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DIOS CREADOR

000000000. La creación en la Sagrada Escritura:000000000

0. En el Antiguo Testamento:0

Los principales textos del Antiguo Testamento sobre la doctrina de la


creación se encuentran en los primeros dos capítulos del Génesis. Su
originalidad consiste en que el hagiógrafo ha aunado las tradiciones de los
pueblos circunvecinos de Palestina y la fe de Israel en el Dios de la alianza. Para
Westermann, Israel ha creído primero en Dios en cuanto Creador y más tarde en
cuanto Dios de la alianza; para Von Rad, Israel creyó primero en Yahvé y luego
descubrió que era Creador.

La descripción del Génesis no es mítica ya que trata de explicar el origen


del cosmos de un modo simbólico; la intención del autor es poner de manifiesto
que Dios lo ha creado todo. El relato se encuadra en un contexto histórico (antes
del diluvio).

La narración más amplia es la sacerdotal. De ella se puede deducir lo


siguiente: hay identidad entre el Dios Creador y el de la alianza; Yahvé lo ha
hecho todo; el mundo tiene un valor soteriológico; Dios ha creado al hombre por
amor; primado del hombre en todo lo creado; monoteísmo absoluto; bondad de
lo creado.

La narración yahvista: no presenta ninguna cosmogonía; trata de dilucidar


el origen del hombre y del mal. Difiere de la narración sacerdotal, además, en
que no alude a ningún caos inicial, el hombre es la primera creatura; usa
antropomorfismos cosa que no hace la narración sacerdotal.

Los salmos: hablan de la gloria de Dios que se manifiesta en lo creado; de


la creación realizada por el poder de la palabra divina, de la bondad de todo ello.

Literatura sapiencial: pone de relieve que Dios crea con sabiduría y poder
(Proverbios), que Dios trasciende a todas las creaturas (Job), que cuanto Dios ha
hecho está revestido de belleza (Qohélet); Dios es incomprehensible, pero se
pueden descubrir rasgos de su presencia en la creación (Sirácide). Dios es
providente; los que no lo reconocen en sus obras son inexcusables (Sabiduría);
por primera vez aparece el tema de la "creatio ex nihilo" (Macabeos).

0. En el Nuevo Testamento:0
0. Sinópticos: 0
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Dan por descontado que Dios es Creador del cielo y de la tierra; es


frecuente la expresión "pro karabolés kósmou", aluden a un mundo
originariamente bueno ("Al inicio no era así). Los milagros se presentan como
una nueva creación.

0. San Pablo: 0
Muestra la continuidad del Nuevo Testamento con el Antiguo
Testamento; Dios lo ha creado todo y lo sostiene en el ser. En la creación hay
desarmonía: está sometida a la caducidad.
Reafirma la fe en un solo Dios a la vez que recalca la función mediadora
de Cristo tanto en la creación como en la redención; Cristo es, pues, centro y fin
de la creación.

0. San Juan: 0
En el prólogo del evangelio se habla de la creación por medio de la
palabra, creación que es personal. Se pone de relieve la lucha entre la luz y las
tinieblas y se reproduce un esquema semanal semejante al del Génesis. San Juan
habla del Logos como preexistente, creador y revelador y de la encarnación,
como culmen de la economía salvífica de Dios.

0.00 Desarrollo histórico de la doctrina de la creación.000

0. Santos Padres:0

0. Los símbolos de la fe: 0


Los símbolos más antigus llaman a Dios Pantokrator; no se aplica tal
función a Cristo para evitar todo equívoco modalista. En el concilio de Nicea se
hace hincapié en que hay un solo Creador de lo visible e invisible y se recupera
el papel central de Cristo: "Por quien todo fue hecho", que ha sido engendrado y
no creado.

0. Los apologistas: 0
Acusan cierto influjo platónico: Justino habla de que el logos de Juan es el
demiurgo creador; acepta la eternidad de la materia. Atenágoras dice que el
Verbo ha modelado la materia informe. Taciano, que el Verbo la ha creado. Por
fin, Teófilo de Alejandría hace ver cierta incoherencia en Platón, por aceptar por
un lado la trascendencia de Dios y por otro la existencia de una materia eterna;
es el primero en hablar de la creación de la nada.
0. San Ireneo: 0
En pugna con el gnosticismo, defiende la bondad ontológica de lo creado,
la creación de la materia; el mal existe porque la creación aún no termina.

