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VARIABLES HISTÓRICAS Y METODOLÓGICAS DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA

Los conceptos, modelos y autores en los que se refleja el planteamiento de Alexy son en buena
medida los revisados para la argumentación práctica, junto a otros más cercanos en el tiempo,
contemporáneos e incluso copartícipes con él de algunos de estos conceptos en trabajos
conjuntos.

La Tópica, y en particular su máximo defensor, Viehweg, defiende un concepto de derecho


insistematizable con un modelo argumental abierto, recogiendo el criterio clásico: una techné
del pensamiento de problemas.

En lógica y matemáticas, un sistema axiomático consiste en un conjunto


de axiomas(Proposición o enunciado tan evidente que se considera que no requiere
demostración) que se utilizan, mediante deducciones, para demostrar teoremas.

El método axiomático-deductivo no seria acorde con una disciplina en que el problema es el


que debe suministrar el criterio de aplicación. La pretensión de dotar a la argumentación de
este método llevaría a un cientificismo cuyas consecuencias serían la axiomatización del
derecho y la práctica imposibilidad de interpretar las normas.

A través de los topos esta línea de pensamiento encuentra cauces apropiados, aunque no
definitivos, como para posibilitar una argumentación rica y activa que persigue
fundamentalmente “un ordenamiento justo desde la propia idea de justicia”.

La evolución posterior de esta corriente no la rehabilita como método de argumentación sino


más bien como campo de investigación.

En la Retórico recupera Alexy un concepto de argumentación más elaborado. Por primera vez
aparece un criterio que será en cierto modo similar a la situación ideal de diálogo
habermasiana, el auditorio universal o foro límite de contraste de los argumentos.

El auditorio es el conjunto de aquellos sobre los que quiere influir el orador por medio de su
argumentación.

Argumentar supone adaptarse a las exigencias de este auditorio mediante razonamientos


eficaces y válidos en tal grado que determinen su propia fuerza. Fuerza que le viene, por
cierto, de su conveniencia a la regla de justicia: lo que en cierta situación ha podido convencer
parecerá convincente en una situación análoga.

Sin embargo, la retórica, que busca soluciones justas, no busca sin embargo soluciones únicas.
En la argumentación jurídica resulta dificil el acuerdo entre partes, dejando una campo de
controversia que en última instancia es cubierto con una decisión por vía de autoridad

Lorenzen y Schwemmer

Una racionalidad del fin, siendo “el fin de la ética la eliminación práctica de conflictos” , es lo
que sugiere la ética constructivista. La Escuela de Erlangen y su mentor Lorenzen proponen la
aplicación de este método constructivista al campo de la ética y la base son sus reglas del
diálogo para la construcción de la lógica

Tanto las fundamentaciones como el propio lenguaje de las fundamentaciones - 279 han de
ser objeto de revision , si queremos movemos en los terrenos seguros de la argumentación.
Este concepto desarrollado por Lorenzen y Schwemmer280, si bien propone un uso común de
las palabras y el propio método para llevarlo a cabo, “no dice que palabras hay que emplear ni
que pasos son admisibles u obligatorios”, según Alexy

Con Toulmin se introduce un concepto de argumentación que está presente en nuestros


modos de comportamiento. Antes de tener pretensiones de argumentar ya argumentamos.
Dar razones en favor de lo que hacemos o pensamos es una condición humana y esta acción
no se puede constreñir al campo de la lógica, que no puede dar cuenta sensu estricto sino de
los argumentos matemáticos. Pero la realidad, nuestra realidad, es más amplia: una
proposición es verdadera si para la misma se pueden dar además buenas razones282, ¿por qué
entonces emplear como paradigmas de nuestras razones un modelo que no las incluye en
absoluto?.

La lógica idealizada debe cambiarse por una lógica práctica u operativa , que tiene su campo de
expresión más acorde precisamente en los litigios jurídicos, donde pueden confrontarse los
razonamientos con unas coordenadas establecidas por un ente ideal: el tribunal de la razón.

La noción de argumentación de Perelman, supeditada al auditorio, es más controvertida.


Gianformaggio considera que tiene dos interpretaciones diferentes: que un buen argumento
ante el auditorio es el avalado por la seriedad y buena fe; o bien, que argumenta frente al
auditorio quien no argumenta ad hominem, lo que implica no sólo la corrección del
procedimiento, sino una evidencia de las premisas utilizadas.

Sobre este concepto vago rescata Alexy un tipo de argumentación basado en unas
coordenadas (el auditorio) que sólo existiría para quien lo reconoce como tal; para quien no lo
reconoce así, es un auditorio particular.

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