecaminosidad de todos los hombres basándose
en el Antiguo Testamento, en todas estas citas en los versículos 10-18? Dice en el versículo 9 que los
judíos en realidad no son nada mejor, ante Dios, que los demás, “pues ya hemos acusado a judíos y a
gentiles, que todos están bajo pecado”. De modo que pueden ver que esta es una declaración resumen de
todo lo que ha dicho anteriormente: “pues ya hemos acusado”. Esto es lo que ha estado haciendo
‘acusando’ 1:18-3:8. De modo que en lo que a él concierne el caso ha sido expuesto.

Sin embargo, ofrece un último argumento como resumen desde el Antiguo Testamento. Comienza el
versículo 10 con: “Como está escrito…”Y entonces cita seis secciones diferentes del Antiguo Testamento
para respaldar su resumen del versículo 9 de que todos, judíos y gentiles, están bajo pecado. Por ejemplo,
del Salmo 14:1-3 dice (en Romanos 3:10-12), “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay
quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay
ni siquiera uno”.

Esto parece lo suficientemente claro. Pero hay aquí un problema que me preocupa. En el mismo Salmo
que Pablo cita para decir, “No hay justo, ni aun uno”se dice (en el Salmo 14:5), “Dios está con la
generación de los justos”. En otras palabras, en los primeros versículos del Salmo hay una descripción de
los gentiles que se oponen al verdadero pueblo de Dios, pero a aquellos que son el verdadero pueblo de
Dios, David los llama “la generación de los justos”(vea también el versículo 7). Así que la pregunta es:
¿Cómo respalda este Salmo la observación que hace Pablo en el versículo 9 de que los “judíos y gentiles”
están bajo pecado? La parte del Salmo que cita no parece querer decir que todo el mudo es injusto, porque
el versículo 5 llama al pueblo de Dios “La generación de los justos.”

Pienso que la respuesta va más o menos así: Pablo no quiere decir que cada una de las seis citas del
Antiguo Testamento sean por sí sola una total acusación, sino que todas juntas forman una acusación
completa. Parece que la primera cita (en los versículos del 10-12), por ejemplo, del Salmo 14, es
principalmente una acusación hacia el mundo de los gentiles, porque más adelante el Salmo se refiere a
Israel como la generación justa. En otras palabras, sin la especial gracia de Dios (sin la revelación
especial de su obra salvadora revelada a Israel) las apersonas no son justas, ni siquiera una. Solo cuando
Dios irrumpe en nuestras vidas y nos da la gracia especial de la fe y el perdón, mediante el sacrificio de
un sustituto, podremos estar a bien con Dios y ser llamados “justos”. Pablo sabía que esto ocurría en los
santos del Antiguo Testamento. Sabemos que sabía esto, porque en Romanos 4:3 cita Génesis 15:6, “Y
creyó [Abraham] a Jehová, y le fue contado por justicia”.

De modo que cuando Pablo cita del Antiguo Testamento que “no hay justo, ni aun uno”, quiere decir que,
por naturaleza, apartados de la gracia salvadora, somos injustos. No quiere decir que no había manera
alguna de estar a bien con Dios, y tener una postura correcta ante Dios en el Antiguo Testamento.

¿También los judíos?

Pero la pregunta todavía permanece en pie: Si el Salmo 14 citado en los versículos Romanos 3:10-12
solo, o fundamentalmente, se refiere al mundo de los gentiles por encima y en contra del verdadero
pueblo de Dios, ¿Cómo todos estos versículos juntos en Romanos 3:10-18 dejan claro que los judíos
también son injustos y están bajo pecado? Una respuesta es que los versículos del 15-17 son una cita de
Isaías 59:7-8, que se refiere completamente al pueblo de los judíos. En Isaías 59:2, Dios le dice a Israel
“vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios”. Y después Isaías 59:7-8 es
citado aquí en Romanos 3:15-17, “Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura
hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz”. Esta es una declaración acerca del pueblo judío en
general durante los días de Isaías.

Y todas las otras cuatro citas del Antiguo Testamento probablemente refieran a los enemigos de David
entre su propio pueblo judío. Pero eso no está claro. El punto es: El mensaje del Antiguo Testamento
muestra que los judíos son pecadores y los gentiles también (2da a los Corintios 6:36). Y que donde
quiera que usted encuentre a alguien llamado “justo”en el Antiguo Testamento, no es porque no sea
pecador, sino porque Dios ha intercedido en su vida misericordiosamente y le ha dado la gracia de la fe y
el perdón, para que venzan su pecaminosidad natural y estén a bien con Dios.

Esto lo vi más claramente en el Salmo 5, que Pablo cita en Romanos 3:13a, “Sepulcro abierto es su
garganta”. Esto se refiere a los enemigos de David. Si, ¿y que hay acerca del propio David? ¿Es su
garganta un sepulcro abierto? ¿Cómo ayuda esto a probar que los judíos y gentiles están “bajo pecado” si
“sus gargantas son un sepulcro abierto” pero no la nuestra? ¿No somos parte de “todos”?

La respuesta no es que David no es pecador, o que no hay redimidos y justos en el mundo. Él solo quiere
decir que apartados de la poderosa gracia de Dios, estamos desesperadamente corrompidos, incluyendo al
propio David (ver Salmo 51:5). David muestra esto en el Salmo 5, por ejemplo, al decir en los versículos
7 y 8 que su propia posición con Dios es un regalo de misericordia, no algo que tiene por naturaleza.
Dice, “Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en
tu temor. Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino”. De
modo que pueden ver aquí el pensamiento de David. Él tiene acceso a la casa de Dios solo por
misericordia. ¿Por qué? Porque es un pecador como los demás. Y si en alguna medida va a andar en la
justicia, dice, Dios tendrá que guiarle y enderezar su camino delante de suyo. En otras palabras él no iría,
por naturaleza, por el camino de la justicia.

Y esa es mi respuesta a la primera pregunta: ¿Cómo respalda Pablo la afirmación de la pecaminosidad


universal en el versículo 9? Citando estos seis pasajes del Antiguo Testamento, que hablan tanto de justos
como de perversos, muestra que ambos, judíos y gentiles, están profundamente corrompidos y que la
única vía para salir de esa corrupción es mediante el buen don de Dios, de la fe y el perdón que nos pone
a bien ante Dios, este don está basado en el sacrificio de un sustituto que un día vendría, Jesucristo.

“Bajo Pecado”

Ahora la otra pregunta: ¿Cómo describe él el estado de estar “bajo pecado” en estos versículos? O: ¿Qué
podemos aprender acerca del pecado, de nosotros mismos, y del evangelio por la manera en que Pablo
habla acerca del pecado en estos versículos?

He aquí tres observaciones.

1. Relación Arruinada con Dios

Estar “bajo pecado” es primera y fundamentalmente una relación arruinada con Dios. No es, en primer
lugar, una relación arruinada con otras personas. Los versículos 10-18 comienzan y terminan con esta
observación. Versículos 10-11: “Como está escrito: “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No
hay quien busque a Dios”. Y versículo 18: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Todo lo que está
entre estos versículos tiene que ver con el significado del pecado en las relaciones humanas. Pero en el
comienzo y el final “bajo pecado”significa que no tenemos temor de Dios, no le entendemos y no lo
buscamos. Versículo 11: “No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios”.

Fije esto firmemente en su mente, el pecado es principalmente una condición de rebelión contra Dios, no
una condición de hacer mal a otros. Es por ello que es tan triste y tan carente de sentido cuando las
personas argumentan que son muy buenas personas, y por ende no necesitan el evangelio. Lo que quieren
decir es que tratan a otros decentemente: No roban, no matan, no mienten mucho, y dan caridad a
algunos. Pero esta no es la cuestión principal. La cuestión principal es ¿ama usted a Dios con todo su
corazón, con toda su alma, con toda su mente y todas sus fuerzas? ¿Ama usted a su Hijo, Jesucristo? Dios
es la persona más importante en el universo. No es una señal de virtud hacer buenas acciones por las
personas, mientras no se siente amor, o reverencia, o pasión por Dios.

El pecado es, primera y fundamentalmente, una resistencia a encontrar gozo en Dios. Y esa resistencia
trae como resultado una mente oscurecida, que luego detiene y no entiende a Dios. Y así, la mente que
está “bajo pecado” no busca a Dios y no le conoce ni le teme. No importa lo que hagamos por las
personas; si tratamos al Rey del Universo con desdén, podemos saber que estamos profundamente “bajo
pecado”.

2. Relaciones Arruinadas con las Personas


Estar “bajo pecado” significa que nuestras relaciones con las personas están arruinadas, aun cuando la
común gracia de Dios puede restringirnos de tratar a las personas tan malamente como podríamos. En los
versículos 13-14, Pablo describe la forma en que el pecado arruina nuestras palabras “garganta […]
lengua […] labios […] boca”. Versículo 13-14: “Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura”. Los
sepulcros tienen que ver con la muerte y el veneno es una poción que tiene que ver con la muerte, y eso es
lo que la decepción y la maldición producen: muerte. La boca fue hecha para dar vida. Pero el pecado la
convierte en un lugar de veneno y muerte. ¡Oh, si este diagnóstico de que nuestras vidas están “bajo
pecado” nos hiciera desear ser salvos! ¡Oh, si nos hiciera anhelar tener lenguas y bocas redimidas que den
vida y no muerte!

Después, en los versículos del 15-17, estar “bajo pecado” no es una manera de hablar, sino de actuar:
“Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no
conocieron camino de paz”. Esto es lo que ocurre cuando Dios no es buscado, conocido, o reverenciado.
Si Dios aflojara las bandas de freno que restringen este mundo, él mismo caería en la anarquía. Es por
esto que existen los gobiernos, los policías, y los ejércitos. Por naturaleza tomaríamos venganza a cada
ofensa, y nuestros pies se apresurarían a derramar sangre, si no estuviéramos restringidos. Esto lo vemos,
por ejemplo en el saqueo de las sociedades donde la infraestructura se colapsa. Y lo veremos aquí, porque
eso es lo que significa estar “bajo pecado”. Las relaciones humanas están arruinadas.

3. Buenas Noticias Para Aquellos que Están Bajo Pecado.

Finalmente, si esto es lo que somos nosotros por naturaleza (personas que están bajo pecado, y por lo
tanto, como Romanos 1:18 dice, bajo la ira de Dios) ¿Entonces no es la mejor noticia del mundo saber
que todo el objetivo de Romanos, de la Biblia completa, y de el cristianismo es darnos a conocer que
Dios, en su gran misericordia, ha creado una vía para salvarnos del pecado, del poder del pecado y la
penalidad del pecado? Estamos solo a centímetros de esta salida. Romanos 3:21-22: “Pero ahora, aparte
de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.”

