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SOMETIDOS A
CONDICIONES GENERALES
I. Introducción
Actualmente, las exigencias del tráfico
mercantil no permiten una discusión
minuciosa de los contratos mercantiles para
adaptarlos a los intereses concretos y
específicos de cada uno de los contratantes
Esas exigencias fuerzan a estipular «contratos
tipo»,
de contenido rígido y predeterminado,
que se repiten uniformemente en una serie
indefinida de contratos iguales y
en los que la voluntad de una de las partes cumple,
una función secundaria respecto al contenido del
contrato.
I. Introducción
Por tanto, una de las notas que caracteriza a la
contratación moderna, es el uso masivo de las
condiciones generales que realizan las empresas.
La mecánica de la contratación en masa, que lleva a
que se deban concluir contratos de contenido idéntico
o muy semejante con una pluralidad de personas,
hace que resulte imposible -o muy oneroso- negociar
individualmente cada uno de los contratos.
Surgen así, los llamados «contratos de adhesión» o
que incluyen “condiciones generales de la
contratación”, que se caracterizan por
la ausencia de negociación y
la predisposición a cargo de una de las partes, sea -o no-
redactora material de las mismas.
I. Introducción
En contra de lo que se piensa en ocasiones, el fenómeno
de las condiciones generales no ha de enjuiciarse
negativamente:
de no existir, resultaría imposible concluir en condiciones
favorables para el adherente (por precio, tiempo, etc.) muchos
contratos en sectores muy diversos:
suministro de agua, electricidad, gas, viajes, seguros...
Las condiciones generales de la contratación se usan en
todos los casos en que una de las partes no está en
condiciones de negociar en pie de igualdad (por existir
notables diferencias en el poder de negociación) el
contenido concreto de las cláusulas de los contratos que
firma
Se da, sobre todo, en la contratación con consumidores
Pero también en la contratación entre empresarios
I. Introducción
Sin embargo, las condiciones generales de contratación suelen conducir a
abusos
que son cometidos por la empresa predisponente, amparándose en la posición
de supremacía que ostenta frente al adherente.
Por ello, las condiciones generales han de ser objeto de un estricto control,
que se ha orientado en varios sentidos:
De una parte, a controlar que el adherente ha tenido la posibilidad real de
poder conocer las condiciones generales que luego le serán aplicadas, y
que éstas son claras y comprensibles (control de incorporación que impone,
sobre todo, especiales deberes de información y claridad en la redacción).
De otra parte, a controlar la interpretación de las condiciones generales, de
forma que, no favorezca los intereses de la parte predisponente, sino que,
en caso de dudas de interpretación, se resolverán a favor del adherente (control
de interpretación).
Finalmente, el control dirigido a evitar que en las condiciones generales
pueda incluirse «cualquier cosa», es decir, tendente a evitar las condiciones
generales abusivas (control de contenido).
La eficacia del control de las condiciones generales se complementa, en la
Ley, con el deber de información y de control de cumplimiento de sus
normas, que se atribuye a Notarios y Registradores.
II. Regulación
Durante mucho tiempo las condiciones generales de la
contratación carecieron de normativa reguladora específica.
La laguna trató de ser colmada a través de ciertas reglas para casos
concretos
art. 3 Ley de Contrato de Seguro;
art. 10 de la entonces vigente Ley 26/1984, de 19 de julio, General para
la Defensa de los Consumidores y Usuarios, para regular los frecuentes
casos de condiciones generales en contratos con consumidores.
En la actualidad se cuenta con la Ley 7/1998, de 13 de abril,
sobre Condiciones Generales de la Contratación (LCGC)
La Ley se aplica a todos aquellos contratos que contengan
condiciones generales, con independencia de que el adherente sea
un consumidor o un «profesional» (art. 2 LCGC).
