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Dirección General de Cultura y Educación

Subsecretaria de Educación
Dirección Provincial de Educación Primaria
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"Mejorar los aprendizajes"

PRÁCTICAS DEL LENGUAJE1

Proyecto: TEATRO LEÍDO (4to. año)

ANEXO 4: Lectura en voz alta

Material para el docente


Versión noviembre 2009

“La lectura compartida, oral, pública, no fue sólo expresión de dificultades económicas,
limitaciones de alfabetización o de tradiciones culturales, ni siquiera en las prácticas
protagonizadas por las capas populares. La sociedad liberal y sus espacios alimentaron este
tipo de lectura en voz alta como una expresión de recreo colectivo en veladas, reuniones,
tertulias, con lecturas en grupo en sociedades, ateneos o círculos recreativos, y muchas veces
como proyección didáctica y del discurso político.”

“La lectura en la España contemporánea: lectores, discursos y prácticas de lectura”. Jesús A.


Martínez Martín. Ayer nº 58, (2) 2005

1. Lectura en voz alta

Leemos en voz alta, y tiene sentido hacerlo, cuando alguien no sabe o no puede leer por
sí mismo, cuando queremos comunicar o compartir un texto con otra persona o con un
auditorio que no tiene el texto a la vista, y también por el goce de escuchar el texto con
nuestra voz, para apreciar el espesor de las palabras (al decir de Graciela Montes).
La práctica de la lectura en voz alta adopta diferentes estilos, muchos de ellos
vinculados con trabajos y profesiones: un conferencista en un evento académico, un
legislador en un debate, actores en una función de teatro leído, un docente en el acto
escolar… La lectura en estos casos se impregna de sentidos, se moldea en ese acto único
de enunciación esperando ser recogida adecuadamente por auditorios que pueden ser
muy diversos. En cada una de estas escenas, la lectura en voz alta adquiere sentido en la
medida en que se ajusta al propósito con el cual es realizada.
Escuchar que los chicos ya pueden leer en voz alta un texto con fluidez suele ser un hito
importante, tanto para los maestros como para las familias, rodeado de orgullo por la

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Equipo Prácticas del Lenguaje de la Dirección Provincial de Educación Primaria, año 2009. Mirta
Castedo (coordinadora) Primer ciclo: Alejandra Paione (responsable de ciclo), Gabriela Hoz, Irene Laxalt,
Gloria Seibert, Yamila Wallace. Segundo ciclo: Mónica Rubalcaba (responsable de ciclo), Mara Bannon,
Verónica Lichtmann, Aldana López, Pablo Ortiz.

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tarea bien cumplida. De hecho, es importante que, cuando resulte necesario, los niños
puedan leer sin cometer muchos errores, a un ritmo adecuado, que no se detengan
recurrentemente, que sigan la línea de manera regular de izquierda a derecha, de modo
progresivo, con una velocidad adecuada (adaptada a la circunstancia y al texto).
Pero existen algunos malos entendidos alrededor de esta escena tan deseada:

- Leer bien en voz alta es leer rápido y sin errores. En realidad, leer bien en voz alta es
tener una interpretación acerca de lo que el autor quiere decir y de lo que el lector quiere
comunicar al decir en voz alta las palabras “del otro”. Leer bien en voz alta es hacer
entender ese cruce de interpretaciones entre autor y lector, a través de poner énfasis
donde se desea, lentificar o acelerar donde corresponda, pronunciar con el volumen y la
claridad necesarias para ser escuchados según las circunstancias… Cuando se lee en voz
alta es importante dar el tiempo justo a las palabras que permita a los oyentes deleitarse
con ellas, “saborearlas en su tiempo justo”. No se lee de la misma forma un poema que
una crónica. Cada texto requiere su tiempo y velocidad de lectura y es el lector quien
debe, antes de ensayar la lectura, otorgárselo y respetarlo luego a la hora de leerlo en
voz alta.

“Una lectura en voz alta bien trabajada ocurre cuando quien la realiza
escucha a quien escribe, ve lo que cuenta y se escucha a sí mismo a medida
que hace suya la historia que está descubriendo.” 2

- Es común asociar la calidad en la lectura de un texto en voz alta a la comprensión del


mismo: “leer bien en voz alta es reflejo de comprender bien lo que se lee”. Pero en
realidad, si se lee bien en voz alta es porque se logró comprender y, en consecuencia,
interpretar para otros lo que el autor intentó decir o lo que deseó hacer entender a la
audiencia, o una combinación de ambas cosas. Esto es algo diferente a leer rápido y sin
errores. Para leer bien en voz alta, no basta con poner los acentos o ser fluido: hay que
interpretar el original con pasión, justicia, frialdad, respeto o precisión, según los casos.
El oralizador construye sentido, orienta la interpretación, guía a la audiencia. La buena
lectura es un tipo de actuación, casi de representación teatral. Requiere preparación,
ensayo, búsqueda de recursos acústicos: entonaciones, tonos, ritmos, silencios,
preguntas para la audiencia… para nada es algo sencillo, automático o improvisado.

