Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estructura y características
1. Introducción
5. Situación de comunicación
8. Bibliografía
Mediante este tipo de textos defendemos o rechazamos, aportando razones diversas, alguna idea,
proyecto o pensamiento. El emisor usa esta forma discursiva para intentar convencer al receptor y
utiliza para ello distintos argumentos. Cuando argumentamos tratamos de dar validez a nuestra
opinión o a la de otros o, también, podemos rechazar aquello que no nos interesa. Por este motivo,
este tipo de textos suele tener carácter subjetivo. La publicidad o los artículos de opinión de la prensa
escrita son ejemplos de textos argumentativos.
La intención de este tipo de textos se relaciona directamente con la función apelativa del lenguaje:
persuadir, convencer, aconsejar, sugerir implican una respuesta por parte del receptor y, dependiendo
de la misma, el emisor verá o no cumplido su objetivo. También pueden aparecer la función
referencial (cuando se transmite una información) y la expresiva, según sea el grado de implicación
del emisor en el planteamiento del tema.
Persuadir es un acto discursivo intencional dirigido a lograr que el destinatario del mensaje actúe
de cierta forma apelando a sus aspectos emocionales, como sus deseos, temores o prejuicios. Así, la
persuación opera sobre la voluntad con fines establecidos de antemano y constituye uno de los
aspectos fundamentales de control presente en los discursos políticos, propagandísticos y
publicitarios que circulan en el medio social.
Convencer es “probar una cosa de manera que racionalmente no se puede negar” (Pérez, Vega:
2003). Dicha argumentación busca un convencimiento, la aceptación de una mirada sobre un hecho
puntual y no necesariamente la manipulación coercitiva, pues los argumentos apuntan a la
capacidad de diferenciar y razonar a partir de situaciones o antecedentes específicos. Estas
características hacen de la argumentación un proceso más complejo que el de la persuasión, sobre
todo en situaciones formales de enunciación -ensayos, informes de investigación o trabajos de
tesis-
. En síntesis, argumentar es dar razones para tal o cual planteamiento, que debe generar un sentido
polémico: “Sólo puede haber argumentación si hay desacuerdo sobre una posición, es decir,
confrontación entre un discurso y un contradiscurso” (Pérez, Vega: 2003).
Son tres los elementos o partes en las que se divide generalmente una argumentación:
la tesis, el cuerpo argumentativo y la conclusión. A pesar de que la mayoría de los textos
argumentativos suele presentar estos tres elementos, puede ocurrir que esté ausente alguno
de ellos: la tesis, en muchos casos, es sustituida por una exposición inicial sobre el tema
que se va a tratar. Es muy importante, por esta razón, señalar que el texto expositivo y
argumentativo funcionan conjuntamente en el caso de la argumentación: no podemos
defender ideas o situaciones sin haberlas puesto, previamente, en conocimiento de nuestro
receptor.
La tesis
Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona; puede aparecer al principio o al final del texto y
ocupa un párrafo, también al inicio o al final. En este último caso muchas veces se omite la conclusión
por considerarse innecesaria, pues es la tesis la que ocupa su lugar.
Es muy importante que la tesis esté formulada de forma clara, dado que es el núcleo en torno al cual
gira la argumentación que se va a desarrollar a continuación.
Þ Tesis “es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona” (Pérez, Vega: 2003). Todo texto
argumentativo, sin importar su extensión, se ordena alrededor de una tesis. Llamaremos tesis “al
enunciado -expreso o implícito- que mejor resume el punto de vista o interpretación del autor/a
acerca de un hecho determinado” (Díaz: 2002). Por ejemplo: “La educación es la base del
desarrollo de un país”.
La tesis puede ser expresada tanto al inicio, la mitad o al final del texto. Sin embargo, cuando se
está comenzando a escribir este tipo de textos, es recomendable ubicar la tesis hacia el final de la
parte introductoria.
