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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE CONTADURÍA PÚBLICA Y


ADMINISTRACIÓN

CONTADOR PÚBLICO

ANGEL MARTIN IBARRA RODRIGUEZ

MARTICULA:1718361

MAESTRA: Yamileth Aguilar

MATERIA: ETICA, SOCIEDAD Y PROFESION

28 de Septiembre del 2020


ETICA DE ARISTOTELES
Aristóteles sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes. Según
Aristóteles, las virtudes más importantes son las virtudes del alma, principalmente
las que se refieren a la parte racional del hombre. En la Ética nicomáquea, el
filósofo tomó dos cosas en cuenta: La calidad del ser humano y la calidad de la
vida. Un ser humano excepcional es un ser exitoso ejemplo de humanidad. Una
persona que vive una vida excepcional hasta la muerte alcanzado el de los
humanos.
Existen tres grandes obras sobre ética atribuidas a Aristóteles: la Ética
nicomáquea, que consta de diez libros; la Ética eudemia,2 que consta de siete
libros (tres de los cuales, los libros IV-VI, coinciden con otros tres libros de la Ética
nicomáquea, los libros V-VII); y la Magna moralia (Gran ética), de la cual todavía
se duda si fue escrita por él o por un recopilador posterior. Algunos fragmentos del
Protréptico de Aristóteles también se ocupan de la ética.
ESTOICISMO
El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio (aprox. 333-262 a. C.) —a veces
llamado Zenón el Estoico para distinguirlo de Zenón de Elea—, de origen chipriota
y posiblemente de ascendencia mixta, griega y oriental.2 Se trasladó a Atenas en
el 311 a. C. después de una vida agitada. Por aquel entonces Atenas era el centro
cultural del mundo griego, donde se congregaban las principales escuelas de
filosofía. Durante su estancia, tomó contacto con la filosofía socrática, en especial
la de la escuela cínica, y la megárica. Según Diógenes Laercio, inicialmente se
inclinó por el cinismo, siendo alguien especialmente cercano a Crates, pero pronto
abandonó esta escuela al rechazar las numerosas «exageraciones» en que estos
incurrían, porque no podían ofrecerle ningún programa de vida válido. Tras este
abandono del cinismo, estudió con otros filósofos de las escuelas platónica,
aristotélica y megárica pero, insatisfecho con ellas, acabó creando su propia
escuela, en la que combinaba múltiples aspectos cínicos con los de otros filósofos
como Heráclito.
EPICUREÍSMO
El Epicureísmo es una doctrina filosófica cuyo fundamento principal es el
pensamiento del filósofo griego Epicuro. La afirmación más relevante de esta
doctrina y también la más polémica es que el mayor bien y el propósito de la vida
es el placer.
En realidad se refiere más a los placeres del intelecto ya que considera que los
placeres sensuales trastornan el espíritu.
Para Epicuro, una persona es feliz cuando puede controlar sus miedos, el miedo al
futuro, al fin de la vida y a Dios. De modo que eliminar todos los miedos es el
objetivo primordial de esta filosofía.
Epicuro pensaba que el universo era eterno y sin límites, constituido por cuerpos
compuestos por átomos indivisibles y por espacio; y que el hombre puede percibir
las formas y sus cualidades en función a la disposición que tienen estos átomos.

