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Cuadros maníacos, depresivos y esquizofrénicos – Milanese.

Estas perturbaciones cuentan con hipótesis neuroquímicas, lo cual no quiere decir que
son causadas de manera rotunda por factores biológicos.
“Cuadro” refiere a una totalidad compleja constituida por una persona en las que se
pueden observar, captar y escuchar, signos visuales, comportamientos, estados
emocionales, expresiones habladas y escritas que en conjunto vivenciamos como
psicológicamente perturbadas. Hay componentes que son figura y otros, fondo.
Los cuadros maníacos y los depresivos conviene tratarlos en conjunto porque son
complementarios, porque cada uno es el negativo del otro. En muchas oportunidades se
presentan en alternancia en la misma persona. Son trastornos del estado de ánimo que se
encuentran entre los trastornos de la afectividad.
En las personas, el estado de ánimo normal, en momentos en que no hay situaciones de
excepción, es aquel que permite dormir, trabajar, pensar, descansar, amar y realizar las
funciones vegetativas con naturalidad y sin sobresaltos aunque con variaciones por
períodos cortos. En el estado de ánimo los polos opuestos son la tristeza y el buen
humor. Estos, cuando están intensificados exageradamente, al punto que interfieren con
las actividades cotidianas, reciben el nombre de depresión y manía. Ambas tienen
diferentes nombres según el grado.
La manía es un estado de hiperexcitación de las funciones psíquicas con inquietud
motriz, ánimo eufórico, y tendencia a la liberación de las pulsiones instintivas.
La depresión es un estado de pesadez y lentitud en el procesamiento psicológico, con
tendencia a la quietud e inmovilidad, ánimo triste e inhibición de los instintos vitales.
Una u otra pueden presentarse en forma de crisis, accesos o episodios y después de un
tiempo desaparecer y restituir a la persona afectada a su estado anterior o estabilizarse
de manera crónica.

DEPRESIÓN
La depresión constituye un síntoma y un signo de muchas situaciones afectivas.
También es el nombre que se le da a un síndrome. Es una alteración mental grave. Se
pone de manifiesto por la tendencia a la quietud o inmovilidad, que llamamos inhibición
psicomotriz; por la lentitud y cierta torpeza con la que fluye la vida psíquica
(bradipsiquia); finalmente por la falta de placer y profunda tristeza. Duermen mucho, o
están en la cama largas horas o sufren de insomnio. Dependerá de la importancia del
componente de ansiedad que acompañe a la tristeza.
Formas clínicas etiológicas:
1. Depresiones reactivas: respuesta a acontecimientos de pérdidas subjetivamente
importantes, sean materiales o emocionales. Ej: muerte de padres, cambio de
ciudad o país, pérdida del trabajo, pérdidas económicas, muerte de amigos y
otros familiares, rupturas de matrimonios, fracasos profesionales, etc. Son
naturales en las personas. Son respuestas apropiadas a las heridas afectivas
producidas por los acontecimientos enumerados o equivalentes. El YO, centro
de la persona y de la identidad psicofísica, maltrecho y falto de control, transita
lenta y dificultosamente en busca de refugio en el que reparar sus averías. El YO
se retrae del mundo e invierte la poca energía que le queda en autorrestaurarse.
Saca toda su energía del mundo externo y la dirige sobre sí mismo. En un lento
proceso repite incesantemente en su pensamiento e imaginación, la pérdida.
Busca reorientar su vida incluyendo la desaparición de lo que motivó el duelo.
La depresión reactiva se cura sola con el paso del tiempo en casos maduros o
equilibrados. Pero cuando estas depresiones se producen en personalidades
neuróticas, infantiles, contradictorias, inmaduras, ambivalentes, con escasa

