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MEDIOS DE PROTECCIÓN
CONTRA LA CORROSIÓN.
Junio de 2020.
La corrosión es un fenómeno natural que afecta en distinto grado a los metales, cuya
esencia electroquímica implica la donación de electrones por el metal que se corroe, por lo
tanto, una determinación eléctrica de la tendencia del metal a donar electrones puede servir
como criterio básico de la facilidad de la corrosión.
En los ambientes corrosivos por las distintas variables que intervienen, ya sean
químicas, físicas o mecánicas; no es posible encontrar un método único para solucionar los
distintos casos de corrosión, por lo que a su vez se requiere disponer de distintos métodos
anticorrosivos para prevenirla. La corrosión no se puede evitar, más el objetivo principal
está en controlarla, ya sea en el metal, en la interface o en el medio ambiente corrosivo.
Son muchos los métodos, para los distintos grados de protección que se pretenden;
los cuales en grado de importancia están: el diseño evitando puntos sensibles de ataque en
la estructura, utilizando recubrimientos protectores metálicos y no metálicos, especificando
materiales resistentes a la corrosión, usando protección catódica, y alterando los medios por
medio de inhibidores.
Existen diversos métodos que ayudan a combatir el proceso corrosivo de los materiales,
primeramente, uno de esos métodos es el más básico de todos, la selección del material.
En la concepción, hay que evitar las zonas de confinamiento, los contactos entre materiales
diferentes y las heterogeneidades en general. Hay que prever también la importancia de la
corrosión y el tiempo en el que habrá que cambiar la pieza (mantenimiento preventivo). La
selección de los materiales que vayamos a usar será factor decisivo en el control de la
corrosión a continuación se enunciaran algunas reglas generales para la selección de
materiales:
Pasando a lo que son los métodos físicos en la defensa contra la corrosión, en primer
lugar, se hace presente lo que son uno de los artefactos más usados, los cuales son, los
recubrimientos. Estos métodos se clasifican en metálicos y no metálicos.
Los recubrimientos metálicos tienen distintas formas de en las que pueden aplicarse por
varios procedimientos, estos son: por electrólisis, por inmersión en el baño del metal
protector, por metalización, por cementación y por chapado.
La pieza se pondrá en contacto con una fuente de corriente continua y con un electrodo
que cumplirá la función de ánodo, cediendo electrones para que los iones metálicos en
solución se reduzcan y se depositen sobre la pieza, que cumple la función de cátodo. De
esta manera se obtiene el recubrimiento metálico en la pieza.
[Para ver una imagen de este proceso observe la diapositiva número 2].
Otro punto a destacar es que las propiedades que tendrá la capa que recubre la pieza,
depende directamente de la corriente que se haya aplicado. La adherencia de la capa, su
calidad, la velocidad de deposición, dependen del voltaje y de otros factores relacionados
con la corriente aplicada.
También hay que tener en cuenta que, si el objeto a recubrir tiene una superficie
intrincada, la capa formada será más gruesa en algunos puntos y más fina en otros. De
todos modos, existen maneras de eludir este inconveniente, por ejemplo, utilizando un
ánodo con forma similar a la de la pieza a recubrir.
Por último, se requiere aplicar un baño de níquel para garantizar la mayor eficacia del
proceso de cromado.
Después de haber pasado el material por todos estos procesos, está listo para ser
cromado. [En la diapositiva número 3 se puede ver una imagen de los procesos por los que
pasa el material antes de ser cromado, y del proceso de cromado].
Depósitos de color mate: estos pueden ser causados por las bajas temperaturas a las
que se realiza el cromado.
Los elementos más comunes que son sometido a estañado son los envases de alimentos
debido a que el estaño tiene propiedades no toxicas, son muy resistentes a la corrosión
siempre y cuando no halla ruptura del estaño, y son muy fáciles de soldar.
El siguiente método son los esmaltes. Las pinturas de esmalte básicamente se emplean
para recubrir superficies metálicas, concreto, yeso, tabla roca, plástico y madera, lo cual las
convierte en un producto apto para decorar tanto interiores como exteriores. Se aplican con
brocha de cerda o rodillo, aunque también puede utilizarse pistola de aire, dado que su alto
índice de nivelación permite el desvanecimiento de las huellas que suelen dejar la brocha o
el rodillo. Al elegir una pintura de esmalte, los principales factores que se tienen en cuenta
es el uso que se necesita y el acabado que se quiere dar.
Pasando al siguiente método anticorrosivo, se encuentran los que son los inhibidores.
Un inhibidor de corrosión es un material que fija o cubre la superficie metálica,
proporcionando una película protectora que detiene la reacción corrosiva. Frecuentemente
se utilizan recubrimientos temporales para prevenir la corrosión durante el almacenamiento
y el embarque y entre operaciones de maquinado. Los recubrimientos inhibidores de
corrosión más efectivos, en un tiempo, fueron los materiales de base aceite o solvente. En
años recientes los productos de base agua han sido desarrollados y están siendo utilizados
con gran éxito. Eligiendo un inhibidor de corrosión
Cuando se escoge un inhibidor de corrosión se deben considerar varias cosas, las cuales
son:
Los materiales que se van a proteger.
