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El contrato de consumo

en el Código Civil y Comercial


de la Nación
POR FULVIO G. SANTARELLI

Sumario: I. Antecedentes.— II. El tratamiento de la estandarización en la Argentina, desde el Código


de Vélez hasta el dictado de la ley 24.240.— III. La impronta de la ley 24.240: el concepto de cláusula abu-
siva.— IV. Los contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas en el nuevo Código
Civil y Comercial.— V. El contrato de consumo.

I. Antecedentes puede seguir su ritmo; por lo cual, la práctica pro-


fesional, corporativa ha sustituido al legislador(1)
I.a. Del contrato negociado al adhesivo en la regulación de su particular necesidad, de tal
modo el plexo contractual adquiere una impronta
El recurso a matrices contractuales precon- reglamentaria, dado su carácter general y perma-
cebidas reconoce como fundamento una multi- nente(2).
plicidad de razones, algunas, provenientes de la
En estos supuestos la etapa de formación del
masificación de la demanda y la consecuente uni-
consentimiento contractual aparece monopoli-
formidad de la oferta; la creciente internaciona-
zada por la acción de una de las partes la cual pro-
lización de las compañías elaboradoras de pro-
pone el reglamento contractual para la aceptación
ductos de consumo masivo, y su búsqueda por
o no del otro contratante, en cuyo caso, solo le
asegurar similares condiciones más allá de las
cabe adherir, ya que no le es dado modificar, sino
fronteras; otras, originadas por la producción, y su
en opciones ya conferidas por el predisponente, o
marcada evolución, en cantidad y en calidad, que
en cuestiones no sustanciales(3).
obligan a poner foco en contratos como el de su-
ministros, o la amplia gama de subcontrataciones, Por comprensible que sea este proceso, no
o aquellos de locación de servicios que ciertas in- puede dejar de apreciarse una tendencia autista
dustrias necesitan, suelen celebrarse mediante en el manejo del aludido riesgo que se termina por
contratos pre redactados por aquel que define su despreciar al propio sinalagma; la obligatoriedad
necesidad o prestación de determinada manera; del contrato conjugada con esta modalidad da un
por su parte, la complejidad de avanzar sobre precipitado de contrato injusto que ha suscitado
todas “las geografías” y segmentos posibles, ha soluciones en salvaguarda de un reparto equi-
desarrollado contratos que organizan canales de
comercialización, adecuados a una estrategia de
penetración del predisponente; etc. Es que el con- (1) GHESTIN, Jaques “La formation du contrat”, nro,
trato se ha constituido en vital elemento de gestión 93, pág. 74. 3ª ed.
del riesgo de la empresa, ya que contribuye a orga- (2) FLOUR - AUBERT - SAVAUX, “Les obligations.
nizar nada menos que la producción y su llegada l‘acte juridique”, nº 179, p. 139. 13º ed.
al mercado. (3) El art. 28 del proyecto Scrivener —el antece-
dente francés de la regulación de la contratación predis-
La especialización y ejercicio habitual de cierta puesta— refiere a un contrato “modelo” y a la carencia
actividad industrial o comercial, van evolucio- del consumidor de posibilidades de modificación de la
nando de modo tal que el ordenamiento legal no propuesta.
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tativo del riesgo intentando neutralizar aquella propia que el sistema de formación del consenso
“unilateralidad”. implica para el no predisponente, que no es otra
cosa que la ignorancia, o la incertidumbre acera
I.b. Predisposición o adhesión: los caminos de las obligaciones asumidas por una y otra parte,
del consentimiento lo que a la hora de la ejecución del contrato puede
frustrar expectativas mediante la puesta en fun-
El Proyecto de 1998, en su art. 899, distinguía al cionamiento de cláusulas que modelan el cumpli-
contrato discrecional como aquel que se carac- miento de ciertas prestaciones, limitan ciertas res-
terizaba en razón de que sus “estipulaciones han ponsabilidades, etc.
sido determinadas de común acuerdo por todas las
partes”; y al predispuesto, como a “aquel cuyas esti- I.d. Un precedente paradigmático
pulaciones han sido determinadas unilateralmente
por alguna de las partes”; como condiciones gene- El Código italiano de 1942, afrontó el fenómeno
rales, llamaba “a las cláusulas predispuestas por de las condiciones generales de contratación bajo
alguna de las partes con alcance general y para ser el perfil de la formación del contrato (arts. 1341 y
utilizadas en futuros contratos particulares”, y to- 1342), intentando evitar que integren el contrato
davía caracterizaba al contrato celebrado por ad- cláusulas que el adherente —ajeno a su elabora-
hesión como el “contrato predispuesto en que la ción— no ha podido conocer, o reflexionar(4). El
parte no predisponente ha estado precisada a de- primer párrafo del art. 1341 establece el principio
clarar su aceptación”. Más allá de la ponderación de que las condiciones generales del contrato son
práctica de tales distinciones, es demostrativa del eficaces respecto del contratante, si es que al mo-
rol que la negociación alcanza para configurar un mento de la conclusión del contrato el adherente
tipo de contrato discrecional, y su distinción de tuvo oportunidad de conocerlas, o debió haberlas
otras formas de construir el consenso. Por otro conocido usando la ordinaria diligencia. El se-
lado, en la descripción precedente se diferencia gundo párrafo avanza sobre un elenco de cláu-
la predisposición —como actitud de uno de los sulas gravosas(5), exigiéndose a su respecto no solo
contratantes— y la adhesión del otro, quedando la cognoscibilidad, sino la expresa aprobación por
configurados los elementos relevantes de la figura escrito del adherente. El sistema se completa con
en análisis. Hay otro componente relevante en la el art. 1370 que dispone el principio de interpreta-
configuración de la modalidad adhesiva, que apa- ción de las cláusulas contra el predisponente.
rece sugerido en cierta connotación terminológica
del contrato discrecional, cuando se lo denomina Respecto de la cognoscibilidad del régimen ci-
“paritario”, lo que alude a la equidistancia de las tado, se precisa que el conocimiento no sólo versa
partes, la que faltaría en el contrato de adhesión a respecto de la existencia de las condiciones gene-
cláusulas predispuestas. rales, sino de su contenido; de modo tal que el sen-
tido de la norma es establecer el límite dentro del
Para analizar el régimen del nuevo Código es cual el adherente puede considerarse vinculado a
menester partir del concepto de contrato suminis- una cláusula que no conoce(6). Traduciendo esta
trado en el art. 957, que en lo que en el particular regla en términos de obligaciones del predispo-
atañe, define al contrato como “el acto jurídico nente, este debe dar clara noticia de la existencia
mediante el cual dos o más partes manifiestan su de las condiciones generales, que estas sean acce-
consentimiento...”; sin desconocer las discusiones sibles para el adherente y además comprensibles
eternas respecto al consentimiento, vale entender, para un contratante medio, todo ello al momento
cabe insistir, a los efectos del presente, que se hace de la celebración del contrato(7).
referencia a las coincidencias de las voluntades
que alcanzaron cierto grado de expresión y cog-
noscibilidad mutua entre los otorgantes; a partir (4) SACCO, Rodolfo DE NOVA, Giorgio “Il contratto”,
de lo cual, en la forma adhesiva alcanza virtua- pág. 363, 3ª ed.
lidad para la distinción y categorización, el modo (5) Ellas son: i) cláusulas limitativas de la responsa-
en que se llega a tal “consentimiento”. bilidad en favor del predisponente, ii) las que facultan
a la rescisión del contrato por parte del predisponente,
I.c. El contrato “no negociado” y el elemento iii) aquellas que limitan la posibilidad de oponer excep-
“sorpresa” ciones al adherente. iv) la que reserva al predisponente
la tácita reconducción o renovación automática del con-
El tipo adhesivo involucra dos cuestiones a trato, v.) la cláusula compromisoria, la prórroga de juris-
atender: por un lado las menguadas o nulas po- dicción.
sibilidades del adherente de incidir en el regla- (6) ROPPO, Vincenzo “Il Contratto”, pág. 906.
mento contractual, y por el otro, la opacidad (7) ROPPO, ob. cit, loc cit.
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I.e. Una construcción doctrinaria decisiva II. El tratamiento de la estandarización en