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tolerancia a la frustración o en constituciones con trastornos endógenos del
metabolismo regulador químico del estado de ánimo, la elaboración de las
pérdidas se complica, se hace más larga, dificultosa, de manera que con el paso
del tiempo tiende a agravarse o hacerse crónica y no se resuelve por sí misma.
Usualmente se prescriben tratamientos especializados, se prescriben
antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (psicoestimulantes
que mejoran algunos de los síntomas de la depresión) que habitualmente van
acompañados de ansiolíticos (calman el malestar de la angustia). Estas
medicaciones son sólo paliativas. Esta depresión no es un proceso interior,
existencial, sino algo que viene de afuera.
2. Depresiones neuróticas: respuesta a conflictos interiores entre los impulsos
instintivos y la conciencia moral. Expresión de la culpa en el sentido de la
responsabilidad y los temores que trae aparejados, las consecuencias que pueden
recaer sobre el YO. Dasasosiego y tristeza por los años que puede causar el YO,
la vuelta de los impulsos prohibidos. Expresa la inhibición de los impulsos
hostiles y agresivos que se vuelven contra el sujeto a quién convierten en su
víctima. Tiende a cronificarse.
3. Depresiones por agotamiento: gran nivel de exigencia y de sobrepresión sobre el
YO, por ende de todos los sistemas psicofísicos que regula y que se
autorregulan, se entra en depresión. Se trata de que a raíz de un estado de alerta
prolongado o crónico, que ha mantenido al organismo preparado para luchar o
huir, frente a amenazas reales o imaginarias, ha sido inundado de sustancias
endógenas. Hormonas y neurohormonas ejercen efecto lentamente. Alto
consumo de mediadores químicos y neurotransmisores (dopamina, adrenalina,
noradrenalina, serotonina). Se tratan con psicofármacos precursores de NT y Ad
(antidepresivos) acompañados de reposo. Las condiciones modernas de vida
predisponen mucho a estas reacciones.
4. Depresiones endógenas: déficit genéticos en el metabolismo de las sustancias
implicadas en el mantenimiento del estado anímico y del humor , las cuales
parecerían ser en primer término, la serotonina y la noradrenalina, que son los
NT mediadores de las vías y tractos neurales relacionados. No son respuesta ni
reacciones a sucesos de la vida ni tampoco aparecen relacionados con la vida
emocional o los conflictos intrapsíquicos, aunque si puedan actuar como
coadyuvantes o desencadenantes. Aparece de la nada. Los enfermos se sienten
inundados por la tristeza y no saben por qué. Algo que sienten como ajeno
aunque en realidad proviene del interior. Disminuyen el tono emocional, pierden
sintonía con el ambiente, se deconectan de la realidad y se sienten arrastrados a
un mar de dolor y tristeza, astenia (falta de energía), anhedonia (ausencia de
placer) abulia, (falta de voluntad). Medicamentos que tienen por finalidad
intervenir en la neurotransmisión restableciendo o suplementando las existencias
de los NT específicos, tales como son los antidepresivos.

La tétrada sintomática y psicopatológica de las depresiones:


 Somática: desórdenes gastrointestinales, anorexia, alteraciones
menstruales, perturbaciones cardiovasculares, desórdenes sexuales,
insomnio, cefaléas
 Emocional: tristeza, pesimismo, desesperanza, culpa, ansiedad, agitación
 Psicológica: olvidos, indecisión, pérdida de interés, ideas suicidas, falta
de concentración, disminución de rendimiento, inhibición motriz

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 Social: irritabilidad, destructividad, conductas coailes impulsivas, abuso
de drogas, sadomasoquismo, alcoholismo.

Formas clínicas semiológicas o modos de presentación:


 Depresiones ansiosas: componente de inquietud motriz que al afectado llega a
resultarle insoportable. Parece estar vinculado a inesperados actos suicidas que
se producen entre los enfermos. Son actos impulsivos, oportunistas, casuales, sin
premeditación. La ansiedad que acompaña a ciertas depresiones tiene un
componente de culpa persecutoria, es decir, de aquella responsabilidad por algo
real o imaginario cometido, que podría atraer venganza o represalias muy
temidas que se intenta evitar, mágicamente, con el suicidio.

