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CORROSIÓN
Se define la corrosión, en general, como la destrucción lenta y progresiva de un metal
por la acción de un agente exterior. Uno de los factores que limitan la vida de las piezas
metálicas en servicio es el ataque químico o físico-químico que sufren en el medio que
les rodea.
La corrosión, en el caso de los metales, es el paso del metal del estado libre al combinado
mediante un proceso de oxidación.
• La corrosión por acción electroquímica es la que tiene lugar sobre los metales
expuestos a la atmósfera húmeda, o sumergidos en agua, o enterrados. Este tipo de
corrosión se refiere, principalmente, a los casos en que el metal es atacado por el agente
corrosivo en presencia de un electrolito. Esta clase de corrosión puede producirse sin
fuerza electromotriz exterior, conocida como corrosión galvánica, y por la acción de una
fuerza electromotriz exterior, conocida como corrosión electroquímica.
• La corrosión química es la producida por los ácidos y álcalis, y tiene interés para la
construcción de aparatos resistentes a la corrosión de los productos químicos que
intervienen en el proceso de fabricación.
a) Clase y estado del metal. - Evidentemente hay que tener en cuenta, en primer lugar,
la clase de metal y el estado en que se encuentra. Para esto hay que conocer su
composición química, su constitución, estructura, impurezas que contiene,
procedimientos de elaboración, tratamientos térmicos a que ha sido sometido,
tratamientos mecánicos, etc.
Sobre la elección del procedimiento más adecuado para cada caso no se pueden dar
normas generales. Cada problema debe ser estudiado como un caso particular, puesto
que simplemente pequeñas impurezas en el medio o en el metal pueden cambiar por
completo el planteamiento del problema.
La pieza actúa de cátodo en una cuba electrolítica y sobre ella se deposita el metal
protector. Ejemplo: niquelado, cobreado, cromado, dorado, plateado, etc.
El estaño es catódico con respecto al acero, y, por tanto, en los poros o fisuras
del recubrimiento se producirá una corrosión del metal base más intensa que si
estuviese el metal desnudo. Sin embargo, en las conservas de frutas, los jugos
cambian la polaridad electrolítica y el acero resulta generalmente catódico, por
lo que se pierden pocos botes de conserva por corrosión. Algunos en cambio, se
rompen por la presión del hidrógeno desprendido en el cátodo.
Se calientan las piezas que se desean proteger, en presencia de polvo del metal
protector, se crea por difusión una capa superficial resistente.
- Recubrimientos por chapado
El chapado o plaqueado consiste en superponer placas de un metal noble por una o las
dos caras del metal que se desea proteger. La operación se realiza laminando las chapas
de acero junto con las del metal protector, produciéndose una difusión de los metales
en la zona de contacto.
Los objetos fabricados con acero chapado tienen buenas propiedades mecánicas por el
alma de acero, y excelente resistencia a la corrosión, por las láminas protectoras.
- Fosfatación
- Oxidación superficial
- Esmaltado
- Pinturas
- Cerámicos
La protección obtenida por este procedimiento es muy eficaz, sobre todo si se completa
con una impregnación de una materia grasa.
Las pinturas al aceite no son anticorrosivas y solamente se les asigna, desde el punto de
vista de protección contra la corrosión y la oxidación, una misión impermeabilizante,
aparte del efecto decorativo.
Normalmente deben aplicarse por lo menos dos capas, sobre una imprimación previa
sobre el metal de un pigmento pasivador, como el minio o el cromato de cinc, que
detienen la corrosión aun cuando se produzca algún poro en la capa de pintura que
llegue hasta el metal base.
Las capas de pintura al aceite evitan que el pigmento pasivador sea arrastrado por el
agua de lluvia o alterado por la atmósfera viciada.
De las pinturas al aceite, las fabricadas con pigmentos de óxido férrico (Fe2O3), y
precisamente con el denominado hierro oligisto micanio, son las que dan mejor
resultado.
Las pinturas a base de purpurinas formadas por aluminio o polvo de aluminio tienen
propiedades impermeabilizantes superiores a las pinturas al aceite.
Las pinturas cuya base son los alquitranes procedentes de la destilación de la hulla, o los
betunes naturales, se emplean también mucho para la protección, sobre todo, de
tuberías enterradas. A las pinturas a base de alquitrán conviene adicionarles cal para
neutralizar su acidez. Todas las pinturas de esta clase tienen el inconveniente de que se
cuartean si sufren grandes variaciones de temperatura, y además fluyen en tiempo
caluroso y se hacen frágiles en tiempo frío.
Toda aplicación de pintura de cualquier clase debe ir precedida de un desengrasado y
decapado cuidadoso del metal para hacer desaparecer toda traza de óxido, orín o
cascarilla.
Suelen definirse como unos materiales sólidos que no son metales ni polímeros, aunque
pueden contener en sus estructuras elementos metálicos o poliméricos.
Sus propiedades son muy variadas; existen materiales cerámicos blandos (yeso, talco)
otros muy duros (cuarzo, carborundo).
Las diversas aplicaciones de los materiales cerámicos derivan de esta variedad, siendo
muy importantes sus capacidades de resistir el calor y los ataques de los agentes
químicos, presentando generalmente un inconveniente, su fragilidad.