Luego de haber determinado la materia y el tema a tratar, la tesis debe ser formulada como una
oración principal y completa, de tal manera que si se aislara del texto seguiría expresando un
sentido. La tesis es la idea central que va a controlar todo el ensayo, por lo tanto debe expresar y
sintetizar toda la intención del texto. La meta de un ensayista es que su tesis pueda ser identificada
por el lector con la misma intención con que se propuso comunicarla.
El cuerpo de la argumentación
La refutación o rechazo de las ideas contrarias es de gran importancia, pues en ella puede encontrarse
el éxito de nuestro objetivo (recordemos: convencer a los demás).
Debe prestarse especial atención a los argumentos que empleamos para rechazar ideas contrarias a la
nuestra: podemos emplear la ironía, introducir elementos subjetivos, pero siempre desde el respeto y
la tolerancia ante las ideas ajenas, sin caer en el insulto o comentarios despectivos que podrían ofender
a alguna persona.
Þ Argumentos . Los argumentos son los hechos, pruebas o datos que se tienen sobre una
problemática determinada, los que estructurados a través del razonamiento del autor, respaldarán la
tesis y permitirá probarla o refutarla. Los hechos o datos por sí solos no constituyen argumentos,
deben encadenarse lógicamente para lograr fortaleza como argumentos. De acuerdo al propósito
argumentativo que el autor se proponga, podrá escoger el tipo de argumento que le sea más
apropiado.
Se presentan hechos , a través de la narración de historias, experiencias, testimonios, observaciones,
cifras o encuestas que permitan situar las condiciones temáticas en donde se desplegará la
argumentación. Luego, se exponen los argumentos para defender la postura expuesta antes en la tesis.
Los argumentos pueden ser de distintos tipos, dependiendo del propósito que se persigue.
El autor corre menos riesgos de salirse del tema, pues la oración principal o tesis se encuentra
permanentemente como referencia que permite mantener la coherencia y unidad del texto.
l El lector sabe desde el comienzo qué es lo que leerá y cuál es la posición del autor con
respecto al tema que asume. Esta estrategia permite mantener el interés y la curiosidad del
lector por indagar en las razones que el autor presenta para defender tal o cual tesis.
l Se anticipa el tono o actitud con la que el autor desplegará sus ideas. En tal sentido, el tono
de un texto argumentativo puede ser humorístico, irónico, dramático, didáctico, solemne,
irreverente, de censura, de preocupación, etc; dependiendo del contexto comunicativo en el
que se enmarque el texto.
La conclusión
Þ Conclusión. Por lo general, la parte final del texto argumentativo valida la hipótesis o tesis, sea
esta explícita o implícita. Se retoma la idea principal, observando los alcances concluyentes que se
han logrado con la exposición de los argumentos. También es posible plantear preguntas o
proponer posibles soluciones a un determinado problema asociado a la tesis o idea principal del
texto.
CUERPO DE LA
TESIS CONCLUSIÓN
ARGUMENTACIÓN
- Idea fundamental que Relación de argumentos para defender la Cierre del texto, tras el
se defiende. idea planteada o refutar ideas contrarias razonamiento lógico
a ella. derivado de la
- Debe formularse de argumentación
forma clara.
precedente.
- La modalidad oracional es enunciativa cuando el emisor pretende mostrar cierta objetividad en sus
planteamientos, con el fin de darles mayor verosimilitud. También encontramos la modalidad
exclamativa, cuando el emisor manifiesta su postura ante el tema con un alto grado de implicación, y
la interrogativa, cuando el emisor quiere llamar la atención del receptor.
- La sintaxis es en general compleja, porque se suceden las oraciones coordinadas y subordinadas que
muestran el desarrollo del pensamiento del emisor. Predominan las subordinadas comparativas,
condicionales, causales y consecutivas. También son habituales los incisos, con rayas o paréntesis.
Mediante estas oraciones el autor da su opinión, ofrece una explicación o hace una aclaración.