MELANCOLÍA
Profundo estado depresivo que puede presentarse solo, no necesariamente después de
pasar por otros niveles de depresión. Se infiere que la depresión y por tanto la misma
melancolía, están estrechamente vinculadas a la serotonina y a la melatonina.
La persona afectada vivencia tanto su existencia como el mundo circundante como
triste, moribundo, desesperanzado, ruinoso, miserable, catastrófico, no digno de ser
vivido. Permanece inmóvil, ensimismado en fúnebres lucubraciones, como hipnotizado
en la contemplación de su muerte interior, sin deseos de vivir. Falto de deseos de
comunicación con el mundo exterior, se encuentra frecuentemente el suicidio.

DEPRESION Y CULTURA
Se vive en un mundo cultural en el que entre las peores cosas que les pueden suceder a
las personas, es ser perdedoras, tristes, pobres, gordas, feas, viejas, anónimas. Depresión
tiene patente de enfermedad y tristeza es signo de debilidad espiritual.

MANIA Y CULTURA
En tanto la depresión es disfuncional con respecto a ellos, los estados maníacos, en
cierto grado, son no solamente aceptables, sino también promovidos. Son
completamente funcionales. El axioma cultural de la sociedad de consumo es “el tiempo
es oro”. Esto lleva a conductas que implican velocidad, multiplicidad, urgencia por
hacer mucho y todo al mismo tiempo.

FORMAS CLÍNICAS SEMIOLÓGICAS DE LA MANÍA


Los estados maníacos se caracterizan por signos y síntomas como los siguientes: euforia
anímica acompañada de gran verborragia, habla acelerada, en alta voz, movimientos
rápidos, enérgicos y ampulosos, rostro encendido, mirada brillante, distracciones,
atención que salta de un objeto o situación a otro, tendencia a reír, dificultad para
relajarse y dormir. Según los grados de intensidad de estos síntomas, se denominan
hipomaníacos, cuando sobre un estado de ánimo equilibrado, normal, hay
intensificación de los procesos y de la velocidad de realización, pero sin perturbaciones
de los mismos. Orientación espacial, temporal, auto y alopsíquica está conservada.
Estado natural espontáneo, de base temperamental como reacción involuntaria de
negación a sentimientos de culpa. Este estado puede conducir al estrés, que se pone en
evidencia por olvidos cada vez más frecuentes, imposibilidad de concentrarse,
cansancio físico y mental, aparición de síntomas neurovegetativos e insomnio.
Cuando la sintomatología es más intensa que la de la hipomanía, según grados va
recibiendo distintos nombres: manía simple, manía delirante y alucinatoria, furor
maníaco. Es decir, a medida que aumenta el estado de hiperexcitación psicomotriz, los

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síntomas se van agravando y se va desorganizando la personalidad y la conducta aunque
sin que haya una auténtica desestructuración de la conciencia.
La persona no se puede detener, no come, no duerme y va perdiendo el control de los
impulsos, virando hacia la agresividad frente a los menores obstáculos que se le
presenten. Este estado puede durar días enteros, hasta que finalmente, agotadas las
reservas por extenuación, deshidratación y cansancio extremo, se detiene.
Los contenidos del pensamiento y el discurso, son exageraciones de realidades
comunes, es un estado de inflación del YO.

FORMAS CLÍNICAS ETIOLÓGICAS DE LA MANÍA


Además de los estados maníacos espontáneos, muchos cuadros son de etiología tóxica.
Muchas sustancias pueden provocarlos. Los estimulantes, llamados analépticos, por la
vía de aumentar la irritabilidad o capacidad de respuesta de las neuronas que es lo que
sucede con las anfetaminas, la cocaína, el crack, el paco, los antidepresivos, la cafeína,
etc. Las inhibidoras o depresoras, llamados psicolépticos, por la vía de neutralizar hasta
hacer inoperantes los centros neurales de control automático de los impulsos primitivos,
especialmente vinculados a la agresividad, la sexualidad, el territorio y los instintos
básicos como es el caso de los alcoholes fundamentalmente de los productos destilados.
Otras formas son las que acompañan ciertos procesos de envejecimiento, en los cuales
el deterioro encefálico que lo acompaña y que conduce a cierto grado de demenciación,
reduce los controles inhibitorios de las pulsiones instintivas y favorece la aparición de
conductas exaltadas vinculadas especialmente a la sexualidad. Son los episodios
maníacos seniles o preseniles.

