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Érase una vez una perrita callejera sola bajo la lluvia, con su enorme barriga a punto de tener
sus crías ante el abandono, esa noche bajo la luna llena, sin más espera empezaron a salir sus
bebes, con tan mala fortuna, pues hacia mucho frio y hambre no resistió Y Murió. De repente se
escuchó un ruido; era un cachorro pues él se aferró tanto a la vida y luchaba por poder vivir,
bajo esa noche fría estaba la luna estaba como testigo. Ella se compadeció y decidió
quedarse allí por el resto de la noche, la luna debía hacerse cargo de aquel indefenso perrito, y
ella con su luz blanca y llena magia lo protegió y decidió llamarlo MIKE ella siempre lo
observaba y con su magia le daba alimento y calor . Pero debía de hacer lo posible para que el
tuviese un hogar ya que en el día ella debía alejarse y no podría estar con él. Pasaron los días
y Mike aprendió a sobrevivir, pero durante el día se sentía muy solo. Fue creciendo y su
corazón estaba triste y lleno de miedo por el rechazo de las personas. Una tarde caminaba y
caminaba buscando alimento pues tenía mucha hambre y sed, no encontraba, se hizo de noche
y Salió la luna. Allí se encontraba una niña ella se acercó y le dio un trozo de pan el corrió y se
escondió tenía miedo, la luna con su brillo y luz blanca lo abrazo. Esa noche fue tan mágica
que la niña lo cargo en sus brazos y lo llevo a casa, ante lasaante el rechazo de las personas l
por sus grandes dotes artísticas. Aquel perro era un auténtico fabricante de sueños y de alegrías,
gracias a las cometas artesanales que fabricaba. Preciosas estelas que surcaban el cielo
¡Era tan feliz haciendo lo que hacía! Haciendo feliz a montones de niños que, boquiabiertos con
las cometas, conseguían convencer a sus padres para llevarse una y hacerla volar al aire libre.
Tal era el entusiasmo de hijos y padres, que pronto se corrió la voz de la existencia del perro
artista. La gente se congregaba los domingos por la mañana en el parque de la comarca para
ver el espectáculo de formas y colores que se producía en el cielo con el vuelo de las cometas.
El perro artista, al contemplar aquel espectáculo y aquella alegría, decidió afrontar el mayor reto
gigante y espectacular. Una vez la terminó, decidió decorarla con colores y materiales únicos
nunca vistos.
Decidido a ponerla a volar, acudió al parque y fue arrastrando la cometa a gran velocidad para
conseguir alzarla en vuelo. Aquella cometa era tan grande y colosal, que arrastró también con
ella al perrito artista. Nunca volvió a ver a aquellos niños y a aquellos padres del parque.
Pero no os preocupéis, amiguitos, que el perro artista consiguió hacer felices con sus cometas a
miles de niños de todo el mundo. Eso, y volar entre las nubes gracias a su cometa mágica y
colosal.