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Problemas de la poética

de Dostoievski V. LA PALABRA EN DOSTOIEVSKI

T i p o s d e d is c u r s o e n p r o s a . E i , d is c u k s o
P07' EN D o STOIEVSKI

MIJAÍL M. BAJTÍN Algunas observaciones previas


acerca de la metodología

“La p a la b ra en Dos-
H e m o s i n t it u l a d o e s t e c a p it u l o
toievski”, porque en el térm ino palabra sobreentende­
mos la lengua en su plenitud, com pleta y viva, y no
hablam os de la lengua como objeto específico de la lin ­
güística, obtenido m ediante una abstracción absoluta­
m ente legítim a y necesaria de algunos aspectos de la
vida concreta de la palabra. Para nuestros propósitos,
tienen capital im portancia las facetas de la vida de la
palabra, de las cuales se ab strae la lingüística, por eso
nuestros análisis subsiguientes no son de carácter lin­
güístico en el sentido exacto, sino que m ás bien están
relacionados con la translingüística,* entendiendo por
é sta el estudio de los aspectos de la vida de la s p a la ­
bras —todavía no encauzada a una disciplina deteinni-
n a d a —, los cuales, con toda legitim idad, no h a n sido
considerados por la lingüística. Desde luego, las inves­
tigaciones translingüísticas no pueden m enospreciar a
e sta ú ltim a y deben aprovechar sus resultados. T anto

