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La Terapia Cognitiva de Aaron Beck

La idea principal de la Terapia Cognitiva es que las personas sufren por la interpretación que
realizan de los sucesos y no por éstos en sí mismos. Por tanto, Aaron Beck, interesado por el
tratamiento de la depresión, desarrolló un modelo para el tratamiento de esta patología que
posteriormente extendió a otros trastornos.

El modelo de Beck, y también el de Ellis, son una parte importante de las estrategias que se
emplean dentro de la terapia cognitivo-conductual pues, a través de la reestructuración cognitiva,
un individuo es capaz de modificar el modo de interpretación y valoración subjetiva de los hechos
y de las situaciones que vive, y de esta manera se estimula a éste para que altere los esquemas de
pensamiento desordenados y se vea a sí mismo y al mundo de forma más realista y adaptativa.

Este tipo de terapias cognitivas (o cognitivo-conductuales) reciben el nombre de “terapias


relacionales o de reestructuración cognitiva”, pero también existen otro tipo de terapias cognitivas
como son: las terapias de entrenamiento de habilidades para afrontar y manejar situaciones o las
terapias de resolución de problemas.

La organización cognitiva según el modelo de Beck

El modelo propuesto por Beck afirma que ante una situación, los individuos no responden
automáticamente, sino que antes de emitir una respuesta emocional o conductual perciben,
clasifican, interpretan, evalúan y asignan significado al estímulo en función de sus supuestos
previos o esquemas cognitivos (también llamados creencias nucleares).

Los esquemas cognitivos

En la teoría de Beck, los procesos cognitivos son los mecanismos de codificación, almacenamiento
y recuperación de la información existentes en las estructuras cognitivas (esquemas). Por tanto, se
incluyen entre los procesos cognitivos: la percepción, la atención, la memoria y la interpretación.
En el procesamiento de la información pueden producirse errores en cualquiera de sus fases que
tienen como consecuencia una alteración o distorsión en la valoración e interpretación de los
hechos, lo que el autor llama “distorsiones cognitivas”.

Las estructuras cognitivas de organización de la información en la memoria son los esquemas, que
representan el conjunto de experiencias previas y actúan como moldes que dirigen la atención,
influyen en la interpretación de los acontecimientos y facilitan el recuerdo.
Para Beck, “los esquemas son patrones cognitivos estables que constituyen la base de la
regularidad de las interpretaciones de la realidad. Las personas utilizan sus esquemas para
localizar, codificar, diferenciar y atribuir significaciones a los datos del mundo”. En otras palabras,
los esquemas son construcciones mentales subjetivas, más o menos estables, que actúan como
filtros a la hora de percibir el mundo por parte del individuo.

Los esquemas provienen en gran medida de experiencias previas de aprendizaje (en general,
tempranas) y pueden permanecer latentes hasta ser activadas por un evento significativo que
interactúa con ellos. Este es uno de los conceptos más importantes que ha aportado la psicología
cognitiva, y aunque que fue introducido originalmente por Frederick Bartlett para referirse a
procesos relacionados con la memoria en el contexto social, y también fue utilizado, entre otros,
por Jean Piaget en el ámbito educativo, Beck (junto con Ellis) lo introdujo en el ámbito
psicoterapéutico.

Las creencias

Las creencias son los contenidos de los esquemas, y son el resultado directo de la relación entre la
realidad y éstos. Son todo aquello en lo que uno cree, son como mapas internos que nos permiten
dar sentido al mundo, se construyen y generalizan a través de la experiencia.

Beck distingue dos tipos de creencias:

Creencias centrales o nucleares: Se presentan como proposiciones absolutas, duraderas y globales


sobre uno mismo, los demás o el mundo. Por ejemplo, “soy un incompetente”. Representan el
nivel cognitivo más profundo, son difíciles de cambiar, dan el sentido de identidad y son
idiosincrásicas.

