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Dilemas éticos en antropología

Dilemas éticos en antropología


Las entretelas del trabajo de campo etnográfico

Edición de Margarita del Olmo

E D T O R A L T·: R O T T A
Dilemas éticos en antropología
Las entretelas del trabajo de campo etnográfico

Edición de Margarita del Olmo

E D T O R A L T R O T T A
CONTENIDO

COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS


Serie Antropología

Contenido ........................ ................. .... ................ ............................... 7

Introducción: Margarita del Olmo........................................................ 9


La negociación del trabajo de campo: Caridad Hernández .................... 35
Novato en Valle de Chalco: reflexiones sobre la ética del antropólogo
desde el recuerdo de una etnografía en una barriada mexicana: Jesús
Adánez Pavón.................................................................................. 47
Bagatelas de la moralidad ordinaria. Los anclajes morales de una expe-
riencia etnográfica: Ángel Díaz de Rada.......................................... 57
Conflicto de intereses. Reflexión sobre un trabajo de campo en la escue-
la: Margarita del Olmo.................................................................... 77
Antropología y reproducción: las prácticas y/o la ética: Diana Marre.... 93
Editorial Trotta, S.A., 201 O
De museos del saber a museos de los pueblos. El lugar de los antropólo-
Ferraz, 55. 28008 Madrid gos: Fernando Monge ....... ..... ... ............. ... .......... ... .................... .. .... 125
Teléfono: 91 543 03 61 La posición del antropólogo en la revalorización del patrimonio. El dile-
Fax: 91 543 14 88 ma de la «participación observante» en la Batalla Naval de Vallecas:
E-mail: editorial@trotta.es
Elísabeth Lorenzi Fernández. ............ ...... ........... ....... ... .............. ...... 145
http://www. trotta. es
De responsabilidades, compromisos y otras reflexiones que llevan a la
©Margarita del Olmo Pintado, para esta edición, 201 O antropología aplicada: Alicia Re Cruz ... ............. ... ... ..... ............. .. ... 171
«No estamos de acuerdo con algunas de tus interpretaciones»: gestión
©De los autores para sus colaboraciones, 201 O
de la información en el trabajo de campo con personas estigmatiza-
ISBN: 978-84-9879-171-6 das: Virtudes Téllez Delgado............................................................ 187
Depósito Legal: S. 1.111-201 O Ira en Irlanda: Nancy Scheper-Hughes .................................................. 203
«Mi colegio sin mí»: dilemas en la definición de mi rol como etnógrafa:
Impresión
Gráficas Varona, S.A.
Carmen Osuna Nevado .............................. ;.................................... 229

7
CONTENIDO

Delitos de omisión. Más allá de escribir o no escribir: actuar o no actuar:


Pilar López Rodríguez-Gironés ........................ ··· · ···· · ···· ··· ····· · · ··· · · ··· · · 243
Hablan los niños. Evaluación crítica de plazas y espacios verdes. La «opi-
nión experta» de niños de Lavapiés para reformar su espacio vital:
Waltraud Müllauer-Seichter ............................. · · · ·· · · · ·· · · ·· · · ·· · · · · · ·· · · · ·· · · 273
INTRODUCCIÓN
Sujetos como objeto de estudio: Matilde Fernández Montes·················· 303
Antropología y cuidados: dilemas éticos en la investigación con pacien- Margarita del Olmo
tes: Manuel Moreno Preciado ........................................................ .. 315
Centro de Ciencias Humanas y Sociales
Concluir el inicio de un proceso de reflexión conjunta: Pilar Cucalón .. 337 Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Acerca de las autoras y autores ............................................................ .. 349


Índice general ...................................................................................... . 355

No es frecuente hablar de ética en antropología, ni leer, ni estudiar, ni


siquiera discutir. Al menos en España.
Nuestros colegas norteamericanos hace tiempo que tienen la exi-
gencia, desde sus instituciones, de hacer firmar a la gente con la que
trabajan un permiso explícito que llaman «consentimiento informado».
En un seminario reciente, celebrado en la London School of Econo-
mics1, una colega y amiga que trabaja en Canadá nos preguntó al resto
de los participantes (todos centrados en Europa) nuestra opinión sobre
este requisito. La primera respuesta fue que, afortunadamente, en Eu-
ropa nadie nos lo exigía, porque de lo contrario el trabajo que había
realizado esta persona, basándose en entrevistas informales, no hubiera
podido hacerse. Y añadió: «Ése es un problema que tendrán que enfren-
tar ustedes allí, ya verán cómo se las arreglan».
Con este libro yo quiero reclamar exactamente lo contrario: que
no es un problema de los norteamericanos, que nos afecta a todos y
que más vale que empecemos pronto a abrir esta discusión porque no
sólo incide en la viabilidad de los trabajos, sino en su desarrollo, en sus
conclusiones y, sobre todo, en el sentido de por qué y para qué traba-
jamos. Y me parece un tema especialmente relevante en el caso de que,
como hacemos la mayor parte de los antropólogos en Europa, finan-

1. El seminario titulado «Anthropology in the City. Methods, Methodology and


Theory», se celebró en el Departamento de Antropología de la London School of Econo-
mics, Londres, 17-18 de septiembre de 2008.

8 9
MARGARITA DEL OLMO INTRODUCCIÓN

ciemos nuestro trabajo COn dinero público, que a mi modo de entender


1
Lo único que podemos suponer de antemano es que van a surgir y
exige, de la misma forma, una responsabilidad pública2 • que nos van a sorprender. Y por ello es necesario hacer dos cosas: pre-
Cada uno de los capítulos que reúne este libro es una invitación a pararnos para enfrentarlos y plantearlos, cuando surjan, de una forma
abrir esta discusión desde un punto de vista diferente. Algunas de las explícita. Para lo uno y para lo otro es necesario prepararse, aprender.
perspectivas son coincidentes con otras en cuanto a los temas y a la for- Y una forma de aprender es analizar lo que han hecho otras personas y
ma de abordarlos, pero otras veces están en franca contradicción. Esto cómo lo han hecho. Espero que este libro sea un inicio.
es así porque no hemos resuelto nada; no se trataba tampoco de resolver
nada. Lo que se pretendía era poner encima de la mesa, de una forma
honesta, todo aquello que nos había incomodado, para lo que habíamos La mayoría de los textos aquí reunidos son fruto de un seminario
encontrado solamente soluciones parciales o precarias, o habíamos deja- que se celebró en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC
dó francamente sin resolver. Este ejercicio supone darle la vuelta a la tela entre el9 y el 19 de diciembre de 2008, con el título «Cuestiones de
para ver las costuras, los remiendos, los errores y las veces que algo se ha ética en antropología»: El seminario se diseñó para que cada uno de los
tenido que volver a coser, lo que implica una buena dosis de humildad y participantes planteara para discutir cualquier dilema relacionado con
a veces un doloroso ejercicio de escarbar en la intimidad y dejar expues- la ética surgido a partir de su propio trabajo de campo. El trabajo para
to lo que normalmente se oculta. presentar esta versión al lector se ha realizado en el marco del proyecto
La única conclusión en la que todos hemos coincidido es que los de investigación «Estrategias de participación y prevención de racismo
dilemas éticos tienen que ver con la relación que en cada momento se es- en las escuelas II» (FFI200908762). Quiero agradecer a Matilde Fer-
tablece y, por lo tanto, no hay soluciones universales, porque los intereses nández Montes su paciencia a la hora de corregir la última versión de
ylos valores que orientan la relación entre las personas, tampoco lo son. los textos, porque indudablemente ha mejorado su lectura.
Los compromisos éticos y las consecuencias de cada uno de ellos depen-
den del lugar, del momento y, sobre todo, de las personas involucradas
en la relación. Por este mismo motivo la mayoría de nosotros llama la
atención sobre la dificultad de prever los conflictos éticos que van a surgir
en un trabajo de campo, y por lo tanto las soluciones que cada uno debe
adoptar. Por la misma razón, la fórmula del «consentimiento informado»
nos r:esulta una solución a veces poco viable y casi siempre poco eficaz, no
sólo porque muchos de nosotros hemos peleado, con mucha intensidad
pero sin ningún éxito, por «informar» antes de establecer un compromiso
explícito, sino porque la mayoría de los dilemas éticos que surgen van
mucho más allá y no se pueden resolver únicamente con un formulario
que muchas veces se puede utilizar como un «cheque en blanco».
Pero el hecho de que los dilemas éticos sean contextuales y depen-
dan de la relación que en cada caso se establece y como consecuencia
no existan respuestas universales para ellos, no nos exime de la res-
ponsabilidad de plantearlos, sino justamente al contrario: tenemos que
hacerlo porque no se pueden anticipar y tampoco presuponer que están
resueltos.

2. Estoy haciendo aquí eco de una conversación mantenida con mi colega y amigo
Bernd Baumgartl, durante mi estancia de investigación en primavera de 2009 en Navreme,
Viena, financiada por un acuerdo entre la Academia de Ciencias Austriaca y el CSIC.

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LA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA
DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
Y SU RELEVANCIA PARA LA INVESTIGACIÓN
EN ESPAÑA

Nancy Konvalinka
Departamento de Antropología Social y Cultural
Universidad Nacional de Educación a Distancia

LOS ANTROPÓLOGOS VAN A LA GUERRA

En octubre de 2007 se publicaron varios artículos en los periódicos de


Estados Unidos sobre la incorporación de antropólogos a unidades mi-
litares en Iraq y Afganistán, con titulares como «El ejército recluta a
la antropología en las zonas de guerra» (Rohde, 2007) o «Cuando los
antropólogos van a la guerra» (Weinberger, 2007). Esta incorpora-
ción ha sido parte de un programa que tuvo su comienzo a mediados
del 2006, bajo el nombre de Human Terrain System (Sistema de Terre-
no Humano), con el objetivo, en palabras del teniente coronel Edward
Villacres del Ejército de Estados Unidos, líder de un Human Terrain
Team (Equipo de Terreno Humano) en lraq, de «ayudar a los líderes
de las brigadas a entender la dimensión humana del medio ambiente
en el que trabajan, de la misma manera que un analista de mapas in-
tentaría ayudarles a entender los puentes y los ríos y cosas de ese tipo»
(González, 2008)1.
Algunos antropólogos que conozco en España manifestaron una gran
sorpresa de que sus colegas estadounidenses se prestaran a colaborar
con el ejército y condenaban en general la idea. En Estados Unidos se
despertó el debate entre los antropólogos que consideraban que su co-
laboración podría salvar vidas y aportar una perspectiva más humana al
ejército y aquellos que consideraban que este tipo de colaboración iba
totalmente en contra de la ética de la disciplina.

1. Las traducciones al español de los textos originales en inglés son mías.~

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DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
NAN CY KO NVALI N KA

gobiernos extranjeros como representantes de instituciones de Estados


Desde este punto de partida, quisiera ofrecer aquí una serie de con-
Unidos, enviados con el propósito de llevar a cabo investigaciones cien-
sideraciones. Primero, ya que ninguna situación surge de la nada, creo tíficas. No sólo han quebrantado la fe en la verdadera ciencia, sino que
que será muy fructífero explorar la historia de las relaciones e.~tre las además han perjudicado la investigación científica de la manera más
ciencias sociales (y la antropología en particular) y el poder militar en contundente posible. Como consecuencia de sus actos, todas las naciones
los Estados Unidos, con el propósito de comprender mejor estos acon- mira~ con desconfianza al investigador extranjero de visita que quiere
tecimientos recientes. En segundo lugar, teniendo en cuenta el vínculo trabapr honestamente, y sospecharán maquinaciones siniestras. Estas
temporal-espacial de la ética y la imposibilidad de que exista u~a .ética acciones han levantado una nueva barrera contra el desarrollo de la
moral atemporales, ahistóricas y sin contexto, veremos los d1stmtos cooperación internacional amistosa (Boas, 1919).
0
códigos de ética que ha elaborado la Asociación Americana de Antro-
Su protesta le valió la censura de la Asociación Americana de An-
pología (AAA) desde que se/ formó el primer Comité de la Problemá-
tropología, que le destituyó de su puesto en la Comisión de la Aso-
tica de la Investigación y la Etica en 1965 y los contextos en los que se
ciación, le presionó hasta que renunció a su cargo en el National Re-
formularon estos códigos. Incidiré de forma particular en el código más
search Council (Consejo Nacional de Investigación) y amenazó con
reciente, aprobado en febrero de 2009 por los miembros de la Asocia-
2 echarle de la Asociación (Houtman, 2005). Según David Price (2000:
ción, como respuesta a las iniciativas actuales del ejército • Finalmente,
25-26), antropólogo que se interesa por la interacción entre la antro-
ofreceré como conclusión las lecciones que creo que podemos sacar para
pología y el ejército y las agencias de inteligencia, uno de los factores
nuestro propio contexto, el de la investigación antropológica en España
que influyeron en esta decisión fue el miedo a que una publicidad ne-
y la formación de antropólogos. gativa afectase el acceso al campo de otros antropólogos. Como ve-
remos, este mismo miedo, junto con la inherente incapacidad de la
LA ANTROPOLOGÍA Y EL PODER MILITAR EN ESTADOS UNIDOS Asociación Americana de Antropología de imponer sanciones, debido
a su naturaleza de asociación voluntaria, ha evitado una condena cla-
Podemos dar comienzo a nuestra historia el día 20 de diciembre de 1919, ra de situaciones similares en otros momentos. Sin embargo, también
cuando se publica una carta de Franz Boas en el periódico The Nation veremos que parece que ahora sí que se ha tomado una postura clara
con el título de «Scientists as Spies» (Los científicos como espías). En y contundente a este respecto.
ella Boas denuncia la participación en actividades de espionaje de cien- Debo mencionar aquí que no fue hasta junio del 2005 cuando, por
tífi~os que fingen representar a instituciones y llevar a cabo investigacio- voto general de los miembros de la Asociación, se revocó públicamente
esa moción de censura a Boas (AAA, 2005).
nes científicas. Veamos lo que dice:
Si consultamos el diccionario, nos encontramos con que la ética es
Una persona que utiliza la ciencia como tapadera del e~pionaje po~ítico, la· «parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del
que se rebaja presentándose ante un g?bier~o e:ctranJero como Ir:v~s­ hombre» o el «conjunto de normas morales que rigen la conducta hu-
tigador y pide ayuda en sus presuntas mvestlgacwn~s c~n el pro~~slto mana», siendo la moral la «ciencia que trata del bien en general, y de las
de llevar a cabo, bajo este encubrimiento;sus maqumacwnes polltlcas, acciones humanas en orden a su bondad o malicia» (Diccionario de la
prostituye la ciencia de manera imperdonable y pierde el derecho de ser Lengua Española, 22.a ed., RAE). Estas definiciones sugieren la gran di-
clasificado como científico. · ficultad de dar cuerpo a estos conceptos de ética, moral, las obligaciones
Por accidente han llegado a mis manos pruebas incontrovertibles de
que por lo menos cuatro hombres que llevan a ~abo trabajo antropo- del hombre, la bondad y la malicia, de manera acontextual y atemporal.
lógico, siendo empleados como agentes del gobierno, se presentan a Veamos ahora los distintos contextos de las relaciones de las ciencias so-
ciales en general y la antropología en particular, con el poder militar en
los Estados Unidos, para poder abordar después los distintos códigos de
2. En febrero de 2009, después de la redacción de este trabajo, este códi~o :evisad? ética de la Asociación Americana de Antropología a través de su historia
se aprobó por votación de los miembros de la AAA. Se puede consultar en la s1gmente di- Y la necesidad de concebir un código de ética como un proceso conti-
rección en la página web de la AAA: http://www.aaanet.org/issues/policy-advocacy/Code- nuo, cambiante e interminable.
of-Ethics.cfm.

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DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
NANCY KONYALINKA

Después de la condena de la Asociación Americana de Antropología Para remediarla creó un programa de contra-insurrección, el Proyecto
a Boas, otros muchos científi.<'::os sociales prestaron sus servicios en la Camelot.
Segunda Guerra Mundial -algunos probablemente como espías, otros Varios elementos hicieron muy atractiva esta oportunidad para los
~i~ntíficos sociale~: su validación de las ciencias sociales como reales y
de forma más abierta, aunque habría que preguntarse, por ejemplo, has-
u~de~, la oportumdad de colal;wración interdisciplinar, la idea de con-
ta qué punto entendían los informantes de Ruth Benedict las posibles
tnbmr a la paz, la estabilidad y la propagación de la democracia y, des-
repercusiones de su colaboración con ella-. Según Wax (1987: 1) esta
actitud responde a un momento histórico en el que los ciudadanos esta- de luego, la generosa financiación (6 millones de dólares durante los
dounidenses tenían fe en la bondad de su forma de organización políti- primeros cuatro años, con rumores de 5O millones de dólares anuales
ca y de su gobierno, un momento en el se podría entender que la ética después) (Solovey, 2001: 181-182).
Sin embargo, Wax (1987: 3) cita dos acontecimientos importantes
exigía una respuesta comprometida en una lucha que se percibía como
que reforzaron la nueva perspectiva ética de los antropólogos más jó-
clara entre buenos y malos, oprimidos y opresores.
Como explica Mar k Solovey (2001: 173-177), profesor de historia venes q~e .dudaban ~e la· bondad del establishment. Por una parte, un
:con~ecimiento anten~r~ los juicios de Nüremberg (1945-1949), con su
de la ciencia en la Universidad de Toronto, en su artículo «Project Ca-
melot and the 1960s Epistemological Revolution», después de la Segun- enfasis en la responsabilidad moral individual, había estimulado la crea-
ci~n de códigos de conducta profesional para asegurar la protección de
da Guerra Mundial, gran parte de la financiación de la investigación en
las ciencias naturales procedía de las instituciones militares y de agen- SUJetos ?u~anos en la experimentación científica. Por otra parte, un
cias gubernamentales. Al principio las ciencias sociales estaban margina- acon.tecimiento coetáneo, la guerra de Vietnam (1959-1975) y su cali-
das, pero durante la guerra fría se empezó ~ dar gran importancia a las ficaCión como una guerra injusta, les hacía reacios a colaborar con un
llamadas «ciencias del comportamiento», en particular a la psicología Y gobierno en el que no tenían confianza. Así, citando a Wax (1987: 3):
la economía y, más tarde, al análisis de sistemas, de lo que se esperaba
En este proceso, «la ética» para los antropólogos se redefinió como algo
que proporcionara modelos de estabilidad o inestabilidad de distintos que trataba la naturaleza de la interacción entre el trabajador de campo
regímenes nacionales para intervenir en ellos según los intereses de Es- Ylos grupos que le acogían y, en particular, temas tales como el «consenti-
tados Unidos. miento. informa~o~> y la posibilidad de que el proyecto pudiera reportar
Sin embargo, corrían ya otros tiempos. Dentro de la Asociación beneficiOs (o perJUICIOs) (Cassell y Wax, 1980). La moralidad de la inves-
Americana de Antropología, Wax (1987: 2) identifica en esta época (des- tigación de campo encubierta sigue siendo un tema clave. Es necesario
pués de la Segunda Guerra Mundial y en plena guerra fría) dos grupo~: subrayar que este tema no podía aparecer, y no apareció, en muchos
los antropólogos más mayores quienes aún apuestan por la democracia contextos tradicionales (Raymond Firth in Tikopia; Jean Briggs entre
~os Utku de Chantrey Inlet), pero puede aparecer, y aparece, cuando se
estadounidense como mejor forma de gobierno, están en contra de los
mtenta hacer trabajo de campo entre poblaciones modernas y urbanas
regímenes totalitarios y ven la colaboración de antropólogos con el go- (Bulmer, 1982).
bierno y las instituciones militares con buenos ojos, y los más jóvenes que
denuncian la explotación imperialista de los pueblos menos poderosos y Según cuenta la historia Solovey (2001: 185-186), la polémica es-
ven esta colaboración como una prostitución de la ciencia que perjudica talló cuando el antropólogo Hugo Nutini, profesor en Estados Unidos
a los pueblos estudiados, en contra de la ética de la antropología. pero chileno de nacimiento, viajó a Chile en 1965 para reclutar a aca-
En este momento de grandes proyectos en las ciencias sociales y de démicos para el proyecto. Dijo que los fondos venían de la National
gran fe en su eficacia, pero de división de opiniones acerca de lo ético Science Foundation, un organismo no-militar. Simultáneamente un
de colaborar con el gobierno o el ejército y recibir de ellos fondos para científic? social ~n.oruego que había rehusado participar al sospech;r de
la investigación, se ideó uno de los proyectos más ambiciosos de toda la los motivos poht1cos subyacentes, habló con los académicos chilenos
historia en las ciencias sociales, el infame Proyecto Camelot. Como re- quienes se enfrentaron a Nutini. Éste declaró su ignorancia de los fine~
lata Solovey (2001: 180) en 1964 el Departamento de Defensa iden- nefastos del proyecto y dijo que cortaría su conexión· no obstante el
tificó una laguna en su conocimiento de «las condiciones culturales, gobierno chileno le acusó de ser espía y le declaró pe~sona non gr~ta.
económicas y políticas que generan conflicto entre grupos nacionales».

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NANCY KONVALINKA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA

Debido al escándalo, el Proyecto Camelot se canceló antes de ini- tas como encubiertas, con dos motivos muy poderosos: primero, como
ciarse. No sólo se criticó desde todos los países que se colocaban en parte de su obligación de proteger a las personas que estudia, tanto de
contra de Estados Unidos, sino también en el país, en el Congreso y en la cualquier repercusión negativa, como de la manipulación ideológica por
academia, por sus objetivos claramente políticos y reaccionarios de su- parte de un gobierno extranjero, y segundo, por un sentido de supervi-
primir la rebelión en países con regímenes favorables a Estados Unidos vencia profesional, por las consecuencias que el daño irreparable que un
y mantener la estabilidad de estos regímenes (Solovey, 2001: 187). El descuido en este sentido podría acarrear a la reputación y carrera profe-
fracaso del Proyecto Camelot destruyó otras muchas investigaciones, sionales. Recuerdo con gran claridad que esta preocupación impregnaba
especialmente en América del Sur y Central, al crear un clima general la enseñanza de la antropología en el ambiente universitario en Estados
de sospecha sobre los motivos de cualquier investigación pagada desde Unidos a finales de los años setenta y principios de los ochenta.
Estados Unidos. Destruyó también las reputaciones de muchos acadé- El crecimiento de la antropología aplicada no-militar, a partir de
micos, personas que, como apunta Solovey, por lo general no se habían finales de los años setenta y las oportunidades de encontrar empleo
dado cuenta de la ideología y los valores que yacían detrás del pro- fuera de las universidades, ha llevado a una gran diversificación de los
yecto; personas cuya participación en estos valores e ideología, como campos de investigación y de la procedencia de los sueldos de los an-
explicó Horowitz en su testimonio ante el Congreso, les impedía ver la tropólogos. De nuevo, la ihvestigación antropológica corre peligro de
estructura de poder que dirigía, de manera insidiosa, su investigación tener que doblegarse a las perspectivas e intenciones de los que la fi-
(Solovey, 2001: 188-189). nancian. La intención anunciada del contratante puede ser «ayudar»,
Solovey concluye que el legado del Proyecto Camelot para las cien- «mejorar las condiciones» y «facilitar la comunicación», intención que
cias sociales es triple. Primero, ha quedado muy clara la idea de que suele coincidir, por lo menos superficialmente, con la del antropólo-
quien paga, manda, definiendo los problemas a estudiar y los resulta- go, de proteger a las personas y a los pueblos que estudia de cualquier
dos deseados. Si el poder político-militar financia los estudios, por algo consecuencia negativa, o incluso de ayudarles. Sin embargo, un gran
será. Como dice Solovey (200 1: 19 3): número de antropólogos «aplicados» ahora dependen de estos sueldos
no-académicos, formando un grupo importante que ha influido, como
La respuesta generalizada se centró en el impacto corrosivo del patro- veremos, en la formulación de ciertos pasajes del código de ética, ha-
nazgo y, en particular, la asociación con la institución militar. Respecto a ciéndolos menos tajantes y más permisivos en ciertos aspectos.
este tema, la controversia Camelot resultó ser de una importancia singu- A continuación vamos~ a tratar las sucesivas elaboraciones de los
lar, al generar preocupación acerca del impacto pernicioso del patronaz- códigos de ética de la Asociación Americana de Antropología y sus reac-
go militar sobre las capacidades críticas de los científicos sociales.
ciones a todos estos acontecimientos a lo largo de más de medio siglo 3 •

Provocó que la Asociación Americana de Antropología encargara


un estudio sobre la política y la ética en las ciencias sociales a Ralph LOS CÓDIGOS DE ÉTICA
Beals que, en 1969, dio como fruto un libro en el que se habla del alto DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
número de científicos sociales que trabajaban en la CIA y otras agencias
de inteligencia (Velas, 1969, citado en Solovey, 2001: 193) .. El primer documento de principios que publica la Asociación Americana
En segundo lugar, hizo patente la existencia de la ideología en las de Antropología es la Resolución sobre Libertad de Publicación adop-
ciencias sociales y, en tercero, resaltó la falacia del «Científico social» tada por el Consejo de la Asociación en 1948. No es exactamente un
neutral en cuanto a valores, y reclamó la necesidad de una reflexión código de ética, ya que su propósito principal es proteger la libertad de
detenida y seria, por parte de cada uno, sobre las implicaciones y conse- publicación. Sin embargo, recoge claramente el deber de salvaguardar los
cuencias morales de su trabajo (Solovey, 2001: 194-196). intereses de las personas y comunidades objeto de estudio:
A partir del fracaso y el escándalo del Proyecto Camelot, los an-
tropólogos se volvieron hiper-conscientes de la responsabilidad personal
3. Los códigos de ética de la AAA se pueden consultar en su página web, concreta-
de cada uno para comprobar las fuentes de financiación, tanto manifies- mente en: http://dev.aaanet.orglstmts/ethstmnt.htm)

18 19
NAN CY KO NVALI N KA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA

Puesto que una cantidad importante de la investigación puramente cien- En respuesta, la Asociación Americana de Antropología constituyó
tífica en ciencias sociales ~stá financiada por instituciones que pueden un Comité de problemas de investigación y ética en 1965 que produjo un
tener el derecho legal de p'ublicar, suprimir o alterar los resultados de la informe que llevó a una «Declaración sobre los problemas de la investiga-
investigación, o disponer de ellos de una manera que puede ser contra- ción antropológica y la ética» que se adoptó en 1967 (AAA, 1967). Frente
ria a la voluntad del científico y puede dar como resultado la supresión a lo breve de la resolución de 1948, este documento es más extenso, con
o la límitación de la libertad académica; pero: una introducción y tres apartados. La introducción recoge la necesidad
Puesto que también es cierto que la indiscreción en la publicación
puede perjudicar a los informantes o grupos de los que se obtiene la de estudiar a la humanidad, la de la cooperación internacional, la de la
información y puede dañar a las instituciones financiadoras; libertad de publicación y la responsabilidad de proteger la privacidad de
Se resuelve: (1) que la Asociación Americana de Antropología insta a las personas que ayudan a los antropólogos con su investigación. Dice
todas las instituciones patrocinadoras a que garanticen a sus investigado- que «la coacción, la decepción y el secreto no caben en la ciencia», una
res científicos la libertad absoluta de interpretar y publicar sus resultados clara alusión a la institución militar, y afirma que «las situaciones que
sin censura ni interferencia; siempre que ponen en peligro la investigación varían de año en año, de país a país, de
(2) se protejan los intereses de las personas y comunidades u otros una disciplina a otra», subrayando la naturaleza contextua! y procesual
grupos sociales; y que de un código de ética.
(3) en el caso de que la institución patrocinadora no desee publi-
car los resultados ni identificarse con la publicación, dicha institución Los tres apartados se titulan «La libertad en la investigación», «Fi-
permita la publicación de los resultados sin el uso de su nombre como nanciación y patronazgo» y «Los antropólogos empleados por el gobier-
agencia patrocinadora, por otras vías (AAA, 1948). no de los Estados Unidos». En el primero, se recoge la declaración ya
mencionada de 1948, enfatizándola de la siguiente manera:
La preocupación principal aquí es la libre publicación de los resul-
tados, condición sine qua non para el libre ejercicio de la ciencia. Se Excepto en el evento de una declaración de guerra por el Congreso, las
instituciones académicas no deben participar en actividades ni deben
protege igualmente a la agencia financiadora de los daños de la publi- aceptar contratos de antropología que no estén relacionados con sus
cación no deseada de los resultados y a las personas y comunidades funciones habituales de enseñanza, investigación y servicio público. No
objeto de investigación de los perjuicios resultantes de la indiscreción deben involucrarse en actividades clandestinas (AAA, 1967).
en la publicación (sin darles ningún control sobre qué se considera
indiscreción). Se denuncia, además, el excesivo control gubernamental de la inves-
En el segundo capítulo del Handbook on Ethical Issues in Anthro- tigación en el extranjero y recomienda, en el caso de antropólogos em-
pology (Manual de cuestiones éticas en la antropología), con el título pleados por el gobierno, que éstos participen en la planificación de los
de «The Committee on Ethics: Past, Present, and Future», James N. Hill proyectos y en su realización, además de poder publicar sus resultados.
(1987) explica la formación del comité de ética, los distintos retos a los En la sección sobre «Financiación y patronazgo» se establece, entre
que se ha enfrentado y su situación a finales de los años ochenta. Seguiré otras cosas, la obligación del antropólogo de conocer la procedencia de
aquí su análisis e interpretación de los acontecimientos. Aunque Hill los fondos que. financian su investigación, de no llevar a cabo ninguna
(1987: 1) opina que la acusación de la participación de antropólogos en investigación que, siendo patrocinada por el gobierno· o la institución
investigaciones clandestinas no respondía a ninguna realidad, enfatiza militar perjudique el acceso de futuros investigadores al campo y de
el miedo que existía en estos momentos para el uso de antropólogos, a informar a las personas que participan en sus investigaciones y a las
sabiendas o no, como espías, sobre todo en relación con el concepto de autoridades de los países donde trabaja, acerca de sus fuentes de finan-
la investigación clandestina y el secreto de los resultados. Esto se per- ciación y patrocinadores. Dice que tanto los miembros de la academia
cibía como una amenaza a las ciencias sociales en sí y a los individuos como los estudiantes deben evitar por todos los medios la participación
implicados en la investigación. También se temía que la antropología en actividades clandestinas de recogida de información y denuncia el
adquiriera una mala reputación que cerraría el acceso al campo en el uso del título de antropólogo para encubrir tales actividades.
futuro y que la información producida se utilizara para controlar o des- Al tratar el tema de emplearse con el gobierno, lo más destacado es
truir a las comunidades estudiadas (Hill, 1987: 1-2). lo siguiente:

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NANCY KONVALINKA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA

Los antropólogos que contemplan o aceptan un empleo en una agen- De todas formas, no estaba claro si éste era el caso, o si los antropó-
cia gubernamental de mayor envergadura que la creación de políticas logos estaban intentando informar a las agencias gubernamentales para
deben darse cuenta de que se comprometerán a las misiones y a las que sus actividades no perjudicaran a los pueblos. Estas dudas produje-
políticas de la agencia. Deben buscar, de antemano, la definición más ron una reprimenda al propio Comité de ética, por acusaciones sin fun-
clara posible de los roles que se espera que desempeñen, además de las
damento y en la formación de otro comité liderado por Margaret Mead
posibilidades de mantener contactos profesionales, seguir contribuyen-
do a la profesión mediante la publicación, y mantener los estándares para investigar el tema. El Comité Mead llegó a la conclusión de que no
profesionales en la protección de la privacidad de los individuos y gru- había pruebas suficientes y declaró al de ética culpable de un comporta-
pos que estudien (AAA, 1967). miento no ético por sus acusaciones sin pruebas. Esta situación recuerda
la de Boas en 1919 y la presión para no empañar el buen nombre de la
Vemos aquí una clara reacción al escándalo del Proyecto Camelot y antropología. Los miembros de la Asociación rechazaron en su mayo-
un primer intento de establecer unas pautas de «buen hacer» en la antro- ría esta declaración en noviembre de 1971 (Hill, 1987: 3-4).
pología que van más allá de la intención de no perjudicar a las personas En mayo de -1971, se habían aprobado los «Principios de responsabi-
colaboradoras y cuya responsabilidad recae en el antropólogo como indi- lidad profesional» para clarificar las declaraciones/ anteriores. Se fueron
viduo; y segundo de estimular una reflexión profunda sobre los posibles incorporando varias modificaciones hasta 1986. El preámbulo recoge la
conflictos entre los propósitos de los patrocinadores y la ética profesional siguiente declaración:
del antropólogo, con la responsabilidad de rechazar cualquier empleo
que pudiera comprometer esta ética. Los antropólogos trabajan en muchas partes del mundo en una aso-
En 1968, según relata Hill (1987: 2), se establece un «Comité pro- ciación cercana y directa con las personas y con las situaciones que es-
visional de ética» que se reúne al año siguiente para planificar la natu- tudian. Su situación profesional es, por lo tanto, única en su variedad
raleza de un comité permanente, proponer recomendaciones acerca de y complejidad. Interactúan con su disciplina, con sus colegas, con sus
las relaciones éticas de la antropología con diversos grupos, entre otros, alumnos, sus patrocinadores, sus sujetos de estudio, con su propio go-
con los alumnos, las personas que acogen a los antropólogos, los gobier- bierno y con el del país de acogida, con los individuos y grupos parti-
nos de los países de acogida, los patrocinadores de la investigación, el culares con los que hacen su trabajo de campo, con otras poblaciones y
grupos de interés en las naciones donde trabajan, y el estudio de proce-
propio gobierno, los empresarios que les contratan y además para ver la
sos y cuestiones que afectan al bienestar humano en general. En un cam-
manera de hacer cumplir estas pautas éticas. po de compromisos tan complejos, los malentendidos, los conflictos y
Como comenta Hill (1987: 5), este último punto sigue sin resol- la necesidad de elegir entre valores en conflicto, es probable que surjan
verse. La naturaleza misma de la Asociación -no es un órgano colegia- y que se generen dilemas éticos. Es una responsabilidad primordial del
do que determina el estatus de antropólogo de los miembros, sino una antropólogo anticipar estos dilemas y planificar su resolución de forma
asociación voluntaria-la hace ineficaz en este sentido. Como sanción, que no dañe ni a las personas a las que estudia ni, en la medida de lo
poco puede hacer más allá de echar a un miembro o hacer público su posible, a la comunidad académica. En los casos en los que no se pue-
rechazo del comportamiento no ético de un antropólogo. da cumplir con estas condiciones, sería aconsejable que el antropólogo
abandonara la investigación (AAA, 1971/1986).
El resultado final de este comité provisional fue el Comité de ética
que se formó en 1970. En este mismo año, explica Hill (1987: 3), se
les acusó a unos antropólogos y otros expertos en temas tailandeses de Se expresan aquí unas consideraciones muy serias sobre la respon-
un comportamiento no ético al participar en programas de contra-insu- sabilidad individual del antropólogo a la hora de anticipar los conflictos
rrección puestos en práctica por los gobiernos de Estados Unidos Y de de valores que pueden surgir entre los distintos grupos a los que deban
Tailandia en colaboración. Más específicamente, se les acusó de recoger sus lealtades y la necesidad de resolverlos siempre de forma que no sean
información sobre qué pueblos tribales se mantendrían leales al gobier- perjudicadas las personas que colaboran con sus estudios. Al preámbulo,
no tailandés en el caso de invasiones comunistas, para prestar ayuda a le siguen unas pautas para cumplir con estas responsabilidades hacia los
esos pueblos y así asegurar su lealtad, con el posible perjuicio e incluso distintos grupos: las personas estudiadas, el público, la disciplina, los es-
destrucción de los que no se calificaban como leales. tudiantes, los patrocinadores, los gobiernds (el propio y el de acogida).

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NAN CY KO NVALI N KA
DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA

El apartado más extenso es el de las responsabili~ad~s~ hacia las per- es la responsabilidad de educar a los alumnos acerca de los problemas
sonas estudiadas. Allí se recoge por primera vez la obhgacwn de exphcar, éticos de la investigación e instarles a no participar en investigaciones
lo mejor posible, los propósitos de la investigación a l~s p~r~sonas que.co- de ética cuestionable. La segunda solamente apuntada como contraste
laboran, con el derecho al anonimato y, además, ~a obhgacwn de e~phcar con nuestras posibilidades actuales en España, es la obligación de ayu-
que, a pesar de las mejores intenciones y los meJores es~uerzo.s, s1empre dar a los alumnos a conseguir un empleo en la profesión al terminar
es posible que este anonimato se vulnere de forma ~o mtencwna~a. Se sus estudios. Ojalá tengamos algún día la posibilidad de asumir y hacer
estipula la obligación de reflexionar sobre las pos1bles repercus1?nes realidad esta responsabilidad.
del trabajo en la población estudiada y de informar sobre las pos1bles
La sección sobre las responsabilidades hacia los patrocinadores es
consecuencias a estas personas. Termina con un precepto general: muy breve, pero enfatiza la obligación del investigador de reflexionar
de antemano acerca de las intenciones y propósitos del patrocinador, a
Con respecto a todos los puntos anteriores, se debe actu~r con el pleno
reconocimiento de la pluralidad social y cultural de las sociedades de aco- la luz de su comportamiento pasado; de exigir una revelación plena de
gida y la consiguiente pluralidad de valores, intereses~ de~anda~ en ~~as las fuentes de financiación y del destino de los resultados de la investiga-
sociedades. Esta diversidad complica la tarea de elegir la mvestlgacwn, ción; de retener el derecho de tomar cualquier decisión ética que surja
pero ignorarla lleva a decisiones irresponsables (AAA, 1971/1986). en la investigación; y de no llegar a acuerdos secretos con respecto a la
investigación, los resultados o los informes.
En cuanto a su responsabilidad respecto a la sociedad en general, En cuanto a las responsabilidades con respecto a los gobiernos, el
aparte de la obligación de hacer públicos sus resultados y no l.lev~r~ a propio y el del país de acogida, se repite la prohibición sobre investiga-
cabo investigaciones secretas, lo más interesante es la nueva obhgacwn ciones secretas. Aunque estos Principios de responsabilidad profesio-
de difundir sus conocimientos: nal declaran no invalidar, sino clarificar, los códigos anteriores, se nota
una menor insistencia en el tema de los contratos gubernamentales o
Como individuo que dedica su vida profesional ~ .la comprensión ~e militares.
otras personas, el antropólogo tiene la responsabilidad de hacerse. o Ir Según Hill (1987: 4), a partir de los años setenta, los casos que
públicamente, tanto de manera individual como d~ ~anera colectiva, llegaron al Comité cambiaron de naturaleza, desapareciendo el tema de
sobre lo que sabe y lo que cree, debido. a los conocimientos expertos Y
la investigación clandestina que fue el motivo original de la elaboración
profesionales que adquiere en el e.studw de los ~er~s humanos. E~ ~~e­
cir, tiene la responsabilidad profesiOnal de contnbmr ~ ~~a «~e~mcwn
de los códigos y los principios, para dar paso a cuestiones como la ex-
adecuada de la realidad» en la que se puede basar la opm10n publica Yla plotación de alumnos por los profesores, el plagio, las disputas sobre la
política pública (AAA, 1971/1986). propiedad y confidencialidad de los datos resultado de un contrato de
investigación -reflejo de la importancia creciente de la antropología
Por primera vez,se les responsabiliza a los antropólogos de la f?rma- aplicada- y las relaciones entre antropólogos y colaboradores. Hill cita
ción de la opinión pública, de una «definición. a~ec~ad~ de ~a reahdad». cuatro causas de estos cambios: el término de la guerra de Vietnam; el
Esta tarea considero que es fundamental y pnontana; un eJemplo e~ ~1 aumento del número de antropólogos y de la variedad de contextos, es-
Race Project4 de la Asociación Americana de Antropología cuyo proposl- pecialmente contextos aplicados, en los que trabajan; el aumento de la
to es educar al público sobre los usos y abusos del ~o~cepto de raza. actividad política y económica del antropólogo; y la mayor competición
Con referencia a la responsabilidad hacia la d1sc1phna, se recog~ la por empleos y fondos de investigación. Dada la ineficacia del Comité
recomendación de no llevar a cabo investigaciones secretas y de ev1tar de ética para dirimir conflictos, sugiere que maximice su papel como
incluso que lo parezca. . educador y como consejero, con el propósito de prevenir los problemas
Se detallan muchas responsabilidades hac1a los alumn~s, entr~ e.llas, éticos (Hill, 1987: 6).
citaré sólo dos. Aquí la primera, y más importante para m1s propos1tos, Veremos que esto es precisamente a lo que se ha dedicado el Co-
mité, tanto a partir del Handbook on Ethical Issues in Anthropology
(Cassell y Jacobs, 1987), como a través del nuevo Código de ética apro-
4. Proyecto Raza, http://www.understandingrace.com.
bado en 1998 (AAA, 1998), así como gracias a la última revisión.

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DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
NANCY KONVALINKA

Creo interesante citar aquí el preámbulo del Código de 1998 porque utilidad de ejemplos ilustrativos y de estudios de casos para iluminar las
refleja un cambio importante en su planteamiento. Hasta ahora, hemos decisiones éticas, afirmación que reconoce implícitamente la necesaria
visto que tanto el propio código como sus principios se ampliaban en contextualización de estas decisiones. Aunque aquí no es posible resumir
cada revisión, incluyendo nuevos puntos para cubrir las nuevas situa- el documento completo, quisiera señalar la:s novedades principales. En la
ciones que iban surgiendo: la investigación militar secreta, la transpa- sección sobre la responsabilidad hacia las personas estudiadas, se incide
rencia de la financiación, la previsión de posibles perjuicios para los co- mucho en el consentimiento informado de estas personas. El aparta-
laboradores, los conflictos de intereses que surgen en una antropología do que trata la responsabilidad hacia la academia y la ciencia exige la
aplicada contratada, los conflictos de intereses debidos a la diversidad inclusión de una sección que trate de cuestiones éticas potenciales en
de las poblaciones estudiadas, la propiedad de los resultados, etc. Los toda propuesta de investigación. Una nueva sección recoge el caso de
autores del Código de 1998, en cambio, se dan cuenta de la inutilidad la antropología aplicada, incidiendo en la posibilidad de los conflictos
de intentar cubrir las infinitas situaciones nuevas que surgen a diario. de compromiso con patrocinadores y personas estudiadas, por ejemplo.
El Comité ha disefiado el Código como una herramienta para ayudar al DJ epílogo repite el reconocimiento de los múltiples códigos de ética re-
antropólogo a pensar sobre ética. De alguna manera, elaborar el propio ltantes de las diversas pertenencias de cada persona, reconociendo que
marco ético se ha convertido en responsabilidad individual del antropó- , algunos momentos otras normas pueden tomar precedencia sobre el
logo; una tarea que, si se lleva a cabo con seriedad e integridad, puede código profesional del antropólogo.
dar lugar a una interiorización mucho mayor de los principios éticos.
Veamos este preámbulo: LA ANTROPOLOGÍA Y EL HUMAN TERRAIN SYSTEM
Los investigadores, profesores y practicantes de la antropología son
miembros de muchas comunidades distintas, cada una con sus propias El advenimiento del Human Terrain System, con la incorporación de an-
reglas morales o códigos de ética. Los antropólogos tienen obligaciones tropólogos a unidades militares, ha vuelto a despertar los fantasmas del
morales como miembros de otros grupos, como la familia, la religión y espionaje, el perjuicio para los grupos estudiados y la influencia indebida
la comunidad, igual que como miembros de la profesión. También tienen de ideologías y políticas nacionales o militares en la investigación y la
obligaciones para con la disciplina académica, la sociedad y la cultura en práctica de la antropología~ Es difícil negar el sentido del argumento
sentido amplio, además de la especie humana, otras especies, y el medio -esgrimido por todo antropólogo en algún momento- de que, si los
ambiente. Además, los trabajadores de campo pueden desarrollar relacio-
responsables de cualquier tipo de acción (proyecto de desarrollo, me-
nes de interacción importantes con las personas o con los animales con los
que trabajan, generando un nivel adicional de consideraciones éticas. diación intercultural, programa de educación, etc.) hubieran escuchado
En un campo de interacciones y obligaciones tan complejas, es in- a los antropólogos, todo hubiera funcionado mejor y las personas o el
evitable que surjan malentendidos, conflictos y la necesidad de elegir grupo en cuestión habrían salido beneficiados en lugar de perjudicados.
entre valores aparentemente incompatibles. Los antropólogos son res- Pero también es difícil comprender el papel de un antropólogo o una
ponsables de debatirse con tales dificultades y luchar para resolverlas antropóloga, en traje militar con su arma de fuego, intentando inspirar
de una forma que sea compatible con los principios expuestos aquí. El confianza y dialogando con jefes tribales en Iraq o en Mganistán. Y so-
propósito de este Código es fomentar la discusión y la educación. La
bre todo, nos cuesta creer en la bondad de las int<;:nciones de un ejército
Asociación Americana de Antropología no juzga acusaciones de com-
extranjero en un país en guerra, con lo cual la participación del antropó-
portamiento no ético.
Los principios y directrices en este Código proporcionan al antropó- logo se vicia, igual que en el Proyecto Camelot, con ciertas visiones del
logo las herramientas para dedicarse a desarrollar y mantener un marco mundo y ciertos presupuestos que hacen más que difícil una apreciación
ético para todo trabajo antropológico (AAA, 1998). equilibrada e independiente de la situación.
En octubre de 2007, el Comité Ejecutivo de la Asociación Americana
En este Código de ética, por primera vez, se reconocen las múltiples de Antropología publicó una declaración sobre el Human Terrain System
pertenencias del antropólogo y por tanto, los distintos códigos éticos que Project (AAA, 2007b), en la que expresa su desaprobación de este proyec-
pueden involucrar y entrar en conflicto. En la introducción, se afirma la to como una aplicación no aceptable del conocimiento experto antropo-

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DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
NANCY KONVALINKA

de ellos con las soluciones de los antropólogos implicados y sugerencias


lógico, por los problemas éticos que plantea al antropólogo, sobre todo
y co~entarios de otras personas. Los temas son muy variados, desde la
en los aspectos de conflictos de intereses, la posibilidad de causar daño
proptedad de los cuadernos de campo de un antropólogo contratado
a las personas estudiadas como posibles blancos de acciones militares Y
por una agencia federal, hasta el dilema de un testigo de homicidio o
la imposibilidad del consentimiento informado y libre de las personas
la sospecha de negligencia médica, entre otros.
afectadas. Este tema también está tratado en el «Informe final» de la Co-
Veamos brevemente un ejemplo, «El caso del bebé dañado» (Cassell,
misión sobre el Compromiso de la Antropología con las Comunidades de
1987a). Una antropóloga médica, investigando en la unidad de cuidados
Seguridad e Inteligencia de los Estados Unidos de América (AAA, 2007 e),
intensivos neonatales de una universidad, descubre que a un bebé debi-
en el contexto más amplio de la participación de los antropólogos en
do a una serie de malentendidos o errores, no se le había practicado una
actividades relacionadas __con la seguridad nacional.
prueba que hubiera prevenido el desarrollo del cretinismo por una con-
Estos hechos llevaron a una moción, en la reunión anual de la Asocia-
dición patológica. El resultado fueron daños irreversibles para el bebé.
ción Americana de Antropología de 2007, de revisión de ciertos conteni-
Aunque lamentaron el errot, nadie informó de ello a los padres. El dilema
dos referentes a la transparencia y la libre circulación del conocimiento
d~ la ant~opóloga fue: ¿Qué hacer? ¿Dejar el tema como estaba, prote-
antropológico que se habían «debilitado» según Terry Turner, profesor
giendo asi su acceso al campo de estudio? anformar a los padres y avisar-
emérito de las universidades de Chicago y Cornell (AAA, 2008a). Los
les de la posibilidad de acción legal? anformar a alguna agencia estatal?
miembros aprobaron la propuesta de revisión, que se ha llevado a cabo Y
~e adjuntan varios comentarios. El primero, de una antropóloga
se ha aprobado por el Comité Ejecutivo. Los miembros de la Asociación
médica y un especialista en ética médica, dice que el antropólogo no
Americana de Antropología ratificaron este nuevo Código (AAA, 2008b)
puede confundir sus propios problemas éticos con los del equipo médi-
en febrero de 2009. Simultáneamente, se }}a sugerido la necesidad de
co. Tanto el equipo médico como los pacientes y sus familiares son los
una revisión más amplia del texto, revisión que durará hasta noviembre
informantes en este caso y el antropólogo tiene obligaciones hacia to-
de 2010. dos. Debió informar al responsable de la unidad de cuidados intensivos
Otro tema surgido en abril de 2008 es el Proyecto Minerva, una ini-
neonatales y conseguir que el equipo médico tomara una determinación
ciativa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos para finan-
clara y consensuada de informar a los padres del error. Además, sugie-
ciar investigación en las ciencias sociales en temas de seguridad nacional,
ren que se debió prever este tipo de situación y acordar de antemano un
tales como el terrorismo, el fundamentalismo religioso y la institución
procedimiento con el equipo médico.
militar y la tecnología chinas. Una de las peticiones de la Asociación
Otra persona, director de un programa de ética y valores en medi-
Americana de Antropología fue la participación de la National Science
cina, avisa de la necesidad de conocer los temas del campo para evitar
Foundation en el proceso de elección de propuestas de investigación,
malentendidos. Habida cuenta de la importancia de los seguros contra
petición que al final se ha aceptado. No obstante, en una carta de su pre-
la negligencia y el control de riesgo en los hospitales, se imagina que la
sidenta en mayo de 2008 (AAA, 2008c) y, después, en una declaración
antropóloga habría entendido mal el caso, que podría ser mucho más
a los medios en julio de 2008 (AAA, 2008d), la Asociación Americana
complejo. Igual que el comentarista anterior, enfatiza, la necesidad de
de Antropología expresó su preocupación acerca de que la fuente de
preparar de antemano una manera de tratar situaciones de este tipo.
financiación determinara que sólo se pagaran proyectos que coincidan
. Tanto ~os casos como su diversidad es fascinante de por sí. Pero la
con los intereses del Pentágono. De nuevo, el control gubernamental o
Importancia, mucho más allá de cualquier solución a un problema es-
militar de la financiación puede hacer peligrar la libre elección de los
pecífico, es su valor como instrumento para pensar y discutir sobre las
temas de investigación. formas de resolver los dilemas y conflictos y, más aún, de poder imagi-
La Asociación Americana de Antropología también está cumplien-
narlos de antemano y prevenirlos.
do con su responsabilidad de educar sobre la ética a través de varios
Otros documentos en este Handbook incluyen la enseñanza de la
documentos publicados en su página web, en particular el Handbook on
ética en as~~naturas ~mp~rentadas que incorporan trabajo de campo y
Ethical Issues in Anthropology (Cassell y Jacobs, 1987), pero también
la p~oduccwn de «htstonas de vida» Qacobs, 1987), además de suge-
gracias a otras herramientas más recientes. Este documento, además de
rencias para celebrar un taller sobre problemas éticos en el trabajo de
los artículos ya citados, incluye más de una veintena de casos, muchos

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NANCY KONVALINKA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA

campo (Cassell, 1987b). Como se puede apreciar, ya desde hace tiem- grupos de inmigrantes. Como antropólogos, nos encontraríamos con
po, se están poniendo en práctica medios para enseñar a los nuevos an- varios grupos cuyos intereses podrían entrar en conflicto: la institución
tropólogos a pensar en las implicaciones éticas de su trabajo, conforme a que financia el estudio, los inmigrantes, los mediadores, la población ma-
la nueva interpretación de un código de ética, no como un conjunto fijo drileña en general. ¿Es correcto instar a los inmigrantes a modificar su
de preceptos, sino como un proceso de reflexión. conducta? ¿o debemos instar a los madrileños a modificar su juicio de
esta conducta, a ampliar el abanico de comportamientos aceptables?
LA RELEVANCIA DE ESTOS PROCESOS
¿Tenemos que intentar cambiar algo? Y si creemos que sí, ¿qué modelo,
PARA LA INVESTIGACIÓN ANTROPOLÓGICA de cuál de los grupos implicados es el modelo hacia el cuál se debe de
Y LA FORMACIÓN DE ANTROPÓLOGOS EN ESPAÑA tender?, ¿pondrán en una situación de desventaja nuestros informes y
resultados a un grupo de informantes con respecto a otros?
¿Qué relevancia tiene todo esto para la investigación antropológica y la Las preguntas son infinitas, igual que las situaciones y contextos
formación de antropólogos hoy en España? posibles. A lo largo de esta obra el lector tiene la posibilidad de infor-
Obviamente, ni el contexto ni los problemas son exactamente los marse sobre los problemas éticos de muchos antropólogos en temas y
mismos. Que yo sepa, ni la institución militar española está reclutando contextos de investigación tan diversos como la escuela, el patrimonio,
antropólogos para sus brigadas, ni Defensa se ha dedicado a invertir en grupos estigmatizados, en las organizaciones indígenas de América
cantidades ingentes de dinero en la investigación en las ciencias socia- y los barrios de México, en la Sierra Norte, en la acción o no-acción
les. De momento, no parece que nos tengamos que preocupar por la del antropólogo, en grupos de niños y en la adopción, por mencionar
existencia de un control militar de la producción y la aplicación del algunos.
conocimiento antropológico. Hay varias acciones que podemos y debemos acometer. La Asocia-
De todas formas, el ejército no es el único patrocinador que pue- ción Americana de Antropología nos ha señalado el camino hacia cier-
de problematizar la investigación. Cualquiera que haya preparado un tas iniciativas:
proyecto I +D sabe la importancia de darse cuenta de qué tipo de pro-
yectos se está financiando, los temas que se consideran prioritarios y • Debemos encontrar algún marco para discutir y elaborar un có-
-para desgracia de la antropología- la importancia dada a los aspec- digo de ética o suscribirqos a alguno ya existente, haciendo notar
tos cuantitativos de la investigación. Somos conscientes de la relevancia nuestras preocupaciones particulares. No vale una simple inten-
concedida a los proyectos sobre las mujeres (pero ¿se puede investigar ción de no hacer daño a las personas y grupos que nos acogen y
a las mujeres sin investigar a los hombres simultáneamente?), a la que ayudan.
se realiza sobre la inmigración (como si la inmigración fuera un proble- • Debemos incorporar la discusión y enseñanza de la ética a todas
ma en sí, sin tratar su percepción y rechazo por parte de la población nuestras acciones educativas, tanto dentro como fuera de la univer-
autóctona), a la investigación sobre los grupos sociales «de riesgo» (¿y sidad, y de manera especial en cualquier enseñanza que incluya tra-
los problemas de fondo que abocan a ciertas personas a formar parte de bajo de campo. Y esto se debe hacer de tal forma que los estudiantes
estos grupos?) ... Y nos vemos obligados a investigar sobre estos temas, se impliquen de forma vital en esta discusión sobre las consideracio-
si no pretendemos suicidarnos académicamente. · nes éticas.
Y en cuanto nos llega el dinero de un instituto, de una fundación, de Debemos exigir una sección que trate de consideraciones éticas en
un ayuntamiento o de una empresa particular, ¿hasta qué punto somos cualquier trabajo, proyecto o tesis que dirijamos. De la misma ma-
capaces de mantenernos independientes de los intereses y propósitos de nera que se da por sentado que habrá un apartado de «metodolo-
esta fuente de financiación? ¿Hasta qué punto controlamos los resul- gía», ¿se debe suponer un apartado de ética?
tados de nuestra investigación? ¿Hasta dónde podemos proteger a las Debemos compilar un archivo de casos, preservando el anonimato
personas que han colaborado con nosotros? de los implicados, fomentando la discusión de estos casos y estas
Nos podemos imaginar muchos ejemplos. Pienso, por ejemplo, en propuestas sobre distintas formas de resolver los problemas. Estos
un estudio imaginario de la llamada mediación cultural en Madrid con casos se pueden utilizar no sólo como guías para la acción y para la

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DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
NANCY KONVALINKA

American Anthropological Association, 2005, Uncensoring Franz Boas. 15 de


discusión en el aula, sino para ayudarnos a pensar de antemano en junio de 2005, http://www.aaanet.org/about/Policies/Uncensoring-Franz-
los problemas que pued~n surgir en nuestro trabajo de campo. Boas.cfm.
American Anthropological Association, 2007b, American Anthropological As-
Una vez que nos pongamos a ello, se nos ocurrirán otras iniciativas sociation Executive Board Statement on the Human Terrain System Project.
nuevas y propias. Por ejemplo: 31 de octubre de 2007, http://www.aaanet.org/about/Policies/statements/
Human-Terrain-System-Statement.cfm.
• En nuestros campos de interés, cada uno puede ir ha~iendo un ar- American Anthropological Association, 2007 e, Final Report. AAA Commis-
chivo de problemas éticos que nos encontramos en la hteratura Y en sion on the Engagement of Anthropology with the US Security and In-
nuestros intercatl1bios con colegas tanto españoles como de otros telligence Communities. 4 de noviembre de 2007, http://www.aaanet.
org/_es_upload/pdf/4092_l.pdf.
países. r American Anthropological Association, 2008a, Proposed Changes to the Ethics
• En nuestras publicaciones, podemos acostumbrarnos a tratar exp 1- Code. Background, http://www.aaanet.org/issues/policy-advocacy/Propo-
citamente los conflictos de intereses que surgen. sed -Changes-to-the-Ethics-Code. cfm.
• En nuestros proyectos y trabajos de campo podemos esforzar~os e~ American Anthropological Association, 2008b, Executive Board Proposal to
explicitar los supuestos y las perspectivas básicas de todos los lmph- Amend the Code of Ethics, http://www.aaanet.org/issues/policy-advocacy/
cados, de las personas que nos ayudan en nuestros estudios, de los upload/Ethics-Code-Proposed-Revisions-092208.pdf.
que los financian, de nosotros mismos, comprobando y t~mando American Anthropological Association, 2008c, Letter to the Honorable Jim
conciencia de nuestras tendencias a ajustar nuestra perspectiva a los Nussle from Setha Low, President of the American Anthropological Asso-
ciation. 28 de mayo de 2008, http://www.aaanet.org/issues/policy-advoca-
intereses de unos u otros. . .
Sobre todo tenemos que acostumbrarnos a que la reflexión étic.a cy/upload/Minerva-Letter. pdf.
• American Anthropological Association, 2008d, NSF-DOD Issue Joint Solicita-
sea una par~e integral de nuestro trabajo, no un añadido, una flon-
tion for Minerva Research: AAA to Host Media Conference Call. 31 de julio
tura adicional. de 2008, http://www.aaanet.org/_es_upload/issues/press/22624 _1. pdf.
Beals, R. L., 1969, Politics of Social Research: An Inquiry into the Ethics and Res-
Con esto, y con las reflexiones que proponen otros artí~ulos reuni- ponsibilities of Social Scientists, Chicago, Aldine Publishing Company.
dos en este volumen, tenemos materia para empezar a trabaJar. Boas, F., 1919, «Scientists as Spies», The Nation, 20 de diciembre de 1919.
Republicado en Anthropology Today, 21 de junio de 2005.
Cassell, J., 1987a, «Cases and Comments. Case 17: The Case of the Damaged
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INTRODUCCIÓN
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Weinberger, S., 2007, «When Anthropologists Go to War», Danger Room, 16
de julio de 2007, http:/!blog.wired.com/defense/2007/07/when-anthropo- Creo que la antropología es una disciplina que incorpora la perspectiva
lo.html. crítica en su quehacer, así lo explicito cada vez que tengo ocasión de ha-
blar de sus aportaciones en el ámbito de la educación. En dichas ocasio-
nes hablo de La mirada antropológica y... (Hernández, 2007: 257-276).
Con ese enunciado intento referirme, de una forma sugerente, a una
determinada perspectiva para abordar contextos sociales, tanto en situa-
ciones que se suponen materi~ de la disciplina como en las que, en princi-
pio, se presume que no lo son. De igual manera suelo utilizar la metáfora
«ponerse las gafas de la antropología» para señalar la aproximación a
situaciones familiares y cotidianas, dado que la disciplina «se ocupa de las
cosas normales que le suceden a la gente corriente» (Kottak, 1994).
Con ello quiero decir que la antropología afronta cualquiera de las
cuestiones de ámbitos educativos como lo hace al acercarse a un objeto
de estudio, a partir de sus axiomas, que podíamos resumir en el «extra-
ñamiento», la comparación y la perspectiva holística. Voy a ofrecer a
continuación algunas citas para ilustrarlos. ....
Sobre el extrañamiento o distanciamiento entre el antropólogo y
el objeto:

[... ]hay que seguir ciertas normas antropológicas fundamentales. Prime-


ra, intentar dejar a un lado las propias preconcepciones o estereotipos

Este trabajo se enmarca en el proyecto de inve;stigación «Estrategias de participa-


ción y prevención de racismo en las escuelas Ih (FFI2Ó09-08762).

34 35
CARIDAD HERNÁNDEZ LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO

sobre lo que está ocurriendo y explorar el ámbito tal y corno los parti- pias formas de vida y nuestras convicciones. Éste es uno de los rasgos
cipantes lo ven y lo cor¡tstruyen. Segunda, intentar convertir en extraño más conflictivos, pero permite y aporta un conocimiento crítico que exi-
lo que es familiar, darse cuenta de que tanto el investigador corno los
ge reflexión y análisis de nuestros entornos y contextos, para verlos en
participantes dan muchas cosas por supuestas, de que eso que parece
común es sin embargo extraordinario, y cuestionarse por qué existe o se
su verdadera dimensión muchas veces, poniendo en evidencia, con fre-
lleva a cabo de esa forma, o por qué no de otra manera (Ericsson, 1973; cuencia, nuestras propias contradicciones y los engranajes que chirrían
Spindler y Spindler, 1982). Tercera, asumir que para comprender por en nuestros esquemas y seguridades.
qué las cosas ocurren así, se deben observar las relaciones existentes en- Esta visión de la antropología me parece que puede aplicarse tam-
tre el ámbito y su contexto, por ejemplo entre el aula y la escuela corno bién como un ejercicio de autocrítica, de tal forma que nos lleve a re-
un todo, incluyendo la comunidad, la comunidad a la que pertenece flexionar y analizar la propia disciplina y su ejercicio, que entiendo es
el profesor, la economía, etc. Siempre se debe realizar un juicio sobre el el foco de este libro.
contexto relevante y se debe explorar el carácter de este contexto hasta
donde los recursos lo permitan. Cuarta, [... ] (Kathlee Wilcox, citado por
Velasco et al., 1993: 97).
LA DECLARACIÓN
DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA (AAA)
El segundo de los axiomas, la comparación (especialmente trans-
cultural), nos permite percibir los objetos de estudio como una variante Es esta perspectiva crítica o más bien autocrítica la quiero relacionar
entre otras, señalando lo que tienen en común esas variantes: con los apartados primero y segundo de la Declaración sobre ética de la
Y corno es lógico, para poder formularse a sí mismo tales preguntas, Asociación Americana de Antropología (AAA, http://www.aaanet.org/
uno debe pasar por el proceso de convertir en extraño todo lo familiar y stmts/ethstmnt.htm 1). -

cuestionárselo, preguntarse y preguntar por las razones que lo justifican: Concretamente el punto b) del primer apartado dice:
Para tal ejercicio, no exento de complejidad, no existe mejor recurso
que el de tener experiencia de otros lugares, de otras culturas, de otros Los objetivos de la investigación deben comunicarse al informante lo
grupos humanos, sobre sus prácticas escolares y/o educativas (Wilcox, mejor posible.
1982: 458-459, en García Castaño, 1994: 18).
El punto e) del segundo afirma:
Por último, la perspectiva global u holística, requiere prestar aten-
ción a las interrelaciones del objeto con su contexto, es decir que impli- Los antropólogos deben intentar mantener un nivel de integridad en su
ca descubrir cuáles son las conexiones en las que está inmerso: comportamiento en el campo que no ponga en peligro futuras investiga-
ciones; La responsabilidad no consiste sólo en analizar y escribir de una
Hyrnes lo enuncia al insinuar que debe.n establecerse conexiones entre manera no ofensiva, sino en llevar a cabo la investigación de forma con-
las diferentes cosas que componen las vidas de determinadas clases de sistente y comprometida con la honestidad: de manera abierta, comuni-
personas. Ogbu alude a ello al proponer una aproximación a nivel múl- cando claramente quién financia el trabajo y cuáles son sus objetivos y
tiple, que muestre la conexión de la educación fonrial· con otros aspec- velando por el bienestar y la privacidad de los informantes.
tos de la vida social general, la economía, la estructura del sistema de
oportunidades, las regulaciones político-administrativas y los modelos Estas dos pautas me remiten al comienzo de mi andadura como an-
de realidad social, las cosrnovisiones que tienen los diversos grupos que
tropóloga y a las lecciones, a modo de reglas de oro, que llevábamos
interactúan en el marco de las instituciones escolares. Wilcox lo sintetiza
en el punto programático que habla de «situar las cosas en contexto».
para enfrentarnos al trabajo de campo:
Y Wolcott se refiere a él explícitamente, advirtiendo que puede parecer
evasivo (Velasco et al., 1993: 19).

Como consecuencia de esta forma de «mirar», la antropología con- 1. La cita corresponde a la edición de 1971. La Asociación Americana de Antropo-
logía ha publicado una actualización en febrero de 2009: http://www.aaanet.orglissues/
lleva una visión crítica muy persistente que abarca también nuestras pro- policy-advocacy/Code-of-Ethics.cfm.

36 37
CARIDAD HERNÁNDEZ LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO

explicitar nuestro trabajo con claridad, no ocultarlo o disimu- vecino, como amigo, como desconocido, como hombre o mujer [... ],
larlo; como profesor o escritor, como aliado, [... ] y con otros papeles que él
- ser honrados durante todo el proceso, tanto para con nuestros se haya forjado o que le haya conferido el grupo que analiza con el que
convive (Velasco y Díaz de Rada, 1997:. 23-25).
«estudiados» como para con la disciplina.

Esa mirada hacia atrás, recordando las experiencias de trabajo de Esta auto-instrumentalización, ejercicio de papeles múltiples o jue-
campo propias, me permite reflexionar, por un lado, sobre cómo se go de máscaras, en cierto modo se pone en marcha desde el inicio, des-
fueron conjugando esos principios con las realidades concretas a las que de que se comienza la negociación del acceso (cuando empezamos a
llegué a enfrentarme, y por otro, abordar la tarea de escribir sobre éti- plantearnos cómo presentarnos o qué estrategia será adecuada para
ca en antropología. Este recorrido retrospectivo me permite descubrir conseguirlo) y continúa a lo largo de todo el trabajo de campo, puesto
varios retos, uno de ellos es el de conseguir «integrarse» en el grupo es- quena se cierra con el acceso.
tudiado o, sencillamente, poder tomar parte en él, ser partícipe del ob- En la obra citada de Velasco y Díaz de Rada (1997: 25) se habla tam-
jeto de estudio. Las «reglas de oro» mencionadas me exigieron un ejer- bién de distintos modelos de relaciones sociales que se establecen en el
cicio de reinterpretación al que me enfrenté en cada uno de los trabajos trabajo de campo. Uno de ellos sería aquel en el que aparentemente son
de campo que he realizado y a lo largo del desarrollo de los mismos. igualitarias, pero esconden relaciones asimétricas. Otro modelo diferen-
Como expresan Velasco y Díaz de Rada (1997: 23-25) al hablar del te respondería al hecho de que la información resulte de un intercambio
investigador en el trabajo de campo: que se obtiene por obligación. La compraventa donde la información es
una transacción respondería a un modelo diferente, la intervención re-
En primer lugar, la originalidad metodológica consiste en la implicación presentaría otro modelo, y en uno distinto la información sería fruto de
del propio investigador en el trabajo, en su auto-instrumentalización. la confianza, etcétera.
[... ] La implicación personal supone a veces asumir riesgos [... ] y encie- En este punto me gustaría añadir otro tipo de relación que creo que
rra estados de ánimo [... ].
también existe en esta negociación del trabajo de campo, me refiero a una
El trabajo de campo es un ejercicio de papeles múltiples. Como ya
percibió Griaule, se trata en cierto modo de un juego de máscaras: «relación de dependencia», porque creo que tiene una conexión directa
«Volverse un afable camarada de la persona estudiada, un amigo dis- con la interpretación de los principios éticos citados de la Asociación
tante, un extranjero circunspecto, un padre compasivo, un patrón inte- Americana de Antropología. Cuando queremos acceder o permanecer en
resado, un comerciante que paga por revelaciones, un oyente un tanto el trabajo de campo, tenemos claro que dependemos de aquellos que nos
distraído ante las puertas abiertas del más peligroso de los misterios, pueden permitir o impedir la presencia en el lugar y con ello la posibili-
un amigo exigente que muestra un vivo interés por las más insípidas dad de establecer esas relaciones para obtener la información que busca-
historias familiares, así el etnógrafo hace pasar por su cara una preciosa mos. En esas situaciones, a veces, precisamente para conseguir el acceso,
colección de máscaras como no tiene ningún museo».
hacemos explícita esta relación de dependencia como una estrategia. Esta
Naturalmente, la magia del etnógrafo no se reduce sólo a tal juego,
pero resulta insoslayable tenerlo en cuenta cuando se hace referencia al estrategia consiste en un reconocimiento de nuestra posición subordina-
«arte de hacer etnografía». [... ] la mejor estrategia para el análisis de los da respecto de los que tienen ese poder y, por lo tanto, la información
grupos humanos es establecer y operacionalizar relacione·s sociales con que buscamos, y el hacerla explícita puede convertirse en una herramien-
las personas que los integran. ta que favorezca el acceso al trabajo y a la inform~ción.
El modelo de situación teatral, la simulación dramátic~ que mencio- En el caso de la antropología de la educación, además, caben otros
na Griaule, es un apunte de la singularidad metodológica que consiste modelos de trabajo de campo como los autores mencionados señalan (Ve-
en instrumentalizar las relaciones sociales con un objetivo de conoci- lasco y Díaz de Rada, 1997: 26). Es posible que los investigadores estén
miento.
implicados en tareas de la institución y conviene señalar entre otras cosas
La observación participante exige la presencia en escena del observa- ' '
dor, pero de tal modo que éste no perturbe su desarrollo [... ]. la posibilidad de que la investigación plantee el dilema de la incompatibili-
En términos de la práctica metodológica todo esto implica que el in- dad entre los papeles, por ejemplo entre las responsabilidades del investi-
vestigador nunca trabaja sólo como investigador, trabaja también como gador como docente y las exigencias del investigador como antropólogo.

38 39
CARIDAD HERNÁNDEZ
LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO

A continuación me gusta.ría abordar el tema de la negociación del


acceso y la permanencia ed el trabajo de campo en relación con los
(UC~), sin e~bargo fue lento y con dificultades. La primera aproxi-
macwn .que hice a algunos colegios públicos, apoyada en las relaciones
apartados de la declaración ética de la AAA (http://www.aaanet.or!Y
est~bleCidas con centros escolares como tutora del Practicum de los es-
stmts/ethstmnt.htm) acerca de la obligación de explicitar nuestro trabaJo
t~?Ia~tes de Magisterio, no tuvo éxito. Me puedo explicar esta situa-
a aquellos que estudiamos y que la honradez debe guiar t?do el pro~eso.
~IOn. SI tengo en cuenta. que un trabajo de campo de corte etnográfico
Con respecto al primer punto, explicar nuestro trabaJO con clandad,
tmp.hca una permanencta frecuente y continuada en las aulas que no es
comunicar los objetivos tan bien como sea posible. Creo que sin duda tra-
hablt~al para los profesores, porque existe siempre el temor de que el
trabaJo d~ campo suponga una evaluación de su práctica profesional. El
tamos de conseguirlo, que queremos «decir la verdad» sobre nuestro traba-
jo y nuestras intenciones, que en ningún momento nos ~lan~eamos men-
segundo mtento de acceder a las aulas lo hice en centros concertados
tir; pero también creo que existe la duda razonable de si decimos TODA la
ap~yando las relaciones profesionales en las personales y así obtuv~
verdad. Desde mi punto de vista el dilema no tiene que ver con el hecho meJor respuesta.
_, El ~~reo de referenciá que orientaba todo el trabajo de campo ve-
de mentir o no, sino con el de ocultar parte de la verdad.
El segundo punto al que quiero referirme tiene que ver cm~ las con-
ma dehm1tado por los objetivos de los proyectos en los que se enmarca-
tradicciones que nos plantea el hecho de querer hacer compatibles dos ba que se pueden resumir en:
papeles diferentes en la misma persona y al mismo tiempo, por ejemplo,
el de profesor de una clase y el del investigador de cam~o. . • contribuir al conocimiento de la integración social de alumnos in-
Voy a desarrollar ampliamente estos dos tipos de dilemas en el SI-
migra~tes en el si~tema educativo español, investigando el proceso
guiente epígrafe a través de ejemplos de ,mi propio trabajo de campo. Y an~hzando medtdas específicas de integración;
• avenguar las dificultades de integración de los alumnos y de los
procesos de enseñanza-aprendizaje;
TRABAJO DE CAMPO EN CENTROS ESCOLARES
conocer la percepción que los jóvenes y el resto de personas de su
Me voy a referir a un trabajo de campo realizado en un Aula de Enlace2 entorno inmediato tienen en relación con experiencias/situaciones
de racismo;
de Educación Primaria durante el curso 2006-2007. Forma parte de un
estudio más amplio cuyo tema es la integración de los alumnos ext:anje- diseñar propuestas de actuación contra el racismo, destinadas al pro-
ros en el sistema educativo de la Comunidad de Madrid, que anahza las fesorado, a los ed.ucadores y a los profesionales que trabajan tanto
en centros educattvos como en otras asociaciones·
estrategias que la administración, los centros escolares, los profesores Y •
los alumnos ponen en marcha para afrontar este proceso 3 • _,
contribuir a mejorar la formación inicial y permane~te de los profeso-
El acceso al trabajo de campo en un Aula de Enlace se presupoma res, los procesos de integración social y los logros de los estudiantes.
relativamente asequible, dada mi situación profesional como profeso~a
Y las hipótesis de las que se partía:
de la Facultad de Educación de la Universidad CompJutense de Madnd
• toda medida de integración que separa a un grupo de individuos del
resto, dificulta el proceso;
2. Las Aulas de Enlace forman parte del programa «Escuelas de Bienvenida», puesto
• percibir las diferencias como deficiencias tiene como consecuencia
en marcha por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid en feb~ero de ~00~,
para facilitar la llegada e integración de estudiantes extranjeros (los denon:mados «lllm~­ e~p!ear estrategias de compensación o suprimir las diferencias para
grantes>>) en las escuelas. Su objetivo se centra, fundamentalmente, en la ensenanza/apren~I­ ehmmar las deficiencias·
• '
la ho~ogeneidad es el marco de referencia que orienta la acción
zaje de la lengua castellana. Véase la página oficial del programa: http://www.educa.madnd.
orglportal/web/Bienvenida. . . .,
3. El trabajo mencionado se enmarca en los siguientes prpyecto~ de mvest1gac10n: educatiVa, y por lo tanto el tratamiento de la diversidad·
«Racismo adolescencia e inmigración>> (PR41/06-15 046) http://campusvirtual. ucm.es/prof/ e! etnocentrismo es la perspectiva con la que el grupo may~ritario cla-
racismo.html y «Estrategias de integración social y prevención de racismo en las escuelas>> sific~ Yevalúa la .diversidad y se refleja en las interacciones sociales y
(HUM2006-03511/FILO) www.navreme.net/integration.
en como se percibe a aquellos que son clasificados como diferentes·
'
40
41
CARIDAD HERNÁNDEZ LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO

• el racismo y la discriminación están presentes de manera implícita e cias. Un ejemplo sería «mi interés se centra en las interacciones entre
invisible en los procesos educativos, son difíciles de percibir y mu- los chicos y no en la metodología o la calidad docente del profesor».
cho más de aceptar, por lo que hacerlos evidentes puede contribuir Por otro lado, nuestra estrategia de desenfocar los aspectos con-
a prevenirlos y a luchar contra ellos; flictivos del trabajo se ve reforzada, a su vez, por el principio ético de
• todo ello, a su vez, apoyado en los marcos teóricos que proporcio- salvaguardar la identidad de los informantes, porque creo que hacer
nan las propuestas de la Educación Inclusiva, la Educación Inter- explícito nuestro compromiso de anonimato para con los informantes
cultural4 y la perspectiva antropológica de la Diversidad CulturaP. ayuda a suavizar o rebajar las posibles amenazas que nuestro trabajo
puede ~uponer par.a ellos. El compromiso de anonimato significa que
Estos objetivos, hipótesis y marcos de referencia conformaban el al pubhcar el trabaJo no van a aparecer los nombres de las personas ni
bagaje de acercamiento al trabajo de campo en el Aula de Enlace. Sin ningún dato que permita identificarles, y por lo tanto no se establece
duda amplio y quizás complejo para explicar a nuestros interlocuto- una r~la~ión dir~cta c?n ellos, de manera que los juicios no les impli-
res en la negociación, tanto durante el acceso como a lo largo de su can m directa m públicamente. Otra cuestión importante en relación
desarrollo. Por ello procuré clarificarlo y sintetizarlo para hacerlo más con este tema, pero que excede los límites del presente análisis, sería
comprensible, haciéndolo compatible con la recomendación del cita- la pregunta de ¿por qué los profesores y los centros educativos mues-
do código ético de la AAA cuando señala que los objetivos de la in- tran tanto temor hacia una valoración negativa de su trabajo o de su
vestigación se deben comunicar tan bien como sea posible al informa- papel?
dor. En este intento de buscar comunicar la idea del trabajo de forma A esto es a lo que me refería cuando afirmaba al principio que el di-
simplificada y transmitir su interés general, utilizaba frases tales como lema ético no tiene tanto que ver con el hecho de mentir, sino con el de
«quiero conocer cómo funcionan las Aulas de Enlace y cómo aprenden no decir toda la verdad, que es uno de los puntos que quería desarrollar
español los estudiantes». Diciendo esto no estaba mintiendo al expli- en este capítulo y que podría ilustrar utilizando otros ejemplos. Descu-
car lo que pretendía, pero me pregunto qué hubiera pasado si hubiera brir contradicciones en las personas con las que trabajo, o cuestiones
sido más explícita, como hago cuando estoy en un contexto académi- ~ue se po.~ría considerar que son políticamente inadecuadas o cualquier
co, utilizando frases tales como «quiero saber si excluyes/segregas a los mform~cwn de la que se deduzca fácilmente una valoración negativa,
chicos y cómo lo haces», o cualquiera de los objetivos e hipótesis que se convierte en material de ~nálisis para las publicaciones académicas,
he mencionado anteriormente. pero se evita en las conversaciones con nuestros interlocutores en el
Es evidente que hacerlo de esta forma sería más ético, en tanto que trabajo de campo.
hace explícitas mis pretensiones de manera más clara, pero, por un lado, Quiero ahora relacionar el segundo punto del código ético que he
la complejidad del tema entendido desde la disciplina hace difícil la co- señalado al empezar estas reflexiones -ser honrados durante todo el
municación y, por el otro, creo que, al menos en mi caso, hubiera hecho proceso~ tanto para con nuestros «estudiados» como para con la discipli-
mucho más difícil un acceso que, de por sí, no fue fácil. na- con el tema de mi estatus como investigadora.
Lo mismo ocurre cuando los profesores perciben alguna amenaza A lo largo del trabajo de campo, mi situación profesional se inter-
potencial de nuestra presencia en el aula o en el centro acerca de su firió con mi papel de antropóloga, porque en el contexto educativo,
propio papel, como el hacer una valoración de su trabajo docente, la los ~ro~esores me asignaban el papel de docente de docentes, y por
interacción con los alumnos, la metodología, etc. En la negociación consigmente, supuestamente experta en temas desde la perspectiva del
del acceso al trabajo de campo percibo esta amenaza como latente y por propio sistema educativo. Las expectativas que generaba este papel asig-
ello aclaro explícitamente que no va a ser así; ciertamente ese tema no nado entraban en contradicción con el que yo quería jugar como antro-
es el centro del trabajo, pero va a aparecer en el proceso, lo que hago póloga. El rol de docente implica elegir, decidir y valorar en situaciones
entonces es poner el foco en otros aspectos que no levantan suspica- en las que, como antropóloga, prefería mantenerme al margen. Los retos
de este doble estatus me plantearon un desafío constante en el trabajo de
4. Aguado (2006) y Grupo INTER (2006). cam~o porque implicaban dos programas de actuación diferentes y, en
5. Hernández y Del Olmo (2005). ocaswnes, el tratar de conjugados plateaoa conflictos que debían ser

42 43
CARIDAD H ERNÁN D EZ LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO

solventados al mismo tiempo que continuaba la negociación de la per- e identificándolo y ello implica también una valoración, no sólo a la
manencia en el trabajo de campo. hora d~ decidir qué se investiga, sino en el proceso de análisis porque
En este tipo de conflictos hay que contemplar también el hecho de categonzar supone tomar decisiones.
que como investigadora tenía conocimiento del sistema educativo, com- Como conclusión, retomando lo que decía al inicio de éstas páginas
partía elleguaje y conocía las reglas y parámetros que orientan las ac- acerca de que la antropología es una disciplina crítica~ que incorpora
tuaciones e interacciones en el aula, por lo que se me suponía la capa- la perspectiva crítica en su quehacer, como un ejercicio de autocrítica,
cidad de juzgar. hast~ tal punto que lo hace consigo misma también, al reflexionar y
Estos desafíos permanentes a lo largo del trabajo de campo se plas- analizar la propia disciplina y su ejercicio. En este caso, lo he intentado
maban en el diario, donde daba cuenta de cómo los iba afrontando, aplicar a mi trabajo al reflexionar sobre mi propio recorrido.
unas veces mejor que otras y donde reflejaba la dificultad de mante-
ner mi papel de antropóloga, atravesado constantemente por el papel
adscrito de docente. La autorreflexión constante recogida en el diario REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
sobre este aspecto me devolvía al trabajo de campo con una sensación
de alerta continua hacia el conflicto de papeles, y con la decisión cons- Aguado Odina, M.a T. (ed.), 2006, Intercultural Education. Teacher Training
ciente de imponer el de investigadora sobre el de profesora. Needs from an European perspective/Educación intercultural. Necesidades
No he encontrado la solución para estos desafíos, pero me han obli- de formación del profesorado desde una perspectiva europea (edición bilin-
güe), Madrid, UNED.
gado a preguntarme si al convertir estos retos y la preocupación por
Consejería de Educación, 2006, Programa Escuelas de Bienvenida. Consejería
abordarlos en el foco de mi atención, no he restado posibilidades ql de Educación de la Comunidad de Madrid (Instrucciones de la Viceconse-
propio trabajo de campo en general y a la observación participante y a jería de Educación por las que se regulan las Aulas de Enlace para el curso
la profundidad de la misma en particular. 2006-2007), Madrid, Consejería de Educación, Comunidad de Madrid:
Todavía siguen abiertas muchas de las preguntas que me planteaba http ://www. educa.madrid. org/portal/web/Bienvenida.
entonces: ¿cómo conseguir librarme del papel de docente y convencer García Castaño, F. J. y R. A. Pulido, 1994, Antropología de la Educación Ma-
a mis interlocutores de que no lo pretendo ejercer en el trabajo de cam- drid, Eudema. '
po?, ¿cómo lograr que este papel de docente no afecte al proceso de Grupo INTER, 2006, Guía Inter. Una guía práctica para aplicar la Educación
Intercultural en la escuela, Madrid, CIDE-MEC.
observación participante, en la recogida y la producción de información
Hernández, C., 2007, «La mirada antropológica y las aportaciones de la an-
etnográfi~a?, ¿cómo hacer compatibles todas estas preguntas con los
tropol~gía», en R. M. ·Ávila, R. López y E. Fernández, Las competencias
dos puntos de la declaración ética de la AAA a los que me he referido a
profestonales para la enseñanza-aprendizaje de las ciencias sociales ante el
lo largo de todo el capítulo?, ¿cómo interpretar estos principios éticos?, reto europeo y la globalización, Bilbao, AUPDCS: 257-276.
y ¿cómo instrumentalizar el papel de antropóloga? Hern~n~e~, C. y M. del Olmo, 2005, Antropología en el aula. Una propuesta
A pesar de estas dudas «éticas» me pregunto si no estoy reflexio- dtdacttca para una sociedad multicultural, Madrid, Síntesis.
nando sobre el problema fuera del problema. Desd~ la antropología Kottak, C. Ph., 1994, Antropología. Una exploración de la diversidad humana
tradicional se pretende conocer pero sin intervenir, y en la docencia Madrid, McGraw Hill. '
hay que elegir, decidir y. valorar cotidianamente, lo que implica una Statements on Ethics de la Asociación Americana de Antropología (AAA)
constante intervención. A lo largo de estas páginas he mencionado que http://www.aaanet.org/stmts/ethstmnt.htm (2-12-2008). Nueva versión en
no sólo me interesaba conocer cómo funciona el aula o cómo aprenden febrero de 2009 en http://www.aaanet.org/issues/policy-advocacy/Code-
of-Ethics.cfm.
español los estudiantes, sino también si se excluye 1 segrega 1 incluye
Velasco, H. M. y Á. Díaz de Rada, 62009, La lógica de la investigación etnográ-
a estos chicos, cómo se hace, etc., y mi pregunta ahora es si todo esto fica, Madrid, Trotta.
no implica también decidir y valorar. La cuestión entonces es en qué se Velasco, H. M., F. J. García Castaño y Á. Díaz de Rada (eds.), 5 2007, Lecturas
diferencia un tipo de decisiones de otro. Quizá en que se hacen desde de antropología para educadores, Madrid, Trotta.
marcos de referencia diferentes, pero el análisis antropológico consiste
en hacer explícito lo que no está visible a simple vista, reconociéndolo

44 45
NOVATO EN VALLE DE CHALCO:
REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA DEL ANTROPÓLOGO
DESDE EL RECUERDO DE UNA ETNOGRAFÍA
EN UNA BARRIADA MEXICANA

Jesús Adánez Pavón


Departamento de Historia de América II (Antropología de América)
Universidad Complutense de Madrid

Novato es aquel que~ empezando su andadura en el oficio de que se trate~


es capaz de sentir que se ahoga pisando un charco Y~ al poco~ caminar
sin darse cuenta sobre brasas encendidas. Allá por 199t en la entonces
barriada de Valle de Chateo -hoy Municipio de Valle de Chateo Soli-
daridad- dentro de la gran conurbación de la ciudad de México~ viví
mi primera~ aunque no demasiado temprana~ experiencia etnográfica
en América. En las páginas que siguen voy a hacer uso del recuerdo de
ese trabajo novel~ con algunos de sus charcos y sus brasas -nada dra-
máticos~ por otra parte-~ para reflexionar sobre cuestiones de ética en
etnografía.

Aquel trabajo de campo, dedicado a indagar en las formas de organizar


los espacios domésticos y en su vinculación con las relaciones sociales
de sus moradores, no constituyó mi experiencia inicial en América, pues
años antes había tenido la oportunidad de conocer algunas regiones del
continente integrado en equipos arqueológicos (saltar de la arqueología
a la etnografía, y viceversa, traza un itinerario peculiar, pero -al menos
en el ámbito del americanismo- no inédito). Hablando estrictamente,
tampoco supuso mi primera experiencia etnográfica; previamente había
colaborado en España con grupos de antropólogos en diversos contex-
tos, en cuyo seno, de hecho, surgió y se formalizó el proyecto que nos
llevaría a unos cuantos de aquellos etnógrafos a Valle de Chalco. No
obstante, la combinación de una mayor distancia cultural y una estancia
más prolongada, compartiendo casa y vida con un manojo de personas
del barrio, convirtió esa etnografía de 1991 en mi personal iniciación.
Revisaré primero los parámetros del proyecto mismo y su práctica a la

47
JESÚS ADÁNEZ PAVÓN NOVATO EN VALLE DE CHALCO

luz de las diversas declaraciones sobre ética publicadas por la Asocia- omisión puede explicarse apelando a que en los años en que se redactó
ción Americana de Antropología, para luego centrarme en el análisis de aún no se había establecido esa práctica con suficiente formalidad. Pero
un conflicto fugaz, surgido al inicio del trabajo, que sobrepasa las indica- lo interesante, por otro lado, es que no preveíamos que nuestra inves-
ciones recogidas en dichas declaraciones. tigación, ni en sus objetivos ni en su desarrollo en el campo, pudiera
causar daño alguno -y adelanto ya que la investigación en sí no lo
hizo, si bien tal vez sí pudo provocarlos, como apuntaré más adelante,
PUBLICIDAD, PRIVACIDAD, CONSENTIMIENTO nuestra mera presencia.
Uno de los elementos que más temores ha suscitado en la historia
Publicidad y privacidad son los dos ejes que articulan los distintos ar- reciente de la reflexión ética en la etnografía -en relación con el re-
tículos y declaraciones sobre ética emitidas, a lo largo de los años, por quisito de publicidad y continuando la cuestión de nuestra previsión de
la Asociación Americana de Antropología. La publicidad se refiere a la ausencia de perjuicios- ha sido la figura del patrocinador y sus propó-
obligación de transparencia con respecto al proyecto de investigación; sitos. La declaración de ·1971 sobre los principios de responsabilidad
la privacidad a la obligación de proteger a quienes aportan información profesional, corregida en 1984, contiene puntos expresos alertando de
ante los daños que ésta pudiera causarles. Los dos ejes en conjunto, en la necesidad de que el etnógrafo indague sobre los fines del patrocina-
el entendido de que ambos han de adoptarse no como requisitos forma- dor y evalúe hasta qué punto entran en conflicto con el compromiso
les, sino como principios por aplicar y evaluar en cada caso, pretenden fundamental subrayado arriba; se insistía también en la obligación de
asegurar el compromiso fundamental: que las personas con quienes se evitar investigaciones secretas, con propósitos ocultos o que reserven
trabaja no sufrirán perjuicios derivados de la propia investigación. El la circulación de resultados a circuitos restringidos (AAA, 1986: 2a, 3a,
Código Ético de 1998 estipula que esa aplicación y evaluación debe 3b, 5, 6; véase también Velas, 1967). El escrupuloso detalle con que
incluirse como sección ya desde la fase de proyecto: se intentó tipificar cada peligro, que era una reacción ante casos reales
-como, por ejemplo, el Proyecto Camelot (véase Horowitz, 1967)-,
Los investigadores antropológicos han de prever que se encontrarán con se perdió en el código de 1998, en el que se consideró que quedaba
dilemas éticos en cada estadio de su trabajo y han de hacer esfuerzos de subsumido en la obligación de transparencia, con independencia, ade-
buena fe para identificar de manera previa potenciales reclamaciones y
más, de las fuentes de financiación -pública o privada- y las clasesde
conflictos éticos en la preparación de las propuestas y en la realización
de los proyectos. Toda propuesta de investigación debe incluir una sec- investigación -~~aplicada», «básica», «pura» o «contractual»- (AAA,
ción que plantee y responda a las potenciales cuestiones éticas (AAA, 1998: III).
1998: III.B.l). Ocurre que el trabajo en Valle de Chalco, como la mayoría de los
proyectos de investigación etnográfica generados en España sobre Améri-
En nuestra propuesta de investigación .sobre Valle de Chalco no se ca, contaba con financiación pública española, inserta en programas que
incluyó ese tipo de sección. Sí se plantearon, eri los apartados dedicados no mantienen sino propósitos muy amplios y relacionados con el cono-
a la metodología, necesidades como la de informar, desde el primer con- cimiento; es cierto que tales programas suelen fijar líneas prioritarias que
tacto con el grupo y antes de cada entrevista formal, sobre los objetivos encauzan los proyectos en direcciones determinadas, pero eso no implica
y los intereses del trabajo; la explicación de esos aspectos ante quienes que existan agendas ocultas ni que se reserven parte de los resultados. Por
acogen al etnógrafo es algo que, por otra parte, los anfitriones solicitan esa razón no se suscitó en la preparación del proyecto la evaluación de
pronto -«quiénes son ustedes» y «qué hacen aquí» son dos preguntas ningún conflicto potencial relacionado con el patrocinador. Entreveo, no
lógicas cuando aparecen unas personas en un lugar y expresan su deseo obstante, que conviene no perder un razonable estado de sospecha ante
de quedarse en él durante un tiempo-. También se recogieron en los . los requerimientos de la financiación, sea privada o pública.
mismos apartados las previsiones acerca del respeto al anonimato y la De cualquier forma, no toda esa sección destinada a los problemas
confidencialidad de las informaciones. Pero, como digo, no identifica- éticos potenciales que exige el código de la AAA se refiere a las institu-
mos la necesidad de abrir una sección en el proyecto mismo donde ciones o empresas que apoyan la investigación. Su ausencia en nuestro
discutir potenciales problemas éticos. ¿Por qué? Por un lado, creo que la caso supuso también no formalizar a priori los posibles problemas deri-

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JESÚS ADÁNEZ PAVÓN NOVATO EN VALLE DE CHALCO

vados de la obtención de información sensible o, dicho de otro modo, «observadores internacionales en las próximas elecciones» 1 ; ellos nos
una evaluación del grado de sensibilidad del tipo de información que aconsejaron, en fin, unas vacaciones en la Ciudad de México, para evi-
buscábamos para el tipo de personas que la aportarían (véase AAA, tar males mayores, el día en que se celebraron esas elecciones. Es obvio
1998: III.A). que tales maniobras buscaban dañar a nuestros anfitriones -los cuales,
Las obligaciones éticas del etnógrafo para con las personas a las cua- ya sobra decirlo, estaban ligados apartidas de la oposición- a través de
les investiga surgen de la peculiaridad metodológica del trabajo de campo nuestra presencia. Supongo que ellos también calcularon algún benefi-
en antropología: es el etnógrafo quien se desplaza al lugar donde residen cio genérico: un grupo de investigadores extranjeros quería conocer las
esas pe~sonas para, conviviendo con ellas durante periodos prolongados, viviendas de Valle de Chalco y, para hacerlo, había entrado en contacto
sumergirse en su modo de vida y alcanzar un grado de confianza tal que con su asociación y no con otras personas u organizaciones. Muchos
le permita acceder a contextos y declaraciones de carácter variablemente etnógrafos pueden contar historias análogas a ésta y en no pocas ocasio-
privado, dadas en confianza. nes acaban con su salida prematura de la «comunidad».
La metodología que nosotros aplicamos en Valle de Chalco esta- No previmos esos riesgos y me parece que era imposible hacerlo.
ba pensada para lograr una exploración del tema de investigación en Uno cae en un lugar como un paracaidista -si puedo usar este térmi-
una comunidad grande y en un tiempo relativamente corto. Se trataba, no con que en Valle de Chalco y en todo México se refieren a los que,
por un lado, de hacer un número no pequeño de entrevistas de carácter generalmente por la noche, ocupan una parcela vacía para levantar su
abierto en las que, partiendo de preguntas sobre la composición del gru- casa en ella- y es prácticamente imposible saber cómo va a encajar esa
po doméstico y sobre la biografía tanto del grupo como de la vivienda llegada en las tensiones propias de cada lugar y de todo lugar. Los ries-
misma, interrogábamos sobre diversos aspectos directa o indirectamente gos a que somete el etnógrafo a sus informantes hay que calcularlos y
relacionados con la asignación de espacios. Por otro lado, necesitábamos tratar de sofocarlos sobre la marcha, en un proceso continuo. En nues-
enriquecer esas entrevistas con una experiencia directa de la vida en Valle tro caso, como se desprende de lo narrado, gran parte de ese trabajo
de Chalco, con una observación participante; lo logramos cuando, tras nos lo hicieron otros.
explorar distintos vericuetos y calles sin salida, nos pusieron en contacto Por lo que se refiere a las informaciones obtenidas a través de en-
con representantes de una asociación vecinal. Esos representantes, algu- trevistas formales, conocíamos y seguíamos las obligaciones fundamen-
no de ellos con responsabilidades políticas a nivel municipal, accedieron tales -la transparencia con respecto a nuestro trabajo y el respeto a la
a proporcionarnos un espacio en sus casas. Se convirtieron en nuestros confidencialidad y el anonimato-. Lo que no llegamos a aplicar en nin-
anfitriones y en nuestros «informantes principales»: a ellos les preguntá- gún caso fue el requisito formal de un previo consentimiento informado
bamos lo que no preguntábamos a otros, ellos supervisaban o nos acom- (AAA, 1998: III.A.4; AAA, 2004; véase también Fluehr-Lobban, 1998),
pañaban en nuestros vagabundeos por el barrio, ellos nos concertaron las si bien no creo que su ausencia en aquel momento supusiera peligro
primeras entrevistas y, en general, nos vigilaron y cuidaron en un entorno alguno. El consentimiento informado es un requerimiento nacido en la
que, no sin razón, consideraban peligroso -sobre todo por nuestra evi- medicina cuyo uso se exige en la actualidad a todos los proyectos antro-
dente ignorancia de lugares y horas potencialmente peligrosas y, también, pológicos financiados con fondos federales en los Estados Unidos; supo-
por el desconocimiento de que nuestra propia presencia podía ser hábil- ne informar al sujeto sobre los objetivos y riesgos de su participación en
mente manipulada aquí y allá para su uso en las luchas políticas locales. una investigación para que, asegurándose de que los ha comprendido
¿Pudo la investigación dañarles de algún modo? En lo que se refiere y de manera voluntaria, consienta formalmente en dicha participación.
a nuestra presencia en el barrio y al grupo de «informantes principales», Si se pretende seguir de un modo estricto, aportando una hoja escrita
ellos fueron, como acabo de apuntar, quienes calcularon unos riesgos y solicitando una firma, estoy convencido de que en la mayoría de los
que nosotros desconocíamos y que nos afectaban a todos. Ellos nos
concertaron una cita con el presidente municipal de Chalco para que no
1. El Gobierno Federal de Carlos Salinas se había negado expresamente a admi-
pareciéramos algo así como investigadores clandestinos; ellos leyeron,
tir observadores internacionales que garantizaran la limpieza de las elecciones parciales
días después, el periódico local en el que apareció nuestra foto en las de 1991, demandados por quienes consideraron fraudulenta la victoria de Salinas sobre
instalaciones municipales bajo un titular que se refería a nosotros como Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones presidencia~es de 1988.

