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DE LO FANTÁSTICO
Juan Agustín Mancebo Roca
Dpto. de Hª del Arte. Universidad de Castilla-La Mancha
DOI: 10.13140/RG.2.2.17576.65289
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FRITZ LANG Y LOS TERRITORIOS DE LO FANTÁSTICO
Cuando la gente se enfrenta con dificultades en el mundo real, se vuelve hacia los
medios populares de entretenimiento. Los alemanes se refugiaron en mundos que no
eran el suyo propio, y las películas que trataban de la fantasía y lo sobrenatural,
criminales poderosos y aventuras en parajes remotos, eran especialmente populares.
Fritz Lang1
2 GONZÁLEZ REQUENA, J., Clásico, manierista, postclásico, Trama y Fondo, Madrid, 2008.
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artes plásticas y realizó sus estudios en la Realschule, una escuela
técnica de carácter artístico y, para complacer a su padre, se inscribió
en la Techische Hochschule de Viena donde estudió arquitectura. Sin el
consentimiento familiar, abandonó la carrera para dedicarse a la
pintura mientras frecuentaba los cabarés y disfrutaba de la vida
bohemia. Cuando su padre se enteró, decidió sancionar su actitud, lo
que provocó una ruptura en sus relaciones y el comienzo del itinerario
nómada del futuro cineasta.
Lang prosiguió sus estudios artísticos en Núremberg y en la
Staatliche Kunstgewerbeschule de Múnich, centro neurálgico del arte
europeo del periodo. En la capital bávara concibió un extraordinario
viaje alrededor del mundo que le llevaría desde Alemania a Bélgica y
de ahí a los Países Bajos, Rusia, Asia Menor, el norte de África, China
y Japón, además de la isla de Bali. Después de establecerse en París
para vivir como pintor en Montmartre, viajaría a Marruecos, Egipto y
Asia menor3. Lang financiaba sus desplazamientos como lo había
hecho Alberto Durero cuatro siglos antes, vendiendo dibujos y obras
de pequeño formato. Además, enviaba ilustraciones a periódicos y a
revistas europeas para completar sus ingresos.
Lang tuvo un primer acercamiento relevante al cine en Bélgica
en 1909, y en París continuó observando el fenómeno con interés. El
medio se había perfeccionado desde las exhibiciones de las barracas de
feria y Lang comprendió sus posibilidades como evolución de la
pintura, “la película en cuanto cuadro vivo”4. En los últimos años de la
Gran Guerra concibió guiones para el productor Joe May y trabajó
como actor para conocer todo lo relacionado con el cine. Erich Pommer
observó que no tenía ninguna experiencia cinematográfica y le
aconsejó familiarizarse con la cámara, lo que supuso un periodo de
infatigable trabajo que le caracterizó de por vida. Una aptitud que
3 MÉNDEZ LEITE, F., Fritz Lang. Su vida y su cine, Daimón, Barcelona, 1980, pp. 19-20.
4 EIBEL, A., El cine de Fritz Lang, Era, México, 1968, p. 10.
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fascinó a Pommer fue su mirada pictórica: “Lang veía con ojo de pintor
que el objetivo fotográfico debía servir, con ayuda de los efectos de luz
y de sombra, y de la historia y sus trasfondos, para crear una tonalidad
fílmica”5.
En 1919 Otto Rippert rodó dos de sus argumentos, Die Pest in
Florenz (La peste en Florencia) y Der Totentanz (Danza de la Muerte), que
señalarían su pesimismo determinista. Ese año, empeñado en la
adaptación de sus guiones, Lang dirigió Halbblut (La mestiza) y Der
Herr der Liebe (El maestro del amor), además de su primera obra
relevante, Die Spinnen (Las arañas). El gusto por el orientalismo de sus
viajes se tradujo en una versión de Madame Butterfly titulada Harakiri.
Pommer le encargó la dirección de Das Cabinet des Dr. Caligari (El
gabiente del doctor Caligari, 1919) y trabajó en el guion y en su estructura,
pese a que el proyecto lo llevó a cabo Robert Wiene. Lang lo rechazó
por Las arañas y por las tendencias expresionistas que el productor
quería enfatizar en el filme. Fue el primer disenso del director con el
expresionismo en boga. Pese a inscribirse dentro de su corriente, Lang
mantuvo una prudente distancia con el expresionismo, que juzgó como
un juego visual, como mantenía el personaje del doctor Mabuse: “El
expresionismo es un juego. ¿Por qué no? Hoy día todo es un juego”.