Cantidad Lo que la mayoría piensa o hace puede funcionar como argumento (así como el
sentido común).
Hedonista Identificare con el carpe diem latino: la idea se justifica en razón de la necesidad
de vivir la vida.
Moral Las creencias éticas socialmente aceptadas pueden ayudar a justificar una opinión.
Progreso La novedad y lo original son claves del progreso y son valorados frente a la
tradición.
Semejanza Se defiende algo en razón de ser muy parecido a otro elemento que nos convence.
Social Hay ideas socialmente admitidas que funcionan como argumentos de autoridad.
Ejemplificador Tienen más peso las ideas que están apoyadas con ejemplos.
Por lo general, los distintos tipos de argumentos se utilizan entremezclados, dependiendo del
propósito comunicativo que se busca (convencer, explicar aclarar…). En el caso de los textos
argumentativos, se pueden utilizar argumentos basados en: datos y hechos, definición,
comparación y contraste, narración y descripción, causa-efecto autoridad y en valores.
Basados en definiciones. Definir es captar los rasgos esenciales, reales del objeto definido,
con el fin de señalar lo constitutivo de este. La definición con fines argumentativos es de
extensión personal, ampliándose libremente según la necesidad del tema. ¿Qué se puede
definir?
Definir el sentido: Definir una palabra es delimitar el sentido, utilizar
palabras para explicar otra. Algunos argumentos de carácter explicativo
requieren prestar más atención al significado de ciertas palabras, para lo cual
se utilizan definiciones explícitas.
Definir una noción: Definir una noción es dar una explicación específica a
una palabra precisa en un contexto dado. Es un recurso impregnado de los
valores o visión del autor que la enuncia, por ejemplo: “¿Qué es la libertad
para el Estado?, ¿y para nosotros?”. Definir una noción es un acto polémico,
pues se escoge, interpreta y califica. En el ejemplo anterior, el autor
necesariamente debe escoger o seleccionar una definición de libertad que le
permita sostener su tesis o propuesta.
Comparación: Se utiliza para señalar las semejanzas entre dos o más hechos, que a
simple vista podrían no tener elementos comunes (por ejemplo: los aspectos semejantes
entre el verano y el invierno). La comparación es empleada para indicar que algo es
bueno, útil, práctico, eficaz o válido. Para establecer comparaciones es necesario tener
clara cuál es la base sobre la que se trabajarán las semejanzas, por ejemplo:
“X es mejor que Y”
Contraste: Se utiliza para señalar las diferencias entre dos hechos que, pese al parecido
entre ellos, se encuentran latentes (por ejemplo: las diferencias entre el estado de
angustia y el estado de pánico). Cuando este recurso se utiliza para argumentar, permite
encontrar ángulos más detallados y menos visibles a un hecho específico, enriqueciendo
el argumento y por ende la tesis.
Los argumentos son los hechos, pruebas o datos que se tienen sobre una problemática determinada,
los que respaldarán la tesis o premisa. Cuando el hecho se apoya en un principio general adecuado
(tesis o premisa), adquiere el carácter de argumento. Por ejemplo:
“Ha llovido” → “Las uvas se han dañado” → “La lluvia destruye la vid”
Por otra parte, describir implica clasificar por etapas, secuencias, niveles, dominios o
categorías. Este recurso permite jerarquizar las ideas desde lo más importante a lo menos
importante. La descripción se utiliza bastante en los textos argumentativos que buscan
convencer acerca de las cualidades o ventajas de un objeto, especialmente en el ámbito de la
publicidad.
Por otra parte, señalar los efectos de una situación puntual implica mostrar las consecuencias que
se desprenden de un fenómeno o causa. Por ejemplo:
* Fenómeno: incendio
l Basados en la autoridad. Son aquellos argumentos que utilizan el nombre de una autoridad o
de una institución de prestigio para apoyar una tesis. Este tipo de argumento involucra al
receptor en la medida en que este debe evaluar si considera prestigioso o no a quien se
señala como apoyo.
