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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

TEMA

ANALISIS TÉCNICO JURIDICO DEL EXPEDIENTE


CONSTITUCIONAL

DOCENTE

FRANKLIN GIRALDO NORABUENA

ESTUDIANTE

CAMACHO CUEVA MARCELA

HUARAZ -2020
EXPEDIENTE CONSTITUCIONAL

SÍNTESIS ANALÍTICA DE LA SECUENCIA PROCESAL

El señor Reynaldo Armando Shols Pérez, con fecha 23 de septiembre del 2003, interpuso
demanda de amparo al establecer que se le había vulnerado su derecho como Socio Activo
Marino del Centro Naval del Perú, negándosele la obtención del carnet familiar a favor de su
hijastra, la menor Lidia Lorena Alejandra Arana Moscoso, y concretamente haberse
infraccionado los incisos 1) y 2) del artículo 2º de la Constitución Política del Perú, en tanto
y en cuanto durante el proceso de Recarnetización llevado a cabo el día 30 de julio del 2003,
se melló su integridad moral y psíquica al igual que se le discriminó frente a otros oficiales
que si han logrado obtener dicho carné para sus hijastros sin ningún problema, además de la
humillación de la cual fue objeto en dicho acto, estando presentes Oficiales y familiares suyos,
al igual que su esposa e hija.

Con fecha 02 de octubre de 2003, mediante resolución Nº 1 se declaró improcedente la


demanda. Al no estar conforme con ello, el demandante interpuso recurso de apelación y; con
fecha 01 de Julio de 2004, la Primera Sala Civil de Lima declaró nula la resolución No 1 y se
ordenó admitir a trámite la demanda.

Mediante Resolución Nº 4 de fecha 25 de septiembre del 2004, el Primer Juzgado Civil de


Lima ADMITIÓ A TRÁMITE LA DEMANDA, en consecuencia, ordenó correr traslado de
la misma a la parte demandada por el término de tres días.

A manera de ilustración se debe señalar que la demanda constituye el primer acto procesal,
mediante la cual se ejercita el derecho de acción. Dicha acción consiste en la petición que se
realiza al órgano jurisdiccional para que éste declare un derecho que consideraba ha sido
vulnerado.

El derecho de acudir al órgano jurisdiccional se fundamenta, en el derecho a la tutela


jurisdiccional efectiva consagrado en el artículo 139º inciso 3) de la Constitución Política. En
ese sentido, la demanda fue interpuesta ante el Juzgado Especializado en lo Civil de Lima,
cumpliendo el actor con el requisito esencial de competencia.

Asimismo, cumplió con los requisitos de la demanda establecidos en el Código Procesal Civil,
aplicable supletoriamente a los procesos constitucionales. “La demanda es toda petición
formulada por las partes al juez. Es un acto de iniciación procesal, no implica necesariamente
el planteamiento de un conflicto suscitado entre dos partes y el consiguiente reclamo de una
sentencia de fondo que lo dirima, sino que se configura, con motivo de la petición formulada
ante el órgano judicial, por una persona distinta de este, a fin de que se disponga la apertura y
el ulterior trámite de un determinado proceso”.

Al momento de admitir la demanda, el juez debe tener en cuenta además de los requisitos de
la demanda, los requisitos de admisibilidad y procedencia de la misma, los cuales están
contemplados en los artículos 427 y 428 del Código Procesal Civil; ello a fin de establecerse
una relación jurídica procesal v疝ida que conlleve posteriormente a un pronunciamiento v疝
ido sobre el fondo. Cabe precisar que dichos artículos nos remiten, principalmente, a los
artículos 424 y 425コ del CPC (requisitos de admisibilidad).

Con fecha 06 de octubre del 2005, el Centro Naval del Perú, debidamente representado por
su apoderado Diego Alfredo Chienda Quiroz, contesta la demanda. La contestación de la
demanda, es un acto m疽 dentro del proceso, mediante el cual el emplazado ejerce su derecho
de acción a fin de solicitar tutela efectiva de su derecho (de defensa), frente a las pretensiones
de su accionante y debe reunir -entre otros-, los mismos requisitos exigidos para la demanda.
Asimismo, en dicho escrito debe pronunciarse respecto a cada uno de los hechos expuestos
en la demanda, reconociendo o negando categóricamente, además de exponer propiamente
los hechos en que se fundamenta la defensa.

