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LACAN – SEMINARIO 4 – La relación de objeto - CLASE 21 → LAS BRAGAS DE LA MADRE Y LA

CARENCIA DEL PADRE

9 de abril Las dos bragas


11 de abril La bañera y el taladro
13 de abril La caía de Ana
14 de abril La gran caja
15 de abril Y la cigüeña
16 de abril El caballo fustigado
21 de abril El embarque imaginario con el padre
22 de abril La consagración en la vagoneta
24 de abril El cordero
26 de abril Lodi
30 de abril Bin ich der vatti
2 de mayo El instalador
Análisis de Juanito, un niño de 5 años. Relato desde el 1 de enero al 2 de mayo de 1908

1.

Para Juanito las bragas no tienen el mismo sentido si están sueltas: ahí Juanito escupe, se revuelca por el piso,
manifiesta un asco y que se lo comuniquen al Profesor.

Si las bragas las lleva la madre tienen para él un sentido distinto.

En el vocabulario de Juanito, el Lumpf son los excrementos. Los llama así nos dice que es por comparación con las
medias negras.

Juanito no es un niño frustrado, sino que lo colman. Agresión, pero no vinculada con ninguna frustración, ni con
ningún momento de regresión. Si hay regresión, no es en el sentido instintual, ni en el sentido de resurgimiento
de algo anterior.

Con respecto a los signos de asco manifestados ante las bragas de su madre, Freud habla de una relación con el
Lumpf, el padre plantea preguntas en esta dirección seguramente porque Juanito había dado muestras, de que la
función de los excrementos no carecería para él ni de significación ni de interés.

Pero esta relación con el Lumpf, se invierte podemos decir a la inversa, el Lumpf es traído a colación al propósito
de las bragas.

¿Cómo intervienen los excrementos y lo anal en observación? Sin duda Juanito toma un interés por el Lumpf que
tal vez no carece de conexión con su propia función excremencial. Pero en este momento se trata de la
participación de juan en las funciones excremenciales de la madre plenamente aceptada por ella.

Cada vez que se pone o se quita las bragas tiene pegado a Juanito. La madre se disculpa ante el padre dice “no
puedo evitar llevarlo conmigo al lavabo”. El padre está informado de esto.

Entre Juanito y la madre hay este juego de ver y no ver, pero también de ver lo que no puede ser visto por que no
existe, y Juanito lo sabe muy bien. Para ver lo que no puede ser visto, es preciso verlo detrás de un velo, es decir,
que se ha de poner un velo delante de la inexistencia de lo que se puede ver. Detrás del tema del velo, de las
bragas, del vestido, se disimula el fantasma esencial de las relaciones entre la madre y el niño, el fantasma de la
madre fálica. Alrededor de este tema es como se introduce el Lumpf.

El Lumpf tiene un sentido suplementario en el interior del sistema, es por su estricta homología, respecto de la
función de las bragas, es decir la función del velo. El lumpf como las bragas, es algo que puede caer. El velo cae, y
en la medida que el velo ha caído, Juanito tiene un problema. Este velo, por así decirlo, él lo levanta, le levanta
los faldones, porque el fantasma de la bañera, o sea la introducción de un elemento estrechamente vinculado
relacionado con la caída, lo veremos aparecer inmediatamente después de la experiencia del 9 de abril, la larga
explicación de las bragas.

La combinación de esto que cae más el otro término presente en la fobia con el que Juan se enfrenta, o sea el
mordico, da en efecto el tema de la amovibilidad, del desatornillamiento, un elemento esencial de reducción de
la situación en la sucesión de los fantasmas.

Juanito de vuelta de casa de la abuela el 12 de abril, en el vagón de tren da muestras de que los cojines negros
del compartimento le dan asco, porque es Lumpf. Una blusa negra y unas medias negras también las compara
con el lumpf. La estrecha relación del tema del Lumf con los vestidos de la madre, con el tema del velo, la revela
el propio Juanito interrogado por su padre.

En resumen, en el segmento de información que todavía estamos mirando, el lumpf, es decir, el excremento,
interviene siempre en determinada función de la articulación significante, relacionada, con el tema del vestido,
del velo, tras el cual se esconde la ausencia negada del pene de la madre. Esta es su significación esencial.

2.