La modalización atiende a la presencia del emisor en el propio texto. Esta presencia se percibe
a través de diferentes elementos lingüísticos llamados modalizadores.
Los modalizadores son propios de textos con un marcado carácter subjetivo. Entre las formas
discursivas que tienen entre sus características la subjetividad se encuentra la argumentación, de ahí
que los modalizadores sean frecuentemente definidos como las marcas lingüísticas que manifiestan la
presencia del emisor en textos argumentativos.
b) El léxico valorativo.
e) La tematización.
f) La deixis
g) La impersonalidad
Las modalidades oracionales y comunicativas muestran la actitud del emisor ante el enunciado
y su intención respecto al receptor. Así, podemos distinguir entre actitudes que niegan o afirman lo
dicho (enunciativas), que preguntan por algo o por alguien (interrogativas directas e indirectas), que
muestran sorpresa o admiración (exclamativas), mandato (exhortativas), o bien duda, posibilidad
(dubitativas), o bien deseo (desiderativas). Lo fundamental es determinar cuál de estas modalidades
oracionales predomina en el texto para buscar la razón en la intencionalidad del autor.
– Interrogativa: el emisor llama la atención del receptor y lo conduce a buscar una respuesta. La
función predominante es, por tanto, la apelativa. Las oraciones interrogativas pueden ser totales o
parciales, directas o indirectas, afirmativas o negativas. Por ejemplo: ¿Conoces la nueva biblioteca
del instituto? (directa total); ¿Te gustaría visitarla? (directa parcial) ;Me pregunto si conoces la nueva
biblioteca del instituto (indirecta total); No sé cuántos años tienes (indirecta parcial); ¿No conoces la
nueva biblioteca? (directa, total y negativa). También existen las interrogaciones retóricas, que son
aquellas cuya respuesta ya conoce el emisor pero que sirven para hacernos reflexionar o preguntarnos
por alguna cuestión.
– Exclamativa: el emisor manifiesta sus sentimientos y los hace explícitos para el receptor. La
función principal es la emotiva. Pueden presentarse como interjecciones (¡hola!), frases interjectivas
(¡a buenas horas mangas verdes!) o como oraciones completas: ¡Nadie está ahí para defender a las
futuras generaciones!
– Dubitativa: el emisor presenta el enunciado como posible, de manera que es el receptor quien debe
darle validez mediante la reflexión. Destaca en las mismas la función emotiva. Por ejemplo:
Quizá la clave de esa conducta está en el grado de infidelidad, egoísmo o ingratitud que estamos
dispuestos a soportar de nuestros semejantes; Quizá llega un momento en que uno se cansa de
querer…
– Desiderativa: el emisor expresa el contenido como un deseo alcanzable, de forma que involucra
en el mismo sentimiento al receptor. En consecuencia, la función emotiva también está presente en las
mismas. Por ejemplo: Un gran rey español sería el que supiera hablar todas las lenguas de España.