ACEROS INOXIDABLES
Con el nombre genérico de aceros inoxidables se conoce una serie de aceros resistentes
a la corrosión atmosférica, a los ácidos y álcalis y también a la oxidación a temperaturas
no muy elevadas.
Necesitamos un ambiente oxidante para formar la película de óxido que parece ser la
causa de la inoxidabilidad de estos aceros. Con un 11,5 por 100 de cromo, que es la
mínima proporción contendida en estos aceros, la atmósfera normal es capaz de formar
la película protectora. Aun cuando los aceros con 12 por 100 de cromo resisten el poder
oxidante atmosférico con el tiempo acaban corroyéndose si prestan servicio a la
intemperie.
A medida que aumenta el riesgo de corrosión por las condiciones en que deba trabajar
el acero, es preciso aumentar la proporción de cromo para favorecer así la formación de
películas protectoras; sin embargo, la resistencia al ataque corrosivo no aumenta
proporcionalmente al aumento de cromo. No obstante, a partir de cierto porcentaje
podemos garantizar la formación de una película protectora que, en líneas generales,
será suficiente. La adición del 6 al 7 por ciento de níquel aumenta la resistencia a la
corrosión.
Los aceros inoxidables no son atacados por el ácido nítrico y otros ácidos oxidantes.
Estos mismos aceros resisten mal la acción de otros ácidos, tales como el clorhídrico o
fluorhídrico, y son atacados por las sales de ellos (cloruros, fluoruros, bromuros y
ioduros). En la industria se usan frecuentemente sustancias limpiadoras a base de
cloruros, para mejorar el aspecto de los aceros inoxidables. Debe tomarse todo tipo de
precauciones, porque 40 minutos es el tiempo límite de ataque.
El ácido sulfúrico marca la frontera entre unos y otros, ya que en algunas circunstancias
es inofensivo y en otras ataca fuertemente.
Tanto el efecto de los ácidos como el de las sales varía con las condiciones de servicio y
con la concentración del agente corrosivo, y por otra parte, depende del tipo de acero
de que se trate.
- Los aceros martensíticos se denominan así por admitir el temple y quedar, por
tanto, con estructura martensítica cuando están bien templados. Contienen del
12 al 15 por ciento de cromo y del 0 al 2 por ciento de níquel, con porcentajes de
carbono variables desde el 0,08 al 0,60 por ciento.
Estos aceros resisten la corrosión de ácidos débiles y la oxidación hasta
temperaturas de 700o.
Resisten mejor la corrosión que los aceros martensíticos, y pueden calentarse sin
oxidarse hasta 1150o.
Hay también aceros que resisten la corrosión mejor que el acero ordinario y que
pudieran calificarse de semi-inoxidables, como son los acero al cobre, al níquel-cobre y
también los de baja aleación de cromo (del 2 al 6 por ciento), y que se emplean mucho
en la industria del petróleo (se habla de todos ellos en el punto siguiente).
Los aceros inoxidables pertenecen a tres grupos principales: los aceros al cromo,
aceros al cromo-níquel y aceros al níquel.
Los aceros con una composición del 12 al 15 por ciento de cromo, y martensíticos
después del temple al aire, impiden totalmente la corrosión en ambiente húmedo. Se
utilizan para cuchillería, álabes de turbinas, ejes de bomba, etc. El temple y revenido les
da la máxima inoxidabilidad y, al mismo tiempo, un excelente limite elástico. Resisten
sin oxidarse temperaturas de 750o.
Los aceros de menos del 0,12 por ciento de carbono y 15 al 30 por ciento de cromo son
ferríticos y no adquieren, por tanto, temple. Se utilizan en la industria alimenticia y en
la del ácido nítrico. Resisten sin oxidarse temperaturas de 850 o a 1050o, según el
contenido en cromo.
Un grave inconveniente de los aceros inoxidables 18-8 con el 0,10 por ciento de carbono,
es que están en el límite de la austenita estable. Cuando se calientan entre 500o y 850o,
particularmente cuando se quiere soldar, se deposita carburo de cromo en el contorno
de los granos. El carbono y el cromo necesarios para la formación de una partícula de
carburo provienen de las partes adyacentes de la austenita que quedan empobrecidas
de cromo, y si este contenido queda inferior al 12 por ciento, puede sufrir corrosión
intergranular.
• Disminuir la proporción de carbono del acero hasta un 0,02 por ciento, con cuyo
contenido de acero 18-8 es insensible a la corrosión intergranular.
• Incorporar titanio o niobio, que son elementos muy ávidos de carbono, con el que
forman carburos y dificultan la formación de carburo de cromo.
• Elevar el contenido de cromo y disminuir el de níquel para obtener una estructura
mixta de austenita y ferrita.
c) Aceros al níquel. - los aceros con un 25 a un 35 por ciento de níquel y un 2 por ciento
de cromo resisten mejor que los anteriores, a base de cromo y cromo-níquel, la acción
del ácido clorhídrico y sulfúrico.
Nota. - Se ha de aclarar que no existe ningún acero totalmente resistente a todos los
agentes corrosivos. Para cada clase de corrosión, hay un tipo de acero que mejor la
resiste, que es el que debe de ser empleado. También tiene mucha importancia la
estructura del material. Así, por ejemplo, si el cromo está en forma de carburo, no
solamente no favorece la resistencia a la corrosión del acero, sino que puede ser causa
de que se inicie la corrosión de los aceros por las zonas carburadas.