Si hoy usted creyera en Jesucristo, se apartara de sus pecados, y renunciara a todas las formas de auto
salvación, la mismísima justicia de Dios sería suya como un regalo, y reemplazaría su injusticia; por esto
Cristo sufrió y murió en la cruz. Yo le ruego, en el nombre de Cristo, que se reconcilie con Dios. Confíe
en él por su gran obra salvadora.

Tanto judíos como griegos están todos bajo pecado


21 de Marzo de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:9–18 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 3:9–18
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado
que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; 10 como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no
hay quien entienda, hay quien busque a Dios; todos se han desviado, a una se hicieron inutiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su
lengua, veneno de serpientes hay bajo sus labios; llena esta su boca de maldicion y amargura; sus pies son
veloces para derramar sangre; y miseria hay en sus caminos, y la senda de paz no han conocido. No hay
temor de Dios delante de sus ojos.

“Todos Están Bajo Pecado”

Estamos llegando al final de esta acusación de la raza humana, que comenzó en Romanos 1:18. Toda la
sección de la carta hasta este texto busca mostrar que todas las personas en todas partes están bajo el
poder del pecado, y no pueden estar a bien con Dios, por estar separados del don de la justicia que Dios
da mediante la fe en Jesús Cristo (Romanos 1:16-17). Esto lo vemos aquí en la declaración resumen de
Romanos 3:9b: “ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado” (BLA).
“…judíos como griegos” (BLA) significa “todos” (porque los griegos representaban, según muchos, lo
mejor entre los no-judíos). Todos ellos (todas las personas) están “bajo pecado”. Bajo el poder del
pecado. No solo pecando ocasionalmente, sino cautivos en el pecado.

Esta es una de las más profundas verdades que el cristianismo debe mantener en pie en el mundo
moderno. En 1ra a Timoteo 3:15, Pablo llama a la iglesia del Dios viviente “columna y baluarte de la
verdad”. Esta es una de esas verdades que la iglesia tiene que mantener en pie como una columna sostiene
un edificio. A lo largo de toda la historia ha habido presiones constantes sobre las personas, las
instituciones, y las culturas para edificar la vida alrededor de ideas erróneas. Dios ha designado a la
iglesia de su Hijo Jesús para que sea una poderosa defensora de la verdad en el mundo.

Una de las verdades más importantes a mantener en pie en el mundo es que todos los seres humanos, aun
cuando fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), están corrompidos por el poder del pecado. Por
naturaleza no somos moralmente buenos, somos moralmente malos. En Efesios 2:3, Pablo dice que todos
somos “por naturaleza hijos de ira”. Las actitudes, pensamientos y las acciones que merecen la ira de
Dios, surgen en nosotros por naturaleza. En Colosenses 3:6, somos llamados “hijos de desobediencia”.
Estamos tan dispuestos a desobedecer a Dios que es como si la “desobediencia” fuera nuestro padre.
Somos lascas del antiguo bloque de desobediencia. No solo pecamos, somos pecadores. Estamos “bajo
pecado” como dice el versículo 9. El pecado como amo o un rey, reina sobre y dentro de nosotros. No es
que el mismo nos coaccione para que hagamos lo que no queremos hacer, sino que nos hace querer hacer
lo que no debemos hacer. No somos victimas inocentes del pecado. Somos conspiradores junto al pecado
en contra de Dios.

Un Diagnóstico Mortal y su Remedio

Este no es un mensaje popular. Comprensiblemente, no es más popular que las palabras del doctor: ‘Su
tumor es maligno’. Sino que es mucho más esperanzador. Puede que: ‘su tumor es maligno’, sea o no una
noticia esperanzadora, porque el doctor puede tener o no una cura para su cáncer. Pero la noticia de que
‘usted está bajo el poder del pecado y es un hijo de ira’, viene siempre con la cura. Es acerca de eso de lo
que trata el libro de Romanos, el cristianismo y la Biblia.

Realmente quiero que este mensaje acerca del pecado y nuestra condición de pecadores sea esperanzador
y vivificador. ¿No existe algo profundamente gratificante en alguien que conoce tus defectos hasta el
nivel más profundo de nuestro ser -conoce nuestra peor condición- y dice: ‘Te amo, y conozco una
manera en la que puedes estar a bien con Dios y los demás?’. ¿No es mucho más esperanzador que
alguien que habla de cosas sin importancia y da pequeños placeres para hacernos sentir bien, cuando en lo
profundo sabemos que las cosas no andan bien? Ello puede sonar más amable, gentil, y amoroso que
escuchar que somos pecadores y estamos enfermos de muerte, pero es una bondad mortal (la bondad de
un doctor que no le dirá la verdad acerca de su cáncer mientras esté en una fase curable), porque no quiere
que usted se sienta desanimado o asustado.

Así que, mientras examinamos el diagnóstico resumen de Pablo, manténgase pensando: esto es bueno.
Porque para todas estas malas noticias acerca de nuestra verdadera condición, existe un remedio. Y la
única razón para decirme esas malas noticias es que yo comprenda el remedio y lo tome (entiéndase: la
justicia de Dios dada gratuitamente a aquellos que realmente confían en Cristo).

Hay dos preguntas principales que quiero tratar de responder en los versículos 9-18. Una es: ¿Cómo
respalda Pablo el versículo 9 y la pecaminosidad de todos los hombres basándose en el Antiguo
Testamento y en todas estas citas de los versículos 10-18? Y la otra es: ¿Cómo describe él el estado de
estar “bajo pecado” en estos versículos? O: ¿Qué podemos aprender acerca del pecado, de nosotros
mismos, y del Evangelio por la forma en que Pablo habla acerca del pecado en estos versículos?

No hay justo

Primeramente, ¿Cómo respalda Pablo el versículo 9 y la pecaminosidad de todos los hombres basándose
en el Antiguo Testamento, en todas estas citas en los versículos 10-18? Dice en el versículo 9 que los
judíos en realidad no son nada mejor, ante Dios, que los demás, “pues ya hemos acusado a judíos y a
gentiles, que todos están bajo pecado”. De modo que pueden ver que esta es una declaración resumen de
todo lo que ha dicho anteriormente: “pues ya hemos acusado”. Esto es lo que ha estado haciendo
‘acusando’ 1:18-3:8. De modo que en lo que a él concierne el caso ha sido expuesto.
Sin embargo, ofrece un último argumento como resumen desde el Antiguo Testamento. Comienza el
versículo 10 con: “Como está escrito…”Y entonces cita seis secciones diferentes del Antiguo Testamento
para respaldar su resumen del versículo 9 de que todos, judíos y gentiles, están bajo pecado. Por ejemplo,
del Salmo 14:1-3 dice (en Romanos 3:10-12), “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay
quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay
ni siquiera uno”.

Esto parece lo suficientemente claro. Pero hay aquí un problema que me preocupa. En el mismo Salmo
que Pablo cita para decir, “No hay justo, ni aun uno”se dice (en el Salmo 14:5), “Dios está con la
generación de los justos”. En otras palabras, en los primeros versículos del Salmo hay una descripción de
los gentiles que se oponen al verdadero pueblo de Dios, pero a aquellos que son el verdadero pueblo de
Dios, David los llama “la generación de los justos”(vea también el versículo 7). Así que la pregunta es:
¿Cómo respalda este Salmo la observación que hace Pablo en el versículo 9 de que los “judíos y gentiles”
están bajo pecado? La parte del Salmo que cita no parece querer decir que todo el mudo es injusto, porque
el versículo 5 llama al pueblo de Dios “La generación de los justos.”

Pienso que la respuesta va más o menos así: Pablo no quiere decir que cada una de las seis citas del
Antiguo Testamento sean por sí sola una total acusación, sino que todas juntas forman una acusación
completa. Parece que la primera cita (en los versículos del 10-12), por ejemplo, del Salmo 14, es
principalmente una acusación hacia el mundo de los gentiles, porque más adelante el Salmo se refiere a
Israel como la generación justa. En otras palabras, sin la especial gracia de Dios (sin la revelación
especial de su obra salvadora revelada a Israel) las apersonas no son justas, ni siquiera una. Solo cuando
Dios irrumpe en nuestras vidas y nos da la gracia especial de la fe y el perdón, mediante el sacrificio de
un sustituto, podremos estar a bien con Dios y ser llamados “justos”. Pablo sabía que esto ocurría en los
santos del Antiguo Testamento. Sabemos que sabía esto, porque en Romanos 4:3 cita Génesis 15:6, “Y
creyó [Abraham] a Jehová, y le fue contado por justicia”.

De modo que cuando Pablo cita del Antiguo Testamento que “no hay justo, ni aun uno”, quiere decir que,
por naturaleza, apartados de la gracia salvadora, somos injustos. No quiere decir que no había manera
alguna de estar a bien con Dios, y tener una postura correcta ante Dios en el Antiguo Testamento.

¿También los judíos?

Pero la pregunta todavía permanece en pie: Si el Salmo 14 citado en los versículos Romanos 3:10-12
solo, o fundamentalmente, se refiere al mundo de los gentiles por encima y en contra del verdadero
pueblo de Dios, ¿Cómo todos estos versículos juntos en Romanos 3:10-18 dejan claro que los judíos
también son injustos y están bajo pecado? Una respuesta es que los versículos del 15-17 son una cita de
Isaías 59:7-8, que se refiere completamente al pueblo de los judíos. En Isaías 59:2, Dios le dice a Israel
“vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios”. Y después Isaías 59:7-8 es
citado aquí en Romanos 3:15-17, “Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura
hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz”. Esta es una declaración acerca del pueblo judío en
general durante los días de Isaías.

Y todas las otras cuatro citas del Antiguo Testamento probablemente refieran a los enemigos de David
entre su propio pueblo judío. Pero eso no está claro. El punto es: El mensaje del Antiguo Testamento
muestra que los judíos son pecadores y los gentiles también (2da a los Corintios 6:36). Y que donde
quiera que usted encuentre a alguien llamado “justo”en el Antiguo Testamento, no es porque no sea
pecador, sino porque Dios ha intercedido en su vida misericordiosamente y le ha dado la gracia de la fe y
el perdón, para que venzan su pecaminosidad natural y estén a bien con Dios.

Esto lo vi más claramente en el Salmo 5, que Pablo cita en Romanos 3:13a, “Sepulcro abierto es su
garganta”. Esto se refiere a los enemigos de David. Si, ¿y que hay acerca del propio David? ¿Es su
garganta un sepulcro abierto? ¿Cómo ayuda esto a probar que los judíos y gentiles están “bajo pecado” si
“sus gargantas son un sepulcro abierto” pero no la nuestra? ¿No somos parte de “todos”?