PSICOSIS MANÍACO DEPRESIVA


La psicosis periódica maníaco depresiva es el grado extremo en el que presentaban estas
dos polaridades del estado de ánimo hasta promediar el siglo XX. Desde 1952, con el
descubrimiento de drogas que actuaban con gran eficacia sobre estos estados, esta
psicosis ha tenido a hacerse cada vez más rara e infrecuente. Tanto los estabilizadores
del ánimo, como los antidepresivos, revolucionaron la terapéutica. Desde hace algunas
décadas, se utiliza la denominación trastorno bipolar, para referirse a las alteraciones
que padecen las personas que presentan oscilaciones que van desde la depresión hasta la
manía. Estas oscilaciones no son diarias. La vida de estas personas se ve muy afectada.
La inestabilidad de su estado de ánimo, genera inestabilidad en todas las áreas, con
consecuencias laborales, familiares, sociales, sexuales, etc. La medicación no hace
efectos inmediatos, tiene un tiempo de 3 semanas de latencia. Esto provoca abandonos
prematuros del tratamiento y estimula las crisis.
No siempre se presentan cuadros maníacos y cuadros depresivos alternados. Por el
contrario, es común que una persona sufra episodios depresivos, periódicamente, sin
desarrollar en ningún momento episodios complementarios de manía. Se trataría en este
caso de un trastorno monopolar.
En la actualidad, los medios de difusión de masas. Hablan permanentemente tanto de
depresión, como de estrés y estados anormales de excitación, al igual que de ataques de
pánico y trastornos de ansiedad. La información sobre las drogas que se usan en estos
casos ha trascendido fuera del consultorio.
Por algo así como la imitación social, en el presente, por esas mismas razones, la
bipolaridad, la depresión y el pánico están de moda, razón por la cual de eso se enferma
mucha gente. Fenómenos absolutamente normales y comunes que cualquiera sabe que
forman parte de la vida cotidiana de las personas, son vistos como enfermedades. Lo

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que es natural, deja de serlo y se enajena en formas morbosas de ver las cosas que
requieren tratamiento especial.

Trastornos afectivos

Trastornos afectivos del humor o del estado de ánimo:


Cuando nos referimos al término afecto, aludimos a los sentimientos o
emociones, como constitutivos de la vida humana. Así pues los trastornos
afectivos mayores, también llamados del estado de ánimo, se caracterizan por
una alteración del pensamiento.
La piedra angular de los trastornos afectivos es un trastorno penétrate primario
del humor.
El diagnostico de trastorno afectivo es apropiado, cuando lo que se encuentra
centralmente afectado es el humor, con respecto a la enfermedad.
Hay dos tipos principales de trastornos afectivos mayores:
Trastorno bipolar: caracterizados por periodos de manía y depresión que se
van alternando. Los episodios de manía pueden durar unos pocos días o varios
meses, pero habitualmente se mantienen unas cuantas semanas.
Los episodios de depresión que le siguen por lo general, duran tres veces mas
que los de manía.
Depresión unipolar o depresión sin manía: la cual puede ser continua o
presentar episodios depresivos.
Los trastornos afectivos, pueden considerarse con una base fisiológica, en la
medida en que muchos estudios científicos han demostrado que son
hereditarios.
Las depresiones. Semiología. Trastorno fundamental. Tríada
psicopatológica y tríada cognitiva.
La depresión constituye un síntoma y un signo de muchas situaciones
afectivas. También es el nombre que se le da a un síndrome. Es una alteración
mental grave. Se pone de manifiesto por la tendencia a la quietud o
inmovilidad, que llamamos inhibición psicomotriz; por la lentitud y cierta torpeza
con la que fluye la vida psíquica (bradipsiquia); finalmente por la falta de placer
y profunda tristeza. Duermen mucho, o están en la cama largas horas o sufren
de insomnio. Dependerá de la importancia del componente de ansiedad que
acompañe a la tristeza.
Formas clínicas etiológicas:
5. Depresiones reactivas: respuesta a acontecimientos de pérdidas
subjetivamente importantes, sean materiales o emocionales. Ej: muerte
de padres, cambio de ciudad o país, pérdida del trabajo, pérdidas
económicas, muerte de amigos y otros familiares, rupturas de
matrimonios, fracasos profesionales, etc. Son naturales en las personas.
Son respuestas apropiadas a las heridas afectivas producidas por los
acontecimientos enumerados o equivalentes. El YO, centro de la
persona y de la identidad psicofísica, maltrecho y falto de control,
transita lenta y dificultosamente en busca de refugio en el que reparar
sus averías. El YO se retrae del mundo e invierte la poca energía que le
queda en autorrestaurarse. Saca toda su energía del mundo externo y la
dirige sobre sí mismo. En un lento proceso repite incesantemente en su