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JESÚS ADÁNEZ PAVÓN NOVATO EN VALLE DE CHALCO

casos etnográficos resultaría contraproducente, porque la desconfianza resultar útil». El problema estaba reprimido un minuto después de ha-
ante un documento impreso r.en el que estampar una firma provocaría ber surgido y no volvió a manifestarse. Pero se había sofocado en falso;
con mucha frecuencia algo muy cercano a un «no-consentimiento no- aún hoy siento la punzada de aquel conflicto y sigo desconcertado al
informado». Pero considerado de un modo más amplio, el concepto respecto.
recoge bien la esencia de las precauciones etnográficas tradicionales y la Nos habíamos topado de bruces con la demanda ética de comprome-
potencia insistiendo en su carácter. ternos con nuestros anfitriones, de actuar a favor de ellos con nuestro tra-
bajo. ¿Es ese tipo de compromiso una obligación ética para el etnógrafo?
En la situación que acabo de evocar nos vimos obligados a responder a
ÉTICA Y MILITANCIA esta pregunta con poco más que un monosílabo, pero ahora, pasados los
años y con el ritmo más pausado de un texto escrito, no tendría excusa
Aun identificando algunos problemas, y sobre todo algunas omisiones, dejar de sopesar con un mínimo detenimiento las respuestas. Entiendo
los párrafos anteriores retratan las actuaciones de quienes trabajamos que apreciar el alcance del trabajo etnográfico con humildad -que es a
en Valle de Chalco de una manera acorde con los principios de la ética lo que allí apelamos- introduce correcciones importantes en un impulso
profesional. No obstante, sí experimentamos un conflicto ético que se moral que a veces, quizá sobre todo por atropellamiento, presume una
sitúa más allá de esos principios, al menos tal como están expresados en relevancia de la que carece el investigador y su posible investigación;
las declaraciones a que vengo haciendo referencia. El conflicto surgió pero, obviamente, esto no resuelve la cuestión de fondo.
del fuerte contraste entre el carácter académico del tema de investiga- El Código Ético hecho público en 1998 por la Asociación America-
ción («la organización del espacio doméstico») y la realidad palpitante y na de Antropología no incluye la obligación de un compromiso como
problemática -viva- con que nos topamos; y se materializó en la ur- el que nos ocupa. Como puede leerse en el informe emitido por la co-
gencia y el vértigo de querer abandonar el primero, sustituyéndolo por misión encargada de revisar las declaraciones anteriores con vistas a la
otro más cercano a esa vida, más comprensible allí donde estábamos. redacción final de 1998, la omisión se basó en un argumento expreso y
No fui yo quien, de entre el equipo de etnógrafos, expresó en pa- público que se centra en los problemas y contradicciones de un impulso
labras esa conmoción; de hecho, lo que sí hice fue participar en su so- moral tan bienintencionado como genérico:
focación, más por disciplina y responsabilidad ante quienes esperaban
nuestros resultados en Madrid que por otra razón. El problema emergió Responsabilidades con los pueblos y culturas estudiados. Aunque con
en los primeros días de estancia en Valle de Chalco, cuando fuimos simpatía hacia la noción de que el investigador antropológico debe ser
invitados a asistir a una reunión de la asociación vecinal que nos ha- capaz de ayudar a proteger y promover el bienestar de un pueblo o
bía acogido para explicar allí quiénes éramos y qué queríamos hacer. una cultura, la Comisión encontró que el concepto, en particular como
Nuestro discurso fue bien recibido, pero uno de los presentes pidió la obligación moral, planteaba los siguientes tipos de preguntas difíciles:
¿Quién determina qué está en el mejor interés del pueblo estudiado? En
palabra y preguntó, creo que sin acritud, para qué les servía a ellos ese
la mayoría de las comunidades no habrá una única opinión sobre qué
trabajo; en medio del desconcierto que nos invadió a los demás, uno está en el mejor interés y parece paternalista, si no presuntuoso, esperar
de los etnógrafos se alzó, como impulsado por un resorte, para afirmar que un investigador antropológico haga ese juicio por otros. [... ] ¿Todos
que nuestros objetivos no tenían para ellos utilidad alguna y que debía- los. grupos estudiados por los antropólogos merecen esfuerzos para pro-
mos reemplazarlos en consecuencia. Desde la presidencia de la reunión mover su bienestar general? Parece que no (por ejemplo: hate groups,
gestos y palabras pedían sosiego ante el desmoronamiento público de terroristas, carteles de la droga, etc.). ¿Qué significa «promover»? Una
los visitantes. Acerté entonces a decir una verdad que, aunque venía a persona puede promover el bienestar general o un bienestar específico
cuento. sólo a medias, terminó con el incidente y acalló las dudas de de muchas formas distintas [... ]. La Comisión entiende y respalda el
deseo de algunos investigadores antropológicos de ir más allá de la di-
los reunidos: ¿no sería presuntuoso pensar que, con unos pocos meses
fusión de los resultados de la investigación y de la educación, hasta una
de estancia, íbamos a ser cap¡:tces de contribuir a arreglar los proble- posición de defensa [advocacy]. La Comisión opina que la opción es de-
mas de nadie? «Sólo podemos hacer nuestro trabajo -añadí- y, eso sí, cisión del individuo. [... ] Sobre la base de estas cuestiones, la Comisión
ofrecérselo a ustedes para que sean ustedes quienes vean en qué puede opina que no ha de esperarse que un investigador antropológico deba

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JESÚS ADÁNEZ PAVÓN NOVATO EN VALLE DE CHALCO

actuar a favor o que «promueva el bienestar» de un grupo o cultura en Chalco- he hecho alusión más arriba y, en efecto, ambas se practicaron
estudio (AAA, 1995: IV.D.2). entonces en cierto grado, si bien en aquel caso la población de nuestro
estudio contaba con instrumentos de denuncia y de trabajo político mu-
Es razonable que el Código Ético de la AAA, en tanto que código cho más efectivos que los que nosotros podíamos aportar. No obstante,
deontológico profesional, se centre en las responsabilidades del investi- su desarrollo en paralelo, corno obligación del investigador antes que de
gador ante las situaciones que pueda provocar su investigación, dejando la investigación, no afecta a la cara del problema que más directamente
de lado las existentes con independencia de ésta. Lo que ocurre es que percibimos en Chalco: el terna mismo de investigación.
la vertiente puramente deontológica no agota las caras del problema. Personalmente no creo que la forma privilegiada de lograr que el ob-
Desde una perspectiva más amplia, no hay situaciones con respecto a las jetivo de una etnografía tenga utilidad para las personas objeto de ~s~udi?
que la investigación antropológica pueda considerarse independiente, haya de seguir necesariamente el camino de detectar y revelar la InJUSti-
aunque sólo sea por omitirlas. cia y la opresión. En esto coincido con el sentido general de la reflexión
Nancy Scheper-Hughes, en un artículo publicado en 1995 por la de D'Andrade (i995) sobre la inconveniencia de mezclar lo que deno-
revista Current Anthropology junto a otro firmado por Ro y D' Andrade mina «modelos morales» de conocimiento, caracterizados por el carácter
al que aludiré después, nos ofrece una defensa vigorosa de una antropo- ético de su propósito primario -identificar qué es bueno y qué es malo
logía militante -también «descalza» o «con corazón de mujer»-. En el y estipular recompensas y castigos (1995: 399)- y ejemplificados por
contexto de su argumentación a favor de una disciplina activa, que no el trabajo de Scheper-Hughes, y «modelos objetivos» de conocimiento,
se limite a observar pasivamente esperando un cambio o a maquillar las cuyo propósito es llegar a decir algo sobre las realidades empíricas con
realidades humanas ignorando las inhumanas, dos son -al menos en independencia, en tanto que indagación, del juicio que nos merezcan.
mi. lectura- las propuestas de actuación que Scheper-Hughes hace al Opino que la aportación principal de una etnografía reside en el grado
etnógrafo: la denuncia de situaciones injustas y el compromiso de co- en que aumenta nuestro conocimiento sobre la lógica y la dinámica de
laboración con quienes las padecen2 • En la medida en que la autora una realidad locaP; los valores del etnógrafo operan, entonces, en la
sugiere una división del tiempo y las lealtades entre la antropología y selección de los temas incluidos en su trabajo antes que en su desarrollo
el trabajo político, la denuncia y el compromiso podrían desarrollarse sustantivo. Lo que nos conmocionó en Valle de Chalco por efecto de
en paralelo a la investigación etnográfica propiamente dicha. Ambas re- una pregunta escueta -«¿p<!ra qué nos sirve eso que ustedes quie:en h~­
ducen el desconcierto al que -volviendo ahora al recuerdo de Valle de cer?»- fue no saber encontrar un aspecto de su vida para cuya mvestl-
gación contáramos con preparación adecuada y que fuera relevante para
2. No comparto el que la autora, en la defensa de la primacía de lo ético que condu- el conocimiento de esa vida; o, mejor, no darnos cuenta entonces de que
ce a la obligación de la denuncia y el compromiso, coloque esos valores en un plano «pre-
ese aspecto bien podía estar ya incluido en nuestro propio proyecto y
cultural», fuera del alcance del relativismo (Scheper-Hughes, 1995: 418-420). Entender
que la conmoción ante la injusticia y la reacción activa contra ésta constituyen valores que sólo faltaba -nada menos-ligarlo a la realidad local a través de su
universales, independientes de nuestra tradición cultural, le permite -es cierto- presen- despliegue en el campo.
tar la obligación de militancia del antropólogo con mayor rotundidad, excluyendo de par- Concluyo con un último apunte por el que estoy en deuda con Mar-
tida críticas como la que expresa D'Andrade (1995: 408): «Finalmente, el modelo moral garita del Olmo. Por razones éticas como las que aquí se han revisado,
actual [centrado en la opresión] es etnocéntrico. Es fuerte con la igualdad. (librarse de la
y también por razones metodológicas -el trabajo del etnógrafo típi-
desigualdad) y la libertad (librarse de la opresión). En mi opinión no son malos valores,
pero son muy estadounidenses». A mi modo de ver, esa rotundidad de Scheper-Hughes se camente necesita ser aceptado por la población en estudio para que se
apoya sobre una base endeble; presumir la existencia de un patrón de medida universal pueda llevar adelante-, la selección de los temas o aspectos del tema
con el que distinguir lo justo de lo injusto me parece una afirmación repetidamente refuta- de una investigación etnográfica ha de concretarse en diálogo con el
da a nuestro alrededor. La inexistencia de ese patrón, sin embargo, no estorba en absoluto grupo objeto de esa investigación (véase del Olmo, en este volumen).
el esfuerzo y la obligación de tratar de discernir qué es justo y qué es injusto. Reconocer
en la igualdad y la libertad valores occidentales no implica automáticamente restarles
fuerza; lo que nos exige es dejar en suspenso su formulación más abstracta y rotunda y 3. Utilizo aquí la expresión «realidad local» siguiendo una afirmación de la ya ve-
hacer uso de ellos dándoles matices y contenidos en cotejo con realidades particulares nerable primera declaración del Grupo de Barbados (1974 [1971]): «[Cumple al antropó-
-más complejas, por definición, que una mera abstracción. logo] volverse hacia la realidad local para teorizar a partir de ella».

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JESÚS ADÁNEZ PAVÓN

Me parece que con esta idea se puede terminar de salvar la brecha que
un novato, allá por 1991, vi<? abrirse ante sí.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BAGATELAS DE LA MORALIDAD ORDINARIA.
American Anthropological Association (AAA), 1986, «Statements on Ethics: Prin- LOS ANCLAJES MORALES DE
cipies of Professional Responsibility». Documento electrónico, <http://www. UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA'c
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Statement on Ethics: Final Report». Documento electrónico, <http://www. Departamento de Antropología Social y Cultural
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net.org/issues/policy-advocacy/Code-of-Ethics.cfm>, consultado el17 de
diciembre de 2008. ¿QUÉ DEMONIOS HE DICHO?
American Anthropological Association, 2004, «Statement on Ethnography and
Institutional Review Boards». Documento electrónico, <http://www.aaa- Para hacer algo diferente del estricto trabajo de campo orientado por
net.org/stmts/irb.htm>, consultado el 17 de. diciembre de 2008.
mis obsesiones teóricas en Guovdageaidnu (Noruega), a lo largo de una
Beals, R. L., 1967, «<nternational Research Problems in Anthropology: A Re-
port from the U.S.A.», Current Anthropology, 8/5: 470-475.
investigación que luego detallaré algo más, me propuse como profesor de
D'Andrade, R., 1995, «Moral Models in Anthropology», Current Anthropolo- español en la Escuela Sami de Estudios Superiores (Sámi Allaskuvla). En
gy, 36/3: 399-408. noviembre de 2003, antes de comenzar uno de mis cursos, me pasé por la
Fluehr-Lobban, C., 1998, «Ethics», en H. Russell Bernard (ed.), Handbook of secretaría para conocer el número de estudiantes que tendría ese año. La
Methods in Cultural Anthropology, Walnut Creek, AltaMira Press: 173-202. persona que estaba en ese momento de servicio no tenía la información.
Grupo de Barbados, 1975 [1971], «Por la liberación del indígena», en A. Co- «Pregúntale a Anne Margrethe» -me sugirió-. Fui a buscar a Anne Mar-
lambres (ed.), Por la liberación del indígena: documentos y testimonios, grethe, una trabajadora de la escuela a la que yo conocía. Al preguntarle
Buenos Aires, Ediciones del Sol: 20-31. semejante cosa, que estaba totalmente fuera de sus competencias (ella era
Horowitz, l. L. (ed.), 1967, The Rise and Fall of Project Camelot, Cambridge docente en la institución), me sonrió amablemente y me dijo: «Debe de
(MA), The MIT Press.
tratarse de Anne Margrethe Mortensen» 1, y continuó: «lea eará olmmos,
Scheper-Hughes, N., 1995, «The Primacy of the Ethical: Propositions for a Mi-
litant Anthropology», Current Anthropology, 36/3: 409-440. in m un ... son lea m u gáibmi» («Es otra persona, no soy yo ... es mi toca-

He escrito este texto gracias a Margarita del Olmo que me invitó a participar
con él en el XXVIII Curso Julio Caro Baroja del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, en diciembre de 2008. Una parte de las ideas fundamentales de este ensayo
ha surgido en un seminario de discusión sobre la Antropología frente al problema de los
Derechos Humanos que comparto en la UNED con los profesores Francisco Cruces y
Honorio Velasco. Ninguna de las ideas morales vertidas en este texto puede atribuírse-
les, pero sí el estímulo del debate. Como siempre, agradezco los comentarios críticos de
los investigadores del CSIC presentes en la sesión, particularmente los de Pedro Tomé,
Francisco Ferrándiz, Juan Antonio Villarías y Margarita del Olmo. Sus comentarios han
inspirado especialmente la sección titulada «Intersubjetividad».
1. Todas las referencias personales mencionadas en este texto son apócrifas, salvo
la de la nota 2. "

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ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

ya ... »). Yo le repliqué con lo que en ese momento creí que sería una mera a descuidar nuestro compromiso moral inmediato con esas personas
confirmación, en un sami algo inestable siempre en los primeros días de concretas, aquí y ahora.
cada estancia: «Na, juo, son lea du guoibmi». Al oír esto, Anne Margrethe
estalló en una carcajada. Le acababa de facilitar un motivo humorístico
para reírse conmigo durante semanas. Volví a casa atormentado por una QUIMÉRICOS PROPÓSITOS
pregunta: ¿Qué demonios he dicho? No tenía a mano en mi memoria qué
quería decir guoibmi, aunque sabía perfectamente que en sami, una len- Antes de mostrar un surtido de modos de fabricar ese compromiso mo-
gua cuyo léxico está poblado de diptongos, hay que tener mucho cuidado ral inmediato, o sea, antes de seguir contando bagatelas para relatar en
con ellos. Me precipité sobre el diccionario y comprobé que guoibmi, esa qué consistieron mis anclajes morales en este trabajo de campo, voy a
palabra tan parecida a gáibmi, puede interpretarse básicamente de cuatro argumentar cómo, en mi caso, no era cuestión de confiar la reciproci-
modos: escolta, amigo, esposa o esposo, y amante. No me cabía ahora dad a la supuesta utilidad práctica de mis conclusiones de investigación.
duda de cómo la había interpretado Anne Margrethe, siempre propensa Para ello, tal vez sería suficiente reconocer aquí que hoy, cinco años
a hacer uso del más radical sentido del humor: «Claro -había sido mi después de mi última estancia de campo, no tengo todavía ninguna con-
respuesta- ella es tu amante» 2 • clusión que pudiera ser a esas personas de una utilidad tangible; aunque
Esta anécdota es un ejemplo de lo que en este ensayo consideraré es cierto que voy elaborando textos que -según espero- pueden te-
bagatelas de la moralidad ordinaria. Bagatelas que constituyen el teji- ner alguna utilidad para otros investigadores, y quizás para algunos de
do de la intersubjetividad en el trabajo de campo etnográfico, y que, los investigadores que trabajan en Sápmi (Díaz de Rada, 2004, 2007b,
en su aparente trivialidad, conforman sus únicos anclajes morales; o al 2008). Pero esto sería sugerir que tal vez en un futuro aún más remoto
menos la clase de anclajes morales que yo reconozco como imprescin- devolveré a esas personas un conocimiento práctico en pago por su
dibles. Para personas como Anne Margrethe, acostumbradas a recibir infinita generosidad durante mi trabajo de campo. No confío en ello.
a antropólogos que van a estudiar a «los samis», pero que previamente Las dimensiones en las que mi trabajo etnográfico puede resultarles de
no se han molestado en aprender sami para poder comunicarse en su alguna utilidad son, en general, tan distantes de cualquier vida concreta,
lengua materna, un antropólogo que sí lo ha hecho es una persona que tendrían que entornar mucho los ojos para apreciar en él una ver-
digna de compartir con ellas el sentido del humor, que es uno de los dadera devolución recíproca!
bienes morales más preciados de cualquier sociedad humana, aunque Este mal ya estaba sembrado desde el origen. Comencé a trabajar
confunda a los tocayos con los amantes. en este proyecto en el año 1995 (escribo en 2008), y, cuando acudí por
Al sugerir que estas bagatelas son imprescindibles, estoy sugirien- primera vez a Guovdageaidnu en el año 2001, llevaba en mi agenda el
do que la vinculación moral del etnógrafo con las personas del campo siguiente problema de investigación: «indagar en las traducciones etno-
pasa primariamente, para bien y para mal, por la inmediata relación políticas de la pertenencia social en un contexto de relaciones interétni-
intersubjetiva que mantiene con ellas en la práctica de campo, y no cas entre 'samis' y 'noruegos'» 3 • Este enunciado quiere decir: investigar
necesariamente por el supuesto valor práctico que, en un futuro más o cómo es que los sentimientos de pertenencia social de las personas son
menos distante, les será devuelto como producto de la investigación. traducidos por diferentes instancias más o menos burocráticas, desde las
Puede que el producto de la investigación etnográfica sea más o me- asociaciones civiles hasta las agencias de estado pasando por los parti-
nos útil a esas personas en el futuro, pero esa quimérica posibilidad, dos políticos (entre otros), en argumentos de un sujeto etnopolítico. A
distante en relación con la práctica de campo, no debería llevarnos
3. Este proyecto recibió los siguientes apoyos institucionales: en 2000, una ayuda
del Departamento de Exteriores del Gobierno Noruego (Utenriksdepartementet) para el
2. Misterios del lenguaje. El profesor de lengua sami en la Universidad de Troms0 estudio de la lengua sami en la Universidad de Troms0; en 2002 y 2003, dos ayudas de la
Kjell Kemi, con quien ahora trabajo en la elaboración de un diccionario lingüístico de sámi- Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research (Gr. 6896 y Gr. 7092); adicional-
español, me ha aclarado años después que gáibmi y guoibmi fueron alguna vez la misma mente, en 2002, recibí un ayuda del vicerrectorado de Investigación de la UNED, y en 2003
palabra y se disociaron por transformación fonética. Mi lapsus contenía, pues, una ignorada otra del Programa de Movilidad del Profesorado del Ministerio de Educación, Cultura y
verdad etimológica. Deporte (PR2003-0276). Agradezco a todas estas instÚ:uciones su generosidad.

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ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

través de este problema estoy indagando en la flexibilidad de las estruc- (Hine, 2006; Díaz de Rada, 1996), no ha disuelto de ninguna manera
turas estatales en cuanto a d~versidad sociocultural, las dinámicas de la la condición de doble agencia de la posición del trabajador de campo,
inclusión y la exclusión en las políticas de estado (por ejemplo, Schiffauer sino que la ha complicado de formas evidentes. Esa condición de doble
et al., 2004), las gramáticas de identificación y alteridad (Baumann y agencia es insoluble porque se encuentra asentada en el sentido mismo
Gingrinch 2004 ), o los órdenes de estructuración política de las afini- de la práctica etnográfica: la traducción cultural, o, si se prefiere, dicho
dades y pertenencias cotidianas (Cohen, 1982). Cada vez que mencio- en otros términos, la reconstrucción etic de un mundo emic.
no este problema y explico su fundamento, mis colegas antropólogos El sentido de la etnografía, y con ella del trabajo del campo, es
aplauden el intento. En general, consideran que todo esto es relativa- producir conocimiento científico (Hammersley y Atkinson, 1994 ). Esto
mente interesante. Pero ¿cómo puedo esperar que las personas de Guov- quiere decir que el compromiso moral prevalente del etnógrafo lo es en
dageaidnu, es decir, la mayor parte de ellas, encuentren alguna utilidad relación con -ese vago universo de la sociedad del saber, concretado tal
en semejantes obsesiones académicas? No puedo esperarlo. La verdad vez en sus colegas más próximos o significativos y también en sus estu-
es que sería como esperar que alguien que te tiende la mano considere diantes. Ese carácter prevalente es tanto más evidente cuanto más progre-
adecuado que, en lugar de tenderle la tuya, le entregues los siete volú- sa el etnógrafo en el trabajo analítico hasta la producción del texto final.
menes de En busca del tiempo perdido; una contraprestación absurda, El texto final en cualquier formato, si es que es un texto etnográfico, será
desmesurada y completamente irrelevante a un tiempo. Entiendo que la producción de un investigador con un compromiso primordialmente
los antropólogos, como otros animales académicos, valoramos tanto el analítico. Un texto orientado por un compromiso primario con las per-
fruto de nuestros empeños que podemos llegar a pensar que esa persona sonas del campo es, desde luego, posible, pero correrá siempre el riesgo
no puede dudar del valor de nuestras obras; sin embargo, yo prefiero de una visión sesgadamente naturalista del problema de investigación
darle la mano, en principio, inmediatamente. Y luego ya veremos. (Hammersley y Atkinson, 1994; Díaz de Rada, 2007a). Si ese riesgo
se materializa de forma decisiva, el texto, en el extremo, simplemente
dejará de ser una etnografía.
UN ENUNCIADO MORAL Cuando, como fue mi caso en mi investigación en Sápmi, el proble-
ma de investigación tiene un fuerte contenido analítico, la lejanía entre
La etnografía es una experiencia de traducción entre el mundo social de los dos ámbitos del compromiso moral -la doble agencia moral- es
las personas cuya acción estudiamos y el mundo social de la disciplina patente. En el campo lo que primó es una moralidad ordinaria y concre-
antropológica con sus procesos y estructuras de saber experto (Velasco ta basada en la coparticipación y la reciprocidad; en la mesa de trabajo
y Díaz de Rada, 1997). Inserto en esta experiencia de traducción, el tra- analítico lo que prima es una moralidad universalista basada en criterios
bajo de campo que forma parte de una etnografía sitúa necesariamente como el buen hacer analítico, la información bibliográfica fundada, la
al etnógrafo, como a un traductor, en una posición de doble agencia. coherencia argumental, el reconocimiento de las fallas epistemológi-
Durante el trabajo de campo, el etnógrafo coparticipa con las personas cas y metodológicas, y la veracidad argumental. Entre ambos órdenes
del campo, pero sólo lo hace (como etnógrafo) porque le mueve algún de moralidad no hay ninguna conexión evidente. Entre ambos no hay
interés de análisis que tendrá pleno sentido fuera de ese campo social ninguna relación de necesidad.
concreto, en el sistema universalista tejido a base de foros académicos, Esta agencia moral doble con dos moralidades relativamente inde-
editoriales y otras instituciones expertas. Ése es el sistema universalista pendientes puede conducir, de hecho, al principal riesgo ético en cuan-
al que solemos referirnos vagamente por medio de la dudosa expre- to a nuestro tratamiento de las personas del campo; ésas a las que no
sión «comunidad científica». El desarrollo de la etnografía durante las ingenuamente instrumentalizamos con la selectiva etiqueta de «infor-
últimas décadas, en las que se ha invertido la tradicional relación entre mantes»: o sea, personas recortadas para los fines informativos yana-
investigador «occidental» y nativo «no occidental» (Ogbu, 1974; Asad, líticos de nuestra investigación. Así, podemos permitirnos tratar a esas
1986; Abu-Lughod, 1991), en las que se ha examinado a las propias ins- personas olvidando que siempre son algo más que meros «informantes»
tituciones expertas (Velasco et al., 2006), e incluso a los campos esco- y que merecen como cualquier otra persona un tratamiento basado en
lar y científico en diálogo prácticamente horizontal con los etnógrafos la moralidad ordinaria de lo concreto.

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ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

Una variante de ese olvido injustificable es aquélla que se presenta sentido analítico de la investigación etnográfica. Pero ya puedo avanzar
en la forma de las etnografías orientadas directamente a una aplicación que, de una manera general, una coparticipación guiada por ese princi-
y a un fin práctico, y que, si es que son etnografías y no meros textos pio conllevará decisiones en cuanto a una autolimitación práctica en la
políticos, habrán incorporado en su diseño de acción práctica alguna búsqueda de la información de campo. En mi opinión, esa autolimitación
clase de conocimiento analítico sobre un campo empírico. Igualmente suele verse ampliamente compensada con el tiempo por la calidad y la
en esos casos, la moralidad del propósito aplicado, asentada. sobre una validez de la información que, de hecho, se obtiene. Como indicábamos
comprensión analítica del mundo, puede ser completamente indepen- en La lógica de la investigación etnográfica, la información de campo es
diente de la moralidad concreta de las relaciones sociales en el campo. un regalo, no un botín de guerra (Velasco y Díaz de Rada, 1997).
Esa moralidad del interés aplicado o práctico de la etnografía como
resultado de la indagación analítica no garantizará en absoluto el que
BAGATELAS
el etnógrafo haya tratado a las personas de su campo exactamente así,
como personas. Al igual que cualquier etnografía orientada por fuertes
Los anclajes morales de la experiencia etnográfica basada en trabajo de
propósitos analíticos (como la mía propia en Sápmi), esta etnografía
campo se asientan en los pequeños detalles prácticos de la coparticipa-
diseñada para la aplicación puede responder primordialmente a una
ción y la reciprocidad ordinaria, y no en esos grandes principios univer-
lógica universalista que pone el interés de obtener un supuesto y futuro
salistas que comúnmente -y equívocamente- denominamos «valores»
beneficio práctico por delante del interés de practicar una moral ordi-
(Díaz de Rada, 2007c). El primero de esos detalles prácticos consiste en
naria. Desde luego que ambos intereses no tienen por qué ser siempre
el reconocimiento público y explícito de la condición de doble agencia
contradictorios, pero pueden llegar a serlo; y, si prestamos una delicada
ante las personas de nuestro campo, hasta donde sea posible. Esto se cifra
atención a las bagatelas de la vida ordinaria, pueden llegar a serlo mu-
en el reconocimiento abiert.o de las intenciones de nuestra investigación
cho más a menudo de lo que parece a simple vista.
y muy especialmente cuando esas personas nos demandan esta clase de
Así pues, lo que quiero defender en este texto es una idea moral y
como tal, según mi propio punto de vista que extenderé al final de este
' ' explicación. Me opongo firmemente a la denominada investigación «en-
cubierta» (Hammersley y Atkinson, 1994) que muchas veces tiene más
ensayo, un mera sugerencia muy debatible, pues soy de los que piensan
de la paranoia moral del investigador que de las posibilidades prácticas y
que los juicios morales no tienen más fundamentación que el juicio pro-
complejas de comunicación que presenta cualquier trabajo de campo real.
pio, ni más solidez que su comunicabilidad y su fuerza de convicción. Éste
En el orden de las bagatelas de la moralidad ordinaria se encuentra
es el enunciado moral: los anclajes morales más firmes de un etnógrafo se
la anécdota de la tocaya y la amante, con la que abría esta contribución.
encuentran en el sentido común local, y así, en el concreto compromiso
Se trata de un principio elemental de coparticipación comunicativa,
de coparticipación y reciprocidad con las personas del campo.
que en el caso de trabajos de campo realizados entre personas con sus
En mi opinión (moral) cualquier alteración de este marco básico
debida, por ejemplo, a la repugnancia práctica del etnógrafo en rela~
propias lenguas maternas, exige del etnógrafo el aprendizaje de esas
lenguas, hasta el máximo nivel de competencia posible. Este principio
ción con las situaciones concretas de coparticipación, debería provocar
básico de la intersubjetividad, asentado en el sentido común de cual-
una profunda e incómoda reflexión sobre las intenciones reales de co-
quier grupo humano, sólo puede llegar a contravenirse (y creo que esto
nocimiento analítico, la pertinencia de la etnografía basada en trabajo
sucede demasiado frecuentemente) desde una óptica aún deudora de las
de campo en tales situaciones, y la posibilidad de configurar esa misma
vi~jas prácticas coloniales, que llega a exigir de aquéllos que nos per-
problemática analítica en otro campo. Naturalmente, este escenario pue-
miten observar su acción y nos regalan su palabra, el que lo hagan en
de complicarse por el hecho de que esa incómoda reflexión puede no
nuestra propia lengua materna. Es ésta una forma de operar bien rara si
conducir, en la mayoría de los casos, a respuestas de todo o nada. Estos . '
se piensa un instante. Naturalmente, como no hay universales morales
dilemas, a mi juicio, son inevitables y no existe para ellos ninguna clase
ni siquiera en este plano tan aparentemente trivial, hay grupos de per-
de solución universal.
sonas que pueden de hecho articular su vida social sobre la base de una
. Un poco más adelante mostraré cómo este simple punto de partida
lengua franca. Todo lo que tiene que hacer ,el etnógrafo es potenciar al
moral -tratar a las personas como tales- penetra indirectamente en el

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ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

máximo sus recursos lingüísticos adaptándolos a los de esas personas. bio, a la ciudad de Alta, a más de cien kilómetros, un 24 de diciembre,
Eso es todo. 1 para poder viajar a Oslo a reencontrarme con mi compañera después
Un segundo aspecto de ~stas bagatelas de la moralidad ordinaria en de tres meses de fatigoso trabajo de campo. Yo no me había informado
el campo consiste en potenciar, igualmente al máximo, el significado de adecuadamente y no sabía que en esa fecha no había transporte de au-
nuestra presencia en el campo. Esto conlleva el reconocimiento de que tobús. Este ejemplo sólo es uno entre un millón de la clase de cosas que
esa presencia probablemente nunca se convertirá en una plena copre- puede necesitar un antropólogo de Madrid viviendo en pleno invierno
sencia, debido precisamente a la conciencia pública de nuestra condi- en un lugar del Ártico europeo.
ción de doble agencia. Hacer la presencia de uno significativa no consiste solamente en
Hacer nuestra presencia lo más significativa posible para las perso- un elemental intercambio de favores. No consiste sólo en hacerlos y en
nas del campo presenta varias facetas que puedo ilustrar con algunos saber recibirlos, creando así un denso tejido de reciprocidades ordina-
ejemplos de mi trabajo en Sápmi. rias. Consiste en algo más, y esto ya fue apuntado por Malinowski en
En cierta ocasión, una de las personas que trabajaba en la directiva su introducción a Los argonautas (1986). Ese tejido de reciprocidades
de la Escuela Sami de Estudios Superiores (Sámi Állaskuvla) me pidió se basa, en realidad, en una fina sensibilidad para captar los deseos y las
ayuda sobre la posibilidad de enviar a la prensa española una nota sob~e aspiraciones de esas personas, qué es lo que en concreto ellos estiman
las reticencias del Gobierno noruego a conceder a una escuela pública importante, aquello por lo que merece la pena vivir.
una cierta cantidad de dinero en concepto de financiación institucional. Hacer la presencia significativa quiere decir, también, comportarse
Hizo esta petición en el contexto de una restricción general de liquidez con un sencillo supuesto de dignidad interpersonal. No sólo ni funda-
que el Gobierno noruego estaba practicando sobre las instituciones pe- mentalmente esa gran dignidad que se predica en la Declaración uni-
riféricas del Estado, incluidos los municipíos, y que en esos días sumía versal de derechos humanos y que tiene como sustrato un concepto
a todas las autoridades locales en serios apuros económicos. La petición universalista e individualista de igualdad entre todos los seres humanos;
que me hizo ese directivo consistía en difundir una carta en español cuyo sino la aún más grande pero concreta dignidad que se basa en el respeto
contenido vendría a mostrar el tratamiento que el Gobierno noruego, a la diferencia. Un día (mejor dicho una noche), volviendo de una se-
protagonista muy activo en todos los foros internacionales de «pueblos sión del Parlamento Sami situado también a más de cien kilómetros del
indígenas», estaba dando a su minoría interna. Era un ejemplo más de lugar donde yo residía, atropellé a un reno. En parte por el accidente,
la estrategia de internacionalización que en muchas ocasiones ayuda a que pudo haber sido fatal, y en parte por mi total desconocimiento
los agentes de las minorías a movilizar una visibilidad pública de sus de qué hacer en esa situación, llegué a pedir refugio a la casa de una
problemáticas. No dudé en hacer lo posible por ayudarle; aunque tam- amiga. No sólo me consoló en mi ataque de desesperación, sino que me
bién he de decir que mi ayuda no llegó a concretarse de ninguna ma- indicó lo que debía hacer en la práctica: denunciar el atropello al día
nera, porque el Gobierno N o ruego atendió finalmente a sus demandas siguiente en la oficina de la policía local. Mi cuerpo me pedía huir de
en pocos días. En mi trabajo de campo en· Sápmi, algunas personas se la situación; y, si me hubiera dejado llevar por mi propia sensibilidad,
sirvieron de mí para traducir textos al español, desde la solicitud de tra- habría ocultado lo sucedido, que yo estimaba como un grave atentado
a
ducir un currículum para el acceso de una muchacha una Universidad contra la propiedad del ganado. Ni se me hubiera pasado por la cabeza
en América Latina, hasta la de poner unas líneas en español a un niño acudir a la policía. Sin embargo, decidí seguir el consejo de mi amiga. Al
peruano, un chaval ahijado de una mujer de Guovdageaidnu a través de día siguiente, en la misma oficina de policía me encontré con la persona
una organización internacional de protección de la infancia. Siempre cuyos renos merodeaban por la zona del atropello y que presumible-
estuve atento a estas pequeñas contribuciones, y siempre intenté res- mente era la propietaria del animal. Allí recibí una lección de esa clase
ponder inmediatamente a ellas, incluso si ello podía suponer un retraso de dignidad, cuando me mostró su agradecimiento por haber seguido
en mi propia agenda de investigación. Sería por otra parte incontable la elemental regla local de denunciar: de ese modo él podría cobrar el
la lista de ayudas que esas y otras personas me prestaron a mí en todos seguro del animal y la persona que me alquilaba el coche podría a su vez
los órdenes de mí vida práctica, algunas de ellas enormes, como cuando quedar libre de toda obligación por el accidente. Pasé esa noche, antes
una trabajador de laÁllasukvla me llevó en coche, sin pedir nada a cam- de poner la denuncia, sumido en temores irreales que emanaban de mis

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propios fantasmas morales, ésos que se nutren del desconocimiento de menos en la región de Finnmark, la gestión encargada al gobierno re-
una regla básica: la gente suele convivir en mundos mucho más razona- gional4. Lo cierto es que él se inclinaba hacia esa interpretación, pero
bles de lo que uno supone desde su sociocentrismo ético. con esta advertencia: Mun jáhkange. Muhto mun in nu vu_ola_at dán
Esta dignidad de la que hablo tiene también una dimensión analíti- studeren. Muhto dát lea goit, dát lea goit máid m un nie jurddasan go ...
ca. Esas personas estudian su propia realidad, la analizan reflexivamente go juo jearat dán («Eso creo, pero no he estudiado esto con mucho
y escriben, muchas veces en sami, otras veces en noruego o en inglés, fundamento. Pero, en todo caso ... en todo caso eso es lo que pienso,
sobre su mundo y otros mundos. Mi conocimiento de la lengua sami y puesto que lo preguntas»). Escuchar lo que dicen las personas en el cam-
del noruego me ha abierto una valiosa ventana a ese mundo intelectual, po es prestar una fina atención a estas sutilezas de la comunicación or-
enormemente rico, que incluyo de forma decisiva en las bibliografías de dinaria, que precisamente cualifican al trabajo de campo antropológico
mis propias publicaciones; y que, por el momento, en un caso puntual, como una potente metodología de lo concreto y de lo complejo. En mis
me he decidido a traducir Ooks, 2006). Esas personas escriben textos diarios son muy frecuentes estos avisos para navegantes, en los que las
que no pueden ser pasados por alto en ninguna indagación analítica. personas, como en este caso, advierten de modalidades tentativas en
Nuevamente, sólo un residuo de la vieja relación colonial puede llevar cuanto a su opiniones o juicios; modalidades de opinión o de juicio que
a ignorarlos. sólo son comunicadas como' procesos formativos, en curso, «puesto
Hacer la presencia de uno en el campo significativo implica, ade- que tú me lo preguntas». Debemos saber escuchar estas modalidades
más, construir en la medida de lo posible un rol práctico, una tarea con expresivas porque en ellas se encierra lo que esa persona dice o hace. No
sentido local. Yo lo hice en este campo al ofrecerme como profesor de deberíamos suponer, al menos en lo que se refiere al registro de sus pala-
español. En una de mis estancias llegué a tener más de treinta estudian- bras o acciones, que nosotros somos sus autores primarios. Pero también
tes en una población de tres mil habitantes. Pensé que enseñar español debemos escucharlas porque en ellas se encierra el tesoro del proceso
podría sedes inmediatamente útil para mejorar sus vínculos con el «in- sociocultural, es decir todo aquello que, en el fluido de la vida en curso,
digenismo» internacional, aunque muchos de esos estudiantes acudie- en el discurso cultural, puede conducir a la puesta en duda de nuestros
ron a mis clases por muy diversos motivos, en muchos casos imprede- previos prejuicios estructurales (Díaz de Rada, 2008).
cibles. Me conformo con saber que algo aprendieron, algo concreto e
inmediatamente tangible, y que mi presencia allí fue en algún sentido Hasta aquí una pequeña mpestra de algunas bagatelas de la moralidad
útil, más allá de mis quiméricos y futuros propósitos de comprensión ordinaria para dar que pensar sobre un único precepto que estimo por en-
analítica. cima de cualquier otro: en el trabajo de campo se trata de y con personas.
Además de hacer localmente significativa la presencia en el campo, Como cualquier precepto moral, éste, además de ser discutible no tiene
forma parte de este conjunto de bagatelas de moralidad ordinaria, por otra justificación que la que le queramos dar, ni otra solidez que la que se
fuerza incompleto, el compromiso con la más adecuada interpretación alcance en nuestro acuerdo comunicativo. Sin embargo, no me resisto a
de las palabras y las acciones de las personas en el campo. Recuerdo sugerir que este sencillo precepto es además enormemente productivo en
una entrevista con un político local en la que yo estaba interesado en términos analíticos. Es decir, no sólo contribuye a hacer de nosotros me-
conocer su opinión sobre la existencia de los diferentes niveles político- jores personas (que eso seguramente es imposible), sino también mejores
administrativos, Para quienes consideran relevante ser «sámi» y lo tra- investigadores. No importa cuánta información concreta podamos «per-
ducen inscribiéndose en el censo electoral sami (sámi jienastuslohku), der>> al conceder prioridad e este principio (aunque hay que recordar que
existen en Noruega cuatro niveles político-administrativos: el munici- no la teníamos), tratar a las personas del campo sencillamente como tales
pio (suohkan), la región (fylka), el Parlamento Sami (Sámediggi), y el
Parlamento y Gobierno noruegos (Stuoradiggi, Eiseváldi). En ese mo-
mento, a mí me cuadraba mejor con mi interpretación de la política 4. Esta duplicidad institucional de la Fylke y el Sámediggi encierra en realidad enor-
mes problemas de política nacional y étnica, parte de los cuales se han puesto en eviden-
local que este político concreto me mostrase su disconformidad (y la cia en el proceso de elaboración y promulgación de la denominada Ley de Finnmark
de su partido) con la existencia del nivel regional; y que se inclinase (Finnmarkslov: Finnmárkku Láhka, Storting 2004-2005). En ella se establece el estatuto
por entender que el Parlamento Sami podría suplir sin problemas, al jurídico de propiedad y gestión de las tierras y las aguaJ en la región.

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ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

contribuye enormemente a mejorar nuestra aprehensión de los procesos alude a una realidad exclusivamente individual. Pero esto no es nece-
concretos de la identificación local. Esos procesos configuran el subtexto sario. «Juicio propio» es, aquí, el juicio que sostiene un individuo-en-
analítico de cualquier etnografía, pero muy especialmente de aquéllas relación con otros, en un concreto escenario social.
que, como la mía propia en Sápmi, tratan directamente con problemas Ambos enunciados dejan de ser contradictorios tan pronto como in-
de identificación y etnicidad. He expresado ya en otro texto esta idea: troducimos la idea de proceso. En el terreno de la reflexión sobre lamo-
«[En mi trabajo de campo] tomé conciencia de que la alteridad radical no ral, introducir la idea de proceso significa renunciar a dos cosas al mismo
es sino una ficción improductiva; y descubrí que el valor de las personas tie~p?'. que .no por casualidad se desvanecen entonces conjuntamente:
de nuestro campo no radica en ser 'otros', sino sencillamente en que son el md1v1duahsmo moral como idea extrema de reclusión de los juicios
seres humanos» (Díaz de Rada, 2008: 202). morales en el interior de un único cuerpo biológico (Dumont 1987·
Harris 1989); y la idea de una moral definitiva, plenamente co~seguid~
Y acabada. Un ser humano concreto nunca es solamente un individuo en
INTERSUBJETIVIDAD
estado puro. Esa persona se construye a cada paso de su acción social
comunicativa, de forma intersubjetiva, y así construye también sus esce:
Estoy manejando aquí dos ideas que pueden sonar contradictorias. Por narios de convivencia, sus mundos morales.
una parte, estoy insistiendo en la intersubjetividad como proceso uni- Naturalmente, este punto de partida, que se asienta en un juicio em-
versal en el que se cimientan los mundos morales, y eventualmente los
pírico-analítico, presenta diversos gradientes, de los cuales merece aquí
acuerdos acerca de la buena vida. Por otra parte, estoy insistiendo en que la pena destacar dos. En primer lugar, contra el ideal habermasiano
los juicios morales no tienen más fundamentación que el juicio propio, ni ~ingún par d_e s.eres humanos concretos produce una intersubjetividad
más solidez que su comunicabilidad y su fuerza de convicción. El prime- hbre de restnccwnes (Habermas, 2010) 5 • Toda interacción comunicati-
ro es un enunciado universal de carácter empírico y analítico, no moral, va implica estructuras previas en cuanto al poder de definición de la rea-
y pertenece a la familia de enunciados antropológicos acerca del Horno lidad social, o poder político. Toda interacción comunicativa es en este
Sapiens Sapiens. Lo que predica ese enunciado es que los seres huma-
sentido fundamental, asimétrica. El hecho igualmente observabl~ de que
nos, al entrar en copresencia, entran inevitablemente en comunicación esas estructuras de asimetría sean hasta cierto punto negociables no nie-
(Watzlawick et al., 1985; Giddens, 1984, 1987) y se construyen recípro- ga la condición asimétrica de las interacciones. Cuando las instituciones
camente como sujetos en el ir y venir de sus acciones, gestos y mensajes. que median en el intercambio comunicativo han alcanzado la suficiente
Este primer enunciado es, pues, del mismo tipo que los siguientes: cual- solidez histórica, incluso las apariencias de flexibilidad de los marcos de
quier miembro de nuestra especie puede usar el lenguaje verbal, cualquier poder suelen producir nuevas estructuras asimétricas, que pueden llegar
miembro de nuestra especie puede caminar sobre sus dos pies, cual- a apoyarse tácitamente en las anteriores (Foucault, 1992).
quier miembro de nuestra especie puede tocar la punta del índice de su En segundo lugar, y muy especialmente en nuestro mundo contem-
mano con la punta del dedo pulgar de la niisma mano. Enunciar, en este poráneo fuertemente burocratizado, la interacción comunicativa difícil-
sentido, que cualquier ser humano puede construir intersubjetivamente
sus formas de acción social, es apuntar hacia esa categoría general que
Schütz y Luckmann definieron como mundo de la vida (Lebenswelt): 5. Aunque cito aquí la obra central de Jürgen Habermas Teoría de la acción comuni-
cativa, el supuesto de una comunicación «libre de restricciones» es fundamental en toda su
Por mundo de la vida cotidiana debe entenderse ese ámbito de la reali- obra. Ese supuesto es básico para el experimento filosófico central de su trabajo: la demarca-
dad que el adulto alerta y normal simplemente presupone en la actitud ción de las con~iciones de posibilidad de una pragmática comunicativa universal (Habermas,
de sentido común. Designamos por esta presuposición todo lo que ex- 2010). Al refenrme aquí a una posición contraria al ideal habermasiano quiero indicar sola-
perimentamos como incuestionable; para nosotros, todo estado de cosas mente ~ue t~l mar~o «libre de restricciones» es empíricamente improbable en la mayor parte
es aproblemático hasta nuevo aviso [... ] (Schütz y Luckmann 2001: 25). de las s1tuac10nes mtersubjetivas de la vida humana. También quiero indicar que si como
conse~u~n~ia de 1? anterior, ya es dudoso que pueda alcanzarse un marco pragmátfco de in-
tersubje~r:Idad ~mversalmente válido, es decir, unas condiciones comunicativas de posibilidad
El segundo enunciado podría entenderse en contradicción con el de una etlca umversalmente válida, mucho más dudoso es que pueda alcanzarse una semántica
primero sólo a costa de suponer que, en él, la expresión «juicio propio» ética (por ejemplo, una formulación lingüística de principios morales) con validez universal.

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mente puede entenderse en términos de mera copresencia inmediata él, como proceso concreto, de poco sirve ignorar que lo que obtienes,
(Bourdieu y Wacquant, 1992). Entre un agente y su propia acción me- es decir, lo que no tenías antes de acudir al campo y ahora tienes en ese
dia una cadena de instituciones, que, como cuando un individuo se alijo de conocimiento que denominamos «datos», depende crucialmen-
enfrenta a la tarea de reconstruir su currículum vitae para un puesto de te de quienes te lo entregan. ·
trabajo, intervienen en una construcción dista/izada de su experiencia
proximal. La lejanía de esas instituciones en relación con la experiencia
concreta del agente puede ser extremada en el escenario que denomi- GRANDES PRINCIPIOS
namos globalización, de manera que pocas acciones humanas (desde la
aparentemente sencilla de tomar dinero de un cajero automático, hasta la Así pues, aunque creo en la evidencia de la universalidad de la inter-
de contratar la revisión médica de un hijo o elegir para él una escuela) subjetividad, no creo en la posibilidad de fundamentación racional de
incorporan una relación directa y sin mediaciones entre el agente y su una moral universal y, mucho menos, definitiva. Creo que cualquier
propia acción (Velasco et al., 2006). El mundo contemporáneo extrema orden moral es un orden situado (Díaz de Rada, 2007e), y que ningún
esta condición de la intersubjetividad. Buena parte de lo que sucede en la rodeo o atajo filosófico puede evitar esta cruda realidad. Creo tam-
inmediatez de"cualquier interacción proximal (lo que en la clásica socio- bién, en consecuencia, que la única moralidad útil es la que se construye
logía constructiva se denominaba «interacción cara a cara») se incorpora en el diálogo intersubjetiva. Si hay algún espacio para la racionalidad, en
al diálogo concreto con formatos y códigos elaborados distalmente, lejos el sentido que Habermas concedió a esta palabra pero, como he indi-
del escenario concreto de las acciones en el aquí y ahora. cado, en parte en contra de sus propias opiniones, ése es el del diálogo
Estos gradientes confluyen, junto con otros, en la etnografía como situado entre interlocutores, el del diálogo próximo, en constante reno-
práctica dialógica. Desde la intervención de los enormes esquemas asi- vación. Michael F. Brown lo ha expresado virtuosamente en un reciente
métricos de la lógica colonial hasta los pequeños, ínfimos detalles que ensayo de revisión del concepto de «relativismo cultural»:
pueden llevarte a escribir en el diario expresiones como la siguiente:
«Biret me ha pedido la traducción al español de un carta, con la can- Los principios morales que ofrecen los universalistas tienden a ser lo su-
ficientemente abstractos como para flirtear con la trivialidad; como en la
tidad de diario que llevo atrasado». La doble agencia penetra así en la
expresión «cualquier sociedad sostiene que la vida humana es sagrada y
moralidad de la práctica ordinaria como una tensión entre la recipro-
no puede ser quitada sin justificación». No se trata exactamente de que tal
cidad interpersonal y las obligaciones de la academia, una tensión más enunciado sea incorrecto, pero en todo caso no es particularmente útil,
en el prolífico juego de tensiones que configura la investigación etno- dado el rango de circunstancias que pueden ser cualificadas como justifi-
gráfica (Velasco y Díaz de Rada, 1997). La lógica del etnógrafo prescribe, cación en diversos escenarios culturales. Una aplicación contextualmente
para el éxito de su empresa, una radical separación entre el campo y sensible del derecho natural requeriría heroicas proezas de casuística para
la mesa de trabajo, dos sentidos de la acción que han de ser higiénica- incluir las variadas circunstancias del género humano. Sospecho que el re-
mente separados y en la medida de lo posible deformados del lado de sultado empezaría a parecerse mucho al relativismo (Brown, 2008: 368).
la mesa; pues un etnógrafo es ante todo un académico, es decir, alguien
que puede en el extremo prescindir de las empatías del campo, pero en La única propiedad universal de la acción humana -en lo que a
ningún caso de sus obligaciones analíticas (Wolcott, 2003 )~ La práctica moral se refiere- es su construcción situada, intersubjetiva y relacional,
etnográfica se configura, en cambio, con grandes zonas grises entre en condiciones concretas de asimetría política y, especialmente en nues-
esos espacios pretendidamente separados: fragmentos del registro, o tro mundo contemporáneo, de mediación burocrática. Esta propiedad
del análisis, que a uno le recuerdan que trata con personas y no sólo se asienta sobre otra más básica: la acción moral humana es inevita-
con información o saber; momentos de la experiencia de campo en blemente convencional. He discutido en otra parte este mismo asunto,
los que uno mira, casi despiadadamente, únicamente a través del filtro a propósito del establecimiento de una edad penal para los menores
instrumental de las propias categorías analíticas. (Díaz de Rada, 2003): esa edad será siempre fruto de un pacto ínter-
Sea como sea, lo único que tienes -creo yo para ti, que lees este subjetivo. Podrá o no estar informada científicamente analíticamente
' '
texto- es un proceso moral siempre en construcción; y en relación con técnicamente, instrumentalmente (Díaz de Rada, 1996); fundamentada

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en discursos de «expertos» con pretensión de universalidad. Con todas ¿Es necesario, para producir una moral que nos gusta, con la que
las ventajas prácticas de tal fundamentación -que puede haberlas, sin nos sentimos identificados y que nos ayuda a convivir, que ésta se en-
lugar a dudas- nada impedirá que la fijación de esa convención conten- cuentre sustentada en cosas como el relativismo moral (una idea uni-
ga un inevitable depósito de pacto intersubjetiva, inexplicable en térmi- versalista), la verdad analítica, o el empirismo factual? En mi opinión,
nos diferentes de los del mero ejercicio de comunicación y sociabilidad no. No lo es. En esos tres pilares no se encierra ninguna piedra filoso-
humana. Nada lo impedirá, ni cuando se trata de los legisladores que fal, porque tal piedra filosofal no existe. La moral se construye dialo-
deben fijar esa edad penal ni cuando se trata de los jueces que deben gando y llegando a pactos convencionales, siempre provisionales, en
aplicar su doctrina. Pero la aprehensión instrumental del mundo social el enrevesado camino de la vida práctica, poblado de bagatelas y de
de la vida (Díaz de Rada, 1996) tiene tal fuerza en nuestra tradición delicados ejercicios comunicativos. La moral, en una nueva expresión
intelectual que la moral universalista parece habernos encandilado con de Michael.F. Brown, o es una moral dialógica (Brown, 2008: 369),
el brillo de la piedra filosofal. Una moral fundamentada universalmen- o es un simple discurso de grandes principios con una muy escasa uti-
te, declarada como tal, parece prometer una solución final al problema lidad práctica.
básico de la vida humana: vivir con otros, convivir. Yo creo que, por el Forma parte de nuestra tradición intelectual ese momento histórico
contrario, la pretensión de construir una moral universal es inevitable- crucial en el que los expertos de la ONU, redactores de la Declaración
mente aporética y en mi opinión (moral) haríamos bien en reconocerlo universal de derechos humanos, pidieron la opinión de la Asociación
así, de una vez por todas y ponernos manos a la obra con las consecuen- Americana de Antropología. La respuesta vino de la pluma de Melville
cias prácticas que de ello se derivan. J. Herskovits que redactó un contundente alegato de relativismo cul-
Algunas de esas aporías se han hecho evidentes en los discursos an:- tural llevado en volandas, por la propia situación comunicativa, hacia
tropológicos de las últimas décadas (y también en otros discursos). Si el relativismo moral (el que respondía era «antropólogo», pero los que
se sostiene el valor moral positivo de cada universo de convenciones preguntaban eran «políticos»). Ninguna sociedad concreta tendría, a
sociales (aún en el caso de que tal insularismo sea convincente, que juicio de Herskovits, la exclusiva capacidad de promulgar una Decla-
generalmente no lo es), entonces ¿hay que sostener el valor moral posi- ración universal de derechos humanos, pues cada sociedad conforma
tivo del imperialismo occidental? (AAA, 194 7; Steward, 1948; Barnett, su propio horizonte moral (AAA, 1947). Ha llovido mucho desde en-
1948). Si se sostiene que la moral «occidental» es superior porque se tonces. Hoy en día la antropología ofrece un variado rango de posicio-
funda en un refinado y avanzado sistema gnoseológico, entonces, ¿he- nes frente a este problema7, en un terreno en el que -como en tantos
mos de asumir que el único sentido de la ciencia social es la producción otros- es muy sencillo caer en la tentación de las exageraciones, las
de verdad, en lugar de, por ejemplo, la producción de crítica? 6 (contra interpretaciones torcidas y los golpes bajos (Brown, 2008). En general,
Washburn, 1987), ¿hemos de creer que la verdad conduce a la bondad?, a mí me caben pocas dudas de que tanto Herskovits como sus críticos
¿hemos de creer que sólo los sabios tienen el derecho de un ejercicio han intentado hacer lo humanamente posible para resolver un proble-
moral y por tanto político? ¿seremos entonces clasistas para evitar ser ma que, desde mi punto de vista, no tiene solución (Steward, 1948).
inmorales? Si se predica que la indagación antropológ!ca puede con el Creo que Herskovits, como podría haber hecho cualquier otro, entró
tiempo ofrecer un auténtico mapa de principios morales· universales, al trapo de un reto eminentemente tecnoburocrático, respondiendo
empíricamente fundado (Renteln, 1988), ¿habremos de sostener el va- con un universalista relativismo cultural (y moral), pretendidamente
lor positivo del crimen, que es uno de los universales más universales fundado en el juicio experto de los antropólogos, a la petición igual-
en nuestra especie? mente universalista que le estaba haciendo Naciones Unidas: «Como
experto danos una respuesta eficaz para resolver de una vez por todas
el misterio de la moralidad, danos un instrumento que nos permita re-
6. Debo esta formulación al profesor Honorio Velasco, que la expresó literalmente solver para siempre estos incómodos problemas prácticos». Pero ¿qué
en el seminario que cito en la nota de agradecimiento. Naturalmente, la producción de
crítica puede no colisionar con la producción de verdad; pero desde luego que también
puede hacerlo. En la indecidibilidad de esta problemática radica esencialmente la aporía 7. Entre otros lugares, puede encontrarse una bibliografía ilustrativa de este proce-
a la que aquí me refiero. so de discusión en Goodale (2006) y en el ya citado artículo de Brown (2008).

72 73
ÁNGEL DÍAZ DE RADA LOS ANCLAJES MORALES DE UNA EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA

hubiera pasado si Herskovits no hubiera entrado a ese trapo y, en lugar Bourdieu, P. y L. J. D. Wacquant, 1992, «La pratique de l'anthropologie réflexi-
de ello, hubiera dado la siguiente respuesta?: «No daré mi opinión ve», en Réponses. Pour une anthropologie réflexive, París, Seuil: 187-231.
sobre la Declaración universal que me envían como antropólogo, ni Brown, M. F., 2008, «Cultural relativism 2.0», Current Anthropology, 49/3:
363-382.
como experto, sino como persona. Y no daré mi opinión sobre una de-
Cohen, A. P. (ed.), 1982, Belonging. Identity and Social Organisation in British
claración que pretende ser absoluta, a través de su universalidad. Mis Rural Cultures, Manchester, Manchester University Press.
colegas Alfred L. Kroeber y Clyde Kluckhohn distinguen claramente Díaz de Rada, Á., 1996, Los primeros de la clase y los últimos románticos. Una
entre ambas cosas (por ejemplo, en Kroeber y Kluckhohn, 1963: 351) etnografía para la crítica de la visión instrumental de la enseñanza, Madrid,
y convendría que ustedes también lo hicieran. Sí diré en cambio que la Siglo XXI.
mejor manera de llegar a lo más parecido a esa declaración universal, Díaz de Rada, Á., 2003, «Las edades del delito», Revista de Antropología Social,
es reunir a un representante legítimo de cada sociedad del planeta, 12: 261-286.
sentarlos a todos en torno a una mesa, y pedirles que, hablando, lle- Díaz de Rada, Á., 2004, «El sujeto en la corriente. Reflexiones sobre el sujeto
guen a algún acuerdo básico. Esto no puede ser un instrumento, al social en condiciones de globalización», en Díaz G. Viana (ed.), El nuevo
menos no en el sentido de ayudar a llegar a conclusiones definitivas. orden del caos: consecuencias socioculturales de la globalización, Madrid,
CSIC: 77-102.
Más bien, ese conjunto de representantes debería tener que reunirse
Díaz de Rada, Á., 2007a, Etnografía y técnicas de investigación antropológica,
con carácter permanente, pues su materia de trabajo no es otra que la Madrid, UNED.
explicitación de convenciones, es decir, acuerdos que pueden ser útiles Díaz de Rada, Á., 2007b, «School Bureaucracy, Ethnography and Culture: Con-
hoy e inútiles mañana». ceptual Obstacles to Doing Ethnography in Schools», Social Anthropology,
Representarnos esta fantaseada respuesta de Herskovits es repre- 15/2: 205-222.
sentarnos una especie de escenario utópico, lo que de algún modo mues- Díaz de Rada, Á., 2007c, «Valer y valor. Una exhumación de la teoría del valor
tra fehacientemente que, en asuntos de moral, nuestros anclajes son para reflexionar sobre la: desigualdad y la diferencia en relación con la es-
realmente frágiles. Tal vez como personas sólo nos queden los anclajes cuela», Revista de antropología social, 16: 117-158.
de esas bagatelas ordinarias; y no digamos ya como etnógrafos o an- Díaz de Rada, Á., 2008, «¿Dónde está la frontera? Prejuicios de campo y pro-
tropólogos. Por lo demás tender a institucionalizar un foro planetario blemas de escala en la estructuración étnica en Sápmi», Revista de dialecto-
logía y tradiciones populares, 63/1: 187-235.
de debate moral, de la forma en que sea factible, me parece una tarea
Dumont, L., 1987, Ensayos so!Jre el individualismo, Madrid, Alianza.
urgente, para la cual la Declaración universal de derechos humanos será Foucault, M., 1992, Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta.
sin duda un importante antecedente histórico. Giddens, A., 1984, The Constitution of Society, Cambridge, Polity.
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ÁNGEL DÍAZ DE RADA

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Me gustaría introducir el tema del presente capítulo utilizando dos citas.
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Velasco, H. y Á. Díaz de Rada, 6 2009, La lógica de la investigación etnográfica.
La primera procede del prólogo de un libro titulado en inglés The
Un modelo de trabajo para etnógrafos de la escuela, Madrid, Trotta. Shadow Side of Fieldwork. Exploring the Blurred Borders between Ethno-
Washburn, W. E., 1987, «Cultural relativism, Human Rights, and the AAA», graphy and Life, que en español vendría a ser «La cara oculta del trabajo
American Anthropologist, 89/4: 939-943. de campo. Una exploración de los límites inciertos entre la etnografía
Watzlawick, P. et al., 1985 [1967], Teoría de la comunicación humana, Barce- y la vida» escrito por Athena Malean y Annette Leibing. El prólogo lleva
lona, Herder. por título «In the Shadow: Anthropological Encounters with Modernity»
Wolcott, H. F., 5 2007 [1985], «Sobre la intención etnográfica», en H. Velasco, y está firmado por Gillian Goslinga y Gelya Frank, quienes afirman:
F. J. García Castaño, y Á. Díaz de Rada (eds.), Lecturas de antropología
para educadores. El ámbito de la antropología de la educación y de la etno- El trabajo de campo ha sido definido precisamente como el uso de
grafía escolar, Madrid, Trotta: 127-144. una persona como herramienta de la investigación (Gosinga y Frank,
2007: XI) 1 .

La segunda cita a la que me refiero pertenece al libro de Karen


O'Reilly Ethnographic Methods:

El trabajo cualitativo suele provocar cuestiones de ética que es necesario


abordar y la etnografía no es una excepción. Los etnógrafos nos trasla-
damos a las vidas cotidianas de la gente, hablamos con ellos, los observa-

Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación «Estrate-


gias de participación social y prevención de racismo en las escuelas II» (FFI2009-08762).
La mayor parte del material procede de la monografía, aún manuscrita, Re-Shaping Kids.
1. Todas las citas han sido traducidas por mí.

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

mos, les preguntamos, pensamos sobre lo que dicen, incluso escribimos Mi trabajo de campo tenía dos ejes, el primero consistía en realizar
sobre ello, analizamos lo que hacen y algunas veces lo criticamos todo. observación participante en la clase propiamente dicha, para lo cual he
Es muy fácil pensar que todas estas actividades son inherentemente con- compartido un día por semana con los chicos y las profesoras. El se-
trarias a la ética. Pero afortunadamente, en vez de abandonar la investi-
gundo eje tenía la intención de entrevistar al personal técnico de la Co-
gación, estos problemas éticos provocan debates que han obligado a los
investigadores a ser más conscientes, estar mejor informados, mostrarse munidad de Madrid relacionado con esta medida. Por último, y con la
más reflexivos y adoptar una postura más crítica con respecto a sus ac- intención de emplazarlo en una perspectiva comparativa, he hecho una
ciones, perspectivas y responsabilidades (O'Really, 2005: 59). exploración de programas semejantes en la ciudad de Viena (Austria)
y en Texas (Estados Unidos), pero no un trabajo de campo etnográfico
Mis razones para elegir estas dos citas para introducir el tema que propiamente dicho.
me propongo discutir a continuación vienen determinadas por el hecho Éste es el contexto en el que se inscriben los conflictos de intereses
de que me parece que la primera resume admirablemente en una frase, que tengo intención de explorar aquí con el objetivo de provocar a con-
la situación: los etnógrafos somos investigadores que usamos personas tinuación una reflexión significativa sobre determinadas cuestiones de
como herramientas. La segunda delimita con gran maestría la clase de ética que, en mi caso, se inscriben en el epígrafe de «Relaciones con los
problemas que nuestro trabajo suscita: lo que hacemos en el trabajo estudiados» del Código ético de la Asociación Americana de Antropo-
de campo son actividades intrínsecamente contrarias a la· ética, pero logía (1998).
este hecho no nos conduce a abandonar el trabajo a los que seguimos
haciendo etnografía a pesar de ser conscientes de ello.
. No quiero negar con esto la idea de que abandonar el trabajo sea una EL PROBLEMA DEL ACCESO AL TRABAJO DE CAMPO
respuesta ética y en este libro se incluye un capítulo en el que se aborda
precisamente este tema de una forma directa (véase López Rodríguez- Llevo trabajando en escuelas desde el año 2000, centrando mi atención
Gironés en este volumen), pero mi propósito aquí es el de poner encima en los profesores desde el2001 y en los estudiantes a partir del 2004.
de la mesa algunos de los conflictos que mi último trabajo de campo me Los contactos que he desarrollado a lo largo de estos años me han
ha suscitado y junto con ellos quiero presentar mis limitadas respuestas. permitido la posibilidad de visitar colegios y entrevistar a profesores
Soy consciente de que algunas de ellas, quizá las más relevantes, se han y estudiantes. Sin embargo, una vez que me propuse realizar un tra-
quedado sin resolver; en estos casos sólo puedo ofrecer mi incomodi- bajo de campo etnográfico d~ larga duración, las relaciones que tenía
dad para transformarla honestamente en materia de reflexión. establecidas me sirvieron únicamente para conseguir palabras amables
He realizado mi último trabajo de campo a lo largo de los tres cursos y promesas vagas, que invariablemente quedaban pospuestas hasta la
escolares 2005-2006, 2006-2007 y 2007-2008 en un Aula de Enlace de próxima reunión. Pero estas promesas nunca se materializaron en un
secundaria de un colegio concertado de la Comunidad de Madrid en enero permiso definitivo para empezar mi trabajo de campo en un lugar con-
de 2002. Un Aula de Enlace es una medida puesta en marcha por la Con- creto. Comprendo perfectamente que mi propuesta sólo podía ser per-
sejería de Educación de la Comunidad de Madrid para iniciar la escola- cibida como un proyecto intrusivo de dudoso objetivo, que requería
rización y facilitar la integración de los niños que vienen del extranjero una estancia demasiado larga y con un fin incierto.
a nuestro país y se incorporan durante el curso escolar. En· un Aula de Después de varios intentos fallidos que siguieron el mismo camino
Enlace los estudiantes pasarán un periodo de hasta nueve meses apren- de buenas palabras, vagas promesas y un aplazamiento de mi entrada
diendo castellano e idealmente solucionando las lagunas académicas que en la clase hasta la próxima reunión, acabando en nada, pensé que era
las Comisiones de escolarización hayan detectado, en grupos de hasta necesario replantear el proceso de negociación aceptando que como
doce alumnos y de ocho a doce años, si se trata de un Aula de Enlace de investigadora no tenía nada interesante que ofrecer a los profesores,
Primaria, o de doce a dieciocho si hablamos de un Aula de Secundaria2 • así que lo que necesitaba era cambiar el marco de referencia de la re-
lación.
Mi colega y amiga Caridad Hernández es un miembro del equipo de
2. He tratado este tema más extensamente en Del Olmo (2007, 2009). investigación en el que yo trabajo. A diferencia de mí, ella ejerce como

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

profesora en la Facultad de Educación de la Universidad Compluten- CONFLICTOS DE INTERESES


se. Su Departamento tiene eStablecidos convenios de cooperación con PROVOCADOS POR MI TRABAJO DE CAMPO EN LA CLASE
distintos colegios para que sus alumnos realicen las prácticas. En este
acuerdo voluntario, las escuelas reciben un suplemento extra de profeso- El Aula de Enlace en la que he realizado mi trabajo de campo pertenecía
res ayudantes para las aulas y los responsables de las mismas se muestran a un colegio concertado madrileño del distrito de Latina, que junto con
menos suspicaces a este tipo de presencia, quizá porque no se sienten el de Puente de Vallecas, es el que ha concentrado el mayor número de
juzgados por ellos o a lo mejor porque les importan menos sus juicios. Aulas de Enlace en la Comunidad (17 de un total de 13 7 para toda la
Se trata en todo caso de una relación desigual en la que los profesores ciudad) 3 •
de aula mantienen una posición de poder clara frente a los profesores en Este centro educativo está emplazado en un barrio de clase trabaja-
prácticas. En mi caso, la relación que se establece es mucho más ambigua dora con una concentración de población inmigrante del 17,4 %, se-
en términos de poder, o al menos más incierta. En este sentido, segura- gún cifras del2007 4 • Las casas que rodean al colegio son en su mayoría
mente implica un riesgo demasiado difícil de calcular que no puede ser antiguos edificios de protección oficial que en los últimos años están
compensado por lo que yo puedo ofrecerles a ellos a cambio (véase el siendo renovados.
capítulo de Caridad Hernández en este volumen sobre su análisis de la La escuela está constituida por dos edificios separados, uno para
negociación de la entrada en el trabajo de campo). los alumnos de Primaria y otro para los de Secundaria. Entre ellos se ha
El caso es que los acuerdos de la Universidad Complutense con las construido recientemente un polideportivo rodeado de una alambrada.
escuelas siguen las normas de cualquier proceso social de intercambio Este colegio pertenece a una fundación no religiosa que es dueña de
y los profesores saben qué esperar y qué recibir. Uno de los colegio~ otros cuatro más en barrios diferentes, y también de una escuela dedi-
involucrados en este convenio es la escuela en la que yo he podido rea- cada a Garantía Social.
lizar finalmente mi trabajo de campo, pero creo que es necesario señalar De acuerdo con la información que me ha facilitado la secretaria del
también que se trataba de un colegio concertado en vez de uno público centro 5 , en las matrículas del colegio no aparecen registrados los alumnos
(como era mi intención inicial) porque este hecho ha jugado un papel del Aula de Enlace (parece ser que tampoco los que pertenecen al Pro-
importante a la hora de garantizar definitivamente mi acceso. grama de Compensatoria), de manera que los estudiantes con los que yo
Un profesor de aula en un colegio público disfruta de una libertad he trabajado son invisibles en términos de matrícula oficial. Este hecho,
considerable a la hora de «hacer y deshacer» en su clase, y también de aunque me sorprendió, creo que refleja perfectamente la posición que
una relativa independencia con respecto al equipo directivo. La direc- ocupan estos alumnos en el sistema escolar.
ción de un colegio concertado juega un peso específico más importante La primera vez que entré en el aula, la tutora me presentó como
en el aula y la independencia del profesor se ve limitada en este sentido una profesora de apoyo. Me dijo que prefería hacerlo así para evitar
con respecto a un instituto público. De manera que cuando se negocia tener que dar complicadas explicaciones a las familias y yo respeté su
la entrada de un investigador en un colegio con un director o un jefe decisión, ya que, por fin, me ofrecía la posibilidad de empezar el tra-
de estudios, las dos figuras que en mi experiencia hap resultado más bajo de campo después de tantos retrasos causados por el complicado
abiertas a mis propuestas, creo que sobre todo por el hecho de que no proceso de negociación de mi acceso. Soy consciente de que este he-
son ellos los que me van a tener día a día en su clase, es más fácil que su cho hubiera imposibilitado totalmente mi trabajo en Estados Unidos
decisión resulte definitiva. o en Canadá, donde las instituciones a las que pertenecen los investi-
Al decir todo esto no quiero minusvalorar la generosidad de la pro- gadores les obligan a obtener un permiso escrito expresando explíci-
fesora que finalmente me permitió hacer el trabajo de campo en su clase, tamente el consentimiento de cada persona que vaya a participar en el
sino simplemente introducir un elemento importante a la hora de ana-
lizar las distintas dimensiones de mi papel, mi trabajo, y especialmente
3. Consejería de Educación (2007). Los datos se actualizan anualmente.
sus consecuencias.
4. Anuario estadístico (2007) http://www.munimadrid.es/UnidadesDescentraliza-
das/UDCEstadistica/Publicaciones/AnuEstadistico/.
5. Entrevista realizada el 20 de abril de 2007.

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

trabajo; cuando se trata de menores, el permiso lo tienen que firmar he tratado de explicárselo, pero es una tarea que me resulta práctica-
sus tutores legales. mente imposible, con ellos más que con los profesores. Los alumnos no
A lo largo de toda mi investigación he conseguido desarrollar unas tienen una idea muy clara de qué es la investigación o para qué sirve un
relaciones muy cordiales con la profesora responsable del aula. Ella ha investigador y qué se supone que debe hacer. He intentado siempre apro-
facilitado mi trabajo y me ha proporcionado cualquier información que vechar cualquier situación propicia para explicarles, muchas más veces de
le he pedido; muchas veces me ha ofrecido voluntariamente lo que ella las que ellos han preguntado, y lo que suelo decirles es que me interesa
pensaba que me podía interesar, aunque no siempre mis intereses coinci- saber cómo funciona el Aula de Enlace, qué cosas están bien y cuáles no,
dían con sus expectativas. Me ha tratado con la misma flexibilidad que y que mi objetivo es conocer su opinión para tratar de cambiar lo que no
utiliza con los chicos y siempre ha esperado que hiciera en el aula lo que funciona. Invariablemente me contestan que funciona bien y que están
tuviese que hacer, aunque yo preferí siempre preguntar primero cómo muy contentos, pero siempre tengo la impresión de que lo expresan de
podía sede útil. una manera formal y casi mecánica. Por este motivo creo que es necesario
Nunca he tomado notas en la clase, con la excepción de alguna refe- el trabajo de campo: compartir diariamente sus vidas me permite ver en
rencia que me facilitara el trabajo posterior de la escritura de mi diario qué ocasiones se resisten, cuándo lo hacen y por qué.
de campo, pero sí he dibujado esquemas dos veces por día del lugar en Los alumnos siempre me han tratado con mucho cariño y respeto.
el que nos sentábamos cada uno en la clase, puesto que aunque los sitios He desarrollado relaciones más estrechas con algunos y cuando entraba
están más o menos adscritos, los alumnos cambian muchas veces al día en la clase, siempre se me tiraban literalmente al cuello para abrazarme.
de lugar para trabajar en grupos, por parejas o simplemente de acuerdo Sólo las chicas, los chicos casi nunca se atrevían a tocarme. Son ado-
a sus gustos en cada momento. Mi presencia ha sido siempre un motivo lescentes muy conscientes del género y del comportamiento apropiado
dé cambio de lugares: cuando no tenía que atender a un alumno en es- entre géneros, de manera que los más atrevidos y cariñosos me daban
pecial y podía sentarme donde quería, solía hacerlo entre las chicas que dos besos formales.
generalmente me hacían un hueco en medio de dos amigas. Tengo la impresión de que los estudiantes de la clase «heredaban»
A pesar de que la profesora siempre me ha ofrecido las mayores fa- de unos a otros su relación conmigo. El programa está pensado para
cilidades para trabajar, creo que nunca ha tenido una idea clara de cual que permanezcan en la clase seis meses como máximo, pero en los dos
era mi objetivo, excepto de una forma superficial: mis repetidos inten- últimos cursos escolares estee periodo de permanencia se ha ampliado
tos de explicárselo han resultado un fracaso estrepitoso. Y tampoco le a nueve meses. Sin embargo, la profesora prefiere que se incorporen
he resultado útil más que como una ayuda extra en clase o para pasarle cuanto antes a sus cursos de referencia por lo que muy pocos suelen per-
información sobre los cambios en el programa, ya que las modificacio- manecer el periodo estipulado. A lo largo de los tres cursos académicos
nes que introducen las normativas anuales llegan al aula mucho después de mi trabajo he conocido a 43 alumnos en la clase en grupos de doce.
de su publicación. 25 eran chicos y 18 chicas. 14 procedían de Brasil, 13 de Rumania, 4
Para el resto de los profesores del colegio, el jefe de estudios y la de China, 4 de Ucrania, 2 de Polonia, 2 de Marruecos, 2 de Bulgaria y
directora, yo era una antropóloga del CSIC que estaba haciendo una 2 de la República Dominicana.
investigación en el colegio, pero soy consciente de que la mayoría de Según datos facilitados por la Dirección General de Inspección Edu-
ellos, al menos al principio, me consideraban una profesora en prácti- cativa de la Comunidad de 1'v1adrid6 , durante el curso 2006-2007, es
cas. De todas formas, mi estatus de investigadora ha servido en muchas decir, el segundo año de mi trabajo de campo en la clase, había en la
ocasiones de coartada para mi extraño comportamiento y siempre que Comunidad 113.198 alumnos nacidos en el extranjero y los lugares de
ha surgido un conflicto de intereses, el personal del centro se ha confor- procedencia mayoritarios eran, por orden, Ecuador, Rumania, Marrue-
mado con dedicarme una mirada elocuente de desaprobación, pero casi cos, Colombia, Bolivia, Perú, República Dominicana, China, Argentina
nunca ha hecho una objeción expresa. y Bulgaria.
Por otro lado, los chicos enseguida se dan cuenta de que yo no soy
una profesora, a pesar de que me hayan presentado como tal y me han 6. Documentos consultados en la Subdirección General de Inspección Educativa
preguntado muchas veces sobre cuál es mi verdadero trabajo. Siempre el11 de mayo de 2007. '

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

Al principio me costó mucho tiempo empezar a desarrollar una re- Andar por el colegio sin un objetivo conocido por un profesor está ab-
lación cercana con ellos, per¡O una vez que lo conseguí, los chicos que solutamente prohibido y, a pesar de ello lo he hecho en muchas ocasio-
llegaban nuevos a la clase enseguida se incorporaban a la que los demás nes, con una excusa a mano por si éramos interpelados. Estaba clara mi
mantenían conmigo, cada uno en su propio estilo. Su lealtad principal, lealtad hacia los chicos en estos momentos, pero con la profesora del
con alguna excepción, estaba dirigida sin lugar a dudas hacia la tutora aula las cosas no eran tan sencillas. Siempre he tratado de colocarme en
que funcionaba como su persona de referencia, pero a pesar de ello, mi el lado de los alumnos, pero eso no significa que aprobase su compor-
papel caía más fácilmente en un lugar ambiguo entre el del profesor y tamiento. Como antropóloga se supone que tengo que dejar mi juicio
los compañeros. Esta ambigüedad siempre me ha beneficiado a la hora de colgado fuera de la clase y utilizar únicamente el relativismo cultural
lograr mi objetivo de analizar sus resistencias al programa, al sistema es- para aprender, a través del trabajo de campo, por qué la gente hace lo
colar en general y a las relaciones que los estudiantes desarrollan con los que hace y cuáles son sus intereses.
adultos en el colegio, que siempre funcionan como figuras de autoridad. Hablando en términos generales, se podría simplificar la situación
Personalmente nunca he intentado ejercer este tipo de autoridad, de diciendo que había dos tipos de normas e intereses en juego y muchas
forma que cuando la profesora me dejaba sola en la clase con los chi- veces ambas entraban en conflicto, me refiero a las de los chicos (que a la
cos, normalmente se escapaban contraviniendo la norma del colegio, vez provocaban muchos conflictos entre sí) y las de los profesores (que se
pero nunca he sabido hacerles volver. Al principio lo intentaba, fun- supone son para beneficio de los alumnos). Como antropóloga no tengo
damentalmente porque me ponía en una situación difícil con respecto ningún problema en hacer esta distinción entre los valores de los chicos
a otros profesores del colegio que cuando oían el jaleo que los chicos y los de los adultos, generalmente identificados con los de los profesores.
provocaban en el pasillo, sin ninguna dificultad les hacían entrar otra Pero en algunas ocasiones era necesario aclarar mi postura con respecto a
vez en la clase. Cada vez que ocurría algo así, los profesores en cuestión las dos al mismo tiempo, y muchas veces en franca contradicción.
mostraban una sorpresa incómoda al verme a mí en la clase porque espe- Sin embargo mis conflictos de intereses más profundos no han te-
raban que, como mínimo, fuera capaz de mantenerlos dentro. Después nido que ver con las diferencias entre las normas de los chicos y las de
de algún tiempo conseguí desarrollar una confianza suficiente para que los profesores, sino con las que había entre ellos mismos. Aquí no podía
su sorpresa no me molestara, de forma que disfrutaba de las ventajas jugar la carta de mi lealtad hacia los estudiantes, puesto que ambas par-
que me proporcionaba mi papel y era capaz de mantenerme en él cuan- tes del conflicto lo eran. En estas ocasiones he pretendido quedarme al
do implicaba consecuencias desagradables. margen, pero no lo he conseguido siempre, especialmente en aquellos
Otro tipo de conflictos me ha resultado más difícil de resolver a tra- casos en los que percibía que se estaban haciendo daño unos a otros.
vés de mi papel ambiguo. Siempre que había un examen, los alumnos El problema es que los chicos se hacen daño continuamente, princi-
esperaban que les «soplara». Esta situación siempre me ha resultado in- palmente porque se trata de adolescentes que están aprendiendo sobre
cómoda y nunca he conseguido encontrar una respuesta satisfactoria. Era los límites y también porque, corno ocurre con cualquier relación entre
consciente siempre de estar «de parte» de los· chicos, pero por otro lado seres humanos, los intereses de unos entran a veces en conflicto con los
no podía poner en peligro mi relación con la profesora._ De manera que de otros y nos hacemos daño mutuamente. En estos casos he sufrido
algunas veces hice lo que los chicos suelen hacer en estas situaciones: so- como persona, pero también como antropóloga, porque sinceramente no
plar cuando la profesora no me veía. Muchas veces he tenido la suerte de sabía qué hacer, echando mano del relativismo cultural en un momento,
no saber las respuestas a las preguntas del examen y en la mayoría de las para tratar de evadir el conflicto al siguiente y meterme de lleno en él
ocasiones, la propia profesora ha resuelto el conflicto: ella misma acaba- usando mis normas personales a continuación. En todos los casos me he
ba cediendo y dándoles las respuestas. Me he sentido cómoda cuando he sentido inconsistente e insatisfecha y el único provecho ha sido conocer-
conseguido que los chicos llegaran a las respuestas con un poco de ayuda me a mí misma y explorar los límites de mi resistencia al sufrimiento.
por mi parte, pero francamente, no ha sido siempre así. El trabajo de campo en general me ha proporcionado suficientes
He tenido muchos menos conflictos personales cuando tenían que ocasiones para sufrir, y no sólo cuando los alumnos se hacían daño unos
ver con otros profesores del colegio, por ejemplo cuando he vagabun- a otros, sino cuando sentía que recibían un golpe más en sus machaca-
deado por los pasillos con algunos alumnos, generalmente alguna chica. das vidas y que ese golpe tenía un efecto inmediato en sus esperanzas.

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

He entendido por qué las chicas que son populares e inteligentes, que CONFLICTOS DE INTERESES ENTRE LOS RESPONSABLES
sienten que valen más fuera de la escuela que dentro, se dedican con DE LAS AULAS DE ENLACE
toda su alma a las fiestas y a ligar, jugando la carta de las relaciones
sentimentales demasiado pronto y demasiado peligrosamente. Ninguno Puesto que el interés central de mi trabajo no eran los chicos, sino qué
de los chicos que he conocido en el Aula de Enlace tenía la ventaja de consecuencias tenía en sus vidas la política de integración que ha puesto
ser tan atractivo y popular, pero les he visto a veces comprender que en marcha la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, mi
les resultaba más fácil encontrar un trabajo, cualquier trabajo, porque trabajo de campo no se limitó al aula, sino que tuvo otro eje cuyo obje-
entendían que iban a valer más así, al menos de momento. tivo principal era entrevistar a las personas de la Comunidad que tenían
Este tipo de situaciones, unido a la ocasión en la que una de las una relación directa con la medida de las Aulas de Enlace, bien porque
chicas de la clase estuvo jugando con el hecho de pertenecer a una hayan sido responsables del diseño o porque su trabajo tuviera que ver
banda latina, han sido las que me han resultado más difíciles en el tra- con la puesta en práctica.
bajo de campo. Y la única forma de soportarlas era volver a mi vida, Al final me ha resultado más difícil entrevistar a estas personas que
pero de esta manera sentía que les estaba fallando a los chicos, porque conseguir un aula para realizar mi trabajo de campo, y mis dificultades
de hecho les estaba fallando. Mi responsabilidad como etnógrafa me se pueden dividir, a grandes rasgos, en dos tipos.
ha permitido estas huidas a cambio de la búsqueda de un tipo de reci- El primer tipo tendría que ver con la gente responsable del progra-
procidad que fuera más allá. ma, generalmente funcionarios públicos de categorías altas, rodeados de
Cuando hablo de reciprocidad me refiero al hecho de devolver a la personal diverso que limita el acceso a ellos. Cuando hablo del personal
gente que involucramos en el trabajo de campo que nos ofrece sus pa- que limita el acceso me refiero a secretarias, porteros y distintos tipos
labras y su afecto gratis, gracias a lo que los antropólogos construimos de asistentes que siempre me indicaban que la persona que yo buscaba
carreras académicas confortables, interesantes y, en mi caso, hasta bien estaba reunida o de viaje, que olvidaban pasar mis mensajes, perdían mis
pagadas. correos electrónicos, los faxes e incluso las cartas que enviaba para
Pero no me estoy refiriendo a los intercambios que ocurren durante solicitar una cita con el funcionario en cuestión. Casi todas estas barre-
el trabajo de campo que, como toda relación social, están basados en ras he conseguido salvarlas gracias a mi perseverancia, pero también al
algún tipo de intercambio: una ayuda extra en la clase, la posibilidad de estatus de investigadora que ,disfruto en el CSIC. Algunas citas me ha
acabar más deprisa los interminables ejercicios gracias a mi ayuda para costado un año y medio conseguirlas, pero finalmente nadie se ha negado
dedicarse a cosas mucho más interesantes como escuchar música, prepa- a concedérmelas. Desgraciadamente nadie me permitió grabar ninguna
rar la próxima fiesta, el próximo modelito o la novedad que introducía de las entrevistas y cuando me han dejado consultar documentos, me han
en la clase mi papel rompiendo un poco la monotonía y el aburrimiento permitido tomar notas, pero no hacer copias.
durante un ratito, algo de información, un favor personal, un contacto, El segundo tipo de dificultades al que me he referido estaba relaciona-
algún libro, etcétera. do con otro tipo de funcionarios y trabajadores, cuyos puestos de trabajo
No me refiero a ninguna de estas cosas que yo he invertido en el in- se encuentran directamente de cara al público y que son los que ponen
tercambio, sino a un marco de referencia distinto en el que nos podamos en práctica las decisiones y las regulaciones que deciden los anteriores.
colocar frente a frente a la gente con la que hacemos trabajó de campo y El acceso a ellos siempre me ha resultado bastante sencillo, pero una vez
que nos enfrente a nuestras diferencias, especialmente cuando pertene- que explicaba los propósitos de mi trabajo, el hecho de pertenecer al
cemos a la misma sociedad, que es siempre el caso, a pesar de lo que las CSIC ha jugado en contra mía, porque invariablemente me referían a sus
circunstancias indiquen. superiores. Este obstáculo tiene que ver con el funcionamiento jerárquico
Pero voy a dejar mi argumentación suspendida en este momento para de la administración, ya que una vez identificado mi «rango» dentro de
retomarla al final del texto, porque me interesa introducir en la escena la estructura, me dirigían a las personas que ellos identificaban como mis
ahora la otra parte de mi trabajo de campo de la que aún no he hablado. interlocutores y hablar directamente con ellos me ha resultado práctica-
Me refiero a mi papel entre las personas que han diseñado y puesto en mente imposible. De alguna forma percibían que su trabajo podría sufrir
marcha el programa de las Aulas de Enlace en la Comunidad de Madrid. si hablaban francamente conmigo, así que nd he insistido. Mi única posi-

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

bilidad ha sido la de conseguir entrevistas informales a través de personas EN BUSCA DE LA RECIPROCIDAD DEL TRABAJO DE CAMPO.
conocidas cuya relación mutua restauraba la confianza, pero incluso en CONCLUSIONES PARA UN DEBATE
estos casos me han prohibido expresamente citar sus palabras.
Mis mayores problemas -o quizá debería decir mis mayores desen- El tema de la reciprocidad ha sido el lugar al que me ha llevado mi
cantos, para ser más exacta- no han sido, sin embargo, las dificultades doble reflexión por ambos caminos, desde la escuela y las personas res-
de acceso ni los retrasos ni los esfuerzos para conseguir una entrevista, ponsables del diseño y la puesta en práctica de la política. Y ha sido la
sino que han estado relacionados con el papel de mi trabajo en relación perspectiva a partir de la que he planteado mis conclusiones 7 •
con el suyo. Corno he dicho anteriormente, siempre me he presentado Linda Tuhivai Smith ha escrito un libro muy provocativo titulado
corno investigadora y, (11 igual que en el colegio, he tratado de explicar el Decolonizing Methodologies (Smith, 1999). Ella se refiere, como maorí,
objetivo de mi investigación, dejándoles impresa una copia de mi memo- a la investigación sobre los maoríes en Nueva Zelanda, pero creo que
ria y de alguna de las publicaciones relacionadas con el terna que hemos sus conclusiones y sus desafíos son muy pertinentes aquí y en cualquier
ido elaborando en este proyecto y en otros anteriores. Además he tenido trabajo de campo, porque siempre trabajamos con personas «nativas»,
un interés especial en aclarar que me hubiera encantado comentar, dis- aunque lo hagamos en nuestras propias sociedades.
cutir, sugerir en materia de política de integración escolar y de hacerles Ella afirma y argumenta de manera agresiva, pero clara, y precisa
llegar nuestras conclusiones. Estas ofertas han sido bienvenidas siempre lo siguiente:
con buenas palabras, pero nada más que eso: nunca me han llamado ni
La investigación no es un ejercicio académico inocente y distante, sino
han mostrado ningún interés por el trabajo que yo o el resto del equi~
una actividad en la que hay mucho en juego porque tiene lugar en unas
po realizaba. Me daba la impresión de que lo mejor que podía hace~ condiciones sociales y políticas determinadas (Smith, 1999: 5).
era molestar lo menos posible e interferir en su trabajo y sus rutinas de la
forma menos intrusiva y más corta. Y un poco más adelante:
Después de este silencio y de otras experiencias desagradables a tra-
vés de otros proyectos, mis ya bajas expectativas sobre el efecto de la Existen varios modos de dar a conocer el conocimiento y asegurarse que
investigación en el diseño o reformulación de la política de integración la investigación llega a las personas que han ayudado a que ésta sea posi-
educativa han sido borradas de un plumazo. Quizá la causa tenga que ver ble. Dos de ellas, no muy utilizadas por la investigación científica, tienen
con el hecho de haberme comportado de una manera demasiado nai've, que ver con el hecho de «rendir cuentas» a y compartir el conocimiento
pero también puede deberse a la arrogancia de pensar que, corno inves- con la gente. Estas dos posibilidades tienen que ver directamente con el
tigadora, tengo algo que decir a la sociedad y que la sociedad tiene el principio de reciprocidad y de retroalimentación (Smith, 1999: 15).
deber de escucharme. En todo caso, creo que puede resultar interesante
partir de esta experiencia para ofrecer algunas preguntas para la discu- Mi propio trabajo de campo ha sido posible gracias a tres grupos
sión: ¿cuál es el papel de una investigadora pagada por el Estado, corno de gente, los encargados del diseño y la puesta en marcha de la medida
es mi caso?, ¿cuáles son mis responsabilidades con respecto a la sociedad políti~a, los profesores y los alumnos. Y para seguir este consejo, debo
en general y a la gente con la que trabajo en particular?, ¿para qué sirve <<rend1r cuentas» a y «compartir mi conocimiento» con todos ellos.
llevar a cabo un trabajo de diseño antropológico sobre la puesta en mar- En el caso de los profesores mi respuesta ha sido incluirles como
cha de una medida de política pública?, ¿solamente para publicar trabajos socios en una red europea sobre Educación Intercultural financiada por
académicos y que mi carrera individual se beneficie con ellos? la Unión Europea8 • El objetivo de esta red es trabajar juntos para hacer
Todas estas cuestiones me vuelven a enfrentar directamente con el propuestas de innovación en educación a través de la puesta en marcha
tema de la reciprocidad. Me gustaría terminar mi argumentación ha-
ciendo un planteamiento final de mi trabajo desde esta perspectiva de
7. No voy a tratar aquí las conclusiones, ya que el objetivo del presente trabajo es
modo que sirva para abrir uha reflexión. un análisis de las implicaciones éticas de mi investigación.
8 .. INTER Network, financiada por el Programa Comenius, actualmente en curso
(http://mternetwork.up.pt/).

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MARGARITA DEL OLMO REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ESCUELA

de la Educación Intercultural en las escuelas de los países participantes. plantear las preguntas que hemos elegido a través de la investigación.
En este marco, las profesoras del Aula de Enlace con las que he trabaja- Creo que el tipo de trabajo que realizamos no es adecuado para REPRE-
do y la institución a la que pertenece el colegio participan como socios. SENTAR, pero resulta una herramienta excelente para documentar cómo
La red les proporciona los fondos necesarios para establecer los marcos vive la gente sus vidas diariamente y, como tal, personalmente me ha
en los que podemos discutir, compartir y contradecir nuestras ideas con proporcionado una ventana privilegiada para analizar cómo afectan
respecto a cómo debe atenderse la diversidad en la escuela. Y lo hace- las políticas a los recursos que las personas tienen al alcance para to-
mos como socios de igual derecho, evitando la relación desigual que mar decisiones a la hora de conseguir lograr sus expectativas. Estas
toda investigación establece entre el investigador y el investigado. expectativas se encuentran, a la vez, afectadas por las percepciones
Con respecto al grupo de personas responsable del diseño y la pues- que la gente tiene acerca de lo que la sociedad presenta como deseable
ta en marcha de la medida política, estamos preparando la organización y no deseable.
de una reunión en el marco del proyecto en e1 que he realizado la in- En términos de reciprocidad lo que creo que puedo ofrecer a los
vestigación9, en la que podamos presentar nuestras conclusiones de una studiantes (a esta vaga categoría etnográfica de estudiante) y también
forma sintética, clara y sencilla, en un formato que esperamos sea de 1os profesores, es un análisis detallado de lo que la medida política
interés. El objetivo de esta reunión es doble. Por un lado presentar las ·Jmete y lo que realmente proporciona, y el porqué de estas diferen-
respuestas a NUESTRAS preguntas, pero por otro, pedirles que compartan Cias. Ello implica un proceso de reconocimiento, explicación y análisis
las SUYAS. De esta manera pretendemos provocar un interés que ha pro- de los mecanismos que están actuando en contra de la promesa. O para
bado ser muy escurridizo durante mi trabajo de campo. decirlo de una manera sencilla, lo que trato de explicar con mi trabajo
Pero mi mayor deuda la he contraído con los chicos y chicas de la es por qué uno no puede conseguir el premio a pesar de haber seguido
clase. Y esta deuda es la más fácil de reconocer y la más difícil de pagar. todas las reglas del juego.
Es probable que a la mayoría de ellos no la vuelva a ver. Algunos han En otras palabras, para resumir en una frase las conclusiones de
vuelto a sus países de origen, muchos se ha marchado del colegio y todos mi trabajo, lo que éste pretende argumentar es por qué precisamente
han dejado ya el Aula de Enlace. Por este motivo, mi única posibilidad los estudiantes inmigrantes que se incorporan al sistema escolar de la
es pensar en los chicos de una forma genérica: como una categoría me- Comunidad de Madrid con los niveles académicos más altos, los que
tafórica elaborada a través de la ficción etnográfica y construida a partir trabajan más duro, los que cqentan con las expectativas más ambiciosas,
de unos retales que representan los alumnos y alumnas que estuvieron que aprenden castellano rápidamente y cumplen todas las normas que
en el Aula de Enlace y, por casualidad, se cruzaron conmigo. establece la medida política, no pueden alcanzar sus objetivos en igual-
Ni siquiera de alguna manera representan la totalidad de los alum- dad de condiciones con respecto al resto de los estudiantes, a pesar de
nos que ha pasado por un Aula de Enlace, de la misma forma que un que las aulas de Enlace tienen precisamente ese objetivo.
trabajo etnográfico, como método cualitativo, no ha sido diseñado con De esta forma trato de transformar mi trabajo en una etnografía crí-
una pretensión de representatividad 10 • Los etnógrafos estamos acos- tica, que ha sido definida en un libro que lleva este mismo título como
tumbrados a esta limitación y hemos aprendido a vivir con la inco- «Una etnografía convencional con una propuesta política» (Madison,
modidad de sus inevitables consecuencias. Pero, de todas formas, la 2005: 1). Y que más adelante aclara:
gente con la que trabajamos FORi\1A PARTE del grupo de población que
nos interesa y su comportamiento es suficientemente SIGNIFICATIVO para La etnografía crítica comienza con la responsabilidad ética de enfrentar-
se a un problema injusto en un dominio particular de la vida (Madison,
2005: 5).
9. Un proyecto I + D del Ministerio de Educación y Ciencia titulado «Estrategias de
participación y prevención de racismo en las escuelas II», citado al principio de este trabajo. Me gustaría concluir citando unas recomendaciones de esta misma
10. He discutido esta cuestión en el Seminario Anthropology in the City: Methods, autora. Con ellas mi pretensión es hacer una contribución concreta al
Methodology and Theory que se celebró en el Departamento de Antropología de la Lon-
don School of Economics en septiembre de 2008, citado al principio de este texto. El
debate sobre ética:
trabajo resultante de la reunión se publicará en un libro que está en preparación.

90 91
MARGARITA DEL OLMO

• ¿Cómo podríamos ser capaces de reflexionar y evaluar nuestro ob-


jetivo, nuestras intenciqnes y nuestro marco de referencia como in-
vestigadores? '
• ¿Cómo podríamos predecir las consecuencias de nuestro trabajo y
evaluar nuestra capacidad potencial de producir daño?
ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN:
• ¿cómo podríamos crear y mantener un diálogo de colaboración con-
LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA~~
tinua en nuestra investigación entre nosotros mismos como investi-
gadores y los otros como sujetos de estudio?
Diana Marre
• ¿En qué sentido es relevante nuestra historia específica con respecto
al significado más amplio y a la actividad general de la condición Universidad Autónoma de Barcelona
humana?
• ¿cómo puede contribuir nuestro trabajo de manera más significati-
va a la equidad, a la libertad y a la justicia en términos de en qué
lugar y con qué propuesta de intervención? (Madison, 2005: 4).

En la introducción del libro The Ethics of Anthropology: Debates and Di-


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS lemmas publicado en 2003, su editora, la antropóloga británica P. Caplan
(2003), señalaba que en los años precedentes, especialmente desd~ 1997,
American Anthropological Association (AAA), 1998, Code of Ethics of the Ame- se había producido una «explosión discursiva» sobre aspectos éticos en
rican Anthropological Association (Approved ]une 1998), http://www.aaa-
Occidente en diferentes ámbitos de la sociedad: la política, los gobiernos,
net.org/committees/ethics/ethcode.htm (última visita 29 de abril de 2009).
Anuario estadístico 2007, Madrid, Ayuntamiento de Madrid. la economía, la educación, la universidad, la academia y las ciencias, la
Consejería de Educación, 2007, Centros docentes de la DAT de Madrid capital antropología entre ellas (Caplan, 2003: 1-3 ).
con Aula de Enlace. Curso 2007-2008 (información a 17 de diciembre de Una «explosión discursiva» que se ha incrementado durante 2008
2007). Documento accesible en la página oficial del Programa «Escuelas de y 2009 en diferentes ámbitos: económico (con la crisis vinculada. al
Bienvenida», y actualizado anualmente (http://www.madrid.org/dat_capi- crédito y a los «activos tóxicos» pero, sobre todo, a las remuneracw-
tal/bienvenida/ae.htm). nes percibidas por quienes se dedicaban a ello), político (por las causas
Del Olmo, M., 2007, «La articulación de la diversidad en la escuela. Un proyec- que llevaron a las guerras de Mganistán y, sobre todo, de Iraq, pero,
to de investigación en curso sobre las 'Aulas de Enlace'», Revista de Dialec- también por el conocimiento del uso indebido de dinero público por
tología y Tradiciones Populares, Madrid, CSIC, 62/1: 187-203. parte d; parlamentarios británicos que condujo a la primera dimisión
Del Olmo, M., 2009, «Un análisis crítico de las Aulas de Enlace como medida
de un presidente del Parlamento en los trescientos últimos años, por no
de integración», en M. Fernández Montes y W. Müllauer-Seichter (eds.), La
integración a debate, Madrid, Pearson: 170-181. mencionar los distintos procesos judiciales en que se hallan inmersas
Goslinga, G. y F. Geyla, 2007, «Foreword: In the Shadows: Anthropological distintas figuras públicas españolas) y religioso (por la difusión de los
Encounters with Modernity», en A. Malean y A. Leibing (eds.), The Sha-
dow Side of Fieldwork. Exploring the Blurred Borders between Ethnography
and Life, Malden, MA, Blackwell Publishing: xi-xviii.
Madison, D. S., 2005, Critica! Ethnography. Method, Ethics, and Performance, Este artículo se realizó en el marco del proyecto de investigación «Adopción
Thousand Oaks, CA, Sage. Internacional' y Nacional: perspectivas interdisciplinares y comparativas» (MICINNC-
O'Reilly, K., 2005, Ethnographic Methods, Londres-Nueva York: Routledge. S02009-1463-C03-01) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y del que
Smith, L. T., 1999, Decolonizing Methodologies. Research andlndigenous Peoples, soy IP. Agradezco a Margarita del Olmo Pintado la invitación a participar en el sem~nar~o
Londres-Nueva York/Dunedin, Zed Books-University of Otago Press. sobre «Cuestiones de ética en antropología» y en esta publicación, su enorme pae1enc1a
hacia mis dudas y demoras a la hora de terminar este capítulo, así como la detenida lectu-
ra y sugerencias realizadas sobre el mismo.