El tiempo efectivo de protección (1 semana, 1 mes, 1 año, etc.)
El método de aplicación (inmersión, aspersión, cepillado, etc.)
Tipo de protección requerida (en proceso, almacenamiento o embarque).
Manejo de la pieza y eliminación de la huella digital.
Tipo y espesor del recubrimiento deseado.
Condiciones de almacenaje, empaque y/o embarque (condiciones de temperatura,
humedad y condiciones ambientales).
Métodos de remoción (si son requeridos).
Interacción con procesos subsecuentes, si no es removido.
Requerimientos ambientales, de salud y de seguridad.
Tipo de producto deseado (Base Aceite/Solvente o Base Agua).
Los primeros en ser mencionados en el presente ensayo son los inhibidores de Base
Aceite/Solvente. Los inhibidores de corrosión de este tipo se basan en la formación de
barreras protectoras para prevenir el contacto del agua con las superficies metálicas. Estos
materiales se utilizan directamente del contenedor sin la necesidad de diluirlo o prepararlos
para su uso. La barrera protectora que forman, varía (semi-dura, suave, transparente,
aceitosa, con color) con el producto específico. Los métodos de remoción para éstos
recubrimientos dependen del producto y puede variar desde el uso de un limpiador o
desengrasante alcalino hasta el uso de un solvente. Los recubrimientos pueden ser aplicados
mediante métodos de cepillado, inmersión y aspersión. Para piezas que necesitan una
protección a largo plazo (meses hasta años) o aquellos almacenados en condiciones
ambientales severas se prefieren los inhibidores de base aceite debido a su película pesada y
sus propiedades de rechazar el agua.
Los siguientes son los Inhibidores de Corrosión de Base Agua. Los inhibidores de
corrosión de base agua funcionan modificando las características de las superficies del
metal para disminuir su susceptibilidad a la formación de la oxidación y la corrosión.
Normalmente se venden concentrados y requieren ser diluidos con agua, haciéndolos
menos costosos que la mayoría de los productos de base aceite/solvente. Los inhibidores de
corrosión de base agua generalmente tienen características muy deseables. Las películas
químicas formadas son delgadas y son transparentes cuando se secan. Los métodos de
aplicación para estos recubrimientos incluyen aspersión, cepillado o inmersión. Muy pocas
veces se requiere remover las películas antes de las operaciones subsecuentes, pero si la
remoción es necesaria, esto se hace fácilmente con limpiadores suaves de base agua. Los
inhibidores de base agua pueden prevenir efectivamente la corrosión para largos periodos
de tiempo (desde semanas hasta meses) bajo condiciones razonables de almacenaje en
planta y embarque protegido. Debido a que los productos de base agua trabajan mediante la
disminución de la susceptibilidad del metal a la oxidación, y no mediante la eliminación
completa del agua y el aire, éstos inhibidores frecuentemente no son tan efectivos como los
recubrimientos de base aceite/solvente durante el embarque y el almacenaje al aire libre de
las piezas.
Continuando con los tipos de inhibidores tenemos lo que son los inhibidores anódicos.
Estos reaccionan sobre las partes anódicas del metal, formando un compuesto protector. Se
emplean como inhibidores anódicos el carbonato sódico, el bicarbonato sódico, el fosfato
sódico, el silicato sódico y el cromato sódico. También se emplea el bicromato potásico en
la proporción de 0,2 por ciento.
Los inhibidores anódicos producen una velocidad de corrosión pequeña, con alto
potencial de electrodo.
Siguiendo con los inhibidores, se hayan los inhibidores catódicos, estos forman
compuestos protectores sobre el cátodo, empleándose para este fin sulfato de magnesio, de
níquel y de cinc. Los inhibidores catódicos se utilizan para evitar la corrosión del acero en
aguas neutras.
Existen otros inhibidores denominados de absorción, que son sustancias coloidales que
se fijan sobre el metal. Entre estos pueden citarse la gelatina, el tanino, el agar-agar, etc.
En algunos casos se forma una película en la superficie del metal que detiene la
corrosión apenas iniciada. Se dice entonces que estos metales tienen pasividad
natural contra la corrosión en el medio que ocurre esto. También puede conseguirse la
pasividad tratando previamente el metal, y entonces se dice que la pasividad ha sido
provocada por pasivadores. Un ejemplo de pasividad provocada es la que se obtiene
sumergiendo una pieza de acero en ácido nítrico concentrado, resultando así inatacable por
el ácido nítrico diluido, que sin esta pasivación lo ataca fácilmente.
Los pasivadores más empleados son el minio y el cromato de cinc, ambos muy usados
como impregnadores de las piezas de acero antes de aplicar cualquier pintura sobre ellos.
El minio, es oxido de plomo (Pb3 O4), y es quizá el pigmento pasivador más empleado.
Por su parte, el cromato de cinc, transforma los iones ferrosos generados en el agua en
férricos, produciendo una capa bastante insoluble, en el ánodo, de bióxido férrico.