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pensamiento e imaginación, la pérdida. Busca reorientar su vida
incluyendo la desaparición de lo que motivó el duelo. La depresión
reactiva se cura sola con el paso del tiempo en casos maduros o
equilibrados. Pero cuando estas depresiones se producen en
personalidades neuróticas, infantiles, contradictorias, inmaduras,
ambivalentes, con escasa tolerancia a la frustración o en constituciones
con trastornos endógenos del metabolismo regulador químico del estado
de ánimo, la elaboración de las pérdidas se complica, se hace más
larga, dificultosa, de manera que con el paso del tiempo tiende a
agravarse o hacerse crónica y no se resuelve por sí misma. Usualmente
se prescriben tratamientos especializados, se prescriben antidepresivos
inhibidores de la recaptación de serotonina (psicoestimulantes que
mejoran algunos de los síntomas de la depresión) que habitualmente
van acompañados de ansiolíticos (calman el malestar de la angustia).
Estas medicaciones son sólo paliativas. Esta depresión no es un
proceso interior, existencial, sino algo que viene de afuera.
6. Depresiones neuróticas: respuesta a conflictos interiores entre los
impulsos instintivos y la conciencia moral. Expresión de la culpa en el
sentido de la responsabilidad y los temores que trae aparejados, las
consecuencias que pueden recaer sobre el YO. Dasasosiego y tristeza
por los años que puede causar el YO, la vuelta de los impulsos
prohibidos. Expresa la inhibición de los impulsos hostiles y agresivos
que se vuelven contra el sujeto a quién convierten en su víctima. Tiende
a cronificarse.
7. Depresiones por agotamiento: gran nivel de exigencia y de sobrepresión
sobre el YO, por ende de todos los sistemas psicofísicos que regula y
que se autorregulan, se entra en depresión. Se trata de que a raíz de un
estado de alerta prolongado o crónico, que ha mantenido al organismo
preparado para luchar o huir, frente a amenazas reales o imaginarias, ha
sido inundado de sustancias endógenas. Hormonas y neurohormonas
ejercen efecto lentamente. Alto consumo de mediadores químicos y
neurotransmisores (dopamina, adrenalina, noradrenalina, serotonina).
Se tratan con psicofármacos precursores de NT y Ad (antidepresivos)
acompañados de reposo. Las condiciones modernas de vida
predisponen mucho a estas reacciones.
8. Depresiones endógenas: déficit genéticos en el metabolismo de las
sustancias implicadas en el mantenimiento del estado anímico y del
humor , las cuales parecerían ser en primer término, la serotonina y la
noradrenalina, que son los NT mediadores de las vías y tractos neurales
relacionados. No son respuesta ni reacciones a sucesos de la vida ni
tampoco aparecen relacionados con la vida emocional o los conflictos
intrapsíquicos, aunque si puedan actuar como coadyuvantes o
desencadenantes. Aparece de la nada. Los enfermos se sienten
inundados por la tristeza y no saben por qué. Algo que sienten como

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ajeno aunque en realidad proviene del interior. Disminuyen el tono
emocional, pierden sintonía con el ambiente, se desconectan de la
realidad y se sienten arrastrados a un mar de dolor y tristeza, astenia
(falta de energía), anhedonia (ausencia de placer) abulia, (falta de
voluntad). Medicamentos que tienen por finalidad intervenir en la
neurotransmisión restableciendo o suplementando las existencias de los
NT específicos, tales como son los antidepresivos.