Creencias periféricas: Son influidas por las nucleares, por tanto, están ubicadas entre las éstas y los
productos cognitivos o pensamientos automáticos. Consisten en actitudes, reglas y presunciones
(o supuestos). Por lo tanto, influyen en la forma de ver la situación, y esa visión influye en cómo se
siente, actúa o piensa un individuo.

Los productos cognitivos

Los productos cognitivos hacen referencia a los pensamientos e imágenes que resultan de la
interacción de la información proporcionada por situación, los esquemas y creencias y de los
procesos cognitivos. Los contenidos de los productos cognitivos suelen ser más fácilmente
accesibles a la conciencia que los esquemas y los procesos cognitivos.
El modelo explicativo de la depresión de Beck

Para Beck, los trastornos psicológicos derivan de distorsiones cognitivas (errores en los procesos
cognitivos), que son maneras equivocadas de pensar que aparecen en forma de pensamientos
automáticos (productos cognitivos) ante determinadas situaciones, y que provocan estados
emocionales negativos y conductas inadecuadas. Por tanto, estas distorsiones cognitivas son
provocadas por creencias irracionales o supuestos personales aprendidos en el pasado, que
condicionan inconscientemente la percepción e interpretación del pasado, presente y futuro.

Las personas que sufren depresión se vuelven vulnerables ante ciertas situaciones, y es
importante entender que en esta teoría no se plantea que las cogniciones sean la causa de la
depresión o de otro trastorno emocional, lo que realmente se postula es la primacía de los
síntomas: la activación de esquemas negativos y las distorsiones cognitivas consiguientes, serían el
primer eslabón de la cadena de síntomas depresivos.

La tríada cognitiva en las personas con depresión

Cuando una persona se enfrenta a una determinada situación, el esquema es la base para
transformar los datos en cogniciones. Puesto que los esquemas que se activan en una
determinada situación van a determinar el cómo responde esa persona, en las personas que
padecen un trastorno depresivo se activarán esquemas inadecuados.

Por tanto, el primer síntoma depresivo es la activación de esquemas cognitivos relacionados con la
visión de uno mismo, el mundo y el futuro. Las personas con esquemas negativos o tendencia a
cometer errores de procesamiento serán más proclives a padecer trastornos depresivos.

La tríada cognitiva se refiere a tres esquemas característicos que inducen al individuo depresivo a
percibirse a sí mismo, al mundo y al futuro desde un punto de vista negativo. De estos tres
patrones cognitivos se derivan el resto de síntomas depresivos que sufre.

El esquema característico que sufren las personas deprimidas, y que Beck denomina la triada
depresiva, consiste en una visión negativa de:

Sí mismo: las personas que padecen depresión suelen considerarse deficientes e inútiles.
Atribuyen los errores que cometen a un defecto físico, mental o moral suyo, y piensan que los
demás les rechazarán.

Del mundo: Se sienten como derrotados socialmente y no están a la altura de las exigencias, ni
tienen la capacidad de superar los obstáculos.
Del futuro: La persona que padece depresión piensa que esta situación no se puede modificar, por
lo que seguirá así siempre.

Distorsiones cognitivas

Los esquemas negativos activados en los individuos depresivos les llevan a cometer una serie de
errores en el procesamiento de la información que facilitan los sesgos y permiten al depresivo
mantener la validez de sus creencias. Beck enumeró una serie de distorsiones cognitivas, son las
siguientes:

Abstracción selectiva: se trata de prestar atención a un solo aspecto o detalle de la situación. Los
aspectos positivos se suelen ignorar, dando más importancia a los aspectos negativos.

Pensamiento dicotómico: los acontecimientos se valoran de forma extrema: bueno/malo,


blanco/negro, todo/nada, etc.

Inferencia arbitraria: consiste en sacar conclusiones de una situación que no están apoyadas por
los hechos, incluso cuando la evidencia es contraria a la conclusión.

Sobregeneralización: consiste en extraer sin base suficiente una conclusión general de un hecho
particular.

Magnificación y Minimización: tendencia exagerar lo negativos de una situación, un suceso o un


cualidad propia y a minimizar lo positivo.