La respuesta no es que David no es pecador, o que no hay redimidos y justos en el mundo. Él solo quiere
decir que apartados de la poderosa gracia de Dios, estamos desesperadamente corrompidos, incluyendo al
propio David (ver Salmo 51:5). David muestra esto en el Salmo 5, por ejemplo, al decir en los versículos
7 y 8 que su propia posición con Dios es un regalo de misericordia, no algo que tiene por naturaleza.
Dice, “Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en
tu temor. Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino”. De
modo que pueden ver aquí el pensamiento de David. Él tiene acceso a la casa de Dios solo por
misericordia. ¿Por qué? Porque es un pecador como los demás. Y si en alguna medida va a andar en la
justicia, dice, Dios tendrá que guiarle y enderezar su camino delante de suyo. En otras palabras él no iría,
por naturaleza, por el camino de la justicia.

Y esa es mi respuesta a la primera pregunta: ¿Cómo respalda Pablo la afirmación de la pecaminosidad


universal en el versículo 9? Citando estos seis pasajes del Antiguo Testamento, que hablan tanto de justos
como de perversos, muestra que ambos, judíos y gentiles, están profundamente corrompidos y que la
única vía para salir de esa corrupción es mediante el buen don de Dios, de la fe y el perdón que nos pone
a bien ante Dios, este don está basado en el sacrificio de un sustituto que un día vendría, Jesucristo.

“Bajo Pecado”

Ahora la otra pregunta: ¿Cómo describe él el estado de estar “bajo pecado” en estos versículos? O: ¿Qué
podemos aprender acerca del pecado, de nosotros mismos, y del evangelio por la manera en que Pablo
habla acerca del pecado en estos versículos?

He aquí tres observaciones.

1. Relación Arruinada con Dios

Estar “bajo pecado” es primera y fundamentalmente una relación arruinada con Dios. No es, en primer
lugar, una relación arruinada con otras personas. Los versículos 10-18 comienzan y terminan con esta
observación. Versículos 10-11: “Como está escrito: “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No
hay quien busque a Dios”. Y versículo 18: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Todo lo que está
entre estos versículos tiene que ver con el significado del pecado en las relaciones humanas. Pero en el
comienzo y el final “bajo pecado”significa que no tenemos temor de Dios, no le entendemos y no lo
buscamos. Versículo 11: “No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios”.

Fije esto firmemente en su mente, el pecado es principalmente una condición de rebelión contra Dios, no
una condición de hacer mal a otros. Es por ello que es tan triste y tan carente de sentido cuando las
personas argumentan que son muy buenas personas, y por ende no necesitan el evangelio. Lo que quieren
decir es que tratan a otros decentemente: No roban, no matan, no mienten mucho, y dan caridad a
algunos. Pero esta no es la cuestión principal. La cuestión principal es ¿ama usted a Dios con todo su
corazón, con toda su alma, con toda su mente y todas sus fuerzas? ¿Ama usted a su Hijo, Jesucristo? Dios
es la persona más importante en el universo. No es una señal de virtud hacer buenas acciones por las
personas, mientras no se siente amor, o reverencia, o pasión por Dios.

El pecado es, primera y fundamentalmente, una resistencia a encontrar gozo en Dios. Y esa resistencia
trae como resultado una mente oscurecida, que luego detiene y no entiende a Dios. Y así, la mente que
está “bajo pecado” no busca a Dios y no le conoce ni le teme. No importa lo que hagamos por las
personas; si tratamos al Rey del Universo con desdén, podemos saber que estamos profundamente “bajo
pecado”.

2. Relaciones Arruinadas con las Personas

Estar “bajo pecado” significa que nuestras relaciones con las personas están arruinadas, aun cuando la
común gracia de Dios puede restringirnos de tratar a las personas tan malamente como podríamos. En los
versículos 13-14, Pablo describe la forma en que el pecado arruina nuestras palabras “garganta […]
lengua […] labios […] boca”. Versículo 13-14: “Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura”. Los
sepulcros tienen que ver con la muerte y el veneno es una poción que tiene que ver con la muerte, y eso es
lo que la decepción y la maldición producen: muerte. La boca fue hecha para dar vida. Pero el pecado la
convierte en un lugar de veneno y muerte. ¡Oh, si este diagnóstico de que nuestras vidas están “bajo
pecado” nos hiciera desear ser salvos! ¡Oh, si nos hiciera anhelar tener lenguas y bocas redimidas que den
vida y no muerte!

Después, en los versículos del 15-17, estar “bajo pecado” no es una manera de hablar, sino de actuar:
“Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no
conocieron camino de paz”. Esto es lo que ocurre cuando Dios no es buscado, conocido, o reverenciado.
Si Dios aflojara las bandas de freno que restringen este mundo, él mismo caería en la anarquía. Es por
esto que existen los gobiernos, los policías, y los ejércitos. Por naturaleza tomaríamos venganza a cada
ofensa, y nuestros pies se apresurarían a derramar sangre, si no estuviéramos restringidos. Esto lo vemos,
por ejemplo en el saqueo de las sociedades donde la infraestructura se colapsa. Y lo veremos aquí, porque
eso es lo que significa estar “bajo pecado”. Las relaciones humanas están arruinadas.

3. Buenas Noticias Para Aquellos que Están Bajo Pecado.

Finalmente, si esto es lo que somos nosotros por naturaleza (personas que están bajo pecado, y por lo
tanto, como Romanos 1:18 dice, bajo la ira de Dios) ¿Entonces no es la mejor noticia del mundo saber
que todo el objetivo de Romanos, de la Biblia completa, y de el cristianismo es darnos a conocer que
Dios, en su gran misericordia, ha creado una vía para salvarnos del pecado, del poder del pecado y la
penalidad del pecado? Estamos solo a centímetros de esta salida. Romanos 3:21-22: “Pero ahora, aparte
de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.”

Si hoy usted creyera en Jesucristo, se apartara de sus pecados, y renunciara a todas las formas de auto
salvación, la mismísima justicia de Dios sería suya como un regalo, y reemplazaría su injusticia; por esto
Cristo sufrió y murió en la cruz. Yo le ruego, en el nombre de Cristo, que se reconcilie con Dios. Confíe
en él por su gran obra salvadora.

Jesús es precioso porque elimina nuestra culpa


21 de Febrero de 1982 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:19–26 | Tópico: Justificación
Serie: La Verdad y Hermosura de Jesucristo
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Romanos 3:19–26
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y
todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 21 Pero ahora, aparte
de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su
gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio
de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el
que justifica al que es de la fe de Jesús.

La culpa es una experiencia universal. Todos alguna vez han tenido la mala sensación de no hacer lo que
debieron haber hecho. Hasta los que niegan que exista tal cosa como el bien y el mal, quedan atrapados
por la ley de Dios escrita en sus corazones. Pretenden probar que no existe tal cosa como el bien y el mal
y que todas las éticas son relativas y arbitrarias, pero terminan diciendo que es bueno para estar de
acuerdo con ellos y es malo no estarlo. Nadie jamás ha borrado exitosamente el sentido del deber que
Dios escribe en cada alma humana. Nuestras sensibilidades morales pueden estar tan pervertidas que se
oponen por completo a las de Dios, pero todos sienten que deben hacer ciertas cosas y otras no. Y todos
sabemos que no hemos hecho todo lo que debimos haber hecho, o sentido lo que debimos haber sentido.
Y alguna que otra vez esto nos ha hecho sentir mal. A dejar de hacer lo que debimos haber hecho, lo
llamamos: culpa. Y a los malos sentimientos que a menudo le acompañan, les llamamos: sentimientos de
culpa o remordimientos de conciencia.

Si nuestra conciencia es sensible, estos sentimientos pueden producir tanta miseria que podríamos ser
tentados a cometer suicidio. Muy a menudo buscamos otras vías para disminuir el cargo de conciencia.
Existen al menos tres vías por las que las personas contemporáneas tratan de resolver el problema de la
culpa: las intelectuales, las físicas, y las religiosas. Por ejemplo, entre las vías intelectuales existe la
enseñanza de que la culpa se debe a expectativas no reales que ponemos sobre nosotros mismos. Por
supuesto, fallamos y hacemos lo malo, pero somos solo seres humanos y es irrazonable esperar
demasiado de nosotros. Así disminuyen las expectativas puestas en su propia virtud y tendrá menos culpa.
Otro método es decir que nuestros principios morales son anticuados y restrictivos. Son producto del
accionar gastado de la ética protestante, o son residuos de la mojigatez puritanita de las costumbres
victorianas. Usted resolvería sus problemas de culpa si saliera de esa época y dejara de vivir en las
oscuras épocas de la ética. Una de las más asombrosas estrategias para manejar la culpa en los últimos
diez años ha sido la enseñanza de que algunas de las cosas que todos pensamos que eran vicios son, en
realidad, virtudes, ¡y no tenerlas es malo! Como: la codicia, y la intimidación, y la auto exaltación. (Ellen
Goodman tenía una editorial en el periódico Friday’s acerca de seminarios que se ofrecían sobre como
casarse por dinero. Un libro acerca de cómo la intimidación se utiliza para tener éxito en las ventas. Y
todo, desde R.C hasta el queso fresco, es vendido con la palabra YO en letras mayúsculas). Para muchos
ha sido muy prometedor resolver sus problemas de culpa uniéndose a la campaña de convertir los vicios
en virtudes.
Pero aun cuando los 70’s fueron marcados por una asombrosa multiplicación de las estrategias
intelectuales para resolver el problema de la culpa, las tradicionales vías físicas todavía predominan. Para
los que no tienen suficiente cerebro para pensar en una forma de salir de los sentimientos de culpa,
siempre se puede recurrir el alcohol, y más recientemente, otras drogas. Pienso que la mala conciencia es
la raíz principal del alcoholismo. Se puede decir que fue el estrés lo que le llevó a beber, o que fue el
dolor y la soledad lo que le llevó a beber. Pero ¿no es que sintieron que en lo profundo debieron ser
capaces de poder con el estrés, y el dolor, y la soledad; y que lo que querían ahogar era la creciente culpa
de su fracaso? Por supuesto, el alcohol y las drogas no son las únicas vías para escapar de la culpa.
Algunas personas hablan, hablan incesantemente, y nunca escuchan en silencio, no sea que escuchen algo
que no quieren oír. Algunas personas se dedican día y noche a los juegos, y a los pasatiempos, y a los
deportes. Algunas mantienen la televisión encendida todo el día para crear una lluvia constante de sonido
e imágenes en sus mentes que los proteja de lo que Simón y Garfunkel llamaron “Los inquietantes sonidos
del silencio.”