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

resultados de diez años de investigación sobre los abusos a menores un breve recorrido por los cambios que han tenido lugar en la repro-
cometidos en Irlanda [El País, 3 de junio de 2009; El Periódico, 21 de ducción en España, que la han convertido en uno de los primeros países
mayo de 2009 y 3 de junio de 2009] por miembros e instituciones de la del mundo en procesos de reproducción asistida y adopción transnacio-
iglesia católica, similares a casos denunciados también en Italia Estados nal. Finalmente, procuraré responder -o. agregar más preguntas- a
Unidos o Australia). ' aquella que según Caplan (2003) resume la relación entre antropología
Des.~e la. pers~ectiva de Caplan, en el caso de la antropología, la y ética: ¿para qué y/o para quién es la antropología?
«exploswn discursiva» relacionada con lo ético no tuvo que ver tanto
con la gestación, aceptación y adscripción a un código ético, inherente
a toda ciencia (no sólo las ciencias sociales), sino más bien con el hecho ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA
d__e ~ue la étic~ está en el centro o en el corazón de la disciplina antropo-
logica, e~ decir, en las premisas con las que operan quienes la practican, Cuando en 1959 se publicó uno de los primeros libros sobre antropo-
en su ~pistem~logía, teoría y prácticas; es decir, en todo eso que podría logía y ética (Edel y Edel, 1968 [1959]), los autores, una pareja com-
resumirse en cpara qué y/o para quién se hace antropología? Y en ese puesta por un filósofo y una antropóloga, dedicaron el primer capítulo
sentido, ¿necesita la ética de la disciplina ser repensada cada tan~o tiem- a «definir el campo».
po porque cambian las condiciones de la existencia y el quehacer de la Señalaron que la colaboración entre ambas disciplinas hasta entonces
propia disciplina? y/o ¿¡a ética es algo que depende de los diferentes había sido escasa, en la medida en que la filosofía se ocupaba de lo «que
contextos en que se hace antropología? (Caplan, 2003: 3). debería ser», mientras que la antropología se ocupaba de lo «que es» y, si
Como ~n intento de respuesta a esas preguntas y a lo que podría bien era cierto que muchos de los datos etnográficos tenían una relación
estar su~ediendo en la disciplina en España -reducción de los puestos estrecha con reglas o actitudes morales, o con sanciones y justificaciones,
de trabaJo en las universidades e ingreso de antropólogos y antropólogas o con la forma en que la moral opera en relación con la vida cotidiana,
a otros ámbitos del mercado laboral, creación del Colegio Profesional pocas veces se había tenido en cuenta su relación con la ética en el ámbito
aprobación del grado en Antropología, incremento de auditorías y con~ de la antropología.
trol de calidad de las tareas inherentes a la profesión en el ámbito univer- Una afirmación que los autores constataron a través de la revisión
sitario, ent~e otras-, de lo cual, el presente libro podría ser un ejemplo, del índice general de American Anthropologist en el que durante el pe-
hace tres decadas G. Appell (1978: 1, citado por Caplan, 2003: 5) señaló ríodo comprendido entre 1SS8 y 1938 sólo hallaron cuatro referencias
que es precisamente cuando los límites de una disciplina se redefinen a artículos sobre moral o ética. Esta tendencia se modificó entre 1938
cuando los discursos éticos se incrementan. Es decir, que los debates en y 1958 en que percibieron un mayor interés por cuestiones de ética a
torno a la ética son parte del camino a través del cual quienes hacen an- través de temas vinculados a la conciencia y la culpa, a objetivos y valo-
tropología procuran constituirse como una comunidad moral. res, o en torno a las ideas de justicia o de relativismo ético (Edel y Edel,
Escribir sobre antropología, reproducción y ética no es tarea sencilla. 1968 [1959]: 4).
Los antec~~entes con los que es posible dialogar sobre antropología y La necesidad de «definir o acotar el campo», en relación no tanto
reproduccwn, antropología y ética o reproducción y ética son escasos. con la antropología sino más bien con la ética, es decir, con qué enten-
Sobre an:rop?logía, re~roducción y ética es imposible porque los ejem- dían por ética y qué la diferenciaba de conceptos cercanos como moral,
plos son Inexistentes. Sm embargo, al mismo tiempo que considero que virtud, derecho, bondad, personalidad, pecado,· sensación o, incluso,
no es una tarea sencilla, probablemente por eso mismo, creo que es im- conciencia, culpa o vergüenza (Edel y Edel, 1968 [1959]: 4) se vincu-
prescindible, al menos, intentarlo. Y eso es lo que me propongo hacer en laba, entre otras cosas, a la necesidad y dificultad de diferenciar ética y
este trabajo: abordar el tema, al tiempo que reclamar su inclusión no sólo moral, algo que continúa sucediendo en la mayor parte de los trabajos
en la agen~a de la d~s.ciplina sino también en la de las prácticas sociales y sobre antropología y ética.
las regu]acwnes pohticas de las «nuevas» formas de reproducción. En aquel trabajo pionero de 1959, esa dificultad quedó evidenciada
Comenzaré reseñando brevemente los antecedentes existentes so- en su título Anthropology and Ethics. The Quest for Moral Understan-
bre ética y antropología, antropología y reproducción, para hacer luego ding (Edel y Edel, 1968 [1959]) y, de algul)a manera, a lo largo de todo

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

el texto en el que los conceptos y su carga semántica se superponen civiles. En 1968, la publicación académica norteamericana Current An-
permanentemente. Una difiFultad que, como los propios autores mani- thropology abordó el papel de la ética en antropología a través de tres ar-
festaron, también se vinculaba al hecho de que si bien todos sabemos tículos reunidos bajo el título «Simposio sobre Responsabilidad». En con-
qué estamos diciendo cuando hablamos de moralidad, no nos ocurre lo junto, los textos analizaban la responsabilidad de los científicos sociales,
mismo cuando observamos otras culturas o sociedades o cuando hace- particularmente los antropólogos y antropólogas, el estatus de ciencia y
mos trabajos comparativos. Es decir, cómo estar seguros de que lo que objetividad para la antropología, la antropología como consecuencia del
tenemos en mente es lo mismo que tienen otras personas o que hemos colonialismo, la relevancia de la misma en un mundo rápidamente cam-
comprendido bien lo que traducimos en términos de moral familiar o, biante y cómo desarrollarla relevantemente, si el trabajo de campo debe-
lo que es lo mismo, a través de qué señal conoceríamos «lo moral» (Edel ría ser realizado fuera o dentro de la propia cultura, así como la naturale-
y Edel, 1968 [1959]: 7). za del compromiso de los profesionales de la antropología hacia la propia
Casi cuarenta años después, Caplan (2003) señaló que si bien ética disciplina, la gente estudiada y los estudiantes (Caplan, 2003: 5-6).
y moralidad son dos palabras que se utilizan frecuentemente de mane- Por lo que respecta a Gran Bretaña, si bien la reflexión fue más abun-
ra intercambiable, hay quienes las diferencian. Por ejemplo, el filósofo dante en la sociología que en la antropología, el antropólogo J. Barnes
Williams (1985, citado por Laidlaw, 2002: 316, a quien cita Caplan, publicó su primer trabajo sobre el tema en 1963 (Barnes, 1963). En
2003: 3) señaló que la ética es cualquier respuesta a la pregunta ¿cómo él analizaba en qué medida los parámetros de la antropología estaban
debería uno vivir?, mientras que la moral supondría un tipo de contes- cambiando rápidamente en el contexto de la descolonización, así como
tación que incluiría obligaciones morales, tales como reglas, derechos, el papel del anonimato, el consentimiento informado y la ética de la
deberes, órdenes y culpas. Por otro lado, Pels (1999, citado por Caplan, publicación, para señalar la dificultad de separar ética de política y re-
2003: 3) ha señalado que la palabra éticaz tiene un «significado vacío~> clamar la redacción de un código ético profesional para la antropología
que puede ser utilizado casi para cualquier cosa. Finalmente, Caplan británica que al menos recordarse a los etnógrafos que estos problemas
concuerda con Lévi-Strauss (citado por Shore, 1999: 124, citado por deben ser resueltos y no pueden ser ignorados (Sjoberg, 1967: 211,
Caplan, 2003: 4) en que la ética, tanto sus códigos como los debates citado por Caplan, 2003: 6-7).
que la rodean, son «algo bueno con que pensar» porque esos pensa-
mientos informarán nuestras prácticas profesionales. Antropología y ética en la década de los setenta
Aunque no tengo la intención de realizar un estado de la cuestión
sobre antropología y ética, ni tampoco una historia de la relación entre La década de los setenta se caracterizó por las propuestas de reinven-
ambas\ sí quisiera, aun a costa de reconocer que se trata de una perio- ción de la antropología a ambos lados del Atlántico. De acuerdo con
dización basada en la antropología británica y norteamericana, siguien- Caplan (2003: 7-11), cuatro libros compuestos por un conjunto de ar-
do a Caplan (2003), reseñar brevemente los distintos momentos por tículos publicados durante la década -dos en Estados Unidos (Hymes,
los que ha pasado la relación entre antropología y ética en las últimas 1972) y Berreman (1981), uno en Gran Bretaña (Asad, 1973) y uno en
décadas, sobre todo para conseguir una mejor ubicación del momento los Países Bajos (Huizer y Mannheim, 1979) reflexionaron y propusie-
en que se encuentra actualmente. ron formas de «reinvención» o «revisión» de la antropología desde una
perspectiva ética.
Antropología y ética en la década de los sesenta Para varios de los dieciséis contribuyentes reunidos en el libro de
Hymes (1972), Reinventing Anthropology, esa reinvención era -o de-
En la década de los sesenta se produjo el final del imperio colonial bri- bía ser- tanto un proyecto personal como disciplinario, en el que la
tánico en África, mientras que Estados Unidos estaba inmerso en una ética debía responder al deseo de relacionar la antropología con el in-
guerra en el Sudeste asiático y en movimientos internos sobre derechos cremento del bienestar de la humanidad.
Berreman (1981) -uno de los autores de los tres artículos publica-
1. Para un estado de la cuestión sobre el tema ver Milis (2003); Caplan (2003: 28, dos en Current Anthropology en 1968-, si bien publicó un libro en los
n. 5); Evens (2008). ochenta, lo hizo con artículos escritos en los setenta en los que argumen-

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

taba reiteradamente que la responsabilidad social y la ética profesional difusión en Signs en Estados Unidos y en Feminist Review y Women~s
constituían una obligación moral para quienes ejercían la disciplina con Studies International Quarterly en Gran Bretaña. Se ocupó de diversos
el objetivo de crear una ciencia social honesta y humana, capaz de so- temas relacionados con la ética en antropología, pero lo más signifi-
meterse constantemente a la crítica de aquellos a quienes estudiaban, cativo fue su propuesta de análisis de las relaciones de poder entre
sus colegas y los estudiantes. investigadores e investigados y lo relacionado con la «teoría del posi-
Para los autores, mayoritariamente británicos, reunidos en el libro cionamiento» -el standpoint-, es decir, el lugar desde el cual se hace
de Asad (1973 ), la raíz de los problemas de la antropología estaba en etnografía.
que aún no había sido capaz de analizar profundamente su relación con El postmodernismo, por su parte, tuvo su máxima expresión en la
el colonialismo y se preguntaban hasta qué punto éste había ·afectado antropología de los ochenta en el libro de Clifford y Marcus (Clifford
su desarrollo. y Marcus, 1986) Writing Culture dedicado a cuestionar «quién es el
El más radical de los análisis fue la colección de artículos reunidos en autor» y «quién es la audiencia» de los trabajos antropológicos. En la
el libro de Huizer y Mannheim (1979), uno de los productos del Congre- misma línea de p~nsamiento, el postmodernismo también reclamó para
so de la Jnternational Union of Anthropological and Ethnological Scien- la antropología mirar(se) (desde) su propio bagaje cultural, así como el
ces (IUAES) de 1973. En la introducción, Huizer señaló que si bien los análisis de los efectos que había producido sobre las sociedades estudia-
debates políticos recientes se habían centrado en la «cuestión ética», él das, en lo que coincidía con el feminismo. Otros/as, sin embargo, seña-
creía que era más importante preguntarse al servicio de quién o cuál es, laron que mientras el feminismo contribuía a señalar que había grupos a
realmente, la función de la antropología o su propósito y cuál su utilidad los que escuchar -mujeres, minorías étnicas o sociedades coloniales-,
para la gente investigada. Para ello proponía una «antropología de la libe- el postmodernismo parecía negar la importancia de la ética a cambio
ración» (Huizer, 1979: 5, citado por Caplan, 2003: 10), renombrada por de un relativismo que desdibujaba el centro o el discurso autoritario al
él mismo en uno de los artículos del libro como «antropología acción», a que oponerse.
través de la «visión desde abajo» que proporciona la discusión en peque- En la década de los ochenta, una de las más prolíficas en cuanto a
ños grupos para hallar soluciones a través de la participación de la gente producción sobre antropología y ética, se produjo un cambio en la pro-
estudiada (Huizer, 1979: 406, citado por Caplan, 2003: 10). fesión, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, a partir de la
Por último, hacia el final de la década de los setenta se produje- insuficiencia de puestos de trabajo en el ámbito académico que resultó
ron dos hitos influyentes para la relación entre antropología y ética: en un mayor número de antropólogos y antropólogas trabajando en el
la publicación de Orientalism de Edward Said (1990), a partir del cual campo de la «antropología aplicada», lo que ha empezado a suceder en
los antropólogos y antropólogas nunca más pudieron volver a escribir España recientemente.
sobre el resto del mundo sin temor a ser acusados/as de alguna forma Paul Stirling lideró en Gran Bretaña el movimiento GAPP (Group
de «orientalismo» y el surgimiento de la crítica feminista, que no sólo for Anthropology in Policy and Practice) que respondió a la antropolo-
llamó la atención sobre la desviación masculina de la antropología, sino gía social británica, argumentando que la antropología aplicada tenía un
que también sugirió nuevos paradigmas que impidieron volver a anali- estatus de segunda clase y proponiendo a antropólogos y antropólogas
zar la humanidad a través del estándar único masculino. que dejasen de ser «mandarines» para convertirse en «misioneros» que
emplean las herramientas de la disciplina para beneficio de la humanidad.
Antropología y ética en la década de los ochenta En la misma línea, en un artículo de 1984, Akeroyd reclamó, como antes
lo habían hecho Appell (1978) y Barnes (1963), que la antropología tenía
La relación entre antropología y ética en la década de los ochenta estuvo que desarrollarse con compromiso ético e intelectual.
caracterizada, según Caplan (2003: 12-16), por el creciente impacto del
feminismo, el surgimiento del postmodernismo y una presencia laboral Antropología y ética en la década de los noventa
creciente de antropólogos y antropólogas fuera de la academia.
Si bien surgió durante los setenta, el feminismo maduró teórica- La relación entre antropología y ética en la década de los noventa es-
mente en la década de los ochenta y tuvo sus principales órganos de tuvo caracterizada, desde la perspectiva de Caplan (2003: 16-19), por

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D lANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

el surgimiento en Europa de lo que se ha denominado «identidades po- reservaba la «observación» para las ciencias naturales. Al mismo tiempo,
líticas», de más larga tradi<;?ión en Estados Unidos, acompañado de la consideraba que, el hecho de no involucrarse, constituía en sí mismo
importancia creciente de un discurso sobre derechos humanos, el cre- una posición moral y un tipo de «ética» (Scheper-Hughes, 1995: 419).
cimiento de la globalización y los cambios profundos acometidos en las Un debate, el de 1995, en el que resonaban los de la década de 1960 re-
institucíones occidentales de educación superior a partir del impacto de lacionados con la base del conocimiento y la posición de antropólogos
lo que se ha denominado «nuevas formas de conducción o gerencialis- y antropólogas.
mo» y la denominada «cultura de la auditoría». También durante la década de 1990, en diversos lugares, pero funda-
Las políticas identitarias en Europa emergieron como resultado de mentalmente en Gran Bretaña y Estados Unidos, se produjo una institu-
la caída del muro de Berlín en 1989, produciendo en algunos casos cionalización de las auditorías, inspecciones, controles de calidad, selec-
conflictos violentos como la guerra en los Balcanes entre 1991 y 1995 tividad de las. investigaciones y revisiones de la docencia en la educación
o el genocidio de Ruanda de 1994, por no mencionar los conflictos ét- superior, con el objeto de asegurar los estándares y la «transparencia».
nicos e identitarios de «baja intensidad» existentes en diferentes países Algunos profesionales definieron al proceso como una forma de «auditar
europeos, España incluida. las culturas» a través de principios éticos, entre ellos M. Strathern quien
Paralelamente, los discursos sobre los derechos humanos tuvieron reunió los artículos de doce autores en un volumen editado en 2000
un desarrollo creciente que para la antropología plantearon el grave al que tituló Audit Cultures. Anthropological Studies in Accountability~
problema de la pretendida universalidad, convirtiéndolos en un impe- Ethics and the Academy (Strathern, 2000).
rativo categórico que chocaba con el hecho de que la «antropología
procura comprender el contexto de los intereses locales» (Hastrup y Antropología y ética en los inicios del siglo XXI
Elsass, 1990: 301, citado por Caplan, 200'3: 16).
A mediados de la década de los noventa, Current Anthropology publi- La década del2000, según Caplan (2003: 20), con el11S, el 7J y el 11M,
có el debate «Objectivity and Militancy: A Debate» integrado por el artí- la guerra en Mganistán e Iraq, el interminable conflicto palestino-israelí
culo de Roy D'Andrade, «Moral Models in Anthropology» (D' Andrade, y los conflictos latentes en Irán y Corea del Norte, plantea una situacíón
1995), y el de N. Scheper-Hughes, «The Primacy of the Ethical. Propo- similar a la de los años sesenta cuando Estados Unidos y Gran Bretaña
sition for a Militant Anthropology» (Scheper-Hughes, 1995), sobre an- estaban involucrados en diversas guerras en los lugares más remotos del
tropología, «objetividad» y «ética o moral», con comentarios de Vincent planeta, en relación con los cuales, la antropología no se distinguió ni por
Capranzano, J onathan Friedman, Marvin Harris, Adam Kuper, Laura la abundancia ni por la intensidad de sus intervenciones y opiniones.
Nader, Tim O'Meara, Aihwa Ong, Paul Rabinow, y réplica de D'Andrade Para exhortar a sus miembros a actuar como intelectuales públicos,
y Scheper-Hughes. la Asociación Americana de Antropología propuso en 1971 los Princi-
Desde la perspectiva de Scheper-Hughes, el rol de antropóloga y el pies of Professional Responsability que, en líneas generales, se resumían
de companheira no son incompatibles, sino todo lo contrario. Para fun- en lo señalado por N. Chomsky sobre que los intelectuales tienen la
damentarlo comparó la antropología realizada en Est::~.dos Unidos y el responsabilidad de «hablar de la verdad y de las mentiras» (Chomsky,
Reino Unido con la que se ha hecho en América Latina, Italia o Francia, 1969: 325, citado por Caplan, 2003: 21).
donde antropólogos y antropólogas se comunican con «la polis» y «el pú- Sin embargo, decidir qué es verdad y qué es mentira, al igual que
blico», y donde la antropología activa y comprometida políticamente es reconocer qué es o no ético en términos de la sociedad y de la cultura
percibida de una forma menos negativa. Por ello, Scheper-Hughes señala- en la que se trabaja, y no de la ética personal, sigue siendo lo suficiente-
ba que dados los «tiempos peligrosos» que se viven, lo mejor es compro- mente complejo como para dificultar acuerdos mínimos.
meterse y practicar una etnografía «suficientemente buena» que incluya
reconocer -en el sentido de dar reconocimiento- a nuestros sujetos. ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN
La antropología, según Scheper-Hughes, debería insistir en una ex-
plícita orientación hacia «el otro», lo que requiere «testificar» o «atesti- Muchos autores coinciden en señalar que la adopción ha tenido, tradi-
guar» vinculando a la antropología con la filosofía moral, mientras que cionalmente, un rol periférico dentro de la antropología (Bowie, 2004;

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Goody, 1969; .Howell, 2006; Terrell y Modell, 1994) con escasa inves- cuentan las familias que no pueden concebir «normalmente» para re-
tigación directamente relacionada con el tema, a pesar de la existencia producirse (Howell y Marre, 2006). No es el caso de España, cuya ley
de numerosas referencias a diversas formas de adopción y/o acogimien- de Adopción Internacional (54/2007) es, probablemente, la más inclu-
to en etnografías y monografías sobre diferentes culturas alrededor del siva del mundo occidental en la actualidad según la cual, cualquier per-
mundo. Se trata de una escasez, que se convierte prácticamente en au- sona puede adoptar si ha sido evaluada como apta para convertirse en
sencia hasta los primeros años del siglo xxr, si nos referimos más espe- padre o madre adoptiva, lo que sucede en aproximadamente el98% de
cíficamente a la adopción transnacional. las solicitudes en primera instancia y en la casi totalidad en la instancia
Una ausencia incomprensible si se tiene en cuenta que desde la adop- de apelación o en sede judicial.
ción pueden analizarse los sistemas de parentesco, los mecanismos de M. Inhorn y Birenbaum-Carmeli (2008) han señalado que entre los
movilidad social o las formas de transmisión de la propiedad (Terrell y hallazgos de la antropología sobre las consecuencias de la utilización
Modell, 1994). Un tema que, además, enraíza con conceptos centrales deJas tecnologías de reproducción asistida en los últimos treinta años,
de la antropología social y cultural como el de persona, familia, infan- está el hecho de- que su sola existencia ha servido, hasta cierto punto,
cia, raza, etnicidad, clase, nación, identidad o pertenencia. para marginar formas alternativas de constitución de familias a través
Hay quienes han vinculado esa escasez y/o ausencia al declive que de la adopción, en la medida en que las tecnologías de reproducción
tuvieron los estudios sobre parentesco durante la década de 1980, debido asistida se han convertido para el parentesco euro-norteamericano de
a cierta forma de disolución de las fronteras que hasta entonces habían base biogenética en la «solución natural» a la infertilidad (Inhorn y Bi-
definido estrictamente los campos de estudio de la antropología social en renbaum-Carmeli, 2008: 182).
económico, político, religioso y de parentesco (Carsten, 2000). Asimismo, señalan las autoras, las tecnologías de reproducción asis-
Un declive en los estudios de parentesco que había sido precedido tida han contribuido a una pluralización de las nociones de vinculacio-
de una larga década de 1970, iniciada por el trabajo de D. M. Schneider nes de parentesco (relatedness), así como a una noción más dinámica de
(1980 [1968]) y la primera traducción al inglés de la obra de C. Lévi- «emparentamiento» (kinning) (Howell, 2003 y 2006) y del parentesco
Strauss sobre parentesco (Lévi-Strauss, 1969 [1949]), seguidas de una como algo en construcción antes que naturalmente dado. De hecho, las
singular producción bibliográfica sobre el tema, cuya intensidad y exten- tecnologías de reproducción asistida también han introducido la ambi-
sión pareciera haber cerrado también Schneider con su trabajo de 1984 güedad y la incertidumbre ep las relaciones de parentesco, incluidas las
(Schneider, 1984). categorías fundamentales de maternidad y paternidad (Collard y De
Se trata de un declive de una década, cuyo final comenzó con las obras Parseval, 2007) a través de la incorporación de un amplio conjunto
de F. Ginsburg y R. Rapp (1991), M. Strathern (1992) y M. Bouquet de casi, semi o pseudo formas biológicas de parentesco (Inhorn y Bi-
(1993) tras las cuales, la revitalización de los estudios sobre parentesco en renbaum-Carmeli, 2008: 182).
antropología se debió, en gran parte, a las «nuevas» formas de parentesco Las tecnologías de reproducción asistida han contribuido signifi-
y familias emergentes de la expansión de las nuevas técnicas de reproduc- cativamente también a diferenciar las distintas etapas y actores que
ción asistida, junto a las que o en el contexto de las cuales debe, desde intervienen en la producción de un hijo o hija. Una diferenciación a
mi perspectiva, analizarse la expansión de la adopción transnacional en la que también ha contribuido la maternidad subrogada al «cuestio-
España desde mediados de la década de 1990. nar» el indisoluble vínculo que une a una madre con su hijo o hija,
Durante esa década, muchos países europeos occidentales modifi- deconstruyendo «la» maternidad en diversas maternidades: genética,
caron sus leyes de reproducción asistida para incluir diversas formas de nacimiento, adoptiva y subrogada, e incluyendo la probable exis-
de reproducción: con material donado, subrogada (conocida también tencia de varias madres «biológicas» para un solo hijo o hija (Inhorn
como alquiler de vientres) y «otras formas de parentalidad social recons- y Birenbaum-Carmeli, 2008: 182). Sin embargo, el hecho de que la
tituida» (Akker, 2001). Como consecuencia de ello, en algunos de esos maternidad subrogada no haya sido reconocida legalmente en muchos
países, Noruega entre otros, las nuevas tecnologías de reproducción y países del mundo, europeos incluidos (España entre ellos), y los di-
la adopción transnacional son consideradas ambas formas de repro- versos casos judiciales a que ha dado origen, dan cuenta de la difícil
ducción asistida, en la medida en que constituyen las opciones con que aceptación que tiene toda forma de maternidad múltiple o pluri- o

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comaternaje (Collard y De Parseval, 2007; Inhorn y Birenbaum-Car- ción entre donantes y receptora asignándoles la responsabilidad en la
meli, 2008: 182). elección de donantes para que garanticen la máxima similitud fenotí-
Finalmente, las tecnologías de reproducción asistida también cuestio- pica e inmunológica entre unos/as y otros/as, así como las «máximas
naron la necesidad de la relación heterosexual para tener un hijo o hija posibilidades de compatibilidad con la mujer receptora y su entorno
(Cadoret, 2003) al incorporar la figura del o la «donante» para quienes familiar». Asimismo, la legislación también ha mantenido desde el prin-
contribuyen con el material genético reproductivo como ovocitos, semen cipio la prohibición de la maternidad subrogada en territorio español
y/o embriones, permitiendo la maternidad y paternidad a parejas he- ~aunque se permite su inscripción registra! cuando han nacido fuera
terosexuales con dificultades para concebir, a mujeres solas y a familias (El País, 10 de marzo de 2009)- por lo que muchas parejas y personas
femeninas o masculinas del mismo sexo, si se suma en el último caso una han recurrido a ella, inicialmente en California y actualmente en India,
gestación subrogada (Inhorn y Birenbaum-Carmeli, 2008: 183). por sus costes más accesibles (Smerdon, 2008) -alrededor de 10.000
La legislación española, a diferencia de lo sucedido en otros países, euros frente a los 25.000 o 30.000 de California- (El País, 3 de agosto
ha mantenido desde la primera ley de reproducción asistida de 1988 2 , de 2008; El Periódico, 14 de junio de 2009).
en las dos modificaciones parciales 3 y en las reformas de 2003 y 2006\ Es evidente que el número de personas que hacen uso de las técnicas
la prohibición de la maternidad subrogada y el carácter anónimo de la de reproducción asistida se ha expandido singularmente. Sin embargo,
donación de material genético reproductivo, incluido embriones5 , al también lo es que las nuevas formas de reproducción son altamente estra-
tiempo que ha dejado en manos de los equipos médicos la intermedia- tificadas y restringidas a las élites globales (Inhorn y Birenbaum-Carmeli,
2008: 179). Como sucedió antes -o sucede aún en otros lugares del
mundo- con la píldora anticonceptiva, el aborto por aspiración, la es-
2. Ley 35/1988, BOE de 26 de noviembre de !988, con corrección de errores en terilización quirúrgica, la amniocentesis o el diagnóstico preimplantacio-
BOE de 24 de diciembre de 1988, autorizaba la donación anónima de semen y gametos
sin fines lucrativos a Centros Autorizados.
nal, las nuevas formas de reproducción no son accesibles para mujeres de
3. La ley 35/1988 fue modificada por Disposición final tercera de la Ley Orgánica todas las clases, ingresos, profesiones y disponibilidad de tiempo. Como
10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal afectando a los artículos 20 y 24 y por me dijo una madre adoptiva de una niña de origen chino con la que hablé
Sentencia 116/1999, de 17 de junio, del Pleno del Tribunal Constitucional afectando al en un encuentro anual de familias adoptantes en China en 2002 sobre los
artículo 20. tratamientos con técnicas de reproducción asistida:
4. Leyes 45/2003, BOE de 22 de noviembre de 2003, y 14/2006, BOE de 27 de
mayo de 2006.
5. El incremento del número de embriones sobrantes llevó, entre otras razones, a La adopción es más barata y tiene resultados más seguros. Nosotros no
la reforma de la Ley de Reproducción Asistida en 2003. La ley 45/2003 limitó a tres los podíamos afrontar más tratamientos sin saber qué pasaría. [... ]Para mu-
ovocitos que podían ser fecundados dentro de un mismo ciclo, autorizó la conservación de chas mujeres la adopción es su primera opción, por razones económicas,
semen durante toda la vida del donante y la de óvulos con fines reproductivos y la donación pero también de disponibilidad de tiernpo 6 •
de embriones sobrantes sólo con fines reproductivos. Como consecuencia de la entrada en
vigor de la ley, en octubre de 2004, un Centro de Reproducción Asistida lanzó un Programa Para otras, sin embargo, las razones económicas o de disponibilidad
de Adopción de Embriones convocando a parejas o personas a adoptar embriones sobran-
de tiempo también inciden en la elección del país donde adoptar. En los
tes de procesos de reproducción asistida cuyos propietarios no habían tomado ninguna
decisión sobre ellos, es decir, que los habían «abandonado», y hubieran pasado más de últimos años, si bien América Latina fue el continente donde inicialmen-
cinco años congelados. A principios de septiembre de 2005 nació en Barcelona el primer
niño adoptado siendo embrión de una madre sola, de 41 años, que declaró haberlo senti-
do propio desde el momento en que se supo embarazada y también no estar preocupada 6. En 2007 sólo el36% de las familias catalanas que solicitaron una adopción trans-
porque su hijo tuviera dos «hermanos» (nacidos de los embriones producidos al mismo nacional habí~ realizado previamente un tratamiento de reproducción asistida (Font Lletjos,
tiempo que el suyo) porque el equipo médico le había asegurado que era imposible que se 2008). En los diez años que hace que trabajo en adopción transnacional, diversas familias y
encontraran en toda su vida (El País, 3 de septiembre de 2005). Entre los interesados en este mujeres han manifestado su preferencia por adoptar niños o niñas de dos años en adelante
Programa destacó desde el inicio un grupo de parejas italianas, en su mayoría con hijos, «para que hubieran aprendido ya las primeras cosas como el control de esfínteres, comer
que concurrían acompañadas por el ~acerdote Oreste Benzi, presidente de la Comunidad y dormir», «porque los problemas en las lumbares me impiden cargarlo o agacharme du-
Papa Juan XXIII y «muy conocido en Italia por su labor a favor de los marginados sociales» rante mucho tiempo por lo que prefiero que camine» o «porque a los tres años se inicia la
(http://www.cimaclinic.com/plantillas/plant_11.asp?contenidoc=411&menu=m5). escolarización obligatoria» que en Cataluña es de lunes a viernes de 9:00 a 17:00 horas.

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

te la mayor parte de las familias españolas adoptaba, aceptando entre asistida profundizaron la separación entre sexo y reproducción, iniciada
las condiciones tener que pasar en el país de origen entre cuatro y ocho en muchos países occidentales en la década de 19 5O con la difusión de
semanas, cuando surgieron lugares que, como China, permitían resol- la contracepción, aunque instalada en España sólo a partir de 1980.
ver la tramitación de la adopción con una estancia de sólo una semana Así, tener un hijo o hija pasó de estar .centrado en el sexo hetero-
o diez días, la mayoría de las familias escogió esa opción. sexual al «deseo de ser una familia». Un deseo cuya existencia es uno de
Algo similar ocurre en algunos casos con África, pero por razones los elementos clave a comprobar por los profesionales y técnicos encar-
económicas. V. Alcaide cita a diversas madres que señalan: gados de valorar a las familias adoptantes para otorgarles el certificado
de idoneidad requerido para una adopción y cuya ausencia o sustitución
La primera idea que tuve no fue adoptar un niño negro ni africano ni por el sentimiento de solidaridad o altruismo puede comportar una no
~siático, al principio quería un niño blanco ... a medida que me he me- idoneidad.
tido en la adopción y he visto cómo funciona y he conocido los paí- Cuando J. Terrell y J. Modell (1994) señalaron en 1994 que la an-
ses y he ~reguntado en ~as E[ntidades] C[olaboradoras de] A[dopción] tropología no sólo se había ocupado escasamente de la adopción en ge-
I[.nterr:aciOn~le~] me he Ido dando cuenta de cómo funciona. Al princi-
neral sino que lo había hecho aún menos de las políticas y prácticas de
pio fm a pedir mformación a los países del Este y vistas las dificultades
p~r.a adoptar allí y los precios descarté que fuese blanco. El primer con- adopción en las sociedades· occidentales, lo consideraron un ejemplo
d~c~on~nte es el dinero, yo tengo un sueldo normal y con eso tengo que de lo que los antropólogos y antropólogas encuentran interesante en
VIVIr, estos son los países más caros, los descarto de entrada. Entonces otras culturas, pero no en la propia, por considerarlo del ámbito de lo
me he ido acercando a otros países (Alcaide Uclés, 2008: 66). profundamente privado. No es casual que haya sido J. Modell quien,
junto a J. Terrell, señalara en 1994 el escaso interés de la antropolo-
. Un~s c~~diciones, las económicas, que según Alcaide propician una gía por la adopción. Ella es probablemente una de las primeras y más
Jerarqmzacwn de los países de origen: importantes excepciones para el caso de Estados Unidos en la ausencia
de estudios sobre adopción desde la antropología social, en tanto ha
África me atrae también por el dinero, básicamente Rusia es desorbitante estudiado durante los últimos veinte años la adopción en ese país a
entonces ~m~iezas a. bajar el listón, lo que sale mejor es Kazajstán, nad~ través de los testimonios de familias biológicas, adoptivas, hijos, hijas
de Bulgana m Poloma... Vietnam va a abrir ahora, Nepal ha cerrado, y ya y profesionales involucrados en procesos de adopción (Modell, 1994;
está, ya que. Sudaméric~ está cerrada, los monoparentales también pueden
en Colombia que funciOna fatal (Alcaide Uclés, 2008: 66-67).
Modell, 2002; Schachter, 1009). En sus trabajos, incluido uno sobre
adopción «abierta» en la que los padres de nacimiento y los adoptivos
Pero no sólo los países de origen se jerarquizan por circunstancias no sólo se conocen sino que, en algunos casos, mantienen alguna for-
económicas, también quienes acceden a esos países: ma de relación, ella sostiene que se trata de una relación que no crea pa-
rentesco debido a que las desigualdades entre las familias de nacimiento
Hay los fijos de la adopción que se van a países del Este porque sepa- y las adoptivas favorecen a estas últimas y se mantienen muy presentes en
recen. mas a nosotr.os, la gente adopta en Rusia para tener un hijo más las prácticas adoptivas estadounidenses (Modell, 2002: 70).
parecido, cuatro millones cuesta... (Alcaide Uclés, 2008: 67). Al igual que J. Modell para el caso de Estados Unidos, Claudia Pon-
seca ha trabajado durante los últimos veinte años sobre la adopción en
Contrariamente a lo señalado por M. Inhorn y Birenbaum-Carmeli y desde Brasil. Sólo un año después de la publicación del artículo de
(2?~8), en el caso de España, la difusión de las técnicas de reproducción J. Terrell y J. Modell (1994), C. Fonseca publicaba un libro (1995) que
as1st1~a, más que contribuir a marginar formas de maternidad y paterni- reunía y ampliaba un conjunto de artículos publicados previamente en
dad vmculadas a la adopción, contribuyó a su aceptación al «normalizar» los que había acuñado y definido el concepto de circulación de meno-
la id~a de que la reproducción puede incluir más de dos personas y al res para referirse a las diversas redes de sociabilidad encargadas de la
cuestiOnar la «tradicional» oposición binaria entre la -«natural»- re- crianza de hijos e hijas entre las clases populares brasileras. En aquel
producción biológica y la -«social»- reproducción adoptiva. Al mos- temprano libro, Fonseca iniciaba también el estudio de las cada vez más
trar como posible la reproducción sin sexo, las técnicas de reproducción frecuentes adopciones de menores brasile~os por familias extranjeras, al

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

que dedicaría luego una parte sustancial de sus investigaciones y don- trata de una decisión facilitada por un bienestar económico que ha per-
de proponía considerar comp posibilidad, especialmente para los niños mitido a las administraciones autonómicas asumir durante más tiempo la
adoptados no siendo bebés, 'la puesta en práctica de una filiación «adi- guarda y tutela de los alrededor de 30.000 menores que hay actualmente
tiva» capaz de sumar la filiación adoptiva a la biológica. Posteriores tra- tutelados por diferentes administraciones estatales españolas (El País, 14
bajos suyos han mostrado la eficacia de esas redes sociales en la crianza de noviembre de 2007, 18 de junio de 2009, 13 de julio de 2009). Lo
de niños y niñas, tan adecuadas como las familias nucleares, con los que que diferencia a España de Estados Unidos, Francia, Suecia o Irlanda,
no sólo ha cuestionado el sistema de adopción internacional brasilero también con altos índices de adopción transnacional, es que en España,
implementado para adecuarse a la Convención de La Haya de 1993, sino ese alto número e índice de adopciones transnacionales está acompañado
también la aplicación indiscriminada de tratados y convenciones interna- del índice de natalidad más bajo de la Unión Europea (1,39 hijos por
cionales que no incluyen -ni consideran-la existencia de prácticas cul- mujer) y probablemente del mundo, mientras que Francia (2,0), Suecia
turales diferentes a las del ámbito del parentesco euronorteamericano 7 • (1,9) e Irlanda (1,85) registraron los índices de natalidad más altos
de la UE en 2007 (Reuters, 3 de julio de 2008), al tiempo que Estados
Unidos registra el índice de natalidad más alto del mundo (El Periódico,
LA REPRODUCCIÓN EN ESPAÑA 18 de enero de 2008) junto a uno también alto de adopción nacional y
de acogimientos familiares.
Como en otros países, la adopción transnacional en España se inició ¿Qué sucedió entre mediados de la década de 1980 y mediados de
debido a la escasez de niños y niñas adoptables, lo que no significa la la primera década de 2000 para que España pasara de ser un país en el
inexistencia o escasez de menores tutelados por el estado o en condicio- que algunas familias europeas buscaban niños o niñas para adoptar, a
nes de ser adoptados si se realizasen ciertas reformas legislativas 8 • Se convertirse en el segundo del mundo en número de adopciones trans-
nacionales y el primero en adopciones transnacionales por habitante y
7. El cambio de siglo trajo consigo una «explosión» en los trabajos sobre adopción por menor nacido vivo?
transnacional desde la antropología en forma de artículos, lo que se reflejó también a par- Los anticonceptivos estuvieron prohibidos en España entre 1941
tir del nuevo siglo en la aparición de diversos números monográficos Family Relations 49 y 1978, cuando la anticoncepción fue despenalizada por decreto9 y se
(2000); Law and Society Review 36/2 (2002): Social Text 74/21 (2003) -coordinado por
suprimieron los artículos del Código Penal que establecían que «vender,
Toby Alice Volkman y Cindi Katz-, fue reeditado en 2005 como libro (Volkman, 2005);
]ournal ofWomen's History 19/1 (2007); Childhood 14 (2007) -no completamente de- prescribir, divulgar u ofrecer cualquier cosa destinada a evitar la pro-
dicado a la adopción- y ]ournal of Latin American and Caribbean Anthropology 14/1
(2009). Una tendencia similar se produjo en la publicación de libros conjuntos (Marre
y Briggs, 2009; Selman, 2000; Volkman, 2005) y de monografías y etnografías sobre de una propuesta (BOCG 26 de septiembre de 2008, I, 79, p. 32) del PSOE, y de los grupos
adopción transnacional (Dorow, 2006; Howell, 2006; Leinaweaver, 2009), así como en parlamentarios catalán y mixto -también recogida por la prensa unos días antes (Europa
la realización de tesis doctorales, algunas de ellas realizadas por adoptados transnacional- Press, 24 de septiembre de 2008)- de la creación de dicha Comisión Especial, publicada
mente (Hübinette, 2005; Kim, 2007). poco después en el Boletín Oficial de las Cortes Generales (BOCG, 6 de octubre de 2008, I,
8. En 2002, la presidenta de la Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la 88, p. 6). Según explicó el portavoz de Educación, Política Social y Deporte del Grupo
Adopción y el Acogimiento (CORA), en su comparecencia ante la Comisión Especial Socialista en, el Senado, Mario Bedera, el objetivo es conocer por qué habiendo alrededor
sobre Adopción Internacional del Senado, solicitaba la «modificación de la legislación, el de treinta mil menores bajo distintas formas de tutela del Estado, de los cuales un 10 o/o
Código Civil en particular, con el objeto de clarificar las razones por las cuales los padres reuniría los requisitos para ser adoptado, sólo se adoptan unos ochocientos niños y niñas
[biológicos] deberían perder la custodia de sus hijos. De esta manera, los menores insti- españoles por año, mientras que las adopciones internacionales están en torno a las cinco
tucionalizados podrían ser adoptados por familias españolas» (Comisión Especial sobre mil anuales. Cinco o seis años resultan demasiados para empezar a estudiar algo que parecía
Adopción Internacional del Senado, 23 de septiembre de 2002). Hubo que esperar seis tan evidente en 2002, lo que hace pensar que, tras la actual iniciativa está el incremento
años, hasta finales de 2008, y a casi un año de sancionada la nueva Ley de Adopción Inter- de la espera de las adopciones transnacionales registrado desde 2005 que ha producido
nacional, el28 de diciembre de 2007, para que se constituyera una «Comisión Especial del una disminución en las adopciones transnacionales en 2006, 2007 y 2008, debida más a
Senado para estudiar la problemática de la adopción nacional y los temas afines relaciona- las dificultades de tramitación que a una disminución de las solicitudes, con el consecuente
dos con ella, como acogimiento, desamparo e institucionalización» (el subrayado es mío). perjuicio económico para las entidades intermediarias, y económico y emocional para las
El1 de octubre de 2008 la prensa (La Gaceta. es, 1 de octubre de 2008) recogía la noticia de familias.
la aprobación por unanimidad por el Senado (DS. Pleno del1 de octubre de 2008, p. 598) 9. Real Decreto 2275/78 (BOE de 25 de septiembre de 1978).

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

creación era delito». En 1981, se aprobó la ley de divorcio 10 . La esteri- edad a la primera maternidad de la UE desde 1997, que pasó de 28
lización quirúrgica voluntaria fue despenalizada en 1983, y en 1985 se años en 1976 a 32 en 2006.
despenalizó el aborto bajo tres supuestos aunque no a libre demanda, Un estudio de 2006, cuyos resultados se difundieron a principios
lo que está actualmente en pleno proceso de reforma 11 • Un conjunto de de 2008, indica que seis de cada diez mujeres españolas consideran que
medidas que posibilitaron un control de la natalidad que se mantiene los hijos truncan su vida laboral, siete de cada diez en el caso de mujeres
y consolida, como lo muestra la propuesta de nueva ley del aborto y la de entre 30 y 39 años. El5 6 Ofo de las 10.000 mujeres del estudio asegu-
venta libre de la pastilla postcoitaP 2 • ró que la maternidad les obligó a reducir su actividad o interrumpir su
España pasó de tener uno de los índices de natalidad más altos de trabajo, el 28 Ofo se manifestó convencida de que, tras tener a su primer
la UE (2,8 hijos por mujer) en 1975, a tener el más bajo (1,17) en 1995 13 , hijo, se le cerraron las puertas a las oportunidades de promoción en el
una tendencia que también siguió el índice de nupcialidad que descen- empleo, el 17% reconoció haber tenido que dejar de trabajar definiti-
dió desde el 7,60 en 1975 al 5,04 en 2004 14 , actualmente en la media vamente y el 8 Ofo aseguró haber sufrido discriminación en su entorno
de la UE. Si bien, después de 1995, la natalidad comenzó a recuperarse, profesional, el4.i,60/o de las mujeres entre 20 y 44 años manifestó que
en parte por las parejas con alguno de sus miembros extranjero, en 2007 no había tenido hijos aún y el 19,4 Ofo afirmó no querer tenerlos, una
estaba en 1,39 hijos por mujer, en último lugar de los países de la UE tendencia incrementada entre las mujeres de mayor nivel educativo que
(El País, 4 de octubre de 2008) cuya media era de 1,52 hijos por mu- tienen menos hijos y lo hacen más tarde, a los 33,5 años de media (Del-
jer15. Un bajo índice de natalidad acompañado de la media más alta de gado, 2007) 16 .
La incorporación al mercado laboral de la mujer en igualdad de
condiciones con el hombre continúa siendo una asignatura pendiente en
10. Ley 30/1981 (BOE de 20 de julio de 1981). Esta ley ha sido modificada por la España. Las mujeres y los jóvenes --por lo que en las mujeres jóvenes se
de 15/2005, de 8 de julio, por la que se modificaron el Código Civil y la Ley de Enjuicia-
miento Civil en materia de separación y divorcio, con el objeto de agilizar los trámites al
duplica la desventaja- siguen siendo los grupos con el índice más alto
suprimir la exigencia de separación previa. de desempleo, así como con los peores contratos y salarios. Asimismo,
11. Ley Orgánica 9/1985 (BOE de 12 de julio de 1985). la ausencia y demora en la implementación de políticas de conciliación
12. La V Encuesta Bayer Schering Pharma sobre Anticoncepción realizada en España de la vida laboral y familiar ha sido, en cambio, sustituida por una am-
en 2007 ha mostrado que el uso de los métodos anticonceptivos ha pasado del 49 o/o en
plia difusión y liberalización. de nuevas formas de reproducción, como
1997 al 80% en 2007 con la consolidación de la píldora y el preservativo como métodos
seguros y reversibles en detrimento de los irreversibles como la esterilización femenina la reproducción asistida y la adopción transnacional.
(4,1 %) y masculina (4,3 %) y otros sistemas como el método Ogino (0,5 %), los parches En los últimos años se han producido avances 17, así como hechos de
y anillos (4,3 %) o el coitus interruptus (2,5 %). El preservativo es el usado por el 38% un cierto valor simbólico, como la designación de mujeres al frente del
de los usuarios mientras que la píldora se sitúa en el 20,3 %, muy lejos del perfil europeo, Senado y del Parlamento por el anterior gobierno del Partido Popular,
donde la píldora es el anticonceptivo más usado (49% en Francia, 38% en Alemania, 31%
la conformación de un gabinete ministerial con igual número de hom-
en Reino Unido y 29% en Italia) (La Voz Digital.es, 24 de octubre de 2007). En algunas
comunidades autónomas, como Cataluña, se ha propuesto considerar la posibilidad de
aborto libre hasta las catorce semanas (La Vanguardia, 22 de abril de 2008), así como
permitirlo hasta las veintidós, por malformaciqnes o <<si las condiciones socioeconómicas que en 2007 los nacimientos de menores de padres extranjeros crecieron el 16,5% en
de las gestantes son desfavorables» (El Periódico, 21 de abril de 2008). Cataluña, los de padres españoles decrecieron el2,8% (Institut d'Estadística de Catalunya
13. A finales de los años setenta, en un hospital de Barcelona se atendían cien par- [Idescat], 27 de noviembre de 2008).
tos diarios, mientras que actualmente no se superan los 3.500 anuales, de los cuales, un 16. Un informe de la Fundación Madrina de 2008 señaló que el embarazo es la prime-
54% corresponde a mujeres inmigrantes. <<Entrevista al jefe del servicio de Ginecología ra causa de despido entre las mujeres en España http://www.bebesymas.com/2008/03/06-
y Obstetricia del Hospital del Mar de Barcelona» (El Periódico, 22 de abril de 2008). el-embarazo-es-la-primera-catisa-de-despido-entre-las-mujeres, consultado el 6/10/2008.
14. Instituto Nacional de Estadística, Indicadores Demográficos Básicos (http://www. 17. Ley de promoción de la autonomía personal y atención a personas en situación
ine.es/inebase/cgi/um?M=%2Ft20%2Fp318&0=inebase&N=&L=O). de dependencia (BOE de 15 de diciembre de 2006), Ley orgánica para la igualdad efecti-
15. Cataluña, la comunidad autónoma española con el mayor índice de adopciones va de mujeres y hombres (BOE de 23 de marzo de 2007), Plan de Fomento del Alquiler
internacionales por habitante de España y del mundo, tenía un, índice de natalidad de (BOE 11 de enero de 2008), Ley de Conciliación de la vida laboral y familiar para ayu-
1,14 en 1995 y llegó a 1,46 en 2007 como consecuencia de la natalidad inmigrante, cuyos dar a las mujeres embarazadas y madres a través del permiso de paternidad, una ayuda
índices fueron en 2007 de 1,97 frente al 1,33 de la población no inmigrante. Mientras de 2.500 euros por hijo que nace y ampliación de las)guarderías públicas.

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DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

bres y mujeres, la designación de una mujer embarazada como Ministra llar al mismo tiempo su profesión y la maternidad, interesa señalar que
de Defensa y de otras a cargo de dos de las tres vicepresidencias del las siete últimas plazas numerarias cubiertas en los últimos diez años en
poder ejecutivo por parte del Partido Socialista. Sin embargo, la reper- un departamento de ciencias sociales de una reputada universidad espa-
cusión que todo ello ha tenido en la prensa nacional e internacionaF 8, ñola, fueron ocupadas por siete personas -cinco mujeres y dos hombres
da cuenta de su excepcionalidad. en la década de los cuarenta- sin familia, algunas de las cuales, poste-
A la menor cantidad de hijos por mujer y la más alta edad a la pri- riormente, adoptaron transnacionalmente.
mera maternidad de la UE, España sumaba en 2007 -año en que la A principios del siglo XXI, diversos observadores señalaron que está-
crisis no era aún la razón de todas las dificultades relacionadas con el bamos entrando en un nuevo mundo de la reproducción que incluía tec-
(des)empleo en España- el último lugar de Europa en contratos de nologías médicas de intervención genética, gestacional y de parentalidad,
jornada reducida para mujeres -8 o/o frente al 48 y 41 o/o de Holanda y así como la globalización de la adopción (Akker, 2001: 148). Se trata de
Suecia, respectivamente- y el primero en contrato femenino temporal una observación que no ha hecho sino confirmarse y, si acaso, incremen-
y precario -50 o/o del total de mujeres trabajadoras frente al 20 o/o de tarse a lo largo de la primera década del siglo XXI en España. En los últi-
sus homónimos hombres (El Periódico, 7 de abril de 2007)-. Asimis- mos tiempos la prensa se ha hecho eco de numerosos embarazos, partos
mo, el Barómetro de Clima Laboral Accor 2008 señaló que, mientras en y maternidades por subrogación entre «famosos» 19 • Se trata, en la mayor
Europa el porcentaje de conciliación de la vida laboral y familiar ascien- parte de los casos, de maternidades en edades en que médicos y biólogos
de al 8 Oo/o, en España es sólo del 6 6 o/o y, lo que es peor, está en ocho coinciden en que las posibilidades de engendrar mellizos disminuyen sus-
puntos menos que en 2005, lo que la sitúa, también en este indicador, a tancialmente, al tiempo que algunos han confirmado haber recurrido a
la cola de Europa (El País, 27 de septiembre de 2008). la reproducción asistida, no sólo para programar una maternidad acorde
Con estos indicadores, quizás resulte 'menos llamativa la trascen- con una muy apretada agenda profesional, sino también para reducir al
dencia adquirida por la designación de una mujer embarazada -de 3 7 máximo el «parón» profesional al que la misma obliga.
años por otra parte- como ministra de Defensa, al tiempo que proba- A diferencia de lo que suele creerse, estas prácticas no quedan cir-
blemente resulten más significativas las consideraciones de la vicepresi- cunscritas al ámbito de la gente «famosa». En julio de 2008, el Congreso
denta del Gobierno -una mujer al final de la década de los cincuenta de la Asociación Europea de Embriología y Reproducción Asistida reali-
sin familia- cuando señaló que «no sólo se trata de una curiosidad, zado en Barcelona, señaló que en 2005 se habían hecho en España cerca
también es símbolo de la España que queremos construir», [en la que de 42.000 ciclos de tratamientos de FIV (El País, 9 de agosto de 2008),
ninguna mujer tenga que] «elegir entre un trabajo y un hijo», [lo cual] una información que confirmaba una anterior que daba cuenta de la
«sea realidad más pronto que tarde para todos los niveles, para todas las escasez de «Óvulos y semen de todas las razas» que padecían las clínicas
españolas y en todos los lugares» (El Periódico, 23 de mayo de 2008). de reproducción asistida de Cataluña, donde la demanda de ovocitos
Más allá de las intenciones, las decisio~es, las estadísticas y sus re- y esperma se había duplicado en los últimos cinco años (El Periódico,
percusiones, en una versión aumentada -que no corregida- de la in- 24 de junio de 2008).
formación proporcionada por J. Qvortrup (2005: 1) sobre que el40 o/o Esta demanda, sin embargo, no debería ser sólo atribuida a cierta
de las mujeres alemanas que trabajaban en la academia- no tenían hijos, forma de «turismo reproductivo», aunque también. En el II Congreso
y de los resultados mostrados por el estudio de 2006 (Delgado, 2007)
que señalaban las dificultades que manifestaban las· mujeres al desarro-
19. Pueden mencionarse los recientes mellizos -un niño y una niña- de Angelina
Jolie y Brad Pitt (El Periódico, 26 de julio de 2008), los de Jennifer López -también
18. El The Daily Telegraph bautizó a las ministras designadas en el último inicio de un niño y una niña- (El Periódico, 20 de marzo de 2008) o los de Lisa Presley -en
legislatura como las «zapettes» (The Daily Telegraph, 17 de abril de 2008; The Indepen- este caso dos niñas- (El País, 11 de octubre de 2008), todas ellas en la década de los
dent, 16 de abril de 2008; The Sunday Times, 20 de abril de 2008). Silvio Berlusconi, cuarenta la maternidad en solitario -también de dos niñas- de la baronesa Thyssen
cuando fue nuevamente primer ministro italiano, dijo que el gabinete de Zapatero era (ABC.es,' 1 de agosto de 2006), en la década de los sesenta, o la paternidad en solitario
«demasiado rosa» y que con tantas mujeres tendría muchos problemas para gobernar (The -esta vez de dos niños- de Ricky Martin (El Periódico, 22 de agosto de 2008), estos
Independent, 20 de abril de 2008). últimos a través de subrogación.

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ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA
DIANA MARRE

te desarrollado y durante los años de 1990 en España, no sólo por el


Internacional del IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad) 20 , celebrado
desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, sino también por
en Barcelona entre el 19 y el 21 de julio de 2007, su director señaló
las consecuencias de las desigualdades de distinto tipo que garantizan las
que. el número de mujeres jóvenes que congela sus óvulos para poder
condiciones necesarias para la producción de niños y niñas para la adop-
dedicarse a su profesión y más adelante recuperarlos, no sólo está cre-
ción. Se trata de factores que han permitido esa «externalización», es
ciendo, ~ino que se produce a edades cada vez más tempranas y sin
decir, la «deslocalización» de ciertas funciones reproductivas hacia paí-
que medie una enfermedad que lo indique, ya que se produc~ como un
ses -en realidad, madres, es decir, mujeres- más baratos en India,
me~anism? de regulación de la fertilidad porque, señaló, «la mujer que
China, Nepal o algunas naciones del Este de Europa, de América Latina
esta estudiando y acaba la carrera, congela sus óvulos y desarrolla su
o de África -a veces incluso siguiendo la «ruta» de la deslocalización de
carrera profesional» y «cuando quiere tener hijos, tiene guardados unos
óvulos de 22 años y no tiene que recurrir a una donante». Ello le permi- ciertas funciones productivas.
E. J. Graff (2008) ha señalado que para muchas familias estadouni-
te, agregó, «liberarse del problema de combinar la vida profesional con
denses, la adopción transnacional resulta «más segura, más fiable y con
tener un hijo» y «funciona mejor que las políticas de natalidad», ya que
más probabilidades de éxito» que las nacionales ,donde hay «un enor-
«tener un: gu~rdería en e~ lugar de trabajo no va a hacer que las mujeres
me miedo a que la madre biológica cambie de opinión a última hora»,
tengan mas hiJOS» (El Penódico, 27 de septiembre de 2007).
algo que no sucede en las adopciones transnacionales, señala la autora,
. Asimismo, en un congreso sobre Diagnóstico Preimplantacional rea-
favorecidas por un océano de por medio, pero también por la menor
lizado en Barcelona se confirmó que los centros de reproducción asis-
regulación existente en los estados donde se adopta, con poca legisla-
tida atienden cada vez más mujeres que «rondan los 40 años y que se
ción en temas de derechos de infancia, en los que, además, los padres
pla~tean tener un hijo por primera vez sin saber que, a esa edad, lo más
-generalmente madres- biológicos, pobres y analfabetos, gozan de
habitual es que ya hayan agotado su reserva de óvulos capaces de dar
menor protección que en Estados Unidos .
lugar a un niño sano» (La Vanguardia, 22 de abril de 2008).
Son fundamentalmente las mujeres de las clases trabajadoras, empo-
. .~1 inicio de la ~ncorporación de la mujer al mercado laboral que per-
brecidas o marginadas, quienes se encuentran ante una reproducción no
mltw a muchas muJeres solas mantener a sus hijos consigo, reduciendo los
deseada que se ampara en un «discurso sobre la moralidad y la familia»
~enores disponibles para la adopción nacional, también incidió en Espa-
(Kertzer, 1993, citado por Ginsburg y Rapp [eds.], 1995: 4) y resulta en
na e? el retraso de la maternidad, especialmente entre mujeres de clases
la (re)producción de niños'y niñas para las clases medias locales e inter-
medias que prefieren no tener hijos antes de consolidarse laboralmente
nacionales a través de distintos intermediarios que les «hacen el favor» de
muchas de las cuales acuden a la adopción transnacional para remedia;
liberarlas del «problema» a través de una adopción, justificada en el «su-
esa «estructural» infertilidad inducida por las condiciones laborales.
perior interés del menor» establecido en la Convención de los Derechos
Las adopciones transnacionales en España no son, por tanto -o al
del Niño -y de la Niña- que en noviembre de 2009 cumplió veinte
menos no lo son mayoritariamente-, el resultado de «guerras injustas»,
años, porque proporcionará al niño o niña «una vida mejor» con una
como lo fueron las de Corea o Vietnam, o de decisiones «injustas» como
«buena» familia del «primer mundo» o de las capitales del «tercero».
la política china del hijo único, aunque las favorezcan y facilite;. En el
S. Colen (1995) demostró cómo las formas de violencia de género
caso de España, parecen ser, al menos en parte, una forma de externali-
operan de manera conjunta -o complementaria- entre el Primer y el
zació~ de cier~as funciones reproductivas como el embarazó, el parto y
Tercer Mundo siguiendo a las mujeres caribeñas que dejaban a sus hijos
los pnmeros tiempos de un hijo o hija.
con familiares en las islas para ir a Nueva York en busca de trabajos bien
Esta posibilidad, en términos de poder, de constituir una familia más
pagados, en los que cuidaban hijos e hijas de mujeres blancas de clase me-
allá de cierta edad o a pesar de ciertos problemas de infertilidad se
dia que las contrataban por la ausencia de políticas públicas de apoyo, la
incrementó durante la década de 1980 en algunos países del Occiden-
imposibilidad de quedarse en la casa durante un tiempo por maternidad
o una escasa o inexistente división sexual del trabajo.
20. Una clínica privada de reproducción asistida, originaria de la Comunidad Va- En España, si bien la contratación de ayuda para los hogares se ha
lenciana, actualmente con sede en distintas comunidades autónomas españolas, Cataluña incrementado desde 1994, facilitada poiJ la inmigración femenina, ello
entre ellas.

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DIANA MARRE
ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

no ha sido suficiente para muchas mujeres y familias que han debido personas con quienes trabajaba, o mi compromiso en relación con la
recurrir a la adopción, es d~cir, a que otras asuman ciertas funciones protección de sus datos, su anonimato, o compartir los resultados del
reproductivas en su lugar. L~ diferencia entre éstas y las cuidadoras del mismo, ineludibles e inherentes a la disciplina. Me refiero, más bien a
Caribe que iban a Nueva York en busca de un mejor empleo sobre las cómo considerar ciertos aspectos de las prácticas sociales observadas y
que escribió S. Colen, es que no lo hacen como un trabajo bien remune- analizadas, sin caer en la dicotomía universalismo versus relativismo,
rado. Ahora, como antes, la adopción no beneficia de ninguna manera por saber que el campo de la ética antropológica, como el de la ética
a la madre biológica de un niño o a sus otros hijos e hijas, ni provee social, es cambiante, pero tampoco sin eludir los aspectos éticos o
medios para mejorar su situación. Por el contrario, los beneficios van a morales.
parar a una larga cadena de profesionales, técnicos e intermediarios que Es posible que la frecuencia de ese preguntar(me) tuviera relación
no excluye a administraciones y gobiernos. con el hecho de que tanto la reproducción asistida como la adopción
En el caso de las madres biológicas, el beneficio consiste únicamente invocan, al tiempo que desafían, dos profundos tabúes culturalmente ro-
en evitar alguna forma peor de perjuicio, a pesar de que una adopción deados de silencio en nuestra cultura (Howell, 2006): el de que los pa-
transnacional puede costar hasta 5 6.000 euros de los que sólo entre el dres -en especial las madres- no deberían dar sus hijos y el de que no
6 y el 10 o/o (Leifsen, 2008) queda en el país de origen de los menores tener descendencia es todavía causa de dolor, de vergüenza o requiere de
y nunca -o casi nunca- en manos de la madre biológica. En general, explicaciones y/o justificaciones, en la medida en que diversas disciplinas
estas mujeres lo hacen por falta de recursos económicos, familiares o han mostrado que convertirse en madre o padre es considerado un logro
personales con que criar un hijo o hija, porque no pueden acceder a la importante en el desarrollo de la persona, en tanto profundiza la autocon-
contracepción, porque su pareja masculina ha tenido que emigrar inter- cepción, amplía las conexiones con la comunidad y actúa como un puen-
na o internacionalmente, o porque una relación temporal las ha dejado te con el pasado y las generaciones futuras (Akker, 2001; Homes, 2008).
con un hijo o hija que no puede mantener a su lado. Otras son víctimas En ese sentido, las «nuevas» formas de reproducción cuestionan la
de abusos sexuales o violaciones, muchas tienen otros muchos hijos e frase con que hasta no hace mucho tiempo se definía al parentesco euro-
hijas para mantener, o son engañadas como sucedió con El arca de Zoé norteamericano de base biogenética según el cual «madre hay una sola»,
y el avión de niños y niñas que fletaba hacia Francia con supuestos huér- por lo que cualquier forma de pluri o multimaternaje, inherente a la
fanos de la guerra de Darfur, cuando en realidad eran niños y niñas del adopción, la subrogación y la reproducción asistida a través de dona-
Chad con familias. Otras simplemente continúan dejando· sus hijos e ción de embriones o de material genético reproductivo, resulta, cuanto
hijas en una institución cuando su situación no les permite hacer frente menos, incómoda.
a su cuidado, o durante el invierno, con la idea de volver a buscarlos en Una incomodidad que, en el caso de España, a diferencia de otros
el momento que la situación o el clima mejore, y al volver se encuentran países europeos o norteamericanos, la legislación ha interpretado ga-
con que sus hijos o hijas han sido dados en adopción, como ha mostra- rantizando el anonimato de quienes han donado material genético re-
do C. Fonseca en diversos trabajos sobre adopción en Brasil, o como he productivo, embriones o hijos e hijas, prohibiendo el contacto entre do-
escuchado en relatos de familias adoptantes. nantes y receptores, aún a costa de correr el riesgo de negar al producto
de esa donación, los hijos e hijas, el derecho a su propia historia.
Se trata de una legislación que al asignar, tanto al material genético
PARA SEGUIR PENSANDO
reproductivo como a los hijos e hijas, el carácter de «don-ac(c)ión» y no
de «mercancía» (gift y commodity en sus acepciones inglesas), siguiendo,
En más de diez años trabajando en «nuevas» formas de reproducción,
probablemente, el camino iniciado a principios del siglo xx por la san-
adopción internacional y técnicas de reproducción asistida, ha habi-
gre y continuando, más recientemente, por los órganos, intenta impedir
do muchos momentos y situaciones en las que he pensado y me he
que quien dona se lucre con la «venta» de materiales necesarios para la
preguntado sobre aspectos éticos de mi trabajo. Y no incluyo en ese
supervivencia del individuo y la especie (Marre, 2009).
pensar o preguntar(me), como señalaba Caplan, cosas tales como soli-
Sin embargo, los datos etnográficos, los estudios científicos y la pren-
citar autorización ante los comités de ética correspondientes o a aquellas
sa a menudo dan cuenta del hecho de que muchas «donaciones», tanto de

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DIANA MARRE
ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

material genético reproductivo como de hijos e hijas o de órganos, invo- y como promueven los convenios internacionales para las adopciones
lucran considerables sumas de dinero que no son recibidas por quienes internacionales?
«d(on)an» aunque sí desembolsadas por quienes «reciben» la «donación». En los últimos años hemos asistido al surgimiento y crecimiento de
Esos mismos datos etnográficos, estudios y medios de comunicación a un movimiento global «concienciado» que propone la progresiva supre-
menudo también dan cuenta del hecho de que muchas «donaciones» se sión de intermediarios en la circulación de productos entre partes en
originan en la necesidad (El País, 21 de abril de 2006, 9 de mayo de 2008, desigualdad de condiciones porque reducen el beneficio de los produc-
3 de marzo de 2009; El Periódico, 18 de noviembre de 2007). tores al tiempo que incrementan los precios, a veces incluso estimulan-
No es difícil hallar en un breve recorrido por la prensa o los materia- do una demanda artificial y opacando los procesos.
les etnográficos sobre adopción, relatos sobre madres que han d( on)ado Más recientemente, se ha difundido la decisión del Comité de Cé-
-o aband(on)ado- un hijo o hija por no poder (man)tenerlo. Tampoco lulas Madre del Empire State, estado de Nueva York, de fomentar eco-
es difícil hallar artículos de prensa o científicos que señalan que muchas nómicamente la donación de óvulos para investigar la clonación tera-
donaciones de órganos se realizan por necesidad (Ferrado, 2009; Sche- péutica a través -del pago de hasta 10.000 dólares a las mujeres que
per-Hughes, 2000), como no lo es, salvando las distancias, oír a algunos donen óvulos para la investigación científica. Una decisión que ha sido
estudiantes universitarios alentarse entre sí a donar sangre cuando se recibida negativamente por quienes temen que las mujeres de bajos re-
realizan las campañas anuales en las universidades para «desayunar me- cursos acudan demasiado a ella ignorando los riesgos que comporta y,
jor>>, o escuchar antiguas historias de estudiantes que recurrían a la do- positivamente, por quienes c~nsideran que la investi/ga~ión ~ient~fica
nación de semen para «mejorar la precariedad de la vida universitaria». que permiten reporta beneficiOs para muchos, econom1eos mclm.dos
Si bien las campañas destinadas a convocar a donantes de óvulos (Elmundo.es, 30 de junio de 2009), de los que no han de ser exclmdas
suelen apelar a la solidaridad de jóvenes estudiantes, proponiéndoles las mujeres que producen los óvulos. .
«hácer algo el próximo verano de lo que enorgullecerte» porque «lo que Si bien, como se ha señalado, en el caso de España, las leyes reqme-
te hace extraordinaria no es tener óvulos, sino donarlos», no es menos ren del anonimato de los y las donantes -productoras- de material
cierto que los datos etnográficos también dan cuenta de que algunas jó- genético reproductivo y de hijos e hijas, y de la existencia de intermedia-
venes suelen ser abordadas en los pasillos universitarios con la pregunta: rios que impidan el contacto entre partes y el lucro de los y las «donan-
«¿Quieres ganar un dinerito?», así como hay quienes donan para hacer tes»21, sólo muy marginalmeute han surgido algunas voces que r.eclaman
frente a algún gasto imprevisto o a una necesidad. claridad y control de las intermediaciones, mayor transparenCla de los
Si bien quienes «reciben» la donación, lo hacen por necesidad, ésta procesos, sus costos y destinatarios de los desembolsos, «visi?.ilizaci~?»
se menciona menos, probablemente porque la desigualdad -socioeco- de los y las donantes y reconocimiento del derecho de los hiJOS e hiJas
nómica- entre «donantes» y «receptores» tiende a desdibujar la nece- adoptivos y nacidos a través de adopción de embriones o de donación
sidad de los últimos. Como han señalado algunos estudios sobre mater- de material genético reproductivo a su propia historia (Marre, 2009).
nidad subrogada, aunque ésta ha posibilitado la alianza entre mujeres, ¿Cuál debería ser, si acaso cabe alguna, la posición de antropólogos
también ha introducido jerarquías cuando la gestación es subrogada y antropólogas ante la multiplicidad de matices inherentes a las prácti-
por mujeres de distinta clase y/o etnia a la que pertenece la madre de cas culturales relacionadas con las «nuevas» formas de reproducción?
intención, que es lo que suele suceder habitualmente. Algo similar ocu- ¿se debería, como hicieron en 1968 los textos publicados por Cu-
rre en la adopción. Como ha señalado J. Modell (2002), para que una rrent Anthropology bajo el título «Simposio sobre Responsabilidad» ape-
adopción -legal- exista, es necesario que alguien sea incapacitado lar a la responsabilidad de los y las antropólogas hacia la gente estudia-
para que otra persona pueda ser declarada capaz, especialmente cuan- da, revisar la relación entre antropología y colonialismo -incluido el
do, como es conocido, la inmensa mayoría de los menores adoptados interior- y/o reconocer la relevancia de la antropología en un mundo
no son huérfanos, sino huérfanos sociales. rápidamente cambiante?
Ahora bien, ¿por qué esta donación requiere de la ausencia de con-
tacto entre donantes y receptores, como prescriben las leyes españolas
21. http://www.elmundo.es/elmundosalud/2üq9/06/26/mujer/1246006682.html
para los usuarios de técnicas de reproducción asistida y de adopción (consultado el 30 de junio de 2009). '

118 119
DIANA MARRE ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/0 LA ÉTICA

¿se debería, siguiendo el trabajo de J. Barnes (1963), reconocer la Asad, T., 1973, Anthropology and the Colonial Encounter, Londres, Ithaca
dificultad para separar ética de política -y, actualmente, ética de econo- Press.
mía y/o negocios- aunque reclamando la necesidad de un código ético Barnes, J., 1963, «Sorne Ethical Problems in Fieldwork», British ]ournal of So-
ciology, 14: 11-134.
profesional para la antropología española que recuerde a etnógrafos y
Berreman, G., 19 81, The Politics of Truth: Essays in Critica! Anthropology, Del-
etnógrafas que hay temas que no pueden ser ignorados y/o silenciados?
hi-Madras, South Asian Publishers.
¿se debería proponer, como lo hicieron los libros fundacionales so- Bouquet, M., 1993, Reclaiming English Kinship: Portuguese Refractions on
bre antropología y ética de los setenta (Hymes, 1972; Berreman, 1981; British Kinship Theory, Manchester-Nueva York, Manchester University
Asad, 1973; Huizer y Mannheim, 1979) una reinvención de la antro- Press.
pología como un proyecto personal y disciplinario, en el que la ética Bowie, F., 2004, Cross-Cultural Approaches to Adoption, Londres, Routledge.
responda al deseo de que la antropología contribuya al incremento del Cadoret, A., 2003, Padres como los demás. Homosexualidad y parentesco, Bar-
bienestar de la humanidad además de centrarse en saber al servicio de celona, Gedisa.
quién o cuál es realmente su función o su propósito, y cuál su utilidad Caplan, P., 2003, «lntroduction. Anthropology and Ethics», en P. Caplan, The
para la gente investigada? Ethics of Anthropology: Debates and Dilemas, Londres-Nueva York, Rout-
ledge: 1-34.
¿se debería, como sugirió la antropología feminista y postmoder-
Carsten, J. (ed.), 2000, Cultures ofRelatedness: New Approaches to the Study of
nista de los ochenta, centrarse en las relaciones de poder y reflexionar Kinship, Cambridge, Cambridge University Press.
sobre el lugar desde el cual se hace etnografía y los efectos produci- Clifford, J. y G. Marcus, 1986, Writing Cultures, Berkeley-Los Ángeles, Univer-
dos sobre quienes se estudia? sity of California Press.
¿se debería, siguiendo a N. Scheper-Hughes (1995), aceptar que el Calen, S., 1995, «'Like a Mother to Them': Stratified reproduction and West
rol de antropóloga y el de companheira no son incompatibles e involu- Indian childcare workers and employers in New York», en F. D. Ginsberg
crarse, esforzándose por lograr un posicionamiento? y R. Rapp (eds.), Conceiving the New World Order: The Global Politics of
¿se debería propiciar esa institucionalización de las auditorías, ins- Reproduction, Berkeley, University of California Press: 78-102.
pecciones o controles de calidad, con el objeto de asegurar estándares Collard, C. y G. D. de Parseval, 2007, «La gestation pour autrui: un bricolage
y ~~transparencia» que M. Strathern (2000) definió como una forma de des representations de la paternite et de la maternite euro-americaine»,
I.;Homme, 183: 1-26.
«auditar las culturas»?
D'Andrade, R., 1995, «Moral Models in Anthropology», Current Anthropoló-
Entretanto se logran acuerdos mínimos, quizás merezca la pena re-
gy, 36/3: 399-408.
cordar que Barnes en 1963 definió al etnógrafo competente como alguien Delgado, M. C., 2007, Encuesta de fecundidadJ familia y valores 2006, Madrid,
que si bien aprende a vivir con mala conciencia, sigue afectándole. CIS.
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122 123
DE MUSEOS DEL SABER A MUSEOS DE LOS PUEBLOS.
EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS 1

Fernando Monge
Departamento de Antropología Social y Cultural
Universidad Nacional de Educación a Distancia

INTRODUCCIÓN: LOS MUSEOS EN LA ACTUALIDAD

Durante los últimos años los museos están sufriendo una serie de trans-
formaciones radicales. Están cambiando sus funciones, su relación con
las culturas que representan y han pasado de ser espacios en los que
se colecciona, conserva, investiga y muestra, a espacios de polémica y
de discusión en los que las voces que se elevan en contra o a favor de
los mismos no son sólo las de los académicos sino las de los grupos
representados o, incluso las de la sociedad en general (González de
Oleaga y Monge, 2009; Simpson, 2001: 1). Los museos han dejado de
ser los templos en los que se expone el conocimiento, el arte de los es-
tados modernos, su visión del mundo de otros pueblos y culturas, para
convertirse en espacios de interpretación y, a menudo, de lucha abierta
entre los representados y aquellos que tradicionalmente tenían el poder
de representarlos: los conservadores, los académicos y, en el caso de
los museos etnográficos, los antropólogos. Los museos ya no son sólo
templos neoclásicos en los que se ordena y se da sentido al mundo, en
los que el visitante puede leer una historia u obtener una serie de con-

1. En este artículo las descripciones que hago de los museos son producto de mis
propias visitas; se corresponden, por lo tanto, con las fechas en las que las realicé, en
algunos casos en distintos años y en sucesivas ocasiones, y no tienen por qué correspon-
der con el modo en el que los museos están ahora organizados. He preferido sacrificar la
información y las citas a favor de una reflexión más personal que fomente una actitud más
crítica hacia los museos. He tratado, asimismo, de mostrar la llamada antropología de los
museos como un espacio en transformación.

125
EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS
FERNANDO MONGE

Algunos museos o, mejor dicho, los edificios que los albergan, se con-
~lusiones recorriendo sus galerías; en los museos actuales la vista ha de- vierten en protagonistas. Poco importa qué aloja el Museo Guggenheim
Jado de ser ~1 único de los sentidos en juego: en muchos casos podemos de Bilbao3 , pues lo importante es visitar el edificio diseñado por Frank O.
to~ar los objetos expuestos, ver pequeñas películas, escuchar canciones Gehry, o si el Museo de la Ciencia de Valencia, cuyo nombre real poca
e, mcluso, hablar con aquellos que han producido esos objetos. En los gente conoce4 , contiene buenas exposiciones, ya que lo que impone es
mus~ os actuales _1~ r~presentado ya no es sólo un objeto valioso y único, la inmensa construcción de Santiago Calatrava; o si el Museo Nacional
lo efimer? tambien tiene su espacio, y compite con otros espacios en los de Arte Romano de Mérida (MAR)S, diseñado por Rafael Moneo, con-
que los cmdadanos, los turistas emplean su tiempo. tiene buenas colecciones. Por supuesto, muchos de los grandes museos
. Se han convertido en lugares de visita obligatoria para aquellos que tradicionales están alojados en edificios con un gran valor intrínseco,
qmeren conocer u~a ciuda_d, no importa que lo expuesto poco ten- nadie discute su belleza o el interés de hacer una visita.
ga que ver con la cmdad misma, y constituyen una de las instituciones ¿Qué es lo que llama más la atención al visitante? Cuando hablamos
d~nde los_ estados, las ciudades, hacen gala de su importancia, refina- de la bondad de los museos nos estamos refiriendo a su calidad, a lo
miento, historia o capital cultural. En los museos, como en los grandes extraordinario de sus colecciones, a la calidad de la experiencia que nos
almacenes ? los centros comerciales, se puede pasear, comer, tomar un ofrecen, apenas discutimos su valor ético, su relación con la sociedad o
refresc?~ o Ir _de compras; de hecho, en muchos de ellos se puede dejar la cultura que reflejan, con nuestra propia perspectiva del mundo. Parece
a los nmos bien cuidados durante algunas horas o, incluso, inscribirlos que sólo pueden gustarnos más o. menos pero no molestarnos, insultar-
~n c~mp~men_t~s de día durante los periodos de vacaciones escolares2. nos, engañarnos. Los únicos casos que recuerdo en los que los visitantes
c9ue meJor sitiO que ese bastión de seguridades para dejar a nuestros reconocen el artificio que los construye, se producen cuando se trata
hiJOS y emp~ear ~uestro tiempo libre en ciudades que no conocemos? de museos de otros países, culturas o identidades étnicas. En esos casos,
~n Espana, sm embargo, los museos apenas son objeto de polémica. puede uno mofarse de su falta de antigüedad, del valor «inferior» de lo
Ocaswnalm~nte se discute sobre ellos: cuando el Estado decide impo- mostrado, del nacionalismo pretencioso que esos mismos visitantes no
ner ~n ~reciO de entrada a todos los ciudadanos alegando que es una reconocen en sus propios museos (que generalmente tampoco visitan si
medida Imp_uesta por la _Un~ó~ Europea (cuando la Unión Europea lo se encuentran en «SU» ciudad). Sin embargo, la sensibilidad y capacidad
que de~unCiaba era la discnmmación de los de otros países de la UE, crítica que los visitantes españoles muestran hacia los museos extran-
que teman que pagar una entrada cuando los españoles entraban gratis) jeros no se manifiesta del mismo modo con los que existen en el país.
o la ne~es_idad _de «hacer valer» la cultura cobrando en los museos d~ Algunos, no obstante, pueden ser considerados polémicos por una parte
las admmistracwnes p~blicas para impedir que los jubilados pasen en de la ciudadanía que afirma una visión nacionalista particular, la espa-
e~los las t~r~es de lluvia. Algunas exposiciones estelares, a menudo en ñola, por exclusión de otras como la catalana. Pero estos casos, como el
~Ira por distmtos países del mundo, se convierten en fenómenos mediá- Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) 6 , apenas incomodan, basta
ticos y, otras, en acontecimientos sociales: «Hay que ir». Sin embargo con no visitarlos. Sin duda, los nacionalistas son los otros y nuestros
no suelen ser espacios de polémica, se discute la ampliación del Muse~ museos contienen valores auténticos. Cuando normas como la Ley de
del_ Prado, p_ero no el modo o lo que se expone en sus salas; se discute
a ciertos ar:I~tas de vanguardia o aquellas exposiciones que buscan de-
s~fiar la ~stettca o las concepciones de los visitantes; sin embargo, no se 3. http ://www.guggenheim-bilbao.es.
4. Su nombre es Museo de las Ciencias Príncipe Felipe y forma parte de la Ciudad
dtscute con:-o el museo ~os muestra el mundo. Tengo la sensación de que
de las Artes y de las Ciencias. http://www.cac.es.
el m~~~o stgue promoviendo un espectador pasivo, como si fuera una 5. http://museoarteromano.mcu.es. Por cierto, el valor de los arquitectos estrella es
televts~on en la ~ue ni siquiera podemos cambiar de programa porque el tal que no deja de ser curioso el modo en el que se integra su nombre en el museo. En este
mensaJe que emite suele ser único, canónico. caso la página web oficial indica para sorpresa del lector: «El 19 de septiembre de 1986
se inauguraba la sede actual del Museo, obra de Rafael Moneo Vallés, exponente clave de
la Romanización de Hispania, explicada a través de las piezas recuperadas del yacimiento
d 2. En muchos ~useos de Estados Unidos también se pueden celebrar fiestas priva- emeritense» (la cursiva es mía).
.a~ banquetes destmados a conseguir posibles benefactores. Para una breve introduc-
0
6. http://www.mnac.cat.
Clon a los museos y sus transformaciones, véase González de Oleaga y Monge (2009).

127
126
FERNANDO MONGE EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

la Memoria Histórica han generado tanta controversia, ¿cómo es posi- mitía y, con todo, bien sugerente de las dificultades que debe afrontar
ble que los museos sean en, España tan poco polémicos? Antes de tratar una exposición de estas características. ¿Quién habla en representación
1
de ofrecer algunas posibles respuestas a esta pregunta, abordaré algunos de quién y qué es lo que dice? ¿A quién debemos escuchar?
casos de otros países y me centraré, de forma particular, en aquéllos más Cada sábado por la mañana, un grupo nativo era invitado por el
relacionados con la antropología y los antropólogos. museo para que bailara, cantara y se representase ante el público. A las
puertas del edificio, frente a una de las esculturas más representativas de
la institución (una ballena asesina esculpida por Bill Holm, artista y con-
LOS MUSEOS EN ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ: servador, nativo y antropólogo), los nativos bailaban y cantaban. Gene-
LA EMERGENCIA DE LAS MINORÍAS ralmente los grupos actuaban con sus ropas tradicionales y explicaban a
los espectadores el significado de canciones y bailes. A veces, entonaban
En 1989 tuve la ocasión de asistir a la celebración del centenario del en inglés oraciones a la tierra y la vida y, si llovía, terminábamos den-
estado de Washington en los Estados Unidos. Entre las celebraciones tro del museo hablando con ellos. Las fronteras entre el exterior y el
programadas se realizó una exposición conmemorativa de las culturas interior del museo no sólo se borraban físicamente, los representados se
nativas del estado en el Museo Burke de Historia Natural y Cultura de la auto-representaban y, a veces, de modos bien sorprendentes, no sólo por
Universidad de Washington7, en Seattle. El modo en el que se mostraron la dimensión política y ética de sus espectáculos o actividades, sino
las piezas representativas de las distintas culturas me sorprendió por su por la chocante ropa de la que hacían uso. Su vestuario nativo parecía
fragmentación. Por un lado, los conservadores-antropólogos exponían, más el de algunas películas que han conformado el imaginario popular
contextualizadas en vitrinas, algunas de las piezas más interesantes de de lo que es ser nativo que los trajes tradicionales que la documentación,
cada grupo, piezas que en su opinión rep.t:esentaban a esos grupos; p0r fundamentalmente colonial, había recogido.
el otro, en la parte opuesta de la sala, los representados se representaban Apenas un año más tarde, el Congreso de los Estados Unidos apro-
a sí mismos con carteles, fotos, paneles informativos y algunos objetos. baba la Ley de repatriación y protección de tumbas de los nativos ame-
En el espacio de los antropólogos, a primera vista, se representaba el ricanos (a partir de ahora, NAGPRA, Native American Graves Protec-
pasado (¿acaso los museos no se especializan en eso?), mientras que el es- tion and Repatriation Act8 ; véase Simpson, 2001: 283-287; Mihesuah,
pacio que los nativos habían utilizado hablaba del presente y del futuro. 2000). La nueva ley establecía que todos los museos que recibieran fon-
Sin embargo, la división no era el resultado de una serie de decisiones dos federales deberían elaborar inventarios y sumarios de los objetos de
exclusivamente científicas o académicas, la exposición había terminado las culturas nativas americanas que existían en sus colecciones y publi-
por fragmentarse a causa de la imposibilidad de combinar la lógica y car dichos inventarios en el Federal Register, con la finalidad de que
diseño expositivo que los antropólogos querían desarrollar con la de los todos aquellos restos humanos, objetos funerarios, objetos sagrados del
propios nativos representados e invitados a participar. En primer lugar, patrimonio cultural de los nativos americanos con descendientes acre-
existía el problema de qué objetos elegir. Muchos de los más valiosos ditados en organizaciones y culturas nativas, tanto indias como hawaia-
objetos que almacena el museo no se pueden enseñar al público, ya que nas, puedan ser repatriados a sus grupos de origen. Los museos debían
su valor ceremonial privado lo impide. Ni siquiera los investigadores crear un grupo de expertos que se ocupara de seguir las normas que
invitados teníamos un acceso fácil a esas piezas. En segundo lugar, los dictaba la nueva ley, elaborar los inventarios, entrar en contacto con las
nativos reclamaban una concepción distinta de su pasado y sentían una comunidades nativas y atender todas las reclamaciones de repatriación
mayor urgencia por manifestarse como grupos vivos, con sus problemas siguiendo la normativa legal.
y, en algunos casos, sus reivindicaciones. Tras intensas y difíciles nego- Aunque la ley y los procedimientos que ésta indica son más comple-
ciaciones, la exposición se transformó en ese espacio fragmentado, des- jos de lo que he indicado brevemente, dicha normativa legal trataba de
igual en sus técnicas y métodos expositivos, en los mensajes que trans-

8. Public Law 101-601, 16 de noviembre de 1990. Para acceder a una rica informa-
7. Burke Museum of Natural History and Culture, University of Washington ción sobre la ley, los programas de desarrollo e información relacionada con la implanta-
(http://www.washington.edu/hurkemuseum). ción de la misma, véase http://www.nps.gov/history/nagpra.

128 129
FERNANDO MONGE EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

corregir el tratamiento claramente injusto que habían sufrido y todavía mito del origen del hombre. Para los visitantes el museo se convierte en
sufrían estas minorías. Ningún otro grupo en Estados Unidos ha sido una experiencia total en la que, al finai, para los que aún tengan ganas
despojado de los restos de sus antepasados, ni de los objetos relaciona- y tiempo, se ofrece la posibilidad de curiosear por el «almacén visible»
dos con dichos enterramientos, tampoco han sido excavados sus cemen- (Visible Storage 12 ): los almacenes y vitrinas en los que se guardan las pie-
terios sin el consentimiento expreso de sus descendientes. NAGPRA zas no expuestas, pero que pueden buscarse y observarse en el orden y
no sólo reconocía esa capacidad de control por parte de los diferentes modo que los visitantes deseen ... Un poco más al fondo, hay una gale-
grupos tribales, sino el derecho de los nativos a poseer su propio pasa- ría en la que otros artistas nativos contemporáneos hacen exposiciones
do, así como la soberanía tribal truncada por la ruptura de los tratados temporales de sus obras. El museo promociona las obras de arte y las
-firmados entre naciones con plenos derechos- que habían ratificado artesanías nativas, y en su tienda, situada a la entrada, se pueden adquirir
los Estados Unidos en su proceso de expansión hacia el oeste. NAGPRA, desde reproducciones, libros, pósteres, CD y objetos de poco valor hasta
además, se convertía en una poderosa herramienta de reconstrucción y grabados numerados y obras de arte firmadas, de gran valor.
renovación cultural de los grupos nativos que solicitaban la repatriación En Victoria (Columbia Británica, Canadá), antes de entrar en el Real
de su patrimonio cultural, al fomentar el reconocimiento del valor de Museo Provincial, se puede visitar un edificio en el que artistas nativos es-
su historia y la creación de museos y centros culturales para acoger y culpen un poste totémico. Aquí, una vez más, las fronteras entre el exte-
promover ese patrimonio en las comunidades nativas. A diferencia de rior y el interior, entre los conservadores y los artistas nativos, se diluyen.
los museos públicos creados por los estados modernos para fomentar la Una serie de postes totémicos marcan una de las entradas al museo (la
ciudadanía educando a sus visitantes en una serie de valores artísticos, otra se realiza a través de su tienda) y en el interior los visitantes no sólo
culturales e identitarios, los museos nativos surgían de las propias co- pueden observar, sino convertirse, en algunos momentos, en testigos o en
munidades y de sus necesidades de afirmación cultural y grupal9 • una parte de las exposiciones. El museo no sólo se compone de vitrinas
Más al norte, en Canadá, dos museos, el del Departamento de An- o dioramas, o de espacios. en los que se muestran las esculturas, ya que
tropología de la Universidad de la Columbia Británica (MOA) 10 , en Van- se puede transitar por la reproducción de una antigua calle de la ciudad,
couver, y el Real Museo de la Columbia Británica11 , en Victoria, exponen con cine mudo incluido, aprender sobre la vida de los grupos nativos de
de modo espectacular y muy cuidado todo tipo de objetos de las culturas la región antes y durante la colonización, pasear por la galería dedicada
nativas de la Costa Oeste del Canadá. En el primer caso, un edificio de a los primeros pueblos (First Peoples Gallery), o entrar en la casa del jefe
cemento armado, diseñado en niveles descendentes e iluminado funda- Kwakwabalasami, Jonathan Hunt, un jefe KwakwaKa'wakw (antes cono-
mentalmente por luz natural, nos va introduciendo en el mundo de las cidos por los antropólogos como Kwakiutl) de Tsaxis (Fort Rupert). Su
culturas nativas de la región cultural que conocemos como Costa No- hijo, Henry Hunt, y sus nietos, Tony y Richard Hunt, construyeron y es-
roeste. Las piezas mostradas, muchas de ellas impresionantes, se tratan culpieron esta casa para el museo, pero conservan los derechos de uso 13 •
de ubicar en el contexto en el que habían estado emplazadas original- En ella se pueden escuchar las canciones privadas de la familia (un gran
mente en las propias culturas. Al lado de la gran sala y del jardín exte- privilegio dado que su valor para la familia y la cultura es vital) y hacerse
rior, un parque diseñado por varios de los artistas nativos más grandes una idea bastante precisa de cómo era la vida en su interior y cuáles eran
del momento muestra unas casas tradicionales. El momento culminante los significados simbólicos de los objetos gracias a la forma en que están
de la visita tiene lugar en una sala cuidadosamente iluminada, donde se expuestos y adornan y dan vida a la casa. En estas secciones el contexto
ubica la escultura de Bill Reid, Raven and the First Men, que explica el que se ofrece a los visitantes para aproximarse y comprender el mundo

9. Existe un documental de gran interés que aborda esta cuestión: Who Owns the 12. Pueden abrirse y curiosearse armarios, cajones y cajas en las que se guardan con
Past. The American Indian Struggle for Control of their Ancertral Remains, dirigido y pro- criterio museológico las decenas de miles de piezas que no se muestran, existen guías que
ducido por Jed Riffe Qed Riffe Productions, Berkeley Media, Berkeley, 2001). permiten localizar piezas concretas (por supuesto, los cajones y las vitrinas están protegi-
10. Museum of Anthropology (MOA) at the University of British Columbia, Van- dos por planchas de metacrilato que impide que se puedan tocar, desorganizar o sacar).
couver (http://www.moa.ubc.ca). 13. Los datos relacionados con la casa los he obtenido de la página web oficial del
11. Royal British Columbia Museum, Victoria (http://www.royalbcmuseum.bc.ca). museo: http://www.royalbcmuseum.bc.ca/First_People_Gall/.

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FERNANDO MONGE EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

nativo no se fundamenta exclusivamente en las explicaciones de los an- clamaba la banda Nimkish de los KwakwaKa'wakw fue confiscada por
tropólogos, sino en la de los propios nativos. El mensaje, a diferencia del el agente indio William Halliday en 1922. Durante aquellos años las
que se ofrecía en la exposición del centenario del estado de Washington, ceremonias del potlatch, centrales en las culturas nativas de la zona,
no está fragmentado, sino que articula los dos registros comunicativos estaban prohibidas 15 • Las consecuencias de celebrar un potlatch como el
para ofrecer una experiencia más cercana al mundo representado y, pese que convocó Dan Cranmer eran muy severas e incluían penas de cárcel
a todo, ha sido criticado por mostrar las secuencias de una controvertida por largos periodos de tiempo; por ello cuando el agente indio que los
película etnográfica, In the Land of the Head-Hunters (En la tierra de los había sorprendido, William Halliday, ofreció al grupo un acuerdo en
cazadores de cabezas), filmada antes de 1914 por el fotógrafo Edward S. el que admitían no celebrar otro en el futuro y ceder como muestra de
Curtis y que hoy se titula de forma más políticamente correcta: In the buena fe al Departamento de Asuntos Indios todos los objetos confisca-
Land of the War Canoes- (En la tierra de las canoas de Guerra, reeditada dos, los nativos no tuvieron alternativa. A cambio de la cesión sólo 22
en DVD en el año 2000 por The Milestone Collection). de los 50 acusados sufrieron penas menores de cárcel (dos meses), otros
Tanto las casas que se pueden visitar en los museos del Departa- cuatro de seis meses (pero fueron liberados bajo custodia) y al resto se le
mento de Antropología (MOA) en Vancouver, como la que se encuen- suspendió la sentencia. A cambio de los varios cientos de objetos valio-
tra dentro del Real Museo Provincial de Victoria, representan un tipo sos confiscados, el Departamento de Asuntos Indios les compensó con
distinto de galería de exposiciones, porque los visitantes no sólo dis- 1.495 dólares, una cantidad muy inferior al valor de mercado de sólo
curren entre los objetos-iconos que representan a los nativos o a un algunos de los objetos confiscados (Simpson, 2001: 154).
mundo pasado, sino que entran en los propios objetos, las casas y las Para alojar esa colección, cuya devolución reclamaban, construye-
calles, y la experiencia provoca una representación propia, ya que sin ron en 1980 el Centro Cultural U'Mista. Este centro suponía una refor-
la presencia del visitante los nativos no actúan (y para ello los propios mulación de la concepción del museo tradicional, sin dejar de cumplir
nativos también tienen que estar allí). las funciones de conservación y cuidado fijadas por el Museo Nacional
Durante los últimos años, además de las transformaciones de los mu- del Hombre del Canadá, además alojaba un aula educativa en la que
seos gestionados por instituciones como el Estado o las universidades, ha esas mismas piezas eran utilizadas por los niños de la banda para apren-
surgido otro tipo de museos que da la voz a quienes no la tenían en las der las tradiciones y a bailar y cantar con ellas del modo adecuado. La
estructuras tradicionales: los excluidos, las minorías o la propia sociedad exposición de las piezas muestra a los visitantes un mensaje político
que cada vez se ve menos o peor representada en esos templos de cono- claro: las injusticias que han sufrido por parte de los grupos coloniza-
cimiento. dores en el pasado y, a los miembros de la banda, el valor de preservar
El 22 de marzo de 1974 Un grupo de KwakwaKa'wakw fundó en y exhibir sus propios artefactos, su capacidad de recuperar su pasado e
Alert Bay, Columbia Británica (Canadá), la Sociedad Cultural U'Mista14 identidad, así como el objetivo de promover ceremonias, actividades
con el objetivo de trabajar por la supervivencia de la tradición cultural artísticas, su propio arte y la enseñanza del KwakwaKa'wakw. No es
de los KwakwaKa'wakw. Entre sus objetivos más ambiciosos se contaba casual que la palabra U'Mista describa el retorno de la gente capturada
también la devolución de las propiedades culturales COJ?.fiscadas por el por partidas de ataque de otros grupos (Simpson, 2001: 155).
gobierno en el pasado, en concreto reclamaba la devolución de la llama- En Estados Unidos, la aprobación de la Ley de repatriación y pro-
da Colección del Potlatch de Cranmer, que se encontraba almacenada tección de tumbas de los nativos americanos (NAGPRA) abrió una nue-
en el Museo Canadiense de la Civilización, en Hull, el Real Museo de
Ontario de Toronto, y el Museo del Indio Americano/Fundación Heye 15. El potlatch es una ceremonia organizada por un grupo que invita a otros grupos
de Nueva York (Simpson, 2001: 153). La colección por cuya devolución y bandas cercanas, aliadas y rivales, en la que se ensalza al jefe y a los que la organizan, y
en la que se celebra una larga fiesta con bailes, comida y bebida, en la cual se regalan gran-
des cantidades de objetos de valor, así como comida y bebida a los invitados. El potlatch
14. U'Mista Cultural Society: http://www.umista.org. Dos excelentes documenta- marca el estatus del grupo ante sus vecinos, así como el rango de su jefe, superior cuanto
les producidos por esta sociedad relatan la confiscación del rico patrimonio cultural, así más regala, y compromete a los invitados a superar ese potlatch con uno mayor en un
como las luchas para recuperarlo y el modo en el que lo exponen y hacen uso de él en la periodo determinado de tiempo. Entre 1894 y 1951 el gobierno de la Columbia Británica
actualidad: Potlatch: A Strict Law Bid Us Dance (1975) y Box ofTreasures (1983). y luego del Canadá prohibió esta ceremonia.

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FERNANDO MONGE EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

va etapa en los museos dedicados a los nativos y les ha devuelto la posi- Estados Unidos y se estaba convirtiendo en uno de los motivos centrales
18
bilidad de construir sus propios museos y defender, tanto en éstos como de las Exposiciones Universales que se celebraban en ese país y en otros •
en otros financiados con fondos federales, los mensajes y la imagen que Algunos de los nuevos espectáculos de masas, como los \Vild West Shows
se ofrece de ellos. Por supuesto, no todos los museos han aceptado o protagonizados por personajes como Toro. Sentado y Buffalo Bill, tenían
aplicado esta ley del mismo modo. Los cambios, las controversias y un gran éxito y contribuían a fijar una imagen de la realidad de los sal-
luchas por la repatriación del legado nativo continúan. EJ;I Berkeley, vajes indios americanos. Dichos espectáculos, junto con las exposiciones
el Museo de Antropología Phoebe A. Hearst de la Universidad de Ca- de seres humanos vivos, tanto populares como científicas, contribuye-
lifornia en Berkeleyl 6 , ha sido objeto de manifestaciones y boicots por ron a modelar una pintura de los nativos o de pueblos exóticos y, como
parte de varios grupos nativos de California, que exigen la devolución indican Nicolas Bancel, Pascal Blanchard y su equipo, «respondieron a
a sus descendientes de los numerosos restos humanos y del patrimonio los fantasmas de Occidente sobre los otros y dieron realidad al discurso
relacionado con él que allí se conserva. Un nativo, Ishi, muerto en 1915, racial en construcción» (Bancel et al., 2002: 5). Ishi vivió en la ciudad de
ha sido el detonante que ha colocado a este museo y su departamento de San Francisco, en· una habitación que existía en el museo, y contó con
antropología asociado, bajo el escrutinio y la crítica, tanto de los nativos la amistad de varios antropólogos, entre ellos Alfred Kroeber, quien se
que lo denunciaron en 1995, como de la sociedad en generaF 7 • encargaba de su tutela, como he indicado. Sin embargo, una enfermedad
El28 de agosto de 1911, en un matadero a las afueras de Oroville, muy común entonces y particularmente virulenta entre los nativos, la tu-
California, apareció un nativo aterrorizado, desnutrido y con el pelo que- berculosis, acabó con él apenas cinco años después de su aparición (25 de
mado. Se trataba, como pronto pudieron publicar los periódicos tras las marzo de 1916). En ese momento Kroeber estaba trabajando en Nueva
primeras averiguaciones de los antropólogos, del último representante Cork, pero Ishi fue incinerado por sus amigos y enterrado con todo el
de un grupo que se creía extinto. Tras conocer la noticia, Alfred Kroeber respeto que establecía el protocolo de su grupo en un cementerio situado
(director del Departamento de Antropología de la Universidad de Cali- al sur de la ciudad. Años después, su vida, relatada por la segunda mujer
fornia en Berkeley) envió a uno de sus colaboradores a conocer al nativo, de Kroeber, Theodora Kroeber (1964), se convirtió en un gran éxito edi-
alojado por su propia seguridad en la cárcel del pueblo, y poco después torial, de hecho es el libro más vendido de la editorial de la Universidad
solicitó al Departamento de Asuntos Indios la tutela de este nativo. Unos de California. Éste debería haber sido el final de una triste historia de
días después viajó a San Francisco, lugar en el que se encontraba entonces reconciliación, como indica James Clifford (2000); sin embargo, el 8
el Museo de Antropología de la Universidad de California, y la historia de junio de 1997 apareciÓ un artículo en el diario Los Angeles Times
se convirtió en un fenómeno mediático y popular. Tanto es así que Ishi, que denunciaba el maltrato que, según un grupo de nativos, había recibi-
nombre que se dio al nativo Yahi, se convirtió no sólo en el primer em- do Ishi y exigía la devolución de sus restos para celebrar un entierro dig-
pleado nativo de la Universidad, como conserje del museo, sino en su no en su propio territorio. De acuerdo con los denunciantes, Ishi había
exposición más popular durante los fines de semana. Atrás quedaban los sido diseccionado tras su muerte, una costumbre rechazada por él y por
años en los que el estado de California pagaba por indio muerto y las los nativos, y no había sido enterrado completo, un requisito para poder
cacerías humanas que se emprendieron contra los nativos; el casi extinto a viajar a la tierra de sus antepasados, ya que su cerebro se conservaba
indio americano generaba una gran fascinación entre los ciudadanos de en el propio Museo de Antropología. Tras una larga investigación en la

16. Phoebe A. Hearst Museum of Anthropology, University of California at Berke- 18. No voy a entrar a desarrollar aquí este tema que cuenta con una amplia biblio-
ley, http ://hearstmuseum. berkeley.edu. grafía; baste recordar que algunos de los espacios que hoy habitamos en las ciudades
17. La historia de Ishi, cómo fue «expuesto» y tratado por su tutor y amigo, Alfred fueron diseñados para estas exposiciones, unos como arquitectura efímera que no fue
Kroeber, así como el modo en que los antropólogos actuales del Museo Phoebe A. Hearst desmontada (como el caso de la Torre Eiffel de París), otros como salas de exposiciones
y del Departamento de Antropología de la Universidad de California en Berkeley han (como las qu~ alberga el Retiro -el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez- ubi-
entendido y reaccionado ante las denuncias, por parte de los nativos en 1995 es uno de cados en una zona del parque real de El Retiro de Madrid, recién abierto al público en-
los temas de investigación que tengo abiertos en la actualidad (Monge, 2007; existe una tonces, y que acogió, en esos edificios, el pequeño lago artificial y la zona circundante, la
versión española en Müllauer y Monge, 2009; y Monge, en prensa; particularmente inte- Exposición General de las Islas Filipinas de 1887, o las exposiciones de Ashanti africanos
resante para este artículo es Scheper-Hughes, 2003). en 1897, o la de esquimales en 1900).