la Argentina, desde el Código de Vélez hasta el
Si Italia lo legisló, fue la doctrina francesa pio- dictado de la ley 24.240
nera en calificarlo, en la primera década del siglo
pasado, Saleilles describió el fenómeno en su obra Similar a la situación francesa, el Código de
“De la declaration de volonté”. Modernamente la Vélez, naturalmente, no contempló el contrato por
doctrina distingue los siguientes rasgos caracte- adhesión a cláusulas predispuestas, sin que ello
rísticos: 1) El primer elemento caracterizante es sea óbice a su recepción, ni tampoco a serle apli-
la modalidad de la oferta, la cual tiene carácter cables normas de aquel ordenamiento dirigidas a
general, en tanto dirigida al público, o a una ca- obturar los efectos perjudiciales para el adherente.
tegoría determinada de contratantes eventuales. Así, se consideró como “legítima” la modalidad de
Tales cláusulas tienen —además— una impronta “contrato de adhesión” en tanto media acuerdo de
de permanencia en los contratos tipos, con pre- voluntades, aún cuando este acuerdo se reduzca
tensión de completitud, en tanto previenen todas a la mera adhesión de una de las partes a la que
las vicisitudes del contrato(8). 2) el contrato de ad- otra preordenó como ley del contrato(16). No fal-
hesión supone una desigualdad económica, o so- taron disquisiciones respecto de la denomina-
cial o profesional (de conocimiento sobre el ne- ción(17), pero, cabe seguir el sendero de quien, con
gocio en cuestión), entre las partes(9); en definitiva, ajustada razón, entendió que todas las diferencia-
un poder económico que deriva en la posibilidad ciones o matices quedan irrelevantes ante el fenó-
de imponer las condiciones contractuales(10). Con meno de la estandarización de los contratos(18).
todo, los contrato de adhesión no tienen, en el país
galo, un régimen propio, sin embargo, a muchos A la hora de referir las normas que sirvieron para
de ellos les alcanza la normativa del consumidor, incidir en los efectos del contrato predispuesto, el
y el régimen de cláusulas abusivas(11). Respecto de cual, naturalmente, presenta un campo propicio
aquellos contratos no alcanzados por la norma- para las cláusulas abusivas, los tribunales echaron
tiva consumerista, la jurisprudencia ha ejercido el mano de los arts. 502 (causa ilícita), 953 (que veda
control de ciertas cláusulas, haciendo una inter- la ilicitud del objeto del acto jurídico, por con-
pretación del code que fue ajeno a la categoría(12), trario a la ley, moral o buenas costumbres); 954
verbigracia, respecto de las cláusulas limitativas (que reacciona frente a la grave desproporción de
de responsabilidad—, declarando su ineficacia las prestaciones, producida por la necesidad, inex-
sobre la base del art. 1645 del code(13); o bien am- periencia o ligereza de uno de los contratantes), el
parados en el concepto de causa tan fructífero en 1071 (en cuanto veda el ejercicio antifuncional de
aquel sistema jurídico(14). El proyecto de reformas los derechos) 1198 (en tanto exige que los con-
al Código Civil francés de las obligaciones, define tratos se celebren, interpreten y ejecuten de buena
al contrato de adhesión como aquel en el cual las fe)(19); convirtiéndose —estos dos últimos princi-
condiciones, sustraídas a la discusión, son acep- palmente— en verdaderas cláusulas generales en
tadas por una de las partes, tal como la otra las la materia.
ha unilateralmente determinado (art. 1102-5). De
donde surge, pues, que el aspecto decisivo de la
calificación es la no negociación(15). Así las cosas, el centro de atención se desplaza
hacia la interpretación del reglamento contrac-
tual unilateralmente redactado. En tal sentido,
(8) FLOUR - AUBERT - SAVAUX, ob. cit., nº 178, 138. cabe recoger los siguientes ejemplos: la Corte Su-
(9) TERRE - SIMLER - LEQUETTE nº 188, p. 155 prema de Justicia de la Nación ha sostenido que en
(10) FLOUR - AUBERT - SAVAUX, ob. cit, 178, p. 138. el caso de cláusulas contractuales predispuestas
(11) MALAURIE - AYNES - STOFFEL MUNCK, “Les cuyo sentido es equivoco y ofrece dudas para de-
obligations” nº 426, p. 193. 2004.
(12) MALINVAUD, PHILIPPE nº 314, p. 223. 10º ed.
(13) La norma establece el precepto de responsa- (16) SPOTA, Alberto G. - LEIVA FERNÁNDEZ, Luis
bilidad del vendedor: Si el vendedor conocía los vicios F.P. (actualizador) “Contratos” Tº I, p. 419. 2º ed.
de la cosa, está obligado, además que a la restitución (17) ALTERINI, Atilio A. “Contratos. Civiles - Comer-
del precio recibido, a afrontar los daños e intereses cau- ciales - De Consumo”, p. 128 y sgtes. WAYAR, Ernesto,
sados al acreedor. Esta norma es aplicable al vendedor “CONTRATOS”, p. 299. Zavalía.
profesional, respecto de quien se reputa que —por tal ca- (18) VALLESPINOS, Carlos G. “El contrato por adhe-
rácter— debe conocer los vicios y defectos de lo vendido. sión a condiciones generales”, p. 239.
(14) MALINVAUD, ob. cit., nº 306, p. 216. (19) WAYAR, ob. cit., p. 327. MULLER, Enrique C. “Las
(15) FLOUR - AUBERT - SAVAUX, ob. cit., nº 178, cláusulas abusivas en el marco contractual de los dere-
p. 138 chos del consumidor” en RDPyC 2009 - 1, p. 195.
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terminar el alcance de las obligaciones asumidas No sería completo este panorama de la legisla-
por el predisponente, debe prevalecer la interpre- ción nacional, sino se reseñan dos antecedentes,
tación que favorece a quien contrató con aquél o que relacionados con la problemática del acceso a
contra el autor de cláusulas uniformes(20). La des- la vivienda y crédito; ámbito en donde los “boletos
igualdad de las partes, ha jugado también su rol, al de compra y venta inmobiliaria a plazo” consti-
considerar que proteger a la parte más débil, sig- tuían una de las manifestaciones más usuales de
nifica presumir la ignorancia legítima por parte la estandarización contractual(24). Uno de ellos (la
del adherente(21). El sinalagma, que involucra la ley 14.005), alcanzó un grado relevante de apli-
idea de contraprestaciones recíprocas, es realzado cación práctica, y consecuente trascendencia so-
en la idea de que las limitaciones de responsabi- cial, el otro, tal vez con mayor virtuosismo jurí-
lidad en favor del predisponente son válidas, sólo dico, no alcanzó los fines propuestos (la referencia
en la medida en que hayan sido dinamizados los es a la ley 19.724). La primera de ellas estableció
derechos que de ella emergen, de conformidad a pautas para el ejercicio de la resolución del con-
los principios que vedan el abuso del derecho y re- trato de compra venta inmobiliaria por parte del
alzan la buena fe(22). vendedor, de modo tal que esta no resultara abu-
siva, ya que la modalidad habitual ante el incum-
Estas formulaciones fueron posibles gracias a plimiento del comprador, era que el vendedor re-
una verdadera evolución del concepto romano del cuperaba la posesión del lote —si es que la había
favor debitoris, hacia el favor debilis; lo que per- conferido—, además de apropiarse de los pagado,
mitió el recurso al art. 218, inc. 7º del Código de en concepto de cláusula penal, estableciendo, la
Comercio, que establece: “En los casos dudosos, ley que luego de abonado más del 25% del precio,
que no puedan resolverse según las bases estable- o bien si el comprador había realizado mejoras por
cidas, las cláusulas ambiguas deben interpretarse más del 50% del valor del lote se cercenaba aquella
siempre en favor del deudor, o sea en el sentido de facultad del vendedor. Por su parte la precitada
liberación”. Y ello así en mérito de que la doctrina ley de “prehorizontalidad” fue la expresión de
y jurisprudencia nacional fueron permeables a las la influencia directa del Código italiano de 1942,
doctrinas consumeristas que se desarrollaron en en donde revistió de formalidades al documento
el mundo y que encontraran consagración legis- de adquisición de una unidad funcional en el ré-
lativa en este medio en los tempranos años de la gimen de propiedad horizontal, de modo de cum-
década del 90, mediante la ley 24.240. Que si bien plir con la exigencia de cognoscibilidad antes ex-
absorbió gran parte de la problemática, en tanto puesta, pero no resolvió la cuestión(25).
el adherente pueda ser configurado como consu-
midor, en los términos de loas arts. 1 y 2 de la ley III. La impronta de la ley 24.240: el concepto
citada; deja aplicable el derecho común para los de cláusula abusiva
contratos por adhesión a cláusulas predispuestas,
en donde está fuera de aquel ámbito. En definitiva, No es el caso de explayarse acerca de la tras-
deudor, fue leído como débil: “sin duda el favor de- cendencia de esta ley que inauguró un capítulo
bitoris, debe ser tenido en cuenta por los jueces preponderante en lo concerniente a recrear me-
como principio orientador al interpretar la ley, canismos para la salvaguarda de la justicia o equi-
pero adviértase que el fundamento de esta regla librio contractual, sino de centrarse en su nota
es siempre una finalidad de justicia, ya que se pro-
pone restablecer el equilibrio entre las partes...”(23);
rescatado este principio, poco importa la posición (24) Vale subrayar que gran parte del desarrollo su-
concreta en el contrato, sino el acento en la debi- burbano fue mediante “el loteo”, es decir, el fracciona-
lidad. miento de extensiones de tierra en unidades de terreno
para la vivienda familiar. La oferta y venta de tales uni-
dades, en cómodas cuotas, se realizaban —habitual-
(20) CSJN, “R. V. de D. S. c/ Qualitas Médica S.A.”, del mente— en carpas en el lugar, y allí, en oferta que con-
15712/98. LA LEY 1999-B, 118. sistía en largos planes de cuotas, se accedía a la vivienda.
(21) CNFed.Cont.Adm. Sala II, in re “Ombú Automo- En cambio, la realidad urbana y la proliferación de la edi-
tores S.A. c/ Secretaría de Comercio e Inversiones”, del ficación en altura, propició la venta de unidades funcio-
04/03/99, LA LEY 2000-B, 318. nales desde que el constructor empezaba la obra (en la
(22) CNCom. Sala B, “Ravaglia, Clemente c/ Banco actualidad referiríamos al “desarrollador”), permitién-
Mercantil Argentino” del 30/12/98. LA LEY 1999-C, 359. dole, a la vez que financiarse, al comprador permitirle
(23) MOISSET DE ESPANÉS, Luis y TINTI, Guillermo facilidades crediticias para el acceso a la vivienda.
“El consumo, el derecho del consumidor y la regla favor (25) HERNÁNDEZ, Carlos A. “El desequilibrio en los
debitoris”, en “Defensa del consumidor”, LORENZETTI - contratos paritarios, predispuestos y de consumo”, en
SCHOTZ, Dir. P. 109. RDPyC 2007-I, p. 253.
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distintiva, que es que hasta el dictado del nuevo Es momento de centrarse en el concepto de
Código Civil y Comercial, es el único ordena- “cláusula abusiva” y la imprecisión y vaguedad de
miento que caracterizó la cláusula abusiva; con- sus definiciones no parecen ser congruentes con
cepto que adquirió un dinamismo expansivo y la trascendencia del concepto, basta con remitirse
sintetizador de la compleja patología del desequi- a la revisión de la legislación comparada y la doc-
librio contractual. Hasta que sus términos se in- trina, como para sostener el aserto(27). Esta impre-
ternalizaron en la aplicación práctica, no sería cisión, acompaña al intérprete en todo momento
aventurado expresar que la cuestión del equilibrio del análisis, sea al teórico, que pretende asir la
contractual, fuera de los casos legislados, como la idea, sea al práctico que analiza cierto reglamento
lesión, la imprevisión, o la cuestión de los inte- contractual o a quien debe apreciar y juzgar una
reses excesivos o la cláusula penal excesiva, tenía impugnación de abusividad. Pero cabe hacer un
un marco de acción previsiblemente delimitado esfuerzo de, sino precisión, desmenuzamiento de
tanto por las normas que las concebían, como por sus elementos primordiales:
una fecunda labor jurisprudencial; fuera de estos
casos, en los contratos adhesivos, la norma de in- III.a. Desequilibrio significativo, afectación
terpretación en contra del predisponente traspasó al sinalagma, a la lógica contraprestacional,
la fronteras que le eran propias, convirtiéndose desnaturalización de las prestaciones, perjuicio
en un eufemismo, ya que debía ser aplicable, aún al consumidor
sin caso de duda, sino derechamente cuando apa-
recía abusiva. Todos estos términos recogen un aspecto sus-
tancial que es menester retener para su mejor
En este marco, la ley 24.240, en su capítulo IX, conceptualización; empero, es oportuno agregar
“De Los Términos Abusivos Y Clausulas Inefi- la única referencia legislativa conceptual que está
caces”, introdujo el Art. 37, que dispone: dada por el decreto reglamentario de la ley 24.240,
nro. 1798/94, en cuyo art. 37 dice “Se consideran
“Interpretación. Sin perjuicio de la validez del términos o cláusulas abusivas las que afecten in-
contrato, se tendrán por no convenidas: a) Las equitativamente al consumidor o usuario en el co-
cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o li- tejo entre los derechos y obligaciones de ambas
miten la responsabilidad por daños; b) Las cláu- partes”. Para unir estos conceptos desperdigados
sulas que importen renuncia o restricción de los e intentar enhebrar una idea común, es menester
derechos del consumidor o amplíen los derechos partir de la idea más esencial del contrato, cuyo
de la otra parte; c) Las cláusulas que contengan modelo de negociación entraña la idea de inte-
cualquier precepto que imponga la inversión de reses opuestos, que realizando concesiones mu-
la carga de la prueba en perjuicio del consumidor. tuas persiguen un fin común que redunda en el
La interpretación del contrato se hará en el sen- reglamento contractual. El contrato negociado,
tido más favorable para el consumidor. Cuando pues, es aquel en donde las tratativas adquieren
existan dudas sobre los alcances de su obliga- este tenor tensional de los intereses que, aún en
ción, se estará a la que sea menos gravosa. En contraposición, buscan un cauce común. El con-
caso en que el oferente viole el deber de buena fe cepto subyacente, es que esa tensión es la que ga-
en la etapa previa a la conclusión del contrato rantiza el equilibrio de las prestaciones. Cierto es
o en su celebración o transgreda el deber de in- que en la contratación predispuesta, por defini-
formación o la legislación de defensa de la com- ción, esta lógica es sustituida por la adhesión, en
petencia o de lealtad comercial, el consumidor tales casos la normativa de protección reacciona
tendrá derecho a demandar la nulidad del con- otorgando esta protección, en ocasiones, el rol
trato o la de una o más cláusulas. Cuando el juez de contratante frente al predisponente, lo toma
declare la nulidad parcial, simultáneamente in-
tegrará el contrato, si ello fuera necesario”. El sis-
tema podría ser descripto como un control ju- La autoridad de aplicación vigilará que los contratos de
dicial sobre las cláusulas abusivas mediante la adhesión o similares, no contengan cláusulas de las pre-
herramienta de la ineficacia parcial de la cláusula vistas en el artículo anterior. La misma atribución se ejer-
impugnada(26). cerá respecto de las cláusulas uniformes, generales o es-
tandarizadas de los contratos hechos en formularios,
reproducidos en serie y en general, cuando dichas cláu-
(26) Si bien, en rigor, no es el único modo de control, sulas hayan sido redactadas unilateralmente por el pro-
ya que el art. 38 prevé un sistema preventivo a cargo de la veedor de la cosa o servicio, sin que la contraparte tu-
autoridad de aplicación, lo cierto es que este recurso no viere posibilidades de discutir su contenido”.
ha sido mayormente explorado. El mencionado artículo (27) Ver STIGLITZ, Rubén S. “Contratos civiles y co-
dice: “Contrato de Adhesión. Contratos en Formularios. merciales. Parte general”, nros. 569 y sgtes. p. 34 y sgtes.
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la misma administración al realizar un control méritos explicativos, pero de índole científicos,