Mediante Resolución No 14 de fecha 20 de marzo del 2006, el Primer Juzgado Especializado


en lo Civil de Lima, emitió sentencia declarando INFUNDADA en todos sus extremos la
demanda.

De acuerdo al artículo 121 del CPC, la sentencia se constituye en el acto mediante el cual el
juez pone fin a la instancia o al proceso, en definitiva, pronunciándose en decisión expresa,
precisa y motivada sobre la cuestión controvertida; declarando el derecho de las partes, o
excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal. Asimismo, la sentencia debe
contener: a) Parte Expositiva, que contiene una síntesis de los actos procesales practicados en
la etapa postulatoria y probatoria del proceso, incluyendo la relación de los hechos,
argumentos y derechos que sustentan la pretensión y la contradicción; b) Parte Considerativa,
donde el Juez expondrá los criterios para merituar las razones por las cuales se ampara o
desestima la pretensión del demandante y; c) Parte Resolutiva, contiene la declaración del
derecho, la condena o el mandato, la constitución de un nuevo derecho o la ejecución del
cumplimiento de una obligación.

Al no estar conforme con lo resuelto, el demandante con fecha 10 de abril del 2006, interpuso
RECURSO DE APELACIÓN. Dicho recurso, fue concedido mediante Resolución Nº 16 de
fecha 24 de abril del 2006, debiéndose elevarse los autos al Superior Jerárquico.

La pluralidad de la instancia no es solamente un principio y derecho de la función


jurisdiccional, sino también una manifestación implícita del derecho constitucional que tienen
toda persona al debido proceso, consagrado en el artículo 139º, inciso 6) de la Constitución.

Recibido el expediente por la Corte Superior, esta concederá tres días para que se expresen
agravios. Recibida o no la expresión de agravios –en una misma resolución- se concederá
traslado por tres días y se fijará fecha para la vista de la causa. En ese estado del proceso, les
asiste a los abogados el derecho de informar verbalmente, y a las partes informar sobre hechos;
para ello deben solicitarlo dentro de los tres días de recibida la mencionada notificación,
debiéndose necesariamente citarse al abogado de la parte contraria.
El plazo para que el superior expida sentencia de segunda instancia no deberá ser mayor de
cinco días, contados desde la vista de la causa bajo responsabilidad.

Mediante Resolución S/N de fecha 03 de agosto del 2006, la Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, REVOCÓ la sentencia de primera instancia y,
REFORMÁNDOLA declararon IMPROCEDENTE la demanda y CONFIRMARON el
extremo que declara sin costas ni costos del proceso.

Contra lo resuelto, el demandante con fecha 14 de octubre del 2006, interpuso RECURSO
DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL; el mismo que fue concedido el 18 de septiembre del
2006, en consecuencia, se ordenó que se eleven los autos al Tribunal Constitucional.

Este recurso anteriormente era llamado “Recurso Extraordinario”. Conforme al numeral 2)


del artículo 202º de la Constitución se indica que el Tribunal Constitucional conocerá de la
resolución denegatoria del proceso de amparo en última y definitiva instancia. Asimismo, el
artículo 18º del Código Procesal Constitucional señala que contra la resolución de segundo
grado que declara infundada o improcedente la demanda (resolución denegatoria), procede
recurso de agravio constitucional para el conocimiento del Tribunal Constitucional, dentro
del plazo de diez días contados desde el día siguiente de notificada la resolución.

El recurso de agravio constitucional se interpone ante el órgano jurisdiccional que conoció


en segunda instancia el proceso de cumplimiento.

Concedido el recurso, el presidente de la sala remite al Tribunal Constitucional el expediente,


dentro del plazo máximo de tres días más el término de la distancia, bajo responsabilidad. Y,
conforme está establecido por el artículo 20º del Código Procesal Constitucional, el Tribunal
Constitucional debe emitir su pronunciamiento en un plazo máximo de treinta días. Sin
embargo, mediante Precedente Vinculante, el Tribunal ha admitido nuevas causales para
interponer el Recurso de Agravio Constitucional.