El vocabulario que utiliza el autor en su texto mostrará el grado de implicación del emisor
respecto a su enunciado. Podemos encontrar:
– Adjetivos valorativos: se usan los adjetivos con un valor connotativo, a los que se pueden unir,
además, morfemas derivativos; por ejemplo: idealizada meta; profundísima insatisfacción. Muchas
veces son usados en parejas o en enumeraciones; por ejemplo: seres humanos olvidados, perdidos y
condenados a…;es cariñoso, compasivo y cuidadoso con su perro…
– Sustantivos: el emisor utilizará aquellos sustantivos que impacten en el receptor; por ejemplo:
amor, indiferencia, odio, desprecio… Muchas veces aparece –igualmente– el uso de los morfemas
derivativos para expresar gusto o disgusto, afecto o desafecto; por ejemplo: ¡Angélicos míos!; esos
personajillos. Igual que ocurre con los adjetivos, los sustantivos también pueden aparecer en parejas o
en enumeraciones; por ejemplo: tan importantes son una nutria, un lobo o una ballena como un ser
humano…; hermanos, sobrinos y demás parientes…
– Adverbios y locuciones adverbiales: el emisor los utiliza con el fin de expresar certeza, duda,
implicación, posibilidad etc.; por ejemplo: posiblemente, sin duda, angustiosamente, por supuesto, a
lo mejor, evidentemente…
– Verbos: serán de pensamiento, dicción y sentimiento; por ejemplo: pensar, creer, sentir,
experimentar, decir, hablar, lograr, vivir, morir, amar, odiar…Ej.: muero por un vaso de agua…
Son varias las figuras retóricas que puede utilizar el emisor para mostrar su presencia. Entre
otras destacan:
– La ironía. Afirmar algo mediante su contrario puede implicar sarcasmo, crítica o burla. Se trata de
un procedimiento aparentemente suave pero que suele ser muy efectivo: ¿Quién podría poner en duda
la limpieza de sus «negocios»?; tiene la «sana» costumbre de no comer nunca ni fruta ni verdura.
– La hipérbole. Exageración evidente: ganaremos el partido sin bajarnos del autobús; buscaré hasta
debajo de las piedras para encontrarlo; te regalaré la luna y las estrellas.
– La reticencia. Los puntos suspensivos se utilizan para dejar abierta la enumeración o una idea y que
sea el receptor quien la continúe: Si las paredes hablaran…(los tres puntos suspensivos últimos son la
reticencia).
– El polisíndeton. Unión innecesaria de varias oraciones o palabras con conjunciones (es lo contrario
al asíndeton): y se levanta, y le saluda, y le abraza.
– Los puntos suspensivos. Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (…) –y solo
tres–, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso.
a) Para indicar la existencia en el discurso de una pausa transitoria que expresa duda, temor,
vacilación o suspense: No sé si ir o si no ir… No sé qué hacer; Te llaman del hospital… Espero que
sean buenas noticias; Quería preguntarte… No sé…, bueno…, que si quieres ir conmigo a la fiesta;
Si yo te contara…
c) Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspenso: Fue todo
muy violento, estuvo muy desagradable… No quiero seguir hablando de ello.
d) Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para alargar un
texto: Ser… o no ser… Esa es la cuestión.
– Los paréntesis. Signo ortográfico doble con la forma ( ) que se usa para insertar en un enunciado
una información complementaria o aclaratoria. Su uso como modalizador implica la intención del
autor de interrumpir el enunciado, normalmente para incluir una nota subjetiva
por parte del autor: Las asambleas (la última fue realmente pesada) se celebran en el salón de actos.
– Las comillas. Signo ortográfico doble del cual se usan diferentes tipos en español: las comillas
angulares, también llamadas latinas o españolas (« »), las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Además
para reproducir citas textuales, las comillas pueden funcionar a modo de focalizador, para remarcar
algún término que al autor interesa resaltar. En este sentido, el Diccionario Panhispánico de dudas
nos aclara que sirven para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra
lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Dijo que la comida llevaba muchas
«especies»; En el salón han puesto una «boisserie» que les ha costado un dineral; Parece que
últimamente le va muy bien en sus «negocios».
E) La tematización
Entendemos por tematización (o topicalización) todo aquello que tiene que ver con la
estructura informativa del texto: el planteamiento del tema, la progresión del mismo, la inclusión de
nuevas informaciones sobre ese tema o la inclusión de nuevos temas (en el caso, este último, de que el
emisor desee incluir, por ejemplo, una digresión).
En ocasiones se presenta un tema y se van añadiendo informaciones basadas cada una en las
anteriores. Hablamos entonces de progresión temática vinculada.
En otras ocasiones, se introducen uno o varios temas y se va volviendo sobre ellos según
interese al emisor.
Finalmente, hablamos de digresión cuando el emisor rompe el hilo del discurso e introduce en
el mismo asuntos que no tienen conexión o presentan tan solo un íntimo enlace con aquello de que se
está tratando.
Además de la modalización, considerar la deixis y la impersonalidad nos puede ser útil para
reconocer la mayor o menor presencia del emisor (subjetividad / objetividad) en el discurso.
F) La deixis
– Personal. El emisor se incluye en su texto con presencia explícita a través de: verbos en primera
persona del singular; los pronombres yo, me, mí, conmigo; y los posesivos mi, mío, mía. También
puede incluir al receptor –deixis inclusiva– a través de verbos, pronombres y posesivos de primera
persona del plural (nosotros, nuestro). En algunas ocasiones, utiliza el pronombre indefinido
existencial uno, una, que da carácter impersonal al enunciado pero en el que también se incluye el
emisor o cualquiera.
– Social. El emisor establece diferencias con el receptor, marcando una mayor o menor distancia,
mediante el uso de tú o usted.
– Espacial. Los demostrativos son los deícticos que muestran el lugar en que se encuentra el emisor
en relación con los objetos. También se puede indicar a través de referencias concretas (en mi pueblo,
en Ruanda…).
– Temporal. El emisor parte de la actualidad y avanza o retrocede en el tiempo mediante adverbios
(ayer, mañana, hoy, aquí, allí…) o con expresiones que indiquen tiempo (desde mi infancia, en mi
vejez…).
G) La impersonalidad
El modo verbal (el indicativo indica objetividad, realidad; el subjuntivo, subjetividad, deseo, duda o
temor; y el imperativo, mandato).
El uso intencionado de conjunciones ilativas al comienzo de párrafo: Que trabajen o no, parece
darnos igual a los españoles…
El cambio de registro, que otorga mayor subjetividad a lo dicho para acercarse al receptor.
La focalización, mediante la que el emisor subraya una palabra o sintagma que quiere señalar
específicamente (uso de cursivas, negrita, letras mayúsculas, tipografía variada, etc.).
El hecho de que no exista acuerdo sobre un tema requiere que los interlocutores establezcan un
diálogo, esto es, tanto el emisor como el receptor son activos, pues, por un lado, el hablante debe
desarrollar una serie de estrategias discursivas que demuestren y apoyen sus puntos de vista (una
estrategia fundamental es que los argumentos seleccionados sean adecuados para el receptor) y, por
otro, el oyente decide si acepta o no las ideas defendidas por el emisor.
Es importante destacar que el poder de decisión por parte del oyente y la necesidad del hablante de
elaborar estrategias para convencerlo o persuadirlo evidencian que la relación establecida entre ellos
es simétrica. Si, por el contrario, fuera una relación asimétrica, el emisor solo impondría su punto
de vista, revelando su jerarquía frente al receptor.
6. Un ejemplo de texto argumentativo
Veamos un texto que ejemplifica cada una de las partes de la estructura del texto argumentativo:
El garrafal error del comentario de Ledeen reside en presentar esta elección presidencial
como un vuelco de la vida política francesa hacia la derecha (TESIS) . Ello es desconocer
cabalmente la realidad institucional gala y su reciente experiencia en materia de
‘cohabitación’. Por de pronto es esencial recordar que el que verdaderamente gobierna en
Francia es el Primer Ministro, quien es “de facto” y “de jure” una emanación directa de la
mayoría de turno en la Asamblea Nacional, recreando así la hasta hoy gobernante “gauche
plurielle”, el futuro Primer Ministro será ineluctablemente de izquierda y la capacidad del
Presidente de derecha de influir sobre el gobierno, extremadamente menguada. Es decir,
Chirac (o incluso Le Pen), en calidad de Presidente, frente a una Asamblea y a un Primer
Ministro de izquierda, se vería en absoluta incapacidad de dar un vuelco “derechista” a
Francia”.