m
la u n a como la otra estudian u n mismo fenómeno con­
creto, sum am ente complejo y polifacético: la p a la b ra,
pero lo e stu d ia n en su s diferentes aspectos y bajo
* En el original de Bajtín aparece el término metaUntíütstica.
Para evitar confusiones con el significado tradicional de esto con­
cepto, se admite aquí la acepción (traiislingliística) dada a dicho
término en la traducción francesa de esta obra, perteneciente a
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Tzvetan Todorov.
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diversos puntas de vista. Deben completarse m utua­ las p articularidades de la e stru ctu ra discursiva de las
mente sin confundirse. Pero en la práctica las fronteras obras de Dostoievski, son ju stam e n te las que nos in te ­
entre estos enfoques se pierden con mucha frecuencia. resan aqui.
Desde el punto de vista de la lingüistica pura no E n la lengua, en tan to que objeto de la lingüistica, no
existen diferenciag esenciales entre el uso monológico y existe ni puede existir ningún tipo de relaciones dialó-
polifónico de la palabra en la literatura. Por ejemplo, gicas: son impasibles tanto en tre elem entos de su siste­
en la novela polifónica de Dostoievski existe un grado m a (por ejemplo, en tre las p alab ras de u n diccionario,
menor muy marcado de diferenciación lingüistica, esto en tre morfemas, etc.) como en tre elem entos del “texto”
es, de diversos estilos de la lengua, de dialectos territo­ dentro de un enfoque estrictam en te lingüístico, no las
riales y sociales, de jergas profesionales, etc., en com­ puede h ab er ni e n tre las unidades de un mismo nivel
paración con muchos escritores monologuistas como L. ni en las de niveles diferentes. Por supuesto, tampoco
Tolstoi, Pisemski, Leskov y otros. Incluso podría parecer pueden darse, desde el punto de v ista e stric tam en te
que los pereoniyee en las novelas de DostoievBki hablan lingüístico, e n tre unidades sintácticas; por ejemplo, en­
en una misma lengua, a saber: en la del autor. Muchas tre oraciones.
personas, entre ellas L. Tolstoi, le reprocharon a Dos­ Las relaciones dialógicas tampoco se dan entre textos
toievski esta monotonía del lengaiye. si se les da asimismo un enfoque estrictam ente lingüís­
Pero el problema es que la diferenciación lingüística tico. C ualquier confrontación p u ram ente lingüística y
y las nítidas “características discursivas” de los perso- cualquier clasificación de textos se abstrae forzosamen­
neyes tienen una mayor importancia artística, precisa­ te de todas las posibles relaciones dialógicas lunlu entre
mente para crear imágenes objetivadas y conclusas de los textos mismos como entre los enunciados.
los hombres. Cuanto más objetual aparezca el persónese, La lingüística conoce, por supuesto, la forma compo-
tanto más claramente se dibiya su fisonomía discursi­ sicional del “discurso dialogado” y estudia sus p articu ­
va. Ciertamente, en la covela polifónica la importancia laridades sintácticas y léxico-sem ánticas, pero lo hace
de la heterogeneidad lingüística y de las característi­ como fenómenos puram ente lingüísticos, es decir, en el
cas discursivas se conserva, pero disminuyen y, sobre plano de la lengua, y puede no referirse en absoluto a
todo, cambian las funciones artísticas de estos fenóme­ la especialidad de las relaciones dialógicas entre répli­
nos. No se trata de la propia existencia de determinados cas. Por eso, al estu d ia r el “discurso dialogado”, la lin­
estilos de lengua, de dialectos sociales, etc., estableci­ güística debe aprovechar los resu ltad o s de la tran s-
dos con criterios puramente lingüísticos; lo que importa lingüfstica.
es btgo qué ángulo dialógico se confrontan o se contra­ De este modo, las relaciones dialógicas son de carác­
ponen en la obra, aunque este ángulo no puede ser es­ te r extralingüístico, pero al m ismo tiem po no pueden
tablecido mediante criterios puramente lingüísticos ser separadas del dominio de la palabra, es decir, de la
porque las relaciones dialógicas, a pesar de que se refie­ lengua como fenómeno total y concreto. La lengua sólo
ran a los dominios de la palabra, no se relacionan con el existe en la comunicación dialógica que se da en tre los
estudio exclusivamente lingüístico ce ésta. hablantes. La comunicación dialógica es la au té n tic a
Las relaciones dialógicas (incluyendo la actitud dia- esfera de la vida de la palabra. Toda la vida de una len­
lógica del hablante en su propio discurso) son objeto de gua en cualquier área de su uso (cotidiana, oficial, cien­
la translingüística. Estas relaciones, que determinan tífica, a rtística , etc.) está com penetrada de relaciones
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dialógicas. Poro la lingüística estudia la ‘lengua” mis­ cio3, pero si el juicio se expresa en dos enunciados de
ma con BU lógic£, dentro de un carácter general, como dos sujetos diferentes, entre estos enunciados surgirán
algo que vuelve posible la comunicación dialógica, abs­ relaciones dialógicas (de asentim iento, de confirmación
trayéndose metódicamente de las propias relaciones etcétera).
dialógicas. Éstas se ubican en el dominio de la palabra, Las relaciones dialógicas son absolutam ente imposi­
puesto que la palabra es dialógica por naturaleza, y por bles sin relaciones lógicas y tem ático-sem ánticas, pero
lo tanto deben estudiarse por la translingüística, que no se reducen a éstas sino que poseen especificidad
trasciende los límites de la lingüística y posee un obje­ propia.
to y propósitos independientes. Las relaciones lógicas y tem ático-sem ánticas, p a ra
Las relaciones dialógicas no se reducen a las relacio­ ser dialógicas, como ya hemos dicho, deben encam arse,
nes lógicas y temático-semánticas que en ai mismas es decir, h an de form ar p arte de otra esfera del ser, lle­
carecen de momento dialógica Deben ser investidas por g a r a ser discurso, esto es, enunciado, y recibir u n a u ­
la palabra, llegar a ser enunciados, llegar a ser posicio­ tor, un emisor de un enunciado determ inado cuya posi­
nes de diferentes sujetos, expresadas en la palabra, para ción este enunciado exprese.
que entre ellas puedan surgir dichas relaciones. E n este sentido, todo enunciado posee u n a u to r a
“La vida es bella.’’ “La vida no es bella.” Estamos quien percibim os en él como tal. Podemos no sab er
frente a dos juicios que poseen una determinada forma n ad a acerca del au to r real tal como existe, las form as