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que estuvieron involucrados los nativos, la historiadora de la Universidad promociona el arte nativo de la región y mantiene una serie de becas
de California en San Franciscp, Nacy Rockafellar y el antropólogo Orín para artistas nativos residentes. Como el resto de los museos de estas
Starn, se localizó el cerebro de Ishi en el Museo Nacional de Historia Na- características en los Estados Unidos, tiene su comisión relacionada con
tural de la Smithsonian Institution en Washington D.C. Las noticias del el NAGPRA y desarrolla lazos cada vez más fuertes con las comunidades
maltrato de Ishi se convirtieron en un escándalo a nivel estatal y se cons- cuyas piezas atesoran y exponen.
tituyó una Comisión de Investigación del Congreso de California ante la Muchos de estos museos tienen ahora consejeros o consejos nativos
que tuvo que responder el Museo y el Departamento de Antropología de que les asesoran en sus actividades. En Canadá, el Museo de Antropo-
la Universidad. El escándalo no sólo activó la movilización de diversos logía (MOA) de la Universidad de la Columbia Británica de Vancouver
grupos nativos californianos para la recuperación de los restos nativos así está sometido a un profundo proceso de renovación y expansión en
como otros objetos relacionados, sino que, además, colocó al Museo colaboración con las comunidades nativas de la zona. El proyecto se
Phoebe A. Hearst ante la difícil situación de aplicar las normas que es- llama: Renewal Project - A Partnership of Peoples (Proyecto de reno-
tablecía NAGPRA. No he entrado aquí en la dimensión ética que tuvo sin vación - Una asociación de pueblos) e incluye no sólo mayor espacio
duda la exhibición de Ishi en el museo o del trato que recibió por parte de para la exposición o una renovación del Almacén Visible que se conver-
sus amigos una vez muerto, tampoco me interesa desarrollar esta historia tirán en las Multiversity Galleries, sino el desarrollo de un Centro de
de los desencuentros entre los antropólogos y los nativos. Sólo quiero se- Investigación Cultural en el que también trabajen nativos y ofrezcan su
ñalar cómo las exposiciones etnológicas o antropológicas que diseñaron propia perspectiva, además existe una Red de Investigación Recíproca
los antropólogos con intención de interpretar y enseñar a los visitantes (Reciproca! Research Network, RRN) en la que se integran, online, este
las culturas de otros pueblos pueden no ser el modo en el que los propios centro de investigación y los que desarrollan las propias comunidades
nativos quieren representarse, ni una estrategia adecuada para fomentar nativas.
la multiculturalidad y convivencia. Tampoco parecen haber conseguido Si bien el panorama existente esta todavía relativamente lejos de ser
sensibilizar suficientemente a aquellos que visitan los museos de la despo- idílico, la nueva sensibilidad de los museos que alojan objetos de culturas
sesión, colonización y racismo que han sufrido por parte de los poderes nativas o exóticas, potenciada sin duda en Estados Unidos por NAGPRA
institucionales y la sociedad mayoritaria. o en Canadá por la Ley India, está transformando radicalmente la na-
NAGPRA ha abierto en los Estados Unidos una etapa nueva para los turaleza y el lugar de los museos. Los antropólogos involucrados en los
museos y las comunidades representadas en lo mismos, tras las dudas y museos y las comunidades nativas tienen mucho que aprender y es en ~1
conflictos originados por las reivindicaciones de repatriación, y a veces la museo como espacio de contacto y colaboración donde se pueden redi-
polémica aplicación de la ley, los museos han ido aprendiendo a ajustarse rigir muchas de las prácticas de la antropología, así como su función de
a las exigencias de los nativos y las normativas de la ley. Desde el15 de mediación entre las minorías y la sociedad mayoritaria.
septiembre de 2008 existe en el Museo Phoebe A. Hearst un Comité He abordado hasta ahora instituciones de gran importancia para
de Repatriación, compuesto por seis miembros, profesores e investigado- las culturas nativas de ciertas áreas de Norteamérica, sin embargo,
res reconocidos de derecho, ética, estudios nativos, antropología, biolo- no me he referido a los grandes museos nacionales cuyo papel, sin
gía y antropología de los museos. Asimismo, el museo está realizando el duda ha estado más claramente relacionado con la acción de las élites
inventario de los bienes comprendidos por la ley y estableciendo relacio- intel~ctuales que construyen el Estado moderno y lo elaboran en el
nes con las comunidades nativas afectadas. museo a través de los objetos, narrando los orígenes y características
En el Museo Burke de Seattle, mencionado anteriormente, un tótem básicas de la identidad nacional. En estos museos más que divulgar,
de bienvenida preside hoy la entrada, y en honor de Bill Holm, artista se tiende a mostrar cómo son las personas que componen la nación.
nativo, conservador del museo y antropólogo, se ha creado el Centro Bill Ni en Estados Unidos ni en Canadá ha existido hasta épocas más re-
Holm para el Estudio del Arte de la Costa Noroeste 19 • Dicho Centro cientes un Museo Nacional que represente a las minorías nativas. En
el Mazl de Washinton, D.C., (la calle que comprende desde el Capi-
19. Bill Holm Center for the Study ofNorthwest CoastArt. http://www.washington. tolio al monumento a Lincoln y aloja en sus orillas la Casa Blanca Y
edu/burkemuseum/bhc. los Museos Nacionales de la Smithsonian Institution) no existía un

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EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

museo dedicado a los nativos. Hoy, tras su creación en 1989 por una LOS MUSEOS ANTROPOLÓGICOS EN ESPAÑA
ley .del Co~?r~so, albergado en el edificio diseñado por un arquitecto Y LA SOCIEDAD MULTICULTURAL
nativo y ding1do por un nativo del Museo Nacional del Indio Ameri-
can020, o~upa su lugar simbólico en esa calle que representa a todos los ¿Cómo han cambiado los museos de orientación y contenido antropoló-
estadoumdenses. El Museo Nacional del Indio Americano, que tiene gico en España? Sin duda, como en los casos que ya he mencionado, los
otr~ sede en un edificio neoclásico de la ciudad de Nueva York (en la museos en España también están sujetos a un fuerte proceso de transfor-
antigua Casa de las Aduanas en Manhattan), es una institución pecu- mación que, quiero pensar, no sólo está motivado por la sensibilidad y
l~ar. En ~ste museo muchos de los conservadores no son antropólogos, esfuerzos de sus conservadores y gestores, sino por los propios cambios
smo nati~os, y la relación con sus comunidades es muy intensa, tanto socioculturales a los que está sometido el país. Denunciaba al principio
que concib.e_n los museos comunitarios de los distintos grupos como de este trabajo el relativo desinterés por renovar los museos, la poca
una e.xtenswn del Museo Nacional. Existe un sistema de ayudas que sensibilidad de la sociedad hacia la transformación de los mismos. ¿De
permite el de.sarrollo de esos pequeños museos y abre la posibilidad qué modo representan los museos a los españoles? ¿cómo muestran
de exponer piezas o celebrar exposiciones del Museo Nacional en sus o interpretan su pasado? Se discute la Ley de la memoria histórica, el
locales.~ L~ revista que publican (American Indian) atestigua la vitali- derecho del Estado democrático a eliminar o modificar los mensajes de-
da.d artistlca y cultural de los nativos y promueve su desarrollo. Las jados en los espacios públicos por la dictadura de Franco y, sin embargo,
pnmeras exposiciones inauguradas en la antigua Casa de las Aduanas apenas se discute de qué modo nos representan nuestros museos. Los
de Nueva York, en 1994, All Roads are Good: Native Voices on Life antropólogos españoles, en concreto, presumimos de desarrollar una
a~d Culture (Todos los caminos son buenos: Voces nativas sobre la visión crítica de la sociedad y de la acción de nuestros antepasados en
vida Y la.c~ltura) y Creation's ]ourney (Viaje de Creación21) dejaban los territorios colonizados: ¿¿e qué modo se muestra América en el
claro al VIsitante su nuevo espíritu. Las culturas nativas no están muer- Museo de América22 ?, ¿representa ese museo a los muchos españoles e
tas, sus obras. d.e arte, sus obras maestras, significan algo para ellos y inmigrantes de origen latinoamericano? La respuesta parece obvia y, sin
en esas exposiciOnes podían escucharse las opiniones acerca de cómo embargo, podemos alegar, en primer lugar, que se trata de un museo
las entendían ellos mismos y, sobre todo, cómo las sentían. Al lado de que se centra en piezas arqueológicas procedentes del pasado, así como
las interp~e:~cione~ de antropólogos e historiadores de arte, los guías de objetos de arte colonial. Sin embargo, su atractiva y moderna presen-
Yla exposiciOn abnan las perspectivas nativas sobre su mundo. En una tación muestra una América en la que los esclavos procedentes de África
esquina habilitada para sentarse en torno a un narrador una anciana o los trabajadores forzados de Asia «inmigraron»; en la que la caída de
rel~t~ba a ~~ien lo deseaba historias de su pueblo. Los ~ensajes que la población indígena se debió, sobre todo a las epidemias, y desde lue-
rec~~Ia el VISlta~te. no s.e limitaban, como he indicado, a la interpre- go donde el genocidio (que no se menciona) sólo se produjo en las áreas
tacwn antropolog1ca, s1no que ofrecían la posibilidad de acercarse a de colonización británica; una América en la que la voz nativa apenas
la :;isión ofrecida por los nativos y de interactuar con las piezas y los se manifiesta y aparece acompañada al mayor logro de la colonización:
gmas que las mostraban. El museo no sólo ayuda a reforzar la identi- un lenguaje común. ¿Tienen los museos que ofrecer un mensaje único,
dad ind~gena y de enorgullecer a sus comunidades, sino que pretende incontestable, naturalizado por el prestigio de las ciencias, entre ellas
constrmr una sociedad multicultural basada en el conocimiento y res- la antropología, o pueden ofrecer una ventana para que los visitantes
peto mutuos. desarrollen sus propias conclusiones?
Durante los últimos años, los museos han aprendido a reorganizar
sus colecciones permanentes y a mezclar partes de éstas con las de otros
museos para mostrar historias o aspectos que ilustren dimensiones no
20. Nati~nal Museu~ of the American Indian (http://www.nmai.si.edu) .
.21. T. J:hll Y R. W Hlll, Sr. (eds.), Creation's ]ourney. Native American Identity and
felt~f, :vashmgton Y Londres: N~ti.~nal Museum of the American Indian, Smithsonian 22. El análisis y parte de las reflexiones que vierto aquí han surgido de una investiga-
nst1tut1on Press, 1994). La expos1c10n se celebró en Nueva York entre el 30 de octubre ción conjunta que realizamos Marisa González de Oleaga y yo sobre los museos en general
de 1994 y el 1 de febrero de 1997.
y el Museo de América en particular: «El Museo de ,!América: Modelo para armar» (2007).

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FERNANDO MONGE EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLOGOS

evidentes para el visitante, que no es un experto. Por ejemplo, el Museo detectives, personajes en los cuadros, pintar sus propias versiones de los
del Prado y el Museo NacioJ,U.al Centro de Arte Reina Sofía23 realiza- mismos, pasar la mañana jugando en las salas. El Museo de los niños
ron en el año 2006 dos exp~siciones conjuntas, Picasso, Tradición y muestra la diversidad de la ciudad, cómo es un mercadillo de productos
Vanguardia 24 que conmemoraban los veinticinco años del retorno del de comida mexicanos, cómo se organizaban las casas japonesas o cuánta
Guernica a España, en las que mostraba, en la primera, de qué modo gente viaja en el metro de Tokio.
la tradición artística española influyó en la creación vanguardista de La antropología y los antropólogos de y en los museos tienen mucho
Picasso (de un solo vistazo se podía comparar las Meninas de Velázquez que hacer y decir en estos espacios. En primer lugar, pueden manifestar
con las de Picasso), y en la segunda, cómo retrató Picasso la guerra y de su compromiso ético con aquellos de los que hablan y escriben y también
qué forma se relacionan sus cuadros con otras denuncias artísticas de la con su propia sociedad y con las personas que visitan el museo. Hasta
misma (en una sala convivieron durante la exposición el Guernica con ahora parece. que nos basta con ofrecer interpretaciones académicamente
El 3 de mayo de 1808 en Madrid. Los fusilamientos en la montaña del correctas de las sociedades o mundos nativos, de los objetos expuestos,
Príncipe Pío ~de Francisco de Goya, La ejecución del emperador Maxi- pero creo que tenemos que tratar de aproximarnos a nuestra tarea de un
miliano de Edouard Manet y, también de Picasso, Masacre en Corea. modo más reflexivo y crítico, mediar y comunicar en exposiciones en las
El visitante no sólo disfrutaba del arte y aprendía sobre el proceso de que los nativos se muestren a sí mismos, ser aconsejados por ellos y llegar
creación de Picasso, sino que salía de la exposición horrorizado). a acuerdos. Uno de los grandes beneficios que ha tenido la aprobación y
El Museo de América o el Museo Nacional de Antropología tam- desarrollo de NAGPRA ha sido la de relacionar los museos con las comu-
bién programan y diseñan exposiciones temporales sobre múltiples te- nidades nativas, abrir un medio estable de comunicación y asesoría que
mas. La variedad, las visiones de los antropólogos, de los fotógrafos, del está generando mayor comprensión mutua y exposiciones socialmente
patrimonio que atesoran nos permiten acceder a la diversidad humana, sensibles. Los nuevos museos comienzan a mostrar a la sociedad cómo
sin embargo la voz nativa no suele aparecer nítidamente o dirigir las quiere ser representada y esa sociedad es, en muchos casos, multicultural.
exposiciones. En el Museo de América se celebra, según me ha indicado Los museos también son, como hemos visto, espacios de confron-
algún miembro del mismo, el día nacional de los países latinoamerica- tación y eso no es malo; y pueden también emitir mensajes duros y
nos con una mayor presencia en España. Los talleres del verano per- desagradables para sus sociedades, museos y monumentos, como es el
miten a los niños, jugando, ponerse en lugar de ciertos nativos, pensar caso del Museo y Monumento al Holocausto en Berlín, ubicado allaqo
sobre las piezas que se exponen en el museo y aproximarse al mismo. de la puerta de Brandenburgo, en el espacio que ocupaban algunos de
Sin embargo, esos juegos, no los hace un nativo americano cuando de los edificios, hoy destruidos, del régimen nazi: no es una experiencia
sus piezas se trata. En el Museo de los Niños de Boston25 he podido agradable para el visitante, y sin embargo su visita hace mucho por la
asistir con mi hijo a un taller de bailes americanos del área realizado construcción de una sociedad más respetuosa y más abierta.
por un nativo americano al que luego tuvim.os ocasión de conocer en Es obvio que el Museo de América en Madrid no puede ser una
un pow-wow en la Universidad; en el Museo de Bellas Artes 26 de la reproducción del Museo Nacional del Indio Americano, el contexto y
misma ciudad, participé en un taller sobre danzas de Bal~, por parte de la sociedad a la que se dirige y con la que se relaciona son distintos. La
un balinés afincado en los Estados Unidos, o en talleres de tambores y interacción con comunidades nativas es más difícil y, se puede argumen-
ritmos africanos. En ese mismo museo los niños pueden buscar, como tar, menos relevante para los españoles, sin embargo también es posible
con un sistema de ayudas económicas que permitan la estancia de ar-
tistas y expertos nativos para ofrecer su visión de las piezas, o trabajar
23. http://www.museoreinasofia.es con ellas, para hacer talleres o celebrar conciertos. Las propias comu-
24. Picasso. Tradición y Vanguardia (6 de junio 14 de septiembre 2006): 25 años con nidades inmigrantes pueden relacionarse con los museos y desarrollar
el Guernica (Madrid, Museo Nacional del Prado, Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía, 2006).
conjuntamente actividades con ellos que ayuden, en un plazo más largo
25. Boston's Childrens Museum (http://www.bostonchildrensniuseum.org, http:// del que duran esas actividades, a modular mensajes más acordes con
www.bostonkids.org). las sociedades que mantienen esos museos. El Museo de América o el
26. Museum of Fine Arts, Boston (http://www.mfa.org). Museo Nacional de Antropología no son instituciones comunitarias, sin

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embargo pueden actuar como tales para visibilizar a esas comunidades el diario El País un artículo28 sobre el aumento de las demandas por parte
que viven en España, afianzar su identidad y ayudar a que ellos se sien- de muchos países y comunidades de la devolución de su patrimonio, los
tan parte de y nosotros contemos con ellos. ¿por qué los antropólogos lectores que comentaron la noticia señalaron con toda rapidez la rapiña
no hemos hecho más en esta dirección? con la que se han construido museos como el Británico de Londres, y
Este artículo no pretende acusar a los museos españoles, ni ofrecer absolvieron la torpe colonización española que apenas se llevó nada de
un retrato de los esfuerzos que sin duda hacen los antropólogos conser- esos países. Esos mismos lectores denunciaban, a su vez, la expoliación
vadores que trabajan en ellos, tampoco denunciarlos por falta de ética27 • del arte español que hoy está en Estados Unidos al mismo tiempo que,
Los cambios que se han producido en los museos españoles a los que me algunos de ellos, defendían que museos como el Británico, el Louvre de
he referido, y otros muchos, han sido notables durante los últimos años, París o el de Pérgamo en Berlín, son instituciones de la humanidad y que,
y lo han sido a pesar de las pobres financiaciones y falta de interés de los gracias a ellos esas piezas, hoy reclamadas por otros países, se han conser-
gestores políticos de las administraciones autonómicas y estatal. Algunos vado magníficamente. La antropología puede explicar a los defensores de
museos han nacido durante las últimas décadas como heraldos de admi- los museos universales el valor que esas piezas tienen para aquellos que
nistraciones autonómicas o urbanas demasiado deseosas de visibilidad, se sienten identificados con ellas y pueden colaborar en la resolución de
otros que son estandartes del país se someten a renovaciones que no pa- esos conflictos si suplantar la visión de esas comunidades.
recen tener fin. Los museos a los que me refiero, y los antropólogos que «Los museos considerados tradicionalmente templos del arte y el
pueden relacionarse con los mismos, pueden desarrollar políticas más conocimiento, así como guardianes de tesoros nacionales, se han trans-
acordes con la dimensión multicultural que habitamos y adecuar los men- formado en espacios de disensión y polémica, centros de actividad y
sajes que emiten a una ética en consecuencia, más relativa y, por tanto, discusión; 'zonas de contacto' 29 entre representaciones y aquellos repre-
n:iás cercana a los principios de los distintos componentes de la sociedad. sentados», se han convertido, en nuestra opinión (González de Oleaga
En España apenas hemos abordado el tema de la devolución o re- y Monge, 2009: 730), en espacios de flujo, «zonas de contacto» donde
patriación del patrimonio a sus comunidades originarias. Sin duda éste una colección de objetos multimedia (cultura material, tradiciones orales
es uno de los problemas más complejos y predominantes que tienen los en formatos de audio o vídeo, etc.) no sólo se reúne, preserva, investiga
museos de la era postcolonial (Simpson, 2001: 171-266). Parece que las y muestra a los visitantes, sino también en espacios donde el papel de lo
únicas controversias con respecto a la repatriación surgen con la deman- público es esencial. Hoy m~s que nunca, los museos necesitan ser lo que
da de Elche por recuperar su Dama, o la de Guernica por alojar el famoso son y demandan las comunidades de su circunscripción; es decir, deben
cuadro de Picasso que muestra el horror del bombardeo durante la gue- llevar a cabo un servicio público variado. No sólo son un excelente cam-
rra civil. Nadie parece poner en duda que los fondos que conservan el po de estudio y actividad para la antropología sino, además, escenarios
Museo de América o el Museo Nacional de Antropología estén con toda en los que es tan necesario desarrollar buenas prácticas como reflexionar
legitimidad en España. Cuando el pasado 6 de abril de 2009 apareció en críticamente sobre el papel y la ética de los antropólogos contemporá-
neos. ¿Qué podemos aprender y compartir entre todos?

27. El Museo de América forma parte, tal como indica en su página web, de un
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
proyecto de investigación europeo Museos como lugares de Diálogo Intercultural (http://
www.mapforid.it en el que participan instituciones de Italia, Hungría, Holanda y Espa-
ña). El Ministerio de Cultura de España y el Museo Nacional de Antropología también Bancel, N., P. Blanchard, G. Boetsch et al., 2002, «<ntroduction. Zoos humains:
participan en este proyecto piloto. He podido trazar la participación en este proyecto de entre mythe et réalité», en Íd. et al. (eds.), Zoos Humains, de la Vénus Hot-
antropólogos y sus primeros resultados apenas se pueden evaluar. Entre otros, el Museo tentote aux Reality Shows, París, Éditions La Découverte: 5:..18.
Nacional de Antropología ha lanzado, en este marco, una iniciativa llamada Contamos y
nos cuentan. Diálogo intercultural en el Museo Nacional de Antropología en la que distin-
tos representantes de la sociedad, expertos y no expertos (entre ellos inmigrantes), hablan 28. C. Sierra, «Devuélveme el arte de mi país>> (http://www.elpais.com, 6 de abril de
sobre una serie de piezas expuestas en el museo. Comparada con las experiencias que he 2009),
relatado de otros países, ésta parece un poco más cauta y recelosa de la toma de posesión 29. El término zona de contacto fue acuñado por M. L. Pratt, Imperial Eyyes. Travel
que puedan hacer de la pieza y del museo las comunidades invitadas a hablar. Writing and Transculturation, Londres-Nueva YorkJ Routledge, 1992.

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FERNANDO MONGE

Clifford, J., 2000, «lshi's Store» (adaptación del manuscrito inédito de la con-
ferencia impartida en la Uni;versidad de California, Santa Cruz, con motivo
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Elísabeth Lorenzi Fernández
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bridge Scholars Publishing: 46-55.
Monge, F. (en prensa), «Exposing Ourselves: Live Ethnological Exhibitions in
Museums of Anthropology. The Case of the Native, Ishi, and the Anthro- Antes de comenzar la reflexión sobre los dilemas éticos surgidos en la
pologist, Alfred Kroeber», en Skalnick (ed.),,Racism Many Faces, Pardubi- relación con mi trabajo de campo, quisiera llamar la atención del lector
ce, University Printer. sobre una cuestión que será el eje vertebrador de este texto: el compro-
Müllauer-Seichter, W. y F. Monge, 2009, Etnohistoria (Antropología histórica), miso del investigador con sus sujetos de estudio y la riqueza de conoci-
Madrid, UNED. mientos que se genera desde esta interacción. Transformando el binomio
Scheper-Hughes, N., 2003, «lshi's Brain, Ishi's Ashes. Reflections on Anthropo- «observación-participante» en «participación-observante» mi intención es
logy and Genocide», en Kroeber y Kroeber (eds.), Ishi in Three Centuries, marcar la importancia de la participación en un trabajo de campo, pero
Lincoln, University of Nebraska: 99-131.
ante todo interrogarme sobre la tan requerida imparcialidad del obser-
Simpson, M. G., 2001, Making Representations. Museums in the Post-Colonial
Era, Londres y Nueva York, Routledge. vante y el arraigo del choque cultural y el extrañamiento del investigador
como fuente de análisis social.
Toda esta reflexión parte de mis vivencias relacionadas con la pu-
blicación de mi trabajo que tomó una cierta relevancia en el entorno
que estudié. Los acontecimientos en este contexto y mi posición en
el campo me provocaron algunos dilemas éticos que no me dejaban
sentir tranquila, pero en aquel momento no me detuve a reflexionar
sobre ellos. Sin embargo, el presente capítulo, no surgió tanto de la
necesidad personal de planteármelos, sino gracias a la pregunta de otra
persona: ¿podrías presentar un dilema ético que haya surgido de tu
práctica como etnógrafa? La pregunta y la reflexión me han llevado
hasta aquí y son una preciosa oportunidad para dar forma a cuestio-
nes que, por otro lado, han estado determinando mi trabajo de forma
implícita.
Para responder a la pregunta me remití al trabajo más intenso que
había realizado hasta la fecha: una investigación en el madrileño barrio
de Vallecas sobre una de sus fiestas más originales y polémicas, la Bata-

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

lla Naval. Como etnógrafa y como autora de un libro sobre esta fiesta, de mojar y recibir con buen humor los chapuzones propinados por los
jugué cierto papel a la hora de legitimarla ante los medios de comuni- demás. Gente arremolinada en torno a cualquier fuente de agua se apre-
cación y la Administración. Y para desarrollar este capítulo sobre mis sura a llenar sus armas acuáticas para poder mojar a sus contrincantes.
argumentos acerca de la ética profesional, lo que hice fue atrapar las Los que se disfrazan de piratas, marineros. y bañistas excéntricos ponen
controversias que generó la publicación de mi trabajo. su nota de color. «Atrezzaturas» de barco representan sus propias bata-
Antes de continuar debo advertir al lector que en este texto la cues- llas y la charanga y la percusión riegan el ánimo con desordenadas notas
tión ética se ha convertido en un punto de partida para reflexionar musicales. Los cubos, pistolas y disfraces pincelan con su colorido la
sobre los dilemas que sentí durante los procesos participativos que im- alegría y la algarabía de una fiesta a la cual han acudido cada vez, en los
plicó mi práctica etnográfica. Pero para desarrollarlo no voy a hacer últimos años, más de siete mil personas.
hincapié en la fase del trabajo de campo, donde la observación par- Desde sus inicios, en julio de 1982, cuando se proclamaba por pri-
ticipante juega un papel fundamental y donde podrían ubicarse cla- mera vez «iVallekas, Puerto de Mar!», la Batalla Naval ha estado estre-
ramente los dilemas ante las oportunidades de participación. Davydd chamente ligada a los movimientos sociales del distrito, una densa y cam-
Grenwood (2000: 27-49) reflexiona magistralmente sobre este mo- biante red de asociaciones y colectivos, desde la cual se ha dinamizado
mento de la investigación y las implicaciones para la metodología de la la vida cultural del distrito. Este hecho, junto a otros factores, ha ido
observación participante señalando cómo desestabiliza al investigador contribuyendo a fomentar una especificidad cultural vallecana, porque
el hecho de que sus «informantes» se sientan también participantes de se han ido creado referencias comunes, lugares y momentos de encuen-
la observación. En mi caso, esta disposición no me generaba este con- tro, tareas colectivas, conceptos, símbolos e iconos. Por otra parte, este
flicto, sino que me hacía sentirme más cómoda porque sus formas y el trabajo cultural ha ayudado a cimentar la idea de Vallecas como barrio
lenguaje me resultan familiares. Las controversias, en mi caso, llegaron particular e independiente.
después. Mi objetivo al investigar la Batalla Naval era llegar a comprender la
Las reflexiones que voy a exponer a continuación se centran en las cabida que un evento así tenía en un distrito en rápida transformación,
cuestiones que surgen al devolver los resultados de la investigación; es y cuál era su papel en la conformación de una identidad vallecana tan
decir, cuando salí del sombrío refugio de la observación y quedé expues- arraigada en el barrio, y en muchos elementos, ligada a una cultura de
ta a la luz de las observaciones de los observados, además del «público» izquierdas. Con el tiempo esta observación dio lugar a mi tesis doctoral
en general y de la academia. y a la publicación de un libro Vallekas Puerto de Mar. Fiesta, identidad
Pero para explicar bien los dilemas que afronté, debo primero ex- de barrio y movimientos sociales (Lorenzi, 2006).
poner por qué se generaba un clima de polémica en torno a la fiesta El libro trata principalmente de responder la siguiente cuestión: ¿por
de la Batalla Naval, y por qué este clima me forzaba a situarme como qué en Vallecas el sentimiento identitario de barrio se manifiesta de
antropóloga en una pequeña, pero compleja arena política local. forma tan intensa? Mi trabajo no trata tanto de definir las condiciones
que propician un sentimiento que es difícil de medir, sino de exponer
la labor de promoción identitaria y de práctica cultural que llevan ha-
LA POLÉMICA BATALLA NAVAL ciendo durante tantos años los movimientos sociales y que se encarna
claramente en la Batalla Naval.
Desde hace ya casi tres décadas, la Batalla Naval consiste en una gran Esta fiesta se celebra sin interrupción desde 1982, pero conseguirlo
guerra de agua colectiva en la cual todos y todas son víctimas y verdu- requiere un gran despliegue de esfuerzos y estrategias por parte de sus
gos. Con esta fiesta se conmemora y se defiende la irreverente y utópica promotores, ya que no se trata precisamente de un evento que destile
independencia de Vallecas, proclamando la localidad como Puerto de conformismo. Es una fiesta que proclama independencia y autonomía,
Mar. Se celebra todos los años el domingo de julio más cercano a la tanto en su forma como en su contenido. La manera de usar y reclamar
mitad del mes, como punto y final extraoficial de las fiestas del distrito. lo público en espacios y recursos (el agua) choca con las formas de en-
El evento se convoca en el bulevar del distrito y allí, desde las cinco de tender esta gestión por parte de los representantes locales del ayunta-
la tarde, llueve gente cargada con cubos y pistolas, con la sana intención miento. Por otra parte, la alarma social )de los últimos años, generada

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

en torno al problema de la sequía, nutre de argumentos a la prensa y a lizar la Batalla Naval, calmando o desafiando al ayuntamiento, generan-
la administración para polem~zar sobre la celebración 1• do opinión pública favorable y articulando un apoyo social en torno a
En sus inicios, la fiesta tomaba cuerpo en un contexto en el cual el su celebración. Bajo la piel de este esfuerzo, sus promotores buscan que
ayuntamiento de Madrid, con su espíritu de renovación, daba cabida en la fiesta sea una ocasión para generar un momento lúdico de encuentro
los programas festivos del distrito a las propuestas del entorno y cuan- participativo y de activación de contenidos alternativos y de barrio.
do las asociaciones de barrio promovían con especial ahínco las fies- Tener en cuenta estos hechos es importante para que el lector pueda
tas populares como parte esencial de su proyecto político. Durante esta comprender cuáles son los dilemas éticos que voy a plantear en este
convergencia de intereses, las fiestas de barrio y otro tipo de iniciativas capítulo, ya que en esta arena de despliegue de estrategias y argumentos
(carnavales, festivales de rock. .. ) encontraron cierto apoyo institucional. legitimadores, la publicación de mi libro y mi papel como antropóloga
Es en este contexto cuando nació la Batalla Naval. Con el tiempo, las cobró cierta .relevancia como un elemento para reforzar la imagen de la
juntas de distrito, consolidadas en sus funciones, empezaron a manifes- Batalla Naval. Y a la inversa, esta arena me ha proporcionado una gran
tar su rechazo ante el uso que se hacía de la calle y de las bocas de riego. riqueza de oportunidades para difundir mi trabajo.
El momento en el que las reticencias se convirtieron en clara oposición
se consolidó cuando el Partido Popular llegó a la Junta de Distrito, pro-
hibiendo la fiesta. EL INTERÉS DE LA FIESTA
A pesar de ello, la fiesta no se dejó de celebrar, pero sí supuso un re-
doblado esfuerzo para los distintos colectivos y promotores que tenían La Batalla Naval, que en definitiva conjuga con particular localismo los
que idear diferentes estrategias que permitieran materializarla cada año. elementos de un Reclaim the Streets (reclama las calles), se caracteriza
Durante cinco años (1995-2000) estuvo expresamente prohibida. La fuertemente por la implicación de los movimientos sociales en la pro-
Junta levantó la prohibición cuando un grupo de personas se constitu- moción de un sentimiento de barrio. Esto es lo que ha hecho despertar
yeron como la asociación «Cofradía Marinera de Vallekas» y negoció las interés hacia la fiesta lejos y cerca de las humildes fronteras vallecanas.
formas de celebración de la fiesta, comprometiéndose a controlar el uso No es casual que el libro haya visto la luz gracias a dos editoriales, La
del espacio y del agua. Desde ese momento se ha celebrado de forma Tarde y Traficantes de Sueños. Esta última se implica intensamente en la
normalizada, aunque las polémicas en torno a las restricciones de agua publicación de materiales y textos valiosos para los movimientos sociél-
a causa de la sequía han servido de argumento para problematizarla y les, ya sea porque puedan representar una valiosa herramienta de análisis
negar recursos para su celebración. o porque se trate de materiales producidos desde la reflexión y la prácti-
Por tanto, a pesar de que la fiesta tiene lugar una tarde al año, son ca2. En este sentido, para ellos, el principal objetivo de la publicación de
cíclicos los numerosos esfuerzos que van dirigidos a conseguir materia- mi trabajo era impulsar el libro como herramienta de reflexión sobre los
movimientos sociales en el proceso de articulación de una identidad
1. Ofrezco aquí una pequeña muestra de los titulares de prensa más polémicos en
local. El libro promueve objetivamente el reconocimiento de la Batalla
los últimos años: «La guerra de los rebeldes», El País, 19 de julio de 1~93; «La sequía no Naval como patrimonio cultural, pero para los editores y para muchos
amargó la 'batalla naval'», Ya, 18 de julio de 1994; «La Batalla Naval de Puente de Valle- de sus lectores, su valor reside en que pone énfasis en la cultura como
cas terminó con la intervención de la Policía Nacional», ABC, 17 de julio de 1995; «Bata- algo activo y resultado del trabajo colectivo.
lla Naval, batalla campal», El País, 17 de julio de 1995; «La Batalla Naval clandestina de
Vallecas se salda con ocho detenidos», 16 de julio de 1996; «La edil de Vallecas prohíbe
la Batalla Naval por apología del terrorismo», El Mundo, 18 de julio de 1998; «Ley Seca
en Vallecas», Diario 16, 19 de julio de 1999; «La Batalla Naval de Vallecas será una fiesta 2. «Traficantes de Sueños nace con el propósito de ser un punto de encuentro y
pese a la. prohibición», Diario 16, 17 de julio de 2000; «La edil de Vallecas autoriza la debate de las diferentes realidades de los movimientos sociales. Intentando trascender
Batalla Naval tras cinco años de prohibición», El País, 13 de julio de 2001; «Los valleca- este ámbito, trata de ir aportando su granito de arena para enriquecer los debates, sensi-
nos 'se mojan' por un puerto de mar», El Mundo, 15 de julio de 2002; «Batalla Naval en bilidades y prácticas que tratan de transformar este estado de cosas. Para ello construimos
plena sequía», ABC, 14 de julio de 2006; «Polémica en Vallecas por la batalla naval del una librería asociativa, una editorial y un punto que coopera con redes de distribución
domingo», 20 Minutos, 13 de julio de 2007; «Vallecas libra una batalla de 80.000 litros alternativa. Los textos de la editorial se publican con licencia Creative Commons y con
de agua para exigir mejores servicios sociales», El Mundo, 20 de julio de 2008. copyleft» (http://traficantes.net).

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

Lo que sucede con la Batalla Naval en Vallecas es particular, pero no Aunque conociera de sobra el reclamo que representa la Batalla Na-
único. Promover el barrio como una plataforma politizada para fomentar val, ello no quiere decir que me sintiera preparada para que el libro
una mejora en la democratización de la sociedad es un fenómeno exten- recibiese este pico de atención. Dependiendo del interlocutor mediático
dido que considero que tiene fuerte arraigo en muchas ciudades españo- que me tocara en cada ocasión, me sentía más o menos cómoda en mis
las, especialmente en aquellas donde el Movimiento Vecinal tuvo cierta entrevistas y exposiciones, pero cada vez que me pedían mi criterio
fuerza durante el periodo de la Transición (Barcelona, Zaragoza, Sevilla). sobre la fiesta, sentía el vértigo de la responsabilidad, ya que era. cons-
Esta herencia es muy interesante, pero lo que me más me ha llamado ciente de que aquello que fuera a decir tendría impacto en la imagen
la atención de la Batalla Naval es la reactualización de este concepto ba- que se proyectara del evento.
rrial desde claves contra-culturales. La reivindicación de la fiesta como Por otro lado, ante los medios de comunicación del barrio o cuando
evento articulador de una identidad, de unas relaciones, de un conte- tenía que presentar el libro en Vallecas, siempre sentía cierta timidez,
nido, y como catalizador de la recuperación del espacio público es un por la dificultad que implica el hecho de contar el estudio a sus prota-
fenómeno que se encarna en diversos lugares y sigue siendo en muchas gonistas, una vez que han visto desmenuzado el impacto de sus acciones
ocasiones la «punta de lanza» de diferentes colectivos y redes de diver- aunque, con el paso del tiempo, las reacciones que recibí del público
sos movimientos sociales. Sólo en Madrid podría nombrar decenas de fueron para mí lo más enriquecedor y satisfactorio de este trabajo. El
situaciones similares que tienen que ver con diferentes contextos donde hecho de exponerme a mí misma y presentar mi trabajo al criterio de
distintos colectivos son agentes y promotores de eventos lúdicos y fes- los «observados», aunque pudiera parecerme duro al principio, creo que
tivos que acaban siendo referenciales de la escena cultural madrileña: han sido los mejores momentos, sin ellos, todo lo anterior hubiera per-
ocupación lúdica de la calle por parte de la Bicicrítica el último jueves de dido gran parte de su sentido.
cada mes, la participación del Espacio Popular Autogestionado El Patio Pero lo que me producía mayor vértigo era la atención de los medios
Maravillas en las fiestas del barrio de Malasaña, la promoción de fiestas de mayor alcance porque era ahí donde se me pedía una posición bien
alternativas por colectivos de barrio en Al u che y el Barrio del Pilar... clara sobre el nudo polémico de la fiesta: el uso del agua y del espacio
En Vallecas hay un amplio espectro de la población dispuesta e in- con fines lúdicos y la controversia con la gestión municipal. Ante estos
teresada en la exposición y análisis sobre su fiesta más particular. Fuera requerimientos sentía que debía actuar con responsabilidad y coherencia
de estas fronteras, el público más sensible a este tipo de análisis es aquel y creo que mi postura ante e,l tema se resume muy bien en este titular que
que participa en los movimientos antes descritos, para quien impulsar el he extraído de la prensa local: «No estamos despilfarrando el agua, la es-
componente festivo e identitario tiene un gran importancia. tamos usando» 3 • Ante la polémica me posicionaba intentando acentuar el
El libro vio la luz en junio del 2007, apenas un mes antes de la ce- valor de la fiesta como una práctica social donde el agua es disfrutada en
lebración de la Batalla Naval, por tanto, y gracias a la presencia que las fechas más calurosas del año por la población que se queda en Madrid
siempre tiene la fiesta en los medios de comunicación, recibí una intensa y además es usada como un aglutinante social. Mi acento en el uso que se
atención por parte de éstos, y durante un mes fui entrevistada al menos hace del agua, remite directamente a la perspectiva preformativa que uti-
una docena de veces, primero en los medios locales, y más tarde en otros licé para analizar la Batalla Naval corno un ritual (Lorenzi, 2007: 26-28).
de alcance nacional. La Batalla Naval siempre ocupa un espacio preemi- Por este motivo, cuando me pidieron hacer una reflexión sobre mi
nente en los medios vallecanos, ya que es uno de los aconteCimientos con trabajo de campo, la cuestión evocó enseguida l~tensión que me generó
más arraigo en el barrio. Ciertos medios de comunicación con fin social esta situación en la que se me pedía tomar postura como antropóloga
(Radio Vallekas, Tele-K) participan activamente en la fiesta, ya que la sobre el tema que había estudiado. Íntimamente temía que esta toma de
consideran una ocasión para promover el desarrollo comunitario. postura llegara a socavar la consideración sobre la calidad «científica»
Para los de mayor alcance, la fiesta tiene cierto tirón, ya que es lla- de mi obra, al no mantenerme en mi neutralidad. Este sentimiento de
mativa, pintoresca y polémica, y encaja perfectamente en la parrilla de incomodidad chocaba con mi predisposición, porque personalmente
noticias veraniegas. La Batalla Naval en julio y la carrera de San Silves-
tre en Nochevieja son los dos momentos periódicos del año en los que
el barrio de Vallecas es objeto de atención en los medios nacionales. 3. Madrid Sureste, agosto de 2007, p. 3.

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

consideraba que afirmar la legitimidad de la Batalla Naval no implicaba significativas para mí, al mismo tiempo que quería poder ofrecer una
hacer ninguna afirmación que no fuera válida. Además estaba apoyando reflexión para los colectivos que trabajan dentro de estos parámetros.
una causa que consideraba buena. También era consciente de que mi El segundo momento tiene lugar durante el propio trabajo de cam-
mensaje sería más efectivo si mantenía las formas de la ciencia ante el po, cuando uno despliega sus formas de observación participante. Se
público. Así y todo, defender mi trabajo y defender la Batalla Naval podría afirmar que el método etnográfico se distingue de otras aproxi-
implicaba posicionarme como antropóloga. maciones metodológicas por la implicación del investigador en el con-
texto de investigación (Estalella y Ardevol, 2007) ya que su objetivo es
) lograr una aproximación holística que implique a todos los actores. Sin
IMPLICACIÓN CON EL TRABAJO DE CAMPO embargo, según Davydd Grenwood (2000: 27-49), ésta es una metodo-
logía con ciertas peculiaridades, ya que privilegia la observación como
Como he afirmado al principio, voy a utilizar la cuestión ética como meta central y sólo invoca la participación de forma adjetivada. Esta
trampolín para lanzarme a problematizar sobre la implicación del an- idea, con una fuerte carga positivista, evoca un observador separado
tropólogo en la práctica etnográfica. de/y distinto a sus «objetos» de observación.
En numerosas ocasiones se ha afirmado que el método etnográfico se Efectivamente, cuando uno se encuentra situado plenamente en su
distingue de otras metodologías por la implicación del investigador con trabajo de campo, tiene ya sus contactos establecidos y las rutinas de ob-
aquello que investiga. Ésta no es una afirmación banal porque nuestro servación normalizadas, es el momento en el que puede desarrollar una
objeto de estudio son, ante todo, las personas. El código ético más ci- nueva fase de compromiso en función de que el antropólogo se sienta más
tado por los antropólogos, el de la Asociación Americana de Antropo- o menos implicado con las personas con las que trabaja. Ello depende de
logía (AAA, 1998), organiza los valores étiéos según el tipo de trabajo muchos factores: afinidad personal o política, posicionamiento metodo-
(investigación, enseñanza, intervención aplicada) y el vínculo que esta- lógico, tiempo, capacidades, demanda de los sujetos ... En este momento
blece con su labor: los financiadores, los sujetos estudiados, la academia entran en juego dos sentimientos contrastados, pero complementarios:
o ciencia, estudiantes, colegas, público en general... la sensación de que uno se siente integrado y la de que converge con las
Este código no establece una jerarquía entre estos vínculos, pero en impresiones de choque, personal y/o cultural. En la tradición etnográfica
el apartado que se refiere al proceso de investigación, marca intensa- esto supone una de las fuentes de reflexiones más ricas para la descripción
mente el compromiso que se genera con las personas que investiga. En etnográfica y el punto de partida básico para el análisis. Personalmente
concreto afirma que «el investigador debe estar atento a la demanda de y a la hora de referir mi experiencia de campo, sentía que existía cierta
la ciudadanía o de los anfitriones. La contribución activa y el liderazgo mistificación del valor de este choque en el imaginario antropológico y
en la búsqueda de estas formas ·puede ser tan éticamente justificable ello me llevó a preguntarme si es tan necesaria esta sensación de extraña-
como la inacción, el desapego, o la no cooperación, según las circuns- miento para identificar hechos culturales significativos.
tancias» (AAA, 1998: 1) 4 • No quiero decir con esto que sintiera una total identificación con mis
Desde que se inicia un proceso de investigación, hay distintos mo- sujetos de estudio, pero en mi caso, el sentimiento de afinidad con las
mentos en los que el antropólogo puede encontrarse fre~te a cuestiones iniciativas que estaba observando era más fuerte que el del choque y esto
éticas en su relación con los observados y la primera es la propia elec- hizo posible e incluso fácil que la observación participante se convirtiera
ción del tema de investigación. En mi caso, y gracias a la libertad que en participación observante, no sólo desde lo que pudiera ofrecer como
tuve, admito que esa fase estuvo determinada por cierta fascinación y antropóloga, sino desde las demás facetas de mi persona (habilidades,
por una intensa curiosidad hacia la politización barrial; debo admitir contactos ... ). Admito que fue esta sensación de identificación previa con
que esta cuestión me ha interesado desde hace tiempo y no sólo desde el el objeto de estudio lo que me empujó a realizar simultáneamente tra-
punto de vista etnográfico. Quizás la elección del tema vino también im- bajo de campo comparativo en un barrio de Milán (Italia), con el fin
pulsada por el afán de desentrañar y situar por qué esta$ cuestiones eran de agudizar mis sentidos y tener una mayor capacidad de identificar las
peculiaridades y recurrencias de las categorías culturales a las que me
4. Las traducciones son propias. estaba acercando en Vallecas.

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

Pensando en futuros proyectos de investigación que estoy intere- los promotores de la misma, sino que también suponía un reconocimien-
sada en llevar a cabo, me cuestiono si será el choque lo que remueve to para mí y mi trabajo.
realmente al etnógrafo a individuar procesos y particularidades cultu- A pesar de la satisfacción que ello me proporcionó, debo admitir
rales. También me pregunto si no serán las herramientas de la disci- que se me presentaran algunos dilemas sobre el uso de mi trabajo: ¿no
plina y la capacidad de abstracción las que realmente ofrecen la capa- irá en detrimento de cierto principio de inmutabilidad de la ciencia?, mi
cidad de identificar e interpretar los hechos. La extrañeza surgida del posicionamiento ¿no pondría en duda su calidad científica?
contacto cultural ha sido, en un modelo etnográfico clásico, la fuente
de reconocimiento de las particularidades culturales por parte de un
observador externo y la experiencia del etnógrafo, la piedra de toque EL ANTROPÓLOGO Y EL PATRIMONIO DE LOS «NATIVOS»
que lo saca a la luz. Según Raúl Sánchez Molina (2009: 15-16) Bro-
nislaw Malinowski cimentó este modelo de trabajo, respaldado con En definitiva, el dilema que me estaba planteando era el siguiente: ¿era
estancias más o menos largas e intensas entre la «cultura observada» Ptico desde el punto de vista científico formar parte de este juego de
Y así sentó las bases de las formas etnográficas, aunque su perspectiv~ 10rtunidades de iegitimación de la fiesta? Voy a intentar situar al lec-
empírica, que tiene más en cuenta las diferencias que las semejanzas :· mejor ante este debate, y para ello me voy a permitir cambiar por
culturales, ha sido ampliamente discutida a lo largo del siglo xx. Por c0mpleto de escenario.
ejemplo, Harris (1968: 484) señala cómo su óptica poco ayuda a dar En cierta ocasión tuve la oportunidad de estar presente en una dis-
cuenta de los procesos de cambio ya que sitúa a los observados en ni- cusión entre estudiantes de antropología que estaban desarrollando tra-
chos estáticos con sus propias particularidades. Por tanto, ¿no es hora bajo de campo en diferentes ámbitos, pero que se reunían para discutir
de que empecemos a promover y legitimar formas de investigación de en torno al concepto de «patrimonio» 5 • En esta ocasión la cuestión del
campo cuyo punto de arranque sean las semejanzas? patrimonio enmarcaba el. debate sobre las formas de control que la co-
Una última fase donde se sigue estableciendo el compromiso entre munidad de los indios Kuna de Panamá ejercían sobre los investigadores
el investigador y las personas de su estudio (o penúltima, o antepenúl- de campo que «extraían» conocimientos de su comunidad.
tima, nunca se sabe) es cuando éste da forma final a su trabajo convir- Según Posey Darrel (1999: 19) este control forma parte de las estra-
tiéndolo en una obra. Es en este momento cuando surgen las ocasiones tegias de ciertas comunidades indígenas, van dirigidas a evitar la dismi-
para devolver y exponerse ante el público en general, la academia; pero nución de la diversidad cultural y biológica y su explotación por parte
es también la ocasión en la que los observados podrán reconocerse en de terceras corporaciones. Estas formas de control comunitario se ins-
el texto y contrastarse con la descripción y análisis que se hace de ellos. piran en los conceptos de derecho de propiedad intelectual occidental
Esta situación puede ser más o menos enriquecedora y satisfactoria, y el y abarcan tanto elementos tangibles como algunos más etéreos como el
resultado depende pocas veces sólo del autor. patrimonio cultural (autentificación de artesanía, preservación y forta-
En mi caso, la publicación del libro me proporcionó la oportuni- lecimiento de los conocimientos tradicionales), y consiste en compensar
dad de devolver lo tomado en el campo de trabajo. Varias presentacio- a los pueblos nativos por la utilización de sus conocimientos y recursos.
nes del libro tuvieron lugar en Vallecas con todo lo que ello implicaba: Este tipo de estrategia depende de la capacidad indígena de controlar
sentirme expuesta, ser discutida, quizás reprochada, porque es cuando sus tierras y puede convertir a los investigados en colaboradores exper-
pueden aflorar las suspicacias de aquellos que no se sintieron incluidos tos y controladores del flujo de información.
o se perciben mal reflejados. Pero también es el momento de los agra- El debate que se estableció en el seminario sobre patrimonio, a par-
decimientos, de recibir aportaciones interesantes y, sobre todo, de sentir tir de la experiencia de un investigador entre los Kuna, surgía del cues-
el impacto que ha tenido una obra en las personas entre las que se ha tionamiento de la legitimidad de establecer ese tipo de control por parte
realizado el estudio. Esto me llena de satisfacción. Cuando se acercaban de cualquier agente sobre el conocimiento científico. Se planteaba si la
las fechas de la Batalla Naval, la atención mediática me dio la valiosa
oportunidad de usar mi trabajo como palanca de legitimación de la fies- 5. Seminario de doctorandos de la Universitá degli studi di Siena, noviembre
ta. En este sentido debo admitir que no era sólo una oportunidad para de 2003.

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

«ciencia» es un valor universal que no puede ser sometido a este tipo de que están manejando, un concepto que es producto de la confluencia de
restricciones comunitarias ni dependencias políticas. varios factores, su propia memoria y su relación con un contexto políti-
Durante este debate, me revoloteaba una pregunta en la cabeza: co, económico y social más amplio.
¿No somos acaso conscientes del valor que obtenemos de la informa- Por eso me refiero a este debate, aunque resulte alejado del contexto
ción que recibimos? ¿Asumimos que, de cierta forma, extraemos una de barrio que me interesa en Madrid, porque es precisamente la activa-
ganancia (ya sea material o de prestigio) al interpretar o articular la ción identitaria del hecho cultural lo que me interesa observar en Valle-
información que nos dan? Al igual que el investigador, ¿no tienen dere- cas. La demanda de control sobre su patrimonio cultural por parte de
chos los sujetos estudiados a participar de ello? Insertos como estamos los Kuna me hizo reflexionar sobre el valor que podría tener mi trabajo
en una sociedad que se mira en los poderosos espejos mediáticos, ¿no es para los colectivos de Vallecas, la posición en la que ello me colocaba
consecuente que los sujetos a los que nos acercamos sientan necesidad y las oportunidades que se podrían ocasionar en un contexto activo de
de participar en la elaboración de la imagen que se va a trasmitir? promoción identitaria y patrimonial.
Volviendo a Davydd Greenwood (2000: 31) y a sus reflexiones so-
bre la observación participante, él señala con gran agudeza que la par-
ticipación supone en definitiva una manera de adquirir conocimiento~, LA PRÁCTICA PATRIMONIAL EN MOVIMIENTO
pero normalmente los etnógrafos consideran que esos conocimientos
son de su propiedad. . El eje central de mi trabajo en Vallecas se vertebraba en torno a la prác-
En este caso, aquello que desestabiliza al etnógrafo en su relación tica identitaria y la activación cultural. La Batalla Naval surgió de la
con su campo de trabajo era el hecho de que el nativo fuese activamente mano de movimientos sociales que en ocasiones trabajaban la idea de
consciente de los beneficios potenciales de' sus contenidos culturales y barrio. Muchos han sido los colectivos que han contribuido a su or-
que quisiera tomar parte en ellos y controlarlos para que repercutieran ganización hasta el día de hoy. Como tales, han promovido con otras
primero en beneficio de su comunidad y no sirvieran a fines contrarios. actividades y eventos, la activación cultural del distrito, ensanchando el
¿Es ésta una situación característica de la contemporaneidad? Según espectro y la idea de la especificidad cultural vallecana. Me interesaba
Luis Vázquez León (2006), citando a James Glifford, ha pasado el tiem- especialmente el papel de los movimientos urbanos en la Batalla Naval y
po en que el antropólogo podía presentar, sin contradicciones, el punto también el lugar que ocupa la fiesta y la cultura en el imaginario político
de vista nativo. Vivimos en la era de la «susceptibilidad identitaria». del distrito. Plantear la «cuestión ética» en este capítulo me obliga a dar
Cuando los grupos estudiados se «empoderan» es cuando el investiga- otra vuelta de tuerca a mis experiencias de campo y plantearme cuál es
dor empieza a preguntarse cuál es su papel. Incluso en esta situación, la el papel de un investigador inserto en esas dinámicas culturales cuyos
mirada del etnógrafo se convierte en moneda de cambio para propiciar agentes reclaman un reconocimiento patrimonial.
el «empoderamiento» étnico. Por otra parte, han sido numerosos los de- Para comprender este papel debemos primero situarnos en un con-
bates en los que se planteaba el papel del antropólogo como exportador cepto multifocal de movimientos sociales y una noción problematizada
de la voz nativa. Ahora hay nativos que buscan su reconocimiento como de patrimonio cultural, que considero son dos hechos que interactúan
tales y por tanto quieren tener su propia voz. , de forma dinámica, dando cuerpo a múltiples casos tan similarmente
El objetivo de exponer este caso ha sido el de facilitar al lector la singulares como el de Vallecas.
capacidad de apreciar el valor de la identidad, factor que ahora vamos En primer lugar, para referirme a movimientos sociales, empeza-
a extrapolar al contexto urbano de Madrid. Puede requerir un salto ex- ré por emplear la definición de Sydney Tarrow (1997), precisamente
traño, pero quizás si hacemos explícito un condicionante fundamental, porque presta una especial atención a la importancia de la dimensión
el de la identidad étnica, puede resultar más sencillo reconocer su ob- cultural en la activación y desarrollo del concepto. Para Tarrow, es aquel
jetivo: la susceptibilidad identitaria y el «empoderamiento» étnico son fenómeno histórico y no universal que funciona como una campaña
hechos a los que se llega a partir de un proceso activo que en muchos sostenida para realizar demandas, utilizando un repertorio de actuacio-
casos conlleva una dimensión de movimiento social. Los indios Kuna nes que pub licitan la reclamación, basada en distintas combinaciones de
llevan años articulando activamente el concepto de comunidad étnica organizaciones, redes, tradiciones, solidaridades que sostienen esas ac-

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ
LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

tividades. Las acciones colectivas se basan en redes compactas y estruc- es que Vallecas tenga claves históricas y sociales especialmente diferen-
turas de conexión y utilizan marcos culturales consensuados orientados ciadoras del resto de las localidades de Madrid, pero sí es cierto que
a la acción. Obviamente es el hincapié en la dimensión cultural lo que cuenta con un mayor número de iconos propios, eventos y referencias
me atrae de las teorías de Tarrow, aunque coincido con M. Martínez comunes manifestadas de forma pública. Entonces ¿qué es lo que dife-
(2002: 119-149) en su propuesta más dinámica, que considera los mo- rencia a Vallecas de otros barrios y distritos madrileños? La respuesta se
vimientos sociales como un conjunto de procesos sociales (actores más encuentra en la práctica identitaria y uno de los motores principales de
o menos implicados, organizaciones, actividades, discursos ... ), más que esta práctica son los movimientos sociales.
como una campaña sostenida, en relación directa con contextos sociales Cierto es que, en este distrito, se da una serie de condiciones que
significativos a través de prácticas de intervención social. La relevancia puede facilitar este sentimiento, pero ninguna de ellas es determinante
de estas prácticas reside en su transversalidad y sus efectos abarcan di- para marcar la diferencia si no se da el paso de la definición. Jeff Pratt
versos ámbitos (dentro y fuera del movimiento) y le proporcionan un (2003), gran estudioso de diferentes expresiones de movimientos obre-
carácter constructivo y creativo.
ros y nacionalistas,. en su obra Class, Nation and Identiy se pregunta
Lejos de querer detenerme en la visión del expresivismo, que se cen- sobre los mecanismos identitarios de su conformación como movimien-
tra en una «nueva» cultura política para explicar los procesos de desarro- to. Para ello hace un amplio repaso de manifestaciones de este tipo que
llo de los nuevos movimientos sociales, considero que ese carácter cons- tuvieron lugar en la Europa del siglo pasado.
tructivo y creativo que señala Martínez es lo que nos aporta una visión Respondamos a la pregunta que nos hacemos en Vallecas jugando,
más dinámica de la dimensión cultural en la teoría de la acción colectiva. al igual que hace Pratt, con los dos paradigmas que han definido la
Con esta perspectiva se desdibuja la dimensión teleológica de las activa- posición de los antropólogos a la hora de definir los cimientos del sen-
ciones cult~rales («el trabajo cultural sirve para sostener la campaña») y timiento identitario: sustancialidad e identidad relativa. ¿Qué es más
apunta hacia sus efectos en aspectos amplios de la vida cotidiana. importante en la constitución de la identidad: las vivencias personales
Desde mi punto de vista, me interesa señalar que uno de los fac- que van conformando la percepción del yo (o el nosotros) o la relación
tores para la conformación de un movimiento social es el fomento de con el otro que nos hace más conscientes de nuestras similitudes y di-
una identidad común y de valores compartidos. La celebración de mo- ferencias? Pratt afirma que la identidad no es sólo una narrativa, que
mentos de encuentro, de eventos, además de crear la conciencia de es parte de una práctica. No se puede construir una identidad desde la
que existe una causa común, facilita la articulación de redes sociales nada, tiene que tener cierto talado social para ser activada.
en to~no a esa c~e.s:ión, como formas de comunicación más fluidas que Existe en Vallecas una multitud de focos que congregan a la gente
permiten la posibilidad de apelar a las personas para la acción colecti- apelando al sentimiento vallecano. Con la Batalla Naval he estudiado
va y, lo que es más importante, potencian rutinas vitales que conectan uno de ellos, y podernos entender que la fiesta pueda tener un gran po-
todas estas dimensiones.
tencial, ya que actúa corno marco de relación y activación de las redes
Desde el punto de inflexión que supusieron las luchas del 68 se ha sociales, pero nos queda plantearnos por qué es tan importante para sus
escrito mucho sobre la emergencia de los movimientos sociales. Yo no promotores el que se reconozca como patrimonio cultural del barrio y,
sabría si afirmar la novedad de este fenómeno, pero lo que me resulta cla- en consecuencia, qué papel juega en este contexto mi mirada de antro-
ro es. qu~ una de sus características fundamentales actuales es una mayor póloga.
concienCia del valor de la activación cultural y de su gran potencial. Por Para desarrollar este argumento quisiera recordar a Lloren<_;; Prats
eso, el caso que me ocupa en Vallecas, me obliga a remitirme a una visión (1999), quien define el patrimonio cultural corno todo aquello que so-
transversal de los movimientos sociales, ya que en las motivaciones de cialmente se considera digno de conservación, independientemente de
los promotores y participantes de la Batalla Naval, la dimensión cultural su interés utilitario. La activación del repertorio patrimonial, escoger
festiva y la socialización tienen un papel central dentro de su ideario. un elemento cultural y dotarlo de los «valores sacros», no es un acto
Es común oír decir que Vallecas es uno de los lugares de Madrid neutro o inocente, responde a unas estrategias políticas. Primero habrá
donde sus habitantes manifiestan con mayor intensidad un sentimiento un impulso inicial que se concretará en determinados sujetos sociales
de identidad barrial. Pero ¿cómo se mide el sentimiento identitario? No y/o personalidades, quienes después buscarán la legitimación social que

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

emana del poder político. Estas estrategias no sólo son propias del po- tropólogo es más consciente del papel que juega en la revalorización de
der constituido, sino tambiép del alternativo, del de la oposición, del unos elementos, materiales o inmateriales, ante las instituciones y ante
1
informal. Este fenómeno se dará con mayor impulso cuando esta opo- la opinión pública. Sabe que a la larga puede generar resultados y con-
sición no pueda luchar abiertamente o con la misma fuerza en la arena secuencias para los sujetos estudiados. La conciencia del impacto genera
política. ¿Están todas las estrategias encaminadas a reforzar la legitimi- en los profesionales un planteamiento más intenso sobre su papel y el
dad de la Batalla Naval? valor ético de sus actos.
Creo que la comprensión de este fenómeno será más completa si Si desde la reflexión teórica sobre el patrimonio esta cuestión queda
atendemos a la reflexión de José Luis García García (1998) en torno al cmás o menos reconocida, ¿por qué la participación en este proceso de
concepto de patrimonio cultural, llamando la atención, no tanto hacia )activación me ocasionaba contradicciones desde una ética profesional?
lo que representa en sí mismo, sino a los procesos que genera. Ade- Recordando la dificultad de encontrar en España reflexiones éticas en
más de incidir en el concepto de patrimonio cultural como un mismo antropología, me daba cuenta de que pasa justo lo contrario al explorar
fenómeno cultural que debe ser explicado históricamente, aporta una los textos relacionados con el patrimonio cultural, ya que muestran una
idea que resulta muy útil para estudiar la Batalla Naval: el marco del mayor conciencia del valor político que está contenido en una etiqueta
patrimonio cultural se convierte en un recurso y por ello adquiere una etnológica y del impacto social que pueda generar la identificación y el
dimensión política. reconocimiento etnográfico.
Esto lo podemos observar en las estrategias desplegadas tanto por los La fuerza de la identidad de barrio está en el trabajo que hay detrás.
indios Kuna de Panamá, como en el barrio de Vallecas. La bandera del En este sentido sentí que podía no sólo identificar y reconocer el valor
patrimonio cultural se convierte en un recurso en un contexto donde su de este trabajo de promoción identitaria, sino participar en este proceso.
defensa es parte de la nueva generación de derechos, una punta de lanza Esto no quiere decir que defienda aquí un arribismo irreflexivo, sino que
para conseguir una mayor autonomía. Si pensamos en cuál es el objetivo insisto en el potencial del trabajo antropológico como herramienta de
principal de la Cofradía Marinera de Vallekas (la conservación específica reflexión, y también que su calidad puede medirse en los procesos de los
de esta fiesta) y cuáles son las estrategias que se manejan para conseguir- que participa.
lo, daremos otro paso más en el análisis. El fin último del grupo gestor, A partir de este punto puedo decir que el dilema ético que me plan-
la Cofradía Marinera, aunque vaya encaminado a enfatizar una imagen teaba al principio de este texto se ha trastocado. Si al principio el cues-
legitima de la Batalla Naval, no es reforzar una identidad vallecana, esto tionamiento era, ¿está bien participar en estas dinámicas que observo?,
es algo que se hace en el camino, sino defender la fiesta en sí misma por- ahora la pregunta cambia: ¿estaría bien no participar de estas dinámicas
que está en peligro, porque es independiente, divertida y parte de su vida. que observo?
Es aquí donde volvemos a situar al investigador ante la defensa del
patrimonio. Al hilo de esta cuestión, Silvia Paggi (2003: 95-98) nos re-
cuerda que un elemento cultural es etnológico cuando es reconocido LA IMPARCIALIDAD DE LA CIENCIA
en el ámbito de la disciplina. Importa poco que el elemento sea poten- Y LA OBSERVACIÓN PARTICIPANTE
cialmente etnológico (porque todos los son), importa su apropiación
por parte de los etnólogos. En general, los bienes tienen un aspecto Tan antigua como la antropología es su preocupación sobre cómo el
volátil que no es más que su contexto de uso. Según Paggi, la escritura impacto de la observación puede condicionar a la «verdad científica». En
textual se convierte en el lugar de la mediación etnológica si se encuen- este sentido, Marvin Harris (1968: 191-192) alude a uno de los pri-
tra el equilibrio entre las exigencias de la investigación y la necesidad meros debates que tuvo lugar dentro de la disciplina y que se generó a
de divulgación. partir de la obra de Karl Marx, quien afirmaba que la única teoría de la
Por eso, de la misma manera que he identificado la importancia de historia que podía valer la pena es aquella que permita a los hombres
la activación cultural y la práctica identitaria en la articulación social hacer su propia historia. Harris señala que los críticos de este posicio-
y cultural de Vallecas, me planteo por qué no participar con mi trabajo y namiento, como fuera Wittfogel, pensaban que esta imbricación de la
su devolución. Suele pasar que, ante la cuestión del patrimonio, el an- teoría y la práctica, el hecho de que la ciencia esté ligada explícitamen-

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te a un programa político, suponía que los valores de dicho programa Greenwood (2000: 31) afirma que, más que de una metodología, se
podrían alcanzar cierta prioridad sobre los valores de la ciencia. trata de una idea vaga e incoherente, que ofusca el papel del observa-
Si nos remontamos al origen, no podemos eludir el hecho de que dor y difumina los eslabones entre las acciones que produce un análisis
la antropología nace con una fuerte vinculación al naturalismo y sus y las teorías antropológicas.
formas de observación. Considero que esto ha marcado una impronta En torno a esta contradicción, sobre todo con la emergencia de la
muy fuerte en la metodología de la disciplina, tanto que la observación antropología post-estructuralista, se han establecido numerosos proto-
participante, herramienta pilar de la etnografía, entra en contradicción colos y formas de explicitar el impacto del etnógrafo con el objetivo de
con el miedo de influir en aquello que se está observando, propio del resolver esta paradoja. Todas ellas implican una continua auto-revisión
naturalismo, socavando la posibilidad de entenderlo en su desarrollo de las experiencias y sensaciones del observador, siempre atento al cho-
espontáneo, al igual que un ornitólogo debe hacer el menor ruido para que, tanto cultural como personal, ya que es este choque lo que afina
no espantar a los pájaros que observa. sus sentidos .. Es aquí donde el cuaderno de campo se convierte en una
El origen de la antropología tiene un marcado carácter pragmático, herramienta tan importante.
intentando responder a las cuestiones planteadas por la historia y otras ¿Pero qué pasa si el investigador no siente tan marcado este choque
disciplinas humanísticas, pero aplicando una perspectiva naturalista. en su experiencia de campo? ¿Tiene tanto peso el choque cultural? ¿si
Durante décadas, la objetivación del «otro» estuvo fuertemente influida el choque no se produce de forma marcada el investigador no será capaz
por las oportunidades que brindaban las relaciones desiguales con los de percibir e identificar los elementos y procesos que tienen lugar en el
«primitivos». La relación con estos pueblos se establecía desde el colo- campo de observación?
nialismo y el servicio que podía prestar era en su forma aplicada, inves- La vuelta gradual de la mirada etnográfica hacia las cuestiones más
tigando «nativos» y aportando herramientas para el diseño de políticas cotidianas de sus culturas de origen ha hecho que la cuestión del con-
de gestión de las colonias, lo que alcanzó su punto álgido en la Segunda tacto y del choque cultural pierdan centralidad. Antes el investigador
Guerra Mundial. Es por eso por lo que después de este periodo mar- debía sentir el extrañamiento, ahora debe interrogarse ante todo lo que
cado por una intensa implicación metodológica, cobra gran fuerza una se supone que es culturalmente obvio. Aún así, el momento del ex-
honda preocupación por la neutralidad de la antropología. La crítica trañamiento sigue siendo una figura lingüística fundamental a la hora
a las políticas coloniales influye en la evolución de nuevas corrientes y de redactar el texto, el punto de partida de la narración etnográfica y
una de las respuestas desde la disciplina fue replegarse en los muros de ello significa una búsqueda ¿istemática de las raíces de ese sentimiento,
la academia para conservar la pureza científica. aunque no protagonice la relación del investigador con sus informantes.
Es herencia del periodo colonial el nacimiento y desarrollo de la Para profundizar en las contradicciones que pueda generar la impli-
metodología más caracterizante de la antropología, la observación par- cación del autor con aquello que estudia y centrándonos en el momento
ticipante. Malinowski, consagrado como el padre de esta metodología, de la redacción del texto, me remitiré a las reflexiones de Antón Fernán-
es también uno de los principales propulsores de la profesionalización dez Rota (2008) sobre las políticas de narración en nuestra disciplina.
de la antropología aplicada al servicio de la administración colonial bri- Este autor identifica dos marcadas tendencias de realismo enfrentadas
tánica (Malinowski, 1945). en la historia de la antropología: la representación, el «hablar en nom-
Según Toulmin (citado por Greenwood, 2000), la observación par- bre de», del realismo trascendental, y la evocación, el apelo a la multi-
ticipante no es más que la repetición de la posición clásica positivista, plicidad inestable y de distintas articulaciones emergentes, del realismo
basada en el dualismo cartesiano. Por eso no es casual que el méto- reflexivo postmoderno.
do característico de nuestra disciplina provoque continuamente una El realismo trascendental forma parte del primer proyecto antro-
contradicción en la persona del antropólogo, que observa resignado pológico del siglo xx. En aquella época el antropólogo tenía que lidiar y
cómo su presencia genera impacto en el entorno que estudia6 • Por eso competir por su legitimidad como emisor de juicio con una serie de figuras
presentes en el campo de estudio que llevan allí más tiempo: misioneros,
funcionarios, nativos. Por eso, en este contexto era necesario recubrir al
6. Este tema se trata en otros capítulos de este libro desde diferentes perspectivas. antropólogo de cierta aura de profesionalidad, desautorizando al resto de

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

las figuras en tanto que observadores amateur. Es aquí donde el autor del he sentido ninguna presión o apremio desde la disciplina para buscarlo.
texto etnográfico se erige en 1tepresentador de las culturas. Ha sido gracias a este libro y al seminario que lo originó que me he
Según Fernández (2008), a partir de los acontecimientos de los años planteado detenidamente la cuestión ética y he buscado con intensidad
sesenta tiene lugar un punto de inflexión en la política de la narración alguna referencia bibliográfica. Pero ¿por qué no existe un mayor de-
determinado por las luchas contra el colonialismo, la emergencia de bate ético?
las contraculturas, las luchas feministas y la eclosión de nuevas formas Aquí confieso mi propia ignorancia que considero herencia del que-
de concebir el mundo a las que se le ha asignado el ambiguo nombre de hacer profesional y académico en nuestro contexto. Eso no quiere decir
posmodernidad. Se abrió la posibilidad de experimentar con los límites y que no se adquiera un cierto patrón ético en la praxis, pero este patrón es
contenidos de la disciplina, pero también con las formas narrativas, en intuido, rige nuestra forma de trabajar de una forma no explícita, por lo
la conciencia de que no es posible representar una cultura. En este sen- que es difícil. reflexionar sobre él. En mi propio caso, a partir de mi traba-
tido hay una fuerte corriente de autores, como James Clifford (2001), jo en Vallecas, este código intuido, asumido de forma acrítica, me indujo
que se abren al carácter reflexivo, polifónico y dialógico. Ésta es una a plantearme este dilema: aa implicación o identificación con el objeto
característica que les une a las formas de representación de los movi- de estudio no va en detrimento de la calidad científica de mi trabajo?
mientos sociales, eludiendo la paradoja de la soberanía. Si leemos el código ético redactado por la Asociación America-
Si por una parte la calidad de un producto antropológico se mide na de Antropología (1998) podremos considerar que el compromiso
por la profundidad de la inmersión del investigador en el contexto de la ético del antropólogo se establece en varios niveles: con el sujeto de
vida de sus protagonistas, por la otra se exige el contrapeso de una agu- estudio, con la ciencia o la Academia, con los colegas y con la sociedad
da y argumentada visión externa, un estilo de narración que lo marque en general. Pero no se determina de forma explícita una prioridad en
y suficientes referencias que den cuenta de su distanciamiento. Porque el orden de los compromisos.
la legitimidad del etnógrafo se construye en este frágil equilibrio entre En mi propio caso, mi bagaje académico me hizo intuir que debía
el dentro y el fuera. mantener mayores compromisos con la academia que con los sujetos que
Gracias a esta relación de preocupaciones metodológicas, quizás estaba estudiando, esto es algo que caracteriza fuertemente la práctica
pueda entenderse que mi intención es aportar reflexiones éticas sobre profesional en este país, y yo creo que la causa fundamental es la falta de
la imparcialidad de la ciencia y el miedo a la ingeniería social que se referentes antropológicos fuertes fuera de la academia. Esta tendencia,
ha generado desde la aplicabilidad de la antropología en el periodo unida a otros hechos, facilita la reclusión de la disciplina en este ámbito
colonial. Pero el objetivo de este texto no es ése, sino abordar el de- exclusivo, a pesar de que en muchas de sus vertientes converjan con prác-
bate desde otro punto de vista, quizás desde el otro extremo. Para mí ticas de intervención social y de que en la actualidad resurjan con fuerza
la pregunta es: ¿hasta qué punto es ético mantenerse en el refugio de la los defensores de la antropología de orientación pública.
imparcialidad? Con esta pregunta mi intención no es relativizar hasta Desde esta «intuición» me preguntaba si la excesiva implicación con
el último extremo la naturaleza imparcial de la disciplina, sino señalar el trabajo de campo podía ir en detrimento de su calidad académica.
que la tendencia más normalizada es la estigmatización de la obra del Precisamente esta idea implícita era la que me provocaba una serie de
investigador que se coloca en una posición. contradicciones con mis propias aspiraciones, y también con el bagaje
metodológico y de valores adquirido en contextos fuera de la disciplina,
donde estas premisas pierden todo sentido. El distanciamiento, el no
EL CÓDIGO INTUIDO tomar una posición de forma explícita, es realmente lo que me hubiese
creado un verdadero dilema ético inserto en el contexto de relación que
Haciendo memoria y una revisión sobre los valores y contenidos éticos estaba desarrollando en el campo de mi trabajo.
asumidos en nuestro quehacer profesional, me doy cuenta de una cues- ¿Es lícito participar en la promoción de lo que se está estudiando,
tión fundamental: a lo largo de mi aprendizaje académico y mi desarro- apoyar y promocionar la Batalla Naval? ¿sería lícito no hacerlo? ¿Por
llo profesional en España, en ningún momento me he topado con una qué no interrogarnos en cambio por la fina línea que separa la observa-
reflexión elaborada, ni con un código ético de referencia, pero tampoco ción participante de la participación observante?

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

DE LA OBSERVACIÓN PARTICIPANTE frontera entre lo público y lo privado, el control o no de las redes y de


A LAS METODOLOGÍAS PARTICIPATIVAS los contenidos que circulan, la emergencia de trabajo colectivo y parti-
cipativo de software libre ... Muchos antropólogos están enriqueciendo
Siempre me ha llamado la atención en esta disciplina el escaso desarro- los conceptos de la disciplina desde su posición en internet.
llo de corrientes y metodologías participativas, al contrario de lo que Finalmente debo insistir en que mi intención no es afirmar que el
ocurre en otras disCiplinas sociales (sociología, intervención social, his- planteamiento participativo sea aplicable en todo contexto, ni tampoco
toria ... ). N o estoy afirmando que no existan inquietudes, ni produccio- que en todos los contextos que he investigado este planteamiento me
nes en esta dirección, pero esta emergencia no ha alcanzado el desarro- haya funcionado. Es más, en determinadas ocasiones me ha generado
llo y la sistematización que ha tenido en otras disciplinas. Un ejemplo lo cierta frustración el hecho de no llegar a alcanzar al público al que me
encontramos en el fuerte desarrollo de la Investigación-Acción-Partici- dirigía, publicar una obra y no tener la oportunidad de usarla, modelar-
pación sociológica. El mismo Davydd Greenwood (2000: 30-32), uno la en la interacción con los demás y sus devoluciones.
de los referentes más cercanos sobre Investigación-Acción-Participación Por eso Vallecas se convierte aquí en un eje vertebrador de este plan-
antropológica, afirma que hay muy pocos investigadores dispuestos a teamiento, porque precisamente ha sido ahí donde ha tenido lugar esta
deshacerse de sus bienes profesionales, ya que las técnicas participativas confluencia, porque existe tina articulación política y cultural que es una
se perciben como una demolición de la observación participante y una llamada constante a la participación, porque allí la reflexión sobre su pro-
pérdida de poder. Según este autor, la Investigación-Acción-Participa- pia historia propicia momentos de encuentro. Es éste el entorno donde
ción no es una disciplina ni un método, es un grupo de prácticas mul- he sentido la llamada, la curiosidad, la suspicacia, el interés y las oportu-
tidisciplinares orientadas hacia una estructura de compromisos intelec- nidades de vertebrar las conclusiones de mi trabajo como una herramien-
tuales. Democratizar las relaciones sociales en la investigación es un valor ta aplicable. No puedo presumir del hecho de haberme erigido en calidad
ético de la Investigación-Acción. Este enquistamiento de la antropología de experta vallecana o de la Batalla Naval ni que esto significara una
quizás se deba al fuerte arraigo del esquema del trabajo individual por especial atención a mis sugerencias o mis criterios dentro de las redes que
evitar a toda costa trastornar aquello que se está observando (pocas promueven esta fiesta u otros eventos. Pero la sensación que me que~a al
veces podemos encontrar a los antropólogos trabajando en equipo) o final de este texto es que yo estudiaba la práctica identitaria y que al tinal
a esa necesidad de marcar fuertemente el distanciamiento por sistema, mi trabajo ha servido de re~urso para la pragmática de la identidad.
para limpiar las trazas de la inmersión.
Por otro lado, debo admitir que en la actualidad la cuestión ética
y la de la participación empiezan a tomar fuerza desde el creciente LA ANTROPOLOGÍA Y LA INTERVENCIÓN SOCIAL
interés de etnógrafos por los medios virtuales, un contexto en el cual
surge con fuerza el término «mutualidad», que es una condición que se Antes de acabar me gustaría hacer un apunte sobre otra cuestión que
debe establecer entre investigador e investigados. Por ejemplo, Estatella pende sobre nuestra disciplina y cuya reflexión me ha surgido de mi
y Ardevol (2007), en su proceso de investigación del fenómeno blogger, contacto con Vallecas, ya que tuve ocasión de usar mi trabajo para una
establecieron como estrategia de reciprocidad y propuesta de ética dia- intervención socio-educativa. En la formación de esta oportunidad in-
lógica la elaboración de un «blog de campo», donde subyace la idea de fluyó mi propuesta, pero sobre todo porque es un tema que despierta
que el investigador no sólo debe tomar, sino que también está obligado fuerte interés y abre oportunidades de diálogo en este contexto.
a dar, y que no debe únicamente interpelar, sino también exponerse a Muchos y muchas profesionales de mi generación, además de an-
ser interpelado por los otros. tropólogos somos técnicos de la intervención social (enfermería, trabajo
La etnografía virtual, curiosamente, se está convirtiendo en un cam- social, educación social, pedagogía ... ) y la antropología ha constituido
po donde se plantean con mayor frecuencia cuestiones éticas en rela- una continuación en nuestra formación. Por eso, un profesional con un
ción con «los observados» y son numerosos los textos que dan cuenta de currículum anterior, como ha sido mi caso, puede desarrollar una fuerte
ello. Por sí mismo, internet es un medio en el que se plantean numero- tendencia a proyectar formas de intervención en el contexto de inves-
sos dilemas éticos que son de dominio general, como es la desdibujada tigación. Es bastante usual que esta tendt1ncia pueda chocar con lo que

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO

se espera de su trabajo y con la proyección curricular a la que aspire. Es quehacer antropológico generando dilemas, por lo menos en mi caso,
duro intentar hacer converger;' la intervención social y la antropología, no en contraposición con una práctica participativa y una formación desde
por su potencial ni por falta de referencias en otros lugares, sino por la la intervención social. Considero que esta convergencia de tendencias
falta de reconocimiento de una práctica integrada desde ambos sectores. no debería debilitar la voluntad del profesional, sino, al contrario, de-
En concreto, desde un marco profesional diferente, ejerciendo de bería servir de fuente de enriquecimiento de la disciplina, y por tanto
mediadora vecinal en Vallecas, tuve la oportunidad de retomar los ma- ofrecer mayores oportunidades de reconocimiento profesional. A pesar
teriales de mi trabajo para realizar talleres socio-educativos en varios de que en el ámbito antropológico las metodologías participativas no
institutos de secundaria del distrito. El tema era exponer la participa- parecen maduradas, su desarrollo y práctica es toda una realidad en
ción de la juventud en la historia más reciente de Vallecas para poten- otros contextos y el acercamiento interdisciplinar ayuda al trasvase de
ciar la comunicación iiitergeneracional e intercultural y conseguir una estas perspectivas.
identificación más intensa con el entorno urbano. El recorrido hecho tenía como objetivo tratar del dilema ante la
Con esta actividad quise incidir en una cuestión puesta de mani- toma de posición del investigador en una arena política y trasladarlo al
fiesto por otros investigadores locales: se valoraba que gran parte de la otro extremo: el dilema ante la no implicación. Consciente de que no
población de este barrio, sobre todo la más joven, no fuese consciente es posible generalizar mi experiencia a todos los campos y casos de in-
del gran valor que tuvieron los procesos de participación social en la his- vestigación, considero importante subrayar el fuerte peso del esquema
toria urbana, social y cultural del barrio. Por otra parte, de este estudio positivista en nuestra práctica. En la frágil balanza de los compromisos
y de otros indicadores, se presumía cierta desconexión intergeneracio- éticos que adquiere el investigador durante su trabajo, este esquema
nal con respecto a los problemas de convivencia en el barrio y cierto influye con fuerza en todas las posturas efectivas que toma, colocándole
sentimiento de inseguridad entre la poblaciÓn adulta. más cerca de la ciencia que de sus sujetos de estudio.
En el marco de las asociaciones de vecinos del distrito todo esto se
valoró para facilitar el acercamiento y se construyó argumentando que
una mejora de la convivencia sería más fácil si se potenciaba la transmi- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
sión de la memoria local. También consideré· que la ocasión podía ser
una excelente oportunidad para recoger las percepciones y opiniones de American Anthropological Association (AAA), 1998, «Code of Ethics of the
la población más joven del barrio sobre su entorno más inmediato y su American Anthropological Association», http ://www.aaanet. org/committees/
ethics/ethcode.htm.
historia más reciente.
Clifford, J., 2001, «Sobre la autoridad etnográfica», en Dilemas de la cultura.
La riqueza de este trabajo no sólo residía en el material trasmitido Antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna, Barcelona,
al alumnado de tres centros, sino en la posibilidad de haber contrastado Gedisa.
estos materiales, la línea histórica y el imaginario vallecano que articulé Estatella, A. y E. Ardevol, 2007, «Ética de campo: hacia una ética situada
con la realidad y la experiencia vital de los más jóvenes del distrito. Ele- para la investigación etnográfica en internet», Forum: Qualitative Social
mentos que resultan extraños, otros que se reactualizan, y la emergencia Research, 8/2, http ://www.qualitative-research.net/index. php/fqs/article/
de nuevos conceptos y expectativas con el entorno ... Las impresiones del view/277/610.
alumnado fueron recogidas y analizadas para proponer un proyecto Fernández de Rota, A., 2008, Las políticas de la narración en la antropología
de intervención dirigido a la juventud en el contexto del tejido asocia- y los movimientos sociales, en Laboratorio de Antropoloxías Críticas, Uni-
tivo de la zona. versidade Invisible, La Coruña, http ://invisibel.net/antropoloxia/?p = 3 9.
García García, J. L., 1998, «De la cultura como patrimonio al patrimonio cul-
tural»,Revista Política y Sociedad, 27: 9-29, Madrid, Universidad Complu-
tense de Madrid.
TRASLADAR EL DILEMA ÉTICO
Greenwood, D., 2000, «De la observación a la investigación-acción-participati-
va: una visión crítica de las prácticas antropológicas», Revista de Antropolo-
Para concluir, quiero resaltar la línea que vertebra la reflexión en este gía Social, 9/27: 49, Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
artículo: el gran peso que mantiene la perspectiva positivista en nuestro Harris, M., 1968, El desarrollo de la teoría antropológica, Madrid, Siglo XXI.

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ELÍSABETH LORENZI FERNÁNDEZ

Lorenzi, E., 2006, Vallekas Puerto de Mar, Fiesta, identidad de barrio y movi-
mientos sociales, Madrid, Traficantes de Sueños-La Tarde.
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Relations in Africa, New Haven, Yale University Press. OTRAS REFLEXIONES QUE LLEVAN A
Martínez López, M., 2002, «Contextos y transversalidad: ¿aún con problemas
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Alicia Re Cruz
cantud (ed.), Patrimonio y pluralidad: nuevas direcciones de la antropología Department of Anthropology
patrimonial, Granada, Diputación de Granada: 95-122. North Texas University
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Posey Darrel, A., 1999, Más Allá de la propiedad intelectual: los derechos de Nuestra disciplina está inexorablemente sujeta a sus contextos históricos
las comunidades indígenas y locales a los recursos tradicionales, Ottawa, y socioculturales, lo que significa que hay formas diversas de entender y
IDRC/CRDI. practicar la profesión. Es el antropólogo/a y sus circunstancias quien ge-
Prats, Ll., 1997, Antropología y Patrimonio, Barcelona, Ariel. nera la reflexión y discusión sobre «lo ético» del trabajo antropológico, al
Pratt, J., 2003, Class, Nation and Identity, Londres, Anthropology, Culture and estilo de Ortega y Gasset, o al del «habitus» de Bourdieu, en relación con
Society. aquellos con los que trabaja, con sus colegas y con la profesión. Por este
Sánchez Molina, R., 2009, La Etnografía y sus aplicaciones. Lecturas desde la
motivo, para trabajar en este texto he revisado mi pasado y analizado mis
antropología social y cultural, Madrid, Ramón Areces.
Tarrow, S., 1997, El poder en movimiento. Los movimientos sociales. La acción
encuentros con las diferentes caras con que se me ha presentado la an-
colectiva y la política, Madrid, Alianza. tropología a lo largo de mi ejercicio profesional, con el fin de identificar
Toulmiun, S., 1990, Cosmopolis: The Hidden Agenda of Modernity, Nueva York, cómo y cuándo apareció la discusión de «lo ético» y cómo ha ido cam-
Free Press. biando a lo largo de la vida y la profesión. Ello me ha permitido hacer un
Vázquez León, L., 2006, «La antropología social ante un nuevo mundo desafian- recuento reflexivo de mi trayectoria como persona y como antropóloga,
te (a propósito del retorno de los monstruos)», Relaciones, Zamora, Méxi- como madrileña que vive y trabaja en Texas, después de haber pasado
co, Colegio de Michoacán, 25/98: 71-105, http://www.maimes.cat/Memo- por Nueva York y Yucatán. Desde este momento me gustaría expresar
riayParticipacionJuvenilEnVallecas2008.pdf. mi agradecimiento al lector, que me va a dar la oportunidad de contar
esta historia que nace con la pasión por lo exótico de otras culturas y
que termina con la pasión por el compromiso y la justicia social, como
dimensiones fundamentales del trabajo antropológico.

DE VALLECAS A NUEVA YORK, PASANDO POR LA COMPLUTENSE

Nací en Vallecas, en la misma casa donde nacieron mi padre y mis abue-


los; era una corrala en la que vivían cuarenta familias muy humildes, la

Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación «Estrate-


gias de participación y prevención de racismo en la¿ aulas II» (FFI2009-08762).

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

gran mayoría muy pobres. Había cuatro retretes sin agua para atender entre sujeto y objeto, y entre teoría y praxis en el trabajo antropológico,
las necesidades de los vecinos'. Algunas casas no tenían agua corriente. la condición sine qua non de la neutralidad científica y de imparcialidad
Historias de hambre, muerte y bombardeos de la guerra civil pululaban del investigador/científico.
por doquier; creo que me llegaron antes que las de Caperucita Roja o
la Cenicienta. Aprendí pronto que pertenecía al mundo de los pobres,
de los humildes, al bando de los que perdieron y a uno de los barrios LA CULTURA MAYA:
DE «LO OTRO EXÓTICO» A «LO HUMANO MÁS CERCANO»
que fue más castigado por el franquismo durante la postguerra. Qui-
zás el temor y la rabia fueron responsables de que nunca se hablara o
discutiera de política con mis padres en mi casa. Aprendí también que Cuando recibí una beca para asistir a uno de los cursos de verano en la
había nacido en el bando de «los de la capital», pues no había ni un solo Universidad Menéndez Pelayo de Santander, tuve la oportunidad de co-
miembro de mi familia que no fuera de Madrid, lo que significaba que nocer a Gary Gossen, jefe del Departamento de Antropología de la Uni-
no había ninguna posibilidad de ir de visita o vacaciones «al pueblo»; versidad de Nueva York, en Albany. Él me habló de las ayudas que ofrecía
es decir, que en los veranos, la oportunidad que tenía de «saborear» las la Universidad a estudiantes extranjeros y me invitó a solicitar un puesto
vacaciones era cuando íbamos al Parque Sindical de Madrid. Creo que de ayudante en su Departamento. Lo hice, me aceptaron y allí empezó mi
fue el hambre por conocer otros lugares que no fueran Vallecas lo que me aventura profesional y personal en el Nuevo Mundo.
llevó durante mi adolescencia a desarrollar. y nutrir una pasión desafo- Corría el año 1985 y estaba recién licenciada en Antropología y
rada por saber cómo eran, pensaban, jugaban los niños de otros lugares, Etnología Americana por la Universidad Complutense de Madrid. En
países y culturas. Por lo tanto, no es un acciqente que eligiera Antropo- SUNY Albany abracé con pasión el modelo de antropología simbólica e
logía como carrera universitaria. interpretativa de Victor Turner (1967, 1969) y Clifford Geertz (1973).
Cursé Historia en la Universidad Complutense de Madrid, en la es- Descubrir el concepto de «liminalidad» fue tremendamente liberador,
pecialidad de Antropología y Etnología de América. Quedé fascinada pues facilitaba el análisis del «proceso» cultural, instaba a pensar en «la
por el exotismo cultural con el que se me presentaban las culturas pre- cultura» como un constante flujo de cambios y transformaciones y, sobre
hispánicas americanas y caí rendida ante las posibilidades que ofrecía todo, invitaba a proponer la articulación de la idea de caos y orden como
el análisis estructuralista. El estructuralismo fue el modelo teórico que principio fundamental en el entendimiento de la cultura y sociedad.
me permitió conectar el ser humano, su conducta, su pensamiento y su Cuanto más leía a Clifford Geertz, más me apasionaba su humanismo
cultura, y admiraba la brillantez con la que Lévi-Strauss nos decía que y la forma en que proponía entender la cultura: como texto en acción
las estructuras del lenguaje son equivalentes a las de la sociedad, que es que incita al antropólogo a una búsqueda explicativa de los significados
posible descubrir estructuras universales del pensamiento humano por- contenidos en las ideas, creencias y valores culturales.
que están formadas de oposiciones binarias que se entretejen a modo de Tuve la oportunidad de hacer mis primeras exploraciones de trabajo
bricolaje de significados en cuentos, mitos y leyendas. Quizá lo que me de campo entre los mayas de Yucatán, en 1986, en una pequeña comu-
parecía más revolucionario del mensaje estructuralista era que no hay nidad campesina, muy conocida en el ámbito antropológico norteameri-
forma de entender la realidad social sin el pensamiento crítico que nos cano, Chan Kom. Avatares del destino me llevaron justo a la comunidad
muestra la estructura profunda, el origen de la lógica cultural. Aunque maya en la que no quería acabar haciendo trabajo de campo, porque ya
la discusión sobre ética en el trabajo antropológico no tuvo un papel la habían estudiado numerosos antropólogos, profesionales y aprendi-
central en mi formación inicial, el discurso académico apuntaba a la ces. Respondiendo a la llamada de «lo exótico», que había sido ya mati-
necesidad de establecer una clara distinción entre el sujeto y el objeto zada por mi entrenamiento en el estructuralismo y el simbolismo, tenía
del análisis; el mensaje implícito era que el trabajo antropológico no interés en la vida ritual y en la tradición oral de la comunidad. Aunque
debía interferir en la vida social de la comunidad, y que el antropólo- tuve oportunidad de vivir en casas no tradicionales, con electricidad,
go debía evitar promover cambios en el grupo que estudiaba, tanto, que elegí una casa maya tradicional de bajareque y techo de guano. Todo
intervenir era algo que se no consideraba ético. Los principios funda- ello suponía que por fin podía culminar el sueño de estudiar y vivir en-
mentales de mi entrenamiento y formación apuntaban a la distinción tre un «otro» radicalmente diferente a mis orígenes en el asfalto urbano

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

de Madrid. El ansia por conocer la vida campesina, en oposición a la ur- comunidad desenmascaró profundas diferencias entre los campesinos
bana, me llevó a esta comunidad de la que fácilmente quedé enamorada ricos, inmersos en actividades comerciales y ganaderas, y los campesi-
por su exotismo, también expresado en el empeño con que se presen- nos pobres, dedicados a la siembra del maíz. Dentro del conjunto de los
taban sus gentes: «Aquí todos somos pobres, somos campesinos, somos emigrantes se incluía tanto un grupo min0ritario que había conseguido
mayas». Caí en Chan Kom durante la «Canícula» de 1986. La Canícula realizar el sueño de hacerse con sus pequeñas empresas, como una ma-
es percibida como «época de crisis», ya que, según sus habitantes, trae yoría de trabajadores de la construcción.
enfermedades infecciosas provocadas por parásitos (diarrea, disentería,
vómitos, etc.). La Canícula aparece todos los años, a mitad de julio, y
dura un mes. Este periodo es anómalo en muchos aspectos: hay sequía CUANDO EL PARADIGMA DE CONOCIMIENTO SE TAMBALEA
aunque es la época de lluvias, el maíz se encuentra en la etapa más
vulnerable de su desarrollo y necesita el agua de lluvia para crecer; las Profundamente revelador fue el hecho de descubrir las estrategias del
enfermedades amenazan la salud pública, etcétera. gobierno mexicano a la hora de presionar a los campesinos para que emi-
Apasionada por el carácter simbólico «liminal» de la Canícula, regre- graran a Cancún, pues la estabilidad económica y financiera de México
sé en el verano de 1987. Fue entonces cuando pude identificar una nue- depende enormemente de la industria turística. Durante mi estancia en
va dimensión del fenómeno: durante la Canícula aparecían acusaciones Chan Kom fui testigo, por ejemplo, de campañas publicitarias desti-
de brujería que tenían que ver con muertes y enfermedades que pare- nadas al consumo de herbicidas y fertilizantes para nutrir los campos
cen aflorar durante este periodo. Aquéllos sobre los que se hacía recaer de cultivo de maíz, llamados milpas. Una economía de subsistencia no
anónimamente la culpa eran, curiosamente, miembros de la familia del permite al campesino la posibilidad de acumular capital para la compra
cacique de la comunidad, en su mayoría, jóvenes mayas que habían emi- de estos productos. La migración a Cancún se convertía entonces en la
grado a mediados de los años setenta, cuando Cancún estaba naciendo oportunidad de obtener dinero rápido a través de empleos temporales.
como estrella turística internacional en la costa de Yucatán. Esta nueva El dinero ahorrado se podía invertir en estos productos y al mismo
dimensión social de la lectura «liminal» del fenómeno de la Canícula, me tiempo el gobierno obtenía mano de obra barata en la construcción para
permitió descubrir la necesidad de incluir un nuevo modelo teórico para el desarrollo del imperio turístico de Cancún.
analizar críticamente la homogeneidad social y económica con que la Además de las muchas lecciones personales y profesionales que apren-
comunidad se presentaba. Si los hijos del cacique, emigrantes en Cancún, dí en Chan Kom, tuve el gran privilegio de ser testigo de un hecho que
era a quienes se acusaba de los males que aquejaban a la comunidad du- hizo tambalearse el paradigma de conocimiento y trabajo antropológico
rante este periodo liminal, ¿sería entonces cierta la imagen de igualdad que me había alimentado hasta entonces. Debido al agotamiento de los
social que pretendidamente presentaba la comunidad? ¿Cómo se articula nutrientes del suelo, la SARH (Secretaria de Agricultura y Recursos Hi-
la lectura liminal de la Canícula con la realidad social de la comunidad? dráulicos) puso en marcha un programa agrícola de desarrollo comuni-
Estas preguntas fueron las que impulsaron el diseño de la agenda de los tario que tenía como meta conseguir que los campesinos mayas tuvieran
dos años de investigación y trabajo de campo que realicé en Chan Kom, una cosecha de maíz más abundante. Para ello, el proyecto tenía dos
entre 1989 y 1990. El estudio estaba dirigido a mi tesis doctoral y fue objetivos, el primero era convencer al campesino para que utilizara una
financiado por una beca Fulbright del Ministerio de Cultura. semilla de maíz híbrida, y el segundo, hacer que cambiara su sistema tra-
Aunque mi entrenamiento en análisis estructuralistas y simbólicos dicional de siembra en triángulos, por un sistema de siembra lineal. El
me había proporcionado una lectura interesantísima de la Canícula como equipo técnico del proyecto estaba formado por un ingeniero agrícola
periodo liminal en el ciclo anual entre los mayas, las mismas contra- y dos ayudantes. Celebraron numerosas reuniones con los campesinos
dicciones sociales expresadas en las acusaciones de brujería demanda- para mostrarles cómo sembrar en línea y convencerles de los beneficios
ban la necesidad de articular otros modelos teóricos más productivos de la utilización de la semilla híbrida. Con una actitud de saber cómo
para identificar la realidad social de la comunidad. Enfoques marxistas hacer las cosas, respaldada por la autoridad que impone el conocimien-
y de economía política me ayudaron a desvelar una realidad social mu- to occidental, el ingeniero de la SARH no tenía ningún interés en ente-
cho más diversa y desigual. El censo socioeconómico que realicé en la rarse por qué el campesino maya había se,mbrado en triángulos durante

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

cientos de años, ni le interesaba la opinión del maya respecto al uso de la redacción de la tesis doctoral, me sorprendieron las repercusiones
la semilla híbrida. Llegó la é]í)OCa de la siembra y la gran mayoría de los teóricas, metodológicas y éticas que tuvo el hecho de haber sido obser-
campesinos sembró en triángulos, utilizando la semilla natural. vadora participante del descalabro de este programa de desarrollo de la
No me parece éste el lugar apropiado para presentar la documenta- SARH en Chan Kom.
ción etnográfica que respalda el conocimiento del campesino maya sobre Fue en SUNY, Albany, durante mi formación como estudiante de doc-
su entorno ecológico, las características y composición de los suelos, ni torado en Antropología, cuando conocí la obra de Kuhn (1992), que
de los sistemas más efectivos y productivos de cultivo. Baste decir que plantea una concepción de la ciencia que se transforma a golpe de revo-
este caso claramente presenta un choque de paradigmas de conocimiento luciones, lo que rompe con la consabida idea de que la ciencia avanza en
diferentes, el local maya y el gubernamental modelado por premisas occi- un proceso lineal de acumulación de conocimientos. La obra de Kuhn
dentales, entretejidos ambos por obvias relaciones de poder. Este ejemplo provocó gran revuelo, al proponer la idea de paradigma científico para
representa uno de los tantos casos de errores culturales, particularmente entender el avance de la ciencia, en vez de una sucesión de teorías que
en el ámbito de programas de desarrollo, al intentar transferir un cono- avanzan en sofisticación y refinamiento gracias a la acumulación de cono-
cimiento occidental a ecosistemas naturales y culturales locales, como cimiento, sino como un complejo donde teoría y lógica científica abrazan
muy elocuentemente ha denunciado Escobar (1995). No sólo fracasó el los procesos sociales y la visión del mundo social. La propuesta de Kuhn
proyecto de desarrollo, sino que corroboró el estereotipo del campesino caía en un terreno crítico y reflexivo ya abonado por el movimiento post-
maya como incapaz de subirse al carro de la modernidad, anclado en modernista. El postmodernismo proponía unos postulados más volcados
sus hábitos y tradiciones antiguas. ¿Qué hubiese pasado si el ingeniero en la necesidad de mantener unas relaciones más horizontales y simétricas
hubiera sido capaz de entender la importancia cultural que tiene para el con aquellos que creíamos constituían el objeto de nuestra investigación
campesino maya el hecho de utilizar su semilla natural y el sembrar en y que en realidad estaban tan sujetos como nosotros mismos, los propios
triángulos? ¿Habría cambiado su discurso explicativo si hubiera conoci- científicos. Todo ello supuso para mí la introducción a una visión más
do la conexión espiritual del maya con su milpa y con el cosmos? ¿Habría crítica del paradigma antropológico con el que me crié como aprendiz
entendido que sembrar linealmente descabala la lógica epistemológica de de antropóloga; con nuevas lentes me adentraba en el incómodo deba-
pensamiento maya que está más centrada en el círculo? Simbólicamente, te de colonialismo intelectual, de los efectos de modelos de desarrollo.
el círculo representa un futuro originario en el pasado, muy diferente En definitiva, la reclamación positivista de mantener neutralidad ante
de la tradición epistemológica judea-cristiana que propone un concep- el trabajo científico fue intensa y profundamente cuestionada. Pero el
to temporal lineal en el que el futuro no tiene retorno. Dos triángulos dilema se transformó entonces en la pregunta ¿intervenir o no intervenir
unidos por el vértice conforman una estructura geométrica regular, para efectuar un cambio social?, y la respuesta reclamaba urgentemente
con un centro; al sembrar en triángulos, el campesino maya reproduce conocer los precedentes antropológicos en los que se había hecho. Los
una estructura geométrica similar a la forma en que concibe el cuerpo casos latinoamericanos y en concreto los mexicanos, proporcionaban las
humano, dividido en cuatro cuartos unidos por el centro, el tipte, el ge- primeras experiencias a la hora de contestar.
nerador de orden y salud en el ser humano. De la mismaforma, la milpa,
para el maya, tiene cuatro esquinas, y el centro esta dedicado a levantar
el altar en el que se celebra el ritual diario de pedir permiso a su dios para TEXAS Y SUS MISTERIOS
trabajar la naturaleza con que les ha provisto.
N o sólo fue la falta de conocimiento, sino la actitud de imposición Llegué a Texas en 1992 como miembro del Instituto de Antropolo-
de un saber foráneo, descalificando el local maya, lo que dio al traste gía de la Universidad del Norte de Texas, un grupo de tres profesores.
con el programa de la SARH. Deseando conocer las zonas de esta parte del país en la que vivían los
Con el tiempo, al reflexionar sobre este incidente, me di cuenta del mexicanos, pregunté por sus barrios en una fiesta de bienvenida en la
papel revolucionario que puede tener nuestra disciplina si se pone en universidad; mi interlocutor me espetó un «aquí no tenemos». La con-
acción, si permite poner el saber científico al servicio de su acción po- notación de posesión implícita en el verbo «tenemos» me alertaba de las
lítica. Aunque no formó parte, ni siquiera como anécdota de campo en relaciones de poder y la respuesta, al mismo tiempo que encerraba un

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

misterio por resolver, abría la puerta mágica de la curiosidad antropoló- ellas o las proveen de algún otro servicio. Se reúnen y forman tandas,
gica: ¿cómo es posible que no haya mexicanos en Texas? Como es fácil sistemas de crédito exentos de intereses (Re Cruz, 1998). Me pidieron
imaginar, me estrené como doctora en antropología dedicándome a los que les enseñara inglés. La gerencia de los apartamentos nos habilitó
inmigrantes mexicanos del norte de Texas. Me entregué ciegamente a una pequeña ofiCina en la que nos reuníamos dos veces a la semana, por
la tarea no sólo de identificar sus barrios, sino de divulgar su presencia la mañana; yo les enseñaba inglés, y ellas, entre historia e historia, me
en el área, para .sacarles de su anonimato e invisibilidad. En el proce- abrían las puertas etnográficas de su mundo «entre dos mundos», y
so de acercamiento a la comunidad, me sorprendió profundamente la me regalaban incontables lecciones como mujeres, madres y esposas.
habilidad, destreza y sabiduría de las mujeres inmigrantes a la hora de En resumen, mis avanzadillas profesionales en Texas empezaron a
sobrevivir en un país que resulta profundamente hostil para los inmi- desligarse de la neutralidad que se exigía al científico social, delimitada
grantes mexicanos que no entienden la cultura ni la lengua. Quedé aún por la clara distinción entre sujeto y objeto de investigación, y teoría
más impresionada cuando me di cuenta de que los propios estudiantes y práctica en el trabajo antropológico. De alguna forma, los modelos
de la universidad desconocían o conocían mal la realidad social de su metodológicos -aprendidos para mantener la neutralidad y conseguir la
entorno. En una de mis clases sobre «Migrants and Refugees» incluí una validez científica del trabajo no encajaban. La experiencia antropológica
visita de campo a unos apartamentos donde la mayoría de los inquilinos con los mayas de Yucatán y con los inmigrantes mexicanos en Texas me
eran inmigrantes procedentes de México. Al anunciar la visita,· varios señalaban la necesidad de utilizar paradigmas alternativos en el ejercicio
alumnos llamaron la atención sobre la «peligrosidad» que suponía llevar etnográfico, más acordes con la praxis social. Efectivamente, la antro-
al grupo a un área en la que «había prostitución y crímenes casi todos pología aplicada presenta una forma diferente de pensar y de ejercer
los días». Dependiendo del contexto, la comunidad de inmigrantes se nuestra profesión. Responde a las necesidades de la práctica profesional
convertía en «invisible» o en «fuente del mal». En este discurso no te- que requieren de la intervención para el cambio social y cultural; de
nían cabida ni la explotación económica ni la discriminación política que hecho, esta forma de ejercer la antropología no se queda atrapada en la
sufre el inmigrante latino. Así nació la necesidad de involucrarme como dimensión de servicio o de resolución de problemas sociales, sino que
agente instigadora del conocimiento de la realidad social entre los estu- su esencia dialéctica la conduce a generar conocimiento a través de la
diantes. Nunca se me había presentado tan claramente la responsabili- investigación aplicada. Además, el antropólogo aplicado está sujeto al
dad social del antropólogo como científico social. No me parecía sólo diseño y uso de técnicas y métodos muy rigurosos que, por estar encami-
injusto, sino inmoral el hecho de mantenernos sujetos al objetivismo nados a la resolución de problemas sociales, la mayor parte de las veces
que reclama nuestro paradigma positivista, sin cuestionarnos lo que de- requieren el trabajo disciplinario en equipo y demandan la inclusión de
bemos hacer con los resultados del trabajo. Como indica el aforismo los grupos afectados en el proceso de investigación. A mediados de los
marxista, para que exista la posibilidad de cambio social, es necesario años noventa, el Instituto de Antropología contaba con cuatro miembros
nutrir la conciencia social; el camino que lleva a la justicia social, difí- especialmente motivados por las incursiones en el área de antropología
cilmente puede ser alcanzado por los que no conocen la composición aplicada (Naylor y Jordan). Así surgió la idea de crear una especialidad
social y el juego de poderes políticos y económicos. ¿cómo es posible universitaria en antropología aplicada.
que el estudiante en Texas investigue, analice la diversidad cultural en
sus cursos de antropología, sin conocer la diversidad cultural que encie-
rra su propio entorno? LIBERTAD HERNÁNDEZ
Como apuntaba anteriormente, me sentí fascinada por el mundo Y LAS LECCIONES DE ANTROPOLOGÍA APLICADA EN MÉXICO
de las mujeres inmigrantes en Texas y aún más cuando descubrí que
su respuesta de acomodación a su condición de inmigrante está com- México ha contribuido con uno de los capítulos pioneros y más pro-
puesta por un entresijo de redes de asistencia en el que entran en juego ductivos, en el área de la investigación antropológica aplicada. Avalada
servicios, información e incluso dinero. La que tiene coche da rides (o por la obra de Gamio o Gonzalo Aguirre Beltrán (por nombrar sólo dos
conduce) a las que tienen que llevar a sus niños a la escuela, ir al médico ejemplos de un grupo de grandes trabajadores sociales), la antropolo-
o a la tienda; a cambio, éstas cuidan los niños de aquéllas, cocinan para gía mexicana ha estado históricamente m'uy vinculada al planteamiento

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

de políticas públicas, particularmente las relacionadas con los grupos Xalapa de la necesidad de diseñar un programa académico que incluyera
indígenas. De hecho, para Garn.io, la antropología era una forma de co- modelos alternativos de salud, incorporando antropología médica, me-
nocimiento político; es decir, que el trabajo de campo y la investigación dicina social y los datos y el conocimiento etnográfico procedente del
antropológica debían promover la acción social y política encaminada a trabajo de campo. Este modelo metodológico no sólo pretende implicar
integrar a los grupos indígenas en el proyecto de nación. Gamio (1916), al programa académico, sino que también expresa la necesidad de trans-
considerado uno de los progenitores del indigenismo en México, propo- formar el modelo pedagógico tradicional. La metodología participativa
ne forjar patria, buscando una ciencia que ayude a resolver los problemas entreteje relaciones dialécticas entre docencia, investigación y servicio
más urgentes de la nación. social, de tal forma que el aula se lleva a la comunidad y la comunidad
Ángel Palerm es un personaje legendario en el mundo de la an- se transforma en el aula. Los grandes inspiradores de la obra de Libertad
tropología mexicana y para mí tiene una relevancia particular porque en México son los fundadores del legado latinoamericano del modelo in-
representa al investigador aplicado forjado en el nuevo mundo, proce- vestigación-acción: Paulo Freire, Fals Borda y Carlos Rodríguez Brandao.
dente del viejo. Exiliado de España por la guerra civil, Palerm lleva su La destreza que Libertad tenía para la investigación-acción, unida a su
impronta marxista que cae en terreno fértil, abonado por la situación de alianza constante con los desprotegidos, marginados y explotados, tuvo
marginalidad y desprotección de los grupos indígenas en México. Palerm resultados sorprendentes. No era extraño que entre grupos de mujeres
llega a crear un modelo de saber y de hacer antropología, una escuela con las que Libertad trabajaba, alguna de las integrantes se presentara
centrada en la praxis social y profesional que exige una relación dialéc- a cargos políticos en sus comunidades. Muchas, intensas y profundas,
tica entre teoría y práctica como fuente generadora de conocimiento. fueron sus repercusiones y frutos como antropóloga líder en el uso de
En 1996 conocí a Libertad Hernández, cuando era directora de la metodología participativa, en su corta vida. Murió a los cuarenta y
PROCOMU (Programa Comunitario de la Mujer) y profesora del Depar- dos años, el 7 de agosto de 1998, violada y asesinada, según la versión
tamento de Psicología Comunitaria en la Universidad Veracruzana de Xa- oficial, por un taxista en México D.F. mientras asistía al seminario in-
lapa. Vino al mundo con su hermana gemela y, en honor a la Revolución, ternacional «Nuestras niñas: derecho a la equidad desde la infancia»,
recibió el nombre de Libertad. Tierra fue el que le dieron a su hermana que convocado por UNICEF. Hay otras versiones que apuntan a la amenaza
no sobrevivió. Antropóloga de formación y de corazón, fue la fundadora en que se habían convertido sus programas y proyectos, empoderando
de un programa dirigido a impulsar y promover los derechos de los más las mentes, los espíritus y las manos de las mujeres en comunidades
desprotegidos y marginales en México, mujeres y niñas de áreas rurales marginales. Descanse en paz.
y de barrios pobres. Para ello, se valió de su alianza con el gobierno, ya que Con Libertad Hernández, organicé dos escuelas de campo en Xa-
era funcionaria del PRI en Veracruz y utilizó las herramientas metodoló- lapa, en 1997 y 1998. Un grupo de estudiantes de la Universidad del
gicas de la investigación-acción. El reto que se propuso fue luchar contra Norte de Texas se unía así a los proyectos que Libertad, como directora
las desigualdades sociales promoviendo la participación de las mujeres y de PROCOMU, tenía en comunidades rurales del estado de Veracruz.
niñas en la vida económica, política y social en condiciones de igualdad Así fue como aprendí la praxis de la Investigación Acción Participativa
con el hombre. El espíritu sagaz y carismático que llevaba prendido en (IAP), tanto de sus errores como de sus aciertos, pero sobre todo, de
su nombre, Libertad, le permitió establecer vínculos entre instituciones su poder revolucionario de cambio que da al traste con los presupues-
oficiales, organismos no gubernamentales, el sector académico y la socie- tos metodológicos y teóricos del paradigma antropológico tradicional.
dad civil, confabulándolas en proyectos y programas relacionados con las La IAP se centra en la propia realidad social de los propios participantes
demandas y necesidades de las mujeres y sus familias. La clave de su éxito del proceso. Para la IAP, la realidad no es un conjunto de datos objeti-
era la construcción colectiva que nacía de la práctica, del acercamiento vos sobre la población, ya que implica, además, la percepción que las
y del trabajo con las mujeres, gracias a una metodología participativa gentes tienen de esta realidad, es decir su percepción subjetiva, de tal
por la que la comunidad deja de ser objeto para convertirse en sujeto. forma, que la objetividad y la subjetividad actúan dialécticamente. De
Desde 1974, defendió la necesidad de involucrar a la comunidad en la manera que lo que resulta crucial para la investigación es permitir que
identificación de sus problemas de salud y llegó a convencer a la Aca- la propia comunidad defina, analice y resuelva sus propios problemas,
demia de Medicina Comunitaria de la Facultad de Medicina de la zona buscando la transformación de la realidad concreta. Es así como se pue-

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

de llegar a restituir la historia de culturas populares, reforzando su iden- Quizás uno de los conceptos que más trabajo me costó incluir en
tidad (Fals Borda, 1986). A este respecto Freire nos recuerda que «hacer mi vocabulario antropológico fue el de «cliente», es decir, la persona,
la historia es estar presente en ella y no simplemente estar representado agencia u organización que encarga el trabajo de investigación y que paga
en ella» (Freire, 1983: 130). por él. Pero de esta manera las fuentes de empleo del antropólogo se
Igualmente reveladora en la práctica de IAP en los proyectos de Li- han diversificado enormemente; hoy día podemos ser contratados en
bertad, era la relación entre el investigador y las comunidades; lo que oficinas consultoras, organizaciones no gubernamentales, empresas, cor-
en el paradigma tradicional era una relación de sujeto-objeto, propia poraciones, escuelas e incluso oficinas de marketing. Esta diversificación
del positivismo-empirista, en la práctica de IAP se transforma en una laboral a la que el antropólogo aplicado se expone hoy, nos obligó a dise-
relación de sujeto-sujeto. En oposición a la relación maestro-alumno en ñar un programa igualmente diversificado; de manera que contamos con
el «modelo de enseñanza bancario», que deposita los conocimientos de asignaturas tales como: «antropología de los negocios», «antropología
manera vertical, asimétrica, la relación sujeto-sujeto se transforma en una de las organizaciones», «antropología de la educación», «antropolo-
relación dialógica de maestro a maestro (Freire, 1983), de tal forma que gía del medio ambiente», «antropología médica» o «antropología de
ambas partes investigan, enseñan, aprenden al mismo tiempo que trans- la frontera», que incluye temas relativos a migraciones. El programa se
forman. Para Fals Borda (1986, 1987) este diálogo es el que permite al compone de asignaturas troncales tales como «Teoría y métodos cuali-
investigador deshacerse de su papel de erudito para convertirse en el tativos y cuantitativos en la investigación antropológica», además de un
que aprende, al saber escuchar los discursos procedentes de diferentes curso en el que se prepara al estudiante en la elaboración de propuestas
sintaxis culturales, al mismo tiempo que considera a sus representantes de investigación, escritura técnica y creación de redes profesionales. De-
como sujetos activos y pensantes en el proceso de investigación. pendiendo de los intereses del alumno, el programa exige que se cursen
Es cierto que la IAP, con sus profundas raíces latinoamericanas ejem- dos asignaturas de otras disciplinas, con el fin de reafirmar el carácter
plificadas en la obra de Libertad Hernández, se aleja de los cánones interdisciplinario del programa y para que se acostumbre a trabajar en
antropológicos tradicionales y presenta una nueva lógica en la praxis, equipo. La parte más importante del programa está constituida por el
basada en el diálogo y en la relación simétrica de sujeto a sujeto, como diseño y desarrollo de un plan de investigación que se tiene que ajus-
generador de conocimiento. En este nuevo paradigma, la intervención tar a los intereses y necesidades del cliente con quien el estudiante elija
es el requisito fundamental para conseguir el objetivo propuesto: la jus- trabajar. Contamos con una gran lista de clientes para quienes hemos
ticia social. trabajado: el Departamento de salud pública de Denton, el Ayuntamien-
to de Denton, el programa bilingüe de las escuelas públicas de Dalias,
organizaciones no gubernamentales que trabajan con casos de violen-
ANTROPOLOGÍA APLICADA cia doméstica y de asilo político, DELL (la multinacional productora
EN LA UNIVERSIDAD DEL NORTE DE TEXAS de ordenadores y material tecnológico), etcétera.