previo del reglamento contractual. sino prácticos: el problema central de la cláusula
abusiva, no es su conceptualización, ni su com-
El concepto de la falla contraprestacional, invo- prensión, sino su detección y calificación en la di-
lucra, pues, la idea de quien realizó un sacrificio, námica contractual real. En efecto, así como los
concesión, a cambio de no recibir nada, o bien clásicos vicios de la voluntad apelan a inconductas
algo, pero no equivalente a aquel sacrificio. Tal de alguno de las partes que repercuten en el con-
desequilibrio, en ocasiones, es evidente a la luz del sentimiento del otro, perjudicándolo, este con-
reglamento contractual, otras, se manifiesta en la cepto “genérico” de cláusulas abusivas, también
actuación de los efectos del contrato; por ello que se conecta con la omisión —o cumplimiento de-
la ineficacia que se deriva de la cláusulas abusiva fectuoso— de deberes de la etapa precontractual,
es distintiva de la nulidades emanadas de los vi- y el más asiduamente violado es el de informa-
cios del acto jurídico. Esta “abusividad funcional” ción, que, a su turno y como se decía en párrafos
aparece luego de dos operaciones: el predispo- anteriores, combinado, con interpretaciones inte-
nente hace su interpretación del contrato, luego resadas por el predisponente termina ejecutando
actúa (resuelve, intima, se excusa, etc.) es por esta el contrato de un modo tal que “verosímilmente la
razón que la materia de las cláusulas abusivas apa- generalidad de las personas bien intencionadas no
recen siempre envueltas en cuestiones de inter- lo hubiesen hecho”. Es decir que en este punto pre-
pretación. visibilidad y expectativa se dan la mano para ge-
nerar en el contratante la esperanza cierta del con-
Así, se aprecia el modo en que la inequidad de tenido prestacional de su crédito.
las prestaciones afecta a la expectativa del consu-
midor, quien, vgr., compra un electrodoméstico, y IV. Los contratos celebrados por adhesión a
accesoriamente, le ofrecen abonar extra una ga- cláusulas generales predispuestas en el nuevo
rantía por desperfectos, resulta defraudado en sus Código Civil y Comercial
legítimas expectativas cuando ocurrido el defecto,
se le achaca “uso indebido”, probablemente, la
cláusula en si no sea abusiva, sino que la presun- IV.a. Definición
ción de mal uso que en los hechos aplica el pro-
veedor determina una “situación abusiva”. El art. 984 del CCyC lo define como contrato
“mediante el cual uno de los contratantes adhiere a
cláusulas generales predispuestas unilateralmente,
Con más rigor técnico y con, tal vez, mayor abo-
por la otra parte o por un tercero, sin que el adhe-
lengo en nuestra cultura jurídica, valga referirse a
rente haya participado en su redacción”.
la desnaturalización de las obligaciones; giro que
involucra el sinsentido técnico del término obli-
gación; desde que el resultado práctico de la cláu- IV.b. Pautas de redacción
sulas abusivas es que el contratante sale indemne,
limita —a extremos intolerables— su prestación; Seguidamente, el art. 985 enumera los requi-
mengua la entidad de su prestación; en una visión sitos formales de redacción de las cláusulas; hace
casi metafórica: sólo aparece como obligado, pero referencia a la consecuencia por su incumpli-
se preocupa tanto de limitar su riesgo que termina miento y alude al ámbito de aplicación. En efecto,
por “desnaturalizar su obligación”. La mirada para la predisposición válida debe ser comprensible; y
este juicio, siempre es de contexto, es decir en el a este carácter contribuyen las notas de claridad,
cotejo de las obligaciones emanadas del con- completitud y legibilidad. La autosuficiencia re-
trato. La neutralización de este “vaciamiento pres- fiere fundamentalmente a la técnica expositiva
tacional” registra antecedentes en el Código de empleada en el reglamento contractual, es decir
Vélez, vgr., en el art. 507, en tanto veda la dispensa la concatenación y coordinación entre las cláu-
anticipada del dolo, y en prohibición de la condi- sulas, de modo tal que una excesiva dispersión o
ción puramente potestativa (art. 54) en tanto cons- desarticulación de aquellas facilita la contradic-
tituyen solo apariencias de compromisos obli- ción, el juego oscuro de reglas y excepciones, el
gacionales, cuya aceptación por parte del ficticio uso de terminología similar, pero técnicamente
acreedor, no revela más que su debilidad. con matices distintos autorizando una gama va-
riable, flexible de interpretaciones, remisiones
III.b. La cláusula sorpresiva complejas a distintos secciones del contrato que
no sólo conspiran contra su comprensión, sino
De ningún modo la cláusula sorpresiva es esen- derechamente contra su lectura. En definitiva, la
cialmente diferente a la abusiva, en rigor adquiere norma impone una directiva de técnica contrac-
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tual, en cual la exposición de las reglas contrac- posiciones por sobre las preredactadas que in-
tuales pueda ser presentada y explicada; lo cual no forman el reglamento general. El segundo de los
es menor, existen complejos reglamentos contrac- artículos mencionados aporta la ya clásica regla de
tuales, de contratos sumamente usuales —como interpretación en contra del predisponente para el
la telefonía móvil— que no es que sean incom- supuesto de cláusulas ambiguas.
prensibles, sino imposibles de ser explicados, es
decir, el propio reglamento contractual impide el IV.f. Las cláusulas abusivas en los contratos
ejercicio del derecho de información por parte del predispuestos: concepto y ámbito de aplicación
proveedor.
El art. 988 CCyC., describe a las cláusulas abu-
Los atributos de la comprensibilidad, no son, sivas en estos términos:
sino, manifestaciones del mandato comporta-
miento leal, integrante de la directiva de la buena “En los contratos previstos en esta sección, se
fe de los arts. 9 y 961 CCyC. La redacción en len- deben tener por no escritas: a) las cláusulas que
guaje accesible, con construcciones gramaticales desnaturalicen las obligaciones del predisponente;
amigables, autosuficiente, que remite a un impe- b.) las que importen renuncia o restricción a los de-
rativo lógico de antecedente — consecuente; de rechos del adherente, o amplíen derechos del pre-
descripción de hipótesis y solución aplicable, está disponente que resulten de normas supletorias; c.)
asociada a lo esencial del contrato, que, natural- las que por su contenido, redacción o presentación,
mente, constituye un programa prestacional; lo no son razonablemente previsibles”.
que no es más que un programa de conductas mu-
tuas y su eventual consecuente. Como se aprecia de su sola lectura, la línea con-
ceptual es consecuente con la expuesta supra en el
sentido que el concepto rector finca en la ruptura
IV.c. Remisiones perjudiciales incompletas
de la lógica contraprestacional del contrato. Y a su
El segundo párrafo de la norma en comentario turno, cuando el Código, en el cap. 4º, de la sección
fulmina con la ineficacia a aquellas normas que XX, vuelve sobre la cláusulas abusivas, pero ya en
remitan o reenvíen a textos o documentos anexos el contexto específico de la relación de consumo,
al contrato que no fueron suministrados al adhe- remite no sólo a las leyes especiales (tal como la
rente en forma previa o simultáneamente a la con- ley 24.240), sino expresamente evoca al art. 988; es
clusión del contrato. Esta sanción, se suma a lo decir que existe una total coherencia en la regla-
que pueda merecer el contrato predispuesto por mentación que sin superponerse, se va enrique-
otros defectos u omisiones. ciendo con disposiciones específicas, tales como:
el control de incorporación del art. 1.118, o la de-
IV.d. Los soportes de la contratación finición de situación jurídica abusiva del arts. 1.120
predispuesta del CCyC.

