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UAEMEX

Facultad de Humanidades
Licenciatura en Filosofía
Monográfico Edad Media
La dimensión del alma, La Trinidad
Alumno. Fernando Pliego
12/03/17

Reporte de lectura selección de libros de La dimensión del alma y de La Trinidad


Para ilustrar la indivisibilidad del alma, San Agustín distingue entre e sonido y el significado, la
significación. Aquello que puede ser capturado por los oídos y aquello que llega al
entendimiento. Entre ambos distingue al cuerpo y el alma. La idea no puede ser dividida, ni
siquiera comprendida en su totalidad, en cambio su representación pueda ser descompuesta, ya
sea que sus partes conserven cierto significado o no. Se puede distinguir también entre un
número, una multitud, y una dimensión que no tiene formas de medida.
Clarificando la acción del alma, su movimiento, hace una clasificación de siete grados
expresados de diferentes maneras: animación-sensación-arte-virtud-tranquilidad-introducción-
contemplación, respecto a su posición respecto a Dios y al cuerpo y respecto a su relación con
la belleza. En el primer grado, el alma humana vivifica, unifica, mantiene al cuerpo, congrega,
distribuye, nutre, reproduce. En el segundo dota de sentidos, al igual que las bestias. En el tercero
está el artificio, la capacidad de registrar, tener memoria, elocuencia, razón, imaginación,
observación. En la cuarta hay la capacidad de purificarse, fortificar lo que separa del
pensamiento, la distinción de bienes terrenales y eternos. En el quinto ya se ha logrado la pureza
y se puede captar lo grande, se aprende a buscar la confianza en Dios, en la Verdad suprema. En
el sexto, el ojo purificado guarda de robustecerse y dirigir su mirada libre del pensamiento
caduco, no por ello es temeraria o se halla en tinieblas. El último es una mansión de alegría,
donde hay el goce supremo, el verdadero bien.
En un siguiente capítulo, el santo de Hipona, eleva el alma humana por encima de
cualquier cosa salvo a Dios. “Lo que el alma adora como Dios es necesario que lo crea superior
a ella misma”. Separa entre algo inferior como el alma de un bruto, algo igual, a los ángeles, pero
nada superior a Dios. Una vez que busca ayudar a errantes o afligidos, percibe que Dios obra a
través de uno. La verdadera religión reconcilia con Dios, guías, purifica, reforma, introduce y

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alimenta, es un tipo de actitud que no pierde el libre albedrío para el alma, pese a que todo lo
haga Dios, moderada, hermosa y justamente.
Respecto a la Trinidad, hay una problemática respecto a los orígenes y a la relación de
Dios con sus manifestaciones, si el Padre es la sabiduría, si es el Padre de la sabiduría o si la
sabiduría es la sabiduría. En esta cuestión también se relaciona la propuesta de Arriano respecto
a cuando Cristo no había nacido, proponiendo cierta subordinación del Hijo al Padre. Pues San
Agustín eleva al Padre por lo que engendra sin que deje de ser parte de sí mismo. El hijo es
coeterno al Padre, siempre es parte de él. El Padre es procreador del principio, pues el hijo ya
existía en el padre, entre ambos puede haber unidad, santidad y amor, es en Él, con Él y por Él.
No hay jerarquías, no son Dioses con uno, es un solo Dios, hay una unión con elevadas
propiedades, el Padre no tiene de quien proceder, es eterno, su imagen es bella, y su don es
gozoso.

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