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El primer imperio del celuloide


Charles Pathé era el hijo de un coracero de la Guardia Imperial de Napoleón III
que se retiró para instalar una salchichería sin demasiada fortuna. Su infancia fue dura,
trabajando de quince a dieciocho horas. Para escapar de la miseria, decidió embarcarse
junto con emigrantes sirios y armenios rumbo al Nuevo Mundo, donde tampoco le
acompaño la buena suerte, donde cogió la fiebre amarilla. Con los bolsillos tan vacíos
como cuando salió de Francia, regresó a su país natal. Un buen día de 1894, paseando
por la feria de Vincennes descubrió el fonógrafo de Edison. Impresionado por dicho
invento, acudió a pedir un crédito de 700 francos para comprar uno y dedicarse como
feriante, donde aquí sí que le sonrió la suerte. Tanto éxito tuvo con dicho aparato, que se
dedicó a la fabricación de dicho invento. Siguiendo los consejos de su madre
moribunda, crea con sus hermanos la empresa familiar Pathé Freres con 24.000 francos
de capital, dedicada a la fabricación y registro de fonógrafos. Además de los fonógrafos,
a Charles le había llamado la atención el Kinetoscopio de Edison y el Cinematografo de
Lumiere. Con la colaboración del mecánico Henri Joly, fabrico una cámara tomavistas,
con la que inició su producción, encabezada por el film Llegada del tren de Vincennes
(1897), seguida de otros títulos de diversa temática como Ejecución capital en Berlín,
el nacimiento de Venus, etc.
Pathé, al igual que Edison, dominaba la producción de fonógrafos, por lo que era
lógico que ambos intentasen crear el fonofilm al sincronizar el cinematógrafo y el
fonógrafo. Pathé sería el que le diera a la industria del cine ese carácter verdaderamente
de negocio, con productores y técnicos a sueldo en sus estudios de Vincennes, que lance
las primeras estrellas del cine mudo, como Max Linder, que cree el primer periódico
con imágenes y que su orgulloso gallo, fuese el emblema de toda una concepción de
hacer cine en Francia. Esta actitud industrial de Pathé, le hizo desentenderse del proceso
creativo, desvinculando su nombre de los aspectos artísticos y creadores de sus
películas. Sería su empleado Zecca quien pasaría a la posteridad en este campo. De
origen corso e hijo de un tramoyista, sería elegido por recomendación de la cocinera de
Pathé, por su excelente dicción, con la cual se grabarían los discursos de los jefes de
estado y otras personalidades. Trabajó poco después como explicador de las películas de
la casa, para posteriormente ser actor en La muet melomane (1899) que se trataba de
una película con voz sincronizada. Con estos pequeños trabajos, supo ganarse la
confianza de su jefe, convirtiéndose en su mano derecha. Zecca aborda el tema de la
fantasía, como una fantasía posible. Utilizaba los trucos de cámara, no como un fin en sí
mismo, sino como un respaldo de la narrativa de la obra que estaba rodando, un
refuerzo a su comprensión. Intento separara el cine del mundo del teatro, por lo que la
cámara deja de ser un espectador en la platea para rodarse en ocasiones un plano
americano o de ¾. En El amante de la luna interrumpe un plano general del borracho,
para enfocar el picaporte de la puerta que éste está intentando abrir. Se ha comentado
que se copió de la escuela de Brighton en este proceder. Dicha película acaba con el
borracho despertando, para hacer entender que todo lo visto, no era más que un sueño.
En Un idylle sous un tunnel (1901) aparece un paisaje que desfila tras la ventanilla de
un vagón de tercera. Zecca compuso esta escena, reservando en la película la zona en la
que debía hallarse la ventana del vagón, impresionando más tarde en esta zona un
paisaje real. Como se puede ver, el trucaje no es un fin, sino un medio.
En los catálogos de Pathé aparecieron bajo el nombre de “escenas dramáticas o
realistas”, con títulos tan sugerentes como Historia de un crimen (1901) que, con sus
110 metros, hizo que la Pathé crease el primer drama de la historia del cine. Un apache
patilludo ataca y mata al vigilante de un banco. El asesino es detenido en un café.
Dramática confrontación del asesino y el asesinado en la morgue. En la prisión, el
detenido evoca escenas de su pasado. Ultimo día del condenado a muerte y ejecución.
Se avisa de que no asistan niños a esta película, cosa inútil ya que la censura había
actuado contra esta película juzgada “demasiado realista”. También resulta inevitable
referirse a Zola para explicar otra cinta naturalista de Zecca como es Las victimas del
alcohol donde un obrero alcohólico consume sus últimos días de vida en un manicomio.
Pero, no debemos olvidar de que era un espectáculo también para niños, a los
que Meliés atendió perfectamente con sus obras, Zecca en cambio, creo obras adaptadas
al recio paladar del pueblo. Por ello, al igual que las novelas folletinescas de principios
del siglo XIX que alargaban su longitud indefinidamente, en algunas de las películas de
Zecca se acusa una trama similar. También rodaría documentales amañados, pues se
recuerda su relación con la escuela de Brighton, donde se narra, por ejemplo, la
catástrofe de la Martinica o la muerte de León XIII. En la fecundidad de sus obras, tocó
casi todos los géneros, no podríamos olvidar la temática religiosa. Su Vida, Pasión y
Muerte de nuestro señor Jesucristo rodada entre 1902 y 1905, pasa por ser una de sus
obras maestras. En 1913, mientras el gallo de la Pathé se enseñoreaba ante el primer
trust cinematográfico de Europa, Zecca se retiraba de la producción para incorporarse a
los servicios administrativos y comerciales de la firma. En su momento de apogeo,
Pathé llegara a suministrar a los Estados Unidos, más películas que el resto de la
producción americana junta, pero este dominio empezó a cuartearse en 1918.
Pero, Pathé no fue el único productor de películas francés. León Gaumont sería
su peligroso contrincante, se dedicaba a la producción y venta de aparatos
cinematográficos, pero la evolución del negocio le hizo orientarse hacia el rodaje de
películas. Sería su secretaria Alice Guy quien se convertiría en improvisada directora,
iniciando la producción de Gaumont en 1898 con Les mesaventures d´une tete de
veau. Poco a poco, la empresa fue creciendo, hasta alcanzar el volumen de negocio de
30 millones de francos en 1914.

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