También deberá tenerse en cuenta lo dispuesto en el TRLGDCU
(Real Decreto Legislativo 1/2007),
Los arts. 80 a 91, se aplican cuando se trate de condiciones
generales en contratos celebrados con consumidores.
III. Concepto
Por condiciones generales de la contratación entiende
la Ley «las cláusulas cuya incorporación al
contrato sea impuesta por una de las partes, con
independencia de la autoría material de las
mismas, de su apariencia externa, de su extensión
y de cualesquiera otras circunstancias, habiendo
sido redactadas con la finalidad de ser
incorporadas a una pluralidad de contratos» (art. 1)
Lo decisivo es,
de una parte, la redacción anticipada y, sobre todo, la
predisposición por una de las partes («predisponente», que
puede no ser el autor material de las condiciones generales);
de otra, el hecho de que se redacten para ser empleadas en
una pluralidad de contratos.
V. Cláusulas abusivas
Las cláusulas abusivas son (art. 3.1 Directiva
93/13/CE, sobre cláusulas abusivas en contratos con
consumidores):
todas aquellas estipulaciones no negociadas que,
V. Cláusulas abusivas
Enumeración de supuestos de cláusulas abusivas:
Por vincular el contrato a la voluntad del empresario (art.
85 TRLGDCU)
Por limitar los derechos básicos de los consumidores (art.
86 TRLGDCU)
Por falta de reciprocidad (art. 87 TRLGDCU)
Sobre garantías (art. 88 TRLGDCU)
Que afectan al perfeccionamiento y ejecución del contrato
(art. 89 TRLGDCU)
Sobre competencia y Derecho aplicable (art. 90TRLGDCU)
La Ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los
contratos de crédito inmobiliario, ha establecido
expresamente en su Disp. Final 8ª, que las condiciones
incorporadas de modo no transparente en los contratos,
en perjuicio de los consumidores, serán nulas de pleno
derecho (art. 83 in fine TRLGDCU).
V. Cláusulas abusivas
Consecuencias:
Las cláusulas en las que se que se aprecie -incluso
de oficio- carácter abusivo «serán nulas de pleno
derecho y se tendrán por no puestas»,
provocando, como regla general, la nulidad parcial
del contrato (siempre que el contrato pueda subsistir
sin las cláusulas nulas: art. 83 TRLGDCU).
Los contratantes deberán restituirse recíprocamente
lo que hubieran recibido en virtud de la cláusula nula
(o del contrato, si este no pudiera subsistir sin la
cláusula nula) (art. 1.303 Cc).
La declaración de nulidad de una cláusula abusiva despliega
siempre efectos ex tunc
V. Cláusulas abusivas
Con esta regulación se está protegiendo a los
consumidores
no sólo contra las condiciones generales de los contratos,
sino también frente a aquellas estipulaciones que no hayan
sido negociadas individualmente, aun cuando no sean
condiciones generales de los contratos por no haber sido
predispuestas para una pluralidad de contratos sino para uno solo,
y también frente a todas las prácticas no consentidas
expresamente
precisándose, además, que el hecho de que una cláusula aislada,
o ciertos elementos de ella, se hayan negociado individualmente,
no excluirá la aplicación de las normas sobre cláusulas abusivas al
resto del contrato.
El empresario que afirme que una determinada cláusula ha
sido negociada individualmente, asumirá la carga de la
prueba.
V. Cláusulas abusivas
La protección que se dispensa en esta materia
(arts. 80 a 91 TRLGDCU), se complementa con
el régimen de acciones de cesación,
reguladas, con carácter general, en los arts. 53
a 56 TRLGDCU.
Las acciones de cesación
pretenden una condena al demandado, para que cese en la
conducta realizada y prohíba su reiteración futura
Tb pueden ejercerse para prohibir la realización de una
conducta, cuando ésta haya finalizado al tiempo de ejercitar
la acción, si existen indicios que hagan temer su reiteración
de modo inmediato.
FIN DE LA
PRESENTACIÓN