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Refracción: Uno no solo ve un valor o un solo sentido, sino que por distintas personas, distintos grupos sociales o

distintas situación, la palabra puede tener significados o valores diferentes.

Géneros Discursivos.

Al no manejar determinado género discursivo, inmediatamente no entendemos cierto punto de la realidad y quedamos
excluidos de determinados sectores de la sociedad. Siempre enunciamos a partir de otros enunciados que ya
conocemos. Los problemas surgen de los enunciados. Los enunciados son enunciados de enunciados.

Bachtin define a los géneros discursivos como “enunciados relativamente estables” asociados a esferas de la praxis
social y compuestos por una dimensión temática, una estilística y una estructural o relativa a la composición.

Para designar los géneros hace falta considerar los tipos de discursos que se producen cuando se realizan actividades
más puntuales: El discurso del candidato en acto de cierre de campaña electoral es un género del discurso político.
Bachtin radica en que señala la estabilidad de los géneros discursivos –lo que permite identificar regularidades en el uso
del lenguaje- pero también en que señala la relatividad de esa estabilidad: los géneros discursivos, afirma, “son
enunciados relativamente estables”. Esto significa que no son estructuras estáticas, homogéneas, definidas de una vez
y para siempre. Los géneros son formas dinámicas, ligadas a las prácticas sociales y por lo tanto sometidas a las
tensiones y disputas que las atraviesan, como también a las transformaciones que devienen en la práctica.

Maingueneau sostiene que la historia de una sociedad es en un sentido la de sus géneros discursivos: en un momento
dado, cada uno de sus sectores puede ser caracterizado por la manera en que allí se gestiona la palabra.

Adam y Heidmann proponen la noción de genericidad, la puesta en relación de un enunciado con categorías genéricas
abiertas. Se trata de relaciones que establece el sujeto en la producción y/o en el reconocimiento de efectos de
genericidad, que remiten a la posibilidad de inscribir el enunciado en una clase de discurso. La pertenencia genérica
desde la producción en la interpretación, a este se lo puede colocar en relación con uno o más géneros.

Bronckart habla sobre los géneros discursivos en una comunidad. Según este autor, la práctica de los géneros constituye
un lugar importante de aprendizaje social, que involucra aprendizajes de distinto tipo.

Los géneros discursivos son históricos, lo que hace que se renueven constantemente.

El problema de los géneros discursivos.

El carácter y las formas de uso de la lengua son tan multiformes como las esferas de la actividad humana. El uso de la
lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos) concretos y singulares que pertenecen a los
participantes de una u otra esfera de la praxis humana. Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto
de cada una de las esferas no sólo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, por su composición o
estructuración. Los tipos de enunciados son aquellos a los que denominamos géneros discursivos.

La riqueza y diversidad de los géneros discursivos es inmensa, porque las posibilidades de la actividad humana son
inagotables y porque en cada esfera de la praxis existe un repertorio de géneros discursivos, que se diferencia y crece a
medida que se desarrolla y se complica la esfera misma. Debemos incluir en los géneros discursivos tanto las breves
réplicas de un diálogo cotidiano como un relato cotidiano. La diversidad funcional convierte los rasgos comunes de los
géneros discursivos en algo abstracto y vacío de significado.

Hay que prestar atención a la diferencia, sumamente importante, entre géneros discursivos primarios (simples) y
secundarios (complejos); tal diferencia no es funcional. Los géneros discursivos secundarios (complejos) surgen en
condiciones de la comunicación cultural más compleja, relativamente más desarrollada y organizada, principalmente
escrita: comunicación artística, científica, sociopolítica, etc. En el proceso de su formación estos géneros absorben y
reelaboran diversos géneros primarios (simples) constituidos en la comunicación discursiva inmediata. Los géneros
primarios que forman parte de los géneros complejos se transforman dentro de estos últimos y adquieren un carácter
especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales de otros.

La estilística; todo estilo está indisolublemente vinculado con el enunciado y con las formas típicas de enunciados, es
decir, con los géneros discursivos. Todo enunciado es individual y por lo tanto puede reflejar la individualidad del
hablante (o del escritor), es decir puede poseer un estilo individual. No todos se prestan a absorber un estilo individual.
Los más productivos en este sentido son los géneros literarios. Las condiciones menos favorecedoras para el reflejo de
lo individual en el lenguaje existen en aquellos géneros discursivos que requieren formas estandarizadas. En la gran
mayoría de los géneros discursivos (salvo los literarios) un estilo individual no forma parte de la intención del enunciado.

