Está en la página 1de 5

Filosofía de la Educación

A MITAD DE CAMINO: POR UNA VERDADERA REVOLCION COPERICANA


EN PEDAGOGIA

(Reseña critica-exposición 2)

Elaborado por:
Víctor Manuel Torres Correa

Presentado a tutor:
Camilo López

Universidad del Quindío


Facultad de Ciencias Humanas y Bellas Artes
Programa de Filosofía
Año 2020
Martes, 29 de septiembre
Encabezamiento

Libro: “A MITAD DE RECORRIDO: POR UNA VERDADERA REVOLCION


COPERICANA EN PEDAGOGIA” En Frankenstein Educador.
Autor: Philippe Meirieu (1949, Alés, Francia).
Año de publicación: 1998 Barcelona, España.
Editorial: Laertes S. A. Ediciones.

Presentación
Fhilippe Meirieu es un político, investigador y ensayista del área de ciencias de la
educación, nació el 29 de noviembre 1949 al sur de Francia en Alès, hijo de Jean Meirieu y
de Jeannine Allamen; Meirieu ha sido inspirador de varias reformas pedagógicas. En su
obra Frankenstein Educador dice brevemente, que si se observa la historia de lo que ha sido
la educación, nos topamos muy frecuentemente con el mito de la fabricación de un ser
humano nuevo; el autor menciona algunas situaciones referentes del acto de fabricar
sujetos, enfatiza en la mediocridad de esta idea de educación que tiene como proyecto el
dominio del educando y del control total de su destino, y sugiere las razones, por las cuales
el educando debe de estar en el centro del sistema educativo.
Resumen expositivo
En el apartado dos Merieu, parte del mito de la fabricación de Frankenstein, para cuestionar
esa idea de la educación conocida como proyecto de posesión del educando y prolongación
del yo, que tiene como fin hacer un montaje, de saberes infundidos, del cual esperamos que
salga un ser a nuestra imagen, como resultado final y definitivo; e insistir en la necesidad
de un cambio radical (revolución copernicana) en educación, que ubica en el centro de esta,
la relación del educando (sujeto heredero de unos saberes) y el mundo que lo rodea; para
que así, el educando desarrolle su identidad y sea capaz, como heredero de unos saberes
(tradición) y sujeto en el mundo, de comprender el presente e invertir el futuro. Pero, antes
de hacer operativo ese principio de ubicar en el corazón de la educación “la construcción
de un sujeto en el mundo” (1998, p 70,71), Meireau, primeramente, revisa su carácter
ambiguo, y por último, plantea unas exigencias.
Dice el autor, que no es seguro que esta proposición sea completamente defendible, de tal
manera que se puede llegar a pensar, que la educación queda completamente subordinada al
educando; y así, se reduciría la educación a la simple función atender las necesidades del
menor y por tanto, la contemplación de diversas aptitudes que se despiertan en él; lo cual
los dejaría sin voluntad e inermes.
Ahora, las exigencias para una verdadera revolución copernicana en pedagogía son:
1 «Nos ha nacido un niño», o por qué la paternidad no es una casualidad Recibir el
nacimiento de un niño como la oportunidad, de renovar horizontes y de ser superados; pues
es el signo de que todo por fin podría hacerse de la mejor manera. Por tanto, nos dice el
autor, el nacimiento se debe recibir como un don; con las habilidades y cualidades que se le
hayan otorgado desde el nacimiento y no reprimirlo, sin con esto último renunciar a nuestra
relación filiación.
2 «Un ser se nos resiste» o de la necesidad de distinguir entre la fabricación de un
objeto y la formación de una persona Hay que aceptar que, como educador, es normal
encontrar en la educación, que la cosa no funcione, porque el educando se resiste; a veces
solo para demostrar que no es un proyecto de construcción sino un sujeto que se construye
solo, y delante del educador. Desde luego, es grande la tentación de excluir o enfrentar, al
educando que no se somete al educador, pero educar y educarse es salirse, de cierta manera,
de esa lógica de sometimiento
3 «Toda enseñanza es una quimera», o cómo escapar a la ilusión mágica de la
transmisión Hay que escapar a la visión de transmisión mecánica del conocimiento, y así,
a la idea de duplicación de estos. Aceptar que, de la exposición ordenada de conocimientos
por parte del educador, siempre hay una reconstrucción por parte del educando en función
de su proyecto personal; y no una reconstrucción lineal de hechos. Desde luego, la lógica
que preside la enseñanza, no es la misma que preside al aprendizaje.
4 «Sólo el sujeto puede decidir aprender», o la admisión del no-poder del educador
Nadie puede decidir por otro el hecho de aprender. En tal sentido, el educador, ante la