Tras varios años dedicados a pensar en el diseño y composición de la


especialización de antropología aplicada, el programa se comenzó a im- DISCUSIÓN
partir en el año 2000. Tiene varios objetivos; uno de ellos es el preparar
al estudiante para desarrollar las herramientas antropológicas en terre- Me crié en una tradición antropológica que teri1a tendencia a descalifi-
nos que no sean exclusivamente académicos, por ejemplo en el trabajo car la antropología aplicada como a una hija ilegítima de la disciplina.
con organizaciones no gubernamentales, agencias de gobierno, estatales Se valoraba más el trabajo etnográfico con lo exótico foráneo que el
o federales, incluso escuelas, empresas y negocios. Para ello, es indis- hecho de inmiscuirse en nuestros problemas y necesidades sociales. Me
pensable entrenar al candidato en la resolución de problemas por medio eduqué en una disciplina que se basaba en unos criterios fijos para de-
de diferentes estilos de colaboración. En la práctica de la antropología terminar lo que constituía conocimiento antropológico y lo que no lo
aplicada, es fundamental que el estudiante entienda las bases éticas de era y quién podía generar y trabajar con este conocimiento y quién no
la investigación y práctica antropológicas. (Foucault, 1971). La antropología pura, ílbstracta, ceñida a grupos et-

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ALICIA RE CRUZ LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

nográficos pequeños era considerada legítima, mientras que lo aplicado Khun, Th., 1992 [1962], La estructura de las revoluciones científicas, México,
era descartado como un eje,Tcicio subversivo y a veces corrupto, tal y FCE.
como el proyecto Camelot desveló en su momento. El intervencionis- Re Cruz, A., 1998, «Migrant Wornen Crossing Borders. A Cornparison of In-
mo resultaba demasiado arriesgado, particularmente cuando se trataba terna! and Externa! Mexican Migration», ]ournal of Borderland Studies,
de trabajos con el gobierno o con agencias de desarrollo internacional. 13/2: 83-97.
Scheper-Hughes, N., 1995, «The Prirnacy of the Ethical: propositions for a
La no intervención era, definitivamente, la posición ética más segura.
Militant Anthropology», Current Anthropology, 36/3: 415-420, 438-440.
Consecuentemente, los antropólogos que ponían en práctica sus cono- Turner, V., 1967, The Forest of Symbols: Aspects ofNdembu Ritual, Ithaca-Lon-
cimientos para resolver problemas sociales reales, eran considerados de ) dres, Cornell University Press.
segunda categoría. Turner, V., 1969, The Ritual Process: Structure and Anti-Structure, Chicago,
Con los pocos y breves documentos etnográficos que he utilizado Aldine Publishing Cornpany.
en este artículo, he intentado mostrar cómo el trabajo de campo, bien
con los campesinos y emigrantes mayas en Yucatán, bien con inmigran-
tes mexicanos en Texas, me ha empujado a considerar la responsabi-
lidad ética del antropólogo, particularmente cuando discriminación e
injusticia social quedan al descubierto. Para mí, son estas situaciones
las que mueven al antropólogo a considerarse un mero observador o
un testigo. Si el primero acerca la antropología al ámbito de las cien-
cias, el segundo conecta nuestra disciplina directamente con la filosofía
moral (Scheper-Hughes, 1995). El antropólogo como testigo va más
allá de la observación, descripción y entendimiento cultural; intenta
poner en acción los marcos teórico{', las técnicas y métodos antropo-
lógicos en la consecución de resultados y en la mejora de casos reales.
Por eso considero el ejercicio de la antropología aplicada la alternativa
más productiva de la práctica antropológica y, al mismo tiempo, creo
que es el tipo de antropología que puede ejercer un papel clave como
agente de cambio social en la construcción de una sociedad más justa
y equitativa.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Escobar, A., 1995, Encountering Development, Princeton, Princeton University


Press.
Foucault, M., 1971, «The Order of Discourse», en Yioung (ed.), Untying the
Text: The Post-Structuralist Reader, Londres, Routledge and Kegan Paul.
Fals Borda, 0., 1986, Conocimiento y poder popular: lecciones con campesinos
de Nicaragua, México, Siglo XXI.
Fals Borda, 0., 1987, «The Application of participatory action research in Latin
Arnerica», International Sociology, 2/4: 329-334.
Freire, P., 30 1983, Pedagogía del oprimido, México, Siglo XXI.
Garnio, M., 1916, Forjando Patria, México, Porrúa.
Geertz, C., 1973, Interpretation of Cultures, Nueva York, Basic Books.

184 185
«NO ESTAMOS DE ACUERDO CON ALGUNAS
DE TUS INTERPRETACIONES»:
GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO
DE CAMPO CON PERSONAS ESTIGMATIZADAs~~

Virtudes Téllez Delgado


Grupo de Investigación sobre Patrimonio y Culturas Populares
Centro de Ciencias Humanas y Sociales
Consejo Superior de Investigaciones Científicas

«The West still has tremendous discursive, military, and


economic power. Our writing can either sustain it or work
against its grain».
E. W. Said (1989: 224)

La reflexión sobre la ética profesional enriquece el trabajo de campo, a


la vez que lo desafía. En cualquier caso, permite identificar las posiciones
políticas, las demandas morales bajo las que se realiza y cómo éstas se in-
terrelacionan entre sí. Pude experimentar y reconocer este pensamiento
tres años después de comenzar mi investigación con distintas asociaciones
socioculturales madrileñas, formadas por jóvenes musulmanes universita-
rios. Cuando inicié mis contactos no pensé que llegaría un momento en el
que no sería bien acogida. No podía imaginar que un día escucharía que
por sobrecarga laboral no seguirían colaborando con mi investigación
con la que, a su entender, se estaba estigmatizando a un grupo de perso-

Las reflexiones de este texto fueron enriquecidas por los comentarios de Mar-
garita del Olmo y Fermín del Pino tras su exposición en una sesión del XXVIII Curso
Julio Caro Baraja del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en diciembre
de 2008. Posteriormente el texto fue discutido con Nancy Konvalinka quien me ayudó
a reconducido orientándome hacia otras experiencias similares que habían sido útiles
para reflexionar sobre la práctica antropológica. La versión final del texto que presenté
en dicho curso se ha beneficiado de los comentarios constructivos de Ángeles Ramírez,
Elísabeth Lorenzi y José Mapril. A su vez, agradezco la confianza y amabilidad de Ángel
Díaz de Rada, quien ha inspirado mis reflexiones al cederme, antes de ser publicado, el
ensayo que elaboró para este mismo curso.

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VIRTUDES T~LLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

nas que luchaba en su cotidianeidad para desprenderse de las etiquetas flexión ética a partir de su comparación con otras experiencias similares,
con las que social y mediáticflmente se les estigmatizaba. anteriormente explicitadas por otros/as antropólogos/as. Posteriormen-
La asociación con la que he vivido esta situación se creó en un mo- te, se reflexiona sobre la condición estigmatizada del grupo y las reper-
mento en el que el atentado terrorista del 11M -perpetrado por per- cusiones que ello tiene sobre la información producida en el trabajo de
sonas que decían actuar en nombre del islam- hacía que ellos, en tan- campo. A continuación, se utiliza el ejemplo expuesto para cuestionarse
to que musulmanes, estuvieran en el punto de mira como sospechosos cómo ha de gestionarse la moral y ética en él. Finalmente se sugieren
sociales. En esta ocasión el ataque se había producido en la ciudad en unas pautas de conducta que conduzcan a una adecuada gestión de la
la que residían. Esta vez se sentían directamente señalados como poten- ) ética y moral en las relaciones que se establecen durante y posteriormen-
ciales radicales terroristas y por esto, y por los sentimientos de dolor te a su realización.
que compartían con el resto de la sociedad, decidieron tomar un papel
social y político más activo para informar a la población en general so-
bre su ideología y creencias y para mostrar que no se les puede ni debe LAS MALAS INTENCIONES DESPROVISTAS DE MALA INTENCIÓN
vincular con personas que han decidido acudir al terrorismo como arma
política ni con terroristas que, en su opinión, no pueden ser represen- Cuando en marzo de 2006 comencé mi trabajo de campo y contacté con
tantes de su mismo grupo religioso, puesto que entre éste y los actos la asociación que motiva esta reflexión ética, ya habían transcurrido dos
terroristas no existe ninguna vinculación exegética directa. años desde que comenzara su actividad. Les conocí en un acto público
En este texto, se habla de un grupo de población que se siente es- al que acudieron como invitados y les solicité recibir información de
tigmatizado, pero que por su alto nivel educativo cuenta con las herra- sus actividades con la anterioridad suficiente como para poder asistir
mientas y el capital cultural necesario para trabajar en pro de revertir a las mismas. Así lo hicieron y, gracias a ello, empecé a acudir a estas
esa estigmatización y criticar y evaluar cualquier reflexión teórica que actividades y a prestar atención al funcionamiento, estructura, objetivos
se realice sobre ellos. Con este capítulo se pretende partir de este ejem- e intereses de la asociación.
plo para trascender sus características y considerar las ideas que aquí Los procesos de negociación por los que sus miembros definían sus
aparecen a la hora de trabajar con cualquier persona, grupo o colectivo intereses sólo podían ser conocidos si asistía a las reuniones internas de
social que se sienta portador de un estigma en un contexto fuertemente la asociación, por lo que, en varias ocasiones, les solicité permiso para
politizado. Por eso, a través del caso expuesto, se procura reflexionar acudir a ellas. Sin embargo, siempre obtuve una negativa por respuesta.
en primer lugar sobre esta situación de sentirse un colectivo estigmati- Las explicaciones que ellos me daban no me parecieron inicialmente
zado que ha decidido resignificarse social y políticamente y sobre cómo muy claras. Siempre me decían que tenían que plantearlo en las re-
la interiorización de un estigma y su uso político les impulsa a pensar uniones de la junta directiva, pero nunca me comunicaban su decisión.
que cualquier investigación que se realice .sobre ellos lo que busca es Ante el paso del tiempo, volví a solicitar acudir a las reuniones pero me
incidir más en esa estigmatización. En segundo lugar, se reflexiona so- contestaron que su contenido no era importante para mi investigación
bre supuestos éticos a tener en cuenta ante la realización y publicación porque se dedicaba a tratar los temas de gestión de las actividades, qué
de un trabajo de campo con este tipo de población. Porque ¿cómo se ha material se compraría para las mismas, quién organizaría cada una de
de gestionar la información producida tras la realización de un traba- sus partes, etc. A esto añadieron que las reuniones sólo eran de interés
jo de campo cuando sus informantes no están de acuerdo en el modo en para los miembros de la junta directiva. Aquí, influida por la perspec-
que es interpretada? ¿Quién establece los límites y convergencias entre tiva de mi investigación, pensé que esta negativa se debía a que yo no
lo que se piensa, se dice y se hace: han de ser los informantes o el/la an- compartía con ellos la fe religiosa por la que se unían y así fue como lo
tropólogo/a? ¿Debemos limitarnos en exclusiva a repetir lo que dicen los reflejé un año después en el apartado metodológico de mi investigación.
informantes y nada más? ¿cuándo se ha de explicitar nuestra posición Cuando redacté ese apartado ya les había realizado una entrevista
política ante la situación enc0ntrada? colectiva en la que me habían hablado de los sentimientos de conmo-
Con la intención de ofrecer una respuesta a estas preguntas, este ción con que vivieron los atentados terroristas, que fue la causa por la
texto se inicia con la exposición de los actos que las motivaron y su re- que decidieron crear la asociación. Por un lado, sentían todo el dolor

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VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

que cualquier ciudadano madrileño experimentó en aquel momento y, quería decir con cada uno de ellos, porque yo tampoco estaba de acuer-
por otro, necesitaban actuar reafirmándose políticamente para evitar que do con las interpretaciones que ellos habían hecho de las intenciones de
se les identificara o relacionara con aquellos que habían cometido el mi texto. Algo fallaba. Como les dije, me encontraba en el camino de mi
ataque, para evitar esa estigmatización. investigación y si obtenía por escrito los comentarios a las referencias
Mi malentendido con los miembros de la asociación surgió cuan- que habían generado el malestar, podía procurar solucionarlo. Valga
do al leer la descripción que había hecho en este apartado metodológi- este artículo como parte de mi intento de superar los malentendidos y
co, sobre el modo de acceder a la asociación, la estructura y dinámicas reflexionar sobre los posibles motivos por los que han podido surgir los
de la misma, entendieron que esta descripción servía para alimentar m1smos.
o reforzar su estigmatización así como para representar erróneamente Sobre el texto que yo escribí y las reacciones posteriores, hay varios
su proyecto político. Las dificultades descritas en el acceso fueron in- aspectos que destacar desde un punto de vista ético. En el caso que nos
terpretadas como una crítica hacia ellos por elitismo y/o separatismo. ocupa, el contexto social y político en que se produce el texto es visto
Las descripciones de sus miembros fueron vistas como si se les estu- de manera enormemente hostil por las personas que aparecen en él, al
viera definiendo como discriminadores. Y el relato de algunas de sus ser observado inicialmente como un producto de ese contexto y ser leído
dinámicas fue observado por ellos como si se les estuviera tratando de desde esa óptica. Se crea así una comunicación en la que los roles de emi-
autoritarios e impositivos. sor y receptor son distribuidos atendiendo a una supuesta escala de poder
La ingenuidad con la que abordé el modo de escribir aquel texto y la en la que el emisor sería el redactor al que se le presupone la conniven-
tranquilidad con la que ofrecí mis reflexiones para que fueran leídas y cia con el contexto hostil para el receptor (protagonista) del texto. Esta
debatidas con ellos, no me permitió caer en la cuenta de que las palabras situación viene a reforzar la afirmación de Steve Tyler, quien aseveraba
pueden ser leídas de distintas maneras, o que pueden ganar o perder que no se puede decir que haya nada que es observado, ni nadie que esté
significado en función del lector, sus experiencias y su posición política. observando, sino que lo que se encuentra es una producción discursiva
Y con esto, lo que puede ser peor es que, sin tener una intención da- construida en un diálogo mutuo entre distintos agentes o actores (Tyler,
ñina -y desde el convencimiento de que lo escrito no es interpretado 1986: 126). Y el diálogo que pretendo entablar aquí, constriñe a sus
como dañino por parte de algunos lectores-, podía estar olvidando la actores desde el momento en que parece establecerse entre oponentes
máxima que ha de dirigir los trabajos antropológicos: no perjudicar a sociales y políticos.
las personas que aparecen en ellos. La situación puede ser entendida como un ejemplo de la produc-
Inicialmente no encontraba ningún problema en el modo en que me ción de los procesos de «indexicalidad» o dependencia de significado
estaba expresando y bajo esa idea les entregué por correo electrónico contextua! y de «reflexividad» o doble proceso por el que los datos y
el informe que había redactado después de mi año de trabajo de cam- situaciones descritas en un texto y contexto se elaboran y modifican
po. Esperé su respuesta por un tiempo y al ver que no me contestaban recíprocamente, definidos por Graham Watson cuando reflexionaba so-
preferí hablar con ellos para conocer sus opiniones, pues consideraba bre algunas circunstancias en las que se lleva a cabo la metodología de
de gran importancia la retroalimentación que pudieran darme. Además investigación antropológica (Watson, 1991: 75). Así, las palabras que
conocía el malestar con el que le habían hablado a un colega sobre el conforman el texto que elaboré se cargan de un significado contextua!
modo en que ellos aparecían reflejados en otros trabajos.· Así es que, que se impone a su voluntad descriptiva y analítica inicial, otorgándole
cuando conseguí hablar con uno de sus miembros comprobé que su res- un nuevo significado que no podría tener si se hubieran escrito en un
puesta confirmaba mis temores. Me dijo así: «Algunos datos forman contexto diferente social y político. Por esto, cuando sus protagonis-
parte de tus interpretaciones y sobre eso no podemos decirte nada, pero tas lo leen, no dejan a un lado la situación a la que se enfrentan en su
no estamos de acuerdo con algunas de esas interpretaciones». cotidianeidad diaria, sino que lo abordan desde la misma. Y en ella
Ante esta respuesta me urgía saber sobre qué no estaban de acuerdo adoptan un rol y otorgan otro a su autor/a, reflejando cómo entienden
Y busqué una cita para conocer sus opiniones. En aquella ocasión me el contexto, que como se ha dicho con anterioridad, contiene distintas
reuní con uno de los miembros de la asociación, tomé unas notas de los circunstancias con las que se estigmatiza a las personas gracias a las cua-
aspectos que más les habían disgustado y di mi explicación sobre lo que les pudo escribirse el texto.

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VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

Esta disposición puede observarse también en otros trabajos de cam- objetivos e intereses. N o era mi intención hablar de ellos como un gru-
po como el que Nancy Sch7per-Hughes llevó a cabo en Irlanda (véa- po cerrado, sino exponer unas situaciones que creía les serían útiles para
se su capítulo en este libro): En ambos casos el contexto cobra fuerza comprender el devenir de la asociación. Pero ese interés no había sido
para darle otro enfoque al texto y las posiciones políticas de las partes demandado por la asociación y por eso, no era ni valorado ni aceptado
implicadas en la investigación se someten a cuestionamiento. Cuando en sí mismo, es más, hasta podía servir para poner en cuestión la viabi-
Scheper-Hughes volvió a West Kerry, el lugar donde había realizado su lidad de su proyecto político. Las primeras críticas me acusaban de des-
trabajo de campo, observó cómo las personas que veinte años atrás ha- conocer a las personas que formaban la asociación y de inventar activi-
bían sido informantes y amigos rechazaban o temían su presencia en el ) dades que habían llevado a cabo durante mi trabajo de campo pero que,
pueblo. Uno de ellos le espetó «iN os has atropellado, chica, nos has atro- sin embargo, reconocían indirectamente la celebración de las mismas, al
pellado! ¿y tú llamas Giencia a lo que haces?». Su libro titulado Saints, añadir que, en su opinión, no debían ser dichas o publicadas.
Scholars and Schizophrenics: mental Illness in Rural Ireland (Scheper- Como en el caso de Nancy Scheper-Hughes, mi propuesta no se
Hughes, 1979) había sido interpretado en aquellas tierras como un em- trataba sólo de describir lo «bueno» o lo que estaba «bien» en la asocia-
peño (una calumnia) por manchar el buen nombre de la comunidad. Al ción. Y como ella destaca, es aquí donde reside la violencia simbólica e
conocer esta reacción Nancy preguntó: «¿Hay algo que pueda hacer?», y interpretativa de mi presencia en ese campo (Scheper-Hughes, 2000).
su informante le contestó: «Deberías haberlo pensado antes. Mira, hija, Mi intrusión en él, sin ocultar su identidad, es aquí vista como parte del
el problema es que no nos has dado ningún reconocimiento» (Scheper- problema (aunque tengo la sensación de que con pseudónimos, la reac-
Hughes, 2000) 1• ción habría sido la misma, pues las personas se habrían visto igualmente
Esta demanda de reconocimiento es la que también me han solici- identificadas en la lectura) 2 •
tado los miembros de esta asociación que fue creada con un proyecto Pero ¿es esto suficiente para afirmar que estoy reforzando su estig-
político e identitario que buscaba revertir su estigmatización. Su deseo matización? ¿La diferencia de intereses implica una diferencia de enten-
es que se hiciera saber que su primer esfuerzo tras los atentados fue la dimientos? ¿Esta falta de consenso se debe sólo a trabajar con una po-
edición de un libro en el que recogieron, a través de dibujos y textos, los blación estigmatizada en un contexto fuertemente politizado? ¿Cómo
sentimientos de conmoción que se mencionan más arriba; y que la pu- media el conocimiento de los significados del contexto en las interpre-
blicación de ese libro fue el motor de trabajo de la asociación. Pero mi taciones de los acontecimientos que suceden en el mismo? ¿Cuáles son
trabajo de investigación era analítico y no podía limitarse a una exposi- las implicaciones de trabajar con personas que son conscientes de tener
ción de las actividades e intereses de la asociación. De ahí que surgiera un estigma? ¿Qué sucede cuando pretende revertirse ese estigma y uti-
un malentendido entre los objetivos de mi presencia en sus actividades lizarlo como categoría identitaria con la que reafirmarse políticamente
-que pudieron ser comprendidos como testimoniales de sus actos- y en lugar de silenciarse y acatar una estigmatización? ¿Qué es el estigma?
el texto producido tras reflexionar e interpretar las mismas. Como James
J. Fox señalaba, el grupo, acostumbrado a recibir periodistas, no se había
preparado para la llegada de una antropóloga cuya agenda no conocían EL ESTIGMA
de antemano. La aceptación de su presencia conllevaba un compromiso
moral mucho mayor que el experimentado por la propia antropóloga En 1963, Eric Goffman reflexionó sobre el origen del término «estig-
(Fox en Carrithers, 2005: 448) y un compromiso político determina- ma» en su libro Estigma. La identidad deteriorada. La obra comienza
do, no definido por la antropóloga, sino otorgado por sus informantes. situando este origen en la Grecia clásica, cuando los griegos de aquella
Mis intenciones eran conocer el funcionamiento, objetivos e intere- época crearon el concepto para referirse a signos corporales con los
ses de la asociación para valorar cómo los acontecimientos por los que cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el estatus moral
ellos habían decidido unirse influían (y de qué modo), o no, en dichos de quien los presentaba. Los signos consistían en cortes o quemaduras

1. Esta cita ha sido extraída de la edición inglesa original y traducida por mí. La 2. Aquí he preferido omitir algunas características o no entrar en más detalles para
traducción completa del texto se incluye en este volumen. respetar la petición de un miembro de la asociación.

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VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

en el cuerpo, y advertían que el portador era un esclavo, un criminal o su interior. Bartolomé destaca que son las peripecias dentro de un uni-
un traidor -una persona corrupta, ritualmente deshonrada, a quien verso aparentemente caótico las que la obligan constantemente a acep-
debía evitarse, especialmente en lugares públicos-. Goffman relata tar o moverse dentro de distintas lógicas que le proponen los diferentes
cómo, más tarde, durante el cristianismo, se agregaron al término dos personajes que encuentra en su camino. Aunque estas lógicas se mos-
significados metafóricos: el primero hacía alusión a signos corporales traban irreductibles a la suya, las acepta desde el reconocimiento de su
de la gracia divina, que tomaban la forma de brotes eruptivos en la piel; propia ignorancia del mundo de los otros y la indudable legitimidad de
el segundo, se refería indirectamente a cómo la medicina había incor- la diferencia. Sabe (o intuye) que los acontecimientos aparentemente
porado esta alusión religiosa para describir los signos corporales de per- caóticos dependen de una estructura subyacente definida y representa-
turbación física. En la actualidad, de acuerdo a Goffman, la palabra da por las reglas del ajedrez. Pero reconocer la presencia de ese tablero
es ampliamente utilizada con un sentido bastante parecido al original, de ajedrez, prosigue Bartolomé, implícito en toda cultura, no equivale
pero designando preferentemente al mal en sí mismo y no a sus mani- a la necesaria búsqueda de una reducción estructural. Las sociedades
festaciones corporales, que no son más que indicadores de aquello a lo se mueven dentro de reglas predeterminadas que necesitamos conocer,
que están haciendo referencia (Goffman, 1963: 11). al igual que en el ajedrez, pero las posibilidades de combinación de
Este mal y sus diferentes modalidades que despiertan preocupación esas reglas son infinitas y lo que realmente importa es la configuración
cambian a lo largo del tiempo y a lo ancho del espacio, puesto que las resultante que exhibe la especial lógica combinatoria de cada cultura
condiciones estigmatizantes son sociales, políticas, históricas y culturales. (Bartolomé, 2003: 214).
Es la sociedad quien tácitamente establece los medios para categorizar a He decidido detenerme en esta observación de Bartolomé porque,
las personas y los atributos que se perciben como corrientes y naturales a mi parecer, sirve para darnos una pista del modo de proceder antro-
en los miembros de cada una de esas categorías. De este modo, el medio pológico que puede ser útil tanto en cualquier entrada en el campo
social establece las categorías de personas que en él se pueden encon- como ante el trabajo con personas cuyo reflejo es estigmatizado. Este
trar, las «corrientes» y las «estigmatizadas». De ahí que en el intercam- procedimiento, en el caso del antropólogo, le obliga a atravesar varios
bio social rutinario tratemos con «otros» que no despiertan atención o espejos. Uno es el del estigmatizado, para conocer su lógica y otro es el
reflexión especial y «otros» que nos descolocan internamente desde que del estigmatizante, para controlar con recelo el modo en que esta otra
nos ponemos cara a cara o conocemos las historias personales por las lógica toma en cuenta la información producida en el intermedio. Pues-
que podemos identificar en ellos un estigma. Por consiguiente, es pro- to que, volviendo a Goffman, tanto la información sobre una persona
bable que al encontrarnos frente a un extraño las primeras apariencias estigmatizada como la devaluación de su condición humana inherente a
nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos, su estigma pueden ofrecer argumentos para practicar diversos tipos de
es decir, su «identidad social» (Goffman, 1963: 11-12). discriminación y construir una teoría del estigma, esto es, pueden ofre-
Esta confluencia o no de lógicas y estructuras de pensamiento que cer una ideología que sirva para explicar su inferioridad y dar cuenta
también están imbuidas de ética, en cuanto a los efectos éticos derivados del peligro que representa esa persona, racionalizando así su animosi-
de las consecuencias teóricas de su enfoque, son mencionadas también dad (Goffman, 1963: 15).
por Miguel Alberto Bartolomé, quien lanza una propuesta a modo de El hecho principal de llamar la atención sobre la trampa en la que
metáfora para procurar una solución que supere la lógica: de construc- podemos caer con las diversas interpretaciones realizables de nuestros
ción especular en los datos obtenidos en el trabajo de campo. Este autor trabajos es que la persona estigmatizada alberga la sensación de ser una
entiende que estos datos no son más que un reflejo de la realidad pero ) «persona normal», un ser humano como cualquier otro, un individuo
no la realidad, y proyectan frente al espejo «un nosotros» o «un ellos» que, por consiguiente, merece una oportunidad justa para iniciarse en
que no es más que la apariencia de ambos pero no ellos mismos (Barto- alguna actividad (Goffman, 1963: 17) y busca una y otra vez los lugares
lomé, 2003: 214). desde los que mostrar esa «normalidad», también en nuestros textos.
La propuesta de Bartolomé consiste en releer Alicia a través del es- Esta negociación de representaciones habla del contexto y puede remi-
pejo de Lewis Carrol para aprender del modo en que Alicia trasciende tirnos a la «indexicabilidad» a la que se aludía antes. Como Carrithers
las fronteras refractivas del espejo y penetra en el mundo contenido en recuerda, la información del contexto hace que conozcamos nuestro pro-

194 195
VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

pio mundo en las alternativas y posibilidades del mundo de otras per- debates internos donde reside parte de la información que buscamos?
sonas (Carrithers, 2005: 43 5). Por eso, en este caso, la interpretación
1
No sólo se ha de ser cuidadoso acerca de cómo se escriben los textos,
de la existencia de malas intenciones en la redacción del texto, puede sino que en su devolución habría que esperar contar con una capacidad
hablarnos de cómo sus protagonistas entienden las relaciones presentes de autocrítica de los que aparecen reflejados, y con esta capacidad, no
en su contexto cotidiano fuertemente politizado, donde de cada per- siempre se cuenta cuando hay déficits de comunicación. Y, por otro lado,
sona se espera distinta ética o moral en función de la posición política ¿qué autoridad tiene un/a antropólogo/a para pensar que la interpreta-
elegida por ella misma u otorgada por las demás. ción realizada en su investigación ha de ser concebida como una crítica?
Al tomar conciencia de esta posible interpretación, he de analizar los ) Visto así, ¿¿e qué sirven las reflexion~s po~tmodernas y el análisis de la
supuestos éticos subyacentes en las relaciones establecidas en el trabajo desigualdad de poder entre las partes Implicadas?
de campo y la moral que hemos de mantener en él, en la escritura de Si una manera de superar esa desigualdad de poder es dar a conocer
los textos que de él se van derivando y en la devolución de los mismos. el trabajo que se está realizando y la posición que se tiene en el campo
En este sentido, lo que busco es reflexionar sobre los acontecimientos como investigador (aparte de cualquier otra función que pueda adop-
vividos en y por el trabajo de campo para transformar la propia práctica tarse), el hecho de hacerlo puede ser, a la vez, un motivo para ser ex-
antropológica y no adecuar a nuestros intereses los modos de proceder pulsado de él. Y ése es el poder con el que cuentan las personas con las
y entender de nuestros informantes (Scheper-Hughes, 1997: 35). que establecemos la comunicación dialógica. Así es que, para ser justos,
habría que dejarse llevar por él y poner a prueba la capacidad de análisis
antropológico cuando ésta contraviene a los informantes con los que
LA MORAL EN LA PRÁCTICA ANTROPOLÓGICA se ha establecido una relación intersubjetiva. Es esta intersubjetividad,
a la que también se refería Díaz de Rada, la que está indexicalizada al
Decía Ángel Díaz de Rada que «los anclajes morales más firmes de un contener los significados del contexto y será más o menos posible, en
etnógrafo se encuentran en el sentido común local, y así, en el con- relación a los formatos y códigos que externamente se hayan elaborado,
creto compromiso de coparticipación y reciprocidad con las personas es decir, con relación a una demanda moral que se proyecta y entreteje
del campo» (véase Díaz de Rada en este volumen). El problema de esta desde fuera, en otra esfera en la que se refleja la experiencia particular
afirmación aparece cuando se cree estar respondiendo a las relaciones de las relaciones establecidas en el trabajo de campo. Y es esta demanda
de reciprocidad dando a conocer un trabajo encomiable, pero el modo moral externa, observable en un ámbito más amplio que aquel en el que
con el que se describe su acceso a él rompe esas relaciones porque sus se realiza el trabajo de campo, la que lo relaciona con el exterior por
protagonistas encuentran violencia en él. De esta afirmación me gus- medio de vínculos establecidos por la imaginación o por las posibilida-
taría destacar que el compromiso es válido e inicial, pero los anclajes des que ofrecen los nuevos medios de comunicación. A veces no se sitúa
morales locales son conocidos a veces con posterioridad a la realización o localiza en un contexto geográfico sino en una comunidad imaginada
del trabajo de campo, mediante los malentendidos que pueden crearse que transgrede las dimensiones de tiempo y espacio. Por esto, para co-
una vez que se escribe sobre la experiencia en él. Aunque a lo largo del nocer las características de la moral localmente situada no basta -como
trabajo de campo se pueda captar la sensibilidad ética y/o moral de las afirma Díaz de Rada- con las relaciones intersubjetivas con los infor-
personas con las que se investiga, no siempre se pactan las palabras que mantes, sino que habría que conocer igualmente las intersubjetividades
se utilizarán al hablar de ellos y la devolución de los textos no suele ha- que ellos establecen en otras esferas «reales» o imaginadas, porque éstas
cerse antes de que éstos aparezcan publicados. Lo importante es tener también influyen en las particularidades de los contextos desde los que
en cuenta que estas palabras tienen un contenido político que puede se accede a ellos.
poner. en cuestión la moral y las intenciones con las que se ha vivido en En este conocimiento del proyecto político del grupo y de la moral
el campo o con las que se ha reflexionado lo ocurrido en él. que esperan encontrar en torno a él, o en el proceso de su búsqueda,
Aquí es donde reside el problema porque, si sólo decimos aquello el aprendizaje de lo correcto a partir de lo incorrecto y no sólo a partir
con lo que están de acuerdo nuestros informantes, ¿podremos ir más de una suma de hechos, es de gran utilidad para transformar una situa-
allá del discurso y la práctica oficial para encontrar contradicciones o ción desagradable de malentendidos en el análisis y conocimiento de las

196 197
VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

demandas morales de los miembros de la asociación que con anteriori- GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN
dad no se había mostrado con claridad en la observación participante DEL TRABAJO DE CAMPO CON PERSONAS ESTIGMATIZADAS
realizada en el grupo. Habría sido deseable no forzar una situación y
haber accedido a este conocimiento de otro modo, pero las posiciones ¿Cómo debería un antropólogo considerar los potenciales impactos ne-
políticas y sus consecuentes demandas morales no son únicas u homogé- gativos que en la población estudiada pueden tener los datos de una
neas, sino variadas y retroalimentadas en el tiempo y contexto social en publicación sobre un estudio realizado en esa población? Esta pregunta
el que se encuentran. De ahí que una parte del texto partiera con unos fue planteada por la Asociación Americana de Antropología (AAA) que
imponderables básicos, mientras que otra se escapara de unos preceptos se cuestionaba cómo gestionar los resultados de un trabajo cuando pue-
mutables. A diferencia de lo que opina Carrithers de que en el estable- den volverse en contra de las personas con las que se ha realizado 3 •
cimiento y comprensión de las relaciones sociales que se dan en la rea- La AAA recuerda que la antropología consiste en la recolección de
lización del trabajo de campo se crea una moral que permite desarrollar datos relacionados con el estudio de las culturas humanas, por lo que
códigos éticos para proceder en él (Carrithers, 2005: 439), éstos pueden es imperativo que el antropólogo entienda que la presentación de la in-
no ser suficientes cuando el trabajo de campo finaliza y se elaboran textos formación, incluso científicamente hablando, tendrá un efecto en la po-
en los que no sólo se describe, sino que también se analizan los datos blación estudiada. Por esto, existe la posibilidad de que el antropólogo
producidos en él. También son insuficientes cuando en estos textos se se encuentre con un dilema ético relativo al interrogante de publicar o
presuponía que el/la antropólogo/a mantendría la posición política otor- no publicar determinados datos. Incluso, a veces, la auto-censura que
gada por los informantes, quienes pasan a cuestionar la moral del/de la puede llevar a cabo cuando decide no publicar puede tener un efecto
investigador/a al manifestar su desacuerdo con lo interpretado por él/ella. negativo para la disciplina y para la población estudiada que puede no
Es en este salto en el que se ha de tener en cuenta no sólo lo que se dice quedar lo suficientemente representada o mal representada por la omi-
sobre la gente, sino a la gente (Carrithers, 2005: 439) y donde aparecen sión de la información.
los límites constrictivos a los que más arriba hacía referencia. Pero, a veces, es el antropólogo el único investigador cualificado
Las demandas morales son situadas, pero no siempre en lo local. para entender la complejidad de las estructuras sociales de la población
Además las personas entran en diálogo y negociación con esas deman- estudiada y presentar la información de tal modo que se facilite su com-
das, las amplían, transforman, complican y enriquecen en función de prensión en el resto de la sociedad. Así, es quizá mucho más importante
sus posiciones políticas. Lo más importante ha de ser prestar atención que el antropólogo sea consciente de que una presentación sensacio-
a esa agencia individual o grupal para conocer el dinamismo con el que nalista de sus datos puede tener un mayor efecto en su población de
se mueve a lo largo del tiempo, puesto que lo que uno dice hoy puede estudio que la presentación en sí misma.
convenir con los preceptos políticos y morales de otro momento y no Cuando redacté el texto al que me he referido actué movida por el
con los actuales. Es de interés prestar atención a estas distintas posturas sentido común y el principio moral de no maleficencia como el primer
para conocer el punto de vista y la posición política de las personas con principio ético a procurar. Pero la experiencia demuestra que las buenas
las que hemos trabajado. Como Alcita Rita Ramos resalta, podemos intenciones pueden ser insuficientes en algunos casos.
obtener ventajas en la práctica antropológica cuando los malentendidos En realidad, creo que todos somos conscientes de estos aspectos y
improductivos se transforman en productivas oportunidades de pensa- procuramos que guíen nuestras investigaciones. Para evitar los efectos
miento (en Carrithers, 2005: 450). que el trabajo de campo antropológico puede acarrear en la recogida y
En el caso expuesto en este artículo, una de las ventajas puede ser, publicación de los datos, se recomienda desde aquí consultar la guía ge-
por ejemplo, la de motivar la reflexión metodológica sobre cómo ha de neral elaborada por la AAA, en concreto los apartados de la Sección III,
gestionarse la información en contextos donde las personas, el colecti- cuyo título es Información retrospectiva sobre el efecto del trabajo antro-
vo, o el grupo con el que se está trabajando tiene la conciencia de estar pológico y la colecta y publicación de datos y cuyo apartado e) reza:
estigmatizado y decide afirmarse políticamente en el estigma por el que
se le reconoce, resignificándolo.
3. Code of Ethics of the American Anthropological Association, 1998, http://www.
aaanet.org/committees/ethics/ethcode.htm. )

198 199
VIRTUDES TÉLLEZ DELGADO GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO

Los antropólogos no son los únicos responsables en el contenido de sus Tyler, S., 1986, 126, citado en R. G. Fox (ed.), Recapturing Anthropology. Wor-
afirmaciones, deben considerar cuidadosamente las implicaciones socia- king in the present: Santa Fe (Nuevo México), School of American Resear-
les y políticas de la información que ellos divulgan. Deben hacer todo lo ch Press: 73-92.
que está en su poder para asegurar que su información es bien entendida, Wattson, G., 1991, en R. G. Fox (ed.), Recapturing Anthropology. Working in
correctamente contextualizada y usada de una manera responsable. A su the present: Santa Fe (Nuevo México), School of American Research Press:
vez, deben estar alertas del posible daño que el uso de su información por 73-92.
parte de otros colegas puede causar entre las personas que han colabora-
do en la investigación4 •

Este compromiso es el que motiva la elaboración de este artículo


que cobra mucha más fuerza cuando además coinciden el lugar del tra-
bajo de campo con el lugar de residencia. En este caso, se presupone un
mayor conocimiento de las circunstancias en las que día a día viven los
informantes con los que se trabaja. La toma de conciencia de este com-
promiso, de la existencia de distintas relaciones entre las personas pre-
sentes en el contexto, así como de las lógicas en las que éstos participan,
ha de ser tenida en cuenta, principalmente o con mucha más atención,
cuando se ha de gestionar la producción de información antropológica
en el trabajo con personas estigmatizadas cuyo estigma está fuertemente
politizado por el contexto en el que se encuentran.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bartolomé, M. A., 2003, «En defensa de la etnografía. El papel contemporáneo de


la investigación intercultural», Revista de Antropología Social, 12: 199-222.
Code of Ethics of the American Anthropological Association, 1998, http://www.
aaanet. org/committees/ethics/ ethcode.htm.
Carrithers, M., 2005, «Anthropology as a Moral Science of Posibilitéis», Cu-
rrent Anthropology 46/3: 433-45 6.
Fox, J. ]., 2005, en comentarios a M. Carrithers, 2005, «Anthropology as a
Moral Science of Posibilities», Current Anthropology 46/3: 448.
Goffman, E., 1963 [2001], Estigma. La identidad deteriorada, Buenos Aires,
Amorrortu.
Ramos, A. R., 2005, en comentarios a M. Carrithers, 2005, «Anthropology as a
Moral Science of Posibilities», Current Anthropology 46/3: 450.
Schepher-Hughes, N., 1997, La muerte sin llanto. Violencia y vida cotidiana en
Brasil, Barcelona, Ariel.
Schepher-Hughes, N., 2000, «Ira en Irlanda», Ethnography, 1: 117-140 (véase
el capítulo de la autora traducido al castellano en este volumen).

4. Code of Ethics of the American Anthropological Association, 1998, http://www.


aaanet.org/committees/ethics/ethcode.htm.

200 201
IRA EN IRLANDA,:·

Nancy Scheper-Hughes
Universidad de California, Berkeley

«Bueno, Nancy, siento decirte que no eres bienvenida, ya no. ¿Te han
permitido alojarte en el pueblo?». Al oír estas palabras me invadió una
sensación de torpeza. Yo estaba de pie en la entrada de la casa de campo
de Martin que para mí había sido tan familiar, un caserío emplazado
en escarpadas colinas de An Colchan, que era un lugar compuesto de
nueve o diez granjas vetustas. En un tiempo fuimos buenos vecinos. En
el verano de 1974 Martin entabló amistad con nosotros a pesar de las
advertencias de sus hermanas mayores, hasta el punto de escudriñar mis
simpatías políticas por las distintas actividades del IRA en la localidad,
en las que tanto él como su extensa familia estaban implicados. «iAy!
Debería haber escuchado a Aine», dijo Martin.
A lo largo del último cuarto de siglo algunas de las memorias de An
Colchan habían sido esculpidas en piedra. Los nombres de los Moriarty
y O'Neill estaban epigra:fiados en las tiendecitas de West Kerry, para
dar a entender que esta casa pública, este nombre o esta familia eran
para siempre. Pero en esta ocasión, de lo que se estaba hablando era de
mi empeño (una calumnia desde la óptica del pueblo) en manchar el
buen nombre de la comunidad. Incluso un orgulloso nacionalista como
Martin me estaba dando el consejo de que tuviera en cuenta las adver-

Este artículo fue publicado en el año 2000 en la revista Ethnography y se re-


produce aquí traducido por Margarita del Olmo con permiso de la autora (la traductora
quiere expresar su agradecimiento a Thomas Ordoñez por su cuidadosa lectura y sus suge-
rencias a la versión final). Desgraciadamente el juego de palabras que el título implica en
inglés (Ira en la tierra de la ira) se pierde en la traddcción al castellano.

203
NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

tencias del pueblo: «¿No esperarás recibir correo mientras estás aquí?», Aine, la hermana mayor, que secaba un plato con el ceño fruncido
me preguntó de manera inquietante. y miraba por encima del hombro de Martin, salió de la casa para pro-
Martin conservaba una apariencia atractiva en su corta estatura, pinarme una regañina: «¿Quién te ha nombrado a ti como autoridad?
ahora llevaba gafas de diseño con montura dorada y aquella tarde vestía No eras una persona tan importante cuando viniste a vivir a nuestra
una impecable camisa blanca almidonada. Al lado de la puerta se po- casa con tu familia. No podías casi ni controlar a tus propios hijos. ¿por
día apreciar un coche nuevo reluciente. Su casa de soltero, que compar- qué no te vas a tu casa y escribes sobre tus propios problemas? iDios
tía algún fin de semana con una hermana mayor que vivía en la ciudad, sabe que tienes suficientes: los niños disparándose en las escuelas y los
había prosperado sin lugar a dudas a lo largo de las últimas dos décadas. aviones americanos bombardeando hospitales en Kosovo! ¿Por qué la
Casi todos los signos de trabajo activo en el campo habían desaparecido: tomaste con nosotros?».
no había trazas de heno en estos preciosos pero escasos días templa- Martin interrumpió: «iAdmítelo! Has escrito un libro para compla-
dos de mitad de junio. Ni rastro del almiar que solía tener delante de la certe a ti misma a nuestras expensas. iNos has atropellado chica, nos
casa. Una rápida mirada hacia la derecha era suficiente para comprobar has atropellado! ¿y tú llamas ciencia a lo que haces?». Antes de que yo
que el granero estaba vacío y completamente limpio. Además, la ropa pudiera negar lo que había dicho, continuó «Ciencia, seguro, pero la
tendida en la cuerda fuera de la casa no incluía ni pantalones de peto ciencia de los escándalos. Cuando nuestros hijos van a Cork o a Dublín,
de trabajo ni camisas vaqueras. Lo que había sido una granja activa y les decimos que tengan cuidado con los libros sobre Irlanda escritos por
productiva se había convertido en la casa de campo de un caballero, extranjeros». Viendo que sus palabras habían hecho huella y que las lá-
y ofrecía un tremendo contraste con lo que había sido en la infancia de grimas me resbalaban por las mejillas, ablandó su postura un poco, pero
Martin, cuando su adorado padre, el patriarca de una gran familia, se no así su hermana que rechazó rotundamente mis disculpas: «Dices que
levantaba temprano las mañanas de invierno para bajar al mar a recoger lo sientes, pero no te creemos. iTus lágrimas son lágrimas de cocodrilo!
distintas especies de algas marinas de la zona, medio congelado, embo- Estás llorando por ti».
zado en su camisa de faldones, y tratando de calentarse golpeando sus Cambiando de tema, Martin se dirigió a mi hijo Nate que se en-
fornidos brazos contra el pecho. Todo ello, antes de empezar el trabajo tretenía escondiéndose detrás de un gran seto que había al lado del
real diario en la granja. granero. Las palabras de Martin fueron amables y respetuosas: «Tú eres
Cuando Martin era aún muy joven, la familia envió a un hermano un chaval estupendo y siento hablar así a tu madre delante de ti». A
mayor y más fuerte a América con el objetivo de que Martín, uno de los continuación dirigió su mirada hacia mí y dijo: «Está claro que nadie es
hijos más jóvenes y vulnerables, pudiera quedarse al cargo de la granja perfecto. No somos ningunos santos, todos tenemos defectos, pero tú
familiar. A pesar de que el derecho de primogenitura todavía se respe- nunca has escrito sobre nuestras virtudes, no has hablado de lo bonito
taba, el padre patriarca tuvo la libertad de elegir entre los hijos quién y ni de lo seguro que es nuestro pueblo. Tampoco has mencionado la
le iba a heredar, y para ello tuvo en cuenta las habilidades, personalida- vista que tiene el pueblo sobre el mar hacia el desfiladero de Conor. Ni
des, aptitudes y necesidades de sus hijos, y también las suyas y las de su has contado nada de nuestros músicos y poetas o de los bailarines que
mujer cuando empezaron a envejecer. El padre se deci9-ió por Martín, se mueven en el aire con la gracia de un hilo de seda. Además, hoy día
pero en vida del señor, la granja había dejado ya de ser un medio de no estamos estancados, hay mucha gente educada en el pueblo. Vale que
vida envidiable, y por eso la rivalidad que hubiera podido surgir entre hayas escrito sobre nuestros problemas, pero nunca te has ocupado de
los hermanos se transformó en simpatía hacia el que quedaba atrás para nuestras virtudes. ¿Por qué te has olvidado de hablar sobre la hospitali-
cultivar la pequeña granja pedregosa de An Colchan. Los hermanos de dad de los vecinos?, ¿y qué hay de nuestro amor a la madre patria que
Martín que se desperdigaron, tuvieron suerte y consiguieron llegar a es Irlanda o del orgullo de defenderla?». Cuando yo protesté diciendo
pertenecer a las filas de la academia universitaria y del clero 1 • que no había escrito nada sobre las actividades radicales del pueblo por
temor a que hubiera represalias desde el exterior, Martin me contestó:
1. El excelente estudio cuantitativo de Michael Hout (1089) sobre la movilidad
social y la industrialización en Irlanda entre 1959 y 1973 indica que el «exceso» de hijos emigraron, incluso comparados con los hijos de la clase trabajadora nacidos en las propias
en las familias de las granjas rurales prosperaron mejor en las ciudades irlandesas a las que ciudades.

204 205
NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

«iAh, pero en este caso te estabas protegiendo a ti misma!». «¿Hay algo la transformación de la Madre Iglesia. También apreció una nota casi
que pueda hacer?», pregunté yo. «Deberías haberlo pensado antes. Mira, ilegible de un antiguo amigo y mentor informal, el desaparecido estu-
hija, el problema es que no nos has concedido ningún reconocimiento». dioso de derecho canónico David Daube, asegurando que éramos gen-
te decente y merecedores de confianza. De manera que, irónicamente
gracias a las referencias y bendiciones de la misma Iglesia católica a la
VUELTA A CASA que me dedicaría a reprender en las páginas de mi libro, conseguirnos
acomodarnos en Ballybran unas semanas antes de la fiesta del Corpus
Habían pasado veinte años desde que una joven y un poco descarada Christi en junio de 1974, y nos quedamos hasta la primavera del año
etnógrafa, que venía con su familia tan poco convencional (un marido siguiente.
greñudo, amable y hippie y tres niños pequeños indisciplinados), trope-
zara, un poco aturdida y casi por omisión, con la relativamente aislada
y rocosa comunidad de Ballybran, justo encima del espléndido desfila- UN-TOQUE EXQUISITO DE LOCURA IRLANDESA
dero de Conor, en las montañas Slieve Mish, más allá de las Maharees,
en las orillas de la Bahía Brandon. Un lugar sin salida en la punta este Llegué a Ballybran con una serie de preguntas iniciales extrañas (en el
de la Península Dingle, en West Kerry. sentido de raras y extranjeras): ¿por qué los irlandeses tienen las más
Era el final de la primavera de 1974 y habíamos llegado al final alta tasa de hospitalizaciones por enfermedades mentales del mundo?,
del camino, figurativa y literalmente. Habíamos pasado varias semanas ¿por qué la esquizofrenia es aquí un diagnóstico de carácter primario?
en un coche alquilado reconociendo el terreno de West Kerry y West Yo creía que estudiando la «locura» podría aprender algo sobre la na-
Cork, buscando una comunidad anglo-parlante (o al menos bilingüe), turaleza de la sociedad irlandesa y su cultura corno un todo. Profunda-
suficientemente amable como para que nos aceptara durante un año de mente influenciada por los primeros trabajos de Michel Foucault, pensa-
trabajo de campo. Nuestras tentativas de procurarnos una casa solían ba que una sociedad se revela siempre más a sí misma en lo que excluye,
empezar con el cartero local o el párroco residente, pero siempre nos en lo que rechaza y en lo que recluye. Según mi hipótesis, la locura
contestaban que la gente que vivía en ese o en otro pueblo no iba a ver irlandesa podía verse corno una proyección de la especificidad de sus
con buenos ojos el hecho de que un observador extranjero se instalara a conflictos y cuestiones.
vivir en la propia comunidad. El trabajo de campo etnográfico era aún ¿Qué estaba pasando en el remoto y supuestamente bucólico oeste
un concepto extraño para la gente del campo, una gente que era cono- de Irlanda donde había tantos casos psiquiátricos de jóvenes? ¿Quié-
cida por su extraordinaria hospitalidad, lo extremadamente reservados nes eran los candidatos más plausibles para el hospital mental? ¿Qué
que eran y por la lealtad familiar. Los turistas que venían a pasar la esta- acontecimientos podían desencadenar una crisis psiquiátrica? ¿Había
ción de pesca del salmón en la península Dinge eran una cosa, suficien- realmente más enfermedades mentales en Irlanda o eran simplemente
temente molesta ya, pero una antropóloga escritora que viniera a vivir más proclives a clasificar de locos a los inconformistas? ¿Era tan recta y
era algo totalmente distinto. En un país que se dedica a prohibir libros estrecha la vida en el campo irlandés que metía a algunos literalmente
y reverencia la letra escrita al mismo tiempo, cualquier autor tiene que en una camisa de fuerza? ¿Qué ocurría en las familias campesinas irlan-
aprender a pisar con cuidado y a elaborar un plan de huida rápida. desas, en los espacios públicos de la vida del pueblo, en las escuelas, los
La primera vez que llegarnos a Ballybran me presenté y presenté , pubs o la iglesia?
a mi familia al pastor local de la bellísima media-parroquia con cierta ) El resultado fue un libro titulado Saints~ Scholars and Schizophre-
inquietud. Mis documentos oficiales no me sirvieron para deslumbrar nics: mental Illness in Rural Ireland (1979) [Santos, eruditos y esqui-
a este sacerdote con los pies en la tierra. Lo que sí conseguí es que zofrénicos: enfermedad mental en la Irlanda rural], que suponía una
hicieran cierto efecto las cartas que traía escritas por el cura de una mezcla de las nuevas y las viejas perspectivas: cuidados en la infancia y
universidad local, donde se decía que tanto Mi~hael como yo éramos personalidad adulta, tests TAT y antropología reflexiva/interpretativa.
«suficientemente buenos católicos», aunque quizá un poco caprichosos, De una forma teóricamente ecléctica, aplicaba ideas de Freud, Erikson,
en nuestro entusiasmo post-concilio Vaticano II, en lo que se refería a Durkheirn, Gregory Bateson, R. D. Lai1;úng y Michel Foucault a una

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

pequeña población de granjeros, pastores y pescadores que hablaban ma emocional que consistía en poner etiquetas y negar, y que permitía
irlandés. Como metodologíq: utilicé los métodos de trabajo de campo a algunos niños irlandeses en el campo (especialmente las hijas y los
heterodoxos de un etnografía cualitativa e interpretativa, y a través de hijos primogénitos) adquirir el estatus de personas adultas, una educa-
ellos conseguí reunir una gran cantidad de evidencias circunstanciales ción, y finalmente la emancipación con respecto a sus familias, mientras
que permitían sustentar la patologenia de ciertos aspectos de las rela- que reducía a otros (generalmente los que habían nacido después) a la
ciones sociales de la vida rural irlandesa, particularmente las que tenían situación de «sobras» que carecían de valor, en patéticos aindeiseoir.
lugar entre los sexos y entre padres e hijos. Mi conclusión fue que la Cada familia rural tenía su primogénito de éxito como hijo preferido,
Irlanda rural era un lugar donde resultaba difícil ser «sano» y que los ve- y los hermanos menores, considerados solteros retrasados, dolorosa-
cinos «normales» podían parecer más «pervertidos» que los que estaban mente tímidos, sin esperanza y estigmatizados como ovejas negras. La
internados en el hospital mental de County Kerry. aspiración de los padres de mejorar en estatus descansaba en los primo-
La locura era, según argumenté, el guión social y había maneras génitos, y todo se sacrificaba para que mejoraran sus oportunidades en
correctas e incorrectas de «volverse» y de «estar» loco en la Irlanda ru- la vida. Antiguamente, cuando la agricultura era todavía un medio de
ral, donde se permitía y hasta se alimentaba una excentricidad extrema, vida valorado y productivo, el primogénito hubiera heredado la granja,
siempre que pudiera pasar por inocente ridículo, o si venía arropada pero con la entrada de Irlanda en la Unión Europea, al primogénito se
bajo el manto de la espiritualidad irlandesa. «Mihal, bendito sea, no le criaba para «exportar», para ser emigrante.
ha sido el mismo desde la muerte de su madre, ¿pero qué daño hace si Los padres campesinos irlandeses se veían entonces enfrentados a
se pasa toda la noche sentado en el establo cantando a las vacas? Mihal un problema nuevo, el de cómo conseguir que al menos un hijo se que-
no verá nunca las paredes del manicomio de St. Finian. Sin embargo, dara para trabajar en la granja y cuidarles cuando fueran mayores. Esta
no hay excusas que valgan para Seamus, un reacio soltero de 44 años tarea implica el ejercicio de una cierta violencia psicológica: el recorte
que expresó su frustración en un baile de la parroquia, saltó al escenario y la amputación de las aspiraciones del que ha sido designado para he-
borracho, exponiendo sus genitales delante de las chicas del pueblo. Él redar la granja. En colaboración con profesores, dueños de tiendas y el
sí que estaba bastante loco». párroco local, los padres campesinos tienen tendencia a crear un «hijo
En mi tesis, algunos de los puntos centrales fueron la anomia y la sacrificado», curiosamente no en la forma de un hijo desheredado o
imagen moribunda del campo irlandés, consecuencias de los efectos desposeído, sino en la versión más letal y ambigua del heredero de la
acumulativos de la colonización británica, la gran epidemia de hambre granja. Desde que nace, se etiqueta al designado heredero como «la so-
(1845-1849), y de varios proyectos de desarrollo y «modernización» del bra», «el último de la camada», «los restos del puchero», «el cachorrito»,
siglo xx que consiguieron convertir la economía rural del oeste de Irlan- «el ternero de la vieja vaca», y este niño se convierte en alguien que no
da en un sector dependiente de Gran Bretaña primero y, a partir de la podrá sobrevivir fuera de los límites tolerantes y familiares del pueblo.
entrada de Irlanda en la Unión Europea en 1973, de Europa occidental «Benditos los sumisos», dicen los textos, «porque ellos heredarán la tie-
en general. La consecuencia de estos procesos fue la destrucción de los úl- rra» ... , y con ella (me gustaría añadir a mí) una vida de soltería involun-
timos vestigios de una economía campesina de subsistenc:ia para preparar taria, pobreza, obediencia y abnegado servicio a los mayores.
la transformación a los modos de producción capitalista. Los síntomas A través de un proceso continuo que consiste culpabilizarle y ridiculi-
del mal que yo veía a mediados de la década de 1970 eran muy variados: zarle, el heredero de la granja acaba creciendo para cumplir un papel con
el descenso en la población de los pueblos de la costa oeste como resul- unas expectativas de vida reducidas, y acaba creyéndose que sólo sirve
tado de una emigración hacia el exterior y una soltería permanente, la para la granja y para el pueblo, lugares que generalmente no son buenos
dependencia generalizada de los jóvenes del sistema de bienestar social, el en ningún sentido. Desde el principio de mi carrera antropológica, me
desplazamiento de los granjeros pastores y pescadores, depresión, alco- ha sorprendido la tremenda elasticidad y capacidad de resistencia del
holismo y episodios de locura que estaban consiguiendo los índices más espíritu humano, a pesar de la violencia que la sociedad y la cultura nos
altos del mundo de hospitalización mental en las instituciones irlandesas. imponen muchas veces. Y además en el caso de la Irlanda rural había un
Bajo los tejados pintorescos de paja y entre los gruesos muros de cierto tipo de recompensa: al chico que se queda en la granja se le reco-
arcilla de las casas rurales estaba transcurriendo un extraordinario dra- noce su sentido del deber, su lealtad y la «santidad» como hijo.

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

Algunos herederos de granjas nunca acaban ajustándose a lo que se era mi intención echar la culpa a los padres, sino iluminar un aspecto
espera de ellos y maduran de mala manera, convirtiéndose en individuos del inconsciente colectivo en la Irlanda rural y que, una vez reconocido,
malhumorados, huraños y amargados, apartados de la vida humana. pudiera ser posible que el chivo expiatorio que se ha creado -el hijo
Otros se transforman en solteros deprimidos y alcohólicos, que pasan bueno para quedarse en casa- se emancipara y se liberara.
la vida en los distintos pubs que atienden una población de cuatrocien-
tos vecinos y algunos granjeros más. Algunos otros se convierten en
excéntricos eremitas, y otros se apartan tanto de los márgenes de la LA REACCIÓN DE LOS «NATIVOS». ANTROPOLOGÍA DE SOFÁ
estrecha vida del pueblo que acaban siendo pacientes del hospital men-
tal de St. Finian en Killarney. Muchos de ellos se sienten asaltados por Irónicamente, a principios de 1980, justo cuando me acaban de notificar
miedo paranoico a que su cuerpo sea invadido, o están obsesionados que iba a recibir el premio Margaret Mead de la Sociedad de Antropolo-
por deseos, fantasías y necesidades sexuales reprimidas. gía Aplicada a un libro que «comunicaba ideas y conceptos antropológi-
¿Por qué no se escapan? Algunos lo hubieran hecho si hubieran po- cos a un público interesado más amplio», Saints, Scholars, and Schizofre-
dido, pero casi siempre se ven a sí mismos como hombres incompletos a nics se vio envuelto en una polémica transatlántica. Las primeras críticas
los que les falta algo, demasiado blandos. Yo he oído decir en presencia al libro consistían en argumentar que Ballybran no existía en absoluto,
de uno de esos hijos que se quedan en casa: «Seguro, nuestro· Paddy y que era una composición construida a partir de trocitos de decenas de
es un viejo vago, blando y sentimental, lleno de dutcas (refiriéndose a comunidades rurales, tanto reales como imaginadas. Pero en la primavera
una camaradería cálida, casi maternal)», mientras el hombre en cuestión de 1980 un columnista del Irish Times, Michael Viney, se fue a la penín-
asentía con la cabeza para confirmarlo. De ahí el «doble vínculo» (dos sula Dinge, pedaleando en su bicicleta de diez marchas, entre vendavales
órdenes contradictorias) de la Irlanda rural, por un lado, «no vales y recias lluvias, para buscar lo que describió más tarde en una de sus
nada, no puedes vivir sin la granja; si hubieras tenido coraje, te habrías columnas como el «valle .mítico de Ballybran».
ido hace años», y por el otro, «te necesitamos, tú eres todo lo que tene- Después de algunos intentos fallidos y otros de confusión de identi-
mos, ¿cómo puedes pensar en dejar a tu pobre viejo padre? iEres la úl- dad, Viney (1980) por fin pudo alegrarse de haber alcanzado su deseada
tima esperanza que nos queda!». Una tercera orden impide escapar del meta, al conseguir materializarse en la atmósfera acogedora del Pub de
centro de este dilema: «Quédate y serás siempre un niño, o márchate y Peg. «Sí», le dijo la persona que estaba al frente del establecimiento,
serás un hijo desleal». Todo esto está reforzado por una poderosa ideo- identificándose a sí mismo, «iYo era uno de los que [en el libro] no creía
logía: una versión autoritaria y puritana del catolicismo que reafirma la en estadísticas sociológicas!». «La señora Scheper-Hughes había pasado
violencia simbólica derivada de la explotación social y familiar. su tiempo allí con regularidad», especuló Viney con una pinta de Guin-
Había reinterpretado la hipótesis de Gregory Bateson de que la es- ness en la mano, «de la misma forma que lo hacía yo en ese momento,
quizofrenia está generada por un doble vínculo (Bateson y otros, 1963), mientras se veía la lluvia arreciar desde las montañas a través de la puer-
aplicándola a un contexto social más amplio, para demostrar que no son ta abierta». En una columna posteriot (1983), Viney se describió como
sólo las familias las que pueden ser partícipes de patrones de comunica- pensaba que podía haberle visto la antropóloga:
ción distorsionados, sino que puede darse el caso en comunidades ente-
A veces, pedaleando por la colina hacia la oficina de correos, atravesando
ras que pueden perjudicar al individuo para rescatar un sistema social. muros viejos, recubiertos de una costra de helechos y líquenes, dirigía mi
Comportamientos que incluyen el uso de chivos expiatorios, conspira- mirada hacia las casitas (que para el propósito de mi historia se empeque-
ciones, mitos familiares y relaciones de «mala fe» es posible encontrar- ñecen con la bruma del Atlántico), me preguntaba cómo habría podido
los, no sólo en familias enfermas y débiles, sino también en comunidades entender la antropóloga nuestra comunidad (y particularmente a mí, un
vulnerables. Las situaciones sociales y económicas pueden crear un do- personaje bizco y despeinado, embozado en un chubasquero negro y una
ble vínculo hasta el punto de que las familias campesinas se encuentren gorra chorreando agua, alienado e irremisiblemente alejado de su gente
fuertemente presionadas para utilizar tácticas desleales con el objetivo de de ciudad, el epítome de la anomia sobre ruedas). ¿Habría llegado a la
conclusión de que nuestra media-parroquia ... ofrecía una perspectiva to-
preservarse a expensas del hijo elegido, y la comunidad entera puede no
talmente nueva con respecto a [su] d~recho y capacidad de existir?
sólo aceptar, sino reforzar estos «mitos familiares» distorsionados. No

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

Tanto la academia irlandesa como el pueblo irlandés y en particular la acusa de prejuicios religiosos y sugiere que soy «extrañamente suspicaz
comunidad irlandesa-americapa, estaban listos para empezar la batalla. hacia el idealismo religioso de la gente», y dice que «mi hostilidad hacia
La perspectiva que yo había desarrollado, una versión de la crítica cul- la represión sexual jansenista en Irlanda, una hostilidad fomentada [pre-
tural, se calificaba de prejuiciada y etnocéntrica. Hay que admitir que mi sumiblemente por humanistas seculares como yo], me ha vuelto [a mí]
propuesta se distanciaba bastante de la etiqueta antropológica que con- sorda para [que yo pueda] interpretar fenómenos religiosos». Donde
siste en describir sólo lo que es «bueno» o está «bien» en una sociedad y yo he visto autosacrificio innecesario, Callahan cuestiona si «algunas
cultura determinadas. Se supone que uno no debe usar la antropología de las represiones no merecen la pena» y sugiere que «la inteligencia, el
para hacer diagnósticos sobre determinados miembros de un cuerpo aprendizaje, la música, la ética del trabajo y el sacrificio altruista por la
social, como una especie de patólogo cultural. Fui cuestionada acerca familia y por ideales más altos pueden crecer en Irlanda exactamente a
de por qué mi descripción de una sociedad rural infeliz y agobiada de costa de reprimir severamente el sexo, la agresión y el individualismo.
conflictos era tan distinta de la clásica de Conrad Arensberg (19 3 7), que Si los valores de la Irlanda rural de autodisciplina y mortificación de la
presentaba una pintura casi adorable del campesino. Quizá en parte la carne contribuyen al aislamiento, al celibato, a la depresión, a la locura
diferencia radicaba en el hecho de que mi etnografía estaba contada, no y al alcoholismo de los campesinos solteros, también hay que tener en
desde la perspectiva de un hombre mayor sentado confortablemente en ~uenta que son las causas del bajo índice de asaltos físicos, violaciones,
el pub y en el centro de la vida campesina irlandesa, sino desde la ópti- adulterio y divorcio en la República de Irlanda».
ca de los frustrados hijos de mediana edad. Aquellos que tendrían que Otro tipo de críticas procedía de la irlandesa-americana Eileen Kane
esperar hasta los cincuenta, si tenían suerte, para convertirse en adultos (1982), quien describe Saints como una violación no ética de la priva-
propiamente dichos, e incluso entonces les decían que aún tenían que ciclad de la comunidad y del derecho a mantener «sus secretos». Esto se
servir (de pies y manos) a los mayores que se habían retirado a la habi- refiere tanto a los secretos mejor guardados, como a todo lo contrario
tación del oeste de la casa y que, a diferencia de sus padres antes que (Bourdieu, 1977: 173 ), es decir, los que cualquiera en la comunidad
ellos, nunca se casarían, dada la disparidad demográfica de los sexos debe preservar para mantener la complicidad colectiva y todas sus for-
(las chicas del pueblo hacía mucho que lo habían abandonado, atraídas mas de mala fe que hacen posible la vida social; tales como la violencia
por la libertad que representaba una migración hacia el exterior), ni simbólica contra el heredero de la granja, disfrazada de preocupación
tampoco tendrían una familia y con ello un poder propio. -y generosidad hacia los pobres e ineptos hijos pequeños del pueblo ..En
Saints, ScholarsJ and Schizofrenics ofrecía una mirada contra-hege- mis variadas respuestas niego el hecho de que los antropólogos tengan
mónica de la vida rural irlandesa, pero esta mirada resultó chocante la obligación de guardar secretos comunales, especialmente aquellos que
para algunas sensibilidades que la vieron como «anti-irlandesa», «anti- protegen lo que Sartre (1956) entendía por relaciones de «mala fe».
católica» o «anti-clerical» 2 • Sydney Callahan (1979: 311), en su incisiva En From Anxiety to Method, George Devereux (1977) argumentó
reseña de mi libro para la revista cátólica progresista Commonweal, me que, tanto en el campo como en el sofá, las dinámicas de la transferen-
cia y contratransferencia pueden tener una influencia en las relaciones
2. El debate se desarrolló en los siguientes artículos: S. Callahan, «An Anthro- del etnógrafo y en el análisis resultante. De hecho, el campo puede con-
pologist in Ireland», Commonweal, 25 de mayo de 1979: 310-311; M. Viney, «Geared vertirse en un gran test de Rorschard para un antropólogo ingenuo. Si
for a Gale», The Irish Times, 24 de septiembre de 1980; N. Scheper-Hughes, «Replay to no se guarda la suficiente distancia crítica ni una perspectiva reflexiva,
Viney and to Ballybran>>, The Irish Times, 21 de febrero de 1981; E. Kane, «Cui Bono?
Do Aon Duine?>>, RAIN, 51, agosto de 1982; N. Scheper-Hughes, «Ballybran- Replay to
el resultado puede estar distorsionado por culpa de omisiones impor-
Eileen Kane>>, RAIN, 51, agosto de 1982; E. Kane, «Replay to Scheper-Hughes>>, RAIN, tantes, interpretaciones, descripciones ambiguas, etc. Los etnógrafos
52, octubre de 1982; J. Messenger, «Replay to Kane>>, RAIN, 54, febrero de 1983; P. pueden usar el campo para resolver sus propias ansiedades y sus con-
Nixon y P. Buckley, «Replay to Kane>>, RAIN, 54, febrero de 1983; E. Kane, J. Buckling, flictos neuróticos sobre los vínculos, el poder, la autoridad, la sanidad,
M. McCann y G. McFarlane, «Social Anthropology in Ireland- A Response>>, RAIN, 54, el género o la sexualidad. De hecho, confrontar y proyectar en vez de
febrero de 1983; M. Viney, «The Yank in the Corner: Why the Ethics of Anthropology
Are a Concern for Rural Ireland>>, The Irish Times, 6 de agosto de 1983; Nancy Scheper-
evitar o negar pueden llevarnos a la distorsión, haciendo interpretacio-
Hughes, «From Anxiety to Analysis: Rethinking Irish Sexuality and Sex Roles>>, Journal nes claramente subjetivas que contradicen lo que los nativos entienden
ofWomen Studies, 10, 1983: 147-160. sobre su cultura y sus relaciones sociales.

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De vez en cuando, Devereux advierte que el etnógrafo debería pa- phrenics en la mano- en busca de algún protagonista del libro por las
rar y analizar la naturaleza de las relaciones que ha establecido, tanto aldeas dispersas por las montañas. Y de esta forma el drama ha conti-
en el campo como en casa, en el proceso de análisis y en la escritura. El nuado imperturbable hasta hoy, gracias a un juego del escondite que se
objetivo de este autoanálisis etnológico sería sacar a la luz y desembara- desarrolla entre los aldeanos y sus defensores, los curiosos y sus interlo-
zarse de las capas de subjetividad y de los prejuicios que se van creando, cutores a escala global.
y que distorsionan la percepción de una realidad etnográfica objetiva. Por supuesto que hoy día ni «Ballybran», ni la antropología, ni los
Devereux fue un empiricista hasta el final, que creía en la perfección propios etnógrafos son lo que eran a mediados de la década de 1970.
objetivista de los hechos, datos e interpretaciones antropológicas. El Ballybran que yo describí es casi irreconocible, sus últimas granjas
Sin embargo, después de la controversia, la solución de Devereux me techadas de paja han sido arrasadas para dejar paso a modernas casas
pareció poco satisfactoria. Tal y como yo lo veía, el verdadero dilema y construidas al estilo de ranchos suburbanos. La única casa de techo de
las verdaderas contradicciones consistían en argumentar cómo se puede paja que queda de verdad es la de Nellie Brick que fue una tienda de
saber lo que sabemos si no es filtrando la experiencia a través de cate- té, pan y mantequilla, y que ahora ha sido renovada y transformada en
gorías enormemente subjetivas, tanto a la hora de pensar como a la de un pub romántico y acogedor para turistas. El interior es de estilo rústi-
sentir, y que representan nuestra propia forma de ser, como en mi caso co inglés y la paja ha sido iinportada de Polonia, pero por lo menos los
sería el hecho de haber sido una mujer educada en una escuela católica que han construido el tejado son de Killarney, aunque hayan aprendido
americana, considerarse una católica rebelde y ambivalente, post-freu- su oficio «tradicional» gracias a los fondos de desarrollo de la Unión
diana, neo-marxista y feminista en mi primer encuentro con los vecinos Europea. Pero el tejado sigue oliendo tan dulce y resulta tan acogedor
de Ballybran. como siempre; algún alma generosa ha decidido colgar un letrero de
Tanto el peligro como el valor de la antropología residen precisa- cartón en el alféizar de la ventana para indicar que se trata de «La ven-
mente en el choque entre las culturas y las interpretaciones de los antro- tana de Nellie», el mismo punto privilegiado desde el que antiguamente
pólogos y sus sujetos de estudio, cuyos encuentros están inspirados por se podía fiscalizar la vida del pueblo.
un compromiso abierto, por la franqueza y la receptividad. Mi conclu- Por supuesto que si yo escribiera el libro ahora por primera vez, con
sión fue entonces que no había una forma «políticamente correcta» de la ventaja de la retrospectiva, algunas cosas las hubiera hecho de manera
hacer antropología. La antropología es por naturaleza intrusiva e impli- distinta. Hubiera evitado el uso de pseudónimos «bonitos» y «conven-
ca un cierto grado de violencia simbólica e interpretativa con respecto a cionales», y no habría mezclado las señas de identidad cuando describía
percepciones del mundo intuitivas, y también parciales, de las personas los personajes, presumiendo de manera inocente que este disfraz y esta
«nativas». La pregunta entonces se transforma en una cuestión de ética máscara podían impedir que las personas del pueblo se identificaran
y se podría formular así: ¿Cuáles son las relaciones apropiadas entre el fácilmente entre sí. He llegado a comprender que la práctica tradicional
antropólogo y sus sujetos de estudio? A quién debe su lealtad y cómo de conferir anonimato a <<nuestras» comunidades e informantes engaña
se puede respetar este compromiso a lo largo del trabajo de campo et- a pocos y no protege a nadie -excepto, quizá, al propio antropólogo-,
nográfico, en la escritura y especialmente en el problemático dominio y creo que esta práctica picaresca nos da demasiada libertad a la hora de
de la antropología psicológica y psiquiátrica, que centra su atención en escribir, de hablar, de traducir e interpretar la vida del pueblo.
la enfermedad y la aflicción, en la diferencia y la marginalidad, y por lo El anonimato nos hace olvidar que debemos a nuestros sujetos de
tanto, determina una visión especialmente crítica. estudio antropológico a la hora de escribir el mismo grado de cortesía,
empatía y amistad que les prestamos cara a cara en el campo, cuando
aún no son nuestros sujetos de estudio, sino la gente que nos puede
SUPERACIÓN: EN RECONOCIMIENTO A AN CLOCHAN servir de gran ayuda, y sin la cual, literalmente, seríamos incapaces de
sobrevivir. Sacrificar el anonimato significa que tendremos que escribir
A lo largo de las dos últimas décadas, Ballybran ha recibido un número etnografías menos conmovedoras y más cautelosas, lo que desde lue-
pequeño pero estable de antropólogos y sociólogos europeos y norte- go es un precio alto para cualquier escritor. Pero nuestra versión del
americanos -con la edición de bolsillo de Saints, Scholars and Schizo- juramento hipocrático -no causar dañ<i:>, en la medida de lo posible,

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a nuestros informantes- parece que nos debería exigir precisamente se mueren ... Un hombre sin mujer, sin hermana, madre o hija no puede
eso. Además, una hermenéutica de la (propia) duda podría ser útil para hacer su ropa, ni lavarla ni coserla; tampoco puede cuidar a sus hijos ni
atenuar la franca brutalidad de los relatos de la vida de otras personas ordeñar una vaca.
tal y como las vemos: de cerca, pero desde fuera, y a través de un cristal
oscuro. Cuando yo hice mi estudio, la vida social de An Colchan no se re-
Y con respecto a la selección de mis observaciones, lo que no dije y ducía a la pareja. Ambos sexos se vestían de manera informal y la figura
podía haber dicho sobre An Clochan a mediados de la década de 1970 que uno podía ver delante caminando en la carretera, embozada en
era que el pueblo ofrecía una perspectiva extraordinaria para observa; capas de pantalón, chaleco de lana y abrigo largo, calzada con botas
una comunidad rural cerrada sobre sí misma, en la que la jerarquía y verdes Wellington embarradas y con un bastón, podía ser una mujer
las diferencias sociales habían sido limadas con bastante éxito, donde conduciendo su pequeña manada de vacas. Puedo haber malinterpreta-
se veía con malos ojos el hecho de «darse importancia», en interés de do algunos aspectos importantes de la vida en la comunidad, especial-
la communitas, y donde, a pesar de la regla general del patriarcado fa- mente aquellos en los que los vínculos de género y parentesco eran tan
miliar ~n la granja, se criaba a las niñas para que alcanzaran gran éxito; o incluso más importantes que un vínculo sexual o erótico. Si las rela-
las_ muJeres no tenían que casarse, y las solteras podían tener ovejas, ciones matrimoniales eran problemáticas, la causa se debía, en parte, al
cmdar vacas, estar al frente de un pub en el pueblo, dirigir una escuela hecho de que el matrimonio interrumpía y se entrometía, compitien-
de primaria o de secundaria, regañar a los charlatanes o mandonear al do con otros afectos y lealtades igualmente valorados. Estoy segura de
cura hasta que se rindiera en una discusión teológica o política concre- que ningún antropólogo hoy día sugeriría la existencia de una jerarquía
ta. Las mujeres rurales podían elegir entre casarse pronto o esperar y apropiada de afectos, tales como que las amistades de toda la vida, se-
casarse más tarde con hombres mucho más jóvenes. De la misma forma, mejantes por naturaleza a las que existen entre hermanos y hermanas,
especialmente cuando se trataba de una familia sólo de hijas, podían tendrían menos valor que las relaciones conyugales.
rechazar distintas propuestas de matrimonio para quedarse en casa y El índice de hospitalizaciones psiquiátricas era alto, pero las viola-
her~~ar l_as tierras de su padre, junto con su pipa favorita, o el pub ciones y agresiones sexuales no se conocían. El robo era tan raro que
fam1har, mcluyendo el tambor de piel de cabra. Más aún, las mujeres una de las definiciones de excéntrico era la de una persona preocupada
casadas conservaban su apellido y sus identidades sociales e individuales por la seguridad de sus propiedades, y se podía diagnosticar un caso
previas al matrimonio. de esquizofrenia paranoica por el simple hecho de haber acusado a los
Es posible que no haya otro lugar donde las mujeres pudieran sen- vecinos de querer robarle a uno el rebaño, o de mover a su favor las
t~rse ~ás libres para andar por las carreteras rurales solas por la noche, piedras que marcaban la linde entre 'las tierras. «Brendan el violador», a
sm m1_e~o a s~r asaltadas o al cotilleo malicioso. No he visto en ningún quien yo entrevisté en un hospital mental rural en Killarney, había pe-
otro s1t10 muJeres y hombres bromeando entre ellos en público, sin que cado sólo con sus pensamientos y, según su propia historia, era virgen y
el humor se reduzca a un doble sentido, ni tampoco donde los solteros sin éxito en cuestiones de sexo. De la misma forma, en An Colchan, una
Y solteras sean aceptados como miembros normales de la sociedad sin mujer joven y casada como yo podía aceptar ir a la espalda de Morris,
problemas, capaces de vivir vidas autónomas, aunque ~olitarias. Nadie en su moto, sin miedo a ninguna traza de escándalo, del mismo modo
se sorprendía de que un hombre soltero, además de atender su cose- que podía sentarme y hablar con el sacerdote local tomando un taza de
cha, cocinara sus patatas, criara sus ovejas y tejiera calcetines y jerséis. té a media mañana, en pijama, en el salón de su casa.
Qué diferente es este panorama del que describe Ivan Illich (1982: 67) Las tareas de la casa, la jardinería y la preparación de las comidas
de 1~ ~amentable situación de los hombres solteros en algunos lugares estaban reducidas al mínimo, dejando libertad tanto a hombres como a
trad1c1onales de Europa que están caracterizados por la «complementa- mujeres para acometer cualquier otra actividad voluntaria, y se pasaba
riedad» de géneros: mucho tiempo libre fomentando amistades y camaradería -los hom-
bres en alguno de los pubs locales, en torno a las ovejas o en los mer-
Se puede reconocer a un soltero desde lejos por su aspecto fétido y lú- cados regionales, las mujeres en las tiendas, en actividades relacionadas
gubre ... Hombres solitarios que no dejan ni sábanas ni camisas cuando con la iglesia o la escuela, y las mujeres más mayores en las ventanas o

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haciendo visitas a amigos o parientes lejanos-. Había tiempo para con- De manera que, igual que conté la anécdota de la burla cruel a un
tar historias y tiempo para jugar, para reunirse alrededor de los muertos tímido soltero en el pub, a quien tomaban el pelo sin misericordia por-
en velatorios y entierros -un día completo se pasaba en el funeral de que no era capaz de hablar conmigo sin tartamudear, cometí el error
cada uno de los 3 8 vecinos que murieron en 1974-. Todo el mundo te- de no hablar de otra anécdota, el mismo día que nos marchábamos del
nía radios y algunos televisores, pero la mayor parte de la gente prefería pueblo, cuando, mirando a través de la ventana de mi casa, apareció el
aún «entretenimiento vivo», y se reunían con frecuencia, especialmente mismo tímido soltero de pie, debajo de un árbol, al final del sendero
en invierno, en los pubs, en la iglesia y en las casas de los demás para que llevaba a nuestra casa. Me preguntaba qué haría ahí, merodeando
disfrutar tocando música, cantando, bailando o recitando poesía. Tanto tanto tiempo, pero me fui a seguir haciendo el equipaje y terminar de
a jóvenes como a viejos, a hombres y a mujeres, se les fomentaba que tu- limpiar la casa. Sin embargo, cada vez que miraba por la ventana, allí
vieran su propio repertorio de canciones, poesías o pasos de baile, que seguía él, quieto y casi en la misma postura. Después de varias horas, se
la gente les pedía que representaran en cuanto se quitaban el sombrero. me ocurrió que estaba esperando a que yo saliera de la casa y recorriera
Y si bien la timidez y la modestia de los hombres solteros podían quitar ,,se sendero para ir al pueblo a hacer algún recado, así que metí a los
el aliento, la costumbre institucionalizada de la «persuasión» podía con- bés en el cochecito y en la mochila y salí como si fuera a la oficina
vencer al pescador o pastor más reacio a representar su «número para la · correos. Cuando me acetqué a Paddy, levanté un dedo tímidamente
fiesta» y deslumbrar a la audiencia. y doblé el cuello hacia él, haciendo el gesto que se entendía en Kerry
La ética de la modestia y la deferencia aseguraba que ningún can- como un saludo. Paddy vino hacia mí, me tendió una mano que yo cogí
tante sobresaliera de los demás y también que a nadie se le prestase me- entre las mías y me dijo: «Nos dejas. Yo sólo quería ... , me gustaría ... ,
nos atención. Para ello tendría lugar el intercambio de llamadas y res- bueno ... , qué Dios te bendiga, señora. Qué Dios bendiga también a Mi-
puestas -«Cántanos una canción, Paddy»; «No, no puedo», etc.- que chael y a los pequeños». En todas mis idas yvenidas como antropóloga
permite una cierta expresión de alabanzas y agradecimientos, pero no he recibido un adiós tan precioso para mí como éste, que tanta lucha
que a veces podía desembocar en la burla -«Seguro que es el mejor interior le había exigido al que lo ofrecía y que al final había conseguido
cantante del pueblo»-. Todo ello promueve un firme sentido de soli- hacer con tanta dificultad.
daridad comunitaria a costa del individuo, suprimiendo cualquier tra- Lo más irónico del caso es que una antropóloga como yo, que siem-
za de arrogancia o engreimiento. En otras palabras, la igualdad social se pre había estado buscando una sociedad relativamente igualitaria, exen-
promovía también a través del ingenio de las burlas que he descrito en ta de diferencias de clase y género, se había tropezado justo con ella al
Saints~ Scholars, y que tiene un efecto adverso en los individuos más principio de su carrera y no había sido capaz de reconocerla ni de saber
vulnerables psicológicamente, porque son menos hábiles a la hora de apreciarla. El igualitarismo del pueblo se expresaba también a través de
valorar y responder a estos mensajes de doble sentido: si uno rechaza la las difíciles decisiones que tenían que hacer sobre la herencia, el tema
alabanza está echando a perder la alegría de sus camaradas, si la acepta, central de mi tesis. Y si estas decisiones no resultaron nunca fáciles para
hace el ridículo de tomársela seriamente. ninguna de las generaciones, padres e hijos acababan adquiriendo al
Gragory Bateson, que desarrolló la teoría del «doble vínculo» en la final un estrecho compromiso de justicia, comprometiéndose a tratar de
esquizofrenia que he utilizado en mi libro, entendía que las pautas de corregir cualquier pérdida que un hermano hubiera tenido a expensas
comunicación humana eran extremadamente complejas, y argumentaba del otro. A diferencia de las normas de primogenitura en la Inglaterra
que algunas de las órdenes de un doble vínculo podían dañar a los indi- rural, basadas en el modelo de que «el ganador se quedaba con todo»,
viduos, mientras que otras, al contrario, podían ser beneficiosas para dis- las familias campesinas irlandesas hacían un gran esfuerzo para que los
tintas personas, incluso terapéuticas. Los duelos verbales y los desafíos hijos e hijas «desheredados» tuvieran también algún tipo de seguro de
interactivos, tan característicos del ingenio de la Irlanda rural, pueden vida, bien a través de una cuidadosa búsqueda de relaciones con perso-
haber contribuido a la disonancia cognitiva que sufren algunos esquizo- nas que se dedicaban al comercio o a otros oficios en el pueblo vecino
frénicos que no son capaces de distinguir entre lo literal y una verdad (véase Arensberg, 1937), bien gracias a la Iglesia católica y su exten-
metafórica, pero también es cierto que estas pautas de comunicación han sa red de instituciones educativas o de caridad, e incluso buscando la
contribuido a la larga tradición de santos, poetas y eruditos en Irlanda. ayuda de parientes y antiguos vecinos en el extranjero. De esta forma,

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ningún hijo irlandés desheredado era enviado al mundo a «buscar for- entonces pensamos: «Sí, voy a ir allí y a ver si puedo volver con una
tuna» por sí solo como ha ocurrido con tantas generaciones de hijos narración, una historia natural, una descripción densa (llámese como
«desheredados» en la Inglaterra rural (véase Bird-well-Pheasant, 1998). se quiera) que podría enriquecer nuestra forma de entender el mun-
Como resultado de ello, la diáspora de los irlandeses que a lo largo de do». Igual que cualquier otra forma de traducción, la etnografía tiene el
las generaciones ha contado con un número significativo de vecinos de la mismo objetivo que un depredador y un escritor. No se hace «a cambio
parroquia de An Colchan, ha contribuido significativamente a la cultura y de nada», de una forma totalmente desinteresada, es por algo, muchas
a la civilización del mundo angloparlante (véase Hout, 1989, capítulo 5; veces para ayudar a entender, da lo mismo que sea la esquizofrenia, que
Keneally, 1998). Por todas estas razones y para lo que pueda valer aho- una proyección de temas culturales o las formas de resolver los dilemas
ra, vaya mi reconocimiento hacia An Colchan. humanos perennes sobre la reproducción de los cuerpos, las familias,
los hogares o las granjas.
El propio Seamus Heaney (1999) cuando habla de su ambicioso
EN RECONOCIMIENTO DE LA ETNOGRAFÍA proyecto de traducir el <<Beowulf» '~ recurre a una metáfora generativa
basada en la relación de los vikingos con Inglaterra e Irlanda, distin-
Para empezar, he querido que la verdad de la vida tenga guiendo entre el periodo que se conoce como los ataques vikingos y
una realidad concreta y me he sentido más satisfecho
el que se denomina de asentamiento. El ataque es un excelente motivo
cuando el poema es más directo, cuando supone una re-
presentación franca del mundo que reemplaza, defiende para una traducción poética. El poeta puede atacar la poesía italiana
o contradice (Seamus Heaney, 1995: 12). o alemana y volver con una especie de «botín» llamado, por ejemplo,
«imitaciones» de Homero o «imitaciones» de Virgilio. Alternativamen-
Uno de los puntos centrales del método antropológico consiste en la te, como hizo el propio Heaney en la traducción de Beowulf, el poeta
labor de hacer de testigo, lo que requiere una inmersión comprometida puede aproximarse a la traducción como si se tratara de «asentarse»,
en los mundos de nuestros sujetos de estudio durante un periodo de lo que significa entrar en la obra «haciéndola propia», apoderándose
tiempo largo. Como la poesía, la etnografía es un acto de traducción de ella para sus propios propósitos artísticos. Esta última perspectiva
y el tipo de «verdad» que produce no puede ser sino profundamente requiere más tiempo porque es necesaria la imaginación: uno cambia la
subjetiva, porque resulta de la colisión entre dos mundos y dos culturas. obra y la obra le cambia a uno.
Por eso la pregunta sobre los peligros de «perder la objetividad» en el De la misma manera se podría decir que hay una forma de «incur-
campo, bastante frecuente por otro lado, está fuera de lugar. Nuestro sión» y una de «asentamiento» a la hora de llevar a cabo una traducción
trabajo exige simplemente una subjetividad muy disciplinada, y aunque antropológica, aunque tenemos garantizado el hecho de que en nuestra
existen métodos y modelos científicos, apropiados para otras formas de disciplina, ambas perspectivas pueden convertirse en las peores pesa-
hacer antropología, la etnografía, tal y como yo la entiendo, no es una dillas. Ninguna de las dos posturas tiene muchos adeptos en el mun-
ciencia. do postcolonial en el que la mayoría seguimos trabajando. En nuestro
Igual que el poeta que decide meterse en otra obra-con el propósi- vocabulario «incursión» fue lo que Margaret Mead hizo algunas veces,
to de traducirla (Seamus Heaney, por ejemplo, describe su entrada en entrando en una cultura en busca de una idea o una práctica que pudie-
la poesía de Dante3 ), el antropólogo ha visto algo intrigante en otro ra ser útil para las madres jóvenes de Boston o los adolescentes de Los
mundo. Puede ser tan simple como: «iAh!, ime gusta eso!, voy a ver Ángeles. Otra forma de incursión es el tipo de investigación «rápida y
si puedo entender cómo funciona ese particular modo de ser, pensar sucia» que a veces hacemos con un objetivo concreto: evaluar un pro-
y sentir el mundo; es decir, qué sentido tiene, qué es lógico y qué no; grama de prevención de SIDA en Bostwana o en cualquier otro lugar,
en definitiva, la pragmática y la poesía de esa otra forma de vivir». Y de una agencia internacional o gubernamental, sobre la supervivencia

3. Esta sección está inspirada en una discusión entre Seamus Heaney y Robert Haas El legendario héroe de un poema inglés anónimo del siglo VIII que vence a un
sobre «el arte de traducir poesía>> en la Universidad de California en Berkeley, el 9 de monstruo y se convierte en rey, pero luego muere luchando contra un dragón (http://
febrero de 1999. www.wordreference.com). (N. de la T.)