Pero la táctica más antigua y reverenciada para evitar la miseria de la culpa, es la religión. Esta táctica
puede ser la más engañosa, porque es la que más se acerca a la verdad. Reconoce lo que generalmente
ignoran las estrategias intelectuales y físicas: que la causa suprema de la culpa es que existe un Dios justo
cuya voluntad para sus criaturas es ignorada o desobedecida. Reconoce que bajo cada remordimiento de
conciencia en el alma humana está la silenciosa, y a menudo inexpresada convicción, “He ido en contra
de Dios”. Los caminos o modos que la religión ha desarrollado para lidiar con ésta culpa, es tratar de
aplacar o apaciguar a Dios con buenas obras o rituales religiosos. Los religiosos conocen que tienen una
gran deuda con Dios debido a su desobediencia. Pero a menudo cometen el terrible error de pensar que
pueden pagarla mediante las buenas obras y la ejecución de deberes religiosos.

Pienso que si nos tomamos el tiempo, y fuésemos bien cuidadosos, pudiéramos mostrar que ninguna de
estas formas de lidiar con la culpa (intelectual, física, o religiosa), es satisfactoria. Desde la profundidad
de nuestra culpa, nuestras mentes pueden pervertirse fácilmente, pero nuestros corazones no sanan tan
ligeramente. Y en lo profundo, todos nosotros conocemos que existe algo no auténtico en de la auto-
confirmación de las ansias de dólar, e intimidar a los ejecutivos que te conocen bien. Sabemos que el
alcohol, y las drogas, y el entretenimiento compulsivo, y el ruido no son la vía para vivir en paz. Y
debemos saber, los que hemos escuchado el evangelio de Jesucristo, que la deuda que tenemos con Dios
no puede ser pagada por nuestra miserable virtud. Pero en vez de tratar de mostrar la incapacidad de todo
esto, quiero seguir avanzando en lo que comenzamos en los dos últimos mensajes. El punto de los dos
últimos mensajes era que la imagen bíblica de Jesús es verdadera. Está históricamente apoyada y es
defendible. Y es racionalmente convincente para la mente abierta. Jamás hombre alguno ha hablado como
este hombre, Jesús (Juan 7:46). En él se puede confiar, él es verdadero, él sostenía el Antiguo
Testamento, y es él quien habla por su Espíritu en el Nuevo Testamento. Por tanto, es suficiente para
nosotros oír de él, mediante su apóstol, Pablo, como Dios ha lidiado con nuestra culpa. Es la mejor noticia
en todo el mundo. Es la única estrategia que confiesa la verdad de la justicia de Dios y lo profundo de
nuestra deuda ante él. Una vez que usted ha comprendido la manera en que Dios tratar con su culpa,
cualquier otra cosa parecerá ligera, superficial, y completamente inadecuada en comparación, y se
regocijará conmigo en que ‘Jesús es Precioso Porque Elimina Nuestra Culpa.’

Recuerden, no es mi palabra, sino la Palabra de Dios, la Biblia, quien nos muestra el camino.
Examinemos juntos Romanos 3:19-29. Todo lo que quiero hacer es dejar que el texto hable, porque tiene
un poder tremendo para persuadir y conquistar nuestros corazones. Pero permítanme resumir cinco
observaciones del texto, y después las examinaremos más de cerca para seguir la línea del argumento de
Pablo:

• Primera, todos, judíos o gentiles, están personalmente bajo el juicio de Dios por su pecado
(v.19).
• Segunda, la relación resultante de la culpa humana y la indignación divina, no puede arreglarse
mediante las obras de la ley (v.20).
• Tercera, Dios, en su propia iniciativa, se ha encargado de buscar absolución gratuita (vv. 21-24).
• Cuarta, él ha hecho esto poniendo de por medio a su Hijo Jesucristo para que nos redima
mediante su muerte y demuestre la justicia de Dios (vv.24-26).
• Quinta, este regalo de la justificación llega solo a aquellos que confían en Jesús (vv.22, 25,26).

Sigamos ahora la línea del pensamiento de Pablo desde el versículo 19 al 26.

Primero: En Romanos 3:9 Pablo resume la idea que ha expuesto anteriormente: “judíos y a gentiles, […]
todos están bajo pecado”. Todos han pecado y están bajo el horroroso dominio del pecado, todos son
esclavos del pecado (Romanos 6:16). Para ilustrar y respaldar esta idea toma palabras de los Salmos y de
Isaías, y describe la condición pecadora de la especie humana en los versículos 10-18. Luego, en el
versículo 19 dice: “ero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que
toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Nuestra primera observación, por tanto,
es que todos, sin tener en cuenta la raza, están personalmente bajo el juicio de Dios. El problema
universal de la culpa no se debe al hecho de que le hayamos fallado a nuestros compañeros, sino a que
hemos fallado a Dios. Todos los aquí presentes, en esta habitación, están directamente bajo el juicio de
Dios. Dios trata con usted como un individuo, y algún día tendrá que rendirle cuentas de su vida. Ese
debe ser un pensamiento aterrador si va a tratar de lidiar con su culpa mediante uno de estos caminos:
físico, intelectual, o religioso; que mencioné anteriormente. ¡Oh! Cuan necios y trágicos parecerán todos:
“el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2:5). No importa cuan virtuosos
aparezcamos, todos estamos bajo el juicio de Dios, y habrá un ajuste de cuentas para lo que hayamos
hecho, y dicho, y pensado, y sentido. El problema universal de la culpa no trata solo con el cómo
sentirnos mejor, sino cómo estar bien con Dios. Las estratagemas seculares para aliviar la miseria de
nuestra culpa, más tarde o más temprano fallarán, porque ignoran el principal problema de la existencia
humana. Somos culpables ante Dios. Es su ley la que hemos quebrantado. Es de su gloria de la que hemos
sido destituidos (Romanos 3:23). Todos los aquí presentes, en esta habitación, están personalmente bajo
el juicio de Dios, y algún día se encontrarán con él, lo mismo culpables y condenados, que absueltos y
destinados al gozo.
Segundo: El versículo 20 es dado como la base o fundamento del versículo 19: “ya que por las obras de
la ley ningún ser humano será justificado delante de él [Dios]; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado”. Ser justificado significa ser absuelto por Dios, ser declarado libre e inocente,
ser corregidos en relación a Dios de modo que su indignación sea retirada y nuestra rebelión ya no sea
tomada en cuenta. La idea de este versículo es que la absolución nunca será lograda por medio de las
obras de la ley. Esto quiere decir que, si una persona no confía en la gratuita y justificadora misericordia
de Dios, y pretende todavía estar a bien con Dios mediante las obras de la ley, siempre fracasará. El
resultado o efecto será revelar aún más claramente su pecado (Romanos 5:20; 7:7,8; Galatas 3:19).

La conexión entre los versículos 19 y 20 parece ser más o menos así: Cuando las personas no confían en
la misericordia de Dios, pero tratan de utilizar la ley para estar a bien con él, la ley trae a la luz su pecado
y los condena por su incredulidad. Y ya que esto es cierto para todos los humanos (“toda carne”), judíos y
gentiles (v.20), sabemos que cuando la ley habla así a los judíos, también tiene en cuenta a todo el
mundo, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Así que las primeras
dos observaciones son que todos son pecadores y están personalmente bajo el juicio de Dios, y que esta
relación de culpa no puede repararse mediante las obras de la ley.

Tercero: Dios, en su propia iniciativa, se ha encargado de buscar nuestra absolución.

Versículos 21-24: “21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la
ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Olvidando las promesas acerca de la misericordia de Dios que habían en la ley del Antiguo Testamento, y
los llamados al arrepentimiento y a la fe, el verdadero efecto de la ley en general, era exponer y condenar
el pecado (Gálatas 3:21-22). Por tanto, cuando Dios se encargó de manifestar su justicia para nuestra
justificación, lo hizo “aparte de la ley”. Es decir: no dirigió nuestra atención de vuelta a la ley con sus
sacrificios de animales, sino que dirigió nuestra atención hacia su Hijo, al que envió a morir por nuestro
pecado. Romanos 8:3 lo expone así: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la
carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado
en la carne”.
Lo que quiero subrayar bajo esta tercera observación es que Dios no nos ha abandonado para que
lidiemos con nuestra culpa solos, sino que ha tomado la iniciativa mientras todavía éramos pecadores
(Romanos 5:8) de buscar nuestra absolución y dárnosla gratuitamente. La gloria del evangelio es el Único
ante quien somos culpables y condenados, es el mismo que se ha encargado de reemplazar nuestra culpa y
su indignación por justicia y reconciliación. Este acto de Dios que nos pone en una relación correcta para
con él, donde ya no existe la culpa y la condenación, es llamado “justificación” en el versículo 24. Y por
favor, no pierdan de vista el fundamento de la justificación en ese versículo: su fundamento es la gracia y
por tanto es un regalo gratis. Usted no puede ganársela o merecerla por obras. La gracia y las obras se
oponen la una a la otra. Escuchen Romanos 11:5, 6: “Así también aun en este tiempo ha quedado un
remanente escogido por gracia. 6Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. Cuando Pablo dice que
nuestra culpa es eliminada por gracia, quiere decir que es un regalo gratis, y que usted no puede ganárselo
por obras.

Cuarto: Dios produjo el regalo gratuito de la justificación. Los versículos 24 y 25 dicen que fue
“mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre”. ¡Oh, cuan importante es ésta oración! Todos los esfuerzos seculares para lidiar con la
miseria humana de la culpa son impotentes porque ignoran este hecho: La santidad de Dios y su justa
gloria han sido desacreditadas, difamadas, y blasfemadas por nuestro pecado. ¡Es con un Dios Santo con
quien tenemos que encarar nuestra culpa! Y no puede haber justificación, reconciliación, o limpieza de
conciencia, a menos que la santidad de Dios sea honrada y la difamación de su justicia sea reparada. La
urgencia de nuestro problema con la culpa no es que nos sintamos miserables, sino que el nombre de Dios
ha sido blasfemado. Vivimos en una época con una opinión del potencial humano tan horrendamente
inflada, y con una opinión de la santidad de Dios tan minúscula que apenas podemos entender cuál es el
verdadero problema que tenemos con la culpa. El verdadero problema no es: ¿Cómo puede ser Dios
amoroso, y sin embargo condenar a personas con pecados tan pequeños? El verdadero problema es:
¿Cómo puede ser Dios justo, si absuelve a personas tan miserables como nosotros? No puede existir un
remedio duradero para la culpa que no trate con la justa indignación de Dios contra el pecado.

