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nos gusta socializar, sin embargo esto no significa que tengamos habilidades sociales
perfectamente desarrolladas.
En cierto sentido en mayor o menor grado, todos tenemos alguna dificultad en nuestras
habilidades sociales. ¿Cómo así preguntaría alguien? Sí, y es que algunos son cordiales,
comunicativos, pero tienen dificultad en decir “no” y enfrentar las críticas. Otros sufren
porque no logran expresar lo que piensan y lo que sienten respecto a algo. Y están esos otros
que cuando se dan cuenta, ya hablaron más de la cuenta y en un tono de voz nada amistoso, o
siempre dicen NO. Hay un tercer grupo, son aquellos se sienten avergonzados o temerosos
en llevarle la contra a alguien, sabiendo que su posición está correcta y la de la otra persona
incorrecta. Tal vez usted se haya identificado con alguno de estos perfiles.
Vicente Caballo, uno de los grandes nombres de la psicología para el estudio de las
habilidades sociales, define el comportamiento socialmente hábil como el “conjunto de
comportamientos emitidos por un individuo en contexto interpersonal que expresa los
sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo, de un modo adecuado
a la situación, respetando esos comportamientos en los demás, y que generalmente resuelve
los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros
problemas”.
Según esta definición, el comportamiento hábil o asertivo involucra respeto de sí mismo
como del otro, buscando, de esta manera, resolver problemas de manera saludable, sin
perjudicar las relaciones interpersonales. Esto se conoce como Asertividad.
¿Usted está acostumbrado a actuar de manera asertiva? Podemos, resumidamente clasificar
los comportamientos sociales en tres tipos:
esto genera prejuicios en las relaciones interpersonales como para la salud mental de quien no
se comporta asertivamente. Sentimiento de culpa, baja autoestima y estrés son solo algunos
de los problemas que acostumbran a estar asociados a la falta de asertividad.
Muchas veces bajo el argumento de que “yo soy así”, muchos descuidan el desarrollo de
habilidades esenciales para vivir saludable y construyen habilidades sociales pobres en los
niños.
El respeto propio y al otro, que es un elemento central de la asertividad, también es un
elemento central de la salud mental. Infelizmente, en función del pecado, desarrollamos
muchos déficit en cuando al respeto propio, y, consecuentemente, en relación a la forma en
cómo enfrentamos a los demás y a nosotros mismos. Elena de White escribió que “Mediante
la complacencia del pecado se destruye el respeto propio; y cuando éste se pierde, se
disminuye el respeto por los demás; pensamos que los otros son tan perversos como nosotros
mismos” (Mente, carácter y personalidad, v. 1, p. 262). Una vez que no logramos respetarnos,
difícilmente respetaremos a alguien. Una vez que no conseguimos respetarnos es seguro que
no tendremos salud ni seremos felices.
Podemos definir el comportamiento asertivo como “la práctica del respeto a sí mismo y al
prójimo”. Eso no es nada más que la manera de actuar que el mundo necesita ver en nosotros,
cristianos.
asertivo nos aporta una serie de beneficios realmente útiles en nuestro dia
a dia: