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EL SINTAGMA VERBAL
1. INTRODUCCIÓN
La definición del concepto de “sintagma” ha causado controversias entre los
investigadores, pues aún no se ha delimitado a qué plano lingüístico pertenece. Esta noción,
como indica Guillermo Rojo (Aspectos básicos de sintaxis funcional , 1983, Málaga, Biblioteca
Ágora), fue extendida por Saussure a toda la combinación de signos que pueden contraer
relaciones gramaticales y que concurren en la cadena.
En líneas generales, se entiende por “sintagma” una combinación de elementos
morfosintácticos. En este caso, lo concebiremos como una unidad intermedia entre la oración y
la palabra, constituida por una o varias palabras en torno a un núcleo: el verbo, con una
determinada función sintáctica.
Partiendo de estas consideraciones y atendiendo al título del presente tema,
abordaremos el estudio del sintagma verbal desde un prisma morfosintáctico. Así, en primer
lugar, nos detendremos en la definición del mismo y en el estudio de su núcleo, con especial
atención a los constituyentes flexivos del mismo y en otras formas verbales que pueden actuar
como núcleo; después, concluiremos con el estudio de los distintos complementos verbales que
precisan semánticamente la capacidad significativa del núcleo del sintagma que nos ocupa.
2. HACIA UNA DELIMITACIÓN DEL SINTAGMA VERBAL
El sintagma verbal es, funcionalmente, el soporte del predicado y tiene necesariamente
un núcleo verbal, que puede ser simple (comí) o complejo (he comido), de cuyas características
específicas dependerá la estructura sintáctica del sintagma. Su núcleo, además, puede ir
actualizado o determinado y la actualización se manifiesta en la función sintáctica de sujeto (el
hombre tendió la ropa). Atendiendo al número de verbos que lo conforman, Lamíquiz Ibáñez
(2001, Lengua española: método y estructuras lingüísticas , Barcelona, Ariel) distingue entre
sintagmas verbales homogéneos (veía perfectamente) y heterogéneos (veía y oía
perfectamente). A continuación, profundizaremos con detalle en los elementos que lo integran.
3. EL NÚCLEO DEL SINTAGMA VERBAL: EL VERBO
Como hemos indicado anteriormente, el núcleo del sintagma verbal siempre es un verbo;
así, este combina un signo de referencia léxica, que es el predicado, y un signo de referencia
gramatical, que es el sujeto gramatical. Aquí, la relación predicativa se establece por solidaridad
entre los componentes morfológicos y lexemáticos del verbo, en cuyo estudio nos detendremos
en el siguiente apartado.
3.1. LA MORFOLOGÍA DEL VERBO
El verbo, la palabra flexiva por excelencia de la lengua, se compone de un lexema y de
morfemas flexivos. En él, distinguimos, siguiendo la NGBLE (RAE, 2011, Madrid, Espasa), los
siguientes componentes:
- La raíz o radical, que aporta el significado léxico.
- La vocal temática (VT), que es el constituyente flexivo que distingue las conjugaciones y,
junto con la raíz, forma el tema verbal (can-t-a-r, beb-e-r, dorm-i-r).
- El segmento flexivo TAM, que contiene la información flexiva de tiempo, aspecto y modo
del verbo.
- El segmento flexivo PN, que reproduce en el verbo los rasgos de persona y número del
sujeto.
Este conjunto de segmentos flexivos, TAM y PN, forman la desinencia verbal. Así, el
análisis morfológico de “cantaban” daría el siguiente resultado: cant-a-ba-n. Seguidamente, nos
detendremos en el estudio de los componentes que integran ambos segmentos.
3.1.1. EL SEGMENTO FLEXIVO TAM: EL TIEMPO, EL ASPECTO Y EL MODO
VERBALES
EL TIEMPO verbal es una categoría deíctica que permite localizar los sucesos expresados
por el sintagma verbal en un punto de referencia concreto, con el que puede mantener una
relación de anterioridad, simultaneidad o posterioridad. En español, los tiempos se clasifican
según cuatro criterios:
- El modo, que opone indicativo (como), subjuntivo (comiese) e imperativo (comed);
- La estructura morfológica, que diferencia entre tiempos simples (como) y tiempos
compuestos (he comido);
- El aspecto, que distingue entre tiempos perfectivos e imperfectivos; y
- El punto de anclaje temporal, que permite distinguir entre tiempos absolutos, que sitúan
un evento en relación con el momento de la enunciación ( el tren salió puntual), y tiempos
relativos, donde el momento de la enunciación no es la única referencia para localizar
temporalmente el evento (el revisor anunció que el tren saldría tarde ).
Por su parte, EL MODO verbal informa sobre la actitud del hablante ante lo que se dice.
Como hemos señalado, se han distinguido tres modos en nuestra lengua, explicados por
Gutiérrez Araus en su artículo “El paradigma verbal” (2000):
- Indicativo: empleado cuando el hablante contempla la acción como cierta o cuando
muestra una actitud neutral ante ella (Juan comió).
- Subjuntivo: presenta la acción como incierta, hipotética, deseada o no experimentada
(espero que juan comiese mucho).
- Imperativo: empleado para emitir órdenes o mandatos. Para Alarcos Llorach, se trata de
un modo apelativo y no de la lengua (Juan, ¡come!).
Como categoría no deíctica, EL ASPECTO informa sobre la organización interna de las
situaciones en relación con el tiempo. Este puede ser de tres tipos:
- Aspecto morfológico, que se expresa mediante las desinencias verbales y puede ser
perfectivo (la acción se presenta como acabada: Alicia hizo la comida) o imperfectivo (no
se alude al inicio o fin de la acción: Alicia hacía su comida).
- Aspecto léxico, que depende del significado de los predicados, los cuales se distinguen
por la presencia o ausencia de algunos rasgos, estos son, la duración, la delimitación, la
continuidad o el cambio.
- Aspecto sintáctico, que se manifiesta mediante ciertas perífrasis verbales.
6. BIBLIOGRAFÍA
[1] Alarcos, E. (1994). Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa.
[2] Bosque, I. y Demonte, V. (1999). Gramática descriptiva de la lengua española . Madrid:
Espasa.
[3] Garrido, J. (2009). Manual de lengua española. Madrid: Castalia.
[4] Gómez Torrego, L. (2002). Gramática didáctica de la lengua española . Madrid: SM.
[5] Rodríguez Ramalle, T. M.ª (2005). Manual de sintaxis del español. Madrid: Castalia.