- “Se lee en voz alta cuando se comprende un texto”.Leer en voz alta, especialmente
cuando se está aprendiendo a hacerlo, no es sólo una consecuencia de comprender sino
también de ensayar la lectura en voz alta. El texto, por lo tanto, tiene que ser conocido y
practicado. En la escuela primaria, muy conocido y muy practicado, con ayuda y
orientación del maestro.

- “Hay que leer fluidamente en una primera mirada del texto”.La fluidez de la lectura
en voz alta, en la primera lectura del texto, solo es una necesidad real en los locutores.
Los demás lectores, incluidos los docentes, debemos preparar una lectura antes de

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Rumbo a la Lectura de Gerardo Cirianni y Luz María Peregrina. Editorial Colihue.

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presentarla ante un auditorio. La situación de lectura en voz alta es una situación de


exposición ante otros. Todo lector debe adecuar su modalidad de lectura al propósito y
al género que lee, por lo tanto no es cuestión de descifrar las letras que conforman el
texto y “sumarlas”, sino de transmitir también sus emociones, de lograr que el auditorio
“se meta en el texto”:

“La lectura en voz alta es un acontecimiento que sobrepasa el simple


desciframiento de signos y su expresión sonora. El desafío del lector en voz alta es
el de transformar esos signos inertes en volúmenes tangibles que respiren, se
muevan con libertad y desafío, y toquen al que escucha, lo conmuevan de tal
manera que su sensación sea como la de estar viendo el sonido, viendo el cuento
escuchado.”3

2. Lectura de teatro en voz alta

“El teatro, el libro de teatro, desde sus orígenes ha estado vinculado a la voz. Su fuerza reside
en una lectura pensada para ser oída. Se trata entonces de un libro para ser leído en voz alta.
Para ser actuado, representado, escenografiado; en donde coros, semi-coros, actores,
escenarios, conforman la totalidad de un libro que es un movimiento
de imágenes y palabras.”4

El teatro leído

Una función de teatro puede adoptar la forma de teatro leído. Contrariamente a lo que se
puede suponer, el teatro leído es un hecho artístico que desafía enormemente a los
actores, desprovistos de la indispensable herramienta del cuerpo y el movimiento. En
este caso, el hecho teatral se concentra en la voz de los actores y en el texto, que se
desprende de otras apoyaturas y existe tanto en la belleza como en lo terrible de las
palabras que se pronuncian. El espacio físico, la ambientación, los efectos de sonido,
acompañan el trabajo de los actores que –desprendidos de la memorización del texto,
pues lo tienen frente a sus ojos- se concentran en potenciar la sensibilidad y el
entendimiento casi con el solo recurso de su voz. Para los grandes actores, el teatro
leído constituye un enorme desafío actoral.
En la Argentina, a partir de los últimos años de la década del ‘20 y comienzos del ‘30,
buena parte de esta práctica fue desarrollándose en el Radioteatro, una clara expresión
de color local. Textos clásicos, el grotesco criollo, piezas modernas fueron dándose cita
en el espacio que la radio brindaba para un público cada vez más amplio. Desde las
antiguas compañías de actores del circo criollo hasta actores noveles fueron
desembocando en la experiencia del radioteatro, como un modo más de dar a conocer
masivamente su trabajo actoral. En él nacieron nuevos géneros teatrales, y nuevos
autores que fueron dándole al radioteatro formas autónomas (los silencios, los efectos
sonoros, los planos de la voz humana, las cortinas musicales, el desarrollo dramático,
etc.). Pero el género se diversificó todavía más. Habrá un radioteatro infantil; un

3
Castro, op. cit.
4
Francisco Piñón. ¿Por qué leer? ¿Para qué leer? VIII Congreso Internacional de Promoción de la
Lectura y el Libro (ILIMITA), Buenos Aires, 2005

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radioteatro familiar y costumbrista; un radioteatro dirigido a un público de clase media


predominantemente femenino que gustaba de las historias de amor con final feliz, y
finalmente la línea gauchesca. Muchos de ellos aún se sostienen en audiciones radiales
del interior del país5.