0. Orígenes: 0
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Habla de una creación eterna. Vivimos en un mundo de seres espirituales


que nos han precedido. Dios es una hénada, su esencia es crear, está fuera del
tiempo y se relaciona con este último por medio del Logos, que es el Hijo
eternamente engendrado. El mal es un accidente por no tener un principio
eterno.

0. San Agustín: 0
Defiende la existencia de un solo Dios, del que depende todo lo creado.
Antes de que Dios creara, existía la materia informe (quaedam informitas sine
ulla specie). Dios rompió la eternidad para crear el tiempo. Dios es sumo ser y
sumo bien, la creación participa de tales atributos, aunque de modo inferior. La
creación, dice, no se dio en el tiempo, sino con el tiempo. El mal existe, porque la
creación aún no se ha completado. La creación se realizó a partir de la nada.
Todo procede de Dios, si bien no emana de Él (Omnia sunt ab illo, non de Illo): si
emanara, sería necesaria y las creaturas, a su vez, no serían sino dioses.

0.0 Edad media:00

0. Escoto Eriúgena: 0
Habla de la creación con términos de emanación: aplica al Hijo el atributo
de demiurgo y al Espíritu Santo el de "anima mundi". Su teoría desemboca en el
panteísmo.

0. Pedro Abelardo: 0
"Dios hace siempre lo mejor. Si hay mal, se debe a que Dios no lo pudo
impedir". Con ello niega la potencia absoluta de Dios a quien hace responsable
del mal que hay en el mundo.

0. IV C. de Letrán: 0
Contra los albigenses afirma que Dios es verdadero, inmenso,
incomprehensible; contra los cátaros señala que un solo principio es el que ha
dado origen a toda la realidad. Por vez primera en un concilio se habla de la
"Creatio ex nihilo"; pone de relieve la temporalidad de la creación con la
expresión "simul ab initio temporis". El mal es de naturaleza ética, no ontológica.

0. Santo Tomás: 0
Interpreta el dogma de la creación a la luz de las causas aristotélicas,
defiende la creación de la nada y afirma que una creación que fuera eterna no
contradiría la razón. Define a la creación como "relatio": la creatura para con
Dios tiene una relación real; es de razón, en cambio, la de Dios para con la
creatura. Defiende la libertad de Dios al crear y hace ver la importancia de la
analogía, que ya antes había señalado Pseudodionisio con la que se salva la
especificidad de Dios.
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0.0 Renacimiento:00

0. Giordano Bruno:0
Defiende el espacio y el tiempo infinitos. Habla más de emanación que de
creación: la creación es una efusión de la naturaleza divina; al poder infinito y
activo de Dios corresponde el poder infinito pasivo de las creaturas. Todos los
seres están dotados de una "anima spiritalis". Bruno propugna también la teoría
de la transmutabilidad de todo en todo: en el universo nada cambia ni muere;
siempre hay una sustancia a la vez infinita y única.

0. Pensadores de los siglos XIX y XX: 0


Se trata de autores que tratan de conciliar la fe católica con el holismo de
Hegel; sobresale Hermes, que afirma que la fe solo obliga a creer lo que la razón
es capaz de demostrar. Para Hermes el fin de la creación no es la gloria de Dios,
sino el bien de las creaturas. Günther, por su parte, echa mano del método
dialéctico de Hegel: "Dios se conoce sólo por medio de la creación, que es su `no
yo'. El `no yo' de Dios es la nada. La nada está destinada a algo positivo, que es
la creación, síntesis del yo y del `no yo' de Dios; al ser Dios eterno y necesario, su
`no yo' también lo es."

0. El Concilio Vaticano I: 0
La Dei Filius recoge la doctrina del IV Conc. de Letrán acerca de los
atributos divinos: Es diverso del mundo "in re et essentia"; afirma que Dios crea
para manifestar su bondad, se trata de una decisión libérrima. Es providente:
todo lo crea, lo cuida y lo gobierna. Una vez más confirma la doctrina de la
creación de la nada: Dios ha hecho el mundo "secundum totam suam substantiam";
el fin de la creación del mundo es la gloria de Dios.