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

de los niños en el norte de Brasil. Rápida y sucia (una incursión si se era», pero sabía que no era verdad en muchos aspectos fundamentales.
quiere) pero necesaria y a veces valiosa por derecho propio. Entonces cogí mi cuaderno de notas (que al final acabó por causarme
Y además están la etnografía y la observación participante, activi- 'problemas) y anoté algunos pensamientos entrecortados.
dades de asentamiento por excelencia. Entramos, nos acomodamos y Impresionada:, terminé mis rondas diarias por el pueblo, pero ya
tratamos de quedarnos el máximo tiempo que la gente sea capaz de con el corazón pesaroso y el paso incierto. Saludé con la mano a un
tolerar nuestra presencia. Como «personas viajeras» que somos, esta- solitario segador, el primero que había visto en varios días. No me.reco-
mos a merced de los que nos recogen, igual que los que nos acogen noció y paró para tomarse un descanso. Hablando de nada, le pregunté
están a nuestra merced a la hora de representarles, después de que vivir por qué se tomaba tanto trabajo en hacer pequeños montones de heno
entre y con ellos se acabe. Los antropólogos somos una tribu nómada en vez de grandes almiares. «Porque el heno es mucho más delicado así
e inquieta, cazadores y recolectores de valores humanos, casi siempre y les gusta más a los animales», me respondió, y se tocó la gorra en señal
motivados por nuestro propio sentido de estrañamiento en la sociedad de saludo cuando me fui. Después de la vista de Martín empecé a andar
y en la cultura que existencialmente nos expulsa. Yo me fui a la Irlanda por las carreteras rurales con la cabeza gacha, y mirando de una forma
rural en gran parte buscando mejores formas de vivir, y las encontré que no supusiera automáticamente que la persona que me encontraba
fundamentalmente entre algunos de los viejos con los que pasé la mayor me tenía que responder, no fuera a ser que luego tuviera que lamentar-
parte de los días y largas noches de invierno en An Colchan, los mismos lo. Y adopté la costumbre de anunciarme así ante las puertas abiertas de
que quizá me predispusieron a desarrollar una visión abiertamente crí- mis antiguos amigos y conocidos: «Es Crom Dubh, la falsa, que ha vuel-
tica de la vida en el pueblo a mediados de 1970. to a An Colchan». De hecho empecé a sentirme muy parecida a Crom
Dubh, la fuerza pagana que como un alter-ego del pueblo simbolizaba
todo lo oscuro, lo escondido, lo secreto, lo gigante, lo enredado entre
LA HUIDA DEL CONEJO: LA PARTIDA las zarzas del viejo cementerio; en definitiva, todo aquello a lo que uno
debe resistirse. Mi presencia era un recuerdo diario de «la sal en la heri-
La fatídica visita de Martín fue el augurio del principio del final de mi da», como dijo uno de los vecinos del pueblo, de todo lo que les hubiera
vuelta a An Colchan. Al día siguiente empecé a sentir el peso de lacen- gustado esconder, negar o dejar que permaneciera secreto.
sura social cerrándose, no en torno a mí personalmente, sino alrededor Sin embargo, la mayoría de los habitantes del pueblo no me evitaba.
de los que me alojaban (en la expresión vernacular del pueblo, los que Muchos de ellos volvían a la costumbre de contarme dolorosas historias
me habían «alimentado y sustentado») o los que me habían tomado bajo y me ponían al día de la vida de la gente del pueblo, de lo que había ocu-
su protección. Cuando por ejemplo S. vino a desayunar conmigo la ma- rrido y de los cambios que había habido en la parroquia. Algunas veces
ñana siguiente, llegó en un estado de profunda agitación. No había dor- parecía que algo les hacía hablar, en ocasiones por pura necesidad. Una
mido bien la noche anterior: «Me despertó una pesadilla terrible», dijo. tarde Kathleen, con un movimiento de cabeza, me dijo: «Tú eres como el
«Era una sensación horrible: mi casa era invadida por una fuerza oscura, psicoanalista del pueblo y nosotros los que estamos en el diván. Parece
un viento malintencionado o un invasor extraño». Y me miró a mí de como si no pudiéramos parar de hablar». Y el hecho de que yo no fuera
una manera vacilante, como si buscara una explicación para su horrible buscando secretos no significaba la más mínima diferencia, simplemente
sueño. Yo le respondí que las casas suelen ser símbolos del. cuerpo, de porque no había manera de escapar de ellos. Y como mi estancia en el
uno mismo, y lo dejé ahí. pueblo no tenía otro objetivo que el de visitar a la gente, mi presencia
Pero esa noche me tocó a mí despertarme por una visita fantasma, se convirtió en un obstáculo, incluso para mí misma. En este mundo tan
una criatura con capucha que con un dedo largo y delgado señalaba ha- pequeño, las palabras eran tan peligrosas como las granadas o las balas,
cia el mar por encima de mi cabeza. Igual que Scrooge '~, me desperté fe- tanto para aquellos que las ofrecían como para los que las escuchaban.
liz de ser la de siempre por la mañana y resistí la necesidad de abrazar la Una pareja anciana se arriesgó a pasear conmigo en público, co-
madera del cabecero de la cama prometiendo: «Ya no soy la misma que rriendo un riesgo social considerable. Según dijeron, era lo que debía
hacer un cristiano, sin pensar en lo que otros podían pensar o decir.
El personaje de Cuento de Navidad de Charles Dickens. (N. de la T.) Aiden llegó a convertirse en mi camarada de combate y, después de una

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

tarde que pasamos haciendo visitas de casa en casa juntos, me comentó de mi estancia en An Colchan volví a mi B&B ':- llena de historias que
cansinamente: «iAy! Es cansado este trabajo de campo». Cuando la si- contar. Había sido un buen día porque había conseguido tomar contac-
tuación se puso más espinos~ le pedí al nuevo sacerdote de An Colchan to con algunos queridos conocidos, y mi desfallecido espíritu estaba re-
que me ayudara a convocar una reunión en la parroquia para que pu- puntando, pero en cuanto metí la cabeza en la cocina de B. para decirle
diera disculparme en público, de manera general, por el dolor que hu- que bajaría en unos minutos para tomar el té, se dio la vuelta y la vi con
biera podido causar a la comunidad, y para que los vecinos del pueblo la cara enrojecida por algo más que la llama del fuego de la cocina. «Ten-
pudieran expresar su ira colectiva. De esta forma esperaba, seguramente go .muy malas noticias», me soltó. «¿Pasa algo malo en casa?», le pregun-
de manera ingenua, que podíamos limpiar la atmósfera y seguir hacia té con la garganta agarrotada. «¿Le pasó algo a Mitchel o a los niños?».
adelante. Le expliqué lo difícil que era hacer este trabajo de arrepenti- «No, no, nada de eso. Pero, Nancy, tienes que marcharte ahora mismo,
miento y explicación casa por casa. El sacerdote no estaba seguro, sin esta tarde. No puedes ni comer aquí, no puedes volver a dormir aquí».
embargo, y me preguntó: «¿Estarás dispuesta tú?, ¿estarán dispuestos «¿He hecho algo mal?», pregunté, «¿he ofendido a alguien en el pue-
ellos?, ¿no crees que supondría reclamar demasiada atención hacia una blo hoy?». Estaba ya entrada la tarde, me sentía cansada, me dolían los
vieja herida?, ¿deberías pedir perdón?, ¿sería bueno que lo hicieras?». pies y no tenía ningún medio de transporte a mi alcance. ¿sería posible
El buen padre me prometió reflexionar sobre ello con algunas personas llamar a esta hora un taxi al pueblo de Tralee, tan lejos? «¿Te podría
de confianza de la parroquia y ponerse luego en contacto conmigo. «Pero alojar alguien por esta noche?», me preguntó B. «Déjame pensar», le con-
ven a misa este domingo», me insistió. Cuando, días después, me dirigí testé estúpidamente, «mientras voy arriba a hacer el equipaje». En la
a la fila de los que comulgaban, el padre M., sosteniendo la hostia sa- pequeña habitación del ático me movía como si estuviera en un sueño,
grada en alto y mirando a su alrededor, pronunció mi nombre en alto, metiendo mis escasas pertenencias en la maleta que saqué de debajo
muy alto en realidad, y me dijo: «Nancy, recibe el cuerpo y la sangre de de la cama. N o había comido desde la mañana, y me había saltado la
Cristo». Pero después de la misa me comentó que celebrar una reunión cena la noche anterior, así que además de cansada, estaba hambrienta.
en la parroquia iba a ser muy arriesgado y que debía seguir haciendo Pero ¿dónde podía ir?, ¿quién podía estar a salvo de la amenaza que
lo que hasta entonces: rondas de visitas a las casas, de la mejor manera le habían hecho a B.?, y ¿qué le habrían dicho?, «¿saca a esa mujer de
que pudiera. Cuando volví andando a casa sola después de la misa me aquí antes de que alguien resulte herido?». Sentada en el borde de la
preguntaba cuánto tiempo más debía quedarme. estrecha cama, garabateaba en mi cuaderno pensamientos para aclarar
La respuesta del pueblo llegó enseguida y me sacudió los oídos. Hubo mi cabeza, pero estaban tan revueltos que arranqué la página, la arru-
señales de aviso unos días antes de que el problema se avecinara, en el gué convirtiéndola en una pelota, y la tiré a la papelera.
pub: las conversaciones enmudecían de repente en el momento que yo Fuera se estaba haciendo de noche. La casa más cercana en la que
entraba, de manera que les devolvía una sonrisa y giraba sobre mis talo- pensaba que podía quedarme estaba a más de una milla, pero caminé
nes para salir. Una tarde pasé por delante de algunos lugares que habían rápidamente hacia allí. Me recibieron de manera amable pero cautelosa,
sido objeto de acoso. por parte de los locales, incluyendo bombardeos y mi nuevo amigo me hizo saber que, al final, la comunidad se había
de casas y coches; nunca hubo ningún herido en estos ataques, pero el cerrado en lo que a mí concernía. «No es justo», dijo, «pero no te he
daño a las propiedades era considerable y el mensaje que transmitían, dicho que no fuera a ocurrir. Ahora nadie debe ser visto contigo». Sin
suficientemente claro. La parroquia estaba controlada, en parte, por un embargo, insistió amablemente en que me quedara esa noche e incluso
grupo pequeño pero activo de nacionalistas locales que amenazaban e una semana si quería. Se negaba a que le intimidaran, según dijo. «Bue-
intimidaban. Entre la gente «indeseada» del pueblo estaban los propie- no, entonces me voy a buscar mis maletas, pero sólo me quedaré hasta
tarios ingleses, los que se sospechaba que eran homosexuales, los que mañana por la mañana, y te pido perdón por ponerte en esta situación».
aparentemente se dedicaban al negocio de la droga, hombres gombeen «Se trata sólo de un libro», dijo, «y la gente de aquí te diría a ti aparte
(pequeños capitalistas locales que compraban viejas granjas), y yo, esa que les ha hecho pensar un par de cosas, por ejemplo, cómo criar y tra-
nueva especie de extraña y amiga, la antropóloga. tar a los propios hijos», y se rió, «todas las madres jóvenes aquí se han
Mis amigos en la localidad estaban impresionados por la ola de
rechazo, y sus lealtades se veían, lógicamente, divididas. La última tarde· Bed and Breakfast. (N. de la T.)

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NANCY SCHEPER-HUGHES IRA EN IRLANDA

propuesto dar el pecho a sus bebés, y se pasan todo el tiempo abrazán- ¿es un pecado tan grave? Tenía necesidad de escribir sobre mi confusión
dolos. A veces creo que es para demostrarte algo». y mi soledad». Después B. me dio un abrazo rápido y me dijo al oído:
Cuando volví a mi casa de «huéspedes» para recoger mis maletas, «Siento todo esto. Ignóralesy sigue haciendo un buen trabajo».
mi antiguo amigo y mentor en el pueblo estaba esperándome en el salón. Después continuó el ritual de Lon na Bais, cuando mi mentor me
«¿Dónde has estado? Estábamos preocupados. Hemos encontrado acompañó a hacer la última ronda de visitas por el pueblo, regalándo-
una solución», dijo desanimado, «Puedes pasar aquí la última noche, me los ojos por última vez. Fue como una procesión fúnebre, me llevó
yo me encargo de que nadie eche la culpa a B., y a primera hora de la en coche lentamente por todos los lugares queridos para mí. «Echa una
mañana volveré a buscarte. Estáte completamente preparada. Te llevaré última mirada», dijo, «aquí está tu Brandon Head, y allí tu lechería, o lo
hasta Limerick y desde allí puedes coger el autobús para Dublín. No que queda de ella. Y ahí está tu escuela, en unas horas los niños se pon-
protestes, insisto. Por lo menos así iremos a despedirte hasta el próximo drán en fila para entrar. Y ahí está tu Pub de Peg, tu casa del sastre Dean,
condado, y mientras podemos hablar». y tu casita dela viuda Bridge comida por las zarzas». Cuando llegamos
La mañana siguiente, cuando bajaba las escaleras con cuidado de no a la última curva y pasamos el caserío de Ballydubh, cuando ya casi no
hacer ruido, un cuenco de té fuerte y un plato con tostadas me estaban se veía el pueblo, me obligó a darme la vuelta y apreciar la vista de las
esperando en la «habitación de los huéspedes». iAh!, pensé, es la Lon na montañas y el mar. «Y aquí está tu An Colchan», dijo, «pero ahora lo
Bais, la costumbre de la última comida que se deja justo antes de que mejor que puedes hacer es despedirte».
muera un viejo ser querido 4 • La familia de la casa se había reunido alre- Parece que al final estábamos hechos el uno para la otra, nos cono-
dedor de la larga mesa de la cocina para tomar el desayuno que comie- cíamos bien y nos entendíamos bien. Los dos más duros que los clavos,
ron en medio de un silencio casi monástico. Yo traté de quedarme tam- orgullosos y cabezotas. La impenitencia casa con lo inexorable. Así que
bién callada en la habitación de al lado. Cuando me separé de B. para de alguna forma, los vecinos tenían razón cuando decían: «No creemos
marcharme es cuando por fin ella me hizo afrontar mi crimen: «Todo que realmente estés pidiendo perdón». En su forma de ver las cosas, hu-
ese tiempo que pasabas arriba en tu habitación, no estabas sólo leyendo, biera supuesto una renuncia a mí misma y a mi controvertida profesión,
iestabas escribiendo! Has dejado un reguero de papeles en la papelera. algo que no podía hacer. Escribí Saints desde una perspectiva concreta,
La gente dice que estabas escribiendo. Te han visto garabateando en tu en un momento de tiempo determinado, y siendo una antropóloga-
cuaderno fuera del pub en Brandon». «No lo voy a negar», dije yo, «pero etnógrafa particular. El tiempo, como dicen, lo cura todo, no existe
la ira eterna ni el amor eterno. Todo puede cambiar. El sentido de la
proporción y el sentido del humor pueden acabar por restaurar el orgu-
4. De acuerdo con la tradición de West Kerry, se espera que los <<viejos» sientan la llo herido. Y mientras tanto, como el sastre de Ballybran habría dicho
llegada de la muerte, que generalmente suele estar representada en el dicho <<La muerte «déjalo como está». Los próximos veinticinco años pueden pasar más
no ha salido aún de Cork de camino para venir a buscarme>>, o <<Me ha dado, he sentido
rápidos que los veinticinco últimos. Y, si Dios quiere, tanto Crom Dubh
el golpe en el corazón». Muchos viejos vecinos hablan con gran satisfacción del momento
en que su madre o padre ancianos se metieron en la cama y mandaron a buscar al sacer- como yo descubriremos un camino para volver a <<nuestro» pueblo.
dote diciendo: <<Hoy es mi último día», o <<Seguro que no llego a la noche>>. Una manera
más discreta de señalar que la muerte está próxima era pedir la última comida, cuando los
viejos pedían el Lon na Bais, la <<tÍa» Ana explicaba lo siguiente: REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
<<Una mañana, como dos semanas después de que yo volviera de América, me llamó
mi padre a la cabecera de su cama y me pidió que le llevara un gran cuenco de té y dos Arensberg, C., 1937, The Irish Countryman, Garden City (N.Y.), Natural His-
rebanadas finas de pan recién hecho. 'Padre', dije yo, 'debe estar equivocado. Nuestra tory Press.
gente no ha usado cuencos desde hace más de un siglo. Supongo que querrá decir una Bateson, G. et al., 1963, «A Note on the Double Bind», Family Process, 2: 154-
taza grande de te'. 'Es un cuenco lo que quiero', replicó. Le ofrecí coñac para aliviarle el 161.
dolor, pero me paró y me dijo: 'No hija mía, no necesito ya eso, ya tomé suficiente cuandó Birdwell-Pheasant, D., 1998, «Family Systems and the Foundations of Class in
era niño. Hoy voy a ver a Dios'. Así que le llevé el té y la tostada, lo dejé al lado de su
Ireland and England», The History of the Family, 3/1: 17-34.
cama, pero nunca llegó a tocarlo. Se quedó sentado en la cama sonriendo y esperando
con ansiedad. Murió aquella noche ... ¿verdad que fue una muerte bonita? Era lo que los
Bourdieu, P., 1977, Outline of a Theory of Practice, Cambridge, Cambridge
antiguos llamaban Lon na Bais, la comida de la muerte>>. University Press.

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NANCY SCHEPER-HUGHES

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Viney, M., 1983, «The Yank in the Corner: Why the Ethics of Anthropology are Este texto está inspirado en la charla que impartí en el curso «Cues-
a Concern for Rural Ireland», The Irish Times, 6 de agosto. tiones de ética en antropología». La finalidad de mi intervención era
poner en evidencia los problemas éticos con los que me encontré al
realizar trabajo de campo en un aula de bachillerato. Estos problemas,
probablemente, no hubieran surgido en otro contexto -si mi elección
de instituto hubiera sido otra- por lo que considero importante seña-
lar brevemente la finalidad principal de mi observación y de la elección
del aula donde realicé mi investigación, en la que surgieron todos los
dilemas que iré presentando más adelante.
La investigación a la que me refiero está enmarcada en el proyecto
«Estrategias de participación social y prevención del racismo en las escue-
las 11» 1• En un momento en el que términos como integración y racismo
están totalmente vinculados a otros como inmigración, minorías étnicas
y necesidades educativas especiales, pensé que sería interesante hacer ob-
servación en un aula donde los alumnos compartiesen -al menos apa-
rentemente- nacionalidad, estrato social y capacidades de aprendizaje,
es decir, en un grupo «homogéneo». La idea era comprobar si en un aula
«homogénea» -como la calificarían los profesores- el nivel de integra-
ción era completo y, por tanto, el desenvolvimiento de las clases y del
proceso de enseñanza-aprendizaje, carente de escollos y posibles proble-

Los problemas éticos aquí expuestos surgieron en el curso de una investigación


cuyos resultados han sido publicados como «La diversidad negada. Factores de inclusión
y exclusión en un aula de bachillerato», en Fernández Montes y Müllauer-Seichter (2009).
1. FFI2009-08762. Mi estudio estuvo más relacionado con el concepto de «inte-
gración».

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

mas. Por otro lado, como el proyecto de investigación ya estaba avanzado cho de la directora para presentarle mi proyecto y pedirle permiso para
cuando yo comencé mi trabajo, uno de los desafíos era conseguir, lo antes comenzar con la observación.
posible, un aula donde realizar mi trabajo de campo. En aquel primer encuentro ya debería haber sido consciente de que
De este modo, la elección vino determinada por una doble moti- mi rol de antigua alumna podría presentarme algún tipo de dilema,
vación: pero estaba tan centrada en conseguir mi objetivo que pasé por alto los
1. observar las dinámicas en un aula aparentemente «homogénea»; detalles.
2. comenzar cuanto antes con la observación. La directora del instituto había sido, en su día, profesora mía. Le
Teniendo en cuenta estos dos factores, me incliné por intentar hacer planteé mi idea de investigación y debo decir que aceptó de un modo
el trabajo de campo en el instituto donde yo estudié. En otras sesiones, un tanto condescendiente, como si su permiso viniese dado más por mi
había escuchado a mis compañeras hablar de lo difícil que puede resul- rol de antigua alumna (y el hecho de no tener argumentos convincentes
tar conseguir permiso para realizar observación en un aula; pensé que para poder negarse) que por el interés que el proyecto podía suscitarle.
las relaciones que mantenía con mi antiguo colegio podrían facilitarme Así que, a pesar- de haber conseguido mi objetivo a la primera, no pude
a mí la tarea y darme un rápido acceso al trabajo de campo. No obstante, evitar sentirme un tanto incómoda por esta «cesión».
tal y como me recomendaron, elaboré un plan de trabajo para que las Una vez que la directora me dio su permiso, pasé a hablar con la jefa
personas encargadas de darme permiso supieran exactamente qué quería de estudios que, contra todo pronóstico, me facilitó las hojas de matrí-
hacer y durante cuánto tiempo. Lo cierto es que nunca reflexioné sobre cula3 para que yo misma eligiera el curso donde quería hacer observa-
las implicaciones que podía tener hacer etnografía en un contexto tan ción. Eso sí, sus recomendaciones iban dirigidas hacia las aulas donde
conocido, donde todo -menos los alumnos- sería familiar. podía encontrar mayor número de inmigrantes que, por supuesto, se-
rían «las más representativas e interesantes». Quizá sea necesario aclarar
desde el principio que, a pesar de haber explicado ya mis intenciones,
NEGOCIACIÓN DEL ESPACIO PARA EL TRABAJO DE CAMPO creo que nunca fueron del todo entendidas; el interés general -por
parte del profesorado- por focalizar mi trabajo en clases con presencia
Tener contactos clave a los que acudir -a la hora de comenzar la ne- de alumnos extranjeros, así como su incomprensión ante mi elección de
gociación para empezar con la observación- es siempre fundamental. aula, fue una constante durante mi estancia en el instituto.
Así, una vez realizado el plan de trabajo, decidí ponerme en contacto con Nada más entregarme las hojas de matrícula, esperaron que hiciera
una profesora que podía facilitarme la entrada al instituto. Se trata una elección inmediata. Obviamente, una decisión rápida, en público y
de una persona muy respetada en la institución, tanto por el profesorado sin muchos criterios4 no es la ideal..., sin embargo, a veces las circuns-
como por los alumnos, y con la que yo siempre tuve muy buena relación. tancias son las que mandan: debía elegir en ese preciso momento. Fue
Sabía que si ella aprobaba mi proyecto, me ayudaría a que la din:ic- una conversación entre ellas (jefa de estudios y otras profesoras presen-
tora y la jefa de estudios también lo hicieran. Así, me cité con ella en tes) la que facilitó mi elección; hablaban de la presencia en una de las
una cafetería y allí estuvimos toda una tarde charlando. Le conté las aulas de un chico cuya nacionalidad no tenían clara y estaba siendo cen-
novedades de mi vida, me contó las de la suya y de ahí pasé a relatarle la tro de un interesante debate cuyo objetivo era averiguar si había nacido
intención de mi investigación y de desarrollarla en un aula·del instituto; en España o si era «inmigrante», por un lado, y, por otro, en caso de ser
le pareció una propuesta interesante y se mostró dispuesta a ayudarme extranjero, determinar su nacionalidad, dado que su fisonomía podía
en la negociación. Por tanto, gracias a ella y a la relación de confianza
establecida entre ambas, un camino que podría haber estado repleto de
obstáculos, se convirtió en un cómodo sendero 2 • Habían pasado sólo dos 3. Algunas de mis compañeras, después de tiempo trabajando en una escuela, no
días desde nuestro encuentro en la cafetería y ya tenía cita en el despa- han conseguido ver las «famosas» hojas. Podría afirmar que este hecho se debió, también,
a mi rol de antigua alumna y, por tanto, a que me conocían de antemano.
4. Como ya he dicho, mi intención era hacer observación en un aula donde todos
2. Véase Del Olmo (2003) sobre el tema de la construcción de la confianza y su los alumnos fueran españoles, pero más allá de eso no tenía claro qué criterios seguir;
importancia en el trabajo de campo. nunca esperé que mi elección debiera ser inmediata.,'

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

ser atribuida a diferentes orígenes. Esa discusión despertó mi interés tan- COMIENZA LA OBSERVACIÓN
to como para decidir realizar !'el trabajo de campo en dicha aula.
Mi plan de trabajo contemplaba ir un día a la semana durante diez Cuando llegó el momento de ir al instituto y comenzar con el trabajo de
sesiones, así que restaba decidir qué día iría a hacer la observación. No campo, al sonar el despertador, cruzó mi mente un pensamiento: ¿por
se me ocurrió en ese momento ver qué profesores impartían las mate- qué habré elegido bachillerato? Son muy mayores~ me van a tomar el
rias en el curso que había elegido, lo que resultó ser un error que me pelo~ me voy a sentir ridícula ... ¿y si no voy? ...
generaría problemas posteriores. Toda la seguridad que había mostrado en la elaboración de mi plan
Una vez decidido el día de observación participante, debía pedir ) de trabajo, al negociar la entrada al instituto, la elección del aula ... todo
permiso -uno por uno- a los profesores encargados de impartir las se vino abajo y, de pronto, sentí que no era capaz de volver a entrar en
materias correspondientes. Sólo dos eran nuevos en la plantilla, el res- las aulas: sobre todo, por mi propio y nuevo rol y la inseguridad que
to me había dado clase tanto a mí, como a mis hermanas y entre ellos éste me provocaba. Me asaltaba la pregunta: ¿cómo voy a entrar en un
se encontraba un profesor con el que tuve más de una experiencia aula con antiguos profesores y chavales adolescentes, intentando pasar,
desagradable durante mis años de estudiante en el instituto. Cuando al menos al principio, desapercioida?; ¿cómo voy a manejar el modo en
me di cuenta pensé por un momento en cambiar el día de observación que los alumnos -a los que no sentía tan lejos en edad- me trataran?;
para evitar ese nuevo encuentro. Sin embargo, el día que había elegido ¿y cómo me voy a sentir con antiguos profesores?
resultaba ideal por ser el más completo en horario, así que me propuse Mi desánimo pasajero era tal que, conscientemente, llegué un poco
lidiar con mis recuerdos y experiencias. Quizá no fue la mejor deci- tarde al colegio, cuando ya había empezado la primera clase, de manera
sión, puesto que, tal y como me comentarían más tarde algunas colegas, que decidí no entrar hasta la segunda, y utilicé ese tiempo para preparar
pudo interferir en mi percepción de lo que ocurría durante sus clases. mi entrada y lidiar con la ansiedad que me producía el hecho de vol-
En todo caso, nuestra visión como antropólogos nunca está exenta de ver a estar en un contexto demasiado familiar, con la excepción de los
la influencia de las experiencias acumuladas y el bagaje personaP; no alumnos.
considero, por tanto, que este incidente fuera más importante que otros Cuando llegué al instituto me dirigí directamente al despacho de la
en el transcurso de la investigación. jefa de estudios, porque consideraba importante -y ético- recordarle
Utilicé la sala de profesores para esperar al responsable de cada cla- mi presencia. En un primer momento no me reconoció y tuve que volver
se y pedirle permiso para realizar mi trabajo. Debo decir que todos a explicarle mis intenciones, socavando -todavía un poco más- mi
me escucharon, pero ninguno me pidió explicaciones; sin embargo, me desmejorado ánimo. Acto seguido pasé a la sala de profesores y, cuando
gustaría llamar la atención sobre un comentario que se repitió con fre- me disponía a salir para encaminarme al aula, me encontré a una de las
cuencia: «No has elegido un aula representativa». docentes. La charla con ella dio lugar a que, de nuevo, se hiciera tarde;
Aquel día, me fui del instituto con la sensación de que nadie tenía cla- cuando quise llegar al aula, la puerta estaba cerrada. Finalmente, decidí
ro cuál era mi intención. Al término de mi observación, tuve exactamente que cuanto más tiempo pasara sería peor y que no me convenía retrasar
la misma sensación. Este hecho fue la causa de un constante dilema ético, más el momento de la entrada.
ya que una de las «obligaciones» más claras de un antropólogo es que las Hasta este momento, he presentado mi experiencia de campo de
personas que participan en la investigación estén informadas y entiendan manera lineal, como una lógica sucesión de acontecimientos. A partir
los objetivos de la misma6 • Creo que nunca lo conseguí. de ahora, paso a ordenar el contenido de este artículo conforme a tres
categorías o apartados, en los que se aglutinan anécdotas que ponen de
manifiesto mis dificultades en este trabajo de campo. Dichas categorías
están ligadas unas con otras, pero considero que, con esta estructura, es
5. Tal y como lo expresan otros autores: «El punto de partida de la investigación más sencilla la exposición y la comprensión de las ideas: 1) definición
cualitativa es el propio investigador: su preparación, experiencia, y opciones ético/políti-
de mi propio rol; 2) relación con los profesores y; 3) relación con los
cas» (Rodríguez, Gil y García, 1999: 65). Sobre esta temática se recoml.enda especialmente:
Rabinow (1977) y Geertz (1989). alumnos.
6. Véase «Statements on Ethics. Principies of Professional Responsibility» (AAA, 198 6).

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

LA DEFINICIÓN DE MI PROPIO ROL sin darme opción a hacerlo de manera directa y personal. Un tanto fas-
tidiada, le comencé a explicar: He venido a hacer una investigación en el
Al entrar en el aula, mi principal objetivo era que el profesor o profe- marco de un proyecto que se llama estrategias de integración y prevención
sora de turno me cediera un hueco para presentarme ante los alumnos del racismo en las aulas y... Y de pronto me cortó: Bueno, bueno, ya está
y explicarles, también a ellos, la finalidad de mi presencia en su clase. bien, no les cuentes más que les lías y para qué... Por supuesto, esta frase
Pero como llegué tarde (y toda la responsabilidad fue mía) comencé mi me descolocó, ya que para mí era impensable comenzar mi observación
observación sin que los alumnos tuvieran la más remota idea de qué (aunque de hecho ya lo había hecho) sin que todos los actores implicados
hacía ahí y de quién era. tuvieran clara mi función y su papel en el asunto. A veces nuestro rol
Me dirigí al profesor que, sin prestarme mayor atención, me indicó -como antropólogas- es difícil de explicar, pero en este caso ni siquie-
que me sentara... el problema era ¿dónde? En un aula de instituto no suele ra me dejaron intentarlo ... Me presentó con escuetas palabras y anunció
haber mesas vacías; esta vez, afortunadamente, había una silla. Uno de los que iban a seguir con el temario. En ese momento no me pude contener y
alumnos me indicó que podía sentarme a su lado (en esta silla que él utili- la interrumpí para explicarles y aclararles que no había ido a vigilarles
zaba a modo de mesa auxiliar) así que, sintiendo el peso de casi treinta mi- y que, por lo tanto, a mí no me importaba si hablaban o no, si atendían o
radas, me dirigí a la última fila y allí me quedé. Esta situación espacial que no, etc., intentando, así, quitarme el estigma que, según mi apreciación,
me había tocado en suerte, me pareció una bendición en ese momento: me había colocado el profesor anterior 8 • Entonces surgió la -quizá- in-
por lo menos no pueden darse la vuelta para mirarme7 -pensaba-. Pero, evitable pregunta de una de las chicas que, con tono despectivo, me dijo:
cuando todavía estaba saboreando mi suerte, el profesor me presentó: Y entonces, ¿qué apuntas? No fue una pregunta directa, sino más bien un
ésta es una antigua alumna del instituto 'que ha venido colaborando con pensamiento en voz alta -que ni siquiera iba dirigido a mí directamente,
un proyecto y os va a observar y tomar notas, así que ya podéis ser buenos. porque ni me miró-, así que no tuve opción de responderla. Quizá, una
Esta frase fue totalmente desafortunada: tanto por lo que dijo como vez terminada la clase, debería haberme dirigido a ella para explicárselo,
por cómo lo dijo. Dio la impresión de que era una inspectora que iba pero el caso es que no lo hice. Debo reconocer que se trató de una cues-
a fiscalizar su comportamiento y, de pronto, mi situación al final de la tión personal; lo cierto es que mi posición con respecto a ella no varió a
clase se convirtió en una desventaja puesto que podían sentirse vigilados lo largo del trabajo y ella jamás mostró ningún interés.
por la espalda. El profesor de la siguiente hora tampoco me dio lugar Tengo la impresión de que, a pesar de mis charlas con profesores
para presentarme, por lo que llegó el recreo y los alumnos seguían sin y alumnos a lo largo de las diez sesiones, nadie terminó de tener claras
saber cuál era mi función. Cuando sonó el timbre de fin de clase el ni la intención ni la finalidad de mi investigación.
alumno que tenía al lado y con el que había intercambiado unas cuantas ' El problema con los profesores era diferente: siempre intentaban
palabras me dijo: Profe, ahora hay recreo. redirigir mi observación, exponiendo que o bien el aula no era repre-
Y como colofón, pude escuchar cómo un alumno de otra clase al sentativa y no iba a conseguir nada, o bien que el racismo era un tema
llegar al aula donde yo estaba, preguntaba: ' que tocaba muy de lejos a los chavales. Además, mi rol se iba amoldan-
_¿y ésta quién es? do según las circunstancias: tan pronto algunos alumnos me conside-
-Ni idea -fue la respuesta. raban compañera, como «fiscalizadora» de sus acciones o simplemente
Para evitar retrasos innecesarios y poder hablar con la siguiente pro- una persona que aparecía y desaparecía periódicamente. Los profesores,
fesora, me quedé todo el recreo en el aula hasta que volvió a sonar el por su parte, me hacían sentir tanto colega, como de nuevo alumna,
timbre que anuncia el final del mismo. moviéndome así en un abanico de nuevas identidades tan cambiantes
Esta profesora también había olvidado para qué estaba yo allí. Por como las propias situaciones en las que me movía9 •
suerte, cuando comencé a explicárselo, lo recordó -o tuvo la delicadeza
de hacer como si recordase- ofreciéndose a presentarme ella misma,
8. Entendía que no era el momento para explicarles mi proyecto y su papel en el
mismo, así que esa explicación quedó pendiente por el momento.
7. Todas las frases en cursiva, de aquí en adelante, han sido extraídas literalmente 9. Mirta Ana Barbieri (2006) dice al respecto: <<debe mediar [el antropólogo] con
de mi diario de campo. los impulsos que lo llevan a aproximarse o a tomar t<:listancia de sus interlocutores, consi-

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

RELACIÓN CON LOS PROFESORES situaciones en las que me sentía comprometida y no sabía bien cómo
actuar. Por ejemplo, cuando terminaban las clases, algunos de los pro-
Hay una palabra que creo define con claridad mi percepción de la fesores se dirigían a mí y comenzaban a comentar la dinámica del aula
relación con los profesores: instrumentalización. Como anunciaba al como si los alumnos no estuvieran presentes: ¿cómo les has visto?
principio, jamás pensé en las implicaciones que podría tener el hecho Hoy no se han portado tan mal pero hay que ve¡; cómo han cambiado
de hacer observación en un aula con mis antiguos profesores. Y no las cosas~ bueno~ ya te darás tú cuenta~ son mucho más insoportables
puedo decir que la relación profesor-alumna mantuviera intactas las y éste~ es que éste que he regañado no tiene remedio ... ¿Cómo reaccio-
diferencias de poder que implica; vieron en mí una aliada para apoyar nar? En esos momentos yo hubiera deseado marcharme, porque no
sus quejas sobre el comportamiento de los alumnos y el efecto negati- me sentía cómoda con ese monólogo en el que se trataba a los alumnos
vo del paso del tiempo que se apreciaba en las sucesivas generaciones. como muebles y mi papel de observadora quedaba -desde mi punto
Esos apoyos los buscaban en mitad de las clases, en voz alta, colocán- de vista- anulado, y me invitaban (aunque fuera coyunturalmente) a
dome en una situación comprometida: primero porque me sentía uti- ser cómplice de sus opiniones. El aula -con los alumnos en ella- no
lizada por las personas que en ese espacio y en ese momento ejercían me parecía el espacio más indicado para dichas muestras de compli-
el poder en el aula, y en segundo lugar porque casi siempre me veía cidad.
obligada a contestar de alguna manera, y mi intervención implicaba, Otro tipo de dilemas surgió cuando yo pensaba que mi obligación
por supuesto, una toma de partido (o les daba la razón o se la quita- era avisar de algo a los profesores, pero no sabía cómo hacerlo. Lo
ba), puesto que una respuesta neutra suponía contradecirles a fin de ilustro con un ejemplo; subiendo al aula después del recreo me cruzo
cuentas. con la profesora cuya materia se impartía a continuación. Nos vemos
Voy a ofrecer un ejemplo (el primero de muchos momentos de arriba -le dije-, a lo que me contestó: No ... pero yo no tengo clase
este tipo). Una profesora se dirige a mí y dice en voz alta: Es que estos ahora. Lógicamente pensé que yo era la equivocada así que, sin darle
chicos son insoportables~ no se callan~ nunca jamás había visto tanto más importancia, me fui. Una vez en clase, pasaban los minutos y no
alboroto ... Carmen~ ¿a que en tu época no era así? Después de unos llegaba nadie: cinco minutos, diez minutos ... y un alumno dice: Ana 10
segundos de estupor e incertidumbre, contesté: No me acuerdo. A la no ha venido~ así que tenemos libre. En ese momento entré en crisis ...
profesora -sólo había que ver su cara- no le pareció bien mi res- ¿Qué hago? Por un lado, sentía que tenía que avisar a la profesora:
puesta pero algunos alumnos expresaron su aprobación abiertamen- yo sabía que sí había venido y -lo que era peor para mí- ella sabía
te. En ese momento, había tomado partido y, si de elegir se trataba, yo que yo sabía. Pero por otro lado ... ¿cómo hacerlo? No creía opor-
iba a estar del lado de los alumnos. ¿Ético? No lo sé, pero para mí fue tuno bajar a la sala de profesores a avisarla, subir con ella y que los
una decisión inevitable. El solo hecho de sentirme utilizada me hacía alumnos me etiquetaran de manera negativa por haberles «privado
sentir tan incómoda que no podía seguir ~1 juego a los profesores; no de su libertad». Fue una situación realmente incómoda en la que me
podía y no me parecía justo. preguntaba cuál sería la mejor manera de actuar sin ofender a nadie y
Además de esta instrumentalización que, a med~da que pasaban en la que me imaginé todas las alternativas posibles; sin embargo, lo
los días, aprendí a manejar -hasta el punto que contestaba con más que realmente me causaba más preocupación era ayudar abiertamente
desparpajo o me limitaba a sonreír sin más-, se dio otro tipo de a los alumnos a que pudieran romper las redes de control que tenían
impuestas, de una forma que mi estancia en el aula se viera compro-
derando simultáneamente aspectos que lo acercan a quienes se dirige para el logro de su
metida. A los pocos minutos apareció la profesora y dijo -sincera-
búsqueda y aquellos que lo diferencian de éstos, sobre los que se funda con frecuencia el mente- que se había despistado. Nunca me dijo nada, ni ese día ni
propósito de la investigación. En esa pugna del investigador para ingresar a una situación más adelante.
que es previa a su presencia, los actores sociales mantienen una actitud activa en la que
construyen al investigador alternativamente desde la alteridad y la semejanza, reubicándo-
lo constantemente en distintas locaciones de la escena, independientemente de las alianzas
que aquél haya o no establecido, muchas veces asignándole identidades nuevas, configura- 10. Nombre ficticio de la profesora que debía dar clase en ese momento; la misma
das desde la perspectiva local». con la que yo había hablado momentos antes.

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

RELACIÓN CON LOS ALUMNOS Los únicos verdaderos dilemas o problemas éticos que se me pre-
sentaron fueron en contextos de relación profesor-alumno. Voy a po-
Mi relación con los alumnos fue buena, especialmente con un grupo ner uno de los ejemplos más explícitos: Una fuerte regañina de uno de
que, desde el principio, se sintió interesado por mí, aunque no tanto por los profesores a dos alumnas a las que ridiculizaba y ponía en evidencia
mi trabajo sino por mi rol de antigua alumna y mi propia vida después ante el resto de sus compañeros. N o es que fuera una situación nueva
del instituto. Se trata del grupo de alumnos que se sentaban alrededor para mí -ya que en mi época de alumna también viví unas cuantas pa-
de la silla que me había tocado en suerte. Estos chavales se convirtie- recidas-, pero la diferencia está en que desde el rol de alumna/o, se
ron en personas clave para la obtención de información. Rodríguez Gil aguantan esas cosas porque son así y así están dispuestas (cuestiones
y García (1999: 73) recomiendan identificar a los «informantes» 11 una de jerarquía y poder). Pero ahora que mi papel había cambiado, estas
vez que se tienen claros los papeles y relaciones entre participantes ... situaciones extremas de demostración de poder me parecían totalmen-
N o obstante, considero que pueden aparecer y consolidarse de formas te injustas y me violentaban muchísimo más. La regañina acabó con
más casuales y hay que aprender a aprovechar las circunstancias o a la expulsión def aula de las dos alumnas. Cuando terminó la clase, el
identificarles de un modo más intuitivo. Pero era, sin duda, mi rol de profesor se fue y entraron las dos chicas, una de ellas llorando. Jamás
antigua alumna el que más interés suscitaba. En ese sentido, también había hablado con esta alumna y no. sabía si actuar o no y, en caso de
se dieron situaciones incómodas, puesto que su principal objetivo era hacerlo, cómo. Estaba llorando silenciosamente en su mesa y, a todas
descubrir trapos sucios de los profesores. Jamás me presté a contarles vistas, sin ganas de hablar con nadie. ¿Cómo adivinar cuál sería su reac-
nada, puesto que no me parecía ni correcto ni ético contar algo que ción en el momento en que la persona que observaba en su aula una vez
pudiera perjudicar a aquellos profesores que -a pesar de algunos mo- a la semana se acercara para hablar con ella? Dejé pasar la hora siguien-
mentos incómodos- me estaban permitiendo, tan amablemente, estar te y el recreo también, para que se calmaran los ánimos. Finalmente
presente en sus clases y hacer mis anotaciones. decidí que tenía que decirle algo; no me sentía cómoda quedándome
A pesar de mis negativas de entrar en esas «dinámicas del recuerdo», impasible ante una situación tan injusta; me acerqué a ella y le dije:
mi relación con ese grupo de chicas y chicos se vio afianzada. Siempre No importa todo lo que te haya dicho~ tú vales mucho más que todo
me senté en el mismo lugar, porque el alumno que me había ofrecido la esto~ no te dejes hundir. No sé si debería haberme inmiscuido, el caso
silla el primer día, se encargaba de guardármela. ¿Hubiera sido mejor es que yo me sentí muchísimo mejor a pesar de que la chica me miró
cambiar de lugar de observación? Esa pregunta queda en el aire porque, muy seria y no me dijo absolutamente nada. En la sesión siguiente, me
si bien el cambio espacial me hubiera permitido diferentes perspectivas saludó con una sonrisa por primera vez desde que llegué; en el recreo
de observación, creo que a la vez me hubiera impedido entablar con- me contó su historia.
fianza con los chavales -cambiando cada sesión de compañía-, dado
el corto espacio temporal de mi permanencia en el aula. Como decía, mi
relación de confianza se fortaleció, principalmente, porque interactué A MODO DE CONCLUSIÓN
con ellos en algunas actividades de clase y les ayudaba con tareas, ex-
plicaciones o «chivándoles» algunas respuestas de ejercicios. Esto nunca Para finalizar quisiera, únicamente, volver a reflexionar sobre algunas
me generó dilemas, no me planteé si estaba bien o mal ayudarles con de las ideas que considero más importantes. Supongo que los problemas
las tareas o si debía o no inmiscuirme. Sentí que era lo que tenía que éticos no se pueden controlar y siempre van a surgir situaciones en las
hacer, aunque por supuesto no lo hacía abiertamente, lo que me remitía que hay que decidir sobre la marcha qué hacer, se arrepienta uno luego
a mi época de colegio, cuando me pasaba notas con mis amigas o nos o no. Sin embargo, sí es cierto que, en esta situación en particular, al-
copiábamos en ejercicios y exámenes. gunos dilemas eran predecibles y no me di cuenta de ellos hasta que no
estuvieron encima. Quizá una de las lecciones que he aprendido es la
necesidad de reflexionar sobre la situación antes de empezar el trabajo
11. Término empleado por los autores. Personalmente prefiero hablar de personas de campo: los actores y el contexto en el que una se introduce. Es po-
clave o importantes para la obtención de información. sible que no cambie nada ... , pero pudiera;ser que sí. Había situaciones

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CARMEN OSUNA NEVADO DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA

en las que me sentía como una alumna más a la que podían regañar de Dialectología y Tradiciones Populares: número monográfico: Problemas
por hablar, o por poner cara de aburrimiento durante las explicaciones; metodológicos en Antropología, 58/1: 191-219.
pero en otras me sentía fiscalizada por algunos alumnos y contemplada Geertz, C., 1989, El antropólogo como autor, Barcelona, Paidós.
como profesora. Esa doble identificación causaba una indefinición en Osuna Nevado, C., 2009, «La diversidad negada. Factores de inclusión y exclu-
mi papel que me hacía sentir incómoda. sión en un aula de bachillerato», en M. Fernández Montes y W. Müllauer-
Seichter (eds.), La integración escolar a debate, Madrid, Pearson Educa-
Por otro lado, creo que es muy complicado mantenerse al margen
ción: 218-233.
en un espacio donde las relaciones de poder están tan marcadas y de Rabinow, P., 1977, Reflections on Fieldwork in Morocco, Berkeley, University
un modo tan claro, habiendo, por tanto, dos grupos bien diferenciados: of California Press.
profesores y alumnos. Tomar partido -en algunas situaciones- no es Rodríguez, G., J. Gil y E. García, 1999, Metodología de la investigación cuali-
siempre fácil y la pregunta de si se habrá hecho bien o no, se repite una tativa, Puebla, Aljibe.
y otra vez.
Quiero señalar, una vez más, que quizá lo más desesperante -si
se me permite la palabra- fue la inseguridad que causaba la certeza
de que nadie tenía claro cuál era mi verdadero rol ni mi función en el
aula: ¿Era yo la que no sabía explicarme o ellos los que no termina-
ban de sentir interés y, por tanto, no les i111portaba qué hiciera o dejara
de hacer? Supongo que la sensación podría haberse disipado con una
observación más larga ¿o no? ... En todo caso, quizá la definición del
propio rol de antropóloga sea uno de nuestros desafíos más grandes a
la hora de hacer trabajo de campo: cómo actuar y hasta dónde actuar.
Cuando se establecen relaciones de confianza con personas, estable-
cer estas fronteras puede resultar muy complicado. Graciela Batallán
(1994: 99) se refiere a la observación participante como «más observa-
ción que participación». Pero ... ¿qué pasa cuando el orden se invierte
o se iguala? Quizá es ahí donde los problemas éticos se vuelven inevi-
tables en cualquier trabajo de campo, sea cual sea su naturaleza.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

American Anthropological Association (AAA), 1986, Statements on ethics. Prin-


cipies of Professional Responsability, http ://www.aaanet. o_rg/stmts/ ethstmnt.
htm, consultada el16 de diciembre de 2008.
Barbieri, M. A. et al., 2006, «Testimonios», Cuadernos de Antropología Social
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sultada el 3 de marzo de 2009.
Batallán, G., 1994, Autor y actores en antropología: tradición y ética en el traba-
jo de campo, http://www.academia.cl/biblio/revista_academia/01/articulos/
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%B3no/o20y%20%C3%A9tica%20en%20el%20trabajo%20de%20campo.
pdf, consultada el 2 de marzo de 2009.
Del Olmo, M., 2003, «La construcción de la confianza en el trabajo de cam-
po. Los límites de la entrevista dirigida», en M. del Olmo (ed.), Revista

240 241
DELITOS DE OMISIÓN.
MÁS ALLÁ DE ESCRIBIR O NO ESCRIBIR:
ACTUAR O NO ACTUAR

Pilar López Rodríguez-Gironés


Universidad Nacional de Educación a Distancia

Margarita del Olmo me ha propuesto escribir una contribución para un


debate sobre «Ética y antropología» y me sugiere hacerlo a partir de una
pregunta sencilla: ¿qué problemas éticos me han surgido durante mitra-
bajo de campo?
Pero en el «durante» encuentro mi primer obstáculo para responder
con claridad. ¿cuándo comienza y cuándo termina el trabajo de cam-
po? El mío, al menos ... y asimismo, ¿qué es «trabajo de campo» y qué
es «campo»?
Se ha escrito mucho en los últimos tiempos sobre la dificultad de de-
limitar «campos» que antes eran inmóviles y sobre ello quiero incidir en
este texto, pero no siempre se ha hecho explícito que esa dificultad para
establecer barreras espaciales ante la que se encuentra hoy la disciplina
implica o puede implicar una dificultad añadida: la de establecer barre-
ras temporales. Como afirma Vered Amit, «no importa cuánto intenten
los etnógrafos dejar el campo ... no pueden evitar llevarlo consigo por-
que el 'campo' ha pasado a incorporarse a sus biografías, sus aprehensio-
nes y sus asociaciones» 1 (Amit, 2000: 9). Más es así cuando también las
personas estudiadas se desplazan, los campos se mueven. «El trabajo de
campo, sin fronteras», entonces, y en palabras de Margarita del Olmo,
«a menudo nos deja la vida 'empantanada'» (Del Olmo, 2008: 85).
Escribo hoy con mi vida empantanada. Mis experiencias en «el
campo», uno de los campos, no se han traducido todavía en un texto
escrito, en parte quizá porque no estoy muy segura de haber dejado el

1. Todas las traducciones son propias.

243
PILAR LÓPEZ RODRÍGUEZ-GIRONÉS DELITOS DE OMISIÓN

campo, y es en este texto donde tendré que comenzar a resolver algunos mediaciones del pueblo murciano de Totana. Desde allí y por un periodo
de los problemas éticos que n;te plantea su escritura. algo más largo que un mes me desplazaba a diario al pueblo para realizar
Además, y más allá de los problemas con los que me encuentro a la algunas entrevistas dirigidas a inmigrantes ecuatorianos a los que conocí
hora de enfrentarme a un texto por escribir, quisiera exponer aquí algu- por los canales más sencillos: el primero de ellos había trabajado tiempo
nas de las situaciones en las que, desde que decidí iniciar un «trabajo de atrás para mis tíos, otros frecuentaban la ONG «Murcia Acoge» ... Dos
campo», he tenido que decidir (o me he dejado llevar por la corriente ... ) veces a la semana participaba en las clases de apoyo para adolescentes in-
entre actuar o no actuar. Hacerlo es abordar, por una parte, el proceso en migrantes que organizaba «Murcia Acoge» e intenté familiarizarme con
el que la relación antropólogo-informante se transforma en una relación algunos lugares de reunión (un restaurante ecuatoriano, el karaoke ... )
diferente que llamaré simplemente relación persona-persona, y desde aunque sin profundidad. Recogí un material suficiente y pude defender
ahí, las situaciones de las que quiero hablar son situaciones que transcien- en junio la tesina con la que obtuve el Diploma de Estudios Avanzados
den el hecho de estar realizando trabajo de campo; es decir, situaciones correspondiente a un doctorado en América Latina Contemporánea.
en las que, finalmente, lo que menos me importó cuando se presentaron Pero aunque entrevisté repetidamente a varias personas y me encontré
fue qué consecuencias tendría mi acción o mi inacción sobre el estudio con los adolescentes en varias ocasiones, mi trato con ellos terminaba
que estaba llevando a cabo; sencillamente, situaciones, dilemas, en los que ql finalizar la entrevista (o la clase) y me resultaba difícil mantener otro
sentí que la vida me ponía (iy me sigue poniendo!) a mí como ser humano contacto, en parte porque dependía del servicio de autobuses que conec-
interactuando con otros seres humanos (¿soy poco profesional por ello?). taba Totana con el huerto, tres diarios, el último a las siete de la tarde, y
Se trata de un proceso que es paralelo a otro al que en cierto modo con- en parte porque mi relación con ellos después de mes y medio era sólo
tradice, el proceso de contextualización progresiva que necesariamente incipiente y yo muy tímida.
acompaña a la inmersión (y yo me sumergí hasta casi ahogarme ... ). Un año después me concedieron la beca para viajar a Ecuador. Tres
En relación directa con estos dos procesos creo que se articula mi ac- meses antes de partir alquilé 3 una habitación en Totana en una casa
tuación en los campos, y desarrollarlos es el objetivo final de este artículo. que me parecía suficientemente segura (era la habitación que dejaban
libre unos de mis primeros entrevistados, de vacaciones en Ecuador)
MIS CAMPOS: PALOS DE CIEGO Y MUCHO AUTOBÚS y me instalé para pasar el verano ahora sí en el pueblo y conviviendo
Puesto que se trata de poner al descubierto para su discusión algunos con ecuatorianos y bolivianos. Fui a bailar, fui a cumpleaños, retorné
de mis propios dilemas éticos creo que es necesario primero situar en el las relaciones que había iniciado un año antes e inicié otras nuevas y
tiempo y en el espacio mi investigación, exponer también algunas de mis al final del verano estaba ya en situación de ser recibida con los brazos
relaciones en el campo y destapar lo que seguramente fueron errores. abiertos por varias familias ecuatorianas al otro lado del océano. En este
No es tarea fácil, de ahí los verbos escogidos: descubrir, exponer, desta- punto quiero señalar algo que me parece interesante: el peso del tiempo
par. Y seré sincera sólo hasta donde me lo pueda permitir. en la construcción de una relación. Si el año anterior no tenía manera
Cuando me refiero a mi trabajo de campo estoy pensando siempre de «estirar» las relaciones porque se justificaban por las entrevistas en
en los dos años que pasé en Ecuador (desde octubre de 2004 a octubre sí y difícilmente daban pie a bailes o cafés (tanto por la timidez de la
de 2006) becada por la Agencia Española de Cooperación Internacional entrevistadora como por la de los entrevistados), ahora se trataba de
para estudiar el fenómeno de la migración ecuatoriana hacia España reencuentros, reencuentros con alguien que se conocía desde hace mu-
desde el origen, para lo que parecía fundamental la convivencia con cho tiempo, la alegría era mutua y el baile se producía casi de manera
«familias migrantes» o «familias de migrantes». espontánea.
Pero llegar a Ecuador requirió de un trabajo previo. Al comienzo Así, cuando llegué a Ecuador lo hacía ya como amiga de la familia,
de 2003 me había instalado en el huerto 2 que poseen mis tíos en las in- llevaba vídeos y «encomiendas» y si comencé siendo un punto de enlace
con los perdidos, con los viajeros, de alguna manera, de forma gradual,
2. Los huertos son una forma de propiedad característica de Murcia. Cuentan con
una casa, por lo general grande y con un jardín de uso particular, pero también y en el 3. En realidad no recuerdo si llegué a hacer el pago de ese «alquiler», aunque sí que
mismo terreno, con cultivos de cítricos de extensión variable. lo planteé como tal.

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PILAR LÓPEZ RODRÍGUEZ-GIRONÉS DELITOS DE OMISIÓN

simbólicamente pasé a representarlos y sustituirlos. Donde faltaba un te el que les resultó más útil adoptar, fue combinar una estancia más o
hijo, yo era la hija; donde no había padres se esperaba de mí consuelo menos prolongada con visitas más cortas a otros lugares. Por su parte,
y socorro. Siendo así, el rol ligeramente distante de antropóloga fue y en la compilación esta vez de C. W. Watson, Kate Gardner, con la que
difícil, imposible, de mantener. Gradualmente, también, pasé de obser- encuentro muchos puntos en común que desarrollaré más adelante, ha-
vadora participante a participante observadora (y ahora ya ni siquiera bla de un trabajo previo con migrantes en el lugar de destino, el Reino
observo). Y subrayo la palabra «gradual». El peso del tiempo, de dos Unido, y de un trabajo de campo relativamente tradicional en el origen,
largos años de visitas y convivencias, fue aquí también decisivo. Bangladesh, donde, dice, tuvo «la suerte de encontrar un lugar en el que
Aterricé en octubre en Quito y me recibió una familia quiteña, con trabajar con relativa rapidez» (Gardner, 1999: 53) en el que permaneció
globos, carteles de bienvenida y un girasol. ¿Es así siempre la llegada de por un periodo de quince meses. Yo no fui tan afortunada: tardé cerca de
un antropólogo al campo? ... un año en encontrar mi campo. Pero tuve muchos otros campos, peque-
Durante un mes permanecí en_ Quito: me familiaricé con FLACS0 4 ños, algunos tan pequeños como Brenda, su marido y su bebé.
y con algunas personas del mundo académico y de la cooperación de las Tuve la enorme suerte de conocer a Julia Ortega, que entonces tra-
que tenía referencias, escribí un artículo encargado sobre Totana5 , me bajaba en UNICEF, en Quito a través de una amiga común peruana,
puse en contacto telefónico con algunas de las familias que pretendía y de que ella me presentara a Marcia Cevallos en Guayaquil. En casa
visitar, me deshice del piso que había alquilado inicialmente y comencé de Julia tuve mi cuartel general y mi casa; era al lugar al que regresa-
a rodar. Y rodé y rodé ... ba cuando necesitaba un respiro y el lugar desde el que partía cuando
En Guayaquil conocí a Brenda, que durante un año, hasta que par- reponía fuerzas 7 • En la costa 8, con Marcia sentí siempre que volvía a la
tió para España, fue en sí misma el campo, el principal. Brenda tenía civilización (y lo subrayo) y que tenía una amiga «de las de antes», «de
diecisiete años y una barriga de nueve meses. Tenía un marido 6 que la las de después», de mi vida al margen de la antropología.
quería, Jorge, y nada más. Brenda y Tomás, mi «marido» a día de hoy, La primera vez que llegué a Guayaquil se esperaba de mí que me
han sido quizá mis dos relaciones más intensas desde que inicié mi roda- alojara con Brenda, pero tuve la precaución de instalarme de entrada en
je aunque nunca, hasta mi regreso a España, consideré que Tomás fuera un hotel algo oscuro del centro de la ciudad. Cuando conocí a Brenda
parte del campo. Como tales, hablaré de ellos más adelante; ahora lo nos pareció evidente a las dos que no podía instalarme allí. No había
importante es señalar que al trabajar con migrantes y sus familias fue dónde. Y sin embargo durante mucho tiempo su casa fue mi casa de
muy difícil situar un campo que fuera realmente un campo. Guayaquil. Aquí, de nuevo, la palabra «gradual». Durante un mes alqui-
En la compilación de Vered Amit, varios autores (él mismo, Wilff, lé una habitación en casa de Marcia, mi amiga periodista, con la suerte
Strauss ... ) inciden en la necesidad de un «cambio metodológico des- de que entre su casa y la de Bren da (entre un planeta y otro) no había
de viejas concepciones de una presencia extensa a una local» (Amit, más que un paseo de quince minutos.
2000: 13) cuando ya no puede considerarse que la localidad, loquean- Se esperaba de mí -lo esperaba su madre en España y lo espera-
tes era el campo, es el único lugar de producción cultural, y muy parti- ba Brenda que había sido mentalizada a distancia- que me alojara con
cularmente cuando se trata de abordar las vidas de viajeros, migrantes, Brenda, que la protegiera, que me asegurara de que el parto iba bien, que
con marcos de referencia y redes sociales dispersas (como son también la asistiese económicamente, que le facilitara los papeles para su reagru-
dispersas las redes de los que no viajan, de los que se quedan, añado yo). pación en España ... Los antropólogos no son los únicos que «utilizan» al
El cambio metodológico propuesto, o más que propuesto, sencillamen- «otro». Los informantes son seres humanos que persiguen también sus
propios objetivos y que manejan las estrategias que consideran oportu-

4. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.


5. Agradezco aquí sincera y afectuosamente a Hernán lb arra la oportunidad que 7. Y estaré siempre agradecida a Julia por su generosidad, por hacerme sentir en
me dio de colaborar en la revista Ecuador Debate a mi llegada, así como la ayuda y la casa, por ser mi tabla de salvación ante cualquier dificultad (enfermedades, inundaciones,
amistad que todavía hoy me sigue brindando a distancia. viajes urgentes al aeropuerto ... ).
6. En Ecuador las palabras «marido» y «mujer>> no implican necesariamente un ma- 8. Guayaquil es la capital de la provincia co,steña del Guayas, a la que pertenecen
trimonio legal, y Brenda y Jorge no estaban casados. los pueblos de Milagro y El Triunfo a los que hagd referencia en este texto.

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nas ... y no siempre se plantean si su conducta resulta o no ética. El antro- una pregunta. «Si viaja después de las seis VAN a violarla». Y me quedé
pólogo es a veces muy inocente. Pero lo cierto es que según se establecían muchas, muchas, muchas más veces. La primera vez que tuve que que-
las pautas de esta utilización mutua pasamos mucho tiempo juntas. La darme en El Triunfo, después de un funeral, lo hice en un hotel. Elegí
tarde del parto fui yo quien la acompañó a la maternidad, fui yo quien mal, pasé mucho miedo y no lo repetí. Después me quedé una noche
recogió sus objetos personales (no se permite el acceso más que a la par- en el recinto 10 que visitaba. Después dos. Pasados unos meses acudí a
turienta, nunca la compañía de un hombre, y sólo pudo recibir visitas a la una fiesta ... Y en mi segundo año ese recinto junto a El Triunfo se fue
mañana siguiente), fui yo quien avisó a Jorge y con él y sólo con él esperé perfilando como mi campo, casa tras casa a lo largo de un camino era
hasta las tres de la madrugada en la calle para tener noticias. Para llegar una casa de migrantes, aunque la migración había pasado a un lugar
a eso y después de eso, la relación se había hecho estrecha. Tanto, que en secundario entre todo lo que ahora resultaba de mi interés. Los últimos
mis siguientes viajes a Guayaquil tiramos un colchón al suelo, tanto, que seis meses viví allí, con la que también se iba perfilando como mi fami-
durante más de un año tuve llave de la casa y aparecía y desaparecía entre lia. No mi familia de adopción, sino mi familia. Con Brenda hacía un
viaje y viaje. Y me sentía parte de ese hogar que ya no existe. año que no hablaba, vivía ella ya en España, en Totana, y nuestra rela-
A lo largo de un año viajé mucho por Ecuador, conocí muchas de ción había cambiado, porque las relaciones cambian como cambiamos
sus provincias aunque paulatinamente fui centrando mi trabajo en las las personas. Yo estaba en el campo y Brenda, que había sido el campo,
costeñas 9 , había intimado con varias familias y había ido y venido tam- no; había pasado al recuerdo. ¿Pero es que Totana no era también el
bién a España, a Madrid y a Totana. Quería y creía en un trabajo de campo?
campo sin campo, pero no encontraba los puntos de unión, sentía como Y si Totana era el campo, porque mucho tiempo antes lo había sido
todavía siento que daba palos de ciego, vértigo. Era difícil establecer un aunque de manera superficial y porque de tanto en tanto pasaba por allí,
plan de estudio, incluso un objeto de estudio (todavía no sé exacta- en mis permisos de becaria, entonces tengo que hablar ahora de Tomás.
mente qué estudiaba ... aunque lo sabía cuando inicié el rodaje), viajaba En Totana conocí a Tomás, dos meses antes de viajar a Ecuador. La
según se sucedían las bodas, las comuniones, los bautizos, las llegadas verdad es que me gustó mucho desde el primer momento, pero la idea
de «los españoles», los que vivían en España y venían de vacaciones de una relación con él no se me pasó por la cabeza, era demasiado dife-
después de muchos años, las fiestas de quinceañeras ... hasta que caí ex- rente, demasiado «otro». Volví a España la primera Navidad, Tomás se
hausta en una playa de Manabí. declaró, salí huyendo en un tren. Volví a España en mayo ... y «caí»: esta
Mi propia intuición me gritaba que necesitaba un campo, tierra firme vez no huí. Pasamos tiempo juntos durante mis quince días de vacacio-
frente a tanto islote. El campo se dibujó también de manera gradual. nes, volví a Ecuador, nos peleamos telefónicamente y no volvimos a ha-
He relatado cómo al llegar a Guayaquil me sentí incapaz de ins- blar en ocho meses. Volví a España en septiembre y no nos vimos, volví
talarme en casa de Brenda. Lo mismo me sucedió con otras muchas de nuevo la siguiente Navidad y volví a caer. Desde febrero del segundo
familias. A muchas de ellas las visitaba desde mi centro de operaciones año hasta que regresé definitivamente a España en octubre hablamos
en Quito o en Guayaquil, con otras me quedé desde un inicio, me sentí mucho por teléfono y en los últimos meses empezamos a convencernos
lo suficientemente cómoda o estaban demasiado lejos y lejos también de que éramos novios transnacionales. Por eso Tomás nunca estuvo en
de cualquier hotel. Pero con las que comencé visitando la relación tam- el campo, no en Ecuador.
bién evolucionó. Las segundas visitas, a pesar de las semanas, de los Durante diez meses después de mi regreso, cuando ya había termi-
meses en ocasiones, eran reencuentros, como habían sido reencuentros nado (¿o no?) mi «trabajo de campo», Tomás siguió viviendo en Tota-
los contactos en Totana al pasar el tiempo. En las terceras, ya era de la na y yo en Madrid, pero teníamos ya una relación «seria» y «formal».
familia. A Milagro llegué una tarde en los primeros tiempos con idea Finalmente Tomás vino a vivir a Madrid conmigo, seis meses después
de regresar a Guayaquil antes de la noche. Los anfitriones me dijeron: llegó su hijo de Ecuador, cinco meses después nos dejó, después llegó la
«Usted se queda aquí». Denegué la invitación. «Usted se queda». No era
10. Un «recinto» podría equivaler a una aldea española, un pequeño núcleo rural
poblado. En realidad el lugar que visitaba no tenía siquiera la categoría de recinto, aunque
9. Particularmente en Guayas y Manabí. seguiré refiriéndome al mismo como si lo fuera.

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DELITOS DE OMISIÓN

hi~a ?e Tomás ... y tengo la vida empantanada. Tomás no es el campo, es atrás pisó tierra ecuatoriana ... y seguí sin desmentirla. Pensé que no
m1 v1da, pero me impide salir del campo. estaba bien, pero también pensé que era una mentira inocente que
no hacía daño a nadie ni tampoco a mi tesis. Los hermanos de Jorge sa-
bían la verdad y más allá de ellos cualquier otra relación era superficial,
BRENDA,,TOMÁS Y ALGUNAS MENTIRIJILLAS
MAS O MENOS BIEN RESUELTAS tanto para Brenda como para mí misma: los vecinos no formaban parte
del campo, no eran informantes engañados. Hacía sólo unos meses que
He situado a grandes rasgos mi deambular por campos dispersos y he Brenda vivía en el barrio y pensaba abandonarlo pronto, estaba de paso,
querido hacer hincapié en la dimensión temporal por encima de la es- resistiendo hasta poder viajar a España. Pero no es excusa, lo cierto es
pac_ial. Para ello he presentado a dos de las personas con las que he que les mentí y que después, cuando Brenda ya estaba en Totana y me
ten1do una relación especialmente intensa desde que inicié el trabajo preguntaban por mi hermana, no recordaba los detalles de su fantasía.
de campo 11 : Brenda, que fue protagonista durante mi primer año de Pero al mismo t~empo la mentira de Brenda me facilitó la vida un tiem-
estancia en Ecuador pero que pasado el mismo desapareció del campo po después, Brendá es enormemente práctica, su madre y las circunstan-
Yfinalmente también de mi vida 12 (no así Jorge, sin embargo), y Tomás, cias le han obligado a ello y no sé ahora si ya desde un comienzo pensó
que nunca estuvo en el campo más que de manera tangencial, pero que en la posible utilidad de su mentira. Cuando viajó a España Brenda
no obstante me mantiene con un píe dentro pese al paso del tiempo. insistió en que yo mantuviese la llave de su casa y siguiera alojándome
Como anticipo para debatir situaciones, casos o dilemas éticos con con Jorge siempre que viajara a Guayaquil, para hacerle compañía. Poco
los que ~e encontré según avanzaba la inmersión, quiero exponer aquí después volví efectivamente a Guayaquil y pasé unas semanas yo sola
dos cuestiOnes no tan dramáticas que se me plantearon de entrada con en la casa porque Jorge había viajado al interior del país, pero incluso
Brenda Ycon Tomás y lo hago a riesgo de salir poco airosa: mentí u ocul- siendo así me di cuenta entonces de que como cuñada suya tenía cierta
té la verdad, en parte, creo, por la propia indefinición de mis campos. legitimidad para seguir quedándome allí a ojos de los vecinos, los ca-
~renda vivía en la azotea de una casa de tres pisos y entraba y salía seros no me lo hubieran permitido de otra manera. Como antropólo-
contmuamente. En el mismo barrio vivían algunos de los hermanos de ga, como «periodista» o como simplemente «la española» hubiera sido
Jorge, pero por lo demás, el trato con el vecindario no parecía muy inexplicable, inadmisible, y reprobable, incluso que siguiera visitando
profundo. Brenda y yo comenzamos a acompañarnos mutuamente en a Jorge cuando dejé de dormir allí. Y seguí visitando mucho a Jorge,
gestiones diversas y su relación conmigo era para ella una puerta más pero dejé de quedarme ... porque Bren da en Totana decidió inventarse,
de escape del barrio, Brenda quería escaparse del barrio y de sí misma. a sabiendas de que lo inventaba, que yo tenía una relación sexual con
Brenda ha tenido que aprender a sobrevivir en un mundo de escasez Jorge. Esa mentira suya ya no era tan inocente (aunque tampoco causó
desde muy joven y para ello ha explotado al máximo su belleza -que estragos, pudimos hablarlo directamente y no fue eso lo que nos alejó)
es mucha- y una alegría suya, quizá falsa, pero muy convincente. Es 0 pero seguía siendo práctica, lo era para ella en ese momento y le per-
era, muy simpática, en el sentido ecuatoriano y en el español tambié~B. mitía actuar como actuó, evadiendo la mirada crítica de los que ahora
Desde ~n primer momento Brenda me presentó a sus vecinos y a los eran sus vecinos en Totana.
comerciantes de la zona como hermana suya. La primera vez fue una En cuanto a Tomás quizá debería discutir aquí si es o no ético tener
broma Yno quise desmentirla, estábamos en una tienda de alimentación con él una relación como la que tengo, pero no lo veo necesario. Una
~onde cr:o que ~un~a volví, pero poco a poco fue elaborando su peque- de las compilaciones que más útiles me han resultado a la hora de dar
na fantas1a, la h1stona de nuestro padre, un español que diecisiete años cuerpo a este texto es la editada por Don Kulick y lVlargaret Willson
(1995), Taboo. Sex, Identity and Erotic Subjectivity in Antropological
Fieldwork. En ella los autores reflexionan sobre un tabú al parecer im-
11. No obstante quiero hacer notar que otras relaciones a las que apenas (o en abso- plícito en la antropología: la posibilidad de que los antropólogos, las
luto) hago aquí mención fueron y son igualmente significativas. antropólogas, puedan sentir siquiera deseo en el campo y la asunción
12. Aunque podría reaparecer en cualquier momento ... de que una relación en el campo debería de toda manera evitarse. Vol-
13. «Simpática» en Ecuador significa «guapa>>, en España «agradable en el trato>>. veré a la compilación para referirme a oti·os aspectos de las relaciones

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humanas que me interesa debatir, pero éste no es un punto que piense habían pasado desde que dejó de convivir con la que había sido su mujer
que precisa de explicación. (Quizá lo que suceda es que la prohibición a no había vuelto a tener «mujer» y quería proteger a sus hijos de rumores
la que se refieren es en efecto tan implícita que yo nunca fui consciente e inquietudes. Sus hijos vivían en Quito, a cargo de otras personas 14 y yo
de que existiese, jamás se me ocurrió. Probablemente mi formación es tan evité desde un principio todo contacto con ellos. Pero como los campos
caótica que tiene muchos vacíos y ése es uno de ellos ... o quizá es que la se mueven porque las personas lo hacen, su hijo se trasladó a la costa
autocensura, cuando las prohibiciones no son efectivamente explícitas, cuando yo ya estaba allí... y al conocerme me dijo con bastante inten-
no funcione igual para un antropólogo mediterráneo que para uno anglo- ción: «¿mi papi tiene novia? ... porque yo quiero que tenga» ... pero no le
sajón o escandinavo. No sólo es que no fuera consciente de estar traspa- ( contesté.
sando un tabú, es que creí, un poco ingenuamente y de manera algo ado- Llevaba ya meses visitando El Triunfo cuando me peleé telefóni-
lescente, que tener una relación con Tomás era señal de que la inmersión camente con Tomás. Puede que sí sea ético tener una relación en el
estaba funcionando. Digamos que pensé que «sumaba puntos». Repito las campo, por qué no, pero quizá no sea lo más conveniente, quizá sea
palabras de Jill Dubisch, que me parecen llenas de sentido común: demasiado arriesgado para uno mismo, y desde luego yo me alegré mu-
cho entonces de que Tomás estuviera tan lejos. Después de esa pelea que
¿Es un asunto de ética? Hacemos prácticamente todo lo demás con fue muy dura y parecía definitiva sentí terror: sentí que me quedaba sin
nuestros «informantes»: compartir sus vidas, comer con ellos, asistir a tesis ahora que por fin había encontrado mi campo. ¿cómo iba a visitar
sus rituales, convertirnos en parte de sus familias, convertirnos incluso a la familia de Tomás cuando Tomás y yo no nos hablábamos? ¿cómo
en amigos íntimos, y a veces establecer relaciones que duran para toda la
iba a pisar la casa en la que ahora vivía su hijo? ¿cómo evitar el engaño
vida. Al mismo tiempo los «utilizamos» para alcanzar nuestras metas, es-
cribiendo y hablando en contextos públicos sobre asuntos personales o y al mismo tiempo no traicionar el deseo de Tomás? Pero fui capaz de
incluso íntimos de sus vidas, apropiándonos de esas vidas para nuestros resolverlo adecuadamente. A los pocos días me encontré con la sobrina
propios propósitos personales. ¿Acaso una relación sexual es algo más de Tomás en un lugar fuera del recinto, quería hablar con ella. Esta
íntimo, comprometido o explotador que nuestras relaciones normales sobrina es particularmente cercana a Tomás, su confidente, había bus-
con los «nativos»? (En algunas sociedades podría incluso serlo menos) cado y había conseguido mi amistad desde que pisé por primera vez El
(Dubisch, 1995: 31). Triunfo y es además especialmente carismática, es una líder natural no
sólo en su propia familia sino quizá en todo el recinto y más allá. Sin
Y añade: «¿O es realmente a nosotros mismos a quienes tratamos entrar en detalles le expliqué que había tenido algunos problemas con
de proteger?». Por mi parte con Tomás nunca hubo intención de hacer su tío y no quería engañarles al respecto, que estábamos muy enfadados
daño, si pensé que podía haber abuso (que sí lo pensé) intenté compen- y ya no éramos amigos. Y Diana lo resolvió rápido: «Pilar, no te voy a
sarlo siendo muy honesta, y no hubo engaño. En todo caso, fue él quien mentir, te recibimos por mi tío. Pero ahora eres nuestra amiga». Punto
me mintió a mí. Así que creo que no tengo por qué justificarme ante la y final. A partir de ese momento comencé a quedarme de verdad en el
comunidad antropológica. recinto. No sé qué explicaciones daría o dejaría de dar al resto de la fa-
Pero si no mentí.a Tomás, sí evadí contar la verdad (que ni yo misma milia, pero todos me trataron siempre con mucho respeto, los que sos-
sabía cuál era) en el campo, en mi campo: en Milagro y- en el recinto de pecharon algo fueron tan discretos como yo misma, me dieron la bien-
El Triunfo. Conocí a Tomás a través de la que había sido antes su familia venida entre ellos y me sentí cómoda y querida. Por mí misma. Y olvidé
política, con la que tengo lazos estrechos, mis comadres son parte de esa que eran la familia de Tomás, ese señor que estaba tan lejos del campo.
familia, y siempre sentí vergüenza por no poder hablarles francamente de Y cuando finalmente, un año después, pasamos a convertirnos en
Tomás, del mismo modo que lo sentí con la propia familia de Tomás. Pero eso que he llamado «novios transnacionales» dejé que el rumor se ex-
por una parte no había nada que contar, cuando yo los conocí realmente tendiera de forma natural, me disculpé en Milagro con los antiguos cu-
no había sucedido nada entre Tomás y yo y cuando finalmente sucedió
fue breve y terminó mal, y por otra parte, sencillamente, Tomás no que-
ría que se supiera. Él, no yo. Los dos hijos de Tomás vivían entonces en 14. Como Tomás, su madre vivía también en España, en Madrid. A ella no la conocí
hasta mucho después de haber regresado de Ecuador; nunca ha estado en ninguno de mis
Ecuador, Tomás es un hombre, digamos «serio», y en los diez años que campos.

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ñados, concuñados y sobrinos políticos de Tomás y expliqué que real- rracharme esta vez, sí estaba eufórica y relajada como ellos. Estaba con
mente esa relación era reciente, que no quería que pensaran que les la familia de la antigua mujer de 1omás17 • La noche antes algunos se
había engañado, y tampoco hubo problema, para ellos también yo era enteraron por primera vez de que Tomás y yo éramos «enamorados»,
una amiga y se divirtieron a mi costa. De hecho se divirtieron mucho. y habían bromeado con ello, pero el anfitrión, don Milton, todavía no
Como no sabía realmente si mi relación continuaría o se disolvería a mi lo sabía y yo quería que se enterase para evitar sentirme incómoda. No
regreso a España insistí mucho en que sólo éramos novios, que ellos sé cómo, don Milton comenzó a hablar de Tomás. Decía «para guapo
traducían como «enamorados», personas que «vacilan» pero no tienen mi cuñado; isiendo yo mujer, me acostara con él!» 18 • Y yo contesté ante
relaciones sexuales. De tener relaciones sexuales lo correcto sería convi- al corro: «iY yo!». Se rieron. Doña Clotilde, la mujer de don Milton
vir, ser «marido» y «mujer». Y era importante que no dieran por sentado se reía: «iMira la española! iY pensábamos que era coco!». Y sin saber
esa convivencia: el hijo de Tomás (que había vuelto a moverse y ya no muy bien lo que decía, un poco intimidada por ser el centro de aten-
vivía en la casa donde yo pasé a instalarme) parecía contento de que su ción, contesté: «Pues no». Tiempo después recapacité e indagué: «coco»
padre tuviera novia española, pero era prematuro que me mirase como significa «virgen». Así que bebiendo cerveza, delante de una audiencia
a «madrastra». iSi yo casi no conocía a Tomás!, y, desde luego, lo cono- que me rodeaba en corro y que además pertenecía en su mayor parte
cía mucho menos que a todos ellos. a la familia de la esposa de Tomás, me declaré no virgen e hice público
Pero cuando no era explícita con respecto a las relaciones sexua- que había tenido relaciones sexuales con Tomás. No pasó nada. Don
les no trataba sólo de proteger al hijo de Tomás, intentaba también Milton levantó la cerveza: «iBrindo por mi cuñado!», y doña Clotilde
protegerme a mí misma. Los antropólogos queremos ser aceptados por me pidió que fuera un día la madrina de su boda con don Milton, con el
nuestros informantes y para lograrlo proyectamos una imagen de no- que convivía ya cerca de cuarenta años. Hacía dos años que compartía
sotros mismos que, sin tener por qué ser falsa, no es idéntica a la que bailes y risas con ellos, era comadre ya de. dos de sus hijas, de una de
proyectaríamos en «casa» 15 • Hasta el momento, mi comportamiento en ellas conocía toda su vida personal, ¿iba a cambiar algo ahora porque
el recinto había sido el de una mujer «decente» 16 y, pese a las repre- yo no fuera «coco»? Lo único que cambió es que ahora mis comadres
sentaciones locales en torno a la accesibilidad sexual de las españolas, también me preguntaban a mí sobre sexo.
había conseguido mantener comedidos a otros pretendientes. Me hacía Si he relatado esta anécdota es porque me ayuda a ilustrar ese pro-
respetar y me respetaban. ¿Quería yo renunciar a esa imagen?, ¿sabía ceso de cambio, cambio en las dos partes, desde que se inicia la rela-
cuáles podían ser las consecuencias? Pero puesto que hablamos de éti- ción del antropólogo con el informante hasta que se convierte en algo
ca, mencionaré un aspecto de la reciprocidad de la que a veces se habla distinto, hasta que la noción de la diferencia comienza a difuminarse.
entre antropólogo e informante que parece siempre pasarse por alto: la Sin duda, desde que «la española» deniega una invitación para quedarse
reciprocidad en las confidencias. ¿Por qué me sentía obligada a hablar- en Milagro por miedo y por vergüenza y se queda sólo forzada por las
les de mi intimidad?: porque yo les preguntaba por la suya. circunstancias sin saber cómo llenar los silencios de las muchas horas
La mañana siguiente a un bautizo, del que yo, por cierto, había sido por delante, hasta que esa misma española, en ese mismo lugar, bromea
madrina, los «supervivientes» estaban reunidos en corro frente a la casa sobre su virginidad con un grupo de borrachos, su manera de actuar en
de los abuelos de la niña. Yo había descansado en la casa de al lado me el campo ha cambiado. Sobre ello continuaré hablando en los siguientes
había despertado «sana», había desayunado bien y me uní ·al corro.' Era apartados: si vamos a plantearnos consideraciones éticas sobre la con-
ya mediodía. Circulaban las cervezas. Algunos todavía no habían dor- ducta del antropólogo en el campo, o sobre la posibilidad de utilizar o
mido desde la noche anterior, algunos seguían borrachos; otros habían no lo que se le contó, estimo que es desde ahí, desde la idea de cambio
caído sin sentido cerca, otros habían recuperado el sentido hacía unas y de proceso desde donde debemos hacerlo.
horas y estaban cerca de perderlo de nuevo. Aunque no llegué a embo-

15. Sobre esto mismo, véanse textos de Dubistch (1995) y Gardner (1999). 17. Aunque lo cierto es que legalmente seguían casados, hacía ya más de diez años
16. En realidad, «humilde» y <<tranquila>> serían términos más acordes con el discurso que no convivían y nadie les consideraba como <<marido>> y «mujer>>.
<<nativo». 18. <<mi cuñado sí que es guapo ... isi yo fuera Fhujer me acostaría con él!».

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SOBRE NO HABLAR (NO ESCRIBIR): quiero desnudarlos ante el «nosotros», ante mi otra gente, ni ante ellos
CONSIDERACIONES ENlORNO AL «OTRO» Y EL «NOSOTROS»
mismos.
Lo anterior me lleva hacia reflexiones que comencé a hacerme al
Normalmente cuando intento expresar cuáles son mis escrúpulos a la
inicio de mi trabajo de campo y que tienen que ver con el «otro» y el
hora de hablar, de escribir más bien, sobre mis experiencias de campo,
«nosotros».
me refiero a la posibilidad de hacer daño a personas que me importan o
Pero antes, y para tirar por tierra de antemano mis propias reflexio-
han depositado en mí su confianza. Pero también, y esto es importante,
nes, recojo aquí algunas de las que plantean dos de los autores en Ta-
a la necesidad de evitar hacerme daño a mí misma.
boo ...
Estando en Quito pasé una tarde con dos investigadoras españolas,
Ralph Bolton considera que el tabú, que él da por evidente y central
profesoras las dos en alguna universidad que honestamente no recuer-
en la disciplina, en torno a las relaciones sexuales en el campo establece
do. Entre canelazos y anécdotas de campo de las que sí hablamos, suyas
una barrera entre nosotros y el «otro» en una situación en la que busca-
y mías, las dos afirmaron: «nunca se puede escribir sobre lo más intere-
mos acortar distancias. Y añade:
sante» (eso sobre lo que sin embargo acabábamos de hablar). Cuando
escribo, como ahora, en parte adultero la información que doy, la. re- Pero debería señalarse que el mantenimiento de la distinción entre el
corto, y no soy tan expresiva como quisiera. Pero es que escribir no es «yo» y el «otro», del mismo modo que las fronteras culturales (como
inocente. Escribir supone alterar la vida de los otros. Quizá, y atención, si las culturas existiesen realmente más que como una construcción),
quizá sea más censurable no alterarla, pero lo cierto es que escribir tiene resulta al mismo tiempo central para la antropología y profundamen-
consecuencias. te problemático, y es responsable de que la antropología contribuya a
Ocultar nombres no garantiza la «inmunidad» de los seres humanOs perpetuar más que a solucionar los problemas humanos. Enfatizando
implicados, ni la propia. ¿De qué sirve que yo denomine «La Rambla» a las diferencias -de hecho, a menudo exagerándolas- reforzamos lo
que nos divide y debilitamos el sentido de nuestra común humanidad»
Totana como he hecho anteriormente, si cualquiera que me conoce sabe
(Bolton, 1995: 140).
que hago mi trabajo en Totana y no en otro lugar? ¿De qué cambiar un
nombre? 19 • No se trata de que un día salga ala luz ante un hipotético y
En definitiva, afirma, rechazar las relaciones sexuales que crucen
abstracto público de lectores. La cuestión es que con muy poca infor-
esas fronteras culturales «contribuye a perpetuar la falsa dicotomía en-
mación las personas de mi entorno van a poder deducir de quién estoy
tre 'nosotros' y 'los nativos'».
hablando. Lo van a poder deducir otros informantes si un día me leen
Mis relaciones en el campo -por supuesto no sólo la relación con
-y no es descabellado pensar que lo hagan- y lo van a poder deducir
Tomás- evolucionaron hacia la disolución gradual de esa falsa dicoto-
mis familiares, mis amigos, ésos a los que no llamo informantes por-
mía. Lo cual no supone aceptar que no exista la diferencia, sino pasar a
que nunca fueron objeto de estudio, aunque llamar informantes a mis
desdramatizarla: ni el «otro» ni el «nosotros» son homogéneos y expe-
otros amigos, a algunos conocidos y a algunos enemigos, es llenar de
rimentamos la diferencia con frecuencia a lo largo de nuestras vidas ...
artificio académico relaciones humanas que no son las del periodista y
Somos parte de muchos «nosotros» y «otros», marginales, a veces den-
la fuente. En mi caso particular mis «informantes» me- siguen a España
tro del «nosotros».
(o m~ preceden en el viaje) y algunos de ellos se instalan en mi vida, no
son los «personajes» exóticos de mis anécdotas de sociedad, ni tampoco
Jill Dubisch, por su parte, incide en la jerarquía inherente a la rela-
ción antropólogo/informante donde el antropólogo <<ha definido a una
personas que viven cerca, demasiado cerca, sino personas que poco a
persona como investigador ('superior') y a la otra como el objeto de
poco conocen a mis padres, a mis primos, a mis amigos de infancia, a
su estudio (por definición de algún modo 'inferior')» (Dubisch, 1995:
mis .gatos, a mis vecinos. Así que hablar de algunos de mis informan-
35; traducción mía). En su primera experiencia en el campo ella misma
tes es hablar en parte de «mi» gente. No son el «otro», y si lo son, no
rechazaba como imposible, como lo hacía yo ante los primeros inten-
tos de Tomás, una relación con cualquiera de sus informantes, también
19. Pero, porque quizá sí sirva de algo, muchos de los nombres que aparecen en este demasiado «otros»:
texto son falsos, como imprecisos algunos de los lugares.

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¿casarme con un hombre del pueblo? [... ] la idea hubiera parecido de- que estaba viendo de frente la cara a la miseria y que nunca sería capaz
masiado extraña, impensable incluso. Los del pueblo pertenecían a un de convertirme en una intrépida antropóloga. La sensación de pavor, de
mundo muy lejano al mío, y estábamos además separados por educación inseguridad, era entonces frecuente, en Totana y en Ecuador. Hoy la
y por clase (Dubisch, 1995: 29). entrevista la hubiera realizado tumbada sobre la cama y sin grabadora,
el orinal no lo hubiera visto ... ni olido. Las casas de caña, como las de ce-
Educación y clase. Jerarquía de nuevo y quizá barreras más difíciles mento por terminar de construir me parecen ahora residencias de verano
de salvar. Pero, también, «es significativo que la gente con la que tra- realmente agradables ... sólo a veces, pocas, recuerdo que no hay dinero
bajamos pueda vernos como menos diferentes y más iguales de lo que para ir al doctor.
nosotros los vemos a ellos» (Dubisch, 1995: 32). Cuando yo rechazaba a Pero en esos primeros tiempos sentía también que tenía permiso
Tomás recuerdo haberle dicho precisamente que éramos demasiado dife- para contarlo todo. Tenía permiso porque me lo concedían ... y porque
rentes. Él negaba cualquier diferencia excepto la que a él le parecía más eran «el otro». Era capaz de ver, ya entonces, la diferencia en el inte-
obvia, que él era ecuatoriano y yo española. Claro que tenían que ver rior del «nosotros» y deseaba a menudo escribir sobre esas distancias,
también diferencias de clase, de estatus, pero no veía el abismo que veía tan dolorosas a veces. Pero no podía: porque de la intimidad del «no-
yo, no veía matices entre yo y una trabajadora de un almacén de lechuga sotros», del más cercano, del que está cargado de afectos y envidias,
de Totana. Y los hay, yo los veo, pero él no, o al menos no entonces. En recelos y necesidades, no se escribe. No se debe, no se tiene permiso y
cuanto a la jerarquía que implica el hecho de que uno sea investigador sería una deslealtad hac~rlo. Junto a esa frustración sentía un malestar
y el otro objeto de estudio, no hay que olvidar que es el antropólogo, y que era una advertencia, me parecía que considerar que del «Otro», de
nadie más, quien define la relación en esos términos. Quizá el informante su intimidad, sí que se podía escribir, significaba de alguna manera des-
no aprecie esa diferencia. O quizá la aprecie perfectamente, la acepte, y humanizarlo. Hacerlo más otro, «reforzar lo que nos divide y debilitar
sencillamente no le conceda ninguna importancia. Cuando comencé a nuestro sentido de común humanidad» (Bolton, 1995: 140).
pasar más tiempo con Tomás me decía: «No vaya a hacer más entrevistas. La cuestión es que el tiempo construye nuevos «nosotros». ¿Qué
Mejor quédese aquí conmigo y estúdieme un poco más». sucede entonces cuando el «otro» se convierte en un «nosotros», en otro
En todo caso, cuando inicié mis trabajos, mis primeros acercamien- «nosotros» del que también formo parte, aunque parte, quizá, extraor-
tos a los informantes, a los «inmigrantes ecuatorianos» en España y a las dinaria? ¿Qué sucede entonces con los permisos?
«familias de migrantes» en Ecuador, eran acercamientos a la otredad: Cuando comencé mi tarea, los informantes consintieron en relatar-
por mucha empatía que yo pudiera sentir o despertar, tenía ojos ante me a mí, una extraña, los «secretos» de su vida y consintieron en que
todo para la diferencia. esos secretos se hicieran públicos un día, con garantías de anonimato
Tengo un recuerdo particularmente vívido de mi primera entrevista, algunos y con ansias de protagonismo otros. Pero poco a poco para
en una habitación de Totana. Sentado en la cama estaba un matrimonio, muchos dejé de ser una extraña, sabían que algún día escribiría un libro
ella era veinte años mayor que él y me contaba riendo cómo «se lo rap- sobre ellos y yo misma les advertía, de tanto en tanto, de que seguía
tÓ» cuando tenía catorce años. En la misma cama, había un hombre de observándolos, pero con muchos, ésa pasó a ser una cuestión secundaria
más de treinta años y a él se abrazaba melosa una chica joven, todavía de nuestra relación (y sin duda hoy lo es). ¿seguía teniendo su permiso?
menor de edad que había llegado de Ecuador una semana antes. La ¿Hasta cuándo? ¿para contar qué y qué no? ¿Lo tengo ahora o lo tendré
hija del matrimonio, también recién llegada de Ecuador, miraba a sus en el futuro si mi relación con ellos cambia, como seguro cambiará?
padres con extrañeza. En algún momento la pusieron sobre un orinal Brenda fue muy generosa contándome desde un inicio aspectos
y creo que le gritaban. El orinal, lleno, lo dejaron dentro, a mis pies. de su vida que a mí me parecían profundamente íntimos. Pero mucho
Mientras, yo grababa divertida pero tensa desde una silla frente a la después Brenda también, llorando, me confesó algo que nunca había
cama. Mi primer viaje hacia la costa, en bus, también me impresionó contado a nadie20 • La consolé como pude y no hablamos de permisos.
enormemente: las «calles» enlodadas y sin asfaltar, las casas de madera
y caña, las hamacas bajo ellas colgando entre dos pilares, y los hombres 20. A lo que por supuesto no hago ninguna referencia en este texto, ni directa ni
con las camisetas de tirantes remangadas, panzas al descubierto ... pensé veladamente.

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Más adelante, cuando estaba cerca de partir decidió, ella, que grabáse- porque quizá yo ya tampoco «piense así», o desde la confusión, el revol-
mos una conversación, comp regalo de despedida, creo, porque en el tijo racional y emocional. Pero me pronuncio, lo hago constantemente. Y
día a día de nuestra convivencia siempre posponíamos una entrevista progresivamente pierdo el miedo a hacerlo, progresivamente también
que nunca acababa de formalizarse. En un momento de la grabación me relajo, abandono normas que me esforzaba por respetar escrupulo-
admitió haberse portado muy mal dos veces en su vida. Quise saber y samente y me burlo de mí misma y de mi «informante». Recientemente
le pregunté. Ella me contestó: «Todos tenemos nuestros secretos». No doña Mercedes pasó una noche en mi casa, vino con su hermana, su hija
porque estuviéramos grabando, era un pensamiento que había repetido y el novio de su hija. Se presentaron repentinamente porque su herma-
más de una vez esa misma semana. Y efectivamente al final resultó que na había perdido el vuelo de regreso a Ecuador. A la mañana siguiente
Brenda tenía muchos secretos. fuimos todos, y también Tomás, al aeropuerto creyendo que todo estaba
Algunos, de Brenda como de otras personas, sé que no debo contar- dispuesto para que viajara ese mismo día y nos encontramos con una
los y me encuentro, como las investigadoras del café de Quito, con que situación desquiciante: estaba en una lista de espera, sólo podría saber
«de lo más interesante nunca se puede hablar». En muchas ocasiones los si tenía plaza o no pasando el control de viajeros, pero si finalmente
secretos que más me interesaron fueron los que todavía no habían su- no se le daba plaza tampoco podría regresar del otro lado del control a
cedido cuando mis informantes comenzaron a desnudar sus vidas para «España», quedaría aprisionada indefinidamente en un limbo aeropor-
mí, otras veces los que me ocultaron precisamente porque ya no era tuario. Mientras la familia de doña Mercedes desayunaba plácidamente
una extraña. en la cafetería, Tomás y yo corríamos al borde del infarto de un puesto
Así que, a menudo, en una parte del camino perdemos el permiso. El de información a otro. Finalmente viajó ese día. Doña Mercedes, que es
permiso tiene límites y es difícil a veces vislumbrarlos cuando se ha tejido predicadora evangelista, me decía: «Yo estaba muy tranquila, sabía que
una relación que nos acerca al «nosotros». Es una idea central de este tex- Diosito lo resolvería todo». «iDiosito y yo, señora!». Y ella se reía.
to que en el proceso de trabajo de campo las relaciones se transforman, Cuando me burlo de mi informante, o cuando le reprendo como hice
evolucionan, como evolucionan también antropólogo e informantes. en una ocasión con Brenda (del mismo modo que ellos se burlan de mí
La señora que me recibió en Quito, doña Mercedes, a la que quiero y me reprenden), en realidad he pasado a humanizarlo, he dejado de
mucho y que ahora también vive en Totana, ,me llamó un día por telé- vef la diferencia por encima de lo que nos hace iguales, nuestra «común
fono todavía en Ecuador: «Pilar, venga, necesito que me entreviste», humanidad». Hay un momento en el proceso del trabajo de campo en el
porque la entrevista tenía para ella un efecto terapéutico. Pero las rela- que algunas de las relaciones antropólogo-informante se convierten en
ciones humanas no tienen la forma de una entrevista dirigida. Una de eso que he llamado relaciones persona-persona: relaciones en las que los
las herramientas de la entrevista dirigida es el «ajá» con .el que el antro- roles de investigador e investigado han dejado de jugarse.
pólogo evita emitir juicios y anima al informante a continuar su charla.
Pero en la vida real, más allá de la entrevista, el informante pregunta al
antropólogo, le pide opinión o le pide consejo. Yo me pronuncio, in- CASOS/DILEMAS
conscientemente en muchas ocasiones. Una de las veces_ en que la visité,
doña Mercedes me hablaba de su hija y decía« ... pero ya no pienso así». He insistido a lo largo del texto en la evolución de las relaciones en el
Me interesó mucho ese cambio que era un cambio en lo más profundo campo. A esa evolución acompaña otro proceso al que también he he-
de sus creencias y le pregunté por qué ya no pensaba así. Su respuesta cho mención, el proceso de contextualización, que es el que permite al
me alarmó: «Usted me ha convencido». ¿cuándo la convencí? ... Char- antropólogo entender paulatinamente las conductas que observa desde
lando una tarde, atravesando la ciudad en trolebús 21 • los ojos de los actores. Y he afirmado que es en torno a ambos que se
En mis relaciones en el campo me pronuncio primero tímidamente, articuló mi conducta en el campo.
justificando y traduciendo; después, desde los nuevos valores adquiridos, Pero se da también, o se dio en mi caso, una insensibilización pro-
gresiva semejante a la del cirujano o el veterinario. Es una cuestión
21. Así, «la investigadora y sus informantes son ambos y al mismo tiempo cambiados de supervivencia. A Marcia le contaba divertida uno de los casos más
y agentes de cambio» (Gardner, 1999: 52) extremos a los que me voy a referir. Y le contaba también que una ami-

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ga mía me había relatado que su marido la amenazaba a veces con un la amenaza provenía del antiguo marido de Brenda, con el que había
revolver en la garganta, y trataba de comunicarle yo a Marcia en qué «desaparecido» cuando tenía catorce años y que la había prostituido de
consistía el proceso de contextualización, mi transformación hasta dejar manera intermitente hasta que Brenda decidió «hacerse de» Jorge. Les
casi de darle importancia a la «anécdota» del revolver (porque mi amiga acompañé a poner una denuncia y aunque no recuerdo el motivo, sí re-
no se la daba), como a otras. Marcia, que es muy inteligente, me decía cuerdo que tuve que poner mis datos en la misma. Viajé a Quito, me
que no creía en ese proceso de contextualización, y sostenía que lo que puse en contacto con Manuel García Solaz22 , coordinador general de la
me pasaba a mí es que estaba en estado de shock, sin capacidad ya para Oficina Técnica de Cooperación de la Embajada de España en Ecuador, y
reaccionar. Tenía parte de razón. le expliqué la situación, en parte para asegurarme cierta protección y en
Mi intención con este texto es entonces la de exponer cómo la de- parte buscando acelerar el proceso de reagrupación de Brenda en España.
cisión de actuar o no (cuando efectivamente se trata de una decisión Tenía mucho miedo, por ellos y también por mí. Nunca pasó nada.
consciente) en determinadas circunstancias con las que nos encontra-
mos en el campo se ve afectada por el grado de inmersión y la capaci- 3. Cuando Brenda iba a partir para España supe que estaba min-
dad de contextualización del antropólogo. Para comenzar a reflexionar tiendo a Jorge, que confiaba plenamente en ella, en un aspecto que
sobre algunas de las situaciones en las que me vi envuelta, la lectura de podría perjudicarle gravemente, aunque no sabía realmente hasta dón-
las contribuciones al Handbook on Ethical Issues in Anthropology de la de pensaba llegar. N o avisé a Jorge por no traicionar la confianza23 de
Asociación Americana de Antropología (los casos «y soluciones» y los Brenda, pero sí intenté que tomara medidas que le protegieran. Brenda
casos «y comentarios» donde los autores relatan experiencias propias y actuó mal, no mal según mis valores, sino mal también desde los suyos.
sus consiguientes dilemas éticos) me ha resultado particularmente útil Una vez en España Brenda se arrepintió y corrigió la situación que había
(Casell y Jacobs, 2008), pero si algo me ha sorprendido más que nin- creado ..Antes yo le había escrito un correo electrónico expresando mi
guna otra cosa ha sido encontrarme con que sus autores tuvieran que disgusto y me contestó diciendo que estaba de acuerdo con mi «repe-
enfrentarse a «tan pocos» momentos de crisis. lada». Si no hubiera cambiado ella de opinión creo que yo me hubiera
Los dilemas éticos no se presentan en el campo siempre de manera sentido siempre muy culpable. Interferí y lo sigo haciendo en muchas
extraordinaria; en mi experiencia al menos se presentaban de forma ocasiones, cuando mi malestar es mayor que no hacerlo.
cotidiana. A continuación voy a enumerar unos pocos casos escogidos
que me interesa poner en relación y voy a exponer muy brevemente 4. Ya llevaba un año yo en Ecuador cuando vino un amigo desde
cuál fue mi actuación, cuando la hubo. Haré después algunas reflexio- Totana, llamémosle Washington. Washington era marido de una gran
nes generales. amiga mía, de la que no he hablado en este texto, pero que continúa
hoy día siendo parte importante de mi vida y nos visitamos a menudo.
1. En Totana, en el verano anterior a mi primer viaje a Ecuador, Yo a ella como ella a mí, por el gusto de vernos. Washington sospechaba
llegó una tarde el marido de una de las inquilinas y golpeó borracho y que su mujer le había sido infiel y había regresado a Ecuador por tiem-
violento la puerta de entrada. Ninguno le dejó pasar, la señora había po indefinido. Deseaba asesinar a su mujer y a un hijo común de cinco
decidido separarse de él y todos sabían que la había maltratado física- años y lo encontraba plenamente justificado. Pasé mucho tiempo con
mente durante años. Pero nadie hizo nada tampoco. Cuando se alejó, Washington, discutí sus puntos de vista e intenté convencerle de que,
acompañé a la señora a la Guardia Civil donde puso una denuncia y al al menos, no matara al niño. Pero en unos momentos que eran para mí
día siguiente la acompañé también a los juzgados en Lorca. Nadie más
quiso acompañarla. Se dictó una orden de alejamiento y, que yo sepa,
el marido nunca volvió a molestarla. Diez días después ella comenzó a 22. Cuya ayuda, en éste como en otros momentos en que la he necesitado, ha sido
convivir con otro hombre que se instaló en la casa. inestimable. Más allá de un respaldo institucional, Manolo García Solaz me brindó tam-
bién el apoyo humano que necesitaba, por lo que le estoy muy agradecida.
23. Y este saber de unos lo que no querían que otros supieran ha sido -y es- una
2. Durante mi primer mes en Guayaquil, Jorge recibió una amenaza constante durante mi trabajo de campo con la que he ~enido que debatirme para cada caso
de muerte en su teléfono móvil. Bren da y Jorge estaban seguros de que particular.

