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Poesías
La luna es de queso
Y el Sol es de sol.
La cara del sapo
Me da mucha tos.
• LA LUNA ALTA
Quién subiera tan alto
Como la luna
Para ver las estrellas
Una por una.
Y elegir entre todas
La más bonita
Para alumbrar el cuarto
De la abuelita.
• El Señor Invierno
El señor invierno
Se viste de blanco
Se pone el abrigo
Porque está temblando.
Se va a la montaña,
Se mete en el río,
Y el parque y la calle
Se llenan de frío.
Se encuentra a la lluvia
Llorando, llorando,
Y también al viento
Que viene soplando.
¡Ven amigo Sol!
Grita en el camino
Pero el sol no viene
Porque se ha dormido.
• La vaca
Cuentos
Cuando los españoles conquistaron el maravilloso Imperio incaico un científico europeo retornó a España
acompañado de un pequeño auki o príncipe. Mayta Kosko era su nombre y tenía sólo ocho años. Niño de gran
inteligencia, al llegar a Europa no mostró temor ni asombro, asimilando de prisa el idioma castellano.
Rodeado de científicos, Mayta Kosko fue colocado al centro de un auditorio, mientras que lo Sometían a severos
interrogatorios. Lamentaron que desconociera los cuentos infantiles; pero .el, príncipe, subiéndose a un pupitre, los
emplazo, recriminándolos por invadir su Imperio y mofarse de sus ancestrales costumbres.
«Mi maestro es el amauta -les dijo- y si los niños tienen aquí a sus hadas, en nuestro Imperio el espíritu de Mama
Ocllo es el que siempre nos cuida».
Los europeos se miraron absortos. «Y hoy mismo me ha hablado en sueños –añadió aconsejándome que los
conduzca al Palacio del oro, si a cambio me devuelven la libertad».
Los científicos, victoriosos, avisaron a los reyes., quienes ordenaron la inmediata travesía. Ya en el Perú, Mayta Kosko
guió a los europeos, internándolos en la espesura de la selva, lugar propicio para burlarlos; refugiándose él en
Machu Picchu, donde jamás lo encontrarían.
Desde lo alto, el heredero Inca vio cómo los invasores se alejaban sin haber conquistado el ambicionado Palacio.
Erase una vez un gato muy pillo conocido por su peculiar nombre; Rodilardo se llamaba. El travieso gato era el temor
de todas las ratas y ratones de la aldea donde vivía, pues le encantaba disfrutar cazándolas.
Durante algunos ratos del día, el gato se dedicaba a vigilar las madrigueras donde las ratas y ratones se escondían
para mantenerse a salvo. Esos pequeños animalitos le temían mucho.
Rodilardo también estaba interesado en encontrar una linda gatita para casarse y se paseaba por los tejados con
asiduidad buscando a la que sería su esposa. Un buen día, mientras él se encontraba en estos menesteres, los
ratones y ratas se reunieron para hablar y buscar remedios a su miedo.
La más mayor e inteligente de las ratas tuvo una idea y la expuso a sus compañeros: “Amigos, nuestro mal puede
tener remedio. Si le atamos un cascabel al gato en el cuello, podremos escuchar cuando se acerca y tendremos
tiempo para huir antes de que nos asuste”. A todas las ratas y ratones les pareció una magnífica idea y tenían claro
que esa era la solución ideal. De forma unánime aplaudieron entusiasmados la propuesta. Pasados unos instantes,
las ratas y ratones fueron reaccionando ¿Quién le pondría el cascabel al gato?
El zorro rey
Los duendes no conocían América, por eso cuando Sofía -la gran hada- despidió a Fito, el duende bueno de los
nórdicos, como jefe de la expedición que llegaría al Nuevo Mundo, fue muy enfática en advertirle: "Deberás poblar
esas tierras para defender las plantas y animalitos ante el avance de los codiciosos y aventureros. Tú sabes qué
medidas tomar si les hacen daño".
América, quedando embelesado por su belleza. Como no podían verlo, sedaba tiempo para estudiar su vasto
ecosistema.
Así, hasta que el canto triste de un ave extraña para él lo despertó de sus sueños: "¡Diosa de la Tierra ayúdanos
nuestras vidas peligran.", clamaba, mientras que unos europeos acababan de secuestrarla.
Fito, evocando su misión, ingresó con sigilo a la canasta donde colocaron al ave, observando que habían otras
especies capturadas. Quien había lanzado su canto triste era un príncipe de aquel país: "Soy el gallito de las rocas -
dijo- y siento pena porque mis hermanos correrán grave peligro de extinción". El duende se acercó al hermoso gallito
y le tendió su mano solidaria.
Invocando a hadas y elfos Fito pudo hablar con Yapis, el otorongo, rey de la Amazonia, y acordaron un eficaz
proyecto: tras liberar al gallito ya sus hermanos, Yapis se convirtió en un ser fabuloso que hizo huir a los invasores,
tejiendo alrededor de su palacio un follaje inaccesible.
Así, la selva -con su flora y fauna- pudo salvarse, naciendo siglos después las Reservas Naturales. Y todos fueron muy
felices.