Así, en el Expediente Nº 4853.2004-PA/TC el colegiado admitió la procedencia del recurso


de agravio en base a los siguientes requisitos: a) si está referido al contenido
constitucionalmente protegido del derecho invocado (es decir, si el caso es
constitucionalmente relevante), b) si la demanda es manifiestamente infundada, y, c) si la
sentencia de segundo grado fue dictada en sentido contrario a un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional (“recurso de agravio a favor del precedente constitucional”).

Con fecha 30 de noviembre del 2007, la Sala Primera del Tribunal Constitucional, declaró
FUNDADA la demanda, en consecuencia, ordenó que se repusieran las cosas al estado
anterior de la afectación producida por la Asociación. Por consiguiente, ordenó a la
demandada no realizar distinción alguna entre el trato que reciben los hijos del demandante y
su hijastra.
Improcedencia
DEMANDA APELACION
60 días de la demanda

02 de octubre de 2003 01 de Julio de


23 de septiembre
del 2003 2004
declarando
INFUNDADA en
todos sus extremos
emitió Contestación de ADMITIÓ A
la demanda
sentencia la demanda TRÁMITE LA
DEMANDA

fecha 20 de marzo 06 de octubre del


del 2006 2005 25 de septiembre
del 2004

10 de abril del 2006, la Primera Sala Civil de la Corte


Superior de Justicia de Lima,
interpuso
REVOCÓ la sentencia de primera
RECURSO DE
instancia y, REFORMÁNDOLA
APELACIÓN. declararon IMPROCEDENTE la interpuso RECURSO DE
demanda AGRAVIO
CONSTITUCIONAL
fecha 24 de
abril del 2006 03 de agosto del
2006
el demandante con fecha 14
de octubre del 2006

Con fecha 30 de noviembre del 2007, la Sala Primera del


Tribunal Constitucional, declaró FUNDADA la demanda, en
consecuencia, ordenó que se repusieran las cosas al estado
anterior de la afectación producida por la Asociación. Por
consiguiente, ordenó a la demandada no realizar distinción
alguna entre el trato que reciben los hijos del demandante y su
hijastra.
OPINIÓN ANALÍTICA DEL CASO

En el presente caso, se observa que el demandante Reynaldo Armando Shols Pérez interpone demanda al
considerar que, al negársele la entrega de carnet de hijo a su hijastra, se le ha vulnerado sus derechos
reconocidos en los incisos 1) y 2) del artículo 2º de la Constitución Política del Perú.

En su defensa, la demandada argumenta que no se ha violentado ningún derecho, puesto que mediante
Acuerdo No 05-02 de la sesión del Comité Directivo del Centro Naval del Perú, de fecha 13 de junio de
2002, se aprobó otorgar el pase de invitado especial válido por un año, renovable hasta los 25 años, a los
hijastros de los socios, y que en consecuencia, no se puede otorgar a la hijastra del demandante un carné de
hija del socio, por no tener esta calidad, de acuerdo a lo expuesto en el Código Civil y las Normas
Estatutarias.

De conformidad con los medios probatorios ofrecidos y debidamente actuados y valorados, es que el
Órgano Jurisdiccional en primera instancia declaró infundada la demanda, decisión que fue revocada por
la Sala Civil de Lima quien declaró improcedente la demanda; sin embargo, el Tribunal Constitucional, al
resolver el recurso de agravio constitucional interpuesto, amparó la demandada declarándola fundada.

De acuerdo a lo resuelto, debo mostrar mi conformidad con lo resuelto por el Tribunal Constitucional; en
consecuencia, mi total disconformidad con la sentencia del juzgado que declara infundada la demanda y
con la sentencia de vista que la declara improcedente.

MI conformidad con que se haya declarado fundada la demanda, parte desde el reconocimiento que hace
la Constitución Política del Perú en su artículo 4º; es decir, el reconocimiento que se hace de la familia
como aquel instituto natural y fundamental de la sociedad; reconocimiento que también se hace en el
artículo 16° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ese sentido, la familia tiene derecho
a la protección de la sociedad y del Estado.