Los siguientes en ser mencionados son los inhibidores orgánicos son generalmente
protectores en soluciones neutrales o alcalinas, pero ofrecen poco o nula protección en
ácidos, salmueras medios reductores. En tales circunstancias, los compuestos orgánicos
polares y los materiales orgánicos coloidales son más utilizados como inhibidores. Los
inhibidores orgánicos protegen al metal mediante una película hidrofobia en la superficie
del metal.
Ahora bien, el casco no es la única pieza del barco que sufre a causa de la corrosión. El
cojinete del eje de transmisión, las hélices y los timones también son vulnerables a este
enemigo natural. Afortunadamente, estas partes de la maquinaria también pueden recibir la
protección catódica por corrientes impresas. Para ello, se coloca un anillo que conecta al eje
con el casco. De esta manera, las piezas ensambladas el eje de transmisión recibe los
mismos beneficios que el casco. Siempre que este sistema funcione de forma adecuada, la
protección del casco (y otras piezas esenciales) contra la corrosión está prácticamente
asegurada durante toda la vida útil del barco. Sin duda, el sistema de protección catódica es
uno de los más efectivos hoy en día. La protección catódica tiene distintas formas de
aplicación, estas son:
Los ánodos galvánicos son diseñados y seleccionados para tener una tensión más
"activa" (potencial electroquímico más negativo) que el metal de la estructura (en
general acero). Para una CP eficaz, el potencial de la superficie de acero ha de estar
polarizado más negativo hasta que la superficie tenga un potencial uniforme. En este
momento, la fuerza impulsora para la reacción de corrosión se elimina. El ánodo galvánico
se sigue corroyendo, se consume el material del ánodo hasta que finalmente este debe ser
reemplazado. La polarización es causada por el flujo de electrones de la ánodo en el cátodo.
La fuerza impulsora para el flujo de CP actual es la diferencia de potencial electroquímico
entre el ánodo y el cátodo.
Los métodos de protección contra la corrosión son aquellos que evitan en su mayoría
que los elementos sufran total o parcialmente de este fenómeno. Existen diversos tipos de
métodos para evitar la corrosión. En el presente ensayo se mencionaron 2 métodos básicos
aplicados en la designación del material a utilizar y 3 métodos prácticos empleados a nivel
mundial por su alta fiabilidad y eficacia.
La selección del material es el primer método a tomar en cuenta para evitar la corrosión de
un equipo, lo esencial es escoger todo un material que no se corroa en el ambiente
considerado. Se pueden utilizar aceros inoxidables, aluminios, cerámicas, polímeros
(plásticos), FRP, etc. El siguiente método es el diseño de estructuras de metal, para así
poder retrasar la velocidad de la corrosión, este quizá el método más efectivo para el
control de la corrosión, ya que si hacemos un buen diseño y una buena planeación podemos
evitar dicho fenómeno, y para ello se deben seguir ciertas pautas, tales como: es preciso
evitar tensión excesiva y concentraciones de tensión en entornos corrosivos, para prevenir
la ruptura por corrosión por esfuerzos, especialmente en aceros inoxidables, latones y otros
materiales susceptibles a este tipo de corrosión; se deben evitar recodos agudos en sistemas
de tuberías por donde circulan fluidos. En estas áreas donde cambia la dirección del fluido
bruscamente se potencia la corrosión por erosión; por último, se deben diseñar los tanques
y recipientes de una manera que sean fáciles de limpiar y desaguar, ya que el estancamiento
de sustancias corrosivas provoca la aparición de celdas por concentración.
Los siguientes son los métodos prácticos, empezando con los recubrimientos, los cuales
se clasifican en metálicos y no metálicos. Los metálicos son uno de los procedimientos más
empleados contra la oxidación y corrosión, su deber es el de recubrir la superficie que se
desea proteger con una capa de metal auto protector lo más compacta y adherente posible.
Estos a su vez, tienen distintas formas de empleo, estas son: por electrólisis, por inmersión
en el baño del metal protector, por metalización, por cementación y por chapado. Por su
parte, los recubrimientos no metálicos también se implementan de distintas formas, estas
son: la pintura, esmaltes, plásticos, entre otros.
Los inhibidores son otros de los mecanismos para proteger contra la corrosión, estos no son
más que un material que fija o cubre la superficie metálica, proporcionando una película
protectora que detiene la reacción corrosiva. La selección de un inhibidor requiere de
ciertas pautas, esas son: Los materiales que se van a proteger; el tiempo efectivo de
protección (1 semana, 1 mes, 1 año, etc.); El método de aplicación (inmersión, aspersión,
cepillado, etc.); y el tipo de protección requerida (en proceso, almacenamiento o
embarque). Igual que los recubrimientos existen diversos tipos de inhibidores que se
pueden emplear, los mencionados en el presente ensayo fueron: los inhibidores de Base
Aceite/Solvente; inhibidores de corrosión de base agua; inhibidores anódicos; inhibidores
catódicos; inhibidores pasivantes; inhibidores orgánicos; y los inhibidores no tóxicos y
biodegradables