Formas clínicas semiológicas o modos de presentación:


Depresiones ansiosas: componente de inquietud motriz que al afectado
llega a resultarle insoportable. Parece estar vinculado a inesperados
actos suicidas que se producen entre los enfermos. Son actos
impulsivos, oportunistas, casuales, sin premeditación. La ansiedad que
acompaña a ciertas depresiones tiene un componente de culpa
persecutoria, es decir, de aquella responsabilidad por algo real o
imaginario cometido, que podría atraer venganza o represalias muy
temidas que se intenta evitar, mágicamente, con el suicidio.

Melancolía
Profundo estado depresivo que puede presentarse solo, no necesariamente
después de pasar por otros niveles de depresión. Se infiere que la depresión y
por tanto la misma melancolía, están estrechamente vinculadas a la serotonina
y a la melatonina.
La persona afectada vivencia tanto su existencia como el mundo circundante
como triste, moribundo, desesperanzado, ruinoso, miserable, catastrófico, no
digno de ser vivido. Permanece inmóvil, ensimismado en fúnebres
lucubraciones, como hipnotizado en la contemplación de su muerte interior, sin
deseos de vivir. Falto de deseos de comunicación con el mundo exterior, se
encuentra frecuentemente el suicidio.

La tríada sintomática y psicopatológica de las depresiones:


 Somática: desórdenes gastrointestinales, anorexia, alteraciones
menstruales, perturbaciones cardiovasculares, desórdenes
sexuales, insomnio, cefaleas
 Emocional: tristeza, pesimismo, desesperanza, culpa, ansiedad,
agitación
 Psicológica: olvidos, indecisión, pérdida de interés, ideas suicidas,
falta de concentración, disminución de rendimiento, inhibición
motriz
 Social: irritabilidad, destructividad, conductas coailes impulsivas,
abuso de drogas, sadomasoquismo, alcoholismo.

La tríada cognitiva de las depresiones:
Consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al paciente a
considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias de un modo
idiosincrático.

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 El primer componente de la triada se centra en la visión negativa acerca de si
mismo. El paciente se ve desgraciado, torpe, enfermo, con poca valía. Tiende a
atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo, de tipo psíquico
moral, o físico. Debido a este modo de ver las cosas, el paciente cree que, a
causa de estos defectos, es un inútil. Tiende a criticarse a sí mismo en base a
sus defectos. Por último, piensa que carece de los atributos que considera
esenciales para lograr la alegría y la felicidad.
 El segundo componente se centra en la tendencia del depresivo a interpretar
sus experiencias de una manera negativa, le parece que el mundo le hace
demandas exageradas y/o le presenta obstáculos insuperables para alcanzar
sus objetivos. Interpreta sus interacciones con el entorno en términos de
relaciones de derrota o frustración. La persona depresiva puede darse cuenta
de que sus interpretaciones negativas iniciales estaban desviadas si se le
anima a reflexionar sobre otras explicaciones alternativas manos negativas.
 El tercer componente se centra en la visión negativa acerca del futuro. Cuando
la persona depresiva hace proyectos de gran alcance está anticipando que sus
dificultades o sufrimientos actuales continuarán indefinidamente. Espera penas,
frustraciones y privaciones interminables. Cuando piensa en hacerse cargo de
una determinada tarea en un futuro inmediato, inevitablemente sus
expectativas son de fracaso.
El modelo cognitivo considera el resto de los síntomas y signos del síndrome
depresivo como consecuencia de los patrones cognitivos negativos
Los deseos de suicidio pueden entenderse como expresión extrema del deseo
de escapar a lo que parecen ser problemas irresolubles o una situación
intolerable.

La manía. Semiología. Trastorno fundamental y rasgos psicopatológicos


principales.