Por ello, la elección más importante está por venir y, si bien el Presidente de la República
simboliza la nación y la república, lo cierto es que un vuelco derechista en Francia sólo se
produciría si en junio próximo las elecciones parlamentarias arrojaran un resultado a favor
de tal vuelco, al elegir una Asamblea de derecha y a la consecuente emanación de ésta en el
Poder Ejecutivo: el Primer Ministro (EXPOSICIÓN DE LOS ARGUMENTOS).
7.1.- Ensayo
El ensayo es un texto que tiene como propósito convencer al lector para que acepte o comparta
ciertos puntos de vista con el/la autor/a del mismo. Este tipo de texto es uno de los más solicitados
en ámbitos educativos formales, pues permite el despliegue de un conjunto de ideas en torno a una
hipótesis central de trabajo. El autor de un ensayo puede abordar cualquier tema , lo importante es
que el texto exprese su modo particular de valorar las cosas, tomando como materiales sus
experiencias o las de otros, sus reflexiones, lecturas, investigaciones, su bagaje cultural o la
influencia de otras personas.
Þ Aun cuando este tipo de ensayo tiene como propósito argumentar, su desarrollo requerirá de
recursos como la exposición, la narración o las descripciones, los que usualmente se utilizan de
manera combinada.
Þ A partir de la visión personal del tema, se elabora una tesis que funciona a manera de juicio
general, que será demostrado a través de la argumentación.
Þ El ensayo debe contar con una serie de argumentos o evidencias que respalden la tesis. También
se puede considerar la contraparte de cada argumento , es decir, aquellas evidencias de un posible
lector que no está de acuerdo con la postura de quien escribe. De esta manera, el ensayo se
enriquece desde el punto de vista argumentativo y dialógico.
Þ Para elaborar los argumentos se puede utilizar todo el material disponible , lo que implica llevar
a cabo un proceso de recolección y selección de datos, antecedentes y bibliografía que permita
comprender el tema y dar profundidad a los argumentos. La cantidad de datos y bibliografía
dependerá del tema y los argumentos que el/la autor/a desee desarrollar. Si se utiliza bibliografía
directa a través de citas o utilización de ideas ajenas a las del autor del ensayo, se debe señalar con
claridad la fuente, evitando así caer en el plagio.
Þ Uno de los valores de este tipo de texto es la libertad creativa que involucra trabajar sobre una
postura personal respecto a un tema determinado. De esta manera, tanto la propuesta como la
elección de los mejores argumentos para defender dicha perspectiva se pueden estructurar según el
razonamiento y estilo que el emisor crea más apropiado.
Þ Este tipo de texto se caracteriza por un lenguaje formal, preciso, evitando las redundancias y el
exceso retórico. Es recomendable utilizar la tercera personal plural , que le otorga un carácter más
inclusivo al mensaje (sugerencia válida para los tipos de texto argumentativos señalados acá). Al
escribir debe pensarse en el tipo de destinatario que accederá a nuestro texto, lo que en el ámbito
académico la mayoría de las veces se traduce en profesores y especialistas de determinadas áreas.
Sin embargo, el estilo de escritura siempre quedará como una de las posibilidades creativas del
emisor.
7.2.- Ponencia
La ponencia es un texto de divulgación que, básicamente, sigue la estructura general de los textos
argumentativos, y concebido para ser presentado en un congreso, seminario, jornada u otro
encuentro especializado. La ponencia se despliega en dos planos de la comunicación: el oral, donde
el/la autor/a debe leer su texto; y el plano escrito en el que el/la autor/a planifica y escribe un texto
de características publicables. En rigor, la ponencia es una síntesis de los resultados de un plan de
investigación, que dentro del marco de los textos argumentativos, se sustenta en una hipótesis
principal. En la exposición de la ponencia, por tanto, se contextualiza la investigación para luego
dar paso al desarrollo, resultados y proyecciones de la misma.