La expresión final del art. 985 “la presente dis- Lo expuesto adquiere plena justificación si se
posición es aplicable a la contratación telefónica, repara en el ámbito de aplicación; en efecto la re-
electrónica o similares” admite ser interpretada en glamentación del contrato predispuesto y la de la
el sentido de la variedad de soportes en los cuales contratación de consumo, no se superponen; no
el contrato sea propuesto; de modo tal que el ám- todo contrato de consumo es adhesivo; y no todo
bito de aplicación está fijado por la modalidad: contrato de adhesión es de consumo. En efecto, el
siempre que medie una propuesta contractual propio art. 1.119 del CCyC en referencia a la cláu-
conformada por la predisposición unilateral, los sula abusiva en el contrato de consumo dice: “...es
que requiera sólo una respuesta de índole adhe- abusiva la cláusula que habiendo sido o no nego-
siva, con opciones, en todo caso, preordenadas, se ciada individualmente, tiene por objeto o por efecto
estará bajo las normas en comentario. provocar un equilibrio significativo entre los dere-
chos y las obligaciones de las partes, en perjuicio
IV.e. Reglas de interpretación del consumidor”. Es decir, hay contrato de con-
sumo sin preredacción. Y en el elenco de contratos
Los arts. 986 y 987, suministran dos pautas de entre profesionales, hay contratos predispuestos y
interpretación; para lo cual, el primero de ellos lógica adhesiva; especialmente —aunque no úni-
define a las cláusulas particulares, como aque- camente, ya que los ejemplos son inacabables—
llas que “negociadas individualmente, amplían, en aquellos que organizan canales de comer-
limitan, suprimen o interpretan una cláusula ge- cialización (franquicia, distribución, concesión,
neral”; otorgando primacía al sentido de estas dis- etcétera).
230 | SUPLEMENTO ESPECIAL CONTRATOS