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también difíciles porque también yo había interrumpido todo contac- 7. Cuando vivía en el recinto de El Triunfo unos niños con los que
to con Tomás, Washington fue un gran apoyo: hicimos excursiones, lo jugaba a menudo vinieron a buscarme para que pasara la tarde con ellos.
visité en su ciudad y fuimos juntos a bailar a la discoteca. Un tiempo Estaban solos esperando a sus padres. N o querían que me fuera, sabían
después viajó de nuevo a España, y se reconcilió con su mujer. Se han que cuando llegaran sus padres iban a pegar al mayor de ellos que no
vuelto a separar y ahora, ya después de haber pasado dos años de mi re- había tenido buenas notas en el colegio. Otros conocidos en el recinto
greso a España sentí terror por el niño, un terror que ha demostrado ser me habían comentado que les pegaban mucho, más de lo que es co-
injustificado. Pero ahora mi posicionamiento, o mi sentimiento, hacia el mún, pero me habían contado también que ya habían recriminado a los
hecho es otro y, por el momento, me he alejado de Washington. O he padres sin éxito. Cuando llegaron los padres intenté hablar con ellos,
continuado cambiando, o he salido del estado de shock. la mirada de la madre me decía que estaba indignada con su hijo no
sólo por sus .notas, sino por haber buscado mi auxilio, así que no insistí.
5. Un buen amigo en Totana luchó mucho para reagrupar a su hi- Cuando salí de la casa, subieron el volumen del televisor, señal de que
jastra adolescente. Hablaba de ella a veces con un cariñ9 que parecía comenzaba el castigo.
excesivo. La visité en Ecuador y conocí a la señora que se hacía cargo de
ella. Esta señora no me tenía ninguna simpatía (al parecer pensaba que 8. A finales del segundo año, faltaba ya poco para que regresara a
yo era lesbiana) pero me pidió que si le ocurría algo a la niña cuando España, una amiga en el recinto me contó que estaba muy preocupada
estuviera en España la avisara. Sucedió lo que creo que las dos habíamos porque sabía que su hermano pensaba asesinar a su marido. Su marido
imaginado y habíamos intentado desechar de nuestra imaginación: mi venía todas las noches a la casa donde yo vivía para conversar, teníamos,
amigo y su hija política, su «entenada», pasaron muy pronto a tener pues, un trato frecuente. Mi amiga no quería de ningún modo avisar
relaciones sexuales consentidas y buscadas por ambos. Sentí dolor y a su marido porque entonces su marido asesinaría a su hermano. N o
una enorme revulsión, pero no hice nada. Cuando volví a España hablé pude más. No hice nada25 , y salí corriendo del campo. Dos años después
con mi amigo. Había tenido ideas de suicidio, había pensado romper su todos ellos siguen vivos y nunca se produjo el enfrentamiento, pero lo
matrimonio y comenzar una nueva vida con la adolescente -pero, dijo, importante aquí es que yo creí que realmente podía producirse el asesi-
no podía-, había pensado dejar a madre e hija y regresar a Ecuador nato y salí corriendo 26 •
(ésta era mi opción favorita). Finalmente no hizo nada de lo anterior y
por un tiempo continuó viviendo con ambas. Aunque fue uno de mis La hija de Tomás tiene un dicho muy a propósito: «En asuntos de
primeros informantes y al que más apreciaba en los inicios, lo he sacado indios yo no me meto» y lo aplica para referirse a pequeños conflictos
de mi vida, temporalmente al menos. Hacia su mujer tengo sentimien- que surgen en casa de su madre (o en la nuestra). El paradigma de la di-
tos contradictorios, entre ellos, rabia. En Ecuador nunca conté lo que cotomía del «otro» y el «nosotros». El proceso de contextualización me
sabía (¿para qué? 24 ). llevó a actuar como actuaban las personas con las que vivía, dejando las
cosas seguir su rumbo cuando el sentimiento de impotencia era grande.
6. Un adolescente que me importaba mucho cometió algunos deli- Pero si a tiempo pasado parece que si yo hubiera actuado en el caso del
tos durante su proceso de reagrupación. Intercedí para evitar que se le asesinato anunciado o incluso en el del padrastro la situación quizá se
denunciara por ello, de no hacerlo nunca hubiera podido reunirse con hubiera agravado, no estoy satisfecha con mi pasividad (de ahí el título
su familia en España.
25. Parte del proceso de contextualización es también saber qué se puede esperar de
las instituciones. Mis expectativas respecto a una posible acción de la policía no eran las
mismas después de dos años de residencia que después de dos meses ...
24. Se trataba de relaciones consentidas, la señora que estuvo a cargo de la adoles- 26. Cuando yo misma releo mi texto me pregunto a veces si no tendría entonces una
cente no tenía ninguna potestad sobre ella y, de haber querido viajar a España, proba- visión distorsionada de la «realidad»; al fin y al cabo, parece, nunca «pasó nada». No creo
blemente no hubiera obtenido el visado ... ¿qué de bueno hubiera resultado de que yo se que sea así. Si ninguno de los casos relatados condujo a una muerte, nada permitía saber
lo contara? Es más, quizá, sólo quizá, la verdad hubiera roto cualquier vínculo entre la qué podía y no podía suceder. He escuchado las suficientes historias violentas de personas
señora y la adolescente. cercanas como para saber que no era sólo mi imaginación la que me hacía temer lo peor.

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que he escogido para este texto), son situaciones en las que sufrí y no (que podría ayudarles a gestionar papeles ... ) y con recursos económicos
quiero rememorar. Si puedo hacerlo es porque ahora no tengo relación muy por encima de los suyos, por una parte y, por otra, de la posición
con los protagonistas, porque he puesto distancia, no física sino vital. ambigua, difusa y difícil de antropóloga-amiga-comadre ... Cuando real-
Porque en lo fundamental he salido del campo. mente existe observación participante, cuando se participa de algo, la
frontera no puede ser clara; para mí no pudo serlo. Si yo planteo una
estancia en un piso de Totana, por poner un ejemplo al que me he refe-
A MODO DE CONCLUSIÓN rido antes, como un alquiler, pero, cuando llega el momento del pago,
de ninguna manera me permiten hacerlo, ¿cómo debo corresponder? y
Kate Gardner defiende que el antropólogo tiene la responsabilidad de ¿hasta dónde llega la deuda? ... Y una vez en Ecuador, ¿cómo evitar que
evitar replicar estereotipos negativos y dar base para argumentos racis- una nebulosa de contraprestaciones implícitas devenga en dependen-
tas (Gardner, 1999: 66), y quizá sea ésa la primera consideración ética cia? ... Son preguntas con las que podría arrancar otro artículo. Aquí
a la que tenga que atender antes de concluir este texto. Soy consciente interesa señalar que son preguntas que tuve presentes desde el inicio
de que los casos que he escogido pueden alimentar estereotipos negati- de varias de mis relaciones y que funcionaban como alertas que con-
vos sobre el migrante ecuatoriano, como soy consciente de que los he trolaban mi conducta. A veces encontré el modo de sorteadas y otras
escogido de entre múltiples casos precisamente porque sé que pueden no, pero fui consciente del conflicto, me debatí en él e intenté anticipar
resultar especialmente chocantes para mi lector más probable. Sólo pue- situaciones no deseadas. Pero otras situaciones no podían estar en mi
do decir que eran efectivamente parte de la normalidad, pero también mente de antemano: ¿de qué manera puedo prever que un adolescente
que la normalidad estaba hecha de mucho más. que es ya muy querido robe una moto borracho? ... ¿o debo evitar que-
A mis «informantes» ecuatorianos tengo mucho que agradecerles y rer? Y si es así, ¿cómo se hace?
no porque hayan sido informantes. Mis dos años en Ecuador no fueron Las lealtades generadas desde el trabajo de campo, las del antropó-
dos años de sufrimiento, por el contrario, con conflictos y todo fui muy logo con los informantes, son a veces parecidas a las de quien pertenece
feliz, y los momentos de paz fueron más, muchos más, que los de crisis. a la Mafia: lo primero es «la Familia». Pero no siempre es así, a veces el
Por algo uno de mis informantes me preguntaba siempre «¿y cuándo se antropólogo, como quizá algún mafioso delator, desde su propia crisis
le acaban sus vacaciones?». puede decidir que en esta ocasión lo primero no es la Familia. Los an-
Por lo demás, éste no puede ser un texto cerrado; más que desarro- tropólogos, cita Nancy Konvalinka, «tienen obligaciones morales como
llar unas conclusiones quiero plantear algunas ideas para la reflexión. miembros de otros grupos ... igual que las tienen como miembros de la
En este mismo volumen Nancy Konvalinka, citando el Código de profesión» y en ocasiones tienen «la necesidad de elegir entre valores
ética aprobado en 1998 por la Asociación Americana de Antropolo- aparentemente incompatibles» 27 (véase Konvalinka, en este volumen).
gía, nos recuerda que pertenecemos a muchas comunidades (o como yo Particularmente pienso que las soluciones adoptadas en unos y otros
digo, a muchos «nosotros») y que los valores en juego en unas y otras a casos dependen de factores que tienen que ver con el tiempo de perma-
menudo entran en conflicto. Ese conflicto, a veces contradicción, apa- nencia, con el momento que atraviesa la relación, con los afectos y afi-
rece frecuentemente en el campo, con mayor intensidad, creo, cuando nidades y también con el momento personal en el que nos encontramos.
mayor es la inmersión. No se trataría entonces, sugiere Nancy Konva- Probablemente, después de mi regreso de Ecuador no hubiera acom-
linka, de encontrar soluciones correctas para los conflictos sino, antes pañado en su denuncia a la señora con la que compartía piso. No sé en
que nada, de ser conscientes de que el conflicto existe, debatirnos en él cambio hasta dónde podría haber llegado por personas que me eran
y, en la medida de lo posible, anticiparlo.
En mi experiencia con migrantes y sus familias pude anticipar algu-
nos conflictos pero no evitarlos por completo; otros no eran anticipa- 27. Y si yo tuviera que dar alguna recomendación a un nuevo intrépido antropólogo
bies. Los conflictos en los que podía pensar de antemano eran los que ésta sería algo así como: Intenta no hacer daño, intenta entender qué es lo que hace daño,
y si finalmente tienes que hacer daño hazlo porque estés convencido de que no hacerlo
se derivaban de mi posición estructuralmente superior como española
sería un mal mayor, de acuerdo a tus propios valores, los que estén funcionando en ese
(nacional de pleno derecho del punto de destino), persona con estudios momento. Eso si funciona alguno, si es que no está~ sencillamente en estado de shock.

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muy cercanas. Y ahora, un tiempo después, en lo fundamental, ya digo, Os lo envío ahora, para que veáis que algunas cosas siguen siendo las
he salido del campo, estoy saliendo, y mi manera de actuar, de nuevo, mismas (las preocupaciones) y otras son muy diferentes: principalmente
está cambiando. ahora soy mucho más cínica y me conmuevo menos para bien y para
El título escogido por Kate Gardner (1999) para su texto es signifi- mal... y comienzo a defenderme de los revoltijos emocionales ... pero sigo
cativo: «Location and Relocation: home, 'the field', and anthropological siendo más o menos buena gente, no creáis: -) ...
ethics». Relocation. Nos recuerda que nuestras identidades son siempre
identidades fragmentadas y cambiantes. Por ello, del mismo modo que Noviembre de 2004
cambiamos continuamente como individuos, continuamente cambia tam-
bién nuestra relación con nuestra experiencia en el campo (1999: 52). Queridas Marisa y Margarita:
Siendo así y en primera persona, Kate Gardner afirma: «Cada vez que Últimam.ente ando un poco bloqueada con mi diario de campo (ya
vuelvo veo las cosas de diferente manera. Esto es en parte porque mis volveré a él en algún momento) y con mi «trabajo» en general, o con la
barreras personales han sido reconstruidas» (1999: 61). parte formal del trabajo, la que si deja de hacerse genera unas culpas un
Kate Gardner relata asimismo cómo desde su evolución ideológica poco bobaliconas, pero que culturales o no (cristianas o no) igual ara-
se reposiciona respecto a su propio trabajo de campo. Y cómo cuando ñan: escribir; tomar notas, grabar, sumar datos ... tener algo concreto que
regresa al campo pasado el tiempo no lo hace ya como antropóloga: mostrar, material; El material. Pero en estos días he mandado el material
deja de suspender el juicio. a la porra, la tesis a freír monas y todas las enseñanzas antropológicas
Viajé a Ecuador un año después de mi regreso y no lo hice como a mi ex garaje de Quito (por elegir un mal sitio ... ). O por lo menos a
antropóloga sino para reunir la documentación necesaria para la re- dormir; me estoy dedicando un poco a ser más persona que antropóloga,
agrupación del hijo de Tomás. Tomás y yo ya convivíamos en España. hasta que pueda digerir no sé muy bien el qué... y vuelva a ser antropó-
En el recinto ya no me ven como a una extraña, sino como a la mujer loga y persona-persona (¿[a que fui? ... no sé).
de Tomás, la madrastra de su hijo, y ello me posiciona, me sitúa más que El otro día salvé literalmente a un bebé de un día de morir asfixiado.
nunca en círculos de pertenencia, en alianzas y rivalidades. Solamente lo tomé en mis brazos, lo puse sobre el hombro y le di golpe-
Y yo, ahora que soy parte de un nuevo «nosotros», con Tomás y citos, pero la madre -que es otra niña- lloraba impotente mientras lo
sus hijos dejo de suspender mi propio juicio. Lo que podía comprender veía amoratarse, ahogarse en sus vómitos; la cuñada lo revolcaba primero
para un extraño no lo deseo para mi entenado. Mis fronteras persona- por la cama, luego lo meneaba al aire como una coctelera, la nuca para
les, como las de Katy Gardner (1999: 61) están en reconstrucción. arriba y para abajo, los primos corrían por la habitación, otra cuñada
miraba, creo, la madre gritaba .... El niño SE ESTABA MURIENDO. Otra vez: SE
ESTABA MURIENDO. (Por cierto no es niño, es niña, pero como esperaban niño
ANEXO: LA NIÑA ... -querían esperarlo- todavía no nos hemos hecho mucho a la idea ... si-
gue sin nombre y es «el bebe» ... ). Aunque lo cuente muy trágicamente, la
Incorporo como anexo el texto de un mensaje de un correo electrónico verdad es que lo viví con mucha tranquilidad, me puse autoritaria, lo tomé
(y como tal ha de leerse) que envié a Margarita del Olmo y Marisa Gon- y respiraron el niño y la madre. Y todo esto no es para contar la historia
zález de Oleaga, mis directoras de tesis, que refleja dos momentos de la de la antropóloga heroína, como dice ]udith Okeley o Ruth Behar o no me
inmersión e ilustra el proceso de evolución en torno al que he tratado acuerdo quién, sino la historia de la antropóloga atrapada en el papel de
de explicar mi actuación en el campo. Y también el conflicto. heroína, la antropóloga que quiere seguir salvando al niño y a la madre ...
o salir corriendo de una vez. La niña (la madre ... ) tiene ahora fiebres muy
25 de enero de 2006 altas y ni os cuento los cuidados que puede (que No puede) recibir, ni os
hablo de la maternidad (el centro de beneficencia), los partos, las infec-
[... ]revisando archivos viejos he visto un correo que os escribí en noviem- ciones ... no sabes hasta qué punto desdramatiza ya, Marisa, pero intento
bre del 2004 y me dio vergüenza enviar (pudor por ser un poco cursi o no pasarme de rosca con esto de la disolución de la identidad... no quiero
pedantilla o algo así... ). dejar de escandalizarme, no quiero acostumbrarme a la muerte (aunque

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dejo de escandalizarme y me acostumbro). Y para recuperarme a mí mis- Amit, V., 2000, «Introduction: constructing the field», en Íd., Constructing the
ma ceno en sitios caros (cuatro dólares ... ) con baldosas en el suelo. field: Fieldwork in the Contemporary World, Londres-Nueva York, Rout-
ledge: 1-18.
Pensaba que nuestro mundo (el de las baldosas en el suelo) no era
Bolton, R., 1995, «Tricks, friends, and lovers. Erotic encounters in the field», en
real, un escenario de Walt Disney... pero quizá el que no sea real sea
D. Kulick y M. Wilson (eds.), Taboo. Sex, identity and erotic subjectivity in
éste ... ¿qué tiene de real dejarse morir? anthropological fieldwork, Londres-Nueva York, Routledge: 140-167.
Ayer la niña me dijo que había vuelto a soñar conmigo (la noche Casell, J. y S.-E. Jacobs (eds.), 2008, Handbook on Ethical Issues in Anthropolo-
anterior soñó que la regañaba por utilizar mi cámara ... vaya ... ), pero esta gy, American Anthropological Association, Arlington (VA), n. 0 23.
vez era un sueño triste: no era verdad que volvería en marzo, yo me iba Del Olmo, M., 2008, «El trabajo de campo etnográfico. Una introducción para
para no volver nunca al Ecuador. Quedé atrapada con su sueño. La niña los que no lo han hecho nunca», en V. Téllez (ed.), Educación intercultural.
lee despacio, silabeando, pero escribe en el ordenador más rápido que yo. Miradas multidisciplinares, Madrid, Ministerio de Educación, Política So-
La niña es blanca, muy inteligente y una belleza (a mí me recuerda a Ema- cial y Deporte-Los Libros de la Catarata: 83-96.
nuelle Beart -como se escriba- pero más sensual o más dulce depende Dubisch, H., 199-5, «Lovers in the field: sex, dominante, and the female anthro-
pologist», en D. Kulik y M. Wilson (eds.), Taboo. Sex, identity and erotic
del momento). La niña ha sido puta, raptada. La niña se ha defendido con
subjectivity in anthropological fieldwork, Londres-Nueva York, Routledge:
cuchillos y ha fajado y pateado a otras mujeres (es que cuando le mientan
29-50.
a la madre .... ). La niña -y el bebé- está amenazada de muerte. La niña Gardner, K., 1999, «Location and relocation: Home, 'the field' and anthro-
quiere a su marido que es un chico estupendo (esto lo digo yo, empiezo a pological ethics (Sylhet, Bangladesh)», en C. W Watson (ed.), Being there.
darme cuenta, aunque ella es más amiga). La niña quiere ser bióloga, el Fieldwork in Anthropology, Londres-Sterling (VA), Pluto Press: 49-73.
marido arquitecto. La niña ha sido violada. La niña cree en sirenas. La Kulick, D. y M. Wilson (eds.), 1995, Taboo. Sex, identity and erotic subjectivity
niña tiene un padre muerto pero como no ha visto el cadáver cree que lo in anthropological fieldwork, Londres-Nueva York, Routledge.
encontrará algún día. El padre muerto visitó a la madre un día que ella Watson, C. W (ed.), 1999,.Being there. Fieldwork in Anthropology, Londres-
dormía. La niña mira los peces de colores, les escupe al agua, y los mira Sterling (VA), Pluto Press.
y los mira fascinada... la niña me cuenta su vida sin casi respirar, le caen
las lágrimas y sigue hablando, habla y habla, se ríe ... y yo no grabo nada.
Vemos la televisión, dormimos la siesta.
La verdad, cada vez necesito menos escribir una tesis bonita: quisiera
ganar mucho dinero (¿para seguir siendo heroína y para cenar en sitios
caros ... ?) [... ]
En fin, que aunque me ponga profunda, la verdad es que me lo sigo
pasando muy bien por aquí, que por suerte no todo me da igual, pero
también por suerte y pese a los sustos ocasionales, nada me agobia de-
masiado, y que ahí ando intentando ver dónde están los límites, cuáles
quiero poner y cuáles no, queriendo poner distancia y queriendo no po-
nerla. Y al final a lo mejor hasta me sale una tesis bonita. O no, tampoco
importa. Pero espero que le pasen las fiebres a la niña.
Un abrazo muy fuerte

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Amit, V. (ed.), 2000, Constructing the field: Fieldwork in the Contemporary


World, Londres-Nueva York: Routledge.

270 271
HABLAN LOS NIÑOS.
EVALUACIÓN CRÍTICA DE PLAZAS Y ESPACIOS VERDES.
LA «OPINIÓN EXPERTA» DE NIÑOS DE LAVAPIÉS
PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL~:-

Waltraud Müllauer-Seichter
Departamento de Antropología Social y Cultural
Universidad Nacional de Educación a Distancia

«La ciudad es un lugar donde las personas pueden apren-


der a vivir con extraños, a compartir experiencias e inte-
reses de vidas ajenas a las suyas».
Richard Sennett (2007: 20)

«Cierra los ojos por un momento y recuerda tu niñez.


¿cuál era tu lugar favorito?, ¿un manzano viejo?, ¿el cha-
sis de un camión abandonado en un descampado?, ¿el
parque del barrio?».
Clare Cooper Marcus 1 (Millar, 2007: -1)

El presente trabajo tuvo su origen en la invitación de Margarita del Olmo


a participar en el XXVIII Curso de Etnología española «Julio Caro Ba-
roja» dedicado en esta ocasión al tema de la «ética». Yo lo he abordado
pensando que me proporcionaba la oportunidad de analizar el propio
trabajo en curso, repensándolo y centrando la atención en los desafíos
y posibles modificaciones que provoca el dilema de seguir las pautas
éticas auto-impuestas a este estudio.
Al elegir la unidad de estudio donde pensamos desarrollar la inves-
tigación, a veces, por su peculiaridad ideológica o por la línea educativa

Este estudio se ha realizado dentro del proyecto FFI2009-08762 «Estrategias de


participación social y prevención de racismo en las escuelas 11».
1. Ciare Cooper Marcus enseña como profesora emérita en el Department of Ar-
chitecture and Landscape Architecture de la Universidad de California, Berkeley.

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

que se aplica, dejamos de analizar explícitamente aspectos puntuales que invitación a que participen los adultos, jóvenes y niños3 de la zona en
considerábamos posibles en el planeamiento inicial de la investigación. cuestión. Aprendiendo de la experiencia que tuvimos en varios distritos
Mi intención en el presente capítulo es la de relatar el transcurso del es- de Viena (Austria), que cuentan con un alto porcentaje de inmigración
tudio, sus resultados y, al final, detenerme a analizar más detalladamente durante las últimas décadas (Müllauer-Seichter, 2008), se podría señalar
aspectos en los que durante el desarrollo del trabajo no fue posible pro- la necesidad de sintonizar tres aspectos importantes: los problemas de
fundizar debido a las circunstancias puntuales de la unidad de estudio. seguridad, la estética del lugar y el hecho de que las pequeñas plazas y
En los barrios del centro antiguo de Madrid ha aparecido, en los parques han acumulado «historia» en el transcurso de la evolución del
últimos años, una actividad notable de reformar y adaptar viviendas y barrio y forman parte de la memoria colectiva de los de «siempre». Para
edificios que se encontraban en estado lamentable. Uno de estos barrios, procurar que la llegada de los nuevos ciudadanos, los inmigrantes, tenga
que pertenece al distrito Centro, es Lavapiés, que presenta una nueva las menos repercusiones posibles y evitar el rechazo de los vecinos au-
apariencia -en comparación con hace unos cinco o seis años-, con tóctonos, habrá que coordinar esta memoria con la necesidad de nuevos
fama de ser uno de los lugares más bohemios e interculturales de la usos que ayude a aliviar la situación complicada, en muchos casos, de
ciudad. Paseando por las calles estrechas, uno puede fácilmente cruzar los recién llegados a su nuevo hábitat geográfico y cultural. Y además los
la barrera idiomática de cinco o seis lenguas diferentes en apenas el informes oficiales de ayuntamientos y municipalidades prestan atención
transcurso de quinientos metros. a la opinión de los ciudadanos más jóvenes, la «opinión experta» de
Tal y como se acaba de mencionar, Lavapiés, al igual que otros ba- niños en el diseño de las plazas y parques. Somos conscientes de que
rrios castizos de Madrid, ha cambiado mucho, pero la realidad del día el trabajo participativo es costoso en cuanto a organización y tiempo.
a día muestra que queda tarea pendiente. Los que viven y frecuentan el El dialogo entre profesionales (arquitectos y urbanistas) y ciudadanos
barrio son conscientes del alto porcentaje que queda de infraviviendas, responsables constituye una práctica que todavía cuenta con poco «en-
sobre todo habitadas por inmigrantes y ciudadanos de pocos ingresos y trenamiento» (Müllauer-Seichter, 2004, 2007).
en situaciones familiares complicadas. En otras palabras, no es lo mismo Durante el tiempo que llevamos a cabo la investigación sobre el es-
«visitar» Lavapiés para tapear o tomar copas en las noches veraniegas, pacio público en el barrio de Lavapiés (Müllauer-Seichter, 2004, 2007,
disfrutando de la gran oferta de teatros independientes, que convivir y 2008) pudimos observar la «repetición» de reformas en varias plazas;
compartir el espacio común que ofrece a sus vecinos, que son muchos en el caso de la de Agustín Lara, se trata de la tercera reforma desde
y diversos. el año 2000. ¿Por qué? Nos preguntamos: después de tantos cambios,
Las experiencias de otras ciudades europeas en la recuperación del tanto tiempo en obras, la gente que lo frecuenta ¿está satisfecha con
centro ha mostrado que no es suficiente invertir el dinero público para el resultado? Conociendo la situación de uso de la plaza, nos parecía
sanear las infraestructuras inmobiliarias, sino también el entorno, in- interesante hacer esta pregunta a un colectivo que hasta el momento
cluyendo plazas y espacios verdes, adecuándolo a la situación de su no había sido tenido en cuenta en la toma de decisiones: los niños que
composición vecinal. Se trata de casar retos arquitectónicos con las ne- acuden al centro «Paideia» casi todos los días durante el curso escolar
cesidades de la gente que «vive el lugar» día a día, rellenando de esta para pasar su tiempo libre hasta que sus padres les puedan recoger.
manera con memoria colectiva las calles, esquinas y plazas de lo que
llamamos lo «local». Para resolver este reto, la administración (como
reflejan muchos informes2 ), por ejemplo en el ámbito germánico, tiene ANTECEDENTES
que atender cada vez más a los «eslabones» importantes entre residentes Los niños han conquistado un sitio privilegiado en la agenda de discur-
y administración: incorporar la opinión de los ciudadanos (citizens in- sos públicos del siglo xx, que ha sido designado por Ellen Key como el
volvement) que frecuentan y usan estos espacios. Esto se traduce en una suyo. Y sin embargo, las contradicciones son patentes. Los niños son
víctimas y culpables. Sufren pobreza pero son objeto de la publicidad.
Son mimados y desatendidos. Estas paradojas culminan en un campo de
2. Un ejemplo sería el informe del Ayuntamiento de Múnich: Mitdenken, mitreden,
mitplanen. Planen und Bauen für und mit Kindern und Familien. Kinder- und Jugend-
beauftragter des Referats für Stadtplanung und Bauordnung, Múnich, 2004. 3. Véase también: Perrazo (2003), Tonucci (2006), Alderoqui (2000) y Miller (2007).

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

la política social, la política infantil, nueva en lo que a su denominación INTENCIONES


explícita se refiere (Lüschyr, 2005: 1).
Como propusimos en un texto anterior, nuestras intenciones en el pro-
Con relación a una serie de investigaciones puntuales sobre el uso del yecto de Lavapiés eran:
espacio público en Viena desde 2004 hasta 2006, tuve la oportunidad
de entrar en contacto con la Leitstelle für Alltags- und Frauengerechtes [... ] analizar qué es lo que se entiende por «participación ciudadana», es-
pecialmente el programa Agenda 21 11 , sus bases legales, los ámbitos de su
Planen und Bauen\ sub-sección del ayuntamiento de la capital austríaca.
aplicación, los problemas que surgen durante estos procesos y, finalmente,
La directora de la sección, Eva Kail, nos hizo llegar una serie de informes sus resultados concretos. Relacionado con este tema muestra un estudio
de estudios empíricos sobre la modificación de parques que se desarrolló en curso que lleva a cabo en cooperación con la asociación «Paideia», en el
con participación de niños y jóvenes, prestando una atención especial al que se. analiza la percepción y visión del espacio público por un grupo de
punto de vista de género 5 • Fuimos entonces a visitar una serie de parques niños en el madrileño barrio de Lavapiés (Müllauer-Seichter, 2008: 120).
en diferentes distritos de la ciudad que, en su mayoría, contaban con un
alto porcentaje de población inmigrante. Además tuvimos la oportunidad Para conseguir los objetivos propuestos se pretendía llevar a cabo
de conocer a miembros de equipos ejecutivos que nos contaron sus ex- un trabajo etnográfico con los niños que, al final, podía servir corno
periencias de primera mano. Además de las experiencias recogidas en el estrategia para traspasar «las puertas» de la institución y «conseguir si-
ámbito germánico 6, donde se suele promover esta línea de participación tuarla en la comunidad y en la sociedad» 12 • De este modo los intereses
ciudadana, hemos trabajado, también, con una serie de materiales sobre y la opinión «experta» de los niños tornará parte como grupo (entre los
el diseño urbano en relación con la calidad de vida de niños y jóvenes que demás grupos) en lo que llamamos participación ciudadana.
se basan en proyectos puestos en práctica en Argentina, Chile y BrasiF, y
finalmente con documentos publicados por la UNESC0 8 • BASE TEÓRICA Y METODOLÓGICA: LA PERSPECTIVA DE LOS NIÑOS
Coincido con Diana Milstein cuando afirma que «son escasos los
trabajos antropológicos que se interesan por integrar los puntos de vista Siguiendo a Tonucci (2007: 63) cuando habla de las experiencias del
de los niños y de las niñas a los informes etnográficos. Esto, en términos proyecto de «La ciudad de los niños», el niño, cuando expresa sus exi-
generales, es llamativo si tenemos en cuenta la importancia de los niños gencias, transmite perfectamente las de todos los ciudadanos a partir
y de las niñas en los procesos de reproducción cultural» 9 • de los más débiles, como pueden ser los que sufren algún tipo de dis-
' En gran parte de la literatura que utilicé para este trabajo se narran capacidad y los ancianos. Hay una respuesta a la pregunta de cómo los
situaciones en las que los niños están involucrados, se habla de buenas niños querrán que sea la ciudad, pronunciada por una niña de once
prácticas, se presta atención a que las decisiones sean para su protec- años que produjo tanto impacto al autor mencionado que se convirtió
ción, pero, como menciona Mistein, «Sus hist~rias y viviencias narradas, en el leitmotiv del proyecto: «iQueremos que esta ciudad nos deje salir
sus percepciones e interpretaciones apenas se incluyen como parte de lo de casa!». Pensamos que esta frase tiene un contenido tan sencillo como
que se denomina 'perspectiva de los actores'» 10 • fundamental. Basándose en este razonamiento Tonucci explica que «La
ciudad de los niños», proyecto en el que participan más de sesenta ciu-
dades italianas, algunas españolas y argentinas, se sostiene en torno de
4. Sección para la planificación y construcción, orientada desde una mirada de gé-
dos ejes principales: la autonomía y la participación de los niños.
nero. Leitstelle für Alltags- und Frauengerechtes Planen und Bauen, Stadtbaudirektion
DEZ2, MA 57, Magistratsabteilung für Frauenforderung und Koordination van Frauen-
angelegenheiten. El concepto de perspectiva nos remite a que los hombres tienen un punto
S. Véase Kail (1991), Buchegger (1991), Dirnbacher (1991). de vista de su medio ambiente y vital ligado a su entorno. De esta manera
6. Véase Tokarski y Schmitz-Scherzer (1985). se ligan experiencias y conocimientos. Pero se trata de más: se trata de su
7. Perrazo (2003), Jáuregui (20P3) y Aponte Motta (2003).
8. Driskell (2002).
9. Milstein (2006: 1). 11. http://www.bcn.es/agenda21/A21_AGENDA_CAST.htm.
10. Ibid., 2. 12. Milstein (2006: 2).

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

concepción del mundo así como de la organización de las relaciones del por diecisiete niños, de ellos siete niños y diez niñas 14. Aprovechamos la
sujeto (o una categoría de sujetos) hacia su medio ambiente y vital. Me «ronda de presentaciones» para saber el origen de procedencia de cada
refiero a la concepción del mundo que incluye, consciente o inconsciente- niño; sólo dos niñas del grupo eran españolas con padres autóctonos,
mente, la experiencia del propio punto de vista y permite así conclusiones
la mayoría ha nacido en España pero sus padres eran de origen extran-
sobre la identidad propia o colectiva (ver Lüscher, 1990 a y b). La pers-
pectiva determina el «yo». De ahí que la conciencia de la propia perspec- jero15. En este momento de la investigación, la plaza estaba en obras y
tiva influya en las posibilidades de la auto-socialización. [... ] varias vallas verdes la cubrían ya desde hacía varios meses. El acceso a
En referencia a este concepto diferenciado de perspectiva, y desarro- las puertas del centro era difícil, la movilidad de los niños -que solían
llándolo, Honig (1999b) distingue cuatro concepciones: «con los ojos usar la plaza como «descarga de energías» más inmediata- resultó com-
de los niños» (mit den Augen der Kinder), «el niño como un extraño» plicada en estos días. Teniendo en cuenta esta situación, la percepción
(das Kind als Fremder» ), «el contexto de la identidad, el conocimiento y más frecuente de los niños durante esta entrevista era generalmente
las actuaciones» (die Kontextualitéit von Identitéit, Wissen und Handeln) negativa: mucho ruido, mucha suciedad, contenedores llenos de basu-
(que muestra la mayor relación hacia el concepto de Mead), así como el
ra, material de obra que dificultaba el juego. Un aspecto que nos llamó
«punto de vista de los niños en el orden generacional» (der Standpunkt
der Kinder in der generationalen Ordnung). De ahí que haya que aspirar la atención en la suma de respuestas a la pregunta: ¿os gusta la plaza
a la reorganización, o reorganización, de las experiencias y creencias de Agustín Lara?, fue la mención de coches.
aquellos sujetos, cuya perspectiva es representada. En último término se Dado que la obra duraba muchos meses, los bordes de la plaza -úni-
trata de la problemática del entendimiento de lo extraño (Schütz, 1960). co sitio que en estos momentos todavía permitía el juego, aunque de
Pero hemos de tener en cuenta que en el concepto de la perspectiva en la manera muy reducida- fueron poco a poco apropiados por los vecinos
forma descrita están incluidas las posibilidades de la experiencia subjeti- para convertirlos en aparcamiento 16 . Varios de los niños mencionaban el
va. Su expresión idiomática está ligada por otro lado a contextos socia- hecho de que aparte de utilizar la plaza como estacionamiento, algunos
les, de manera que está marcado institucionalmente. Por eso se debería,
conductores además la usaban como «atajo» entre dos calles paralelas 17 .
aunque apenas suceda en la literatura especializada, distinguir entre una
perspectiva referida al sujeto y otra referida al componente institucional El material de esta primera toma de contacto con el grupo de los más pe-
que se complementen. Puede ser relacionada entre otros con el modelo queños muestra en gran parte la desesperación que provocaba la situación
de la personalidad de Mead (Lüscher, 2005: 15 y 17). vivida en este momento. Debido a la edad de los niños y la tardanza de
las obras, saltó a la luz un hecho sorprendente: algunos del primer grupo
Como relatábamos en un texto anterior (Müllauer-Seichter, 2008), la ni siquiera sabían cómo era la plaza antes de que comenzaran las obras
metodología tuvo varias «etapas» que incluyeron un grupo de discusión, y, en consecuencia, sólo deseaban que se quitase las barreras y las vallas
una parte «práctica» sobre el terreno del problema y, finalmente, otro gru- para jugar en ella. En cambio, la memoria de los niños del segundo grupo
po de discusión que terminó con el dibujo ideal de la plaza de Agustín Lara. (que llevaba yendo al centro varios años) era capaz de relatar los dos úl-
Empezamos a trabajar con el grupo de niños pequeños, y una vez terminado timos cambios llamativos que sufrió la plaza en los pasados cuatro años.
todo el proceso, con los niños de edad avanzada, corrigiendo algunos de- El siguiente paso de la investigación consistió en dotar a los niños de
talles en la aplicación sobre la base de las experiencias con el primer grupo. cámaras digitales para que recorriesen su entorno habitual tomando fotos
Después de aclarar nuestras intenciones a los responsables de la ins- en los espacios que frecuentan para el juego y sacando las imágenes que
titución, se concertaron las fechas y horas con los monitores del centro
de «Paideia», el lugar donde los dos grupos en cuestión pasan el tiempo
14. Esta anotación tiene que ver con el interés que el aspecto de género tenía en
extraescolar durante los días laborales. Los monitores incluyeron la nuestro trabajo, relacionado con los resultados del que realizó un grupo ínterdísciplinar
cuestión de ·da plaza» como punto de su agenda de trabajo días ante- en los parques de Viena.
riores, así que el grupo ya estaba sensibilizado, tanto para realizar la 15. Origen: 2 España, 5 Ecuador, 2 Colombia, 1 Venezuela, 1 República Domínica-
entrevista como a la hora de comprender que no se trataba de un juego, na, 5 Marruecos, 1 India.
16. La observación participante durante el período de investigación muestra que la
sino de un trabajo importante y útil. Ese día 13 el grupo estaba formado
intervención por parte de la policía para despejar la plaza era casi nula.
17. La plaza tiene dos entradas: una desde la calle de Embajadores, y la otra, desde
13. Primera entrevista: 26 de noviembre de 2006 en el centro de «Paideia>>, Lavapiés. la calle de Mesón de Paredes. '

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WALTRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

representarían ejemplos de los elementos que debían o no formar parte Las fotos, ordenadas aquí según la división plaza/parque, se expu-
de «SU plaza ideal». Su recorripo se desarrollaba tal y como se muestra en sieron en una pared en el centro y sirvieron como «fondo» o escena-
la figura 1, entre la plaza Agustín Lara, el parque Casino de la Reina, la rio para la segunda «vuelta» de grupo de discusión trabajando en este
plaza de la Corrala y la plaza Tirso de Molina. Cada uno de estos lugares caso lo que significan para los niños los términos plaza y parque. La
«cubre», según la información de los monitores 18 , una de las vertientes a experiencia mostró que los pequeños tienen una visión difusa de los
las que el centro se dedica al ocio, dependiendo del lugar que exigen los conceptos y trabajan en sus relatos con las categorías grande o peque-
juegos que emprenden con los niños. ño, que aplican en relación con la especie de juego que tienen asignado
en un lugar determinado 19 • En cambio, los niños mayores elaboraron
Figura 1: Plano del Barrio Lavapiés. una muestra más amplia de categorías, distinguiendo además entre:
plazuelas~ bloques de viviendas y aceras más amplias, que también dan
juego para el ocio 20 • Una vez terminado el trabajo con los pequeños, se
repitió con el segundo grupo teniendo en cuenta algunas variaciones
que adaptamos a la edad.

Figura 2: Calle Embajadores. Madrid, otoño 2008.

Fotografía de W Müllauer-Seichter.

19. Fútbol y baloncesto se relacionan en general con el parque del Casino de la


Reina. Allí hay un campo de juego vallado.
Fuente: Ayuntamiento de Madrid. 20. Pensamos aquí en la calle de Ribera de Curtidores, que pasa lateralmente por el
parque del Casino de la Reina. En este caso, ambas aceras tienen una anchura de casi tres
metros. Durante los meses cálidos, los vecinos -en su mayoría gitanos de medio y alto
18. Agradecemos en general la cálida acogida que nos mostraronlas personas que tra- nivel- bajan por las tardes y noches las sillas a la acera; mientras los adultos comentan
bajan en «Paideia», tanto en la dirección (plaza de Tirso de Molina) como en el centro de día temas de actualidad, los niños corren o juegan a la pelota. Una de las costumbres más
(plaza de Agustín Lara), especialmente los monitores de los grupos: Ruth, Óscar, Javi y Alicia. castizas que casi ha desaparecido en la capital.

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

MAPAS COGNITIVOS Y ESBOZOS de otras partes de la ciudad califican Lavapiés como «lugar peligroso»,
al que no se recurriría para realizar ninguna actividad escolar o lúdica
Siguiendo a Piaget (1961 y 1965), la percepción del niño está basada si se puede evitar. Es también interesante que los niños sepan perfec-
en las experiencias personales y adaptaciones que se alternan de for- tamente los diferentes puntos de «peligro» que se encuentran dentro
ma dialéctica. Entre los cinco y los ocho años, los niños comienzan a de su espacio lúdico, y, como los conocen, saben usar el terreno de tal
dominar su entorno y distinguirlo de otros a los que no pertenecen. manera que les afecten lo menos posible las inconveniencias que pro-
Llegan a desarrollar intereses concretos y aprenden el uso de las co- vocan ciertas personas o actividades dentro de su perímetro espacial
sas. En relación con nuestro trabajo parece que a esa edad poseen una de juego.
visión concreta del espacio y aprenden a orientarse usando puntos de Las entrevistas muestran los problemas propios de la edad a la hora
referencia que tienen que ver con el lugar donde crecen: en las zonas de razonar sobre cambios propuestos y su argumentación. Este hecho
rurales a través de árboles, montañas, etc., y en el entorno urbano, puede presentar un handicap para el estudio, ya que puede inducir a
más bien por edificios, glorietas, plazas, etc. La noción de tiempo en • )S responsables del diseño del espacio de la urbe a asignar, de nuevo,
esta edad es vaga, los términos del ciclo vital (ayer, hoy, mañana, una "a tarea exclusivamente a especialistas: arquitectos y urbanistas cua-
semana, un mes) se manejan con dificultad. Los niños de esta edad se ccados. A primera vista las propuestas de los niños para problemas
guían más bien por la espontaneidad y el impulso. El primer trabajo puntuales pueden parecer «fantásticas», rompedoras con las lógicas que
que realizaron consistía en representar la plaza «real». Es interesante suelen seguir la planificación territorial. Sin embargo, el acercamiento
lo que identificaron como «lugares de peligro»: zona~ donde se reúne del niño es puro, el motor de sus ideas no es el afán de marcar el lugar
gente sin techo para beber o para dormir. Estos lugares parecían «eclip- con un sello personal, sino que persigue el máximo disfrute, la diversión
sados» de los dibujos, de manera que quedó reflejado sólo el espacio y la aventura que quiere compartir con los de su edad, igual que con las
«positivo», apto para el juego. personas queridas y, si puede ser, al mismo tiempo. En esta capacidad
La posición de estos lugares que conllevan peligro quedó aclarada creadora, que no tiene ningún problema en hacer desaparecer todo lo
por los niños gracias a preguntas como: ¿por qué no has dibujado este que existe para luego construir sin escrúpulos algo totalmente diferente,
rincón de la plaza?, a la que reaccionaron diciendo: Allí no jugamos~ habrá que comprender el mundo infantil para escoger las piezas clave
están los hombres bebiendo. que unen este mundo con el otro real, dando de esta manera a la urbe
En nuestro trabajo se mostró que una vez elaborada una idea de una dimensión más. Como dice Tonucci (2006: 62), los niños no sólo
la visión de qué elementos debería tener la «plaza ideal», vimos una quieren un «nicho» que les aparta o se «adapta», quieren toda la ciudad
cierta paridad en las respuestas. Esto nos de1nostró que la capacidad y, que la ciudad juegue con ellos.
de desarrollar una idea propia para los niños de este grupo era una Los siguientes fragmentos de entrevistas con el grupo de los peque-
tarea demasiado complicada. Para superar esta barrera decidimos tra- ños tuvieron lugar en el segundo grupo de discusión, que fue un mo-
bajar en la línea de «quitar» y «añadir» elementos en nuestra «plaza mento previo a la apertura de la plaza de Agustín Lara después de varios
imaginaria», preguntando si gustaba o no. Pudimos coincidir con los meses de obras en la misma.
argumentos de Piaget (1965) al observar los mismos problemas a la Trabajamos el aspecto del «tiempo» y la memoria:
hora de elaborar un dibujo de la «plaza ideal». Como los 'niños hicie-
ron esta tarea estando juntos, comenzaron a mirar a los que les rodea-
¿cuánto duró la última obra?
ban y, finalmente, copiaron mutuamente los elementos. El resultado SARA: Ya no me acuerdo realmente. Hace mucho que pusieron las vallas.
fueron dibujos bastante parecidos donde resaltaban algunos elementos Mucho, 2cuánto será?
como el cubo de basura o la fuente de agua potable. Era sorprendente VARIOS: «Un mes». «ÍNo, más!». «No, estaba (la obra) todo el verano!
el dibujo y la seguridad con la que propusieron su plaza IDEAL, inte- (La última respuesta refleja bastante la realidad).
resante porque nunca había visto la plaza como un espacio tan alegre ¿os gusta la nueva plaza?
y seguro como el que veía allí dibujado. Digo seguro porque los que JoNATHAN: Está bonita. (¿Por qué?) Hay plantas. Porque no hay obras. Y

vivimos y estudiamos la zona sabemos que muchas personas que vienen ya no hay coches.

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SAMUEL: Mal. No me gusta. Me gustaría que lo quitaran y la hicieran


Figura 3: La rejilla real y su reflejo en los dibujos.
como antes. 1

HANNE: A mí no me gus~a, porque antes podíamos jugar, auque había


coches, había un hueco de plaza para jugar al fútbol bien. ¿Eso en qué
parte de la plaza era? «Donde las plantas» (se refiere también al elemento
zig-zag).
MELISA: Muy bien, antes no me gustaba la obra, por lo sucio y por...
porque han quitado ya las vallas y han puesto plantas.
SARA: Pues a mí me parece bien. Porque también en mi casa están hacien-
do obras. (2Así que estás feliz porque han quitado la obra?) Sí, porque
también en mi casa lo paso mal. Ahora está mejor, tiene mucho espacio
para jugar.
IsMAEL: A mí me gustaba antes. ¿y ahora? No me gustaba cuando estaban
las obras. Había mucho ruido.

Trabajando sobre el aspecto de cambio, pasamos la palabra en círcu-


lo preguntado:

Si os dejan: ¿qué quitáis o ponéis?


NATALIA: Un semáforo (risas).
ALICIA: Plantas y árboles.
LLADY: A mí me gustaría que estuviera limpio.
JoANA: Me gustaría un parque mejor. (¿Que vuelvan a hacerlo de nue-
vo?) Sí, que sea mejor... más árboles, ique lo hagan más grande!
LIDIA: Que haya bancos de verdad iÉstos son muy sucios, para poner los
pies sólo. Los asientos que hay ahora son muy feos. iAh, y más césped!
iNo hay nada de césped!

Hay dos elementos que se repiten en varios de los dibujos como


Rejilla dibujada por Lidia.
asumidos dentro del espacio en cuestión: una rejilla enorme que airea
un parking subterráneo y una caja gris o negra que es una de las dos sa- Fotografía de W. Müllauer-Seichter.
lidas del parking en lq plaza. Preguntando por estos elementos los niños
opinan que la reja forma ya parte asumida en el diseño de la plaza y les
obliga a ser prudentes para que no se les caiga nada de los bolsillos o a Al repetir el ejercicio con el grupo mayor nos dimos cuenta de que
no desarrollar juegos encima de ella por resultar incómodo, podían caer- los resultados iban a darnos una dimensión más amplia en el terreno de
se o engancharse con los tacones. En relación con la salida del parking la memoria, coincidiendo con la argumentación de Piaget, el medioam-
que está justo enfrente de la entrada al centro, piensan que se podría biente se convierte en objeto de análisis. Observaciones directas y ana-
quitar ya que hay otra en frente, o en el caso de que no fuese posible, líticas aportan capacidad de juicio propio, el niño razona y clasifica de
hacerla de cristal (como otra que hay al lado del parque del Casino de manera autónoma. El estudio del medio local sirve para adquirir un
la Reina); de esta manera sería traslucida y permitiría ver toda la plaza método de comprensión de los fenómenos naturales y de la vida huma-
desde su centro. na. Para ello, a partir de lugares conocidos, como la plaza, museos, etc.,
puede pedírsele que se ubique en un mapa, que encuentre rutas alter-
nativas; luego los centros urbanos cercanos y finalmente toda la región,

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

pero siempre a partir de los lugares que ya conozca. Puede pedírsele muestra el diseño actual de la plaza. Trabajando en su propia interpre-
que identifique los lugares que le gustaría conocer en las cercanías, lo que tación del dibujo se manifiesta que hay elementos específicos en relación
luego podría dar lugar a un proyecto de aula. La memoria puede ser el con el género. Los chicos reivindican las casas en los árboles, mesas de
medio para el aprendizaje de un vocabulario fundamental, al igual que ping-pong, mientras que las ideas de poner una hamaca, la fuente y la
una retención de los datos imprescindibles. Se debe orientar al niño a piscina de bolas surge más bien de las niñas22 • Llama la atención que
que «utilice sus conocimientos elementales de otras materias para una en este dibujo «revive» el merendero que en la reforma de las plazas ha
mejor comprensión e integración», según muestran los cuadros de desa- desaparecido por completo y con él una comunicación más estrecha al-
rrollo de Piaget (1968). rededor de la mesa con la opción de compartir juegos o comida llevada
de casa, en el espacio público sin necesidad de consumir en las terrazas
de los bares. Además de que restringe el acceso a gran parte de las per-
Figura 4: Trabajo común: Nuestra plaza ideaP. sonas que habitan el barrio, pensamos que se pierde también para los
niños la oportunidad de «conocer» otros países y costumbres a través de
sus sabores y elaboraciones distintas.

Figura 5: Imagen aludida por el grupo de los mayores.

Fotografía de W. Müllauer-Seichter.

Efectivamente, la memoria de este grupo, como ya anteriormente


hemos mencionado, refleja por lo menos el conocimiento o .recuerdo de
las últimas dos reformas de la plaza. El grupo de los chicos mayores ha Fotografía de W. Müllauer-Seichter.
decidido elaborar un dibujo (chicos/chicas) común de su «plaza ideal»
y, en este caso, trabajar en forma de grupo de discusión y no centrarse En los siguientes fragmentos de entrevistas se puede apreciar una
en las fotos sacadas, marcando puntos débiles que, según su criterio,
claridad de razonamiento coherente con el enfoque de solución de con-
flictos:
21. Tal como está elaborado el dibujo, se entiende que lo generaron los monitores,
recogiendo las ideas en la discusión con los niños. Este paso se desarrolló en nuestra au- 22. Creemos que el «alquiler de bicis y cascos» ~arece ser una idea apoyada por los
sencia, un «plus>> añadido que nos dedicaron los niños y los monitores. monitores.

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WALTRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

Las preguntas que hicimos a los niños fueron, por orden: ¿De dón- columnas de diferentes colores), ellos lo ven como obstáculo e invita a
de vienes? ¿Qué te parece el :tambio de la plaza? ¿Por qué te gusta 1no dejar basura. Los padres con niños pequeños lo evitan porque los bancos
te gusta? 23 • de cemento con sus picos sin protección ofrecen más bien una fuente de
peligro para los más pequeños.
JosEL: Me parece bien ... pero con bastantes peligros para los niños [por- Prestando atención a la dimensión de memoria entre los niños po-
que] si ... , porque estas barras están así... oxidadas y los niños pequeños demos ver que nos ofrecieron un relato de la trayectoria en la evolu-
se las meten en la boca. Y se pueden cortar... [¿y esto ha mejorado en la ción de las obras de las plazas de Agustín Lara, Cabestreros y Tirso de
reforma?] No, todavía no. ) Malina que se efectuaron durante los últimos dos años y medio. Pre-
AYEN: Me gustaría que la cambiaran [Y eso, ¿por qué?] Pues el parque in- guntado por la tardanza de la última obra en su plaza, se pusieron de
fantil, que hagan un cambio para que no entren perros ... ya había mucha acuerdo en que fueron unos nueve meses (que significa casi un curso
gente que se ha resbalado por culpa de los excrementos ... Y poner sillas
escolar en el que tuvieron que trasladar sus actividades a otros lugares
cómodas, para las señoras mayores ...
más lejos del centro).
DAMIÁN: Me gustaría también que cambiaran el parque (tiene el brazo
escayolado) que la parte de la me he caído sea más baja (risas entre los Por lo que respecta a la imagen de la plaza antes de esta última
niños) ... es la parte que tiene el tobogán ... reforma, los niños recuerdan que sólo se introdujo el elemento del
MANuEL: A mí me gustaría que cambiasen el parque y quitasen el porche porche, razonando que antes se podía jugar al fútbol y a otros juegos
y también los zigzags, porque ahora no puedes pasar con las bicis. de balón que les gustaban bastante, pero que los vecinos se quejaron
JoNATHAN: Yo también quiero que quiten eso (zigzags) porque ahora que por el ruido.
queremos jugar fútbol no podemos ....
]ENNIFER: Me gustaría que quitaran todo y lo volviesen a hacer de nuevo
HANNA: Bueno, yo he venido aquí mucho antes [de la reforma] pero
como en este dibujo ... (risas de los demás), ipues sí, así y ya está!
eso [el porche] no es para sentarse ... Los bancos siempre están sucios.
MELISA: Deberían cambiar la entrada del garaje. Porque nos tapa (la
(Se refiere a un momento en el que la plaza quedó diáfana con una parte
puerta y las ventanas del centro «Paideia» ). Entonces habrá más espacio.
elevada en el parque infantil, después retiraron una especie de merendero
En las dos puertas pueden entrar las personas. iPues, que quiten una!
que hubo originalmente y que echaron de menos los usuarios «de toda
(¿Cuál?) La que tenemos delante y que tapa también las flores, la otra
la vida».)
(casi incorporado en una de las escaleras que bajan a la plaza) no molesta
a nadie ... , que la gente entra allí.
Trabajando su visión mental (en vez de elaborar esbozos cognitivos),
El grupo de niños mayores sólo cuenta con uno de Madrid de pa- preguntamos sobre el hecho de que hubiera o no determinados elemen-
dres españoles y dos, nacidos aquí pero con padres inmigrantes, el resto tos del mobiliario urbano. Interesante fue la reacción de los niños a la
del grupo, en total dieciséis, proceden de Santo Domingo, Ecuador, pregunta de si había teléfonos en la plaza: respuesta uniforme: iNo hay!
Colombia y Marruecos. La queja más frecuente de los niños se centra en
la reciente incorporación de un elemento extraño, que los niños llaman TELÉFONOS
el «porche» o «zigzag», y que ocupa casi un tercio de la plaza actual. En JoNATHAN: iSí hay, aquí en la esquina hay un locutorio!
este momento, ya ha pasado más de un año de la última reforma de la ]ENNIFER: iTodos tienen teléfono! (se refiere al hecho de los móviles).
plaza, el tiempo dio la razón a los niños. Este elemento casi no ha tenido SAlDA: iPero no hay cabinas, en la plaza! ¿Estás ciego? (risas).
uso real. Aunque, en una segunda vuelta de reforma se pusieron colum-
nas de colorines con una especie de tejado de reja que tampoco protege FUENTES
de la lluvia, sino que sólo oscurece esta parte de la plaza. Su extraña SAFA: iNo hay!
forma, en vez de animar la fantasía de los niños (por eso se explican las DIANA: Si cuando estamos jugando y tenemos sed, tenemos que ir den-
tro ... debería haber una por lo menos.
SAlDA: Sí hay, en el Casino, hay tres, una está llena de arena, sólo hay
23. En estas entrevistas habrá que tener en cuenta que estamos trabajando sobre los una que funciona.
contenidos de las fotos sacadas. SAFA: i iYa te dije que aquí no había!!

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WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER
LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

Haciendo memoria sobre el conjunto de plazas y parques en los que lista de los chicos en relación con sus deseos sobre el mobiliario urbano
estamos trabajando, llegamos a la conclusión de que en ninguno de los de la plaza. Una explicación de esto puede encontrarse en la filosofía
lugares en cuestión existe una fuente de agua potable. (En en la plaza de educativa de «Paideia» que se inclina en el trabajo por nivelar, tanto las
Tirso de Molina hay nuevas fuentes, una grande y otras pequeñas que diferencias de género, como de país de origen.
funcionan de «vez en cuando».)
}ENNIFER describe el dibujo de las chicas:
CÉSPED Hay una hamaca, pues aquí, las bicis, los cascos ... eh, puedes montarte
JoNATHAN: iSí hay, en el Casino! iPero muy poco, cuando llueve se ve la en el tren para conocer el barrio, o también para ir a la piscina (no hay
arena! iY dicen que está prohibido pasear perros, pero hay muchísimos ninguna cerca) o jugar el ping-pong. Hay un merendero, por si estás
perros! cansado de jugar o tienes hambre. Y. .. una huerta y una fuente ...
IsMAEL: Me gustaría hacer volteretas, tirarme al suelo, iahora te haces
daño! DAMIÁN, que distingue su dibujo del de la parte de los chicos, describe:
Hay una casa del árbol, que tenga llave, que no venga nadie y se eche
a dormir (alusión a los sin techo que pernoctan en la plaza) ... la llave la
Para la mayoría de los niños que acuden al centro «Paideia», las pla-
dejamos aquí en el centro ... y hay una cancha de fútbol grande.
zas y el parque también forman el entorno que frecuentan con sus fami-
liares, o, en algunos casos, bajan solos para encontrarse con sus amigos.
Según lo que nos cuentan los niños a esta edad, a diferencia de las niñas RESULTADOS Y CONCLUSIONES
que suelen venir con las madres y otros familiares, los chicos ya acuden
por su cuenta para quedar aquí con sus amigos. Lo que observamos Lo urbano de la ciudad se construye. Cada ciudad tiene su propio estilo.
Si aceptamos que la relación entre cosa física, la ciudad, vida social, su
entre los niños del centro, que se compone en su mayoría de niños de
uso, y representación, sus escrituras van parejas, una llamando a lo otro
inmigrantes, es que se refleja una experiencia de una avanzada autono- y viceversa, entonces podemos decir que en una ciudad lo físico produ-
mía en comparación a niños autóctonos de su edad, una realidad que ce efectos en lo simbólico: sus escrituras y representaciones. Y que las
coincide con las observaciones en el ámbito germánico y en Austria. Otra representaciones que se hagan de la urbe, de la misma manera afectan y
conclusión es que los niños tienen desarrollados criterios muy claros so- guían su uso social y modifican la concepción del espacio (Silva, citado
bre la calidad del mobiliario urbano, lo que queda claro en su discusión en Jiménez, 1993: 1).
sobre la naturaleza de los bancos:
Terminamos este «microestudio» en otoño 2007, casi un año des-
SAIDA: En el Casino podrán poner bancos más cómodos para las madres. pués de la primera entrevista con los niños de «Paideia». Quedan por
¿Más cómodos? formular respuestas a preguntas como: ¿Qué nos aportó esta investi-
iQue no dejan apoyarse a las señoras! Son de piedra. gación? ¿A quién sirvió? ¿podíamos cumplir los objetivos con los que
iY en la plaza Cabestreros! Son todos iguales, unos trozos de cemento. abrimos la hipótesis de este trabajo?
iY ahí pegados, no se pueden mover! En este estudio hemos aprovechado experiencias, conocimientos y
Son fríos, muy fríos, el culo se te pega mucho (risas).
herramientas de disciplinas afines a la antropología urbana, como son
¿y en verano?
VARIOS JUNTOS: iCaliente! iNo! Huy, ¿qué dices?, iyo me he quemado!
el urbanismo, la arquitectura. El trabajo juntó a expertos de todas ellas,
y por ello las discusiones y, como resultados fructíferos, los reajustes de
Resulta interesante, desde el punto de vista de género, que el grupo diferentes enfoques disciplinarios sobre un mismo espacio resultaron, no
de los mayores decidió elaborar dos «plazas ideales» diferentes, una de sólo enriquecedores para la mirada antropológica, sino que hicieron pal-
chicos y otra de chicas. A la pregunta de si creen que las chicas necesitan pable la presencia y responsabilidad de nuestra disciplina en el terreno
otras cosas que los chicos, concluimos que a las chicas les gustarían que político de la toma de decisiones. Digamos que el papel de la antropolo-
hubiera más mesas de ping-pong, aunque en otras ocasiones durante gía en este campo sería el de transformar la opinión ciudadana, la «opi-
las entrevistas vimos que estas mesas estaban claramente presentes en la nión experta» de los niños, el interés de los niños, en un texto válido que
debería ser considerado como participacióh activa por los órganos oficia-

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les en la toma de decisión relacionada con la transformación del espacio tras cortar el acceso de coches en algunos sectores y después de impedir
común, en la búsqueda de la mejora de la calidad de vida en la ciudad. o reducir el aparcamiento en gran parte de las calles estrechas. Pero al
Como experimento, tal como se propuso esta investigación desde un en- lavar la cara de Lavapiés se ha barrido también una parte de la memoria
foque de antropología urbana, queda dar el último paso: ofrecer nuestros colectiva, dejando la mayoría de las plazas bastante «clónicas» 24 •
resultados a la municipalidad como contribución de participación ciuda- A partir de la muestra de niños o, mejor dicho, gracias a su gran di-
dana, si así se quiere, como un informe de opinión experta elaborado por versidad de procedencia étnica, esperábamos saber en esta investigación
niños sobre la situación del espacio lúdico del barrio de Lavapiés. algo sobre una posible diferenciación de usos de los espacios públicos,
La aportación que vemos en este trabajo se puede resumir en estas relacionada con hábitos y costumbres de los países de origen de los ni-
palabras de Silvia Alder()qui sobre el espacio público en general, no sólo ños, o de sus padres. Pensábamos que sería una posibilidad de ver nuevos
sobre los dedicados específicamente al recreo para niños y jóvenes: «de- juegos, quizás una manera distinta de comportarse en el espacio público,
berían estar pensados en función de la actividad perceptiva y cognosciti- etc. En definitiva, algo que enriqueciera la cultura autóctona urbana en el
va característica de las etapas de desarrollo y de cómo el espacio enseña» campo de ocio y tiempo libre en relación con nuevas connotaciones.
(Alderoqui, 2000: 1). Los niños, como dice esta autora, necesitan arras- Al optar por el centro «Paideia», que sigue una filosofía propia de
trarse y trepar, subir y bajar; es importante que perciban el ciclo vital del la igualdad y lo común, no hemos podido ver más a fondo, como nos
año, que frecuenten lugares para el encuentro con otros de su edad y hubiera gustado, las diferencias culturales que puedan existir entre los
también con todos los grupos que -al fin y al cabo- componen nuestra niños a causa de su procedencia25 • Lo mismo ocurrió, esta vez en el ám-
sociedad urbana y representan la realidad contemporánea que vivimos. bito de género: se impedía demasiada visibilidad de gustos o tendencias
En una reflexión sobre los espacios de los niños en la ciudad, Norma ambiguos entre niñas y niños con relación a juegos o actitudes para pa-
Martínez (2005) distingue, desde su experiencia de la ciudad de Méxi- sar el tiempo libre. Tan sólo en la decisión de los niños de elaborar dos
co, entre niños urbanos y niños de la calle. Creemos que esta realidad dibujos diferentes de la plaza (la plaza de las niñas y la plaza de los ni-
no existe generalmente en las ciudades de Europa. La situación de las ños) se mostró ligeramente que hay distintas maneras de disfrutar según
ciudades europeas exige más bien una distinción entre el mundo social el género; una realidad que ya comprobamos en estudios de Viena, que
de niños urbanos autóctonos y la de la los niños de inmigrantes ur- fueron entonces llevados a cabo especialmente desde esta perspectiva.
banos de pocos ingresos económicos. La realidad de Lavapiés, además Queda añadir que tales diferencias se suelen mostrar, sobre todo, a par-
de ser uno de los lugares bohemios de la capital, está caracterizada por tir de una edad de ocho años, como ilustró el equipo de científicos del
su alto porcentaje de inmigrantes y la gran mezcla de grupos étnicos. ministerio vienés sobre niñas y jóvenes de colectivos turcos y de la ex-
Aquí, como mencionamos en la introducción, conviven colectivos de Yugoslavia en la capital austriaca. Para el ayuntamiento de Viena, tanto
América Latina, de China, Bangladesh, de Marruecos, del África subs- el hecho de que los jóvenes se impliquen en la creación de su espacio en
ahariana y, últimamente, del Este de Europa junto a los «de siempre». la urbe, como la planificación de actividades para ellos en los parques 26
Por la estrechez de la situación de una gran parte de las viviendas, el se concibe como un esfuerzo más para la seguridad urbana. Se entiende
espacio público, podemos decir, tiene el valor del oro para el funciona-
miento vecinal y, en muchas ocasiones, la misión de funcionar como un
colchón del posible choque social. Sobre todo en bs noches calurosas 24. Durante las obras y después de su finalización tuvimos muchas conversaciones
con los vecinos. El termino «clónico» resume gran parte de las opiniones recogidas, como:
del verano, los escasos espacios que contienen elementos verdes ponen a
~<ya no es lo que era esta plaza», «se parecen todas», «ya nos sabes si estás en Cabestreros
prueba la convivencia. No hay parque en el pleno sentido de la palabra; o en la Corrala», etc. Son impresiones sobre el nuevo look de las plazas, pronunciadas por
únicamente existe el parque del Casino de la Reina que, por su reducido vecinos que viven desde hace décadas en el barrio.
tamaño y la variedad de sectores dedicados a actividades específicas, no 25. Nos gustaría que no se entendiera como crítica negativa a la línea educativa de
consigue realmente «alimentar» las ansias de descargar los pulmones de «Paideia»; simplemente queremos decir que esta opción no nos dio pie para trabajar las
diferencias culturales.
sus vecinos, que echan en falta, con mucha razón, los pocos enclaves 26. Parkbetreuung es una oferta del ayuntamiento de Viena que incluye la mayoría
verdes que habían tenido sus plazas antes de las reformas durante los de los parques urbanos durante la temporada que va de la primavera hasta el otoño, sobre
últimos años. Sin duda, el barrio está más limpio y algo más tranquilo todo en los distritos de elevado porcentaje de inmigrantes.

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LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL
WAL TRAUD MÜLLAUER-SEICHTER

como una intervención preventiva para que los niños y jóvenes, sobre mativo de instalaciones de «casetas» y puestos de mercadillo que crecen
todo aquéllos con una situación familiar más complicada, no se desvíen «como setas» en las plazas de la urbe, sobre todo cuando se acercan las
hacia la marginalidad. fechas de Navidad. Nuestro lugar de estudio, que se había librado hasta
Como queda reflejado en este texto, a veces el trabajo de campo ahora de fenómenos similares, ha sufrido recientemente su primera ex-
nos desvía de la puesta en práctica estricta de las técnicas metodológi- periencia en este terreno, como se puede ver en las imágenes siguientes.
cas que proponíamos al inicio de la investigación, y ello es debido a las
peculiaridades que muestra el «campo real» donde recogemos los datos Figura 6: Instalación de casetas en la plaza Agustín Lara
y plaza de la Corrala, noviembre 2008.
e interactuamos con aquellos que nos aportan conocimiento. Aunque
hubiéramos deseado más interacción directa con los niños, al fin y al
cabo, los protagonistas de esta investigación, pensamos que el resulta-
do de generar una voz más en el abanico de opiniones sobre el diseño
urbano ha valido la pena. Las reglas del juego nos las cambiaron los
monitores del centro «Paideia», pero quizás nos ayudaron a llegar a los
resultados por otro camino que antes no vimos. En este sentido resulta
valiosa la siguiente reflexión de Paul Willis:

El punto de compromiso con el trabajo de campo, lo que te impulsa a


enfrentar las dificultades, dilemas y peligros en el campo, es darte a ti
mismo la posibilidad de sorprenderte, de tener experiencias que gene-
ren nuevos conocimientos no totalmente prefigurados en tus posiciones
iniciales (Willis, 2005: 113).

EL TIEMPO NO SE DETIENE.
LO QUE OCURRIÓ EN LAVAPIÉS MIENTRAS TANTO

Teniendo en cuenta el crecimiento de la inmigración en los últimos años Fotografía de W. Müllauer-Seichter.


y por tanto la nueva «composición de la ciudadanía madrileña», resulta
prioritaria la protección de los escasos espacios de libre acceso que que-
dan en la ciudad, que son en realidad los últimos enclaves lúdicos, libres Durante todo el mes de diciembre el conjunto de puestos quedó ce-
de la obligación de consumir. Esto no debe entenderse como una crítica rrado, y pocos días antes de las fiestas de Navidad se pudo apreciar la
a la creciente industria de ocio, tales como las terrazas que ocupan cada clase de artículos en venta. Se trataba de otro de los numerosos mercadi-
vez una superficie más importante, también en Lavapiés, la plaza de Tirso llos de productos étnicos y artesanos que han inundado este año la ciudad
de Molina y las· aceras de casi todas las calles (estrechas de por sí) que de Madrid. Aparte del diseño de los módulos de_puestos de forma clónica
conducen desde la glorieta de Embajadores o la plaza de Lavapiés hacia y poco estética, la mitad de las casetas no llegó a encontrar «dueño» y
el Centro. Haciendo referencia a la situación de la sociedad actual en la permanecieron inutilizadas, ocupando inútilmente el poco espacio que
que nos movemos, y teniendo en cuenta el hecho de que cada vez es ma- queda para el juego. La visión del conjunto mostró más bien una impre-
yor el porcentaje de grupos con ingresos precarios, se debería entender sión lamentable. La semiapertura provocó, en vez de una evocación
casi como una obligación moral por parte de los responsables políticos el del espíritu navideño, una sombra que reflejaba la complicada situación
mantenimiento (o, si no existe, la creación) de unas condiciones adecua- económica que está pasando el país en este momento.
das para todos los ciudadanos en el disfrute del tiempo libre, sin tener la Amparadas en el término dinamización del espacio público, última-
necesidad de gastar dinero. En este sentido preocupa el crecimiento lla- mente bastante utilizado y gastado hasta el punto que cabe definir de

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WALTRAUD MÜLLAUER-SEICHTER LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL

nuevo qué entendemos por él, han surgido una serie de actividades en Nos pusimos en contacto con Paulo Aillapán, el responsable de
Lavapiés, durante y después déi la realización de nuestro estudio. Quere- este evento lúdico y varios más de carácter social en el centro de la capi-
mos acabar este texto con el breve relato de una iniciativa que aumenta tal, especialmente en Lavapiés. Aillapán es un artista nacido en Chile,
la calidad de vida en el barrio para los niños. Es interesante también el lugar donde cursó sus estudios de Bellas Artes, que está realizando ac-
hecho de que ha surgido, como muchos de los fenómenos que se,. mues- tualmente su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.
tran en el espacio público, de repente y por iniciativa personal. En este Ha desarrollado sus proyectos de arte público en esta última ciudad
caso, en otoño del2007, trabajando con «Padeia», nos dimos cuenta de intentando hacer visible o dar respuesta a aspectos como la carencia
que en una tarde soleada paró un camión en la plaza, «descargó» con de vivienda, la exclusión social o el uso del espacio público. Última-
la ayuda de niños y padres, vecinos de la plaza, un tremendo rollo que mente está trabajando de manera crítica el modelo habitable de plaza
se convirtió en una cancha verde de tamaño gigante, sacaron además madrileña, generando espacios de participación y apropiación de las
varios elementos móviles de la furgoneta y en unos minutos se montó mismas 28 • Nos alegramos de que estos proyectos de Paulo, de los que
un campo de fútbol entre todos, y gracias a él, durante un par de horas hablábamos en una entrevista29 un día de octubre del 2007 en una
pudimos observar una plaza llena de vida, alegría y complicidad entre cafetería de Lavapiés, hayan tenido suficiente éxito como para dar vida
grupos de distintos intereses. fresca a estas plazas. En aquella ocasión le contábamos nuestras expe-
Tales escenas no parecían comunes aquí. En Viena, por ejemplo, sí riencias en Viena y le animábamos a proponer sus acciones al ayunta-
lo son, porque el ayuntamiento organiza este tipo de actividades desde miento de Madrid para conseguir que se pudieran realizar estos actos
hace años en varios parques de la ciudad, sobre todo en aquellos que lúdicos con más frecuencia, con apoyo oficial y financiación desde los
cuentan con gran porcentaje de niños inmigrantes que suelen acudir en organismos.
su mayoría solos y saben los días y horarios de los grupos de animadores La dinámica que existe en el espacio público suele ser rápida. Igual
que vienen para emprender actividades creativas y deportivas 27 • que estas actividades mencionadas, durante los últimos meses tuvimos
la oportunidad de observar varias más en el ámbito en que se desarro-
Figura 7: Fotografía de la actividad. lló nuestra investigación; tales como conciertos en la plaza de Tirso de
Molina durante la primavera y el verano del2008, un festival dedicado
al cine indio y otro al género de música hip-hop en la plaza de Agustín
Lar a en junio y octubre del 2008; este último estuvo patrocinado por
una empresa dedicada a la venta de videojuegos 30 •
Aparte de estas acciones lúdicas que estuvieron obviamente apoya-
das por el ayuntamiento y tenían el visto bueno formal, asistimos, a lo
largo del marco temporal de nuestra observación participante, a varias
acciones espontáneas e informales, generadas por los propios niños que
introdujeron nuevos elementos lúdicos en su espacio vital, aprovechán-
dose de la nueva topografía arquitectónica que dejaron las reformas. En
el caso de las imágenes de la siguiente figura vemos cómo «reciclaron»
viejas puertas de un armario, depositado en un lateral de la plaza, utili-
zándolo de trineo para bajar las escaleras.

Fotografía de P. Aillapán.
28. Así se presenta el artista en su blog: http://paulo-aillapan.blogspot.com.
29. Entrevista con Paulo Aillapán (1 de octubre de 2007).
27. Gerlich, Ritt y Schawerda (1997); Jessen, Schafers y Weeber (2002) y Lebensmi- 30. Información proporcionada por una investigadora social en una entrevista in-
nisterium (2004). formal.

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LA OPINIÓN DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR. SU ESPACIO VITAL
WAL TR.AUD MÜLLAUER.-SEICHTER.

Resulta extraño, pero los niños que todavía gozan de libertad de jugar
Figura 8: Juego improvisado en la plaza Agustín Lara.
en el espacio socializado de las calles y las plazas en este barrio (y otros
parecidos) suelen ser hijos de la comunidad gitana y de una gran varie-
dad de diferentes grupos de inmigrantes.

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Concluimos este texto con una apuesta por la esperanza que supuso en J. Brech y L. Vanhué (eds.), Migration. Stadt im Wandel, Darmstadt:
la observación a lo largo de los últimos meses: aunque el espacio público 118-123.
está sometido en muchas ocasiones al diseño y a la estética global, que Granz, G., 2000, «Changing Roles of Urban Parks. From Pleasure Garden to
deja a veces poco lugar para las necesidades locales de la gente que lo Open Space», SPUR Newsletter.
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Queda por hacer una última observación que es importante men- Perspektive von Kindern? Zur Methode der Kindheitsforschung, Weinheim:
cionar: Lavapiés es uno de los barrios en que la gran mayoría de los 33-50.
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niños que juegan en la calle o en las plazas suelen ser hijos de inmigran-
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tes; prácticamente nunca hemos visto jugando en la calle a niños de la Colonia-Weimar, Bohlau.
clase intelectual española que ha elegido residir en este barrio por su Küpper, H., 2001, Spiel & Bewegung im offentlichen. Raum Entwicklungs-
carácter bohemio o «multicultural». Esto quiere decir que precisamente konzept für Spiel- und Aktionsréiume in der Stadtgemeinde Bremen, Freie
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sobre la base de la tolerancia y la igualdad con otras culturas no llegan a Soziales. Spielraumfürderung.
tener en la práctica contacto con los niños inmigrantes. Cuando regre- Jáuregui, J., 2003, «3 proyectos en favelas», ARQ ]uegos/Playing, 55: 32-37.
san por la tarde en los autobuses escolares y se reúnen con sus madres Versión on-line.
o cuidadoras (inmigrantes) ya no tienen tiempo para «bajar a la plaza» a Jessen, J., B. Schafers y R. Weber, 2002, «Stadtentwicklung durch Suwanderung.
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jugar. En general conocen mejor el entorno de su colegio en otra zona
Deutschen, Frankfurt, Akademie für Staqtebau und Landesplanung.
de la capital que el de la plazoleta a la vuelta de la esquina de su casa.

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300 301
SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDio~~

Matilde Fernández Montes


Instituto de Lengua, Literatura y Antropología
Centro de Ciencias Humanas y Sociales
Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Toda investigación científica tendría que estar sometida a unos princi-


pios éticos, tan rígidos e inviolables que, en los casos de conflicto más
extremos deberían dar lugar a desechar el proyecto antes de su inicio,
su interrupción o abandono mientras está en curso, o la no difusión de
los resultados. Dicho esto, me veo obligada a confesar que precisamente
son las cuestiones éticas, surgidas durante la realización de un trabajo
de campo todavía en curso, las que me han atormentado en todo el ra-
lentizado periodo de gestación de este escrito, del que finalmente me
ha parecido lo más conveniente eliminar cualquier mención a este caso,
para centrarme en datos y reflexiones extraídas de las experiencias de
otros antropólogos mucho más notables, con alguna mínima alusión a
trabajos personales del pasado.
La selección de un determinado tema como objeto de estudio, sobre
todo si es de una cierta envergadura o está abordado por personas que
se inician en las labores investigadoras (por ejemplo, la tesis doctoral),
tiene una enorme importancia por las múltiples repercusiones que afec-
tan y condicionan no sólo los resultados de ese trabajo sino muchas
otras facetas académicas, incluso, la posterior trayectoria profesional
del individuo y su consideración o valoración por el resto de la comuni-
dad científica y el público al que se destina. Esto es así porque inevita-
blemente el investigador establece toda una serie de relaciones con ese
«objeto de estudio» que no se limitan al tiempo en el que se ocupa de él
sino que se extienden a los periodos anteriores y posteriores.

Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto de investigación de I + D «Es-


trategias de participación y prevención de racismd en las escuelas II» (FFI2009-08762).

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDIO

Se tiende a pensar que la elección de un determinado tema de in- líneas de investigación preferentes o prioritarias que acaparan una ma-
vestigación es libre, fruto de déterminadas preferencias personales, mi- yor cantidad de recursos económicos y humanos; inscribirse o formar
nimizando todos los condicionantes derivados del tipo de formación parte de una de estas, sin duda incrementa la posibilidad de obtener una
recibida (especialización, universidad, personalidad de los diversos pro- subvención. Pero, a su vez, esto puede conllevar una renuncia personal,
fesores, etc.). Pero, además, con frecuencia pesan más otros factores que generando un sentimiento de frustración y un conflicto interior «de tipo
no se contemplan, como por ejemplo las directrices del director o tutor, ético» que afecta a todo el desarrollo de la investigación y sus resulta-
que de manera inevitable tratará de orientar o reconducir el proyecto a dos, ante la consciencia de que estamos volcando nuestras energías en
un campo de su propio interés. Esto puede ser de gran utilidad porque un tema por el que no sentimos especial motivación, lo que sin duda
su mayor experiencia en las labores investigadoras le permite prever mermará su calidad.
qué proyectos son viables o no, si supondrán una aportación relevante y Por último en más de una ocasión, la elección del objeto de estudio
también las dificultades o ventajas que presentan. Sin embargo, es inevi- no es fruto de una decisión personal más o menos matizada por todos
table que esta persona, supuestamente de mayor categoría profesional, los condicionantes ya expuestos, sino que es una determinada entidad
pretenda que quienes están a su cargo realicen trabajos afines al suyo, en quien realiza un encargo muy concreto, estableciendo, incluso, la for-
su propia línea, lo que les podría situar en el incómodo y anodino papel ma de hacerlo, su duración, la cuantía de la subvención y el tipo de
de segundones, eternos alumnos de una brillante figura que es en rea- resultados que se deben entregar. Aunque pueda parecer que esta última
lidad quien se lleva el reconocimiento y la fama que pudieran derivarse situación es la menos deseable porque anula las preferencias personales
de la investigación realizada. Habría que pensar y sopesar muchas cosas y la libertad de elección, mi experiencia me dice que esto no siempre
antes de solicitar la dirección de un trabajo a una determinada persona, es así, por el contrario, los «encargos» que se aceptan porque son com-
y entre ellas su dimensión ética, o si se prefiere su «altura moral». patibles con la especialización y los intereses personales suelen obtener
Pero si nos situamos en el otro extremo, asimismo el joven tutelado resultados satisfactorios para todas las partes implicadas, siempre que
también tendría que ser sometido a un «examen» previo, sobre sus plan- se combine la confianza mutua, el rigor y la puntualidad en el cumpli-
teamientos y principios éticos, por parte del director; quien, a su vez, miento de los compromisos, con una cierta flexibilidad para solucionar
debería rechazar a los «pelotas» y oportunistas o a cualquier persona los imprevistos.
de la que pensara que antepone el éxito de su carrera profesional a las Todos estos condicionantes que afectan a la elección y desarrollo
cuestiones éticas. Además, al menos desde mi punto de vista es inmoral de cualquier investigación se complican aún más en el caso de la an-
aceptar la dirección de un alumno sin dejarle bien claro la viabilidad y tropología porque el objeto de estudio de esta ciencia son sujetos; es
obstáculos de sus expectativas profesionales y los riesgos o ventajas que decir, personas entendidas como seres sociales. Además no se limitan
podrían derivarse del hecho de colocarse bajo su tutela. a los «informantes» seleccionados sino que de alguna manera, muchas
El principal condicionante a la hora de elegir un tema de estudio es, veces muy evidente, afectan o incluyen a toda la comunidad descrita
sin ningún lugar a dudas, la posibilidad de obtener una fuente de finan- en el análisis realizado, incluso a sus antecesores o a su memoria y a
ciación para llevarlo a cabo, no sólo para garantizar la subsistencia, sino, los futuros descendientes. La aparente contradicción que se crea al ser
sobre todo, porque si se pretende desarrollar una carrera profesional en contemplados unos determinados sujetos como un objeto por parte del
el currículum vitae tendrán que figurar esas becas y proyectos dentro investigador es la que ha motivado el título de esta reflexión. Sin duda,
de los que se ha inscrito la investigación. Quedan ya muy lejos aquellos su principal inconveniente es que, siguiendo las normas machistas del
tiempos en los que determinadas figuras, sabios o «ricos de familia» castellano, la palabra «sujeto» sólo se aplica a los varones. En contra-
llevaban a cabo sus trabajos de una forma completamente autónoma, partida, este término con sus diversas acepciones permite, además del
sin ningún tipo de dotación económica, aje nos a las demandas sociales o ya mencionado, otros juegos de palabras, especialmente fructíferos en
las modas de cada momento. En la actualidad las principales fuentes de nuestro contexto. Por una parte, «sujeto» es sinónimo de individuo o
investigación en España: planes nacionales de I +D, convocatorias de las persona, que según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE,
Comunidades Autónomas, entidades internacionales y locales, públicas 2009) se emplea frecuentemente:
o privadas establecen y dan a conocer sus propias directrices. Así hay

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDIO

[... ] «cuando no se quiere declarar de quién se habla, o cuando se ignora del estudio y se acepta o rechaza al investigador, decidiendo si quiere
su nombre» y también aludiendo a una «persona despreciable, o gente colaborar con él y en caso positivo, el tipo de información que conviene
de poca monta».
proporcionar. Así y antes de que verdaderamente empiece el trabajo de
campo, la actitud o la predisposición de los informantes desempeña el
Al menos en este contexto, yo matizaría la última acepción cambián- papel de un primer filtro que selecciona la información o las activida-
dola por la de «individuo señalado, o que llama la atención», tal y como des que permitirá que documente u observe el antropólogo, con lo que,
se emplea en expresiones como «iVaya sujeto!» o «Todo un sujeto» que como es evidente, se está condicionando la fase de elaboración de los
tornan el matiz de desprecio por el de curiosidad o asombro por sus datos y los resultados. Un rechazo de la colaboración, extendido a todos
peculiaridades. Así el objeto de estudio de la antropología serían sujetos o a la mayoría de los miembros significativos del colectivo objeto de es-
desconocidos (precisamente la labor de los antropólogos será ampliar el tudio, en buena lógica debería dar como fruto el abandono del proyecto,
conocimiento sobre ellos) y que presentan unas características llamativas. o, al menos, un radical replanteamiento de aquellas posiciones iniciales
Pero además el vocablo «sujeto» tiene una conocida función gra- que han provocado semejante situación. Lo que a su vez podría suponer
matical: una claudicación o un sometimiento a un tipo de exigencias y condicio-
nantes externos que pueden llegar a restar toda validez al trabajo.
6. m. Gram. Función oracional desempeñada por un sustantivo, un pro- Las expectativas, el rechazo o las suspicacias son reacciones tan ló-
nombre o un sintagma nominal en concordancia obligada de persona y gicas como inevitables cuando aparece un extraño (supuestamente in-
de número con el verbo. [... ]
vestido de una mayor cualificación y con más posibilidades de difundir
7. m. _Gram. Elemento o conjunto de elementos lingüísticos que, en
una oración, desempeñan la función de sujeto (RAE, 2009). los resultados) que declara su intención de conocer e interpretar un
fenómeno o una sociedad que son propias o intrínsecamente unidas
a la realidad del sujeto. Al fin y al cabo se trata de una persona ajena
Es decir, se trata de uno de los elementos de las oraciones, el que (el Otro) que, con la única excusa de su formación académica, se arroga
realiza la acción descrita en el verbo, el protagonista; lo que, aplicado al el derecho de tratar y analizar algo que de manera legítima forma parte
trabajo de campo dejaría al estudioso en un lugar secundario. Esto por de la vida del sujeto estudiado. Además el objetivo final del antropólogo
supuesto depende de la posición de partida, pero conviene tener siem- es (o debería ser) aportar, con sus datos e interpretaciones, algo origi-
pre bien presente que ambas partes, investigador e investigado, tienden nal, no una reiteración de lo ya dicho o sabido, por lo que será normal
a considerarse cada uno en el primer plano y el otro en el segundo. que el resultado no se ajuste a la visión íntima y personal de los infor-
Ante la pretensión de tratar a un sujeto como el objeto de un estu- mantes; incluso puede entrar en total contradicción con el pensamiento
dio, inevitablemente éste adoptará una posición. En primer lugar, para o la interpretación que ofrece al grupo del tema en cuestión.
obtener su colaboración habrá que informarle de las intenciones y ob- Esto es así porque, de hecho, el análisis antropológico no está di-
jetivos del trabajo; lo que casi siempre se hace de una manera somera rigido al colectivo estudiado, que en buena lógica se sentiría halagado
y que no se ajusta por completo a la realidad, porque, con o sin razón, y satisfecho porque un experto y desconocido mostrara interés por su
se tiende a considerar que los individuos a estudiar carecen de los ne- caso y quisiera difundir sus prácticas o costumbres, sino que se destina
cesarios conocimientos académicos o disciplinares. Es por ejemplo muy a la comunidad científica pertinente, lo que no deja de ser una contra-
normal que para iniciar un contacto o una entrevista se diga: «quiero dicción y una fuente interminable de problemas éticos. ¿Quién y por
hacer un trabajo o escribir un libro sobre tal tema», y que éstas sean las qué ha otorgado una autoridad superior a este individuo? Además, el
únicas explicaciones con las que cuentan aquellas personas que deben estudio realizado tiene como fin una difusión lo más amplia posible a
convertirse en los imprescindibles informantes, los cuales se verán obli- través de conferencias, publicaciones, internet, documentales, etc., me-
gados a reinterpretar los objetivos y propósitos del investigador para dios a los que normalmente no tienen acceso, o ni siquiera se lo han
acomodarlos a un tipo de categorías comprensibles. planteado, los sujetos objeto de estudio. Lo que provoca que lo dicho
Tras ello, de manera más o menos consciente o inconsciente, se valo- por un forastero sea más conocido y por lo tanto se generalice como la
ran las ventajas e inconvenientes que pudieran derivarse de la realización «verdad»; como es evidente, esto pued~ ser percibido como un peligro

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDIO

y, de manera casi inevitable, el «informante» tratará de dar una visión y mediáticos subyacentes, pero jamás realizarían ni aceptarían las inter-
personal, acorde a sus conocimi,entos y sentimientos en la que de mane- pretaciones de tipo etic donde se afirma que la imagen sustituye el culto
ra intencionada medirá y dosificará el tipo de información que facilita al árbol en las culturas paganas, por lo cual en realidad no es más que
con el objetivo de que el resultado que se difunda resulte aceptable. un símbolo fálico de exaltación de la fertilidad en la primavera, siendo
toda la romería una manifestación de ello.
Uno de los principales problemas de la colaboración entre infor- La cuestión del punto de vista desde el que se aborda una investiga-
mantes e informado está íntimamente relacionado con el punto de vista ción antropológica está íntimamente ligada con el conocimiento que los
desde el que se realizará el análisis, tema que, por supuesto, ya desde sujetos estudiados tienen de los resultados. En tiempos no tan remotos y
hace tiempo ha sido abordado en las ciencias sociales difundiéndose los con comunidades más o menos aisladas de la cultura occidental, esto no
conceptos emic-etic para aludir a dos tipos de puntos de vista o enfo- suponía ningún tipo de problema para el investigador, el cual daba por
ques que normalmente proporcionan distintos resultados. Los trabajos sentado que jamás tendrían acceso a las publicaciones y no se planteaba
emic utilizan en su interpretación de los fenómenos estudiados catego- ningún tipo de dilema ético por la reacción que sus análisis pudieran
rías (conscientes o inconscientes) que son significativas para el sujeto provocar en la comunidad. Más de una vez me he preguntado qué ac-
o la colectividad que proporciona los datos, ·mientras que el análisis titud habrían adoptado los indios boroboro de las selvas brasileñas, si
etic parte de conceptos o categorías elaborados por el investigador o la hubieran tenido acceso a los análisis estructuralistas, incomprensibles
colectividad a la que pertenece y por tanto no tienen por qué coincidir incluso para buena parte de la comunidad científica, que Lévi-Strauss
con las explicaciones de tipo emic. Estos conceptos fueron elaborados (1986) realizó de los mitos que le narraron. Aunque para el correcto
por el lingüista Kennet Pike (1967) y se basan en las palabras «fonolo- entendimiento de los escritos de este autor se requieren amplios cono-
gía» (phonemic) que se ocupa de la pronunciación característica y única cimientos de teoría lingüística, filosófica y antropológica, además del
que cada individuo tiene al hablar y «fonética» que recoge las normas dominio de la propia metodología aplicada, por lo que, lo difícil de
oficiales o académicas sobre cómo se debe pronunciar cada palabra. comprender o incomprensible, se convierte en algo totalmente inofen-
Con posterioridad varios antropólogos, entre tos que destaca Marvin sivo, en buena parte con una nula capacidad de afectar o molestar a la
Harris (1985 [1979]: 47-61), adoptaron esta distinción a la disciplina comunidad descrita. Por otra parte, Lévi-Strauss en las conclusiones de
ofreciendo un amplio desarrollo y uso de ambos conceptos, además de todas sus obras aspira a implicar a toda la humanidad, lo que de nuevo
algunos ejemplos de análisis etic y emic, en relación, por ejemplo, con la merma la posibilidad de agraviar a personas o comunidades concretas.
desproporción en el número de bovinos de cada sexo en distintas partes Esto no siempre es así, y menos aún en la actualidad, donde los pro-
de la India. Según las explicaciones emic de los nativos, vacas, toros y cesos de globalización y la extensión del uso de internet dejan pocos
bueyes son sagrados y no se pueden sacrificar o realizar cualquier acción resquicios al anonimato y casi cualquier grupo, incluso los más remotos
que merme sus posibilidades de supervivencia. Pero en el análisis etic y aislados, conocen todo lo que se dice de ellos. Además suelen tener la
realizado por el autor se comprueba que el número de reses, según su posibilidad de opinar y rebatir, públicamente, cualquier aspecto de una
sexo, se corresponde a los intereses humanos y los distintos aprovecha- investigación basada en ellos, gracias a los foros abiertos en internet y a
mientos que se realizan de machos y hembras en el norte ysur del país. la posibilidad que ofrecen muchas páginas web, de añadir comentarios,
Como ejemplo español suelo utilizar la romería de la Virgen del Rocío, tras los escritos en ella volcados.
que desde el punto de vista emic de los propios romeros podría ser ex- Salvando las distancias, siempre he considerado un deber enviar a mis
plicada como un acto multitudinario de devoción popular que propicia informantes las publicaciones fruto del trabajo de campo, especialmente
la protección de la Virgen a los asistentes, además de la concesión de las cuando todavía no existían los ordenadores personales, ni por supuesto
peticiones particulares. Por su celebración al principio de la primavera internet. En mis primeras investigaciones sobre temas no problemáti-
más de uno recordaría, como fin primordial, los beneficios obtenidos en cos, como la documentación de oficios y artesanías en vías de extinción,
el campo por el incremento de su fertilidad y la obtención de buenas co- esta actitud me ha procurado más satisfacciones que disgustos. Incluso
sechas. Incluso los propios romeros podrían mencionar objetivos menos con trabajos de más envergadura, la difusión de mi tesis doctoral sobre
acordes con la costumbre religiosa, como son los intereses económicos la Sierra Pobre de Madrid (Fernández Montes, 1990), me ha investido

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDIO

en el área de una cíerta fama de «experta» y un reconocimiento de mi del forastero, quien asimismo le hizo creer que ella era el amor de su
figura que no puede dejar de sorprenderme al considerarlo absoluta- vida. Sin embargo, no sólo fue abandonada en el pueblo tras quedar em-
mente desproporcionado. Sobre este trabajo, muchos años después fui barazada, sino que, incluso, tiempo después y ya casado con una inglesa,
invitada a dar una conferencia en una de las localidades de la comarca y mientras la muchacha esperaba el regreso de su amado, el autor efecti-
un ánciano al que mostraron la obra publicada, tras un breve hojeo, se vamente volvió, pero fue para arrebatarle a su hija con el pretexto de
detuvo en un cuadro sobre la titularidad de las dehesas y otras tierras, proporcionarla una mejor educación. Al parecer no tenía ningún interés
y con voz 'y gesto airado exclamó: «Claro, lo que pasa es que en estos por los numerosos vástagos masculinos que también dejó en el pueblo y
libros ponen cosas que son mentira», en alusión a un terreno del lugar. Juliana nunca más volvió a tener contacto con la niña, lo que la sumió
Incapaz de defender lo dicho veinticinco años antes, tuve la inmensa en la profunda tristeza y melancolía que la acompañaron hasta su muerte
suerte de que otro paisano salió en mi defensa y fueron ellos quienes se (Taller de Creación, 2007). Los homenajes que a nivel andaluz y nacional
enzarzaron en la discusión sobre un tema del que en su día traté pero en harecibido Brenan no han aplacado la baja consideración que aún hoy
aquel momento desconocía totalmente. La queja del lugareño tenía un día tienen los habitantes de Yegen, los cuales, por el tiempo transcurrido,
trasfondo mucho más serio, porque lo que en realidad le enfadaba era sólo conocen la historia por los relatos de sus antecesores.
mi presencia allí y el hecho de que una extraña y forastera apareciera en La utilización de los datos obtenidos en «La Red» y el trabajo de
su pueblo para contar cómo eran y vivían ellos mismos. campo virtual tampoco están exentos de problemas éticos, por el con-
Volviendo a situaciones que afectan a figuras de prestigio interna- trario, el manejo de la información se puede complicar hasta extremos
cional, quiero terminar estas reflexiones con la exposición del compor- inverosímiles, más aún si se combina el trabajo de campo real, con el
tamiento de quien hoy es considerado un eminente hispanista, objeto virtual, tratando de respetar los intereses y valores éticos y morales de
de numerosos actos de reconocimiento en los que de forma sistemática los sujetos objeto de estudio. Pero, en este caso concreto, con el noble
se minimizan o silencian las opiniones y pareceres de los que fueron los propósito de sacar a la luz comportamientos escasamente éticos, me voy
sujetos objeto de su estudio. a permitir la libertad de reproducir a continuación la serie de «Comen-
Vagamente se sabe de la existencia de reacciones adversas entre los tarios» que siguen a un artículo sobre la relación de Gerald y Juliana
habitantes de Yegen, un pueblo de la Alpujarra granadina, hacia un via- descargados de una página web sobre literatura, de libre acceso y, ade-
jero inglés, Gerald Brenan (Sliema, Malta, 1894 - Alhaurín el Grande, más, los de mayor relevancia van firmados con nombres y apellidos.
Málaga, 1987), que residió en el lugar varios años entre 1920 y 1934
y sobre el que escribió una memorable monografía Al sur de Granada Diez respuestas a «Gerald Brenan, Al sur de Granada»
(Brenan, 1974) que junto con otras obras sobre la realidad de España, le
1. Ramón Fernández Palmeral- January 1st, 2008 11:27
han convertido en un eminente y homenajeado hispanista. La animad-
Este artículo anónimo está muy bien, es ajustado a la realidad de la vida
versión colectiva que genera esta figura, no se debe a lo que narraba en de Gerald y Juliana, la alpujarreña. Adjunto una página donde se puede
su obra, que tras su publicación en inglés (1957) fue considerada como conocer con más detalle esta relación amorosa: «Buscando a Gerald Bre-
un nuevo e interesante modelo antropológico de descripción de una co- nan en el Sur»: http://www.revistaperito.com/ramonfernandez/Buscan-
munidad, sino por su comportamiento en Yegen, sobre lo que el artículo doaGerald.htm
dedicado a él en la Wikipedia (5-5-2009), sólo dice: [ ... ]

[... ] El13 de enero de 1920 se instaló en el pueblo de Yegen, donde tuvo 4. Eduardo Estibador gracias a ti.- February 21st, 2008 16:11
numerosos hijos fruto de sus relaciones con muchachas andaluzas del Mi nombre es Edu, mi apodo en el puerto de Tarragona es Pelegrina, ya
lugar. [... ] que trabajo de estibador como mi padre, el hijo de Juliana Pelegrina, la
mujer más bella de la Alpujarra y si no os lo creéis os mandaré una foto,
vaya andaluza bonita. Buscando información sobre Mamajulia [es como
Pero no se hace ni una sola mención a su relación con Juliana Pele- se la llama en la familia] he topado con esta página y supongo que lo que
grina, aquella bella chiquilla de quince años que entró en su casa para le importa a la gente es el legado histórico que nos dejó Gerald, pero que
realizar las labores domésticas y pronto quedó locamente enamorada se sepa que fue un cabroncete ya que a mí me importa más mi abuela, en

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES SUJETOS COMO OBJETO DE ESTUDIO

paz descanse, que un aprovechado de los pobres. Acaso Maradona no He querido incidir en este episodio, no tanto para resaltar la abso-
es un drogadicto, siendo <:fl mejor del mundo en el fútbol, pues Gerald luta falta de ética de Gerald Brenan, como para sumarme a aquellos que
nos dejó un gran legado pero era un CABRONCETE. Sé que esto que escri- con medios muy modestos y escasa capacidad de llegar al gran público
bo caerá en saco sin fondo, pero tenía que decirlo. Besitos Mamajulia «ni olvidan ni perdonan» a los que se creen con derecho a violar las
donde quiera que estés.
normas más elementales de la sociedad donde viven y de la que han he-
5. Marta - April 4th, 2008 23:15 cho su objeto de estudio. Pero esto no es suficiente, además habría que
Edu, pienso como tú y considero una injusticia a tu abuela los homena- desenmascarar también a todos aquellos que le homenajean y ensalzan
jes que el pueblo le ha hecho al escritor, por buen hispanista que fuera, su vida y obra, silenciando su comportamiento, entre ellos Carmelo Li-
hoy en día su forma de actuar hubiese sido delito y cuanto menos de són Tolosana que nada menciona en su brevísimo prólogo a la primera
«cabroncete». edición en español de la obra (Brenan, 1974: xi-xv). Y todavía más: ¿el
fin justifica los medios?; ¿qué valen más, las personas o los libros?; ¿una
6. María- August 21st, 2008 17:33
Siempre me fascinó la historia de amor, y tienes razón, fue un aprove-
obra maestra o la vida de una humilde muchachita?
chado, me encantaría ver una foto de tu abuela. Yo vivo en Barcelona y ¿Cómo y por qué hay que juzgar a un antropólogo? ¿Por lo que hace,
me gustaría saber más de la historia. por lo que escribe para el público, o por lo que piensa o refleja en diarios
de uso personal? Y como le ocurrirá a más de uno, estoy recordando el
7. Mipsuk- March 2nd, 2009 14:57 escándalo y la polémica que se produjo tras la publicación póstuma del
Edu, te doy la razón en lo que respecta a tu abuela. El mundo está plaga- Diario de campo en Melanesia de Malinowski (1989), a causa de algunos
do de «hombres benefactores», por decirlo de una forma, pero que son de los comentarios y pensamientos más íntimos en él vertidos. Lo que
totalmente incongruentes y recabroncetes. Son «farol de la calle y obscu-
considero absolutamente injusto y desproporcionado, puesto que el dia-
ridad en casa». Es el caso de mi abuela. Sigue honrando a tu abuela.
rio de campo es de uso personal e intransferible, y como tal está concebi-
8. Juani- March 21st, 2009 16:53 do y redactado. Quizá los antropólogos tengamos derecho a conocer los
Soy una mujer de Yegen. Mi abuela Encarnación era prima de tu abuela sentimientos y sensaciones de uno de los grandes pilares de la antropo-
JULIANA. Te diré que aquí en Yegen cada vez que lo nombran o le dan un logía moderna y las circunstancias concretas de un trabajo de campo que
homenaje al 90% de los yegeros se nos revuelve el estómago, más vale por su intensidad supuso una ruptura con las prácticas del pasado. Tal
ser pobre y honrado que un listo rico aprovechado. Saludo vez la viuda de Malinowski actuó correctamente al permitir que se pu-
blicara veinticinco años después de su muerte. Pero personalmente creo
9. Almudena Valentín- may 23rd, 2009 9:50
que debe existir y se debe respetar la privacidad del diario de campo, ese
Por desgracia, la vida, la historia y los mundos de ficción de la literatura,
por supuesto, están cargados de falacias. Hay que conformarse con ser reducto inviolable, necesaria válvula de escape, muchas veces con claras
sincero con uno mismo, y con los que quieres y te rodean de cerca ... que funciones terapéuticas, donde además de los datos de interés etnográfico,
ya cuesta trabajo. Mi apoyo a todos los familiares que sufren estas men- se da rienda suelta a todo un conjunto de sentimientos personales.
tiras universales, que, por otro lado, dan de comer a t<!ntos «eruditos, Tras estas reflexiones en las que hemos visto cómo algunos inves-
investigadores e intelectuales». Un saludo, Almudena Valentín. tigadores utilizan y manipulan a los sujetos objeto de estudio en aras
de sus intereses, y también cómo estos últimos en buena medida tratan de
10. Erica- May 28th, 2009 1:48
hacer exactamente lo mismo con el antropólogo, me resulta casi im-
Soy argentina por nacimiento y española por adopción e hispanista has-
posible llegar a una conclusión general sobre las normas éticas de esta
ta la médula pero estos casos me indignan y no entiendo cómo la gente
del pueblo permite que se glorifique a este personaje lo que significa una relación. Tal vez podría añadir algunas vagas generalidades, como que
afrenta a su dignidad de gente honesta y ética, vaya mi repudio vehe- la principal responsabilidad siempre recaerá en el investigador, el cual
mente!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! (Taller de Creación, 2007 1). debe, por encima de cualquier otra consideración, respetar las normas
del colectivo al que se acerca, lo que no tendría que restarle lucidez
1. He realizado una somera corrección ortográfica de los escritos consistente en para detectar las trampas que le serán tendidas y condicionarán toda su
añadir acentos y mayúsculas y eliminar erratas evidentes. investigación. Una conducta ética es algo que se puede y debe aprender,

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MATILDE FERNÁNDEZ MONTES

hay normas y experiencias ajenas que nos guiarán, pero al final el estar
o no estar a la altura de las circunstancias, con un comportamiento mo-
ralmente ejemplar, casi siempre es fruto de la improvisación. Y, además
de las circunstancias concretas, depende de la calidad humana de cada
persona y esto es algo personal e intransferible.
ANTROPOLOGÍA Y CUIDADOS:
DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN
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La investigación etnográfica plantea para los investigadores del sector
digital accesible en http://buscon.rae.es/draei/SrvltGUIBusUsual?TIPO
de la salud diferentes dilemas éticos que voy a intentar analizar en este
HTML=2&TIPO_BUS=3&LEMA=sujeto, página consultada el 21 d;
enero de 2009. artículo. Algunos de ellos se corresponden con los propios de toda in-
Taller de Creación. November, 10, 2007. Gerald Brenan- Al Sur de Granada, vestigación de corte cualitativo, en un mundo científico dominado por
http ://www. tallerdecreacion. com/gerald -brenan -al-sur-de-granada/, página el paradigma del positivismo que, según Martyn Hammersley y Paul
consultada el 3 de junio de 2009. . Atkinson (1994: 18-19), tiene como aspecto central «determinada con-
Wikipedia, 5-5-2009, Gerald Brenan, http://es.wikipedia.org/wiki/gerald_bre- cepción del método científico, siguiendo el modelo de las ciencias natu-
nan, página consultada el 4 de junio de 2009. rales y, en particular, el de la física».
Otros dilemas tienen más que ver con la propia naturaleza de la bio-
medicina y con las repercusiones de las intervenciones sanitarias, muy
particularmente en la utilización de las nuevas biotecnologías. Un tercer
elemento de debate surge ante la presencia de una creciente diversidad
cultural que plantea, sin duda, nuevos problemas y cuestionamientos
éticos en la relación profesional/paciente, y la necesidad de aportar nue-
vas ideas y conceptos para hacer frente a esta nueva realidad.
Aunque para realizar este análisis me apoyaré en autores reconoci-
dos en la materia, quiero servirme, también, de mi propia experiencia
etnográfica con relación al contexto inmigración y salud. En este sentido,
quiero iniciar esta introducción con algunas consideraciones respecto a
los procesos migratorios, realizadas desde la mirada antropológica.
Fui inmigrante en Suiza durante muchos años, en los tiempos en que
los españoles tenían que salir fuera para buscarse un lugar al sol. Cuan-
do empecé a interesarme por la actual inmigración en nuestro país no
era consciente de la influencia de aquella experiencia personal, pero

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MANUEL MORENO PRECIADO DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES

más tarde -fundamentalmente al pisar el campo etnográfico- me di Potter expresado en su obra Bioética; puente hacía el futuro (1971) se
cuenta de que algunas cosas eran muy familiares, como deja vu. Alguien encontraba el objetivo de «relacionar hechos biológicos y valores huma-
podría preguntar: ¿qué tienen que ver los emigrantes españoles que se nos, construir un puente entre la cultura y la ciencia» (Masía, 1998: 26).
fueron a Europa hace unas décadas con las personas que ahora llegan a A la hora de analizar las dificultades de las investigaciones basadas
España? Ésta es una pregunta para la que no hay demasiadas respuestas en un análisis sociocultural nos encontramos con las barreras que in-
basadas en estudios científicos, ni tampoco desde otros ámbitos más ge- troduce la biomedicina, favoreciendo los enfoques biologicistas y las
nerales de la cultura. La propia historia de nuestra emigración es poco aproximaciones de corte cuantitativista, en detrimento de los enfoques
conocida más allá de los medios especializados 1 • La salida de más de sociales y culturales del proceso salud/enfermedad/atención2 • Eduardo
tres millones de personas durante los años cincuenta, sesenta y setenta, Menéndez define la biomedicina como Modelo Médico Hegemónico
que vaciaron de juventu-d muchas partes de España, apenas ha dejado que se constituye y se instituye en los países capitalistas centrales, «coe-
huella, ni en la literatura ni en el cine, y son escasos los libros de di- táneamente con el proceso de obtención de hegemonía por parte de
vulgación amplia que tratan este tema. ¿Por qué? Se podría avanzar la la burguesía, y cuando la relación de clases fundamentales en dichas
hipótesis de que no nos gusta que se nos recuerde que un día fuimos sociedades se establece a través de las relaciones burguesía/proletaria-
pobres. De ahí que tampoco se quiera hacer comparaciones molestas do» (Menéndez, 1986: 49). Menéndez señala que las características do-
y cuando uno se siente forzado a hacerlas, siempre se argumenta que minantes de este modelo son: «SU biologicismo, ahistoricismo, asocia-
«no tiene nada que ver una cosa con la otra». A veces pregunto a mis bilidad, pragmatismo, individualidad, participacionismo subordinado,
estudiantes sobre la relación entre ambas experiencias, por aquello del etc.» (Menéndez, 1986: 52).
valor pedagógico de la memoria. Suelen barrer para casa: «nosotros íba- Pero no todas las dificultades deben ser puestas a cuenta de este
mos con papeles y con mayor formación»; «a nosotros nos apreciaban ' modelo y sus condicionantes. Creo necesario también, para entender
más»; «nosotros respetábamos más las normas de la sociedad de acogi- los dilemas éticos de la investigación sobre factores sociales y culturales
da», etc.; son respuestas realizadas no desde la experiencia, sino desde del proceso salud/enfermedad/atención, analizar el papel que están ju-
el convencimiento etnocentrista de pertenecer a una cultura superior. Y gando tanto la antropología, por ser la disciplina más representativa de
es que los que vivieron la emigración -directa o indirectamente- no los estudios culturales, como la enfermería, por el importante espacio
quieren recordarlo ni contarlo, y a los más jóvenes no les gusta, ni les in- que cubre en el contexto sanitario.
teresa, saber que un día sus mayores fueron los «negros» y los «moros» La propia antropología, con su tradicional «mirada», ha favorecido
de la Europa desarrollada. Este «desperdicio de la experiencia» (Santos, más el estudio de unos procesos que otros, inclinándose de forma selec-
2000: 44) es un obstáculo para entender esta nueva realidad. tiva por aquellos con mayor carga exótica. Señala Menéndez que esa mi-
Para encuadrar mi análisis en el contexto de este libro sobre cues- rada exotizada sigue marcando la tendencia en los estudios sobre salud:
tiones de ética en antropología quiero partir de los planteamientos de la
Asociación Americana de Antropología al respecto de las obligaciones La antropología parece reconocer lo cultural más en unos factores y pro-
éticas en la producción, distribución y utilización del conocimiento an- cesos que en otros, y así mientras que lo religioso o lo mágico aparecen
tropológico, y relacionarlos con el ámbito específico de los estudios con aceptados unánimemente corno fenómenos culturales, no pasa lo mismo
conuna parte de los factores referidos a los campos educativo, jurídico
pacientes. Enmarcar los planteamientos éticos de la disciplina antropo-
o de la salud ... y es la no inclusión o secundarización de los factores de
lógica dentro del contexto sanitario lleva necesariamente a penetrar en tipo político, y/o sobre todo de tipo económico, cuando se describen e
el campo de la bioética. Este término fue utilizado por primera vez por
Potter Van Rensselaer y hacía alusión a los problemas derivados del de-
sarrollo de la tecnología. Refiere Juan Masía que en el pensamiento de
2. Eduardo Menéndez (1986) teoriza el concepto salud/enfermedad/atención como
el pilar alrededor del cual cristalizan muchas de las creencias y prácticas sociales que son
1. Recomiendo para los estudiosos el documento Guía de las fuentes para el estudio diferentes según las culturas y sistemas organizacionales, pudiendo incluso, dentro de una
de la emigración española elaborado y editado por el Centro de Documentación de la cultura, convivir diferentes sistemas sanitarios con sus consiguientes concepciones sobre
Emigración Española (CDEE) de la Fundación 1. 0 de Mayo, Madrid, 2008. la enfermedad, salud y atención, y el ser humano en general.