Þ La escritura de la ponencia se organiza sobre un plan o índice, el que no se hace explícito durante
la exposición del trabajo. Este plan de escritura no es privativo sólo del formato ponencia, sino de
todo texto que tenga por objetivo desarrollar ideas o argumentos en torno a una hipótesis o tesis
principal.
Þ Aún cuando la ponencia utilice ciertos elementos propios del aparato crítico y la investigación,
como las citas, notas o bibliografía de trabajo y sugerida, durante la exposición no es necesario
hacer mención de ellas para así hacer más fluida la exposición.
Þ Por otra parte, ser aceptado como expositor depende de este breve texto, pues en general se
solicita el envío del resumen tiempo antes del congreso, con el fin de determinar la participación o
no de quien lo envía.
7.3.- Monografía
Þ Debe ser sencillo y claramente definido . Es necesario conocer los límites del tema a tratar.
Þ Ser breve en extensión. Generalmente las tesis o trabajos de investigación de mayor envergadura
son las instancias en donde se puede abordar uno o más temas y con mayor extensión.
Þ La validez de un tema monográfico radicará no tanto en su originalidad, sino también en la
capacidad que este alcanza para esclarecer apropiadamente algún aspecto del tema u objeto de
estudio, estableciendo relaciones oportunas entre los elementos que conforman dicho tema.
Bibliografía
Alvarado, Maite y Alicia Yeannoteguy (2000), “La argumentación”, en La escritura y sus formas
discursivas. Curso introductorio, Buenos Aires, Eudeba (Temas/comunicación), pp. 61-76.
Díaz, Álvaro: La argumentación escrita, 2da edición 2002, Editorial Universidad de Antioquia,
Medellín.
Catalina Fuentes Rodríguez y Esperanza R. Alcaide Lara (2000): La argumentación lingüística y sus
medios de expresión, Arco Libros, Madrid.
González Reyna, Susana (1991), “El artículo editorial”, “El artículo de fondo”, “La columna”, “El
ensayo” y “Apéndice. Ejemplos de géneros periodísticos”, en Géneros periodísticos 1. Periodismo de
opinión y discurso, México, Trillas, pp. 59-70, 71-91, 93-106, 107-118 y 139- 182.
Kaufman, Ana María y María Elena Rodríguez (1993), “Caracterización lingüística de los textos
escogidos”, La escuela y los textos, Buenos Aires, Santillana, pp. 29-56.
Galdeano, Paula (s/f), Los conectores y la competencia textual, Buenos Aires, Alpha Centro de
Comunicación y Cultura (tomado de Internet: www.centroalpha.com.ar).
Fragnìere, Jean Pierre (1996), Así se escribe una monografía, Daniel Zadunaisky (trad.), Buenos
Aires, FCE de Argentina (Popular, 521).
Gracida Juárez, Ysabel y Austra Bertha Galindo Hernández [coord.] (2001), “El texto publicitario”, en
Comprensión y producción de textos. Un acto comunicativo, México, Edere, pp. 95-111.
Van Eemeren, Frans H. et al. (2000), “Argumentación”, en Teun A. van Dijk (comp.), El discurso
como estructura y proceso, Barcelona, Gedisa, pp. 305-333.
Pérez, Mónica; Vega, Olly: Técnicas argumentativas, 2003, Ediciones Universidad Católica de
Chile, Santiago.
Prat, Àngels (s/f), “habilidades cognitivolingüísticas y tipología textual”, en Jaume Jorba, Isabel
Gómez y Àngels Prat (eds.), Hablar y escribir para aprender. Uso de la lengua en situación de
enseñanza-aprendizaje desde las áreas curriculares, Madrid, Síntesis, pp. 63-66.
PROGRAMA UNIVERSITARIO DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA
- Estrategias argumentativas
- Mecanismos argumentativos.