El vínculo orgánico e indisoluble entre el estilo y el género se revela claramente en el problema de los estilos lingüísticos
o funcionales. En realidad los estilos lingüísticos o funcionales no son sino estilos genéricos de determinadas esferas de
la actividad y comunicación humana. En cualquier esfera existen y se aplican sus propios géneros, que responden a las
condiciones específicas de una esfera dada. Una función determinada y unas condiciones determinadas generan
determinados géneros.

El estilo entra como elemento en la unidad genérica del enunciado. La estilística del lenguaje como disciplina
independiente, es posible y necesario. Su debilidad. No existe una clasificación generalmente reconocida de los estilos
de la lengua.

Los cambios históricos en los estilos de la lengua están indisolublemente vinculados a los cambios de los géneros
discursivos. La lengua literaria representa un sistema complejo y dinámico de estilos; su peso específico y sus
interrelaciones dentro del sistema de la lengua literaria se hallan en un cambio permanente.

En cada época del desarrollo de la lengua literaria, son determinados géneros los que dan el tono, y éstos no sólo son
géneros secundarios, sino también los primarios. Donde existe un estilo, existe un género. La transición de un estilo de
un género a otro no sólo cambia la entonación del estilo en las condiciones de un género que no le es propio, sino que
destruye o renueva el género mismo.

Tanto los estilos individuales como aquellos que pertenecen a la lengua tienden hacia los géneros discursivos.

Se puede decir que la gramática y la estilística convergen y se bifurcan dentro de cualquier fenómeno lingüístico
concreto: si se analiza tan sólo dentro del sistema de la lengua, se trata de un fenómeno gramatical, pero si se analiza
dentro de la totalidad de un enunciado individual o de un género discursivo, es un fenómeno de estilo. La misma
selección de una forma gramatical determinada por el hablante.

Primer apartado: Planteamiento del problema y definición de los géneros discursivos.

Cada enunciado es individual, sin embargo, tienen entre ellos rasgos similares.

Los géneros discursivos son tipos relativamente estables de enunciados que se producen en las diversas esferas de la
actividad social. Por tipos, hay que entender “clases”, “variedades”; por “relativamente estables”, que pueden dejar
mayor o menor lugar a la manifestación de rasgos de estilo individuales, pero, además, que pueden variar a lo largo del
tiempo. Cambia la sociedad, cambian los géneros discursivos que emplea esa sociedad.

Los géneros discursivos son incontables. Lo que se puede hacer es caracterizarlos y clasificarlos.
Caracterización: Todo género discursivo puede ser descripto por tres “momentos”: por su contenido temático, por su
estilo, es decir por el vocabulario empleado y la forma de construcción de las frases, por el empleo de recursos retóricos
diversos, y por su composición o estructuración, o sea, por el modo como se organiza la información.

Clasificación: La única posible clasificación que supere las clasificaciones propias de una determinada esfera, es la que
distingue géneros discursivos primarios (o simples) de géneros discursivos secundarios (o complejos e ideológicos). Los
primeros son aquellos que se producen y circulan en condiciones más inmediatas y cotidianas, no merecen demasiada
reflexión. Los secundarios surgen en condiciones culturales más desarrolladas y complejas y su aprendizaje exige
reflexión consciente. Por otra parte, muchos géneros primarios pasan a formar parte de los secundarios. Para Bajtín una
vez que un género primario “entró” en uno secundario, perdió su relación con la realidad inmediata y pasó a formar
parte de un “acontecimiento artístico”.

Los problemas referidos a la relación de los géneros discursivos con dos disciplinas diferentes: la gramática y la
estilística. Lo que pretende demostrar es que no es posible estudiar seriamente el estilo de un enunciado si no se tiene
presente que todo estilo está íntimamente vinculado a un género discursivo. Los géneros discursivos son dispositivos de
habla que regulan, con normas que varían en el tiempo y en el espacio, la actividad verbal. Con la gramática es posible
estudiar un fenómeno lingüístico cualquiera dentro del terreno de la gramática. Sin embargo, cuando estudio las
prácticas verbales, en cuanto alguien escribe en un enunciado debo considerar los rasgos de estilo que responden a las
restricciones del género discursivo en el que se inscribe ese enunciado.

Segundo apartado: El enunciado como unidad real de la comunicación discursiva. Diferencia entre esta unidad y las
unidades de la lengua (palabra y oración).

Las personas no nos comunicamos por medio de oraciones, sino que las empleamos para construir nuestros enunciados.

Rasgos comunes a todo enunciado:

1) Fronteras: Todo enunciado tiene un principio y un fin.