Es por eso que tiene que haber un sacrificio. Y no cualquier sacrificio, ¡Sino el sacrificio del Hijo de
Dios! Nadie más, ni ningún otro acto, podría reparar la difamación hecha a la gloria de Dios por nuestros
pecados. Pero cuando Jesús murió por la gloria del Padre, se hizo la satisfacción. La gloria fue restaurada.
La justicia fue demostrada. De allí en adelante está claro que cuando Dios, por gracia, justifica
gratuitamente a los impíos (Romanos 4:5), no está siendo indiferente a las demandas de la justicia. Todo
está basado en la gran transacción entre el Padre y el Hijo en la mañana del Viernes Santo en el Calvario.
Ningún otro evangelio puede eliminar nuestra culpa porque ningún otro evangelio se corresponde a las
proporciones cósmicas de nuestro pecado en relación a Dios.

La quinta: y última observación es que ahora a este regalo gratuito de la justificación comprada por Jesús
en la cruz, solo llegan a aquellos que confían en él. Después que Pablo dijo en el versículo 21 que Dios
había manifestado su justicia aparte de la ley, define esa justicia en el versículo 22 como “a justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”. (cf. Filipenses 3:9), luego, en el
versículo 25 dice que Cristo es una expiación (o propiciación) “por medio de la fe”o “que se recibe por la
fe.” Finalmente dice en el versículo 26 que Dios “justifica al que es de la fe de Jesús”. De modo que la
enseñanza de la Palabra de Dios está clara y éste es el evangelio: Cualquiera que confíe en Jesús para
justificación la tendrá gratuitamente.

Esto es a la vez lo más difícil y lo más fácil de hacer para un humano. Es difícil porque significa
reconocer en su corazón que es culpable ante Dios y que no hay nada que pueda hacer para resolver el
problema. A los seres humanos no les gusta pensar así de sí mismos. Y así el potencial humano tiene un
despertar y el verdadero problema con la culpa sigue sin resolverse para la mayoría de las personas. La fe
salvadora que es en Jesucristo es difícil porque nace de la desesperación, y lejos de la gracia de Dios los
humanos odian admitir que están desesperados.

Pero, por otro lado, ¿qué podría ser más fácil que la fe? No requiere una fuerza extraordinaria, o una
belleza extraordinaria, ni una inteligencia extraordinaria. Nadie tendrá como excusa en el día del juicio
que el camino para la salvación era muy difícil. Dios simplemente dirá: ‘Teníais que volveros y haceros
como niños (Mateo 18:3), y confiar en mí para que te cuidara. ¿Era tan difícil? ¿Era tan difícil inclinarse
hacia mí, descansar en mis promesas, y tener en cuenta la obra que Jesús realizó? ¿Era tan difícil aceptar
un regalo gratis? ¿Apreciar la perla del perdón? ¿Amar al salvador que murió por ti?’ ¡Es gratis! ¡Es
gratis! ¡Es gratis! ¡Confiesa tu necesidad y descansa en él!
Y ahora, concluyendo, permítanme resumir estas cinco observaciones. Y recuerden que vienen de un
apóstol de Jesús Cristo que vio al Señor, y que fue encomendado por el Señor para revelar los misterios
de Dios (Efesios 3:3-5). Estas no son fábulas ingeniosamente ideadas. Son verdades que tienen sus raíces
en la historia y que vienen del Jesús resucitado y confirmado por Dios. Primera, todos los seres humanos
están personalmente bajo el juicio de Dios por su pecado (v.19). Segunda, la culpa resultante del hombre
y la justa indignación de Dios no se puede reparar por las obras de la ley (v.20). Tercera, Dios, en su
propia iniciativa, desarrolló nuestra justificación mediante la gracia y la ofrece como un regalo gratis
(vv.21-24). Cuarta, esto lo hizo enviando a su Hijo, Jesús, a redimirnos mediante su muerte y para
demostrar la justicia de Dios (vv.24-26). Quinta y última, este regalo que es la justificación, la
eliminación de nuestra culpa y de la ira de Dios, llega solo a aquellos que confían en Jesús (vv. 22, 25,
26). Les insto en el nombre de Cristo, a que se reconcilien con Dios (2da a los Corintios 5:20). Apártense
de todas las tácticas intelectuales, físicas, y religiosas que el mundo utiliza para evadir su culpa, y
descansen en Jesús. Jesús es precioso porque solo él elimina nuestra culpa.

Toda boca se cierra y todo el mundo bajo el juicio


de Dios
Domingo de ramos
28 de Marzo de 1999 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:19–20 | Tópico: El Poder y los Efectos del Pecado
Serie: Romanos: La Carta más Grandiosa Jamás Escrita
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Romanos 3:19–20
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y
todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Todo el Mundo Bajo el Juicio de Dios

Es apropiado que lleguemos al final de esta gran sección acerca del pecado universal y la culpa el
domingo antes del Viernes Santo. El Viernes Santo fue cuando Jesús murió por nuestros pecados. Y todo
lo que hemos estado examinando en el libro de Romanos durante el último año, es para mostrar cuan
necesaria, y cuan hermosa son las Buenas Nuevas de que Jesús murió por nosotros. Y, a medida que
dedicamos un mensaje más a está sección, esperamos que el mismo sea para usted una profunda obra de
preparación para el evangelio en su vida. Que le haga amar el evangelio. Que le haga danzar de gozo
porque no es solo un pecador, sino un pecador salvo. Que haga de usted un evangelista (un mensajero de
perdón y de esperanza) para todo aquel que conozca.

Recuerdan que la última semana llegamos a Romanos 3:9 y a la gran declaración resumen: “¿Somos
nosotros [los judíos] mejores que ellos [los gentiles]? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a
judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”. Todo el mundo está bajo pecado. Todos están bajo el
dominio y poder del pecado. Después, en los versículos 10 al 18, vienen seis citas del Antiguo
Testamento para respaldar que no hay justo, ni aun uno.

Y ahora vienen las últimas declaraciones a modo de resumen en los versículos 19 al 20. Y están llenas de
importantes implicaciones para nuestras vidas y para el mundo completo. Esta es una de las cosas
grandiosas acerca del CRISTIANISMO. No es una religión estrecha, provinciana o trivial. Declara cosas
que tienen que ver con el mundo completo. “ero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que
están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (versículo
19). Es posible que la ley sea escrita para un pueblo específicamente, los judíos, pero el propósito de la
ley es cerrar todas las bocas y hacer que el mundo entero quede bajo el juicio de Dios (o sea culpable ante
Dios).

Implicaciones

He aquí algunas de las implicaciones a las que regresaremos después:

1) Todos en el mundo son culpables ante Dios.


2) Ninguna boca en cualquier parte del mundo (desde la tribu primitiva, hasta la sala de conferencia de la
universidad) será capaz de levantar una objeción legítima contra el juicio de Dios. Toda boca será
cerrada.

3) Las bocas que levantan objeciones contra Dios ahora, un día serán silenciadas. Todas las bocas serán
cerradas.

4) Por tanto, no teman la voz del hombre. Todas sus protestas cesarán. Témanle a Dios.

5) Recuerden que sus propios corazones son pecaminosos y que sus propias bocas serán calladas, así que,
mientras haya tiempo todavía, vuélvanse a Cristo y, como dice el versículo 22, reciban “la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él” ¿Ven ese gran momento decisivo en
los versículos 21-22? “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la
ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él. Porque no hay diferencia”.

Los Pasos del Argumento de Pablo

Pero antes de que reflexionemos acerca de algunas de estas implicaciones más de cerca, razonen conmigo
acerca de la forma en que Pablo une sus pensamientos en estos dos versículos (19 y 20). Estos asuntos del
pecado y de la ley y de la justificación son más importantes que cualquiera de las cosas que usted oiga en
las noticias hoy. Y si consigue que estos grandes asuntos queden grabados en su cerebro y tallados en su
corazón, será un cristiano fuerte, sólido, duradero, profundo, y feliz.

En esta explicación pueden ver cuatro pasos muy claramente debido a la forma en que Pablo une sus
pensamientos.

Paso 1: Versículo 19a: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley”. Así,
los primeros y principales oidores de la ley de Dios son los judíos que han sido llamados a recibir la
palabra de Dios (3:1).
Paso 2: versículo 19b “…para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. El
objetivo y efecto de hablarle a un pueblo escogido y privilegiado (los judíos) es cerrar las bocas de todos
los pueblos.
Paso 3: Versículo 20a: “[todas las bocas son cerradas] ya que por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de él”. Es por esto que todas las bocas son cerradas. Regresaremos e intentaremos
explicar por qué es esto.
Paso 4: Versículo 20b: “[por las obras de la ley ningún ser humano será justificado]…porque por medio
de la ley es el conocimiento del pecado”.

Por Medio de la Ley es el Conocimiento del Pecado

Labremos ahora nuestro camino de regreso a través de este texto para ver cómo funciona cada parte de
este argumento: “…porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” ¿Qué quiere decir esto?
Ustedes podrían pensar: Bueno, es fácil, significa que la ley nos habla del pecado; nos enseña qué es el
pecado y nos muestra cómo vivir y cómo no. La ley dice, “No mentirás…No robarás…No matarás…” y
así sigue.

Pero no creo que sea eso lo que signifique. Porque ese significado no dejará que el argumento funcione.
El versículo 19b es la razón que explica el 19a. Probémoslo entonces: ‘Por las obras de la ley ningún ser
humano será justificado delante de él; porque la ley enseña qué es el pecado. Porque la ley nos enseña a
no robar, a no mentir, a no matar’. No creo que esto funcione. El hecho de que la ley nos enseñe qué es el
pecado, no nos muestra porque no podemos ser justificados por las obras de la ley. En el versículo 20b
tiene que haber más que una mera información acerca de la ley.

Podemos verlo en Romanos 7:7-8, “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo
no conocí el pecado sino por la ley [Nota: he aquí lo que significa Romanos 3:20b: la ley trae consigo el
conocimiento del pecado]; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8Mas
el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado
está muerto”. Es decir, sin ley el pecado descansa, en un amplio sentido, inactivo e irreconocido.
Aquí está: Por medio de la ley es el conocimiento del pecado (3:20b lo dice); ¿Cómo? Bueno, cuando la
ley se encuentra con un corazón no regenerado (es decir, una persona sin el Espíritu Santo y sin fe), el
efecto es que la misma muestra la rebelión que yace en nuestros corazones; hace que nuestra rebelión
contra Dios y su ley, sea conocida; la ley produce esto. El pecado se levanta en la presencia de la ley y se
muestra a sí mismo con vivos colores.