0. El Concilio Vaticano II:0

La Gaudium et Spes señala el porqué de la creación y su finalidad: la


causa es una disposición libérrima y arcana de Dios; el fin es tanto la gloria de
Dios como la felicidad del hombre; Dios crea y lo conserva todo con su palabra.
El hombre en el mundo prolonga, por su parte, la obra del Creador,
cumpliendo así el mandato de llenar la tierra y someterla. El pecado ha
oscurecido la mente del hombre a fin de que no vea al Creador en lo creado.
El Verbo de Dios ha asumido la naturaleza humana, ha recapitulado todo
en sí. Los sacramentos de la Iglesia tienen como centro y culmen a la Eucaristía:
los elementos de la naturaleza se hacen cuerpo y sangre de Cristo; la Eucaristía
es, asimismo, centro de la historia y del mundo.
La Gaudium et Spes aduce el aspecto escatológico de la creación: Dios nos
prepara una nueva morada y una nueva tierra; por nuestra parte, hemos de
preparar el material necesario para la llegada del Reino.
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00Reflexión teológica000

0. Centralidad del misterio de la creación: 0

La creación es el fundamento de todos los proyectos salvíficos de Dios, los


cuales culminan en Cristo (se percibe en la liturgia); está en íntima relación con
los interrogantes más profundos de la vida humana. No deja de ser un misterio
de fe: el Creador asume la forma de la creatura. La respuesta cristiana se ha
fijado en tres aspectos de cara a las concepciones no cristianas sobre la creación
(panteísmo, dualismo, gnosis, deísmo, materialismo): trascendencia, inmanencia
y providencia.

0. Creación, obra de la Trinidad: 0

La creación "ad extra" es obra de toda la Trinidad, aunque es admisible


hablar de tres diversos modos de causalidad según las procesiones. La Trinidad
se manifiesta en la creación, pero débilmente; por eso nos es necesaria la
revelación del Hijo.

0. Libertad de Dios al crear: 0

Se ha de mantener la libertad de Dios al crear con relación al cosmos en


general, como con relación al hombre. Si se niega la libre voluntad de Dios al
crear, se insinúa que Dios está obligado a ello y que el mundo existe de modo
necesario, en tal caso, el hombre no sería tampoco libre. La libertad de Dios al
crear está relacionada con el misterio trinitario: Dios ama porque quiere amar; no
deja de ser un misterio.

0. Fin de la creación: 0

Es la gloria de Dios y se realiza en la comunicación y manifestación de la


bondad divina a las creaturas. La Gloria de Dios como fin de la creación implica
también el bien de la creatura. Va más allá del concepto de "clara cum laude
notitia"; la creatura es también gloria de Dios.

0. Creación de la nada: 0

Es igual que decir creación por la palabra. El término barah indica el acto
creador y las cosas que sólo Dios puede hacer. El magisterio ha habado de la
creación de la nada en los concilios IV de Letrán, II de León, en el florentino y el
Vaticano I. Es emblemática la condena del priscilianismo (carta de san León
Magno): Prisciliano decía que las almas habían pecado antes de unirse al cuerpo;
el diablo, principio del mal, surgió de las tinieblas y del caos; el matrimonio y la
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procreación son pecado. La creación de la carne no es obra de Dios. Los cuerpos


no resucitarán.

0. Creación temporal: 0

El mundo ha tenido un inicio con la creación, es también una creatura de


Dios. Implica contingencia: no contradice a la razón que sea eterno y finito a la
vez; con la temporalidad del mundo queda implicada la linealidad de la historia
la cual se dirige a un cumplimiento escatológico. El inicio y el fin del mundo se
presentan como un enigma para nuestra razón, al tratarse de puntos que están
en contacto con la eternidad.

0. Providencia, conservación, presencia de Dios en el mundo: 0

Lo creado no implica solo una relación de total dependencia de Dios en


cuanto a su origen, sino que requiere que Dios lo conserve en el ser en todo
momento; el ser de lo creado participa del Creador. Se trata de una dependencia
en el orden del ser y en el orden del obrar. El tema del concurso de Dios con el
del hombre ha causado muchas polémicas, sobre todo en el S. XVI con la disputa
"De auxiliis": Báñez hace hincapié en el efecto; dice de él que es la premoción
física que Dios da a las obras humanas de cara a la salvación. Molina recalca la
libertad; distingue en Dios tres tipos de ciencia: de visión, que es el conocimiento
por el que Dios ve cuanto sucede; de inteligencia: conocimiento de los posibles;
ciencia media: conocimiento de las obras que dependen de la libertad humana.