11 de abril – Fantasma de la bañera

Con la bañera comienza a movilizarse la situación, la realidad asfixiante dela madre con máxima producción de
angustia. Desde que se siente librado a la madre, anulado por ella, la madre representa la situación de peligro
innombrable en sí mismo, angustia propiamente dicha. Se trata de ver cómo sale el niño de esta situación.

Esquema fundamental de la situación del niño respecto de la madre.

Niño Es Madre S iS (i)


Pene Real Pecho R Ana
La madre es la madre simbólica, primer elemento de la realidad simbolizada por el niño, en la medida que puede
estar ausente o presente. Cuando ella rehúsa el amor, la compensación se encuentra en el pecho real, por
aplastamiento bajo la satisfacción real, lo que no impide que entonces se produzca una inversión. En efecto, en la
medida en que el pecho se convierte en una compensación, se convierte al mismo tiempo en un don simbólico,
mientras que la madre se convierte en un elemento real, es decir, omnipotente, que rehúsa de amor.

El progreso de la situación, con la madre consiste en esto, en que el niño ha de descubrir, más allá de la madre, lo
que ella ama. El elemento, imaginario no es el niño, si no el i, es decir, el deseo del falo de la madre.

A fin de cuentas lo que el niño ha de hacer es formular, esto i S (i).

Para Juanito este esquema se ha complicado, con la introducción de dos elementos reales. Por una parte, Ana, es
decir un niño real complica las relaciones con el más allá de la madre. Y además hay algo que le pertenece, pero
no sabe qué hacer con ello, un pene real que comienza a menearse, y en su momento tropezó con una mala
acogida, por parte de la persona que lo ponía en funcionamiento.

Juanito le había dicho a su madre “Es bonito, ¿no?” – su tía se lo había dicho a él un día “No hay ninguno más
bonito”. Pero su madre complicó con su respuesta “es una porquería”
Para apreciar esta complicación, no tiene más que tomar los dos polos de la fobia, o sea los dos elementos, que
hacen temible al caballo- el caballo muerte, el caballo cae.

El caballo muerde, es decir, como ya no puedo seguir satisfaciendo a mi madre, ella va a satisfacerse tal como yo
lo hago cuando ella no me satisface, o sea que va a morderme como yo la muerdo, mi último recurso cuando no
estoy seguro de su amor.

El caballo cae es decir cae exactamente como a mí me dejaron caer desde que solo están por Ana.

Por otra parte está claro, que es preciso que Juanito sea comido y mordido. Lo que es porque eso corresponde a
una revalorización de ese pene, que le ha despreciado, que le ha rechazado su madre y si ha de llegar a ser algo,
ha de ser mordido. El mordisco que la madre lo tome es algo tan deseado como temido.

Lo mismo ocurre con lo de caer. La caída del caballo, Juanito no solo la teme también puede desearla. Desea ver
caer más de un elemento de la situación. En cuanto introducimos en la observación la categoría de lo caído, el
primer elemento que se presenta es la pequeña Ana, desea que se caiga, si puede ver a través de los barrotes del
balcón.

Se trata de una angustia referida a todo el conjunto, a todo el medio, a todo lo que hasta entonces había
constituido la realidad de Juanito, los puntos fijos de su realidad, lo que llamé LA BARRACA. Con el primer
fantasma en el que aparece aquel Schlosser que desatornilla la bañera, empieza a desmontársela pedazo a
pedazo.

Ya han destornillado alguna que otra bañera delante de Juanito, porque cuando iban a Gmunden de vacaciones
se llevaban una bañera dentro de una caja. Sabemos que hubo también una mudanza.

Las mudanzas, así como el transporte dela bañera a Gmunden, han proporcionado para Juanito material
significante sobre lo que significa eso de desmontar la barraca. Ya sabe que eso puede ocurrir.

El fantasma de la bañera desatornillada es como un primer paso en la percepción del fenómeno de la fobia, que
primero se presenta con un carácter opaco, con señales de inhibición de detención, de frontera que no puede
traspasar. Todo esto, sólo puede movilizarlo la misma fobia.

Existe una significación plural de la pince que designa el aparato mordedor del caballo, sus dientes delanteros, así
como algo que significa pinza o tenazas.