Es como un adolescente que va al buzón a recoger la correspondencia. La trae para adentro de la casa y la
pone sobre la mesa. Hecha un vistazo, no encuentra nada para ella, y comienza a retirarse. No hay ningún
deseo malsano aquí, ¿Bien? Pero luego nota en la parte superior de una de las postales las palabras: ‘¡sólo
para los padres!’. Repentinamente surge un deseo por leer la postal. ¿Son esas palabras en la postal,
pecado? No. Pero por esas palabras viene el conocimiento del pecado. De repente lo que yacía inactivo en
el corazón, se muestra para estar ahí realmente (el deseo de leer lo que no se debe leer).

Así ocurre con la ley. Levanta la resistencia en cualquier parte del corazón que el Espíritu Santo no
gobierne. Recuerden de algunas semanas atrás: Ley - Espíritu = Letra. Y la letra mata (cf. Romanos 7:6;
2da a los Corintios 3:6).

Por las Obras de la Ley no Hay Justificación

Ahora podemos ver la conexión con el paso tres de la explicación de Pablo (3:20a). “por las obras de la
ley ningún ser humano será justificado delante de él” ¿Por qué? Porque donde quiera que la ley se
encuentre con un corazón no regenerado (sin el Espíritu), despertará resistencia, no fe. Ella provoca el
pecado, no lo vence, lo muestra, hace que sea conocido: “porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado”. Así que la ley no trae consigo justificación, trae condenación. No pone a nadie a bien con
Dios porque no tiene el poder para hacer eso. ¿Por qué? ¿Por qué la ley solo saca a colación nuestra
pecaminosidad y la hace más evidente? ¿Por qué no tiene poder para traer, o dar justicia?

La respuesta la encontraremos en Romanos 8:3: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne”. Note: La ley no es defectuosa en sí.

Pero Romanos 8:3 dice, es débil por la carne, o sea, a causa de nuestra condición no regenerada. Es por
eso que, por las obras de la ley, nadie va a conseguir estar a bien con Dios. A la ley sin el Espíritu se le
llama “letra” y la letra mata (2da a los Corintios 3:6). Por si sola la ley solo trae consigo pecado, no fe, y
cuando lo hace, produce muerte, no vida (Romanos 7:9-10). De modo que la ley no puede justificarnos,
solo puede condenarnos; a no ser que Cristo cargue con nuestra condenación y derrame al Espíritu sobre
nuestras vidas Ya tenemos los pasos tres y cuatro: La ley despierta el pecado, no la fe, cuando se
encuentra con carne natural (el corazón no regenerado); y por tanto, por las obras de la ley nadie será
justificado. La ley no puede hacerlo. La ley es débil por la carne (Romanos 8:3).

Por Medio de la Ley Vino el Conocimiento del Pecado

Ahora bien, todavía retrocediendo en el argumento de Pablo, ¿Cómo estos dos pasos (3 y 4) nos ayudan a
entender en el versículo 19 los primeros dos pasos en el argumento o explicación de Pablo? En el
versículo 19 había dicho que “todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda
boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios [literalmente: culpable ante Dios]”.

Los judíos han tenido tantas ventajas espirituales sobre los demás pueblos, que si alguien pudiera
beneficiarse de la ley de Dios, si alguien pudiera ser justificado por medio de la ley de Dios, entonces
seguramente serían ellos. Pero no fueron justificados por las obras de la ley. ¿Por qué? Porque por medio
de la ley vino el conocimiento del pecado (la ley era débil por la carne), solo despertaba pecado y
rebelión, no fe (Romanos 8:7-8; 9:32).

Si esto fue lo que ocurrió entre el pueblo que tenía las más grandes ventajas; si los judíos son tan
pecadores que la “santa”, “justa”, “buena”, y “espiritual” “ley de Dios” (Romanos 7:12,14) puede, por sí
sola, despertar pecado y rebelión, en lugar de fe, entonces no existe razón alguna para creer que el resto
del mundo respondería mejor. De modo que la lección de la respuesta de Israel a la ley de Dios es que
toda boca es cerrada y todo el mundo es culpable ante Dios. Si Israel no puede ser justificado por las
obras de la ley, nadie puede.
Consecuencias

Ese es el argumento de Pablo cuando llega al final de esta gran sección de la carta a los Romanos. Así que
escuchemos las implicaciones una vez más.

1) Todos en el mundo son culpables ante Dios. Esta es la gran lección de estos tres primeros capítulos. Yo
soy culpable. Usted es culpable. Todos en su familia son culpables. Todos en su escuela y en su trabajo
son culpables. El dependiente de la tienda es culpable. El chofer del ómnibus es culpable. Su vecino es
culpable. Y todas las personas en Yugoslavia, Kosovo, China, en Guinea, y en Honduras, son culpables
ante Dios. Esto debería hacerle tomar conciencia de sí mismo y de todos los demás que conoce. Este es
un hecho que no está en algún corriculun de una escuela pública, aunque es un hecho más importante que
cualquier otro hecho que ellas enseñen. Aférrense a esta verdad, que haga de usted un sabio y penetrante
consejero, que haga de usted un guía hacia Dios.

2) Ninguna boca en cualquier parte del mundo, desde la tribu primitiva hasta la sala de conferencia de la
universidad, será capaz de levantar una objeción legítima contra el juicio de Dios. Toda boca será cerrada.
Dios ha puesto numerosos lecciones en el mundo para mostrarle al mundo que somos culpables. Nosotros
hemos visto al menos tres.

Una en el capítulo uno, las lecciones de la naturaleza: Romanos 1:20, “Porque las cosas invisibles de él,
su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas
por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

Otra en el capítulo dos, las lecciones de la conciencia: Romanos 2:15, “mostrando la obra de la ley escrita
en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”.

Y ahora otra en el capítulo tres, el las lecciones de Israel, Romanos 3:19, “Pero sabemos que todo lo que
la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el
juicio de Dios”.

El punto de todas estas lecciones para las naciones es que toda boca se cerrará y no habrá ni una objeción
legítima que sea levantada contra la justicia de Dios en el día del juicio. Póngase a bien con él ahora,
porque ninguno expondrá un argumento contra él en el último día.

3) Las bocas que levantan objeciones contra Dios ahora, un día serán cerradas. Todas las bocas serán
cerradas. ¡Oh, cuan grande son las jactancias de los minúsculos hombres en estos días! ‘¿Dónde está
Dios?’, dicen. Pero solo por poco tiempo. Después perecen y se encuentran con él. Y sus bocas son
cerradas. Toda jactancia será silenciada. Como dice Isaías 2:17, “La altivez del hombre será abatida, y la
soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día”.

4) Por tanto no teman a la voz del hombre. Todas sus protestas cesarán. Témanle a Dios. ¡Oh, oro para
que Dios nos dé una forma totalmente inundada en Dios de ver el mundo! ¡Oro para que miremos a cada
escarnio avasallador sobre Dios y digamos: esto será silenciado! “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y
aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14).

5) Finalmente, recuerde que su corazón es pecaminoso, y que si no fuera por el poder y la gracia
regeneradora del Espíritu Santo, usted y yo seríamos tan rebeldes como cualquier hombre en el mundo.
Recuerde que su propia boca será cerrada. Así que, mientras aun exista tiempo, vuélvase a Cristo, como
dice el versículo 22, reciba “a justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen
en él”.

El Gran Momento Decisivo

Consideren el gran momento decisivo de esta carta en los versículos 21-22: “Pero ahora, aparte de la ley
[que es débil por nuestra carne rebelde], se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por
los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
“la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

Crea en Cristo por su justicia. Confíe en él. Inclínese a él y no hacia usted mismo. La justicia es un regalo.
Usted no puede ganársela. Confíe en él.
¿Cómo puede ser correcto para Dios justificar al impío?
7 de Septiembre de 1980 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:20–4:5 | Tópico: Justificación
Serie: Verdad Esencial para la Vida Cristiana
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Romanos 3:20–4:5
En el corazón de nuestro evangelio hay una verdad que a primera vista ofende el sentido judicial de las
personas perspicaces. Ese sentido judicial está expresado por el sabio del Antiguo Testamento en
Proverbios 17:15 el cual dice, “El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos son
igualmente abominación a Jehová”. (cf. Proverbios 24:24). Nosotros derribamos llenos de indignación a
los jueces que absuelven al culpable. Nuestra sensibilidad moral es ultrajada cuando al mal y la culpa no
se le dan sanciones legales. Sin embargo en el corazón de nuestro evangelio permanece la oración: Dios
justifica al impío que cree en Él. Dios absuelve al culpable. ¡Esto es el evangelio! ¿Pero cómo puede ser
correcto para Dios hacer esto?

¿Por qué se debe reflexionar sobre esta cuestión?

Alguien podría decir, ‘No te preocupes con el por qué Dios es justo cuando hace lo que hace. Si dice que
lo hace, sólo confía en que es lo correcto. No dudes de tu Creador’. Ahora bien, yo admiro una confianza
tan fuerte en la justicia de Dios. Y es cierto que Dios es bastamente más sabio, más elevado, y más
profundo que nosotros, tanto que lo que a primera vista para nosotros puede parecer incorrecto, es
correcto cuando todo lo que Dios conoce es tomado en cuenta. Pero el deseo de conocer cómo puede ser
correcto para Dios absolver al culpable, no fluye necesariamente de la duda. Existen al menos otras dos
razones que nos mueven a hacer esta pregunta:

Una es las ansias de admirar la profundidad de la sabiduría de Dios. Cuando usted admira la perspicacia
fisiológica dentro de los misterios del cuerpo humano, sus preguntas “¿cómo puede ser esto?, ¿cómo
puede ser aquello?” no necesariamente vienen de la duda. Pueden venir del puro deleite que nos
proporciona ver la asombrosa complejidad de la forma en nuestros cuerpos funcionan. Considero una
señal muy importante de que una persona ama a Dios, si desea conocer mejor a Dios, ver aun más
profundo dentro del corazón divino, para admirar y adorar y disfrutar de Dios más intensamente.

La otra razón para querer saber cómo es correcto para Dios justificar al impío, es el deseo de eliminar
tantas piedras de tropiezo innecesarias como sea posible, que nos impidan aprobar razonablemente la
manera de actuar de Dios. El deseo de exonerar a Dios no es malo mientras no distorsionamos su verdad
para hacerlo aceptable ante las personas de mente mundana. Si Dios ha revelado el ‘cómo’ y ‘por qué’ de
su acción, entonces no deberíamos vacilar en explicarlos claramente, para ayudar a las personas a ver, y
así, sincera y razonablemente aprobar la sabiduría y justicia de Dios.

Es obvio por Romanos 3:21-26 que Dios ha dado una respuesta a nuestra pregunta y por tanto debe querer
que la consideremos. Eso es lo que quiero que hagamos ahora en la preparación de nuestro servicio de
Santa Cena. Sigamos el pensamiento de Pablo aquí en estos versículos.