Personalización: hace referencia a la costumbre de relacionar los hechos del entorno con uno
mismo, mostrándose susceptible.

Visión catastrófica: adelantar acontecimientos y, de entre las distintas opciones, pensar que
siempre va a ocurrir lo peor.

Deberías: consiste en mantener reglas rígidas y exigentes sobre cómo deben suceder las cosas.

Etiquetas globales: consiste en poner etiquetas globales a nosotros mismos o a los demás sin tener
en cuenta otros matices.

Culpabilidad: consiste en atribuirse a uno mismo o a los demás toda responsabilidad de los
acontecimientos, ignorando otros factores que contribuyen a los mismos.

Pensamientos automáticos

Por tanto, al activarse estos esquemas característicos de las personas depresivas, los productos
cognitivos serán desadaptativos y negativos.

Los pensamientos automáticos son los diálogos internos, pensamientos o imágenes que aparecen
ante una situación determinada, y los pacientes suelen considerarlos afirmaciones verdaderas no
distorsionadas. Éstos muestran una serie de características y son las siguientes:
Son mensajes o proposiciones específicas referidas a una situación concreta

Siempre serán creído, independientemente de que sean irracionales o no

Son aprendidos

Entran de forma espontánea en la conciencia, dramatizando y exagerando lo negativo de la


situación

No son fáciles de detectar ni controlar, pues aparecen en el flujo del diálogo interno
¿Qué es la terapia racional emotiva conductual?

En 1955, Dr. Albert Ellis crea la Terapia Racional Emotiva Conductual, pionera de las terapias
cognitivas-conductuales, la cual remarca la importancia de la tríada pensamiento, emoción y
conducta en el mantenimiento de los trastornos psicológicos, y aporta una dimensión humanística
y filosófica única.

DEFINICIÓN

• Se trata de una terapia muy práctica y directiva en que se incluyen ejercicios y tareas para
hacer en casa para ayudar a la persona a solucionar su problema emocional de una
manera breve y eficaz.

• Es también una terapia profunda porque no se limita a aliviar los síntomas del malestar de
la persona sino que va hasta el fondo del problema provocando cambios filosóficos
profundos y permanentes que tienen como consecuencia una mejora de la calidad de
vida.

• La TREC, junto a otras terapias cognitivas o cognitivas-conductuales, duran entre diez y


veinte sesiones tanto en terapias individuales como en grupo.

OBJETIVO

Disminuir los trastornos psicológicos de forma breve con un profundo cambio filosófico, emocional
y conductual, que les hace sentir menos trastornados y menos susceptibles al trastorno. Además,
es una terapia eficaz en un porcentaje muy elevado de problemas psicológicos.

Es una terapia multimodal e integradora que se puede aplicar en muchos formatos, tanto en
terapias individuales, grupales, de pareja, sexuales, familiares u otras.

Principios de la terapia racional emotiva

Ellis establece 6 principios que son:

1. El pensamiento es el principal determinante de las emociones humanas.

2. El pensamiento disfuncional es la principal causa del malestar emocional.

3. Debido a que se siente en función de lo que se piensa, para acabar con un problema
emocional se tiene que empezar por un análisis de los pensamientos.

4. Múltiples factores tanto genéticos, como las influencias ambientales se encuentran en el


origen del pensamiento irracional y la psicopatología.

5. A pesar de la existencia de las influencias del pasado en la psicopatología, la terapia


racional emotivo-conductual enfatiza las influencias presentes, ya que son las
responsables de que el malestar continúe a través del tiempo, a pesar de que las
influencias pasadas hayan dejado de existir.

6. Aunque las creencias se pueden cambiar, ese cambio no va a suceder necesariamente


con facilidad.

La TRE establece que las conductas de las personas están íntimamente ligadas a las emociones,
sin importar que las influencias ambientales que originaron inicialmente dicho actuar ya no se
encuentren presentes.

Centra así su atención a los factores actuales que son los responsables de que ese malestar
perdure en el tiempo.