ETICA CRISTIANA
La ética cristiana presupone o asume dos asuntos fundamentales: la existencia de
Dios, y la autoridad de las Santas Escrituras como revelación de Su mente y
voluntad. Dicho con otras palabras: que hay un sólo Dios Verdadero, Inmortal,
Sabio e Invisible, y se ha revelado a Sí mismo. En relación con la conducta
humana, significa que tenemos absolutos morales, y por tanto Ética, o lo que es lo
mismo, un deber moral innato. Así que: la ética es ese deber moral innato en todo
ser humano.
Por tanto, si la existencia de Dios es negada, entonces la moralidad y la ética
automáticamente desaparecen; la conducta humana caería bajo la esclavitud de
un relativismo moral interminable. Allí quitarle la vida bajo anestesia a un niño de
tres años porque sea paralítico (Eutanasia de hoy día), pudiera ser visto como un
bien moral. Necesitamos, pues, una ética de valores morales absolutos, que
regule la conducta recíproca de los hombres, o que mis deberes ciudadanos no
sean establecidos por estadísticas que pueden ser manipuladas para probar
cualquier cosa, sino por la verdad, equidad y compasión del carácter del Creador.
MODERNIDAD E ILUSTRACIÓN
Una de las características principales de la modernidad ha sido el interés de
iluminar el mundo a través del pensamiento humano. Desde el siglo XVIII,
denominado por los historiográficos como "el siglo de las luces" el eje central de
los pensadores de dicho periodo fue relucir la labor humana por medio de la razón.
Si bien hoy estamos en una época en la que nos hemos autodenominado como
modernos, cabe resaltar la siguiente pregunta: ¿Qué tan ilustrado estamos?
Tan radical es la tesis de la ilustración que en las filosofías de los intelectuales
propulsores de dicho movimiento se propone el no sobrepasar los límites de la
capacidad cognitiva, emplear la razón como método absoluto, el no caer como
presa fácil en el fanatismo, en el mito, pensar por sí mismo sin perder de vista el
parecer del otro. En la ilustración se adentra el adagio de la libertad, se propone
un nuevo ser, un hombre libre, una crítica, poder pensar de una forma invectiva.
Cuando el hombre razona éste crítica y criticar consiste en ese uso exclusivo de la
razón en la que ésta infiere en sí y para sí, y dichas consideraciones equivalen
aquí a la madures que adquiere el hombre sobre las diferentes situaciones que se
le presentan, es decir, por ejemplo, cuando toma una posición propia y oportuna a
la manipulación política, religiosa, militar, etc. La ilustración por ende, es entendida
como ese proceso de crítica que adquiere el hombre frente al mundo que lo
acecha.
JOHN LOCKE
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las élites protestantes inglesas que,
agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella
revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva
sobre la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió la
tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no
cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de
manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los
católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave
de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a
Europa entera).
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó
los principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre
nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión
proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad.
DAVID HUME
Tras una breve tentativa de iniciarse en el comercio, decidió dedicarse al estudio.
En 1734 marchó a Francia, donde pasó tres años, la mayor parte de ellos en La
Flèche, dedicado a la redacción de su primera obra, Tratado de la naturaleza
humana, que completó tras su regreso a Londres y se empezó a publicar en 1739.
El tratado no despertó ningún interés, y Hume se retiró a la casa familiar en
Ninewells.
La favorable acogida que obtuvo la publicación en Edimburgo de la primera parte
de sus Ensayos morales y políticos en 1742, le hizo olvidar su primer fracaso.
Trabajó como preceptor del marqués de Annandale (1745-1746) y luego como
secretario del general St. Clair (1746-1748), a quien acompañó en misión
diplomática a Viena y Turín. Nombrado bibliotecario del Colegio de Abogados de
Edimburgo, emprendió la redacción de una historia de Inglaterra, que publicó
desde 1754 hasta 1762 en varias entregas, algunas bastante mal recibidas por la
burguesía liberal.
EMMANUEL KANT
Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no
llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses
en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento
luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de
Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después
de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado
ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario
de lógica y metafísica.
La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y
rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino a diario, a la
misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en
una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única
excepción se produjo el día en que la lectura de Emilio o De la educación, de
Jean-Jacques Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo,
hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.
FRIEDRICH NIETZSCHE
La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que
avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En
1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas-Salomé, por quien fue
rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la
actualidad se reconoce el valor de sus textos con independencia de su
atormentada biografía, durante algún tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de
sus escritos a la enfermedad que padecía desde joven y que terminó por
ocasionarle la locura.
Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de
Basilea y más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su
encierro fue provocado por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su
dolencia. Tras su fallecimiento, su hermana manipuló sus escritos aproximándolos
al ideario del movimiento nazi, el cual no dudó en invocarlos como aval de su
ideología; del conjunto de su obra se desprende, sin embargo, la distancia que lo
separa de ellos.
MAX SCHELER
Max Scheler llevó a cabo los estudios secundarios en un instituto de su ciudad
natal, y frecuentó luego los cursos de filosofía en las universidades de Berlín,
Heidelberg y Jena, donde en 1899 se doctoró con una tesis acerca de los
principios lógicos y éticos. En 1901 publicaba ya un texto notable, Lo trascendental
y el método psicológico, y al año siguiente ingresó como profesor libre en la
Universidad de Jena; en 1907 pasó a la de Munich, y de ésta a la de Berlín.
La obra más significativa de este primer momento, El formalismo en la ética y la
ética de los valores materiales (aparecida entre 1913 y 1916 en el Jahrbuch de
Husserl), muestra una inspiración concreta vinculada a este último autor, con un
fenomenologismo extendido al mundo de los valores más propiamente humanos.
Durante la Primera Guerra Mundial estuvo en Suiza y Holanda; los textos de este
período son fruto de sus reflexiones acerca de las cuestiones sugeridas por la
gran tragedia.
JOHN DEWEY
La juventud casi rural de Dewey y sus años de universidad transcurrieron en el
Este; en 1884, sin embargo, inició la actividad docente en el Midwest, donde vivió
durante los veinte años siguientes. De tal región -de sus genéricos estados de
ánimo y de su “liberalismo americano” a la antigua- parece haber sido siempre el
intérprete. El contacto, en los últimos años de estudios, con la obra de Hegel había
dejado, según él mismo afirma, “un poso permanente” en su pensamiento. El
intento de una nueva interpretación del ilustre filósofo alemán en modernos
términos norteamericanos -o sea “yankees” y darwinianos- fue el primer paso en la
elaboración de lo que había de llegar a ser el “instrumentalismo” (la teoría y el
nombre resultaron variantes de lo que un autor contemporáneo pero de más edad,
William James, denominó “pragmatismo”). Las ideas de Dewey eran un reflejo de
las expresadas por pensadores como Rousseau, Pestalozzi, Herbart, Fröbel y sus
seguidores, pero, que quizá por venir de América, sonaban como algo nuevo.
También autores como, Darwin, Huxley, Comte, Hegel, James y Mead se pueden
registrar como grandes influencias en su pensamiento.

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