2) Conclusividad específica: El hecho de que un enunciado termine significa que todo enunciado tiene la
posibilidad de ser contestado, o mejor tiene la posibilidad de tomar una actitud de respuesta en relación con él.
La posibilidad de respuesta está asegurada por tres momentos o factores:
A. Capacidad de agotar el sentido del objeto del enunciado. Esto quiere decir que por más que el objeto
sea inagotable, en cuanto se transforma en tema de un enunciado adquiere una conclusión relativa
que depende de la intención del autor.
B. Voluntad discursiva del hablante. Se elegirá un tema y se lo agotará en distinta medida.
C. Elección de un género discursivo. Las personas no aprendemos a comunicarnos simplemente por la
acumulación de palabras y oraciones, sino que para cada situación aprendemos a desenvolvernos
empleando distintos géneros discursivos. Bajtín refuerza aquí el hecho de que hay géneros más
estandarizados, que no dejan mucho margen para la manifestación del estilo individual, y otros
más libres que, justamente tienen como fin poner de manifiesto el estilo del autor.
3) Actitud del enunciado hacia el hablante y hacia los otros participantes de la comunicación discursiva: Bajtín
hace foco en el carácter dialógico del enunciado. Por dialógico entiende que todo enunciado es un eslabón en la
cadena de enunciados, esto significa que siempre estamos respondiendo a algo dicho anteriormente. El hecho
de tomar posición, de tener una intención, respecto de determinado objeto o sentido es lo que Bajtín denomina
el primer aspecto del enunciado y es el que determina los rasgos “específicos de composición y estilo”. El
segundo aspecto se denomina “momento expresivo”, por el cual el hablante manifiesta una actitud subjetiva
desde el punto de vista emocional. Lo que quiere decir con esto es que no hay enunciados absolutamente
neutrales.
4) La escena de enunciación. Maingueneau.

Se hablará de una escena englobante, una escena genérica, una escenografía.

La escena englobante es la que corresponde al tipo de discurso. Cuando se está ante un género discursivo, se debe ser
capaz de determinar sobre qué escena englobante hay que ubicarse para interpretarlo, de qué manera interpela a su
lector, en función de qué finalidad está organizado. Un co-enunciador se enfrenta con géneros discursivos particulares.

El marco escénico del texto. Él es quien define el espacio estable en cuyo interior el enunciado adquiere sentido, el del
tipo y el género discursivo.

La escenografía.

No es directamente al marco escénico al que se ve enfrentado el lector, es a una escenografía. La escenografía tiene por
objeto hacer pasar el marco escénico al segundo plano. Se trata de ocultar al marco escénico.

La escenografía no es simplemente un marco, un decorado, sino que la enunciación, al desarrollarse, se esfuerza por
poner progresivamente en su lugar su propio dispositivo de habla.

La escenografía implica así un proceso en bucle. El habla supone cierta situación de enunciación. La escenografía es así a
la vez aquello de donde viene el discurso y aquello que engendra ese discurso; ella legitima un enunciado que, a cambio,
debe legitimarla, debe establecer que esta escenografía de donde viene el habla es precisamente la escenografía
requerida para enunciar como corresponde. Todo discurso surge de una relación determinada, vinculada al que escucha.
A medida que se enuncia el discurso, se construye su condición de legitimidad.

Una escenografía no se despliega plenamente a menos que pueda dominar su propio desarrollo, mantener una distancia
respecto del co-enunciador.

Escenografía y género discursivo.

Existen tipos de discursos cuyos géneros implican escenas enunciativas de algún modo establecidas.

Otros géneros discursivos son más susceptibles de suscitar escenografías que se apartan de un modelo preestablecido.

Escenografías difusas y especificadas.

La escenografía es difusa porque remite a un conjunto vago de escenografías posibles de orden científico y didáctico y
no a un género discursivo especifico.

Escenas validadas.

Una escenografía puede apoyarse en escenas de habla que se llamarán validadas, es decir, ya instaladas en la memoria
colectiva. El repertorio de las escenas disponibles varía en función del grupo enfocado por el discurso: una comunidad
de convicción fuerte posee su memoria propia; pero, de manera general, a todo público, así fuera vasto y heterogéneo,
es posible asociarle un stock de escenas que se pueden suponer compartidas. La escena validada no es un discurso, sino
un estereotipo autonomizado y descontextualizado. Las escenas validadas son aquellas que en una sociedad son
fácilmente reconocidas porque son comunes y habituales.

Las tensiones entre las escenas.

Las relaciones entre las diversas escenas pueden resultar potencialmente conflictivas. Enunciar no es solamente
expresar ideas, también es tratar de instalar, de legitimar el marco en su enunciación.

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