Técnicas centradas en el esquema ABC

Los elementos que constituyen el esquema ABC son las creencias, las ideas, los pensamientos, las
interpretaciones y percepciones que las personas realizan de sí mismas en relación a los demás, al
futuro y del mundo.

El fin de logran la detección de las situaciones activadoras (A), consecuencias emocionales y


conductuales (C) y pensamientos automáticos (B) de la persona.

LAS CREENCIAS IRRACIONALES

1) Es de suma necesidad que nos quieran y aprueben todas las personas significativas de
nuestra vida.

Es irracional querer lograr esta meta; desde su inicio esta condenada al fracaso, ya que jamás por
mucho que nos esforcemos, lograríamos que todas las personas que queremos nos aprueben
siempre. Quien intenta esto, se vuelve inseguro, frustrado y se minusvalora.

2) Hay que ser competente en todos los aspectos de nuestra vida, para poder
considerarnos personas de valor.

Si creemos que debemos tener éxito para poder ser seres humanos valiosos, caeremos en dos
errores: primero, nos evaluaremos como carentes de valor cuando no seamos mejores que otros;
y segundo, igualaremos nuestro valor como individuos con los éxitos de nuestra metas. Estos dos
errores confunden nuestro valor intrínseco con el extrínseco.

Somos seres humanos falibles que de vez en cuando cometemos errores, y precisamente eso es lo
que somos. Así, es mejor tratar de aprender que buscar compulsivamente la perfección.
3) Ciertas personas son malas, perversas y ruines y deben ser severamente castigadas y
penalizadas.

El individuo que piensa racionalmente no culpa a los demás, ni a sí mismo, y si los otros le
quieren crear culpa, evalúa su conducta y la corrige sí lo considera necesario; e caso contrario,
piensa simplemente que los demás pueden hallarse actuando bajo uno de los 3 factores
mencionados. Si los demás hacen algo erróneo, trata de entender sus razones, y de ser posible
evita que sigan actuando de esa manera; si no es posible evitarlo, procura que la conducta de los
otros no le trastorne a el seriamente. Cuando la persona racional comete algún error, lo admite y
trata de corregirlo, pero no considera eso como algo terrible o catastrófico, ni se considera sin
valor por haber cometido un error.

4) Es tremendamente horroroso que las cosas no nos salgan tan perfectas como desearíamos
que salieran.

A menudo debemos aceptar la frustración de nuestros deseos como algo que forma parte
del vivir y el trastornarse profundamente por ello es una pérdida de tiempo. La persona racional
evita exagerar las incomodidades de la vida o de las situaciones, si puede procurar mejorarlas, y
sino las acepta con actitud filosófica.

Las situaciones que nos desagradan puede que nos trastornen, pero no son horriblemente
catastróficas, a menos que arbitrariamente las consideremos como tales.

5) La infelicidad humana se debe a causas externas y nosotros no tenemos capacidad para


controlar nuestras emociones perturbadoras.

Hay un sinnúmero de personas que consideran que lo anteriormente mencionado, se produce sin
que ellos tengan nada que ver, y pasan su vida culpando al destino, la suerte y otras personas por
todo lo mal que se sienten. Las experiencias y fuerzas externas, aunque pueden ser físicamente
dañinas o molestas, no necesariamente tienen que ser muy perturbadoras en el sentido
emocional, a no ser que, nosotros mismos contribuyamos a esto con nuestras actitudes, creencias
y reacciones a tales experiencias.

6) Todas aquellas situaciones amenazantes o que nos pueden dar grandes preocupaciones o
traernos conflictos, deben ser evitadas a cualquier precio.

Así encontramos personas que viven evitando tomar exámenes, viajar en avión, aceptar
invitaciones, etc. por diferentes preocupaciones y temores, la mayor parte de las veces
infundados. Esto es ilógico o irracional por varias razones: (a) esto hace prácticamente imposible la
evaluación objetiva de los que tenemos; (b) nos impide comportarnos en forma eficaz, si en
verdad sucede algo peligroso; (c) el temor y ansiedad excesivos pueden ponernos en una situación
de que se presente lo que deseamos evitar; (d) exageramos la probabilidad de que la experiencia
indeseable pueda ocurrir; y (e) el temor a ciertas situaciones las puede hacer parecer peor de lo
que en realidad son.
7) Es mucho más fácil evitar las dificultades y responsabilidades que afrontarlas.

