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FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN
También conocida como Siglo de las Luces o Ilustración, esta época supuso una
ruptura con la tradición anterior y con la superstición y tiranía de la edad media, y una
apuesta por la razón y el conocimiento humanos, como única vía de salir de la
ignorancia.
El ser humano se sitúa, así, en el centro del universo y es el único amo de su destino.
La Revolución Francesa de 1789, favorecida por las ideas ilustradas, simboliza la
ruptura con la monarquía del medievo y el inicia de una nueva época, regida por los
principios de libertad, igualdad y fraternidad.
ROUSSEAU
Jean-Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712. Fue uno de los pensadores
claves del Siglo de las Luces, de la Ilustración. Eso sí, Rousseau no es el típico
ilustrado, de él emergen valores que serán claves en el Romanticismo posterior: la
razón como causa de la corrupción humana. Rousseau pensaba que el hombre es
bueno por naturaleza, pero que actúa mal forzado por la sociedad que le
corrompe. Da primacía al sentimiento natural, no a la razón ilustrada, y ese será el
germen del Romanticismo. Sus obras más importantes son "Emilio" y "Contrato
Social".
El hombre natural
Rousseau habla de un estado natural del hombre, el que vive en estado de
naturaleza, en el que es un habla y comprensión, sin preocupaciones y sin razón,
sin lenguaje y sin hogar, ajeno a toda guerra y toda atadura. Este ser se movía por
dos impulsos básicos: el amor a sí mismo y la compasión. Es un ser inocente,
como un niño pequeño. No hay separación entre lo que es y lo que parece. Define
al hombre como un buen salvaje, un hombre primitivo que vive en paz y armonía
con la naturaleza.
El hombre histórico
El hombre contemporáneo es distinto. Según Rousseau es un hombre histórico,
un hombre que ha perdido la bondad original. Es un ser vil, egoísta, depravado,
lleno de odio. Es un ser degenerado. Pero este hombre histórico no puede mostrar
públicamente su degeneración: ha de enmascarar, de ocultar, su vileza, su
egoísmo y sus pasiones. Por ello adopta un comportamiento social: la cortesía, la
retórica, la técnica de las apariencias, todo aquello de que se preocupan las
ciencias y las artes, todo lo que nos sirve para enmascarar temores, odios,
traiciones, todo esto que adoptamos para esconder nuestra maldad es la
educación. Esta máscara que adoptamos es, además, doblemente odiosa ya que
evita reconocer la degeneración e imposibilita la regeneración del ser humano.
Todo este proceso de degeneración se lleva a cabo a raíz de la aparición de dos
factores que no tienen presencia en un idealizado Estado de Naturaleza: la
riqueza y el poder. El lograr ejercer paz a través de más violenta haciendo todo un
bucle que parece infinito.
El contrato social
Como no se puede volver al pasado natural del hombre, Rousseau propone el
contrato social entre el individuo y la sociedad, con el fin de armonizar la
convivencia humana. Esta es la única posibilidad de regeneración moral. Sin duda,
su aportación más importante para los inicios de la Revolución Francesa, fue “El
contrato social”, en la que abordó la soberanía de la voluntad del pueblo, la
libertad, la democracia y la República como forma de gobierno.
El contrato social
Los hombres se asocian y ponen su persona y todo su poder bajo la dirección de
la voluntad general. A cambio, cada miembro es acogido como parte indivisible del
todo. Así, el pacto social representa el reconocimiento de que lo universal es más
importante que lo particular, se antepone la justicia al instinto, lo social sobre lo
natural. Obedecer la voluntad general es ser libre, es obedecernos a nosotros
mismos. Con esto se pasa al tercer estado en la evolución humana: el hombre
civil. Este hombre, aunque no puede volver al estado ideal de naturaleza original,
puede recuperar y regenerar parte del bien, de la felicidad y de las libertades
pasadas.
Diferencias entre estado natural y estado civilizado
Las diferencias entre estos dos estados son las siguientes: la libertad natural sólo
es limitada por la fuerza de cada hombre y el estado civilizado se ve limitado por
las fuerzas de demasiados con los que debe convivir en armonía con todos los
individuos de la sociedad.
Diferencia entre voluntad general y voluntad de todos
Ahora bien, la voluntad general debe ser la voluntad del pueblo, debe ser la
soberana. Su objetivo es el bien común de la sociedad. La voluntad general no es,
ni mucho menos, la suma de las voluntades individuales, esta suma sería la
voluntad de todos. La voluntad de todos atiende al interés particular y derriba los
cimientos del contrato social. La voluntad general es la de los ciudadanos reunidos
en asamblea: una democracia directa.