resistencia del educando que no quiere aprender y si decidir por sí solo, debe de aceptar la
imposibilidad de guiarlo; pero aun así, dice Meirieu, que su deber como pedagogo, es hacer
aprender al sujeto con la ayuda del acompañamiento y el llevar el acto educativo más allá
de esta resistencia (dificultad), para crear así, espacios donde el educando se sienta
tranquilo y se atreva a tomar la decisión de hacer algo que no sabe ; Porque esa decisión es
por lo que alguien supera lo que se le viene dado.
5 De una «pedagogía de las causas» a una «pedagogía de las condiciones» No hay que
confundir, el no poder del educador, en lo que a la decisión de aprender del educando se
refiere, y el poder que si tiene, sobre las condiciones que facilitan esa decisión de
aprendizaje del educando; pues es cosa de la pedagogía, crear espacios (marcos) educativos
seguros donde en educando pueda atreverse a realizar algo que no sabe hacer, para así
aprender a hacerlo; y no someter al alumno. Pero también, es cosa de la pedagogía, darle
sentido (energía) a los problemas vivos por medio de proposiciones inscritas en el
aprendizaje.
6 Hacia la conquista de «la autonomía» Hay que incorporar en la matriz de toda actividad
educativa la autonomía del sujeto. La escuela debe de tener por su parte, como objetivo la
autonomía de los alumnos en la gestión de sus aprendizajes; la autonomía se obtiene en el
trayecto de toda educación, cada quien se apropia de un saber, lo utiliza de nuevo y después
de nuevo lo invierte en otra parte; y esta operación de apropiación y reutilización, es
aquello que debe presidir en toda empresa educativa. La autonomía es aquello por lo que la
transacción humana es educativa: “«hacer comer» y «hacer salir»” (1998, p. 90) dice el
autor; así se ofrecen medios para que el educando se vaya desarrollando y se permita
acompañar al otro hacia aquello que nos supera y, también, le supera.
7 Sobre el sujeto en educación, o por qué la pedagogía es castigada siempre, en el seno
de las ciencias humanas, por atreverse a afirmar el carácter no científico de la obra
educativa Hay que aceptar, que la investigación pedagógica, no puede atenerse plenamente
al modelo de prueba y predictibilidad, a diferencia de las ciencias humanas, por su
insostenible ligereza. Dado que, se admite el no poder que se tiene sobre el otro; y que, el
pedagogo actúa solamente sobre las condiciones que permiten a aquel que educa actuar por
sí mismo, no puede este, elaborar un sistema que le permita ajustar su actividad a un campo
de certidumbres científicas.
Comentario critico
Meirieu supone mantener las particularidades propias del niño para su desarrollo, lo cual
expresamente significa, que reconoce la multiplicidad de culturas y realidades que hay en el
aula, y por tanto la necesidad de una educación impartida desde la diferencia, que respeta la
diversidad y reconozca la libertad del otro; sin educación hay violencia, pero una
educación hegemónica y directiva tampoco haría mucha diferencia, porque esta, busca la
manera de censurar lo que no va acorde con su orden. Para que el hombre viva bien y fuera
de la violencia se debe educarlo, pero tampoco hay que suprimir su libertad, sino aceptarla.
Me parece importante y estoy de acuerdo con el autor, en que se necesita una verdadera
revolución copernicana en educación, no solo para respetar el desarrollo del otro, sino que
también es fundamental para que, desde esa relación de la multiplicidad de culturas y el
conocimiento impartido en la escuela, el pueblo, el ciudadano, entienda que puede desde
su autonomía y participación vivir bien en sociedad, y se genere una verdadera cultura
democrática.
Conclusión
En suma, una verdadera revolución copernicana en pedagogía, consiste en rechazar la idea
de educación como fábrica, y esa de subordinar la educación al niño; y aunque no es una
propuesta novedosa, la de poner al educando en el centro de la educación, aun hoy día
vemos que, en algunas zonas se trata construir al alumno, en el sentido de partir de un
punto inicial y llevarlo a otro y definitivo; y en esa línea me parece que, es como si se
tratara de una educación para manejar masas. Una educación, que como ya se dijo, solo
tiene la finalidad de fabricar al educando, haciendo un montaje de saberes muertos, sin
sentido (sin sus problemas fundacionales) del cual él es el resultado; es una educación que
trata de hacer la vida con la muerte; y en consecuencia eso es condenar al educando a la
muerte del pensamiento crítico; y así a la manipulación; y todos sabemos que puede tener
finalidades muy perversas.

También podría gustarte