IV.g. ¿Supletoria imperatividad?: La regla de V.a. Vicisitudes normativas


la norma supletoria justa
La materia del consumo mereció una primera
En este sentido toma dimensión una connota- regulación que data del año 1994, ley 24.240, luego
ción de la cláusula abusiva en el contrato de adhe- su protección mereció tutela constitucional, en el
sión a la que se refiere el art. 988 que no está con- art. 42; más tarde, el nuevo Código Civil y Comer-
templada en las precisiones de la ley 24.240 y que cial reglamenta el contrato de consumo; esta “sin-
ahora el nuevo Código aporta, el inciso b del art. gularidad asistemática”(30) aun cuando parece con-
988 dispone que se deben tener por no escritas las tradecir la ideas de “estatuto” o “microsistema”, no
cláusulas “que importan renuncia o restricción a deben impedir la actuación de la tutela efectiva
los derechos del adherente o amplían derechos del al consumidor, y en este sentido cabe rescatar al
predisponente que resultan de normas supletorias”. art. 1094 del nuevo Código que en materia de in-
terpretación y prelación normativa dispone: “Las
Esta trascendente innovación; que reconoce su normas que regulan las relaciones de consumo
antecedente en la jurisprudencia alemana en in- deben ser aplicadas e interpretadas conforme con
terpretar el art. 242 del BGB que refiere al prin- el principio de protección del consumidor y el de ac-
cipio de la buena fe; lejos de convertir en impe- ceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre
rativas a las normas supletorias, lo que propone la interpretación de este Código o las leyes espe-
en una “puesta en valor”, para el intérprete, de la ciales, prevalece la más favorable al consumidor”.
parte especial de los contratos. En efecto, la regla
de la “norma supletoria justa” requiere hacer una V.b. Ámbito y entorno del contrato de
distinción en la regulación de las figuras contrac- consumo
tuales típicas, y rescatar de entre ellas aquellas que
refieren a un reparto equitativo de los riesgos del Es compleja la comprensión del concepto de re-
contrato, de conformidad a su tipicidad(28), a su ló- lación de consumo, si se pretende atenerse sólo
gica negocial concreta(29). Estas reglas, desde el mi- a los términos del art. 1092 del CCyC. Tal vez sea
raje de la justicia contractual adquieren un valor aconsejable, comenzar por el concepto más es-
superlativo, pero no las vuelve imperativas, pero es tricto y técnico de contrato de consumo, el que es
natural que el intérprete deba encontrar en el re- definido por el art. 1093 en estos términos: “...es
glamento contractual adhesivo, una buena razón el celebrado entre un consumidor o usuario final
(en términos sinalagmáticos) como para que el con una persona humana o jurídica que actúe
predisponente se haya apartado de la solución del profesional u ocasionalmente con una empresa
legislador. Ejemplificativamente, pueden citarse, productora de bienes o prestadora de servicios,
el art. 1.221 CCyC., en cuanto dispone las conse- pública o privada, que tenga por objeto la ad-
cuencias de la resolución anticipada en el contrato quisición, uso o goce de los bienes o servicios por
de locación; o en el mandato, el supuesto de revo- parte de los consumidores o usuarios, para su uso
cación contemplado en el art. 1331 y sus efectos. privado, familiar o social”. La definición gana en
definición respecto de la laxitud de los términos
V. El contrato de consumo en que la ley 24.240 quedó redactada luego de la
reforma de la ley 26.361 (31). En efecto, además de
El Código regula lo medular del contrato de con- acentuar la idea de consumo final, refiere al pro-
sumo: i.) lo concerniente a su ámbito y entorno; ductor como “empresa”, lo cual no debe ser inter-
ii.) lo propio en cuanto a la formación del consen-
timiento; iii.) las reglas que imponen particulares
modalidades de contratación masiva; y iv.) el con-
(30) LORENZETTI, Ricardo, “Consumidores” p. 72.
trol de las cláusulas abusivas. Y este es el método
(31) Ya se advertía antes de la norma ciada que “La
que cuadra seguir. No sin antes intentar una pro-
permanencia obstinada en la figura del consumidor
posición en cuanto a la relación entre las normas lleva a crecimientos deformados en la disciplina. Por
consumeristas. ejemplo, se pretende ampliar mediante la figura del con-
sumidor “fáctico”, con lo cual ya no se sabrá quien es
consumidor y quien no, y se corre el riesgo de la bana-
lización de la protección. La protección del consumidor
(28) Esta función del tipo contractual, ya la había ad- no puede crecer seriamente si no se define adecuada-
vertido DE NOVA, GIORGIO; en “Il tipo contrattuale”, ver mente quien es el proveedor responsable o si se la li-
págs. 24 y sgtes. y en particular los ejemplos de págs. 30 y mita a los supuestos contractuales, o si no hay modos de
sgtes. Padova 1974. actuación colectiva que permitan reequilibrar la ecua-
(29) NORDMANN, Philippe, “Le contrat d adhesion. ción de poderes en la sociedad civil ...” LORENZETTI, Ri-
Abus et remedes” nº 77, p. 111. Fribourg, 1974. cardo. “Consumidores” p. 73.
Fulvio G. Santarelli | 231

pretado en sentido estricto, pero sí refiere a cierta abusivas”; la siguiente a la “información y publi-
organización, o vocación de oferta al público, o cidad dirigida a los consumidores”; y finalmente,
bien pretensión de actuación en el mercado, por la tercera destinada a tratar “modalidades espe-
parte del proveedor de bienes y servicios, permi- ciales” de este contrato.
tiendo, al menos una nota distintiva de la profe-
sionalidad(32). V.c.1. Las prácticas abusivas