No sólo está la bañera y el desatornillado, también está el Bohrer, el berbiquí. Es el pene paterno. Este pene
¿Apunta a Juanito o apunta a la madre? Esta ambigüedad es completamente válida, tanto más a medida que
vamos comprendiendo mejor de qué se trata.

No basta con saber que hay un Edipo invertido y que en una percepción del coito de los padres un niño puede
identificarse con la parte femenina.

En este momento Juanito le explica a su padre “meteselo de una vez por todas donde hace falta”. De eso se trata
en la relación de Juanito con su padre. En todo momento aparece la carencia y el esfuerzo que hace Juanito para
restituir una situación estructurada. Y en esta situación estructurada, hay importantes razones para que mientras
Juanito acomete el desatornillado de la madre, provoque correlativamente y de forma imperiosa la entrada en
funciones de este padre con respecto de la madre.

3.

En un plano determinado, el padre se introduce como tercero en la situación entre el niño y la madre.
Considerado en otro plano, se introduce como cuarto, porque ya hay tres, debido a este falo inexistente.
Considero al padre en la medida en que debe estar ahí, en la situación, con los otros, independientemente de lo
que ocurrirá para el PARA SÍ del sujeto.

El padre es quien posee a la madre, la posee como padre, con su pene de verdad, un pene suficiente, a diferencia
del niño, víctima del problema de un instrumento insuficiente.

La teoría analítica sobre Complejo de Edipo nos enseña que es necesario no biológicamente, ni es una necesidad
interna sino a una necesidad al menos empírica, ya que se descubrió en la experiencia. El brote natural de la
potencia sexual en el niño no se produce solo, ni en un tiempo, ni en dos tiempos. Se produce efectivamente en
dos tiempo, si consideramos pura y simplemente el plano fisiológico, pero la sola consideración de este brote
biológico no basta.

Para que la situaciones e desarrolle en condiciones normales, me refiero, a las que permita al sujeto humano
conservar una presencia suficiente, no solo real si no en el mundo simbólico, o sea para que soporte a sí mismo
en el mundo real tal y como está organizado, con su trama simbólica, por una parte es preciso que el verdadero
pene, el pene real, el pene valido, el pene del padre, funcione.

Por otra parte, el pene del niño, que se sitúa en comparación con el primero, ha de adquirir su misma función, su
realidad, su dignidad. Y para conseguirlo, es preciso pasar por esa anulación llamada complejo de castración.

En la medida que en que su pene resulta momentáneamente aniquilado, el niño estará destinado a acceder a una
función paterna plena, o sea ser alguien que se sienta legítimamente en posición de virilidad.

El padre simbólico es el nombre del padre, es el elemento mediador esencial del mundo simbolico y de su
estructuración. Es necesario, para ese destete por el cual el niño sale de su puro y simple acoplamiento con la
omnipotencia materna. El nombre del padre le es esencial a toda articulación de lenguaje humano.

Hay un padre simbólico, hay un padre real.

Como la experiencia nos enseña en la función sexual viril, juega un papel esencial la presencia del padre real.
Para que el sujeto viva el complejo de castración, es preciso que el padre juegue de verdad el juego. Debe asumir
la función de padre castrador, la función de padre en su forma concreta, empírica pensando en el personaje del
padre primordial y la forma tiránica y horrible bajo la cual nos lo presentó el mito freudiano. En la medida en que
el padre, cumple su función imaginaria en lo que tiene de intolerable, incluso indignante cuando se deja sentir su
incidencia castradora, solo en esta perspectiva se vive el complejo de castración.

En el caso Juanito lo ilustra maravillosamente. Hay un padre simbólico y el padre de Juanito, que no es un
insensato cree en él enseguida- Freud es el buen Dios. Este es para Juanito uno de los elementos esenciales en la
instauración del equilibrio. Cree como todos creemos en el buen Dios. Hay alguien lo sabe todo, es Freud. Esto le
resulta muy útil, pero no suple en lo absoluto la carencia del padre imaginario, del padre verdaderamente
castrador. Para Juanito se trata de encontrar una suplencia para ese padre que se obstina en no querer castrar.

Se trata de saber cómo va a soportar Juanito su pene real, precisamente porque no está amenazado . Aquí está el
fundamento de la angustia. Esto es lo intolerable de la situación, esta carencia del castrador. No aparece en
toda la observación nada que represente la estructuración, la vivencia, ni siquiera fantasmática de algo que se
llame una castración.

