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La división de la iglesia y de Europa aceleró el movimiento de la reforma católica que daba desde hace más de un
siglo atrás. Ese deseo renovador termino en uno de los acontecimientos más importantes de la iglesia: el concilio de
Trento.
Este se refiere a un concilio ecuménico, una reunión con todos los obispos del mundo presididos por el papa. En
Trento los teólogos fijaron la doctrina y disciplina de la doctrina católica, además que refutaron las herejías luteranas
basándose en las escrituras, demostrando así que la iglesia católica romana es la continuadora de la única iglesia
fundada por Jesucristo.
Tras el protestantismo, Trento abrió una nueva época de esplendor para el catolicismo, el éxito duradero que
alcanzo el concilio de Trento no se explica sin el trabajo de la escuela de Salamanca, que había forjado una ciencia
teológica poderosa capaz de superar los errores protestantes. Esta escuela fue fundada por francisco de vitoria,
dominico, él es creador de derecho de gentes, precursor del moderno derecho internacional, afirma que existe una
comunidad universal de todos los pueblos organizados políticamente fundada en el derecho natural y regida por una
razón natural común a todas las naciones. Esta idea permitió instaurar, después de Trento, un orden mundial que se
subordinaron todos los estados.
De gran importancia también fue la Compañía de Jesús aprobada por el papa en 1540 poco antes del inicio del
concilio, fue fundada por un militar español noble Iñigo del Loyola, con el propósito de defender y propagar la
catolicidad.
El emperador Carlos V pidió un concilio ecuménico, pensando encontrar en el la solución al problema luterano, y una
ayuda para resolver el problema político. Sin embargo el concilio no pudo abrir sucesiones hasta 1545.
Los protestantes se ratificaron en su decisión de no asistir. Se celebró en 3 fases, pues se debió interrumpir dos
veces; la participación de los obispos que había sido escaza en las dos primeras fases pero fue numerosa en la
tercera, que termino en 1563.
Ningún concilio dejo una huella tan profunda en la iglesia, no pudo restablecer la unidad perdida con la decisión de
los protestantes, pero clarifico puntos esenciales de la fe católica y trazo un ambicioso programa de reformas, los
frutos fueron positivos en los siglos posteriores.