Entendida la especie, puede irse hacia el gé- Las prácticas comerciales son aquél conjunto
nero: la relación de consumo, que incluye al con- de actos que los oferentes de productos y ser-
trato, naturalmente, empero que no se agota en vicios dirigen al mercado de modo tal de posi-
él: “queda equiparado al consumidor quien, sin cionar su producto, o su servicio, o constituirse
ser parte de una relación de consumo como con- como una opción preferente frente a los poten-
secuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza ciales consumidores; como se aprecia se trata de
bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, un conjunto de conductas anteriores al contrato,
como destinatario final, en beneficio propio o de su pero que tienen vital incidencia en su contorno, de
grupo familiar o social” (art. 1092, 2º párrafo)(33). Y modo de contribuir a la transparencia y al juego
un ejemplo se encuentra en el art. 1097 cuando re- leal de la oferta. Y es por esta razón que esta sec-
fiere al principio de trato digno: no se le debe sólo ción tiene una impronta principista. En efecto, las
al contratante, sino a todo potencial consumidor; premisas de trato digno que debe dispensarse al
entablándose a partir de la mera oferta y direccio- consumidor (art. 1097); la de trato equitativo y no
namiento hacia el potencial consumidor deberes discriminatorio (art. 1098); y el aseguramiento de
de conducta por los proveedores bajo el amparo la libertad de contratar (art. 1099), contienen una
del concepto de “relación de consumo”. fuerza fundante del sistema, y comparten el sen-
tido que Rodotá le imprime a los derechos fun-
Esta concepción se justifica desde el siguiente damentales: “expresan un doble límite que el de-
miraje: “el consumidor es un sujeto de derechos pero recho se impone a sí mismo, encarnan una causa
no el fundamento de la disciplina. El fundamento final, cuya realización deviene en condición de le-
es el principio protectorio constitucional aplicado gitimidad del sistema y, por lo tanto, en filtro nece-
a partir del acto de consumo, lo que da lugar a una sario para la realización de otros fines, restituyendo
relación jurídica de consumo”(34). En efecto, hoy se al derecho la capacidad para el gobierno de lo so-
asiste a un “derecho de consumo” más que a un cial y de las personas”(37).
“derecho del consumidor” y este juego de palabras
cabe entenderlo en términos de progreso de la fi- Estos conceptos ya presentes en el texto consti-
nalidad tuitiva no ya del sujeto, sino del ambiente tucional en su art. 42: “Los consumidores y usua-
en el cual se desarrolla su vida económica(35); de rios de bienes y servicios tienen derecho, en la re-
este modo la protección es una política de organi- lación de consumo, a la protección de su salud,
zación del mercado(36). seguridad e intereses económicos; a una informa-
ción adecuada y veraz; a la libertad de elección y
V.c. La formación del contrato a condiciones de trato equitativo y digno. Las au-
toridades proveerán a la protección de esos dere-
Dentro del capítulo 2 del Título IIIº dedicado a chos, a la educación para el consumo, a la defensa
los contratos de consumo se encuentran tres sec- de la competencia contra toda forma de distorsión
ciones: la primera concerniente a las “prácticas de los mercados, al control de los monopolios na-
turales y legales, al de la calidad y eficiencia de los
servicios públicos, y a la constitución de asocia-
(32) Ver SANTARELLI, Fulvio G. comentarios a los ciones de consumidores y de usuarios...” fueron
arts. 1 y 2 de la ley 24.240, en “Ley de defensa del consu- también incorporados por la ley 26.361 al régimen
midor. anotada y comentada” PICASSO - VÁZQUEZ FE- de la ley 24.240(38) encontrando ahora mejor ex-
RREYRA Dir., p. 44. posición y sistematización, ingresando al cuadro
(33) La norma conduce hacia la confusión, ya que construido a partir de los antecedentes de derecho
debió haber dicho “... quien sin ser parte de un contrato
de consumo....”.
(34) LORENZETTI, Ricardo ob. cit., p. 73.
(35) SANTARELLI, Fulvio G. “De la debilidad, sistema (37) RODOTA, Stefano “La vida y las reglas” p. 53.
y paradigmas” en RCyS 2014-II. (tapa). (38) Ver KIPER, Claudio M. en “Ley de defensa del
(36) SAUPHANOR BROUILLAUD, NATACHA, “Les consumidor comentada y anotada” PICASSO - VÁZ-
contrats de consommation regles communes”, p. 3. Paris, QUEZ FERREYRA, Dir.; comentario al art. 8 bis., p. 120
2011. y sgtes.
232 | SUPLEMENTO ESPECIAL CONTRATOS

comparado(39) y la doctrina(40): 1.) Derechos Prima- amplio(43): pero, es en este marco en donde tuvo
rios fundamentales: a) Derecho de acceso al con- su desarrollo más significativo, con capacidad de
sumo (que involucra a la libertad de elección y la influir en las relaciones marginadas del ámbito
no discriminación ni arbitrariedad, trato equita- del consumidor. Así la finalidad de lograr niveles
tivo y digno en el acceso al consumo); b) Derecho adecuados de transparencia no se obtiene sólo
a la educación al consumo. 2.) Derechos sustan- con agudizar el deber de información en cabeza
ciales: a) derecho a la seguridad (derecho a la vida, del proveedor de bienes y servicios en la relación
salud, integridad, protección del medio ambiente singular para con el consumidor, sino que es ne-
y prevención de daños); b) Derecho a la informa- cesario implementar políticas que contribuyan a
ción; c) Derecho a la protección de los intereses incrementar los niveles de información del consu-
económicos (calidad de productos y servicios, jus- midor medio en general.
ticia contractual y reparación de daños). 3.) Dere-
chos instrumentales: a) Derecho a la organización; El régimen de contratación del consumidor
b) Derecho de participación (representación, con- tiene por finalidad la defensa de los intereses eco-
sulta y expresión (ser oído); c) Derecho de acceso nómicos del consumidor; de modo que éste no
a la solución de conflictos (asesoramiento y asis- se vea defraudado en su decisión de consumo; es
tencia; acceso a la justicia). decir que el precio que pague por una prestación
se ajuste a las expectativas que un consumidor ra-
El fin práctico de esta sección es que confirma zonable tenga de dicha operación negocial; de tal
la potencialidad de la figura del “expuesto a una modo el consumidor debe contar con información
relación de consumo”, quien cuenta con una ac- necesaria como para definir el producto o servicio
ción para el cese de las conductas que configuran que mejor se ajusta a sus necesidades y, luego para
una violación a estos principios, si bien ella carece poder comparar adecuadamente las ofertas simi-
de una norma expresa, como lo tiene la sección si- lares del mercado(44). Además, la otra arista del
guiente en el texto del art. 1102, ello no es óbice deber de información se refiere al reglamento con-
para aplicarlo análogamente, máxime que la ley tractual, es decir, debe tener claridad sobre el al-
24.240 mantiene toda su virtualidad y ya contenía cance de sus obligaciones, como de las que asume
este efecto(41). el proveedor de bienes y servicios; en este sentido,
el art. 988 del CCyC., en su inc. c) considera abu-
V.c.2. Información y publicidad: el remedio sivas a las cláusulas que “por su contenido, redac-
contra la publicidad engañosa ción o presentación, no son razonablemente pre-
visibles” (aplicable al contrato de consumo por
La obligación de informar es menester enten- remisión del 1117 CCyC.)(45).
derla dentro del principio de la transparencia que
debe regir en las relaciones patrimoniales inter- El Código aquí también desanda el sendero
subjetivas(42); ello lleva a admitir que esta obliga- constitucional, cuyo art. 42 de la CN ha consa-
ción no es territorio único del derecho de con- grado el deber de informar al consumidor como
sumo, sino que pertenece a un contexto más
(43) En contra ABDALA, Martín, quien sin desco-
nocer la trascendencia del deber de información, sos-
tiene que debe “... mantener su carácter de obligación
excepcional, que no puede ser admitida como una regla
(39) Principalmente la Declaraciones y Directivas de general de conducta, sino que sólo puede ser aceptada
la Unión Europea que desde sus inicios ha enarbolado para aquellos casos en los que realmente se justifique su
la necesidad de la protección de los consumidores en reconocimiento”. En “El deber de información en la con-
el marco de un mercado común, lo que ha dado lugar a tratación”, LA LEY 2006-F, 1437.
un extraordinario desarrollo normativo al respecto. Asi- (44) SANTARELLI, Fulvio G. comentario al art. 4º ely
mismo el análisis de la normativa latinoamericana pro- 24.240, en “Ley de defensa del consumidor. Comentada
tectoria del consumidor. y anotada”, cit., p. 63.
(40) STIGLITZ, Rubén y STIGLITZ, Gabriel en “De- (45) Por otro lado, existe una relación directa entre
rechos y defensa del Consumidor”, pág. 40. Ediciones La información y seguridad: la interiorización al consu-
Rocca. Buenos Aires, 1994. midor de las condiciones de uso, materiales que com-
(41) SANTARELLI, Fulvio G. “Novedades en el ré- ponen el producto, enumeración de riesgos habituales,
gimen de contratación con el consumidor”, en “Re- etc., alcanza la función preventiva de daños en el con-
formas a la ley de defensa del consumidor”, VÁZQUEZ sumidor por la indebida utilización del producto. Conf.
FERREYRA Dir.; p. 143. SANTARELLI, Fulvio G. comentario al art. 4º ley 24.240,
(42) CARBONNIER, Jean “Drot civil. Les biens. Les en “Ley de defensa del consumidor. Comentada y ano-
obligations” nº 997, pág. 2061. Paris 2004. tada”, cit., p. 63.
Fulvio G. Santarelli | 233