El fantástico trascendente
Nunca hubo una época más turbadora por la desesperación y por el horror a
la muerte, nunca tan sepulcral silencio ha reinado en el mundo, nunca el
hombre fue tan pequeño, nunca estuvo más inquieto.
Hermann Barr, 19166
7 Según el título de la edición de José María Micó. ALIGHIERI, D., Comedia, Acantilado,
Barcelona, 2018.
8 SÁNCHEZ TIERRASECA, M., “Un proyecto cosmogónico con forma humana”, Eviterna,
9 SÁNCHEZ, E. S., “Las tres luces”, en GARCI, J. L (ed.), Fritz Lang Universum, Notorius,
Madrid, 2016, p. 46.
10 EIBEL, A., op. cit., p.16.
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norteamericana, tendría una decisiva influencia hasta la actualidad.
Posteriormente, insertaría las historias orientales de los episodios de la
Venecia del siglo XVII, el Bagdad del siglo IX y la China pretérita,
capítulo que desarrollaba lo fantástico a través del ejército en miniatura
y la alfombra voladora. Además, para su recreación, fue esencial la
colaboración de los escenógrafos Herlth y Warm que se basaron en la
pintura popular para trasladar su universo a la pantalla.
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novela de su mujer, la escritora Thea von Harbou, Das Nibelungenbuch
(Drei Masken, Múnich, 1924) extractaba el Nibelungenlied (Cantar de los
Nibelungos) —cantar de gesta germánico escrito en el siglo XIII—.
Lang confesó que el tema le interesó como algo meramente decorativo,
por lo que la estética del filme está subordinada a su espacialidad
geométrica y observó las relaciones entre el cuerpo y arquitectura,
creando una totalidad visual relacionada con el trabajo de Adolphe
Appia y Edward Gordon-Craig en la configuración de la mitología
teutona. Las escenografías de Erich Kettelhut y Karl Vollbrech estaban
basadas en la pintura de Arnold Böcklin y en las ilustraciones que Carl
Otto Czeschka realizó para el libro en 1920. La primera parte está
condicionada por la geometría mientas que la segunda establece un
desequilibrio que traslada la inestabilidad emocional al espectador11.
Ese recurso asincrónico de las formas contemporáneas para construir
el pasado “no supone ninguna merma en su fidelidad”12.
Lang reconoció que la imposibilidad de filmar en entornos
naturales provocó que la cabalgata de Sigfrido estuviera influida por lo
pictórico. En cualquier caso, el simbolismo operaba como núcleo
constructivo de sus modelos fantásticos, una problemática sobre la que
el director pretendía enfatizar el contraste de “cuatro mundos
completamente encerrados en sí mismos, y casi antagónicos; y llevar
hasta un máximo de intensidad cada uno de ellos”13: el mundo de
Worms; el de Sigfrido; el de Brunilda y el de los hunos. Los Nibelungos
fue una de las primeras recreaciones mitológicas determinadas por la
relación de los personajes con la arquitectura y, como las películas
inspiradas por Caligari, los decorados eran parte esencial de la acción
Tanto Las tres luces como Los Nibelungos fueron rodadas en
periodos relevantes de la historia alemana. La primera, reaccionaba
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contra la barbarie bélica y la segunda se realizó cuando el país buscaba
referentes culturales, una idea que había reivindicado la constitución
de la UFA y que alojaba el germen de la catástrofe de los años
venideros.
Fritz Lang estableció con Thea von Harbou los parámetros del futuro
y las bases de la ciencia-ficción a través de Metropolis (1926) y Frau in
Mond (La mujer en la luna, 1929).
Metropolis simbolizó las posibilidades creativas y las debilidades
de la industria cinematográfica alemana. El filme fue la gran apuesta
de la UFA para competir con los modelos norteamericanos, pero con
el fracaso del Fausto (1926), provocaría el principio del fin de la
independencia de las producciones rodadas en Neubabelsberg. En
Metropolis aparecían dos mundos antagónicos:” los rascacielos que
hacían alusión a la bíblica torre de Babel en contraposición al subsuelo
en el que el proletariado daba vida a la gigantesca ciudad. Harbou y
Lang desplazaban a 2026 las interpretaciones religiosas y la lucha de
clases, escenificando su eterno conflicto en la urbe futurista. En este
sentido, las coincidencias estéticas con la vanguardia italiana eran
evidentes: si las ciudades de Sant’Elia o Chiattone estaban basadas en
las construcciones del Nueva York de principios de siglo, el creador
vienés pergeñó la idea del filme durante un viaje a la ciudad
norteamericana.