La manía es un estado de hiperexcitación de las funciones psíquicas con


inquietud motriz, ánimo eufórico, y tendencia a la liberación de las pulsiones
instintivas, producido a nivel biológico por el aumento de dopamina
(catecolamína) a nivel límbico.
Formas clínicas semiológicas de la manía.
Los estados maníacos se caracterizan por signos y síntomas como los
siguientes: euforia anímica acompañada de gran verborragia, habla acelerada,
en alta voz, movimientos rápidos, enérgicos y ampulosos, rostro encendido,
mirada brillante, distracciones, atención que salta de un objeto o situación a
otro, tendencia a reír, dificultad para relajarse y dormir. Según los grados de
intensidad de estos síntomas, se denominan hipomaníacos, cuando sobre un
estado de ánimo equilibrado, normal, hay intensificación de los procesos y de la
velocidad de realización, pero sin perturbaciones de los mismos. Orientación
espacial, temporal, auto y alopsíquica está conservada. Estado natural
espontáneo, de base temperamental como reacción involuntaria de negación a
sentimientos de culpa. Este estado puede conducir al estrés, que se pone en
evidencia por olvidos cada vez más frecuentes, imposibilidad de concentrarse,
cansancio físico y mental, aparición de síntomas neurovegetativos e insomnio.

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Cuando la sintomatología es más intensa que la de la hipomanía, según grados
va recibiendo distintos nombres: manía simple, manía delirante y alucinatoria,
furor maníaco. Es decir, a medida que aumenta el estado de hiperexcitación
psicomotriz, los síntomas se van agravando y se va desorganizando la
personalidad y la conducta aunque sin que haya una auténtica
desestructuración de la conciencia.
La persona no se puede detener, no come, no duerme y va perdiendo el control
de los impulsos, virando hacia la agresividad frente a los menores obstáculos
que se le presenten. Este estado puede durar días enteros, hasta que
finalmente, agotadas las reservas por extenuación, deshidratación y cansancio
extremo, se detiene.
Los contenidos del pensamiento y el discurso, son exageraciones de realidades
comunes, es un estado de inflación del YO.
Formas clínicas etiológicas de la manía
Además de los estados maníacos espontáneos, muchos cuadros son de
etiología tóxica. Muchas sustancias pueden provocarlos. Los estimulantes,
llamados analépticos, por la vía de aumentar la irritabilidad o capacidad de
respuesta de las neuronas que es lo que sucede con las anfetaminas, la
cocaína, el crack, el paco, los antidepresivos, la cafeína, etc. Las inhibidoras o
depresoras, llamados psicolépticos, por la vía de neutralizar hasta hacer
inoperantes los centros neurales de control automático de los impulsos
primitivos, especialmente vinculados a la agresividad, la sexualidad, el territorio
y los instintos básicos como es el caso de los alcoholes fundamentalmente de
los productos destilados.
Otras formas son las que acompañan ciertos procesos de envejecimiento, en
los cuales el deterioro encefálico que lo acompaña y que conduce a cierto
grado de demenciación, reduce los controles inhibitorios de las pulsiones
instintivas y favorece la aparición de conductas exaltadas vinculadas
especialmente a la sexualidad. Son los episodios maníacos seniles o
preseniles.
Los trastornos bipolares
Un criterio esencial para el diagnostico de trastorno bipolar es el antecedente o
la ocurrencia actual de una crisis maníaca. Las crisis maníacas primarias se
caracterizan por un humor predominantemente elevado, expansivo e irritado.
La manía “secundaria” si bien es idéntica desde el punto de vista conductual a
la manía, se limita a situaciones en las que se conoce la causa precipitante.
El tratamiento del trastorno bipolar depende, de manera específica, del
trastorno de la conducta en el momento de la presentación. Comúnmente este
trastorno se trata con dosis de carbonato de litio.
Hipótesis neuroquímicas
Hipótesis monoaminérgica: dicha hipótesis da cuenta de que la depresión se
debe a un grado de actividad insuficiente de las neuronas monoaminérgicas
(neuronas que utilizan algunos de estos tres neurotransmisores: noradrenalina,
serotonina o dopamina). Puesto que los síntomas depresivos no responden a
agonistas dopaminérgicos potentes como la anfetamina o la cocaína, la
mayoría de los investigadores han centrado sus esfuerzos experimentales en
las otras dos monoamínas: la noradrenalina y la serotonina.
Así pues en la depresión, habría un déficit de serotonina (indolamína)
primariamente, secundariamente se produciría un descenso en los niveles de
catecolamínas y de feniletilamína (indolamína).