garantía explícita: “Los consumidores y usuarios de indicaciones falsas o de tal naturaleza que in-
bienes y servicios tienen derecho, en la relación de duzcan o puedan inducir a error al consumidor,
consumo... a una información adecuada y veraz”; cuando recaigan sobre elementos esenciales del
se ha enmarcado bien esta garantía propia de las producto o servicio”(49).
relaciones patrimoniales dentro del proceso de
decodificación a manos de la constitucionaliza- V.c.3. Información y publicidad: La publicidad
ción del derecho privado(46). comparativa

El deber de información pesa sobre el proveedor La comparación publicitaria no es de sencilla


de bienes y servicios desde que oferta sus pro- definición, la ley española (29/2009) refiere, de
ductos al mercado, y en cada oportunidad de con- modo general a “Actos de comparación” y pre-
tacto con sus potenciales compradores está la exi- cisa: “La comparación pública, incluida la publi-
gencia de información; la cual adquiere diversas cidad comparativa, mediante una alusión explí-
funciones; en efecto, en la etapa precontractual el cita o implícita a un competidor”. Este concepto es
objetivo es que el consumidor preste un consenti- suficiente para poder asentar el sinuoso camino
miento esclarecido, superada la etapa de elección, que ha recorrido la comparación publicitaria en
se requiere información para la ejecución del con- nuestro medio; en efecto, a la publicidad compa-
trato; si bien esta distinción dista de ser nítida(47) rativa se la ha combatido con los siguientes argu-
es útil para explicar los diferentes contenidos que mentos: i. La publicidad comparativa al valerse de
deben presidir al deber de información. El acto la mención de la marca competidora, se está apro-
publicitario es una oportunidad de contacto entre vechando del prestigio de esta última, permitiendo
el oferente de bienes y el consumidor, por tanto que se edifique el buen nombre de una sobre el ya
la publicidad puede ser vehículo de información, ganado por otra, desde esta perspectiva se la con-
aunque no deba ser siempre así. En efecto, la pu- sidera parasitaria. Esta visión es congruente con el
blicidad que decide aludir a las descripciones del reconocimiento de cierto señorío a la marca ma-
producto ofrecido o sus condiciones de contra- yoritaria sobre su porción de mercado: derecho
tación se convierte en medio de información y le a la clientela(50). ii. El uso de la marca es exclu-
son aplicables todas sus reglas, en orden a la ob-
jetividad, claridad, precisión, etc. Y además, tales
precisiones se consideran contenidas en la oferta (49) Naturalmente que las normas del Código Civil
contractual, por lo tanto obligan al oferente en y Comercial se integran no sólo a la ley consumerista,
tales términos. Esta regla ya presente en el art. 8º sino que también a decretos y resoluciones que se dictan
de la ley 24.240, aparecen ahora ratificados como en relación al ordenamiento de consumo, Verbigracia,
efectos de la publicidad en el art. 1103. el art. 4º del decreto reglamentario de la ley 24.240, nº
1798/94, establece que el proveedor tiene la obligación
Ahora bien, es lícito que la publicidad se des- de informar en todo momento acerca de la peligro-
interese por informar y se remita a otro tipo de sidad que hubiese advertido o descubierto con posterio-
ridad a la introducción del producto en el mercado, aún
mensaje; en tanto persiga atraer, sugerir, motivar,
cuando ya los efectos de la relación con el consumidor
el consumo de un objeto, de una marca, etc.(48).
singular se hayan agotado; el que fue calificado como un
Aun en estos casos, la publicidad no puede atentar supuesto de un deber de información post contractual.
contra el principio de transparencia, es decir in- Conf. ARANCET, Alejandra en GHERSI - WEINGARTEN
ducir a confusión o a error respecto de los ele- “Tratado de Danos Reparables”, pág. 22.
mentos esenciales del producto o sus formas de (50) Es la doctrina que se expresa en el fallo “Rolex
comercialización; en este sentido, el inc. a.) del c. Orient”. Los autores, a su turno, acompañaban tal te-
art. 1101 prohíbe toda publicidad que “contenga situra: “La clientela es un bien susceptible de valor, una
propiedad que no puede a través de la publicidad com-
parativa, es decir atribuyendo al nuevo producto el favor
(46) SOZZO, Gonzalo “Antes del contrato” pág. 424. que el producto comparado había adquirido antes entre
Buenos Aires 2005. los consumidores, buscando desviar la clientela y apo-
(47) La distinción fue objeto de críticas, por su difi- derarse del magnetismo comercial de la marca ya adqui-
cultad, atento que la distinción entre la etapa contractual rida”, (ARACAMA ZORRAQUÍN, Ernesto, “Medios distin-
y precontractual no aparece siempre nítida, ver: TERRE - tivos y publicidad comparativa en el derecho argentino”,
SIMLER - LEQUETTE “Droit civil. Les obligations; nº 250; en LA LEY 1991-E, 1603) esta visión fue llevada también
6º ed. Paris 1996, asimismo, PIEDELIEVRE, Stéphane, nº al ámbito penal, al interpretar el art. 159 del Cód. Penal,
53; pág. 38. Paris, 2008. se ha dicho que el bien jurídico tutelado es la propiedad
(48) LÓPEZ CABANA, Roberto M. “La información al de la clientela y no el consumidor. (LÓPEZ, Claudia Ida
consumidor”, en Revista de Derecho Privado y Comuni- Mónica, “Propaganda comparativa: ¿información legal o
tario, Nº 7, pág. 253. denigración del rival?”; en LA LEY 1992-A, 566).
234 | SUPLEMENTO ESPECIAL CONTRATOS

