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Sustentante

Norelin Ramirez Agam

Matrícula

LR-2023-04662

Materia

Filosofía

Profesora

Enrique Ávila
SÓCRATES

(Atenas, 470 a.C. - id., 399 a.C) Filósofo griego. Pese a que no dejó ninguna
obra escrita y son escasas las ideas que pueden atribuírsele con seguridad,
Sócrates es una figura capital del pensamiento antiguo, hasta el punto de ser
llamados presocráticos los filósofos anteriores a él. Rompiendo con las
orientaciones predominantes anteriores, su reflexión se centró en el ser
humano, particularmente en la ética, y sus ideas pasaron a los dos grandes
pilares sobre los que se asienta la historia de la filosofía occidental: Platón, que
fue discípulo directo suyo, y Aristóteles, que lo fue a su vez de Platón.

Sócrates

Pocas cosas se conocen con certeza de la biografía de Sócrates. Fue hijo de


una comadrona, Faenarete, y de un escultor, Sofronisco, emparentado
con Arístides el Justo. En su juventud siguió el oficio de su padre y recibió una
buena instrucción; es posible que fuese discípulo de Anaxágoras, y también
que conociera las doctrinas de los filósofos eleáticos
(Jenófanes, Parménides, Zenón) y de la escuela de Pitágoras.
Aunque no participó directamente en la política, cumplió ejemplarmente con
sus deberes ciudadanos. Sirvió como soldado de infantería en las batallas de
Samos (440), Potidea (432), Delio (424) y Anfípolis (422), episodios de las
guerras del Peloponeso en que dio muestras de resistencia, valentía y
serenidad extraordinarias. Fue maestro y amigo de Alcibíades, militar y político
que cobraría protagonismo en la vida pública ateniense tras la muerte
de Pericles; en la batalla de Potidea, Sócrates salvó la vida a Alcibíades, quien
saldó su deuda salvando a Sócrates en la batalla de Delio.
Con los bienes que le dejó su padre al morir pudo vivir modesta y
austeramente, sin preocupaciones económicas que le impidiesen dedicarse al
filosofar. Se tiene por cierto que Sócrates se casó, a una edad algo avanzada,
con Xantipa, quien le dio dos hijas y un hijo. Cierta tradición ha perpetuado el
tópico de la esposa despectiva ante la actividad del marido y propensa a
comportarse de una manera brutal y soez. En cuanto a su apariencia, siempre
se describe a Sócrates como un hombre rechoncho, con un vientre prominente,
ojos saltones y labios gruesos, del mismo modo que se le atribuye también un
aspecto desaliñado.

La mayor parte de cuanto se sabe sobre Sócrates procede de tres


contemporáneos suyos: el historiador Jenofonte, el comediógrafo Aristófanes y
el filósofo Platón. Jenofonte retrató a Sócrates como un sabio absorbido por la
idea de identificar el conocimiento y la virtud, pero con una personalidad en la
que no faltaban algunos rasgos un tanto vulgares. Aristófanes lo hizo objeto de
sus sátiras en una comedia, Las nubes (423), donde es caricaturizado como
engañoso artista del discurso y se le identifica con los demás representantes
de la sofística, surgida al calor de la consolidación de la democracia en el siglo
de Pericles. Estos dos testimonios matizan la imagen de Sócrates ofrecida por
Platón en sus Diálogos, en los que aparece como figura principal, una imagen
que no deja de ser en ocasiones excesivamente idealizada, aun cuando se
considera que posiblemente sea la más justa.

Pensamientos de Sócrates
Al prescindir de las preocupaciones cosmológicas que habían ocupado a sus
predecesores desde los tiempos de Tales de Mileto, Sócrates imprimió un giro
fundamental en la historia de la filosofía griega, inaugurando el llamado periodo
antropológico. La cuestión moral del conocimiento del bien estuvo en el centro
de las enseñanzas de Sócrates. Como se ha visto, el primer paso para
alcanzar el conocimiento consistía en la aceptación de la propia ignorancia, y
en el terreno de sus reflexiones éticas, el conocimiento juega un papel
fundamental. Sócrates piensa que el hombre no puede hacer el bien si no lo
conoce, es decir, si no posee el concepto del mismo y los criterios que permiten
discernirlo.
El ser humano aspira a la felicidad, y hacia ello encamina sus acciones. Sólo
una conducta virtuosa, por otra parte, proporciona la felicidad. Y de entre todas
las virtudes, la más importante es la sabiduría, que incluye a las restantes. El
que posee la sabiduría posee todas las virtudes porque, según Sócrates, nadie
obra mal a sabiendas: si, por ejemplo, alguien engaña al prójimo es porque, en
su ignorancia, no se da cuenta de que el engaño es un mal. El sabio conoce
que la honestidad es un bien, porque los beneficios que le reporta (confianza,
reputación, estima, honorabilidad) son muy superiores a los que puede
reportarle el engaño (riquezas, poder, un matrimonio conveniente).