Condiciones didácticas

Para que la práctica del teatro leído sea una práctica con sentido dentro del aula y para
que los niños puedan desarrollarla exitosamente, hay una serie de condiciones
didácticas que deben asegurarse:

• Que los niños hayan tenido la posibilidad de experimentar el goce que


implica escuchar un texto bien leído. Haber podido vivenciar muchas
situaciones de lectura en voz alta por parte de un lector experto (el docente,
el bibliotecario, el director, etc.). Por tanto, es importante que en este
proyecto se le dedique un tiempo considerable a la lectura por parte del
maestro de obras de teatro, de manera que los niños tengan un modelo de
cómo deberían leerse esos textos, esos personajes que se van a interpretar.
Los niños necesitan conocer qué siente el oyente para saber qué proponerse
lograr en el momento en que los lectores sean ellos.
• Conocer el texto que se va a ensayar, comprenderlo, conocer el personaje
que se va a interpretar, saber su carácter, su estilo, sus motivaciones, sus
cambios de humor (si los tiene)…
• Destinar el tiempo suficiente a los ensayos. El texto tiene que ser muy
conocido y muy practicado, con ayuda y orientación del maestro. Esta
instancia de ensayo probablemente lleve mucho más tiempo que una única
clase. El objetivo es que el niño salga exitoso de esa lectura en voz alta, que
pueda hacerla de manera fluida y para esto es necesario ensayarla muchas
veces. Las situaciones de lectura en voz alta son ideales para reposicionar a
los niños como lectores. Si después de muchos ensayos, el alumno logra
realizar ante su auditorio una lectura fluida y logra transmitir a los demás su
texto, se reposicionará como un lector más experto y podrá experimentar el
placer de haber sido el canal de transmisión de una historia, de haber dado
vida a un texto, comenzará a disfrutar de la lectura y del ser escuchado como
lector.

Situaciones de enseñanza de lectura en voz alta (en el contexto del proyecto


“Teatro leído”):

Para trabajar la lectura en voz alta dentro del aula, pueden desarrollarse diversas
situaciones:

5
Para ampliar esta información, puede leerse: “Radioteatro: la máquina de capturar fantasmas”, de Jorge
B. Rivera. En: http://www.revistacontratiempo.com.ar/rivera.htm

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• Previamente a elegir qué obra y qué personajes interpretará cada uno de los
alumnos, el docente lee gran variedad de obras de teatro y se realizan
intercambios entre lectores luego de las diversas lecturas.
• Antes de empezar los ensayos, se elige una obra. Para esto, los niños leen
individualmente, en grupos y colectivamente varias obras y se deciden por
una en base a dos condiciones (que no tienen que ver entre sí pero que hay
que coordinar en el aula): el interés en la obra por razones de “gusto”
(combinando lo estético con las razones personales -identificación con los
personajes, por ejemplo-) con las necesidades de la función (que sea viable
de ser representada, que haya papeles para todos los alumnos, etc.…). Todo
este proceso de elección, lejos de ser una pérdida de tiempo, tiene que ver
con comprender la obra. Analizar las obras leídas en vistas de estas dos
condiciones es parte de la secuencia de trabajo.
• Una vez seleccionada la obra, se decide quién interpretará a cada personaje y
cómo lo hará. Cada niño relee la obra en función del personaje que le tocará
leer, identificando aspectos del carácter del mismo, sus motivaciones,
imaginando su aspecto, tono de voz y estilo de habla.
• Grupalmente, se discute alrededor de las acotaciones escénicas, qué
indicaciones debe tener en cuenta cada personaje a la hora de la lectura en
voz alta.
• Se dedica varias clases a ensayar la lectura. Individualmente, en subgrupos
y en grupo total, reiteradas veces, los niños se escuchan y se corrigen porque
el propósito final es presentar la obra frente a un público (otros grados, las
familias o la comunidad escolar; un programa de radioteatro…).
Dentro de las situaciones de ensayo, pueden incluirse instancias (y tiempo de
clase) en las que los alumnos practican solos, en parejas, en pequeños grupos
y en el grupo total. Es muy recomendable, si existiesen los medios, el uso de
un grabador para hacer las veces de escucha para los propios niños,
generando una mayor autonomía de los alumnos en los ensayos, y otras
veces serán ellos los que funcionen de escucha crítica de los demás.

Intervenciones durante las situaciones

• Durante la lectura por parte del docente, éste hace notar las características
propias de cada personaje, los momentos claves en la historia, las diferentes
entonaciones.
Luego, en el posterior intercambio entre lectores, pone de manifiesto las
decisiones que tomó como lector para seducir a su audiencia.
Una vez escogida la obra a leer en voz alta, conversa con los niños cómo se va a
interpretar, a qué pasajes les darán más énfasis, dónde generarán suspenso
bajando el tono de voz, qué carácter tendrán los personajes…

“Advertir que las acotaciones son parte esencial del texto dramático: qué se
lee en voz alta y qué no. Para construir el sentido de una obra dramática los
lectores deben poner en relación aquello que está escrito para ser leído en
voz alta y aquello que se reserva para la representación escénica. Este avance
como lectores en el Segundo Ciclo se maximiza cuando la obra que se lee va a