0.0 Creación y naturaleza del hombre (Antropología).00

0. Sagrada Escritura:0

0. Antiguo Testamento:0
0. Terminología: 0
El Antiguo Testamento emplea los siguientes términos para hablar del
hombre: Is, issah (hombre, mujer); basar: carne, ser viviente, hombre débil,
pariente; nefesh: hálito, persona humana concreta, cuerpo y alma; ruaj: vitalidad,
fuerza creadora, don de Yavé. Lev: corazón, sede de los sentimientos y de la
razón, de la libertad. Toda esta terminología implica una antropología muy
concreta, no es dualista. El hombre es el ser al que se aplica sobre todo el término
nefesh, en cuanto que puede responder a la llamada del creador.

0. Génesis: 0
Presenta la creación de un hombre radicado en la tierra; siente la
necesidad de convivir con alguien que sea como él. El hombre aparece como
creatura, dependiente de Dios, y a la vez culmen de las obras divinas.
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0. Libro de la sabiduría: 0
El libro aparece con un ropaje helenizante, si bien conserva la doctrina
hebrea de la creación (vida, muerte), en cuanto que presenta al hombre definido
sólo con relación al Creador.

0.0 Nuevo Testamento:00

0. Terminología: 0
Psiché soma, kardía, pneuma, sarx: palabras que hacen ver la debilidad
del hombre, aunque llamado a una futura resurrección; el destino del hombre no
es individual, pues los creyentes forman parte del cuerpo de Cristo. En el Nuevo
Testamento aparece el hombre bajo el influjo de Cristo: en virtud de su
encarnación, muerte y resurrección, toca lo más profundo de la persona del
hombre. Ha abierto al cuerpo humano el camino de la resurrección y salvación.

0.00 Tradición y magisterio:000

0. Unidad del hombre en la pluralidad de sus dimensiones:0

Los santos padres, ante un mundo dominado por el platonismo, ven la


importancia del cuerpo en dos aspectos del dogma: la encarnación y la
resurrección. La escuela alejandrina acentúa la parte espiritual del hombre, sin
negar el valor del cuerpo; los antioquenos privilegian la creación del hombre del
limo de la tierra.

Doctrina de los primeros concilios: siempre se ha considerado la


antropología en función de la cristología; así, el Conc. de Éfeso habla de que el
Verbo ha asumido la carne humana, animada por un alma racional. La fórmula
de unión del 433 rubrica el dogma con la afirmación de que Cristo era teleios
anthropos; el Conc. de Briga defiende contra el priscilianismo que los cuerpos
humanos no son hechura del diablo, sino que la creación de la carne es obra de
Dios. Por último, el IV Conc. de Constantinopla afirma que el hombre tiene una
sola alma racional y no dos.

0.0 Edad media: perspectiva escatológica y soteriológica. 00

0. Hugo de San Víctor: 0

El alma es inmortal por ser imagen de Dios; el cuerpo es imagen del


animal, por eso es corruptible. Por su unión al alma, se concede al cuerpo el don
de la inmortalidad.

0. Santo Tomás 0
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Se pregunta cómo una sustancia corruptible puede ser forma de algo


incorruptible: el alma racional realiza su esencia en un cuerpo. En cuanto forma,
se relaciona primaria y directamente no con el cuerpo, sino con la materia
primera e indirectamente con el cuerpo. Si hablamos del cuerpo, indirectamente
hablamos también del alma. El cadáver puede decirse que ya no es humano.
Alma y cuerpo son dos principios del ser. El estado normal del alma humana es
la unión sustancial al cuerpo; unida la cuerpo es más imagen de Dios, si bien es
más perfecta fuera del cuerpo.

0. El Conc. de Vienne: 0

"El alma es esencialmente y por sí misma la forma del cuerpo". Por sí


misma: no por medio de otras sustancias; esencialmente: no de modo accidental,
sino sustancial.

0.0 Concilio Vaticano II:00

La Gaudium et Spes habla del carácter unitario del hombre ("Corpore et


anima unus"), el ser del hombre es síntesis del universo material; habla también
de algunos de sus atributos: capacidad de vida interior, trasciende el mundo por
participar de la luz divina.
En conclusión, el espíritu y la materia del hombre no son dos sustancias.
Su unión forma una única naturaleza. La persona humana es a la vez corporal y
espiritual. El acto espiritual más elevado no puede prescindir del cuerpo, pues es
humanizado todo lo que el hombre es y hace, es humanizado. El hombre entra
en contacto con el mundo por medio del cuerpo; es reflejo del alma, goza de la
misma dignidad. El alma se pondera hoy día más para indicar el ser espiritual
del hombre: gracias a ella el hombre puede responder a la llamada divina,
trasciende el mundo, muestra de ello es el anhelo de felicidad del hombre. Por
último, la llamada a la comunión con Dios se dirige a todos los hombres.