Este es un tipo de búsqueda de satisfacción inmediata en oposición al trabajo a menudo constante


que exigen ciertas actividades que redirán mayor beneficio a largo plazo. El eludir ciertas tareas, es
frecuentemente mas difícil que realizarlas y esto además nos puede conducir a perder nuestra
propia confianza. La persona racional hace lo que debe hace sin ponerse resistente o disgustado,
ya que sabe que hacer las cosas le llevará a obtener las satisfacciones y metas que desea.

9) Nuestras experiencias y eventos del pasado son los que determinan nuestra conducta
presente; no podemos nunca librarnos de la influencia del pasado.

Hay quienes consideran que es muy poco lo que pueden hacer para cambiar sus vidas y que las
experiencias que tuvieron en su niñez les han hecho de la forma que son y esto no puede ser
alterado, Algunos psicólogos han dicho que nuestro pasado determina nuestro presente y que
nuestra personalidad se forma por completo en la niñez.

Esto no es completamente cierto, ya que aunque no puede negarse que el pasado tiene influencia
en la forma como nos comportamos en el presente, podemos aprender a cambiar por medio del
esfuerzo y la aplicación sistemática de técnicas adecuadas que promuevan dicho cambio. La
conducta que en un pasado bajo ciertas circunstancias pueda haber sido necesaria, puede que en
la actualidad no lo sea. Es posible emplear la influencia del pasado como una excusa para no
esforzarnos en cambiar nuestro comportamiento inadecuado. Puede que el cambio sea difícil pero
no imposible.

10) Deberíamos preocuparnos mucho por los problemas y trastornos de otras personas.

Cuando nos sentimos trastornados por los problemas y perturbaciones de otras personas, no es
por esos problemas por lo que nos preocupamos, sino mas bien porque nos decimos a nosotros
mismos que ellos no deberían actuar de la forma en que lo hacen. Hay circunstancias en que es
muy poco lo que podemos hacer para ayudar efectivamente a otras personas y preocuparnos por
sus problemas no nos hará mas capaces de ayudarles. Lo mejor que podemos hacer es tratar de
ayudarles a cambiar en una forma calmada y objetiva, reconociendo que podríamos fallar pero
que podríamos tolerar dicho fracaso.

11) Siempre hay una solución única y perfecta para cada problema, y esta es la que debemos
encontrar, o de lo contrario fracasaremos.

Esto resulta irracional porque a menudo no existen soluciones perfectas para nuestros problemas
y los resultados que tenemos por no encontrar dichas soluciones, son a veces exagerados e
irreales y querer encontrarlas puede conducirnos a un estado generalizado de angustia y pánico.
Consecuentemente con dicha búsqueda perfeccionista, en ocasiones tan solo logramos peores
soluciones que las que hallaríamos si lo hiciéramos de manera calmada y lógica. La persona
racional intenta hallar varias posibles soluciones a cada problema y acepta la que sea más factible,
reconociendo que puede no ser la perfecta, que errar es humano y que a menudo tomar
decisiones adecuadas aunque no necesariamente perfectas, es parte de nuestra existencia.
8) Uno debe ser siempre dependiente de los demás y tener a alguien más fuerte en quien
confiar.

Sería insensato rehusar cualquier ayuda de los demás tan solo para probar los fuertes que somos,
cuando seria de gran beneficio buscar ayuda. De una forma u otra todos somos dependientes de
los demás en alguna medida; pero no es válido que exageremos esta dependencia hasta el punto
de perder nuestra independencia, nuestro individualismo y nuestra autoexpresión. La
dependencia produce mayor dependencia y la persona racional se esfuerza por mantener
autonomía y responsabilidad en sus decisiones, sin negarse a buscar o aceptar ayuda cuando lo
estima conveniente.

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