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Efectos secundarios y adversos de los psicofármacos utilizados.
En la depresión:
Hay cuatro tratamientos biológicos eficaces ante un cuadro de depresión:
1. Los inhibidores de la monoaminooxidasa (MAO):
A finales de la década de 1940 los médicos, se dieron cuenta de que algunos
fármacos utilizados para tratar la tuberculosis parecían mejorar el estado de
ánimo de los pacientes. Subsecuentemente, loa investigadores descubrieron
que un derivado de estos fármacos, la iproniacida, reducía los síntomas de la
depresión psicótica.

La iproniacida, inhibe la actividad de la MAO, la cual destruye el exceso de las


sustancias trasmisoras monoaminérgicas en el interior de los botones
terminales. Así el fármaco aumenta los niveles de de las catecolamínas.
Desgraciadamente, estos fármacos pueden tener efectos secundarios nocivos.
El problema más común es el del “efecto queso”. Muchos alimentos (queso,
yogur, vino, pan hecho con levadura, chocolates, etc.) contienen aminas
presoras (sustancias parecidas a las catecolamínas), las cuales son
inactivadas por la MAO. Las personas que son tratadas con IMAO pueden
experimentar una grave reacción simpática después de comer alimentos que
contengan aminas presoras. La reacción puede hacer aumentar la presión
arterial suficientemente para producir una hemorragia intracraneal o un colapso
cardiovascular.
2. Antidepresivos tricíclicos:
Estos fármacos inhiben la recaptación de serotonina y de noradrenalina por los
botones terminales. Al retrasar la recaptación, mantienen al neurotrasmisores
contacto con los receptores postsinápticos, prolongando así los potenciales
postsinápticos. La desventaja es que aumentan todas las monoamínas.
3. Inhibidores específicos de la receptación de serotonina:
Cuya acción describe su acción.
4. Terapia electroconvulsiva:
Antes de administrarle la TEC a la persona, se la anestesia y se le da un
fármaco parecido al curare, que paraliza los músculos, para prevenir las
lesiones que pudiera producir la convulsión.se colocan unos electrodos en el
cuero cabelludo de la persona y una sacudida eléctrica desencadena la
convulsión.
Unas cuantas convulsiones producidas por la TEC, a menudo pueden sacar a
la persona de una profunda depresión en pocos días. Aunque el empleo
prolongado y excesivo de la TEC causa daño cerebral, que desemboca en un
deterioro duradero de la memoria, si se utiliza de manera correcta durante el
intervalo de tiempo previo a que los fármacos antidepresivos ejerzan su efecto
sin duda se puede salvar la vida de algunos pacientes suicidas.

En el trastorno bipolar.

El litio, fármaco utilizado para aliviar los trastornos bipolares, tiene efectos
adversos y secundarios tales como; temblor de las manos, aumento de peso,
excesiva producción de orina y sed. Las dosis tóxicas producen nauseas,

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diarrea, falta de coordinación motora, confusión y coma. Desafortunadamente
algunos pacientes no pueden tolerar los efectos secundarios del litio.

En la manía.

Para tratar la misma se utilizan antipsicóticos, (neurolépticos, considerados


antipsicóticos típicos) como el Aloperidol (butiferona).
Los efectos adversos de los antipsicóticos incluyen la resequedad bucal,
rigidez muscular, calambres, tremores y ganancia de peso.

Por otra parte se utilizan para el tratamiento de la manía los anciolíticos


(benzodiacepínas) las cuales actúan sobre los neuroreceptores postsinápticos
del ácido gamma-aminobutírico GABA.
Algunos de los efectos adversos de los mismos son,taquicardia, sensación de
ahogo, insomnio, terrores nocturnos o pesadillas, sensación de pérdida del
conocimiento, etc.

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