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Orientación vocacional

Capitulo nº 5. De Rascoban

ELECCION DE ESTUDIOS

Al ocurrir la elección de estudio surgen en el sujeto los interrogantes de que, como, donde y cuando
debo elegir.

Nos dedicaremos en este capitulo de acompañar a los jóvenes a encontrar sus propias preguntas, sin
preconceptos, ni formulas ilusorias.

Las respuestas y soluciones al problema que la vida cotidiana plantea surgen cuando se logra recortar los
aspectos singulares de cada situación colectiva.

Vivimos en sociedad, compartimos la vida con otros, pero también somos singulares. Las personas
pueden estar convencidas y entusiasmadas de su elección y al tiempo cambiar de opinión.

La elección de un estudio al finalizar la escuela, significa buscar un espacio de formación que permitan
cumplir determinadas expectativas de vida.

¿Qué es la vocación?

La palabra vocación proviene etimológicamente del latín vocatio, que significa llamado. También se
puede tomar el vocablo vocare, que significa llamado interno, de manera que a palabra vocación, desde
su etiología, abre a dos aceptaciones posible:

• Un llamado que uno realiza desde el exterior, desde afuera de un sujeto.

• Un llamado interno, una voz interior que impulsa al sujeto hacia determinados “lugares”,
actividades, ocupaciones.

La vocación se construye a lo largo de la vida, y esa construcción tiene que ver con determinadas
inclinaciones y potencialidades de un sujeto asociadas al conjunto de experiencias que va
desarrollando en su vida social.

La vocación supone, entonces, elección. Concebida en este sentido, como algo que se va construyendo
a lo largo de la vida, “algo” que se mantiene, pero que también cambia. La vocación si existe, es un
proceso de construcción, de de-construccion y de re construcción constante.

La vocación será un entramado complejo entre los deseos del sujeto, por un lado. Y las posibilidades y
ofertas del mundo sociocultural, por el otro. Se sostendrá en una relación amorosa-libidinal que liga a
un sujeto con una actividad, tarea u ocupación. Sin embargo, ese que hacer, vale insistir, estará
siempre atravesado por el conflicto, en tanto aspecto inherente a la propia constitución subjetiva.

Vocación y ocupación.
Muchas veces se confunde vocación con profesión u ocupación. Se trata de una forma mecánica y lineal
de pensar el fenómeno.

La vocación lleva aparejado, entonces, una elección. Es un proceso o acto, el de elegir algo. Ya se carrera,
ocupación o sencillamente una actividad como un hito del itinerario vital. Las carreras, ocupaciones o
actividades constituyen el que de la elección. Por ello, pueden ser considerados como el objeto al que se
dirige el sujeto, tanto en el presente como en el futuro. Dichos objetos de elección pueden –en la
fantasía del sujeto- acompañar, proteger, independientemente de lo que sean en la “realidad”, es decir,
de la “utilidad” o función social que tenga.

En la medida en que el sujeto elige, también deja. Por eso es que la elección vocacional supone
conflictos. Consecuentemente, existirán formas y estilos singulares de encararlos y resolverlos. Es decir,
depende de la estructuración psíquica.

Elegir requiere compromiso. Cuando existe el deseo por algo resulta dificultoso dejar afuera lo que se ha
excluido. No es cuestión de voluntad. El desafío de la elección vocacional reside en poder ligar ciertos
objetos de la cultura con el deseo del sujeto. Esa ligazón, cuando se produce, conlleva entusiasmo,
alegría, pasión. El sujeto adopta una posición activa y se transforma en protagonista de su propio hacer.

Un poco de historia.

Los seres humanos no siempre tuvieron la oportunidad de elegir su trabajo, recién en los últimos años
de la humanidad, a partir del modo de producción capitalista, aparece la “libertad” asociada a la elección
de las actividades laborales.

Grandes cambios se produjeron a raíz de la revolución industrial hasta la actual revolución tecnológica
basadas en las nuevas tecnologías de información y comunicación.

A partir de allí en en donde las principales carreras se constituyeron como principales “objetos” a elegir.
La elección vocacional empezó a relacionarse con el estudio con mayor intensidad que con los trabajos.
Las carreras se transformaron en lo nuevos mediadores para el ingreso al mercado del trabajo. Por ese
motivo, la práctica de la denominada orientación vocacional quedo intensamente vinculada a la
intención que efectúa un profesional para acompañar a una persona a realizar una elección de carrera.

¿Y después de la escuela….qué?

La finalización de la escuela media es un momento particular en la vida subjetiva. Fin, que siempre es
comienzo, comienzo de una transición, del pasaje de la adolescencia a la vida adulta, a través de la
juventud.

Para lo que logran egresar de la escuela media, en el momento de finalizar los estudios se juega, la
problemática del que hacer. En su futuro interrogante que no surge por primera vez en esta oportunidad.
Por lo general comienza a “madurarse” con anterioridad, pero en ese momento cobra mayor intensidad;
son momentos de decisión, aunque no de la misma manera; cada uno presenta una forma particular de
transitarlo.
La institución educativa puede intentar no quedarse al margen de este momento. Sin embargo, podría
afirmarse que no es tarea de la escuela. De todas maneras, la escuela no puede desentenderse cuando
los jóvenes están viviendo una circunstancia de cierre y apertura a nuevos rumbos vitales. ¿Qué puede
hacer en ese contexto?

Puede y debe acompañar a los jóvenes. No hacer por ellos, sino con ellos. Una de las principales
acciones que se pueden llevar a cabo desde la escuela es abrir espacios de intercambios en el nivel
grupal que permitan compartir las vivencias que cada estudiante tiene respecto de su futuro. Se trata de
habilitar un ámbito para escuchar la variedad de posiciones que asumen los que están transitados este
proceso de transición, que respete la singularidad de cada uno y no pretenda el establecimiento de una
norma que indique el camino a seguir ni tampoco la manera de transitarlo.

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