El problema de la justicia de Dios

Hasta el versículo 21 de Romanos 3, Pablo ha mostrado que todos los hombres están bajo pecado y
quedan bajo el juicio de Dios (ese también ha sido el punto de nuestros dos últimos mensajes de los
domingos por la mañana). Ahora Pablo dirige su atención hacia el remedio de la enfermedad universal,
que es el pecado, y al juicio. “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos
los que creen en él”. Esta es la mejor noticia del mundo para quienes sentimos nuestra culpa ante Dios y
conocemos que nuestra justicia es completamente inadecuada para ganar el favor de Dios. La buena
noticia es que Dios, en su gran amor, ha provisto una justicia disponible para todo aquel que encuentre su
confianza para la vida, en Jesucristo. No podemos trabajar para ganarnos este regalo, ameritarlo, o
merecerlo; pero está allí para todo aquel que ponga su esperanza en Cristo. Romanos 4:4-5 deja esto
claro: “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra
[i.e. no trata de ganar, ameritar, o merecerse el regalo de Dios], sino cree en aquel que justifica al impío,
su fe le es contada por justicia”. La buena noticia es que existe un indulto gratuito para el culpable que
deja de tratar de impresionar a Dios y a los hombres, y en lugar de eso, descansa en Jesús. No existe
medicamento humano o recreo que pueda tranquilizar a la conciencia culpable como puede hacerlo esta
verdad. Anhelo que usted la tome para sí y salga hoy de este lugar con la verdad de Cristo.

Pero ahora esta inmensamente buena noticia creaba un problema para el apóstol Pablo, con el cual, con la
ayuda de Dios, lidia en los versículos 24-26. El versículo 24 dice “…siendo justificados gratuitamente por
su gracia”. Pero no se detiene ahí. Va más profundo y da las bases o los cimientos de la justificación. La
absolución del culpable tiene lugar sobre las bases de una transacción divina que ocurre en la experiencia
de Cristo. Esta transacción es llamada “redención” en el versículo 24, es decir, compra o rescate. Algo
ocurrió en la muerte de Jesús que es tan estupendo que sirve como base para perdonar a millones y
millones de pecadores que confían en Cristo. ¿Qué fue lo que ocurrió?

Pablo da la respuesta en los versículos 25 y 26: “… a quien Dios puso como propiciación por medio de
la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados”.

Aquí vemos el problema que la justificación del impío causaba para Pablo. La justicia de Dios está
llamada a ser cuestionada por haber pasado por alto los pecados. Dios está ahora pasando por alto los
pecados de aquellos que confían en Jesús. Y el capítulo 4 en los versículos 6 al 8 muestra que Dios ha
estado haciendo lo mismo durante generaciones, a los que confían en él. “Como también David habla de
la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo: Bienaventurados
aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a
quien el Señor no inculpa de pecado”. Dios ha pasado por alto los pecados de ancianos cuando justificó a
Abraham y a David por fe, y ahora está pasando por alto los pecados de todos los que confíen en Jesús. Y
Pablo dice en el versículo 25 que a causa de esto la justicia de Dios está siendo cuestionada, tanto que
tiene que demostrar su justicia poniendo a Cristo como propiciación mediante la fe en su sangre.

Pero ¿por qué está siendo cuestionada la justicia de Dios cuando pasa por alto los pecados y justifica al
impío? La razón no es que esto confirmará a los pecadores en su perversidad y perpetuará su pecado, fue
evidente por el mensaje del domingo pasado que la fe salvadora siempre transforma al pecador. Dios
siempre santifica a aquellos que justifica. Por tanto, el perdón del culpable no regresa a los violadores a
las calles, produce transformación mediante el Espíritu Santo (lo que es el tema de que quiero hablar el
próximo domingo). Así que la justificación del impío no llama a la justicia del Dios a ser cuestionada
porque podría perpetuar el pecado. La verdadera razón, pienso yo, es que el pecado siempre es un
desprecio hacia la gloria de Dios, y por tanto al Dios pasarlo por alto, parece como si estuviera de acuerdo
en que su gloria carece de valor. Ello hace que Dios parezca como si no fuera honesto consigo mismo.
Ello hace ver a Dios como si ya no tuviera el propósito de demostrar su gloria o preservar su honra. Pero
si Dios niega su propio infinito valor, entonces no solo está dejando de ser verdadero consigo mismo,
sino que también la gloria por la que su pueblo ha esperado es devaluada de su valor supremo. Esto sería
el ultraje supremo y colmo de la injusticia.

La razón por la que pienso que es esta horrible posibilidad la que llama a la justicia de Dios a ser
cuestionada es que en Romanos 3:23 y 1:21, la esencia del pecado parece ser rehusarnos a glorificar y
honrar a Dios. El versículo 23 dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos [o privados] de la
gloria de Dios” Romanos 1:21-23 explica lo que esto quiere decir, “Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias […] profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y
cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles”. El hombre natural siempre se deleita más en la gloria de las cosas creadas que
en la gloria de Dios. Y al hacer eso cambia la gloria de Dios y por lo tanto queda destituido o privado de
ella.

Por tanto, cuando Dios pasa por alto un pecado que tanto menosprecia su gloria parece como si
considerara que su gloria carece de valor. Pero sería incorrecto que Dios no preservara su honra, ni la
mostrara. Él estaría siendo injusto si actuara de esta manera. Ese es el meollo del problema de Pablo con
la justificación del impío. Esto hace ver a Dios (al absolver a personas que han pisoteado su gloria en el
lodo) como si ya no valorara su gloria.

La reivindicación de la justicia de Dios


Su solución, en una palabra, es la muerte de Cristo. Según el versículo 25, Dios pone a Cristo como
propiciación “por medio de […] su sangre”, i.e. por medio de su muerte. ¿Cómo podría Dios mantener el
valor de su propia gloria y todavía ser justo; y, sin embargo, justificar al impío cuyo pecado ha
mancillado y despreciado esa gloria? La respuesta dada en los versículos 25 y 26 es: Enviando a Cristo a
morir y demostrando así la justicia de Dios. Pero ¿cómo la muerte del Hijo de Dios demostraba la justicia
de Dios, su lealtad al valor de su propia gloria?

Pablo no nos explica esto claramente, en detalles, pero pienso que podemos unir brevemente las piezas.
Conocemos de otras Escrituras que todo lo que Jesús hizo en su vida y muerte, lo hizo para la gloria de su
Padre. Por ejemplo, cuando Jesús se aproxima a la hora de Su muerte, dice, “Hora está turbada mi alma;
¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu
nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez” (Juan 12:27-28).
Luego, cuando Judas había partido de la Última Cena, y su muerte era inminente. Dijo, “Ahora es
glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él” (Juan 13:31). Finalmente en la gran oración
de Jesús en Juan 17, ve su muerte como casi completa y dice “o te he glorificado en la tierra [Padre]; he
acabado la obra que me diste que hiciese” (17:4).

Lo que vemos en este texto es que todo lo que Jesús sufrió, lo sufrió para el bien de la gloria de Dios. Por
tanto, todo su dolor, vergüenza, deshonra, y humillación sirvió para magnificar la gloria del Padre, porque
mostró cuan infinitamente valiosa es la gloria de Dios, de manera que una perdida como esa debía ser
sufrida por su bien. Cuando miramos a la terrible muerte que sufrió el perfectamente inocente e
infinitamente valioso Hijo de Dios en la cruz, y escuchamos que sufrió todo eso para que la gloria de su
Padre pudiera ser restaurada, entonces sabemos que Dios no ha negado el valor de su propia gloria. Dios
no ha dejado de ser verdadero consigo mismo, no ha dejado de defender su honra y mostrar su gloria, él
es justo. La horrible muerte del Hijo es el medio por el cual el Padre puede ser ambas cosas, justo, y el
único que justifica al impío que tiene fe en Jesús.

Este es un pensamiento glorioso. Nuestra justificación no está basada en una sentimentalidad débil. Está
basada en la inconmovible Roca de la inaccesible justicia de Dios, demostrada en la muerte y certificada
en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Oro para que la Palabra sea una raíz profunda y una gran
fortaleza a nuestra fe cuando conmemoremos la muerte de nuestro Señor juntos.

Dios vindicó Su justicia en la muerte de Cristo


15 de Marzo de 1992 | por John Piper | Escritura: Romanos 3:21–26 | Tópico: Seguridad de Salvación
Serie: El Propósito Invencible de Dios: Fundamentos de la Total Seguridad
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Romanos 3:21–26
21 Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los
profetas; 22 es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque
no hay distinción; 23 por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, 24 siendo justificados
gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios exhibió
públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque
en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, 26 para demostrar en este
tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.”

Una de las razones por las que resulta difícil comunicar la realidad Bíblica al hombre moderno, secular, es
que la mentalidad bíblica y la mentalidad secular tienen puntos de partida radicalmente diferentes.

Cuando digo “mentalidad secular” no necesariamente quiero significar una mentalidad que margina a
Dios o que en principio niegue que la Biblia sea verdad. Es una mentalidad que comienza con el hombre
como la realidad básica del Universo. Toda su línea de pensamiento se inicia asumiendo que el hombre
tiene derechos básicos, necesidades básicas y expectativas o deseos básicos. Luego, partiendo de este
centro la mente secular interpreta al mundo, con el hombre y sus derechos y necesidades como la medida
de todas las cosas.
Lo que la mentalidad secular considera problemas, son tales según encajen o no con su centro – el hombre
y sus derechos y necesidades y expectativas. Y lo que esta mentalidad llama éxito es visto como éxito
porque encaja con el hombre, sus derechos, necesidades y expectativas.

Esta es la mentalidad con la que nacimos y que nuestra sociedad secular virtualmente refuerza cada hora
de cada día de nuestra vida. Pablo llama a esta mentalidad la “mente puesta en la carne” (Romanos 8:6-7)
y dice que es la manera de pensar del “hombre natural” (1 Corintios 2:14). Es algo tan nuestro que
difícilmente sabemos que está ahí. Simplemente lo damos por hecho – hasta que colisiona con la otra
mentalidad, más específicamente la que menciona la Biblia.

La mentalidad bíblica no es simplemente una mentalidad que incluye a Dios en alguna parte del universo
y dice que la Biblia es veraz. La mentalidad bíblica comienza con un punto de partida radicalmente
diferente, esto es, Dios. Dios es la realidad básica del universo. Él fue antes que nosotros existiéramos – o
mejor, antes que nada existiera. Él es sencillamente la realidad más absoluta.

Y así el esquema mental bíblico comienza asumiendo que Dios es el meollo de la realidad.