En el caso materia de autos, se tiene que el demandante socio del Centro Naval del Perú contrajo matrimonio
con una persona que ya tenía una menor hija, constituyendo así, lo que el Tribunal Constitucional ha
denominado en diversa jurisprudencia, una Familia Ensamblada.

La familia ensamblada puede definirse como “la estructura familiar originada en el matrimonio o la unión
concubinaria de una pareja en la cual uno o ambos de sus integrantes tienen hijos provenientes de una
relación previa” El artículo 237° del Código Civil (CC), si bien no habla literalmente de los hijastros, si
infiere que entre ellos se genera un parentesco por afinidad, lo que, de por sí, conlleva un efecto tan
relevante como es el impedimento matrimonial (artículo 242° del CC).

En ese sentido, conforme a las normas citadas y al reconocimiento que ha realizado el Tribunal
Constitucional de las familias ensambladas, el hijastro forma parte de esta nueva estructura familiar, con lo
cual se le otorgan derechos y deberes especiales, no obstante, la patria potestad de los padres biológicos.
Por tanto, no reconocer esta situación contraería una afectación a la identidad de este nuevo núcleo familiar
y a lo dispuesto en la Constitución respecto de la protección que merece la familia.
En consecuencia, hago mío los expuesto por el tribunal Constitucional en el presente caso, al señalar que
“Este Tribunal estima que en contextos en donde el hijastro o la hijastra se han asimilado debidamente al
nuevo núcleo familiar, tal diferenciación deviene en arbitraria y contraria a los postulados constitucionales
que obligan al Estado y a la comunidad a proteger a la familia”.

Con lo señalado, se observa que la demandada ha vulnerado los derechos invocados, y ello se acredita con
lo expuesto por la propia demandante cuando señala que “la diferenciación se efectuó tomando en cuenta
la calidad de hijastra de Lidia Lorena Alejandra Arana Moscoso” y con el Acta N.º 05-02, de fecha 13 de
junio de 2002, en la cual se aprueba otorgar pase de “invitado especial” válido por un año hasta los 25 años
de edad a los “hijastros” de los socios que proceden de un nuevo compromiso”. Por tanto, ha quedado
acreditado el trato diferenciado que se hace en la demandada respecto a los hijastros, situación que no debe
hacerse en un estado constitucional de derecho, en el cual se protege al núcleo familiar y, mucha más cuando
se trata de familias ensambladas o reconstituidas, ya que son mucho más frágiles debido a las propias
circunstancias en la que estas aparecen. En consecuencia, reitero mi total conformidad con lo resuelto por
el Tribunal Constitucional.

Tutela judicial efectiva

Establece el artículo 26 de la Cara Magna que: “Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses. Incluso los colectivos o difusos, a la
tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente. El estado garantizará
una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles”.

así pues, de conformidad con el artículo 22 de la Constitución Nacional: “La enunciación de los derechos
y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos
no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente
en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.”

Respecto del contenido del derecho a la tutela judicial efectiva, y particularmente haciendo referencia a los
derechos e intereses colectivos o difusos, la Sala Constitucional sostuvo lo siguiente: “El derecho o interés
difuso se refiere a un bien que atañe a todo el mundo, a personas que en principio no conforman un sector
poblacional identificable a individualizado, sino que es un bien asumido por los ciudadanos (pluralidad de
sujetos), que sin vínculo jurídico entre ellos, se ven lesionados o amenazados de lesión. Ellos se fundan en
hechos genéricos, contingentes, accidentales o mutantes que afectan a un número indeterminado de
personas y que emanan de sujetos que deben una prestación genérica o indeterminada.