lógica y un determinado contenido temático-semántico de esta au toría real tam bién pueden ser m uy diferen­
(juicios filosóficos acerca del valor de la vida). E ntre tes, alg un a obra puede ser producto de u n trab ajo
estos juicios existe una determinada relación lógica: colectivo, puede crearse por la labor hereditaria de una
uno niega a otro. Pero entre ellos no existe ni puede serie de generaciones, etc., pero de cualquier m an e ra
existir ninguna clase de reladones dialógicas, no están oímos en el enunciado u n a ún ica v o lun tad creadora,
discutiendo entre si aunque pueden ofrecer m aterial u n a determ inada posición a la cual se puede reaccionar
temático y fundamento lógico para ello. Ambos juicios dialógicamente. La reacción dialógica personifica todo
han de ser encarnados para que entre ellos o con res­ enunciado al que reacciona.
pecto a ellos pueda surgir una relación dialógica, pue­ L as relaciones dialógicas son posibles no sólo en tre
dan unirse como tesis y antítesis en un enunciado de enunciados (relativ am en te) completos, sino tam b ién
un solo siyoto que expresaría su posición dialéctica con respecto a cualquier p arte significante del enuncia­
unitaria en este problema. Pero ea este caso no surgen do, incluso con respecto a u n a p alab ra aislad a, si é sta
relaciones dialógicas; sólo si estos dos juicios se distri­ no se percibe como palabra im personal de u n a lengua,
buyen entre dos diferentes enunciados de dos siyetos sino como signo de un a posición ajena de sentido com­
diversos, surgirán entre ellos dichas relaciones. pleto, como re p re se n ta n te de u n enunciado ajeno, es
“La vida es bella." “La vida es bella.” Aquí hay dos decir, si percibimos en ella u n a voz extraña. Por eso las
juicios absolutamente iguales y, por consiguiente, un relaciones dialógicas pueden p enetrar en el in terio r de
solo juicio escrito (o pronunciado) dos veces, pero este los enunciados, incluso dentro de u n a p alab ra aislada
“dos” se refiere únicamente a la expresión verbal y no si en ella se to p an dialógicam ente dos voces (el micro-
al juicio mismo. Es cierto que aquí tam bién podemos
diálogo, sobre el cual ya hemos tenido oportunidad de
hablar de la relación lógica de identidad entre dos ju i­
hablar).
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Por otra parte, las relaciones dialógicas también son oral (skaz) y el diálogo (expresado composicionalmente
posibles entre estilos lingüisticos, entre los dialectos y consistente en réplicas).
sociales, etc., pero sólo en el caso de que éstos se perci­ Todos estos fenómenos, a p esar de sus diferencias
ban como ciertas posiciones de eentido, como una espe­ im po rtantes, se caracterizan por u n rasgo común: la
cie de visiones lingüísticas, o sea, ya no dentro de un palabra en ellos posee u n a doble orientación; como pa­
enfoque puramente lin^ístico. lab ra norm al, hacia el objeto del discurso; como otra
Finalmente, las relaciones dialógicas son igualmente palabra, hacia el discurso ajeno. Si no conocemos este
posibles con respecto al propia enunciado de uno, en su segundo contexto y percibimos la estilización o la paro­
totalidad, con respecto a sus partes aisladas y con res­ d ia tal como se percibe el discurso h a b itu a l, dirigido
pecto a la palabra aislada en el enunciado, en el caso de ta n sólo a su objeto, no comprenderem os la esencia de
que nos separemos de alguna manera de ellos, hable­ estos fenómenos, la estilización se percibirá por nos­
mos con cierta reserva interna, tomemos una distancia otros como estilo, la parodia solam ente como un a m ala
respecto a ellos o desdoblemos la autoría. obra.
En conclusión, recordemos que en un análisis amplio Es menos evidente esta doble orientación de la pala­
de relaciones dialógicas éstas son posibles también bra en el relato oral y en el diálogo (dentro de un a sola
entre otros fenómenos interpretables, si estos fenóme­ replica). El re la to oral, efectivam ente, a veces puede
nos se expresan mediante alguna clase de material sig- ten e r una orientación única hacia su objeto, la réplica
nico, por ejemplo, entre imágenes de otras artes. Pero de un diálogo puede ten der hacia un significado tem á­
estas relaciones subrepasaa los limites de la translin- tico directo e inmediato, pero en la m ayoría de los casos
gUística. ambos e stán orientados hacia el discurso ajeno: aquél,
Se puede decir que el olqeto principal de nuestro exa­ estilizándolo; ésta, tomándolo en cuenta, contestándo­
men, su protagonista, será la palabra bivocal que se lo, anticipándolo.
origina ineludiblemente en las condiciones de la comu­ Los fenómenos señalados tienen u n a profunda y fun­
nicación dialógica, es decir, en las condiciones de la dam en tal im portancia y exigen u n enfoque ab so lu ta­
vida auténtica de la palabra. La üngüfstica no conoce m ente nuevo del discurso que no cabe d en tro de un
esta palabra bivocal, y es precisamente ésta, según exam en estilístico y lingüístico h a b itu a l, porque éste
nuestro parecer, la que debe ser el objeto principal de tom a la palab ra sólo en los lim ites de u n contexto mo-
estudio en el campo de la translingüistica. nológico. Con ello, ésta se determ ina en relación con su
Con esto concluimos nuestras observaciones metodo­ objeto (por ejemplo, la teoría de los tropos) o en relación
lógicas previas. En nuestros análisis concretos siguien­ con otras palabras de un mismo contexto, de un mismo
tes estará claro de qué estamos hablando. discurso (la estilístic a en u n sentido restringido). E n
realidad, la lexicología conoce una actitud algo d istin ta
Existe un grupo de fenómenos artísticos discursivos hacia la palabra; por ejemplo, un m atiz léxico de ésta,
que desde hace mucho tiempo atrae la atención, tanto un arcaísm o o u n provincialismo señala alglín otro con­
de los analistas literarios como de los lingüistas, pero texto en el cual la palabra dada funciona normalmente
que por su naturaleza están fuera del objeto de la lin­ (escritu ra an tigu a, discurso provinciano, etc.), pero se
güística, es decir, son de índole translingüística. Estos tra ta de un contexto lingüístico y no discursivo (en su
fenómenos son: las estilizaciones, la parodia, el relato sentido exacto), no de u n enunciado ajeno sino de un
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material lingüístico impersonal no organizndo en un