sivo de quien la ha registrado para sí. El uso de la propio de la concurrencia que la demanda oscile
marca ajena a los fines de la publicidad compa- libremente entre los competidores y que la per-
rativa, constituye un uso indebido de la marca(51). tenencia de la clientela a un oferente no perma-
iii. Toda comparación es denigratoria. Por ende ilí- nezca más tiempo que el que verdaderamente me-
cita(52). iv. La publicidad comparativa es incompleta rezca(58).
debido a la necesaria selección de los puntos de
comparación favorables a quien compara, lo que El argumento recién expresado rompe un
la torna —además de denigrante— engañosa(53). tandem otrora inescindible: oferente - marca -
En este mismo sentido se sostuvo que “es una sín- clientela; en donde la marca era la amalgama que
tesis parcializada y con fines persuasivos”(54). Sin otorgaba el denominado “derecho a la clientela”(59).
embargo, la paulatina evolución hacia la acepta- Puesto el derecho marcario en su sitio(60), no
ción de la publicidad comparativa en verdad es el queda sino hacerse cargo de lo relativo a la deni-
corolario de una concepción del derecho concu- gración o a la deformación de la información que
rrencial más amplia, abandonando una visión in- puede dar lugar la comparación publicitaria (ver-
dividualista de cada oferente, en donde el ilícito daderos puntos débiles de los actos de compara-
concurrencial estaba encuadrado como lesivo de ción); para lo cual es menester analizar las reglas
los derechos subjetivos del empresario, para ir bajo las cuales recibir este método promocional.
hacia una visión protectora que comprende a los Nuestro sistema normativo no ha prestado la aten-
consumidores y al interés público(55). ción que merece el fenómeno publicitario. Sólo tí-
midamente, los arts. 7 y 8 de la ley 24.240, dieron
Es que la protección de la iniciativa econó- atención a la publicidad engañosa; luego la incor-
mica privada como el régimen de la concurrencia poración del principio de “trato digno”, abrió otros
se justifican —cabe insistir— en tanto proveen al caminos de lealtad publicitaria, no debidamente
bienestar general, ínsito en el régimen de la com- recorridos, lo que justifica el reclamo por un sis-
petencia comercial, basada sobre el mejoramiento tema más completo de regulación de la materia(61).
cualitativo de los productos y servicios ofrecidos;
por lo cual se justifica el derecho de cada empre- La publicidad comparativa (62), ha merecido
sario de resaltar públicamente las carencias del —bajo ciertas reglas y condiciones— opiniones
producto ajeno, informando —al propio tiempo—
al consumidor y contribuyendo a la transparencia
del mercado(56); de este modo el prestigio de la
(58) ZAPIOLA GUERRICO, Martín. “La publicidad
marca no guardará sino estricta relación con la ca- comparativa (aspectos jurídicos)”, en LA LEY 1988-
lidad del producto que identifica(57). C, 772.
(59) VÍTOLO, Alfredo M. “La publicidad comparativa.
Bajo este prisma, es fácil advertir que aún
La perspectiva constitucional”, en LA LEY 2005-A, 1046.
cuando quien busque compararse con otro pro-
(60) “La publicidad comparativa en cuanto nombra
ducto, sea un competidor minoritario, con quien
o muestra una marca competidora atribuyéndola al pro-
ostenta la porción más importante del mercado, ducto o servicio de su legítimo titular, para luego com-
tal comparación no resulta parasitaria, ya que es parar aquellos con el producto o servicio anunciado, no
incurre en uso de marca ajena en los términos de la ley
de marcas. Tal situación sólo se plantearía en el caso de
(51) O´FARREL, Miguel B.; ob. cit. que el anunciante se atribuyera o asociara la marca com-
(52) O´FARREL, Miguel B.; ob. cit., loc. cit. petidora al producto o servicio anunciado” ZAPIOLA
(53) O´FARREL, Miguel B.; ob. cit., loc. cit. En igual GERRICO, Martín, ob. cit., loc. cit. En igual sentido ver
sentido O´FARREL, Ernesto “La publicidad comparativa VÍTOLO, Alfredo M., ob. cit., loc. cit.
vista desde la publicidad”, en LA LEY 1995-C, 1065. (61) Ver SANTARELLI, Fulvio G. “La protección del
(54) MERCURIALI, Carlos y GIAY, Gustavo “Publi- consumidor frente a la publicidad engañosa en la Re-
cidad comparativa. Un aporte al debate sobre su lega- pública Argentina”, en “Obligaciones y contratos en los
lidad o ilegalidad”, en Diario LA LEY, 2/3/2005, p. 1. albores del siglo XXI”. Homenaje a Roberto M. López
(55) ACEVEDO, Rafael A. “El modelo de la compe- Cabana - Ameal - Tanzi Directores; pág. 915. Abeledo-
tencia basada en la eficiencia de las propias prestaciones Perrot, Buenos Aires, 2001.
y la publicidad desleal”, en RDCO, 1998-495. (62) Para recorrer la evolución de su concepto y ar-
(56) GHIDINI, “Introduzione allo studio della pubbli- gumentos en pro y en contra de tal práctica ver KEMEL-
citá commerciale”, Milano 1968, citado por BERTI, Carlo, MAJER de CARLUCCI, Aída, “Publicidad y consumi-
“Pubblicitá scorretta e diritti dei terzi”, Milano, 2000. dores”, en Revista de Derecho Privado y Comunitario, nº
(57) ALONSO, Fernando M., “Publicidad compa- 5 “Consumidores, en especial, pág. 103 y sgtes. Santa Fe,
rativa (análisis de un reciente fallo)”, en LA LEY 1991- 1994. SANTARELLI, Fulvio G. “Bases para la aceptación
C, 526. de la publicidad comparativa” en RCyS 2005, 487.
Fulvio G. Santarelli | 235

auspiciosas tanto a nivel doctrinario(63) como ju- 5. Cuando hay mala fe la publicidad compara-
risprudencial(64). Ellas son(65): tiva no es legítima, pero para mostrar la mala fe
debe mostrarse alguna falsedad en esa publicidad.
1. Los consumidores tienen el derecho consti-
tucional a una información adecuada y veraz y a 6. Deben confrontarse productos y caracterís-
la protección de la libertad de elección y, por su ticas homogéneas.
parte las empresas que actúen en el mercado local
tienen derecho a concurrir conforme a las prác- 7. La confrontación debe ser leal y veraz, en con-
ticas leales y lícitas; como así también tienen de- diciones de equivalencia para todos los objetos
recho a acciones positivas de las autoridades ten- comparados.
dientes a evitar toda forma de distorsión indebida.
8. Debe comparar de modo objetivo una o más
2. La referencia a la marca ajena puede consti- características esenciales, pertinentes, verificables
tuir una actitud legítima cuando se reconoce que y representativas de esos bienes y servicios; no
otro es el titular y no se trata de desacreditarla o debe dar lugar a confusión en el mercado entre un
anunciante y un competidor, o entre las marcas,
denigrarla.
los nombres comerciales, otros signos distintivos
3. La publicidad comparativa es aquella en la o los bienes o servicios del anunciante y los de
que el anunciante compara su oferta con la de uno algún competidor. Además los productos deben
o varios competidores identificados o inequívoca- pertenecer a una misma categoría o satisfacer una
mente identificables, con el resultado directo o in- misma necesidad.
directo de resaltar las ventajas de los propios pro-
ductos o servicios frente a los ajenos. Sobre este panorama el art. 1101 del CCyC pro-
híbe “toda publicidad que efectúe comparaciones
4. La publicidad comparativa no se encuentra de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal
por si vedada en nuestro ordenamiento positivo. que conduzcan a error al consumidor”; la expre-
sión en tono de prohibición es observable, antes
que nada por redundante, resulta reiterativo ex-
(63) ALONSO, Fernando M., ob. cit., en LA LEY
poner que la publicidad engañosa (que conduce
1991-C, 526. ZAPIOLA GUERRICO, Martín. “La pu-
a error) está prohibida. Luego, podría haberse
blicidad comparativa (aspectos jurídicos)”, en LA LEY
1988-C, 772.
condicionado más detalladamente la compara-
(64) Ver fallo “Cervecería y Maltería Quilmes c/ Casa
ción publicitaria permitida, en tanto constituye un
Isenbek”, en RCyS 2005, 487. instrumento que incrementa el nivel de informa-
(65) El fallo en comentario, toma las premisas eu-
ción general del mercado, en tanto y en cuanto se
ropeas de admisión de la publicidad comparativa que tengan presentes las reglas de admisión antes re-
emanan de la Directiva del Consejo 84/450/CEE, del señadas. En efecto, la comparación objetiva y veri-
10/09/1984, modificada por la Directiva del Parlamento ficable coopera en la selección eficiente por parte
Europeo y del Consejo 97/55/CEE del 06/10/1997, y a del consumidor, a la vez que propone un límite
su turno modificada, pero no en lo sustancial que aquí al elemento persuasivo de todo mensaje publici-
se expone, por la Directiva 2006/114/CE, del 12 de di- tario, que pueda distorsionar el dato característico
ciembre de 2006. que rescata la comparación.‹

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