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DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES
MANUEL MORENO PRECIADO

interpretan procesos y factores culturales referidos al proceso salud/en- aspectos éticos con relación al estudio de los factores sociales y cultu-
fermedad/atención (Menéndez, 2000: 166). rales del proceso salud/enfermedad/atención.

Con frecuencia se define a la enfermería -tanto dentro del colec-


ÉTICA Y BIOÉTICA: ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?
tivo profesional, como fuera de él- como una disciplina y un cono-
cimiento subordinado a la disciplina y al conocimiento médico. Para
La bioética persigue, como ya hemos apuntado, la humanización de la
Xavier Irigibel, el sometimiento de la enfermería a la biomedicina la
asistencia sanitaria incidiendo en el papel protagonista del paciente y su
hace cómplice de este modelo y del rol de control social del Estado so-
derecho a intervenir en todas aquellas decisiones que le afectan. Veamos
bre los ciudadanos, «renunciando a uno de sus principios éticos cons:-
algunas de las preguntas clásicas de la bioética: ¿tiene el paciente dere-
titutivos fundamentales: la abogacía y defensa de los derechos del ser
cho a saber lo que le ocurre?, ¿hasta qué punto podemos informarle?,
humano» (Irigibel, 2008: 278). Convendría, sin embargo, analizar has-
¿estamos legitimados para informar a la familia?, ¿es necesario el con-
ta qué punto esta dependencia es real, hasta qué punto es forzada o
sentimiento informado?, ¿qué hacer cuando el paciente rechaza un tra-
consentida, y hasta qué punto algunos elementos de actualidad están
tamiento y/o diagnóstico adecuado?, ¿por qué hacer cumplir el derecho
modificando las claves de esta relación entre la profesión enfermera y
a la intimidad? Estas preguntas prístinas de la bioética toman gran inten-
la profesión médica -me refiero, por un lado, al incremento del nivel
sidad cuando giran en torno a los tradicionales debates sobre la vida y la
formativo de las enfermeras, lo que posibilita el acceso a la investiga-
muerte, como la eutanasia o el aborto, a los que, en la actualidad, hay
ción y, por otro lado, al cambio que se está produciendo en los pacien-
que añadir las no menos fuertes controversias sobre las consecuencias y
tes con un mayor grado de información y también de exigencia-; y,
riesgos del desarrollo de las nuevas biotecnologías. Francis Fukuyama en
por supuesto, de qué forma afecta y condiciona los aspectos éticos de
su ensayo El fin del hombre. Consecuencias de la revolución tecnológica
la investigación con pacientes.
afirmaba que la amenaza más significativa de la biotecnología contempo-
Nos encontramos, pues, con la necesidad de analizar la confluen-
ránea estriba en la posibilidad de que altere la naturaleza humana y, por
cia de determinados factores relacionados con el mantenimiento de ac-
consiguiente, nos conduzca a un estadio «posthumano» de la historia, y
titudes éticas en los estudios de corte antropológico. Reflexionar sobre
planteaba las contradicciones y los dilemas éticos de estos avances:
la forma de avanzar en la investigación antropológica preservando al
mismo tiempo los derechos de los informantes en este complejo entra-
La tecnología médica ofrece, en muchos casos, una suerte de pacto con
mado de dificultades y de cruces de intereses es el objetivo principal de el diablo: una mayor esperanza de vida, pero con capacidades menta-
este análisis. En el aparatado «Ética y bioética» quiero detenerme, de les disminuidas; liberación de la depresión, junto con la supresión de
forma somera, en las claves de la investigación biomédica para poder la creatividad y del ánimo; tratamientos que dibujan la frontera entre
analizar los condicionantes y barreras que ésta impone a las investigacio- aquello que conseguimos por nosotros mismos y lo que logramos gracias
nes sobre los factores sociales y culturales del proceso salud/enfermedad/ a las concentraciones de sustancias químicas diversas en nuestro cerebro
atención. El apartado «Trabajo de campo en salud» lo dedicaré a diluci- (Fukuyama, 2003: 26-27).
dar diferentes cuestiones y consideraciones de carácter ético, partiendo
de mi experiencia de trabajo de campo etnográfico; me apoyaré tam- Cada día estos dilemas éticos toman mayor relevancia, desbordan-
bién en las reflexiones y aportaciones de reconocidos expertos de la do el espacio científico y transformándose en un auténtico debate so-
investigación cualitativa. En el apartado «El culturalismo, un discurso cial. A ello está contribuyendo de forma notoria el discurso mediático.
poco ético», quiero situar un aspecto central de este trabajo que es Son muchos los aspectos sujetos de debate: reproducción asistida, po-
intentar desvelar la voluntad de exclusión que se esconde detrás de sibilidad de elegir determinados trazos del futuro hijo, etc. En otros
sutiles estrategia~ en relación con la diversidad cultural. Finalmente, casos los avances tocan aspectos tan esenciales como la identidad de
en el apartado «Etica, investigación y diversidad. Reflexiones finales», la persona; tomemos por ejemplo los transplantes de rostro. El pri-
relacionaré los diferentes elementos de análisis tratados a lo largo del mer transplante de cara realizado en 2005 en Francia levantó enorme
artículo para intentar hacer una reflexión de carácter global sobre los expectación: 2una persona con un rostro nuevo sigue siendo la misma

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persona? Sin embargo, la protagonista de este suceso al despertarse y mayor reconocimiento en lo académico, pero también una reordenación
después de dar las gracias a l~s médicos dijo: «Ésta es mi nueva cara .... identitaria de la enfermería en el orden social y simbólico.
sólo quiero una vida normal, sin que me rechacen a todas horas» (Rojas Entonces hemos ya situado dos importantes condicionantes para la
Marcos, 2007: 105). investigación antropológica o desde cualquier perspectiva que pretenda
El debate social tan importante en torno a estos temas afecta y con- indagar sobre los factores sociales y culturales del proceso salud/enfer-
diciona cualquier tipo de investigación en el campo de la salud. Ade- medad/atención: el predominio de la investigación biológica sobre los
más, es preciso tener en cuenta el enorme poder de la biomedicina factores sociales y culturales, y también, corno consecuencia de las nue-
como modelo imperante en las instituciones sanitarias, que ya Michel vas biotecnologías, la especial sospecha que despierta cualquier tipo de
Foucault, en su conocida obra El nacimiento de la clínica. Arqueología investigación con pacientes. Naturalmente el segundo tiene mucha rela-
de la mirada médica, analizaba cómo para este modelo cualquier acción ción con el p:rimero, porque aún siendo normal que se pongan límites a
en torno al paciente tendrá como principal referencia lo biológico, re- la investigación con pacientes, el problema es que la investigación sobre
legando cualquier otra perspectiva a la de rasgo secundario, y también los factores sociales y culturales del proceso salud/enfermedad/atención
lo que el paciente exprese sobre su vivencia de la enfermedad tiene la es poco conocida -y reconocida- en las instituciones sanitarias. Así
condición secundaria de síntomas, los cuales tienen poco interés si no los comités de ética imponen requisitos para la investigación con pacien-
sirven o ayudan a objetivar los signos que van a evidenciar la presencia tes que están pensados exclusivamente con relación a la investigación
de una enfermedad o, como dice Foucault, si no permiten «desentrañar biológica y a su método más emblemático: el ensayo clínico 4 • Consiste
el principio y la causa de una enfermedad a través de la confusión y de en estudiar productos para poder evidenciar su efecto benéfico en los
la oscuridad de los síntomas» (Foucault, 1999: 129). pacientes; es un tipo de investigación causa-efecto que se presta muy
La biomedicina, como también señala Eduardo Menéndez (1986: bien a las metodologías cuantitativas. Se trata de un método absolu-
52), fragmenta a la persona para poder estudiarla; todo se traduce en tamente dominante en la medicina; cualquier investigación de carác-
sistemas y órganos biológicos que han provocado una superespeciali- ter distinto, en primer lugar, sorprende, extraña, y por eso necesita
zación profesional, donde cada uno es experto en una parte determi- ser muy bien argumentada y superar muchas reservas y barreras. Todo
nada del cuerpo humano, lo cual, a su vez, ha conducido a una me- aquello que no se base en el método científico positivista lleva, de en-
canización y robotización de la práctica profesional; sabido es que el trada, la sospecha de la falta de credibilidad científica, como de ser poco
modelo médico nace con la era industrial y copia sus métodos de pro- serio o riguroso: «pero ¿qué es esto de metodología cualitativa?», «pero
ducción y efectividad. Estas características de la biomedicina explican esto ¿qué es?»; esto son frases que se oyen muy a menudo.
la actual despersonalización de la asistencia sanitaria bien evidenciada En este tipo de investigación biomédica aparece como principal
desde diferentes autores, por lo que en la actualidad este modelo está garante de los derechos de los informantes el denominado «consenti-
siendo bastante cuestionado. miento informado» (Morse, 2003: 430), sin el cual no puede hacerse
Está siendo cuestionado, con la emergencia de un perfil de paciente absolutamente nada. Este documento se presta muy bien para este tipo
más informado, menos conformista y más exigente, que considera la de investigación que parte de hipótesis y que tiene un tiempo de estu-
asistencia sanitaria como un derecho y no corno producto de la caridad. dio delimitado; sin embargo, en la investigación de corte cualitativo,
También desde la enfermería este rol dependiente del médico se ha pues- cuando, muchas veces, no hay ni hipótesis de partida, ni está previsto
to en duda; se aspira a una mayor autonomía profesional. La. enfermería el tiempo para el trabajo de campo, etc., surgen innumerables barreras
ha entrado en una fase de profesionalización muy avanzada; muchas para poder avanzar; una de las más importantes es el propio complejo
enfermeras y enfermeros tienen hoy titulaciones «superiores» 3 , se doc- de inferioridad de los propios «cualitativistas» que creen que una in-
toran, etc. La puesta en marcha del Grado en Enfermería permitirá un vestigación sin algún tipo de datos cuantitativos no va a ser tomada en

3. El entrecomillado es para r~marcar que se trata de una connotación de carácter 4. Un ensayo clínico es una evaluación experimental de un producto, sustancia, me-
social ya que, a mi entender, el calificativo superior es aplicable a cualquier tipo de forma- dicamento, técnica diagnóstica o terapéutica que, a través de su aplicación a seres humanos,
ción universitaria. pretende valorar su eficacia y seguridad.

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serio. Janine Morse expresa las diferencias entre la investigación biomé- TRABAJO DE CAMPO EN SALUD: ¿y USTED QUÉ HACE AQUÍ?
dica en contraste con la investigación de carácter cualitativo:
Voy ahora a hacer uso de mi experiencia investigadora con relación al
En la investigación biomédica o de sondeo, es relativamente fácil (aun- contexto «salud e inmigración», con el fin de plantear algunos dilemas y
que no siempre se logra) explicar qué puede ocasionar la participación, reflexiones éticas al hilo de las situaciones en las que me he visto envuelto
porque las hipótesis o las preguntas de la investigación y el protocolo durante el trabajo de campo. Para ello me permito situar brevem~nte mi
se expresan por anticipado, y los «sujetos» por lo general van a estar
estudio, que tenía como objetivo analizar la relación enfermera/paciente
comprometidos por un tiempo limitado ... Los estudios cualitativos evo-
lucionan con el tiempo; rara vez sabe el investigador con anticipación inmigrado; trataba de evidenciar si el contraste de dos culturas, las cul-
exactamente qué clase de preguntas puede formularle a un informante, turas de los que llegan y las culturas de los que están dentro -en este
o a qué riesgos potenciales pueden estar involucrados en el futuro (Mor- caso las culturas profesionales existentes en las instituciones sanitarias (es
se, 2003: 432). decir, formas de hacer las cosas)- afectaban a la relación profesional/pa-
ciente y más concretamente a la relación enfermera/paciente inmigrado.
He tenido acceso a diferentes proyectos interesantes sobre enfer- Tuve evidentemente que cumplir con algunas formalidades como
medades crónicas, algunas novedosas como la fibromialgia y otras más hacer una solicitud a la gerencia de los centros estudiados; conté con
conocidas como el Alzheimer, donde los investigadores -doctorandos, «porteros» que me abrieron muchas puertas y facilitaron mucho mitra-
en general- planteando problemas sobre factores culturales y sociales, bajo. Sin embargo, rápidamente pude percibir que no todos los infor-
y estableciendo objetivos de carácter cualitativo, no se atreven a pro- mantes estaban bien informados del objeto de la investigación e incluso
poner consecuentemente una metodología cualitativa. Es como si para detecté en algún caso que la persona había sido más o menos presionada
investigar el efecto benéfico de una terapia para aliviar el dolor crónico a «colaborar» conmigo, condicionados por su dependencia con respec-
que produce una determinada enfermedad y aliviar la calidad de vida en to a mis «porteros», bien por la relación jerárquica en el caso de algún
un grupo de pacientes, después de decir que el umbral del dolor es muy profesional, o bien, en el caso de algún paciente, por su relación con
diferente en unos pacientes con respecto a otros y considerar que influ- el profesional: «Sí, habla con él, es bueno que le expliques ... ». Esto
yen en él factores de índole social y cultural, el método de investigación ocurrió no tanto en las entrevistas pactadas, donde hay más margen
se basara fundamentalmente en una escala del dolor y/o en pruebas de para escabullirse si uno no está de acuerdo, como en las observaciones
laboratorio. Me pregunto si no sería más acertado preguntárselo a los de campo, por ejemplo, cuando al entrar en una habitación y observar
pacientes sometidos a esa terapia; es decir, dar la palabra a los infor- cuerpos desnudos, uno no deja de pensar hasta qué punto no se está
mantes. Pues bien, se dan muchos ejemplos de este tipo, pienso que esto atropellando el derecho del paciente a la intimidad o, dicho de otra
es debido a la falta de experiencia y a la consiguiente inseguridad de los forma, si estas observaciones podrían llevarse a cabo sin la situación de
investigadores cualitativistas que no se atreven a ir más allá de enunciar dependencia del paciente en la institución y sin la particular fragilidad
los problemas de índole social y cultural, pero que creen que si en su es- o vulnerabilidad que la enfermedad produce en muchos de ellos. Estas
tudio no aparecen tablas, tartas y barras, los barones de la investigación dificultades constituyen una fuente de preocupación para el investiga-
biomédica dirán: ¿qué tipo de investigación es ésa? dor de campo:
Esta timidez o falta de seguridad en los métodos cualitativos es con-
Los límites difusos de los papeles en la investigación etnográfica plan-
secuencia de la omnipresencia de la investigación biomédica; sólo ex-
tean un dilema: ¿con qué frecuencia y bajo qué circunstancias debe re-
plicar que los problemas se pueden indagar desde otras perspectivas cordar el etnógrafo a sus informantes que está haciendo una investiga-
metodológicas supone un gran esfuerzo. Los barones de la investigación ción? (Morse, 2003: 433).
biomédica dominan todas las plataformas desde las cuales se facilita o se
obstaculiza cualquier proyecto de investigación, concediendo/negando Entonces, ¿qué hacer? Eiltiendo que el investigador tiene que te-
las autorizaciones pertinentes y los recursos necesarios. Esta realidad es ner la pericia y la delicadeza -yo procuré ser muy cuidadoso en esos
un lastre con el que hay que contar. aspectos- para saber retirarse al menor signo de que su presencia está
resultando intrusiva para el paciente. Si no hay una ética del investiga-

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dor, de nada vale un pulcro «consentimiento informado», dado que, muy discutido trabajo realizado hace ya bastantes años por David Ro-
una vez obtenido el permiso fo:rrnal, hay muchas posibilidades de entrar senhan (1973), titulado Acerca de estar sano en un medio enfermo, que
en situaciones complejas donde es difícil delimitar hasta dónde es ético está considerado corno el paradigma de la investigación encubierta, en
llegar. Recuerdo que estando en una habitación compartida por varios el que los investigadores se introdujeron corno falsos pacientes menta-
pacientes, observando las rutinas de enfermería junto con una enfer- les en diferentes psiquiátricos, ninguno de ellos fue detectado corno tal,
mera y una auxiliar de enfermería, había en la habitación una mujer y por ello Rosenhan concluyó que los diagnósticos psiquiátricos sólo
colombiana de unos cincuenta y tantos años a la que iban a operar de estaban en la mente de los psiquiatras.
un tumor y estaba llorando; la enfermera le dijo: «Anda, mujer, no estés En ese sentido, la investigación encubierta con pacientes no goza de
triste, habla con Manolo que él está estudiando a la gente que viene de buena prensa y, efectivamente, yo también pienso que en los estudios
fuera corno tú ... cuéntale cosas de tu país y de por qué te viniste a Espa- de campo con metodologías cualitativas es preferible -y, por supuesto,
ña». Ella empezó a hablarme de lo muy agradecida que estaba a España, más ético- actuar de forma descubierta. Pude comprobar que, aunque
donde ya llevaba cierto tiempo, y también que en el hospital estaba parezca que «a escondidas» sea más fácil conseguir datos, al final de for-
siendo bien tratada; pero cuando en un momento dado le pregunté por ma descubierta, y quizá con algo más de tiempo y paciencia, los datos
su familia, se puso de nuevo a llorar con más fuerza y, entre lágrimas, se obtienen igualmente. Se podría pensar que decirle a una enfermera
me contó que sus hijos y nietos vivían en Colombia y que su marido que uno va a acompañar mientras hace sus tareas y rutinas con los pa-
había fallecido, que era la segunda intervención quirúrgica y que sabía cientes podría llevar a ésta a actuar de otra forma distinta de la habitual
que tenía cáncer; lloraba por el miedo a la muerte, me dijo, miedo a no mostrando sólo aquello que le interesa. Sin embargo, eso no suele ser
volver a ver más a su familia. así; al menos en mi experiencia pude constatar que los profesionales,
Mi reflexión es la siguiente: yo tenía necesidad de observar la inte- al poco de estar con ellos, se olvidan de que están siendo observados y
racción entre profesionales y pacientes para alcanzar el objetivo de mi actúan de forma natural.
estudio; para ello las rutinas del proceso técnico son excelentes porque En una ocasión, un enfermero se mostró reticente a que hiciera ob-
permiten contrastar lo que los informantes dicen con lo que hacen, y servación participante en su consulta, decía, porque dado que los pa-
así es posible extraer conclusiones en torno a los hechos empíricos; la cientes no estaban al corriente de mis observaciones y no habían dado
enfermera sabía bien lo que me interesaba y actuó de forma eficaz apro- su consentimiento, no le parecía ético; y, claro, hice la observación en
vechando la circunstancia, pues a mí, corno observador participante, otra consulta. Entiendo que cuando lo que se está investigando son las
me interesaba esa posición secundaria en la que yo intervenía sólo a interacciones cotidianas entre personas y las prácticas rutinarias, no sus
demanda de terceros; no me interesaban los datos relativos a la enfer- aspectos íntimos, esas objeciones son exageradas, aunque respetables. En
medad ni tampoco los del proceso técnico; pero, claro, ¿cómo no oír, ni este sentido, insistí con mis «porteros» en que dieran la más amplia
ver cosas que se encuentran en las vivencias de los actores? ¿No estaba información y en que las observaciones se hicieran en lugares y con las
condicionado este testimonio por el hecho de no querer aparecer corno personas que se consideraran más favorables; aunque, claro está, no es
mala paciente? Me pregunté si era ético haberle hecho esas preguntas posible llevar esto hasta el punto de decir en una habitación de pacien-
cuando esa mujer estaba preocupada y angustiada porque iba a entrar te: «Me está acompañando un investigador de campo, ¿da su aproba-
en un quirófano y por el miedo a la muerte. Son muchas las situaciones ción para que entre en la habitación?».
similares que he vivido en el trabajo de campo. Entiendo que todas ellas Creo que vale mucho más la pena decir abiertamente lo que uno
tienen que ser dilucidadas sobre el terreno, mediante la combinación pretende y observar hasta donde sea factible y, cuando se cierre un es-
de la experiencia y también de los valores éticos del investigador, para pacio, intentar abrirlo en otro lugar o circunstancia. Esto también suce-
saber hasta dónde se puede y se debe llegar en las observaciones de de con las entrevistas pactadas, donde pude constatar que informando
campo y si esas informaciones se podrían obtener de otra forma, sin adecuadamente del objeto del estudio, las personas que aceptan suelen
forzar situaciones. ser más colaboradoras y dan una información más rica.
Esto me lleva a hablar sobre la investigación encubierta, asunto
muy delicado y debatido en los estudios con pacientes. Recordemos el

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MANUEL MORENO PRECIADO

EL «CULTURALISMO»: UN DISCURSO POCO ÉTICO la cristalización de una imagen negativa del inmigrado mediante un
proceso de etiquetaje que trataré de describir más adelante.
En la introducción hacía alusión a que la antropología ha mantenido Pero antes me gustaría detenerme brevemente en el análisis del tra-
tradicionalmente una mirada selectiva hacia los factores sociales y cultu- tamiento de la otredad. El rechazo al extranjero ha existido en todas las
rales, privilegiando aquellos con mayor carga exótica. Sostiene Eduardo culturas y épocas, es universal. Ortega y Gasset decía que el extraño, por
Menéndez que, como consecuencia de esa ascendencia culturalista, se el hecho de serlo, parece potencialmente peligroso. Es un trazo común de
están realizando enfoques descontextualizados que introducen sesgos im- la visión del «otro» a través de todos los tiempos y civilizaciones. Utilizo
portantes en los estudios antropológicos sobre salud. Así, apunta: a veces lo que denomino la «metáfora del forastero» para explicar que
existe ese temor inicial al diferente, pero que, rápidamente, es suplantado
[... ] siguen describiéndose síndromes culturalmente delimitados, «mal por el deseo de aprovecharse de él. Las legendarias películas «del Oeste»
de ojo», «susto» o «empacho», sin dar datos, no ya en términos de tasas de hace unas décadas empezaban, a veces, con escenas similares a ésta: el
de mortalidad, sino en términos del número de casos de mortalidad o de granjero está cortando leña a la entrada de su cabaña cuando, mientras
enfermos, así como de toda otra serie de rasgos significativos en térmi- con una mano se quita el sudor de la frente, observa cómo en el horizonte
nos de epidemiología sociocultural (Menéndez, 2000: 166).
se perfila la figura de un caballo y su jinete; lo mira bien y no hay duda:
es un desconocido; entonces deja el hacha y empuña su rifle e incluso
Comparto este análisis de Menéndez, y pienso que en los actuales realiza un par de disparos disuasorios. Pero cuando constata que el fo-
estudios que, fundamentalmente desde la enfermería, vienen aparecien- rastero viene en son de paz, la escena siguiente podría ser así: el granjero
do con relación a la salud y el cuidado de la población inmigrada, expli- se encuentra sentado a la entrada de la cabaña, fumando tranquilamente
c:an muy bien los planteamientos y argumentos mayoritarios: su pipa mientras observa cómo el forastero termina de cortar la leña, a
cambio de un plato caliente y/o pasar la noche en el cobertizo. Así, pues,
El auge de los discursos culturalistas ha impregnado el debate en torno a
la inmigración. Los conceptos de diversidad cultural y de multicultura-
el temor inicial ante la presencia del «otro» va seguido del deseo de apro-
lismo han acaparado el interés de las instituciones y de los profesionales vechamiento; es una respuesta en dos tiempos.
sanitarios derivando sus preocupaciones hacia las diferencias culturales: Wanted, but not welcome es una conocida frase anglosajona que
hábitos alimentarios e indumentarios, barrera lingüística, prácticas re- explica bien esta aparente contradicción ante la llegada y presencia de
ligiosas, tradiciones controvertidas, como la ablación del clítoris, etc. inmigrantes; en nuestro contexto español se utiliza otra con similar sig-
Esta atención a los aspectos derivados de la diversidad cultural obedece nificado: «Pedimos brazos y vinieron personas»; estas frases reflejan los
al hecho de que los profesionales sanitarios tienen que hacer frente a los paradójicos problemas de la convivencia. El profesor Zig Layton-Henry5
problemas que esta diversidad plantea, pero pueden, sin embargo, en-
(Warwick University, UK) explicaba muy bien este fariseísmo con el ejem-
mascarar la etiología mayoritariamente social de los problemas de salud
de los inmigrados (Moreno, 2008: 53).
plo de un conocido suyo, sacerdote en California, que venía a decir algo
así como: «El problema no está en encontrar hispanos trabajando en el
Creo que esta preponderancia del culturalismo en la disciplina en- supermercado, o en la gasolinera, sino cuando te los encuentras en misa».
fermera se debe a la conjunción de tres factores; el primero es la in- Es decir, como mano de obra vale, pero no como vecinos.
fluencia del discurso mediático que ha penetrado en las· instituciones El culturalismo ha configurado una imagen negativa del paciente
sanitarias, convenientemente traducido y filtrado a través de los secto- inmigrante mediante la asignación de etiquetas. El etiquetaje social es
res corporativos y su correspondiente prensa especializada y atalayas; ~ un mecanismo no anodino sino que, como señala Pujadas (1993: 54),
el segundo es el tradicional paternalismo de las profesiones sanitarias se aplica a los grandes grupos afectando a las personas etiquetadas: del
y, particularmente, de la enfermería; y por último, el creciente interés prejuicio al perjuicio. Por un lado, se proyecta la imagen del inmigrado
enfermero por los estudios culturales, como consecuencia de la incor- como riesgo y peligro (Douglas, [1973]: 148-149): importador de en-
poración de un gran número de enfermeras a los estudios de antropo-
logía. Así, han confluido generalización mediática (Checa, 2002: 427), 5. Discurso pronunciado en la Conferencia Internacional sobre la Nueva Ciudada-
paternalismo profesional y exotismo antropológico. La consecuencia es nía, celebrada en Bilbao durante los días 15 y 16 4e enero de 2004.

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MANUEL MORENO PRECIADO DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES

fermedades que habían sido erradicadas; abusador del sistema sanitario condiciones de vida en el país: trastornos psicosomáticos, depresión,
que no respeta las normas instit1,1Cionales; privilegiado, que se beneficia accidentes, etc., unidos a los propios del área materno-infantil, como va-
de ayudas de las que no disponen los autóctonos; promiscuo, que ad- cunas, trastornos alimentarios, concepción y anticoncepción, etcétera.
quiere enfermedades como consecuencia del mantenimiento de formas El etiquetaje aparece con especial relevancia en relación con el gru-
de vida amorales, etcétera. po de origen magrebí, como consecuencia de las fuertes connotaciones
Pondré un ejemplo en relación con esta etiqueta de promiscuidad negativas que la cultura magrebí tiene en la sociedad española. Con re-
muy particularmente asociada a la mujer latinoamericana: «Van ceñidas, lación a la mujer magrebí frecuentemente se escuchan manifestaciones
escotadas ... no tienen pudor... ». Tuve una joven informante dominica- ) ~el tipo: «pobrecillas, están atadas a la pata de la cama» o «mira ésa,
na que ingresó debido a un proceso febril de origen desconocido y, a s1empre con el pañuelo y la túnica ... que no se la quita ni para lavarse ...
pesar de que todo apuntaba a la presencia de una hepatitis, los médicos no veas cómo huele»; son expresiones para manifestar el sentimiento
no se conformaban con tan vulgar patología, por lo que indagaron a del Magreb como una cultura atrasada y machista. Muchas mujeres
fondo intentado encontrar algo más «exótico»; le hicieron mil pruebas magrebíes rechazan estas etiquetas, porque señalan que aun teniendo
y la acribillaron a preguntas: «¿Has tenido relaciones sexuales? ¿Has otra cultura más tradicional, también consideran que disponen de cierto
viajado a tu país recientemente?». «No, sólo a Italia», «Bueno, Italia no poder en el ámbito doméstico y además, dicen que la sociedad magrebí
importa», le dijeron. Refiere mi informante que cuando no quedó más está en un proceso del que aquí no nos damos cuenta. Marruecos es se-
remedio que rendirse a la evidencia del diagnóstico de hepatitis, notó gún algunos autores el «vecino desconocido» (Martín Muñoz, 2003: 34 ),
en los médicos una cierta decepción. seguramente por la fuerza de los prejuicios.
También se visualiza al inmigrante como alguien a quien hay que Es cierto que hace unas décadas teníamos costumbres parecidas a
tutelar y proteger con el manto de la compasión: «pobre» y «enfermo», la de los pueblos de origen de nuestros inmigrantes. He escuchado a
«marginal», son otras etiquetas con las que se exagera y generaliza la vul- matronas enfatizar sobre las diferencias culturales de los magrebíes ante
nerabilidad de estos pacientes; es una etiqueta que sitúa al inmigrante el parto: «¿Te imaginas cómo son, a qué nivel están, que los hombres no
como discapacitado, en palabras de Manuel Delgado (2003: 68), no por asisten al parto?». iDios mío!, pero si la presencia del marido en los pa-
su situación sino por su adscripción cultural; esta imagen del «pobrecito ritorios del mundo occidental en general es bastante reciente. Recorde-
inmigrante» (Retis, 2004: 128) cuadra muy bien con el especial pater- mos aquellas imágenes de películas -de casa y de fuera- de hace dos o
nalismo de la enfermería. Tanto la mirada sospechosa como la mirada tres décadas en las que se veía al marido nervioso en una sala de espera,
compasiva son dos pilares que sostienen un mismo edificio: el discurso rodeado de colillas, esperando el momento en que la matrona abriera
de la exclusión, que viene a significar «te excluyo porque eres un peligro la puerta y le mostrara a su nuevo hijo. Entiendo que estas creencias se
o te excluyo porque eres menor» (Moreno, 2008: 280). mantienen por los efectos del discurso culturalista, que ha proyectado
Estas etiquetas han calado hondo sobre todo en aquellos profesiona- imágenes peyorativas sobre el carácter inmanente de las culturas y ha
les que no tienen especial contacto con los pacientes inmigrantes; por descuidado la necesidad de contextualizar los hábitos y costumbres en
el contrario aquellos profesionales que tienen contacto frecuente y cer- el marco del proceso migratorio.
cano con ellos cuestionan estas etiquetas y aportan argum~ntos basados En cualquier investigación sobre diversidad cultural en general y so-
en la experiencia y la práctica. Además, ya hay datos de organismos im- bre inmigración en particular, el tema del prejuicio es central. Como ya
portantes6 que confirman lo que las personas con un conocimiento cer- es sabido en las instituciones se encuentra en un lugar velado (Douglas,
cano al contexto migratorio ya sabían: a saber, que en contra de lo que 1996 [1986]: 113); se esconde porque no es políticamente correcto
a la gente se le ha hecho creer, los inmigrados usan en menor medida el emitir prejuicios en público -y menos aún en una institución sanitaria
sistema sanitario que los autóctonos, tienen menos enfermedades cróni- regida por códigos deontológicos-, pero, sin embargo, sabemos que
cas y degenerativas, y que sus demandas en salud se relacionan con sus vivimos en una sociedad cargada de prejuicios. El etiquetaje al que he
hecho referencia se produce, en la mayor parte de los casos, de forma
6. Así lo refleja la Encuesta Nacional de Salud, realizada en el año 2006 por el soterrada: Margarita del Olmo (2002: 141) pone el ejemplo del iceberg
Instituto Nacional de Estadística y cuyos datos han sido publicados en marzo de 2008. para señalar que en la expresión del prejuicio y el racismo es mayor, y

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MANUEL MORENO PRECIADO DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES

por tanto más temible, la parte oculta que la visible. Por ello, desvelar que se ubican en la naturaleza de diferentes disciplinas: existencia de
los prejuicios requiere del investigador el despliegue de una serie de un modelo biomédico que prioriza los procesos técnicos relacionados
habilidades y estrategias -por ejemplo, ganando la confianza del infor- directamente con el orden biológico, una enfermería condicionada por
mante- que permitan que esos prejuicios afloren. Cabe preguntarse: un estatus subalterno dentro del modelo biomédico y una antropología
¿no es abusar de la confianza del informante captar sentimientos que no que sigue teniendo una mirada selectiva hacia los procesos, inclinándo-
expresaría en un ámbito más público? se más en el campo de la salud por saber quién es el paciente, antes que
También con relación al prejuicio es necesario saber discernir lo que por saber qué le pasa.
es un prejuicio de carácter general, un prejuicio étnico, y lo que es par- La contradicción entre una sanidad altamente tecnificada y una des-
ticular de un paciente inmigrado, o lo que es aplicable a cualquier tipo humanización asistencial es el principal dilema que el investigador ne-
de pacientes. Un análisis ligero nos puede llevar a una visión etnicista de cesita resolver. La biomedicina impone unas formas de trabajo mecani-
los hechos observados; por ejemplo, podemos pensar que un paciente cistas, propias de la industria que afecta profundamente a las relaciones
rechaza la comida porque no es culturalmente congruente, y a lo mejor entre las personas, fundamentalmente a la relación profesional/paciente.
resulta que el rechazo se debe a que la comida está fría, mal cocinada, La mirada clínica entiende al paciente como objeto y no como sujeto.
o simplemente a un estado de inapetencia. Hay, pues, que hilar muy Cuanto mayor sea el nivel tecnológico de la institución, mayor será la
fino antes de afirmar la existencia del prejuicio étnico; en este sentido despersonalización. Esto lo captan bien -y lo sufren- los pacientes y
es necesario contrastar lo que los actores dicen con lo que hacen, y de familiares; lo que ocurre a su alrededor les resulta incomprensible, nada
ahí la importancia de las observaciones de campo, ya que nos podemos les es familiar; ellos son «los otros», los recién llegados a un lugar orde-
encontrar con sorpresas. Por ejemplo, en una de mis observaciones en nado e instituido y al que tendrán que adaptarse o conformarse, y todo
urí servicio hospitalario de obstetricia, con gran presencia de pacientes ello en circunstancias marcadas por la fragilidad que conlleva la enfer-
inmigrantes, escuché frases cargadas de prejuicios hacia ellos -algu- medad. Isabel Allende, en Paula, refleja ese contexto extraño de quien,
nas podrían considerarse como abiertamente racistas-, que si son unas al mismo tiempo que sufre y espera, no comprende la vida hospitalaria:
guarras, que no quieren a los hijos, que los maridos son todos machis-
tas, etc., y, sin embargo, luego en la observación de las prácticas me he El hospital es un gigantesco edificio cruzado de corredores, donde nunca
encontrado con actitudes muy humanas y un trato respetuoso y cariño- es de noche ni cambia la temperatura, el día se ha detenido en las lám-
so con los mismos hacia los que se habían expresado frases que podrían paras y el verano en las estufas. Las rutinas se repiten con majadera pre-
cisión; es el reino del dolor, aquí se viene a sufrir, así lo comprendemos
hacerme pensar en un rechazo de carácter étnico. Es necesario ser muy
todos (Allende, 1994: 91).
cuidadoso y no precipitarse en el análisis, porque la expresión abierta
de prejuicios obedece, a veces, a contiendas y problemas existentes en
Cuanto mayor sea el nivel tecnológico de la institución, mayor será
un determinado contexto. En el caso referido, la explicación había que
la despersonalización. ¿Por qué se produce esta incompatibilidad aparen-
buscarla en el contexto de desmotivación y deterioro del clima laboral
te entre tecnología médica y relaciones humanas? Josep M.a Comelles
existente en ese momento entre el personal sanitario; también influyó,
(2000) describe las formas en que se materializan las relaciones pacien-
claro está, el hecho de que las manifestaciones estaban dirigidas al inves-
te/familiar y personal sanitario en un contexto de alta tecnificación 7 • En
tigador y se realizaron desde la confianza que inspira un «compañero».

ÉTICA, INVESTIGACIÓN, CUIDADOS Y DIVERSIDAD: 7. El trabajo al que hago alusión se titula «Tecnología, cultura y sociabilidad. Los
REFLEXIONES FINALES límites culturales del hospital contemporáneo», en E. Perdiguero y J. M. Comelles (eds.),
Medicina y cultura. Estudios entre la antropología y la medicina, Barcelona, Bellaterra,
Una primera reflexión se impone en relación con el objetivo central de 2000: 305-351. Se trata del análisis de una vivencia personal del autor como consecuen-
este capítulo, es decir, cómo avanzar en la investigación de corte antro- cia del tratamiento al que tuvo que ser sometida su esposa, tras unas gravísimas quemadu-
ras. Es una descripción cruda y descarnada de cómo la cultura profesional sanitaria está
pológico preservando al mismo tiempo los derechos de los pacientes. orientada al manejo de la tecnología médica, pero muestra grandes carencias e incluso
Las dificultades que han sido señaladas son de gran envergadura, por- indiferencia hacia pacientes y familiares. '

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MANUEL MORENO PRECIADO DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES

los servicios especiales, con gran concentración tecnológica, es donde la paciente. No basta con que el paciente esté vestido, porque la enfermedad
mirada clínica se focaliza más en ¡el paciente como objeto y no como su- hace que la persona se sienta siempre desnuda y desnudada:
jeto. Todavía es frecuente que a los pacientes se les nombre por el órg~­
La persona doliente se descubre ante el mundo, se manifiesta en su más
no enfermo: «es un bazo», «es un riñón», «es un hígado», se suele dee1r,
completa desnudez. En la enfermedad no hay representación alguna,
como si el resto de la persona no interesara. Las normas en los servicios pues en el dolor no hay lugar para el disimulo ni la comedia. La persona
especiales son también especiales, por lo general más restrictivas, más enferma se muestra desnuda, completamente transparente en el mundo.
aisladoras para los pacientes: Esta desnudez la convierte todavía en un ser más vulnerable desde el
punto de vista social (Torralba, 1998: 340).
Así descrito, un servicio de quemados es una versión quintaesencia de
un hospital completo: UCI, salas generales, quirófanos, consultas exter- El mantenimiento de una actitud ética en relación a la diversidad
nas y una constelación de profesiones: cirujanos plásticos, inten~ivistas,
cultural requiere huir de los enfoques basados en los «imaginarios cul-
rehabilitadores, enfermeras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacwnales,
ortopédicos, auxiliares, epidemiólogos y microbiólogos, ocasionalmente
turales» y apostar por las definiciones basadas en la experiencia empírica
un psiquiatra y un cura. La similitud con el gran hospital es mayor si -etnográfica-, encuadrando estas experiencias en los procesos his-
añadimos la naturaleza multidisciplinar de los tratamientos y los cuida- tóricos, políticos y sociales. Esto ayudará a entender al paciente inmi-
dos y la complejidad de su organización (Comelles, 2000: 312). grado no como miembro de una cultura de carácter inmanente, sino
en tanto que persona sometida a un proceso de cambio, que está re-
Pero en la actualidad este modelo biomédico está siendo cuestio- elaborando sus prácticas, reteniendo de su cultura aquello que aún le
nado desde diferentes ámbitos. La puesta en marcha del Proceso de sirve e incorporando nuevos hábitos. La cercanía al paciente, hacia su
Bolonia ha permitido a la enfermería, como apunta Manuel Amézcua perspectiva, facilitará la comprensión de los procesos que van más allá
(2008: 229), resolver de golpe una aspiración de décadas, alcanzando de la enfermedad, tales como el desequilibrio biológico, para captar
con el nuevo Grado el acceso directo al segundo y tercer ciclo de los hechos sociales y culturales asociados a la enfermedad y el padeci-
enseñanza. Los cambios demográficos que se están produciendo en la miento. El ser humano es un animal narrativo y es necesario favorecer la
sociedad también están afectando al rol de la enfermera, porque están expresión de la narratividad de la experiencia de enfermar, es decir,
revalorizando los «cuidados». El cambio en el perfil del paciente es la expresión del padecimiento. Esta perspectiva antropológica consiste
otro factor que viene a cuestionar la esencia de la biomedicina. Hoy co- en tener en cuenta al paciente, partiendo de su proceso de enfermedad y
existen el perfil del paciente tradicional, más mayor, que espera pacien- relacionarlo con su edad, género y contexto particular; es decir, con su
temente y que no cuestiona la asistencia recibida y se queja poco, con situación social y cultural, lo cual requiere una cercanía con la persona
otro grupo de pacientes más informados y más nerviosos, que se mues- cuidada para poder aprehender los lazos de significación:
tran menos satisfechos, son más exigentes y más propensos a reclamar
e incluso a demandar. Este último grupo no quiere trato paternalista, En contra de todos los sistemas de aplicación teórica aprendidos en el
sino actuaciones eficaces en su tiempo. No le basta con la calidad técni- curso de las formaciones profesionales, a despecho de una sublimación
ca, sino que quiere información y participar en la toma de decisiones. ideológica de la persona -es decir: persona-la aproximación consiste
Como se ha dicho anteriormente, los comités de ética mantienen unos en hacerse próximo a la gente, dejando llegar a uno lo que se puede
captar, lo que se puede aprehender de ellos a partir de lo que revelan
criterios de vigilancia en los proyectos de investigación que están pensa-
ellos mismos. Es un reencuentro con las personas. Parte de ellas, de lo
dos fundamentalmente para la investigación biomédica y no para las de que ellas son, tal corno se expresan. Obliga a distanciarse de lo que sabe
carácter sociocultural. Si bien esto supone llevar a cabo enormes esfuerzos a priori. Se trata de captar en el desorden lo que es el orden del otro.
para que estas investigaciones puedan autorizarse y más aún financiarse, Se trata de captar aquello a lo que la persona que requiere cuidados le
lo cierto es que hay pocas posibilidades de control sobre el investigador, concede importancia (Colliere, 1993: 79).
una vez que éste se encuentra en· el campo. La fragilidad d~ los pacientes
es tal que sólo la ética del propio investigador permite limitar sus activi- Finalizaré afirmando la convicción de que en los estudios con pa-
dades. Es lo que ocurre con relación a la preservación de la intimidad del cientes se requiere del investigador cualitativo de campo un compromi-

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MANUEL MORENO PRECIADO DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIENTES

so ético para poder superar las barreras y condicionantes que impone la Foucault, M., 1999 [1963], El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la
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También planteo que impregnemos nuestras decisiones éticas con sen- Hamersley, M. y P. Atkinson, 2001, Etnografía, Barcelona, Paidós.
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334 335
CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO
DE REFLEXIÓN CONJUNTA

Pilar Cucalón
Centro de Ciencias Humanas y Sociales
·consejo Superior de Investigaciones Científicas

El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra «con-


clusión» como acción y efecto de concluir, como fin y terminación de
algo, y la palabra «concluir» como acabar o finalizar algo, determinar y
resolver sobre lo que se ha tratado, inferir, deducir una verdad de otras
que se admiten, demuestran o presuponen. En el Diccionario de uso del
español, de María Moliner, «conclusión» puede entenderse como la ac-
ción de concluir(se), en el sentido de fin, terminación, término. Precisa
la definición explicando conclusión como conocimiento o idea a la que
se llega como final de un razonamiento y como decisión o acuerdo quese
alcanza después de hablar una cosa o pensar sobre ella.
Cuando Margarita del Olmo me pidió que escribiese las conclusio-
nes de este libro, pensé que iba a ser un trabajo difícil, porque nunca me
había enfrentado a una tarea de este tipo. Una vez he leído los textos
y realizado algunas revisiones bibliográficas sigo pensando que se trata
de una labor compleja, pero -contando con una expresión de Antonio
Machado que utiliza Manuel Moreno: «se hace camino al andar»- voy
a prosegmr.
Si concluir es acabar o finalizar algo, creo que esta sección del li-
bro tiene dicha finalidad; pero ¿en qué sentido?, ¿en el de elaborar sus

Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto «Estrategias de participa-


ción social y prevención de racismo en las escuelas Il» (FFI2009-08762).
En la elaboración de este texto ha resultado fundamental escuchar las intervenciones
de Marta Malo, Monserrat Galcerán y Franco Ingrassia en la Mesa redonda «Universa-
lismo desde abajo», que tuvo lugar en la Universidad Internacional de Andalucía: Arte y
Pensamiento, en 2006.

337
PILAR CUCALÓN CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA

últimas hojas?, ¿en el de determinar, resolver, inferir, deducir y llegar «No estamos de acuerdo con algunas de tus interpretaciones», escu-
a una decisión, acuerdo o razonamiento terminante? Si atiendo a ta- chó Virtudes Téllez por parte de una de las asociaciones sociocultura-
les explicaciones puedo deducir que no he alcanzado ninguno de estos les madrileñas formada por jóvenes musulmanes universitarios con las
objetivos, porque en sus capítulos no se pretende determinar, resolver, que ha realizado su trabajo de campo. Cuando Nancy Scheper-Hughes
inferir, deducir y llegar a decisiones, acuerdos o razonamientos cerrados. volvió a An Clochan, la comunidad irlandesa en la que había trabaja-
Cada uno de sus autores presenta la posibilidad de componer, a través de do veinticinco años antes de la publicación del texto compilado en este
sus dilemas en el campo etnográfico, un proceso de reflexión conjunta, libro, se encontró con las siguientes palabras: «Bueno, Nancy, siento de-
construido en un aquí y ahora, y abierto a todas posibles interpelaciones. cirte que ya no eres bienvenida, ya no».
Al terminar de leer todas las aportaciones al libro, me sentí incapaz Ninguna de estas dos mujeres pensó que sus escritos podían causar
de hilar todas las cuestiones expuestas, pero consideré que podía en- daños, pero las dos frases recogen el rechazo a sus ensayos por parte
contrar el modo de iniciar mi trabajo. Di con la manera de hacerlo al de algunas de las personas con las que convivieron en el campo. Antici-
comprender que encuentro, escucha, exposición y discusión son algu- par posibles- dificultades o malentendidos no es directamente relacional
nas de las sugerencias trazadas en sus páginas. Todos los autores hacen con la capacidad real de los etnógrafos para calcularlos, argumenta Té-
mención a su compromiso como antropólogos: ¿compromiso con las llez. En ocasiones, hasta que no se producen, es imposible enfrentarse
personas sujeto de estudio y sus intereses?, ¿con el campo académico?, a ellos; pero, una vez se han dado, es preciso desvelarlos y construir
¿con la investigación?, ¿con las resistencias de carácter político? En las procesos de reflexión común, explica esta misma autora. A la luz de
páginas siguientes iré desmembrando estos compromisos. sus experiencias en el campo, ambas han intentando matizar y perfilar
la regla mencionada. Vivencias condicionadas por el contexto social,
político y económico en el que se ven inmersas las comunidades en las
TRABAJAR SIN CAUSAR DAÑOS que trabajan. Aunque sea simplificando, me pregunto: ¿cómo son vistas
las personas de religión musulmana a partir de los atentados del 11-M?,
Jesús Adánez explica los dilemas surgidos en el interior de su equipo de ¿qué lugar han alcanzado los procesos de identidad nacional en Irlanda?
investigación, como consecuencia del trabajo etnográfico desarrollado La Asociación Americana de Antropología ha elaborado a lo largo
en una comunidad del Valle de Chalco (México). En este lugar la situa- de su historia diferentes declaraciones sobre ética, al mismo tiempo que
ción política era complicada. Sin embargo, estas personas ofrecieron ha sido cuidadosa a la hora de entender que la complejidad y variedad
su cuidado y confianza a los académicos extranjeros. Adánez reconoce de situaciones vividas por los antropólogos es complicado que sean re-
el perjuicio que su presencia podía haber generado al pueblo, sin que cogidas en un conjunto de preceptos (N ancy Konvalinka en este libro).
fueran conscientes de ello a su llegada. A pesar de esto, afirma que la Scheper-Hughes escribe Saints, Scholars and Schizofrenics en 1971\
obligación de los antropólogos se encuentra en la construcción de cono- tras su trabajo de investigación en An Clochan. Cuando regresó a esta
cimiento sobre esa realidad en la que se profundiza y en el tema de aná- localidad veinticinco años más tarde, sus vecinos habían leído la obra y
lisis. Me pregunto: ¿¡os responsables de este grupo se deberían haber no consideraban correctas algunas de las interpretaciones que esta autora
informado previamente de los acontecimientos acaecidos en Chalco?, había escrito sobre sus vidas. Ira en Irlanda, el capítulo que está reco-
¿¡os posibles daños eran predecibles? El campo ofrece el día a día y el gido en el presente libro, reconoce los errores de Saints, Scholars and
contacto directo; las situaciones surgidas a raíz de ambos se concretan Schizofrenics. Pero indica: .
en temas sobre los que reflexionar y discutir incluso mucho tiempo más
tarde, como en este caso que narra el autor. La impenitencia casa con lo inexorable. Así que de alguna forma los
Nancy Konvalinka explica los cambios que las declaraciones sobre vecinos tenían razón cuando decían «no creemos que nos estés pidiendo
ética de la Asociación Americana de Antropología han sufrido a lo largo perdón». En su forma de ver las cosas hubiera supuesto una renuncia
de su historia. Uno de los preceptos recogidos por dichas normas es: a mí misma y a mi controvertida profesión, algo que no podía hacer.
«anticipar los daños que pueden causarse a las personas que dirigimos
nuestras miradas». 1. Libro al que se refiere Nancy Scheper-Hughes en este volumen.

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PILAR CUCALÓN CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA

Escribí Saints en un momento de tiempo determinado y siendo una ofrecido a estas personas, a pesar de todo lo que ellas le han brindado?,
antropóloga, etnógrafa parti~ular. El tiempo, como dicen lo cura todo, se pregunta. Le preocupa la utilidad de su trabajo para las que con-
no existe la ira eterna ni el amor eterno. forman su campo de estudio, ¿cómo les puede servir su conocimiento
antropológico y de esta forma generar mejoras en el trabajo escolar?
ESCRIBIR, PARA QUÉ Y PARA QUIÉN Díaz de Rada incide en que la vinculación moral del etnógrafo pasará
para bien o mal por la inmediata relación intersubjetiva que mantiene
Diana Marre utiliza una pregunta que introduce y resume el desarrollo con las personas en el campo y no por el supuesto valor práctico que en
de este epígrafe: «¿para qué y/o para quién escribe la antropología?». un futuro más o menos distante les será devuelto como producto de
Se (nos) interroga sobre los aspectos éticos surgidos en sus indagacio- investigación. Considera que su trabajo en Guovdageaidnu (Noruega) no
nes etnográficas sobre reproducción en España, concluye diciendo que tiene por qué resultar útil a los vecinos de este municipio, aunque sí pue-
«el etnógrafo competente es aquél que aprende a vivir con mala con- de servir a otros investigadores. En la elaboración teórica de sus observa-
ciencia, pero sigue afectándole». ciones y entrevistas no va a producirse una devolución recíproca, pero sí
Esta autora y otros como Jesús Adánez, se refieren directamente al va a darse en las relaciones de confianza establecidas con estos habitantes
trabajo de Nancy Scheper-Hughes para dar respuesta a su interrogación. del norte de Noruega. Para este autor el compromiso moral del etnógra-
Esto no significa que compartan sus planteamientos, pero hacen men- fo tiene que ver con la sociedad del saber, que se refiere directamente
ción a ellos para construir su propia visión y hacer referencia a discusio- a sus colegas y estudiantes y no a la utilidad práctica de su trabajo para
nes que están articulando la disciplina desde hace tiempo2 • Comprender las personas que dan forma a su campo de estudio. En relación con ello,
los encuentros y desencuentros de estos investigadores con esta contro- Matilde Fernández resalta la importancia del aprendizaje de conductas
vertida antropóloga, requiere conocer algunos de sus planteamientos: «éticas» en el desarrollo de la disciplina, señalando la necesidad de dirigir
entiende la antropología como una forma de resistencia, reclama la in- con cuidado este tipo de reflexiones a la formación de los antropólogos.
versión de energías hacia prácticas que ella denomina más «humanas», Argumenta que la existencia de normas y la explicitación de experien-
rechaza una dedicación exclusiva a la academia, propone la elaboración cias pueden ser elementos que ayuden a guiar el desarrollo del trabajo
de textos transformadores del hacer académico, niega la existencia de de campo. Sin embargo para esta antropóloga, la resolución de todo
una neutralidad científica privilegiada y suscita el intento de hacer aná- tipo de aconteceres producidos en la etnografía se encuentra en la im-
lisis detallados que den voz a todos aquellos que están silenciados por la provisación y calidad humana de quién está indagando.
opresión política y económica (Scheper-Hughes, 1997). Los presupues- Los textos de Ángel Díaz de Rada y Margarita del Olmo profun-
tos mencionados no han sido abarcados en su totalidad en este libro: dizan en el compromiso moral de los antropólogos en su sentido más
Marre ha hablado de la necesidad de visibilización de las situaciones epistemológico. Ambos usan sus vivencias en dos contextos de trabajo
injustas para el antropólogo y Adánez de la necesidad de esfuerzos hacia diferentes para expresar cómo entienden esta obligación. Ninguno de
el campo académico en el relato de su trabajo en Chalco, aunque este estos autores se refiere en sus capítulos a la labor del otro, pero yo ima-
mismo autor introduce la reflexión sobre las investigaciones en función gino el transcurrir de una conversación entre ellos, trazada por puntos
de los intereses de las comunidades estudiadas. de distanciamiento y acercamiento sobre cómo comprender y actuar su
Margarita del Olmo realiza trabajo de campo durante tres años en responsabilidad como investigadores.
un aula de un colegio de Madrid. Este proceso genera en ella una serie Aunque Del Olmo no interrumpa su interés analítico con el ámbi-
de pensamientos que la animan a infundir reflexividad y autocrítica a to académico, cuestiona que dicha responsabilidad no pueda resultar
sus colegas y a expresar un malestar sentido. Estas situaciones la han lle- provechosa a los centros escolares en los que labora. Insiste en que esta
vado a plantearse la necesidad de cambiar su relación dentro del campo, orientación hacia su quehacer no tiene por qué significar que su trabajo
dado que las interacciones establecidas no han sido recíprocas. ¿Qué ha carezca de un análisis enriquecedor y complejo. Me figuro la respues-
ta de Díaz de Rada a dicha afirmación, insistiendo en la existencia de
2. Véase Clifford y Marcus (1986), Fox (1991), Scheper-Hughes (1994) y D'Andrade dos planos de compromiso moral diferentes en el desarrollo de la labor
(1994). antropológica: por un lado en el campo, como moralidad ordinaria en

340 341
PILAR CUCALÓN CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA

términos de coparticipación y reciprocidad y, por otro lado, en la mesa vecinal para conmemorar la independencia del barrio por parte de los
de trabajo, como buen hacer analítico. Este autor defiende la desco- movimientos sociales locales. Tiene lugar desde los años ochenta y con-
nexión y la no confluencia entre estos dos órdenes de moralidad para el siste en una gran guerra de agua.
etnógrafo. Reflexiona sobre la innecesaria correspondencia entre las ex- En su capítulo, la autora explica cómo Vallekas, Puerto de Mar y
ploraciones de carácter aplicado o práctico y el deber en la cotidianidad el conocimiento antropológico que lo avala fueron usados para legi-
del campo, que implica tratar a las personas «sujetos» de dichos estudios timar la imagen de una fiesta y reivindicación vecinal como ·la Batalla
como personas y no como meros informantes. Del Olmo, aunque se si- Naval, aclarando que no sólo trató de reconocer o dar valor a dicho
túe en esa necesidad de satisfacer los intereses de los actores implicados, acontecimiento a través de su obra, sino que formó parte de las luchas
especialmente de los profesores de la escuela, no niega la necesidad de locales. Esta posición le llevó a plantearse si su trabajo contaría con el
una relación de colaboración en esos espacios directos de relación inter- apoyo de la comunidad científica. Además, propone el desarrollo de
subjetiva. Es en la importancia de tratar a las personas como personas otras formas de investigación, en las que el análisis va acompañado de la
donde pueden hilvanarse puntos de unión entre ambos. intervención sobre el medio, como es el caso de la Investigación Acción
Caridad Hernández señala que la antropología se ha constituido a Participativa (IAP).
lo largo de su historia como una disciplina reflexiva y crítica consigo mis- Al respecto de la Investigación Acción Participativa Alicia Re Cruz
ma. Considero que el planteamiento de todas estas cuestiones ético-epis- expone cómo cambió su forma de entender y pensar la disciplina. No
temológicas no tiene que significar que se tenga que encontrar soluciones queda claro si Lorenzi y Re Cruz comprenden del mismo modo la IAP.
únicas a ellas, el esbozadas como el desarrollo necesario de toda práctica Sin embargo, los límites entre ésta y la antropología aplicada son difusos
profesional quizá ayude a tomar decisiones con serenidad. Margarita del en el texto de la última, que la define como herramienta de intervención
Olino resalta la importancia de mostrar a los lectores de trabajos antro- y cambio social, capaz de construir una sociedad más justa y equitativa.
pológicos la existencia de aquellas preocupaciones que el etnógrafo no ha Carmen Osuna vivió una situación difícil en el aula de bachillerato
podido resolver en su devenir. del instituto en el que realizó su estudio. Actuar o no actuar, presencian-
do el castigo y la ridiculización de un profesor hacia una de sus alumnas,
parecen plantearle una serie de dilemas. La etnógrafa «no actúa» en ese
INTERVENIR Y ACTUAR EN EL CAMPO
momento, en el sentido de recriminar cara a cara al docente el daño que
con sus palabras puede estar causando a la niña, sino que espera y mues-
En el capítulo que Fernando Monge ha elaborado en este libro, propo-
tra su apoyo a ésta una vez la riña y la humillación han finalizado. ¿Por
ne a los antropólogos un espacio de intervención en nuestras socieda-
qué replantearse el haber obrado en el momento en el que se está produ-
des. Les invita a participar y responsabilizarse de la organización de los
ciendo el castigo?, ¿querría esta chica que lo hubiera hecho Carmen?, ao
museos. Aunque dicha participación y responsabilidad deben ejercerse
necesitaba? Esta autora plantea que en espacios donde las relaciones de
de una forma ética y para ello propone guiarse por algunos de los prin-
poder son explícitamente desiguales resulta complicado no inmiscuirse.
cipios básicos que han organizado la práctica de la disciplina a lo largo
Pilar López narra algunas de las circunstancias vividas durante su
de su trayectoria. Finaliza su escrito explicando que los museos:
estancia de investigación en Ecuador, intentando complejizar los pro-
No sólo son un excelente campo de estudio y actividad para la antro- cesos migratorios entre este país y España .. Hechos incómodos de re-
pología sino, además, escenarios en los que es tan necesario desarrollar cordar y ante los que su inacción puede resultarle en este momento
buenas prácticas como reflexionar críticamente sobre el papel y la ética de injustificable. Entabla amistades en el campo que cada vez hacen más
los antropólogos contemporáneos. ¿Qué podemos aprender y compartir complicado mantener su rol de antropóloga distante. Tenía miedo a
entre todos? hacerse daño a ella misma y las personas que depositan su confianza en
ella. Replantea la dicotomía nosotros/otros, en la que ese nosotros está
Vallekas, Puerto de Mar. Fiesta, identidad de barrio y movimientos lleno de muchos otros.
sociales es el libro que Elízabeth Lorenzi escribe tras su investigación La cuestión de fondo que me planteo es si Monge, Lorenzi y Re
sobre la Batalla Naval de Vallecas. Esta última se crea como un evento Cruz responden en sus capítulos a la pregunta de «para qué y para quién

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PILAR CUCALÓN CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA

escribe la antropología» y si proponen intervención sobre el campo para Fuera y dentro del lugar de estudio vivo toda una serie de situacio-
el cambio. Sus propuestas a la hora de interpretar dicha intervención nes perversas para mí. Incomoda y cuestiona mi moral el no enfren-
¿son iguales?, y, respecto al cambio, ¿¡o son? La mejora en la gestión de tarme a ellas directamente, ¿por qué no hacerlo?, ¿por qué no actuar
los museos, ¿puede ser entendida de la misma manera que las transfor- ni en el campo ni fuera de él? Preguntas que quedan para un debate
maciones reivindicadas por los movimientos vecinales? posterior.
Osuna y López llevan a sus lectores hacia lo minucioso del trabajo
de campo, a los dilemas surgidos en esas interacciones marcadas por
el aquí y el ahora, a lo cotidiano, a lo particular, a la vivencia del con- CONTAR O NO LO INTERESANTE
flicto entre los compromisos personales y profesionales. Ángel Díaz
de Rada habla de coparticipación y reciprocidad en el campo, mientras ¿Por qué lo interesante nunca sale?, se pregunta Pilar López al narrar los
que estas dos autoras explican y destapan lo desconcertante de estos afectos, contradicciones, conflictos y soluciones tomadas antes, durante
vínculos. y después de su etnografía entre España y Ecuador.
En mi trabajo de campo 3 , he encontrado una realidad semejante ¿cómo contestaría Nancy Scheper-Hughes a esta pregunta? A la luz
a la que narra Margarita del Olmo: los profesores y alumnos con los de su artículo compilado en este libro, diría que siempre debemos res-
que me he relacionado nunca han tenido muy claro mi objetivo dentro peto y empatía en nuestra escritura a las personas de nuestro estudio.
del Aula de Enlace. Desconozco qué esperaban de mí, tanto unos como Manuel Moreno Preciado indica que es la propia ética del investigador
otros, pero me planteaban preguntas que me ponían en un aprieto. Los la que limitará sus actividades indagatorias frente a una persona, preser-
docentes no sólo me han interrogado sobre la imagen que tengo sobre vando sus derechos en cada momento.
las Aulas de Enlace, sino que han esperado mi consejo sobre sus pre- Me aventuro a contestar a la sugerente e interesante pregunta de
ocupaciones a la hora de resolver determinadas vivencias en clase. La Pilar López, manifestando que mostrar en nuestros textos algunas infor-
expresión de mi parecer sobre aquello que me sugerían podía condicio- maciones expresadas por parte de los actores sociales en una situación
nar sus prácticas y con ello verse distorsionado mi estudio. Intentaba comunicativa concreta va más allá de los intereses de la investigación,
ser sincera en mis opiniones y cuidadosa a la hora de expresarlas. En así como de aquello que se espera que pueda aportar al campo para el
este decir o no decir, contestar o no contestar, actuar o no actuar ante el que se escribe. Las personas hacia las que se dirigen nuestras miradas
docente no me siento cómoda. Me inquieta examinar en qué lugar me y preguntas, aunque puedan olvidar que somos investigadores como
estoy colocando respecto a educadores y alumnos: ¿como asesora de consecuencia de nuestra estancia prolongada en su día a día, saben qué
docentes?, ni soy quién, ni quiero serlo; ¿como protectora de alumnos?, hacer, qué decir y cómo hacerlo ante nuestra presencia. Se trata de una
ellos tienen sus propios medios; o simplemente ¿como una persona que situación como otras de su vida, marcada por relaciones de poder, en las
interactúa con otra en un contexto concreto? que cada uno acaba jugando un papel.
A la hora de analizar y escribir es preciso hilar fino y no dejarse
llevar por las primeras impresiones. En este sentido, Manuel Moreno
3. Esta reflexión surge como consecuencia de un trabajo de investigación etnográfico explica que en su estudio sobre la diversidad cultural en salud era nece-
desarrollado durante los cursos académicos 2005/2006 y 2008/2009 en dos Aulas de Enlace sario confrontar las frases abiertamente racistas de algunos profesiona-
diferentes. El Aula de Enlace es un servicio educativo puesto en marcha por la Comunidad les sanitarios hacia sus pacientes, con lo cariñoso (como el autor las de-
Autónoma de Madrid, dirigido a alumnos y alumnas extranjeros/extranjeras con descono-
fine) de las acciones de estos mismos profesionales hacia estos mismos
cimiento del castellano o con carencias en sus conocimientos básicos. Su finalidad principal
es la adquisición por parte de dicho alumnado de las competencias comunicativas y lin- usuarios. A esto añade la importancia de contextualizar el día a día de
güísticas necesarias para la incorporación a su entorno escolar y social. Los destinatarios los centros hospitalarios en el clima de precarización al que se ven so-
son alumnos y alumnas del segundo y tercer ciclo de Educación Primaria y de Educación metidos. Ser minucioso en el trabajo de campo implicaría para Waltraud
Secundaria (Cucalón, 2007). Dicho trabajo de investigación se encuentra enmarcado en Müllauer-Seichter incorporar las imágenes de actores sociales muchas
el desarrollo de mi tesis doctoral, y tiene como objetivo último conocer los procesos de
veces olvidados, como son los niños.
«inmersión» de estos chicos y chicas en los centros escolares madrileños a través de este
dispositivo al que he hecho mención.

344 345
PILAR CUCALÓN CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA

CONCLUSIÓN REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

En la lectura y escritura de este texto he intentado aproximarme a las Abu Lughod, L., 1991, «Writing against Culture», en Richard G. Fox (ed.), Re-
reflexiones y deliberaciones que los artículos revelan. Imagino que no capturing Anthropology. Working in the Present, Santa Fe, School of Ame-
he sido capaz de captar con la minuciosidad que se merecen todas las rican Research Press.
ideas presentadas. Probablemente habré olvidado lo más interesante, Clifford, J. y G. Marcus (eds.), 1986, Writing Culture: The Poetics and Politics
of Ethnography, Berkeley, University of California Press.
pero he intentado en todo momento plasmar contradicciones y pos-
Cucalón, P., 2007, «El desarrollo de un proceso de investigación etnográfica en
turas, confrontar posiciones y reflejar el carácter cambiante y abierto
un aula de enlace», Gazeta de Antropología, 23: 23-09.
de éstas. D' Andrade, R., 1994, «Moral Models in Anthropology», Current Anthropolo-
Marina Garcés explica que inicia otra relación con el mundo a partir gy, 36/3: 399-406.
de sus estudios en filosofía. Este comienzo pasa por el descubrimien- Del Olmo, M., 2008, «La utopía en el exilio. Un ensayo de escritura etnográfica
to de la amistad como instrumento político (Marina Garcés, 2008: 263 ). 'en contra de la cultura'», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares,
Sospecho que para cada uno de los lectores de este libro la antropología Madrid, CSIC, 23/1: 173-186.
ha supuesto, supone o está suponiendo comienzos, transformaciones, Díaz de Rada, Á., 2008, «¿Dónde está la frontera? Prejuicios de campo y pro-
conflictos y un largo etcétera. En mi caso, la formación en esta disciplina blemas de escala en la estructuración étnica en Sápmi», Revista de Dialecto-
genera un proceso de descubrimiento que poco a poco sigue constru- logía y Tradiciones Populares, Madrid, CSIC, 23/1: 187-235.
Fox, R. (ed.), 1991, Racapturing Anthropology. Working in the Present, Santa
yéndose.
Fe, School of American Research Press.
En mi trayectoria como antropóloga todavía no he encontrado una Scheper-Hughes, N., 1971, Saints, Scholars and Schizophrenics: Mental Illness
respuesta precisa a todas las cuestiones planteadas en este libro. De cada in Rural Ireland, Berkeley-Los Ángeles, University of California Press.
uno de estos investigadores tomaré unas formas de entender y de tra- Scheper-Hughes, N., 1994, «The Primacy of the Ethical: towards a Militant An-
bajar y desecharé otras, así poco a poco iré elaborando y configurando thropology», Current Anthropology, 36/3: 409-420.
mi propio quehacer. Espero que este quehacer se vaya transformando Scheper-Hughes, N., 1997, La muerte sin llanto. Violencia y vida cotidiana en
y matizando. Brasil, Barcelona, Ariel.
Mi último compromiso con estas conclusiones es explicitar que en
la escritura de este texto he incorporado a mi cuerpo y mis palabras el
miedo a traicionar lo que cada uno de los autores estaba proponiendo.
Me perturba que mis interpretaciones no sean fieles a lo que se estaba
pretendiendo expresar, a configurar una serie de conexiones impreci-
sas para los creadores implicados. Sin embargo, considero que

Como todo trabajo antropológico contemporáneo, no tengo ningún


problema en contribuir con mis textos a abrir distintos debates y creo
que no debería ser una causa para la desesperación sino, al contrario,
para obligarnos a reflexionar sobre dilemas de la práctica antropológica
que no podemos seguir ignorando (porque vivimos en tiempos en los que
es más difícil mantener en su sitio las fronteras de la «cultura» y porque la
política global es menos clara). Este tipo de problemas nos permite hacer
uso de estrategias provisionales que pueden tener que ver con nuestras
expectativas siempre y cuando estén despojadas de la ilusión de que
nuestras contribuciones tengan mayor valor (Abu Lughod, 1991: 160).

346 347
ACERCA DE LAS AUTORAS Y AUTORES

Jesús Adánez Pavón es profesor en el Departamento de Historia de América 11


(Antropología de América), en la Universidad Complutense de Madrid. Como
arqueólogo, sus líneas de investigación están centradas actualmente en el área
maya, si bien anteriormente participó en proyectos de arqueología prehispánica
en el área andina y de arqueología histórica en las Antillas. Como etnólogo, sus
trabajos iniciales tuvieron lugar en España y se ampliaron luego en México.

Pilar Cucalón estudió antropología social en Madrid, después de haber termi-


nado su diplomatura en trabajo social y al considerar que necesitaba seguir
estudiando y dejar su ciudad natal, Zaragoza. Gracias a una beca predoctoral
otorgada en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, y a Margarita
del Olmo que la animó para que la pidiese, realiza su tesis doctoral con una de-
dicación mucho mayor de la que ella había planeado en el año 2008. Recalca
este año porque es en el que le fue otorgada dicha beca y porque se encontraba
con una estancia en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tesis
doctoral trata sobre los procesos de «problematización» e «inmersión» de los
chicos y chicas inmigrantes/extranjeros en los centros escolares madrileños a
través de las Aulas de Enlace.

Margarita del Olmo es doctora en antropología y trabaja como investigadora


en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Inves-
tigaciones Científicas. Como miembro del Grupo INTER participa en diver-
sos proyectos relacionados con la educación. Ha trabajado en varios países,
entre ellos, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Sudáfrica y Austria. Su línea
de investigación principal está articulada en torno al tema del racismo y a su
prevención, pero su carrera investigadora se engloba en el tema del contacto
cultural. Ha realizado trabajo de campo sobre los siguientes temas: reservas
indias en Canadá, argentinos exiliados en España, conversos españoles al islam,

349
DILEMAS ÉTICOS EN ANTROPOLOGÍA ACERCA DE LAS AUTORAS Y AUTORES

inmigración e integración, identidad cultural, multiculturalismo y Educación Caridad Hernández es doctora en Antropología por la Universidad Complutense
Intercultural. Su último trabajo de campo lo ha realizado entre 2006 y 2008 en y trabaja como profesora en el Departamento de Didáctica de las Ciencias Socia-
la Aulas de Enlace de la Comunidad de Madrid (un programa de la Consejería les de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Ha
de Educación para facilitar la integración de los alumnos inmigrantes) sobre el realizado trabajo de campo en España en distintos lugares y en diferentes mo-
que está a punto de salir una monografía titulada Reshaping Kids Through Public mentos. Ha trabajado en numerosos proyectos relacionados con la educación, en
Policy. Lessons from Madrid. algunos de ellos como miembro del Grupo INTER. Tanto sus publicaciones como
sus líneas de investigación se vinculan a dos campos: la antropología y la ense-
Ángel Díaz de Rada (Madrid, 1963) se doctoró en la UNED en 1993 con una ñanza de las ciencias sociales. Últimamente su interés se centra en Educación
tesis en el ámbito de la Antropología de la Educación. Ese trabajo fue publicado Intercultural y formación de profesorado, enseñanza de las ciencias sociales en
con el título Los primeros de la clase y los últimos románticos. Una etnografía contextos multiculturales, Racismo y Educación e Integración de los alumnos
para la crítica de la visión instrumental de la enseñanza (1996). Ángel Díaz de extranjeros en el sistema educativo.
Rada ha realizado trabajo de campo en el Valle del Jerte (España), dos institu-
ciones escolares de Madrid, la ciudad de Leganés (Madrid), una oficina de aten- Nancy Konvaltnka es profesora ayudante en el Departamento de Antropología
ción al ciudadano de la Comunidad Autónoma de Madrid, y en Guovdageaidnu social y cultural de la UNED. Ha llevado a cabo trabajo de campo sobre los va-
(Noruega). Por orden de realización, estos trabajos de campo tienen reflejo en lores, el género y la organización familiar y laboral en una zona rural de León.
los siguientes trabajos, entre otros: J. L. García, H. Velasco y otros, Rituales Se interesa especialmente por las relaciones de género, de propiedad y de poder
y poceso social (1991); la tesis doctoral mencionada; F. Cruces y Á. Díaz de interfamiliares e intra-familiares y en las tranformaciones de las formas de la
Rada, La ciudad emergente. Transformaciones urbanas, campo político y campo familia en la actuaiidad. Otro campo de interés está relacionado con los proble-
asociativo en un contexto local (1996); H. Velasco, Á. Díaz de Rada y otros, La mas éticos que surgen en el trabajo de campo y las posibilidades de prevenirlos
sonrisa de la institución. Confianza y riesgo en sistemas expertos (2006); Á. Díaz y estar preparado para dar respuesta a ellos a través de una reflexión preliminar
de Rada, «¿Dónde está la frontera? Prejuicios de campo y problemas de escala cuidadosa.
en la estructuración étnica en Sápmi» (2008), Revista de Dialectología y Tradi-
ciones Populares, LXIII/1: 187-235. A lo largo de este repertorio de trabajos de Pilar López Rodríguez-Gironés se licenció en 1995 en Sociología, especialidad
campo, Ángel Díaz de Rada ha perseguido (y sigue persiguiendo) unas pocas en Antropología Social y Cultural en la Universidad Complutense de Madrid.
obsesiones básicas. En el plano teórico, el examen de la cultura expresiva en el Después de años apartada de la vida académica inició estudios en el doctorado
contexto de instituciones burocráticas, desde las escolares hasta las etnopolíti- interdisciplinar «América Latina Contemporánea» del Instituto Universitario de
cas, y la formación de los vínculos humanos allí donde las burocracias buscan Investigación Ortega y Gasset, en Madrid, y obtuvo una beca MAE-AECI para
producir sistemas abstractos de acción. En el plano metodológico, estas dispares la realización de trabajo de campo antropológico en Ecuador, donde permane-
experiencias de campo, que sólo cobran sentido en el seno de la producción ció entre los años 2004 y 2006. Su tesis doctoral está todavía por escribir.
etnográfica, han ofrecido una gama de pruebas para una idea general, carente
por completo de originalidad: el valor de la etnografía (cuanto más clásica me- Elísabeth Lorenzi es doctora en Antropología Social por la Universidad Com-
jor) en el examen de las sociedades contemporáneas. A este respecto, el trabajo plutense de Madrid. Sus intereses prioritarios se centran en el medio urbano, la
fundamental ha sido el siguiente: H. Velasco y Á. Díaz de Rada, 62009 [1996], participación y los movimientos sociales, perspectiva que la ha llevado a hacer
La lógica de la investigación etnográfica; su última publicación lleva por título trabajo de campo en Milán y en el madrileño barrio de Vallecas a cuya fies-
Cultura, antropología y otras tonterías (2010); los dos últimos títulos publica- ta, la Batalla Naval, ha dedicado un libro. A esta experiencia se han sumado
dos en esta misma editorial. otras publicaciones sobre la historia de la articulación social en Vallecas y la
inmigración. Actualmente sus intereses se centran en dos temas convergentes:
Matilde Fernández Montes, doctora en Prehistoria y Etnología por la Universidad el Movimiento de Okupación en Madrid y la Critica! Mass (movimiento de la
Complutense de Madrid e Investigadora Científica del Centro de Humanidades bicicleta). Además de antropóloga es trabajadora social y a lo largo de su tra-
y Ciencias Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En los úl- yectoria profesional ha tenido la posibilidad de entrelazar las dos perspectivas
timos años se ha centrado en estudiar cómo se generan las identidades locales en de sus especialidades hacia el campo educativo y comunitario, combinando la
los barrios de inmigrantes, concretamente en el de Vallecas, donde hoy se buscan teoría y la práctica para intervenir con un enfoque intercultural.
fórmulas de convivencia entre los inmigrantes de origen nacional que se asenta-
ron allí durante el franquismo y los actuales de origen internacional. Diana Marre es profesora e investigadora del Departamento de Antropofogía
Social y Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona y directora del

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ACERCA DE LAS AUTORAS Y AUTORES
DILEMAS ÉTICOS EN ANTROPOLOGÍA

Área de Investigación en Adopción Internacional y Circulación de Menores profesional/paciente. Ha querido indagar esta realidad en los centros sanitarios
del Instituto de Infancia y Mundo Urbano de Barcelona. Sus libros recientes se y también entre los estudiantes de Enfermería, desarrollando diferentes estudios.
titulan International Adoption. Global Inequalities and the Circulation of Chil-
dren (2009) coeditado con Laura Briggs, La adopción y el acogimiento: presente Waltraud Müllauer-Seichter se formó en Antropología en el Institut für Social
y perspectivas (2004), coeditado con Joan Bestard Mujeres argentinas. Repre- und Kulturanthropologie en Viena (Austria) donde obtuvo el grado de docto-
sentaciónJ territorioJ género y nación (2003). Sus artículos más recientes son ra en 1995. A partir del año 1999 reside en Madrid donde ha sido becaria
«The family body: person, body and resemblance» en J. Edwards y C. Salazar postdoctoral del CSIC (2000-2002). Desde el año 2003 forma parte del profe-
(eds.), Kinship Matters: European Cultures of Kinship in the Age of Biotechnolo- sorado del Departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED. Sus
gy (2009); en coautoría con Joan Bestard, «'1 Want Her to Learn Her Language líneas de investigación han estado centradas en la historia de la antropología y
and Maintain Her Culture'. Transnational Adoptive Familes' Views on 'Cultural desde hace ocho años, también en el espacio público, Landscape y la antropo-
Origins'», en P. Wade (ed.), RaceJ Ethnicity and Nation in Europe: Perspecti- logía urbana y la participación ciudadana. Sobre estos ternas ha trabajado de
ves from Kinship and Genetics (2007). Es codirectora de la la Newsletter AFIN manera interdisciplinar con arquitectos, urbanistas y responsables de la admi-
(Adopciones, Familias, Infancias). nistración en Viena, Madrid y Lima.

Fernando Monge es profesor de Antropología en la UNED, ha investigado tam- 'rmen Osuna Nevado realiza su doctorado en Antropología en el departa-
bién en el CSIC y en algunas universidades de Estados Unidos, Canadá y Sudá- '. ;~nto de Antropología Social y Cultural de la UNED y es miembro del Grupo
frica. Cuando le preguntan cuál es su área de investigación suele generar algo de INTER de investigación en Educación lntercultural. Ha disfrutado de varias
confusión con sus respuestas, ¿qué le vamos a hacer? Se ha preocupado por el estancias de investigación en diversos países de Europa y América Latina. Ac-
modo en que eran percibidos los nativos de la Costa Noroeste de Norteamérica tualmente disfruta de una beca MAEC-AECI en Bolivia, donde realiza trabajo
por los exploradores ilustrados, cómo éstos nos legaron un modo de escribir de campo sobre Educación Intercultural. Le encanta viajar y leer.
y percibir a los indígenas de ese área en particular, y a los «otros» en general;
cómo se han transformado las ciudades portuarias y los modos en el que los Alicia Re Cruz es profesora de Antropología aplicada en la Universidad del Norte
viejos puertos se han renovado; por los museos; y por los procesos de enseñan- de Texas desde 1992. Antes trabajó en comunidades mayas de Yucatán estudian-
za intercultural. En todos los casos sus obsesiones han sido fundamentalmente do los movimientos migratorios de campesinos a la c.:iudad de Cancún y publicó
dos: introducir la dimensión temporal en los análisis antropológicos y llevar las un libro titulado The Two Milpas of Chan Kom. Cuando llegó a Texas intentó
perspectivas de la antropología y conceptos corno el del «relativismo cultural» a aplicar sus conocimientos de los procesos culturales de la migración rural-urbana
los usos de los ciudadanos del siglo XXI. en México al análisis de los movimientos migratorios a través de la frontera
entre este país y Estados Unidos. Ha dedicado especial atención a las mujeres
Manuel Moreno Preciado es enfermero y doctor en Antropología de la salud. inmigrantes, sus estrategias de acomodación cultural algunas veces acompaña-
Emigró corno obrero industrial y permaneció durante dieciséis años a Ginebra das de conversiones religiosas a denominaciones protestantes, en función de sus
(Suiza) donde se formó como enfermero, antes de regresar a España en 1985. nuevos roles sociales y económicos. Y se ha centrado en particular en el tema
Actualmente es profesor titular de la Universidad Europea de Madrid y director de mujeres inmigrantes indocumentadas («sin papeles»), víctimas de violencia
del Departamento de Enfermería. En al año 2000 se licenció en Antropología doméstica, entre las cuales ejerce de antropóloga, asistiendo a ONG que asisten
Social y Cultural por la UCAM y también obtuvo el título superior en Enferme- a estas mujeres en sus procesos judiciales de denuncia de los malos tratos que
ría y la especialidad de Antropología de la Salud. El año 2006 se doctoró en An- les pueden permitir conseguir la residencia legal en Estados Unidos. Un capítulo
tropología de la Salud con una tesis titulada «La relación enfermera/paciente muy especial de su trabajo como antropóloga está dedicado al análisis de las
inmigrado». Ha realizado y publicado numerosos trabajos relacionados con trayectorias de los niños inmigrantes en el sistema escolar.
la inmigración, las relaciones interétnicas y la diversidad cultural, apostando
por los enfoques sociales y culturales del cuidado de la salud, subalternos en Nancy Scheper-Hughes es profesora en el Departamento de Antropología de
el actual modelo biomédico. Entre todos estos trabajos cabe destacar el libro la Universidad de California en Berkeley y dirige el programa de antropología
recientemente aparecido El cuidado del otro. Un estudio sobre la relación enfer- médica. Sus áreas de interés se centran la antropología médica y psiquiátrica,
mera/paciente inmigrado (2008). Su interés por la temática migratoria tiene su la violencia, el desorden y la justicia popular, el tráfico global de órganos, los
base en la hipótesis de que las diferentes formas de entender el proceso de salud derechos humanos, la ética en antropología y en medicina y la antropología
y enfermedad por parte de la población inmigrada y su confrontación con el mo- pública. La violencia, el sufrimiento y la muerte prematura tal y como se viven
delo biologicista imperante produce, necesariamente, un desajuste en la relación en los márgenes y en las periferias del mundo contemporáneo son los temas

352 353
DILEMAS ÉTICOS EN ANTROPOLOGÍA

más importantes de sus textos, su labor investigadora y práctica docente. Una


selección de su currículo se puede consultar en: http://anthropology.berkeley.
edu/nsh.html.

Virtudes Téllez Delgado es licenciada en Antropología Social y Cultural por la


Universidad Autónoma de Madrid en 2004 y becaria predoctoral del Centro de ÍNDICE GENERAL
Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científi-
cas desde el 2006 en el proyecto de Investigación Archivo del Duelo. Creación
de un archivo etnográfico de los atentados del11 de marzo de Madrid. Ha reali-
zado estancias de investigación en Chile, Reino Unido, Holanda y Francia. Sus
intereses profesionales se centran en el estudio de la religiosidad en contextos
globales y su proliferación gracias a las nuevas tecnologías de información y
comunicación. Su tesis doctoral trata sobre los procesos de redefinición del con-
cepto «musulmán» entre jóvenes musulmanes del ámbito asociativo madrileño y
sobre la construcción y práctica de su religión en su vida cotidiana.

Contenido ........................................ ....................................................... 7

INTRODUCCIÓN: Margarita del Olmo....................................................... 9


LA DECLARACIÓN SOBRE ÉTICA DE LA AsOCIACIÓN AMERICANA DE ANTROPOLOGÍA
y SU RELEVANCIA PARA LA INVESTIGACIÓN EN EsPAÑA: Nancy Konvalinka ... . 13
Los antropólogos van a la guerra.................................................... 13
La antropología y el poder militar en Estados Unidos ... .... ........... .. . 14
Los códigos de ética de la Asociación Americana de Antropología .. 19
La antropología y el Human Terrain System.................................... 27
La relevancia de estos procesos para la investigación antropológica y
la formación de antropólogos en España................................... 30
Referencias bibliográficas................................................................ 32

LA NEGOCIACIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO: Caridad Hernández .................... 35


Introducción................................................................................... 35
La declaración de la Asociación Americana de Antropología (AAA) ... 37
Trabajo de campo en centros escolares............................................ 40
Referencias bibliográficas ......... ... ................. .... .... ................ ....... .. . 45

NOVATO EN VALLE DE CHALCO: REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA DEL ANTROPÓLO-


GO DESDE EL RECUERDO DE UNA ETNOGRAFÍA EN UNA BARRIADA MEXICANA:
]esús Adánez Pavón ................... ... ................................................... 47
Publicidad, privacidad, consentimiento........................................... 48
Ética y militancia ... .. ................. ........... ........................................... , 52
Referencias bibliográficas................................................................ 56

BAGATELAS DE LA MORALIDAD ORDINARIA. Los ANCLAJES MORALES DE UNA EXPE-


RIENCIA ETNOGRÁFICA: Ángel Díaz de Rada.......................................... 57
¿Qué demonios he dicho?··················+·······................................... 57

354 355
DILEMAS ÉTICOS EN ANTROPOLÓGÍA ÍNDICE GENERAL

Quiméricos propósitos .................................................................... . 59 La antropología y la intervención social ........................................ .. 167


Un enunciado moral .................;..................................................... . 60 Trasladar el dilema ético ............................................................... .. 168
Bagatelas ................................. :..................................................... . 63 Referencias bibliográficas .............................................................. . 169
Intersubjetividad ............................................................................ . 68
Grandes principios ....................................................................... .. 71 DE RESPONSABILIDADES, COMPROMISOS Y OTRAS REFLEXIONES QUE LLEVAN A LA
Referencias bibliográficas ............................................................... . 74 ANTROPOLOGÍA APLICADA: Alicia Re Cruz .......................................... .. 171
De Vallecas a Nueva York, pasando por la Complutense ................ . 171
CONFLICTO DE INTERESES. REFLEXIÓN SOBRE UN TRABAJO DE CAMPO EN LA ES-
La cultura maya: de «lo otro exótico» a «lo humano más cercano» .. 173
CUELA: Margarita del Olmo ............................................................ .. 77 Cuando el paradigma de conocimiento se tambalea ....................... . 175
Introducción ................................................................................. . 77 Texas y sus misterios ...................................................................... . 177
El problema del acceso al trabajo de campo .................................. .. 79 Libertad Hernández y las lecciones de antropología aplicada en
Conflictos de intereses provocados por mi trabajo de campo en la México .................................................................................... . 179
clase ......................................................................................... . 81 Antropología aplicada en la Universidad del Norte de Texas .......... . 182
Conflictos de intereses entre los responsables de las Aulas de Enlace .. 87 Discusión ......................................................................................... . 183
En busca de la reciprocidad del trabajo de campo. Conclusiones para Referencias bibliográficas ............................................................... . 184
un debate ................................................................................. . 89
Referencias bibliográficas ............................................................... . 92 «NO ESTAMOS DE ACUERDO CON ALGUNAS DE TUS INTERPRETACIONES»: GESTIÓN
DE LA INFORMACIÓN EN EL TRABAJO DE CAMPO CON PERSONAS ESTIGMATIZA-
ANTROPOLOGÍA Y REPRODUCCIÓN: LAS PRÁCTICAS Y/O LA ÉTICA: Diana Marre .. .. 93 DAS: Virtudes Téllez Delgado .......................................................... . 187
Antropología y ética ........................................................................ . 95 Las malas intenciones desprovistas de mala intención ................... .. 189
Antropología y reproducción ......................................................... . 101 El estigma ...................................................................................... . 193
La reproducción en España ............................................................. . 108 La moral en la práctica antropológica ............................................ . 196
Para seguir pensando .................................................................... .. 116 Gestión de la información del trabajo de campo con personas estig-
Referencias bibliográficas ............................................................... . 120 matizadas ................................................................................. . 199
Referencias bibliográficas ............................................................... . 200
DE MUSEOS DEL SABER A MUSEOS DE LOS PUEBLOS. EL LUGAR DE LOS ANTROPÓLO-
GOS: Fernando Monge ...................................................................... . 125 IRA EN IRLANDA: Nancy Scheper-Hughes ................................................ . 203
Introducción: los museos en la actualidad ...................................... . 125 Vuelta a casa .................................................................................. . 206
Los museos en Estados Unidos y Canadá: la emergencia de las mino- Un toque exquisito de locura irlandesa ......................................... .. 207
rías ............................................................................................ . 128 La reacción de los «nativos». Antropología de sofá ........................ . 211
Los museos antropológicos en España y la sociedad multicultural... 139 Superación: en reconocimiento a An Clochan ............................... .. 214
Referencias bibliográficas .................................... ;.......................... . 143 En reconocimiento de la etnografía .............................................. .. 220
La huida del conejo: la partida ..................................................... .. 222
LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO. EL Referencias bibliográficas ............................................................... . 227
DILEMA DE LA «PARTICIPACIÓN OBSERVANTE» EN LA BATALLA NAVAL DE V A-
LLECAS: Elísabeth Lorenzi Fernández ............................................... . 145 «MI COLEGIO SIN MÍ»: DILEMAS EN LA DEFINICIÓN DE MI ROL COMO ETNÓGRAFA:

La polémica Batalla Naval ............................................................... . 146 Carmen Osuna Nevado ................................................................. . 229
El interés de la fiesta ...................................................................... . 149 Negociación del espacio para el trabajo de campo ......................... . 230
Implicación con el trabajo de campo ............................................. .. 152 Comienza la observación ............................................................... . 233
El antropólogo y el patrimonio de los «nativos» ............................ .. 155 La definición de mi propio rol ....................................................... . 234
La práctica patrimonial en movimiento ........................................ .. 157 Relación con los profesores .......................................................... .. 236
La imparcialidad de la ciencia y la observación participante ........... . 161 Relación con los alumnos ................................................................ . 238
El código intuido ........................................................................... . 164 A modo de conclusión .................................................................. .. 239
De la observación participante a las metodologías participativas .... . 166 Referencias bibliográficas ................................................................ . 240

356 357
DILEMAS ÉTICOS EN ANTROPOLOGÍA

DELITOS DE OMISIÓN. MÁS ALLÁ DE ESCRIBIR O NO ESCRIBIR: ACTUAR O NO AC-


TUAR:Pilar López Rodríguez-Gironés ............................................... 243
Mis campos: palos de ciego y mucho autobús................................. 244
Brenda, Tomás y algunas mentirijillas más o menos bien resueltas... 250
Sobre no hablar (no escribir): consideraciones en torno al «otro» y el
«nosotros» ..................................... ....................... ......... ........... 25 6
Casos/dilemas................................................................................. 261
A modo de conclusión ... .... .......... .. .......... ........ ..... ............. ............. 266
Anexo: La niña............................................................................... 268
Referencias bibliográficas................................................................ 270

HABLAN LOS NIÑOS. EVALUACIÓN CRÍTICA DE PLAZAS Y ESPACIOS VERDES. LA «OPI-


NIÓN EXPERTA» DE NIÑOS DE LAVAPIÉS PARA REFORMAR SU ESPACIO VITAL:
Waltraud Müllauer-Seichter............................................................. 2 73
Antecedentes .... .. .. ..... . .... ..... .. ... ..... .. ......... .. .......... .. .......... .. ...... . .. .. . 2 75
Intenciones ....... .. .. .......... ..... .. ... ...... .. ........ ....... ..... .. ........... ..... .. . .. .. . 2 77
Base teórica y metodológica: la perspectiva de los niños.................. 2 77
Mapas cognitivos y esbozos .... .. .. ...... .. .. ...... .. .. ... .... .. .. .. .. .... .. .... ...... . 282
Resultados y conclusiones .. .. ... .. ... .. .. ... ... .. ............. .......... .. ..... .. .. .. ... 291
El tiempo no se detiene. Lo que ocurrió en Lavapiés mientras tanto .. 294
Referencias bibliográficas................................................................ 299

SUJETOS coMo OBJETO DE ESTUDIO: Matílde Fernández Montes.................. 303


Referencias bibliográficas .................. .............. ................................ 314

ANTROPOLOGÍA Y CUIDADOS: DILEMAS ÉTICOS EN LA INVESTIGACIÓN CON PACIEN-


TES: Manuel Moreno Preciado.......................................................... 315
Introducción ...... ... .. ......... ........ .. ...... .. .. ...... .. .. . .. .. ... .. .. .. .. ..... .. .. ..... .. 315
Ética y bioética: ¿¿e qué estamos hablando?................................... 319
Trabajo de campo en salud: ¿y usted qué hace aquí? ....................... 323
El «culturalismo»: un discurso poco ético ........................................ 326
Ética, investigación, cuidados y diversidad: reflexiones finales ........ 330
Referencias bibliográficas................................................................ 334

CONCLUIR EL INICIO DE UN PROCESO DE REFLEXIÓN CONJUNTA: Pilar Cucalón... 337


Trabajar sin causar daños................................................................ 338
Escribir, para qué y para quién .. .. .......... ........ .... .. .... .. .... .. .... .. ... ...... 340
Intervenir y actuar en el campo ...................................................... 342
Contar o no lo interesante.............................................................. 345
Conclusión ....... ..... .......... ............. ...... ........... ..... ....... ... ........ ......... . 346
Referencias bibliográficas .. .... ..... .... ..... ... .... ....... .... .. ....... .... ... .... ..... .. 34 7

Acerca de las autoras y autores............................................................... 349


Índice general....................................................................................... 355

358

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