Juanito reclama una herida. Fritz hiriéndose el pie reclama una conexión. Se trata si el padre pasara la prueba, si
se enfrentará como un hombre a la temible madre, y si también él, el padre, ha pasado o no por la herida.

Todo lo que mostró en ese momento es que se moría de un imperioso deseo de un padre que le tenga rencor y lo
castre.
Si por parte del padre no hay un castrador tenemos ciertos números de personajes que están en el lugar de
castrador. Scholler que destornilla la bañera y la perfora, luego el instalador, que está presente en el fantasma
del 2 de mayo que viene a concluir la situación.

El último fantasma cierra la cura y la observación. Lo que el instalador viene a cambiar es el trasero de Juanito, su
misma base. Ya han desmontado toda la barraca, pero no basta, tienen que cambiarle algo a Juanito. Aquí
tenemos el esquema de simbolización fundamental del complejo de castración.

Aun cuando en el fantasma de Juanito no hay ningún indicio de que le reemplazan lo de adelante, el padre
fantasea y dice 2evidentemente, también te han dado otro pene”. Por desgracia no hay nada de eso. Le
desatornillan el trasero, le dan otro y luego le dicen “date la vuelta”. Eso es todo.

Si hay castración, es en la medida en que el complejo de Edipo es castración. Pero la castración tiene tanta
relación con la madre como con el padre. La castración materna implica para el niño la posibilidad de la
devoración y del mordisco.

Hay anterioridad de la castración materna y la castración paterna es un sustituto suyo.

La castración paterna es más favorable porque es susceptible de desarrollos, lo cual no ocurre con el
engullimiento y la devoración por parte de la madre. Del lado del padre, existe la posibilidad de un desarrollo
dialéctivo. Es posible una rivalidad con el padre, es posible un asesinato del padre, es posible una emasculación
del padre. Por este lado el complejo de castración es fecundo en el Edipo, mientras que no lo es del lado de la
madre. Es imposible emascular a la madre, porque no hay nada que se pueda emascular.

La situación primitiva estaba dominada por la pura amenaza de devoración total por parte de la madre.

Todos los fantasmas de Juanito (fantasma de la bañera y el berbiquí) son un inicio de la articulación de la
situación, se produce por así decirlo un retorno al remitente, es decir, la madre, de la amenaza. Se desmantela a
la madre y se llama al padre a desempeñar el papel del perforador.

Freud está encantado con el papel del perforador y observa que la relación que podría haber entre Boherer, el
berbiquéi y geboren, nacer. No hay relación entre las raíces. Pero lo importante es que Freud se detiene en un
hallazgo significante, en la problemática significante que se plantea, en la evocación de Prometeo que es un
perforador, en la diferencia entre lo perforado y lo nacido que designa el transporte fundamental, el
alumbramiento del niño.

Ana interviene en el juego. Todo el proceso de los fantasmas de juan consiste en re-situar este elemento
intolerable en lo real en el registro de lo imaginario en el que puede ser reintegrado. Este proceso se esconde en
etapas que nos esforzaremos por describir una a una.

Ana es reintroducida bajo una forma fantasmática. Juanito nos dice “hace dos años Ana ya había venido con
nosotros a gmunden”. Por entonces se encontraba en el vientre de su madre pero Juanito nos cuenta que la
había llevado en una pequeña maleta detrás del coche, donde se daba la gran vida.

Juanito hace de Ana un objeto cuya idea está presente desde siempre. El reduce a Ana a algo que se recuerda
desde siempre. Esta reminiscencia es la primera etapa de la imaginificación de ese real.

Segunda etapa: En cuanto Ana es una idea en el sentido platónico, la hace montar a caballito sobre el caballo de
angustia.

Juanito no puede eliminar el cochero pero por otra parte es preciso que la pequeña Ana lleve las riendas. En
suma, dese el momento que una imagen esa hermana se convierte en su yo (moi) superior. Juanito le hace hacer
algo que le permitiría domar la situación cuando la pequeña Ana haya montado lo suficiente al temible caballo,
luego inmediatamente, entonces juanito, también podrá fantasear que doma al caballo e inmediatamente
después aparece el caballo fustigado.

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