El ignorante no se da cuenta de ello: si lo supiese, cultivaría la honestidad y no


el engaño. En consecuencia, el hombre sabio es necesariamente virtuoso
(pues conocer el bien y practicarlo es, para Sócrates, una misma cosa), y el
hombre ignorante es necesariamente vicioso. De esta concepción es preciso
destacar que la virtud no es algo innato que surge espontáneamente en ciertos
hombres, mientras que otros carecen de ella. Todo lo contrario: puesto que la
sabiduría contiene las demás virtudes, la virtud puede aprenderse; mediante el
entendimiento podemos alcanzar la sabiduría, y con ella la virtud.

De este modo, la sabiduría, la virtud y la felicidad son inseparables. Conocer el


bien nos lleva a observar una conducta virtuosa, y la conducta virtuosa
conduce a la dicha. La felicidad no radica en el placer (la ética socrática no es
hedonista), a no ser que se considere como placer algo mucho más elevado: la
íntima paz y satisfacción que produce la vida virtuosa. En palabras de Sócrates
citadas por Jenofonte, ningún placer supera al de «sentirse transformado en
mejor y contribuir al mejoramiento de los amigos». La vida virtuosa lleva al
equilibrio y a la perfección humana, a la libertad interior y a la autonomía
respecto a lo que nos esclaviza, y mediante ella se consigue la paz del alma, el
gozo íntimo imperturbable, la satisfacción interior que nos acerca a lo divino.
Sin embargo, en los Diálogos de Platón resulta difícil distinguir cuál es la parte
de lo expuesto que corresponde al Sócrates histórico y cuál pertenece ya a la
filosofía de su discípulo. Sócrates no dejó doctrina escrita, ni tampoco se
ausentó de Atenas (salvo para servir como soldado), contra la costumbre de no
pocos filósofos de la época, y en especial de los sofistas. Si, como parece, las
ideas éticas antes expuestas son del propio Sócrates, su filosofía se sitúa en la
antípodas del escepticismo y del relativismo moral de los sofistas
(Protágoras, Gorgias), pese a lo cual, y a causa de su pericia dialéctica, pudo
ser considerado en su tiempo como uno de ellos, tal y como refleja la citada
comedia de Aristófanes.

Con su conducta, Sócrates se granjeó enemigos que, en el contexto de


inestabilidad en que se hallaba Atenas tras las guerras del Peloponeso,
acabaron por considerar que su amistad era peligrosa para aristócratas como
sus discípulos Alcibíades o Critias; oficialmente acusado de impiedad y de
corromper a la juventud, fue condenado a beber cicuta después de que, en su
defensa, hubiera demostrado la inconsistencia de los cargos que se le
imputaban. Según relata Platón en la Apología que dejó de su maestro,
Sócrates pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún
conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como ciudadano se sentía
obligado a cumplir la ley de la ciudad, aunque en algún caso, como el suyo,
fuera injusta; peor habría sido la ausencia de ley. La serenidad y la grandeza
de espíritu que demostró en sus últimos instantes están vivamente narradas en
las últimas páginas del Fedón.

Que planteaba
Para Sócrates la verdad se identifica con el bien moral, esto significa que quien
conozca la verdad no podrá menos que practicar el bien. Saber y virtud
coinciden por lo tanto quien conoce lo recto actuará con rectitud y el que hace
el mal es por ignorancia.

Obras
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar
sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas desde los testimonios de sus
discípulos: Platón, Jenofonte, Aristipo y Antístenes, sobre todo.
Tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con
certeza sobre sus enseñanzas se extrae de la obra de Platón, que atribuyó sus
propias ideas a su maestro, y describió a Sócrates escondiéndose detrás de
una irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática, con gran
ingenio y agudeza mental.

Opinión personal

En mi opinión Sócrates ha sido la  persona que bajo  la filosofía a la tierra y le


introdujo en cada hogar desde ese entonces eran los griegos. Se puede
considerar como la persona que permitió que la filosofía fuera entendible y más
factible para ti y para mí.

Bibliografía:
Campillo, Neus (1976) Sócrates y los Sofistas.
Valencia: Dpto. de Historia de la Filosofía Platón (1974) Diálogos.
Barcelona: Bruguera Rodríguez, José (2006) Sócrates. México: editores
mexicano unidos.

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