0. El hombre, imagen de Dios:0

0. Sagrada Escritura:0
Concepto de imagen: en el Génesis el hombre aparece como culmen de la
creación; es interlocutor de Dios. En el Nuevo Testamento, así como Cristo es
imagen del Padre el cristiano ha de transformarse en imagen de Dios.

0. Tradición de la Iglesia:0

Ireneo:

El hombre es imagen de Dios en cuanto a su naturaleza humana; y es


semejanza suya en cuanto a sus dones sobrenaturales.
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San Agustín:

El hombre es imagen de la Trinidad (mens, intellectus, voluntas).

Santo Tomás:

La expresión "a imagen de Dios" implica separación o distancia; la


semejanza del hombre con Dios reside en su "mens", un todo que comprende la
inteligencia, la voluntad, la memoria.

Concilio Vaticano II:

El hombre es imagen de Dios, porque puede conocerlo y amarlo; después


del pecado se destruye tal imagen, si bien no desaparece del todo. "Si el
fundamento de la dignidad del hombre en la filosofía es su ser personal, el
fundamento cristiano es ser imagen de Dios" (GS 12).

0. Reflexión teológica:0

El hombre es imagen del Dios trinitario por estar llamado a la comunión


de vida con otros seres, sobre todo con su Creador. El cuerpo humano es
limitación y a la vez medio de comunicación con los demás. La SE pone de
relieve el aspecto dialogal o de comunión de Dios con el hombre: se percibe en la
elección del pueblo de Israel; Dios no creó al hombre de modo señero ni lo salvó
señero. Prototipo de ello es la comunión entre el hombre y la mujer: están
creados para la comunión de personas o complementariedad.
0.000 El estado original:0000

0. Dones preternaturales y sobrenaturales:0

0. Introducción:0
En el hombre podemos distinguir tres tipos de dones: naturales:
corresponden a la naturaleza del hombre, perfecta en su orden; preternaturales:
inmortalidad, impasibilidad, ausencia de concupiscencia y ciencia infusa, se
deben a la naturaleza racional; sobrenaturales (absolutamente gratuitos): gracia,
visión beatífica y divinización.

0. Sagrada Escritura:0
El Génesis -relato yavista- presenta el Edo. original: el hombre recibe el
soplo divino, con la capacidad de relacionarse por la amistad para con Dios; no
adolece de ningún tipo de penas (físicas o morales).
El Nuevo Testamento hace referencias indirectas: "Al inicio no era así";
San Pablo hace ver la situación armónica que vigía antes del pecado.
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0. Tradición:0
San Ireneo habla del tercer cielo adonde fue Elías; allá irán los justos.
Polémica acerca del estado de Adán antes del pecado: según unos Dios
pensaba elevarlo al estado de gracia, si bien aún no había sucedido; otros creían
que el hombre había recibido la gracia desde el primer momento de la creación.
Según Santo Tomás, el hombre no estaba dotado de dicha gracia en el momento
de la creación sino que la había acogido en el primer acto libre de su voluntad.

0. Magisterio:0
El C. de Cartago habla de que Adán había recibido el don de la
inmortalidad antes de pecar. El C. de Orange dice que Adán tenía un alma libre
antes de pecar.
C. De trento: "El hombre antes del pecado estaba constituido en santidad y
justicia; la muerte es el castigo merecido por este pecado".
Según Bayo, el hombre tenía por naturaleza los dones preter y
sobrenaturales. San Pío V en la bula Ex omnibus afflictionibus condena la
proposición de Bayo.
Pío VI en la Auctorem fidei define que la situación original del hombre era
un dato gratuito.
Por tanto, el magisterio habla de un hombre creado por Dios en inocencia
y santidad, sin concupiscencia ni mortalidad. No se menciona la ciencia infusa;
en Trento apenas sí se insinúa la ausencia de dolor.

0. Reflexión teológica:0

1. Hoy día no se cuestiona tanto el estado original, sino que se pone


de relieve la llamada a la comunión con Dios y su permanencia no obstante el
pecado. Asimismo, se afirma que no hay gracia sin referencia a Cristo, nuevo
Adán. Por lo tanto, en cuanto al estado original, el primer hombre era bueno,
vivía en armonía con los demás seres. No había muerte ni sufrimiento. El
hombre era señor de sí, libre de concupiscencia y de pecado; el paraíso tendrá un
cumplimiento escatológico.