Esa lesión a la población, que afecta con mayor o menor grado a todo el mundo, que es captado por la
sociedad conforme al grado de conciencia del grupo social, es diferente a la lesión que se localiza
concretamente en un grupo, determinable como tal, aunque no cuantificado o individualizado, como serían
los habitantes de una zona del país, afectados por una construcción ilegal que genera problemas de servicios
públicos en la zona. Estos intereses concretos, focalizados, son los colectivos, referidos a un sector
poblacional determinado (aunque no cuantificado) e identificable, aunque individualmente, dentro del
conjunto de personas existe o puede existir un vínculo jurídico que los une entre ellos.
La tutela judicial efectiva conlleva también a que las personas llamadas a un proceso, o que de alguna
manera intervengan en el mismo en condición de partes, gocen ampliamente del derecho y garantía
constitucional a la tutela jurisdiccional efectiva, “en el sentido de tener igual acceso a la jurisdicción para
su defensa; a que se respete el debido proceso; a que la controversia sea resuelta en un plazo razonable; y,
a que, una vez dictada sentencia motivada, ésta se ejecute, a los fines que se verifique cabalmente la
efectividad de sus pronunciamientos.

Derechos fundamentales

MESIAS (2008) señala que “los derechos fundamentales son derechos inherentes al ser humano, elevados
al máximo rango de un ordenamiento jurídico. En tal sentido, además de reconocerse en ellos bienes del
máximo valor social, político o cultural, se les otorga la más alta jerarquía jurídica, lo que significa que
tanto el Derecho, como las instituciones públicas y la sociedad en general quedan vinculados por los
mandatos que de estos derechos se desprenden.

Efectivamente, si no tuvieran este reconocimiento formal, por más inherentes o connaturales que sean, estos
derechos serían solo declaraciones, buenas intenciones o ejercicios retóricos, pero no bienes realmente
protegidos en virtud de reglas o principios jurídico-constitucionales. La constitucionalización supone el
reconocimiento de los derechos inalienables e inviolables del hombre en normas formalmente básicas, que
los convierten en indisponibles inclusive para el legislador democrático.

La finalidad de los procesos constitucionales

Al respecto, Castillo (2009), señala que “el principio teleológico reza de la siguiente manera: ―son fines
esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva
de los derechos constitucionales‖ (artículo II CPConst.). Si se quiere ser riguroso habrá que precisar que
garantizar la primacía de la Constitución es garantizar la vigencia de los derechos que la Constitución
reconoce, ya sea de modo explícito, así como de manera implícita. De modo que la finalidad esencial de
los procesos constitucionales es una misma: favorecer la efectiva vigencia de la Constitución, la cual se
manifiesta también asegurando la plena vigencia de las normas iusfundamentales. Así, de los dos fines
esenciales a los que alude el artículo I CPConst., el segundo –la vigencia efectiva de los derechos
constitucionales– aparece como una concreción del primero –la plena vigencia de la Constitución.

Proceso de amparo

"De acuerdo del artículo 200° inciso 2) de la Constitución de 1993, el amparo procede contra el hecho o la
omisión de cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza derechos distintos a la
libertad individual y a los tutelados por el hábeas data. En términos generales, la carta vigente mantiene el
diseño previsto por la Constitución de 1979.

El amparo es una garantía constitucional que tiene como principal objetivo la protección de los derechos
distintos a la libertad individual y a los que protege el proceso de hábeas data. Tiene como principal objetivo
que se restablezca el derecho vulnerado o en su defecto evitar que se siga o se vuelva a vulnerar el derecho
protegido.
Naturaleza del amparo

"Desentrañar su naturaleza jurídica presupone estudiar aquellas características esenciales intrínsecas y


despojadas del régimen legal que le establezca cada sistema de jurisdicción constitucional.

Una identificación del amparo que trasciende su mera regulación positiva —en cualquier sistema de
justicia constitucional— es que ella ostenta dos particularidades básicas e inmanentes que se desprenden
de la naturaleza de su tutela.

En efecto, el amparo se nos presenta como la tutela especial de derechos calificados como
iusfundamentales, esto es, la tutela que brinda es de naturaleza «constitucional»; y por lo mismo, la
protección procesal que se dispensa tiene el carácter de «tutela de urgencia», como una forma especial de
tutela diferenciada, tal y como entiende este tipo de tutela la doctrina procesal contemporánea.

Los tribunales constitucionales —y el Perú no es la excepción— identifican al amparo con una «doble
naturaleza»: que el amparo persigue no solo la «tutela subjetiva» de los derechos fundamentales de las
personas; sino también comprende la «tutela objetiva» de la Constitución. Lo primero supone la restitución
del derecho violado o amenazado, lo segundo la tutela objetiva de la Constitución, esto es, la protección
del orden constitucional como una suma de bienes institucionales.