Todo razonamiento entonces parte de la convicción de que Dios tiene derechos básicos como el Creador
de todas las cosas. Él tiene metas acordes con su naturaleza y carácter perfecto. Luego, la mentalidad
bíblica, partiendo de este centro interpreta al mundo, con Dios y sus derechos y metas en el centro, como
la medida de todas las cosas.

Y lo que la mentalidad bíblica ve como problemas básicos en el universo, por lo general no son los
mismos problemas que ve la mente secular. Porque los problemas no son las cosas que no encajan con los
derechos y necesidades del hombre, primeramente, sino son los cosas que no encajan con los derechos y
metas de Dios.

Lo que intentamos hacer en estos mensajes mientras nos aproximamos a la Semana Santa, es centrar
nuestra atención en las realidades grandiosas, objetivas, divinas, que no dependen de nosotros y que Dios
ha cumplido para establecer su propósito de salvación invencible. Y al centrarnos en la grandiosa obra de
Dios (en lugar de la nuestra), la meta es vivenciar la certeza plena de la esperanza. La seguridad viene no
sólo al evaluar nuestra participación subjetiva en la salvación, sino y aún más importante, viene de
meditar en el fundamento objetivo de la salvación.

Hemos analizado la obra de Dios de elección por la cual Él escoge quién se unirá a Cristo y vendrá a la fe
(Efesios 1:4). Y hemos analizado la obra de Dios de la predestinación, arraigada en el beneplácito de su
voluntad y cuya mira es la alabanza de su gloria (Efesios 1:5). Y hemos visto que estas realidades no
encajan bien con la mentalidad secular. Porque si empiezas con el hombre y sus derechos y deseos en
lugar de hacerlo con el Creador y sus derechos y metas, los problemas que vas a ver en el universo serán
muy diferentes.

¿Cuál es el acertijo básico del universo? ¿Cómo preservar los derechos del hombre y resolver sus
problemas (por ejemplo, el derecho de la autodeterminación y el problema del sufrimiento)? ¿O es cómo
un Dios infinitamente digno, en completa libertad, puede hacer despliegue de la gama completa de sus
perfecciones – lo que Pablo llama la riqueza de su gloria –, su santidad, poder, sabiduría, justicia, ira,
bondad, verdad y gracia?

Si comienzas con el hombre en el centro (con la tendencia natural del corazón humano de priorizar sus
derechos y deseos), evaluarás las enseñanzas Bíblicas de la elección y predestinación de un modo muy
distinto a como lo harías si empezaras con Dios y con su meta de manifestar todo lo que Él es para que
sea conocido y adorado con una reverencia y temor y gozo que correspondan a todo lo que Él realmente
es en proporción perfecta.

Introduzco el texto de hoy con esta larga reflexión sobre el poder de nuestros puntos de partida, porque el
problema más profundo, para cuya solución se diseñó la muerte de Jesús, es virtualmente incomprensible
para la mentalidad secular. Lo que vemos en el texto de hoy es probablemente la representación más clara
de lo que hemos estado hablando – esto es, que la mente secular centrada en el hombre y la mente bíblica
centrada en Dios ni siquiera coinciden en los problemas a resolver, mucho menos en las soluciones.

No debiera sorprendernos si encontramos en este texto que el problema que Dios estaba resolviendo
mediante la muerte de su Hijo y el problema que a la mente secular le gusta pensar que Él resolvía no son
el mismo.
Vayamos al texto para examinar lo que quiero decir.
Nuestro enfoque de hoy es muy limitado. Hablaremos sobre la muerte de Cristo durante tres semanas,
especialmente sobre su poder para justificar al impío y su poder para reconciliar a los pecadores con Dios.
Pero hoy iremos por debajo de todo eso hasta el fondo – lo que C.E.B. Cranfield llama “el significado
más íntimo de la cruz” (Romanos, Vol. 1, P. 213).

Se encuentra en los versos 25 y 26. Lo que debieran buscar mientras leo esto es cuál es el problema del
universo que la mentalidad bíblica (la mentalidad divina) trata de resolver mediante la muerte de Cristo, y
cómo difiere de los problemas que la mente secular dice que Dios debe resolver.

25 A quien Dios exhibió públicamente (a Cristo) como propiciación (un sacrificio que aleja la ira de Dios
contra los pecadores) por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su
tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente.

Encontremos aquí la esencia del problema más básico que la muerte de Cristo debe resolver. Dios ofreció
a Cristo (lo mandó a morir) para así demostrar su integridad (o justicia). El problema a solucionar era que
Dios por alguna razón parecía injusto y quería reivindicarse a si mismo y limpiar su nombre.

Pero, ¿cuál fue la causa de este problema? ¿Por qué Dios se encuentra ante el problema de estar en la
necesidad de dar reivindicación pública de su justicia? La respuesta está en la última frase del verso
25: “…porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente.”
¿Qué significa esto? Significa que por siglos Dios había hecho lo que el Salmo 103:10 dice, “No nos ha
tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.” Él simplemente las
tolera. Él no las castiga.
El Rey David es un buen ejemplo. En 2 Samuel 12 el profeta Natán lo confronta por haber cometido
adulterio con Betsabé y luego haber hecho matar a su esposo. Natán dice, “¿Por qué has despreciado la
palabra del Señor?” y Dios dice, “¿Por qué me has despreciado?”(2 Samuel 12:9-10).
David siente el reproche de Natán y en el verso 13 responde, “He pecado contra Dios.” A esto Natán
responde, “El Señor ha quitado tu pecado; no morirás.” ¡Así nada más! Adulterio y asesinato pasados por
alto.

Pablo se refiere a esto en Romanos 3:25 como pasar por alto los pecados cometidos anteriormente. Pero,
¿por qué habría de ser esto un problema? ¿La mente secular opina que esto es un problema – que Dios sea
bondadoso con los pecadores? ¿Cuánta gente fuera del ámbito de la influencia Bíblica lucha con el
problema de que un Dios justo y santo haga salir el sol sobre malos y buenos y manda lluvia tanto a justos
como a injustos (Mateo 5:45)? ¿Cuántos batallan con el problema de que Dios sea bueno para con los
pecadores? ¿Cuántos luchan con el hecho de que el perdón que recibieron es una afrenta a la justicia de
Dios?

La mente secular ni siquiera aprecia el problema como lo hace una mentalidad bíblica. ¿Por qué? Porque
el pensamiento de la mente secular tiene un punto de partida radicalmente diferente. No comienza con los
derechos de Dios que es el Creador de exhibir el infinito valor de su gloria. Comienza con el hombre y
supone que Dios se conformará a sus derechos y deseos.

Véase el verso 23: “por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.” Lo que está en juego al
pecar es la gloria de Dios. ¿Recuerdan lo que Dios le dijo a David cuando fue encontrado en
adulterio? “¿Por qué ME has despreciado?”.
David pudo haber dicho, “¿Qué quieres decir, “te he despreciado”? Yo no te desprecié. Yo ni siquiera
estaba pensando en ti. Simplemente estaba encandilado por esta mujer y luego muerto de miedo de que la
gente se iba a enterar. Tú ni siquiera estabas en el cuadro”.

Y Dios hubiera respondido, “El Creador del Universo, el diseñador del matrimonio, la fuente de Vida,
quien te hizo rey, no estaba en el cuadro – seguro. Tú me despreciaste. Todo pecado es un desprecio a Mí
y a mi gloria. Todo pecado es una preferencia por los placeres pasajeros del mundo en lugar de la dicha
eterna de mi compañía. Degradaste mi gloria. Apocaste mi valor. Deshonraste mi nombre. Eso es lo que
significa el pecado – no amar mi gloria sobre todo lo demás.”

El problema de que Dios pase por alto el pecado (y es lo que la mentalidad secular no capta) es que el
valor y la gloria y la justicia de Dios han sido despreciados, y que al pasarlo a él por alto hace que se vea
barato.

Supóngase un grupo de anarquistas que se confabulen para asesinar al Presidente y su gabinete, y que casi
lo logran. Sus bombas destruyen parte de la Casa de gobierno y matan parte del personal, pero el
Presidente escapa por un pelo. Los anarquistas son atrapados y la corte los halla culpables. Pero entonces
ellos piden perdón y la corte entonces suspende sus sentencias y los libera. Lo que comunicarían al
mundo es que la vida del Presidente y su gobierno sobre la nación son de poco valor.

Eso es el mensaje que dá el pasar por alto el pecado: que la gloria y el justo gobierno de Dios son baratos
y sin valor.

Fuera de la revelación divina, la mente natural – la mente secular – no ve o siente este problema. ¿Qué
persona secular pierde el sueño por la injusticia de la bondad de Dios para con los pecadores?

Pero según Romanos, este es el problema más básico que Dios solucionó con la muerte de su Hijo. Lean
de nuevo (v. 25b): “y [la muerte de su Hijo] como demostración de su justicia, porque en su tolerancia (o
paciencia), Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, (v.26) para demostrar en este tiempo
su justicia, a fin de que El sea justo…” Dios sería injusto si pasara por alto los pecados como si el valor de
su gloria fuera nulo.

Pero no lo hizo. Dios vio que su gloria era despreciada por los pecadores – vio su valor apocado y su
nombre deshonrado por nuestros pecados – y en lugar de reivindicar el valor de su gloria dando muerte a
su gente, Él reivindicó su gloria haciendo morir a su Hijo.
Te urjo ahora a que abraces una mentalidad bíblica hoy. Si nunca lo has hecho antes, hazlo ahora. Te urjo
a pensar y sentir la muerte de su Hijo de la manera en que Dios lo hace.

Y esta mentalidad se prueba de la siguiente manera: ¿sientes que, sin la muerte de Jesús, Dios sería
injusto si perdonase tus pecados? ¿Sientes que Él está en su derecho de reivindicar su justicia exigiendo
de nosotros un precio de sufrimiento igual al infinito valor de su gloria, la cual hemos despreciado?

Cuando contemplas la muerte de Cristo, ¿qué sucede? ¿Tu gozo es el producto de interpretar esta
asombrosa obra divina como algo que eleva tu autoestima? ¿O eres impulsado a olvidarte de ti mismo y a
ser llenado de asombro y reverencia y adoración al ver que en la muerte de Cristo está la declaración más
profunda y clara del valor infinito de la gloria de Dios y del Hijo de Dios?

He aquí un gran fundamento objetivo para la completa certeza de la esperanza: el perdón de pecados no
se basa en mi obra o valor finitos, sino en el infinito valor de la justicia de Dios –alianza inquebrantable
que sustenta y revindica la gloria de su nombre.
Apóyate en esto. Construye tu vida sobre esto. Afirma tu esperanza en esto. Y nunca caerás.

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