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ser representada: cuáles son los parlamentos de los actores, qué indican las
acotaciones sobre el estado de ánimo de un personaje o su desplazamiento en
el escenario, qué acotaciones describen el lugar donde transcurre la acción.
Exige, por lo tanto, una fuerte inmersión no sólo en las características del
género sino en la obra en particular que se aborda: sus atmósferas,
sentimientos, expectativas.”6

Para construir el sentido de la obra, los niños tienen que relacionar los parlamentos con
las indicaciones escénicas y las acotaciones, a través de las cuales se describe el
escenario (“Una calle. A la derecha un puente, unos árboles, la luna. A la izquierda, una
casa con una ventana”); los movimientos de los personajes (“Aparece sorpresivamente
por la izquierda embozado en un capa. Tiene las uñas exageradamente largas y filosas”);
sus estados anímicos (“Asombrado”, “Amenazante”, “Suplicando”).

• A su vez, la velocidad o lentitud de la lectura de cierto pasaje permite al lector


interpretar el ritmo de la historia (por ejemplo, la persecución del Panadero al
Diablo se leerá con mayor rapidez). Cuando los personajes hablan se expresan
de diferentes maneras: piden, ordenan, ríen, se quejan; es decir, la carga
semántica de algunos verbos empleados permite inferir el tono con que se leerá
cada parlamento para explicitar los actos de habla de los personajes. Por último,
los personajes manifiestan sus estados de ánimo durante la obra, es decir se
muestran contentos, enojados, temerosos, asustados. Si bien las intenciones o
motivaciones de los personajes se explicitan en el texto a través de las marcas
lingüísticas, el lector también aporta su propia interpretación.

• Una vez que la interpretación está decidida, comienzan los ensayos. Cualquier
lector puede llegar a leer fluidamente un texto con el suficiente ensayo. Es
probable que hasta llegue a saberse de memoria ciertos pasajes del texto. Pero
esto permitirá que se haya apropiado del texto, que pueda hacérselo sentir a su
auditorio. Aprender el texto de memoria (tal vez completo si es breve o algunas
partes si es largo) no es un obstáculo, a condición de haberlo interpretado. El
docente orienta este proceso de ensayos e interviene haciendo evidente las
dificultades de lectura que se presentan, dando indicaciones y leyendo pasajes o
parlamentos para facilitar la interpretación.

Durante las situaciones de ensayo el docente siempre hace de modelo: recorre el salón
cuando los alumnos ensayan y cuando no les sale, toma el papel él para modelizar cómo
habría que leerlo hasta que a los niños pueden hacerlo adecuadamente; pasa por los
grupos e interviene acotando o leyendo él mismo aquellos personajes o situaciones
claves para la obra. Si en algún momento, un niño lee como parte del parlamento propio
de su personaje una acotación, el docente puede detener unos minutos la clase y sugerir:
“busquemos dónde dice lo que acaban de leer, fíjense que está entre paréntesis. ¿Qué
quiere decir que esté entre paréntesis?” Entre todos se conversa y recuerda que aquello
que está entre paréntesis son las acotaciones, que hay que tenerlas en cuenta a la hora de
la caracterización de los personajes pero que no se leen en voz alta, no forman parte del
parlamento de los personajes. Y se continúa con los ensayos ya que el sentido de estas

6
Diseño Curricular de Segundo Ciclo, Prácticas del Lenguaje (p. 101).

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clases es, justamente, destinar tiempo a la lectura en voz alta por parte de los alumnos, a
ensayar la obra para su correcta lectura el día de la función.

A modo de cierre

La experiencia de la lectura en voz alta compartida en el aula, además de retomar las


características de una práctica social preexistente en el tiempo, colabora sin duda con el
acercamiento de los alumnos a la práctica de toda lectura, al abordar textos que no
hubieran sido elegidos por los niños o que no hubieran conocido en otro contexto. Es en
este acercamiento a la riqueza cultural de los pueblos que cobra sentido esta práctica
social en la cual alguien se ofrece como mediador, como “exorcizador” para desentrañar
los múltiples sentidos de los textos con la sola herramienta de su voz.
El teatro leído, como una de las experiencias en las que los niños leen en voz alta,
promueve en ellos el gusto por la lectura, la necesidad de compartir con otros lo leído, el
deseo de ser visto y aprobado por los pasos dados.
Favorecer la práctica de la lectura en voz alta en el aula es una ocasión más para lograr
que los niños participen en las lecturas, se apropien de ellas, y cuenten el mundo con sus
ojos y con sus voces. Y también es una forma de acercarlos a uno de los sentidos de la
escritura.

Perduraréis siempre

-tal es el poder de mi pluma-

donde más alienta el aliento:

es decir, en los labios de los hombres.

W. Shakespeare, Soneto LXXXI

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