2. Inmortalidad: el magisterio habla claramente de un sentido


objetivo de inmortalidad en el primer hombre y de la unión con Dios por medio
de la gracia. Unos autores opinan que en el estado de justicia originaria había
muerte si bien no en sentido trágico; según ellos la biblia no habla solo de
muerte física, la exclusión de la alianza es también muerte.

3. Integridad: La concupiscencia, sin ser pecado, lleva al hombre a


pecar. Según el C. de Trento la tenemos "ad agonem". Rahner ha profundizado
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en ello: La C. es todo lo que en nosotros es naturaleza y que queda fuera de


nuestra libertad. El estado original, de ausencia de concupiscencia, implica una
total libertad para el hombre.

0.0 Condición supercreatural del hombre00

0. Sagrada Escritura: 0
En el Antiguo Testamento no hay neta distinción entre lo sobrenatural y
natural, aunque sí hay distinción entre la noción de alianza y la de creación. El
Nuevo Testamento pone de relieve que Cristo nos ha salvado de modo gratuito.

0. Los padres de oriente 0


Ponen de relieve la divinización del hombre en Cristo, siempre con una
perspectiva trinitaria. Cristo es deiforme por naturaleza, el hombre lo es por
voluntad de Dios.

0. Santo Tomás:0
Natural es lo que el hombre tiene en cuanto creatura, prescindiendo de los
dones que Cristo nos ha merecido. Sobrenatural es lo que el hombre recibe en la
Iglesia de modo gratuito por los méritos de Cristo. La naturaleza humana estaría
privada de algo si no tuviera lo que le es debido; la naturaleza humana no exige
de suyo la posesión de tales dones sobrenaturales. El hombre alcanza su
perfección en la visión beatífica. No habría frustraciones si el hombre no pudiera
lograr tal fin, al menos contaría con el deseo natural de alcanzar a Dios.
0. Cayetano: 0
El hombre pudo haber tenido una naturaleza pura sin los dones
sobrenaturales; ni habría el deseo natural de poseer a Dios; todo esto se aceptó
como doctrina común en la polémica que suscitó Bayo (B. decía que el estado
natural del hombre no era el de la naturaleza pura, sino el hombre provisto de
dones sobrenaturales) el cual ponía en peligro la gratuidad de la gracia.

0. La neoescolástica 0
Ofrece la siguiente síntesis: Hay en el hombre una naturaleza pura,
perfecta en su orden; sobre ella se eleva el mundo sobrenatural de la gracia
(dones sobrenaturales y preternaturales). En la naturaleza pura ya hay
capacidad de recibir la gracia (potentia oboedientialis). Puntos positivos de esta
síntesis: salva la gratuidad de la gracia y la integridad y bondad radical del
hombre: la naturaleza humana, aunque afectada por el pecado original, no está
corrompida. Son deficientes el estado de naturaleza pura como punto de partida,
por no ser histórico (sólo Cristo la ha tenido); se define lo sobrenatural como
algo que no lo es y se ve como una añadidura sin más a lo natural; no hay
referencia a Cristo. No ve al hombre como imagen de Dios.

0. La teología nueva 0
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Habla de que Dios no podía crear seres racionales sin llamarlos al estado
sobrenatural, con lo que se niega la gratuidad de lo sobrenatural. Pío XII
desacredita dicha teoría en la H. Generis.

0. Debate teológico de los años 50-70:0


* Rahner: parte del hombre llamado y elevado a la vida de gracia, sin
negar con ello que la gracia es un don gratuito. Sólo tenemos experiencia del
"existencial sobrenatural"-el hombre llamado a la vida sobrenatural-; el hombre
es apertura al Absoluto; apertura no es exigencia.
* Alfaro: parte del concepto de visión beatífica; se caracteriza por ser
inmediata e intuitiva. El hombre por sí mismo no puede llegar a tal visión, aun
cuando se perfecciona movido por tal deseo; es una paradoja: "deseo insaciable"
pero colmado por la gracia.
* De Lubac: parte del hombre llamado al estado de comunión con Dios;
por eso no se puede llegar a una definición de naturaleza pura. El hombre está
sólo destinado a un fin sobrenatural.

Conclusión: En el hombre se perciben dos vertientes: la creatural y la


supracreatural; el hombre está determinado por estos aspectos indisolublemente
unidos: es una creatura privilegiada por su capacidad de relacionarse con Dios y
purificada por la gracia.

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