Teoría de la educación
Esta teoría está expuesta magníficamente en la obra "Emilio o sobre la
educación". En esta obra Rousseau nos hace una construcción ideal, un modelo
utópico de cómo deben ser las condiciones educativas del niño (Emilio) y de la
niña (Sofía, futura esposa de Emilio). Para Rousseau la educación tradicional
oprime y destruye la orientación natural del ser humano. Los hombres nacen libres
y buenos pero la educación va anulando su libertad progresivamente. Lo ideal es
una educación que conduzca al desarrollo natural del niño. La educación
tradicional basada en los libros y la memorización es artificial y repetitiva. El niño
debe aprender por sí mismo, aprender a pensar e interactuar en contacto directo
con las cosas y con la naturaleza. La educación tiene como objetivo formar un
hombre libre, el desarrollo de la intuición y del sentimiento. La moralidad se
fundamenta en sentimientos naturales como el amor, sentimientos que la
educación ha de potenciar. Si esto fuera así, aparecería el ciudadano, un ser
humano que tendría sus raíces en la bondad de la naturaleza humana. "el hombre
nace bondadoso pero la sociedad lo corrompe" (Su pedagogía influyó en
Pestalozzi)
MONTESQUIEU
Principales aportaciones de Montesquieu
La principal aportación de Montesquieu ha sido su propuesta de separación de
poderes, y de hecho, todos los sistemas democráticos han adoptado este modelo,
constituyendo la propia esencia de la democracia. Por otro lado, Montesquieu hace una
defensa de la libertad religiosa y del estudio empírico de la realidad.
En el desarrollo de su pensamiento fue determinante su viaje a Inglaterra, donde pudo
observar las grandes diferencias que existían entre el modelo de monarquía
constitucional de este país, por el que sentía un gran respeto, y el sistema absolutista
francés, al que se dirige buena parte de su crítica. De hecho, el sistema inglés tras la
llegada de la monarquía constitucional, influyó directamente en su teoría de la separación
de poderes, un sistema, que, para Montesquieu, era infinitamente mejor que la monarquía
absolutista de Francia.
Además, Montesquieu fue miembro de la Academia de Burdeos, donde presentó algunas
teorías sobre las glándulas suprarrenales y la gravedad.
Montesquieu ha sido determinante en la evolución del Liberalismo moderno, y no en
vano, se considera, junto a John Locke, uno de sus fundadores. El filósofo apostará por
una separación de la iglesia y el estado y adecuar el pensamiento religioso con los
intereses de las sociedades democráticas, una auténtica revolución en el terreno político.
El francés hará una dura crítica al despotismo de la época, hasta el punto de darle un
nuevo significado a la palabra, asociándola con términos como miedo, violencia,
aislamiento y pobreza, lo cual tuvo una gran repercusión en el mundo intelectual y político,
y desencadenaron cambios muy importantes en todo el mundo.
Otra de sus aportaciones son sus trabajos sobre la naturaleza y la libertad, planteando
que existía la misma libertad en la Monarquía que en la República, una proposición no
exenta de polémica, si bien es cierto que ha contribuido a entender mejor el liberalismo.
También defenderá, Montesquieu, que las leyes han de depender de la naturaleza de un
pueblo y de sus habitantes, como puede ser el clima, el tamaño, las tradiciones religiosas,
las estructuras sociales...
DIDEROT
En 1746, la publicación de sus Pensamientos filosóficos, en los que proclama su deísmo
naturalista, le acarreó la condena del Parlamento de París. Ese mismo año entró en
contacto con el editor Le Breton, quien le encargó la dirección, compartida
con D'Alembert, de la Enciclopedia. Durante más de veinte años, Diderot dedicó sus
energías a hacer realidad la que fue, sin duda, la obra más emblemática de la Ilustración,
a la cual contribuyó con la redacción de más de mil artículos y, sobre todo, con sus
esfuerzos por superar las múltiples dificultades con que tropezó el proyecto.
En 1749, la aparición de su Carta sobre los ciegos para uso de los que pueden ver le valió
ser encarcelado durante un mes en Vincennes por «libertinaje intelectual», a causa del
tono escéptico del texto y sus tesis agnósticas; en la cárcel recibió la visita de Rousseau,
a quien conocía desde 1742 y que en 1758 acabó por distanciarse de él.
En 1750 apareció el prospecto divulgador destinado a captar suscriptores para la
Enciclopedia, redactado por Diderot; pero en enero de 1752 el Consejo Real prohibió que
continuara la publicación de la obra, cuando ya habían aparecido los dos primeros
volúmenes, aunque la intercesión de Madame de Pompadour facilitó la revocación tácita
del decreto.
En 1759 el Parlamento de París, sumándose a la condena de la Santa Sede, ordenó una
nueva suspensión; D'Alembert, intimidado, abandonó la empresa, pero el apoyo
de Malesherbes permitió que la impresión prosiguiera oficiosamente. En 1764, Diderot
comprobó que el editor censuraba sus escritos; tras conseguir que los diez últimos
volúmenes del texto se publicaran en 1765, abandonó las responsabilidades de la edición.
Inició entonces un período de intensa producción literaria, que había dado ya frutos
notables durante sus años de dedicación al proyecto enciclopédico. A finales de 1753
habían aparecido sus Pensamientos sobre la interpretación de la naturaleza, donde
proclamaba la superioridad de la filosofía experimental sobre el racionalismo cartesiano.
Lo más notable de su producción lo integraron obras que permanecieron inéditas hasta
después de su muerte, aunque fueron conocidas por sus amigos. Entre ellas destacan,
sobre todo, dos novelas filosóficas: La religiosa y Jacques el fatalista, así como el
magistral diálogo El sobrino de Rameau, traducido al alemán por Goethe en 1805.
D´ALEMBERT
Durante sus investigaciones, D’Alembert tenía una vida social muy activa. El científico
francés solía frecuentar salones de conversación, en los cuales se desenvolvía con
soltura.
Enciclopedia
En este texto el filósofo francés intentó demostrar que los jesuitas, a pesar de su valor
como educadores e investigadores, se destruyeron a sí mismos al desear el poder sobre
todas las cosas.
Legado