FIN
En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la
serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del
celeste sol, la roja virginidad de sus labios.
—Eres bella.
—¿Pero?...
—No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan alimento a
muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces —tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su
púrpura.
—Padre —dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza—, ¿queréis hacerme útil?
Al principio, Lucía no entendía muy bien la razón que les había obligado a quedarse en casa de repente. Solo sabía
que todo el mundo andaba nervioso. De hecho, llevaba días dándose cuenta de que las cosas era algo diferentes. Sus
padres estaban más pendientes que nunca de las noticias, del teléfono….
Pero, como Lucía ya tenía 10 años, sus padres se sentaron con ella en el sofá a explicarte lo que estaba pasando con
la seguridad de que lo iba a entender perfectamente. Le dijeron que el gobierno había decidido que las personas se
quedasen en casa para evitar que un virus, hasta ahora desconocido, se propagase.
“No es solo para que no nos contagiemos nosotros, sino para no contagiar a los demás, sobre todo a las personas
mayores”- le explicó su padre.
La madre de Lucía, que trabajaba en una farmacia, le explicó a tu hija que muchas personas, aunque no se
encontrasen mal, podían contagiar a otras sin querer. Por eso no podían ir al cole, a los bares o al cine. La madre de
Lucía le explicó que todos debían hacer un gran esfuerzo hasta que los expertos pudiesen controlar la situación y que
todo volviese a la normalidad.
Como Lucía no quería perder el hábito de estudiar, fue ella la misma la que se hizo un calendario que orgullosa colgó
en el corcho de su habitación. Se levantaría todos los días a las 9 y, tras desayunar con sus padres, dedicaría un par
de horas a repasar todo lo que habían aprendido en clase durante los últimos meses. Su padre le ayudó a encontrar
en Internet muchas fichas para repasar y su vecina, que era
muy amable, se las imprimió porque en casa de Lucía se habían quedado sin tinta.
La niña, entendiendo que en un momento así lo importante era ayudarse unos a otros, le llevó a su vecina unas
galletas cuando supo que se había quedado sin harina. Su padre se ofreció además a bajarle la basura porque la
vecina aún se estaba recuperando de una rotura de tibia.
Después de comer y descansar un poco, Lucía se ponía a leer. Le encantaba hacerlo en voz alta y dar vida a los
personajes que se encontraba en cada historia. A última hora de la tarde era el momento de sentarse en familia y
charlar, expresar sentimientos…. Y como no, de echar una partida al Monopoly, uno de los juegos preferidos de
Lucía. De vez en cuando veían una peli juntos, hacían manualidades o cuidaban las plantas de la terraza.
Lucía sabía que manteniendo una actitud responsable todo acabaría antes de que se diesen cuenta. Por eso
entendió desde el primer momento la importancia de respetar las normas y quedarse en casa.
Canciones
La vicuñita
Doctora juguetes
La gran doctora, aquí llegó.
Arreglará, juguetes hoy.
No temas, te ayudará.
Ella sabrá que hacer.
Tú, tú, tú, ya cuida tu salud.
Confía en la doctora juguetes.
Ya, ya, ya, llama sin dudar.
Si algún día un poco enfermo te sientes.
Hoy Doc juguetes te verá.
Y con amor te cuidará.
Ya comienza, ya comienza.
La doctora juguetes ya llegó.
Ya, comienza, ya comienza.
La Doctora Juguetes.
Se viene la tierra
Qué gran fiesta de colores,
de sabores y sorpresas.
Si volvemos a comer
lo que viene de la tierra.
Hacen su presentación
disfrazados de alimento.
No me engaña la actuación
porque sé que es puro cuento.
Mamama y papapa
En mamá, en mamá un beso
En mi pan, en mi pan un queso
El jardín, el jardín
Está lleno de flores
Dame un, dame un abrazo
Quédate, quédate a mi lado
Muy feliz, muy feliz
Cantando este pedazo
Ma, ma, ma, mamá
Pa, pa, pa, papá
Qui, qui, qui, quiquí
Ka, ka, ka, kaká (dos veces)
¡Eh!
Muchos juegos el día entero
Y a la almohada ya tengo sueño
Allá afuera mudó de estrellas
En el cielo
Una nube que va pasando
Bicicletas, pelota, y helado
Y en mi sueño, en mi sueño
Todos van cantando
Ma, ma, ma, mamá
Pa, pa, pa, papá
Qui, qui, qui, quiquí
Ka, ka, ka, kaká (dos veces)
¡Eh!
Los domingos son un gran día,
Ja, ja, ja, ja, ja
Carne asada, pan y salchichas,
Ja, ja, ja, ja, ja
Esta vida es una delicia,
Ja, ja, ja, ja, ja
¡Esta vida es una delicia!
Ma, ma, ma, mamá
Pa, pa, pa, papá
Qui, qui, qui, quiquí
Ka, ka, ka, kaká (cuatro veces)
¡Eh!
Abuelito dime tu
Abuelito, dime tu:
¿Qué sonidos son los que oigo yo?
Abuelito, dime tu:
¿Por qué yo en la nube voy?
Dime ¿por qué huele el aire así?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelito,
Nunca yo de ti me alejaré.