Rechazo in limine o improcedencia liminar de la demanda de amparo

“El rechazo in limine supone que el juez resuelve improcedente la demanda –no habiéndola admitido a
trámite ni seguido el procedimiento señalado en la ley– pronunciándose simplemente por la configuración
manifiesta de la causal de improcedencia, agrega además que en la medida que significa un rechazo de la
solicitud de amparo constitucional del que se dice afectado en su derecho, debe ser una institución que el
juez constitucional debe emplear con mucha prudencia, fundamentando debidamente su decisión, y sin
vulnerar el derecho constitucional de acceso a los procesos constitucionales.

La legitimidad para obrar en el amparo en el Perú

“Según el artículo 39 del Código Procesal Constitucional peruano, el afectado es la persona legitimada para
interponer el proceso de amparo. Esto significa que nuestro ordenamiento acoge la legitimidad para obrar
activa ordinaria porque reconoce la legitimidad para obrar activa al sujeto activo de la relación jurídica
material contenida en la demanda de amparo, es decir, a quien afirma ser titular del derecho constitucional
cuya protección se pretende en este proceso. Sin embargo, en este mismo código se encuentra regulado un
supuesto de legitimidad para obrar activa.

Derecho a la igualdad “La igualdad es un principio–derecho que intenta colocar a las personas situadas en
idéntica condición en un plano de equivalencia. Ello implica una conformidad o identidad por coincidencia
de naturaleza, circunstancias, calidad, cantidad o forma. Ello de modo tal que no se establezcan excepciones
o privilegios que excluyan a una persona de los derechos que se conceden con otra, en paridad sincrónica
o concurrencia de razones. Se reconoce a la igualdad como un principio normativo de vinculación genérica.
Este deviene en el atributo que tiene toda persona para que se le aplique la ley o se le trate en las mismas
condiciones que a los semejantes que se encuentran en idéntica o similar situación. Consiste en la
afirmación a priori y de apodíctica homologación entre todos los seres humanos, en razón de la identidad
de naturaleza que el derecho estatal se limita a reconocer y garantizar.

Recurso de agravio constitucional

“El recurso de agravio constitucional, es aquel medio impugnativo contra las sentencias expedidas en
segunda instancia en el Poder Judicial, que posibilita a las personas a acudir al Tribunal Constitucional
como última instancia para obtener el restablecimiento de sus derechos constitucionales vulnerados o
amenazados. Para determinar la procedencia de un recurso de agravio constitucional, el Órgano
Jurisdiccional que conoce el recurso no solamente debe de aplicar las reglas del art. 18 del Código Procesal
Constitucional, sino que además las establecidas en la jurisprudencia constitucional para determinar la
procedencia del recurso.

El debido proceso

Amoretti (2007) parafraseando a diversos autores señala que se puede definir al debido “como el conjunto
mínimo de elementos que deben estar presentes en cualquier clase de proceso para hacer posible la
aplicación de la concepción de justicia en el caso concreto‖. Añade que ―el debido proceso se define como
el conjunto de principios y reglas de procedimiento preestablecidos en los tratados y convenios
internacionales de derechos humanos, la Constitución Política, la Ley o el Reglamento, que la autoridad
competente debe observar plenamente en la actuación legislativa, judicial o administrativa, a fin de
garantizar eficazmente con justicia los derechos de la persona humana, reconocidos en el ordenamiento
jurídico nacional e internacional de los derechos humanos con efectos jurídicos vinculantes”.

Familia ensamblada “Concebimos como familia ensamblada a aquella estructura familiar autónoma
originada por la unión en matrimonio o en convivencia de una pareja de viudos, divorciados, o de padres
solteros, en la cual uno o ambos de sus integrantes tienen hijos provenientes de una relación previa y que
conviven bajo caracteres de estabilidad, publicidad y reconocimiento.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICA

CALDERÓN BETRÁN, Javier. “La familia ensamblada en el Perú.

Cinco años después de su reconocimiento por el Tribunal Constitucional”.

Actualidad Jurídica on line, tomo 239, Gaceta Jurídica, Lima, octubre 2013.

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