enunciado concretc; si el matiz léxico se individualiza
hasta un cierto grado, es:o es, si señala algún enuncia­
do iyeno determinado del cual la palabra determinada
se toma en préstamo o en el espíritu del cual se cons­
tituye, nos enfrentamos ora a la estilización, ora a la
parodia, o a algún fenómeno análogo. Asi, pues, tam ­
bién la lexicología, en realidad, permanece dentro de
los contornos del contexto monoÚgico y sólo conoce la
orientación directa o inmediata de In palabra hacia bu
objeto, sin considerar la palabra lyena, el segucdo con­
texto.
El mismo hecho de la existencia de los discursos do­
blemente orientados, que incluyen como aspecto nece­
sario la relación con el enunciado igono, nos enfrenta a
la necesidad de ofrecer au clasificación completa y ex­
haustiva desde el punto de vista de este nuevo princi­
pio, que no se toma en cuenta ni por la estilística, la
lexicología o la semántica. Es posible persuadirse fácil­
mente de que existe un tercer tipo de discurso además-
de los mencionados, pero éstos (que consideran la pala­
bra ojena), al incluir fenómenos tan heterogéneas como
lo estilización, la parodia, el diálogo, etc., necesiun una
diferenciación. Es preciso señalar sus variantes básicas
(desde el punu> de vista de un mismo principio). Luego,
inevitablemente, surge el problema de la posibilidad y
los modos de combinación do los discursos pertenecien­
tes a diversos tipos dentro de los límites de un mismo
contexto. Con este motivo aparecen nuevos problemas
que se dan en la esfera de la estilística y que todavía no
son considerados por ésta. Para comprender el estilo
del discurso en prosa, estos problemas resultan ser de
importancia primordial.'
Junto con el discurso directo e inmediato, orientado
' La claHincación do tipos y varíanteB del discurso qu« aparece
m.is abnjo no está qempliScada por razón de que en lo sucesivo »e
üfrccc un amplio material de üostoícvski que se adecúa a cada
unn de Ion casos analizados aquT.

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