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Figura 3: Metropolis (UFA, 1926)
Figura 4: Frau in Mond (La mujer en la luna, Fritz Lang Gesellschaft, 1926)
15KRACAUER, S., De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán, Paidós,
Barcelona, 1985.
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al final y partiese hacía las estrellas. Esto no funcionó en el guion, pero
fue el punto de partida de La mujer en la Luna”16. La película, como
Spione (Los espías, 1928), era una producción de Fritz Lang Gesellschaft
distribuida por la UFA y que adolecía del exceso melodramático
habitual en los filmes de Lang, de situaciones que remitían a Le Voyage
dans la Lune (Viaje a la Luna, George Méliès, 1902) y de clamorosos
errores científicos, pero tenía a su favor una capacidad predictiva que
influiría no solo en el género cinematográfico sino en la realidad
científica.
En este sentido, el filme se proyectaba en el futuro. El
lanzamiento del cohete espacial o los paseos lunares prefiguran una
condición visionaria cuatro décadas antes de que se hicieran realidad.
La atención por la verosimilitud científica provocó que la película fuera
secuestrada por mostrar las rampas de lanzamiento de los misiles V2
que Alemania utilizaría durante la Segunda Guerra Mundial.
Metropolis y La mujer en la Luna constituyen ejemplos
paradigmáticos de la primera ciencia ficción y su influencia ha sido
determinante en su historia. Sería imposible concebirla tal y como la
conocemos actualmente sin las fábulas pergeñadas por la portentosa
imaginación del director vienés y de sus colaboradores.
Figura 5: Dr. Mabuse, der Spieler- Ein Bild der Zeit (Dr. Mabuse. El jugador, UFA, 1922).
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Ein Spiel von Menschen unserer Zeit (El doctor Mabuse: infierno de
crímenes). La película estaba basada en la novela del luxemburgués
Norbert Jacques que había sido publicada como serial desde el número
39 del Berliner Ilustriere Zeitung18. La revista era la más leída de
Alemania y sus propietarios, los hermanos Ullstein, tenían una
sociedad con la UFA para llevar sus argumentos a la pantalla 19. Lang
se basó en el original y se reunió con Jacques antes de emprender la
filmación. La película, por otra parte, estaba basada en otros villanos
cinematográficos como Fantômas, adaptación de las novelas del
criminal homónimo creado en 1911 por Marcel Allain y Pierre
Souvestre. Al igual que Fantômas, Mabuse representa el concepto
evolucionado del villano de la literatura gótica. La primera parte se
estrenó el 27 de abril de 1922 y la segunda un mes después cosechando
ambas un éxito fabuloso. Mabuse combinaba tres propiedades que
sedujeron al público ya que era “un científico cualificado, domina
diversas disciplinas ocultas y se desenvuelve en unos ambientes
criminales de patente autenticidad”20, rasgos que subrayaron
estéticamente las escenografías de Otto Hunte, Erich Kettelhut y Karl
Vollbrech.
Una década después y en un contexto socioeconómico muy
distinto, los productores observaron la posibilidad de seguir
explotando el personaje que les había hecho ganar mucho dinero. Al
contrario que la primera película, la idea de Das testament des dr. Mabuse
(El testamento del dr. Mabuse, 1933) no tenía que ver con la novela de
Jaques, sino que era un nuevo argumento concebido por Lang y Von
Figura 6: Der Tiger von Eschnapur (El tigre de Esnapur) /Das Indische Grabmal
(La tumba india) (CCC, 1959)
22 DE PRADA, J. M., Los misterios de la cripta. Sevilla, Renacimiento, 2018, pp. 36-39.
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acontecimientos ya no es la suya. En cualquier caso, Lang manifestó
su pasión por estas películas. Como confesaba al respecto: “un ciclo se
cierra: lo que tanto deseé hace cuarenta años se realiza por fin hoy, de
manera sorprendente”23.
Conclusiones
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